Libro Complementario Centro Intl. Para el Estudio de la Escuela Sabática WWW.PMMINISTRIES.COM El suplantador Génesis 25: 19"'29:30 CAPÍTULO 10 Para el 9 de Diciembre del 2006 ADEMÁS DE LA HISTORIA de los hijos de David, la historia de Jacob y Esaú ofrece el ejemplo clásico de la lucha entre hermanos por el dominio de la familia, algo que viola uno de los principios fundamentales del mundo bíblico. El símbolo de esa lucha fue el derecho de la primogenitura. Muchos comentaristas y lectores de la Biblia se concentran en lo que ven como las dimensiones religiosas del derecho de la primogenitura, a menudo limitando el conflicto a quién sería el antepasado del Mesías. Pero la problemática fue más amplia y se ha extendido a las generaciones subsiguientes. También causó división en la familia de Jacob, simplemente por la clase de persona que era. En primera instancia, Rebeca era estéril. Es la tercera vez que el tema de la esterilidad aparece en Génesis. Es como si Dios estuviera haciendo tan difícil Como fuera posible la continuación biológica del linaje prometido con el propósito de recordarles que el cumplimiento de la promesa dependía de él. El caso es que Isaac oró para que Rebeca tuviese hijos (Gén. 25:21). Cuando al fin concibió, dio a luz gemelos. Los bebés naturalmente se mueven dentro del útero cuando alcanzan cierto nivel de desarrollo, como descubre muy pronto cualquier madre. Pero los movimientos de los hijos de Rebeca eran inusual es. De hecho, sus movimientos serpenteantes y violentos la atemorizaban. Parecía que estaban luchando entre sí (vers. 22). Las Escrituras toman esta lucha entre los gemelos tan seriamente, que representan el Conflicto entre éstos como si hubiera comenzado antes del nacimiento. Rebeca buscó una explicación de Dios mismo, Y le dijo: "Si esto es así, ¡para qué vivo yo?" Las Escrituras no explican cómo contactó al Señor, si a través de la oración o de alguna otra manera. Sólo declara que, cuando consultó al Señor, él le respondió por medio de un poema de dos versos de dos hemistiquios: "Dos naciones hay en tu seno, / y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas; El un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, / y el mayor servirá al menor" Gén. 25:23 La última línea habría sido alarmante en el mundo antiguo. El hijo menor siempre servía al mayor, y el primogénito tenía un lugar especial en la familia. 58 El orden de nacimiento determinaba el estatus de un hijo. Tanto la costumbre como la ley bíblica le otorgaban al primogénito privilegios especiales (ver Gén. 48:13, 14, 17,18; Deut. 21:15-17; 2 Crón. 21:3). Pero las Escrituras invirtieron el modelo. y este oráculo divino motivará las acciones de la madre y del hijo menor de aquí en adelante. Aunque Esaú entró primero al canal de nacimiento, Jacob demostró simbólicamente el carácter que siempre tendría al aferrarse al talón de su hermano. En su afición por el típico juego de palabras de su cultura, Rebeca llamó al segundo bija "Jacob", en alusión al hecho de que se había aferrado al pie de su hermano. La palabra no significa en realidad "talón"; sólo tiene un sonido similar a dicha palabra hebrea. Esaú vende su primogenitura Esaú se convirtió en un hábil cazador que vivía a la intemperie, mientras que Jacob, con una personalidad más tranquila, pasaba la mayor parte de SU tiempo en el campamento (Gén. 25:27). Parece que estaba a cargo del rebaño de la familia. Cada gemelo era el favorito de uno de sus padres. La afición de Isaac por la caza lo acercaba a Esaú, y Rebeca se inclinaba más por Jacob (vers. 28). Un día Jacob preparaba un guiso en el momento en que Esaú regresaba hambriento de una expedición de caza. Éste le rogó: l/Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo" (vers. 30).59 Jacob le respondió: "Véndeme en este día tu primogenitura" (vers. 31). l/He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?", dijo Esaú (vers. 32). El hermano mayor era impulsivo y no se preocupaba por el futuro. El menor tenía firmes rasgos de carácter que rápidamente lo convirtieron en un hombre calculador y engañoso. Para darle algo de su guiso de lentejas a su hermano, Jacob le pidió a Esaú que le diera su primogenitura a cambio (vers. 33). En Israel, el orden de nacimiento tenía implicaciones religiosas, incluyendo el papel de líder espiritual de la familia. Al menos en otras culturas, la primogenitura podía ser vendida o transferida. 60 Es muy probable que el incidente ocurriera mientras Jacob estaba a cargo de los pastores de la familia. Dado que Jacob supervisaba el trabajo de éstos, quizá tenía la autoridad de concretar un acuerdo con su hermano. Además, los otros pastores podrían actuar como testigos del acuerdo. Los lectores modernos no logran captar el significado completo de la lucha que acababa de comenzar entre Jacob y Esaú (y se multiplicaría entre los hijos de Jacob). El mundo moderno occidental considera la unión entre esposo y esposa como el vínculo social más fuerte. Pero en el mundo bíblico e incluso en muchas culturas de hoy, la unión más poderosa existe entre hermanos. Si alguien se veía obligado a elegir entre las demandas de una esposa y las de un hermano, las relaciones entre hermanos tenían prioridad. 61 La familia de Jacob era disfuncional, no sólo en un sentido moderno, sino aun más en su propia cultura. Otra gran hambruna golpeó a Canaán, e Isaac aparentemente intentó encontrar refugio en Egipto, tal como lo había hecho su padre. Dios le dijo que no fuera, sino que residiera en el territorio de Abimelec, y luego repitió la promesa que le había hecho a su padre (Gen. 26:1-5). Isaac se estableció en Gerar. Las familias a menudo transmiten sus peores defectos de una generación a otra, y lo vemos ilustrado aquí. Del mismo modo que su Padre, Isaac temió que el gobernante local lo matase para robarle a su esposa. Isaac decidió utilizar la misma artimaña que su padre había empleado. Le pidió a la atractiva Rebeca que simulara ser su hermana. Pero Abimelec descubrió la verdad cuando vio a través de una ventana que Isaac acariciaba a su esposa. Naturalmente, el gobernante se disgustó (vers. 6-11). El engaño es un tema continuo en el libro del Génesis, comenzando con Satanás en el Jardín del Edén. Cada generación es tan imperfecta como la anterior. Pero el Señor no abandonó a ninguno de ellos. En el incidente de Génesis 26, "vemos cómo las promesas hechas inicialmente a Abraham se cumplieron incluso más abundantemente en la vida de Isaac. Una vez más, no siempre fue el resultado de sus virtudes, sino a pesar de sus errores. Los titubeantes pueden experimentar las bendiciones divinas tanto como los que responden al llamado de Dios con gran confianza. Todavía más, la gracia de Dios es más evidente en las vasijas más débiles (1 Cor. 1:27-31; 2 Coro 4:7)".62 Surge el embustero Dios le había dicho a Rebeca que Esaú serviría a Jacob, pero ella no esperó que Dios cumpliera su promesa a su manera. Decidió ayudar al cumplimiento profético. Las fuentes antiguas a menudo describen hasta qué punto una madre que había sido estéril promovía a sus hijos varones, 63 pero Rebeca se centró sólo en uno de sus hijos. Isaac, inconscientemente, precipitó la intervención de ella por su duplicidad en el trato con sus hijos. Estaba decidido a darle a su hijo favorito, Esaú, la bendición especial. Aquella bendición, que consistía en una promesa de bienes terrenales, era el mayor honor que alguien podía recibir. "Tales bendiciones significaban más que buenos deseos; en cierto sentido eran capaces de otorgar lo que el patriarca confería".64 Isaac hizo un plan para conferir la bendición a Esaú, pero sin que Rebeca se enterara sino hasta después. Así luego podría celebrar la ocasión, aspecto vital de cualquier evento importante. Llamó a Esaú, y le ordenó que cazara un animal y le preparara una comida. Entonces le daría la bendición especial (Gén. 27: 1-4). Como se vio anteriormente los antiguos consumían poca carne, porque aquello implicaría utilizar parte del patrimonio familiar. Por medio de la caza podían variar su alimentación sin la pérdida de ganado. Las personas celebraban los eventos importantes con un banquete. Isaac deseaba honrar de esta manera la bendición que daría a Esaú, por lo que envió a su primogénito a cazar. Además, al utilizar un animal salvaje no tendría que responder a la pregunta de Rebeca: ¿Por qué mataron un animal del preciado rebaño? Isaac afirmó que deseaba hacer esto porque no sabía cuándo moriría. Según la costumbre, un padre llamaba a todos sus hijos para bendecirlos desde su lecho de muerte. Pero Isaac sólo convocó a Esaú. De muchas maneras, ambos hijos se convirtieron en víctimas de una lucha silenciosa entre sus padres. Desgraciadamente, Rebeca alcanzó a escuchar el plan de Isaac. Quizá había estado vigilando todo lo que su esposo y Esaú hacían juntos. Inmediatamente buscó a su hijo favorito, Jacob, y trazó su Propio plan para obtener una bendición para él. Jacob le llevaría primero la comida a Isaac y recibiría la bendición (vers. 5-10). Jacob estuvo de acuerdo con ella, aunque se dio cuenta que había un problema. Esaú tenía mucho más vello corporal, y aunque la visión de Isaac había disminuido con la edad (vers. 1), no había perdido su sentido del tacto. Su padre podría descubrir el engaño y convertir la bendición en maldición (vers. 12). Rebeca no se preocupó. "Hijo mío, sea sobre mí tu maldición; solamente obedece a mi voz" (vers. 13). Tristemente, sus palabras se convirtieron en realidad. Ya hemos sido testigos de un patrón familiar de engaño. Ahora se intensifica en el nieto de Abraham. Podríamos llamar a Jacob un personaje embustero, figura literaria muy popular en varias partes del mundo." Muchas culturas admiran al embaucador, como el coyote embaucador de las leyendas de los indios norteamericanos. Las Escrituras no aprueban las características engañosas de Jacob, pero no las condenan explícitamente. En Jugar de ello, el escritor bíblico nos deja ver las consecuencias de esa conducta para que luego saquemos nuestras propias conclusiones. La carne de un animal salvaje es dura y con un fuerte sabor. Las personas guisaban esa carne para ablandada y luego la cocinaban con hierbas y especias para darle un mejor sabor. Rebeca utilizó esas especias para encubrir el hecho de que Jacob le había llevado a su padre carne del rebaño familiar. También cubrió los brazos de su hijo con pieles de animales para ocultar su piel suave. El plan de Rebeca funcionó. Madre e hijo engañaron a Isaac con el fin de que Jacob recibiera la bendición especial (vers. 5-29). Las palabras de bendición de Isaac son como un eco del oráculo divino que Rebeca recibió antes del nacimiento de los gemelos. Esto le recuerda al lector que, aunque las personas recurren al engaño, Dios todavía controla los acontecimientos. La bendición se centraba en la fertilidad y el dominio (vers. 28, 29). Jacob logró engañar a Isaac por causa de la ceguera física de su padre. Pero la parcialidad de Isaac hacia Esaú lo había cegado de otras maneras. De hecho, toda la familia estaba ciega espiritualmente. Jacob acababa de salir cuando Esaú llegó y descubrió lo que había sucedido. Isaac se estremeció "grandemente" al darse cuenta que le había otorgado la bendición al hijo equivocado (vers. 33). Esaú quedó devastado al saber lo que había ocurrido (vers. 34).66 Puede haber desestimado el honor de la bendición en el pasado, pero ahora, al saber que lo había perdido, quedó tan abrumado que rogó a su padre que lo bendijera también a él (vers.34). Los personajes bíblicos creían que, una vez que se había otorgado una bendición o maldición, no podía ser anulada. Por eso, Isaac no veía ninguna posibilidad de deshacer lo que ya estaba hecho. Pero bendijo a Esaú. Los términos que utiliza también tocan los temas de la fertilidad y el poder, pero como si fuera a través del reflejo de un espejo. Y serviría a Jacob hasta que se separaran (vers. 39, 40). "El pobre sustituto de una bendición difícilmente alivió el dolor, puesto que estaba destinado a servir a su hermano menor".67 Isaac había llamado a Jacob "mi hijo" siete veces, pero ahora aplicó ese término a Esaú una sola vez. ¿Se habría distanciado emocionalmente de su hijo favorito? Jacob había tomado tanto la primogenitura como la bendición de Esaú (vers. 36). Comprensiblemente, Esaú se puso furioso y juró vengarse. Isaac había dado a entender que su muerte estaba cercana (vers. 2). Tan pronto como su padre muriera, amenazó Esaú, mataría a su hermano (vers. 41). Sin embargo, Walter Brueggemann señala que, en las Escrituras, el hermano de Jacob "es tratado cuidadosa y respetuosamente a lo largo de toda la narración".68 Aunque el escritor bíblico mencionó la ira de Esaú, lo hizo "sin criticarla y no sin justificada".69 Al saber de la ira de Esaú, Rebeca entendió que debía llevar a un lugar seguro a Jacob hasta que el enojo de su hermano se disipara. Podía permanecer por un tiempo con su propio hermano, Labán, en Harán (vers. 41¬45). Pero debía tener alguna clase de excusa para enviado allá. Las personas en el mundo antiguo raramente viajaban, a menos que fueran mercaderes. Abraham había enviado a su siervo para buscar una esposa, con el objetivo de que Isaac no se casara con una cananea. ¿Por qué no utilizar la misma razón como pretexto para la visita de Jacob a Labán? Atacando a Esaú, y en consecuencia a Isaac, se quejó ante su esposo: "Fastidio tengo de mi vida, a causa de las hijas de Het [esposas de Esaú, Gén. 26:34, 35]. Si Jacob toma mujer de las hijas de Het, como éstas, de las hijas de esta tierra, ¿para qué quiero la vida?" (Gén. 27:46). Jacob continuó recibiendo buen entrenamiento de su madre en el arte del engaño y la falacia. Ella lo había utilizado como una herramienta para obtener de Isaac la bendición del primogénito. Pero su engaño instantáneamente había colocado a su hijo favorito en peligro, y ella tenía que sacarlo del aprieto. Rebeca ahora manipuló a su esposo para que resolviera el problema enviando a Jacob a sus parientes que vivían en Padan-aram. Cuando robó la primogenitura, Jacob adoptó un papel activo. Pero cuando a través de Isaac su madre lo envió a buscar una esposa entre las hijas de Labán, Jacob se convirtió en poco más que un objeto controlado por otros, patrón de conducta que llegó a ser dominante en su vida en lo sucesivo. Por el momento, Rebeca podía ufanarse que su estrategia contra Isaac y Esaú había tenido éxito. Pero había engañado a alguien más: a sí misma. Porque nunca más vería a Jacob. Isaac se tragó el cuento y envió a Jacob a buscar esposa entre sus primas (Gén. 28:1, 2). El matrimonio entre primos ha sido, desde hace mucho tiempo, el ideal en el Medio Oriente. La bendición que le dio al partir refleja la que Dios le había dado a Abraham (vers. 3, 4).70 Cuando Esaú escuchó que su padre le pedía a Jacob que no se casara con una mujer cananea, lo tomó seriamente. Para enmendar sus errores se buscó otra esposa entre la parentela de su familia. Se casó con una prima, la hija de Ismael. Brueggemann considera que el autor bíblico elogia aquí al hermano mayor.71 También señala que ni siquiera una vez en toda la narración encontramos a Esaú representado como tortuoso o engañador. Este era el defecto fatal de Jacob. Esaú no era un villano total, y Jacob no era un héroe intachable. Eran seres humanos con todas sus limitaciones e imperfecciones. El sueño en Betel Jacob debe haber dejado el hogar con una mezcla de temor, derrota, depresión y, esperamos, sentido de culpabilidad. El intento de obtener la bendición había sido un desastre. Debe haberse preguntado muchas veces si no le esperaban cosas todavía peores. ¿Habría arruinado su vida para siempre? Al viajar hacia Harán, pasó las noches a la intemperie, utilizando una piedra para recostar su cabeza. Isaac le había dado una bendición de despedida, la bendición de Abraham (vers. 3, 4). El escritor bíblico hace ahora un paralelismo con la historia de la bendición de Abraham de Génesis 15. Abraham había recibido una confirmación de las promesas de bendición en una visión (Gén. 15:1). Dios ahora le dio a Jacob un sueño (Gén. 28:12). En éste, una escalera se extendía entre el cielo y la tierra (vers. 12). Los ángeles subían y bajaban por ella. Las imágenes de este sueño deben haber sido comunes en el mundo de Jacob. La contraparte acadia de la palabra hebrea traducida como "escalera" describe la rampa que los mensajeros de los dioses utilizaban cuando viajaban entre el reino de los hombres y el de los dioses. Los babilonios construían zigurats (una especie de pirámides templo) para representar esta escalera divina. Sus dioses Podían descender a los templos en la tierra. Sin embargo, es interesante notar que el sueño no presenta a Dios bajando por las escaleras hasta Jacob. El Dios del patriarca permanece en lo alto de la escalera (vers. 13). Como lo había prometido a Abraham, el Señor prometió que Canaán permanecería a los hijos de Jacob. Pero más importante aún, declaró que bendeciría a todos los pueblos de la tierra por medio de Jacob (vers. 13, 14). La bendición no estaba limitada a su descendencia. En cuanto a Jacob mismo, Dios no lo abandonaría (vers. 15). Los antiguos normalmente consideraban que un dios estaba arado a una localidad geográfica panicular. Pero el Dios de Jacob lo acompañaría donde fuera. El sueño sorprendió a Jacob. Cuando despenó, exclamó: "Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no 10 sabía" (vers. 16). Intimidado por la comprensión del poder y la presencia divina, no pudo sino exclamar: "¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo" (vers. 17). El cielo y la tierra estaban en íntimo contacto, no a través de un templo, como lo creían los paganos, sino por medio de la presencia real de Dios mismo. Al día siguiente, en una Costumbre ampliamente difundida en el mundo antiguo, Jacob erigió algunas piedras para que sirvieran de monumento conmemorativo de su encuentro con Dios. Llamó Bet-el a aquel lugar, "casa de Dios", y prometió que, si el Señor continuaba acompañándolo, protegiéndolo y proveyéndole lo necesario para la vida, y lo conducía de regreso a la casa de Isaac, Jacob lo adoraría como Dios y le daría el diezmo de todo lo que recibiera. El viaje de casi mil kilómetros hasta Harán le debe haber tomado más, de un mes. Es muy probable que se haya unido a una caravana en busca de protección. Al arribar a Mesopotamia encontró tres rebaños de ovejas reunidos alrededor de un pozo. 72 Los pastores estaban esperando la remoción de la piedra que cubría el pozo. La piedra protegía al pozo de la contaminación y también impedía que personas no autorizadas utilizaran el escaso y precioso líquido. Algunos comentaristas piensan que la piedra era tan pesada que se requería más de una persona para moverla. Otros sugieren que los pastores de los diversos rebaños no se tenían confianza entre sí y no comenzarían a abrevar a los animales hasta que todos estuvieran reunidos. Así podían vigilarse unos a otros para que ninguno utilizara más agua que la necesaria. Cuando Jacob supo que los pastores eran de Harán, preguntó por Labán. Le dijeron que todo estaba bien (literalmente, "paz") con su tío y que su hija Raquel se acercaba en ese preciso momento (vers. 4-6). Al ver a la joven, Jacob quitó la piedra del pozo solo, la besó (un acto tradicional de saludo) y le dijo quién era. Ella corrió a notificarle a su padre las noticias referentes al visitante (vers. 9-12). Dado que Jacob era pariente y los vínculos familiares eran fuertes en el mundo antiguo, Labán lo llevó a su casa inmediatamente. El mundo antiguo ofrecía hospitalidad a sus visitas, pero no eternalmente. Al parecer, Jacob ayudó con las tareas de la casa, y Labán comenzó a ver la forma de sacar provecho de la situación. Le preguntó a Jacob qué clase de salario estaba dispuesto a aceptar por su trabajo (vers. 15). Es probable que Labán ya tuviera una idea de cuál era el interés de su sobrino. Quizá Jacob ya le había contado acerca del propósito de su viaje a Harán: encontrar una esposa. El narrador menciona ahora a las dos hijas de Labán. El autor bíblico describe a Raquel como activa (mira, corre y habla), mientras que representa a Lea como más pasiva. La narración presenta a Raquel como hermosa, y sólo menciona que Lea era la mayor y tenía una característica a la que el escritor se refiere por medio de una frase ambigua que algunas veces se traduce como "tenía ojos apagados" o como "tenía ojos delicados".73 Para este momento ya Jacob está enamorado de Raquel. El trabajó era una alternativa aceptable en lugar de los bienes materiales como pago por la dote de una esposa. Jacob le ofreció trabajar siete años por Raquel (vers. 18), lo cual era una dote más bien elevada por una esposa. Los siete años pasaron, y Jacob reclamó su esposa. Labán organizó un banquete para celebrar el casamiento. La palabra hebrea que se traduce como "banquete significa una fiesta con bebidas alcohólicas, lo que puede explicar por qué Jacob no se dio cuenta que su suegro había cambiado a Lea por Raquel. Cuando Jacob despertó a la mañana siguiente y descubrió que ahora estaba casado con Lea, le reclamó a Labán: "¡Qué es esto que me has hecho?" (vers. 25). Esto trae a la mente del lector "la misma pregunta dirigida a sus ancestros Abraham (20:9) e Isaac (26:10) cuando sus engaños incluyeron a sus esposas y fueron descubiertos". 74 El patrón de engaño moldeado por las generaciones anteriores se repite nuevamente; pero con una variante. Jacob el engañador ha sido engañado. Después de explicarle que no era la costumbre de su país casar a una hija menor antes que a la mayor, Labán sugirió que Jacob Podía tener también a Raquel después de otros siete años de servicio. Pero su yerno debía completar la semana de celebración del matrimonio con Lea Como única esposa. Además de emplear la sustitución como una manera de retener los servicios de Jacob, había otra razón que indujo a Labán para entregar primero a Lea en matrimonio. Hasta hoy es costumbre en el Oriente Medio asegurarse de que la mayor se case primero. "Esto impedía que una hermana menor avergonzara a una hermana mayor que quizá no era tan bella y también evitaba el drenaje financiero de la familia por causa de las solteronas. Las mujeres eran utilizadas, por medio de contratos matrimoniales, para obtener riquezas y prestigio para la familia. Si una hermana mayor era pasada por alto y luego quedaba sin casarse su familia debía cargar cOn la responsabilidad de mantenerla”. 75 Ahora Jacob tenía dos esposas; pero amaba más a Raquel que a Lea. Este hecho los perturbaría a todos ellos el resto de sus vidas y afectaría a la siguiente generación. Referencias 58. Dictionary of Biblical Imagery [Diccionario de imágenes bíblicas], p. 98. 59. Ibíd., pp. 894, 895. 60. El verbo "clamar" es utilizado en las Escrituras para lamentos como el del Salmo 77:1, 88:1, y 107:6, 28. 67. Crenshaw, Samuel, p. 28. 68. W. Brueggemann, Genesis, p. 285. 69. Ibíd. 70. El autor ha creado otra estructura circular en la historia que narra la bendición de Isaac a sus dos hijos gemelos, nuevamente mostrando el arte literario de la narración bíblica: A El padre envía a Esaú. B Rebeca instruye y disfraza a Jacob. C Jacob recibe la bendición de su padre. C Esaú recibe su bendición. B' Rebeca hace planes matrimoniales para Jacob. A' El padre envía a Jacob a Harán. Los eruditos de antaño afirmaban que la Biblia era una colección incoherente de material, reunidos mediante un trabajo de cortar y pegar. Pero hoy los modernos eruditos reconocen que fue elaborada cuidadosa e intrincadamente. 71. Brueggemann, p. 285. 72. El encuentro de una novia potencial en un pozo conforma el escenario tipo en las Escrituras. En el Antiguo Testamento, el lector se encuentra por primera vez con las esposas de Isaac, Jacob y Moisés en un pozo. Una posible contraparte de este escenario tipo es la mujer samaritana en el pozo (Juan 4), aunque Juan le da un giro diferente. 73. Hens-Piazza, Nameless, Blameless, and Without Shame [Sin nombre, sin culpa y sin vergüenza], pp. 108, 109. 74. HarperCollins Bible Commentary [Comentario bíblico HarperCollins], p. 101. 75. Walton y Matthews, p. 61.. ____________________ Compilador: Dr. Pedro Martínez