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SERIE: “LA GENTE QUE BUSCA A JESÚS”
De menos
a más
Versículo clave: Génesis 25:23
INTRODUCCIÓN: ¿De más a menos, o de menos a más? ¿Cómo estamos? Nuestra historia
empieza en Génesis 25:19-26 Isaac tenía 40 años cuando se casó con Rebeca. Por 20 años no
tuvieron hijos. Su esposa era estéril. Isaac sabía que la promesa de Dios de bendecir al mundo
iba a cumplirse por medio de sus hijos. Por eso, él oró a Dios y Dios abrió el vientre de Rebeca.
Ella concibió gemelos. Isaac tenía 60 años. La historia de Esaú y Jacob es una historia muy
interesante.
Podemos aprender muchas lecciones importantes al estudiar sus vidas y poder aplicarlas a las
nuestras. Veremos cómo cada uno de estos dos personajes fueron no solo tomando distintos
rumbos en sus vidas sino que sus respectivas condiciones fueron alejándose entre ambos puesto
que uno fue de más a menos y otro fue de menos a más.
DESARROLLO
1) De más a menos: Lea Gn 25:27-34. Esaú tenía el perfil de alguien que se diría nace destinado
para triunfar. Veamos las condiciones que tenía Esaú y que lo hacían alguien “especial”.
a) Diestro / hábil en la casa: Tenía Talentos para la cacería y seguramente despuntaba para un
buen porvenir y futuro. Seguramente también tenía instinto de supervivencia.
b) Hombre de campo: Da a entender que era un hombre trabajador al ser el campo casi la
principal actividad de subsistencia.
c) Tenía el amor de su padre: Tenia aceptación del patriarca de la casa, posiblemente era un
hombre muy seguro. Lo tenía en alta estima.
d) Era el orgullo de su padre: Puesto que era un proveedor para su casa. La biblia nos dice que
su padre comía de lo que cazaba.
e) Poseía la bendición de la primogenitura: Como hijo mayor tenia mayores derechos y privilegios
que su hermano menor Jacob.
Entonces, ¿En qué momento Esaú empieza su caída? En los vs 29-34. Preste atención a estas
expresiones que nos trae la Escritura: “Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué,
pues, me servirá la primogenitura?... Así menospreció Esaú la primogenitura.”. Esto nos deja una
clara enseñanza por encima de todas las que pudiéramos sacar de este pasaje: menosprecio lo
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valioso, lo logrado por satisfacer un momento de debilidad. Esaú estaba vulnerable en ese
momento (mucha hambre) y sucumbió ante una “tentación”. Tener hambre no es pecado así
como ser tentado tampoco. El problema está cuando la tentación se consuma. Cuidémonos de
no menospreciar lo eterno por un placer temporal.
2) De menos a más: La historia de Jacob seria en la actualidad como la de los grandes hombres
que empezaron de abajo o como se les conoce: self-made man (hombres que se hacen a sí
mismos). No empiezan con fortunas, grandes herencias y por lo general en condiciones adversas,
pero eso no les limita y no es un impedimento para lograr grandes cosas. No se rinden fácilmente;
su nombre: carácter. Si algo tenía Jacob era eso. Fue obediente y perseverante; no se rindió
jamás:
a) Obedece a su madre: En Gn 27:8, 13 vemos como la madre le insta a que solo obedezca a si
voz. Jacob lo hizo.
b) Toma el consejo de su padre: En Gn 28:1-4 su padre Isaac le da el consejo de no tomar como
esposa mujeres extranjeras, sino de su parentela. Jacob lo hizo.
c) Le creyó a Dios: En Gn 28:13-22 Dios se le revela a Jacob y le manifiesta que está con él y no
lo dejaría hasta que haya cumplido todo lo que le prometió. Hace un acto de fe y Jacob le creyó.
d) Pelea por su bendición: En Gn 32:24-30 Jacob pelea con un ángel hasta el amanecer al cual
no dejo hasta que le diera su bendición.
Este prototipo de hombre luchador, perseverante, obediente, que tiene fe en Dios y que tenía en
alta estima las cosas celestiales (las apreciaba lo contario a Esaú que las menosprecio) era lo que
hizo de Jacob un hombre que fue de menos a más. No le fue fácil, cuando leemos toda su historia
nos damos cuenta que paso por otras pruebas, pero tenía la convicción que Dios estaba de su
lado, y venció al final de su vida.
APLICACIÓN:
“Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de
amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados; no sea que haya algún fornicario, o
profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. Porque ya sabéis que
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aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el
arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.” (He 12:15-17). Esaú cambio su herencia,
cambio su futuro, cambio la bendición que Dios le había dado por satisfacer su apetito. Debemos
tener mucho cuidado de no permitir que nuestro apetito por las cosas de éste mundo nos
conduzcan a hacer lo mismo y nos roben las bendiciones espirituales que Dios tiene para
nosotros. Tenemos que aprender a ser pacientes y esperar en Él.
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