APUNTES HISTORICOS DE LA TEORIA DEL CONFLICTO La historia de las especies es la de su permanente lucha con su entorno para sobrevivir y entre sus congéneres para la supremacía del más fuerte dentro de la especie lo que a su vez garantizaba la sobrevivencia de la especie. La historia de la especie humana es idéntica hasta que constituye a sus semejantes en parte del entorno hostil con el cual debe competir ya no para sobrevivir como especie, lo que al parecer está garantizado, sino para conseguir, como individuo, los beneficios culturales y materiales del vivir en sociedad. Cuando sucede esto particularmente, por lo menos para el interés de este trabajo, no es importante. Al respecto se propone tener como referente la postura sugerida por Sigmund Freud, en el "Malestar de la Cultura" en la cual los conflictos humanos y el "malestar" que estos generan en los individuos son el precio inevitable que por el progreso debe pagar la especie humana. Según Freud, estos conflictos del individuo con su entorno conformado ya claramente por sus congéneres existen desde el momento mismo en que el hombre hizo conciencia de sociedad o comunidad; en sus palabras el conflicto humano, el malestar (como ello llama) surgió desde que "el hombre primitivo, después de haber descubierto que estaba literalmente en sus manos mejorar su destino en la tierra por medio del trabajo, ya no pudo considerar con indiferencia el hecho de que el prójimo trabajara con él o contra él. Aún antes, en su prehistoria antropoidea, habla adoptado el hábito de construir familias, de modo que los miembros de ésta probablemente fueran sus primeros auxiliares o competidores." El concebir el conflicto humano como parte esencial de su ser social y cultural, al punto de considerarlo ligado a su origen, permite asumir la conflictividad como componente permanente de los sistemas sociales y utilizarla, entonces, en nuestro favor, como se propone en esta guía. Hasta este momento se ha presentado el conflicto como algo connatural a la vida en sociedad, sin hacer referencia a mecanismos de solución, lo que resulta injusto con nuestra especie. Es preciso ubicar la incidencia real de la conflictividad en la historia y, ahora, en la cotidianidad de las relaciones humanas y reconocer que el ser humano ha incorporado, desde siempre, mecanismos para coartar la agresión y hacerla inofensiva o, en algunos casos, hasta eliminarla. Algunos de estos métodos han sido brutales. Dentro del normal desarrollo de la i vida cotidiana, lo común es la mecanización de las relaciones, en la medida en que, normalmente, éstas resultan armoniosas. Esto es posible en la medida en que los seres humanos, tienen la característica de interiorizar hábitos, impuestos por la cultura y costumbres sociales "Vivimos dentro de una red de relaciones sociales, la mayor parte de las cuales parecen predecibles de una manera casi mecánica y suaves en su 1 funcionamiento" . La explicación freudiana de ese control de la agresión es que ésta es "internalizada, devuelta al lugar de donde procede para ser dirigida contra el propio yo, incorporándose a una parte de éste, que en calidad de super yo se opone a la parte restante, y asumiendo la función de "conciencia" (mora!), despliega frente al yo la misma dura agresividad que el yo, de buen agrado, habría satisfecho en individuos extraños. La tensión creada entre el severo super-yo y el yo subordinado a aquel la calificamos de sentimiento de culpabilidad; y se manifiesta bajo la necesidad de castigo." Por consiguiente, la cultura (el derecho -con su eficacia simbólicasería parte de elladentro del amplio concepto freudiano) domina la peligrosa inclinación agresiva del individuo debilitándolo, desarmándolo y haciéndolo vigilar por una instancia alojada en su interior, como guarnición militar en la ciudad conquistada." Pero dentro de esta dinámica - en la cual la cultura a través del super-yo, operador interno de la cultura incorporado al individuo, hace que las relaciones sociales fluyan con cierta tranquilidad y afabilidad - es inevitable que se presenten eventos en los cuales se trunque el carácter predecible de las relaciones sociales. Las personas, en ejercicio de su libertad, establecen objetivos y construyen intereses personales o grupa les que, eventualmente, son excluyentes con los intereses y objetivos de otra persona o grupo: Esta incompatibilidad de intereses es lo que podemos llamar conflicto, Es decir, la interacción entre los individuos viviendo en sociedad hace que los intereses inevitables de individuos 1 FILLEY. Alan C .. Solución de Conflictos Interpersonales. Ed. Trillas. México. 1985. pág. y grupos no puedan siempre converger hacía los mismos fines y objetivos y que el nivel la conflictividad siempre exista en mayor o menor grado en un momento histórico determinado. Ese nivel inevitable de conflictividad debe ser controlado por el Derecho con su eficacia material usando efectivamente la fuerza, y por la Cultura de la que forma parte el Derecho cuando ha sido asumido y aceptado a través del super-yo incorporado en cada individuo, Es decir, aunque informal y des institucionalizada, la Cultura es el primer mecanismo para el control y manejo de los conflictos y el Derecho su sucedáneo formal. Los mecanismos alternativos de solución de conflictos, como la conciliación y el arbitramento, ante la ineficacia simbólica u operativa del Derecho, no son más que un intento de resolverlos, dentro del marco legal que sustenta estas figuras, reenviándolos al espacio original de la Cultura para que a través de sus mecanismos de cohesión social incorporados a la psiquis de los individuos se resuelvan sin la imposición de una solución externa. Por esto último es que las herramientas del conciliador y, en algunas ocasiones, del árbitro, más que las reglas que conforman el Derecho Sustantivo, son los referentes culturales que puedan compartir las partes en conflicto y que el conciliador o árbitro debe al menos conocer, siendo ideal que también las comparta. "La erradicación de los conflictos y su disolución en una cálida convivencia no es una meta alcanzable, ni deseable, ni en la vida personal -en el amor y la amistad-, ni en la vida colectiva." 2. La idea de buscar la construcción de un sistema social en el que reine la armonía absoluta entre sus integrantes, no es más que una utopía y, mientras ésta no se realice -admitiéndola como posible, debemos aceptar como grupo humano involucrado (familia, sector social, clase social, gremio, nación) que el conflicto es natural para hacer de él un fenómeno productivo y no un obstáculo para el desarrollo. 2 ZULETA. Estanislao, Elogio de la dificultad y otros ensayos. Sobre la guerra. Ed. Fundación Estanislao Zuleta, Call, 1997, pág. 72. La Teoría del Conflicto que se presenta como referente de la presente guía de aplicación de la conciliación y el arbitramento, surge en un momento histórico determinado que es preciso reconocer. Ante la utilización, por parte de los Estados Unidos de América, de la bomba atómica, los días 6 y 9 de agosto de 1945 sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki para finalmente ganar la guerra a un bajo costo, en vidas, para el vencedor pero con un alto costo en vidas y dignidad para el vencido surgió la necesidad de profundizar un estudio teórico del conflicto como una disciplina autónoma, que formara parte de la sociología, en un intento para dar respuesta a la contundencia de los hechos. La humanidad a la par del desarrollo de sus fuerzas productivas desarrolló fuerzas destructivas que podrían incluso ser la causa de la extinción de la especie y, con los hechos expuestos le llegó el momento que debía asumir las consecuencias. Este gigantesco desarrollo de las fuerzas destructivas hizo necesaria la creación de un nuevo modelo de administración del conflicto, renunciando a la pretensión de eliminar o someter totalmente al rival o aplazando indefinidamente tales acciones. La famosa crisis de los misiles soviéticos en Cuba, demostró que ante la posibilidad de un daño masivo y dramático para las dos partes éstas dejaron la solución definitiva del conflicto para luego y mientras tanto asumieron administrarlo. La posibilidad de la destrucción mutua de los actores de la guerra fría, teóricamente irreconciliables y armados los dos con armas nucleares, impuso el estudio del conflicto humano como un espacio del conocimiento autónomo que diera esperanzas en el manejo del conflicto sin que fuese necesario revisar las teorías sustento de las posiciones de las partes. Ni los soviéticos ni los norteamericanos tuvieron que renunciar a sus principios para asumir la teoría de la convivencia pacífica. Las tesis sobre el conflicto que se presentarán como marco teórico de la conciliación con propósito constructivo es la que se pretende asuman las personas que ejerzan las funciones de conciliadores en derecho o árbitros a quienes va dirigida esta guía. La necesidad de teorizar para desechar del discurso la posibilidad de imponer totalmente la pretensión de una de las partes lleva necesariamente a dejar de percibir al conflicto como una patología social e invita a reconocerlo como un fenómeno natural, tan relevante, que, "mal" enfocado tendría la entidad suficiente para llevar a la especie humana a la extinción y que mirado ser generador de progreso colectivo. positivamente pude Dos mil años atrás el filósofo y estratega militar chino Sun Tzu, sentaba las bases de una teoría del conflicto constructiva cuando consideraba que, para resolver conflictos, la fuerza militar sólo debía utilizarse en caso de ser absoluta-mente necesario y que cuando fuese necesario utilizarla debería hacerse en la menor cantidad posible. Esta infringir una derrota de tal magnitud que logre la desaparición o la sumisión eterna del enemigo. La recomendación de Sun Tzu sugería una profunda comprensión del enemigo con la cual se le podría vencer, inclusive, sin utilizar el aparato militar.