Número de registro: 17985 Novena Época Instancia: Segunda Sala

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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
Número de registro: 17985
Novena Época
Instancia: Segunda Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XIX, Marzo de 2004
Página: 656
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR LOS
TRIBUNALES COLEGIADOS SEXTO Y DÉCIMO TERCERO, AMBOS EN MATERIA
DE TRABAJO DEL PRIMER CIRCUITO.
MINISTRO PONENTE: GENARO DAVID GÓNGORA PIMENTEL.
SECRETARIA: MARÍA MARCELA RAMÍREZ CERRILLO.
CONSIDERANDO:
TERCERO. El Sexto Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito al
resolver el amparo directo DT. 12106/2002 interpuesto por el Instituto Mexicano del Seguro
Social, emitió y aprobó la tesis aislada 1.6o.T.159 L, publicada en el Tomo XVII, enero de
2003, página 1864 del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, cuyo
rubro es: "RIESGO PROFESIONAL. ES FACULTAD DE LAS JUNTAS DE
CONCILIACIÓN Y ARBITRAJE DETERMINAR EL PORCENTAJE DE INCAPACIDAD
PARCIAL PERMANENTE QUE PRODUCE, CON APOYO EN EL ARTÍCULO 513 DE
LA LEY FEDERAL DEL TRABAJO.", sosteniendo similar criterio al resolver los juicios de
amparo directo DT. 11156/2002 y DT. 11826/2002; en dichos asuntos determinó otorgar el
amparo y protección a la quejosa apoyándose, en lo conducente, en las siguientes
consideraciones:
DT. 12106/2002
"CUARTO. ... Por otra parte, es infundado el concepto de violación en el que esencialmente
señala el instituto quejoso que la autoridad responsable no tuvo suficientes elementos de
convicción para determinar la existencia del nexo causal entre el padecimiento diagnosticado
y las actividades o medio ambiente laboral desarrollado, porque el padecimiento de
bronquitis crónica industrial no se encuentra relatado en alguna de las fracciones del artículo
513 de la Ley Federal del Trabajo. Al respecto, la Junta responsable estimó lo siguiente: ‘El
perito propuesto por el actor y el perito tercero en discordia le diagnostican una bronquitis
crónica industrial, este padecimiento se considera como profesional en virtud de que el actor
en su demanda manifestó haber trabajado durante su vida laboral para diversas empresas,
entre ellas Nabisco Famosa, S.A. de C.V., en donde estuvo expuesto a la inhalación de polvos
de cereales y harinas, por lo que su labor se encuadra perfectamente en el artículo 513 de la
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Ley Federal del Trabajo que contiene la tabla de enfermedades de trabajo en su apartado 7
que se refiere a las afecciones debidas a la inhalación de polvos de cereales, harinas, heno,
paja, yute, ixtle y henequén, por lo que se debe condenar al instituto demandado a reconocer
como enfermedad profesional el padecimiento que nos ocupa valuado en un 30% de
disminución órgano funcional total por el perito tercero en discordia por considerarlo el
mejor elaborado.’ (foja 165). De ahí que la autoridad responsable sí señaló por qué se
acreditó el nexo causal respecto de la enfermedad diagnosticada, pues claramente indicó que
respecto de la enfermedad diagnosticada como bronquitis crónica industrial, se actualizó la
presunción legal derivada de la fracción 7 del citado numeral 513 de la ley laboral,
coligiéndose que no fue necesario que se allegara otros medios de prueba, toda vez que el
diagnóstico de la enfermedad y la aplicación de la norma realizada por la propia Junta
responsable fue suficiente para que quedara acreditado el nexo casual, de ahí que únicamente
con la prueba pericial se determinó el origen profesional del padecimiento, esto porque la
Junta responsable consideró que las actividades relatadas por el actor se ubican en el precepto
referido; sin que el instituto demandado combata las razones en las que se apoyó la autoridad
para determinar dicha existencia de la relación de causalidad entre la enfermedad y las
actividades o medio ambiente laboral. Cabe precisar que es obligación de la Junta
responsable realizar la adecuación de la norma general y abstracta al caso concreto, y
subsumir las actividades manifestadas dentro de las hipótesis legales contenidas en el artículo
513 de la Ley Federal del Trabajo, de conformidad con los artículos 840, fracción VI y 841
del mismo ordenamiento legal. Esto es así porque le corresponde a la Junta de Conciliación y
Arbitraje realizar la adecuación de los hechos alegados por las partes con la norma legal
aplicable a cada caso particular, esto es, determinar y decidir cuál es el derecho que le
corresponde a cada hecho esgrimido por los contendientes. De acuerdo con los artículos 821
y 822 de la Ley Federal del Trabajo, los peritos son personas con conocimientos especiales
en una ciencia, arte u oficio, que a través del dictamen respectivo, auxilian a la Junta para
esclarecer la verdad sobre determinados puntos en conflicto. Por tanto, la obligación del
perito médico reside en informar al órgano jurisdiccional las enfermedades, sus probables
causas y la valuación del grado de disminución orgánica de la función, empero, corresponde
a la Junta responsable realizar la adecuación de la norma general y abstracta al caso concreto,
ya que es labor del órgano jurisdiccional calificar los hechos aducidos por las partes en la
demanda y su contestación, verificar que estos queden acreditados por existir prueba de ello o
porque se actualice alguna presunción legal, luego subsumir las enfermedades diagnosticadas
o las actividades manifestadas a las hipótesis legales contenidas en el artículo 513 de la Ley
Federal del Trabajo, de conformidad con los artículos 840, fracción VI y 841 del mismo
ordenamiento legal, pues no es posible que resida en el profesional médico la facultad
jurisdiccional de determinar la aplicabilidad de alguna fracción de la Ley Federal del Trabajo,
para efectos de establecer el porcentaje de incapacidad, sin que la autoridad responsable se
cerciore de la existencia de la norma aplicada. Además, de la adecuación de la norma al caso
particular dependerá la actualización de la presunción que emana del presupuesto legal, labor
meramente jurisdiccional que, por tanto, no puede residir en un profesional en materia de
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medicina, pues con los datos que provee el propio perito médico, la Junta está en aptitud de
determinar la norma legal aplicable para establecer el porcentaje de incapacidad parcial
permanente que se reconoce. Luego, la prueba pericial no puede constituir un procedimiento
jurisdiccional dentro del juicio laboral, del que se derive de forma unívoca la actualización de
la presunción legal derivada de las fracciones establecidas en el artículo 513 de la Ley
Federal del Trabajo, y en el que la Junta de Conciliación y Arbitraje no tenga facultades para
establecer la actualización de la presunción legal convirtiéndose únicamente en una autoridad
ejecutora de dicho procedimiento intraprocesal, lo anterior porque en la legislación laboral no
existe ningún precepto legal que instituya dicho procedimiento; además el objeto de la prueba
pericial es que la Junta se allegue de los datos que desconoce para que pueda hacer una
correcta adecuación de los hechos a la norma legal aplicable. Similar criterio fue sostenido en
los juicios de amparo directo números DT. 11156/2002 y DT. 11826/2002, resueltos por este
Tribunal Colegiado. Por otra parte, es fundado el concepto de violación en el que de forma
sucinta, esgrime el quejoso que la autoridad responsable incorrectamente estableció la
relación causal, derivada de la fracción 156 del artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo,
porque las actividades relatadas por el actor en su escrito de demanda como ‘técnico
administrativo’ no son análogas a las establecidas en la referida fracción. Al respecto el actor
expresó como hechos los siguientes: ‘2. El demandante ha laborado y prestado sus servicios
para las siguientes empresas, ha ocupado los siguientes puestos y categorías, realizando las
actividades y estando expuesto a los agentes ambientales que a continuación se señalan;
inicia su vida laboral en la empresa Industrias Unidas, S.A. de C.V., quien fue la empresa que
dio de alta a mi representado en el régimen de seguridad social que imparte el Instituto
Mexicano del Seguro Social y donde laboró durante el lapso de 5 años como prensista,
posteriormente fue dado de alta en el régimen obligatorio del IMSS, por la empresa
Mereverer, S.A. de C.V., donde laboró durante 5 años, luego ingresó a laborar en la empresa
Nabisco Famosa, S.A. de C.V., donde prestó sus servicios durante 2 años y, finalmente,
ingresó contratado por la empresa Bodegas Rurales Conasupo, S.A. de C.V., siendo esta la
última empresa patronal donde laboró los últimos 20 años desempeñando varios puestos,
siendo el último de ellos el de técnico administrativo; hechos que son del conocimiento del
instituto demandado y que constan en el expediente personal del actor en el Departamento de
Afiliación Vigencia de Derechos y en el Catálogo Nacional de Asegurados del instituto
demandado, por lo que con fundamento en el artículo 27 de la Ley del Seguro Social
mencionada esta institución cuenta con: Documentos, datos e informes de trabajadores y
patrones y está obligada a darlos a conocer en el presente juicio, teniendo como último
salario diario integrado $131.27, así como el promedio salarial de las últimas 52 semanas de
cotización que resulta $110.00, y el promedio de las últimas 250 semanas de cotización es la
cantidad de $90.00 que deberán ser la base para calcular el monto de las pensiones, en el
momento procesal oportuno, registrando ante el instituto demandado aproximadamente 1664
semanas de cotización. Debiendo considerar para el pago de la incapacidad parcial
permanente e invalidez definitiva que se demanda el salario con el cual se encuentre
cotizando la parte actora al momento en que esta H. Junta emita el laudo condenatorio
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correspondiente y que bajo ninguna circunstancia el monto de la pensión podrá ser inferior al
100% del salario mínimo general vigente que rija para el D.F., lo anterior en términos de lo
dispuesto en los artículos 75, fracción II y III, 167 y 168 de la Ley del Seguro Social
publicada en el Diario Oficial de la Federación el 12 de marzo de 1973 y sus reformas; lo
anterior en virtud de que mi poderdante se acoge a los beneficios consagrados en los artículos
tercero y undécimo transitorios de la Ley del Seguro Social. Mi representado estuvo expuesto
durante toda su vida laboral a diversos agentes contaminantes laborales como son: ruidos y
sonidos de gran magnitud que impiden la comunicación oral, polvos, humos, solventes, nubes
y neblinas de pinturas, gases, vapores, altas y bajas temperaturas, radiación, sustancias
químicas y tóxicas, ácidos, sobreesfuerzos físicos por cargar objetos con un peso mayor a los
40 kilogramos y además adoptando posturas prolongadas forzosas e incómodas, rotaciones
constantes de la columna vertebral lumbar con bipedestación prolongada, expuesto a estar
sentado o de pie con largas jornadas de trabajo, agentes que siempre se han encontrado
presentes en el medio ambiente laboral en que se ha desempeñado mi representado, hechos
que son del conocimiento del instituto demandado al revisar los diferentes pagos de cuotas
obrero patronales en que se pagó el grado de riesgo, actividades laborales propias de las
empresas, acorde al reglamento de clasificación de empresas de la multicitada Ley de
Seguridad Social, generándose en el organismo del hoy actor los padecimientos profesionales
siguientes: A) Cortipatía bilateral por trauma acústico crónico que condiciona una hipoacusia
bilateral combinada valuada en un 41%. B) Bronquitis química industrial valuada en un 40%.
C) Síndrome doloroso lumbar crónico secundaria a espondiloartrosis grado III. D) Presbicia
bilateral. E) Gonartrosis bilateral. F) Hipertensión arterial sistémica severa. G) Artritis
reumatoide. H) Obesidad exógena grado III. Los dos primeros padecimientos se califican del
orden profesional de acuerdo a los artículos 513, fracción 156 y 514, fracción 351, 473, 475,
477, fracción II, 470 y 514 todos de la Ley Federal del Trabajo, valuándose en una
incapacidad parcial permanente del 81%, y de manera conjunta si analizamos los
padecimientos, edad, instrucción escolar hasta el quinto año de primaria, la incapacidad
laboral, los requisitos actuales de las empresas para contratar personal a nivel nacional exigen
al candidato a contratar como edad, realización de estudios médicos, currículum para
determinar su aptitud, resulta que al actor no se le contrata al no reunir el perfil del puesto y
que las anteriores limitaciones le generan por su severidad una incapacidad total y
permanente al 100% de la total orgánica-funcional, debiendo esta H. Autoridad aplicar el
beneficio del artículo 493 de la Ley Federal del Trabajo, al no poder ya desarrollar ninguna
de las actividades propias a sus categorías antes citadas.’ (fojas 4 y 5). Por su parte la Junta
responsable al momento de dictar el laudo impugnado consideró lo siguiente: ‘El dictamen
del perito propuesto por el instituto demandado, diagnostica una cortipatía bilateral vascular
degenerativa, como padecimiento que sufre el actor, por lo que es indudable que
efectivamente el actor padece la mencionada cortipatía. La discrepancia entre este dictamen
médico, el del propuesto por el actor y el tercero en discordia, consiste en la génesis del
padecimiento. Consecuentemente si el perito médico tercero en discordia señala con toda
precisión las actividades laborales del actor, entre las cuales destacan las de prensista,
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operario de juguetes de plástico, operario de máquinas de moldes para plumas de plástico,
técnico mecánico en la reparación de motores de gasolina, eléctricos, diesel; bazokas para
descarga de granos a granel, de maíz, sorgo, líquidos como malatión 1000E, pastillas y
líquidos para plaga, con lo que conduce a considerar que el actor tiene afecciones derivadas
de la fatiga industrial, pues estuvo sometido a ruidos y trepidaciones, por lo que, por
analogía, esta Junta considera que las labores a que se ha dedicado el actor se encuadran en el
artículo 513, fracción 156 de la Ley Federal del Trabajo.’ (foja 165 ). De lo anterior se
desprende lo fundado del concepto de violación, porque la Junta incorrectamente estableció
la actualización de la presunción legal preceptuada en la fracción 156 del artículo 513 de la
Ley Federal del Trabajo, ya que las actividades, categoría y condiciones laborales relatadas
en el escrito inicial de demanda, cuando se fijó la litis, no se encuentran mencionadas ni
pueden considerarse análogas de aquellas que relata la citada fracción 156 del precepto legal
indicado. De ahí que la Junta responsable de forma incorrecta haya considerado que el
padecimiento de hipoacusia tuviera relación de causa-efecto con su ambiente laboral o con su
categoría, pues el quejoso afirmó desempeñarse como técnico administrativo en Bodegas
Rurales Conasupo, S.A. de C.V., y aunque el artículo 513, fracción 156 de la Ley Federal del
Trabajo, del cual se deriva la presunción legal de la etiología profesional de la hipoacusia, es
una disposición simplemente enunciativa y no limitativa, por tanto puede estimarse que el
padecimiento sea de origen profesional, siempre y cuando las actividades desempeñadas por
el actor sean análogas a las establecidas en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo; sin
embargo, en el caso particular, las actividades del quejoso no tienen relación alguna con
aquellas que válidamente se pueden contemplar en la referida fracción del artículo 513 de la
Ley Federal del Trabajo, y por ello no puede operar la presunción a favor del quejoso, en
cuanto a que la incapacidad que sufre se deriva de enfermedad profesional y, en todo caso,
debió acreditar el nexo causal entre las actividades y el ambiente en el que las desempeñó,
con el padecimiento que fue diagnosticado, pues al no operar la presunción legal derivada del
referido artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, luego entonces, el actor tuvo la carga de
probar el origen profesional del padecimiento diagnosticado, por no ser suficientes los
dictámenes rendidos en el juicio laboral. Sirve de apoyo a lo anterior, la tesis de
jurisprudencia número 182, de la entonces Cuarta Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, publicada en las páginas 121 y 122 del Apéndice de jurisprudencia 1917-1995, Tomo
V, así como la jurisprudencia de la actual Segunda Sala publicada en la página 401, del
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo VII, mayo de 1998,
que respectivamente dicen: ‘ENFERMEDADES DE TRABAJO, PRUEBA DE LAS. La tesis
establecida en el sentido de que basta con que el obrero sufra una enfermedad en el
desempeño de su trabajo o con motivo del mismo, para que tenga derecho a la indemnización
correspondiente, quedando al demandado la carga de la prueba del hecho relativo a si la
enfermedad es o no profesional, solamente es aplicable cuando se trata de alguna de las
enfermedades que la Ley Federal del Trabajo de 1931, enumera, dándose el carácter de
profesionales.’ y ‘ENFERMEDAD PROFESIONAL. LA RELACIÓN CAUSAL ENTRE
ÉSTA Y EL MEDIO EN EL CUAL EL TRABAJADOR PRESTE O HAYA PRESTADO
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SUS SERVICIOS, NO REQUIERE NECESARIAMENTE DE LA PRESENCIA DEL
PERITO MÉDICO EN EL LUGAR, EMPRESA O ESTABLECIMIENTO. Conforme a la
jurisprudencia sustentada por este Alto Tribunal, la prueba pericial médica es la idónea para
determinar, tanto si el origen de una enfermedad es de carácter profesional, como el grado de
incapacidad que le provoque al trabajador. Sin embargo, establecer una regla general,
aplicable a la universalidad de los casos, para tener por acreditado el señalado vínculo causal,
involucraría cargas procesales adicionales innecesarias y sin soporte legal, o bien, un
desequilibrio entre las partes contendientes, al extremo de provocar laudos condenatorios
basados en la simple afirmación del actor sustentada nada más que en el desahogo de una
pericial médica que no arroje la convicción necesaria para tal fin. En atención a ello, si se
trata de una enfermedad cuya profesionalidad se presume, o sea, de aquellas enumeradas en
la tabla a que se refiere el artículo 513, de la Ley Federal del Trabajo, el dictamen médico
que concluya sobre la existencia del padecimiento y el grado de la incapacidad, es suficiente
para determinar dicho origen, sin perjuicio de que el demandado rinda pruebas que desvirtúen
esta presunción, conforme al numeral 476 de la misma ley; fuera de este supuesto, es decir,
tratándose de enfermedades no contempladas en la tabla de referencia, el peritaje debe
establecer además, si existe o no una relación causal entre el padecimiento y el trabajo
(relación directa) o el medio ambiente laboral (relación indirecta), así como especificar cuál
es esa relación y los medios de que se valió el perito para su determinación y, para que el
dictamen del experto alcance valor probatorio pleno, deberá encontrarse robustecido con el
resultado de la visita que haga al lugar o centro de trabajo, para constatar cuáles eran o son
las condiciones ambientales en que se vino desarrollando la actividad o profesión, si esto
puede obtenerlo por sí mismo, o bien, auxiliado por un técnico o científico que se encargue
de perfeccionar, esclarecer o ampliar las conclusiones del dictamen primigenio, salvo que en
autos existan constancias de las que se desprendan los datos en cuestión, incluso otros
dictámenes periciales relacionados con esas condiciones. Lo anterior, sin demérito de que las
Juntas de Conciliación y Arbitraje actúen, en los términos previstos en el artículo 782, de la
ley de la materia, en el sentido de ordenar con citación de las partes, el examen de lugares o
reconocimiento por peritos, a fin de practicar las diligencias que juzguen convenientes para el
esclarecimiento de la verdad.’. Consecuentemente, lo que procede es conceder el amparo y la
protección de la Justicia Federal para que la Junta responsable deje insubsistente el laudo
impugnado y, en su lugar, dicte otro en el que considere que no se actualizó la presunción
legal derivada de la fracción 156 del artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo respecto del
padecimiento diagnosticado como hipoacusia, y hecho, resuelva sin perjuicio de los aspectos
ya definidos."
DT. 11156/2002
"CUARTO. De la misma forma es infundado el concepto de violación en el que
esencialmente señala el instituto quejoso que la autoridad responsable no tuvo suficientes
elementos de convicción para determinar la existencia del nexo causal, además de que la
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bronquitis crónica industrial es distinto padecimiento de la fibrosis neumoconiótica
establecido y relatado en el artículo 514 de la Ley Federal del Trabajo; por lo que respecto de
dicho padecimiento no quedó acreditada la relación de causa-efecto con su ambiente de
trabajo. Al respecto, la Junta responsable estimó lo siguiente: ‘...toda vez que de acuerdo a las
actividades que realizaba la actora, y el tipo de actividad de la empresa donde laboraba, las
mismas se encuadran en los numerales 22 del artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, ya
que la soldadura y la industria de las pinturas que el actor refiere, fueron las causantes del
segundo padecimiento que refiere ...’ (foja 81). De ahí que la Junta responsable sí señaló por
qué se acreditó el nexo causal, pues claramente indicó que respecto de la bronquitis crónica
industrial se actualizó la presunción legal derivada de la fracción 22 del artículo 513 de la
Ley Federal del Trabajo, coligiéndose que no fue necesario que se allegara otros medios de
prueba, toda vez que el diagnóstico de la enfermedad y la aplicación de la norma, realizada
por la Junta responsable, fue suficiente para que quedara acreditado el nexo casual, por lo que
únicamente con la prueba pericial se determinó el origen profesional del padecimiento, esto,
por estar relatada la actividad del actor en el precepto referido; así, la obligación del perito
médico reside en informar al órgano jurisdiccional las enfermedades y sus probables causas,
empero, corresponde a la Junta responsable realizar la adecuación de la norma general y
abstracta al caso concreto, ya que, es labor del órgano jurisdiccional subsumir las actividades
manifestadas a las hipótesis legales contenidas en el artículo 513 de la Ley Federal del
Trabajo, de conformidad con los artículos 840, fracción VI y 841 del mismo ordenamiento
legal; finalmente, no es posible que resida en el profesional médico la facultad jurisdiccional
de determinar la aplicabilidad de diversa fracción de la Ley Federal del Trabajo. Asimismo,
es infundado el concepto de violación en el que aduce el quejoso que la Junta responsable
omitió señalar el nexo causal existente entre el padecimiento de cortipatía bilateral por
trauma acústico crónico y el ambiente de trabajo en el que se desarrolló el trabajador, hoy
tercero perjudicado. Al respecto, la autoridad responsable, al momento de dictar el laudo,
estimó: ‘Toda vez que los peritajes anteriores resultaron contradictorios, se nombró a un
perito tercero en discordia, el cual rindió su dictamen en los términos visibles en las fojas 62
a 65 del expediente, del que se desprende: historia clínica, antecedentes heredo-familiares y
personales no patológicos, antecedentes laborales, padecimiento actual, exploración física
dirigida, estudios complementarios, diagnóstico: 1. Cortipatía bilateral secundaria a trauma
acústico crónico y componente degenerativo que condiciona una hipoacusia bilateral
combinada de 10%; 2. Bronquitis crónica industrial; 3. Síndrome doloroso lumbar crónico
mecanopostural y degenerativo; 4. Ametropía y presbicia; 5. Tobillo izquierdo sano;
consideraciones y conclusiones médico legales; determinando que la actora presenta en la
actualidad los padecimientos antes descritos, los cuales los 2 primeros son de orden
profesional, valuados en un 35%. Analizando los anteriores dictámenes vemos que la pericial
de la demandada fue elaborada en papelería que contiene el logotipo del IMSS, por lo que
hace pensar que es un peritaje parcial y, además, se trata de un peritaje que no le produce
convicción a esta Junta, toda vez que no abunda en sus razonamientos en cuanto a cómo y
por qué llega a las conclusiones como lo hace y, en tal virtud, no se le puede dar ningún valor
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probatorio. Finalmente, por lo que se refiere a la pericial del tercero en discordia, vemos que,
en la especie, es un perito que pertenece al sector laboral oficial, es decir, que su peritaje es
imparcial ya que no tiene ningún interés en el presente juicio y, además, hace un estudio
analítico y más profundo de las constancias procesales, por lo que a esta H. Junta le procede
parcialmente convicción aunado con el perito médico de la parte actora, respecto al segundo
padecimiento determinado por dichos peritos, toda vez que de acuerdo a las actividades que
realizaba la actora y el tipo de actividad de la empresa donde laboraba, las mismas se
encuadran en los numerales 22 del artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, ya que la
soldadura y la industria de las pinturas que el actor refiere, fueron las causantes del segundo
padecimiento que refiere; y por lo que hace al tobillo izquierdo, los tres peritos le niegan
disminución orgánico funcional y, por tanto, a esta Junta no le produce convicción que sea de
orden profesional. En vista de lo anterior, esta Junta considera procedente condenar al
reconocimiento y pago de que la actora sufre de incapacidad permanente parcial valuada en
un 25% de disminución orgánico funcional, por lo que esta Junta estima procedente condenar
a la demandada al pago de una indemnización global correspondiente a 5 anualidades de lo
que le hubiese correspondido por pensión, así como al pago de las prestaciones en especie
que determina el artículo 63 de la Ley del Seguro Social y toda vez que de las pruebas
ofrecidas por las partes, de ninguna de ellas se desprende el promedio de las últimas 52
semanas de cotización del actor, cantidad con la cual deberá de hacerse la correcta
cuantificación de dicha indemnización, por lo que deberá abrirse incidente de liquidación.’
(fojas 80 y 81). De la anterior transcripción aparece que, contrario a lo que aduce el instituto
quejoso, la Junta responsable omitió condenar al reconocimiento de la cortipatía bilateral
secundaria a trauma acústico crónico como enfermedad de origen profesional, esto es así
porque la Junta responsable determinó otorgarle valor probatorio a los dictámenes médicos
rendidos, tanto por el designado por el actor como por el tercero en discordia, particularmente
de este último se aprecia que a la hipoacusia bilateral secundaria le confirió una incapacidad
parcial permanente del diez por ciento, dicho profesional también determinó que el
padecimiento de bronquitis crónica industrial era de etiología profesional, finalmente valuó la
incapacidad parcial permanente en un treinta y cinco por ciento; por lo anterior se concluye
que el veinticinco por ciento de incapacidad parcial permanente a que condenó, derivó del
reconocimiento de la bronquitis crónica industrial como padecimiento de origen laboral; y
que respecto de la cortipatía no hizo pronunciamiento alguno que resultara en la condena del
mismo. Consecuentemente lo que procede es negar el amparo y protección de la Justicia
Federal."
DT. 11826/2002
"CUARTO. El estudio de los conceptos de violación conduce a determinar lo siguiente: Es
infundado el primer concepto de violación, en el que aduce el quejoso que la autoridad
responsable consideró acreditado el accidente de trabajo, sin que el actor haya demostrado
con ninguna de sus pruebas que haya sufrido el referido accidente durante el trabajo y en
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ejercicio o como consecuencia del mismo. El actor reclamó en su escrito inicial de demanda:
(Se transcribe). El instituto demandado negó que el actor haya sufrido accidente de trabajo,
ya que en ningún momento se le dio el aviso para calificar el riesgo de trabajo, es decir, la
Forma MT-1 (foja 32). El actor ofreció, entre otras pruebas, la testimonial y la pericial
médica, de las que se desprende lo siguiente: (Se transcribe). El perito médico del actor
concluyó: (Se transcribe). La autoridad responsable estimó: (Se transcribe). Por tanto, como
consideró la Junta responsable, sí quedó demostrado el accidente de trabajo sufrido por el
actor el dieciocho de marzo de mil novecientos noventa y cuatro, con el resultado de la
prueba testimonial rendida, adminiculada con los diagnósticos emitidos por los peritos
médicos del actor y del tercero en discordia, ya que los testigos fueron contestes en cuanto a
las circunstancias en que ocurrió dicho accidente y los dictámenes médicos fueron
concluyentes respecto al padecimiento del actor. Por otra parte, aduce el quejoso que la
autoridad responsable lo condenó al reconocimiento de afaquia de ojo derecho de origen
postraumático y postquirúrgico, apoyándose en el dictamen rendido por el perito médico
tercero en discordia. Lo anterior deviene inoperante, porque de la lectura del acto reclamado
aparece que la Junta responsable consideró: ‘Y no se omite considerar que al igual que el
peritaje médico elaborado por el perito médico de la parte actora, que se toma en cuenta en
cuanto se asemeja con el tercero en discordia, no así en cuanto difiere, debido a la parcialidad
en que se pronuncia a favor de la parte que representa ...’ (foja 105). Es decir, la autoridad
responsable no sólo se apoyó en el dictamen del perito médico tercero en discordia, sino
también en el dictamen del perito médico del actor, para determinar que el actor tiene el
padecimiento señalado, sin que ello sea combatido en los conceptos de violación por el
instituto quejoso, por lo que los conceptos de violación sobre el particular resultan
inoperantes. El mismo criterio fue sostenido por este Sexto Tribunal Colegiado en el juicio de
amparo directo número DT. 11686/2002, promovido por el Instituto Mexicano del Seguro
Social, resuelto el veintiocho de noviembre de dos mil dos, por unanimidad de votos, siendo
ponente el Magistrado Genaro Rivera, y secretario el licenciado Bernabé Vázquez Pérez, bajo
el rubro: ‘CONCEPTOS DE VIOLACIÓN INOPERANTES. Si el quejoso expresa en sus
conceptos de violación que la responsable indebidamente se apoyó en el dictamen del perito
tercero en discordia, cuando dicha autoridad también tomó en cuenta el diverso dictamen
emitido por el perito del actor, debe concluirse que dichos conceptos son inoperantes, porque
tales fundamentos no aparecen combatidos en la demanda de amparo y se mantienen
inalterados.’. En cambio, asiste razón al quejoso al aducir en la primera parte del concepto de
violación que se analiza, que el acto reclamado se apoyó para determinar el grado de
incapacidad del actor en el artículo 514, fracción 301, tabla II, de la Ley Federal del Trabajo,
a pesar de que dicha fracción no tiene tabla II. En efecto, tal como ha quedado transcrito en
párrafos anteriores, los peritos médicos del actor y tercero en discordia apoyaron el
porcentaje de incapacidad que determinaron al actor, en el artículo 514, fracción 301, tabla II,
de la Ley Federal del Trabajo, no obstante que dicha fracción carece de tabla II, pues sólo
contiene la tabla I, y en el mismo error incurrió la Junta responsable. Ahora bien, de acuerdo
con los artículos 821 y 822 de la Ley Federal del Trabajo, los peritos son personas con
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conocimientos especiales en una ciencia, arte u oficio, que a través del dictamen respectivo,
auxilian a la Junta para esclarecer la verdad sobre determinados puntos en conflicto. Por
tanto, la obligación del perito médico reside en informar al órgano jurisdiccional las
enfermedades, sus probables causas y la valuación del grado de disminución orgánica de la
función; empero, corresponde a la Junta responsable realizar la adecuación de la norma
general y abstracta al caso concreto, ya que, es labor del órgano jurisdiccional subsumir las
consecuencias de un accidente de trabajo a las hipótesis legales contenidas en el artículo 514
de la Ley Federal del Trabajo, de conformidad con los artículos 840, fracción VI y 841 del
mismo ordenamiento legal; pues no es posible que resida en el profesional médico la facultad
jurisdiccional de determinar la aplicabilidad de determinada fracción de la Ley Federal del
Trabajo, para efectos de determinar el porcentaje de incapacidad, sin que la autoridad
responsable se cerciore de la existencia de la norma aplicada. Además, de la adecuación de la
norma al caso particular, dependerá la actualización de la presunción que emana del
presupuesto legal, labor meramente jurisdiccional que, por tanto, no puede residir en un
profesional en materia de medicina, pues con los datos que provee el propio perito médico, la
Junta está en aptitud de determinar la norma legal aplicable para establecer el porcentaje de
incapacidad parcial permanente. Similar criterio fue sostenido en el juicio de amparo directo
número DT. 11156/2002, promovido por el Instituto Mexicano del Seguro Social, resuelto en
sesión de fecha doce de noviembre de dos mil dos, siendo Magistrada relatora la licenciada
Carolina Pichardo Blake y secretario el licenciado Augusto Santiago Lira. En consecuencia,
procede conceder el amparo y la protección de la Justicia Federal al instituto quejoso, para el
efecto de que la Junta responsable deje insubsistente el laudo impugnado y dicte otro en el
que determine el grado de incapacidad que corresponde al actor y, hecho, con libertad de
jurisdicción, resuelva lo que proceda."
La tesis que surgió de tales precedentes es la siguiente:
"Novena Época
"Instancia: Sexto Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: XVII, enero de 2003
"Tesis: I.6o.T.159 L
"Página: 1864
"RIESGO PROFESIONAL. ES FACULTAD DE LAS JUNTAS DE CONCILIACIÓN Y
ARBITRAJE DETERMINAR EL PORCENTAJE DE INCAPACIDAD PARCIAL
PERMANENTE QUE PRODUCE, CON APOYO EN EL ARTÍCULO 513 DE LA LEY
FEDERAL DEL TRABAJO. La obligación del perito médico es la de informar al órgano
jurisdiccional las enfermedades, sus probables causas y la valuación del grado de
disminución orgánica de la función; empero, corresponde a la Junta responsable realizar la
adecuación de la norma general y abstracta al caso concreto, ya que es labor del órgano
-10-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
jurisdiccional subsumir las enfermedades diagnosticadas, categorías, actividades y medio
ambiente de trabajo a las hipótesis legales contenidas en el artículo 513 de la Ley Federal del
Trabajo, de conformidad con los artículos 840, fracción VI y 841 del mismo ordenamiento
legal, porque es objeto de la prueba pericial el proporcionar a la Junta los datos necesarios
para ello; sin embargo, no es posible que recaiga en el profesional médico la facultad de
decidir la aplicabilidad de determinada fracción de la Ley Federal del Trabajo, para efectos
de establecer el porcentaje de incapacidad, sin que la autoridad responsable se cerciore de la
existencia de la norma aplicada. Además, de la adecuación de la norma al caso particular,
dependerá la actualización de la presunción que emana del presupuesto legal, labor
meramente jurisdiccional que, por tanto, no puede residir en un profesional en materia de
medicina, ya que con los datos que provee el propio perito médico, la Junta está en aptitud de
determinar la norma legal respectiva para aplicar la presunción legal de la incapacidad parcial
permanente y su grado de valuación.
"SEXTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA DE TRABAJO DEL PRIMER
CIRCUITO.
"Amparo directo 12106/2002. Instituto Mexicano del Seguro Social. 9 de enero de 2003.
Unanimidad de votos. Ponente: Carolina Pichardo Blake. Secretario: Augusto Santiago Lira."
CUARTO. Por su parte, el Décimo Tercer Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del
Primer Circuito, cuyo criterio se denuncia como contrario al sostenido por el tribunal
mencionado anteriormente, al resolver los juicios de amparo directo DT. 10093/2002, DT.
11873/2002, DT. 12433/2002, DT. 15393/2002 y DT. 15813/2002, consideró, en lo
conducente, lo siguiente:
DT. 10093/2002
"QUINTO. El concepto de violación es sustancialmente fundado. Es sustancialmente fundado
lo que afirma el quejoso en el concepto de violación en el sentido de que la Junta erró al
conceder plena eficacia convictiva al dictamen pericial rendido por el perito tercero en
discordia, que diagnosticó al actor ‘enfermedad broncopulmonar secundaria a solventes’,
siendo que no está contemplada en la tabla prevista por el artículo 513 de la Ley Federal del
Trabajo; el especialista la ubicó en el título ‘Enfermedades broncopulmonares producida por
la aspiración de polvos y humos de origen animal, vegetal o mineral’, pero omitió fundarla
específicamente en alguna de las fracciones del rubro que invocó, por lo que esa opinión
carecía de veracidad y, a pesar de ello, la responsable decidió que se demostró la
profesionalidad. De acuerdo con la parte considerativa de la ejecutoria de fecha tres de abril
de mil novecientos noventa y ocho, pronunciada por la Segunda Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, al resolver la contradicción de tesis número 33/97, publicada en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo VII, mayo de mil
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
novecientos noventa y ocho, páginas cuatrocientos dos a cuatrocientos cuarenta y siete,
tratándose de la reclamación de reconocimiento de incapacidad derivada de una enfermedad
de trabajo, si el padecimiento del asegurado se encuentra considerado como de trabajo en la
tabla contenida en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo y en esa tabla se consigna su
actividad como causante del padecimiento, se actualiza en favor del trabajador la presunción
de que su padecimiento es de origen profesional y, por tanto, el dictamen médico que
concluya sobre la existencia del padecimiento y el grado de incapacidad es suficiente para
determinar dicho origen, sin que exista la necesidad de acreditar con otros medios de
convicción la relación de causa-efecto entre su padecimiento y la actividad o medio de
trabajo. En cambio, cuando la enfermedad del trabajador está considerada en dicha tabla
como de trabajo, pero la actividad que dijo desempeñar no corresponda o tenga el equivalente
a alguna de las consideradas en dicha tabla como causantes del padecimiento, o bien, cuando
ni la enfermedad ni la actividad del trabajador se encuentren consideradas en esa tabla, no se
actualiza la presunción de que su enfermedad tenga un origen profesional y, por ende, se
requiere la demostración de la relación causal. En tal supuesto, de acuerdo con lo considerado
en ejecutoria que resolvió la referida contradicción de tesis, el peritaje que al efecto se rinda
debe establecer si existe o no tal relación, cuál es ésta y los medios de que se valió el perito
para arribar a tal determinación, además de que tal dictamen debe encontrarse robustecido
con el resultado de la visita que al efecto practique al centro de trabajo para constatar las
condiciones ambientales bajo las cuales se prestó el servicio, si esto puede obtenerlo por sí
mismo, o bien, auxiliado por un técnico o un científico que se encargue de perfeccionar,
esclarecer o ampliar las conclusiones del primer dictamen, salvo que en autos existan
constancias de las que se desprendan los datos en cuestión, incluso otros dictámenes
relacionados con esas condiciones. Tales razonamientos, entre otros, dieron lugar a la tesis de
jurisprudencia publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, Tomo VII, mayo de mil novecientos noventa y ocho, páginas cuatrocientos uno y
cuatrocientos dos, cuyos rubro y texto son: ‘ENFERMEDAD PROFESIONAL. LA
RELACIÓN CAUSAL ENTRE ÉSTA Y EL MEDIO EN EL CUAL EL TRABAJADOR
PRESTE O HAYA PRESTADO SUS SERVICIOS, NO REQUIERE NECESARIAMENTE
DE LA PRESENCIA DEL PERITO MÉDICO EN EL LUGAR, EMPRESA O
ESTABLECIMIENTO. Conforme a la jurisprudencia sustentada por este Alto Tribunal, la
prueba pericial médica es la idónea para determinar, tanto si el origen de una enfermedad es
de carácter profesional, como el grado de incapacidad que le provoque al trabajador. Sin
embargo, establecer una regla general, aplicable a la universalidad de los casos, para tener
por acreditado el señalado vínculo causal, involucraría cargas procesales adicionales
innecesarias y sin soporte legal, o bien, un desequilibrio entre las partes contendientes, al
extremo de provocar laudos condenatorios basados en la simple afirmación del actor
sustentada nada más que en el desahogo de una pericial médica que no arroje la convicción
necesaria para tal fin. En atención a ello, si se trata de una enfermedad cuya profesionalidad
se presume, o sea, de aquellas enumeradas en la tabla a que se refiere el artículo 513, de la
Ley Federal del Trabajo, el dictamen médico que concluya sobre la existencia del
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
padecimiento y el grado de la incapacidad, es suficiente para determinar dicho origen, sin
perjuicio de que el demandado rinda pruebas que desvirtúen esta presunción, conforme al
numeral 476 de la misma ley; fuera de este supuesto, es decir, tratándose de enfermedades no
contempladas en la tabla de referencia, el peritaje debe establecer además, si existe o no una
relación causal entre el padecimiento y el trabajo (relación directa) o el medio ambiente
laboral (relación indirecta), así como especificar cuál es esa relación y los medios de que se
valió el perito para su determinación y, para que el dictamen del experto alcance valor
probatorio pleno, deberá encontrarse robustecido con el resultado de la visita que haga al
lugar o centro de trabajo, para constatar cuáles eran o son las condiciones ambientales en que
se vio desarrollando la actividad o profesión, si esto puede obtenerlo por sí mismo, o bien,
auxiliado por un técnico o científico que se encargue de perfeccionar, esclarecer o ampliar las
conclusiones del dictamen primigenio, salvo que en autos existan constancias de las que se
desprendan los datos en cuestión, incluso otros dictámenes periciales relacionados con esas
condiciones. Lo anterior, sin demérito de que las Juntas de Conciliación y Arbitraje actúen,
en los términos previstos en el artículo 782, de la ley de la materia, en el sentido de ordenar
con citación de las partes, el examen de lugares o reconocimiento por peritos, a fin de
practicar las diligencias que juzguen convenientes para el esclarecimiento de la verdad.’. Esto
es, el presupuesto necesario para que se presuma la profesionalidad de una enfermedad es que
se trate de aquellas enumeradas en la tabla que consigna el artículo 513 de la Ley Federal del
Trabajo y que la actividad del obrero esté contemplada como causante de la misma; de modo
que si el perito médico concluye sobre la existencia de la afección física y el grado de la
incapacidad es innecesario demostrar su origen. Ahora bien, cuando en un juicio se demanda
el pago de una pensión por incapacidad parcial permanente por enfermedad de trabajo, es
indispensable que la Junta se auxilie de la opinión de especialistas médicos, ya que se
requiere de conocimientos en la materia que dominan y su función consiste, precisamente, en
ilustrar sobre una cuestión científica ignorada por la autoridad de trabajo, pues le es propio
esencialmente la aplicación del derecho al caso concreto sometido a su decisión y son los
galenos, de acuerdo a las constancias que integran el expediente y de los estudios que se
practiquen al obrero, quienes están en aptitud de dictaminar el origen de la afección orgánica
que merma la salud, sea por las actividades que desempeñó o el ambiente laboral en que las
desarrolló; y sólo mediante los datos médicos que se proporcionen a la juzgadora, ésta puede
válidamente pronunciarse sobre la demostración en el juicio de si se trataba o no de un
padecimiento profesional. En el caso, la responsable condenó al instituto al pago de una
pensión por incapacidad parcial permanente al considerar que quedó demostrada la
profesionalidad de la enfermedad que le diagnosticó al actor el perito tercero en discordia
denominada ‘enfermedad broncopulmonar secundaria a solventes’, quien al rendir su opinión
afirmó que la ubicó en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, en su título
‘Neumoconiosis y enfermedades broncopulmonares producidas por aspiración de polvos y
humos de origen animal, vegetal o mineral’ y lo calificó conforme al diverso 514, índice 370,
del mismo ordenamiento, correspondiéndole el veinticinco por ciento de disminución
orgánico funcional total; esta conclusión es ilegal por las razones que se exponen a
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
continuación. La opinión rendida por el especialista tercero en discordia no era susceptible de
generar convicción a la Junta, porque no proporcionó los elementos necesarios para tener por
acreditado el origen laboral de la ‘enfermedad broncopulmonar secundaria a solventes’ que
diagnosticó al actor, pues si la premisa es que se encuentre contemplada en la tabla de
enfermedades de trabajo que contiene el artículo 513 de la ley laboral, no bastaba que la
hubiera ubicado en su título genérico ‘Neumoconiosis y enfermedades broncopulmonares
producidas por aspiración de polvos y humos de origen animal, vegetal o mineral’, en razón
de que éste, a su vez, prevé diversos subtítulos y fracciones específicas que contemplan la
denominación científica de los padecimientos a los que son propensos los obreros
dependiendo de las labores desempeñadas; de modo que se trató de una opinión ambigua de
la que no era posible desprender que el galeno efectivamente haya relacionado las tareas que
realizaba el reclamante o su entorno físico, con una afección broncopulmonar concreta y no
conducía en forma sencilla a la conclusión de que sí se establecía la presunción legal sobre su
origen y por ello se imponía relevarlo de la fatiga de demostrar la relación causal. En ese
orden de ideas, la omisión del especialista en especificar cuál era la enfermedad que afectaba
la salud del actor por el tipo de tareas que desempeñó o el ambiente laboral y sólo ubicarlo en
el título genérico del artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo nombrado ‘Neumoconiosis y
enfermedades broncopulmonares producidas por aspiración de polvos y humos de origen
animal, vegetal o mineral’, evidencia que el perito no proporcionó, en su carácter auxiliar de
la Junta (en la ciencia en que se previene enfermedades), los elementos científicos necesarios
para decidir que era de trabajo, siendo que el objeto de la prueba pericial médica es,
precisamente, orientarla en aspectos que requieren conocimientos especializados mediante un
diagnóstico concreto sobre cuál sea una afección orgánica concreta que tiene el trabajador, de
acuerdo a las catalogadas en la mencionada tabla, para que en esta opinión clínica apoyara la
juzgadora sus consecuencias en el ámbito jurídico, en ejercicio de su facultad jurisdiccional,
en la especie, en materia de seguridad social, en cuanto a si opera en favor del trabajador la
presunción legal de su profesionalidad y, de lo contrario, la ineludible fatiga procesal
demostrarla y analizar que se haya colmado en autos. Esto significa que si el dictamen del
perito tercero en discordia no auxilia a la Junta en ubicar con precisión en la tabla de
enfermedades profesionales establecidas, en el artículo 513 de la ley laboral, de acuerdo a las
labores desempeñadas por el obrero o el entorno físico en el que se empleó, el padecimiento
del que es portador, no puede la autoridad por sí misma decidir cuál es de las previstas en ese
numeral la que posiblemente afecte la salud de aquél, mediante el análisis del abanico de
subtítulos que contempla y las fracciones que indican la denominación médica de los
padecimientos en relación con las actividades de los trabajadores, porque se trata de aspectos
científicos que atañen por los conocimientos que se requieren a los galenos y que ignora la
Junta, al tratarse de un órgano jurisdiccional al que sólo corresponde pronunciar el derecho
por ser el ámbito en que ejerce sus facultades conferidas por ley; de ahí que sea vital la
recabación de esos datos especializados concretos para resolver un conflicto en materia de
seguridad social y ello es lo que justifica la intervención de terceros al juicio como son los
peritos médicos. Por tanto, si el perito tercero en discordia no ubicó en forma concreta la
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
afección física en una de las fracciones que contiene la tabla de enfermedades prevista en el
artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo y que establecen la denominación científica de las
broncopulmonares, de acuerdo a las actividades o el ambiente laboral en que prestaba sus
servicios el actor, la Junta no contaba con los elementos necesarios para decidir si era o no
profesional la que nombró ‘enfermedad broncopulmonar secundaria a solventes’
diagnosticada, porque el título que citó es genérico y corresponde a los especialistas médicos
especificar cuál es la que ataca la salud de aquél y no a la Junta decidir del amplio catálogo
de los padecimientos broncopulmonares que consigna ese numeral, cuál sería el conducente,
según lo manifestado por el reclamante durante la secuela procesal, las constancias de autos y
las opiniones médicas rendidas, porque al carecer de conocimientos científicos relacionados
con la medicina (ciencia que se ocupa de prevenir y curar las enfermedades) requiere de una
base médico legal específica que sea garantía de veracidad y que le sirva para apoyar su
determinación con apego a derecho. Es relevante señalar que en este asunto el actor
manifestó en el capítulo de hechos de la demanda que ingresó a la empresa Textiles Unidos,
S.A., en la categoría de oficial de rama por dos años; después en el departamento de telares
como ayudante de atador por cuatro años y finalmente en la categoría de oficial de atador
durante veinticinco años; que fue liquidado a causa de recorte de personal; que en ésta última
su labor consistió en realizar, junto con cuatro o cinco personas, el abastecimiento de
maquinaria tejedora con rollos de hilo con un peso aproximado de quinientos kilogramos; que
estuvo expuesto a agentes mecánicos, traumatismos diversos, caídas a nivel de piso, polvos
de fibras de algodón y sintéticas, vapores de sustancias químicas (goma para darle resistencia
al hilo para el proceso de tejido), ruido intenso y medio ambiente con temperatura elevada
con cambios bruscos. Al perito tercero en discordia manifestó que trabajó como ayudante de
atador por cinco años y oficial atador por veinticinco años, hasta marzo de mil novecientos
noventa y ocho en que se cerró la empresa; que sus actividades fueron cambiar los ‘julios’
para la elaboración de las telas atando los hilos; que estuvo expuesto a ambiente ruidoso,
inhalación de partículas de algodón y naylon (sic), rotaciones forzadas de columna, caídas a
nivel de piso y bipedestación prolongada. Así, de lo narrado por el actor en el escrito inicial y
lo manifestado al perito tercero en discordia, destaca el hecho de que existe meridiana
coincidencia de los elementos a los que adujo se encontró expuesto durante su vida laboral;
de la hoja de certificación de derechos aportada por el instituto se obtiene que fue dado de
alta en el régimen obligatorio por Textiles Unidos, S.A. de C.V., el veintisiete de enero de
mil novecientos ochenta y dos y su baja ocurrió el ocho de abril de mil novecientos noventa y
ocho. Sin embargo, aun cuando por las categorías que afirmó el trabajador que ocupó en la
industria textil puede colegirse que fue en el área de producción y se podía presumir la
existencia de los agentes contaminantes que le propiciaron la afección pulmonar, al tenor de
las distintas enfermedades contempladas en el abanico de fracciones de la tabla prevista en el
artículo 513 de la ley laboral, relacionadas con el tipo de puesto que desempeña el obrero y el
material que inhalaba constantemente, de cuyos aspectos depende la naturaleza o
denominación específica del padecimiento al que era propenso, era un requisito ineludible
que el galeno ubicara la enfermedad en las contempladas por el numeral citado para que la
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
Junta pudiera decidir si era irrelevante demostrar la relación causal, por establecerse la
presunción legal de su origen y al no haber rendido su opinión el facultativo tercero en
discordia en forma específica y concreta de acuerdo a la referida tabla, es claro que por
insuficiente no podía generar convicción su dictamen y lo cierto es que se refirió a un
padecimiento no contemplado que nombró como ‘enfermedad broncopulmonar secundaria a
solventes’. Esto se afirma, porque destacan de los agentes a los que afirmó el obrero estuvo
expuesto en su vida productiva, los polvos de fibras de algodón y sintéticas, y el especialista
le diagnosticó una ‘enfermedad broncopulmonar secundaria a solventes’, que además de no
encuadrar en los padecimientos de trabajo establecidos por el legislador, tampoco puede
inferirse una relación lógica de los elementos que refirió el obrero por las actividades que
realizaba en la industria textil como ayudante de atador y oficial atador con el diagnóstico del
perito al opinar que la disminución orgánica estaba vinculada a los solventes, para que lo dote
de veracidad. Para ilustrar esta conclusión, es conveniente señalar lo dispuesto en el artículo
513 de la Ley Federal del Trabajo en el título de ‘Neumoconiosis y enfermedades
broncopulmonares producidas por aspiración de polvos y humos de origen animal, vegetal o
mineral’, en su índice 8, prevé que son propensos a la bisinosis los trabajadores de hilados y
tejidos de algodón y demás manipuladores de este producto; y los términos en que el
facultativo dictaminó es ambiguo en cuanto a la intervención de los solventes como
contaminante, pues el contacto en forma preponderante con alguno de cierta naturaleza,
puede ocasionar determinado tipo de afección orgánica, lo que puede concluirse de un
conocimiento común o sencillo y no especializado; de modo que la falta de precisión de este
dictamen induce a navegar por las distintas hipótesis contempladas en el numeral invocado,
lo que no es adecuado para decidir el conflicto conforme a derecho. Entonces, si bien el título
de la tabla prevista en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, invocado por el
especialista, no debe entenderse en forma restrictiva o limitativa sino ejemplificativa de las
labores que pueden ser causantes de la enfermedad, se requiere que el perito médico
proporcione los elementos necesarios para determinar sus consecuencias legales en el ámbito
de la seguridad social, mediante la decisión que asuma la autoridad de trabajo y si no se le
orienta en esta cuestión científica o se hace de manera deficiente, no es sostenible que opere
la presunción de su origen profesional por carecer de certidumbre esa opinión clínica y
procede imponer al actor la fatiga procesal de demostrar su naturaleza laboral, pues aun
cuando el galeno concluya en la existencia del padecimiento y el grado de incapacidad, es
insuficiente para considerarla profesional. Aún más, el legislador estableció en los artículos
475 y 476 de la ley laboral, que debe entenderse por enfermedad de trabajo todo estado
patológico derivado de la acción continuada de una causa que tenga su origen o motivo en el
trabajo o en el medio en que el obrero deba prestar sus servicios y, que son consideradas de
tal naturaleza las consignadas en la tabla del numeral 513 del mismo ordenamiento. La
Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la jurisprudencia 95/2000,
sentó el criterio de que para que opere la presunción legal de que una enfermedad se adquirió
con motivo del trabajo, debe encontrarse en la tabla del artículo 513 de la ley laboral y que
esta presunción no incluye el numeral 514, pues este último sólo fija los parámetros entre un
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
mínimo y un máximo de disminución orgánico funcional que pueden propiciar tanto los
padecimientos como los accidentes profesionales y la tabla de valuación se refiere a
afecciones físicas que no siempre se ocasionan o derivan del trabajo, de ahí que no sea dable
presumir que un padecimiento o lesión prevista en este último precepto se haya adquirido con
motivo del trabajo. Tal jurisprudencia aparece publicada en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Tomo XII, Novena Época, correspondiente al mes de noviembre de
ese mismo año, páginas trescientos veinte y siguiente, cuyos rubro y texto es el siguiente:
‘ENFERMEDADES. LA PRESUNCIÓN DE QUE SON PROFESIONALES SÓLO OPERA
CUANDO EL PADECIMIENTO ESTÁ CONTEMPLADO EN EL ARTÍCULO 513 DE LA
LEY FEDERAL DEL TRABAJO. De la relación armónica de los artículos 513, 514 y 476 de
la Ley Federal del Trabajo, se concluye que para que opere la presunción legal de que una
enfermedad se adquirió con motivo del trabajo, el padecimiento debe estar incluido en la
tabla del artículo 513 referido, pues, dicha presunción no incluye al artículo 514 de la misma
ley, dado que el objetivo de este último precepto se reduce a fijar los parámetros entre un
mínimo y un máximo del grado de disminución orgánico funcional que pueden producir tanto
las enfermedades, como los accidentes de trabajo, por ello no es posible que la descripción de
ciertas enfermedades o las secuelas que pueda dejar un riesgo de trabajo contenidas en el
aludido artículo 514 constituya una presunción a favor del obrero de que la lesión o
enfermedad que se contempla en este precepto se hayan adquirido con motivo del trabajo, lo
anterior es lógico de concluir si se toma en cuenta que en parte de este dispositivo se alude
por ejemplo a pérdida o amputación de miembros como la mano, los dedos, la pierna, etc., y
a secuelas que dejen fracturas en el organismo de una persona que no siempre se ocasionan o
derivan del trabajo, de ahí que no sea dable presumir que un padecimiento o lesión previsto
en el artículo 514, se haya adquirido con motivo del trabajo, lo que no ocurre con las
enfermedades profesionales consignadas en el artículo 513, respecto de las que por
disposición del diverso artículo 476 de la ley laboral se presume su profesionalidad cuando su
portador tiene alguna de las actividades laborales que aquel precepto prevé, puesto que en
este supuesto el legislador quiso establecer en la ley una presunción a favor del obrero, esto
es, partiendo de un hecho conocido como lo es el que determinado medio ambiente origina
ciertas enfermedades, se llega a descubrir un hecho desconocido consistente en el nexo causal
inherente a las enfermedades profesionales.’. Al tenor de lo establecido por el legislador y el
criterio sostenido por el Máximo Tribunal en la jurisprudencia transcrita, se refuerza la
premisa tratada en este asunto en cuanto a que la presunción legal sobre la profesionalidad de
una enfermedad depende de que ésta y las actividades que la propician se encuentren
contempladas en la tabla del artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo; pero también es claro
que, como se mencionó, no debe entenderse de manera restrictiva sino ejemplificativa. Lo
expuesto permite considerar que si el perito tercero en discordia diagnosticó al trabajador el
padecimiento que denominó ‘enfermedad broncopulmonar secundaria a solventes’, que no
está contemplado como tal en el abanico de enfermedades profesionales previsto en el
artículo 513 de la ley laboral, inclusive en algunos de los incisos del 1 al 30 de dicho numeral
en que el legislador en forma categórica precisó las afecciones debidas a inhalaciones de
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
distintas sustancias o materiales; por lo que es imprescindible que el experto en la ciencia de
la medicina auxilie a la autoridad de trabajo, ubicando la lesión detectada en alguno de esos
índices, partiendo del supuesto de que si incurre en omisión por desconocer la enfermedad
específica, por mayoría de razón la Junta, al no ser perito en esa ciencia del conocimiento,
carecerá de elementos para ubicarla en alguno de esos incisos. Por esto importa destacar que
no es suficiente que una supuesta enfermedad se diga encontrarse situada en un título de los
que conforman la tabla prevista en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, como es el
caso de ‘neumoconiosis y enfermedades broncopulmonares producidas por aspiración de
polvos y humos de origen animal, vegetal o mineral’, para decir que Carlos Arzate Vélez es
portador de una enfermedad broncopulmonar secundaria a solventes, puesto que el
especialista no identificó particularmente la afección en un inciso concreto. De lo contrario,
era necesario que el galeno explicara en su dictamen las razones científicas y de hecho
relativas estas últimas a las constancias del expediente laboral, que pudieran servir de soporte
a su conclusión de que tenía su origen en el trabajo; es decir, era indispensable que
proporcionara los elementos necesarios por los que en su opinión el obrero era portador de
una afección orgánica distinta a las establecidas por el legislador en la tabla, pero que no esa
circunstancia la excluyera de la posibilidad de que derivara de las actividades del obrero o el
medio ambiente en que se empleaba; así, lo expuesto por el facultativo en su opinión médica,
válidamente podía generar convicción a la Junta y la condujera a decidir la condena al pago
de una pensión por incapacidad parcial permanente, con apoyo en un dictamen lo
suficientemente motivado y respaldado en el artículo 513 invocado, por encuadrar la
enfermedad diagnosticada al trabajador en lo establecido por el legislador y acorde a los
criterios firmes del Tribunal Máximo, para demostrar su profesionalidad, lo que no ocurrió en
la especie. Por estos razonamientos, este Tribunal Colegiado estima que es fundado lo que
aduce el quejoso sobre la ilegalidad del laudo reclamado al conceder la responsable plena
eficacia demostrativa al dictamen rendido por el especialista tercero en discordia. En esa
tesitura, procede conceder el amparo y protección de la justicia federal solicitados para el
efecto de que la Junta responsable deje insubsistente el laudo reclamado y sin perjuicio de
reiterar los aspectos que no son materia de concesión, en su lugar emita otro en el que
siguiendo los lineamientos de esta ejecutoria, considere que en autos no quedó demostrada la
relación de causa-efecto entre el padecimiento que diagnosticó el perito tercero en discordia
al actor denominado ‘enfermedad broncopulmonar secundaria a solventes’ y se pronuncie
como en derecho corresponda."
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"QUINTO. Los conceptos de violación son sustancialmente fundados. Es cierto, como afirma
el quejoso, que la Junta erró al conceder plena eficacia demostrativa al dictamen pericial
rendido por el perito tercero en discordia, que diagnosticó al actor ‘enfermedad
broncopulmonar crónica’, siendo que no está contemplada en la tabla prevista por el artículo
513 de la Ley Federal del Trabajo; el especialista la ubicó en el título ‘Neumoconiosis y
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
enfermedades broncopulmonares producida por la aspiración de polvos y humos de origen
animal, vegetal o mineral’, pero omitió fundarla específicamente en alguna de las fracciones
del rubro que invocó, por lo que esa opinión carecía de veracidad y a pesar de ello, la
responsable decidió que se demostró su profesionalidad, valuándola con la fracción 370 del
artículo 514 de la ley citada y que indebidamente calificó como sí de trabajo la hipoacusia
que se diagnosticó al demandante. De acuerdo con la parte considerativa de la ejecutoria de
fecha tres de abril de mil novecientos noventa y ocho, pronunciada por la Segunda Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver la contradicción de tesis número 33/97,
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo VII,
mayo de mil novecientos noventa y ocho, páginas cuatrocientos dos a cuatrocientos cuarenta
y siete, tratándose de la reclamación de reconocimiento de incapacidad derivada de una
enfermedad de trabajo, si el padecimiento del asegurado se encuentra considerado como de
trabajo en la tabla contenida en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo y en esa tabla se
consigna su actividad como causante del padecimiento, se actualiza en favor del trabajador la
presunción de que su padecimiento es de origen profesional y, por tanto, el dictamen médico
que concluya sobre la existencia del padecimiento y el grado de incapacidad es suficiente
para determinar dicho origen, sin que exista la necesidad de acreditar con otros medios de
convicción la relación de causa-efecto entre su padecimiento y la actividad o medio de
trabajo. En cambio, cuando la enfermedad del trabajador está considerada en dicha tabla
como de trabajo, pero la actividad que dijo desempeñar no corresponda o tenga el equivalente
a alguna de las consideradas en dicha tabla como causantes del padecimiento, o bien, cuando
ni la enfermedad ni la actividad del trabajador se encuentren consideradas en esa tabla, no se
actualiza la presunción de que su enfermedad tenga un origen profesional y, por ende, se
requiere la demostración de la relación causal. En tal supuesto, de acuerdo a lo considerado
en ejecutoria que resolvió la referida contradicción de tesis, el peritaje que al efecto se rinda
debe establecer si existe o no tal relación, cuál es ésta y los medios de que se valió el perito
para arribar a tal determinación, además de que tal dictamen debe encontrarse robustecido
con el resultado de la visita que al efecto practique al centro de trabajo para constatar las
condiciones ambientales bajo las cuales se prestó el servicio, si esto puede obtenerlo por sí
mismo, o bien, auxiliado por un técnico o un científico que se encargue de perfeccionar,
esclarecer o ampliar las conclusiones del primer dictamen, salvo que en autos existan
constancias de las que se desprendan los datos en cuestión, incluso otros dictámenes
relacionados con esas condiciones. Tales razonamientos, entre otros, dieron lugar a la tesis de
jurisprudencia publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, Tomo VII, mayo de mil novecientos noventa y ocho, páginas cuatrocientos uno y
cuatrocientos dos, cuyos rubro y texto son: ‘ENFERMEDAD PROFESIONAL. LA
RELACIÓN CAUSAL ENTRE ÉSTA Y EL MEDIO EN EL CUAL EL TRABAJADOR
PRESTE O HAYA PRESTADO SUS SERVICIOS, NO REQUIERE NECESARIAMENTE
DE LA PRESENCIA DEL PERITO MÉDICO EN EL LUGAR, EMPRESA O
ESTABLECIMIENTO. Conforme a la jurisprudencia sustentada por este Alto Tribunal, la
prueba pericial médica es la idónea para determinar, tanto si el origen de una enfermedad es
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
de carácter profesional, como el grado de incapacidad que le provoque al trabajador. Sin
embargo, establecer una regla general, aplicable a la universalidad de los casos, para tener
por acreditado el señalado vínculo causal, involucraría cargas procesales adicionales
innecesarias y sin soporte legal, o bien, un desequilibrio entre las partes contendientes, al
extremo de provocar laudos condenatorios basados en la simple afirmación del actor
sustentada nada más que en el desahogo de una pericial médica que no arroje la convicción
necesaria para tal fin. En atención a ello, si se trata de una enfermedad cuya profesionalidad
se presume, o sea, de aquellas enumeradas en la tabla a que se refiere el artículo 513, de la
Ley Federal del Trabajo, el dictamen médico que concluya sobre la existencia del
padecimiento y el grado de la incapacidad, es suficiente para determinar dicho origen, sin
perjuicio de que el demandado rinda pruebas que desvirtúen esta presunción, conforme al
numeral 476 de la misma ley; fuera de este supuesto, es decir, tratándose de enfermedades no
contempladas en la tabla de referencia, el peritaje debe establecer además, si existe o no una
relación causal entre el padecimiento y el trabajo (relación directa) o el medio ambiente
laboral (relación indirecta), así como especificar cuál es esa relación y los medios de que se
valió el perito para su determinación y, para que el dictamen del experto alcance valor
probatorio pleno, deberá encontrarse robustecido con el resultado de la visita que haga al
lugar o centro de trabajo, para constatar cuáles eran o son las condiciones ambientales en que
se vio desarrollando la actividad o profesión, si esto puede obtenerlo por sí mismo, o bien,
auxiliado por un técnico o científico que se encargue de perfeccionar, esclarecer o ampliar las
conclusiones del dictamen primigenio, salvo que en autos existan constancias de las que se
desprendan los datos en cuestión, incluso otros dictámenes periciales relacionados con esas
condiciones. Lo anterior, sin demérito de que las Juntas de Conciliación y Arbitraje actúen,
en los términos previstos en el artículo 782, de la ley de la materia, en el sentido de ordenar
con citación de las partes, el examen de lugares o reconocimiento por peritos, a fin de
practicar las diligencias que juzguen convenientes para el esclarecimiento de la verdad.’. Esto
es, el presupuesto necesario para que se presuma la profesionalidad de una enfermedad
estriba en que se trate de aquellas enumeradas en la tabla que consigna el artículo 513 de la
Ley Federal del Trabajo y que la actividad del obrero esté contemplada como causante de la
misma; de modo que si el perito médico concluye sobre la existencia de la afección física y el
grado de la incapacidad es innecesario demostrar su origen. Ahora bien, cuando en un juicio
se demanda el pago de una pensión por incapacidad parcial permanente por enfermedad de
trabajo, es indispensable que la Junta se auxilie de la opinión de especialistas médicos, ya que
se requiere de conocimientos en la materia que dominan y su función consiste precisamente
en ilustrar sobre una cuestión científica ignorada por la autoridad de trabajo, pues a ésta le es
propio, esencialmente, la aplicación del derecho al caso concreto sometido a su decisión,
siendo los galenos, de acuerdo con las constancias que integran el expediente y de los
estudios que se practiquen al obrero quienes están en aptitud de dictaminar el origen de la
afección orgánica que merma la salud del asegurado, sea por las actividades que desempeñó o
el ambiente laboral en que las desarrolló; y sólo mediante los datos médicos que se
proporcionen a la juzgadora ésta puede válidamente pronunciarse sobre la demostración en el
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
juicio de si se trataba o no de un padecimiento profesional. En el caso, la responsable
condenó al instituto al pago de una pensión por incapacidad parcial permanente valuada en
treinta por ciento de la total orgánico funcional, por considerar que quedó demostrada la
profesionalidad de las enfermedades que le diagnosticó al actor el perito tercero en discordia
denominada ‘enfermedad broncopulmonar crónica’, quien al rendir su opinión afirmó que la
ubicó en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, en su título ‘Neumoconiosis y
enfermedades broncopulmonares producidas por aspiración de polvos y humos de origen
animal, vegetal o mineral’, y lo calificó conforme al diverso 514, índice 370, del mismo
ordenamiento, correspondiéndole el quince por ciento de disminución orgánico funcional
total por esa afección y quince por ciento por la hipoacusia que se le diagnosticó. Por lo que
respecta a la enfermedad broncopulmonar crónica esa conclusión es ilegal, por las razones
que se exponen a continuación. La opinión rendida por el especialista tercero en discordia no
era susceptible de generar convicción a la Junta, porque no proporcionó los elementos
necesarios para tener por acreditado el origen laboral de la ‘enfermedad broncopulmonar
crónica’ que diagnosticó al actor, pues si la premisa es que se encuentre contemplada en la
tabla de enfermedades de trabajo que contiene el artículo 513 de la ley laboral, no bastaba
que la hubiera ubicado en su título genérico ‘Neumoconiosis y enfermedades
broncopulmonares producidas por aspiración de polvos y humos de origen animal, vegetal o
mineral’, en razón de que éste a su vez prevé diversos subtítulos y fracciones específicas que
contemplan la denominación científica de los padecimientos a los que son propensos los
obreros dependiendo de las labores que desempeñen; de modo que se trató de una opinión
ambigua de la que no era posible desprender que el galeno efectivamente haya relacionado
las tareas que realizaba el reclamante o su entorno físico con una afección broncopulmonar
concreta y no conducía en forma sencilla a la conclusión de que sí se establecía la presunción
legal sobre su origen y que por ello se imponía relevarlo de la fatiga de demostrar la relación
causal. En ese orden de ideas, la omisión del especialista en especificar cuál era la
enfermedad que afectaba a la salud del actor por el tipo de tareas que desempeñó o el
ambiente laboral y sólo ubicarlo en el título genérico del artículo 513 de la Ley Federal del
Trabajo nombrado ‘Neumoconiosis y enfermedades broncopulmonares producidas por
aspiración de polvos y humos de origen animal, vegetal o mineral’, evidencia que el perito no
proporcionó, en su carácter auxiliar de la Junta (en la ciencia en que se previene
enfermedades), los elementos científicos necesarios para decidir que era de trabajo, siendo
que el objeto de la prueba pericial médica es precisamente orientarla en aspectos que
requieren conocimientos especializados mediante un diagnóstico concreto sobre cuál sea la
afección orgánica concreta que tiene el trabajador, de acuerdo a las catalogadas en la
mencionada tabla, para que en esta opinión clínica apoyara la juzgadora sus consecuencias en
el ámbito jurídico, en ejercicio de su facultad jurisdiccional, en la especie, en materia de
seguridad social, en cuanto a si opera en favor del trabajador la presunción legal de su
profesionalidad o, de lo contrario, si éste demostró en autos que colmó su ineludible carga
procesal en cuanto a la demostración del nexo causal entre el ambiente que se desempeñó y el
referido padecimiento. Esto significa que si el dictamen del perito tercero en discordia no
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
auxilia a la Junta para ubicar con precisión en la tabla de enfermedades profesionales
establecida en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, el padecimiento del que es
portador el asegurado de acuerdo a las labores desempeñadas por él o el entorno físico en el
que se empleó, la autoridad está impedida por sí misma para decidir cuál es, entre las
previstas en ese numeral, la que posiblemente afecte la salud de aquél, mediante el análisis
del abanico de subtítulos que contempla y las fracciones que indican la denominación médica
de los padecimientos en relación con las actividades de los trabajadores, porque se trata de
aspectos científicos que atañen, por los conocimientos que se requieren, a los galenos y que
ignora la Junta, al tratarse de un órgano jurisdiccional al que sólo corresponde pronunciar el
derecho por ser el ámbito en que ejerce sus facultades conferidas por ley; de ahí que sea vital
que se recaben esos datos especializados concretos para resolver un conflicto en materia de
seguridad social y ello es lo que justifica la intervención de terceros al juicio como son los
peritos médicos. Por tanto, si el perito tercero en discordia no ubicó en forma concreta la
afección física citada en una de las fracciones que contiene la tabla de enfermedades prevista
en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo y que establecen la denominación científica
de las broncopulmonares, de acuerdo a las actividades o el ambiente laboral en que prestaba
sus servicios el actor, la Junta no contaba con los elementos necesarios para decidir si era o
no profesional la que nombró ‘enfermedad broncopulmonar crónica’ diagnosticada, porque el
título que citó es genérico y corresponde a los especialistas médicos especificar cuál es la que
ataca la salud de aquél y no a la Junta decidir del amplio catálogo de los padecimientos
broncopulmonares que consigna ese numeral, cuál sería el conducente, según lo manifestado
por el reclamante durante la secuela procesal, las constancias de autos y las opiniones
médicas rendidas, porque al carecer de conocimientos científicos relacionados con la
medicina (ciencia que se ocupa de prevenir y curar las enfermedades) requiere de una base
médico legal específica que sea garantía de veracidad y que le sirva para apoyar su
determinación con apego a derecho. Es relevante señalar que en este asunto el actor
manifestó en el capítulo de hechos de la demanda que prestó sus servicios para Ferrocarriles
Nacionales de México como ingeniero de control de calidad durante veintitrés años seis
meses veintitrés días; hasta el veintisiete de agosto de mil novecientos noventa y nueve en
que fue separado; que entre las actividades que se le asignaron se encontraba la elaboración
de análisis de aceites, lubricantes y preparación de solución ácida para baterías; que estuvo
expuesto a agentes contaminantes tales como humos, polvos, gases solventes y temperaturas
extremas, así como al ruido que producían las locomotoras al pasar cuando se encontraba
supervisando y posiciones físicas prolongadas al subir, bajar y colgarse soportando su propio
peso con el tren en marcha. Al perito tercero en discordia manifestó que inició su vida laboral
a los diecinueve años en Ferrocarriles Nacionales de México donde laboró hasta el treinta y
uno de agosto de mil novecientos noventa y nueve, habiendo ocupado los puestos de
ayudante químico, pasante de ingeniero, técnico especializado y finalmente como ingeniero
de control de calidad, consistiendo sus actividades en toma y análisis químico de muestras de
aceite de las locomotoras. Así, de lo narrado por el actor en el escrito inicial y lo manifestado
al perito tercero en discordia, destaca el hecho de que existe coincidencia de los elementos a
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
los que adujo se encontró expuesto durante su vida laboral, ya que de la documental exhibida
por Ferrocarriles Nacionales de México, consistente en el convenio que celebró con el actor
el veintisiete de agosto de mil novecientos noventa y nueve (fojas noventa a noventa y tres),
se obtiene que principió a laborar para esa empresa el cuatro de febrero de mil novecientos
setenta y seis y que a la fecha de celebración de dicho convenio en que dio por terminada
voluntariamente su relación laboral acumuló veintitrés años, seis meses veintiocho días de
servicios, siendo sus categorías la de ingeniero de control de calidad. Sin embargo, aun
cuando por las categorías que afirmó el trabajador que ocupó en la empresa ferrocarrilera
puede colegirse que fue en un área próxima a las locomotoras y se podía presumir la
existencia de los agentes contaminantes que le propiciaron la afección pulmonar, al tenor de
las distintas enfermedades contempladas en el abanico de fracciones de la tabla prevista en el
artículo 513 de la ley laboral, relacionadas con el tipo de puesto que desempeña el obrero y el
material que inhalaba constantemente, de cuyos aspectos depende la naturaleza o
denominación específica del padecimiento al que era propenso, era un requisito ineludible
que el galeno ubicara la enfermedad en las contempladas por el numeral citado para que la
Junta pudiera decidir si era irrelevante demostrar la relación causal, por establecerse la
presunción legal de su origen y al no haber rendido su opinión el facultativo tercero en
discordia en forma específica y concreta de acuerdo a la referida tabla, es claro que por
insuficiente no podía generar convicción su dictamen y lo cierto es que se refirió a un
padecimiento no contemplado que nombró como ‘enfermedad broncopulmonar crónica’. Esto
se afirma, porque destacan de los agentes a los que afirmó el obrero estuvo expuesto en su
vida productiva a polvos, humos, gases y solventes y el especialista le diagnosticó una
‘enfermedad broncopulmonar crónica’, que además de no encuadrar en los padecimientos de
trabajo establecidos por el legislador, tampoco puede inferirse una relación lógica de los
elementos que refirió el obrero por las actividades que realizaba en la industria ferrocarrilera
como ingeniero de control de calidad con el diagnóstico del perito al opinar que la
disminución orgánica estaba vinculada a polvos, humos, gases y vapores, para que lo dote de
veracidad, pues no existe dentro de los incisos del primero al treinta del citado artículo 513
alguno en el que encuadre la afección del demandante y si ésta hubiera sido generada por
gases y vapores el experto debió fundamentar su opinión en otros incisos de ese numeral, lo
que no hizo, y los términos en que el facultativo dictaminó es ambiguo en cuanto a la
intervención de los agentes que consideró como contaminantes, pues el contacto en forma
preponderante con alguno de cierta naturaleza puede ocasionar determinado tipo de afección
orgánica, lo que es factible concluir a través de un conocimiento común o sencillo y no
especializado; de modo que la falta de precisión de este dictamen induce a navegar por las
distintas hipótesis contempladas en el numeral invocado, lo que no es adecuado para decidir
el conflicto conforme a derecho. Entonces, si bien el título de la tabla prevista en el artículo
513 de la Ley Federal del Trabajo, invocado por el especialista, no debe entenderse en forma
restrictiva o limitativa sino ejemplificativa de las labores que pueden ser causantes de la
enfermedad, se requiere que el perito médico proporcione los elementos necesarios para
determinar sus consecuencias legales en el ámbito de la seguridad social, mediante la
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
decisión que asuma la autoridad de trabajo y si no se le orienta en esta cuestión científica o se
hace de manera deficiente, no es sostenible que opere la presunción de su origen profesional
por carecer de certidumbre esa opinión clínica y procede imponer al actor la fatiga procesal
de demostrar su naturaleza laboral, pues aun cuando el galeno concluya en la existencia del
padecimiento y el grado de incapacidad, es insuficiente para considerarla profesional. Aún
más, el legislador estableció en los artículos 475 y 476 de la ley laboral, que debe entenderse
por enfermedad de trabajo todo estado patológico derivado de la acción continuada de una
causa que tenga su origen o motivo en el trabajo o en el medio en que el obrero deba prestar
sus servicios y que son consideradas de tal naturaleza las consignadas en la tabla del numeral
513 del mismo ordenamiento. La Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
en la jurisprudencia 95/2000, sentó el criterio de que para que opere la presunción legal de
que una enfermedad se adquirió con motivo del trabajo, debe encontrarse en la tabla del
artículo 513 de la ley laboral y que esta presunción no incluye el numeral 514, pues este
último sólo fija los parámetros entre un mínimo y un máximo de disminución orgánico
funcional que pueden propiciar tanto los padecimientos como los accidentes profesionales y
la tabla de valuación se refiere a afecciones físicas que no siempre se ocasionan o derivan del
trabajo, de ahí que no sea dable presumir que un padecimiento o lesión prevista en este
último precepto se haya adquirido con motivo del trabajo. Tal jurisprudencia aparece
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XII, Novena Época,
correspondiente al mes de noviembre de ese mismo año, páginas trescientos veinte y
siguiente, cuyo texto es el siguiente: ‘ENFERMEDADES. LA PRESUNCIÓN DE QUE SON
PROFESIONALES SÓLO OPERA CUANDO EL PADECIMIENTO ESTÁ
CONTEMPLADO EN EL ARTÍCULO 513 DE LA LEY FEDERAL DEL TRABAJO. De la
relación armónica de los artículos 513, 514 y 476 de la Ley Federal del Trabajo, se concluye
que para que opere la presunción legal de que una enfermedad se adquirió con motivo del
trabajo, el padecimiento debe estar incluido en la tabla del artículo 513 referido, pues, dicha
presunción no incluye al artículo 514 de la misma ley, dado que el objetivo de este último
precepto se reduce a fijar los parámetros entre un mínimo y un máximo del grado de
disminución orgánico funcional que pueden producir tanto las enfermedades, como los
accidentes de trabajo, por ello no es posible que la descripción de ciertas enfermedades o las
secuelas que pueda dejar un riesgo de trabajo contenidas en el aludido artículo 514 constituya
una presunción a favor del obrero de que la lesión o enfermedad que se contempla en este
precepto se hayan adquirido con motivo del trabajo, lo anterior es lógico de concluir si se
toma en cuenta que en parte de este dispositivo se alude por ejemplo a pérdida o amputación
de miembros como la mano, los dedos, la pierna, etc., y a secuelas que dejen fracturas en el
organismo de una persona que no siempre se ocasionan o derivan del trabajo, de ahí que no
sea dable presumir que un padecimiento o lesión previsto en el artículo 514, se haya
adquirido con motivo del trabajo, lo que no ocurre con las enfermedades profesionales
consignadas en el artículo 513, respecto de las que por disposición del diverso artículo 476 de
la ley laboral se presume su profesionalidad cuando su portador tiene alguna de las
actividades laborales que aquel precepto prevé, puesto que en este supuesto el legislador
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
quiso establecer en la ley una presunción a favor del obrero, esto es, partiendo de un hecho
conocido como lo es el que determinado medio ambiente origina ciertas enfermedades, se
llega a descubrir un hecho desconocido consistente en el nexo causal inherente a las
enfermedades profesionales.’. Al tenor de lo establecido por el legislador y el criterio
sostenido por el Máximo Tribunal en la jurisprudencia transcrita, se refuerza la premisa
tratada en este asunto en cuanto a que la presunción legal sobre la profesionalidad de una
enfermedad depende de que ésta y las actividades que la propician se encuentren
contempladas en la tabla del artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo; pero también es claro
que, como se mencionó, no debe entenderse de manera restrictiva sino ejemplificativa. Lo
expuesto permite considerar que si el perito tercero en discordia diagnosticó al trabajador el
padecimiento que denominó ‘enfermedad broncopulmonar crónica’, que no está contemplado
como tal en el listado de enfermedades profesionales previsto en el artículo 513 de la ley
laboral, inclusive en algunos de los incisos del 1 al 30 de dicho numeral en que el legislador
en forma categórica precisó las afecciones debidas a inhalaciones de distintas sustancias o
materiales; por lo que es imprescindible que el experto en la ciencia de la medicina auxilie a
la autoridad de trabajo, ubicando la lesión detectada en alguno de esos índices, partiendo del
supuesto de que si incurre en omisión por desconocer la enfermedad específica, por mayoría
de razón, la Junta, al no ser perito en esa ciencia del conocimiento, carecerá de elementos
para ubicarla en alguno de esos incisos. Por esto importa destacar que no es suficiente que
una supuesta enfermedad se diga encontrarse situada en un título de los que conforman la
tabla prevista en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, como es el caso de
‘neumoconiosis y enfermedades broncopulmonares producidas por aspiración de polvos y
humos de origen animal, vegetal o mineral’, para decir que Guillermo Antonio Peña Chicatti
es portador de una enfermedad broncopulmonar crónica, puesto que el especialista no
identificó particularmente la afección en un inciso concreto. De lo contrario, era necesario
que el galeno explicara en su dictamen las razones científicas y de hecho relativas estas
últimas a las constancias del expediente laboral, que pudieran servir de soporte a su
conclusión de que tenía su origen en el trabajo; es decir, era indispensable que proporcionara
los elementos necesarios por los que en su opinión el obrero era portador de una afección
orgánica distinta a las establecidas por el legislador en la tabla, pero no que esa circunstancia
la excluyera de la posibilidad de que derivara de las actividades del asegurado o el medio
ambiente en que se empleaba; así, lo expuesto por el facultativo en su opinión médica
válidamente podía generar convicción a la Junta y la condujera a decidir la condena al pago
de una pensión por incapacidad parcial permanente, con apoyo en un dictamen lo
suficientemente motivado y respaldado en el artículo 513 invocado, por encuadrar la
enfermedad diagnosticada al trabajador en lo establecido por el legislador y acorde con los
criterios firmes del Tribunal Máximo, para demostrar su profesionalidad, lo que no ocurrió en
la especie. Por estos razonamientos, este Tribunal Colegiado estima que es fundado lo que
aduce el quejoso sobre la ilegalidad del laudo reclamado al conceder la responsable plena
eficacia demostrativa al dictamen rendido por el especialista tercero en discordia. También es
sustancialmente fundado el concepto de violación que versa sobre la hipoacusia bilateral
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
combinada diagnosticada al actor, la que efectivamente se encuentra contemplada en el índice
156 de la tabla contenida en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, pero para que
pueda generarse la presunción de que se trata de una enfermedad de trabajo y, por tanto, no
exista la necesidad de demostrar la relación de causa-efecto entre el padecimiento y la
actividad o el medio de trabajo del actor, se requiere que la actividad de éste último también
se encuentre consignada en dicha tabla como causante de la enfermedad, o bien, que sea
similar a las enunciadas en la citada tabla. En el caso, como se dijo, el actor manifestó al
perito tercero en discordia, que inició su vida laboral a los diecinueve años en Ferrocarriles
Nacionales de México donde laboró hasta el treinta y uno de agosto de mil novecientos
noventa y nueve, donde ocupó los puestos de ayudante químico, pasante de ingeniero, técnico
especializado e ingeniero de control de calidad, siendo que en su escrito inicial de demanda
únicamente dijo haber laborado en el último puesto. Actividad que no se encuentra
contemplada expresamente en el artículo 513, índice 156, de la ley laboral como causante de
hipoacusia, ni es posible ubicarla por asimilación en dicho precepto, si se toma en cuenta que
para ello es necesario que se trate de actividades desarrolladas en un medio ruidoso,
trepidatorio, como las que se señalan en la ley (laminadores, trituradores de metales,
tejedores, remachadores, telegrafistas, telefonistas, aviadores y probadores de armas y
municiones) y, en la especie, tal como se ha visto, en relación con las actividades del actor y
el medio en el que prestaba sus servicios sólo existe el dicho del propio demandante, por lo
que en el expediente laboral no existen elementos para asimilar las actividades del accionante
a alguna de las contempladas en la ley como causantes del padecimiento que presenta, ni para
determinar si efectivamente prestó sus servicios en un medio ruidoso o trepidatorio. Por
tanto, como no existe ninguna prueba en relación con los referidos extremos, era necesario
que se demostrara cuál era el medio ambiente de trabajo para poder determinar si se
actualizaba la presunción legal de que se trata de una enfermedad de trabajo, carga procesal
que no satisfizo el demandante, pues ningún medio de convicción aportó para tal efecto. Así
las cosas, si en principio el dictamen del perito tercero en discordia sólo se apoyó en el dicho
del actor, y además no se demostró que las actividades de éste se encuentren contempladas en
la ley como causante de la hipoacusia que le fue diagnosticada y que su ambiente de trabajo
fuera ruidoso o trepidatorio, es evidente que la Junta no podía concluir que dicho
padecimiento era profesional, porque no se encuentra acreditada la relación de causa-efecto
entre el mismo y las actividades del actor o su ambiente de trabajo. En esa tesitura, procede
conceder el amparo solicitado para el efecto de que la Junta deje insubsistente el laudo
reclamado y en su lugar dicte otro en el que, sin perjuicio de los aspectos de la litis ya
definidos, siguiendo los lineamientos de esta ejecutoria, considere que en autos no quedó
acreditada la relación de causa-efecto entre los padecimientos del actor, consistentes en
enfermedad broncopulmonar crónica e hipoacusia bilateral combinada y, resuelva lo que en
derecho corresponda."
DT. 12433/2002
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"CUARTO. Los conceptos de violación son infundados. De acuerdo con la parte
considerativa de la ejecutoria de fecha tres de abril de mil novecientos noventa y ocho,
pronunciada por la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver la
contradicción de tesis número 33/97, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, Novena Época, Tomo VII, mayo de mil novecientos noventa y ocho, páginas
cuatrocientos dos a cuatrocientos cuarenta y siete, tratándose de la reclamación de
reconocimiento de incapacidad derivada de una enfermedad de trabajo, si el padecimiento del
asegurado se encuentra considerado como de trabajo en la tabla contenida en el artículo 513
de la Ley Federal del Trabajo y en esa tabla se consigna su actividad como causante del
padecimiento, se actualiza en favor del trabajador la presunción de que su padecimiento es de
origen profesional y, por tanto, el dictamen médico que concluya sobre la existencia del
padecimiento y el grado de incapacidad es suficiente para determinar dicho origen, sin que
exista la necesidad de acreditar con otros medios de convicción la relación de causa-efecto
entre su padecimiento y la actividad o medio de trabajo. En cambio, cuando la enfermedad
del trabajador está considerada en dicha tabla como de trabajo, pero la actividad que dijo
desempeñar no corresponda o tenga el equivalente a alguna de las consideradas en dicha tabla
como causantes del padecimiento, o bien, cuando ni la enfermedad ni la actividad del
trabajador se encuentren consideradas en esa tabla, no se actualiza la presunción de que su
enfermedad tenga un origen profesional y, por ende, se requiere la demostración de la
relación causal. En tal supuesto, de acuerdo con lo considerado en ejecutoria que resolvió la
referida contradicción de tesis, el peritaje que al efecto se rinda debe establecer si existe o no
tal relación, cuál es ésta y los medios de que se valió el perito para arribar a tal
determinación, además de que tal dictamen debe encontrarse robustecido con el resultado de
la visita que al efecto practique al centro de trabajo para constatar las condiciones
ambientales bajo las cuales se prestó el servicio, si esto puede obtenerlo por sí mismo, o bien,
auxiliado por un técnico o un científico que se encargue de perfeccionar, esclarecer o ampliar
las conclusiones del primer dictamen, salvo que en autos existan constancias de las que se
desprendan los datos en cuestión, incluso otros dictámenes relacionados con esas
condiciones. Tales razonamientos, entre otros, dieron lugar a la tesis de jurisprudencia
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo VII,
mayo de mil novecientos noventa y ocho, páginas cuatrocientos uno y cuatrocientos dos,
cuyos rubro y texto son: ‘ENFERMEDAD PROFESIONAL. LA RELACIÓN CAUSAL
ENTRE ÉSTA Y EL MEDIO EN EL CUAL EL TRABAJADOR PRESTE O HAYA
PRESTADO SUS SERVICIOS, NO REQUIERE NECESARIAMENTE DE LA
PRESENCIA DEL PERITO MÉDICO EN EL LUGAR, EMPRESA O
ESTABLECIMIENTO. Conforme a la jurisprudencia sustentada por este Alto Tribunal, la
prueba pericial médica es la idónea para determinar, tanto si el origen de una enfermedad es
de carácter profesional, como el grado de incapacidad que le provoque al trabajador. Sin
embargo, establecer una regla general, aplicable a la universalidad de los casos, para tener
por acreditado el señalado vínculo causal, involucraría cargas procesales adicionales
innecesarias y sin soporte legal, o bien, un desequilibrio entre las partes contendientes, al
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
extremo de provocar laudos condenatorios basados en la simple afirmación del actor
sustentada nada más que en el desahogo de una pericial médica que no arroje la convicción
necesaria para tal fin. En atención a ello, si se trata de una enfermedad cuya profesionalidad
se presume, o sea, de aquellas enumeradas en la tabla a que se refiere el artículo 513, de la
Ley Federal del Trabajo, el dictamen médico que concluya sobre la existencia del
padecimiento y el grado de la incapacidad, es suficiente para determinar dicho origen, sin
perjuicio de que el demandado rinda pruebas que desvirtúen esta presunción, conforme al
numeral 476 de la misma ley; fuera de este supuesto, es decir, tratándose de enfermedades no
contempladas en la tabla de referencia, el peritaje debe establecer además, si existe o no una
relación causal entre el padecimiento y el trabajo (relación directa) o el medio ambiente
laboral (relación indirecta), así como especificar cuál es esa relación y los medios de que se
valió el perito para su determinación y, para que el dictamen del experto alcance valor
probatorio pleno, deberá encontrarse robustecido con el resultado de la visita que haga al
lugar o centro de trabajo, para constatar cuáles eran o son las condiciones ambientales en que
se vio desarrollando la actividad o profesión, si esto puede obtenerlo por sí mismo, o bien,
auxiliado por un técnico o científico que se encargue de perfeccionar, esclarecer o ampliar las
conclusiones del dictamen primigenio, salvo que en autos existan constancias de las que se
desprendan los datos en cuestión, incluso otros dictámenes periciales relacionados con esas
condiciones. Lo anterior, sin demérito de que las Juntas de Conciliación y Arbitraje actúen,
en los términos previstos en el artículo 782, de la ley de la materia, en el sentido de ordenar
con citación de las partes, el examen de lugares o reconocimiento por peritos, a fin de
practicar las diligencias que juzguen convenientes para el esclarecimiento de la verdad.’. Esto
es, el presupuesto necesario para que se presuma la profesionalidad de una enfermedad
estriba en que se trate de aquellas enumeradas en la tabla que consigna el artículo 513 de la
Ley Federal del Trabajo y que la actividad del obrero esté contemplada como causante de la
misma; de modo que si el perito médico concluye sobre la existencia de la afección física y el
grado de la incapacidad es innecesario demostrar su origen. Ahora bien, cuando en un juicio
se demanda el pago de una pensión por incapacidad parcial permanente por enfermedad de
trabajo, es indispensable que la Junta se auxilie de la opinión de especialistas médicos, ya que
se requiere de conocimientos en la materia que dominan y su función consiste precisamente
en ilustrar sobre una cuestión científica ignorada por la autoridad de trabajo, pues a ésta le es
propio, esencialmente, la aplicación del derecho al caso concreto sometido a su decisión,
siendo los galenos de acuerdo a las constancias que integran el expediente y de los estudios
que se practiquen al obrero quienes están en aptitud de dictaminar el origen de la afección
orgánica que merma la salud del asegurado, sea por las actividades que desempeñó o el
ambiente laboral en que las desarrolló; y sólo mediante los datos médicos que se
proporcionen a la juzgadora ésta puede válidamente pronunciarse sobre la demostración en el
juicio de si se trataba o no de un padecimiento profesional. En el caso, la responsable
absolvió al instituto demandado del pago de una pensión por incapacidad parcial permanente,
por considerar que no quedó demostrada la profesionalidad de las enfermedades que le
diagnosticó al actor el perito tercero en discordia denominadas cortipatía bilateral por trauma
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
acústico crónico que le condiciona una hipoacusia bilateral combinada del 16% y ‘fibrosis
neumoconiótica con insuficiencia cardiorrespiratoria parcial bronquitis crónica industrial’,
quien al rendir su opinión las ubicó en el artículo 513, índice 156, de la Ley Federal del
Trabajo, y en su título ‘Neumoconiosis y enfermedades broncopulmonares producidas por
aspiración de polvos y humos de origen animal, vegetal o mineral’. Esa conclusión es
correcta, por las razones que se exponen a continuación. Si bien la hipoacusia bilateral
combinada que se diagnosticó al actor se encuentra contemplada en el índice 156 de la tabla
contenida en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, para que pueda generarse la
presunción de que se trata de una enfermedad de trabajo y, por tanto, no exista la necesidad
de demostrar la relación de causa-efecto entre el padecimiento y la actividad o el medio de
trabajo del actor, se requiere que la actividad de éste último también se encuentre consignada
en dicha tabla como causante de la enfermedad, o bien, que sea similar con las enunciadas en
la citada tabla. En el caso, el accionante manifestó al perito tercero en discordia que inició su
vida laboral a los diecinueve años en Fábrica Industrial Gibal, S. A, como obrero general
durante ocho meses, luego ingresó a Empresa Orange Crush, S.A., donde laboró seis años
como obrero general y vendedor, en Anasa (Autobuses del Noreste y Anexas, S.A.), ocho
meses como chofer, diez años en Embotelladora de Tlalnepantla como ayudante general
vendedor, en Industrias Las Tres (i), ocho meses como ayudante general, pasó a
Autotransportes Tlalnepantla Peralvillo como chofer año y medio, ingresó a Transportadora
Automotriz, S.A. como chofer durante dos años, en Grupo Nacional Traslados cinco años
como chofer y, por último, en Compañía de Traslados como chofer un año, siendo que en su
escrito inicial de demanda dijo haberse desempeñado en el puesto de chofer general de
primera. Actividad que no se encuentra contemplada expresamente en el artículo 513, índice
156, de la ley laboral como causante de hipoacusia, ni es posible ubicarla por asimilación en
dicho precepto, si se toma en cuenta que para ello es necesario que se trate de labores
desarrolladas en un medio ruidoso, trepidatorio, como las que se señalan en la ley
(laminadores, trituradores de metales, tejedores, remachadores, telegrafistas, telefonistas,
aviadores y probadores de armas y municiones) y, en la especie, tal como se ha visto, en
relación con la actividad del actor y el medio en el que prestaba sus servicios sólo existe el
dicho del propio demandante, por lo que en el expediente laboral no existen elementos para
asimilar las actividades del accionante con alguna de las contempladas en la ley como
causantes del padecimiento que presenta, ni para determinar si efectivamente prestó sus
servicios en un medio ruidoso o trepidatorio. Por tanto, como no existe ninguna prueba en
relación con los referidos extremos, resultaba necesario que se demostrara cuál era el medio
ambiente de trabajo para poder determinar si se actualizaba la presunción legal de que se trata
de una enfermedad de trabajo, carga procesal que no satisfizo el demandante, pues ningún
medio de convicción aportó para tal efecto. Así las cosas, si en principio el dictamen del
perito tercero en discordia sólo se apoyó en el dicho del actor y, además, no se demostró que
las actividades de éste se encuentren contempladas en la ley como causante de la hipoacusia
que le fue diagnosticada y que su ambiente de trabajo fuera ruidoso o trepidatorio, es
evidente que la Junta no podía concluir que dicho padecimiento era profesional, porque no se
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
encuentra acreditada la relación de causa-efecto entre el mismo y las actividades del actor o
su ambiente de trabajo. Tampoco asiste razón al quejoso al argumentar que fue ilegal que la
Junta negara eficacia demostrativa al dictamen pericial rendido por el perito tercero en
discordia, que diagnosticó al actor ‘fibrosis neumoconiótica con insuficiencia
cardiorrespiratoria parcial bronquitis crónica industrial’, sin tomar en cuenta que el galeno le
practicó estudios clínicos, de gabinete y de especialidad, siendo que el perito era la única
persona que podía determinar, mediante estudios clínicos y de especialidad, los
padecimientos que presentaba, pero la responsable no tomó esto en cuenta ni consideró que el
puesto de chofer siempre está expuesto en forma constante y permanente a ruidos intensos
del motor de vehículos, escapes, a inhalación de gases de motores tanto de gasolina como
diesel. La opinión rendida por el especialista tercero en discordia, no era susceptible de
generar convicción a la Junta, porque no proporcionó los elementos necesarios para tener por
acreditado el origen laboral de la fibrosis neumoconiótica con insuficiencia
cardiorrespiratoria parcial bronquitis crónica industrial’ que diagnosticó al actor, pues si la
premisa es que la enfermedad se encuentre contemplada en la tabla de enfermedades de
trabajo que contiene el artículo 513 de la ley laboral, no bastaba que la hubiera ubicado en su
título genérico ‘Neumoconiosis y enfermedades broncopulmonares producidas por aspiración
de polvos y humos de origen animal, vegetal o mineral’, en razón de que éste a su vez prevé
diversos subtítulos y fracciones específicas que contemplan la denominación científica de los
padecimientos a los que son propensos los obreros dependiendo de las labores que
desempeñen, amén de que dentro de los treinta incisos que integran el citado capítulo no
existe alguna que se refiera a la actividad de chofer que desempeñaba el actor; de modo que
se trató de una opinión ambigua de la que no era posible desprender que el galeno
efectivamente haya relacionado las tareas que realizaba el reclamante o su entorno físico, con
una afección broncopulmonar concreta y no conducía en forma sencilla a la conclusión de
que sí se establecía la presunción legal sobre su origen y que por ello se imponía relevarlo de
la fatiga de demostrar la relación causal. En ese orden de ideas, la omisión del especialista en
especificar cuál era la enfermedad que afectaba la salud del actor por el tipo de tareas que
desempeñó o el ambiente laboral y sólo ubicarlo en el título genérico del artículo 513 de la
Ley Federal del Trabajo nombrado ‘Neumoconiosis y enfermedades broncopulmonares
producidas por aspiración de polvos y humos de origen animal, vegetal o mineral’, evidencia
que el perito no proporcionó, en su carácter auxiliar de la Junta (en la ciencia en que se
previenen enfermedades), los elementos científicos necesarios para decidir que era de trabajo,
siendo que el objeto de la prueba pericial médica es precisamente orientarla en aspectos que
requieren conocimientos especializados mediante un diagnóstico concreto sobre cuál sea la
afección orgánica específica que tiene el trabajador, de acuerdo con las catalogadas en la
mencionada tabla, para que en esta opinión clínica apoyara la juzgadora sus consecuencias en
el ámbito jurídico, en ejercicio de su facultad jurisdiccional, en la especie, en materia de
seguridad social, en cuanto a si opera en favor del trabajador la presunción legal de su
profesionalidad o, de lo contrario, si éste demostró en autos que colmó su ineludible carga
procesal en cuanto a la demostración del nexo causal entre el ambiente que se desempeñó y el
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
referido padecimiento. Esto significa que si el dictamen del perito tercero en discordia no
auxilia a la Junta para ubicar con precisión en la tabla de enfermedades profesionales
establecida en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, el padecimiento del que es
portador el asegurado de acuerdo a las labores desempeñadas por él o el entorno físico en el
que se empleó, la autoridad está impedida por sí misma para decidir cuál es, entre las
previstas en ese numeral, la que posiblemente afecte la salud de aquél, mediante el análisis
del abanico de subtítulos que contempla y las fracciones que indican la denominación médica
de los padecimientos en relación con las actividades de los trabajadores, porque se trata de
aspectos científicos que atañen, por los conocimientos que se requieren, a los galenos y que
ignora la Junta, al tratarse de un órgano jurisdiccional al que sólo corresponde pronunciar el
derecho por ser el ámbito en que ejerce sus facultades conferidas por ley; de ahí que sea vital
que se recaben esos datos especializados concretos para resolver un conflicto en materia de
seguridad social y ello es lo que justifica la intervención de terceros al juicio como son los
peritos médicos. Por tanto, si el perito tercero en discordia no ubicó en forma concreta la
afección física citada en una de las fracciones que contiene la tabla de enfermedades prevista
en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo y que establecen la denominación científica
de las broncopulmonares, de acuerdo a las actividades o el ambiente laboral en que prestaba
sus servicios el actor, la Junta no contaba con los elementos necesarios para decidir si era o
no profesional la que denominó ‘fibrosis neumoconiótica con insuficiencia cardiorrespiratoria
parcial bronquitis crónica industrial’ diagnosticada, porque el título que citó es genérico y
corresponde a los especialistas médicos especificar cuál es la que ataca la salud de aquél y no
a la Junta decidir del amplio catálogo de los padecimientos broncopulmonares que consigna
ese numeral, cuál sería el conducente, según lo manifestado por el reclamante durante la
secuela procesal, las constancias de autos y las opiniones médicas rendidas, porque al carecer
de conocimientos científicos relacionados con la medicina (ciencia que se ocupa de prevenir
y curar las enfermedades) requiere de una base médico legal específica que sea garantía de
veracidad y que le sirva para apoyar su determinación con apego a derecho. Es relevante
señalar que en este asunto el actor manifestó en el capítulo de hechos de la demanda que
prestó sus servicios como chofer general de primera sin precisar en qué empresa o empresas,
y que siempre estuvo expuesto a humos de soldadura, polvos, solventes y pinturas y a la
inhalación de los mismos. Así, de lo narrado por el actor en el escrito inicial y lo manifestado
al perito tercero en discordia, destaca el hecho de que no existe coincidencia de los elementos
a los que adujo se encontró expuesto durante su vida laboral. Sin embargo, aun cuando por la
categoría de chofer que afirmó el trabajador que ocupó en diversas empresas puede colegirse
que fue en el área de tránsito de vehículos y se podía presumir la existencia de los agentes
contaminantes que le propiciaron la afección pulmonar, al tenor de las distintas enfermedades
contempladas en el abanico de fracciones de la tabla prevista en el artículo 513 de la ley
laboral, relacionadas con el tipo de puesto que desempeña el obrero y el material que
inhalaba constantemente, de cuyos aspectos depende la naturaleza o denominación específica
del padecimiento al que era propenso, era un requisito ineludible que el galeno precisara las
razones que lo llevaron a concluir que la afección que diagnosticó al accionante era del orden
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
profesional, así como que ubicara la enfermedad en las contempladas por el numeral citado
para que la Junta pudiera decidir si era irrelevante demostrar la relación causal, por
establecerse la presunción legal de su origen y al no haber rendido su opinión el facultativo
tercero en discordia en forma específica y concreta de acuerdo con la referida tabla, es claro
que por insuficiente no podía generar convicción su dictamen y lo cierto es que se refirió a un
padecimiento no contemplado en dicha tabla que denominó ‘fibrosis neumoconiótica con
insuficiencia cardiorrespiratoria parcial bronquitis crónica industrial’. Esto se afirma, porque
destacan de los agentes a los que afirmó el obrero estuvo expuesto en su vida productiva,
humos de soldadura, polvos, solventes y pinturas y el especialista le diagnosticó una ‘fibrosis
neumoconiótica con insuficiencia cardiorrespiratoria parcial bronquitis crónica industrial’,
que además de no encuadrar en los padecimientos de trabajo establecidos por el legislador,
tampoco puede inferirse una relación lógica de los elementos que refirió el obrero por las
actividades que realizaba como chofer con el diagnóstico del perito al opinar que la
disminución orgánica estaba vinculada a humos de combustión interna y polvos, para que lo
dote de veracidad, pues los términos en que el facultativo dictaminó son ambiguos en cuanto
a la intervención de los agentes que consideró como contaminantes, pues el contacto en
forma preponderante con alguno de cierta naturaleza puede ocasionar determinado tipo de
afección orgánica, lo que es factible concluir a través de un conocimiento común o sencillo y
no especializado; de modo que la falta de precisión de este dictamen induce a navegar por las
distintas hipótesis contempladas en el numeral invocado, lo que no es adecuado para decidir
el conflicto conforme a derecho. Entonces, si bien el título de la tabla prevista en el artículo
513 de la Ley Federal del Trabajo, invocado por el especialista, no debe entenderse en forma
restrictiva o limitativa sino ejemplificativa de las labores que pueden ser causantes de la
enfermedad, se requiere que el perito médico proporcione los elementos necesarios para
determinar sus consecuencias legales en el ámbito de la seguridad social, mediante la
decisión que asuma la autoridad de trabajo y si no se le orienta en esta cuestión científica o se
hace de manera deficiente, no es sostenible que opere la presunción de su origen profesional
por carecer de certidumbre esa opinión clínica y procede imponer al actor la fatiga procesal
de demostrar su naturaleza laboral, pues aun cuando el galeno concluya en la existencia del
padecimiento y el grado de incapacidad, es insuficiente para considerarla profesional. Aún
más, el legislador estableció en los artículos 475 y 476 de la ley laboral, que debe entenderse
por enfermedad de trabajo todo estado patológico derivado de la acción continuada de una
causa que tenga su origen o motivo en el trabajo o en el medio en que el obrero deba prestar
sus servicios y que son consideradas de tal naturaleza las consignadas en la tabla del numeral
513 del mismo ordenamiento. La Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
en la jurisprudencia 95/2000, sentó el criterio de que para que opere la presunción legal de
que una enfermedad se adquirió con motivo del trabajo, debe encontrarse en la tabla del
artículo 513 de la ley laboral y que esta presunción no incluye el numeral 514, pues este
último sólo fija los parámetros entre un mínimo y un máximo de disminución orgánico
funcional que pueden propiciar tanto los padecimientos como los accidentes profesionales y
la tabla de valuación se refiere a afecciones físicas que no siempre se ocasionan o derivan del
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
trabajo, de ahí que no sea dable presumir que un padecimiento o lesión prevista en este
último precepto se haya adquirido con motivo del trabajo. Tal jurisprudencia aparece
publicada en la página veinticuatro de la actualización 2001 del Apéndice al Semanario
Judicial de la Federación 1917-2000, Tomo V, Novena Época, cuyo texto es el siguiente:
‘ENFERMEDADES. LA PRESUNCIÓN DE QUE SON PROFESIONALES SÓLO OPERA
CUANDO EL PADECIMIENTO ESTA CONTEMPLADO EN EL ARTÍCULO 513 DE LA
LEY FEDERAL DEL TRABAJO. De la relación armónica de los artículos 513, 514 y 476 de
la Ley Federal del Trabajo, se concluye que para que opere la presunción legal de que una
enfermedad se adquirió con motivo del trabajo, el padecimiento debe estar incluido en la
tabla del artículo 513 referido, pues, dicha presunción no incluye al artículo 514 de la misma
ley, dado que el objetivo de este último precepto se reduce a fijar los parámetros entre un
mínimo y un máximo del grado de disminución orgánico funcional que pueden producir tanto
las enfermedades, como los accidentes de trabajo, por ello no es posible que la descripción de
ciertas enfermedades o las secuelas que pueda dejar un riesgo de trabajo contenidas en el
aludido artículo 514 constituya una presunción a favor del obrero de que la lesión o
enfermedad que se contempla en este precepto se hayan adquirido con motivo del trabajo, lo
anterior es lógico de concluir si se toma en cuenta que en parte de este dispositivo se alude
por ejemplo a pérdida o amputación de miembros como la mano, los dedos, la pierna, etc., y
a secuelas que dejen fracturas en el organismo de una persona que no siempre se ocasionan o
derivan del trabajo, de ahí que no sea dable presumir que un padecimiento o lesión previsto
en el artículo 514, se haya adquirido con motivo del trabajo, lo que no ocurre con las
enfermedades profesionales consignadas en el artículo 513, respecto de las que por
disposición del diverso artículo 476 de la ley laboral se presume su profesionalidad cuando su
portador tiene alguna de las actividades laborales que aquel precepto prevé, puesto que en
este supuesto el legislador quiso establecer en la ley una presunción a favor del obrero, esto
es, partiendo de un hecho conocido como lo es el que determinado medio ambiente origina
ciertas enfermedades, se llega a descubrir un hecho desconocido consistente en el nexo causal
inherente a las enfermedades profesionales.’. Al tenor de lo establecido por el legislador y el
criterio sostenido por el Máximo Tribunal en la jurisprudencia transcrita, se refuerza la
premisa tratada en este asunto en cuanto a que la presunción legal sobre la profesionalidad de
una enfermedad depende de que ésta y las actividades que la propician se encuentren
contempladas en la tabla del artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo; pero también es claro
que, como se mencionó, no debe entenderse de manera restrictiva sino ejemplificativa. Lo
expuesto permite considerar que si el perito tercero en discordia diagnosticó al trabajador el
padecimiento que denominó ‘fibrosis neumoconiótica con insuficiencia cardiorrespiratoria
parcial bronquitis crónica industrial’, que no está contemplado como tal en el listado de
enfermedades profesionales previsto en el artículo 513 de la ley laboral, inclusive en algunos
de los incisos del 1 al 30 de dicho numeral en que el legislador en forma categórica precisó
las afecciones debidas a inhalaciones de distintas sustancias o materiales; por lo que es
imprescindible que el experto en la ciencia de la medicina auxilie a la autoridad de trabajo,
ubicando la lesión detectada en alguno de esos índices, partiendo del supuesto de que si
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
incurre en omisión por desconocer la enfermedad específica, por mayoría de razón la Junta,
al no ser perito en esa ciencia del conocimiento, carecerá de elementos para ubicarla en
alguno de esos incisos. Por esto importa destacar que no es suficiente que una supuesta
enfermedad se diga encontrarse situada en un título de los que conforman la tabla prevista en
el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, como es el caso de ‘neumoconiosis y
enfermedades broncopulmonares producidas por aspiración de polvos y humos de origen
animal, vegetal o mineral’, para decir que Salvador Saucedo Uriarte es portador de fibrosis
neumoconiótica con insuficiencia cardiorrespiratoria parcial bronquitis crónica industrial,
puesto que el especialista no identificó particularmente la afección en un inciso concreto. De
lo contrario, era necesario que el galeno explicara en su dictamen las razones científicas y de
hecho relativas estas últimas a las constancias del expediente laboral, que pudieran servir de
soporte a su conclusión de que tenía su origen en el trabajo; es decir, era indispensable que
proporcionara los elementos necesarios por los que en su opinión el obrero era portador de
una afección orgánica distinta a las establecidas por el legislador en la tabla, pero que esa
circunstancia no la excluyera de la posibilidad de que derivara de las actividades del
asegurado o el medio ambiente en que se empleaba; así, lo expuesto por el facultativo en su
opinión médica, válidamente podía generar convicción a la Junta y la condujera a decidir la
condena al pago de una pensión por incapacidad parcial permanente, con apoyo en un
dictamen lo suficientemente motivado y respaldado en el artículo 513 invocado, por
encuadrar la enfermedad diagnosticada al trabajador en lo establecido por el legislador y
acorde a los criterios firmes del Tribunal Máximo, para demostrar su profesionalidad, lo que
no ocurrió en la especie. Por estos razonamientos, este Tribunal Colegiado estima que es
infundado lo que aduce el quejoso sobre la ilegalidad del laudo reclamado al negar la
responsable plena eficacia demostrativa al dictamen rendido por el especialista tercero en
discordia en lo atinente a la pensión por incapacidad reclamada. El anterior criterio fue
sustentado por este órgano colegiado en la ejecutoria pronunciada en el amparo directo DT.
10093/2002, promovido por el Instituto Mexicano del Seguro Social, lo que dio lugar a que
se estableciera la tesis que es del tenor siguiente: ‘ENFERMEDAD PROFESIONAL, PARA
SU DEMOSTRACIÓN ES NECESARIO QUE EL PERITO UBIQUE EL PADECIMIENTO
EN ALGUNA DE LAS FRACCIONES DE LA TABLA PREVISTA EN EL ARTÍCULO
513 DE LA LEY FEDERAL DEL TRABAJO; Y DE NO CONTEMPLARSE
ESPECÍFICAMENTE EN UNA DE ELLAS, ADUZCA LAS RAZONES MÉDICAS POR
LAS QUE SE COMPRUEBE QUE ES DE ESA NATURALEZA. La Segunda Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación sentó jurisprudencia en el sentido de que para que se
presuma la profesionalidad de una enfermedad, es necesario que se trate de las previstas en la
tabla de enfermedades de trabajo consignadas en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo
y que las actividades del obrero estén contempladas como causantes de la misma; lo que hace
indispensable que el perito ubique el padecimiento que diagnostique al trabajador de manera
específica en una de las fracciones en que se dividen los subtítulos de la mencionada tabla y
que conforman el abanico de afecciones orgánicas a las que están propensos los empleados
por las labores desarrolladas, o bien, que de no estar catalogado por el legislador en un índice
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
concreto, el galeno, en auxilio técnico de las funciones de la Junta, deberá proporcionar los
datos médicos, expresar las razones por las que en su opinión el obrero es portador de una
enfermedad distinta a las enumeradas en la tabla, pero causada por la vida productiva de su
trabajo, a fin de que el dictamen sirva a la autoridad para decidir sobre su origen; sin que sea
suficiente decir que la lesión se sitúa en un subtítulo concreto, como podría ser, a manera de
ejemplo, que se sufre de una afección broncopulmonar, por la simple mención de que se
ubica en el subtítulo: «Neumoconiosis y enfermedades broncopulmonares producidas por
aspiración de polvos y humos de origen animal, vegetal o mineral», puesto que la
perturbación orgánica debe ser identificada de manera fehaciente en relación directa con el
elemento que la provocó, a saber, por la inhalación de polvos de lana, algodón, lino, etcétera;
diversa a una variable que la incitó por la aspiración de polvos de la industria del yeso,
papelera, del acero-manganeso, entre otros que define la norma. Además de que a la Junta no
corresponde decidir cuál sería la fracción en que se localiza el padecimiento que merma la
salud del trabajador por sus actividades o el ambiente laboral en que prestó sus servicios, por
carecer de los conocimientos necesarios para ello, pues la justificación en la exposición
concreta de los elementos que soporten el dictamen rendido por el facultativo, es lo que
generará convicción en cuanto a la profesionalidad de una enfermedad.’. En ese orden de
ideas, y en virtud de que este tribunal no encontró materia para suplir la deficiencia de los
conceptos de violación en términos de lo dispuesto por el artículo 76 bis, fracción VI,
procede negar el amparo solicitado."
DT. 15393/2002
"QUINTO. El examen de los conceptos de violación conduce a determinar lo siguiente: ... El
quejoso, esencialmente alega por otra parte, que la Junta responsable al dar valor probatorio
pleno al dictamen del perito tercero en discordia, dejó de observar que dicho facultativo no
mencionó en qué artículos y fracciones de la Ley Federal del Trabajo, se basó para
determinar los padecimientos que supuestamente diagnosticó al actor. Es fundado lo anterior
y suficiente para conceder el amparo solicitado, de conformidad con las siguientes
consideraciones. El perito tercero en discordia, al enumerar y calificar los diagnósticos en el
dictamen que rindió expresó: ‘Diagnósticos: 1. Cortipatía bilateral secundaria a trauma
acústico crónico y proceso degenerativo que le condiciona una hipoacusia bilateral
combinada del 30%. 2. Enfermedad broncopulmonar producida por inhalación de polvos de
algodón y fibra sintética. 3. Enfermedad articular degenerativa de predominio lumbar grado
III. 4. Gonartrosis bilateral grado II. 5. Diabetes mellitus. 6. No hay evidencia de daño
cerebral o neurológico. Pronóstico: Bueno para la vida, malo para la función. Tratamiento:
Control médico especializado. Conclusiones y consideraciones médico legales: El C. Eladio
Becerril Urbina es portador del diagnóstico referido en párrafos correspondientes, siendo los
dos primeros del orden profesional por tener relación directa de causa efecto con su medio
ambiente laboral y se califican con la Ley Federal del Trabajo en vigor en sus artículos 473,
475, 476 y 513, dichos padecimientos le confieren una incapacidad parcial y permanente con
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
fundamento en los artículos 477, fracción II y 479 del mismo ordenamiento legal. Y se
valúan con los artículos 17, por similitud, 18, 481 y 514, fracción 351, para el primer
diagnóstico correspondiéndole el 25% (veinticinco por ciento) y fracción 370 para el segundo
diagnóstico correspondiéndole 25% (veinticinco por ciento) totalizando 50% (cincuenta por
ciento) de disminución físico orgánico funcional.’ (foja 59). Por otra parte, se desprende del
laudo reclamado que la Junta responsable estimó el dictamen médico rendido por el perito
tercero en discordia como idóneo para condenar al reconocimiento de que el actor se
encontraba con dos padecimientos del orden profesional, que le ocasionaron una incapacidad
parcial y permanente, cuando consideró lo siguiente: ‘Respecto al dictamen del perito médico
tercero en discordia, resulta procedente concederle valor probatorio pleno, debido a los
estudios médicos especializados y complementarios que le realizó al hoy accionante, que lo
llevaron a precisar en forma más clara sus padecimientos y a determinar en sus conclusiones
médico legales de manera adecuada y el porqué de sus diagnósticos y de su valuación,
tomando en cuenta que éste se valió y consideró más y mejores elementos suficientes e
indubitables que forman convicción en esta Junta, ya que precisa en forma debida el porqué
de los padecimientos que le diagnosticó son de orden general, de lo que se colige que
desahoga los extremos de la pericial médica. En consecuencia, dicho dictamen resulta ser
minucioso y pormenorizado.’ (foja 86). Ahora bien, lo anterior fue incorrecto tomando en
consideración que si bien es cierto que el perito tercero en discordia fundó sus conclusiones
respecto de los padecimientos que encontró, entre otros en el artículo 513 de la Ley Federal
del Trabajo, también lo es que omitió precisar en qué fracción o fracciones del dispositivo
legal en cita se encontraban dichos padecimientos si los estimó del orden profesional, o bien,
si no fue así, cuáles fueron las razones médicas para considerarlos de tal naturaleza, por lo
que el laudo fue violatorio de garantías en perjuicio del quejoso, ya que no es suficiente con
citar globalmente el artículo 513 de la ley laboral, puesto que es indispensable que la opinión
médica en que se apoye la Junta, cumpla con los requisitos precisados. Sirve de apoyo a lo
anterior, la tesis de jurisprudencia número I.13o.T. J/1 de este mismo tribunal, que dice:
‘ENFERMEDAD PROFESIONAL, PARA SU DEMOSTRACIÓN ES NECESARIO QUE
EL PERITO UBIQUE EL PADECIMIENTO EN ALGUNA DE LAS FRACCIONES DE
LA TABLA PREVISTA EN EL ARTÍCULO 513 DE LA LEY FEDERAL DEL TRABAJO;
Y DE NO CONTEMPLARSE ESPECÍFICAMENTE EN UNA DE ELLAS, ADUZCA LAS
RAZONES MÉDICAS POR LAS QUE SE COMPRUEBE QUE ES DE ESA
NATURALEZA. La Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sentó
jurisprudencia en el sentido de que para que se presuma la profesionalidad de una
enfermedad, es necesario que se trate de las previstas en la tabla de enfermedades de trabajo
consignadas en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo y que las actividades del obrero
estén contempladas como causantes de la misma; lo que hace indispensable que el perito
ubique el padecimiento que diagnostique al trabajador de manera específica en una de las
fracciones en que se dividen los subtítulos de la mencionada tabla y que conforman el
abanico de afecciones orgánicas a las que están propensos los empleados por las labores
desarrolladas, o bien, que de no estar catalogado por el legislador en un índice concreto, el
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
galeno, en auxilio técnico de las funciones de la Junta, deberá proporcionar los datos
médicos, expresar las razones por las que en su opinión el obrero es portador de una
enfermedad distinta a las enumeradas en la tabla, pero causada por la vida productiva de su
trabajo, a fin de que el dictamen sirva a la autoridad para decidir sobre su origen; sin que sea
suficiente decir que la lesión se sitúa en un subtítulo concreto, como podría ser, a manera de
ejemplo, que se sufre de una afección broncopulmonar, por la simple mención de que se
ubica en el subtítulo: «Neumoconiosis y enfermedades broncopulmonares producidas por
aspiración de polvos y humos de origen animal, vegetal o mineral», puesto que la
perturbación orgánica debe ser identificada de manera fehaciente en relación directa con el
elemento que la provocó, a saber, por la inhalación de polvos de lana, algodón, lino, etcétera;
diversa a una variable que la incitó por la aspiración de polvos de la industria del yeso,
papelera, del acero-manganeso, entre otros que define la norma. Además de que a la Junta no
corresponde decidir cuál sería la fracción en que se localiza el padecimiento que merma la
salud del trabajador por sus actividades o el ambiente laboral en que prestó sus servicios, por
carecer de los conocimientos necesarios para ello, pues la justificación en la exposición
concreta de los elementos que soporten el dictamen rendido por el facultativo, es lo que
generará convicción en cuanto a la profesionalidad de una enfermedad.’ Sustentada al
resolver los juicios de amparo directo 10093/2002, 11873/2002 y 12433/2002, vistos en
sesiones de veinte y veintiocho de junio, y once de julio de dos mil dos, respectivamente. En
las apuntadas condiciones, al ser violatorio de garantías el laudo reclamado, se debe conceder
el amparo solicitado para el efecto de que la Junta responsable lo deje insubsistente y en su
lugar dicte uno nuevo, en el cual siguiendo los lineamientos de esta ejecutoria considere que
no se demostró la profesionalidad de los padecimientos identificados por el perito tercero
como ‘1. Cortipatía bilateral secundaria a trauma acústico crónico y proceso degenerativo que
le condiciona una hipoacusia bilateral combinada del 30%. 2. Enfermedad broncopulmonar
producida por inhalación de polvos de algodón y fibra sintética.’ y partiendo de esa
consideración resuelva lo que proceda."
DT. 15813/2002
"CUARTO. Los conceptos de violación son infundados. Rosendo Ochoa Ochoa demandó del
Instituto Mexicano del Seguro Social el otorgamiento y pago de una pensión por incapacidad
total permanente, así como diversas prestaciones accesorias, dado que padecía bronquitis
química industrial, la cual era del orden profesional. Indicó que prestó sus servicios en la
empresa Henkel Mexicana, Sociedad Anónima de Capital Variable, en donde estuvo
sometido a trabajos muy rigurosos como los de levantar canales metálicos de
aproximadamente cincuenta kilogramos, estando expuesto a la degeneración de su salud por
tratarse de la rama de la industria química, en la que se manejan ácidos y productos químicos,
gases, polvos, humos, vapores de sustancias químicas, solventes, óxidos, sustancias tóxicas,
sujeto a soportar ruidos que impedían la comunicación oral, así como estar levantando y
transportando constantemente las sustancias químicas que se utilizaban para el proceso de
-37-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
elaboración. El Instituto Mexicano del Seguro Social negó derecho al actor para reclamar la
pensión de mérito, en virtud que no cumplía con los requisitos legales establecidos en los
artículos 7o., 9o., 57, 58 y 65 de la Ley del Seguro Social, siendo falso que presentara el
padecimiento que mencionaba y, sobre todo, que tuviera relación causa-efecto con su
ambiente laboral. La Junta del conocimiento absolvió al Instituto Mexicano del Seguro Social
del otorgamiento de pensión por incapacidad parcial permanente por el padecimiento
bronquitis crónica industrial, al considerar que dicha enfermedad no está contemplada como
del orden profesional en la tabla contenida en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo,
por lo que mediante el dictamen médico sólo se demostraba que el accionante sufría dicho
padecimiento, pero no que el mismo tuviese un origen derivado del medio ambiente laboral
del actor o en las actividades que desempeñó, y que en tal virtud debió acreditarse que la
enfermedad padecida se encontraba relacionada con la actividad específica desempeñada por
el actor o con la rama de la industria en que se vio obligado a laborar, o región en que se
desenvolvió, sin embargo, que ello no ocurrió. El quejoso se duele en sus motivos de
inconformidad de la absolución del instituto demandado de pagarle una pensión por
incapacidad parcial permanente por el padecimiento denominado bronquitis crónica
industrial, pues afirma que la Junta responsable incorrectamente apreció que no demostró la
relación de causalidad, no obstante que el instituto demandado no acreditó los elementos
constitutivos de sus excepciones, lo que era suficiente para sustentar la condena y, por otro
lado, sostiene que omitió analizar adecuadamente los dictámenes rendidos por el perito de la
parte actora y el tercero en discordia, mediante los cuales sí se acredita el riesgo de trabajo, y
que si bien la bronquitis no se encuentra contemplada en los incisos del artículo 513 de la Ley
Federal del Trabajo, ello no limita que dicho padecimiento pueda ser del orden profesional,
pues así lo prevé el artículo 515 de dicho ordenamiento legal. El anterior motivo de
inconformidad es infundado, por lo siguiente: Cuando se trata de la reclamación de
reconocimiento de enfermedades profesionales, si el padecimiento del trabajador se encuentra
considerado en la tabla contenida en el artículo 513 de la ley de la materia y se consigna su
actividad como causante del padecimiento, se actualiza a su favor la presunción de que la
enfermedad es de origen profesional y, por tanto, el dictamen médico que concluya sobre su
existencia y el grado de incapacidad es suficiente para determinar dicho origen, sin que exista
la necesidad de acreditar con otros medios de convicción la relación de causa-efecto entre el
padecimiento y su actividad o medio de trabajo. En cambio, cuando la enfermedad
diagnosticada esté considerada en dicha tabla como de trabajo, pero la actividad que dijo
desempeñar no corresponda o tenga el equivalente con alguna de las ahí consideradas como
causantes del padecimiento, o bien, cuando ni la enfermedad ni la actividad del trabajador se
encuentren señaladas en la tabla, no se actualiza la presunción de que su enfermedad tenga un
origen profesional y, por ende, se requiere la demostración de la relación causal. Lo anterior
tiene su apoyo en la jurisprudencia de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación número 29/98 de tres de abril de mil novecientos noventa y ocho, que resolvió la
contradicción de tesis 33/97, consultables en las páginas cuatrocientos uno y cuatrocientos
dos del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo VII, mayo de
-38-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
mil novecientos noventa y ocho, cuyos rubro y contenido son del tenor siguiente:
‘ENFERMEDAD PROFESIONAL. LA RELACIÓN CAUSAL ENTRE ÉSTA Y EL
MEDIO EN EL CUAL EL TRABAJADOR PRESTE O HAYA PRESTADO SUS
SERVICIOS, NO REQUIERE NECESARIAMENTE DE LA PRESENCIA DEL PERITO
MÉDICO EN EL LUGAR, EMPRESA O ESTABLECIMIENTO. Conforme a la
jurisprudencia sustentada por este Alto Tribunal, la prueba pericial médica es la idónea para
determinar, tanto si el origen de una enfermedad es de carácter profesional, como el grado de
incapacidad que le provoque al trabajador. Sin embargo, establecer una regla general,
aplicable a la universalidad de los casos, para tener por acreditado el señalado vínculo causal,
involucraría cargas procesales adicionales innecesarias y sin soporte legal, o bien, un
desequilibrio entre las partes contendientes, al extremo de provocar laudos condenatorios
basados en la simple afirmación del actor sustentada nada más que en el desahogo de una
pericial médica que no arroje la convicción necesaria para tal fin. En atención a ello, si se
trata de una enfermedad cuya profesionalidad se presume, o sea, de aquéllas enumeradas en
la tabla a que se refiere el artículo 513, de la Ley Federal del Trabajo, el dictamen médico
que concluya sobre la existencia del padecimiento y el grado de la incapacidad, es suficiente
para determinar dicho origen, sin perjuicio de que el demandado rinda pruebas que desvirtúen
esta presunción, conforme al numeral 476 de la misma ley; fuera de este supuesto, es decir,
tratándose de enfermedades no contempladas en la tabla de referencia, el peritaje debe
establecer además, si existe o no una relación causal entre el padecimiento y el trabajo
(relación directa) o el medio ambiente laboral (relación indirecta), así como especificar cuál
es esa relación y los medios de que se valió el perito para su determinación, y para que el
dictamen del experto alcance valor probatorio pleno, deberá encontrarse robustecido con el
resultado de la visita que haga al lugar o centro de trabajo, para constatar cuáles eran o son
las condiciones ambientales en que se vino desarrollando la actividad o profesión, si esto
puede obtenerlo por sí mismo o bien, auxiliado por un técnico o científico que se encargue de
perfeccionar, esclarecer o ampliar las conclusiones del dictamen primigenio, salvo que en
autos existan constancias de las que se desprendan los datos en cuestión, incluso otros
dictámenes periciales relacionados con esas condiciones. Lo anterior, sin demérito de que las
Juntas de Conciliación y Arbitraje actúen, en los términos previstos en el artículo 782, de la
Ley de la materia, en el sentido de ordenar con citación de las partes, el examen de lugares o
reconocimiento por peritos, a fin de practicar las diligencias que juzguen convenientes para el
esclarecimiento de la verdad.’. Como se advierte, hay casos en los que el dictamen pericial
resulta suficiente para determinar la profesionalidad de un padecimiento, lo que sucede
cuando la enfermedad diagnosticada es de las que se encuentran enumeradas en la tabla a que
se refiere el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, supuesto en el que la profesionalidad
se presume, pero también existen otros, como en los que se trata de enfermedades no
contempladas en la tabla de referencia, en los que se requiere, además, que el peritaje
establezca si existe o no la relación causal entre el padecimiento y el trabajo realizado o el
medio ambiente en que se desempeñó, y los medios de que se valió el perito para llegar a
dicha conclusión, amén de que para que alcance valor probatorio pleno deberá encontrarse
-39-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
robustecido con el resultado de la visita que haga al centro de trabajo para corroborar cuáles
eran o son las condiciones ambientales en que se vino desarrollando la actividad o profesión,
bien que lo haga por sí mismo o ayudado por un técnico o científico que permita ampliar,
esclarecer o perfeccionar las conclusiones del dictamen primario o que dicha visita resulte
innecesaria en virtud de existir en autos otros elementos, de los que pueda deducirse cuál era
el ambiente de trabajo en el que se prestaban los servicios. En la especie, Rosendo Ochoa
Ochoa reclamó el reconocimiento del padecimiento de bronquitis química industrial. Por otro
lado, en su demanda inicial, precisó que: ‘... comenzó a prestar sus servicios desde el 15 de
octubre de 1962 ... durante tantos años estuvo sometido a trabajos muy rigurosos como los de
levantar canales metálicos de aproximadamente 50 kilogramos y, asimismo, estaba expuesto
a degenerarse su salud por la misma rama de la industria química y que se manejan toda clase
de ácidos y productos químicos, gases y polvos que perjudican gravemente tanto el nivel de
los pulmones, garganta e incluso por el ruido tan fuerte que se produce se ha visto también
afectado de los oídos produciendo, ya que tan sólo en la empresa Henkel Mexicana, S.A. de
C.V., ha venido trabajando por más de 34 años ... durante su vida laboral y de su jornada
permanecía expuesto en forma directa y constante a diversos agentes contaminantes, como
son polvos, gases, humos, vapores de sustancias químicas, solventes, óxidos, gas, sustancias
tóxicas, sujeto a soportar ruidos que impiden la comunicación verbal, así como estar
constantemente levantando y transportando las sustancias químicas que utilizan para el
proceso de elaboración y cajas de salida de los productos para su acomodo y venta y
distribución ... por ello se afectó severamente su salud ...’ (foja dos). De entre los tres
peritajes que obran en autos, la autoridad responsable otorgó valor probatorio pleno al
emitido por el tercero en discordia. En el aludido dictamen aparece, en la parte que interesa,
lo siguiente: ‘Antecedentes laborales: 1. Inicia su vida laboral a la edad de 16 años en la
fábrica de Café al Gusto, S.A. de C.V. como ayudante general, puesto que desempeña
durante 1 año. 2. A los 17 años trabaja para Sepúlveda Hermanos, S.A. de C.V., como
ayudante general durante 1 año. 3. Posteriormente, a los 18 años de edad trabaja para Henkel
Mexicana, S.A. de C.V., lugar donde labora hasta la fecha ocupando diferentes puestos como
son: en un principio en intendencia, chofer y repartidor de productos químicos y mensajería,
lugar donde se desempeña actualmente haciendo una antigüedad de 36 años. Expuesto:
durante su vida laboral a sonidos procedentes del camión repartidor de personal y otros
vehículos automotores, humos de combustión, inhalación de los productos químicos que
transportaba, polvos del medio ambiente (sobre todo de la fábrica cercana Sosa Texcoco),
bipedestación prolongada, esfuerzos sobre esfuerzos ... Diagnósticos: ... 2. bronquitis crónica
industrial ...’ (fojas cuarenta y ocho y cuarenta y nueve). En el laudo reclamado, la Junta dijo,
en cuanto a la enfermedad bronquitis crónica industrial: ‘... ésta no quedó debidamente
evidenciada; toda vez que, si bien es cierto que el dictamen tercero en discordia concluye que
el actor padece esta enfermedad del orden profesional por encontrar relación directa de causaefecto con su medio ambiente laboral; también lo es que la tabla de enfermedades a que alude
el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, en sus títulos de ‘neumoconiosis y
enfermedades broncopulmonares producidas por aspiración de polvos y humos de origen
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
animal, vegetal o mineral’, y el de enfermedades de las vías respiratorias producidas por
inhalación de gases y vapores, no se encuentra enumerada la bronquitis crónica industrial;
ante tal circunstancia, es necesario que la enfermedad padecida se encuentre relacionada con
la actividad específica desempeñada por el actor o con la rama de la industria en que se vio
obligado a laborar, o región en que se desenvolvió, a la que se refiere la tabla de
enfermedades y actividades industriales contenidas en el dispositivo legal citado, lo que no
ocurrió en el presente caso; por tanto, la relación de causalidad no quedó acreditada en el
juicio laboral pues, en todo caso, los peritajes debieron establecer los elementos con los que
quedó acreditada la relación de causa-efecto que se señala, al no operar la presunción que
deriva de la observancia de los artículos 476 y 513 de la Ley Federal del Trabajo; tiene
aplicación la jurisprudencia número 95/2000, sustentada por la Segunda Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, que a la letra dice: ‘ENFERMEDADES. LA PRESUNCIÓN
DE QUE SON PROFESIONALES SOLO OPERA CUANDO EL PADECIMIENTO ESTÁ
CONTEMPLADO EN EL ARTÍCULO 513 DE LA LEY FEDERAL DEL TRABAJO.’
(folios setenta y cinco y setenta y seis). Lo anterior se estima correcto por las siguientes
consideraciones. Rosendo Ochoa Ochoa manifestó únicamente en su demanda laboral que
trabajó por más de treinta y cuatro años en la empresa Henkel Mexicana, S.A. de C.V., pero
omitió precisar la categoría o puestos que desempeñó y las actividades a que se dedicaba la
empresa Henkel Mexicana, S.A. de C.V., pues se limitó a precisar que padecía la enfermedad
mencionada debido a que estuvo expuesto a ‘diversos agentes contaminantes, como son
polvos, gases, humos, vapores de sustancias químicas, solventes, óxidos, gas, sustancias
tóxicas, sujeto a soportar ruidos que impiden la comunicación verbal así como estar
constantemente levantando y transportando las sustancias químicas que utilizan para el
proceso de elaboración y cajas de salida de los productos para su acomodo y venta y
distribución ...’ (foja dos). Al perito tercero en discordia, que fue al que la Junta le concedió
valor probatorio, le refirió que inició a laborar como ayudante general en la fábrica de Café al
Gusto y posteriormente en Sepúlveda Hermanos; también, y posteriormente, se desempeñó
en el área de intendencia, chofer y repartidor de productos químicos y mensajería en la
empresa Henkel Mexicana, S.A. de C.V., sin embargo, cierto resulta que en la demanda
inicial no señaló ninguna de esas categorías ni precisó las actividades que desempeñó en cada
una de ellas, ni a las que se dedicaban las empresas para las que laboró, lo cual no debe
soslayarse, pues los argumentos que conforman la acción del trabajador deben quedar
precisados desde el escrito inicial de demanda, ya que no es dable aceptar nuevos argumentos
con posterioridad, como sucedió en la especie, al relatarle el actor al perito tercero en
discordia categorías que no señaló en su demanda laboral, pues de aceptarlo se estaría
dejando en estado de indefensión a la contraparte. Por tanto, si el actor desde el inicio de su
demanda no refirió qué puestos desempeñó a lo largo de su vida laboral ni las actividades que
desarrolló en cada uno de éstos, ni las actividades a que se dedicaban las empresas para las
que laboró y, en particular, la actividad específica de la empresa para la cual laboró treinta y
cuatro años, es decir, la mayor parte de su vida, así como los puestos que desempeñó en ésta,
y así el motivo por el cual tenía contacto o manipulaba lo agentes contaminantes que refirió,
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
cierto resulta que ello es insuficiente para tener por acreditada la relación causa-efecto entre
el padecimiento dictaminado y las actividades desarrolladas por el trabajador, pues no
permite arribar a la conclusión de que el actor haya sido portador de tal enfermedad, como así
lo explica la jurisprudencia que ha quedado transcrita, para llegar a la inferencia lógica que el
reclamante se desempeñó en un ambiente perjudicial y con ello demostrar el origen
profesional del padecimiento; por tanto, el actuar de la Junta fue legal. A mayor
abundamiento, es dable puntualizar que el capítulo de la Ley Federal del Trabajo que prevé
las enfermedades broncopulmonares debidas a la inhalación de polvos y humos de origen
animal, vegetal o mineral, es un rubro genérico que desglosa, en los numerales que lo
integran, una lista de enfermedades específicas relacionadas cada una a su vez con
actividades o industrias que presuponen la relación directa o indirecta entre la enfermedad y
la actividad o ambiente en que se presta el servicio; en otras palabras, dichos incisos
contemplan diversos padecimientos específicos cuyo origen se presume, por ley, como
consecuencia de la exposición del empleado a determinado ambiente de trabajo o a la
manipulación de productos que ahí se describen y que culminan en la existencia de la
enfermedad. En ese sentido, es menester señalar que en el aludido capítulo de la Ley Federal
del Trabajo no se encuentra contemplada la bronquitis como enfermedad profesional, y para
presuponer la profesionalidad del padecimiento era necesario que la actividad de éste se
encontrara contemplada en dicho capítulo, pero al no precisar el actor su actividad, no es
posible establecer la relación de causa-efecto entre la enfermedad y el ambiente de trabajo,
por lo que los peritos debieron allegarse de otros elementos para establecer la profesionalidad
del padecimiento, pues si bien es cierto, como lo alega el quejoso, la tabla del artículo 513 de
la ley de la materia, es ejemplificativa y no limitativa, también lo es que, en la especie, los
elementos derivados del dictamen médico tercero en discordia son insuficientes para
establecer el nexo de causalidad, ya que aun cuando se dijo que estuvo expuesto a agentes
contaminantes, como el polvo, gases, humos, vapores de sustancias químicas, solventes,
óxidos y sustancias tóxicas, no se especificó las actividades que desarrolló el actor en la
empresa Henkel Mexicana, S.A. de C.V., a fin de establecer la relación con dichos agentes
contaminantes, esto es, no se precisó el motivo por el cual el reclamante tenía contacto con
los agentes contaminantes en mención, de ahí que, en el caso, sí se requería corroborar la
profesionalidad del padecimiento diagnosticado al actor mediante cualquier otro medio
probatorio, como lo podía ser la visita al centro de trabajo. Además, otro aspecto importante
es que el especialista tercero en discordia omitió ubicar dicho padecimiento en alguna de las
fracciones previstas en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, situación que no permite
identificar la relación directa con el elemento que el perito estimó provocó dicho
padecimiento al reclamante, por ello, se carece de los elementos necesarios para establecer el
origen del padecimiento diagnosticado como bronquitis crónica industrial. Tiene apoyo la
anterior consideración en la tesis sostenida por este Tribunal Colegiado, I.3o.T. J/1, cuyos
rubro y texto dicen: ‘ENFERMEDAD PROFESIONAL, PARA SU DEMOSTRACIÓN ES
NECESARIO QUE EL PERITO UBIQUE EL PADECIMIENTO EN ALGUNA DE LAS
FRACCIONES DE LA TABLA PREVISTA EN EL ARTÍCULO 513 DE LA LEY
-42-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
FEDERAL DEL TRABAJO; Y DE NO CONTEMPLARSE ESPECÍFICAMENTE EN UNA
DE ELLAS, ADUZCA LAS RAZONES MÉDICAS POR LAS QUE SE COMPRUEBE
QUE ES DE ESA NATURALEZA. La Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación sentó jurisprudencia en el sentido de que para que se presuma la profesionalidad de
una enfermedad, es necesario que se trate de las previstas en la tabla de enfermedades de
trabajo consignadas en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo y que las actividades del
obrero estén contempladas como causantes de la misma; lo que hace indispensable que el
perito ubique el padecimiento que diagnostique al trabajador de manera específica en una de
las fracciones en que se dividen los subtítulos de la mencionada tabla y que conforman el
abanico de afecciones orgánicas a las que están propensos los empleados por las labores
desarrolladas; o bien, que de no estar catalogado por el legislador en un índice concreto, el
galeno, en auxilio técnico de las funciones de la Junta, deberá proporcionar los datos
médicos, expresar las razones por las que en su opinión el obrero es portador de una
enfermedad distinta a las enumeradas en la tabla, pero causada por la vida productiva de su
trabajo, a fin de que el dictamen sirva a la autoridad para decidir sobre su origen; sin que sea
suficiente decir que la lesión se sitúa en un subtítulo concreto, como podría ser, a manera de
ejemplo, que se sufre de una afección broncopulmonar, por la simple mención de que se
ubica en el subtítulo: «Neumoconiosis y enfermedades broncopulmonares producidas por
aspiración de polvos y humos de origen animal, vegetal o mineral», puesto que la
perturbación orgánica debe ser identificada de manera fehaciente en relación directa con el
elemento que la provocó, a saber, por la inhalación de polvos de lana, algodón, lino, etcétera;
diversa a una variable que la inventó por la aspiración de polvos de la industria del yeso,
papelera, del acero-manganeso, entre otros que define la norma. Además de que a la Junta no
corresponde decidir cuál sería la fracción en que se localiza el padecimiento que merma la
salud del trabajador por sus actividades o el ambiente laboral en que prestó sus servicios, por
carecer de los conocimientos necesarios para ello, pues la justificación en la exposición
concreta de los elementos que soporten el dictamen rendido por el facultativo, es lo que
generará convicción en cuanto a la profesionalidad de una enfermedad.’. Por tanto, este
Tribunal Colegiado considera que del material probatorio que corre agregado a los autos no
se acredita la relación de causalidad del padecimiento bronquitis crónica industrial
diagnosticado a Rosendo Ochoa Ochoa, asimismo, considera que la determinación de la Junta
responsable es correcta y debe prevalecer, puesto que se encuentra debidamente fundada y
motivada, amén de que no se advierte violación a lo dispuesto en el artículo 476 de la Ley
Federal del Trabajo, pues la autoridad en forma alguna pasó por alto el contenido de dicho
precepto, dado que mediante el dictamen del especialista sólo se acredita que el actor padece
bronquitis crónica industrial, pero no que dicha enfermedad tenga su origen en el trabajo o en
el medio ambiente laboral, tal como lo dispone dicho precepto. Asimismo, resulta infundado
lo manifestado por el quejoso respecto a que le correspondía al instituto demandado acreditar
los elementos constitutivos de sus excepciones, además de que debía demostrar las causas por
las que no se generaban los hechos que le fueron imputados; pues contrario a ello, debe
decirse que el Instituto Mexicano del Seguro Social no tiene la calidad de patrón del
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
demandante, sino de órgano asegurador y, por otra parte, en ningún precepto legal se impone
al instituto demostrar el medio ambiente laboral en que se desempeñó un trabajador que
reclame alguna pensión por incapacidad, además, conforme a lo considerado en la ejecutoria
de la jurisprudencia 29/98 de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
antes citada en este estudio, por principio, corresponde al actor la carga de probar cuáles son
sus padecimientos y la actividad que desempeñaba, para poder determinar si ese
padecimiento tuvo como origen la actividad desarrollada y poderla calificar como de trabajo,
y si el padecimiento y la actividad están contempladas en la tabla del artículo 513 de la Ley
Federal del Trabajo, esto es, la actividad como causante de una enfermedad de trabajo y el
padecimiento como un efecto de esa actividad, llevaría la presunción legal que es de trabajo y
ahí no tendría que demostrar el actor la relación de causa a efecto; en cambio, cuando ni la
actividad ni los padecimientos están en la tabla como tales, ahí sí se debe demostrar la
relación de causa a efecto, por tanto se debe determinar si en el caso los padecimientos
diagnosticados por los peritos médicos están contemplados en la ley como de trabajo y si la
actividad o alguna similar a las actividades que la ley considera como causantes de
enfermedades de trabajo son las que en el caso desempeñaba o era el ambiente en que
realizaba sus labores el actor, porque de ahí depende si éste debe o no acreditar la relación de
causa a efecto entre sus padecimientos y el medio ambiente laboral y, en la especie, el
accionante debió demostrar dicho nexo, sin embargo, por lo que ve al padecimiento
denominado bronquitis crónica no satisfizo dicha carga, de ahí que no sea el instituto quien
deba demostrar los elementos constitutivos de sus excepciones. Finalmente, respecto al
dictamen médico rendido por el especialista de la parte actora, al cual la Junta le restó
eficacia probatoria, cabe decir que con independencia del valor otorgado, el mismo también
es insuficiente para demostrar el nexo causal entre el padecimiento diagnosticado como
bronquitis crónica y el medio ambiente laboral en que se desempeñó el actor, pues tampoco
aporta elemento alguno en cuanto a las categorías que desempeñó el actor, ni la actividad a
que se dedicaba la empresa Henkel Mexicana, S.A. de C.V.; por tanto, no es verdad que
mediante el mismo se demuestre la profesionalidad del padecimiento en comento. En esas
condiciones, desestimados los conceptos de violación y sin que este Tribunal Colegiado
advierta deficiencia de la queja que suplir, debe negarse el amparo y protección de la Justicia
Federal a Rosendo Ochoa Ochoa."
Dicho criterio dio origen a la tesis de jurisprudencia I.13o.T. J/1, Tomo XVI, octubre de
2002, página 1185 del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,
Tribunales Colegiados de Circuito, cuyos rubro y texto son los siguientes:
"ENFERMEDAD PROFESIONAL, PARA SU DEMOSTRACIÓN ES NECESARIO QUE
EL PERITO UBIQUE EL PADECIMIENTO EN ALGUNA DE LAS FRACCIONES DE
LA TABLA PREVISTA EN EL ARTÍCULO 513 DE LA LEY FEDERAL DEL TRABAJO;
Y DE NO CONTEMPLARSE ESPECÍFICAMENTE EN UNA DE ELLAS, ADUZCA LAS
RAZONES MÉDICAS POR LAS QUE SE COMPRUEBE QUE ES DE ESA
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
NATURALEZA. La Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sentó
jurisprudencia en el sentido de que para que se presuma la profesionalidad de una
enfermedad, es necesario que se trate de las previstas en la tabla de enfermedades de trabajo
consignadas en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo y que las actividades del obrero
estén contempladas como causantes de la misma; lo que hace indispensable que el perito
ubique el padecimiento que diagnostique al trabajador de manera específica en una de las
fracciones en que se dividen los subtítulos de la mencionada tabla y que conforman el
abanico de afecciones orgánicas a las que están propensos los empleados por las labores
desarrolladas, o bien, que de no estar catalogado por el legislador en un índice concreto, el
galeno, en auxilio técnico de las funciones de la Junta, deberá proporcionar los datos
médicos, expresar las razones por las que en su opinión el obrero es portador de una
enfermedad distinta a las enumeradas en la tabla, pero causada por la vida productiva de su
trabajo, a fin de que el dictamen sirva a la autoridad para decidir sobre su origen; sin que sea
suficiente decir que la lesión se sitúa en un subtítulo concreto, como podría ser, a manera de
ejemplo, que se sufre de una afección broncopulmonar, por la simple mención de que se
ubica en el subtítulo: ‘Neumoconiosis y enfermedades broncopulmonares producidas por
aspiración de polvos y humos de origen animal, vegetal o mineral’, puesto que la
perturbación orgánica debe ser identificada de manera fehaciente en relación directa con el
elemento que la provocó, a saber, por la inhalación de polvos de lana, algodón, lino, etcétera;
diversa a una variable que la incitó por la aspiración de polvos de la industria del yeso,
papelera, del acero-manganeso, entre otros que define la norma. Además de que a la Junta no
corresponde decidir cuál sería la fracción en que se localiza el padecimiento que merma la
salud del trabajador por sus actividades o el ambiente laboral en que prestó sus servicios, por
carecer de los conocimientos necesarios para ello, pues la justificación en la exposición
concreta de los elementos que soporten el dictamen rendido por el facultativo, es lo que
generará convicción en cuanto a la profesionalidad de una enfermedad."
QUINTO. Como cuestión previa cabe determinar si la presente contradicción de tesis reúne o
no los requisitos para su existencia, conforme lo dispone la jurisprudencia número P./J.
26/2001, sustentada por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicada en
el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XIII, abril de
2001, página 76, que dice:
"CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO.
REQUISITOS PARA SU EXISTENCIA. De conformidad con lo que establecen los artículos
107, fracción XIII, primer párrafo de la Constitución Federal y 197-A de la Ley de Amparo,
cuando los Tribunales Colegiados de Circuito sustenten tesis contradictorias en los juicios de
amparo de su competencia, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia, o de la Sala que
corresponda deben decidir cuál tesis ha de prevalecer. Ahora bien, se entiende que existen
tesis contradictorias cuando concurren los siguientes supuestos: a) Que al resolver los
negocios jurídicos se examinen cuestiones jurídicas esencialmente iguales y se adopten
-45-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
posiciones o criterios jurídicos discrepantes; b) Que la diferencia de criterios se presente en
las consideraciones, razonamientos o interpretaciones jurídicas de las sentencias respectivas;
y c) Que los distintos criterios provengan del examen de los mismos elementos."
También lo previsto en los artículos 107, fracción XIII, primer párrafo, de la Constitución
Federal y 197-A de la Ley de Amparo, que se interpretan en la jurisprudencia antes transcrita,
sirve como marco de referencia para dilucidar si en el presente caso existe o no la
contradicción de tesis denunciada. Dichos numerales dicen:
"Artículo 107. Todas las controversias de que habla el artículo 103 se sujetarán a los
procedimientos y formas del orden jurídico que determine la ley, de acuerdo a las bases
siguientes:
"...
"XIII. Cuando los Tribunales Colegiados de Circuito sustenten tesis contradictorias en los
juicios de amparo de su competencia, los Ministros de la Suprema Corte de Justicia, el
procurador general de la República, los mencionados tribunales o las partes que intervinieron
en los juicios en que dichas tesis fueron sustentadas, podrán denunciar la contradicción ante
la Suprema Corte de Justicia, a fin de que el Pleno o la Sala respectiva, según corresponda,
decidan la tesis que debe prevalecer como jurisprudencia.
"Cuando las Salas de la Suprema Corte de Justicia sustenten tesis contradictorias en los
juicios de amparo materia de su competencia, cualquiera de esas Salas, el procurador general
de la República o las partes que intervinieron en los juicios en que tales tesis hubieran sido
sustentadas, podrán denunciar la contradicción ante la Suprema Corte de Justicia, que
funcionando en Pleno decidiera cuál tesis debe prevalecer.
"La resolución que pronuncien las Salas o el Pleno de la Suprema Corte en los casos a que se
refieren los dos párrafos anteriores, sólo tendrá el efecto de fijar la jurisprudencia y no
afectará las situaciones jurídicas concretas derivadas de las sentencias dictadas en los juicios
en que hubiese ocurrido la contradicción."
"Artículo 197-A. Cuando los Tribunales Colegiados de Circuito sustenten tesis
contradictorias en los juicios de amparo de su competencia, los Ministros de la Suprema
Corte de Justicia, el procurador general de la República, los mencionados tribunales o los
Magistrados que los integren, o las partes que intervinieron en los juicios en que tales tesis
hubieren sido sustentadas, podrán denunciar la contradicción ante la Suprema Corte de
Justicia, la que decidirá cuál tesis debe prevalecer. El procurador general de la República, por
sí o por conducto del agente que al efecto designe, podrá, si lo estima pertinente, exponer su
parecer dentro del plazo de treinta días.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"La resolución que se dicte no afectará las situaciones jurídicas concretas derivadas de los
juicios en los cuales se hubiesen dictado las sentencias contradictorias.
"La Suprema Corte deberá dictar la resolución dentro del término de tres meses y ordenar su
publicación y remisión en los términos previstos por el artículo 195."
Como se ve, los preceptos constitucional y reglamentario, así como el criterio jurisprudencial
antes transcritos, refieren a la figura jurídica de la contradicción de tesis como mecanismo
para integrar jurisprudencia. Ese mecanismo se activa cuando existen dos o más criterios
discrepantes, divergentes u opuestos en torno a la interpretación de una misma norma jurídica
o punto concreto de derecho y que por seguridad jurídica deben uniformarse a través de la
resolución que proponga la jurisprudencia que debe prevalecer y dada su generalidad, pueda
aplicarse para resolver otros asuntos de idéntica o similar naturaleza.
En la jurisprudencia aludida se precisan los requisitos de existencia que conjuntamente debe
reunir la contradicción de tesis, como son a) Que en las ejecutorias materia de contradicción
se examinen cuestiones jurídicas esencialmente iguales y se adopten criterios discrepantes; b)
Que la diferencia de criterios se presente en las consideraciones, argumentaciones o
razonamientos que sustentan las sentencias respectivas; y, c) Que los criterios discrepantes
provengan del examen de los mismos elementos.
El examen de los criterios sustentados por los Tribunales Colegiados mencionados, revela
que existe parcialmente la contradicción de tesis que se denuncia, y que ésta debe delimitarse
únicamente respecto del reconocimiento de enfermedades profesionales, por lo cual, la
resolución emitida por el Sexto Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer
Circuito derivada del juicio de amparo directo DT. 11826/2002 promovido por el Instituto
Mexicano del Seguro Social, no será considerada materia del presente asunto, toda vez que
sus antecedentes destacan como origen del juicio natural, la existencia de un accidente de
trabajo en tanto todos lo restantes asuntos derivan del reclamo de enfermedades profesionales
y, por tanto, no se surten los requisitos establecidos por la jurisprudencia citada para
considerar que existe contradicción de criterios.
Por otra parte, en lo que se refiere a las demás resoluciones pronunciadas por los Tribunales
Colegiados, estudiaron lo siguiente:
El Sexto Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito, al resolver el juicio
de amparo directo 12106/2002, negó razón al Instituto Mexicano del Seguro Social,
apoyándose, en lo conducente, en los antecedentes y consideraciones esenciales siguientes:
• José Luis Cerón Olmos demandó del Instituto Mexicano del Seguro Social el
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
reconocimiento de que tiene, entre otras, las siguientes enfermedades: a) cortipatía bilateral
por trauma acústico crónico, que condiciona una hipoacusia bilateral combinada valuada en
un cuarenta y uno por ciento; b) bronquitis crónica industrial valuada en un cuarenta por
ciento, por ser del orden profesional, por tener relación de causa-efecto con el medio
ambiente laboral, mismos que le producen una incapacidad parcial.
• Señaló como hechos fundatorios de su acción, entre otros, que prestó sus servicios durante
veinte años para la empresa denominada Industrias Unidas, S.A. de C.V., durante cinco años,
en la categoría de prensista; Mereverer, S.A. de C.V., por cinco años; Nabisco Famosa, S.A.
de C.V., durante dos años y Bodegas Rurales Conasupo, S.A. de C.V., durante los últimos
veinte años, en varios puestos siendo el último de técnico administrativo, estando expuesto a
los agentes de su medio ambiente laboral, consistentes en ruidos y sonidos de gran magnitud
que impedían la comunicación oral, inhalación de polvos, humos, solventes, nubes y neblinas
de pinturas, gases, vapores, altas y bajas temperaturas, bipedestación y deambulación
continua, flexiones, extensiones y rotaciones de columna, caídas a nivel y desnivel.
• La Junta Especial responsable emitió laudo en el que, en lo que interesa, consideró: "El
perito propuesto por el actor y el perito tercero en discordia le diagnostican una bronquitis
crónica industrial, este padecimiento se considera como profesional, en virtud de que el actor
en su demanda manifestó haber trabajado durante su vida laboral para diversas empresas,
entre ellas, Nabisco Famosa, S.A. de C.V., en donde estuvo expuesto a la inhalación de
polvos de cereales y harinas, por lo que su labor se encuadra perfectamente en el artículo 513
de la Ley Federal del Trabajo que contiene la tabla de enfermedades de trabajo en su apartado
7 que se refiere a las afecciones debidas a la inhalación de polvos de cereales, harinas, heno,
paja, yute, ixtle y henequén, por lo que se debe condenar al instituto demandado a reconocer
como enfermedad profesional el padecimiento que nos ocupa valuado en un 30% de
disminución órgano funcional total por el perito tercero en discordia por considerarlo el
mejor elaborado."
• La parte quejosa, demandada en el juicio laboral, impugnó que la autoridad responsable no
tuvo suficientes elementos de convicción para determinar la existencia del nexo causal entre
el padecimiento diagnosticado y las actividades o medio ambiente desarrollado, porque el
padecimiento de bronquitis crónica industrial no se encuentra señalado en alguna de las
fracciones del artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo.
• El Tribunal Colegiado consideró:
1. Que la autoridad responsable sí señaló por qué se acreditó el nexo causal respecto de la
enfermedad diagnosticada, pues claramente indicó que respecto de la enfermedad
diagnosticada como bronquitis crónica industrial, se actualizó la presunción legal derivada de
la fracción 7 del citado numeral 513 de la ley laboral, coligiéndose que no fue necesario que
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
se allegara otros medios de prueba, toda vez que el diagnóstico de la enfermedad y la
aplicación de la norma, realizada por la propia Junta responsable fue suficiente para que
quedara acreditado el nexo casual, sin que el instituto demandado combata las razones en las
que se apoyó la autoridad para determinar dicha existencia de la relación de causalidad entre
la enfermedad y las actividades o medio ambiente laboral.
2. Que es obligación de la Junta responsable realizar la adecuación de la norma general y
abstracta al caso concreto, y subsumir las actividades manifestadas dentro de las hipótesis
legales contenidas en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, de conformidad con los
artículos 840, fracción VI y 841 del mismo ordenamiento legal, porque corresponde a la
Junta de Conciliación y Arbitraje, realizar la adecuación de los hechos alegados por las partes
con la norma legal aplicable a cada caso particular; esto es, determinar y decidir cuál es el
derecho que le corresponde a cada hecho esgrimido por los contendientes.
3. Que de acuerdo con los artículos 821 y 822 de la Ley Federal del Trabajo, los peritos son
personas con conocimientos especiales en una ciencia, arte u oficio, que a través del dictamen
respectivo, auxilian a la Junta para esclarecer la verdad sobre determinados puntos en
conflicto y su obligación reside en informar al órgano jurisdiccional las enfermedades, sus
probables causas y la valuación del grado de disminución orgánica de la función, empero,
corresponde a la Junta responsable realizar la adecuación de la norma general y abstracta al
caso concreto.
4. Que es labor del órgano jurisdiccional calificar los hechos aducidos por las partes en la
demanda y su contestación, verificar que estos queden acreditados por existir prueba de ello o
porque se actualice alguna presunción legal, luego subsumir las enfermedades diagnosticadas
o las actividades manifestadas a las hipótesis legales contenidas en el artículo 513 de la Ley
Federal del Trabajo, de conformidad con los artículos 840, fracción VI y 841 del mismo
ordenamiento legal; pues no es posible que resida en el profesional médico la facultad
jurisdiccional de determinar la aplicabilidad de alguna fracción de la Ley Federal del Trabajo,
para efectos de establecer el porcentaje de incapacidad, sin que la autoridad responsable se
cerciore de la existencia de la norma aplicada. Además, de la adecuación de la norma al caso
particular dependerá la actualización de la presunción que emana del presupuesto legal, labor
meramente jurisdiccional, que por tanto, no puede residir en un profesional en materia de
medicina, pues con los datos que provee el propio perito médico, la Junta está en aptitud de
determinar la norma legal aplicable para establecer el porcentaje de incapacidad parcial
permanente que se reconoce.
Los antecedentes relativos al amparo directo 11156/2002, del que conoció el Sexto Tribunal
Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito, son los siguientes:
• Con fecha seis de junio de dos mil, Jesús Vega Carrillo demandó del Instituto Mexicano del
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
Seguro Social el reconocimiento de que tiene, entre otras, las siguientes enfermedades: a)
cortipatía bilateral secundaria a trauma acústico crónico, que le genera una hipoacusia
bilateral combinada del veintinueve por ciento; b) bronquitis crónica industrial por ser del
orden profesional, por tener relación de causa-efecto con el medio ambiente laboral, mismos
que le producen una incapacidad parcial.
• Señaló como hechos fundatorios de su acción, entre otros, que prestó sus servicios durante
veinte años para la empresa denominada Productos Químicos y Pinturas, S.A. de C.V., a
partir de mil novecientos setenta y nueve, en la categoría de encargado de almacén y que
durante su vida laboral prestó sus servicios para diversas empresas, estando expuesto a los
agentes de su medio ambiente laboral, consistentes en sonidos de diversas magnitudes que
interferían con la comunicación oral, inhalación de solventes químicos (thinner, aguarrás,
humos de soldadura, rocíos de pinturas), bipedestación y deambulación continua, flexiones,
extensiones y rotaciones de columna, caídas a nivel y desnivel.
• La Junta Especial responsable emitió laudo en el que, en lo que interesa, consideró: ‘‘la
prueba idónea para resolver el presente juicio, es la pericial médica y de las fojas 47 y 48 de
los autos, que aparece en las mismas la pericial de la actora y de la misma, se desprende:
historia clínica, antecedentes heredo-familiares y personales patológicos, antecedentes
laborales, padecimiento actual; exploración física, estudios complementarios, diagnósticos
consistentes en: 1. Cortipatía bilateral mixta secundaria a trauma acústico crónico y
componente degenerativo que le condiciona una hipoacusia bilateral del 10%; 2. Bronquitis
crónica industrial ... conclusiones y consideraciones médico legales, determinando: que los
dos primeros padecimientos son de orden profesional y que en conjunto se valúan en un 25%.
De la foja 49 a 58 de autos, se encuentra visible la pericial médica de la demandada, de la que
se desprende: motivo de la demanda, ficha de identificación del actor, motivación, anexos,
fundamentaciones: no es candidato para recibir los beneficios de una incapacidad o una
invalidez. Toda vez que los peritajes anteriores resultaron contradictorios, se nombró a un
perito tercero en discordia, el cual rindió su dictamen en los términos visible en las fojas 62 a
65 del expediente, del que se desprende: historia clínica, antecedentes heredo-familiares y
personales no patológicos, antecedentes laborales, padecimiento actual, exploración física
dirigida, estudios complementarios, diagnóstico: 1. Cortipatía bilateral secundaria a trauma
acústico crónico y componente degenerativo que condiciona una hipoacusia bilateral
combinada de 10%; 2. Bronquitis crónica industrial ... consideraciones y conclusiones
médico legales; determinando que la actora presenta en la actualidad los padecimientos antes
descritos, de los cuales los 2 primeros son de orden profesional, valuados en un 35%.
Analizando los anteriores dictámenes ... por lo que se refiere a la pericial del tercero en
discordia, vemos que en la especie, es un perito que pertenece al sector laboral oficial, es
decir, que su peritaje es imparcial, ya que no tiene ningún interés en el presente juicio y,
además, hace un estudio analítico y más profundo de las constancias procesales, por lo que a
esta H. Junta le procede parcialmente convicción aunado con el perito médico de la parte
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
actora, respecto al segundo padecimiento determinado por dichos peritos, toda vez que de
acuerdo a las actividades que realizaba la actora, y al tipo de actividad de la empresa donde
laboraba, las mismas se encuadran en los numerales 22 del artículo 513 de la Ley Federal del
Trabajo, ya que la soldadura y la industria de las pinturas que el actor refiere fueron las
causantes del segundo padecimiento que refiere ... En vista de lo anterior, esta Junta
considera procedente condenar al reconocimiento y pago de que la actora sufre de
incapacidad permanente parcial valuada en un 25% de disminución orgánico funcional ..."
• Contra dicha resolución el Instituto Mexicano del Seguro Social promovió juicio de amparo
directo, del que conoció el Sexto Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer
Circuito, que con fecha doce de noviembre de dos mil dos resolvió negar el amparo,
considerando, esencialmente:
1. Que es infundado el concepto de violación en el que el instituto quejoso señala que la
autoridad responsable no tuvo suficientes elementos de convicción para determinar la
existencia del nexo causal, que la bronquitis crónica industrial es distinto padecimiento de la
fibrosis neumoconiótica establecido y relatado en el artículo 514 de la Ley Federal del
Trabajo; y que respecto de dicho padecimiento no quedó acreditada la relación de causaefecto con su ambiente de trabajo.
2. Que la Junta responsable sí señaló porqué se acreditó el nexo causal, pues claramente
indicó que respecto de la bronquitis crónica industrial se actualizó la presunción legal
derivada de la fracción 22 del artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, coligiéndose que no
fue necesario que se allegara de otros medios de prueba.
3. Que el diagnóstico de la enfermedad y la aplicación de la norma realizada por la Junta
responsable fue suficiente para que quedara acreditado el nexo casual, por lo que únicamente
con la prueba pericial se determinó el origen profesional del padecimiento, esto por estar
relatada la actividad del actor en el precepto referido.
4. Que la obligación del perito médico reside en informar al órgano jurisdiccional las
enfermedades y sus probables causas, empero, corresponde a la Junta responsable realizar la
adecuación de la norma general y abstracta al caso concreto, ya que es labor del órgano
jurisdiccional subsumir las actividades manifestadas a las hipótesis legales contenidas en el
artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, de conformidad con los artículos 840, fracción VI
y 841 del mismo ordenamiento legal, dado que no es posible que resida en el profesional
médico la facultad jurisdiccional de determinar la aplicabilidad de diversa fracción de la Ley
Federal del Trabajo.
SEXTO. Por otra parte, los antecedentes del juicio de amparo 10093/2002, del que conoció el
Décimo Tercer Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito, son los
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
siguientes:
• Con fecha veinticuatro de octubre de dos mil, Carlos Arzate Vélez demandó del Instituto
Mexicano del Seguro Social el reconocimiento de que padecía, entre otras enfermedades: a)
bronquitis química de etiología mixta, por inhalación de polvos de fibras de algodón,
sintéticas, vapores por sustancias químicas y tabaquismo; b) cortipatía bilateral por trauma
acústico crónico, degenerativa y lesión bilateral de oído medio, que le condicionaba una
hipoacusia bilateral combinada de 30%, de origen profesional, que le propiciaban una
incapacidad parcial permanente; por ende, reclamó el pago y otorgamiento de las pensiones
relativas.
• Señaló como hechos fundatorios de su acción, entre otros, que laboró en diversas empresas,
siendo la última Textiles Unidos, S.A., en la categoría de oficial atador; que estuvo expuesto
a agentes mecánicos, traumatismos diversos, caídas a nivel de piso, polvo de fibras de
algodón y sintéticas, vapores de sustancias químicas, ruido intenso y medio ambiente con
temperatura elevada con cambios bruscos.
• La Junta Especial responsable emitió laudo en el que, en lo que interesa, consideró: "... Por
lo anterior y en virtud de lo contradictorio de los dictámenes rendidos por los peritos de las
partes respecto de los padecimientos del orden profesional, se designó un perito médico
tercero en discordia, quien rindió su dictamen ... y quien previo el análisis de los diversos
estudios médicos practicados al actor y tomando en cuenta su historia clínica, antecedentes
personales patológicos, laborales, padecimiento actual, exploración física y estudios
complementarios, concluyó que la parte actora presenta los diagnósticos consistentes en: 1.
Enfermedad broncopulmonar secundaria a solventes y que está de acuerdo con el enunciado
que a la letra dice ‘enfermedades broncopulmonares producidas por la aspiración de polvos y
gases de origen animal, vegetal o mineral’; 2. cortipatía bilateral secundaria a trauma acústico
crónico que le produce una hipoacusia bilateral combinada del 30% ... señalando que la parte
actora es portadora de los diagnósticos mencionados siendo de origen profesional en relación
con causa-efecto con su ambiente laboral, que se califican con la Ley Federal del Trabajo
conforme a los artículos 473, 475, 476 y 513 en su fracción 156, dichos padecimientos le
condicionan una incapacidad parcial permanente conforme a los artículos 477, fracción II y
479 de la ley laboral, valuándose con el artículo 514, fracción 370 para el primero con el 25%
y 351 para el segundo con 25% totalizando 50% de su disminución de su capacidad orgánico
funcional total ... En relación con el dictamen pericial rendido por el perito tercero en
discordia, del cual se advierte que dicho facultativo aporta los elementos de carácter
científico necesarios para emitir su dictamen al considerar que los padecimientos sufridos por
el actor son del orden profesional y general, así como el haber aplicado estudios
complementarios consistentes en: examen audiométrico, espirometría, teleradiografía de
tórax, radiografía de columna lumbosacra, habiendo llevado a cabo la exploración física y
tomando en cuenta los antecedentes de los padecimientos, para concluir que el actor porta los
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
padecimientos que refiere en su dictamen, encontrándose elaborado por un médico
dependiente de una institución oficial de lo que se presume su imparcialidad y falta de interés
para alguna de las partes. Advirtiéndose por parte de esta Junta que en relación al
padecimiento consistente en cortipatía bilateral secundaria a trauma acústico crónico que le
produce una hipoacusia bilateral combinada del 30%, se advierte por parte de esta Junta que
si bien es cierto la hipoacusia se encuentra contemplada en el citado numeral 513 de la ley
laboral bajo el apartado 156, no menos cierto es que la ley la presume en tratándose de
‘trabajadores expuestos a ruidos y trepidaciones, como laminadores, trituradores de metales,
tejedores, coneros y trocileros, herreros, remachadores, telegrafistas y radio telegrafistas,
telefonistas, aviadores, probadores de armas y municiones’, pero que resulta que las
actividades o categorías listadas en dicho apartado son enunciativas y no limitativas, esto es,
que pueden existir otras ocupaciones que puedan generar hipoacusia o sordera pues, por la
naturaleza de ésta, consistente en una merma en la salud lo único que se exige es que el
agente activo esté expuesto a ruidos y trepidaciones en cuyo supuestos es posible ubicar la
actividad de la parte actora, pues la actividad de oficial atador es posible ubicarla por
asimilación en dicho precepto sobre todo tomando en cuenta que el perito refirió que la parte
actora se desempeñó en actividades de ayudante de atador y oficial atador por más de 30 años
en una fábrica textil, que por sus características llevan inmersa la exposición a ruidos si se
toma en cuenta que se trata de una actividad desarrollada en un medio ruidoso o trepidatorio
que se señala en la ley, por lo que al evidenciarse elementos de convicción tendientes a
comprobar la profesionalidad de dicho padecimiento, deberá tenerse por probada la relación
de causa-efecto y, por tanto, la profesionalidad de dicho padecimiento. Sirve de apoyo a lo
anterior la tesis de jurisprudencia cuyos rubro y tenor son los siguientes: ‘ENFERMEDAD
PROFESIONAL. LA RELACIÓN CAUSAL ENTRE ESTA Y EL MEDIO EN EL CUAL
EL TRABAJADOR PRESTE O HAYA PRESTADO SUS SERVICIOS, NO REQUIERE
NECESARIAMENTE DE LA PRESENCIA DEL PERITO MÉDICO EN EL LUGAR,
EMPRESA O ESTABLECIMIENTO.’ (la transcribe y cita precedente). En relación al
padecimiento consistente en enfermedad bronco pulmonar secundaria a solventes, se justifica
al haber invocado el perito el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo pues, en su título
‘Neumoconiosis y enfermedades broncopulmonares producidas por aspiración de polvos de
origen animal, vegetal o mineral’, queda incluida esa enfermedad broncopulmonar
diagnosticada al actor, puesto que por la actividad desempeñada por el actor como ayudante
de atador y oficial de atador por más de 30 años en una fábrica textil, que refirió el perito, es
evidente que el actor estuvo expuesto a inhalación de polvos, lo que es más que suficiente
para considerar de trabajo lo que denominó el perito médico enfermedad broncopulmonar
secundaria a solventes, por lo que en tales condiciones, al acreditarse que el padecimiento
referido fue a consecuencia de las labores que desempeñó, deberá tenerse por probada la
relación de causa-efecto y, por tanto, la profesionalidad del referido padecimiento. ..."
• Contra dicha resolución el Instituto Mexicano del Seguro Social promovió juicio de amparo
directo, que correspondió al Décimo Tercer Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
Primer Circuito, que con fecha veinte de junio de dos mil dos resolvió conceder el amparo,
considerando, esencialmente:
1. Que es sustancialmente fundado el concepto de violación en el sentido de que la Junta erró
al conceder plena eficacia convictiva al dictamen pericial rendido por el perito tercero en
discordia, que diagnosticó al actor "enfermedad broncopulmonar secundaria a solventes",
siendo que no está contemplada en la tabla prevista por el artículo 513 de la Ley Federal del
Trabajo, el especialista la ubicó en el título "Enfermedades broncopulmonares producida por
la aspiración de polvos y humos de origen animal, vegetal o mineral", pero omitió fundarla
específicamente en alguna de las fracciones del rubro que invocó, por lo que esa opinión
carecía de veracidad y, a pesar de ello, la responsable decidió que se demostró la
profesionalidad.
2. Que el presupuesto necesario para que se presuma la profesionalidad de una enfermedad
estriba en que se trate de aquellas enumeradas en la tabla que consigna el artículo 513 de la
Ley Federal del Trabajo y que la actividad del obrero esté contemplada como causante de la
misma; de modo que si el perito médico concluye sobre la existencia de la afección física y el
grado de la incapacidad es innecesario demostrar su origen.
3. Que es indispensable que la Junta se auxilie de la opinión de especialistas médicos, ya que
se requiere de conocimientos en la materia que dominan y su función consiste precisamente
en ilustrar sobre una cuestión científica ignorada por la autoridad de trabajo, pues le es propio
esencialmente la aplicación del derecho al caso concreto sometido a su decisión y son los
galenos de acuerdo a las constancias que integran el expediente y de los estudios que se
practiquen al obrero quienes están en aptitud de dictaminar el origen de la afección orgánica
que merma la salud, sea por las actividades que desempeñó o el ambiente laboral en que las
desarrolló, y sólo mediante los datos médicos que se proporcionen a la juzgadora ésta puede
válidamente pronunciarse sobre la demostración en el juicio de si se trataba o no de un
padecimiento profesional.
4. En el caso, la responsable consideró demostrada la profesionalidad de la enfermedad que le
diagnosticó al actor el perito tercero en discordia denominada "enfermedad broncopulmonar
secundaria a solventes", quien al rendir su opinión afirmó que la ubicó en el artículo 513 de la
Ley Federal del Trabajo, en su título "Neumoconiosis y enfermedades broncopulmonares
producidas por aspiración de polvos y humos de origen animal, vegetal o mineral" y lo
calificó conforme al diverso 514, índice 370, del mismo ordenamiento, correspondiéndole el
veinticinco por ciento de disminución orgánico funcional total; esta conclusión es ilegal,
porque la opinión rendida por el especialista tercero en discordia, no era susceptible de
generar convicción a la Junta, dado que no proporcionó los elementos necesarios para tener
por acreditado el origen laboral de la "enfermedad broncopulmonar secundaria a solventes"
que diagnosticó al actor, pues si la premisa es que se encuentre contemplada en la tabla de
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
enfermedades de trabajo que contiene el artículo 513 de la ley laboral, no bastaba que la
hubiera ubicado en su título genérico "Neumoconiosis y enfermedades broncopulmonares
producidas por aspiración de polvos y humos de origen animal, vegetal o mineral", en razón
de que éste a su vez prevé diversos subtítulos y fracciones específicas que contemplan la
denominación científica de los padecimientos a los que son propensos los obreros
dependiendo de las labores desempeñadas; de modo que se trató de una opinión ambigua de
la que no era posible desprender que el galeno efectivamente haya relacionado las tareas que
realizaba el reclamante o su entorno físico con una afección broncopulmonar concreta, y no
conducía en forma sencilla a la conclusión de que sí se establecía la presunción legal sobre su
origen y por ello se imponía relevarlo de la fatiga de demostrar la relación causal.
5. Que la omisión del especialista en especificar cuál era la enfermedad que afectaba la salud
del actor por el tipo de tareas que desempeñó o el ambiente laboral y sólo ubicarlo en el título
genérico del artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo nombrado "Neumoconiosis y
enfermedades broncopulmonares producidas por aspiración de polvos y humos de origen
animal, vegetal o mineral", evidencia que el perito no proporcionó en su carácter de auxiliar
de la Junta los elementos científicos necesarios para decidir que era de trabajo, siendo que el
objeto de la prueba pericial médica es precisamente orientarla en aspectos que requieren
conocimientos especializados mediante un diagnóstico sobre cuál sea una afección orgánica
concreta que tiene el trabajador, de acuerdo a las catalogadas en la mencionada tabla, para
que en esta opinión clínica apoyara la juzgadora sus consecuencias en el ámbito jurídico, en
ejercicio de su facultad jurisdiccional, en la especie, en materia de seguridad social, en cuanto
a si opera en favor del trabajador la presunción legal de su profesionalidad y, de lo contrario,
la ineludible fatiga procesal demostrarla y analizar que se haya colmado en autos.
6. Esto significa que si el dictamen del perito tercero en discordia no auxilia a la Junta a
ubicar con precisión en la tabla de enfermedades profesionales establecida en el artículo 513
de la ley laboral, de acuerdo a las labores desempeñadas por el obrero o el entorno físico en el
que se empleó, el padecimiento del que es portador, no puede la autoridad por sí misma
decidir cuál es de las previstas en ese numeral la que posiblemente afecte la salud de aquél,
mediante el análisis del abanico de subtítulos que contempla y las fracciones que indican la
denominación médica de los padecimientos en relación con las actividades de los
trabajadores, porque se trata de aspectos científicos que atañen, por los conocimientos que se
requieren, a los galenos y que ignora la Junta, al tratarse de un órgano jurisdiccional al que
sólo corresponde pronunciar el derecho por ser el ámbito en que ejerce sus facultades
conferidas por ley; de ahí que sea vital recabar esos datos especializados concretos para
resolver un conflicto en materia de seguridad social y ello es lo que justifica la intervención
de terceros al juicio como son los peritos médicos.
7. Por tanto, si el perito tercero en discordia no ubicó en forma concreta la afección física en
una de las fracciones que contiene la tabla de enfermedades prevista en el artículo 513 de la
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Ley Federal del Trabajo y que establecen la denominación científica de las
broncopulmonares, de acuerdo a las actividades o el ambiente laboral en que prestaba sus
servicios el actor, la Junta no contaba con los elementos necesarios para decidir si era o no
profesional la que nombró "enfermedad broncopulmonar secundaria a solventes"
diagnosticada, porque el título que citó es genérico y corresponde a los especialistas médicos
especificar cuál es la que ataca la salud de aquél y no a la Junta decidir del amplio catálogo
de los padecimientos broncopulmonares que consigna ese numeral cuál sería el conducente,
según lo manifestado por el reclamante durante la secuela procesal, las constancias de autos y
las opiniones médicas rendidas, porque al carecer de conocimientos científicos relacionados
con la medicina (ciencia que se ocupa de prevenir y curar las enfermedades) requiere de una
base médico-legal específica que sea garantía de veracidad y que le sirva para apoyar su
determinación con apego a derecho.
8. Es relevante señalar que en este asunto el actor manifestó en el capítulo de hechos de la
demanda que ingresó a la empresa Textiles Unidos, S.A., en la categoría de oficial de rama
por dos años; después en el departamento de telares como ayudante de atador por cuatro años
y, finalmente, en la categoría de oficial de atador durante veinticinco años; que estuvo
expuesto a agentes mecánicos, polvos de fibras de algodón y sintéticas, vapores de sustancias
químicas (goma para darle resistencia al hilo para el proceso de tejido), ruido intenso y medio
ambiente con temperatura elevada con cambios bruscos. Al perito tercero en discordia le
manifestó que trabajó como ayudante de atador por cinco años y oficial atador por
veinticinco años, hasta marzo de mil novecientos noventa y ocho; que sus actividades fueron
cambiar los "julios" para la elaboración de las telas atando los hilos; que estuvo expuesto a
ambiente ruidoso, inhalación de partículas de algodón y nylon, rotaciones forzadas de
columna, caídas a nivel de piso y bipedestación prolongada.
9. Así, de lo narrado por el actor en el escrito inicial y lo manifestado al perito tercero en
discordia, destaca el hecho de que existe meridiana coincidencia de los elementos a los que
adujo se encontró expuesto durante su vida laboral; de la hoja de certificación de derechos
aportada por el instituto se obtiene que fue dado de alta en el régimen obligatorio por Textiles
Unidos, S.A. de C.V., el veintisiete de enero de mil novecientos ochenta y dos y su baja
ocurrió el ocho de abril de mil novecientos noventa y ocho.
10. Sin embargo, aun cuando por las categorías que afirmó el trabajador que ocupó en la
industria textil puede colegirse que fue en el área de producción y se podía presumir la
existencia de los agentes contaminantes que le propiciaron la afección pulmonar, al tenor de
las distintas enfermedades contempladas en el abanico de fracciones de la tabla prevista en el
artículo 513 de la ley laboral, relacionadas con el tipo de puesto que desempeña el obrero y el
material que inhalaba constantemente, de cuyos aspectos depende la naturaleza o
denominación específica del padecimiento al que era propenso, era un requisito ineludible
que el galeno ubicara la enfermedad en las contempladas por el numeral citado para que la
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Junta pudiera decidir si era irrelevante demostrar la relación causal, por establecerse la
presunción legal de su origen y al no haber rendido su opinión el facultativo tercero en
discordia en forma específica y concreta, de acuerdo a la referida tabla, es claro que por
insuficiente no podía generar convicción su dictamen y lo cierto es que se refirió a un
padecimiento no contemplado que nombró como "enfermedad broncopulmonar secundaria a
solventes".
11. Esto se afirma porque además de no encuadrar en los padecimientos de trabajo
establecidos por el legislador, tampoco puede inferirse una relación lógica de los elementos
que refirió el obrero por las actividades que realizaba en la industria textil como ayudante de
atador y oficial atador con el diagnóstico del perito al opinar que la disminución orgánica
estaba vinculada a los solventes, para que lo dote de veracidad. Para ilustrar esta conclusión,
es conveniente señalar lo dispuesto en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo en el
título de "Neumoconiosis y enfermedades broncopulmonares producidas por aspiración de
polvos y humos de origen animal, vegetal o mineral", en su índice 8, prevé que son propensos
a la bisinosis los trabajadores de hilados y tejidos de algodón y demás manipuladores de este
producto; y los términos en que el facultativo dictaminó son ambiguo en cuanto a la
intervención de los solventes como contaminantes, pues el contacto en forma preponderante
con alguno de cierta naturaleza puede ocasionar determinado tipo de afección orgánica, lo
que puede concluirse de un conocimiento común o sencillo y no especializado; de modo que
la falta de precisión de este dictamen induce a navegar por las distintas hipótesis
contempladas en el numeral invocado, lo que no es adecuado para decidir el conflicto
conforme a derecho.
12. Entonces, si bien el título de la tabla prevista en el artículo 513 de la Ley Federal del
Trabajo, invocado por el especialista, no debe entenderse en forma restrictiva o limitativa
sino ejemplificativa de las labores que pueden ser causantes de la enfermedad, se requiere
que el perito médico proporcione los elementos necesarios para determinar sus consecuencias
legales en el ámbito de la seguridad social, mediante la decisión que asuma la autoridad de
trabajo y si no se le orienta en esta cuestión científica o se hace de manera deficiente, no es
sostenible que opere la presunción de su origen profesional por carecer de certidumbre esa
opinión clínica y procede imponer al actor la fatiga procesal de demostrar su naturaleza
laboral pues, aun cuando el galeno concluya en la existencia del padecimiento y el grado de
incapacidad, es insuficiente para considerarla profesional.
13. La Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la jurisprudencia
95/2000, cuyo rubro es: "ENFERMEDADES. LA PRESUNCIÓN DE QUE SON
PROFESIONALES SÓLO OPERA CUANDO EL PADECIMIENTO ESTA
CONTEMPLADO EN EL ARTÍCULO 513 DE LA LEY FEDERAL DEL TRABAJO.’,
sentó el criterio de que para que opere la presunción legal de que una enfermedad se adquirió
con motivo del trabajo, debe encontrarse en la tabla del artículo 513 de la ley laboral y que
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
esta presunción no incluye el numeral 514, de ahí que no sea dable presumir que un
padecimiento o lesión prevista en este último precepto se haya adquirido con motivo del
trabajo.
14. Lo expuesto permite considerar que si el perito tercero en discordia diagnosticó al
trabajador el padecimiento que denominó "enfermedad broncopulmonar secundaria a
solventes", que no está contemplado como tal en el abanico de enfermedades profesionales
previsto en el artículo 513 de la ley laboral, inclusive en algunos de los incisos del 1 al 30 de
dicho numeral en que el legislador en forma categórica precisó las afecciones debidas a
inhalaciones de distintas sustancias o materiales; por lo que es imprescindible que el experto
en la ciencia de la medicina auxilie a la autoridad de trabajo ubicando la lesión detectada en
alguno de esos índices, partiendo del supuesto de que si incurre en omisión por desconocer la
enfermedad específica, por mayoría de razón la Junta, al no ser perito en esa ciencia del
conocimiento carecerá de elementos para ubicarla en alguno de esos incisos.
Los antecedentes del juicio de amparo 11873/2002, del que conoció el Décimo Tercer
Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito, son los siguientes:
• Con fecha trece de octubre de mil novecientos noventa y nueve, Guillermo Antonio Peña
Chicatti demandó del Instituto Mexicano del Seguro Social el reconocimiento de que padecía,
entre otras enfermedades: 1. Bronquitis crónica industrial; 2. Cortipatía bilateral por trauma
acústico crónico que le condiciona una hipoacusia de origen profesional que le propiciaban
una incapacidad parcial permanente; por ende, reclamó el pago y otorgamiento de las
pensiones relativas.
• Señaló como hechos fundatorios de su acción, entre otros, que laboró para Ferrocarriles
Nacionales de México como ingeniero de Control de Calidad y que sus actividades consistían
en elaborar análisis de aceite, lubricantes, preparación de solución ácida para baterías,
cargando botes de veinte litros para realizar su trabajo con poca protección personal,
manejando químicos que le produjeron bronquitis química industrial y esguince lumbar que
le afectó una lesión en columna vertebral, adquiriendo también hipoacusia bilateral
combinada secundaria a trauma acústico crónico, pues estaba expuesto al ruido que producían
las locomotoras al pasar cuando estaba supervisando, que interfería con la comunicación oral,
debiendo soportar posiciones físicas prolongadas al subir y bajar, colgándose y soportando el
peso de su cuerpo con el tren en marcha.
• La Junta Especial responsable emitió laudo en el que, en lo que interesa, consideró: "toda
vez que se presume la parcialidad de los peritos médicos hacia la parte que representan les
resta credibilidad y, por tanto, valor probatorio a los dictámenes emitidos, que al ser
discrepantes, la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje designa como perito tercero en
discordia al Dr. Marco Antonio Sánchez Luna quien rinde su dictamen de fecha 1o. de junio
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
de 2001 y que en la parte relativa a las conclusiones y consideraciones médico legales indica
que: Guillermo Antonio Peña Chicatti es portador actualmente de los padecimientos
enunciados en el párrafo correspondiente, y son los dos primeros diagnósticos del orden
profesional por ser secuelas y tener relación directa de causa- efecto, trabajo daño con su
medio ambiente laboral, lesiones orgánicas que son consecuencia de la exposición continua a
diversos agentes durante su jornada de trabajo en un ambiente dado. Por lo que se califica
tomando como marco legal de referencia lo establecido en los capítulos de riesgos y
enfermedades de trabajo de la Ley Federal del Trabajo en sus artículos 473, 475, 476 y 513,
fracción 156. Y en los títulos que a la letra dicen: ‘Neumoconiosis y enfermedades
broncopulmonares, producida por la aspiración de humos y polvos de origen animal, vegetal
o mineral’. Esta interacción negativa generada en su centro de trabajo en el desempeño de sus
actividades de trabajo determinó las enfermedades de trabajo cuyas alteraciones orgánicas y
funcionales originan, según sus características y magnitud, una incapacidad clasificada como
parcial y permanente según los artículos 477, fracción II y 479 del mismo ordenamiento
legal. ..."
• Contra dicha resolución el Instituto Mexicano del Seguro Social promovió juicio de amparo
directo, del que conoció el Décimo Tercer Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del
Primer Circuito, que con fecha veintiocho de junio de dos mil dos resolvió conceder el
amparo, considerando, esencialmente:
1. Que es sustancialmente fundado el concepto de violación en el sentido de que la Junta erró
al conceder plena eficacia convictiva al dictamen pericial rendido por el perito tercero en
discordia, que diagnosticó al actor "enfermedad broncopulmonar crónica", siendo que no está
contemplada en la tabla prevista por el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, el
especialista la ubicó en el título "Enfermedades broncopulmonares producida por la
aspiración de polvos y humos de origen animal, vegetal o mineral", pero omitió fundarla
específicamente en alguna de las fracciones del rubro que invocó, por lo que esa opinión
carecía de veracidad y, a pesar de ello, la responsable decidió que se demostró la
profesionalidad.
2. Que el presupuesto necesario para que se presuma la profesionalidad de una enfermedad
estriba en que se trate de aquellas enumeradas en la tabla que consigna el artículo 513 de la
Ley Federal del Trabajo y que la actividad del obrero esté contemplada como causante de la
misma; de modo que si el perito médico concluye sobre la existencia de la afección física y el
grado de la incapacidad es innecesario demostrar su origen.
3. Que es indispensable que la Junta se auxilie de la opinión de especialistas médicos, ya que
se requiere de conocimientos en la materia que dominan y su función consiste, precisamente,
en ilustrar sobre una cuestión científica ignorada por la autoridad de trabajo, pues le es
propia, esencialmente, la aplicación del derecho al caso concreto sometido a su decisión y
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
son los galenos de acuerdo a las constancias que integran el expediente y de los estudios que
se practiquen al obrero quienes están en aptitud de dictaminar el origen de la afección
orgánica que merma la salud, sea por las actividades que desempeñó o el ambiente laboral en
que las desarrolló; y sólo mediante los datos médicos que se proporcionen a la juzgadora ésta
puede válidamente pronunciarse sobre la demostración en el juicio de si se trataba o no de un
padecimiento profesional.
4. En el caso, la responsable consideró demostrada la profesionalidad de la enfermedad que le
diagnosticó al actor el perito tercero en discordia denominada "enfermedad broncopulmonar
crónica", quien al rendir su opinión afirmó que la ubicó en el artículo 513 de la Ley Federal
del Trabajo, en su título "Neumoconiosis y enfermedades broncopulmonares producidas por
aspiración de polvos y humos de origen animal, vegetal o mineral", y lo calificó conforme al
diverso 514, índice 370, del mismo ordenamiento, correspondiéndole el veinticinco por
ciento de disminución orgánico funcional total; esta conclusión es ilegal, porque la opinión
rendida por el especialista tercero en discordia no era susceptible de generar convicción a la
Junta, dado que no proporcionó los elementos necesarios para tener por acreditado el origen
laboral de la "enfermedad broncopulmonar crónica" que diagnosticó al actor, pues si la
premisa es que se encuentre contemplada en la tabla de enfermedades de trabajo que contiene
el artículo 513 de la ley laboral, no bastaba que la hubiera ubicado en su título genérico
"Neumoconiosis y enfermedades broncopulmonares producidas por aspiración de polvos y
humos de origen animal, vegetal o mineral", en razón de que éste, a su vez, prevé diversos
subtítulos y fracciones específicas que contemplan la denominación científica de los
padecimientos a los que son propensos los obreros, dependiendo de las labores
desempeñadas; de modo que se trató de una opinión ambigua de la que no era posible
desprender que el galeno efectivamente haya relacionado las tareas que realizaba el
reclamante o su entorno físico con una afección broncopulmonar concreta y no conducía en
forma sencilla a la conclusión de que sí se establecía la presunción legal sobre su origen y por
ello se imponía relevarlo de la fatiga de demostrar la relación causal.
5. Que la omisión del especialista en especificar cuál era la enfermedad que afectaba la salud
del actor por el tipo de tareas que desempeñó o el ambiente laboral y sólo ubicarlo en el título
genérico del artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo nombrado "Neumoconiosis y
enfermedades broncopulmonares producidas por aspiración de polvos y humos de origen
animal, vegetal o mineral", evidencia que el perito no proporcionó, en su carácter auxiliar de
la Junta, los elementos científicos necesarios para decidir que era de trabajo, siendo que el
objeto de la prueba pericial médica es precisamente orientarla en aspectos que requieren
conocimientos especializados mediante un diagnóstico sobre cuál sea una afección orgánica
concreta que tiene el trabajador, de acuerdo a las catalogadas en la mencionada tabla, para
que en esta opinión clínica apoyara la juzgadora sus consecuencias en el ámbito jurídico, en
ejercicio de su facultad jurisdiccional, en la especie, en materia de seguridad social, en cuanto
a si opera en favor del trabajador la presunción legal de su profesionalidad y, de lo contrario,
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
la ineludible fatiga procesal demostrarla y analizar que se haya colmado en autos.
6. Esto significa que si el dictamen del perito tercero en discordia no auxilia a la Junta a
ubicar con precisión en la tabla de enfermedades profesionales establecida en el artículo 513
de la ley laboral, de acuerdo con las labores desempeñadas por el obrero o el entorno físico
en el que se empleó, el padecimiento del que es portador, no puede la autoridad por sí misma
decidir cuál es de las previstas en ese numeral la que posiblemente afecte la salud de aquél,
mediante el análisis del abanico de subtítulos que contempla y las fracciones que indican la
denominación médica de los padecimientos en relación con las actividades de los
trabajadores, porque se trata de aspectos científicos que atañen, por los conocimientos que se
requieren, a los galenos y que ignora la Junta al tratarse de un órgano jurisdiccional al que
sólo corresponde pronunciar el derecho por ser el ámbito en que ejerce sus facultades
conferidas por ley; de ahí que sea vital recabar esos datos especializados concretos para
resolver un conflicto en materia de seguridad social, y ello es lo que justifica la intervención
de terceros al juicio, como son los peritos médicos.
7. Por tanto, si el perito tercero en discordia no ubicó en forma concreta la afección física en
una de las fracciones que contiene la tabla de enfermedades prevista en el artículo 513 de la
Ley Federal del Trabajo y que establece la denominación científica de las broncopulmonares,
de acuerdo a las actividades o el ambiente laboral en que prestaba sus servicios el actor, la
Junta no contaba con los elementos necesarios para decidir si era o no profesional la que
nombró "enfermedad broncopulmonar crónica" diagnosticada, porque el título que citó es
genérico y corresponde a los especialistas médicos especificar cuál es la que ataca la salud de
aquél y no a la Junta decidir del amplio catálogo de los padecimientos broncopulmonares que
consigna ese numeral cuál sería el conducente, según lo manifestado por el reclamante
durante la secuela procesal, las constancias de autos y las opiniones médicas rendidas, porque
al carecer de conocimientos científicos relacionados con la medicina (ciencia que se ocupa de
prevenir y curar las enfermedades) requiere de una base médico legal específica que sea
garantía de veracidad y que le sirva para apoyar su determinación con apego a derecho.
8. Que de lo narrado por el actor en el escrito inicial y lo manifestado al perito tercero en
discordia, destaca el hecho de que existe meridiana coincidencia de los elementos a los que
adujo se encontró expuesto durante su vida laboral; del convenio que celebró con el actor
exhibido por Ferrocarriles Nacionales de México, aparece que comenzó a laborar el cuatro de
febrero de mil novecientos setenta y seis y acumuló veintitrés años, seis meses y veintiocho
días de servicio.
9. Sin embargo, aun cuando por las categorías que afirmó el trabajador que ocupó en la
empresa ferrocarrilera puede colegirse que fue en un área próxima a las locomotoras y se
podía presumir la existencia de los agentes contaminantes que le propiciaron la afección
pulmonar, al tenor de las distintas enfermedades contempladas en el abanico de fracciones de
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
la tabla prevista en el artículo 513 de la ley laboral, relacionadas con el tipo de puesto que
desempeña el obrero y el material que inhalaba constantemente, de cuyos aspectos depende la
naturaleza o denominación específica del padecimiento al que era propenso, era un requisito
ineludible que el galeno ubicara la enfermedad en las contempladas por el numeral citado
para que la Junta pudiera decidir si era irrelevante demostrar la relación causal por
establecerse la presunción legal de su origen, y al no haber rendido su opinión el facultativo
tercero en discordia en forma específica y concreta de acuerdo a la referida tabla, es claro que
por insuficiente no podía generar convicción su dictamen y lo cierto es que se refirió a un
padecimiento no contemplado que nombró como "enfermedad broncopulmonar crónica".
10. Esto se afirma, porque destacan de los agentes a los que afirmó el obrero estuvo expuesto
en su vida productiva, polvos, humos, gases y solventes, y el especialista le diagnosticó una
"enfermedad broncopulmonar crónica" que además de no encuadrar en los padecimientos de
trabajo establecidos por el legislador, tampoco puede inferirse una relación lógica de los
elementos que refirió el obrero por las actividades que realizaba en la industria ferrocarrilera
como ingeniero de control de calidad con el diagnóstico del perito al opinar que la
disminución orgánica estaba vinculada a polvos, humos, gases y vapores, para que lo dote de
veracidad, pues no existe dentro de los incisos del primero al treinta del citado artículo 513
alguno en el que encuadre la afección del demandante y, si ésta hubiera sido generada por
gases y vapores el experto debió fundamentar su opinión en otros incisos de ese numeral, lo
que no hizo, y los términos en que el facultativo dictaminó son ambiguo en cuanto a la
intervención de los agentes que consideró como contaminantes, pues el contacto en forma
preponderante con alguno de cierta naturaleza puede ocasionar determinado tipo de afección
orgánica, lo que es factible concluir a través de un conocimiento común o sencillo y no
especializado; de modo que la falta de precisión de este dictamen induce a navegar por las
distintas hipótesis contempladas en el numeral invocado, lo que no es adecuado para decidir
el conflicto conforme a derecho.
11. Entonces, si bien el título de la tabla prevista en el artículo 513 de la Ley Federal del
Trabajo, invocado por el especialista, no debe entenderse en forma restrictiva o limitativa
sino ejemplificativa de las labores que pueden ser causantes de la enfermedad, se requiere
que el perito médico proporcione los elementos necesarios para determinar sus consecuencias
legales en el ámbito de la seguridad social mediante la decisión que asuma la autoridad de
trabajo y si no se le orienta en esta cuestión científica o se hace de manera deficiente no es
sostenible que opere la presunción de su origen profesional por carecer de certidumbre esa
opinión clínica y procede imponer al actor la fatiga procesal de demostrar su naturaleza
laboral, pues aun cuando el galeno concluya en la existencia del padecimiento y el grado de
incapacidad, es insuficiente para considerarla profesional.
12. La Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la jurisprudencia
95/2000, cuyo rubro es: "ENFERMEDADES. LA PRESUNCIÓN DE QUE SON
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
PROFESIONALES SÓLO OPERA CUANDO EL PADECIMIENTO ESTA
CONTEMPLADO EN EL ARTÍCULO 513 DE LA LEY FEDERAL DEL TRABAJO.",
sentó el criterio de que para que opere la presunción legal de que una enfermedad se adquirió
con motivo del trabajo, debe encontrarse en la tabla del artículo 513 de la ley laboral y que
esta presunción no incluye el numeral 514, de ahí que no sea dable presumir que un
padecimiento o lesión prevista en este último precepto se haya adquirido con motivo del
trabajo.
13. Lo expuesto permite considerar que si el perito tercero en discordia diagnosticó al
trabajador el padecimiento que denominó "enfermedad broncopulmonar crónica", que no está
contemplado como tal en el listado de enfermedades profesionales previsto en el artículo 513
de la ley laboral, inclusive en algunos de los incisos del 1 al 30 de dicho numeral en que el
legislador en forma categórica precisó las afecciones debidas a inhalaciones de distintas
sustancias o materiales, por lo que es imprescindible que el experto en la ciencia de la
medicina auxilie a la autoridad de trabajo ubicando la lesión detectada en alguno de esos
índices, partiendo del supuesto de que si incurre en omisión por desconocer la enfermedad
específica, por mayoría de razón, la Junta, al no ser perito en esa ciencia del conocimiento,
carecerá de elementos para ubicarla en alguno de esos incisos.
Los antecedentes del juicio de amparo 12433/2002, del que conoció el Décimo Tercer
Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito, son los siguientes:
• Salvador Saucedo Uriarte demandó del Instituto Mexicano del Seguro Social el pago y
otorgamiento de las pensiones relativas derivadas de la incapacidad total permanente que
presenta.
• Señaló como hechos fundatorios de su acción, entre otros, que los padecimientos que
presenta son: hipoacusia bilateral por trauma acústico, cortipatía, disminución de la agudeza
visual, dolor crónico en la columna vertebral, síndrome doloroso lumbar crónico secundario
en la columna vertebral, síndrome doloroso lumbar, crónico secundario a espondiloartrosis
grado III, y lumbar crónico mecanopostular y degenerativo, padecimientos que adquirió con
el desempeño de sus labores como chofer, ya que siempre estuvo expuesto a humo de
soldadura, polvos, solventes e inhalación de los mismos.
• La Junta Especial responsable emitió laudo en el que, en lo que interesa, consideró: "la
prueba idónea para resolver el presente asunto en estudio es la pericial médica ofrecida por
las partes, por tratarse de lesiones orgánicas de la reclamante, consecuentemente se procede a
analizar las mismas: ... Al resultar contradictorios los dictámenes rendidos por los peritos de
las parte se designó perito tercero en discordia, quien exhibió y agregó en autos su dictamen
...; de donde se desprende que tomó en cuenta: su historia clínica, sus antecedentes heredofamiliares y no patológicos, antecedentes laborales, padecimiento actual, exploración física,
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
estudios complementarios; diagnosticando: 1. Cortipatía bilateral por trauma acústico crónico
que le condiciona a una hipoacusia bilateral combinada del 16%; 2. Fibrosis neumoconiótica
con insuficiencia cardiorrespiratoria parcial, bronquitis crónica industrial; 3. Síndrome
doloroso lumbar crónico secundario a espondilartrosis grado II-III; 4. Gonartrosis bilateral; y,
5. Ametropía presbicia. conclusiones y consideraciones médico legales: El actor cursa los
diagnósticos ya mencionados, siendo los dos primeros del orden profesional por encontrarse
relación directa de causa-efecto con los agentes contaminantes de su medio ambiente laboral,
mismos que al trabajador le confieren una incapacidad parcial permanente que se califica con
la Ley Federal del Trabajo en vigor con los artículos 473 y 474, valuándose el primer
padecimiento con un 15%, y el segundo con un 20%, totalizando un 35% de incapacidad
parcial permanente. ... En esta tesitura, analizados y valorados los dictámenes periciales
ofrecidos por las partes y tercero en discordia, esta Junta estima que la accionante no logra
acreditar en forma alguna que sufre padecimientos del orden profesional que le produzcan
una incapacidad valuable; a lo anterior sirve de apoyo la siguiente tesis: ‘ENFERMEDADES.
LA PRESUNCIÓN DE QUE SON PROFESIONALES SÓLO OPERA CUANDO EL
PADECIMIENTO ESTÁ CONTEMPLADO EN EL ARTÍCULO 513 DE LA LEY
FEDERAL DEL TRABAJO.’ (se transcribe). De lo anterior se desprende que la actividad del
actor (chofer) no está prevista en dicho precepto como actividad industrial, por tanto, en
relación con el reconocimiento que pretende el actor haga la demandada en el sentido de que
sufre enfermedades profesionales, procede se absuelva a la demandada de todas y cada una
de las prestaciones que le fueron reclamadas por el actor; esto es, del reconocimiento que
haga al actor de que éste sufre enfermedades de orden profesional que le incapacitan, y como
consecuencia al pago de la pensión que reclama, así como de las prestaciones reclamadas en
el escrito de demanda. ..."
• Contra dicha resolución el actor promovió juicio de amparo directo, del que conoció el
Décimo Tercer Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito, que con fecha
once de julio de dos mil dos, resolvió negar el amparo, considerando, esencialmente:
1. Que son infundados los conceptos de violación porque el presupuesto necesario para que
se presuma la profesionalidad de una enfermedad estriba en que se trate de aquellas
enumeradas en la tabla que consigna el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo y que la
actividad del obrero esté contemplada como causante de la misma; de modo que si el perito
médico concluye sobre la existencia de la afección física y el grado de la incapacidad es
innecesario demostrar su origen.
2. Que es indispensable que la Junta se auxilie de la opinión de especialistas médicos, ya que
se requiere de conocimientos en la materia que dominan y su función consiste, precisamente,
en ilustrar sobre una cuestión científica ignorada por la autoridad de trabajo, pues le es
propia, esencialmente, la aplicación del derecho al caso concreto sometido a su decisión y
son los galenos, de acuerdo con las constancias que integran el expediente y los estudios que
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
se practiquen al obrero, quienes están en aptitud de dictaminar el origen de la afección
orgánica que merma la salud, sea por las actividades que desempeñó o el ambiente laboral en
que las desarrolló; y sólo mediante los datos médicos que se proporcionen a la juzgadora ésta
puede válidamente pronunciarse sobre la demostración en el juicio de si se trataba o no de un
padecimiento profesional.
3. En el caso, la responsable absolvió al instituto demandado del pago de una pensión por
incapacidad parcial permanente, por considerar que no quedó demostrada la profesionalidad
de las enfermedades que le diagnosticó al actor el perito tercero en discordia, denominadas
cortipatía bilateral por trauma acústico crónico que le condiciona una hipoacusia bilateral
combinada del 16% y "fibrosis neumoconiótica con insuficiencia cardiorrespiratoria parcial
bronquitis crónica industrial", quien al rendir su opinión las ubicó en el artículo 513, índice
156, de la Ley Federal del Trabajo y en su título "Neumoconiosis y enfermedades
broncopulmonares producidas por aspiración de polvos y humos de origen animal, vegetal o
mineral."
4. Que la opinión rendida por el especialista tercero en discordia no era susceptible de
generar convicción a la Junta porque no proporcionó los elementos necesarios para tener por
acreditado el origen laboral de la "fibrosis neumoconiótica con insuficiencia
cardiorrespiratoria parcial bronquitis crónica industrial" que diagnosticó al actor, pues si la
premisa es que la enfermedad se encuentra contemplada en la tabla de enfermedades de
trabajo que contiene el artículo 513 de la ley laboral, no bastaba que la hubiera ubicado en su
título genérico "Neumoconiosis y enfermedades broncopulmonares producidas por aspiración
de polvos y humos de origen animal, vegetal o mineral", en razón de que éste a su vez prevé
diversos subtítulos y fracciones específicas que contemplan la denominación científica de los
padecimientos a los que son propensos los obreros dependiendo de las labores que
desempeñen, amén de que dentro de los treinta incisos que integran el citado capítulo no
existe alguno que se refiera a la actividad de chofer que desempeñaba el actor; de modo que
se trató de una opinión ambigua de la que no era posible desprender que el galeno
efectivamente haya relacionado las tareas que realizaba el reclamante o su entorno físico con
una afección broncopulmonar concreta y no conducía en forma sencilla a la conclusión de
que sí se establecía la presunción legal sobre su origen y que, por ello, se imponía relevarlo
de la fatiga de demostrar la relación causal.
5. Esto significa que si el dictamen del perito tercero en discordia no auxilia a la Junta a
ubicar con precisión en la tabla de enfermedades profesionales establecida en el artículo 513
de la ley laboral, de acuerdo a las labores desempeñadas por el obrero o el entorno físico en el
que se empleó, la autoridad está impedida por sí misma para decidir cuál es de las previstas
en ese numeral la que posiblemente afecte la salud de aquél, mediante el análisis del abanico
de subtítulos que contempla y las fracciones que indican la denominación médica de los
padecimientos en relación con las actividades de los trabajadores, porque se trata de aspectos
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
científicos que atañen, por los conocimientos que se requieren, a los galenos y que ignora la
Junta al tratarse de un órgano jurisdiccional al que sólo corresponde pronunciar el derecho
por ser el ámbito en que ejerce sus facultades conferidas por ley; de ahí que sea vital recabar
esos datos especializados concretos para resolver un conflicto en materia de seguridad social
y ello es lo que justifica la intervención de terceros al juicio como son los peritos médicos.
6. Por tanto, si el perito tercero en discordia no ubicó en forma concreta la afección física en
una de las fracciones que contiene la tabla de enfermedades prevista en el artículo 513 de la
Ley Federal del Trabajo y que establece la denominación científica de las broncopulmonares,
de acuerdo a las actividades o al ambiente laboral en que prestaba sus servicios el actor, la
Junta no contaba con los elementos necesarios para decidir si era o no profesional la que
denominó "fibrosis neumoconiótica con insuficiencia cardiorrespiratoria parcial bronquitis
crónica industrial" diagnosticada, porque el título que citó es genérico y corresponde a los
especialistas médicos especificar cuál es la que ataca la salud de aquél y no a la Junta decidir
del amplio catálogo de los padecimientos broncopulmonares que consigna ese numeral cuál
sería el conducente, según lo manifestado por el reclamante durante la secuela procesal, las
constancias de autos y las opiniones médicas rendidas, porque al carecer de conocimientos
científicos relacionados con la medicina (ciencia que se ocupa de prevenir y curar las
enfermedades) requiere de una base médico legal específica que sea garantía de veracidad y
que le sirva para apoyar su determinación con apego a derecho.
7. Que de lo narrado por el actor en el escrito inicial y lo manifestado al perito tercero en
discordia destaca el hecho de que no existe coincidencia de los elementos a los que adujo se
encontró expuesto durante su vida laboral.
8. Sin embargo, aun cuando por la categoría de chofer que afirmó el trabajador que ocupó en
diversas empresas, puede colegirse que fue en el área de tránsito de vehículos y se podía
presumir la existencia de los agentes contaminantes que le propiciaron la afección pulmonar,
al tenor de las distintas enfermedades contempladas en el abanico de fracciones de la tabla
prevista en el artículo 513 de la ley laboral, relacionadas con el tipo de puesto que desempeña
el obrero y el material que inhalaba constantemente, de cuyos aspectos depende la naturaleza
o denominación específica del padecimiento al que era propenso, era un requisito ineludible
que el galeno precisara las razones que lo llevaron a concluir que la afección que diagnosticó
al accionante era del orden profesional, así como que ubicara la enfermedad en las
contempladas por el numeral citado para que la Junta pudiera decidir si era irrelevante
demostrar la relación causal por establecerse la presunción legal de su origen y, al no haber
rendido su opinión el facultativo tercero en discordia en forma específica y concreta de
acuerdo a la referida tabla, es claro que por insuficiente no podía generar convicción su
dictamen y lo cierto es que se refirió a un padecimiento no contemplado en dicha tabla que
denominó "fibrosis neumoconiótica con insuficiencia cardiorrespiratoria parcial bronquitis
crónica industrial".
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
9. Esto se afirma porque destacan de los agentes a los que afirmó el obrero estuvo expuesto
en su vida productiva humos de soldadura, polvos, solventes y pinturas y el especialista le
diagnosticó una "fibrosis neumoconiótica con insuficiencia cardiorrespiratoria parcial
bronquitis crónica industrial", que además de no encuadrar en los padecimientos de trabajo
establecidos por el legislador, tampoco puede inferirse una relación lógica de los elementos
que refirió el obrero por las actividades que realizaba como chofer con el diagnóstico del
perito, al opinar que la disminución orgánica estaba vinculada a humos de combustión interna
y polvos, para que lo dote de veracidad, pues los términos en que el facultativo dictaminó son
ambiguos en cuanto a la intervención de los agentes que consideró como contaminantes, pues
el contacto en forma preponderante con alguno de cierta naturaleza puede ocasionar
determinado tipo de afección orgánica, lo que es factible concluir a través de un
conocimiento común o sencillo y no especializado; de modo que la falta de precisión de este
dictamen induce a navegar por las distintas hipótesis contempladas en el numeral invocado,
lo que no es adecuado para decidir el conflicto conforme a derecho.
10. Entonces, si bien el título de la tabla prevista en el artículo 513 de la Ley Federal del
Trabajo, invocado por el especialista, no debe entenderse en forma restrictiva o limitativa
sino ejemplificativa de las labores que pueden ser causantes de la enfermedad, se requiere
que el perito médico proporcione los elementos necesarios para determinar sus consecuencias
legales en el ámbito de la seguridad social mediante la decisión que asuma la autoridad de
trabajo y, si no se le orienta en esta cuestión científica o se hace de manera deficiente, no es
sostenible que opere la presunción de su origen profesional por carecer de certidumbre esa
opinión clínica y procede imponer al actor la fatiga procesal de demostrar su naturaleza
laboral, pues aun cuando el galeno concluya en la existencia del padecimiento y el grado de
incapacidad, es insuficiente para considerarla profesional.
11. La Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la jurisprudencia
95/2000, cuyo rubro es: "ENFERMEDADES. LA PRESUNCIÓN DE QUE SON
PROFESIONALES SÓLO OPERA CUANDO EL PADECIMIENTO ESTA
CONTEMPLADO EN EL ARTÍCULO 513 DE LA LEY FEDERAL DEL TRABAJO.’,
sentó el criterio de que para que opere la presunción legal de que una enfermedad se adquirió
con motivo del trabajo, debe encontrarse en la tabla del artículo 513 de la ley laboral y que
esta presunción no incluye el numeral 514, de ahí que no sea dable presumir que un
padecimiento o lesión prevista en este último precepto se haya adquirido con motivo del
trabajo.
12. Lo expuesto permite considerar que si el perito tercero en discordia diagnosticó al
trabajador el padecimiento que denominó "fibrosis neumoconiótica con insuficiencia
cardiorrespiratoria parcial bronquitis crónica industrial", que no está contemplado como tal
en el listado de enfermedades profesionales previsto en el artículo 513 de la ley laboral,
-67-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
inclusive en algunos de los incisos del 1 al 30 de dicho numeral, en el que el legislador en
forma categórica precisó las afecciones debidas a inhalaciones de distintas sustancias o
materiales, por lo que es imprescindible que el experto en la ciencia de la medicina auxilie a
la autoridad de trabajo, ubicando la lesión detectada en alguno de esos índices, partiendo del
supuesto de que si incurre en omisión por desconocer la enfermedad específica, por mayoría
de razón, la Junta, al no ser perito en esa ciencia del conocimiento, carecerá de elementos
para ubicarla en alguno de esos incisos. Por esto importa destacar que no es suficiente que
una supuesta enfermedad se diga encontrarse situada en un título de los que conforman la
tabla prevista en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, como es el caso de
"neumoconiosis y enfermedades broncopulmonares producidas por aspiración de polvos y
humos de origen animal, vegetal o mineral", para decir que Salvador Saucedo Uriarte es
portador de fibrosis neumoconiótica con insuficiencia cardiorrespiratoria parcial bronquitis
crónica industrial, puesto que el especialista no identificó particularmente la afección en un
inciso concreto.
Los antecedentes del juicio de amparo 15393/2002, del que conoció el Décimo Tercer
Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito, son los siguientes:
• Con fecha veintidós de octubre de mil novecientos noventa y ocho, Eladio Becerril Urbina
demandó del Instituto Mexicano del Seguro Social el reconocimiento de que padecía, entre
otras enfermedades: 1. Síndrome orgánico cerebral por exposición a sustancias tóxicas; 2.
Cortipatía bilateral por trauma acústico crónico que le condiciona una hipoacusia; y, 3.
Bronquitis industrial de origen profesional que le propiciaban una incapacidad parcial
permanente; por ende, reclamó el pago y otorgamiento de las pensiones relativas.
• Señaló como hechos fundatorios de su acción, entre otros, que "a la edad de 17 años inicia a
laborar en un taller de costura como ayudante general por 2 años, ingresa a Chrysler de
México, S.A. de C.V., desempeñándose en el departamento de carrocerías y corazas, teniendo
como actividades las de armar carrocerías y corazas; posteriormente lo pasaron a los
departamentos de salpicaderas, prensas, pisos, perchas, primer y pintura, con actividades de
pintar, pulir y encerar; asimismo, operador de diversas máquinas y mantenimiento de
diferentes máquinas por 4 años; de ahí se fue a laborar a Productos Agropecuarios, S. de
R.L., como ayudante varios, con actividades de cargar las cajas contenedoras de pollo,
cortarlo, presentarlo acorde a los pedidos de los clientes, lavarlo, sacar el pollo del hielo en
que se transporta, cargar el hielo, acomodar ahí el pollo, repartirlo, ir al rastro a comprar,
cargar y distribuir el pollo, con una actividad que desarrolló por 14 años, con un horario de
trabajo de 12 a 14 horas diarias por siete días a la semana; por estas diferentes ocupaciones se
encontró expuesto permanentemente a ruidos de gran intensidad y magnitud, aspiración de
polvos de algodón y fibras sintéticas, humos y vapores de pintura, solventes orgánicos e
inorgánicos, cambios de temperatura en el agua caliente y fría, polvos metálicos y agentes
industriales altamente contaminantes del medio ambiente laboral, exposición a temperaturas
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
extremas y abatidas, esfuerzos y sobreesfuerzos físicos, caídas a nivel y desnivel, rotación de
tronco permanente, deambulación prolongada, posiciones forzadas y prolongadas, flexión
constante de columna lumbar, estrés laboral, humos de soldaduras y fundición de metales,
vapores de disolventes, dejando de laborar por cuestiones de salud el 31 de agosto de 1997; ...
que desde hace 4 años, aproximadamente, ha venido presentando problemas a la
discriminación de voces, con zumbidos en ambos oídos, con sensación de taponamiento,
disneas de medianos y grandes esfuerzos, con accesos de tos, con sensación de ahogo y falta
de aire, así como episodios de asfixia por la misma tos, con flemas de color verdoso espeso y
en regular cantidad por las mañanas, dolor en los pulmones, refiere dolor en región lumbar
desde hace más de 12 años, el que se incrementa con las posiciones forzadas y prolongadas,
así como adormecimiento de ambas piernas, manifiesta dolor en ambos brazos hasta los
dedos, desde hace unos 8 años, aproximadamente, presenta disminución de la capacidad de
memoria, ya que olvida hechos recientes, presenta cambios de ánimo, irritabilidad fácil,
insomnio, desesperación ..."
• La Junta Especial responsable emitió laudo en el que, en lo que interesa, consideró: "En
cuanto a las pruebas ofrecidas por las partes esta Junta considera que la prueba toral e idónea
en el presente asunto es la pericial médica, por ello se procede a analizarla: ... Habiendo
resultado contradictorios los dictámenes médicos antes señalados se hizo necesario que esta
Junta designara un perito médico tercero en discordia, dicho dictamen se encuentra a fojas 58
a 60, siendo que dicho perito toma en cuenta la historia clínica, ficha de identificación,
antecedentes personales no patológicos y patológicos, antecedentes laborales, actividades
jornada laboral, exposición a agentes contaminantes, padecimiento actual, exploración física,
dirigida a oídos, tórax, columna vertebral, estudios complementarios: audiometría tonal,
espirometría, tele de tórax RX de columna lumbosacra en 2 proyecciones, rayos X en ambas
rodillas, glicemia e interconsulta a psicología, diagnosticando: 1. Cortipatía bilateral
secundaria a trauma acústico crónico y proceso degenerativo que le condiciona una
hipoacusia bilateral combinada del 30%. 2. Enfermedad broncopulmonar producida por
inhalación de polvos de algodón y fibras sintética. 3. Enfermedad articular degenerativa de
predominio lumbar grado III. 4. Gonartrosis bilateral grado II. 5. Diabetes mellitus. 6. No hay
evidencia de daño cerebral o neurológico. Siendo los 2 primeros de orden profesional por
tener relación directa de causa-efecto con su medio ambiente laboral. Dichos padecimientos
le confieren una incapacidad parcial permanente que en su conjunto se valúan en un 50% de
disminución físico, orgánico y funcional. ... Respecto al dictamen del perito médico tercero
en discordia, resulta procedente concederle valor probatorio pleno, debido a los estudios
médicos especializados y complementarios que le realizó al hoy accionante, que lo llevaron a
precisar en forma más clara sus padecimientos y a determinar en sus conclusiones médicolegales de manera adecuada y del porqué de sus diagnósticos y de su valuación, tomando en
cuenta que éste se valió y consideró más y mejores elementos suficientes e indubitables que
forman convicción en esta Junta, ya que precisa en forma debida el porqué de los
padecimientos que le diagnosticó son de orden general, de lo que se colige que desahoga los
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
extremos de la pericial médica. En consecuencia dicho dictamen resulta ser minucioso y
pormenorizado. VI. ... En dicho orden de ideas esta H. Junta determina que deberá
condenarse al demandado al reconocimiento de las enfermedades de orden profesional que
padece el actor y que se encuentran mencionadas en el dictamen pericial del perito tercero en
discordia, que le genera una incapacidad parcial permanente, al pago de una pensión por
dicha incapacidad valuada en un 45%. ..."
• Contra dicha resolución el Instituto Mexicano del Seguro Social promovió juicio de amparo
directo, del que por razón de turno correspondió al Décimo Tercer Tribunal Colegiado en
Materia de Trabajo del Primer Circuito, que con fecha seis de septiembre de dos mil dos
resolvió conceder el amparo, considerando, esencialmente:
1. Que es sustancialmente fundado el concepto de violación en el sentido de que la Junta
valoró incorrectamente el dictamen pericial rendido por el perito tercero en discordia, porque
no mencionó en qué artículos y fracciones se basó para determinar los padecimientos
diagnosticados.
2. Que el perito omitió precisar el fundamento de sus conclusiones, aplicando la tesis de
dicho Tribunal Colegiado, que lleva por rubro: "ENFERMEDAD PROFESIONAL, PARA
SU DEMOSTRACIÓN ES NECESARIO QUE EL PERITO UBIQUE EL PADECIMIENTO
EN ALGUNA DE LAS FRACCIONES DE LA TABLA PREVISTA EN EL ARTÍCULO
513 DE LA LEY FEDERAL DEL TRABAJO; Y DE NO CONTEMPLARSE
ESPECÍFICAMENTE EN UNA DE ELLAS, ADUZCA LAS RAZONES MÉDICAS POR
LAS QUE SE COMPRUEBE QUE ES DE ESA NATURALEZA."
Los antecedentes del juicio de amparo 15813/2002, del que conoció el Décimo Tercer
Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito, son los siguientes:
• Rosendo Ochoa Ochoa demandó del Instituto Mexicano del Seguro Social el pago y
otorgamiento de las pensiones relativas derivadas de la incapacidad total permanente que
presenta.
• Señaló como hechos fundatorios de su acción, entre otros, que al servicio de la empresa
Henkel Mexicana, S.A. de C.V., durante su vida laboral permanecía expuesto en forma
directa y constante a diversos agentes contaminantes como son polvos, gases, humos, vapores
de sustancias químicas, solventes, óxidos, gas, sustancias tóxicas, sujeto a soportar ruidos que
impiden la comunicación verbal así como estar constantemente levantando y transportando
las sustancias químicas que utilizan para el proceso de elaboración y cajas de salida de los
productos para su acomodo, venta, distribución, etc., todos ellos por la naturaleza
indispensable en la elaboración, venta y distribución de sus productos y materiales, por ello
se afectó notoriamente su salud y fue atendido por los servicios médicos del instituto
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
demandado, quienes le diagnosticaron que ha adquirido enfermedades profesionales como
bronquitis química industrial, hipoacusia bilateral por trauma acústico, debido a que en las
instalaciones de dicha empresa el ruido que existe rebasa en exceso los límites permitidos y
que impide la comunicación oral, además de daño pulmonar con obstrucción a la respiración,
efectos que se han exacerbado a la fecha y que son una consecuencia directa y en relación
con el trabajo desempeñado.
• La Junta Especial responsable emitió laudo en el que, en lo que interesa, consideró:
"Respecto de las pruebas ofrecidas por las partes, esta Junta considera que la prueba toral e
idónea en el presente asunto lo es la pericial médica, motivo por el cual se procede a
analizarla: ... Habiendo resultado contradictorios los dictámenes médicos antes señalados se
hizo necesario que esta Junta designara un perito médico tercero en discordia, quien rinde su
dictamen correspondiente, el que obra a fojas 48 y 49 de los autos, en el que considera que
tomó en cuenta: historia clínica, ficha de identificación, antecedentes heredo familiares y
personales no patológicos, antecedentes laborales, antecedentes personales patológicos,
padecimiento actual, exploración física, estudios complementarios. Diagnósticos: 1.
Cortipatía bilateral secundaria a trauma acústico crónico que condiciona una hipoacusia
bilateral combinada del 17%; 2. Bronquitis crónica industrial; 3. Síndrome doloroso lumbar
crónico de etiología degenerativa incipiente; y, 4. Gonartrosis. Conclusiones médico legales:
El actor es portador de las enfermedades enunciadas en el párrafo correspondiente, las dos
primeros se califican como enfermedad del orden profesional por tener relación directa de
causa-efecto con su medio ambiente laboral; dichos padecimientos le confieren una
incapacidad parcial permanente clasificada como permanente parcial, valuándose para el
primer diagnóstico en un 16% y para el segundo en un 25%. La suma de las incapacidades es
de un 41% de disminución de su capacidad órgano funcional total. Los diagnósticos tres y
cuatro son del orden de enfermedad general, por tanto no se valúan y pueden ser tratados por
médicos especializados ... En cuanto al dictamen médico tercero en discordia, se le concede
valor probatorio pleno ... procede se condene al Instituto Mexicano del Seguro Social a que
reconozca al actor el padecimiento que quedó determinado por el perito médico tercero en
discordia, consistente en: Cortipatía bilateral secundaria a trauma acústico crónico que
condiciona una hipoacusia bilateral combinada del 17%, así como su origen y valuación; esto
es, que tal padecimiento es de orden profesional ... En lo que se refiere al diagnóstico emitido
por el perito médico tercero en discordia, consistente en: bronquitis crónica industrial, ésta no
quedó debidamente evidenciada, toda vez que, si bien es cierto que el dictamen tercero en
discordia concluye que el actor padece esta enfermedad del orden profesional por encontrar
relación directa de causa-efecto con su medio ambiente laboral, también lo es, que la tabla de
enfermedades a que alude el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, en sus títulos de
‘Neumoconiosis y enfermedades broncopulmonares producidas por aspiración de polvos y
humos de origen animal, vegetal o mineral’ y en el de enfermedades de las vías respiratorias
producidas por inhalación de gases y vapores no se encuentra enumerada la bronquitis
crónica industrial; ante tal circunstancia, es necesario que la enfermedad padecida se
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
encuentre relacionada con la actividad específica desempeñada por el actor o con la rama de
la industria en que se vio obligado a laborar, o región en que se desenvolvió, a la que se
refiere la tabla de enfermedades y actividades industriales contenidas en el dispositivo legal
citado, lo que no ocurrió en el presente caso; por tanto, la relación de causalidad no quedó
acreditada en el juicio laboral pues, en todo caso, los peritajes debieron establecer los
elementos con los que quedó acreditada la relación de causa-efecto que se señala al no operar
la presunción que deriva de la observancia de los artículos 476 y 513 de la Ley Federal del
Trabajo; al caso que nos ocupa, tiene aplicación la jurisprudencia número 95/2000,
sustentada por la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en sesión
privada del 29 de septiembre de 2000, que a la letra dice: ‘ENFERMEDADES. LA
PRESUNCIÓN DE QUE SON PROFESIONALES SÓLO OPERA CUANDO EL
PADECIMIENTO ESTA CONTEMPLADO EN EL ARTÍCULO 513 DE LA LEY
FEDERAL DEL TRABAJO.’ (se transcribe su texto). Por tanto, y al no haberse demostrado
la relación de causa-efecto entre el padecimiento del actor y su medio ambiente laboral, es
obligado concluir que el actor no demostró la incapacidad que adujo como base de su
pretensión ..."
• Contra dicha resolución el actor promovió juicio de amparo directo, del que conoció el
Décimo Tercer Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito, que con fecha
seis de septiembre de dos mil dos resolvió negar el amparo, considerando, esencialmente:
1. Que son infundados los conceptos de violación porque cuando la enfermedad
diagnosticada esté considerada en dicha tabla como de trabajo, pero la actividad que dijo
desempeñar no corresponda o tenga el equivalente con alguna de las ahí consideradas como
causantes del padecimiento, o bien, cuando ni la enfermedad ni la actividad del trabajador se
encuentren señaladas en la tabla, no se actualiza la presunción de que su enfermedad tenga un
origen profesional y, por ende, se requiere la demostración de la relación causal.
2. Que si el actor desde el inicio de su demanda no refirió qué puestos desempeñó a lo largo
de su vida laboral ni las actividades que desarrolló en cada uno de éstos, ni las actividades a
que se dedicaban las empresas para las que laboró y, en particular, la actividad específica de
la empresa para la cual laboró treinta y cuatro años, es decir, la mayor parte de su vida, así
como los puestos que desempeñó en ésta, y así el motivo por el cual tenía contacto o
manipulaba los agentes contaminantes que refirió, cierto resulta que ello es insuficiente para
tener por acreditada la relación causa-efecto entre el padecimiento dictaminado y las
actividades desarrolladas por el trabajador, pues no permite arribar a la conclusión de que el
actor haya sido portador de tal enfermedad para llegar a la inferencia lógica que el reclamante
se desempeñó en un ambiente perjudicial y con ello demostrar el origen profesional del
padecimiento; por tanto, el actuar de la Junta fue legal.
3. Que en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo no se encuentra contemplada la
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
bronquitis como enfermedad profesional, y para presuponer la profesionalidad del
padecimiento era necesario que la actividad de éste se encontrara contemplada en dicho
capítulo, pero al no precisar el actor su actividad no es posible establecer la relación de causaefecto entre la enfermedad y el ambiente de trabajo, por lo que los peritos debieron allegarse
de otros elementos para establecer la profesionalidad del padecimiento pues, si bien es cierto,
la tabla del artículo 513 de la ley de la materia es ejemplificativa y no limitativa, también lo
es que, en la especie, los elementos derivados del dictamen médico tercero en discordia son
insuficientes para establecer el nexo de causalidad, ya que aun cuando se dijo que estuvo
expuesto a agentes contaminantes como el polvo, gases, humos, vapores de sustancias
químicas, solventes, óxidos y sustancias tóxicas, no especificó las actividades que desarrolló
el actor en la empresa Henkel Mexicana, S.A. de C.V., a fin de establecer la relación con
dichos agentes contaminantes, esto es, no se precisó el motivo por el cual el reclamante tenía
contacto con los agentes contaminantes en mención, de ahí que, en el caso, sí se requería
corroborar la profesionalidad del padecimiento diagnosticado al actor mediante cualquier otro
medio probatorio, como lo podía ser la visita al centro de trabajo.
4. Que otro aspecto importante es que el especialista tercero en discordia omitió ubicar dicho
padecimiento en alguna de las fracciones previstas en el artículo 513 de la Ley Federal del
Trabajo, situación que no permite identificar la relación directa con el elemento que el perito
estimó provocó dicho padecimiento al reclamante, por ello, se carece de los elementos
necesarios para establecer el origen del padecimiento diagnosticado como bronquitis crónica
industrial, apoyando la anterior consideración en la tesis sostenida por ese Tribunal
Colegiado, cuyo rubro es: "ENFERMEDAD PROFESIONAL, PARA SU
DEMOSTRACIÓN ES NECESARIO QUE EL PERITO UBIQUE EL PADECIMIENTO EN
ALGUNA DE LAS FRACCIONES DE LA TABLA PREVISTA EN EL ARTÍCULO 513
DE LA LEY FEDERAL DEL TRABAJO; Y DE NO CONTEMPLARSE
ESPECÍFICAMENTE EN UNA DE ELLAS, ADUZCA LAS RAZONES MÉDICAS POR
LAS QUE SE COMPRUEBE QUE ES DE ESA NATURALEZA."
Como puede advertirse, sí existe la contradicción de tesis denunciada en el problema jurídico
que examinaron ambos Tribunales Colegiados, ya que en los casos sometidos a su
consideración los trabajadores asegurados presentaron demanda en contra del Instituto
Mexicano del Seguro Social reclamando la asignación de la pensión por incapacidad
correspondiente, juicios laborales en que fue rendida la prueba pericial médica y, en ninguno
de los casos sometidos al conocimiento de los Tribunales Colegiados, los dictámenes
médicos respectivos establecieron en forma concreta la existencia de una enfermedad o
afección de las señaladas en alguna de las fracciones del artículo 513 de la Ley Federal del
Trabajo, sino que la enfermedad diagnosticada derivó de uno de los rubros de la tabla de
enfermedades de trabajo contenida en dicho precepto legal. Sobre ello, el Sexto Tribunal
Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito, coincidentemente con el diverso
Décimo Tercer Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del mismo circuito, consideró que
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
el objeto de la prueba pericial, en lo general, y el perito correspondiente, en lo particular,
deben orientar a la Junta en aspectos que requieren conocimientos especializados mediante
un diagnóstico, en tanto son personas con conocimientos especiales en una ciencia, arte u
oficio, con la obligación de informar al órgano jurisdiccional de las enfermedades, sus
probables causas y la valuación del grado de disminución orgánica de la función; sin
embargo, la discrepancia de criterios radica en que:
(a) El Sexto Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito estima
básicamente que una vez teniendo la información derivada de los dictámenes periciales,
corresponde a la Junta realizar la adecuación de la norma general y abstracta al caso concreto,
considerando para ello los hechos alegados por las partes en la demanda y su contestación, la
norma legal aplicable a cada caso en particular y, determinar y decidir cuál es el derecho que
le corresponde a los hechos demostrados, dentro de lo que cabe como labor del órgano
jurisdiccional subsumir las enfermedades diagnosticadas y las actividades manifestadas a las
hipótesis legales contenidas en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, todo esto con
fundamento en los artículos 840, fracción VI y 841 de la propia ley, concluyendo,
especialmente, que no es posible que resida en el perito médico la facultad jurisdiccional de
determinar la aplicabilidad de alguna fracción del citado artículo 513 sin que la autoridad
responsable se cerciore de la existencia de la norma aplicada, dado que de la adecuación de la
norma al caso particular dependerá la actualización de la presunción que emana del
presupuesto legal, pues esta es una función eminentemente jurisdiccional, tomando en cuenta
que con los datos que provee el perito médico la Junta está en aptitud de determinar la norma
legal aplicable.
(b) El Décimo Tercer Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito estimó
que si el perito no ubicó en forma concreta la afección física del trabajador en una de las
fracciones que contiene la tabla de enfermedades prevista en el artículo 513 de la Ley Federal
del Trabajo, y que establecen la denominación científica de las enfermedades de acuerdo con
las actividades o el ambiente laboral en que se prestaba el servicio, no puede la autoridad, por
sí misma, decidir cuál de las previstas en ese numeral es la que merma la salud del trabajador
por carecer de los conocimientos científicos necesarios para ello, ni considerando lo
manifestado por el reclamante durante la secuela procesal, las constancias de autos y las
opiniones médicas, porque requiere de una base médico legal específica que sea garantía de
veracidad y que le sirva para apoyar se determinación con apego a derecho, máxime que si el
dictamen incurre en omisión por desconocer la enfermedad específica, por mayoría de razón
la Junta carecerá de elementos para ubicar la enfermedad en alguna de las múltiples
fracciones.
Por tanto, la materia de la presente contradicción de tesis consiste en determinar los
siguientes puntos jurídicos, que por congruencia jurídica se ordenan de la siguiente manera:
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
1. Si es o no posible que resida en el perito médico la facultad de determinar la aplicabilidad
de alguna fracción del artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, sin que la autoridad
responsable se cerciore de la existencia de la norma aplicada, pues esta es una función
eminentemente jurisdiccional, esto es, si el perito debe ubicar en forma concreta la afección
física del trabajador en una de las fracciones que contiene la tabla de enfermedades prevista
en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo y que establecen la denominación científica
de las enfermedades de acuerdo con las actividades o el ambiente laboral en que se prestaba
el servicio.
2. Si corresponde a la Junta realizar la adecuación de la norma general y abstracta al caso
concreto, considerando para ello los hechos alegados por las partes en la demanda y su
contestación, la norma legal aplicable a cada caso en particular y, determinar y decidir cuál es
el derecho que le corresponde a los hechos demostrados, dentro de lo que cabe como labor
del órgano jurisdiccional subsumir las enfermedades diagnosticadas y las actividades
manifestadas a las hipótesis legales contenidas en el artículo 513 de la Ley Federal del
Trabajo, todo esto con fundamento en los artículos 840, fracción VI y 841 de la propia ley o
si no puede la autoridad por sí misma decidir cuál de las previstas en el citado artículo 513 es
la que merma la salud del trabajador por carecer de los conocimientos científicos necesarios
para ello, ni aun considerando lo manifestado por el reclamante durante la secuela procesal,
las constancias de autos y las opiniones médicas, porque requiere de una base médico legal
específica que sea garantía de veracidad y que le sirva para apoyar su determinación con
apego a derecho.
3. Si tomando en cuenta que con los datos que provee el perito médico la Junta está en aptitud
de determinar la norma legal aplicable o si dado que el dictamen incurre en omisión por
desconocer la enfermedad específica, por mayoría de razón la Junta carecerá de elementos
para ubicar la enfermedad en alguna de las múltiples fracciones del artículo 513 de la ley
laboral.
SÉPTIMO. Este órgano colegiado considera que respecto del problema jurídico planteado
debe prevalecer con carácter jurisprudencial el criterio que a continuación se desarrolla.
A fin de determinar cada uno de los puntos jurídicos motivo de la contradicción de tesis, debe
hacerse referencia y tomar como pauta inicial los criterios que en lo conducente ha sustentado
la Suprema Corte de Justicia de la Nación y que son:
"Novena Época
"Instancia: Segunda Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: VII, mayo de 1998
"Tesis: 2a./J. 29/98
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"Página: 401
"ENFERMEDAD PROFESIONAL. LA RELACIÓN CAUSAL ENTRE ÉSTA Y EL
MEDIO EN EL CUAL EL TRABAJADOR PRESTE O HAYA PRESTADO SUS
SERVICIOS, NO REQUIERE NECESARIAMENTE DE LA PRESENCIA DEL PERITO
MÉDICO EN EL LUGAR, EMPRESA O ESTABLECIMIENTO. Conforme a la
jurisprudencia sustentada por este Alto Tribunal, la prueba pericial médica es la idónea para
determinar, tanto si el origen de una enfermedad es de carácter profesional, como el grado de
incapacidad que le provoque al trabajador. Sin embargo, establecer una regla general,
aplicable a la universalidad de los casos, para tener por acreditado el señalado vínculo causal,
involucraría cargas procesales adicionales innecesarias y sin soporte legal, o bien, un
desequilibrio entre las partes contendientes, al extremo de provocar laudos condenatorios
basados en la simple afirmación del actor sustentada nada más que en el desahogo de una
pericial médica que no arroje la convicción necesaria para tal fin. En atención a ello, si se
trata de una enfermedad cuya profesionalidad se presume, o sea, de aquellas enumeradas en
la tabla a que se refiere el artículo 513, de la Ley Federal del Trabajo, el dictamen médico
que concluya sobre la existencia del padecimiento y el grado de la incapacidad, es suficiente
para determinar dicho origen, sin perjuicio de que el demandado rinda pruebas que desvirtúen
esta presunción, conforme al numeral 476 de la misma ley; fuera de este supuesto, es decir,
tratándose de enfermedades no contempladas en la tabla de referencia, el peritaje debe
establecer además, si existe o no una relación causal entre el padecimiento y el trabajo
(relación directa) o el medio ambiente laboral (relación indirecta), así como especificar cuál
es esa relación y los medios de que se valió el perito para su determinación y, para que el
dictamen del experto alcance valor probatorio pleno, deberá encontrarse robustecido con el
resultado de la visita que haga al lugar o centro de trabajo, para constatar cuáles eran o son
las condiciones ambientales en que se vino desarrollando la actividad o profesión, si esto
puede obtenerlo por sí mismo, o bien, auxiliado por un técnico o científico que se encargue
de perfeccionar, esclarecer o ampliar las conclusiones del dictamen primigenio, salvo que en
autos existan constancias de las que se desprendan los datos en cuestión, incluso otros
dictámenes periciales relacionados con esas condiciones. Lo anterior, sin demérito de que las
Juntas de Conciliación y Arbitraje actúen, en los términos previstos en el artículo 782, de la
ley de la materia, en el sentido de ordenar con citación de las partes, el examen de lugares o
reconocimiento por peritos, a fin de practicar las diligencias que juzguen convenientes para el
esclarecimiento de la verdad.
"Contradicción de tesis 33/97. Entre las sustentadas por los Tribunales Colegiados Sexto y
Segundo en Materia de Trabajo del Primer Circuito. 3 de abril de 1998. Cinco votos.
Ponente: Genaro David Góngora Pimentel. Secretaria: Rosa María Galván Zárate."
Algunas consideraciones relevantes para resolver la referida contradicción de tesis 33/97 se
transcriben enseguida:
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"QUINTO. Para completar el panorama de la regulación histórica de los infortunios
laborales, la Ley del Trabajo de 1931 aceptó la denominación de riesgos para los accidentes y
enfermedades de trabajo y la fórmula adoptada fue aquella de ‘los accidentes o enfermedades
a que están expuestos los trabajadores con motivo de sus labores o en ejercicio de ellas’,
expresión que difirió un poco de la empleada por la fracción XIV del artículo 123
constitucional, un giro que permitió a la jurisprudencia acogerse a la condición que guardaba
la evolución más progresista de la doctrina extranjera. Los artículos 285 y 286 distinguieron
el accidente de la enfermedad, pero no obstante, conforme al diverso 295, los trabajadores
víctimas de un accidente o de una enfermedad, recibían las mismas prestaciones: asistencia
médica, medicamentos y material de curación y una indemnización, según el grado de
incapacidad para el trabajo.
"La ley en comento en relación con el problema de la prueba, no obstante el conocimiento de
la jurisprudencia de la Corte de Casación, como la doctrina francesa, se mantuvo bajo las
ideas conservadoras. Su precepto 16 establecía la supletoriedad en el derecho común, nuestra
jurisprudencia admitió la aplicación del derecho procesal civil y el principio de que quien
afirma está obligado a probar.
"Pero más tarde, la propia jurisprudencia justificó la legitimidad de la presunción de que
siempre que ocurriera un accidente durante las horas de trabajo, debía presumirse se había
producido con motivo o en ocasión del trabajo. Al igual que la doctrina, coincidieron en
estimar que de acuerdo a la ciencia médica ciertas enfermedades afectaban, por lo general, a
las personas dedicadas a una cierta actividad laboral, por citar un ejemplo, la tabacosis que
padecían los manipuladores de tabaco. Así surgió una tabla de enfermedades profesionales
que generaba a favor del trabajador la presunción iuris tantum de que el padecimiento se
había contraído en ocasión del trabajo desplegado en una determinada empresa. Ahora, si la
enfermedad no estaba incluida en la tabla respecto al género de labor desempeñada, entonces,
se atendía al principio civilista de la prueba de las afirmaciones.
"...
"Otro paso importantísimo, para el avance de la materia que nos ocupa, fue la promulgación
de la Ley Federal del Trabajo de 1970 que, no obstante haber sufrido una reforma
trascendental en 1980, el capitulado de los riesgos de trabajo no se modificó, puesto que esos
cambios se operaron en la parte procesal del derecho del trabajo. Dicha legislación se basa en
la idea nueva de la responsabilidad de la empresa y de la economía, es decir, en la aplicación
universal de este principio sin condicionarlo a ningún requisito, lo que significa que todo
accidente o enfermedad producidos con motivo o en ejercicio del trabajo, cualquiera que sea
su naturaleza y el lugar donde se preste el servicio, da origen a la responsabilidad de la
empresa.
-77-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"Esta postura se corrobora con el fragmento siguiente de la exposición de motivos de la
legislación en consulta, a saber:
"‘La teoría del riesgo profesional se inició en el siglo pasado y tuvo por objeto poner a cargo
del empresario la responsabilidad por los accidentes y enfermedades que sufrieran los
trabajadores con motivo de la profesión que desempeñaran. De aquella época a nuestros días
se han transformado radicalmente las ideas: la doctrina y la jurisprudencia pasaron de la idea
del riesgo profesional a la de riesgo de autoridad, para concluir en lo que se llama
actualmente riesgo de la empresa. De acuerdo con esta doctrina, la empresa debe cubrir a los
trabajadores sus salarios, salvo los casos previstos en las leyes y, además, está obligada a
reparar los daños que el trabajo, cualesquiera sean su naturaleza y las circunstancias en que se
realiza, produzca en el trabajador. De esta manera, se ha apartado definitivamente la vieja
idea del riesgo profesional: la responsabilidad por los accidentes y enfermedades que ocurran
a los trabajadores es de naturaleza puramente objetiva, pues deriva del hecho mismo de su
funcionamiento. El profesor francés Georges Ripert acuñó una fórmula precisa para
establecer el cambio operado en las ideas: «El problema», explica, «se ha desplazado de la
responsabilidad a la reparación. Por tanto, ya no importa preguntar si existió alguna
responsabilidad sobre la falta cometida, en primer término, porque la prueba del daño tiene
algo de diabólica, y en segundo lugar, porque pone el riesgo a cargo de quien no tuvo
intervención alguna en su creación y en quien no recibe los beneficios de la producción, ya
que éstos pertenecen al creador del riesgo; la conciencia democrática, concluye el maestro,
exige que no se le hable más de responsabilidad, sino de reparación, esto es, el derecho
contemporáneo resuelve el problema contemplando a la víctima y no al autor del daño, por lo
que impone a la empresa la obligación de repararlo.»
"‘El profesor Gastón Morín reforzó las anteriores ideas al decir que «la responsabilidad por
los accidentes de trabajo descansa en el derecho del obrero a la existencia, por lo que tiene su
justificación en sí mismo, quiere decir, posee su fundamento en la existencia del trabajador,
cuyo derecho a vivir debe ser asegurado.».’
"...
"Pero en 1976, la Cuarta Sala varió toda la elaboración doctrinal que había venido
desarrollando desde la ley de 1931, para señalar la necesidad de que en el juicio laboral se
desahogara la prueba pericial médica, con el objeto de que el titular de la acción demostrara
la naturaleza del riesgo (accidente o enfermedad), así como el vínculo causal entre la
existencia misma de ese riesgo y la actividad o medio ambiente en que se desenvolvía,
aspectos que lejos de apartarse de la evolución alcanzada en aquellos tiempos, constituyó un
requisito orientado a conferir mayor solidez y consistencia a los fallos emitidos por las Juntas
de Conciliación y Arbitraje y, en su caso, por los tribunales de amparo que conocieran de los
-78-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
laudos definitivos dictados por aquéllas, toda vez que el reconocimiento acerca de que un
riesgo padecido por un trabajador, efectivamente poseía ese origen, al menos requería de un
sustento adicional, aparte de la sola presunción legal tantas veces señalada y, al propio
tiempo, dar oportunidad de que el patrón o la institución aseguradora del riesgo, estuvieran en
posibilidad de controvertir los hechos y probar sus excepciones y defensas, pues de lo
contrario, podrían emitirse laudos condenatorios basados en una simple afirmación del
accionante y, en consecuencia, sin un soporte probatorio, lo cual resultó inadmisible. En
atención a ello, dicho cuerpo colegiado determinó:
"‘La prueba médico-pericial es la idónea para demostrar la naturaleza de un accidente, los
efectos del mismo, y la relación de causalidad que existe entre uno y otro, y no la simple
manifestación del trabajador y sus testigos sobre que sufrió un accidente de trabajo.’
"En cuanto al renglón específico de las enfermedades de trabajo, propiamente, pertenecen al
ámbito de la medicina, pues a través de ella se puede dictaminar si un padecimiento pudo
adquirirse en el trabajo, pero al penetrar en el campo del derecho obrero por las
consecuencias que genera en la persona y en su capacidad menguada, para continuar
desempeñando las labores encomendadas antes de presentar los síntomas de determinada
patología, precisamente, por esos efectos, el derecho también tiene mucho que decir al
respecto.
"De manera sintética se pueden enunciar tres sistemas para la determinación de las
enfermedades de trabajo: uno el más antiguo adoptado por la Ley Española de 1900
identificó a los accidentes y a las enfermedades; poco tiempo después se estableció la
diferencia entre unos y otras por la instantaneidad o progresividad en su realización. El
segundo método que se ubica en el sistema francés y consistió en la fijación de una tabla de
enfermedades integrada con base en diversas profesiones y, tomando en cuenta estudios y
dictámenes aportados por la ciencia médica, se asentaba que determinado padecimiento se
adquiría normalmente por la manipulación de sustancias u objetos, por la aspiración de
polvos o por la influencia del ambiente en el que se prestaban los servicios, si la enfermedad
padecida por el obrero aparecía en la tabla, de ahí la denominación de enfermedad
profesional, así se le consideraba iuris et de iure, en caso contrario, debía ser rechazada la
pretensión. El tercer sistema es el que adoptó la ley de 1931 en nuestra legislación de trabajo
mexicana, la que consagró una solución más científica y humana: una tabla de enfermedades,
lo que no excluyó que en cada caso particular pudiera determinarse si un padecimiento, no
contemplado en la tabla, fue adquirido en el ejercicio del trabajo.
"Los sectores involucrados en el problema de la prueba de las enfermedades de trabajo,
legisladores, tratadistas y médicos, percibieron la enorme dificultad que representaba la
dictaminación de la naturaleza laboral de los padecimientos, situación que explica la tardanza
para que el legislador de aquella época plasmara en la ley su reconocimiento, a través de
-79-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
tablas que fueron el resultado de muchos años de investigación y estudio.
"La problemática presenta dos vertientes: las enfermedades incluidas en la tabla de
enfermedades de trabajo del artículo 513, del código obrero vigente que genera la presunción
legal ya referida en párrafos precedentes reconocida por la Cuarta Sala de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación durante la vigencia de la ley de 1931, a nivel jurisprudencial. Para
tenerlo presente se reproduce de nueva cuenta:
"‘La tesis establecida en el sentido de que basta que el obrero sufra una enfermedad en el
desempeño de su trabajo o con motivo del mismo, para que tenga derecho a la indemnización
correspondiente, quedando al demandado la carga de la prueba del hecho relativo o si la
enfermedad es o no profesional, solamente es aplicable cuando se trata de alguna de las
enfermedades que la Ley Federal del Trabajo de 1931 enumera, dándoles el carácter de
profesionales.’
"Así las cosas, la presunción laboral conserva el rango de iuris tantum, en consecuencia, la
naturaleza del padecimiento es cuestionable; pues cabe la posibilidad de que tomando en
cuenta el tiempo de trabajo desempeñado en la empresa, el trabajador pudo adquirir la
enfermedad, pero que pudiera tener un origen general, por ejemplo.
"En lo tocante a las enfermedades no contempladas en la tabla, al igual bajo la vigencia de la
ley de 1931, la Cuarta Sala de nuestro Alto Tribunal estableció jurisprudencia en los términos
siguientes: ‘cuando el padecimiento no está catalogado en la tabla de enfermedades de
trabajo, son el obrero o sus familiares quienes tienen que probar que se contrajo con motivo
del servicio.’. Cabe apuntar que la tesis de la Suprema Corte, acorde con aquella legislación
resultó acertada, en la medida en que no aceptó la existencia de la presunción laboral para
este segundo tipo de enfermedades, en razón a que no existía ninguna disposición legal en
que pudiera apoyarse, ni contaba con una conclusión firme de la ciencia médica ..."
"SEXTO. ... El precepto 513, de la ley de la materia, establece la tabla de enfermedades de
trabajo, cuyos rubros principales destacan: neumoconiosis y enfermedades broncopulmonares
producidas por aspiración de polvos y humos de origen animal, vegetal o mineral;
enfermedades de las vías respiratorias producidas por inhalación de gases y vapores;
dermatosis; oftalmopatías profesionales; intoxicaciones, infecciones, parásitos, micosis y
uriosis, enfermedades producidas por el contacto con productos biológicos; enfermedades
producidas por factores mecánicos y variaciones de los elementos naturales del medio de
trabajo; enfermedades producidas por las radiaciones ionizantes y electromagnéticas (excepto
cáncer); cáncer; y, enfermedades endógenas."
"SÉPTIMO. ... En cuanto a la idoneidad de la prueba para demostrar esa pretensión que cada
uno de los órganos colegiados refirió como ‘nexo causal’, el Sexto Tribunal Colegiado
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
interveniente señaló que este elemento que debe existir entre el padecimiento sufrido por un
trabajador y el ambiente laboral, es susceptible de acreditarse por medio de la prueba pericial
médica, sin que sea necesario que el experto en medicina se constituya en la fuente de la
prestación de los servicios, en atención a que examina personalmente al trabajador que
padece ciertas afecciones de salud, tiene conocimiento de la índole del trabajo desempeñado
y del ambiente laboral donde presta o prestó sus servicios por un tiempo más o menos
prolongado; entonces infiere su conclusión, a través de un silogismo: ‘un trabajador que
maneja determinados materiales en un ambiente dado, presenta un cuadro clínico, luego, éste
deriva de aquellas condiciones de trabajo.’
"Y el Segundo Tribunal Colegiado, por mayoría, estimó que para que un riesgo de trabajo sea
considerado como tal, es condición esencial que se origine o derive de la relación laboral y al
ser éste un elemento constitutivo de la acción, tendrá que acreditarse la causa-efecto con el
ambiente laboral. Para tal objeto, señala que el dictamen pericial elaborado tan sólo con los
antecedentes laborales proporcionados por el trabajador, es insuficiente, en tanto constituyen
hechos que no le constan al especialista, sobre todo porque la acción de reconocimiento de
ciertos padecimientos como de carácter profesional debidos a la constante exposición a
esfuerzos físicos, ruidos intensos, inhalación de polvos, humos o vapores, ácidos y solventes,
exigen ser materia de prueba distinta a la pericial médica, ya que de lo contrario, se llegaría al
absurdo de considerar que cualquier trabajador por el sólo hecho de padecer una enfermedad
de las enumeradas por la ley, adquiriera desde ese momento, el reconocimiento del carácter
profesional y la consiguiente incapacidad; agrega que la aplicación indiscriminada de esa
regla sin la exigencia de la comprobación relativa, conduce a desconocer que en el medio
ambiente existen multiplicidad de agentes patológicos que pueden ser la causa de
enfermedades catalogadas como profesionales padecidas por personas que no estén sujetas a
un régimen laboral, de ahí la necesidad de acreditar conforme a la ley que el riesgo padecido,
precisamente, ocurrió en el ambiente laboral y qué agente patológico lo provocó.
"...
"En este orden de ideas, el criterio sustentado por el Sexto Tribunal Colegiado participante en
la presente contradicción, es acertado, en la medida en que parte de la premisa fundamental
acerca de que la prueba idónea para calificar una enfermedad de trabajo es la pericial médica,
lo cual obedece a que las Juntas carecen de los conocimientos científicos dentro del campo de
la medicina que les permitan obtener la convicción necesaria, con la finalidad de determinar
si determinado padecimiento sufrido por el trabajador es consecuencia necesaria del ambiente
en el que desempeña o desempeñó su actividad o profesión.
"En tanto, el Segundo Tribunal Colegiado contendiente sostiene que la prueba pericial, si
bien es la idónea para acreditar los padecimientos sufridos por un trabajador, no
necesariamente corrobora que aquéllos tuvieron su origen en el medio ambiente laboral y
-81-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
calificarlos, en consecuencia, como de carácter profesional, sino que es menester aportar
otros medios de convicción, sin precisar a cuáles se refiere.
"Paralelamente, tampoco se torna indispensable, en todos los casos, la presencia del perito
médico en las instalaciones del centro de trabajo, para que quede demostrada la relación
causa-efecto entre las afecciones padecidas por el trabajador y su entorno laboral, pues en
opinión del Sexto Tribunal Colegiado, ese elemento se obtiene por medio de una inferencia
lógica, es decir, un trabajador que maneja ciertos materiales en un ambiente dado, presenta un
cuadro clínico, luego éste deriva de las condiciones a que estuvo sujeto el obrero. Esta
afirmación es parcialmente cierta, en tanto no resulta aplicable a la universalidad de casos
que pueden presentarse, como más adelante se precisará.
"Independientemente de los razonamientos vertidos por los Tribunales Colegiados
contendientes, esta Segunda Sala procede a fijar el criterio a seguir contemplando diversas
hipótesis, en atención a que debido a la presencia de innumerables factores que pueden
intervenir, no es factible establecer una regla general destinada a todos los supuestos.
"Ahora bien, el origen de las enfermedades de trabajo puede ser determinado, ya sea:
"I. Por la existencia de una relación causal directa con el trabajo, esto es, la categoría o
actividad específica desarrollada por el trabajador, por ejemplo: la neurosis del telefonista
(apartado 161 de la tabla de enfermedades de trabajo prevista en el artículo 513, de la Ley
Federal del Trabajo).
"II. Por una relación indirecta con el trabajo, pero producida por el medio en el que se vea
obligado a trabajar. Aquí se pueden presentar dos situaciones:
"a) Que el ambiente dañino o nocivo para la salud sea exclusivo del centro de trabajo; por
ejemplo, afecciones debidas a la inhalación de polvos de lana, en trabajadores de una fábrica
textil de ese producto (apartado 1 de la tabla invocada). En estos casos no existe,
necesariamente, una relación causal directa con las actividades específicas del trabajador,
sino que se produce por el entorno del centro de trabajo; por ejemplo, un mecánico en esta
clase de industrias no manipula la lana, pero por laborar dentro de un centro de trabajo donde
se producen polvos de este material, pueden llegarle a afectar.
"b) Que el ambiente corresponda a una zona o región determinada, distinta al de la residencia
habitual del trabajador, v.gr.: paludismo, en obreros y campesinos provenientes de zonas no
infestadas ni endémicas que sean contratados para realizar trabajos en zonas afectadas por el
insecto transmisor de la patología (apartado 33 de la tabla en consulta).
"Es preciso puntualizar que la tabla de enfermedades de trabajo contenida en el artículo 513
-82-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
de la ley laboral, contempla de manera ejemplificativa los supuestos apuntados, de donde
surge una presunción legal: siempre que un trabajador presente un padecimiento que se
encuentre comprendido en un determinado apartado de la tabla y su actividad específica o
tipo de industria o la zona donde labora (ajena al de su residencia habitual) estén
contemplados en el mismo apartado, tiene a su favor la presunción legal de que lo adquirió,
ya sea con motivo del trabajo o del medio ambiente laboral donde presta sus servicios; y, por
tanto, es del orden profesional.
"De acuerdo con lo expuesto, aunque la ley no exige que la relación causa-efecto sea directa,
al menos debe serlo en forma indirecta; así es que para calificar el origen profesional de la
enfermedad, siempre debe estar presente esa relación causal, ya que no basta la presencia de
alguna afección para considerar, sin más, que fue adquirida con motivo del trabajo o del
medio en que el trabajador se vea obligado a trabajar, pues no debe perderse de vista que
existen otras múltiples enfermedades ajenas por completo a las actividades laborales que por
ser ordinarias o generales se norman por reglas distintas, tal es el caso de aquellas que dan
lugar a la suspensión temporal de las relaciones de trabajo a que se refiere el artículo 42,
fracciones I y II, de la ley laboral.
"Tampoco basta con que el trabajador presente alguno de los padecimientos catalogados en la
tabla, para presumir su origen profesional, sino que para ello es indispensable que esa
afección se encuentre relacionada con la actividad, industria o zona referidas en el mismo
apartado donde aquél se encuentre clasificado; de lo contrario, no surge la presunción legal
anotada. Así, por ejemplo, en el apartado 4 se encuentra clasificada la denominada
‘tabacosis’ que consiste en afecciones debidas a la inhalación de polvos de tabaco, las cuales
son susceptibles de adquirir los trabajadores de la industria del tabaco. Si el trabajador labora
dentro de esa clase de industria y presenta tabacosis, se presumirá el origen profesional del
padecimiento; pero si se trata, digamos, de un vendedor de autos, es obvio que no tendrá a su
favor dicha presunción.
"A partir de lo anterior, se puede decir que:
"I. Si se trata de una enfermedad cuya profesionalidad se presume, el dictamen médico que
concluya sobre la existencia del padecimiento y el grado de la incapacidad, es suficiente para
determinar dicho origen. Esto, claro, sin perjuicio de que el demandado rinda pruebas que
desvirtúen esta presunción; ni de que el actor la refuerce con otros medios probatorios, de
conformidad con la regla prevista en el artículo 476, del código obrero.
"II. Fuera de estos casos, el peritaje debe establecer además, si existe o no una relación causal
entre el padecimiento y el trabajo (relación directa) o el medio ambiente laboral (relación
indirecta), así como especificar cuál es esa relación y los medios de que se valió el perito para
su determinación.
-83-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"En esta segunda hipótesis, en la que se torna indispensable el acreditamiento del vínculo
causal, requiere que el perito médico se allegue otros elementos, a fin de determinar ese
requisito; aunque, dada la variedad de padecimientos y causas que pueden producirlos, no se
podría establecer una regla general y única acerca de cuáles son esos otros elementos,
primordialmente, cuando se trata de verificar cuál es el medio ambiente de la prestación de
los servicios. Entonces, según cada caso particular, el perito puede tomar en cuenta desde la
demanda, en la cual el trabajador haya precisado la industria o actividad a que se dedique la
empresa donde presta o prestó sus servicios, su categoría, sus actividades laborales
específicas, medio ambiente de trabajo y todas las demás circunstancias que pudieran influir
en su salud; la contestación, donde el demandado puede haber admitido o refutado lo
aseverado por el accionante; la entrevista dirigida que haga al obrero; hasta la visita que haga
al centro de trabajo e, incluso, a la región donde haya sido enviado a prestar sus servicios.
Todo esto a fin de constatar, si es posible por sí mismo, cuáles son las verdaderas condiciones
ambientales del lugar donde labora o laboró el reclamante y que pudieran afectar su salud,
sobre todo, cuando exista discrepancia al respecto entre las partes y siempre que en los autos
no obren datos suficientes para identificarlas.
"Esa tarea, desde luego, no puede encomendarse al actuario, por medio del desahogo de una
inspección al centro de trabajo, ya que sus funciones no requieren de conocimientos
especializados sobre las distintas ciencias o técnicas necesarias para dilucidar los extremos a
probar.
"Incluso es factible que el propio perito médico carezca de los medios o conocimientos
especializados para constatar, por sí mismo tales condiciones, por lo que entonces puede
ameritar el auxilio de otro profesionista o técnico que realice estudios complementarios in
sito, o sea, en el centro de trabajo (de manera similar a cuando los solicita de rayos ‘X’,
ortopedia, audiometría, etcétera).
"Así podría requerir, por ejemplo, del auxilio de un técnico o profesionista que mida el nivel
del ruido ambiental, el origen del agente patológico (animal, vegetal, mineral) y la cantidad
de gases, polvos, humos, vapores, líquidos, etcétera o su composición química, propiedades
físicas y otros múltiples factores, así como durante cuánto tiempo de cada jornada está
expuesto el trabajador a tales condiciones ambientales que pudieran haber afectado su salud,
todo lo cual apreciará el perito médico para estudiar si coinciden o no con la evolución de la
enfermedad.
"Desde luego, las partes están en aptitud de proponer periciales en relación con las
condiciones ambientales, que lógicamente habrán de ser desahogadas previamente a la
pericial médica, a fin de que puedan ser tomadas en cuenta por los peritos médicos; y la
valoración de todas ellas la hará la Junta al dictar el laudo respectivo.
-84-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"En fin, la pericial médica es idónea para determinar el padecimiento y el grado de
incapacidad que sufra el trabajador; en algunos casos, será suficiente para establecer la
relación de causa a efecto entre el medio en que el trabajador preste o haya prestado sus
servicios y la enfermedad que presente; pero en otros, por sí sola, será insuficiente para ese
efecto, sino que el dictamen del perito sólo alcanzará pleno valor probatorio, si se encuentra
fincado en una visita que se haga al lugar o centro de trabajo, para constatar cuáles son las
condiciones ambientales del lugar donde labora o laboró el actor, si esto puede hacerlo por sí
mismo, o bien, auxiliado por un técnico o científico que lo realice. Esto, salvo que en los
autos existan constancias de las que se desprendan los datos en cuestión, incluso otros
dictámenes periciales relacionados con dichas condiciones, cuya valoración también harán las
Juntas de Conciliación y Arbitraje al dictar el laudo definitivo ..."
"Novena Época
"Instancia: Segunda Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: XII, noviembre de 2000
"Tesis: 2a./J. 95/2000
"Página: 320
"ENFERMEDADES. LA PRESUNCIÓN DE QUE SON PROFESIONALES SÓLO OPERA
CUANDO EL PADECIMIENTO ESTÁ CONTEMPLADO EN EL ARTÍCULO 513 DE LA
LEY FEDERAL DEL TRABAJO. De la relación armónica de los artículos 513, 514 y 476 de
la Ley Federal del Trabajo, se concluye que para que opere la presunción legal de que una
enfermedad se adquirió con motivo del trabajo, el padecimiento debe estar incluido en la
tabla del artículo 513 referido, pues, dicha presunción no incluye al artículo 514 de la misma
ley, dado que el objetivo de este último precepto se reduce a fijar los parámetros entre un
mínimo y un máximo del grado de disminución orgánico funcional que pueden producir tanto
las enfermedades, como los accidentes de trabajo, por ello no es posible que la descripción de
ciertas enfermedades o las secuelas que pueda dejar un riesgo de trabajo contenidas en el
aludido artículo 514 constituya una presunción a favor del obrero de que la lesión o
enfermedad que se contempla en este precepto se hayan adquirido con motivo del trabajo, lo
anterior es lógico de concluir si se toma en cuenta que en parte de este dispositivo se alude
por ejemplo a pérdida o amputación de miembros como la mano, los dedos, la pierna, etc., y
a secuelas que dejen fracturas en el organismo de una persona que no siempre se ocasionan o
derivan del trabajo, de ahí que no sea dable presumir que un padecimiento o lesión previsto
en el artículo 514, se haya adquirido con motivo del trabajo, lo que no ocurre con las
enfermedades profesionales consignadas en el artículo 513, respecto de las que por
disposición del diverso artículo 476 de la ley laboral se presume su profesionalidad cuando su
portador tiene alguna de las actividades laborales que aquel precepto prevé, puesto que en
este supuesto el legislador quiso establecer en la ley una presunción a favor del obrero, esto
-85-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
es, partiendo de un hecho conocido como lo es el que determinado medio ambiente origina
ciertas enfermedades, se llega a descubrir un hecho desconocido consistente en el nexo causal
inherente a las enfermedades profesionales.
"Contradicción de tesis 51/2000. Entre las sustentadas por el Décimo Primer Tribunal
Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito y el Segundo Tribunal Colegiado en
Materia de Trabajo del Primer Circuito. 29 de septiembre del año 2000. Cinco votos.
Ponente: Juan Díaz Romero. Secretaria: Sofía Verónica Ávalos Díaz."
De cuyas consideraciones, las que sirven para informar el presente asunto son:
"SEXTO. ...
"b) Enfermedades de trabajo, que consisten en todo estado patológico cuyo origen o motivo
se deba al trabajo o al medio ambiente en que el trabajador se ve obligado a prestar sus
servicios.
"La diferencia anterior deriva de que se trata de dos tipos de daño, ya que mientras el primero
es instantáneo, por ser consecuencia de los accidentes de trabajo, el segundo es progresivo y
se manifiesta a través de las denominadas enfermedades profesionales.
"Las enfermedades profesionales obedecen a un concepto de progresividad, o sea que la
repetición de una causa por largo tiempo, como obligada consecuencia de la naturaleza del
trabajo, provoca en el trabajador un padecimiento que, entonces sí, reviste el carácter de
profesional.
"La naturaleza de una enfermedad profesional debe ser demostrada por el obrero que la
padece y, acorde a los criterios transcritos, la prueba idónea es la pericial médica, pues el
médico es capaz, por los conocimientos que posee, de diagnosticar si un trabajador es
portador de determinada enfermedad.
"No basta en todos los casos que un médico diagnostique una determinada enfermedad para
que se considere de origen profesional, ya que debe justificarse además su causalidad con el
medio ambiente en que se presta el servicio.
"En relación con el nexo causal hay que distinguir si la enfermedad que padece el trabajador
es de las consideradas en la Ley Federal del Trabajo como profesional, o si no se encuentra
en la misma, pues en el primer caso opera la presunción de que se adquirió con motivo del
trabajo, mientras que en el segundo se requerirá que a través de la pericial médica u otro tipo
adecuado de medios de convicción, se establezca el nexo causal entre las condiciones de
trabajo y la enfermedad.
-86-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"...
"Como el tema de la contradicción, según ya se dijo, radica en determinar los casos en que
por disposición de la ley se presume que una enfermedad se adquirió con motivo del trabajo,
debe tenerse en consideración que en el artículo 513 tantas veces citado, se establece una
tabla de enfermedades de trabajo distribuida en especialidades, donde se menciona el
padecimiento, en algunos casos a través de su denominación técnica, por ejemplo tabacosis,
bisinosis, linosis, etc. y, en otros, mediante una fórmula descriptiva, por ejemplo, afecciones
debidas a inhalación de polvos de lana, afecciones debidas a inhalación de polvos de pluma,
cuerno, hueso, crin, pelo y seda, afecciones debidas a inhalación de polvos de tabaco, listando
después las actividades que puedan quedar afectadas profesionalmente por cada
padecimiento; que en el caso de las que se citaron como ejemplo aparece que las primeras
son propias de los trabajadores de la industria textil y demás manipuladores del polvo de
lana; de la segunda, para los colchoneros, fabricantes de adornos y artículos de mercería,
cortadores y peinadores de pelo, fabricantes de brochas, pinceles, cepillos, así como los
trabajadores de rastros, carnicerías y empacadores de carne; y para los de la tercera, para los
que laboran en la industria del tabaco."
Por último, la jurisprudencia 104/2003, sustentada por la Segunda Sala, cuyos rubro y texto
fueron aprobados en sesión privada del treinta y uno de octubre de dos mil tres, que dice:
"PRUEBA PERICIAL MÉDICA. SU VALOR PROBATORIO NO DEPENDE DE QUE EL
PERITO PRESENTE, JUNTO CON LOS DICTÁMENES, LOS RESULTADOS DE LOS
ESTUDIOS PRACTICADOS AL TRABAJADOR. Conforme a la jurisprudencia sustentada
por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la prueba pericial médica es la idónea para
determinar no sólo el origen de la enfermedad padecida o del accidente sufrido por el
trabajador, sino también el grado de incapacidad que le provoquen. Por otra parte, el Máximo
Tribunal de la República ha establecido reiteradamente el criterio de que cuando se trata de la
apreciación de la prueba pericial, las Juntas de Conciliación y Arbitraje deben expresar en el
laudo las razones o motivos para conceder o negar eficacia probatoria a los dictámenes
periciales rendidos por los peritos de las partes o, en su caso, por el tercero en discordia, y
cumplir de esa manera con la garantía de fundamentación y motivación consignada en el
artículo 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Sin embargo, si se
toma en cuenta que la prueba pericial está sujeta a consideraciones críticas y que la valuación
jurídica del hecho técnicamente apreciado es una función que corresponde a las Juntas de
Conciliación y Arbitraje, se concluye que no es la extensión de los dictámenes periciales, ni
las instrumentales relativas a los resultados de los estudios practicados al trabajador lo que
determina su eficacia probatoria, sino la dimensión que se dé a cada uno de ellos, por lo que
dichas Juntas deben examinar si las conclusiones de los peritos resultan de un estudio
profundo, acucioso, lógico, razonable y objetivo del problema planteado, pues de ello
-87-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
depende que la prueba les merezca confiabilidad y credibilidad, esto es, la inclinación de su
ánimo hacia una afirmación indudable. Además, si las mencionadas Juntas, en ejercicio de la
libre apreciación probatoria, estiman que deben separarse de la opinión pericial, ya sea
porque sólo una parte de ella o porque ninguno de los peritajes rendidos les crean convicción,
pueden formular las preguntas que estimen convenientes y, en su caso, ordenar la práctica de
las diligencias necesarias para establecer la verdad material y legal, de conformidad con lo
dispuesto por los artículos 782 y 825, fracción IV, de la Ley Federal del Trabajo.
"Contradicción de tesis 114/2003-SS. Entre las sustentadas por el Octavo Tribunal Colegiado
en Materia de Trabajo del Primer Circuito y el entonces Tercer Tribunal Colegiado del Sexto
Circuito, en contra de lo sustentado por el Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Séptimo
Circuito. 29 de octubre de 2003. Unanimidad de cuatro votos. Ausente: Genaro David
Góngora Pimentel. Ponente: Guillermo I. Ortiz Mayagoitia. Secretaria: Verónica Nava
Ramírez."
Las consideraciones que sustancialmente apoyaron dicha resolución son:
"La naturaleza de la enfermedad profesional corresponde acreditarla al trabajador actor a
través de la prueba pericial médica, la cual permitirá establecer, en su caso, no sólo la
existencia del padecimiento sino también el nexo causal entre esa enfermedad y el ambiente
laboral.
"Cabe destacar que esta Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
estableció jurisprudencia en relación con la idoneidad de la prueba mencionada para el caso
de enfermedades de trabajo. Las tesis que la contienen son las siguientes:
"‘Novena Época
"‘Instancia: Segunda Sala
"‘Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"‘Tomo: VII, mayo de 1998
"‘Tesis: 2a./J. 29/98
"‘Página: 401
"‘ENFERMEDAD PROFESIONAL. LA RELACIÓN CAUSAL ENTRE ÉSTA Y EL
MEDIO EN EL CUAL EL TRABAJADOR PRESTE O HAYA PRESTADO SUS
SERVICIOS, NO REQUIERE NECESARIAMENTE DE LA PRESENCIA DEL PERITO
MÉDICO EN EL LUGAR, EMPRESA O ESTABLECIMIENTO.’ (previamente transcrita).
"‘Sexta Época
"‘Instancia: Cuarta Sala
"‘Fuente: Semanario Judicial de la Federación
-88-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"‘Tomo: LXV, Quinta Parte
"‘Página: 18
"‘ENFERMEDADES PROFESIONALES, PRUEBA DE LAS. No basta el padecimiento
probado de una enfermedad por un trabajador, para fincar la responsabilidad para el patrón,
sino que es necesario que se relacione causalmente dicha enfermedad con las labores
desempeñadas.’
"...
"De lo anterior deriva que para determinar el origen profesional de la enfermedad, en donde
está presente la relación causal entre la actividad desarrollada por el trabajador y el medio
laboral, no basta que el trabajador presente alguno de los padecimientos catalogados en la
tabla relativa para suponer necesariamente su génesis profesional, es necesario que el
dictamen médico contenga ciertos elementos, además de la existencia del padecimiento y el
grado de incapacidad, como son: la preexistencia o no de esa relación causal, así como cuál
es esa relación y los motivos que llevaron al perito a su determinación, información que
puede tener su base, según el caso, desde el contenido de la demanda, en la que el trabajador
haya precisado la industria o actividad a que se dedique la empresa donde presta o prestó sus
servicios, su categoría, sus actividades laborales específicas, medio ambiente de trabajo y
todas las demás circunstancias que pudieran influir en su salud, la visita al centro de trabajo
e, incluso, la región donde haya sido enviado a prestar sus servicios. Desde luego, la
valoración del dictamen queda a cargo de la Junta al dictar el laudo respectivo.
"En otras palabras, esta Sala del Máximo Tribunal estableció en el fallo anteriormente
transcrito que para determinar el origen profesional de la enfermedad y con ello el nexo
causal entre la actividad desarrollada por el trabajador y el medio laboral, el dictamen pericial
en medicina debe contener, los requisitos señalados que delimiten aquel nexo, sin embargo,
ello no significa que se trate de una regla general y única, pues depende del caso particular.
"Lo anterior implica, para efectos de la presente contradicción de tesis, que el origen
profesional de la enfermedad o del accidente de trabajo, se fija con la prueba pericial en
medicina que debe contener como requisitos indispensables: la existencia del padecimiento,
el grado de incapacidad y los motivos que llevaron al perito a su determinación; no obstante,
como ya lo dejó asentado este órgano jurisdiccional en la ejecutoria que se ha expuesto, los
demás aspectos del dictamen pericial en materia médica, no constituyen regla general, es
decir, sobre esto no es posible establecer estándares, pues los elementos del dictamen
dependen del caso en particular, sin perder de vista que al final, la valoración de aquel
documento corresponde a la Junta en el fallo correspondiente.
"Ahora bien, en atención a que en el tema a debate está involucrada la valoración del
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
dictamen pericial en cuanto adjunte los resultados de los estudios practicados al trabajador,
como punto concreto a definir, se debe examinar el objeto de la prueba pericial y el sistema
de valoración probatoria que rige en la Ley Federal del Trabajo.
"Para tal efecto, previamente, se precisan algunos aspectos doctrinarios que se estiman
importantes para definir el tema planteado.
"Los tratadistas José Ovalle Fabela en su libro Derecho Procesal Civil, Editorial Harla,
Quinta Edición, México, 1992, página 146 y Hernando Devis Echandía, en su libro Estudios
de Derecho Procesal Civil, tomo I, Editorial ABC, Bogotá, Colombia, 1979, página 289,
coinciden en afirmar, que los medios de prueba son los instrumentos con los cuales se
pretende lograr el cercioramiento del juzgador sobre los hechos objeto de prueba.
"Por otra parte, Humberto Briseño Sierra, en su libro Derecho Procesal, Editorial Harla,
México, 1995, página 1298, en cuanto a la naturaleza científica de la prueba pericial, señala
que basta advertir que para alcanzar tales niveles, se hace indispensable que el dictamen
tenga un verdadero análisis lógico de necesidad, que se empleen procedimientos asegurados
por la sistemática de una rama de concomimiento humanos depurada y cristalizada en reglas
verificables. Es decir, no basta con calificar la pericia a cualquier ensayo o estudio, como
podría ser un discurso sociológico o de imprecisa averiguación psicológica. Lo pertinente es
que el dictamen provenga de un experto en ciencia o técnica que operen con datos
indubitados, cuando se dan las condiciones de seriedad científica y de severidad de análisis.
"Así también, dicho autor es coincidente con lo señalado por Giusseppe Chiovenda, en su
libro Curso de Derecho Procesal Civil, Editorial Pedagógica Iberoamericana, México, 1994,
página 458, al precisar que la pericia sigue determinados principios. Uno de ellos es el que
atañe a su no obligatoriedad, el Juez, dice, no está obligado a sujetarse al dictamen pericial; el
otro, establece que, contra el dictamen, pueden practicarse nuevos medios de prueba.
"En el primer caso se establece la primacía de la convicción del juzgador, la pericia no es un
juicio técnico que incida en un juicio jurídico, sino una prueba, sujeta a consideraciones
críticas, lo que viene a significar la valuación jurídica del hecho técnicamente apreciado, que
es también una función del Juez.
"En cuanto a este tópico, Ovalle Fabela puntualiza, en la obra citada, que existen dos sistemas
de valoración probatoria: a) el de libre apreciación razonada de acuerdo con el cual, el Juez
no se encuentra sometido a reglas establecidas en forma apriorística, sino que aprecia el valor
de las pruebas según su propio criterio, de manera libre, pero ajustándose en todo caso a
reglas de coherencia lógica y expresando, en forma razonada, los motivos de su valoración y,
b) el de la tarifa legal o tasada con normas valorativas predeterminadas por el legislador.
-90-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"Con base en lo anterior, es dable afirmar lo siguiente. Si la naturaleza de un negocio exige el
conocimiento de cuestiones de orden técnico, es evidente que las partes y el tribunal mismo
pueden no tener los requeridos para apreciar correctamente el caso, por tanto, se impone la
necesidad de ocurrir al auxilio de personas ilustradas en la especialidad de que se trate
preferentemente de aquéllas que han hecho estudios regulares, y han obtenido título
profesional que constate su aptitud en la rama a que se dedican.
"La infinita variedad de problemas de la índole de que se trata y la constante evolución de la
ciencia impiden llegar a conclusiones últimas, de manera que no hubiera posibilidad de
discrepancias de pareceres periciales. Aparte de esto, el factor personal es otro motivo de
divergencias, pues la habilidad y el cuidado de los hombres, aun dentro del campo de su
especialización, varían de individuo a individuo, sin que sea posible formar un catálogo de
aquellos conocimientos en que se haya llegado a una última y definitiva conclusión. De allí
que no sea conveniente que la prueba pericial se encomiende a un solo perito, sino que es
indispensable obtener una amplia ilustración sobre el caso debatido.
"La finalidad principal del peritaje es la de que el tribunal pueda, con su auxilio,
compenetrarse de los problemas de orden técnico que surjan para la decisión de la litis.
"La apreciación o valoración de las pruebas es la operación que realiza el juzgador con el
objeto de determinar la fuerza probatoria de cada uno de los medios practicados en el
proceso, es decir, se trata de la operación por la cual el Juez decide el valor de cada uno de
los medios de prueba desahogados.
"Se entiende por libre apreciación de pruebas la que el Juez debe hacer fundado en una sana
crítica, en las normas generales de experiencia en sus conocimientos de lógica y psicología
judicial, mediante una razonada motivación para cumplir con lo dispuesto por el artículo 16
constitucional.
"Los anteriores argumentos encuentran apoyo en las siguientes tesis sustentadas por esta
Suprema Corte de Justicia de la Nación.
"Tesis sustentadas por la anterior Cuarta Sala cuyos rubros, texto y datos de identificación se
citan enseguida.
"‘PRUEBA PERICIAL. SU ESTIMACIÓN POR LAS JUNTAS DE CONCILIACIÓN Y
ARBITRAJE DEBE HACERSE ANALIZANDO TODOS LOS DICTÁMENES
RENDIDOS EN EL JUICIO, EXPRESANDO LAS RAZONES POR LAS CUALES LES
OTORGAN O NIEGAN VALOR PROBATORIO. Esta Suprema Corte ha sostenido con
fundamento en lo dispuesto por el artículo 841 de la Ley Federal del Trabajo, que tratándose
de la apreciación de la prueba pericial, las Juntas de conciliación y Arbitraje deben expresar
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
en el laudo las razones o motivos que las conduzcan a conceder o negar eficacia probatoria a
los dictámenes periciales rendidos por las partes o, en su caso, por el tercero en discordia,
para cumplir de esa manera con la garantía de fundamentación y motivación consagrada en el
artículo 16 constitucional, según aparece en la tesis jurisprudencial publicada con el número
mil cuatrocientos ochenta y tres de la compilación de mil novecientos ochenta y ocho,
Segunda Parte, bajo el rubro de «PRUEBA PERICIAL. VALOR DE LA.», con la cual quedó
superada la diversa tesis jurisprudencial que aparece publicada con el número mil
cuatrocientos setenta y seis de la citada compilación, Segunda Parte, con el título de
«PRUEBA PERICIAL, APRECIACIÓN DE LA, POR LAS JUNTAS DE CONCILIACIÓN
Y ARBITRAJE.», en la que se establecía que las Juntas gozaban de una facultad soberana
para apreciar la prueba pericial; el criterio sostenido en esta última tesis fue abandonado
luego de que una nueva reflexión sobre el tema condujo a esta Sala a estimar que la facultad
de aquéllas para apreciar en conciencia dicha probanza no las libera del deber de expresar las
razones por las cuales conceden o niegan eficacia probatoria a los dictámenes rendidos
durante el juicio, a fin de que el particular afectado por el laudo esté en posibilidad tanto de
conocer los motivos y fundamentos del laudo, como de cuestionarlos ante el órgano de
control constitucional, pues aunque las Juntas carecen de los conocimientos técnicos propios
de la materia sobre la cual versa la pericial, les corresponde examinar si las conclusiones
alcanzadas por los peritos resultan de un estudio profundo, acucioso, lógico y objetivo del
problema planteado, por cuanto de ello depende que la prueba les merezca confiabilidad y
credibilidad.’ (Octava Época. Instancia: Cuarta Sala. Fuente: Gaceta del Semanario Judicial
de la Federación. Número: 80, agosto de 1994. Tesis: 4a./J. 28/94. Página: 25).
"‘PRUEBA PERICIAL, VALOR DE LA. Los peritos deben ser personas expertas en la
ciencia o arte a que pertenece el punto sobre el que se solicita su parecer, que auxilian al
juzgador en la constatación de hechos y en la determinación de sus causas y efectos; cuando
se requieren conocimientos especiales en la materia y que, precisamente porque suplen con
sus conocimientos técnicos la falta de los mismos en el juzgador, conservan absoluta
independencia en la elección de los medios que han de utilizar para llenar su cometido,
pudiendo recabar informes de personas que conozcan los hechos sobre los que van a emitir su
opinión, pero ni las declaraciones de las personas a quienes interroguen ni los hechos que
hagan constar, si su apreciación está al alcance de todas las personas sin necesidad de poseer
conocimientos técnicos, pueden ser de eficacia superior a la de las pruebas testimonial y de
inspección judicial, respectivamente.’ (Quinta Época. Instancia: Cuarta Sala. Fuente:
Semanario Judicial de la Federación. Tomo: CVIII. Página: 1774).
"El criterio expuesto también tiene sustento en las siguientes tesis de la anterior Tercera Sala,
que se aplican por analogía en relación con la valoración probatoria que merecen los
dictámenes periciales, cuyos rubros y datos de colocación son:
"‘PRUEBA PERICIAL, CARÁCTER COLEGIADO DE LA. Siendo la prueba pericial
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
colegiada, si sólo dictaminó un perito que no ha sido designado de común acuerdo por las
partes ni en su rebeldía por el Juez, evidentemente que esa prueba no se perfecciona y por
tanto carece de valor probatorio pleno.’ (Sexta Época. Instancia: Tercera Sala. Fuente:
Semanario Judicial de la Federación. Volumen: LVI, Cuarta Parte. Página: 108).
"‘PRUEBA PERICIAL. DEBE VALORARSE CONFORME AL ARBITRIO JUDICIAL. Si
bien es claro que la prueba pericial es la idónea para establecer la identidad de un predio que
se pretende reivindicar, la misma debe ser valorada por el juzgador haciendo uso del arbitrio
que para ello le otorga la ley, lo que no sólo le permite sino que le obliga a examinar el
contenido de los diferentes dictámenes, la calidad de los peritos y los razonamientos
expresados por éstos al emitir su opinión, analizándolos frente a las restantes probanzas
rendidas y las constancias de autos, con la finalidad de descubrir la verdad; de manera que el
hecho de que los dictámenes en su mayoría coincidan en cuanto a determinado punto, no lo
obliga a aceptar esa opinión privándole así de su potestad decisoria.’ (Séptima Época.
Instancia: Tercera Sala. Fuente: Semanario Judicial de la Federación. Volúmenes: 217-228,
Cuarta Parte. Página: 260).
"‘PRUEBA PERICIAL, VALORACIÓN DE LA. Al valorar el juzgador la prueba pericial
debe tomar en consideración las razones que los peritos emiten para sustentar sus opiniones,
apreciando todos los matices del caso y atendiendo a todas sus circunstancias, sin más límite
que el impuesto por las normas de la sana crítica, de la lógica y de la experiencia, para
formarse una convicción respecto del dictamen que tenga más fuerza probatoria.’ (Séptima
Época. Instancia: Tercera Sala. Fuente: Semanario Judicial de la Federación. Volúmenes:
181-186, Cuarta Parte. Página: 238).
"‘PRUEBA PERICIAL, VALOR DE LA. Los peritos son simples auxiliares del Juez en la
importantísima función de administrar justicia o meros consultores técnicos, y la esencia de
su función radica en la apreciación de las circunstancias de los hechos o de los hechos
mismos y de ninguna manera en la decisión jurídica del caso de que se trata, ya que ésta es de
la exclusiva competencia del juzgador; o sea, que el órgano judicial puede auxiliarse con los
dictámenes periciales, pero en ningún momento puede quedar sujeto a los mismos para
sentenciar.’ (Séptima Época. Instancia: Tercera Sala. Fuente: Semanario Judicial de la
Federación. Volumen: 10, Cuarta Parte. Página: 86).
"Una vez expuesto lo anterior, como antes se dijo, a continuación se precisa el marco legal
que rige a la prueba pericial en la Ley Federal del Trabajo, así como el sistema de valoración
que ésta acoge y la facultad de las Juntas de Conciliación y Arbitraje para desahogar las
probanzas que estime necesarias para esclarecer los hechos.
"Los artículos 782, 821, 822, 823, 825, fracciones I, IV y V, y 841 de la citada ley laboral,
contenidos en el capítulo XII denominado ‘De las Pruebas’, sección primera, reglas
-93-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
generales, sección quinta denominada ‘De la Pericial’, y capítulo XIII denominado ‘De las
Resoluciones Laborales’, respectivamente, precisan lo siguiente.
"‘Artículo 782. La Junta podrá ordenar con citación de las partes, el examen de documentos,
objetos y lugares, su reconocimiento por actuarios o peritos y, en general, practicar las
diligencias que juzgue convenientes para el esclarecimiento de la verdad y requerirá a las
partes para que exhiban los documentos y objetos de que se trate.’
"‘Artículo 821. La prueba pericial versará sobre cuestiones relativas a alguna ciencia, técnica,
o arte.’
(Reformado, D.O.F. 4 de enero de 1980)
"‘Artículo 822. Los peritos deben tener conocimiento en la ciencia, técnica, o arte sobre el
cual debe versar su dictamen; si la profesión o el arte estuvieren legalmente reglamentados,
los peritos deberán acreditar estar autorizados conforme a la ley.’
(Reformado, D.O.F. 4 de enero de 1980)
"‘Artículo 823. La prueba pericial deberá ofrecerse indicando la materia sobre la que deba
versar, exhibiendo el cuestionario respectivo, con copia para cada una de las partes.’
(Reformado, D.O.F. 4 de enero de 1980)
"‘Artículo 825. En el desahogo de la prueba pericial se observarán las disposiciones
siguientes:
"‘I. Cada parte presentará personalmente a su perito el día de la audiencia, salvo el caso
previsto en el artículo anterior;
"‘...
"‘IV. Las partes y los miembros de la Junta podrán hacer a los peritos las preguntas que
juzguen convenientes; y
"‘V. En caso de existir discrepancia en los dictámenes, la Junta designará un perito tercero.’
(Reformado, D.O.F. 4 de enero de 1980)
"‘Artículo 841. Los laudos se dictarán a verdad sabida, y buena fe guardada y apreciando los
hechos en conciencia, sin necesidad de sujetarse a reglas o formulismos sobre estimación de
las pruebas, pero expresarán los motivos y fundamentos legales en que se apoyen.’
"De conformidad con el artículo 841 de la ley en comento, los laudos se dictarán a verdad
sabida y buena fe guardada, apreciando los hechos en conciencia, sin necesidad de sujetarse a
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
reglas o formulismos sobre la estimación de pruebas, pero expresarán los motivos y
fundamentos legales en que se apoyen, de lo que se desprende que ley laboral no contempla
un capítulo especial que comprenda los lineamientos a seguir en la valoración de las pruebas,
ya que faculta a las Juntas para apreciarlas en conciencia justipreciando los hechos con
conocimiento, es decir, reconoce el sistema de libre apreciación de pruebas.
"Por su parte, el artículo 825 precisa el carácter colegiado de la prueba pericial con la
finalidad de obtener una amplia ilustración sobre el caso debatido, aunado a que la Junta
puede ordenar la práctica de las diligencias que estime convenientes para el esclarecimiento
de la verdad material y legal, en términos de lo dispuesto por el numeral 782.
"Ahora bien, en estricto cumplimento a la regla general ya enunciada, es incuestionable que
tratándose de la estimación de la prueba pericial, es obligación de las Juntas de Conciliación
y Arbitraje efectuar el estudio de cada uno de los dictámenes rendidos por los peritos de las
partes y en su caso el del tercero en discordia, expresándose en el laudo las razones por las
cuales confieren valor probatorio a uno de ellos y se lo niegan a los demás, para cumplir,
como ya se dijo, con los requisitos de fundamentación y motivación que todo acto de
autoridad debe observar; además, reconociéndose que las Juntas carecen de los
conocimientos técnicos propios de la materia sobre la cual versa la pericia, para otorgar la
dimensión debida a cada uno de los dictámenes rendidos, aquéllas deben examinar, como
corresponde a todo juzgador, si las conclusiones alcanzadas por los peritos resultan de un
estudio profundo, acucioso, lógico, razonable y objetivo del problema planteado, pues de
ellos depende precisamente que la prueba les merezca confiabilidad y credibilidad, esto es, la
inclinación de su ánimo hacia una afirmación indudable.
"A partir de lo anterior se puede concluir que:
"I. No es la extensión de los dictámenes periciales lo que determina su eficacia probatoria,
sino que ello depende de las consideraciones en que se haya basado el experto para emitir sus
conclusiones y que, en un momento dado, son las que dan lugar a que la Junta realice la
operación más delicada a realizar por el juzgador: aprecie la prueba pericial que ante ella se
rinda, otorgándole el valor probatorio que estime conveniente, según su prudente arbitrio,
tomando en cuenta los dictámenes presentados por los peritos.
"II. En el caso de que la Junta en ejercicio de la libre apreciación probatoria, estime debe
separarse de la opinión pericial, ya sea porque sólo una parte de las opiniones expuestas o
porque que ninguno de los peritajes rendidos crean convicción, puede formular a los peritos
las preguntas que pondere convenientes y, en su caso, ordenar la práctica de las diligencias
correspondientes para establecer la verdad material y legal, ello siempre apoyada en una
prueba pericial médica, y a partir de la relación y prueba de los hechos constitutivos de la
demanda que para determinar la existencia de una enfermedad profesional o general son
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
determinantes, ya que éstas guardan completa relación con la actividad laboral que el
trabajador hubiera realizado ..."
De los precedentes narrados, pueden retomarse como esenciales, las conclusiones que
enseguida se enumeran:
1. Que tanto la ley como la jurisprudencia coinciden en estimar que de acuerdo a la ciencia
médica ciertas enfermedades afectan, por lo general, a las personas dedicadas a cierta
actividad laboral, de manera que el origen de las enfermedades de trabajo puede ser
determinado por la existencia de una relación causal directa con la categoría o actividad
específica desarrollada por el trabajador, o por una relación indirecta pero producida por el
medio ambiente en el que el trabajador se vea obligado a trabajar, en cuyo caso el ambiente
dañino o nocivo para la salud es exclusivo del centro de trabajo, es decir, la enfermedad se
produce por el entorno del centro de trabajo; o bien, el ambiente corresponde a una zona o
región determinada, distinta de la residencia habitual del trabajador.
2. Que de acuerdo con el contenido del artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, las
enfermedades en él precisadas derivan de una presunción legal: siempre que un trabajador
presente un padecimiento que se encuentre comprendido en un determinado apartado de la
tabla y su actividad específica, tipo de industria o zona donde labora, estén contemplados en
el mismo apartado, tiene a su favor la presunción legal de que es del orden profesional.
Precepto que establece una tabla distribuida en especialidades, donde se menciona el
padecimiento, en algunos casos a través de su denominación técnica o mediante una fórmula
descriptiva, listando después las actividades que puedan quedar afectadas profesionalmente
por cada padecimiento.
3. Que no basta para calificar el origen profesional de una enfermedad la presencia de alguna
de las afecciones mencionadas en el citado precepto legal, sino que es indispensable que esa
afección se encuentre relacionada con la actividad, la industria o zona referidas en el mismo
apartado donde aquélla se encuentre clasificada, pues de lo contrario la presunción legal no
opera.
4. Que cuando se trata de una enfermedad cuya profesionalidad se presume, el dictamen
médico que concluya sobre la existencia del padecimiento y el grado de incapacidad es
suficiente para determinar dicho origen, partiendo de los elementos que consideró el propio
perito, entre los que pueden encontrarse la demanda en la que el trabajador haya precisado la
industria, actividad o actividades específicas a que se ha dedicado, su categoría o medio
ambiente de trabajo.
5. Que dentro del juicio laboral, la finalidad principal de la prueba pericial es que el tribunal
pueda, con su auxilio, compenetrarse de los problemas de orden técnico que surjan para la
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
decisión de la litis en una apreciación o valoración de dicha prueba que debe hacerse fundada
en una sana crítica, en las normas generales de la experiencia, en sus conocimientos de lógica
y psicología judicial, mediante una razonada motivación para cumplir con lo dispuesto por el
artículo 16 de la Constitución Federal.
6. Que los peritos son simples auxiliares del Juez en la función de administrar justicia o
meros consultores técnicos, y la esencia de su función radica en la apreciación de las
circunstancias de los hechos o de los hechos mismos, y de ninguna manera en la decisión
jurídica del caso, ya que ésta es de la exclusiva competencia del juzgador, es decir, que el
órgano judicial puede y debe auxiliarse con los dictámenes periciales, pero en ningún
momento puede quedar sujeto a los mismos para sentenciar.
7. Que en la valoración de la prueba pericial las Juntas de Conciliación y Arbitraje deben
examinar si las conclusiones alcanzadas por los peritos resultan de un estudio profundo,
acucioso, lógico, razonable y objetivo del problema planteado.
Retomando ahora los puntos jurídicos a dilucidar, que son:
1. Si es o no posible que resida en el perito médico la facultad de determinar la aplicabilidad
de alguna fracción del artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo sin que la autoridad
responsable se cerciore de la existencia de la norma aplicada, pues esta es una función
eminentemente jurisdiccional, esto es, si el perito debe ubicar en forma concreta la afección
física del trabajador en una de las fracciones que contiene la tabla de enfermedades prevista
en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo y que establecen la denominación científica
de las enfermedades de acuerdo con las actividades o el ambiente laboral en que se prestaba
el servicio.
2. Si corresponde a la Junta realizar la adecuación de la norma general y abstracta al caso
concreto, considerando para ello los hechos alegados por las partes en la demanda y su
contestación, la norma legal aplicable a cada caso en particular y determinar y decidir cuál es
el derecho que le corresponde a los hechos demostrados, dentro de lo que cabe como labor
del órgano jurisdiccional subsumir las enfermedades diagnosticadas y las actividades
manifestadas a las hipótesis legales contenidas en el artículo 513 de la Ley Federal del
Trabajo, todo esto con fundamento en los artículos 840, fracción VI y 841 de la propia ley, o
si no puede la autoridad por sí misma decidir cuál de las previstas en el citado artículo 513 es
la que merma la salud del trabajador por carecer de los conocimientos científicos necesarios
para ello, ni aun considerando lo manifestado por el reclamante durante la secuela procesal,
las constancias de autos y las opiniones médicas, porque requiere de una base médico-legal
específica que sea garantía de veracidad y que le sirva para apoyar su determinación con
apego a derecho.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
3. Si tomando en cuenta que con los datos que provee el perito médico la Junta está en aptitud
de determinar la norma legal aplicable o si dado que el dictamen incurre en omisión por
desconocer la enfermedad específica, por mayoría de razón, la Junta carecerá de elementos
para ubicar la enfermedad en alguna de las múltiples fracciones del artículo 513 de la ley
laboral.
Independientemente de los razonamientos vertidos por los Tribunales Colegiados
contendientes, esta Segunda Sala procede a fijar el criterio a seguir, contemplando diversas
hipótesis, en atención a que debido a la presencia de innumerables factores que pueden
intervenir no es factible establecer una regla general destinada a todos los supuestos.
Cabe transcribir el contenido del artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, pues es
precisamente su análisis el que determinará el sentido de este fallo:
"Artículo 513. Para los efectos de este título la ley adopta la siguiente tabla de enfermedades
de trabajo.
"Tabla de enfermedades de trabajo
"Neumoconiosis y enfermedades broncopulmonares producidas por aspiración de polvos y
humos de origen animal, vegetal o mineral
"1. Afecciones debidas a inhalación de polvos de lana
"Trabajadores de la industria textil y demás manipuladores de este producto.
"2. Afecciones debidas a inhalación de polvos de pluma, cuerno, hueso, crin, pelo y seda.
"Colchoneros, fabricantes de adornos y artículos de mercería, cortadores y peinadores de
pelo, fabricación de brochas, pinceles, cepillos. Trabajadores de los rastros, carniceros,
empacadores de carne.
"3. Afecciones debidas a la inhalación de polvos de madera.
"Carpinteros, madereros, ebanistas y trabajadores de la industria papelera.
"4. Tabacosis:
"Afecciones debidas a la inhalación de polvos de tabaco.
"Trabajadores de la industria del tabaco.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"5. Bagazosis: afecciones debidas a la inhalación de polvos de bagazo, como en la industria
azucarera.
"Tolveros, cernidores y bagaceros, trabajadores de la industria papelera y fabricación de
abonos.
"6. Suberosis: afecciones debidas a la inhalación de polvos de corcho.
"Trabajadores del corcho.
"7. Afecciones debidas a inhalación de polvos de cereales, harinas, heno, paja, yute, ixtle y
henequén.
"Cargadores, alijadores, estibadores, recolectores, granjeros, trilladores, sombrereros (de
sombreros de paja), empacadores, molineros, panaderos, trabajadores de las industrias de
fibras duras, fabricantes de muebles, industria papelera.
"8. Bisinosis.
"Trabajadores de hilados y tejidos de algodón y demás manipuladores de este producto.
"9. Canabiosis: afecciones producidas por inhalación de polvos de cáñamo.
"Trabajadores de la industria del cáñamo.
"10. Linosis: afecciones producidas por la inhalación del polvo de lino.
"Trabajadores de la industria del lino.
"11. Asma de los impresores (por la goma arábiga).
"12. Antracosis.
"Mineros (de las minas de carbón), carboneros, herreros, forjadores, fundidores, fogoneros,
deshollinadores y demás trabajadores expuestos a inhalación de polvos de carbón de hulla,
grafito y antracita.
"13. Siderosis.
"Mineros (de las minas de hierro), fundidores, pulidores, soldadores, limadores, torneros y
-99-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
manipuladores de óxido de hierro.
"14. Calcicosis.
"Trabajadores que manejan sales cálcicas, como el carbonato y sulfato de calcio y en la
industria del yeso.
"15. Baritosis.
"Trabajadores que manejan compuestos de bario, pintores, de la industria papelera y
laboratorios.
"16. Estanosis.
"Trabajadores de las minas de estaño, hornos y fundiciones del metal, o del óxido.
"17. Silicatosis.
"Trabajadores expuestos a la aspiración de silicatos pulverulentos (tierra de batán, arcillas,
caolín).
"18. Afecciones debidas a la inhalación de abrasivos sintéticos:
"Esmeril, carborundo, aloxita, utilizados en la preparación de muelas, papeles abrasivos y
pulidores.
"19. Silicosis.
"Mineros, canteros, areneros, alfareros, trabajadores de la piedra y roca, túneles, carreteras y
presas, pulidores con chorro de arena, cerámica, cemento, fundidores, industria química y
productos refractarios que contengan sílice.
"20. Asbetosis o amiantosis.
"Mineros (de minas de asbesto), canteros, en la industria textil, papelera, cementos, material
de revestimiento aislante del calor y la electricidad.
"21. Beriliosis o gluciniosis.
"Afecciones debidas a inhalación de polvos de berilio o glucinio.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"Mineros (de las minas de berilio), trabajadores que fabrican y manipulan aleaciones para
aparatos de rayos X, industria eléctrica y aeronáutica, soldadura, ladrillos para hornos,
lámparas fluorescentes e industria atómica.
"22. Afecciones debidas a inhalación de polvo de cadmio.
"Mineros, trabajadores de fundiciones, preparación de aleaciones, en dentistería, industria
foto-eléctrica, telefónica, de los colorantes, vidriera, de los acumuladores y soldadores.
"23. Afecciones debidas a inhalación de polvos de vanadio.
"Mineros, petroleros, fundidores, trabajadores de la industria del acero, química, fotográfica,
farmacéutica, de los insecticidas y durante la limpieza de hornos alimentados con aceites
minerales.
"24. Afecciones debidas a inhalación de polvos de uranio.
"Mineros (de las minas de uranio), cuando se exponen a la acción del hexa-fluoruro, separado
del mineral.
"25. Afecciones debidas a inhalación de polvos de manganeso (neumonía manganésica).
"Mineros (de las minas de manganeso), trabajadores de la fabricación de acero-manganeso,
de la soldadura del acero al manganeso y otros usos.
"26. Afecciones debidas a inhalación de polvos de cobalto.
"Trabajadores expuestos a la aspiración de polvos de metal finamente dividido, o mezclado a
carburo de tungsteno.
"27. Talcosis o esteatosis.
"Trabajadores de la industria química y de cosméticos que manejan talco o esteatita.
"28. Aluminosis o ‘pulmón de aluminio’.
"Fundidores, pulverizadores y pulidores de aluminio, pintores y pirotécnicos; en su forma
mixta, por inhalación de alúmina y sílice (enfermedad de Shaver), en trabajadores de la
fundición de bauxita y abrasivos.
"29. Afecciones debidas a inhalación de polvos de mica.
-101-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"Fabricación de vidrio refractario, aislantes, anteojos, papeles de decoración, anuncios
luminosos, barnices, esmaltes, lubricantes, explosivos y en la cerámica.
"30. Afecciones debidas a inhalación de tierra, de diatomeas (tierra de infusorios, diatomita,
trípoli, kieselgur).
"Trabajadores que manipulan productos silícicos en estado amorfo, derivados de esqueletos
de animales marinos, en fábricas de bujías filtrantes, aislantes y polvos absorbentes.
"Enfermedades de las vías respiratorias producidas por inhalación de gases y vapores
"Afecciones provocadas por sustancias químicas inorgánicas u orgánicas que determinan
acción asfixiante simple, o irritante de las vías respiratorias superiores, o irritante de los
pulmones.
"31. Asfixia por el ázoe o nitrógeno.
"Obreros que trabajan en procesos de oxidación en medios confinados, limpieza y reparación
de cubas, producción de amoníaco y cianamida cálcica.
"32. Por el anhídrido carbónico o bióxido de carbono.
"Trabajadores expuestos durante la combustión o fermentación de compuestos de carbono,
gasificación de aguas minerales y preparación de nieve carbónica, poceros y letrineros.
"33. Por el metano, etano, propano y butano.
"Trabajadores de la industria del petróleo, yacimientos de carbón, gas líquido, hornos de
coque e industria petroquímica.
"34. Por el acetileno.
"Trabajadores dedicados a su producción y purificación, manejo de lámparas de carburo,
soldadores de las industrias química y petroquímica.
"35. Acción irritante de las vías respiratorias superiores por el amoníaco.
"Trabajadores de la producción de esta sustancia y sus compuestos, destilación de la hulla,
refinerías de petróleo e industria petroquímica, operaciones químicas, fabricación de hielo y
frigoríficos, preparación de abonos para la agricultura, letrineros, poceros, estampadores, de
-102-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
tenerías y establos.
"36. Por el anhídrido sulfuroso.
"Trabajadores de la combustión de azufre, preparación de anhídrido sulfuroso en estado
gaseoso y líquido, fabricación de ácido sulfúrico, tintorería, blanqueo, conservación de
alimentos y fumigadores, refrigeración, papeles de colores, estampadores y mineros (de las
minas de azufre).
"37. Por el formaldehído y formol.
"Trabajadores de la fabricación de resinas sintéticas, industria de la alimentación, fotográfica,
peletera, textil, química, hulera, tintorera, trabajos de laboratorio, conservación de piezas
anatómicas y embalsamadores.
"38. Por aldehídos, acridina, acroleína, furfural, acetato de metilo, formiato de metilo,
compuestos de selenio, estireno y cloruro de azufre.
"Trabajadores de la industria química, petroquímica y manipulación de esos compuestos.
"39. Acción irritante sobre los pulmones, por el cloro.
"Trabajadores de la preparación del cloro y compuestos clorados, de blanqueo y desinfección,
en la industria textil y papelera, de la esterilización del agua y fabricación de productos
químicos.
"40. Por el fósgeno o cloruro de carbonilo.
"Trabajadores de la fabricación de colorantes y otros productos químicos sintéticos, de gases
de combate, de extinguidores de incendios.
"41. Por los óxidos de ázoe o vapores nitrosos.
"Trabajadores de la fabricación y manipulación de ácido nítrico y nitratos, estampadores,
grabadores, industrias químicas y farmacéuticas, petroquímica, explosivos, colorantes de
síntesis, soldadura, abonos nitrados y silos.
"42. Por el anhídrido sulfúrico.
"Trabajadores de la fabricación de ácido sulfúrico, de refinerías de petróleo y síntesis
química.
-103-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"43. Por el ozono.
"Trabajadores que utilizan este agente en la producción de peróxido y en la afinación de
aceites, grasas, harina, almidón, azúcar y textiles, en el blanqueo y la esterilización del agua,
en la industria eléctrica y en la soldadura.
"44. Por el bromo.
"Trabajadores que manejan el bromo como desinfectante, en los laboratorios químicos,
metalurgia, industria químico-farmacéutica, fotografía y colorantes.
"45. Por el flúor y sus compuestos.
"Trabajadores que manejan estas sustancias en la industria vidriera, grabado, coloración de
sedas, barnizado de la madera, blanqueo, soldadura y como impermeabilizantes del cemento;
la preparación del ácido fluorhídrico, metalurgia del aluminio y del berilio, superfosfatos y
compuestos, preparación de insecticidas y raticidas.
"46. Por el sulfato de metilo.
"Trabajadores que manipulan este compuesto en diversas operaciones industriales.
"47. Asma bronquial por los alcaloides y éter dietílico diclorado, poli-isocianatos y diisocianato de tolueno.
"Trabajadores de la industria química, farmacéutica, hulera, de los plásticos y lacas.
"Dermatosis
"Enfermedades de la piel (excluyendo las debidas a radiaciones ionizantes), provocadas por
agentes mecánicos, físicos, químicos inorgánicos u orgánicos, o biológicos; que actúan como
irritantes primarios, o sensibilizantes, o que provocan quemaduras químicas; que se presentan
generalmente bajo las formas eritematosa, edematosa, vesiculosa, eczematosa o costrosa.
"48. Dermatosis por acción del calor.
"Herreros, fundidores, caldereros, fogoneros, horneros, trabajadores del vidrio, panaderos.
"49. Dermatosis por exposición a bajas temperaturas.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"Trabajadores de cámaras frías, fabricación y manipulación de hielo y de productos
refrigerados.
"50. Dermatosis por acción de la luz solar y rayos ultravioleta.
"Trabajadores al aire libre, salineros, artistas cinematográficos, soldadores, vidrieros, de
gabinetes de fisioterapia, etc.
"51. Dermatosis producidas por ácidos clorhídrico, sulfúrico, nítrico, fluorhídrico,
fluosilícico, clorosulfónico.
"Trabajadores de la fabricación del cloro y productos orgánicos clorados (acné clórico);
ácidos grasos, blanqueo, industria química, manejo y preparación del ácido sulfúrico;
fabricación, manipulación y utilización del ácido fluorhídrico, en las industrias del petróleo y
petroquímica, grabado de vidrio, cerámica, laboratorio, etc.
"52. Dermatosis por acción de sosa cáustica, potasa cáustica y carbonato de sodio.
"Trabajadores dedicados a la producción y manipulación de estos álcalis.
"53. Dermatosis, ulceraciones cutáneas y perforación del tabique nasal por acción de
cromatos y bicromatos.
"Trabajadores de las fábricas de colorantes de cromo, papel pintado, lápices de colores,
espoletas, explosivos, pólvora piroxilada de caza, fósforos suecos; en la industria textil,
hulera, tenerías, tintorerías, fotografía, fotograbado y cromado electrolítico.
"54. Dermatosis y queratosis arsenical, perforación del tabique nasal.
"Trabajadores de las plantas arsenicales, industria de los colorantes, pintura, papel de color,
tintorería, tenería, cerámica, insecticidas, raticidas, preparaciones de uso doméstico y demás
manipuladores de arsénico.
"55. Dermatosis por acción del níquel y oxicloruro de selenio.
"Trabajadores de fundiciones y manipulaciones diversas.
"56. Dermatosis por acción de la cal, u óxido de calcio.
"Trabajadores de la manipulación de la cal, preparación de polvo de blanqueo, yeso,
cemento, industria química y albañiles.
-105-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"57. Dermatosis por acción de sustancias orgánicas: ácido acético, ácido oxálico, ácido
fórmico, fenol y derivados, cresol, sulfato de dimetilo, bromuro de metilo, óxido de etileno,
fulminato de mercurio, tetril, anhídrido ftálico de trinitrotolueno, parafinas, alquitrán, brea,
dinitro-benceno.
"Trabajadores de la fabricación y utilización de esas sustancias (acción fotosensibilizante de
las tres últimas).
"58. Dermatosis por benzol y demás solventes orgánicos.
"Trabajadores de la industria textil, hulera, tintorera, vidriera, química, abonos, cementos,
linóleos, etc.
"59. Dermatosis por acción de aceites de engrase, de corte (botón de aceite o elaioconiosis),
petróleo crudo.
"Trabajadores que utilizan estos productos en labores de engrase, lubricación, desengrase, en
la industria petrolera, petroquímica y derivados.
"60. Dermatosis por acción de derivados de hidrocarburos: hexametileno-tetramina,
formaldehído, cianamida cálcica, anilinas, parafenileno-diamina, dinitroclorobenceno, etc.,
en trabajadores que utilizan y manipulan estas sustancias.
"61. Callosidades, fisuras y grietas por acción mecánica:
"Cargadores, alijadores, estibadores, carretilleros, hilanderos, peinadores y manipuladores de
fibras, cáñamo, lana, lino, etc.; cosecheros de caña, vainilleros, jardineros, marmoleros,
herreros, toneleros, cortadores de metales, mineros, picapedreros, sastres, lavanderas,
cocineras, costureras, planchadoras, peluqueros, zapateros, escribientes, dibujantes, vidrieros,
carpinteros, ebanistas, panaderos, sombrereros, grabadores, pulidores, músicos, etc.
"62. Dermatosis por agentes biológicos.
"Panaderos, especieros del trigo y harina, peluqueros, curtidores, trabajadores de los astilleros
que manipulan cereales parasitados, penicilina y otros compuestos medicamentosos, etc.
"63. Otras dermatosis. Dermatosis de contacto.
"Manipuladores de pinturas, colorantes vegetales, sales metálicas, cocineras, lavaplatos,
lavanderos, mineros, especieros, fotógrafos, canteros, ebanistas, barnizadores,
-106-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
desengrasadores de trapo, bataneros, manipuladores de petróleo y de la gasolina,
blanqueadores de tejidos por medio de vapores de azufre, hiladores y colectores de lana,
médicos, enfermeras y laboratoristas.
"64. Lesiones ungueales y peringueales.
"Onicodistrofias, onicolisis y paroniquia por exposición a solventes, humedad y
traumatismos. Actividades que comprenden el riesgo de exposición a estos agentes.
"65. Otros padecimientos cutáneos de tipo reaccional no incluidos en los grupos anteriores,
producidos por agentes químicos orgánicos (melanodermias, acromias, leucomelanodermias,
liquen plano).
"Actividades que comprenden el riesgo de exposición a estos agentes.
"Oftalmopatías profesionales
"(Enfermedades del aparato ocular producidas por polvos y otros agentes físicos, químicos y
biológicos)
"66. Blefaroconiosis (Polvos minerales, vegetales o animales).
"Trabajadores expuestos a la acción de estos polvos: canteros, yeseros, mineros, alfareros,
esmeriladores, afiladores, pulidores, cementeros, carboneros, fabricantes de objetos de
aluminio y cobre, manipuladores de mercurio, panaderos, laneros, colchoneros, peleteros, etc.
"67. Dermatitis palpebral de contacto y eczema palpebral (Polvos, gases y vapores de
diversos orígenes).
"Trabajadores de la industria químico-farmacéutica, antibióticos y productos de belleza;
industria petroquímica, plásticos, productos de hule y derivados de la parafenileno-diamina,
alquitrán, asfaltos, solventes y barnices, industria de la vainilla, cultivo del "champignon",
carpinteros.
"68. Conjuntivitis y querato-conjuntivitis (por agentes físicos (calor); químicos o
alergizantes: amoníaco, anhídrido sulfuroso, formol, cloro y derivados, vapores nitrosos,
ácido sulfúrico, ozono, ácido sulfhídrico, solventes y barnices celulósicos, tetracloretano,
alcohol metílico, viscosa, lana, pluma, pelos, pólenes, algodón, trigo, cacahuate, lúpulo,
tabaco, mostaza, vainilla, productos medicamentosos, etc.) herreros, fundidores, horneros,
laminadores, hojalateros, panaderos, poceros, letrineros, trabajadores de fibras artificiales a
partir de la celulosa y otros trabajadores expuestos a la acción del ácido sulfhídrico
-107-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
(hidrógeno sulfurado) y demás agentes mencionados.
"69. Conjuntivitis y querato-conjuntivitis por radiaciones (rayos actínicos, infrarrojos, de
onda corta y rayos X). Salineros, artistas cinematográficos, soldadores, vidrieros, trabajadores
de las lámparas incandescentes de mercurio y los expuestos al ultra-violeta solar; trabajadores
de las lámparas de arco, de vapores de mercurio, hornos, soldadura autógena, metalurgia,
vidriería, etc.; radiólogos y demás trabajadores de la fabricación y manipulación de aparatos
de rayos X y otras fuentes de energía radiante.
"70. Pterigión. Por irritación conjuntival permanente por factores mecánicos (polvos); físicos
(rayos infra-rojos, calóricos).
"Herreros, fundidores, horneros, laminadores, hojalateros, y todos los trabajadores con
actividades que comprenden el riesgo de exposición a estos agentes.
"71. Queratoconiosis:
"Incrustación en la córnea de partículas duras (mármol, piedra, polvos abrasivos o metales).
"Todas las actividades que comprenden el riesgo de exposición a estos agentes.
"72. Argirosis ocular (Sales de plata).
"Cinceladores, orfebres, pulidores, plateros, fabricantes de perlas de vidrio, químicos.
"73. Catarata por radiaciones (Rayos infra-rojos, calóricos, de onda corta, rayos X).
"Vidrieros, herreros, fundidores, técnicos y trabajadores de gabinetes de rayos X, técnicos y
trabajadores de la energía atómica.
"74. Catarata tóxica (Naftalina y sus derivados).
"Todas las actividades que comprenden el riesgo de exposición a estos agentes.
"75. Parálisis oculomotoras (Intoxicación por sulfuro de carbono, plomo).
"Todas las actividades que comprenden el riesgo de exposición a estos agentes.
"76. Oftalmoplegía interna (Intoxicación por sulfuro de carbono).
"Todas las actividades que comprenden el riesgo de exposición a estos agentes.
-108-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"77. Retinitis, neuro-retinitis y corio-retinitis (Intoxicación por naftalina, benzol).
"Todas las actividades que comprenden el riesgo de exposición de estos agentes.
"78. Neuritis y lesión de la rama sensitiva del trigémino (intoxicación por tricloretileno).
"Todas las actividades que comprenden el riesgo de exposición a este agente.
"79. Neuritis óptica y ambliopía o amaurosis tóxica (intoxicación por plomo, sulfuro de
carbono, benzol, tricloretileno, óxido de carbono, alcohol metílico, nicotina, mercurio).
"Todas las actividades que comprenden el riesgo de exposición a estos agentes.
"80. Conjuntivitis por gérmenes patógenos.
"Médicos y enfermeras con motivo de la práctica de su profesión.
"81. Oftalmía y catarata eléctrica.
"Trabajadores de la soldadura eléctrica, de los hornos eléctricos o expuestos a la luz del arco
voltaico durante la producción, transporte y distribución de la electricidad.
"Intoxicaciones
"Enfermedades producidas por absorción de polvos, humos, líquidos, gases o vapores tóxicos
de origen químico, orgánico o inorgánico, por las vías respiratoria, digestiva o cutánea.
"82. Fosforismo e intoxicación por hidrógeno fosforado.
"Trabajadores de la fabricación de compuestos fosforados o derivados del fósforo blanco,
catálisis en la industria del petróleo, fabricación de bronce de fósforo, insecticidas, raticidas,
parasiticidas, hidrógeno fosforado, aleaciones y en la pirotecnia.
"83. Saturnismo o intoxicación plúmbica.
"Trabajadores de fundiciones de plomo, industria de acumuladores, cerámica, pintores,
plomeros, impresores, fabricantes de cajas para conservas, juguetes, tubos, envolturas de
cables, soldadura, barnices, albayalde, esmalte y lacas, pigmentos, insecticidas y demás
manipuladores de plomo y sus compuestos.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"84. Hidrargirismo o mercurialismo.
"Mineros (de las minas de mercurio), manipuladores del metal y sus derivados, fabricantes de
termómetros, manómetros, lámparas de vapores de mercurio, sombreros de fieltro,
electrólisis de las salmueras, conservación de semillas, fungicidas, fabricación y
manipulación de explosivos y en la industria químico-farmacéutica.
"85. Arsenicismo e intoxicación por hidrógeno arseniado.
"Trabajadores en las plantas de arsénico, fundiciones de minerales y metales, de la industria
de los colorantes, pinturas, papel de color, tintorería, tenería, cerámica, insecticidas, raticidas,
otras preparaciones de uso doméstico y demás manipuladores del arsénico.
"86. Manganesismo.
"Mineros (de minas de manganeso), trituradores y manipuladores de metal, de la fabricación
de aleaciones de acero, cobre o aluminio, fabricación de pilas secas, en el blanqueo, tintorería
y decoloración del vidrio, soldadores.
"87. Fiebre de los fundidores de zinc o temblor de los soldadores de zinc.
"Fundidores y soldadores del metal, de la galvanización o estañado, fundición de latón o de la
soldadura de metales galvanizados.
"88. Oxicarbonismo.
"Trabajadores en contacto de gas de hulla, gas pobre, gas de agua, de los altos hornos, de los
motores de combustión interna, hornos y espacios confinados, caldereros, mineros, bomberos
y en todos los casos de combustión incompleta del carbón.
"89. Intoxicación ciánica.
"Trabajadores que manipulan ácido cianhídrico, cianuro y compuestos, de las plantas de
beneficio, de la extracción del oro y la plata de sus minerales, fundidores, fotógrafos,
fabricantes de sosa, de la industria textil, química, del hule sintético, materias plásticas,
tratamiento térmico de los metales, fumigación, utilización del cianógeno y tintoreros en azul.
"90. Intoxicación por alcoholes metílico, etílico, propílico y butílico.
"Trabajadores que los utilizan como solventes en la fabricación de lacas y barnices, en la
preparación de esencias y materiales tintoriales y en las industrias química y petroquímica.
-110-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"91. Hidrocarburismo por derivados del petróleo y carbón de hulla.
"Trabajadores de las industrias petrolera, petroquímica, carbonífera, fabricación de perfumes
y demás expuestos a la absorción de estas sustancias.
"92. Intoxicación por el tolueno y el xileno.
"Trabajadores que manipulan estos solventes en la industria de las lacas, hulera, peletera,
fotograbado, fabricación de ácido benzoico, aldehída bencílica, colorantes, explosivos (TNT),
pinturas y barnices.
"93. Intoxicaciones por el cloruro de metilo y el cloruro de metileno.
"Trabajadores que utilizan el cloruro de metilo como frigorífico o el cloruro de metileno
como solvente, o en la industria de las pinturas.
"94. Intoxicaciones producidas por el cloroformo, tetracloruro de carbono y cloro-bromometanos.
"Trabajadores que manipulan estas sustancias como solventes, fumigantes, refrigerantes,
extinguidores de incendios, etc.
"95. Intoxicaciones por el bromuro de metilo y freones (derivados fluorados de hidrocarburos
halogenados).
"Trabajadores que los utilizan como frigoríficos, insecticidas y preparación de extinguidores
de incendios.
"96. Intoxicación por el di-cloretano y tetra-cloretano.
"Trabajadores que manipulan estas sustancias como disolventes de grasas, aceites, ceras,
hules, resinas, gomas, dilución de lacas, desengrasado de la lana e industria química.
"97. Intoxicación por el hexa-cloretano.
"Trabajadores que lo utilizan para desengrasar el aluminio y otros metales.
"98. Intoxicación por el cloruro de vinilo o monocloretileno.
"Trabajadores de la fabricación de materias plásticas y su utilización como frigorífico.
-111-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"99. Intoxicación por la mono-clorhidrina del glicol.
"Trabajadores expuestos durante la fabricación del óxido de etileno y glicoles, composición
de lacas y manipulación de abonos y fertilizantes.
"100. Intoxicaciones por el tri-cloretileno y per-cloretileno.
"Trabajadores que utilizan estos solventes en la metalurgia, tintorerías, en el desengrasado de
artículos metálicos y de lana, fabricación de betunes y pinturas.
"101. Intoxicaciones por insecticidas clorados.
"Trabajadores que fabrican o manipulan derivados aromáticos clorados como el
diclorodifenil-tricloretano (DDT), aldrín, dieldrín y similares.
"102. Intoxicaciones por los naftalenos clorados y difenilos clorados.
"Trabajadores que los utilizan como aislantes eléctricos.
"103. Sulfo-carbonismo.
"Trabajadores expuestos durante su producción, o en la utilización del solvente en la
fabricación del rayón, celofán, cristal óptico, vulcanización del hule en frío, como pesticida y
en la extracción de grasas y aceites.
"104. Sulfhidrismo o intoxicación por hidrógeno sulfurado.
"Trabajadores de la producción de esta sustancia, mineros, aljiberos, albañaleros, limpiadores
de hornos, tuberías, retortas y gasómetros, del gas del alumbrado, vinateros y en la industria
del rayón.
"105. Intoxicación por el bióxido de dietileno (dioxán).
"Trabajadores que utilizan este solvente en la industria de las lacas, barnices, pinturas, tintas,
resinas de cera y plásticos; preparación de tejidos en histología.
"106. Benzolismo.
"Trabajadores que utilizan el benzol como solvente en la industria hulera,
impermeabilización de telas, fabricación de nitrocelulosa, industria petroquímica, del vestido,
-112-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
lacas, vidrio, artes gráficas, textiles, cerámica, pinturas, fotograbado, industria del calzado,
tintorería, etc.
"107. Intoxicación por el tetra-hidro-furano.
"Trabajadores de la industria textil, que lo utilizan como solvente.
"108. Intoxicaciones por la anilina (anilismo) y compuestos.
"Trabajadores de la industria química, colorantes, tintas y productos farmacéuticos.
"109. Intoxicaciones por nitro-benceno, toluidinas y xilidinas.
"Trabajadores de la industria de los colorantes, pinturas, lacas y fabricación de la anilina.
"110. Intoxicaciones por trinitro-tolueno y nitroglicerina.
"Trabajadores de la industria y manipulación de los explosivos.
"111. Intoxicación por el tetra-etilo de plomo.
"Trabajadores de la fabricación y manipulación de este antidetonante, preparación de
carburantes, limpieza y soldadura de los recipientes que lo contienen.
"112. Intoxicación por insecticidas orgánico-fosforados.
"Trabajadores de la producción y manipulación de tetra-fosfato hexaetílico (TPHE),
pirofosfato tetraetílico (PPTE), paratión y derivados.
"113. Intoxicaciones por el dinitrofenol, dinitro-ortocresol, fenol y pentaclorofenol.
"Trabajadores que utilizan estos compuestos como fungicidas e insecticidas, en la fabricación
de colorantes, resinas y conservación de las maderas.
"114. Intoxicaciones por la bencidina, naftilamina alfa, naftilamina beta y para-difenilamina.
"Trabajadores que manipulan estas sustancias en la industria hulera y fabricación de
colorantes.
"115. Intoxicaciones por carbamatos, ditiocarbamatos, derivados de
clorofenoxihidroxicumarina, talio, insecticidas de origen vegetal.
-113-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"Fabricación, formulación, envase, transporte y aplicación de pesticidas en general.
"116. Intoxicaciones por la piridina, clorpromazina y quimioterápicos en general.
"Trabajadores encargados de la fabricación, formulación y empaque de estas sustancias en la
industria químico-farmacéutica.
"117. Enfermedades producidas por combustibles de alta potencia (Hidruros de boro, oxígeno
líquido, etc.).
"Técnicos y trabajadores expuestos en la preparación, control y manejo de estos productos.
"Infecciones, parasitosis, micosis y virosis
"Enfermedades generalizadas o localizadas provocadas por acción de bacterias, parásitos,
hongos y virus.
"118. Carbunco.
"Pastores, caballerangos, mozos de cuadra, veterinarios, curtidores, peleteros, cardadores de
lana, traperos, manipuladores de crin, cerda, cuernos, carne y huesos de bovídeos, caballos,
carneros, cabras, etc.
"Trabajadores de los rastros y empacadores.
"119. Muermo.
"Caballerangos, mozos de cuadras, cuidadores de ganado caballar, veterinarios y enfermeros
veterinarios.
"120. Tuberculosis.
"Médicos, enfermeras, mozos de anfiteatro, afanadoras, personal de laboratorios biológicos y
de diagnóstico, personal de lavandería en sanatorios, veterinarios, enfermeros de veterinaria;
carniceros y mineros, cuando previamente exista silicosis.
"121. Brucelosis.
"Veterinarios, pastores, carniceros, ganaderos, ordeñadores, lecheros, técnicos de laboratorio,
personal de plantas para beneficio de la leche de cabra y de vaca, médicos, enfermeras,
-114-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
enfermeros de veterinaria.
"122. Sífilis.
"Sopladores de vidrio (accidente primario bucal); médicos, enfermeras, mozos de anfiteatro
(accidente primario en las manos).
"123. Tétanos.
"Caballerangos, carniceros, mozos de cuadra, cuidadores de ganado, veterinarios, personal de
la industria agropecuaria, jardineros.
"124. Micetoma y actinomicosis cutánea.
"Trabajadores del campo, panaderos, molineros de trigo, cebada, avena y centeno.
"125. Anquilostomiasis.
"Mineros, ladrilleros, alfareros, terreros, jardineros, areneros y fabricantes de teja.
"126. Leishmaniasis.
"Chicleros, huleros, vainilleros, leñadores de las regiones tropicales.
"127. Oncocercosis.
"Trabajadores agrícolas de las plantaciones cafetaleras.
"128. Esporotricosis.
"Campesinos, floricultores, empacadores de tierra y plantas, trabajadores de zacate y pieles.
"129. Candidasis o moniliasis.
"Fruteros y trabajadores que mantienen manos o pies constantemente húmedos.
"130. Histoplasmosis.
"Trabajadores de la extracción y manipulación del guano.
"131. Aspergilosis.
-115-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"Criadores de animales, limpiadores de pieles y trabajadores agrícolas expuestos al hongo.
"132. Coccidioidomicosis.
"Trabajadores de la extracción y manipulación de guanos, provenientes de zonas no
infestadas ni endémicas, que sean contratados para realizar trabajos en zonas infestadas o
endémicas.
"133. Paludismo.
"Obreros y campesinos provenientes de zonas no infestadas ni endémicas, que sean
contratados para realizar trabajos en zonas infestadas o endémicas.
"134. Ricketsiosis (Tifus exantemático y otras similares).
"Médicos, enfermeras, personal de limpieza de los servicios de infectología y laboratorios,
siempre que se identifique el agente causal en el paciente y en el sitio de trabajo.
"135. Espiroquetosis (Leptospirosis y otras similares).
"Trabajos ejecutados en las alcantarillas, minas, mataderos, deslanado, laboratorios y cuidado
de animales.
"136. Virosis (hepatitis, enterovirosis, rabia, psitacosis, neumonías a virus, mononucleosis
infecciosa, poliomielitis y otras).
"Médicos, enfermeras y personal de limpieza en hospitales y sanatorios, personal de
laboratorio y análisis clínicos, personal de bancos de sangre, siempre que se identifique el
agente causal en el paciente y en el sitio de trabajo.
"137. Erisipeloide.
"Trabajadores en contacto con animales o sus cadáveres, pelo de animales, cuero y otros
materiales, trapos viejos y demás desperdicios, personal de lavandería en los hospitales,
personal que maneje ropa sucia o contaminada.
"138. Toxoplasmosis.
"Trabajadores de rastros.
-116-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"Enfermedades producidas por el contacto con productos biológicos
"139. Hormonas sintéticas; enfermedades producidas por hormonas sintéticas de actividad
específica, estrogénica, androgénica, etc.
"Personal de las industrias que sintetizan productos hormonales.
"140. Enfermedades producidas por la exposición a antibióticos.
"(Penicilina, estreptomicina y otros similares de amplio o mediano espectro).
"Trabajadores encargados de la fabricación, formulación y empaque de estas sustancias en la
industria químico-farmacéutica.
"Enfermedades producidas por factores mecánicos y variaciones de los elementos naturales
del medio de trabajo
"141. Bursitis e higromas.
"Trabajadores en los que se realizan presiones repetidas, como mineros (de las minas de
carbón y manganeso), cargadores, alijadores, estibadores y otros en los que se ejercen
presiones sobre determinadas articulaciones (rodillas, codos, hombros).
"142. Osteoartrosis y trastornos angioneuróticos (‘dedo muerto’).
"Trabajadores que utilizan martillos neumáticos, perforadoras mecánicas y herramientas
análogas, perforistas, remachadores, talladores de piedra, laminadores, herreros, caldereros,
pulidores de fundición, trabajadores que utilizan martinetes en las fábricas de calzados, etc.
"143. Retracción de la aponeurosis palmar o de los tendones de los dedos de las manos.
"Cordeleros, bruñidores, grabadores.
"144. Deformaciones.
"Trabajadores que adoptan posturas forzadas, zapateros, torneros, recolectores de arroz,
cargadores, sastres, talladores de piedra, mineros, costureras, dibujantes, carpinteros,
dactilógrafas, bailarinas de ballet, etc.
"145. Rinitis atrófica, faringitis atrófica, laringitis atrófica y algias por elevadas temperaturas.
-117-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"Trabajadores de las fundiciones, hornos, fraguas, vidrio, calderas, laminación, etc.
"146. Congeladuras.
"Trabajadores expuestos en forma obligada a la acción de temperaturas glaciales, frigoríficos,
fábricas de hielo, etc.
"147. Enfermedades por descompresión brusca, intoxicación por oxígeno y aeroembolismo
traumático. Osteoartrosis tardías del hombro y de la cadera.
"Trabajadores que laboran respirando aire a presión mayor que la atmosférica: buzos, labores
subacuáticas y otras similares.
"148. Mal de los aviadores, aeroembolismo, otitis y sinusitis baro-traumáticas.
"Aeronautas sometidos a atmósfera con aire enrarecido durante el vuelo a grandes altitudes.
"149. Enfisema pulmonar.
"Músicos de instrumentos de viento, sopladores de vidrio.
"150. Complejo cutáneo-vascular de pierna por posición de pie prolongada y constante, o
marcha prolongada llevando bultos pesados.
"Tipógrafos, dentistas, enfermeras de quirófanos, peluqueros, carteros, vendedores, meseros,
policías y otras actividades similares.
"Enfermedades producidas por las radiaciones ionizantes y electromagnéticas (excepto el
cáncer)
"151. Trabajadores de la industria atómica, minas de uranio y otros metales radioactivos
(arsénico, níquel, cobalto, estroncio, asbesto, berilio, radium), tratamiento y metalurgia,
reactores nucleares, utilización de radio-elementos (gamagrafía, gama y betaterapia,
isótopos), utilización de generadores de radiaciones (trabajadores y técnicos de rayos X),
radio, sonar, rayos láser, masser, etc.; que presenten:
"a) en piel, eritemas, quemaduras térmicas o necrosis;
"b) en ojos, cataratas;
"c) en sangre, alteraciones de los órganos hematopoyéticos, con leucopenia, trombocitopenia
-118-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
o anemia;
"d) en tejido óseo, esclerosis o necrosis;
"e) en glándulas sexuales, alteraciones testiculares con trastornos en la producción de los
espermatozoides y esterilidad; alteraciones ováricas con modificaciones ovulares y
disfunciones hormonales;
"f) efectos genéticos debidos a mutaciones de los cromosomas o de los genes;
"g) envejecimiento precoz con acortamiento de la duración media de la vida.
"Cáncer.
"Enfermedades neoplásicas malignas debidas a la acción de cancerígenos, industriales de
origen físico, o químico inorgánico u orgánico, o por radiaciones, de localización diversa.
"152. Cáncer de la piel: trabajadores expuestos a la acción de rayos ultravioleta al aire libre
(agricultores, marineros, pescadores, peones); a los rayos X, isótopos radiactivos, radium y
demás radioelementos; arsénico y sus compuestos; pechblenda, productos derivados de la
destilación de la hulla, alquitrán, brea, asfalto, benzopireno y dibenzoantraceno (cáncer del
escroto de los deshollinadores), creosota; productos de la destilación de esquistos
bituminosos (aceites de esquistos lubricantes, aceites de parafina), productos derivados del
petróleo (aceites combustibles, de engrasado, de parafina, brea del petróleo).
"153. Cáncer bronco-pulmonar.
"Mineros (de las minas de uranio, níquel).
"Trabajadores expuestos al asbesto (mesotelioma pleural); trabajadores que manipulan polvos
de cromatos, arsénico, berilio.
"154. Cáncer del etmoides, de las cavidades nasales;
"Trabajadores empleados en la refinación del níquel.
"155. Cánceres diversos.
"Carcinomas (y papilomatosis) de la vejiga en los trabajadores de las aminas aromáticas;
leucemias y osteosarcomas por exposición a las radiaciones; leucosis bencénica.
-119-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"Enfermedades endógenas.
"Afecciones derivadas de la fatiga industrial.
"156. Hipoacusia y sordera: trabajadores expuestos a ruidos y trepidaciones, como
laminadores, trituradores de metales, tejedores, coneros y trocileros, herreros, remachadores,
telegrafistas, radiotelegrafistas, telefonistas, aviadores, probadores de armas y municiones.
"157. Calambres: trabajadores expuestos a repetición de movimientos, como telegrafistas,
radio-telegrafistas, violinistas, pianistas, dactilógrafos, escribientes, secretarios,
mecanógrafas, manejo de máquinas sumadoras, etc.
"158. Laringitis crónica con nudosidades en las cuerdas vocales: profesores, cantantes,
locutores, actores de teatro, etc.
"159. Tendo-sinovitis crepitante de la muñeca: peones, albañiles, paleadores, ajustadores,
torneros.
"160. Nistagmo de los mineros (minas de carbón).
"161. Neurosis:
"Pilotos aviadores, telefonistas y otras actividades similares."
Así, respecto del punto jurídico primeramente mencionado deberá concluirse que sí es
posible que el perito médico determine la aplicabilidad de alguna fracción del artículo 513 de
la Ley Federal del Trabajo pues, sin duda alguna, todas y cada una de las fracciones en él
contenidas refieren cuestiones propiamente médicas, por lo que no existe ninguna razón
lógica ni jurídica que impida al perito médico señalar en su dictamen alguna fracción del
citado precepto. No obstante, dadas las premisas anteriores, tampoco puede estimarse que tal
actividad constituya una facultad exclusiva de los peritos, pues la aplicación del derecho es
una función eminentemente jurisdiccional, por lo que corresponderá a las Juntas de
Conciliación y Arbitraje, en el laudo que pronuncien, la cita de los preceptos legales que
estimen aplicables y fundatorios de su resolución, rendida en juicio que le sirva de apoyo.
En efecto, no debe confundirse el diagnóstico de una enfermedad, que deberá ser el resultado
del análisis realizado por el perito médico, que puede o no estar precisado en el dictamen con
base en una de las fracciones del mencionado artículo 513, con el deber de las Juntas de
Conciliación y Arbitraje de fundar y motivar adecuadamente su laudo, en términos de lo
dispuesto en los artículos 841 y 842 de la Ley Federal del Trabajo, de manera que aun cuando
el profesional médico no determine la aplicabilidad de alguna de las fracciones del artículo
-120-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
513, corresponde al órgano jurisdiccional la adecuación de la norma general al caso
particular, derivando su actividad de los elementos que le haya proporcionado el o los
dictámenes médicos que integren la prueba pericial, esto es, no es con elementos propios con
lo que establecerán la existencia de una enfermedad profesional, sino con base en la prueba
pericial.
Apoya la anterior consideración, la tesis que se cita enseguida:
"Sexta Época
"Instancia: Cuarta Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Volumen: XI, Quinta Parte
"Página: 77
"ENFERMEDADES PROFESIONALES, PRUEBA DE LAS. La prueba idónea para
acreditar la existencia de una enfermedad profesional es la pericial médica y ante su ausencia,
las Juntas de Conciliación y Arbitraje, extralimitan sus facultades de juzgadoras en
conciencia, si a base de razonamientos propios establecen la causalidad de un padecimiento
para calificarlo como profesional."
Lo anterior conduce a establecer el segundo punto jurídico a resolver sobre los criterios
contradictorios, pues ya quedó establecido que sí corresponde a la Junta realizar la
adecuación de la norma general y abstracta al caso concreto.
En efecto, además de tomar en cuenta la Junta el resultado de la prueba pericial, a fin de
establecer una resolución legal, deberá considerar los hechos de la demanda y su contestación
alegados y probados por las partes, pues así lo ordena el artículo 842 de la Ley Federal del
Trabajo.
En este sentido, cabe considerar que los laudos emitidos por las Juntas de Conciliación y
Arbitraje son sentencias en sentido estricto, en tanto deciden los conflictos laborales en
cuanto al fondo y deben cumplir con las exigencias de congruencia, motivación,
fundamentación y exhaustividad, lo que es importante destacar porque de acuerdo con lo
primero, debe haber una relación de concordancia entre lo solicitado por las partes y lo
resuelto por el juzgador.
De acuerdo con lo anterior, el laudo que pronuncie la Junta no debe tener como único apoyo
el resultado de la prueba pericial, sino que en relación con ésta deben considerarse los hechos
constitutivos de las acciones intentadas así como los de las defensas y excepciones opuestas,
por tanto, si el trabajador demanda el reconocimiento de que padece una enfermedad
profesional y, en consecuencia, el otorgamiento de la pensión correspondiente, deberá
-121-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
atenderse particularmente a los hechos que el actor estima fundatorios de su acción y
corresponderá a la autoridad la determinación de si los mismos han sido probados, pues en
éstos, precisa y particularmente, descansa un punto medular de toda controversia de la índole
de que se trata: la relación directa o indirecta con el origen de la enfermedad, es decir, la
existencia de actividades específicas desarrolladas por el trabajador, la industria en que ha
prestado sus servicios o la zona que resulte dañina.
Son apoyo de la anterior consideración las siguientes tesis y jurisprudencia:
"Séptima Época
"Instancia: Tercera Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Volúmenes: 217-228, Cuarta Parte
"Página: 302
"SENTENCIAS. PRINCIPIO DE CONGRUENCIA NO SE VIOLA CUANDO EL JUEZ
DECLARA EL DERECHO APLICABLE, SIN APARTARSE DE LO CONTROVERTIDO.
El principio de la congruencia de la sentencia no resulta vulnerado por el Juez cuando
examina los elementos de la acción de acuerdo con las normas jurídicas aplicables, siempre
que no tome en cuenta hechos que no hayan sido materia del juicio ni rebase las actitudes
asumidas por las partes en los escritos que fijan la litis. Por el contrario cuando el Juez
declara el derecho en los casos que ante él se controvierten no hace sino desarrollar la
función jurisdiccional para los altos fines que justifican su atribución a un órgano del
Estado."
"Séptima Época
"Instancia: Cuarta Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Volúmenes: 127-132, Quinta Parte
"Página: 16
"CONGRUENCIA EN LOS LAUDOS, PRINCIPIO DE. RIESGOS. El principio jurídico de
congruencia del laudo establecido en el artículo 776 de la ley laboral, no sólo significa que la
congruencia a que el propio numeral se refiere debe establecerse entre la demanda que resulte
procedente y la condena respectiva, sino que también dicha congruencia debe abarcar todos
los aspectos controvertidos y el material probatorio que obra en autos; de ahí que si un
trabajador demanda una prestación derivada de un riesgo de trabajo señalando las bases para
la condena y de las pruebas resulta que esas bases son superiores a lo afirmado en el escrito
de demanda, no se infringe el principio de congruencia, si la Junta responsable se apoya en el
resultado de las pruebas para hacer la condena respectiva, puesto que tales pruebas son el
medio idóneo para lograr la verdad sabida a que se refiere el artículo 775 de la ley laboral."
-122-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"Séptima Época
"Instancia: Tercera Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Volumen: 71, Cuarta Parte
"Página: 43
"SENTENCIAS, PRINCIPIO DE CONGRUENCIA DE LAS. El principio de congruencia
estriba en que las sentencias deben estar en armonía o concordancia con la demanda y la
contestación formuladas por las partes; es decir, que lo fallado debe estar de acuerdo con los
hechos invocados por las partes en los escritos que fijan la litis y que el juzgador debe
encuadrar en el derecho que les sea aplicable, según el resultado del examen de las pruebas
rendidas para demostrarlos. La sentencia que resuelve que el actor no probó los hechos
constitutivos de la acción intentada en su demanda, y absuelve a la parte demandada de las
prestaciones reclamadas, podrá ser el resultado de una incorrecta apreciación de las pruebas
rendidas en el juicio; pero dicha sentencia no será incongruente, si no altera los hechos de la
litis ni cambia la causa de pedir invocada en los escritos que la forman."
"Quinta Época
"Instancia: Cuarta Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Volumen: LXXIX
"Página: 4376
"PRUEBAS ANTE LAS JUNTAS, CONGRUENCIA DE LAS. Independientemente de las
acciones ejecutadas y de las excepciones opuestas en la contienda, las Juntas de Conciliación
y Arbitraje tienen el deber de examinar la congruencia de las pruebas presentadas, porque
tienen facultades para fallar en conciencia, y por tanto, están obligadas a establecer si como
lo asegura la parte que presentó la prueba, la misma conduce a la demostración de sus
derechos o resulta incongruente para tal efecto."
"Quinta Época
"Instancia: Cuarta Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Volumen: CXVII
"Página: 802
"LAUDOS, CONGRUENCIA DE LOS. No porque un hecho cualquiera resulte probado en
el curso de un juicio laboral, debe tomarlo en cuenta la Junta para sacar conclusiones en favor
o en contra de alguna de las partes, sino que es necesario que ese hecho haya sido alegado
oportunamente y forme parte, bien sea de una acción o de una excepción deducida en tiempo;
-123-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
de lo contrario, se viola el artículo 551 de la Ley Federal del Trabajo al introducirse en la
controversia un elemento nuevo."
"Séptima Época
"Instancia: Cuarta Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Volumen: 41, Quinta Parte
"Página: 33
"PRUEBA PERICIAL, APRECIACIÓN DE LA, POR LAS JUNTAS DE CONCILIACIÓN
Y ARBITRAJE. Si la controversia debe decidirse precisamente mediante la prueba idónea, y
ésta es la pericial, ello significa que la Junta requiere de los conocimientos que esos peritos
van a prestarle para la resolución del conflicto a resolver; o en otros términos, que el perito
tiene sólo el carácter de un auxiliar de la Junta, y no el de juzgador de la controversia y, aun
cuando la Junta tenga facultad soberana para elegir el dictamen pericial que considere atiende
la cuestión planteada, debe ella expresar los motivos que tiene para estimarlo fundado y no
limitarse a transcribir los dictámenes elegidos, los que deben de estar sujetos al análisis que
de los mismos haga la Junta, visto que ella es la autoridad que va a resolver el conflicto."
"Sexta Época
"Instancia: Cuarta Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Volumen: LX, Quinta Parte
"Página: 69
"PRUEBA PERICIAL SOBRE CUESTIONES TÉCNICAS. FACULTADES DE
APRECIACIÓN DE LAS JUNTAS. Tratándose de enfermedades profesionales las Juntas
pueden decidirse admitiendo el peritaje al que atribuyen mayor veracidad; las propias Juntas
son soberanas para apreciar la prueba pericial que ante ellas se rinda sobre cuestiones
técnicas y tienen facultad para dar el valor que estimen conducente sobre un punto discutido
en los dictámenes presentados."
De los criterios citados se desprende, en consecuencia, que corresponde a las Juntas de
Conciliación y Arbitraje establecer la norma legal aplicable a cada caso en particular y
determinar y decidir cuál es el derecho que le corresponde a los hechos demostrados, y dentro
de lo que cabe como labor del órgano jurisdiccional, subsumir las enfermedades
diagnosticadas y las actividades manifestadas y probadas, a las hipótesis legales contenidas
en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo.
Ahora bien, dentro de lo que es en estos términos la labor jurisdiccional, debe resolverse el
punto más importante de la presente contradicción de criterios, es decir, si puede o no la
-124-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
autoridad por sí misma decidir cuál de las enfermedades o afecciones previstas en el artículo
513 de la Ley Federal del Trabajo es la que merma la salud del trabajador, pues al efecto
estima el Décimo Tercer Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito, que
las Juntas de Conciliación y Arbitraje, por carecer de los conocimientos científicos necesarios
para ello, no pueden hacerlo ni aun considerando lo manifestado por el reclamante durante la
secuela procesal, las constancias de autos y las opiniones médicas, porque requieren de una
base médico legal específica que sea garantía de veracidad y que le sirva para apoyar su
determinación con apego a derecho. Contrariamente, el Sexto Tribunal Colegiado en Materia
de Trabajo del Primer Circuito sostiene que partiendo de la información contenida en los
dictámenes relativos a la prueba pericial en relación con los hechos demostrados contenidos
en la demanda y la contestación, puede determinar la presunción legal sobre la existencia de
una enfermedad profesional.
Para determinar ese punto jurídico resulta conveniente considerar que la diferencia de
criterios se origina básicamente porque del resultado de los dictámenes periciales rendidos en
los juicios laborales analizados por cada uno de los Tribunales Colegiados, no aparece que se
haya establecido con precisión suficiente el nombre técnico del padecimiento del trabajador
en la forma que expresamente señala cada una de las fracciones del artículo 513 de la ley
laboral, pues en ellos, los peritos respectivos refirieron la existencia de padecimientos tales
como bronquitis crónica industrial, enfermedad broncopulmonar secundaria a solventes,
enfermedad broncopulmonar crónica, fibrosis neumoconiótica con insuficiencia
cardiorrespiratoria parcial, bronquitis industrial, enfermedad broncopulmonar producida por
inhalación de polvos de algodón y fibra sintética.
Ahora bien, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 475 de la Ley Federal del Trabajo,
enfermedad de trabajo es todo estado patológico derivado de la acción continuada de una
causa que tenga su origen o motivo en el trabajo o en el medio en que el trabajador se vea
obligado a prestar sus servicios y, en relación con lo anterior, la propia ley, en su artículo
476, determina que serán consideradas en todo caso enfermedades de trabajo las consignadas
en la tabla del artículo 513.
Como se ha expresado en párrafos previos, tanto la ley como la jurisprudencia coinciden en
estimar que de acuerdo a la ciencia médica, ciertas enfermedades afectan, por lo general, a las
personas dedicadas a cierta actividad laboral, por lo que el origen de las enfermedades de
trabajo puede ser determinado por la existencia de una relación causal directa con la categoría
o actividad específica desarrollada por el trabajador, o por una relación indirecta pero
producida por el medio ambiente en el que el trabajador se vea obligado a trabajar, en cuyo
caso el ambiente dañino o nocivo para la salud es exclusivo del centro de trabajo, es decir, la
enfermedad se produce por el entorno del centro de trabajo, o bien, el ambiente corresponde a
una zona o región determinada, distinta de la residencia habitual del trabajador.
-125-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
Por lo anterior, siempre que un trabajador presente un padecimiento que se encuentre
comprendido en un determinado apartado de la tabla del artículo 513 y su actividad
específica o tipo de industria o zona donde labora estén contemplados en el mismo apartado,
tiene a su favor la presunción legal de que es del orden profesional, por lo que no basta para
calificar el origen profesional de una enfermedad la presencia de alguna de las afecciones
mencionadas en el citado precepto legal sino que es indispensable que esa afección se
encuentre relacionada con la actividad, la industria o zona referidas en el mismo apartado
donde aquélla se encuentre clasificada.
No obstante la suma de los requisitos apuntados, partiendo de la definición legal de lo que es
una enfermedad profesional, debe estimarse que cobra mayor importancia el segundo, es
decir, que el motivo sea el trabajo o el medio en que el trabajador se vea obligado a prestar
sus servicios, pues es éste el vínculo esencial que debe existir para la calificación de la
profesionalidad de la enfermedad y, por ello, es de considerarse como la base fundamental
para que las autoridades del trabajo estén en la posibilidad de establecer la existencia de un
padecimiento del orden profesional, esto es, deben atender primordialmente a ese segundo
requisito más que al nombre técnico que corresponda a la enfermedad de que se trate.
La anterior afirmación encuentra sustento en el hecho demostrado por la ciencia médica,
como se expresó en las consideraciones relativas a la contradicción de tesis 33/97, ya
transcritas, de que ciertas enfermedades afectan, por lo general, a las personas dedicadas a
una cierta actividad laboral o a determinado ambiente contaminante, por citar un ejemplo, la
tabacosis que padecen los manipuladores de tabaco, y es por ello que se presume su
profesionalidad cuando su portador tiene alguna de las actividades laborales que el artículo
513 prevé, puesto que en este supuesto el legislador quiso establecer en la ley una presunción
a favor del obrero, esto es, partiendo de un hecho conocido como lo es el que determinado
medio ambiente origina ciertas enfermedades, se llega a descubrir un hecho desconocido
consistente en el nexo causal inherente a las enfermedades profesionales. Es decir, no es la
existencia de la enfermedad lo que hace presumir su profesionalidad, sino la actividad
específica desarrollada o el medio ambiente lo que determina la presunción legal: en la
medida en que es alguno de éstos o los dos, los que resultan ser el hecho conocido puede
llegarse al conocimiento del hecho desconocido, en este caso, el vínculo causal. Existe la
necesidad de subordinar las enfermedades propiamente dichas a la acción de los trabajos
perfectamente identificados y capaces de provocarlas, que el listado del mencionado precepto
legal exige.
Ahora, para poder establecer el origen profesional de una enfermedad es requisito
indispensable que se encuentre demostrado el hecho fundatorio de la demanda en lo que se
refiere a las actividades desarrolladas o al ambiente de trabajo determinante, pues de no
existir tal hecho probado, no podría desprenderse, en ningún caso, la presunción legal, en la
medida en que no se tendría el hecho conocido para establecer el hecho desconocido.
-126-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
Apoyan lo dicho, las tesis que se citan a continuación:
"Quinta Época
"Instancia: Primera Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Tomo: CXXX
"Página: 596
"PRUEBA PRESUNCIONAL, INTEGRACIÓN DE LA. La prueba que los autores
contemporáneos consideran más eficiente en la búsqueda de la verdad, objetivo primordial de
todo proceso, o sea, la denominada circunstancial o presuncional, se integra mediante la
vinculación armoniosa de diversos indicios, apoyados a su vez por hecho o hechos
demostrados que en forma natural y lógica y con el menor esfuerzo mental de quien juzga,
llevan a revelar la existencia de un delito, su autor y forma de comisión, entre otros temas
fundamentales."
"Quinta Época
"Instancia: Primera Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Volumen: LXXXIV
"Página: 176
"PRUEBA PRESUNCIONAL. La mayor fuerza de la prueba presuncional, se deriva del
enlace lógico que pudiera haber entre en indicio y el hecho buscado y que proporcione, no
una probabilidad, sino una conclusión categórica, de tal suerte que si el indicio como
probabilidades, se ve atacado por un hecho contrario o diferente, no puede, en rigor,
establecerse que haya una conclusión lógica, ni por ende, que sea susceptible de engendrar
prueba plena, ya que esto sólo puede producirse si el indicio o indicios son categóricos y su
conjunto está íntimamente ligado con el hecho que se investiga."
Ahora bien, partiendo de las premisas dadas, corresponde considerar los dictámenes
periciales, de cuyo contenido deberá desprenderse no sólo la conclusión alcanzada por el
médico responsable sino también cuáles fueron las circunstancias tomadas en cuenta por éste
para llegar a determinado resultado y si tales conclusiones resultan de un estudio profundo,
acucioso, lógico, razonable y objetivo del problema planteado, pues de ellos depende,
precisamente, que la prueba merezca confiabilidad y credibilidad.
A fin de establecer tal confiabilidad, el dictamen deberá describir el ambiente laboral
individualizando los elementos perniciosos para la salud, es decir, considerar un análisis de
las condiciones de trabajo o, en su caso, el medio ambiente en que el trabajo se ha efectuado
-127-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
como determinante de la enfermedad, pues es precisamente a partir de éstos que puede o no
estimarse susceptible de producir el daño profesional.
Deberá igualmente determinar el diagnóstico de la enfermedad padecida, estableciendo las
manifestaciones de la lesión, su gravedad, la posibilidad de complicaciones y la consecuente
incapacidad para el trabajo.
Debe agregarse, a su vez, la narración de las condiciones personales del trabajador: edad,
sexo, constitución anatómica, predisposición, otras enfermedades padecidas, etc.
Cumplidos los presupuestos señalados, corresponde establecer la vinculación entre los
mismos, es decir, entre el trabajo y sus condiciones y la lesión incapacitante.
Retomando ahora el contenido de la tabla de enfermedades del artículo 513 de la Ley Federal
del Trabajo, aparece que encontramos en cada fracción del mismo dos elementos:
1. El padecimiento, que en algunos casos aparece debidamente definido con su denominación
técnica, v. gr. Bagazosis: afecciones debidas a la inhalación de polvos de bagazo, como en la
industria azucarera; suberosis: afecciones debidas a la inhalación de polvos de corcho;
estanosis; silicatosis; brucelosis; faringitis atrófica; hipoacusia, etc. y, en otros, mediante una
fórmula descriptiva, v. gr. afecciones debidas a inhalación de polvos de lana, afecciones
debidas a la inhalación de abrasivos sintéticos, etc.
2. a) Las diferentes actividades a que se dedican los trabajadores que puedan quedar afectadas
profesionalmente por cada padecimiento, v. gr., tolveros, cernidores y bagaceros,
trabajadores de la industria papelera y fabricación de abonos; trabajadores del corcho;
trabajadores de las minas de estaño, hornos y fundiciones del metal, o del óxido; trabajadores
expuestos a la aspiración de silicatos pulverulentos (tierra de batán, arcillas, caolín);
veterinarios, pastores, carniceros, ganaderos, ordeñadores, lecheros, técnicos de laboratorio,
personal de plantas para beneficio de la leche de cabra y de vaca, médicos, enfermeras,
enfermeros de veterinaria; trabajadores de las fundiciones, hornos, fraguas, vidrio, calderas,
laminación, etc.
2. b) El medio en el que el trabajador se ve obligado a laborar, v. gr. trabajadores expuestos
durante la combustión o fermentación de compuestos de carbono, gasificación de aguas
minerales y preparación de nieve carbónica, poceros y letrineros; ‘todas las actividades que
comprenden el riesgo de exposición a estos agentes’; obreros y campesinos provenientes de
zonas no infestadas ni endémicas, que sean contratados para realizar trabajos en zonas
infestadas o endémicas.
De los puntos expuestos deriva que el padecimiento es efecto específico de la tarea
-128-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
desempeñada, sea por el trabajo o por el ambiente laboral en que se desempeña. Pero debe
tenerse presente también la necesidad de un determinado tiempo de exposición, como
condición fundamental e inexcusable que puede ser variable para cada trabajador. Dicen
Esteban Nicolás Pavese y Guillermo Gianibelli, en su obra Enfermedades Profesionales en la
Medicina del Trabajo y en el Derecho Laboral: "lo decisivo en la posición diagnóstica de una
enfermedad profesional es la etiología" dado que "la enfermedad profesional propiamente
dicha es un acontecimiento habitual bajo condiciones de higiene y seguridad deficientes o
descontroladas. La noxa agresiva (agente agresor del ambiente; agente o influencia
perniciosa; cualquier agente capaz de producir daño en el organismo) se instala en el lugar de
trabajo en forma persistente, no potencial sino activa, sea en la tarea en sí, sea en el medio
ambiente en que se desarrolla, afectando siempre a más de un trabajador expuesto en las
mismas condiciones agresivas o tóxicas." Y citando a Achával: "son aquellas (las
enfermedades profesionales) que se originan y desarrollan en el ejercicio de una profesión,
producto de la acción reiterada y lenta de los elementos normales del trabajo."
Así, de conformidad con la ciencia médica y en referencia específicamente al primer capítulo
del artículo 513, que lleva por rubro: "Neumoconiosis y enfermedades broncopulmonares
producidas por aspiración de polvos y humos de origen animal, vegetal o mineral", aparece
que la definición de neumoconiosis no es un diagnóstico etiológico sino una denominación
genérica que significa únicamente la existencia de polvo depositado en los pulmones (de
neuma: pulmón; conio: polvo, partícula) lo que quiere decir que existe una variedad de
"coniosis" broncopulmonares que integran el cuadro nosológico de las neumoconiosis, por lo
que en materia de enfermedades profesionales podría no decir nada.
A partir de la definición apuntada, resulta que lo relevante para determinar la existencia de
una neumoconiosis como enfermedad profesional será atender a su etiología, lo que significa
determinar la causa de la enfermedad. Por tanto, las enfermedades profesionales que la Ley
Federal del Trabajo establece como neumoconiosis consideran la existencia de polvos en los
pulmones. Dichos polvos pueden ser de origen animal, vegetal o mineral, conforme a la
propia definición de la ley.
En este aspecto, resulta entonces que aparecen como tales las especificadas en todas las
fracciones de dicho capítulo (1 a 30) porque toda la clasificación efectuada deriva de la
inhalación de polvos como los principales contaminantes en el ambiente de trabajo. Todos
son de acción pulmonar y dañinos al sistema respiratorio.
Ahora bien, cuando la ley determina como profesionales las neumoconiosis y enfermedades
broncopulmonares con el origen ya mencionado, habrá que considerar qué debe entenderse
por enfermedades broncopulmonares: Alteración patológica de uno o varios órganos, que da
lugar a un conjunto de síntomas característicos, perteneciente o relativo a las estructuras
bronquiales y alveolares, que debe entenderse crónico, es decir, referente a una condición que
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
perdura o continúa durante un periodo de tiempo extendido.
Dado lo anterior, debe decirse que la bronquitis crónica es la inflamación persistente de la
mucosa de los bronquios, caracterizada por un gran aumento de la producción de moco
bronquial que produce tos y expectoración durante al menos 3 meses consecutivos durante 2
años.
La bronquitis industrial es la inflamación de las vías respiratorias principales de los pulmones
de los trabajadores expuestos a polvos, emanaciones de humo, vapores o brumas. Sus causas,
incidencia y factores de riesgo son la exposición a polvos, emanaciones de humo, ácidos
fuertes y otros químicos que transporta el aire. La exposición ocupacional a polvos de
asbestos, talco, sílice, algodón, lino y carbón, entre otros, en el sitio de trabajo es un factor de
riesgo.
Las enfermedades asociadas son, entre otras: asma ocupacional, bronquitis crónica,
neumoconiosis de trabajadores del carbón, silicosis y asbestosis.
Lo anterior lleva a concluir que al considerar el primer punto del contenido de cada una de las
fracciones del artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, es decir, el padecimiento, éste no
necesariamente deberá tener una denominación técnica, pues la propia ley establece que
puede determinarse mediante una fórmula descriptiva, en la que solamente se refieran las
afecciones debidas a inhalación de polvos y humos de origen animal, vegetal o mineral.
Igualmente, significa que dichas afecciones deberán ser broncopulmonares cuando se trate de
la aplicación del primer rubro de los contenidos en dicho artículo, así como de las
enfermedades de las vías respiratorias producidas por la inhalación de gases y vapores y, en
su caso, todos y cada uno de los diversos padecimientos contenidos en la tabla respectiva, en
la medida en que la propia ley no siempre considera la existencia de enfermedades
técnicamente definidas sino las distintas afecciones en la salud de los trabajadores
ocasionadas por los elementos dañinos que la propia ley prevé.
Por ello, con independencia de la denominación que el perito médico determine para el
padecimiento del trabajador, deberá atenderse a si se trata de una afección de las consideradas
en el artículo 513 de la ley laboral y la relación que ésta guarde con el trabajo desempeñado o
el medio ambiente en que éste se preste, sin que el hecho de que el perito omita darle un
nombre técnico al padecimiento del trabajador pueda ser un impedimento para que las Juntas
de Conciliación y Arbitraje determinen la profesionalidad de la enfermedad atendiendo a la
presunción legal estudiada.
Así, y tomando en consideración todos los puntos ya referidos, debe concluirse que, como
función jurisdiccional de las autoridades del trabajo en cuanto a determinar la existencia de
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
una prueba presuncional a favor del trabajador, no sólo pueden sino que deben establecer,
partiendo del resultado que arroje la prueba pericial en la que se contengan los elementos
mencionados en párrafos anteriores, una vez determinado el valor probatorio que a la misma
corresponde y dadas las razones de tal valoración, la aplicabilidad de alguna de las fracciones
del artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo. Deberán, asimismo, hacer la relación
circunstanciada de los hechos demostrados constitutivos de la acción intentada, a fin de
establecer la relación que éstos guardan con el resultado de la prueba parcial médica
correspondiente y, a partir de ello, establecer en cuál de las citadas fracciones del artículo 513
encuadra el presupuesto de la acción.
Entonces, si bien el perito, al realizar el dictamen médico que le corresponde, puede
establecer cuál de la fracciones del artículo 513 del la ley laboral corresponde a la
enfermedad que diagnostica, ello no es indispensable para determinar la afección que
corresponde al trabajador, pues atendiendo a los elementos que se han mencionado, las Juntas
de Conciliación y Arbitraje pueden hacerlo pues, precisamente, su función jurisdiccional es
determinar el derecho aplicable al caso concreto, a partir de los hechos demostrados y de las
pruebas aportadas al juicio.
Es importante destacar que cuando ninguno de los dictámenes médicos rendidos en juicio
resulten completos o suficientes, de manera que no permitan a las Juntas de Conciliación y
Arbitraje realizar una conclusión congruente para determinar la existencia o inexistencia de
una enfermedad profesional, ello no puede tener como necesaria consecuencia un laudo
absolutorio, pues el incorrecto desahogo de la prueba pericial ofrecida por la parte
trabajadora deberá dar lugar a la reposición del procedimiento respectivo, a fin de que la
autoridad ordene el correcto desahogo de dicha prueba, de manera que pueda contar con
todos los elementos necesarios para tomar una decisión fundada y motivada, atendiendo
principalmente al cuestionario propuesto por la oferente de la prueba, y si determina que el
dictamen en sí mismo considerado es incorrecto, deberá hacer a los peritos las preguntas que
juzgue convenientes sea en el momento mismo del desahogo de la prueba, en términos de lo
dispuesto por el artículo 825, fracción IV, de la Ley Federal del Trabajo o bien, una vez
recibido el proyecto de laudo correspondiente, ya que de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 886 de la Ley Federal del Trabajo, cualquiera de los miembros de la Junta puede
solicitar la práctica de cualquier diligencia que juzgue conveniente para el esclarecimiento de
la verdad.
Apoyan, por analogía, las tesis y jurisprudencias que enseguida se mencionan:
"Novena Época
"Instancia: Segunda Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: XI, abril de 2000
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"Tesis: 2a./J. 36/2000
"Página: 163
"PRUEBA PERICIAL EN EL JUICIO LABORAL. EL PERITO TERCERO EN
DISCORDIA DEBE RENDIR SU DICTAMEN SUJETÁNDOSE AL CUESTIONARIO
FORMULADO POR EL OFERENTE DE LA PRUEBA. Los artículos 821 al 826 de la Ley
Federal del Trabajo, regulan el ofrecimiento y desahogo de la prueba pericial, estableciendo
al efecto, que: a) dicho medio de convicción versará sobre cuestiones relativas a alguna
ciencia, técnica o arte, en la que deberán tener conocimiento los peritos propuestos por las
partes, quienes además estarán obligados a acreditar que se encuentran autorizados conforme
a la ley, en el caso de que la profesión o el arte de que se trate estuvieren legalmente
reglamentados; b) deberá ofrecerse indicando la materia sobre la que debe versar, exhibiendo
el cuestionario respectivo con copia para cada una de las partes; c) éstas deberán presentar
personalmente a su perito el día de la audiencia, salvo en el caso de que el perito
correspondiente al trabajador lo hubiere nombrado la Junta; d) los peritos protestarán
desempeñar su cargo con arreglo a la ley e inmediatamente después rendirán su dictamen,
excepto en el caso de que por causa justificada soliciten se señale nueva fecha para rendirlo;
e) la prueba se desahogará con el perito que concurra, a no ser que por causa justificada se
haya solicitado nueva fecha, pues en tal evento, la Junta deberá señalarla dictando las
medidas necesarias para que comparezca el perito; f) las partes y los miembros de la Junta
podrán hacer a los peritos las preguntas que estimen convenientes y, g) en caso de existir
discrepancia en los dictámenes, la Junta designará un perito tercero en discordia. Lo anterior
permite concluir, que aun cuando la designación de dicho perito tercero se hace en la última
fase del desahogo de la prueba pericial, pues supone el desacuerdo en los dictámenes de los
peritos designados por las partes, ello no significa que no les sean aplicables las reglas
establecidas en los preceptos invocados, ya que no existe motivo para establecer que estén
sujetos a un régimen procesal distinto; por tanto, el dictamen del perito tercero en discordia
necesariamente debe versar sobre la misma materia respecto de la cual dictaminaron los
peritos nombrados por las partes y, por ende, sujetarse al cuestionario formulado por el
oferente de la prueba, en razón de que todo perito, ya sea designado por las partes o por la
Junta, está obligado a emitir su dictamen conforme a las prescripciones legales.
"Contradicción de tesis 57/99. Entre las sustentadas por el Séptimo Tribunal Colegiado en
Materia de Trabajo del Primer Circuito y el Tercer Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo
del Cuarto Circuito. 31 de marzo del año 2000. Cinco votos. Ponente: José Vicente Aguinaco
Alemán. Secretaria: Martha Yolanda García Verduzco."
"Octava Época
"Instancia: Cuarta Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Tomo: VI, Primera Parte, julio a diciembre de 1990
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"Tesis: 4a./J. 11/90
"Página: 245
"PRUEBA PERICIAL EN EL JUICIO LABORAL. LAS PARTES DEBEN TENER
OPORTUNIDAD DE INTERROGAR AL PERITO TERCERO EN DISCORDIA. La regla
contenida en el artículo 825, fracción IV, de la Ley Federal del Trabajo que consagra el
derecho de interrogar a los peritos cuando rindan su dictamen, en relación con el artículo 781
del propio ordenamiento, que garantiza a las partes su intervención para que aporten todos los
elementos necesarios para el descubrimiento de la verdad y el pronunciamiento de un fallo
fundado y motivado, así como el derecho de interrogar a quienes intervengan en el desahogo
de las pruebas, permite considerar que las partes tienen el derecho de interrogar al perito
tercero, pues a través de las preguntas que se le hagan, la Junta estará en aptitud de
determinar el grado de razón, experiencia o información que sirve de sustento a su dictamen
y de apreciar las pruebas en su valor real para resolver como tribunales de conciencia. El
derecho de interrogar a los peritos, sean o no nombrados por las partes, constituye así una
formalidad del procedimiento de especial relevancia tratándose del tercero en discordia, por
cuanto su opinión puede resultar determinante en la decisión del asunto.
"Contradicción de Tesis 26/90. Sustentada entre los Tribunales Colegiados Primero y
Segundo del Cuarto Circuito. 10 de septiembre de 1990. Cinco votos. Ponente: Juan Díaz
Romero. Secretaria: Adriana Campuzano de Ortiz."
"Séptima Época
"Instancia: Cuarta Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Volumen: 81, Quinta Parte
"Página: 25
"PRUEBA PERICIAL, LA JUNTA DEBE DAR INTERVENCIÓN A LAS PARTES EN EL
DESAHOGO DE LA. Si bien es cierto que las Juntas, de acuerdo con el artículo 774,
fracción II, de la ley laboral, cuentan con la facultad de ordenar la práctica de las diligencias
que juzguen convenientes para el esclarecimiento de la verdad, también lo es que conforme al
artículo 768 del ordenamiento citado, en la recepción de la prueba pericial deben dar
intervención a las partes, para que éstas, o bien los miembros de la Junta, formulen las
preguntas y hagan las observaciones que consideren convenientes."
"Quinta Época
"Instancia: Cuarta Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Tomo: XCVIII
"Página: 275
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
"DILIGENCIAS PARA MEJOR PROVEER EN EL PROCEDIMIENTO OBRERO. El
artículo 532 de la Ley Federal del Trabajo, determina que, formulados los alegatos, el
presidente auxiliar preguntará a los otros representantes, dentro de las veinticuatro horas
siguientes, si necesitan mayor instrucción para mejor proveer; que en caso afirmativo, podrán
acordar, por mayoría de votos, la práctica de cualesquiera diligencias que estimen necesarias
para el mejor esclarecimiento de la verdad, y que se llevarán a cabo esas diligencias en la
misma forma que las promovidas por las partes, entendiéndose continuada la audiencia para
tal objeto, exclusivamente, sin que la Junta pueda acordar, con posterioridad, la recepción de
ninguna otra prueba. Ahora bien, el espíritu que animó al legislador para establecer esa regla
procesal, fue el de que los integrantes de las Juntas tuvieran a su alcance todos los medios
indispensables para ilustrar su criterio y poder estar en posibilidad de emitir sus votos, con
conocimiento de causa, y por lo mismo, cualesquiera diligencias o clase de pruebas que se
mandan practicar por esas Juntas a petición de uno de sus representantes, ya sea del capital o
del trabajo, y con el carácter de para mejor proveer, no están sujetas a la actividad o
inactividad de los interesados, y por tal motivo, una vez acordada por esas Juntas, el
desahogo de pruebas de la calidad antes dicha, están obligadas a esperar sus resultados,
haciendo, en todo caso, uso de los medios de apremio para conseguir su objeto. Por tanto,
cuando los peritos médicos nombrados por las partes, no produzcan sus dictámenes dentro
del término concedido por la Junta respectiva, ésta debe conminarlos para que acaten su
decisión, y obtenidos esos dictámenes, tomarlos en cuenta en su laudo; pues si la aludida
Junta, indebidamente no espera el resultado de esa prueba pericial, antes de dictar su laudo,
con ello ocasiona un daño a la parte agraviada, que trae consigo una violación de garantías
individuales, que hace procedente el amparo, para que se dicte un nuevo laudo en el que se
aprecien los referidos dictámenes, obtenidos a virtud de la determinación de para mejor
proveer."
De conformidad con lo razonado, este órgano colegiado considera que deben prevalecer los
criterios establecidos en la presente resolución y determina, de acuerdo con lo dispuesto en el
artículo 195 de la Ley de Amparo, que los criterios que deben regir con carácter
jurisprudencial, quedan redactados con los siguientes rubro y texto:
ENFERMEDAD PROFESIONAL. CORRESPONDE A LAS JUNTAS DE
CONCILIACIÓN Y ARBITRAJE DETERMINAR LA APLICACIÓN DE LAS DIVERSAS
FRACCIONES DE LA TABLA CONTENIDA EN EL ARTÍCULO 513 DE LA LEY
FEDERAL DEL TRABAJO. Si bien el perito médico, al rendir su dictamen en la prueba
pericial, suele determinar la aplicabilidad de alguna fracción del artículo 513 de la Ley
Federal del Trabajo al problema técnico que dictamina, lo cierto es que no puede estimarse
que ello obligue a la Junta a tomar en cuenta esa correlación, pues no debe confundirse el
diagnóstico de una enfermedad, con el deber de las Juntas de Conciliación y Arbitraje de
fundar y motivar adecuadamente su laudo en términos de lo dispuesto en los artículos 841 y
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
842 de la Ley Federal del Trabajo; por tanto, no reside en el profesional médico la facultad de
resolver la controversia jurídica planteada, sino a la Junta a través de la adecuación de la
norma general al caso particular.
ENFERMEDAD PROFESIONAL. LA DECLARACIÓN DE SU EXISTENCIA POR LAS
JUNTAS DE CONCILIACIÓN Y ARBITRAJE, DEBE SUSTENTARSE EN UN
PROCESO LÓGICO JURÍDICO DE VALORACIÓN. De conformidad con el artículo 842
de la Ley Federal del Trabajo, las Juntas de Conciliación y Arbitraje, deberán considerar los
hechos alegados y probados por las partes en la demanda y su contestación, por lo que debe
haber una relación de concordancia entre lo solicitado por éstas y lo resuelto por el juzgador.
En ese tenor, el laudo que pronuncie la Junta estableciendo o no la existencia de una
enfermedad profesional, debe sustentarse en un proceso lógico jurídico de valoración,
teniendo como apoyo el resultado de la prueba pericial, en relación con los hechos
constitutivos de las acciones intentadas, así como los de las defensas y excepciones opuestas.
ENFERMEDAD PROFESIONAL. PARA DETERMINAR SU EXISTENCIA DEBE
ATENDERSE AL TRABAJO DESEMPEÑADO O AL MEDIO AMBIENTE EN QUE
ÉSTE SE PRESTE, MÁS QUE A SU NOMBRE. Tanto la ley como la jurisprudencia de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, coinciden en estimar que de acuerdo con la ciencia
médica, ciertas enfermedades afectan, por lo general, a las personas dedicadas a determinada
actividad laboral. Ahora bien, siempre que un trabajador presente un padecimiento que se
encuentre comprendido en una determinada fracción de la tabla contenida en el artículo 513
de la Ley Federal del Trabajo, y su actividad específica o tipo de industria o zona donde
labora estén contemplados en ella, tiene a su favor la presunción legal de que es del orden
profesional, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 476 de la referida ley, de manera
que no basta para calificar el origen profesional de una enfermedad, la presencia de alguna de
las afecciones mencionadas en el citado precepto legal, sino que es indispensable que la
afección se encuentre relacionada con la actividad, la industria o zona referidas en el mismo
apartado, por lo que estos elementos deben considerarse como la base fundamental para que
las autoridades del trabajo puedan establecer la existencia de un padecimiento del orden
profesional y atender a ellos, más que al nombre que corresponda a la enfermedad de que se
trate. Por tanto, con independencia de la denominación que el perito médico determine para
el padecimiento del trabajador, deberá tomarse en cuenta si se trata de una afección de las
consideradas en el referido artículo 513 y la relación que ésta guarde con el trabajo
desempeñado o el medio ambiente en que éste se preste, máxime que la primera parte de cada
una de las fracciones de dicho precepto permite que el padecimiento se establezca mediante
una fórmula descriptiva y no con una denominación técnica.
ENFERMEDAD PROFESIONAL. LA DETERMINACIÓN DE SU EXISTENCIA POR
LAS JUNTAS DE CONCILIACIÓN Y ARBITRAJE, DEBE HACERSE CON BASE EN
LOS HECHOS DEMOSTRADOS Y EL RESULTADO DE LA PRUEBA PERICIAL
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
MÉDICA RENDIDA EN JUICIO.-Para establecer el origen profesional de una enfermedad,
son requisitos indispensables, los siguientes: 1. Que se encuentre demostrado el hecho
constitutivo de la demanda en lo que se refiere a las actividades desarrolladas o al ambiente
en que éstas se lleven a cabo, pues de no existir tal hecho probado, no podrá desprenderse la
presunción legal, ya que no se tendría el hecho conocido para establecer el hecho
desconocido. Es decir, en la medida en que se conoce la actividad o el medio ambiente puede
llegarse al vínculo causal, como lo exige el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo. 2. Que
se considere el contenido del dictamen pericial, del que deberá desprenderse no sólo la
conclusión alcanzada por el médico responsable sino también, razonablemente, cuáles fueron
las circunstancias para llegar a ella. Ahora bien, para apreciar la confiabilidad y credibilidad,
de tales circunstancias, deben tomarse en consideración los siguientes elementos: a) el
ambiente laboral, individualizando los elementos perniciosos para la salud, es decir,
considerar un análisis de las condiciones de trabajo o, en su caso, el medio ambiente en que el
trabajo se ha efectuado como determinante de la enfermedad; b) el diagnóstico de la
enfermedad padecida, especificando las manifestaciones de la lesión, su gravedad, la
posibilidad de complicaciones y la consecuente incapacidad para el trabajo; y c) las
condiciones personales del trabajador como edad, sexo, constitución anatómica,
predisposición, otras enfermedades padecidas, etcétera; asimismo, que se tenga presente la
necesidad de un determinado tiempo de exposición, como condición fundamental e
inexcusable que puede ser variable para cada trabajador, pues lo decisivo en el diagnóstico de
una enfermedad profesional es la "etiología", que significa determinar la causa de la
enfermedad. En congruencia con lo antes expuesto, se concluye que las autoridades del
trabajo para determinar la existencia de una enfermedad profesional que derive de la
aplicabilidad de alguna de las fracciones de la tabla contenida en el artículo 513 de la Ley
Federal del Trabajo, deben tomar en consideración los hechos constitutivos de la acción
intentada y la relación que éstos guardan con el resultado de la prueba pericial médica
rendida en juicio, por lo que una vez determinado su valor probatorio y dadas las razones de
tal valoración podrá establecerse la procedencia o improcedencia de la acción intentada.
Por lo expuesto y fundado se resuelve:
PRIMERO.-Sí existe la contradicción de tesis denunciada, entre los criterios sustentados por
el Sexto y Décimo Tercer Tribunales Colegiados en Materia de Trabajo del Primer Circuito,
al resolver los asuntos precisados en los resultandos tercero y cuarto de este fallo.
SEGUNDO.-Se declara que debe prevalecer con el carácter de jurisprudencia el criterio
establecido por esta Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, contenido en
las tesis que han quedado redactadas en la parte final del último considerando de la presente
resolución.
Notifíquese; remítanse de inmediato las tesis jurisprudenciales que se establecen en este fallo
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 17/2003-SS.
a la Coordinación General de Compilación y Sistematización de Tesis y la parte considerativa
correspondiente para su publicación en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
así como al Pleno y a la Primera Sala de la Suprema Corte, a los Tribunales Colegiados de
Circuito y Juzgados de Distrito, en acatamiento a lo previsto por el artículo 195 de la Ley de
Amparo y, en su oportunidad, archívese el expediente.
Así lo resolvió la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad
de cuatro votos de los señores Ministros Genaro David Góngora Pimentel, Sergio Salvador
Aguirre Anguiano, Guillermo I. Ortiz Mayagoitia y Presidente Juan Díaz Romero. Fue
ponente el señor Ministro Genaro David Góngora Pimentel.
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