“Un nuevo Federalismo para Impulsar el Desarrollo Económico Nacional desde el Distrito Federal” Laura Velázquez Alzúa Secretaria de Desarrollo Económico del Distrito Federal Introducción A principios de los años ochenta, México y el mundo entraron en una nueva fase de desarrollo de la forma de producción y, por ende, de las relaciones económicas, políticas y sociales. El ascenso de esta nueva forma de producción, que tiene como insumos básicos a la tecnología y al conocimiento, ha reconfigurado el espacio económico para establecer un nuevo mapa de la división internacional y regional del trabajo. En este contexto, las localidades y las ciudades han tomado un papel estratégico en el desarrollo económico nacional, pues se insertan en una nueva fase de articulación funcional entre espacios locales de producción y el mercado mundial de mercancías y servicios. Estos nuevos desafíos han estimulado la respuesta de ciudades y regiones por medio de iniciativas cuyo objetivo es facilitar los procesos de ajuste de los sistemas productivos locales. Por lo que respecta a la Ciudad de México, ha optado por una serie de acciones que persiguen los objetivos de eficiencia y equidad en el largo plazo, esta opción utiliza el saber-hacer (know how) y la cultura tecnológica existente en el territorio, da un paso adelante en el cambio estructural a partir del tejido productivo existente, combina la introducción de innovaciones tecnológicas con el mantenimiento del empleo y realiza las transformaciones de forma que sean asumidas, lideradas y adoptadas por la sociedad local. 1 Ante esta nueva realidad económica, las instituciones deben transformarse, como ha ocurrido en todo el mundo, para complementar, dar forma y conducir los cambios que tienen lugar en la esfera económica. Es precisamente aquí donde el federalismo, como institución que puede potenciar el desarrollo nacional equilibrado, debe permitir la inclusión de todas las localidades en la nueva articulación del espacio económico y donde las grandes ciudades, como la Ciudad de México, surgen como espacios integradores. Esta es también la razón por la cual el tema de la descentralización política y administrativa es de importancia crucial para el desarrollo económico nacional. Acciones locales de desarrollo en la Ciudad de México La experiencia internacional nos muestra que la respuesta local a los nuevos desafíos se instrumenta mediante un conjunto de acciones de naturaleza muy diversa. En la Ciudad de México se ha impulsado un modelo que integra acciones de alto impacto en la competitividad de la economía local y de equidad en la distribución de la riqueza. Estas acciones se sustentan en ejes rectores transversales que sirven como plataforma de mediano y largo plazo para sustentar el desarrollo. Mejorar la infraestructura económica y social, corregir las deficiencias de los factores involucrados en el proceso de desarrollo y fortalecer la capacidad organizativa del territorio son acciones que ayudan a cumplir con nuestros objetivos. Así, la infraestructura base de los procesos de cambio estructural es indispensable para el funcionamiento del sistema productivo local y regional, ya que las inversiones en infraestructura económica y social tienen como objetivo mejorar el atractivo de la ciudad y sus alrededores y convertirla en un lugar adecuado para vivir y trabajar. Por tanto, entre las medidas de desarrollo local que estamos impulsando está el mejorar las redes de transporte y comunicaciones, crear espacios acondicionados que faciliten la localización de empresas y mejorar las instalaciones de infraestructura social. 2 Un elemento diferenciador de nuestra política es que pone énfasis en aspectos cualitativos del desarrollo económico, incluyendo medidas que inciden sobre los factores de la producción como la calificación de los recursos humanos, el know how tecnológico e innovador, la difusión de la tecnología, la capacidad emprendedora local, la información existente al servicio de los ciudadanos y las empresas y la cultura del desarrollo entre la población. En este sentido las acciones locales dirigidas a la creación y desarrollo de las empresas son una tarea permanente de nuestro gobierno. Contamos con un plan maestro de desarrollo integral de las Pymes, el cual incluye diversos programas como el equipamiento tecnológico y profesionalización en los sectores estratégicos de cada delegación; el desarrollo de un Atlas Económico del Distrito Federal, que es un instrumento ciber-cartográfico que permite la localización de empresas, canales tradicionales de distribución, parques industriales y de alta tecnología, centros de investigación, centros educativos, corredores turísticos, centros recreativos, servicios de apoyo a las empresas, instituciones gubernamentales, entre otros agentes económicos. Adicionalmente hemos creado una de las iniciativas más progresistas en América Latina para el financiamiento de micro, pequeñas empresas. El Fondo para el Desarrollo Social de la Ciudad de México (FONDESO) tiene la intención de sentar las bases de una nueva banca social para el impulso de las Mipymes en el Distrito Federal. La difusión de las innovaciones es uno de los ejes principales de la política de desarrollo social de nuestra ciudad. La proliferación de parques científicos y tecnológicos y el establecimiento de una red digital de acceso libre al Internet, así como la creación del Instituto de Ciencia y Tecnología del DF, son sólo algunos ejemplos de ello. En el centro de la nueva política de desarrollo están las acciones dirigidas a mejorar la organización de desarrollo local. Se trata de organizar las iniciativas de los actores de la ciudad, de tal forma que la respuesta del gobierno sea eficaz y se puedan superar los desafíos del nuevo entorno competitivo. 3 En este sentido hemos establecido dos frentes amplios, por un lado, a partir de definir las zonas y sectores económicos estratégicos de la ciudad, hemos implementado un programa de subsidios y reducciones fiscales y, por otro lado, se han implementado políticas de mejora regulatoria para homologar tramites y reducir el tiempo que estos duran ante las instancias gubernamentales. Sin embargo, para poder alcanzar las metas que los agentes locales se han marcado no es suficiente la concepción de una estrategia correcta, es necesario gestionar la estrategia y las iniciativas y utilizar eficazmente los recursos humanos y financieros disponibles. En este sentido el Gobierno del Distrito Federal ha marcado la pauta, mientras que en 1996 el techo de endeudamiento solicitado al congreso rondaba por los 11.5 miles de millones de pesos hoy se ha reducido a menos de 1.5 miles de millones de pesos, asimismo, mientras que la deuda publica nacional representa aproximadamente el 43.4% del PIB la del Distrito Federal es de apenas el 2.7%, estos elementos han hecho que la deuda pública del DF haya sido clasificada como AAA por la consultoría Standard and Poor’s y Fitch Rating. La Ciudad de México como fuerza del desarrollo nacional La Ciudad de México es por autonomasia el espacio central de los cambios del sistema económico, productivo y de la reorganización del sistema institucional del país. De ahí que el crecimiento económico nacional -de la inversión y empleo-, el cambio estructural y los procesos de innovación del país estén asociados con el desarrollo de nuestra ciudad. La evidencia empírica en todo el mundo confirma que la inversión tiende a localizarse en mayor medida en las grandes ciudades, la Ciudad de México no es la excepción, por ello se ha convertido en el principal motor de la economía nacional. Si la Ciudad de México no crece, el país no tiene viabilidad económica, pues aquí se genera un tercio del PIB nacional. 4 Los factores que hacen de la Ciudad de México el espacio nuclear de la economía nacional son diversos. Nuestra ciudad capital es un espacio para proporcionar proximidad entre las empresas y los agentes económicos, así mismo, para favorecer la proliferación de una gran diversidad de ramas económicas, fomentar la interacción y formación de redes económicas e institucionales, crear lugares de encuentro entre todo tipo de actores y estimular los procesos de innovación. Precisamente, uno de los principios fundamentales que explican la razón de ser de la Ciudad de México como centro económico del país es que cuenta con una capacidad extraordinaria para crear economías de aglomeración, las cuales mejoran notablemente los resultados de las empresas al reducir los costos de producción, coordinación y transacción. Por tanto, la ciudad cuenta con importantes ventajas de proximidad, las empresas industriales y de servicios que realizan sus actividades en nuestra ciudad se benefician de las economías asociadas con la interacción económica entre empresas cercanas, con la accesibilidad a los insumos de sus proveedores urbanos y con la facilidad de intercambios con las demás empresas. En todo caso, la Ciudad de México favorece el comercio, toda vez que las empresas aquí instaladas pueden abaratar los costos de transacción y de intercambio. La proximidad geográfica y la información acercan a empresarios, directivos, técnicos y personal operativo, lo cual facilita enormemente las relaciones en todo tipo de mercados. En el mercado de trabajo tienden a reducirse los costos de búsqueda, al poder coincidir la oferta de mano de obra calificada con la demanda específica de las empresas; en el mercado de servicios es más fácil encontrar servicios especializados que permiten mantener o mejorar la competitividad de las empresas. La diversidad productiva, comercial y cultural del Distrito Federal es una de las características que atraen a las empresas y los trabajadores. Aquí existen una amplia variedad de agentes económicos, actividades y mercados que se complementan mutuamente. Este es uno de los elementos centrales que facilitan la división del trabajo entre las empresas y al interior de las mismas, lo que las hace más eficientes y a nuestra economía más productiva. 5 Adicionalmente, el Distrito Federal es un lugar de interacción por excelencia en el país. Los lugares de encuentro donde se toman las decisiones económicas, políticas y sociales que atañen a nuestro país, e incluso a otros países, se localizan en la Ciudad de México. En ella se ubican las oficinas administrativas y las sedes de las empresas, los centros profesionales de formación e investigación y, desde luego, la sede de los poderes federales. En estos lugares, las relaciones entre los actores favorecen la difusión de la información y de las ideas y estimula los mecanismos de conocimiento. En suma, la circulación libre y fluida de las ideas en la gran capital constituye una ventaja incomparable. Pero quizás, la mayor garantía para mejorar la eficiencia en la dinámica de las empresas y sistemas locales viene dada por la capacidad de la Ciudad de México para propiciar el surgimiento de innovaciones, para asistir los procesos de aprendizaje y, en definitiva, favorecer la difusión del conocimiento en todo el tejido social. No menos importante ha sido el perfil de una economía de servicios que se ha definido en nuestra ciudad. Precisamente, la terciarización de la economía mundial profundiza aun más la dimensión urbana del desarrollo económico. La contribución que la Ciudad de México hace al desarrollo económico nacional desde el sector servicios es múltiple, por un lado, la exportación de los servicios generados en la ciudad (turismo, servicios de información, servicios de apoyo a las empresas), la venta de servicios personales y profesionales a la población (servicios de salud, educación, ocio, servicios comerciales, etc.) y la generación de servicios que favorecen la competitividad de las empresas (especializados como los de marketing, asistencia técnica a las empresas, consultoría, servicios financieros y de seguros, etc.). Por señalar sólo algunos datos, en el Distrito Federal se genera el 87.7% del valor agregado de los servicios financieros del país y el 47% de los servicios no financieros. 6 Si bien es cierto que algunos de los factores anteriormente señalados son elementos que comparte la Ciudad de México con otras grandes ciudades del mundo, también cuenta con ventajas únicas que hacen de ella una ciudad atractiva para la inversión: Cuenta con una posición geográfica estratégica, pues es una puerta natural a los mercados de América Latina y Norteamérica, además de ser un paso interoceánico para los mercados europeo y asiático. Es la segunda aglomeración más grande del mundo, ya que la Zona Metropolitana de la Ciudad de México cuenta con 19.4 millones de habitantes. Se trata de una economía urbana global, que está ubicada como la 4ª economía latinoamericana y la 32ª del mundo, asimismo, está ubicada como la 8ª ciudad más rica del mundo, por encima de ciudades como Philadelphia o Washintong DC. Es el centro económico del país, ya que aquí se genera más del 20% del PIB nacional (34% considerando el área metropolitana), con una población económicamente activa de 4 millones de personas. Es la entidad federativa número uno en competitividad (de acuerdo con el Instituto Mexicano de la Competitividad), de ahí que estén instaladas 127,940 empresas y 82 instituciones financieras nacionales e internacionales. Es el mayor polo nacional de atracción de inversiones, tan sólo en 2007 llegaron 11.4 mil millones de dólares de inversión extranjera directa, 50% de la que ingresa al país. Es, por excelencia, la capital intelectual del país, 579 universidades asentadas en su territorio y más de 5 mil científicos trabajando para generar el 80% de la investigación científica y tecnológica del país. 7 Es la entidad que ofrece la mayor calidad de vida del país, pues ha sido clasificada por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo con el primer lugar nacional en el Índice de Desarrollo Humano. El nuevo federalismo para impulsar el desarrollo nacional desde de la ciudad capital. Ante la nueva realidad económica, el Distrito Federal inició desde hace casi dos décadas la reestructuración de su sistema productivo, impulsando iniciativas que han favorecido cambios en la organización de la producción, difusión de las innovaciones, mejora de los canales de comercialización y acceso a los mercados de productos y factores, en suma, acciones que hacen de nuestro territorio una ciudad global competitiva. En el plano político institucional, el Distrito Federal inició también un amplio proceso de reestructuración. Durante varias décadas el Distrito Federal fue parte de la administración pública federal; de tal forma que tanto el regente o jefe del Departamento del Distrito Federal como los delegados formaban parte del gabinete del presidente en curso. Para el sistema económico de aquella época este modelo era funcional, pues la centralización era la norma fundamental en la producción, la gestión económica y el ejercicio del Estado hasta la octava década del siglo XX. Con el advenimiento del nuevo patrón de producción, mucho más flexible, desapareció la necesidad económica de un federalismo centralizado. En este sentido, en 1987 se creó la Asamblea de Representantes, cuyos miembros fueron ya electos por la ciudadanía y en junio de 1995 se aprobó la primera Ley de Participación Ciudadana del Distrito Federal. De esta manera, con el consenso de todos los partidos se estableció que el Jefe de Gobierno fuese elegido por la ciudadanía, a través de voto universal, directo y secreto. Con las reformas que en 1996 se introdujeron al artículo 122 constitucional, el Presidente de la República perdió facultades en relación con el gobierno de la ciudad. Fue hasta julio de 1997, que la ciudadanía eligió a su máximo representante local. 8 Pero el ajuste político institucional no se ha completado, es necesario avanzar hacia el establecimiento de una Constitución para el Distrito Federal, que permita la autonomía plena de la ciudad. El nuevo federalismo que estamos proponiendo, toma como contexto los cambios ocurridos en México y el mundo en el último cuarto de siglo, el cual demanda una mayor flexibilidad y capacidad de respuesta por parte del gobierno. Se ha dicho que el municipio debe ser la unidad político administrativa base para la nueva economía y el nuevo federalismo, estamos de acuerdo, siempre y cuando nuestras delegaciones sean equiparadas en los derechos y prerrogativas que gozan los municipios y que, adicionalmente, se reconozcan las necesidades que implica ser la Ciudad Capital del país. Es evidente que la Ciudad de México ha sido la gran perdedora en el pacto fiscal nacional. Mientras que en 1979 recibió casi la cuarta parte de las participaciones, en 2007 tuvimos solo el 12.5 por ciento, y con la reforma fiscal; se acelerará la caída hasta llegar al 11 por ciento en el 2012. La contribución del Distrito Federal a dicho pacto fiscal por recaudación de ISR, IVA, impuesto al activo y próximamente al IETU, promediarán alrededor del 60% del total nacional, mientras que los ingresos provenientes de la Federación hacia nuestra entidad son apenas del 8%. Adicionalmente, recordemos que el Distrito Federal, por no tener la categoría de Estado, ha quedado excluido de fondos federales estratégicos para el desarrollo, tales como: educación básica, educación normal, educación tecnológica, educación para los adultos, infraestructura social, infraestructura para educación básica e infraestructura para la educación superior. Por otro lado, el Gobierno de la Ciudad no puede seguir subordinado administrativamente ni políticamente a los poderes federales. Es inverosímil que la definición de los límites de endeudamiento de la ciudad, sean definidas por un ente externo al gobierno electo por la ciudadanía capitalina y, por tanto, la ciudad no tenga márgenes de gestión en un rubro que es estratégico para toda la administración pública y para el financiamiento del desarrollo. 9 Para que el Distrito Federal mantenga y potencie su capacidad de generación de riqueza nacional y equidad en México es indispensable que goce de un derecho que es fundamental de la convivencia humana, la libre determinación de los pueblos para decidir sobre su propio destino. Esto podrá alcanzarse cuando tengamos nuestra propia constitución. Finalmente, como lo ha dicho el Jefe de Gobierno del Distrito Federal el Licenciado Marcelo Ebrard Casaubon, “si la ciudad de México no crece, el país no lo hará y continuarán acentuándose las diferencias entre el norte, el centro y el sur de la republica”. Muchas Gracias. Foro Nacional sobre Federalismo y Descentralización. Saltillo, Coahuila. 15 de julio de 2008. 10