Informe de Coyuntura

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Observatorio Social de América Latina
Publicación electrónica
Informe de Coyuntura
Ecuador
Marzo-Abril de 2008
#ONSEJO,ATINOAMERICANO
DE#IENCIAS3OCIALES
#ONSELHO,ATINOAMERICANO
DE#IãNCIAS3OCIAIS
Documento de trabajo Nº 54
Realizada por
el Comité de Seguimiento
del Conflicto Social y la Coyuntura
Latinoamericana de Ecuador
Coordinación
Mario Unda
Hugo González
© Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales
Se autoriza la reproducción de los artículos en cualquier medio a condición de la mención
de la fuente y previa comunicación al director.
La responsabilidad por las opiniones expresadas en los artículos, estudios y otras
colaboraciones incumbe exclusivamente a los autores firmantes, y su publicación no
necesariamente refleja los puntos de vista de la Secretaría Ejecutiva de CLACSO.
El Observatorio Social de América Latina (OSAL) constituye una iniciativa del
Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) destinado a la promoción
de estudios e investigaciones sobre los procesos de movilización y conflicto social,
las dinámicas de participación y los repertorios de acción de movimientos sociales
y organizaciones populares en los países latinoamericanos y del Caribe. El OSAL
promueve el debate académico entre los investigadores e investigadoras sociales
de la región. Además, estimula el diálogo entre las instituciones de investigación,
las universidades y los movimientos sociales, sindicatos y organizaciones populares
que actúan en la defensa de los derechos humanos y sociales.
La realización de una pormenorizada cronología mensual del conflicto social en
19 países de América Latina y el Caribe constituye una de las principales iniciativas
desarrolladas por el OSAL. El documento aquí presentado constituye uno de los
resultados de este trabajo de documentación y registro llevado a cabo en el marco
del programa. Se trata de un documento de trabajo en el que se sintetizan las
principales acciones de movilización y protesta social llevadas a cabo durante el
mes indicado en uno de los 19 países relevados.
La cronología presentada ha sido elaborada por alguno de los diversos Comités
de Seguimiento del Conflicto Social que conforman el OSAL, cada uno de los
cuales, bajo la coordinación de un equipo de investigación que forma parte de
la red institucional de CLACSO, lleva a cabo el trabajo de registro en uno o más
países de la región.
Comités de Seguimiento del Conflicto y la Coyuntura Latinoamericana
PAIS
INSTITUCION
RESPONSABLES
Guatemala
FLACSO
Simona Yagenova
Mario Castañeda
Colombia
Escuela Nacional Sindical
Guillermo Correa
Diana Cárdenas
Paraguay
Centro de Documentación de Estudios
Quintín Riquelme
Ecuador
CIUDAD
Mario Unda
Hugo González
Bolivia
CIDES – UMSA
Dunia Mokrani Chávez
Pilar Uriona Crespo
Chile
ARCIS
Juan Carlos Gómez Leyton
Perú
Instituto de Estudios Peruanos
Ramón Pajuelo
Brasil
LPP
Roberto Leher
Argentina y Uruguay
PIMSA (Argentina)
María Celia Cotarelo
México
UNAM
Massimo Modonesi
Lucio Oliver
Panamá, El Salvador, Nicaragua
Honduras y Costa Rica
CELA (Panamá)
Marco A. Gandásegui, h.
República Dominicana
y Puerto Rico
Centro Juan Montalvo
(Rep. Dominicana)
Mario Serrano
Juan Luis Corporán
Venezuela
PROVEA
Marino Alvarado
Marco Antonio Ponce
Ecuador
Informe de coyuntura
Marzo-abril de 2008
Ecuador en el espejo del Plan Colombia
(la conflictividad en marzo y abril de 2008)
Mario Unda y Hugo González
Los meses de marzo y abril estuvieron marcados por el ataque del ejército colombiano a
un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucinarias de Colombia (FARC) en
Angostura, unos pocos kilómetros adentro del territorio ecuatoriano. Este hecho, en el
que murieron el comandante de las FARC Raúl Reyes, una veintena de guerrilleros,
cuatro estudiantes mexicanos de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM) y un ecuatoriano colaborador de la guerrilla colombiana, fue perpetrado en las
primeras horas del 1 de de marzo, apenas pasada la medianoche, y (entre otras cosas)
permitió poner en perspectiva las implicaciones y los impactos que el conflicto
colombiano tiene para el Ecuador.
En el ámbito regional: en primer lugar, el nuevo momento del Plan Colombia y la
profundización de la estrategia del gobierno colombiano frente al Ecuador: buscar
involucrarlo de cualquier manera, contando con el sostén de Estados Unidos; y, en
segundo lugar, la visibilización de su carácter regional.
En el ámbito nacional: en tercer lugar, el papel de la base Manta en el conflicto (y
eventualmente contra el Ecuador); en cuarto lugar, la función de los organismos de
inteligencia y su más que relativa autonomía respecto al gobierno; y, en quinto lugar, la
vinculación regional de los conflictos políticos nacionales.
1. El nuevo momento del Plan Colombia y la visibilización de su carácter regional
El Plan Colombia parece haber entrado en una fase de escalada, tanto militar como
diplomática, una fase que busca la regionalización del conflicto y que muestra de qué
modo los factores envueltos en el conflicto se encuentran ya regionalizados.
Por un lado, las posibilidades de soluciones políticas se debilitan y se esfuman, y eso se
muestra dramáticamente en el vía crucis de los rehenes y en la visible voluntad del
gobierno de Uribe en torpedear el intercambio humanitario. Por otro lado, el gobierno
colombiano parece dispuesto a llevar la vía militar a su relación con los vecinos,
especialmente con Ecuador y Venezuela, con el apoyo explícito, diplomático y
logístico, del gobierno norteamericano.
La justificación de Uribe repite la doctrina de ataques preventivos esgrimida por la
administración Bush en su invasión de Irak, y enlaza las motivaciones reeleccionistas
del presidente colombiano con las motivaciones estadounidenses de poner un freno al
Ecuador – Informe de Coyuntura Marzo-Abril 2008 – OSAL
avance de los gobiernos progresistas en América del Sur, gobiernos que vienen
cuestionando de modos diversos las formas que asumieron las relaciones (quasi
neocoloniales) de dependencia en el reciente período neoliberal (a partir de 1980-81)1.
Pero el momento político que vive América Latina otorga aún más importancia al Plan
Colombia dentro de la estrategia norteamericana. Sudamérica entera, con la sola
excepción de Colombia y Perú, ha realizado un notorio giro hacia la izquierda,
produciendo una oleada de gobiernos progresistas sustentados en aquello que se ha
llamado «las nuevas izquierdas latinoamericanas»2.
Si bien la mayoría de ellos no ha seguido la orientación confrontativa de Hugo Chávez,
han desarrollado, en diversos grados, políticas más soberanas que buscan recobrar
espacios de negociación y cierta autonomía en la definición de las políticas económicas
e internacionales (y, quizás, también en las políticas militares), hasta hace poco atadas a
los intereses geopolíticos del estado norteamericano y a las “recomendaciones” de los
organismos financieros internacionales. El reciente triunfo de Lugo en Paraguay no ha
hecho más que acentuar la “soledad” del imperio.
Entonces, a través del Plan Colombia, el gobierno colombiano se convierte en una
importante punta de lanza para el tipo de presencia que los Estados Unidos han
construido en América Latina después de la caída del muro de Berlín y, sobre todo,
después de la caída de las Torres Gemelas. Porque resulta evidente que –sobre todo
después del ataque en Ecuador– el Plan Colombia es ahora fundamentalmente una baza
que pretende utilizarse contra los gobiernos progresistas, sobre todo el de Venezuela y,
quizás no sólo por las circunstancias geográficas, el de Ecuador.
Con todo, el propio Plan Colombia parece jugar un rol auxiliar, más aún después de que
se ha anunciado la reentré de la IV Flota, restablecida tras un largo receso, después de
ser desactivada en 1950. El anuncio se hizo “en la primera semana de abril, casi un mes
después que el territorio de Ecuador fuera atacado con bombas y tecnología de Estados
Unidos y por presión suya”3.
Así, el ataque colombiano en Angostura dio paso a la visibilización de un conflicto de
carácter regional que sobredetermina mucho de lo que ocurre hoy por hoy en el
continente. La reunión de la Organización de los Estados Americanos (OEA) lo mostró
con claridad: mientras la mayoría de gobiernos reivindicaban el respeto a la soberanía
territorial de las naciones, Colombia y Estados Unidos quedaban aislados en su defensa
del pretendido derecho a atacar otros países con el pretexto del combate al terrorismo.
Pero la OEA también mostró que en conflictos de tales contenidos se topa con límites
serios: que son puestos por los intereses geopolíticos norteamericanos.
1
Al respecto, pueden consultarse los artículos aparecidos en el número 66, abril de 2008, de Le Monde
Diplomatique, edición colombiana, especialmente “Juegos de poder en la frontera”, de Adriana Rossi (pp.
6-7); “Auge de la ‘solución’ militar”, de Carlos Gutiérrez (pp. 4-5); “Plan Colombia e integración
regional”, de Carlos Gambetta (p. 3).
2
Ver por ejemplo la serie de José Natanson “Siete preguntas y siete respuestas”, publicada en el diario
argentino Página 12, entre el entre el 2 de marzo y el 13 de abril de 2008 (www.pagina12.com.ar).
3
Fidel Castro: “Respuesta hemisférica yanqui: La IV flota de intervención”, publicado el 5 de mayo de
2008 (www.argenpress.com.ar).
2
Ecuador – Informe de Coyuntura Marzo-Abril 2008 – OSAL
En este contexto, especialmente significativa ha sido la posición asumida por el
gobierno brasileño, que, de mediador en las reuniones del grupo de Río y de la OEA,
pasó a liderar de modo abierto los más fuertes intentos que se han dado en los últimos
años por retomar seriamente una propuesta de integración sudamericana; incluso por
primera vez se aborda el tema militar, con la propuesta de creación del Consejo de
Seguridad Sudamericano. Si bien el propio gobierno brasileño se ha encargado de
señalar que no se trata de una alianza militar al estilo de la Organización del tratado del
Atlántico Norte (OTAN), es evidente que cuestiona uno de los aspectos más visibles del
control norteamericano en la región4. La propuesta fue inmediatamente acogida por
Ecuador y Venezuela, y desestimada por Colombia.
2. Los reflejos del Plan Colombia
Casa adentro, el ataque colombiano ha causado fuertes remezones en diversos frentes,
sacando a luz nexos y vinculaciones que hasta entonces se mantenían ocultos, a pesar de
haber sido mencionados desde tiempo atrás.
Uno de ellos tiene que ver con el papel de la base de Manta. Negociada supuestamente
para ser utilizada sólo en la “lucha contra el narcotráfico”, jugó casi desde el inicio un
papel de “policía marina” para detener los flujos subrepticios de migrantes a través del
océano.
Con posterioridad al ataque de la madrugada del 1 de marzo, el hasta entonces ministro
de Defensa, Wellington Sandoval, denunció que la información de espionaje que se
realiza desde la base aérea de Manta “no es compartida con el Ecuador” (1 de abril), lo
que fue reafirmado por su sucesor, Javier Ponce (9 de abril). Y no sólo eso, sino que se
deja entrever que por lo menos un avión norteamericano salió de la base Manta en la
noche del 29 de febrero y pudo haber participado en la incursión militar contra territorio
ecuatoriano (20 de marzo).
Sin embargo, esto pone en cuestión no solamente la presencia de la base de Manta y su
continuidad (de todas formas, el gobierno ecuatoriano ya había anunciado desde el
inicio que no renovará el convenio, reafirmando los planteamientos hechos durante la
campaña electoral). En el trasfondo se mueven los vínculos de los organismos de
inteligencia.
En efecto, las denuncias hechas por el propio presidente Rafael Correa, desnudan los
nexos de los organismos de inteligencia del Ecuador con la CIA norteamericana y con
sus similares colombianos, con quienes mantenían fluido intercambio de informaciones;
algo visto como normal por esos organismos y por sus cabezas dirigentes, finalmente
formados en las doctrinas de la contrainsurgencia.
4
Ver: Dario Pignotti: “El proyecto de defensa regional de Brasil”, en Le Monde Diplomatique, número
citado, pp. 8-9; “Crear una política propia de defensa no es ir contra EE.UU.”, entrevista con el ministro
de Defensa de Brasil, Nelson Jobim, en El Comercio, 1 de mayo de 2008, p. 1-7; “El ministro de
Defensa de Brasil, Nelson Jobim, aseveró este miércoles en entrevista exclusiva con TeleSUR, que el
naciente Consejo de Defensa Suramericano será un mecanismo para seguir profundizando la integración
de la región”, en: http://www.telesurtv.net/noticias/secciones/nota/index.php?ckl=28139-NN.
.
3
Ecuador – Informe de Coyuntura Marzo-Abril 2008 – OSAL
Pero el corolario, casi diríamos necesario, de estos vínculos es que la información fluye
más rápida y diligentemente entre organismos de inteligencia de los diversos países que
entre estos organismos y los gobiernos democráticos (por lo menos, al parecer, si estos
gobiernos no siguen los mandamientos de las políticas de contrainsurgencia y de la
llamada “seguridad nacional”). Es decir, los organismos de inteligencia han mantenido
una más que relativa autonomía respecto de los gobiernos democráticos, sustrayendo un
campo de vital importancia a la soberanía política de las naciones.
Todo esto se tradujo en un cambio del ministro de Defensa, del jefe de la inteligencia
militar y, en fin, de todo el alto mando de las fuerzas armadas y de la policía. Ya habrá
de verse más adelante hasta dónde avanzan los anuncios de cambio en un área tan
“sensible”.
Ahora bien: estas segmentaciones extranacionales en los vínculos no es algo que se
haya verificado únicamente en los organismos de inteligencia militar y policial. La
sociedad entera parece estar tensionándose por fuerzas semejantes. Los gremios
empresariales del comercio criticaron la ruptura de relaciones diplomáticas
argumentando que iba a entorpecer el comercio y que, finalmente, el ataque ocurrió a
pocos kilómetros frontera adentro: la soberanía medida por el rasero de los cálculos
mercantiles.
La prensa, jugando a los equilibrios equidistantes del “justo medio”, defendía la
soberanía violentada, según ella, igual por el ejército colombiano que por las FARC;
una posición que, al final, iba a hacer suya el propio presidente Correa. Al mismo
tiempo se hacía eco con poca o ninguna criticidad de las acusaciones lanzadas por el
gobierno colombiano y los comentarios de ciertos medios de prensa internacional (como
El País de España o el Miami Herald), al reproducirlas sin comentario alguno, para
argumentar más tarde que el gobierno ecuatoriano debe desvirtuar las acusaciones,
olvidando un principio básico del derecho liberal: es el acusador quien debe probar sus
acusaciones.
En este tenor, dio la pauta para la recomposición del discurso de la derecha,
desconcertado en un principio por la alta popularidad que concitó el gobierno con su
política de defensa de la soberanía y con su ofensiva diplomática en la región. Como
era de esperar, fue Sociedad Patriótica quien llevó la orientación hasta sus últimas
consecuencias: envió a dos de sus asambleístas a Bogotá para recabar información y
entrevistarse con los ministros colombianos del Interior y de Justicia. Sociedad
Patriótica ha acusado al gobierno de tener vínculos con las FARC y de utilizar el
conflicto con Colombia para distraer la atención de la ciudadanía.
Gramsci decía que en determinadas circunstancias los partidos que se encubren con
retórica patriótica son en realidad un “partido del extranjero”5. Incluso un observador
poco informado no podría dejar de notar el modo en que los argumentos de Uribe eran
reproducidos, con poco más o menos, por fuerzas políticas locales. Se vuelve evidente
así que estamos atravesados por conflictos políticos que sobrepasan las fronteras y son,
de hecho, regionales.
5
Antonio Gramsci: Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el estado moderno, Ed. Juan Pablos,
México, 1975.
4
Ecuador – Informe de Coyuntura Marzo-Abril 2008 – OSAL
Los actores, en consecuencia, se redefinen al calor de fronteras que van más acá y más
allá de las fronteras nacionales. En estos trances, el gobierno reafirmó su voluntad de no
involucrar al Ecuador en el conflicto colombiano y su negativa a calificar a las FARC
como “terroristas”, y logró concitar no sólo el respaldo anónimo de la mayoría
ciudadana, sino también el respaldo de organizaciones y movimiento sociales, entre
ellos del movimiento indígena, que realizó una importante marcha para defender la
posición soberana del gobierno. Un encuentro posible que luego sería desestimado por
el propio presidente.
En fin: el ambiente social generado por el conflicto fue el marco en el cual la Asamblea
Constituyente aprobó los primeros artículos de la nueva Constitución –referidos,
justamente, a la soberanía y a la proscripción de la presencia de bases militares
extranjeras en territorio ecuatoriano.
Fuentes utilizadas: Cronología de conflictos, realizada sobre la base de la información aparecida en los
diarios El Universo de Guayaquil y El Comercio y La Hora de Quito; además, se han consultado El
Telégrafo de Guayaquil, Ecuador inmediato (www.ecuadorinmediato.com), Le Monde Diplomatique,
Telesur (www.telesurtv.net), y Argenpress (www.argenpress.com.ar).
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