Cinco Propuestas para la reforma constitucional en clave federal

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COMENTARIOS AL DOCUMENTO CINCO PROPUESTAS PARA LA REFORMA CONSTITUCIONAL
EN CLAVE FEDERAL
Francisco Xabier Albistur Marin.
Peru Bazako
Iniciamos estas líneas poniendo de manifiesto nuestro apoyo a todo proyecto que intente
aportar una reflexión nueva y una propuesta de solución a un problema de raíces políticas,
sociales y territoriales que se evidencia cuando en el ámbito político español se
constitucionaliza el modo de organización política vigente y en particular el “por venir”, desde
la Constitución de 1812 y se prolonga durante toda la historia de las constituciones propuestas
en España. Todas ellas planteadas como normas supremas escritas y con pretensiones de
omnicomprensividad, pero donde no acaban de encontrar encaje los fueros vascos y navarros,
ni el catalanismo político, ni el nacionalismo vasco.
1.-El botón rojo y el punto de partida.
Es decir destacamos lo expuesto en la Introducción del documento en relación a la debilidad
del encaje en el Estado Constitucional de aquellos territorios en los que las demandas de
autogobierno son mayores y gozan de un amplio respaldo social. Llevamos dos siglos de
conflicto territorial e ideológico, dramático en sus expresiones sociales, intransigente y con
imposición de parte en sus formulaciones políticas, apenas racionalizadas y analizadas desde el
sentido común, la constancia y comprensión de los hechos, la ausencia de prejuicios
ideológicos o partidistas y el derecho comparado internacional. No es que haya faltado quien
estudiara y opinara con rigor tratando de aportar ideas prudentes para proporcionar vías de
solución. Lamentablemente ha predominado la antítesis defendida por Ortega entre hacer
política y hacer definiciones. Aquella sin estas o estas sin aquella acaban en un problema
irresuelto y duradero.
En nuestra observación, este es el “botón rojo” que permite el acceso a una formula o
procedimiento de solución eficaz para una configuración del Estado donde la convivencia no
esté sujeta a permanentes tensiones centrípetas y centrífugas y permita la adhesión a un
proyecto común acordado y creíble por todas las partes singulares y reconocidas como
diferentes.
Consideramos de importancia e interés hacer una propuesta de nueva adecuación ordenada
de la organización del Estado. Entendemos que para este fin una propuesta federal es más
poderosa que las correcciones al actual Estado de las Autonomías. Una Constitución federal,
establece un orden y una organización, fija los entes federados, las competencias de las partes
y el todo y determina una forma de distribución del poder sin incertidumbres.
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En absoluto ponemos en duda o vacilamos ante la propuesta de una solución federal para
España. Nos parece incluso necesario de acuerdo con lo expuesto iniciar el debate del
proyecto en el ámbito público y político con una completa transparencia. No vemos que haya
razones económicas, sociales e institucionales para soslayarlo y anularlo una vez más o
plantear una reforma de la Constitución. Pero si situamos nuestra observación a la propuesta
del Documento en una posición de partida que nos parece ineludible si se quiere alcanzar un
resultado político positivo y sumador de voluntades. Para ello hacemos nuestras las notas que
un convencido federalista europeo Manuel de Irujo escribía el 8 mayo de 1977 en El País:
“Parte el federalismo de la constatación de la existencia de entes naturales, con personalidad
propia que tienen derecho al pleno desarrollo de esa personalidad que la sociedad tiene la
obligación de defender y ayudar.
Todos estos entes naturales tienen soberanía propia y no delegada en su ámbito geográfico, y
en el ámbito de su actividad propia y específica, no debiendo ceder a una instancia superior
aquello que pueda hacer por sí mismo con eficacia y sin merma de sus obligaciones de
solidaridad, sin el ejercicio de los cuales no pueden alcanzar el desarrollo de su propia
personalidad”.
Traemos a colación esta cita, dado que aun cuando coincide con el objetivo último de los
autores del documento que estamos analizando, respecto de lograr un estado más eficaz, más
democrático y más integrador, parte de unos principios, posiblemente, diferentes y que
dudamos puedan estar presentes en cualquier reforma sobre la organización territorial del
poder del estado que se pueda dar en la actual coyuntura. Hoy en día, la opinión pública ha
sido predispuesta, por los grandes partidos estatales, para aceptar una solución unitaria y
uniformizadora y para el no reconocimiento de la diferencia, del hecho diferencial, en el que se
pueda reconocer poder político a las diversas naciones que conviven en el estado español, es
más, se niega la existencia de las mismas expresando que la única nación existente es la
española (menos mal que los nacionalistas son los otros).
Manuel de Irujo, en esa cita, trae a colación esta otra realidad, una realidad de rabiosa
actualidad que no se quiere afrontar por parte del estado: la existencia o coexistencia dentro
del mismo de diversas naciones, de diversas identidades, sin ningún tipo de relación de
primacía o subordinación entre ellas. Este es el problema político que debería de afrontar
cualquier diseño que se quiera formular sobre la organización del poder territorial en el estado
y que quiera contar con la participación de las fuerzas nacionalistas. Aspecto donde
entendemos que, siendo su gran reto, es donde ha fracasado el estado autonómico. En este
sentido podríamos citar, entre otros, a Luis María Diez Picazo que en la Revista de Occidente
nº 229 señala que “El mayor problema político de la España democrática….hallar una
articulación que permita la integración de personas y grupos con identidades nacionales
distintas”. Otro tipo de planteamientos, no dudamos que pueden ser convenientes e incluso
deseables para aquellas regiones que no tengan una identidad nacional diferenciada y con las
que se quiera mejorar la racionalidad del actual diseño autonómico.
2.- Observaciones críticas al documento.
1.- El documento debe presentar una coherencia con el procedimiento y método del objetivo
que se propone cuando dice: Las propuestas aquí defendidas podrían servir como punto de
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partida para un debate sereno y riguroso sobre nuestros problemas de articulación territorial
del poder. Un debate en el que las fuerzas políticas nacionalistas moderadas tienen un lugar
destacado.
Para lograrlo es imprescindible adquirir unos hábitos de expresión que eviten irritaciones
estériles y obstaculizadoras de una reflexión serena y rigurosa. Es decir conceptos como
veleidades secesionistas, radicalización de las demandas nacionalistas, maniobra de distracción
aplicada a la reforma del Senado, calculo desfasado respecto al cupo vasco y navarro, anomalía
foral, elemento desestabilizador (foral), etc… deben evitarse por el simple hecho de ser juicios
de valor subjetivos que nada aportan.
2.- La apelación al espíritu de la Transición tiene un valor histórico ya lejano como referente a
imitar o como motivación para adoptar actitudes nuevas de pacto y acuerdo. No es un activo
extrapolable en el tiempo para el colectivo de los que fueron testigos y es un enunciado
impreciso para las nuevas generaciones. Se debe buscar una motivación actualizada fundada
en la sociedad actual, nueva formula de consenso político y una nueva formulación de
aceptación universal de dicho consenso.
3.- La apelación a las opiniones del Rey como cita de autoridad para dinamizar el consenso está
fuera de lugar ya que en materia de ordenación del estado y reconocimiento de las
nacionalidades el Rey no tenido un papel ni activo, ni conciliador.
4.- La desaparición del Senado es una opinión perfectamente argumentable y sustentable pero
no debe convertirse en objetivo de la propuesta federal ya que ésta se puede hacer tanto si
existe como si se suprime. En nuestro criterio tiene sentido precisamente por las razones que
según los autores del documento justifican su desaparición.
Se plantea: En este sentido, y frente al tan estéril debate sobre la reforma del Senado, se
propone su supresión, habida cuenta que el federalismo comparado confirma que la
integración se logra hoy en día de forma más efectiva a través de órganos de cooperación
intergubernamental como las Conferencias de Presidentes y de Ministros.
Los Órganos de Gobierno del Estado Federal son órganos políticos con funciones legislativas y
de control de las funciones ejecutivas del Gobierno y Gobiernos Federales. Fundamentar uno
de los objetivos políticos claves del federalismo como es la integración a un órgano de
cooperación intergubernamental que no sobrepasa el nivel de la ejecución y coordinación de
la gestión pública no ofrece suficientes garantías democráticas. Precisamente es necesaria la
existencia de una Cámara de Representación Territorial (Estados Federados) que mediante su
capacidad legislativa en materias específicas y el ejercicio del control de los órganos ejecutivos
que protagonizan la coordinación sea garante del buen fin que los autores persiguen con el
proyecto federal; lograr un funcionamiento más eficaz del Estado y, en consecuencia, una
mejor prestación de los servicios al ciudadano: fortalecer la integración política al garantizar
la diversidad y el autogobierno de los Estados miembros.
5.- La aseveración formulada con esta frase “el pacto federal supondría el abandono de los
objetivos independentistas” tiene un tono impositivo que no concuerda con los fines creativos
que persigue el documento. En todo caso una decisión política de este carácter corresponde a
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la libre voluntad de los implicados y no podrá ser resultado de condición, imposición o
amenaza alguna. Es la consecuencia de un proceso de acuerdo y pacto, no pudiendo ser nunca
una condición previa pues, en tal caso, se bloqueará cualquier tipo de acuerdo. Apoyamos
nuestra observación en la opinión del Profesor Javier Villanueva en su ensayo “Federalismo,
Nacionalismo y Autodeterminación en el País Vasco”: “Una federación multinacional (de la
que hablaremos más adelante) que pretenda satisfacer al nacionalismo vasco debe admitir,
por consiguiente, la incertidumbre de un futuro abierto a la posibilidad de una separación. Si
ésta posibilidad no se reconociera no habría manera de paliar el temor a quedarse sin
garantías, atados y supeditados a una mayoría electoral “ajena”, por parte de los
nacionalismos que se saben minoritarios en la federación.
Ahora, restaría por saber si la federación multinacional puede encajar esa falta de certezas
sobre su futuro, dada la consustancial ambigüedad de un partenaire que está en ella porque no
tiene el apoyo necesario para “salirse”. Este problema, así planteado, de forma pura y dura,
parece irresoluble, permanentemente abocado a la desconfianza recíproca, al desencuentro, a
la inestabilidad, al conflicto insoportable...” De ahí que primero es el pacto y después las
consecuencias políticas.
6.- Puestos a suprimir el art.2, y el Titulo VIII, proponemos la supresión, por su sinsentido
democrático e incoherencia histórica, del art. 8.
7.- La modificación del mapa autonómico es posible que sea oportuna, ahora bien, ella trae
causa en la decisión adoptada en su día como fue la del “café parra todos”. Dicha solución no
fue dada ni deseada por los partidos nacionalistas, sino que la dieron los dos grandes partidos
estatales, partidos que luego no han sabido, o no han querido, reducir las estructuras de un
estado centralizado, con lo cual la dualidad de instituciones, en algunas materias, es una
realidad incontestable. Por ello, a nuestro juicio, cualquier reforma se va a encontrar, al
menos, con los siguientes problemas adicionales de índole política:
Resistencia de los ciudadanos a renunciar, después de más de 30 años, a una
organización autonómica, que pese a sus defectos, tiene un saldo favorable respecto
de la consecución del estado de bienestar.
El “modus operandi” de los partidos políticos (se ha creado una clase política
autonómica bastante numerosa con su correspondiente clientelismo y ello puede
generar problemas de cambio y movilidad) y en los sedimentos sociológicos
acumulados durante 35 años de democracia.
La reforma de las estructuras del estado, en cuanto que las mismas han pervivido en el
estado autonómico, duplicándose con las propias de las comunidades autónomas.
Estructuras que si nadie se preocupa de las mismas sobrevivirán a cualquier tipo de
reforma. Este problema lo pone de manifiesto Herrero de Miñón cuando señala que:
“Las Comunidades autónomas se han configurado como reproducciones a escala de las
instituciones políticas y administrativas del Estado…Pero además se han opuesto al
viejo Estado centralizado incapaz de reducir sus antiguas estructuras sobre las pautas
del federalismo dual.”
Es evidente que un cambio de la magnitud que se propone en el documento pondrá a prueba
la visión, el compromiso y la generosidad de los dos grandes partidos políticos españoles,(ellos
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son los que más tensiones internas van a sufrir), y, sobre todo, la verdad de su tan proclamada
vocación de servicio a España y a su modernización.
No correremos el riesgo de apostar por una determinada nueva clasificación autonómica o
federal. Tal caso debería ser objeto de consulta a la ciudadanía española y en particular a la de
las comunidades afectadas. Sí queremos subrayar la subjetividad que estas propuestas
esconden, cuando no manifiestan un “hacerse trampas propias”. Es decir, querer aprovechar la
propuesta de reordenación para liquidar asuntos históricos y constitucionales pendientes de
resolución, que no son de ordenación administrativa o de diseño geográfico, como es el caso
de la relación de Navarra y el País Vasco que tiene su propio tratamiento y procedimiento de
actuación en el texto constitucional. Tratamiento y procedimiento, por cierto, no respetado ni
reconocido por los defensores de una inclusiva y exclusiva españolidad.
8.- No parece muy estimulador para iniciar una tarea o más bien un reto arriesgado como el
que se propone en el documento ceder todo el protagonismo de la negociación a los dos
partidos con mayor representación en las Cortes Generales. Aún menos el confiarles que sean
capaces de llegar a un acuerdo en el que quepan cómodamente los nacionalistas vascos y
catalanes. Todo ello sin haberles dado parte en la negociación y hurtándoles, como a otros
partidos minoritarios, su presencia en el debate y en la exposición de sus opiniones y sus
visiones respecto al encaje de su modelo político en un futuro e hipotético modelo federal
para España. No abundaremos en un asunto que por constituir uno de los errores de la
transición ha constituido objeto de desgaste y desencuentros perdurables en la vida política
española. Por todo comentario nos remitimos a la opinión autorizada de Herrero de Miñón,
padre de la Constitución y experimentado sobre este particular: Es indispensable un pacto
bilateral entre dos o más fuerzas políticas que induzca el más amplio y hondo Pacto de Estado
entre todas las fuerzas políticas, tanto estatales como las de Cataluña y Euskadi, génesis de la
reconversión convencional de nuestra Constitución en un sentido plurinacional que estabilice
definitivamente nuestro sistema autonómico. Si aquel es un pacto para gobernar, este ha de
ser un compromiso para pactar, entre sí y con todos los demás. Queda claro, lo contrario es
prorrogar el problema
9.- La coyuntura actual pensamos que es absolutamente desfavorable para que ningún partido
plantee, con ánimo de llevar a buen término, una modificación constitucional de este alcance.
Los vientos uniformizadores se invocan todos los días por los políticos del partido del poder y
por todos los medios de comunicación que están “en su onda”, no existe espacio o tertulia
donde no se haga una crítica feroz al estado autonómico, como impulsor del derroche, de los
gastos faraónicos y de la ineficacia tanto de sus estructuras administrativas, (todas están
hinchadas y prácticamente sobran), como de sus inversiones, olvidándose, no sabemos si por
ignorancia o por mala fe, de que las grandes inversiones en las grandes infraestructuras son
todas competencias del estado, trenes de alta velocidad sin viajeros, aeropuertos sin aviones y
sin pasajeros…., todo ello, por no cuestionar el paradigma de la eficacia personificada como es
el sector privado y dentro de él el bancario, sector que, como todos sabemos, en información
reciente ha recibido de cada español la cantidad de 1.800 € en concepto de rescate del pasado
ejercicio.
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En este sentido, no podemos desdeñar y pasar por alto, el riesgo político que puede existir en
iniciar una reforma, ésta u otra, y que los resultados de la misma sean absolutamente
diferentes de los objetivos que la misma pretendía. Este es un riesgo que insistimos debe de
ser valorado.
3.- Observaciones para alcanzar el objetivo por una vía eficaz.
La propuesta Federal que el documento esboza, tiene como objeto fundamental según
manifiestan sus autores, “garantizar la unidad del Estado, ofreciendo un proyecto ilusionante
de Estado integrador a las fuerzas políticas nacionalistas del País Vasco y de Cataluña”.
De nuevo debemos llamar la atención sobre los apriorismos que se cuelan en el texto. La
unidad del Estado en un proyecto Federal de reforma de la distribución territorial del poder
nunca podrá ser un principio y menos el principio, sino la consecuencia de un proceso de
reconocimiento mutuo entre los entes federados y del pacto consecuente. Pero en ese caso el
fin último será la unidad de la Federación que representa la el pacto, la solidaridad y la
cooperación, simbolizada en el Estado, fruto del acuerdo de los Estados Federados.
La sacralización de la Unidad del Estado como principio fundamental, que condiciona e incluso
llega a subordinar la voluntad de pueblos y ciudadanos, no es un principio democrático en
cuanto no es el resultado de un convencimiento colectivo y un fin abordado de forma
consensuada. En todo caso el concepto de unidad emana de un reconocimiento personal y
colectivo explícito y libre, nunca impuesto.
Esta observación nos lleva a plantear a este proyecto federal que se nos presenta, una
pregunta fundamental a responder previamente y que condiciona la orientación del proyecto y
la estrategia política para llevarlo a buen fin.
¿Puede un proyecto federal proponerse como una vía eficaz, justa y estable para articular a
sociedades plurinacionales, mediante reglas democráticas que acomoden su diversidad
interna?
Hemos reconocido que un Estado federal puede ser un instrumento para introducir orden ante
la desconfianza autonómica actual y en las tentaciones recentralizadoras. Pero un proyecto
federal no puede volver a ocultar los problemas que siguen subyaciendo como lo hizo la
constitución del Estado de las Autonomías.
La autonomía política en la historia de España se observa como expresión de un derecho
histórico prexistente o del reconocimiento de una realidad política singular. H. de Miñón los
define como parte sustantiva de la Monarquía. La desaparición de estas autonomías o los
intentos de desaparición en diversos acontecimientos históricos, por conquista o por procesos
constitucionales, pretendieron la liquidación de su propia personalidad, la que tuvieran en ese
momento, y su reducción a las pautas del derecho común. Cuando se restaura la democracia y
con ella se promueve la descentralización autonómica se hace desde planteamientos políticos
que eluden activamente el reconocimiento de la diferencia para aplicar una generalización. El
ya común y popular dicho “café para todos”. Concluye H. de Miñón y coincidimos con él: Se
olvida con ello que la autonomía particular no era una excepcionalidad gratuita y como tal un
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privilegio odioso, sino la expresión espontanea de un hecho distinto. Al no tener en cuenta la
causa de la autonomía se trata de extender esta sin que exista hecho diferencial alguno.
Estamos subrayando la idea base que motiva el documento con su propuesta federal y que los
autores la exponen en los siguientes términos con los que también coincidimos: Pero, sobre
todo, las reivindicaciones de las fuerzas nacionalistas, y la radicalización de determinados
discursos ha confirmado que el Estado Autonómico tampoco ha resuelto un problema
estructural e histórico de nuestro país, el encaje en el Estado Constitucional de aquellos
territorios en los que las demandas de autogobierno son mayores y gozan de un amplio
respaldo social.
A partir de esta coincidencia marcamos nuestra diferencia en la orientación del Proyecto
federal. No podemos volver a plantear la organización de un Estado garante de la convivencia
entre ciudadanos con diferentes percepciones identitarias, que habitan en territorios con
diferencias culturales y lingüísticas sin que se reconozcan las diferencias en las aspiraciones
políticas existentes, entre las que destaca la construcción nacional como objetivo político.
El desenfoque sobre cuales son los objetivos que impulsan las reivindicaciones en los
territorios en los que son mayores las demandas de autogobierno, se han explicitado de forma
clara y sin formulaciones extremas en múltiples ocasiones por parte de los diferentes líderes
de los partidos nacionalistas, otra cosa es que no se haya prestado atención o, sencillamente,
que no aprecien tanto el Gobierno de España como los grande partidos, aquellas ideas que
estén formuladas con moderación y prudencia pero, a la vez, con claridad. Podemos traer a
colación la cita recogida por el profesor Castell, en su libro “El Hecho Diferencial de Vasconia.
Evidencia e Incertidumbres”, del Presidente Pujol, con ocasión del debate sobre el Estado
Autonómico que tuvo lugar en el Senado, el 26 de Setiembre de 1994: “ El objetivo principal del
autonomismo catalán no es el de la descentralización (…) no es tampoco la denominada
profundización democrática (…). La principal razón es la conciencia de nuestra identidad, la
voluntad de defenderla y fortalecerla. Reclamamos el autogobierno, sobre todo porque
creemos que lo necesitamos para seguir siendo catalanes. El objeto es la conservación y el
fortalecimiento de una identidad diferenciada dentro del conjunto de España”.
No reaccionar ante este tipo de discursos, esconder la cabeza, no intentar encontrar
soluciones compartidas, pueden ser el caldo de cultivo y las razones últimas de tener que
afrontar, en la actualidad, unas posiciones mucho más duras y complejas.
Cualquier propuesta de reforma del sistema político español en lo que se refiere a la
organización del Estado y a la participación de su sociedad plural, necesita incorporar al
nacionalismo vasco y catalán y añadiríamos el gallego aun en su difusa expresión pública. Esta
realidad estimamos que únicamente puede ser discutible desde la obcecación.
En consecuencia apuntamos:
1. Que un proyecto federal debe der un proyecto de Federalismo Plural o Plurinacional
que en definición del profesor Ferran Requejo comprende acuerdos sobre el
reconocimiento de la realidad plurinacional, acuerdos asimétricos sobre el
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autogobierno de las unidades nacionales, y acuerdos sobre el gobierno compartido de
la Federación.
2. Que es imprescindible estudiar los modelos de acuerdos y de prácticas federales
fundamentales para aunar e integrar en un proyecto común un mosaico social, político
e institucional que ofrece una complejidad específica dada la suma de asimetrías y
peculiaridades del Estado español.
3. Que el fin es aunar e integrar un país radicalmente asimétrico, dada la confluencia de
hechos peculiares, la existencia de naciones distintas a la predominante, con lo que
supone de distintas identidades, culturas y lealtades nacionales, y, por tanto, de una
realidad plurinacional que cuestiona radicalmente la afirmación de un único pueblo
español y una única soberanía nacional.
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Que es ineludible mantener los hechos diferenciales reconocidos por la Constitución y
el resto del bloque de constitucionalidad y que nadie cuestiona: como la lengua, el
reconocimiento de los derechos históricos, la organización interna: los Cabildos
insulares, los Consells territoriales y los Territorios históricos vascos, derecho civil
foral.
5. Que es necesario trabajar y proyectar con rigor un nuevo esquema territorial
partiendo de un total de 17 comunidades autónomas reconocidas, con una diferencia
sustancial entre las que se sienten naciones diferenciadas y aquellas otras que se
sienten regiones de España, independientemente de que algunas de ellas puedan
esgrimir una personalidad histórica milenaria.
6. Que se requiere:
a) llegar a encontrar una pauta de identidad compartida que soporte un
proyecto común, un vínculo respetable y respetado que no tiene por qué ser
definido de la misma forma en las diferentes naciones de la federación.
b) que debe ser convenido como un motivo lo suficientemente fuerte y claro
para impulsar una empresa colectiva osada como es la transformación del
estado en una federación multinacional y para darle un tiempo razonable de
prueba.
c) el convencimiento sobre su necesidad y conveniencia, porque hay fe en que
reporta ventajas claras a todos los entes individuales y colectivos implicados
Lanzarse al estadio de juego con un proyecto político de federalismo multinacional en un
conglomerado de diversidades culturales, lingüísticas y políticas, posturas preconcebidas,
atavismos, intereses locales y personales confundidos, desigualdades relativas de desarrollo
económico y renta, distribución compleja del poder, etc… no puede hacerse de cualquier
forma.
El federalismo y en particular el plurinacional están en manos de las fuerzas políticas
calificadas por sí mismas como españolistas. Que sea tan exclusiva la dependencia de las
fuerzas mayoritarias por parte del sistema político español es una sombra sobre una propuesta
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de federación plurinacional, como lo es también una dificultad para construir una identidad
común, dado que exige un empeño, una generosidad, una solidaridad, y un convencimiento
que no se ve hoy día en las élites políticas azuzadas y condicionadas desde una inconcebible
extremista e irracional presión mediática en una democracia madura.
El profesor Solozabal comentó hace varias décadas, que la viabilidad de una federación
multinacional requiere tres condiciones especiales: convencimiento de la federación, líderes
carismáticos y acontecimientos que la impulsen. Aunque la crisis económica del Estado y de las
Comunidades Autónomas ha abierto el cajón de los asuntos olvidados y propiciado un
acercamiento como mínimo intelectual a una solución federal, es evidente que el
convencimiento, salvo oportunismos de actualidad y los liderazgos transformadores brillan
por su ausencia en el conjunto del ámbito político español.
Haec sic stantibus, nos parece oportuno el continuar con la propuesta federal, pero con una
clara indicación de plurinacional, faceta que la propuesta analizada no parece incorporar,
siendo a nuestro juicio más tributaria de un federalismo cooperativo que del federalismo
plurinacional o asimétrico que estimamos que podría ser una solución para la convivencia. El
documento o propuesta se ven influidos por residuos uniformizadores y deterministas,
condicionadores del debate para un acuerdo antes de iniciarse. A este reto, para el que
reconocemos que el esfuerzo necesario a realizar por todas las partes es grande, merece darle
una oportunidad, aun teniendo en cuenta el pesimismo sobre la viabilidad del federalismo
plurinacional en el ámbito del Estado español, dados los recelos y temores que la práctica del
poder central y la práctica jurídica constitucional despiertan en los nacionalismos o la ausencia
en España de una sociedad civil con conocimiento y aspiraciones federales o de una cultura
federal en las élites políticas.
4.- Algunas conclusiones.
1.- A lo largo de todo el escrito y en los términos en él recogido, se muestra nuestra posición
favorable a que se produzca una reforma en la organización de la distribución territorial del
poder en el estado español.
2.- La propuesta analizada creemos que puede no satisfacer a los nacionalismos democráticos
dado que, entendemos predica, la implantación de un federalismo cooperativo que
consideramos, junto con otros pensadores estudiosos de la materia, que es insuficiente para
colmar las aspiraciones de autogobierno de los nacionalismos históricos.
3.- Estimamos, también, que en la coyuntura actual, plagada de vientos uniformizadores y
centrípetas, puede ser arriesgado plantear cualquier reforma de calado. Pero el riesgo es el
principio del cambio.
4.- Al menos hasta el momento el federalismo ha estado al servicio del nacionalismo de
estado, ha sido un instrumento útil al servicio de la unidad y centralidad del estado nacional,
entre otros autores que expresan esta idea, citamos a Caminal, M. en “Ideologías y
Movimientos Políticos Contemporáneos”.
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5.- No desconocemos las dificultades de poner en marcha un federalismo asimétrico, pero, en
nuestra concepción, es el único que puede dar un cierto grado de respuesta satisfactoria a las
reivindicaciones y problemas que pueden derivarse de la existencia de un estado plurinacional
y multicultural. Las dificultades como mínimo son de dos tipos: una, la resistencia de las
unidades federadas a aceptar las diferencias y dos, la dificultad, generada por una inercia
secular de signo contrario compartida por los partidos políticos estatales y nacionalistas, para
conseguir integrar la asimetría en la Constitución y en los órganos federales del estado.
6.- El igualitarismo uniformizador que predica el federalismo cooperativo respecto de los
estados federados, choca y chocará con aquellas identidades colectivas que tienen reconocida
en la actualidad, aunque fuera de forma insuficiente en su percepción, desde el punto de vista
constitucional, estatutario y normativo.
No es posible pensar en integrar en una reforma de la organización del poder territorial del
estado, al nacionalismo vasco si pretendemos cuestionar en la misma el hecho diferencial
vasco. Hecho diferencial que tiene por fundamento sus derechos históricos y de los que
derivan una serie de instituciones, Concierto Económico, Organización de las Instituciones
Forales, Ertzantza, Comisión Arbitral, Educación…, y que en la actualidad es impensable la
renuncia a las mismas. En este sentido, sería recomendable la lectura del libro ya citado del
profesor Castell, J.M “El Hecho Diferencial de Vasconia. Evidencias e Incertidumbres,”, por el
análisis minucioso y exhaustivo que realiza del hecho diferencial y por la agradable y fácil
lectura del mismo.
7.-Por último cabe añadir, que en el supuesto que la reforma que pueda realizarse en el estado
español no se produzca bajo los parámetros que hemos apuntado u otros similares, pensamos
que el debate sobre el derecho a configurarte como nación independiente está servido no solo
en Catalunya sino también en Euskadi.
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ANEXO.
ENMIENDAS AL TEXTO DEL DOCUMENTO “CINCO PROPUESTAS PARA LA REFORMA
CONSTITUCIONAL EN CLAVE FEDERAL”.
Propuesta nº 1.
Pág. 2. Supresión del penúltimo párrafo. No hacer propuestas concretas. En cualquier caso
debería proponer que se estudie una reducción del número de CC.AA.
Pag.3. párrafo 6º. Suprimir las tres líneas finales a partir de : De esta manera….
Pag.3. párrafo 7º. Complemento. Suprimir desde: Se trataría….
Propuesta nº2.
Supresión en su totalidad y, o, darle otra orientación. No tiene sentido en una propuesta como
la planteada entrar a valorar y juzgar las actuaciones de las CC.AA. Es un tema cuya corrección
será consecuencia del pacto para la organización de los Gobiernos federados.
Pag.5. párrafo 5º. Suprimir tres últimas líneas.
Pag.5. párrafo 7º. Suprimir el término “uniforme”.
Pag.5. párrafo 8º. Suprimir desde: Estableciendo….
No tiene sentido limitar la autonomía por principio, será en todo caso resultado de las
condiciones del acuerdo en la federación.
Pag.6. Complemento. Suprimir: Desde…..hasta…legislativo.
Introducir en la última línea a continuación de “representantes políticos...”: “y de la
representación de la pluralidad política especificada en las Comunidades Nacionales por
mayorías cualificadas diferentes de las estatales y ampliamente representativas de sus
sociedades”.
Propuesta nº 3.
Pag.8. párrafo 5º. Suprimir desde: fórmula….
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Pag.9. Complemento. Introducir: “Se ha de considerar la especificidad foral que condiciona en
sí misma para Navarra y Euskadi sus competencias respecto al Estado.”
Propuesta nº4.
Pag.10. Párrafo 2º. Suprimirlo. No es serio a provechar este documento para liquidar el
Concierto y el Convenio de Navarra. Es posición de parte y torticera.
Pag.11. Materialización. Añadir: “como un Estado federal asimétrico en su faceta económica y
de financiación”
Pag.12. a) Principios generales del sistema de financiación.
Sustituir “principios de igualdad” por “principios de equilibrio”.
Pag.15. Complemento. Suprimir. Mal planteamiento.
Propuestanº5.
Suprimir por improcedente en este documento la propuesta de supresión del Senado.
FXAM/PB. 24102012.
12
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