el papel de alan turing en la informtica

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Conferencia
XIX Olimpiada Matemática
ALAN TURING Y EL NACIMIENTO DE LA
INFORMÁTICA
SINOPSIS
1.
2.
3.
4.
INTRODUCCIÓN
INFANCIA Y JUVENTUD
HÉROE DE GUERRA
CREACIÓN DE LA INFORMÁTICA Y LA
INTELIGENCIA ARTIFICIAL
5. FINAL DE ALAN TURING
6. REIVINDICACIÓN DE ALAN TURING
7. ALOCUCIÓN FINAL Y DESPEDIDA
Tarazona de la Mancha, 10 de mayo de 2008
Ilustrísimo señor alcalde de Tarazona de la Mancha, Sr. Delegado de la Consejería de
Educación y Ciencia de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Sr. Director
del Instituto de Educación Secundaria José Isbert. Sr. Director del Colegio Público
Eduardo Sanchíz Bueno. Profesores y maestros de matemáticas, y otras disciplinas.
Padres y madres de los participantes en esta competición de matemáticas. Vecinos y
vecinas de Tarazona de la Mancha. Y en último lugar, pero, por supuesto, no de
menor importancia, “Last but no least”, los auténticos protagonistas de hoy, queridos
estudiantes participantes en esta final de la XIX Olimpiada de Matemáticas.
Me planteo desarrollar la siguiente cuestión: “¿Pueden pensar las máquinas?”
…
Así comenzaba el artículo “Computing Machinery and Intelligence”, “Computadores e
Inteligencia”, publicado en el número de octubre de 1950 de la revista Mind, por Alan
Mathison Turing.
Cuando los compañeros, y sin embargo amigos, de la Sociedad de Profesores de
Matemáticas, me plantearon el honor (que, como manda la tradición, diré que inmerecido),
o bien, como también se dice en el lenguaje actual, me pasaron el marrón de realizar esta
alocución con motivo de esta XIX Olimpiada de Matemáticas, se me planteó, como primera
cuestión la elección de un tema apropiado a la ocasión.
En la situación en la que nos encontramos, tenemos a un grupo de jóvenes entusiastas
participando en una competición destinada a estimular el estudio de la ciencia de las
Matemáticas. Unos jóvenes interesados en esta disciplina, unos jóvenes con un futuro por
delante y que, también, quieren saber a donde van. Pero para conocer a donde uno va, a mí
entender, es sin duda, conveniente, saber de donde se viene, y conocer, también, a los
grandes talentos que ha habido en esta disciplina.
El origen de la jovencísima ciencia y técnica que venimos a denominar “informática”, no se
pierde en la noche de los tiempos, y sin embargo, no por ello es muy conocida, incluso por
sus propios integrantes. Es por ello que me pareció atrayente, el realizar un bosquejo de
alguna de las figuras que han contribuido a la forja de esta rama del saber.
En la Galaxia de los astros que han iluminado esta nueva ciencia, a mi entender, brillan de
una manera especial tres nombres, los tres matemáticos: Alan Mathison Turing y Ada
Augusta Byron, condesa de Lovelace, en el campo que hoy conocemos como “software” y
John Louis Von Neumann en el campo denominado hoy como “Hardware”. Estas figuras,
salvando las distancias, y obviamente a una escala mucho menor podríamos decir que
representan para la Informática el mismo papel que Isaac Newton y Galileo Galilei
pudieran representarlo para la Física.
Disertar sobre estas figuras nos llevaría más tiempo del previsto, por lo que dejaremos a
Lady Ada y a Von Neumann como material de desarrollo para otra ocasión. No obstante,
me permitiré, para situarla en su contexto un muy breve párrafo de reflexión referido a la
primera.
En algún libro de Introducción a la Programación, al respecto del lenguaje de programación
Ada, se dice lo siguiente: “Se llama ADA en honor de Ada Augusta Byron, condesa de
Lovelace e hija del poeta inglés Lord Byron”. Por supuesto, cuando leo esta afirmación me
suelo preguntar: ¿Y qué tendrá que ver con la programación el famoso poeta romántico
Lord Byron? ¿No sería más apropiado decir algo así como “la primera programadora de la
historia, creadora de la programación, el concepto de “lenguaje de programación” y, en
general, del concepto de lo que denominamos “software”? ¿Alguien se imagina una
biografía de Albert Einstein en la forma: físico alemán, hijo de Hermann Einstein,
vendedor? Por supuesto, una biografía así levantaría gran revuelo. Una breve reseña
siempre dirá, al menos, “premio Nóbel de física, creador de la teoría de la relatividad”. No
obstante, todavía hoy, incluso nos parece normal que una mujer deba ser recordada en
relación a su padre, su marido o su hijo, antes que por sus propios y merecidos méritos.
=== INFANCIA Y JUVENTUD ===
Volviendo al tema que nos ocupa, Alan Turing nació en Paddington, Inglaterra en 1912.
Sus padres, funcionarios del Imperio Británico en la India, pertenecían a la clase media
acomodada de esta Inglaterra victoriana de principios del siglo XX. Su infancia y juventud
transcurrieron normalmente para dicho entorno. Asistió a una escuela privada, si bien fue
un alumno atípico; era muy malo en inglés y latín y mereció algunos reproches de sus
profesores. Uno de ellos escribió a sus padres:
"Puedo perdonarle su caligrafía, aunque es la peor que he visto en mi vida, y trato de ver
de manera tolerante sus insistentes imprecisiones y descuidos, así como lo sucio de su
trabajo; pero lo que no puedo perdonarle es la estupidez de su actitud hacia las sanas
discusiones del Nuevo Testamento".
Sin embargo, Alan Turing destacó como prodigio en física y matemáticas. Se graduó con
honores en 1934 en la licenciatura de Matemáticas de la Universidad de Cambridge. En
1935 obtuvo una beca del King's College por su trabajo en el teorema del límite central en
probabilidad. En 1936 obtuvo el Premio Smith por su trabajo en teoría de la probabilidad, y
comenzó a profundizar su estudio del décimo problema de Hilbert, que hasta entonces
nadie había podido resolver. También continuó con la práctica de los deportes, y era
frecuente que practicara remo, carreras a campo traviesa y vela en un pequeño bote.
En 1936 obtuvo una beca para realizar el doctorado bajo la dirección de Alonzo Church en
la Universidad de Princeton, en Estados Unidos. Al finalizar el doctorado, Von Neumann le
ofreció un puesto de profesor asistente, sin embargo, decidió volver a Inglaterra, donde
vivió dedicado a la universidad, su interés se centraba en la construcción de una “máquina
automática de cálculo”. Sin embargo, faltaba poco para el inicio de la II guerra mundial.
=== HEROE DE GUERRA ===
Una de las facetas que hacen atractivo el conocimiento de la vida de Turing es su cualidad
de héroe de guerra, y eso a pesar de que en sus tiempos estudiantiles, durante los años 30,
militó en el movimiento pacifista británico. En efecto, contribuyó de manera notable a la
victoria aliada durante la II guerra mundial, auque lo hizo de una manera desconocida, pues
fue dentro del Servicio Secreto Británico. Durante la guerra fue artífice del grupo que
trabajó en “Bletchley Park”, una instalación militar secreta a unos 80 km. al norte de
Londres.
En 1937 era conocimiento común de los servicios de inteligencia de Inglaterra que el
ejército, la marina, y probablemente también la aviación alemana, cifraban sus mensajes de
una manera similar, con base en una máquina llamada Enigma lanzada al mercado en los
años veinte pero que los alemanes continuaban perfeccionando. La máquina Enigma tenía,
además, un fácil manejo para los operadores militares sin conocimientos criptográficos.
Para 1938, el problema de descifrar Enigma se había convertido en el problema principal de
los servicios de inteligencia británicos, y el consenso general era que el problema
permanecería insoluble. Dentro del sistema imperante, en que ningún matemático era parte
del equipo de inteligencia, probablemente habría tenido que ser así. Sin embargo, fue
descifrada, y actualmente se considera que la lectura de la información contenida en los
mensajes que no protegió pudo haber sido una causa fundamental para que la victoria aliada
en la Segunda Guerra Mundial se produjese un año antes de lo que hubiera podido ocurrir
de no haber sido desencriptada por el equipo de Turing.
La máquina Enigma era un dispositivo que utilizaba una combinación de partes mecánicas
y eléctricas y que contaba con un teclado, similar al de las máquinas de escribir, que
controlaba una serie de interruptores eléctricos y un engranaje mecánico. La base de la
supuesta inviolabilidad era la ingeniosa disposición de tres rotores mecánicos e
interruptores eléctricos, que hacía que el mecanismo de codificación cambiase conforme se
iba realizando el trabajo.
Inicialmente un equipo de lingüistas trabajó en la descodificación, con escasos resultados,
hasta que el equipo de matemáticos capitaneado por Turing consiguió romper los códigos
secretos. Muy importante para lograr sus objetivos, junto a sus conocimientos matemáticos,
fueron también sus aficiones: Ajedrez, bridge y crucigramas; probablemente, hoy día lo
serían también los sudokus. En medio de ese esfuerzo, Alan Turing desarrolló también las
teorías fundamentales que levantaron la criptografía, desde el nivel de un saber puramente
empírico que tenía en 1938, al carácter científico y sistemático que hoy ostenta.
Las primeras ideas para la desencriptación las aportaron unos matemáticos polacos que
desarrollaron una máquina mecánica, basada en métodos estadísticos, denominada “la
bomba” para una versión particular de la máquina Enigma. Para el desarrollo de su tarea, el
equipo de Turing, en primer lugar, desarrolló una versión generalizada y más eficiente de
dicha máquina. Los servicios del equipo de Turing condujeron a desentrañar las
comunicaciones de la aviación de una manera rutinaria, pero aún así, los códigos de la
marina seguían resistiéndose. Finalmente, el conocido como “pabellón 8”, bajo la dirección
de Turing, aplicando ideas lógicas y métodos estadísticos más sofisticados, ya en el año
1941, se alzó victorioso, y desde entonces, las órdenes transmitidas entre barcos y
submarinos eran un libro abierto para los aliados, pareciendo que la batalla del mar estaba
ya ganada.
Sin embargo, en 1942, la máquina Enigma fue reforzada con un nuevo rotor, y la Bomba
quedó insuficiente, por lo que construyeron en 1943 el Colossus, un computador digital
programable, aunque no de propósito general, sino diseñado, obviamente, para el
criptoanálisis. Se crearon 10 unidades, que contenían entre 1600 y 2400 válvulas de vacío.
Medía 2,25 metros de alto, 3 metros de largo y 1,20 de ancho. Los datos se le introducían
con cinta perforada y tenía una memoria de 5 caracteres de 5 bits, con lo que podía procesar
5000 pulsaciones de Enigma por segundo. De nuevo, las órdenes cifradas enviadas a
aviones, submarinos, barcos y otras unidades volvían a ser conocidas, lo que resultó
decisivo para la victoria aliada. Turing, por sus contribuciones, recibió la Orden del Imperio
Británico como reconocimiento a su labor. No obstante el reconocimiento no fue público
pues, durante décadas, el trabajo de Turing y el resto del equipo de Bletchley Park se
mantuvo en secreto.
Entre sus muchos servicios, podemos destacar que el 1 de junio de 1944, Colossus descifró
un mensaje crucial, la confirmación de que ejército alemán esperaba una invasión masiva
en Calais. Esta información fue decisiva para que el general Eisenhower decidiera
Normandía como el lugar de desembarco el 6 de junio, el famoso día D. Este desembarco,
masivo y por sorpresa fue el principio del fin de los alemanes.
La máquina Colossus podría e, incluso, debería ser considerada como el primer computador
digital. No obstante tal honor recae, en la actualidad, en la máquina ENIAC construida en
Pennsylvania en 1946, bajo el asesoramiento de Von Neumann, es decir, 3 años más tarde.
La razón es que la existencia de Colossus se mantuvo en secreto. Hasta 1975, por una ley
británica, estaba prohibida la mera difusión de su existencia. En 1960 fue destruida la
última unidad. También se destruyeron planos, esquemas y documentación. Colossus,
oficialmente no existe. Sobre la documentación que todavía se conserva sigue vigente la
calificación de “secreta” que la ley británica establece por un periodo de 100 años.
El hecho de que la máquina Enigma hubiera sido desencriptada durante la guerra
permaneció en secreto hasta finales de los años 60. Esto permitió que al finalizar el
conflicto, los británicos y los americanos pudieran vender las máquinas Enigma sobrantes a
muchos países, que se mantuvieron en la creencia de la seguridad de ésta. Es bastante
probable también que, para el mantenimiento del secreto, influyera el desastre de Coventry;
esta ciudad fue bombardeada masivamente por la Luftwaffe, con 500 bombarderos en
noviembre de 1940, en la operación denominada “Sonata Claro de Luna”, que arrojó más
de 150.000 bombas, ocasionando más de 500 muertos y miles de heridos. Parece ser que el
gobierno de Churchill conocía previamente que el bombardeo se llevaría a cabo, gracias a
la interceptación de los códigos, y no se hizo nada por evitarlo, con el objetivo de que el
enemigo siguiera confiado en su seguridad. Esta circunstancia siempre ha sido desmentida
por el gobierno británico; sin embargo, las pruebas fueron destruidas.
===CREACION DE LA INFORMATICA Y LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL ===
Finalizada la guerra, Turing se dedicó por entero a la, entonces todavía inexistente, Ciencia
de la Informática.
De 1945 a 1948 trabajó en el Laboratorio Nacional de Física. En 1946 propuso el diseño
del ACE, una Máquina de Computación Automática. En dicho diseño proponía añadir un
registro especial donde se guardase la posición de la memoria que se estaba explorando por
el programa, este registro lo denominó “puntero de pila”, y proponía aplicarlo a un nuevo
concepto inventado por él, la subrutina y las bibliotecas de programas. La propuesta de la
máquina fue rechazada, pues el tamaño de la memoria, 1024 palabras se consideró inviable.
En 1949 fue nombrado director delegado del laboratorio de computación de la Universidad
de Manchester y trabajó en el software de una de las primeras computadoras reales, la Mark
I. También trabajó en el desarrollo de la cibernética, y de sus trabajos se derivan
importantes conceptos de sistemas de control, estableciendo el concepto de interfaz.
También practicó deporte. Comenzó a correr largas distancias con frecuencia, sintiendo que
necesitaba el ejercicio. Se sabe que ganó los campeonatos de las 3 y 10 millas de su club y
que quedó en 5º lugar en una maratón de aficionados de 1947. Turing pudo haber estado en
el equipo de atletismo que representó a Inglaterra en las Olimpíadas de 1948, de no haber
sido por una lesión de la cadera que le impidió seguir compitiendo.
Sin embargo, su aportación más famosa es anterior a la guerra, y es el concepto de la
máquina de Turing, que equivale al de algoritmo. El origen de este concepto proviene del
Entscheidungsproblem o problema de la decisión, inicialmente planteado por Leibnitz en
el siglo XVII, pero formalizado por David Hilbert en 1928, en un congreso casi al final de
su vida. Allí planteó tres preguntas, quizá las más importantes para las matemáticas del
siglo XX:
1.
2.
3.
¿Son las matemáticas completas, es decir cualquier proposición puede ser probada
o rechazada?
¿Son las matemáticas consistentes, es decir no es posible demostrar algo falso?
¿Son las matemáticas decidibles, es decir cualquier proposición se puede
demostrar como cierta o falsa tras una secuencia finita de pasos?”
La idea de Hilbert es que la respuesta sería afirmativa para las tres cuestiones. Sin embargo,
en el mismo congreso, Kurt Gödel demostró, por medio de su célebre Teorema de
Incompletitud que las dos primeras preguntas no pueden ser ciertas a la vez para la teoría de
los números. Fue un mazazo para las matemáticas, pues eso significa, en palabras llanas,
que si queremos saber la verdad, y nada más que la verdad, no podremos saber toda la
verdad. La verdad absoluta no existe.
Quedaba la tercera pregunta. En 1936, Alan Turing, en su trabajo “On computable
numbers” introdujo el concepto de Máquina de Turing y definió la Máquina Universal de
Turing, como idea de lo que es un computador programable. A este respecto, nótese que en
los años 30 del pasado siglo, la idea de “computador” remitía a una “persona que realiza
cálculos”, pues la idea de “máquina que calcula” resultaba, entonces, inconcebible. Turing
demostró con esta máquina infernal que la respuesta a la tercera pregunta era un rotundo
NO. Su tesis vino a demostrar que las matemáticas eran un montaje intelectual con la
misma envergadura metafísica que puede tener el juego del ajedrez.
Durante la etapa de Manchester, en octubre de 1950, realizó estudios más abstractos y
escribió su famoso artículo "Máquinas de computación e inteligencia" donde trató la
cuestión de la inteligencia artificial y propuso su famoso experimento.
Con su histórica pregunta, con la que he encabezado esta disertación, “¿Pueden pensar las
máquinas?”, Turing propone revisar los conceptos "máquina" y "pensar". Definir el primero
no plantea problemas, puede ser una máquina de Turing. Para el segundo, eso no es tan
fácil, y en su lugar, propone cambiar la pregunta por otra alternativa.
La base es un juego social de la época, el juego de la imitación. Recordemos que no
existían los juegos de rol, la televisión, ni el Messenger. Este juego necesita tres personas,
un hombre, una mujer y un interrogador. El interrogador se queda en un cuarto, separado
de los otros dos. Para él, el objetivo del juego es determinar cuál de los otros dos es el
hombre y cuál la mujer, por medio de preguntas, y los resultados, bastante tópicos, de las
respuestas.
La traslación propuesta es: "¿Qué pasaría si una máquina tomara un papel en este juego y
un humano otro?". ¿Decidirá el interrogador acertadamente con igual frecuencia, si el juego
se desarrolla de esta manera, que como cuando es jugado por un hombre y una mujer? Esta
pregunta sustituye a la anterior: "¿Pueden pensar las máquinas?".
La cuestión que nos planteamos entonces es: ¿Puede una máquina simular el
comportamiento humano y ser indistinguible? Está claro que todo el mundo convendrá en
que una máquina puede “simular” a un ser humano, no hay disputa en eso. La cuestión
clave es que si la simulación se hace de una manera tan eficaz, que es indistinguible de un
pensamiento “auténtico” para un observador externo, entonces, ¿Cuál es la diferencia?
De acuerdo al principio de identidad de indiscernibles, formulado por Leibniz, sabemos que
no pueden existir dos cosas diferentes, idénticas entre sí. Luego podríamos concluir que una
inteligencia artificial indistinguible de una humana, necesariamente debe ser idéntica.
El juego de la imitación, en esta formulación se conoce, desde entonces, como Test de
Turing. Sobre él se ha escrito mucho, desde el ámbito de las matemáticas, de la filosofía, la
religión, e incluso, la literatura, sobre todo en ficción científica. Recordemos, por ejemplo,
el film de Ridley Scot, Blade Runner, donde un magnífico Harrison Ford, en el papel de
Rick Deckard, cazador de androides, efectúa pregunta a pregunta a los sospechosos, hasta
determinar si son humanos o replicantes. El, así denominado en la película, test VoigtKampff que emplea el agente Deckard, es, en realidad, un remedo del test de Turing.
Al día de hoy, el Test de Turing no ha podido ser pasado por ninguna máquina. Una
aplicación práctica de este hecho se utiliza para la eliminación de accesos automáticos en
páginas web. Los Test de Turing Inverso, o CAPTCHAS se han convertido en práctica
habitual. La prueba más común consiste en introducir un conjunto de caracteres que se
muestran en una imagen distorsionada. Se supone que una máquina no es capaz de
comprender e introducir la secuencia de forma correcta, por lo que solamente un ser
humano podría hacerlo. Son comunes en creación de cuentas de correo y de usuario, por
ejemplo Messenger, Google, Yahoo, etc.
En 1951, Alan turing obtuvo un reconocimiento de la Academia inglesa por su trabajo, al
ser elegido Fellow de la Royal Society; entre sus padrinos estaba el matemático, y Premio
Nobel de literatura, Bertrand Russell.
=== FINAL DE ALAN TURING ===
La vida de Alan Turing es fascinante, pero finalizó de una manera trágica. Turing fue un
genio adelantado a su época, un investigador tan extraordinario que inició una de las
ciencias que, a día de hoy resulta más imprescindible, además de una mente prodigiosa
puesta al servicio de su país, y que contribuyó en buena medida a su victoria en la guerra.
Su entusiasmo por las ideas y su completo desinterés por obtener dinero, poder o fama eran
proverbiales. También es cierto que nunca tuvo consideración por los convencionalismos
sociales, y que vivió siempre como él quiso, eligiendo personalmente sus propios estilos de
vida, aunque sin incomodar a nadie.
Irónicamente, una persona que había realizado hazañas sin paralelo de carácter intelectual,
no habría de estar a la altura de esas capacidades al tener que lidiar con situaciones
personales especialmente comprometedoras en la crisis más grave de su vida. Alan Turing
tenía un gravísimo defecto, era homosexual en una época en que esa diferencia podía
costarle no sólo la repulsa social, sino incluso la cárcel. De hecho, el servicio secreto
británico le tenía bajo vigilancia, pues era poseedor de secretos militares, y considerado
como una posible víctima de chantaje por su orientación sexual, recordemos que eran los
tiempos de la Guerra Fría y el macarthismo.
El triste final de la historia de Alan Turing comienza con un encuentro casual con un chico
de 19 años, famélico y bien parecido, Arnold Murray, desempleado, con pequeños
antecedentes penales, y sin oficio ni beneficio, con el que Alan estableció una relación
intermitente. A fines de enero de 1952, la casa de Alan fue asaltada por un intruso,
probablemente amigo de Arnold, que robó objetos de poco valor. Alan denunció este robo a
la policía, y dos oficiales iniciaron la investigación. Unos días después, los dos detectives
llegarían a interrogar a Alan por un delito diferente, en que él mismo era el imputado, pues
según una ley de 1885, la homosexualidad, considerada como enfermedad y delito, se
castigaba con pena de hasta dos años de prisión. Curiosamente, se definía exclusivamente
en términos del cuerpo masculino, y se aplicaba absolutamente, sin consideración a edad,
intervención de dinero, o carácter privado o público de los actos. A todas las preguntas de
los investigadores policiales Alan contestó inmediatamente la verdad, con lo que los
detectives se dieron el gusto de solucionar su caso en unos pocos minutos, mientras que el
robo original nunca fue resuelto.
Fue acusado y juzgado. Los cargos que le fueron imputados eran de "indecencia grave y
perversión sexual". Convencido de que no tenía de qué disculparse, Turing no se defendió
de estos cargos, su único alegato fue que él no había hecho nada malo. Fue condenado,
privado de sus derechos ciudadanos, y se le dio la opción de escoger: o como delincuente ir
a prisión o como enfermo someterse a un tratamiento hormonal para la reducción de la
libido y “curar” su homosexualidad, en realidad se trataba de una “castración química”.
Finalmente, por desgracia, escogió las inyecciones de estrógenos, hormonas femeninas, un
tratamiento brutal que duró un año, le produjo importantes alteraciones físicas, como la
aparición de pechos, le convirtió en impotente y le provocó una profunda depresión que no
pudo o no quiso superar, tras la injusticia de que estaba siendo objeto. Dos años después del
juicio, en 1954, murió, comió de una manzana envenenada con cianuro. La muerte fue
calificada como suicidio, contaba apenas 42 años.
En su juicio no se tuvo en cuenta su contribución a la defensa de Inglaterra; pues era
secreto militar y no podía ser desvelado. No se tuvo en cuenta su contribución a la
humanidad con la creación de una nueva ciencia; pues nadie era consciente de ello en
aquella época, era demasiado temprano. Pero si no se tuvo en cuenta todo el bien que había
hecho, también es cierto que tampoco lo fue su único alegato, que mal no había hecho
absolutamente ninguno. Su delito fue ser homosexual, y su pecado no arrepentirse. En 1967
cambió la ley británica, y se despenalizó el sexo homosexual consentido; en 1973 la
Asociación Americana de Psiquiatría decidió eliminar la homosexualidad del 'Manual de
Diagnóstico de los trastornos mentales' y urgió a rechazar toda legislación discriminatoria
contra gays y lesbianas. La acción vino motivada tras una completa revisión científica sobre
el tema. Aunque aún hubo que esperar casi otras dos décadas, hasta 1990, para que la
Organización Mundial de la Salud retirara la homosexualidad de su lista de enfermedades
mentales. La condena de Turing ya no volvería a producirse, pero desgraciadamente, eso
llegaba tarde para él.
=== REIVINDICACIÓN DE ALAN TURING ===
La figura de Alan Turing ha sido ampliamente reconocida tras su muerte. La Association
for Computing Machinery (ACM), la más importante asociación internacional en el ámbito
de la Informática, otorga anualmente el Premio Turing a personas destacadas por sus
contribuciones técnicas al mundo de la computación. Este premio, nuevamente salvando las
distancias, está ampliamente considerado como el equivalente del Premio Nobel en el
mundo de la computación. Hasta 50 premios han sido otorgados desde 1966 hasta 2005,
todavía ninguno de ellos español, esperemos que no por mucho tiempo.
En Inglaterra, y principalmente en Manchester, su figura ha sido honrada, existen calles y
plazas con su nombre, y se le han erigido monumentos y estatuas.
También podemos señalar que, en 1976 se fundó una importantísima empresa de
Informática, Apple Computer, su logotipo fue una manzana mordida, y los colores, el arco
iris, recuerdan a la bandera gay. Aunque se le ha preguntado reiteradamente a Steve Jobs,
fundador de Apple, si esto era un homenaje a Alan Turing, nunca lo ha afirmado, pero
tampoco lo ha negado. Aún cuando todo apunta a que esto es simple casualidad,
considerarlo como un homenaje no deja de tener su encanto, incluso, parece ser, para el
propio Steve.
También en la película 2010 Odisea 2, podemos ver al Dr. Chandra, el creador de HAL
9000, en su sobrio despacho, donde el único adorno es un retrato de Alan Turing, es un
pequeño homenaje del director, Peter Hyams y del escritor Arthur Clarke.
La vida de Alan Turing ha sido llevada al teatro y al cine, con notable éxito, interpretada
por el actor Derek Jacobi, con el título de “Breaking the Code”, un juego de palabras en
inglés, que puede traducirse como “Rompiendo los códigos” o “Rompiendo las normas”.
El año 1991, Hugh Loebner, un acaudalado hombre de negocios de Nueva York, puso en
marcha un concurso anual, el Premio Loebner, destinado a premiar con una dotación de
100,000 dólares y una medalla de oro al creador del programa que pasara el test de Turing.
Todavía ningún programa ha conseguido pasarlo, no obstante, anualmente se entrega una
versión de consolación al programa que más (con un subrayado que aparece en las bases
del concurso) se asemeja a un ser humano. Hasta la fecha sólo ha sido otorgada esta versión
reducida. El ganador del año 2006 fue el programa George, creado por Rollo Carpenter,
accesible para chatear por Internet.
A día de hoy, mas de 60 años después, es cierto que cuesta imaginar qué hubiera ocurrido si
Bletchley Park no le hubiese ganado la partida a Enigma, y esto no deja de ser un
arriesgado ejercicio de Historia Ficción, pero lo que sí es cierto es que no hay muchas
figuras en la historia de las que se pueda decir lo que podemos afirmar sobre Turing: Tras
su legado, el mundo nunca volvió a ser el mismo. Así, instalados en la cresta de la
revolución digital, hoy estamos en condiciones de entender la importancia de su obra.
El trabajo de Turing y sus colaboradores no merece seguir siendo un secreto. Es hora de
que en todos los órdenes de la sociedad, y no sólo en los académicos y técnicos, se
reconozca lo fundamental de su contribución al mundo moderno. Para bien o para mal, sin
el trabajo que los hombres y mujeres de Bletchley Park tuvieron que desarrollar en medio
de unas circunstancias tan extremas como las de la guerra más cruenta de la historia del
hombre, ni hoy estaríamos tan preocupados por el e-business, las consolas de videojuegos
de última generación, o la telefonía móvil, ni sobre todo, nos comunicaríamos a través de
Internet, el medio en el que muchos esperan encontrar una herramienta idónea para
construir una sociedad más justa, y en la que el conocimiento esté al alcance de todos.
Como ciudadanos del siglo XXI, tenemos, pues, una importante deuda con la memoria de
Alan Turing. Esta reflexión también debe valer para reivindicar, a través de Turing, a la
injustamente denostada figura del hacker. No en vano, Turing también fue el primer hacker
de la historia.
=== ALOCUCIÓN FINAL Y DESPEDIDA ===
Hemos presentado la vida y la obra de Alan Turing, fundador de la Informática,
matemático, filósofo, hacker, visionario y también gay. Los primeros atributos le
conforman como una figura imprescindible de la investigación de nuestra joven ciencia. El
último lo defenestró para la sociedad de su época. Por supuesto, la condición sexual nada
tiene que ver con su valía científica, pero como decía Ortega, el hombre es él y sus
circunstancias. No tenía nada de lo que arrepentirse, ¿cómo puede alguien desdecirse de su
condición como persona?, y fue víctima de la necedad de su época. Podemos, pues,
preguntarnos, ¿qué habría pasado de no verse truncada su carrera por tan nefasta injusticia?,
o más importante, ¿qué hemos perdido para nuestra ciencia? ¿qué ideas e inventos le
quedaban por descubrir y compartir? Ya nadie lo sabrá.
Sin duda, y como dije al principio, el conocimiento de donde venimos es un paso
fundamental para saber adonde vamos. Los jóvenes estudiantes que hoy compiten en esta
Olimpiada, tienen todo un futuro por delante, que conviene poner en valor. Hoy celebramos
esta XIX Olimpiada Matemática en Tarazona de la Mancha, en el IES José Isbert. Recuerdo
que en el año 1975, todavía vigente el régimen anterior, de triste recuerdo, yo tenía que
salir de Tarazona para cursar la educación secundaria en La Roda, pues no había Instituto.
En 1979 quedé finalista de la Olimpiada Matemática por el distrito universitario de Murcia,
e inicié la licenciatura de Matemáticas en Murcia, pues no había universidad en nuestra
región. Hoy estamos en el Instituto de Tarazona, y disponemos de la Universidad de
Castilla-La Mancha.
Como matemático de formación, e informático de vocación por mi profesión, además de
mis responsabilidades en el gobierno de la Universidad de Castilla-La Mancha, me
permitiréis ofreceros esta universidad como una alternativa para vuestro futuro. Vuestra
decisión de participar en este evento, ya es, de por sí, todo un valor digno de ser tenido en
cuenta. Podéis elegir vuestro futuro, y debéis elegir sabiendo que sois acreedores de
reconocimiento. Debo deciros que a la Universidad de Castilla-La Mancha le interesáis, y
os ofrece una universidad de prestigio, con excelencia reconocida en todos los ámbitos,
tanto a nivel nacional como internacional. En los estudios técnicos, muy apropiados para
quienes tienen la inquietud de presentarse a una olimpiada de matemáticas, disponemos del
Parque Científico y Tecnológico, que ofrece un gran número de salidas profesionales, y con
el cual, en proyectos de investigación y desarrollo, en la UCLM ofrecemos un puesto de
trabajo temporal a casi la mitad de los alumnos titulados como parte de su formación.
Disponemos, en Albacete, entre otros, de los estudios de Informática y los nuevos
aprobados de Telecomunicaciones que iniciarán su andadura próximamente. Las ciencias
entre cuyos padres fundadores, se encuentran Turing, Ada Lovelace, y otros.
Esto os ofrecemos, y podemos preguntarnos ¿qué podemos esperar de los nuevos titulados
en una ciencia cuyos padres fundadores … cuyos padres fundadores, son una mujer y un
homosexual?
Pues podemos esperar … jóvenes inconformistas, rebeldes e iconoclastas; disconformes
con la sociedad en la que están, y que quieren y tienen medios para cambiarla; podemos
esperar: hackers, crackers, ciberactivistas, …, jóvenes que no temen, al igual que Turing, al
ejército más poderoso del planeta, hoy el Pentágono de los EEUU; jóvenes que discrepan
abiertamente de leyes anticuadas; jóvenes que se enfrentan a corporaciones e instituciones
firmemente asentadas, y quizá, con un funcionamiento un tanto obsoleto, como puede ser la
Sociedad General de Autores; jóvenes que dominan la palabra, la expresión y el lenguaje de
la nueva plaza pública del siglo XXI; SMS, MMS, mensajería electrónica, blogs, … no
tienen secretos para ellos. Tienen los medios para cambiar el mundo, que es la ilusión de
todo joven, tienen la inteligencia y tienen la ciencia de Turing.
Jóvenes participantes en esta Olimpiada Matemática, esta es vuestra lección de hoy:
Recordad a Alan Turing, creó una nueva ciencia, y con su ayuda derrotó a la más poderosa
máquina militar de su época, la Alemania nazi; sin embargo fue vencido, humillado y
destruido por los prejuicios de una sociedad pacata y puritana. Devolvámosle su lugar en la
historia, porque la informática le reconoce como su padre. Hoy disponéis de su legado, la
Ciencia de la Informática, el trabajo de Alan Mathison Turing, John Louis Von Neumann y
de Ada Augusta Byron, condesa de Lovelace es vuestro, esa es vuestra herencia; sed dignos
de ella.
Comencé esta disertación con las palabras que inician el artículo “Computing Machinery
and Intelligence”, también me parece apropiado finalizar con sus últimas palabras, que son:
No podemos ver más que a una corta distancia delante de nosotros, pero podemos ver, con
claridad, que queda mucho por hacer.
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