De Cristina Martínez Mi intención con este artículo es poder convencerlos no sólo de la importancia de la perspectiva discursiva del lenguaje, sino también de la necesidad de pensar en la inscripción de la perspectiva discursiva del lenguaje en una base epistemológica de tipo enunciativo y mostrar el poder explicativo que podría tener la dimensión dialógica de lenguaje. Considero que a la par de la gran expansión del análisis del discurso y su consecuente especialización en contextos particulares, se resiente la necesidad de una explicación válida sobre la construcción de sentido, de una propuesta teórica integral para la perspectiva discursiva que tenga en cuenta los diversos aspectos que intervienen en el discurso y su relación con la enorme complejidad de lo real: ¿cómo hacemos sentido de nuestra relación con el mundo? ¿mediante qué proceso aprendemos a asumir la lengua como significación? ¿cómo se logra el proceso de semantización de la realidad objetiva, social y cultural que permite, tal como dice Bernstein, que lo externo se convierta en interno y esto a su vez influya sobre lo externo? Y por supuesto ¿cuál sería el papel del lenguaje en tanto que discurso en el proceso de interiorización? Esta es una pregunta antigua que se actualiza y se observa desde otro ángulo. Se reinstala y se actualiza desde otras miradas que no son más que opciones. Entonces, cuando abordamos el lenguaje como discurso es necesario replantearse nuevamente los interrogantes sobre la relación dinámica entre la triada: Discurso - Cognición - Sociedad Cognición - Sociedad - Discurso Sociedad - Discurso – Subjetividad Para empezar a generar interés en ustedes diré que son los principios generales de la dinámica discursiva, los que rigen la construcción de la significación y del sentido y los que permiten que las prácticas sociales se conviertan en instancias interiorizadas. Considero que la base epistemológica de una teoría del discurso debe ser una teoría de la enunciación y de la interacción. Diré de una vez, y para no repetirlo constantemente que son Bajtín y Vygotski quienes me sirven como punto de partida en la consideración de las hipótesis que sustentarían la base epistemológica para una Teoría del Discurso. Tanto el uno como el otro destacan la relación intersubjetiva como el elemento funcional significativo que permite la síntesis de la relación entre la organización compleja de lo real y lo discursivo. Entonces, la propuesta que haré tiene sus raíces no en una teoría psicológica como tampoco en una teoría puramente social, sino en una teoría del lenguaje con base social, en una teoría sobre la práctica enunciativa. Se trata de una teoría mediadora de la producción de sentido que inscribe el lenguaje en una dimensión dialógica y explora el papel activo del intercambio verbal y su unidad discursiva (el enunciado) en la generación de procesos graduales de generalización. Como podemos observar en el triángulo, la interfaz no sería la cognición como sí lo es para otros estudiosos del lenguaje (van Dijk por ejemplo), la interfaz aquí, entre lo social y lo subjetivo es el lenguaje, pero el lenguaje en tanto que actividad enunciativa, el lenguaje como actividad discursiva. La hipótesis de partida es que los esquemas cognitivos son el resultado de generalizaciones motivadas por el intercambio verbal y los esquemas interaccionales se hacen significativos solamente en el proceso discursivo, es decir, que para que esa relación entre experiencia externa (mundo ontológico, social y cultural) y los procesos psicológicos (sujeto) se vuelva significativa, para que se convierta en esquemas conceptuales, es necesaria la mediación del discurso. Una segunda hipótesis va en el sentido de que es el intercambio verbal, a través de su unidad, el enunciado como elemento funcional, el que hace posible que los procesos de generalización y de construcción de esquemas se lleven a cabo. Para avanzar en la propuesta es necesario recuperar la explicación de signo y de organización estructural del enunciado hecha por Bajtín. El concepto de signo bajtiniano permite dar cuenta de la dinámica evolutiva del signo. Tenemos por una parte, que la construcción del significado no es asunto de uno solo sino de dos sujetos socialmente organizados y la experiencia se vuelve significativa solamente en el intercambio verbal intersubjetivo. Así, la construcción del sujeto discursivo, del pensamiento interior va a depender también de la experiencia sociocultural evocada en y por el enunciado (Todorov 1981:67-92). Ningún enunciado desde una perspectiva general, puede ser atribuido a un solo locutor: el enunciado es el producto de la interacción de los interlocutores y de manera general, el producto de toda situación social compleja, en la cual éste surgió1 [2] Bajtín (1919:1929:1984:372) pone de relieve los actos de discurso, inscribiéndolos en una filosofía de la acción, en una antropología filosófica, en la que la enunciación y sus enunciados son el punto central en el proceso de construcción del sujeto, en el proceso de aprendizaje de la sociedad y en el proceso de reproducción 1[2] Todorov, Tzvetan (1981:50) Mikhaïl Bakhtine . Le principe dialogique. Ed.Seuil, Paris cultural. Bajtín, dice Zavala (1996), propone revisar toda la filosofía desde el punto de vista de la situación particular y de la responsabilidad inherente al acto concreto... "El mundo es espacio para los actos del hombre, concebidos como actos éticos porque se llevan a cabo para el otro, bajo la mirada del otro y el acto concebido desde esta óptica es un ‘acontecimiento del ser’ único e irrepetible, un encuentro entre dos sujetos con salidas al nivel ontológico, pero a la vez es un encuentro pragmático, un fenómeno de la 'vida'. Puesto que el acto es un acontecer, es algo inacabado, algo que está haciéndose, los sujetos participantes están constituyéndose en el proceso del 'acontecimiento mismo del ser'. Se trata, en mis palabras, de ‘un encuentro ecodiscursivo’ con el sentido. Por otra parte, el signo es el resultado de la fusión estrecha entre una forma material y el contexto, y es solamente en esta dinámica de la construcción del signo donde la conciencia se vuelve conciencia. Y, el signo a su vez emerge solamente en el proceso de interacción de una conciencia individual con otra, en el proceso intersubjetivo, lo cual significa que el signo y la situación social están definitivamente fusionados. Tenemos entonces que la noción de contexto en una teoría del discurso inscrita en una dimensión enunciativa y dialógica del sentido no es como un añadido o una sobredeterminación externa a la enunciación. No, el contexto viene a hacer parte de la semántica misma del enunciado en la actividad dinámica enunciativa del discurso, y la parte verbal actualizada estará siempre íntimamente relacionada con la parte sobreentendida del enunciado. Esta parte sobreentendida del enunciado entra a formar la semántica del enunciado en la que se toman en consideración el horizonte espacial y temporal común a los sujetos enunciadores, los saberes de contenido social por ellos compartidos así como también los valores comunes y diversos que los ponen en relación. Los esquemas de conocimiento desde una dimensión dialógica se proponen como el resultado de la relación intersubjetiva, cuya significación discursiva resulta de la fusión estrecha entre contexto y forma material, lo cual responde al concepto de la creación continua del signo y su evolución. Es por ello que puedo argumentar que es en la mediación realizada en y a través de la práctica enunciativa, de la actividad discursiva que se logra la construcción de la subjetividad, la construcción de los esquemas cognitivos. La propuesta está en relación con la convergencia simultánea de por lo menos tres espacios discursivos; discursivos porque corresponden a la construcción de imágenes en el escenario discursivo: Espacio Discursivo Cultural, Espacio Discursivo Social y Espacio Discursivo Evencial (antes denominado Evenimencial o Experiencial) y sus correspondientes sujetos discursivos (YOc-TUc, YOs-TUs, YOe-TUe) (Martínez 1991: 1993). (i) por un lado la puesta en situación de la relación que se establece entre los sujetos y de éstos con los objetos y el posicionamiento de éstos en términos de actantes como agentes, pacientes o auxiliares y que correspondería a la representación semántica de una escena a nivel del horizonte común espacial y temporal o espacio discursivo ontológico o evencial. Tenemos por ejemplo el evento complejo de comprar y vender. (ii) por otro la puesta en relación de modos de participación social de los diferentes sujetos enunciadores. Se establecen relaciones simétricas o asimétricas entre los interlocutores y entre el locutor y el enunciado. Se ponen en escena roles sociales de autoridad, de sumisión, de respeto, de aprecio en el espacio discursivo social o interpersonal. (iii) finalmente se ponen en relación actitudes y valoraciones entre los sujetos enunciadores y las voces ideológicas que estos representan las cuales corresponderían al espacio discursivo cultural que daría cuenta de la orientación discursiva, de la toma de posición y el punto de vista del sujeto enunciador con respecto al enunciatario y a los enunciados de otros. Entonces, la comprensión no es una relación de reflejo entre pensamiento y realidad: no son los principios generales externos al pensamiento y al lenguaje pero inherentes al objeto o a la situación los que van a permitir la conceptualización; la comprensión no es el resultado de una relación de espejo entre la forma lingüística y la realidad: tampoco son los principios generales externos al objeto y al pensamiento pero inscritos en un sistema abstracto que darán cuenta de la significación; la comprensión no es el resultado de la puesta en funcionamiento de esquemas formales preconcebidos: así que tampoco son los principios generales lógicos los que predeterminan la conceptualización de la realidad. Se trataría de un proceso de comprensión dialógica mucho más complejo inscrito en la mediación dinámica de una semántica discursiva, de un proceso dialógico, interpersonal que se constituye en la condición necesaria para que se establezca un proceso dialéctico y significativo con la realidad y con la construcción de los esquemas conceptuales. Características estructurales del intercambio de enunciados El intercambio de enunciados representa entonces la primera unidad material del mundo presente en el campo visual de los hombres. La dimensión dialógica ubica esta unidad en el centro de la significación puesto que es la que permite la convergencia simultánea de un abanico de diferencias. Una unidad con tales posibilidades es la única que podría dar cuenta tanto de la persistencia como del cambio conceptual. La situación común y corriente del intercambio de enunciados, de la instancia de enunciación es la actividad dinámica de la pluralidad, de la polifonía. El enunciado instala la intersubjetividad permitiendo la comunicación entre mutualidades y divergencias de diverso tipo y a diferente nivel: no solamente ontológicas (en tiempo y espacio) sino también posicionales y axiológicas. El enunciado estaría constituido por una multiplicidad de voces mutuamente correlacionadas que resuenan aún en los enunciados más simples: así, la polifonía desde la perspectiva bajtiniana es el fenómeno dialógico por excelencia. Para avanzar en la propuesta de la importancia de la práctica enunciativa o discursiva en el proceso de conceptualización, es necesario también tener en consideración cómo es esa estructura semántica del intercambio de enunciados y poder así dar una explicación de cómo se instala la diversidad polifónica en el enunciado. Tres aspectos se destacan en el intercambio de enunciados: la exotopía, la complementariedad y la alteridad. La exotopía (diferencia - heterogeneidad), se refiere a esa relación externa diferente que permite comprender lo interno. Una relación externa ligada en gran parte con la construcción semántica del campo visual del sujeto. En efecto, la posición de cada interlocutor pone límites a su propio campo visual creándose entonces una negación de la propia visión que es completada por el otro. Existe una afortunada diferencia entre los dos interlocutores puesto que aún estando en el mismo evento, cada uno tiene su lugar y el otro no puede ocuparlo al mismo tiempo, se trata de visiones diferentes que completan el significado de una cierta manera para cada uno. Se trata de ‘un otro lugar’ representado que no se puede reducir a uno sino que se complementa. Las nociones de no-identidad, de diferencia y por supuesto de heterogeneidad están ligadas con el “fuera de” del sujeto con otro sujeto para que la relación intersubjetiva incida de manera complementaria en la construcción de la subjetividad. La diferencia está dada por la distancia entre el tiempo, el espacio y la evaluación adecuada para mí y el tiempo, espacio y evaluación adecuada para los otros. El terreno común estaría dado por la unidad discursiva compleja que sintetiza, el enunciado como lugar discursivo donde se ponen en escena simultáneamente todas estas diferencias. La exotopía implica entonces modos de relación mutuos que en el intercambio verbal se instauran por medio de un movimiento de alteridad de los interlocutores. La alteridad implica la posibilidad de una dinámica compleja de cambio de sujetos hablantes en la que se determinan las relaciones posicionales, los tipos de participación social y las actitudes axiológicas entre los protagonistas del evento enunciativo. Aquí por supuesto, no estamos hablando de la acumulación de sujetos, y menos de la acumulación de localizaciones, ni de exterioridades, sino de la construcción y el cambio constructivo de la relación intersubjetiva en el enunciado cuya representación en términos de imagen incide en la variabilidad del sujeto, en su propia relación de variación intrasubjetiva, estamos hablando de la puesta en escena de una polifonía inter e intrasubjetiva. El contexto como parte constitutiva de la semántica del enunciado, se significa, se construye y reconstruye igualmente en el terreno común que es el enunciado. La heterogeneidad social, las relaciones de fuerza intersubjetivas, la visión significativa de la orilla del otro que me permite construir y significar mi propia orilla, la alteridad constructiva de los sujetos hablantes se ponen en escena, se representan en la unidad dinámica discursiva: el enunciado. Así, confluyen en la unidad discursiva una diversidad polifónica, una variabilidad exotópica, una diferenciación de momentos construidos en la relación intersubjetiva que inciden en la relación intrasubjetiva de cada uno de los sujetos. La noción de polifonía estaría ligada tanto a las voces diversas de los sujetos discursivos que interpretan distintos personajes sino también a la variación polifónica de un mismo sujeto discursivo que se adecua a los ritos interactivos de diferentes enunciados. La teoría lingüística actual comienza a inscribirse en el proyecto de construcción de una teoría del lenguaje que evidencia leyes sociales dinámicas del acto discursivo en las que se considera los posicionamientos de los sujetos y la diversidad axiológica del ser humano. Una teoría lingüística renovada que podría dar cuenta tanto de la unidad como del cambio y la evolución conceptual a través de la unidad discursiva: el enunciado. Una práctica enunciativa instaurada en la interacción de enunciados cuyas delimitaciones están ligadas a la posibilidad de cambio de sujetos discursivos, de conclusividad con anticipación a una réplica, de una postura evaluativa por parte del enunciador sobre su enunciatario y su enunciado y que por tanto emite un enunciado destinado a ser comprendido. Podríamos decir que en este momento se hablaría ya no de un giro lingüístico en términos de los filósofos, sino de un giro discursivo en la misma lingüística. La argumentación en la enunciación Entre los estudiosos de la intersubjetividad y de la interacción (Benveniste (1974), Goffman (1974), Kerbrat Orecchionni (1989), Charaudeau (1978), es Ducrot (1984) quien integra el ETHOS aristotélico en las ciencias del lenguaje a través de su teoría polifónica de la enunciación. Es en el enunciado donde se construyen los sujetos discursivos denominados Ethos y Pathos (la imagen del Yo y la imagen del Tu respectivamente). En la pragmáticolingüística de Ducrot la enunciación no es simplemente el acto producido por alguien, la enunciación se realiza en la aparición misma de un enunciado. Ducrot evita reportar el ethos al sujeto hablante, a una fuente localizada. Lo importante para él no es el sujeto hablante (empírico) sino el sujeto discursivo, la instancia discursiva del locutor. Y es así como Ducrot diferencia entre el Locutor (L) como ficción discursiva y el sujeto hablante, y entre L y el Enunciador (E) como fuente de posiciones y puntos de vista expresados en el discurso: En mi terminología, yo diría que el ethos está estrechamente vinculado a L, al locutor como tal: es en tanto que L es fuente de la enunciación que él se ve atiborrado de ciertas características que inmediatamente, vuelven esta enunciación aceptable o no. Lo que el orador podría decir de él, en tanto que objeto de la enunciación, concierne por el contrario (…) el ser del mundo, y no es este el que está en juego en la parte de la retórica de la que hablo (Ducrot, 1984: 201) Ducrot, lo sabemos bien, se apoya en gran parte en la propuesta bajtiniana sobre enunciado y polifonía, y es precisamente esta dimensión dialógica del lenguaje la que a mí me sirve como punto de partida en la consideración de la enunciación como base epistemológica para una Teoría del Discurso. Así, mientras los retóricos destacan el Ethos, el Pathos y el Logos como los componentes básicos de la persuasión, el Locutor, el Auditorio y el Lenguaje como componentes localizados en un antes de del discurso, Bajtín destaca la práctica enunciativa a través de unas relaciones de fuerza que se instauran en el mismo enunciado. Relaciones de fuerza basadas en evaluaciones sociales las cuales se van a evidenciar en la manera como se construyen las voces del Enunciador, del Enunciatario y de lo Referido (o discurso ajeno) en el enunciado. Insisto entonces en que la situación común y corriente de todo uso del lenguaje es el diálogo, la polifonía. La dimensión dialógica, la polifonía es lo propio del fenómeno discursivo, es la característica por excelencia de las prácticas discursivas de los seres humanos: La obra, así como la réplica del diálogo, apunta a la respuesta del otro (de los otros), apunta a una comprensión de respuesta activa, y lo hace bajo todo tipo de formas: buscará ejercer una influencia didáctica sobre el lector para lograr la adhesión de su convicción, para suscitar su apreciación crítica, para influenciar los fanáticos o continuadores, etc. La obra predetermina las posiciones de respuesta del otro en las condiciones complejas del intercambio verbal de una esfera cultural dada. La obra es un eslabón en la cadena del intercambio verbal; parecida a la réplica del diálogo, ella se une a las obras-enunciadas: a aquellas a las cuales responde y a aquellas que le responden, y al mismo tiempo, se parece en esto a la réplica del diálogo, está separada por la frontera absoluta de la alternancia de los sujetos hablantes.(Bajtín, 1984:282) citado por Adam (1999:131). (mi traducción). En mis trabajos teóricos2 [3] he insistido en una teoría mediadora de la producción de sentido que inscribe el lenguaje en una dimensión dialógica y explora el papel activo del intercambio verbal y su unidad discursiva en la generación de procesos graduales de generalización enfatizando en la mediación del lenguaje en tanto que actividad enunciativa en la construcción de los procesos cognitivos. Es el concepto de signo bajtiniano el que permite dar cuenta de la dinámica evolutiva del signo, de la inscripción del mundo y de la lengua en el enunciado. Por un lado se destaca una fusión estrecha entre la lengua y las prácticas discursivas sociales en el sentido en que cuando aprendemos a hablar no aprendemos palabras aisladas, ni oraciones aisladas, sino que aprendemos a estructurar enunciados inscritos en géneros discursivos específicos: Las formas de la lengua y las formas típicas de enunciados, es decir los géneros discursivos, se introducen en nuestra experiencia y en nuestra conciencia conjuntamente y sin que su correlación estrecha sea interrumpida (Bajtín, 1984: 285). Por otra, los enunciados no pertenecen a un solo sujeto aún si fisiológicamente los produce uno sólo, un enunciado es el resultado de dos sujetos socialmente organizados, es decir, todo enunciado procede de un locutor social y se dirige al horizonte social responsivo de un auditor. Todo enunciado estará siempre inscrito en una dimensión dialógica aún en el caso de no reciprocidad cara a cara o del diálogo interior: 2[3] MARTINEZ, Ma. Cristina. (1995) "El discurso como escenario del mundo". Revista lenguaje No.19, Escuela de Ciencias del Lenguaje, Univalle. Cali. El enunciado es la instancia de discurso, el escenario interpretativo de lo real, la metáfora de la realidad donde ocurre la transformación de la experiencia de la realidad en sentido, donde el locutor/autor de un texto despliega intencionalmente la posición y evaluación de un enunciador con relación a su propio enunciado y a los enunciados de otros y con respecto al interlocutor/lector al cual le adjudica una posición de enunciatario. El locutor instaura no sólo la presencia del interlocutor en el texto, sino también la presencia de otros y su propia presencia, el todo con una actitud predictiva y evaluativa que conlleva un anhelo de respuesta activa por parte del interlocutor/lector. Mi interpretación de la propuesta polifónica del lenguaje la presento en el siguiente esquema: La situación de enunciación se nos presenta entonces como el componente básico de una teoría del lenguaje inscrita en la dimensión dialógica e interactiva. Situación en la cual en y desde el enunciado se instauran, se ponen en escena una serie de relaciones sociales y de tensiones entre esas relaciones que van a determinar finalmente las formas de manifestación textual y discursiva que tomará el enunciado. Veamos los dos fragmentos de texto siguientes: Desde el primer momento de lectura los textos nos evidencian que la construcción de las imágenes de Enunciador y de Enunciatario son diferentes, si bien en ningún momento están explícitamente mencionadas. El Sujeto Enunciador en A se muestra de manera muy distinta al del B, e igual ocurre con el Sujeto Enunciatario. Las imágenes que se han construido a través del texto dan evidencia de dos tipos de relaciones sociales distintas: una relación científica y una relación pedagógica, un género discursivo científico y un género discursivo pedagógico. La situación de enunciación específica, el locutor, el tema y el interlocutor son aspectos que se integran en la dinámica de semantización del enunciado. Un enunciado será entonces no el resultado de dos sujetos sino de por lo menos tres sujetos enunciadores (un trílogo) cuyas relaciones sociales de diferente intensidad en él se manifiestan. En el enunciado se pone en escena, se realiza y evidencia un acto social de evaluación, un acto de apreciación social. La tonalidad, la intención y la expresividad que adquiera el enunciado estarán dando cuenta de los tipos de relaciones sociales puestos en escena en el enunciado, y estas relaciones sociales van a orientar las formas de realización sintáctica y funcional que tomará el enunciado. La dinámica enunciativa en el texto Las relaciones sociales entre los enunciadores (enunciador, enunciatario y lo referido (lo dicho) se manifiestan en el enunciado desde tres orientaciones que son las que componen el acto evaluativo de la enunciación: 1. Desde la postura activa del locutor/autor en relación con el interlocutor/lector (destinatario), cuya relación valorativa hará por una parte que el enunciado se impregne de una entonación que evidenciará la manera como el locutor se asume en términos de Enunciador la cual se manifiesta a través de una voz de autoridad, pedagogo o científico, y por otra, que el enunciado instaure una imagen que el locutor asigna en términos de Enunciatario al interlocutor, en virtud de la actitud responsiva anticipada del primero, lo cual evidenciará la búsqueda de un aliado, testigo o por el contrario un oponente. A la tensión que rige entre los dos interlocutores se le denominaría Tonalidad predictiva. 2. Desde la postura activa del locutor con respecto a lo dicho, lo referido o con respecto al enunciado ajeno/referido en el enunciado, se establece una relación valorativa que se manifestará a través de la posición que asuma el primero en términos de Enunciador con lo dicho o con el enunciado ajeno (lo referido): una mirada de respeto, de sumisión, de odio, de crítica, de engrandecimiento, de acuerdo, de ironía, de burla, de apropiación. Esta evaluación se manifestará por medio de una asimilación o una distinción entre los enunciados: lo dicho, lo referido y el enunciado que dice, que refiere. A la tensión que rige entre el enunciador y lo dicho/lo referido se denominaría Tonalidad apreciativa. 3. Desde la postura activa del mismo locutor/autor con respecto a él mismo y a sus intenciones en relación tanto con el interlocutor/lector como con lo dicho/lo referido (o enunciado ajeno), la relación valorativa implica una toma de posición en términos de intención la cual se manifiesta a través del punto de vista asumido por el Enunciador con respecto a los dos (el enunciatario y lo dicho/lo referido)y se manifiesta a través de un propósito o voz preferencial: convencer, informar o proponer, seducir, instruir o hacer actuar, persuadir. A la tensión que se instaura en el enunciador con respecto a sí mismo y a los otros dos se denominaría Tonalidad intencional. Esta dinámica no es exclusiva de la argumentación, es la situación común y corriente de toda actividad discursiva. Veamos los siguientes ejemplos en los que claramente se puede ver el juego polifónico de los enunciadores: No voy a hacer en este momento un análisis exhaustivo de los textos, me interesa que observemos el juego de la polifonía que se presenta en el texto C y la manera como se han construido las imágenes de Enunciador, Enunciatario y Lo Dicho o lo Referido. El análisis de la construcción de la imagen del Enunciatario en el texto D (ver subrayados) lo dejo para otra ocasión. Veamos el texto sobre “ La carrera femenina”: Propuesta de análisis de la dinámica enunciativa en el texto “La carrera femenina” La polifonía enunciativa. Para nuestros propósitos el interés del artículo radica en la manera como el autor del texto construye su discurso a partir de diferentes voces que le van a servir de apoyo a su argumento inicial sobre la incursión cada vez mayor de la mujer tanto en la educación como en el trabajo. Locutor: Periodista - Interlocutores: Lectores y lectoras colombianas con un nivel de educación medio y alto. Enunciadores y heterogeneidad: E1: la voz del periodista (párrafo 1) que inicia el texto mostrando un consenso general sobre la incursión de la mujer tanto en la educación como en el trabajo es cada vez mayor. Este argumento general será demostrado a través de una heterogeneidad de voces de autoridad que apoyan al enunciador E1 que manifiesta su acuerdo con el argumento general: Voz 1: el ICFES, representa la voz de la autoridad educativa oficial, destacando el papel de evaluador estadístico de los resultados educativos, lo cual da una imagen de credibilidad y confiabilidad objetiva en la cifras. A través de un discurso indirecto se enuncia esta voz: (párrafo 1) según fuentes del ICFES, en 1991, el 51.1% de las personas que lograron educación superior (de todo tipo) fueron mujeres. Se continúa con una atenuación de un discurso indirecto más libre Y también se contempla que en carreras de tradición masculina la mujer ha alcanzado destacadas posiciones. Voz 2: Antanas Mockus, Rector (en ese momento) de la Universidad Nacional representa la voz de la autoridad máxima de la Educación Superior Universitaria en Colombia, cuya voz está de acuerdo no solamente con la del periodista sino con la del ICFES y destaca la poca deserción de las mujeres en la carrera universitaria (pr. 2). El periodista refuerza el acuerdo de esta segunda voz a través primero de un discurso indirecto libre los índices de deserción son muy bajitos, señala AM, director de la UN y continúa después con un discurso directo, ya que “las estudiantes llegan con el proyecto de terminar su carrera”. Voz 3: la voz de autoridad empresarial que apoya el argumento de E1 (síntesis introductoria) sobre la fortaleza adquirida en el trabajo por el llamado sexo débil: Según DQ, gerente de la firma Consulgei, la discriminación es casi nula, y sigue con un discurso directo “Por ejemplo, en este momento estoy buscando un vicepresidente para un cargo y puede ser hombre o mujer” (pr.3). E2: Desacuerdo con enunciado general. Tenemos un segundo enunciador que toma distancia en relación con el argumento general y se manifiesta a través de la voz del periodista. Voz 4 que manifiesta cierto desacuerdo con el argumento anterior sobre la casi nula discriminación de la mujer en la esfera laboral. Refuerza su posición con un ejemplo concreto en relación con el área de producción donde se requiere manejo de personal que se le atribuye exclusivamente al hombre. Voz 5: voz de autoridad en relación con bolsa de empleo (Claudia Girón Directora del Banco de Profesionales de U. Andes) que contradice el argumento anterior y refuerza el del E3 sobre la no discriminación de sexo sino de tipo de trabajo. El argumento se introduce con un discurso indirecto CG opina… y sigue con un discurso directo “Por lo general, no hay discriminación de sexo. Pero si toca viajar mucho, se prefieren hombres o mujeres solteras,… Si la mujer es casada o divorciada, la requieren para cargos que exigen mucha responsabilidad y cuidado.” Punto de vista: se presentan diversos puntos de vista que apuntan hacia uno más general sobre el mejoramiento de la incursión de la mujer colombiana en la educación superior y en la esfera laboral. Tonalidad: La tonalidad apreciativa del Enunciador en relación con los Referentes o Enunciados referidos indica una tonalidad de aprecio, de engrandecimiento y de respeto por todas las voces que el periodista pone en escena en el texto. Voces que le sirven a su vez para establecer una tonalidad predictiva de alianza con el Enunciatario; se manifiesta la búsqueda de un aliado que no podrá no estar de acuerdo con la información y el argumento desarrollado a través de voces de autoridad tan importantes que apoyan el argumento del Enunciador 1 el cual coincide en este caso con el Locutor. Así, en todo enunciado siempre se instaura una relación dinámica de fuerzas vivas desde el acto de enunciación intencional realizado con respecto a unos enunciados anteriores ajenos y de manera predictiva con respecto a unos posibles enunciados o réplicas posteriores, lo cual por supuesto crea una dinámica compleja e intertextual en el mismo enunciado. Las formas de organización discursiva del sentido y las formas de manifestación lingüística del significado de un enunciado estarán entonces ligadas no sólo a las relaciones dinámicas que dan indicios de una tonalidad sino a las relaciones dinámicas entre las tres tonalidades. Siempre estas relaciones sociales entre los enunciadores harán parte de la dinámica estructural del enunciado. Reconocer que el texto e incluso el texto escrito es resultado de una dinámica interactiva de fuerzas enunciativas es un punto de partida fundamental para el desarrollo de estrategias discursivas puesto que la situación social de enunciación que se construye en el texto a través de su organización composicional indican no sólo su inscripción en un género discursivo específico sino también los puntos de vista que en él se movilizan, la complejidad enunciativa a través de las imágenes que se construyen y se evidencian en el texto (Martínez, 2000). Identificar las diferentes voces que se actualizan en el enunciado permite hacer las inferencias adecuadas en relación con la intención y el punto de vista del locutor/autor del texto. Es a esta polifonía enunciativa y a la intertextualidad construida en un enunciado a las que nos debemos exponer en primera instancia para comenzar a establecer una comprensión dialógica intencional no solamente con los textos que leemos sino también con los que producimos. La situación de enunciación incide de manera importante en la estructura del texto y esto se evidencia cuando a diferentes estudiantes se les pide reconstruir un texto teniendo en cuenta interlocutores de características socioculturales distintas. Sin embargo, es importante tener en cuenta que no siempre las relaciones enunciativas están explícitas en el texto y que al contrario muchas veces se ocultan, pero el léxico, la complejidad de las construcciones sintácticas y la mayor o menor ampliación semántica, así como la organización global del texto, el género discursivo en que se inscribe y la profundidad del tema, pueden ser las claves para inferir el tipo de situación enunciativa que se ha construido en éste. Trabajar en el nivel enunciativo del texto implica desarrollar estrategias acerca de la construcción discursiva para comprender que todo discurso y muy especialmente el discurso escrito, de la prensa, incluso televisión y radio es una construcción reelaborada de la realidad en cuya producción se 'ponen en escena' roles discursivos tanto de autor como de lector y estos roles o voces y puntos de vista allí expuestos no tienen que coincidir necesariamente con la realidad, o con reglas vericondicionales, se trata de construcciones enunciativas, de puntos de vista o versiones diferentes sobre la realidad. La distinción tripartita clásica en retórica de la Inventio, la Dispositio y la Elocutio se asemeja a lo que Bajtín denomina Tema (“modelo de mundo que propone el texto”, Todorov [1981: 128]), Composición (“sintaxis de grandes masas verbales” [1978: 59]) y Estilo (“fraseología de un grupo social determinado: médico, jurídico, deportivo, periodístico, pedagógico” [Adam 1997b:29]), sin embargo, en la dimensión dialógica estas no operan de manera secuencial sino de manera simultánea en la práctica enunciativa del discurso. Me centraré en esta parte en la ‘sintaxis de grandes masas verbales’ (la Composición). Recordemos una cita de Bajtín: Aprendemos a moldear nuestra habla en las formas del género y al escuchar el habla del otro, sabemos inmediatamente, incluso desde las primeras palabras, presentir el género, adivinar el volumen (largo aproximado de un todo discursivo), la estructura composicional dada, previendo el final, es decir, desde el inicio somos sensibles al todo discursivo que, enseguida, en el proceso de habla vertirá sus diferencias. Si los géneros del discurso no existieran y si no tuviéramos su dominio, y que cada uno de nosotros tuviera que construir nuevos enunciados, el intercambio verbal sería prácticamente imposible.(Bajtín 1984:285) en Adam (1999:137) Así, las formas de manifestación relacional (léxica, proposicional, funcional), todos los niveles de funcionamiento discursivo, así como la dimensión del enunciado se construyen en función del género discursivo del cual la situación de enunciación inmediata o más amplia da cuenta. La significación y sentido del enunciado están intrínsecamente ligadas al proyecto enunciativo de un género discursivo específico. Sugiero que las formas de manifestación del enunciado se realizan a través de una doble dimensión discursiva que ocurre de manera simultánea en el enunciado: la textualidad y la discursividad, la cohesión y la coherencia respectivamente3 [4] ; corresponden a la construcción arquitectónica del discurso cuyas bases significativas se realizan a través de conexiones que evidencian la dinámica relacional social que se instaura entre los tres enunciadores que intervienen en el proceso de semantización del enunciado durante el acto discursivo. Esta propuesta cobra hoy no solamente una importancia metodológica sino una importancia teórica por cuanto permite mostrar por un lado, la manera como se manifiestan las formas de la lengua en la construcción de la textualidad para dar cuenta de la significación del texto y por el otro la manera como se organizan las funciones o actos de habla en la construcción de la discursividad para dar cuenta del sentido del discurso. Estas dos dimensiones que se actualizan en todo enunciado se interrelacionan entre sí a través de una dinámica creativa de negociaciones de significado4 [5] y de sentido en toda ocasión de uso social del lenguaje, es decir, en toda práctica social discursiva. La textualidad es una dimensión de carácter semántico-sintáctico a través de la cual se construyen las relaciones de significado en el texto como un todo. La noción de textualidad está ligada a la noción de cohesión que se refiere a la identificación de los lazos y marcas formales que se utilizan para relacionar una información nueva con una información vieja en el desarrollo proposicional que se realiza a través del texto. En la Textualidad se estudia la composición ligada a las relaciones léxicas, referenciales y macroestructurales. La discursividad es una dimensión de carácter semántico-enunciativo que permite interpretar la manera como se construyen las relaciones de sentido en el discurso y el valor que toman las expresiones en términos de actos y de voces enunciativas. La discursividad estaría entonces ligada a la noción de coherencia, la cual se refiere a la función que los contenidos del texto están desempeñando en el discurso: dan información, amplían 3[4] Ver MARTINEZ Ma. Cristina (1985/1995/1997) Análisis del Discurso: cohesión, coherencia y estructura semántica de los textos expositivos. Editorial Universidad del Valle. Cali, Colombia. una explicación, ejemplifican, definen, contradicen. La coherencia se refiere entonces a la manera como se realiza el desarrollo ilocutivo, la secuencia de los actos de habla a través del discurso. La discursividad en el texto tiene mucho que ver con la situación de enunciación, en ella se estudia la heterogeneidad enunciativa, la polifonía, las implicaturas y sobreentendidos, la organización superestructural del texto y las funciones realizadas a través del texto. Así, para poder dar cuenta del sentido discursivo es necesario partir de los cuatro aspectos que intervienen en el funcionamiento discursivo: El análisis del componente de base, de la situación de enunciación inscrita en el discurso: posiciones, tonalidades. El análisis de la textualidad en sus diferentes niveles: microestructura, desarrollo temático, macroestructura y estructura semántica de los tipos de textos. El análisis de la discursividad también en sus diferentes niveles: heterogeneidad y polifonía, observación que a su vez apoya el primer análisis, desarrollo ilocutivo o funcional, secuencias argumentativas, estilos discursivos (discurso directo, discurso indirecto, discurso indirecto libre), modalidades, secuencias expositivas, organización superestructural del texto. El análisis de los modos organizativos preferidos por los géneros discursivos: Descriptivo, Expositivo, Argumentativo, Narrativo La gente intercambia enunciados, imprime emociones y manifiesta actitudes a través de enunciados. Los enunciados están impregnados de vida social, de vida emotiva, de vida ideológica e incluso de vida puramente local o situacional, pero de vida. Los sujetos discursivos construyen discursos en situaciones de enunciación concretas, en situaciones intersubjetivas moldeadas por el género discursivo característico de una práctica enunciativa social. La estructura del discurso estaría entonces determinada por las condiciones reales, o supuestas a partir de las cuales el discurso se realiza, es decir, sobre todo por la situación social inmediata y el medio social más amplio; por el hecho de que el discurso procede de alguien y se dirige a alguien. El género discursivo es en definitiva la actualización e integración a través del lenguaje en uso de las relaciones sociales existentes entre el locutor, el interlocutor y el enunciado y sus correspondientes tensiones. Desarrollar la competencia discursiva pareciera ser entonces el papel de la enseñanza de la Lengua materna. La historia de las formas textuales, de los modos de organización discursivo, de la búsqueda de adhesión a través de tipos de argumentos es una historia de relaciones sociales significadas y enunciadas en los discursos. Notas 5[1] Este artículo es el resultado de la fusión realizada entre la conferencia “Visión discursiva del lenguaje, visión dialógica del discurso“ ofrecida en el Congreso de Lingüística, Literatura y Semiótica realizado en Popayán (abril de 2000) y el documento de la mesa redonda “La argumentación en la enunciación. La dinámica enunciativa en el discurso” (noviembre 3 de 2000), realizada en la Escuela de Ciencias del Lenguaje de la Universidad del Valle (Cali, Colombia). 6[5] Propuesta inicialmente inspirada en WIDDOWSON, H. G. (1979) Exploration Applied Linguistics. Oxford University Press. Bibliografía ADAM Jean-Michel (1992) Les textes: types et prototypes. Récit, description, argumentation, explication et dialogue. Nathan Ed. Série "linguistique" Paris. ADAM, J.M. (1999) Linguistique textuelle. Des genres de discours aux textes. Coll. Fac Linguistique. Editions Nathan, Paris. ARNOUX Elvira, MAITE A. 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De ese modo, la primer unidad abordará aspectos puntuales del discurso editorial propio de los medios gráficos, la segunda unidad tratará características específicas del discurso narrativo cinematográfico, y la tercer unidad referirá a los procesos de recepción discursiva propios de los discursos "hipertextuales" basados en tecnología informática. Finalmente, este programa se propone desarrollar ese conjunto de contenidos con un sentido instrumental, concibiéndolos como medios teóricos y metodológicos aptos para sostener una práctica crítica capaz de operar sobre enunciados pertenecientes a distintos géneros discursivos, a partir de la cual los alumnos sean capaces de desarrollar una adecuada práctica de análisis del discurso en diversos medios. Objetivos: Acceder al conocimiento de las categorías teóricas y metodológicas con que opera el análisis del discurso. Reconocer la Comprender los perspectiva modos de multidisciplinaria implementación de tales que implica categorías en la ese práctica proceso. de análisis. Aplicar tales marcos teóricos y metodológicos al campo de los discursos argumentativos, narrativos e hipertextuales. Unidades I) de La dimensión argumentativa contenido: de los discursos El campo retórico. Retórica y argumentación. Las concepciones clásicas y contemporáneas de la noción de argumentación. La escena argumentativa: la relación orador / auditorio como instancia dialéctica. Formas y modalidades enunciativas de la argumentación. Los aspectos pragmáticos de la argumentación. El discurso argumentativo como vínculo dialógico con otros discursos. II) La dimensión narrativa de los discursos El relato como objeto de estudio de una disciplina específica: la narratología. Soportes significantes y formatos genéricos como base para una tipología de los relatos. El relato audiovisual. Los caracteres fundamentales del lenguaje cinematográfico. La relación entre imagen y palabra en el film. La cuestión de la temporalidad narrativa y del punto de vista en el relato cinematográfico. III) La recepción discursiva El problema de la recepción en el contexto de las teorías del texto contemporáneas. La crítica a las nociones tradicionales de autor, obra y lector o emisor, mensaje, receptor. Las reformulaciones de la categoría de lector. El hipertexto y las nuevas prácticas de lectura. Características de la lectura hipertextual. Las cuestiones inherentes a una teoría de la hipertextualidad: la "reconfiguración" de las nociones de autor, obra, lector y enseñanza. El análisis Por María Gracia Núñez(*) del discurso según Carlos Vaz Ferreira Según Vaz Ferreira, el arte de hablar y la capacidad natural de hacerlo con ánimo de convencer y persuadir orientando las acciones es fundante de las relaciones humanas. Esto no invalida una reflexión acerca del dominio técnico de tal capacidad. En síntesis, teniendo en cuenta que la teoría de Vaz Ferreira se basa en el fenómeno de enunciación y el estudio de los actos de lengua, destacamos que sus investigaciones contribuyen de modo relevante a la elaboración de una teoría del discurso desde el punto de vista pragmático, semántico y sintáctico. La postura de Vaz Ferreira no es un retorno a la retórica tal cual el tratamiento clásico, sino que se reivindica la argumentación que nada sabe de verdades necesarias, de demostraciones empíricas, ni de deducciones lógicas, sino que se ocupa de lo verosímil, lo plausible, lo probable y no por esto menos racional. Se trata de una ampliación del ámbito de la razón, espacio que ha sido recortado y acotado desde un estricto modelo de legitimación del conocimiento propio de la ciencia moderna. El camino de nuestro autor se distinguirá radicalmente del camino adoptado por los filósofos que se esfuerzan por reducir los razonamientos sobre problemas sociales, políticos o filosóficos, inspirándose en los modelos proporcionados por las ciencias deductivas o experimentales, y que rechazan, por juzgarlo carente de valor, todo lo que no se conforma a los esquemas impuestos de antemano. PARA ARMAR SECUENCIA DE ENSEÑANZA De Cassany Si el eje del currículo es la adquisición de competencias para el uso de la lengua en las diferentes esferas de la actividad social, entonces, los conocimientos gramaticales deben estar supeditados a estas finalidades educativas. En este sentido, las secuencias didácticas para aprender gramática (SDG) se orientan a promover una enseñanza gramatical que atienda, tanto a la relación del conocimiento reflexivo de las formas lingüísticas como a la sistematización de los conocimientos gramaticales en un modelo básico adecuado a las necesidades escolares y a las de los ciudadanos que no serán especialistas. Hacia una gramática pedagógica. ¿Una sintaxis con un enfoque comunicativo? · Secuencias didácticas para aprender gramática (SDG) · La cohesión textual en la enseñanza de la lengua · Gramática y uso: los conectores en los textos argumentativos · Sintaxis y educación literaria · El tiempo de la narración: una secuencia de trabajo gramatical · El aspecto verbal en las narraciones de ficción · La construcción del conocimiento gramatical de los alumnos de secundaria a través de la investigación y el razonamiento · ¿Cómo funcionan los relativos? Aprende gramática investigando · Los alumnos investigan sobre gramática: un breve trabajo de un campo estructurado como una secuencia didáctica · Trabajamos la oración · La actividad metalingüística: más allá del análisis gramatical · Una secuencia didáctica sobre la complementación verbal: la clasificación de los verbos según los complementos verbales · La enseñanza de la gramática: pensar la oración · Referencias bibliográficas Oral Para que los chicos y chicas mejoren su competencia oral, no sólo es necesario crear situaciones comunicativas para hablar, sino que se trata, sobretodo, de enseñarles, mediante secuencias didácticas específicas, a reflexionar sobre cómo hablan y cómo escuchan. Otro En el trabajo que aquí presentamos, nos hemos propuesto indagar un aspecto de la comprensión de textos escritos que suele ofrecer una marcada dificultad para los lectores inexpertos: el reconocimiento de las diferentes voces enunciativas y su integración en la representación textual. Para ello consideramos textos argumentativos donde, si bien domina el compromiso enunciativo del locutor se presentan, con diversas modalidades de atribución y de puesta en distancia, las posiciones de otros enunciadores. Aspectos enunciativos y comprensión lectora La comprensión de texto se define, desde un punto de vista cognitivo, como la construcción de una representación semántica coherente e integrada del mismo. Para construir esta representación debe procesarse la información proposicional proporcionada por el texto, integrándola con información del conocimiento previo del sujeto. Sin embargo, no es solo la información de contenido la que permite comprender adecuadamente un texto, sino que es necesario atender también a la forma en que dicha información ha ingresado al discurso y es presentada por él. Esta operación atañe a la detección y a la correcta interpretación de los diversos recursos enunciativos de la puesta en discurso. De modo que podemos considerar que la representación comprensiva del texto está integrada por representaciones proposicionales y por representaciones enunciativas que interactúan durante el proceso de comprensión. No todos los textos exigen en igual medida que el lector disponga de habilidades para identificar e interpretar marcas enunciativas. La capacidad para procesar eficazmente este tipo de recursos resulta más crucial en el caso de los textos argumentativos, ya que la argumentación, como texto polifónico, implica siempre la presencia de diversas voces enunciativas. Su adecuada comprensión, por lo tanto, demanda la identificación de tales voces, de la relación que establecen con la información proposicional y de la relación que se produce entre ellas. En cuanto a los requisitos cognitivos para la adecuada comprensión del texto argumentativo, existen investigaciones que abordan desde el punto de vista psicológico el desarrollo del razonamiento argumentativo, aunque sin analizar los mecanismos lingüísticos involucrados (Miller, 1987; León y Pérez, 1996). Estos estudios revelan que la capacidad para discriminar hechos de interpretaciones y para contrastar interpretaciones diferentes sobre un mismo hecho, es decir, para relativizar contextualmente la información, son desarrollos tardíos del pensamiento. Por lo tanto, el análisis del aprendizaje y el desarrollo de la comprensión del tipo textual que pone en funcionamiento este tipo de razonamiento, introduciendo puntos de vista diversos por medio de variados y complejos recursos discursivos, debe realizarse con sujetos adolescentes y jóvenes adultos (Piéraut-Le-Bonniec y Valette, 1987). Estudios llevados a cabo con estudiantes del nivel secundario ratifican la mayor dificultad que los sujetos evidencian frente a la argumentación, en relación con otros tipos textuales como la narración, menos demandantes desde el punto de vista cognitivo (Parodi, 1999). En investigaciones anteriores de nuestro equipo 1, relacionadas con el análisis de diversos factores del tratamiento de textos académicos por alumnos universitarios, se puso de manifiesto la dificultad para enfrentar la comprensión y la producción de textos argumentativos. La investigación que aquí se expondrá se funda en los resultados de esos trabajos previos del equipo, por lo cual sintetizamos en la sección siguiente los resultados más relevantes respecto de la comprensión. 2. Dificultades de comprensión de textos en alumnos del último ciclo de la escuela media y del primer ciclo universitario Nuestras investigaciones han privilegiado la relación en ámbitos educativos de la escritura con la adquisición y la elaboración de conocimientos. Los diagnósticos se centraron, en una primera etapa, en prácticas de producción de textos que suponen lectura previa de fuentes. Para realizar estos diagnósticos, tuvimos en cuenta la distancia entre las prácticas de lectura y escritura que realizan la mayoría de los estudiantes al transitar la escuela media y las que se exigen en la Universidad, considerando especialmente las prácticas típicas de escritura en los primeros años de la escuela secundaria y en asignaturas que no corresponden al área de Lengua. Focalizamos, en este marco, el hecho de que, mientras la escuela promueve trabajos breves de reproducción y síntesis de información, la Universidad suele exigir escritos relativamente extensos que respondan a las características de los géneros académicos y que implican el dominio de habilidades expositivo-explicativas y argumentativas. Los diagnósticos se concentraron en las dificultades de los alumnos para reconocer los aspectos enunciativos y, en general, para discriminar diversos niveles de organización de los textos (géneros discursivos, configuraciones pragmáticas, secuencias textuales, cadenas semánticas, etc.) En función de todo ello, diseñamos, por un lado, diversas pruebas en las que se exigía a los alumnos producir textos académicos expositivo-argumentativos de cierta extensión, después de haber aportado, con cierta antelación y como lectura obligatoria, textos académicos de modalidad polémica. Por el otro, se construyeron cuestionarios con respuestas de alternativas para comparar resultados. Los datos de las diversas pruebas tomadas pusieron en evidencia las siguientes cuestiones relativas a comprensión: 1. Problemas en el procesamiento de modalidades no asertivas. Los alumnos, al construir modelos textuales, tienden a omitir la consideración de enunciados no asertivos o a interpretarlos como aseveraciones. 2. Dificultades para reconocer la atribución de segmentos textuales a voces distintas de las del autor. Los alumnos suelen atribuir al enunciador básico del texto enunciados que toma de otras voces, a veces incluso cuando las fronteras entre las voces son nítidas, como suele suceder en los textos expositivo-explicativos del discurso académico. 3. Efecto paradójico del paratexto. Los paratextos de los textos académicos pueden facilitar para los alumnos la comprensión de la macroestructura, el uso de vocabulario técnico difícil de reformular sin distorsionar conceptos y el reconocimiento de fuentes explícitas. Sin embargo, registramos que, por una nota a pie de página, los estudiantes pueden atribuir una jerarquía alta a elementos o conceptos periféricos respecto de los centrales del texto. El desconocimiento por parte de los alumnos (habituados a los paratextos de los géneros didácticos y periodísticos que apuntan a facilitar la comprensión de la información, al menos, macroestructural) de la diversidad de organizaciones y funciones de los paratextos a través de distintos géneros discursivos hace que los estudiantes atribuyan funciones propias de los tipos de paratextos que conocen a los de los géneros académicos. 4. Incidencia del tipo de prueba. El hecho de que un alumno pueda resolver una tarea (de escritura) con o sin texto presente influye sobre los objetivos que orientan la estrategia de lectura. Si bien toda comprensión exige cierta memorización, a esta se dedica la mayor parte de los esfuerzos cognitivos cuando se sabe que luego se deberá realizar una producción sin la bibliografía consultada presente. Poder trabajar con los textos fuente presentes favorece relecturas y, con ellas, la búsqueda y la identificación de informaciones particulares con las que trabajar. 5. Falta de control del proceso de comprensión. Frente a los textos escritos, los estudiantes que ingresan a la Universidad despliegan estrategias más propias de situaciones comunicativas orales que adecuadas para la comunicación escrita académica. No identifican la distancia entre el lector ideal de los textos y ellos mismos como receptores, procesan linealmente la información y no la integran jerárquicamente. La investigación que precedió a la que se expone parcialmente en este trabajo se centró en el estudio del registro de las modalidades (en sentido amplio, "modus" como distinto de "dictum": modalidades lógicas, valorativas y afectivas) en apuntes de un texto fuente argumentativo 2. En esa investigación, elaboramos una prueba de comprensión de un texto argumentativo. Se resolvió con texto ausente, pero se les permitía a los estudiantes tomar apuntes de él. Los alumnos se clasificaron en dos grupos: uno heterogéneo por su entrenamiento en lectura y otro más homogéneo por su entrenamiento sistemático en tareas de análisis de documentos y de prácticas de escritura asociadas a ese análisis. Los resultados e inferencias de esa investigación más pertinentes para la que se presentará a continuación son los siguientes: 1. Las modalidades que los alumnos (más allá de su entrenamiento lector) más fácilmente focalizan se relacionarían con marcas tipográficas y negaciones. 1.1. La mayoría de los alumnos (una vez más, independientemente de su entrenamiento lector) interpretan una indicación tipográfica más como reforzador que como distancia del enunciador respecto de lo enunciado. 1.2. La mayor dificultad para los alumnos con menos entrenamiento en lectura es integrar enunciados refutativos que confrontan dos posiciones, uno de las cuales debe inferirse a partir de índices de modalidad negativa. 2. Los índices de modalidad que constituyen los modos verbales, las perífrasis modales y las unidades léxicas o expresiones modalizadoras son los que los alumnos menos focalizan. 3. La mayor diferencia de registro de modalidades entre los lectores entrenados y los de entrenamiento heterogéneo corresponde a los axiológicos negativos. 4. Otra diferencia entre uno y otro tipo de lector parecería ser un "efecto de resonancia", al que serían sensibles los alumnos con mayor entrenamiento lector. La confrontación de voces entrelazadas (por ejemplo, un enunciador básico que expone su escándalo ante lo dicho por la voz citada a través de bastardillas en algunas de las palabras ajenas) por medio de mecanismos reiterados en los textos no es registrada por los alumnos con entrenamiento heterogéneo. Entre los alumnos con mayor entrenamiento, la mayoría no la registró en una primera ocurrencia, pero sí en las siguientes. El estudio del registro de las modalidades en los apuntes generó en nuestro equipo de investigación nuevos interrogantes sobre la comprensión de los alumnos de fenómenos enunciativos en textos argumentativos. ¿Qué les dificulta más la atribución de un enunciado a una fuente enunciativa que no sea el enunciador básico? ¿Qué relaciones entre voces citadas y entre estas y la citante son más accesibles para los alumnos menos entrenados en lectura? ¿Qué diferencia la comprensión que tienen de los fenómenos enunciativos los más entrenados? 3. Reconocimiento de voces 3.1. Características de la prueba En el marco de los resultados expuestos en la sección anterior, centramos nuestro estudio en el nivel secundario de la enseñanza, etapa de la escolarización en la que debería tener lugar la enseñanza de textos complejos desde el punto de vista enunciativo. Teniendo en cuenta que, desde la perspectiva del desarrollo cognitivo, los adolescentes se encuentran en condiciones de realizar esta clase de aprendizaje, seleccionamos para el trabajo empírico establecimientos de distinto nivel académico, con el objeto de analizar en qué aspectos incide una enseñanza adecuada. Nos propusimos, además, realizar un análisis más pormenorizado de los recursos polifónicos para establecer cuáles presentan mayor dificultad para los alumnos más hábiles y para los menos hábiles. Sujetos El trabajo empírico se llevó a cabo con 125 alumnos cursantes del último año del ciclo secundario miembros de cuatro escuelas de la ciudad de Buenos Aires. Dos de estos establecimientos (Liceo Francés "Jean Mermoz" y Colegio Nacional de Buenos Aires) fueron seleccionados por su elevada exigencia académica general y la particular atención que otorgan a las prácticas de lectura y escritura de textos complejos, de modo que se esperaba que sus alumnos evidenciaran un desempeño superior al del estudiante secundario promedio. Los 68 alumnos de estas dos escuelas fueron clasificados como Grupo I. El Grupo II estuvo integrado por 57 alumnos de los otros dos establecimientos (Escuela Técnica N 1 "Otto Krause" y Colegio Nacional Domingo Faustino Sarmiento), que a diferencia de los anteriores- son representativos del nivel estándar en la escolaridad secundaria 3. Materiales e implementación La prueba es un cuestionario de opción múltiple sobre un ensayo del escritor mexicano Carlos Fuentes, extraído de su Geografía de la novela. El texto (ver anexo) se caracteriza por incorporar múltiples voces, incluso un enunciador "se" ("Goethe mismo fue el último respiro del 'hombre renacentista'..."), con diferentes mecanismos del discurso directo y el indirecto (con verbos del decir, sin ellos; con el enunciado ajeno precediendo o sucediendo las palabras que lo introducen, con diferentes grados de interpretación del discurso del otro). El uso de comillas es variado: a veces solo delimita fronteras entre las voces ("... el ideal clásico de Terencio: 'Nada humano me es ajeno'.") y otras, marca distancia evaluativa y axiológica respecto de la voz citada ("se han agotado las 'narrativas de la liberación occidentales'.") Estos usos de las comillas alternan con uso de cursivas en dos casos. El enunciado ajeno principal del texto es un sintagma nominal que el enunciador toma de Goethe ("literatura mundial") y que resignifica a lo largo de su argumentación. El texto se presentó en la prueba en dos versiones: en una (Anexo, I), se omitió el título ("Geografía de la novela"); en la otra (Anexo, II), se hicieron más cambios. Además de omitir el título, agregamos incisos para explicitar o precisar responsabilidades enunciativas y modificamos la puntuación con esa misma finalidad o para focalizar partes de las secuencias textuales (una refutación, por ejemplo, línea 23). En una y otra versión, el texto es precedido por una consigna en la que se indica el tiempo que se otorga para la lectura y la finalidad de leerlo y cierra con una indicación de la fuente bibliográfica. El tiempo otorgado (quince minutos) permite hacer más de una lectura y la indicación bibliográfica presenta el título del libro del que fue extraído el texto en la prueba, también titulado "Geografía de la novela" por Fuentes. La prueba (ver anexo 2) consta de doce preguntas. La primera indaga la macroestructura que construyen los alumnos. Las once preguntas restantes focalizan o exigen considerar una voz, "lo que alguien dice". Al elaborar la prueba estimamos que, para estudiantes que a lo largo de su escolaridad han debido reconocer fenómenos de polifonía, esa constante de las preguntas podría ser un índice que orientara su representación de la tarea que deben realizar, del interés de los evaluadores, de lo que se espera de ellos. Esas últimas once preguntas de la prueba se pueden clasificar en dos tipos: las que demandan exclusivamente la atribución de un enunciado a una fuente enunciativa (3, 5, 8) y las que exigen una interpretación de la relación que se construye en el texto entre el enunciador básico y las voces citadas (2, 4, 6, 7, 9, 10, 11,12). Como resulta de la numeración de las preguntas, las dos tareas (reconocer la fuente enunciativa e interpretar relaciones entre las voces) se presentan en forma alternada. Por otro lado, el orden de los interrogantes no sigue estrictamente el del discurso del texto (cfr. ítemes 2,3,4), con lo cual se intenta orientar diferentes recorridos de las relecturas. Las preguntas de cada uno de los dos tipos señalados varían en complejidad. Respecto de las preguntas que demandan la atribución de un enunciado a una fuente enunciativa, la 3 implica considerar la posición que toma el enunciador a lo largo de su texto (no se puede resolver localmente); la 5, identificar fuentes múltiples; la 8, distinguir relaciones no solo entre el enunciador básico y las voces citadas, sino también entre éstas (Lyotard, según el texto, toma una idea de Baudrillard y la "extiende"). En cuanto a las preguntas que se centran en interpretación, la 2 remite a un segmento en el que hay más de un indicador de la orientación argumentativa del enunciador (un coordinante y dos adverbios, reforzados por una proposición adjetiva en nuestra versión del texto de Fuentes) y demanda detectar una oposición del enunciador básico del texto respecto de la voz principal a la que cita. La 4 implica distinguir que el enunciador se apropia de un sintagma ajeno resignificándolo y en qué zona del texto el enunciador presenta el significado atribuido a la otra voz. La 6, reconocer enunciados referidos "directamente" sin enmarque tipográfico y distinguir técnicas argumentativas (distinción que se ayuda con la organización de la referencia a la información proposicional). La 7 demanda conocimiento léxico. La 9, reconocer la postura de una voz citada. La 10, distinguir puntos de convergencia y divergencia del enunciador con una voz citada. La 11, interpretación del uso (y a lo largo del texto) de dos marcas gráficas (cursivas y comillas). La 12, interpretación de un párrafo conclusivo (lo cual implica considerar sus relaciones internas y las establecidas con el resto del texto). Definición Argumentar es exponer el punto de vista propio para hacer que otro lo comparta. La argumentación está presente en la vida diaria en multitud de situaciones de comunicación, no exclusivamente verbal, en las que alguien intenta justificar un pensamiento o un comportamiento, influir en la actuación ajena, etc. Lo que determina que se produzca la argumentación es la existencia de un propósito en el emisor: influir sobre las creencias o la forma de actuar del destinatario. Ese propósito se puede realizar de dos maneras: • Convenciendo al destinatario para tratar de que comparta un idea o realice una acción. Para ello se apela a la razón. • Persuadiendo al destinatario para que asuma una idea o realice una acción. Para ello se apela sobre todo a los sentimientos y a veces se emplean conscientemente medios ajenos a la lógica. Cualquier conducta argumentativa se caracteriza por dos rasgos: su carácter dialógico y su carácter lógico. Carácter dialógico de la argumentación El carácter dialógico de la argumentación ha sido puesto de relieve por diversos autores. Así, Dolz (1993), uno de los que más ha trabajado en el tema de la argumentación, afirma: «La argumentación se asemeja a una especie de diálogo con el pensamiento del otro para transformar sus opiniones». Esto hace que la actividad argumentativa se encuentre fuertemente ligada al contexto (Camps, 1995) y por ello hay que tener muy en cuenta la situación comunicativa en que se produce. La situación de argumentación se encuentra determinada por la relación entre los elementos que se representan en el siguiente esquema: El emisor es la persona que argumenta; el destinatario es la persona real o figurada a la que se dirige la argumentación; y el modo de comunicación engloba aspectos tan importantes como si la argumentación se realiza en público o en privado, directamente o a través de algún medio de comunicación , con posibilidad de respuesta o no, etc. Para que una argumentación tenga éxito, el emisor debe tener en cuenta al destinatario de la misma, un destinatario que puede ser individual o colectivo, concreto o genérico. Ello determina una serie de operaciones en dicho emisor: • Reconocer la existencia de opiniones distintas sobre un tema. • Definir el punto de vista propio e identificar otros distintos. • Identificar al destinatario y prever sus opiniones. • Seleccionar justificaciones adecuadas al destinatario. • Saber hacer concesiones ante las razones del destinatario. • Diferenciar a los receptores directos de la comunicación de los destinatarios de la misma. El carácter dialógico de la argumentación se manifiesta especialmente en la contraargumentación, que constituye una de las técnicas empleadas para definir la posición que se combate y se pone en boca de otros. Dos son los medios de contraargumentación más importantes: • La concesión o aceptación de una posición contraria para luego limitar su fuerza argumentativa. • La refutación o referencia a posiciones contrarias para contradecirlas a continuación. LA ARGUMENTACIÓN: CUESTIONES TEÓRICAS modo de comunicación propósito emisor destinatario Page 2 Carácter lógico de la argumentación La argumentación sigue normalmente una estructura lógica en la que se confrontan elementos racionales para llegar a una conclusión. En tales casos podemos distinguir los siguientes elementos: • El objeto o tema sobre el que se argumenta. • La tesis que se defiende o la postura que el argumentador tiene respecto al tema. • Los argumentos o razones en los que se basa la postura del argumentador. La postura del argumentador frente al tema puede ser de dos tipos: • Positiva, lo que determina una argumentación de prueba consistente en presentar argumentos que respalden la postura del argumentador. • Negativa, lo que determina una argumentación de refutación consistente en presentar argumentos que rechacen otros argumentos contrarios a la postura del argumentador. Los argumentos empleados pueden ser a su vez de distintos tipos: • Argumentos racionales. Se basan en ideas y verdades admitidas y aceptadas por el conjunto de la sociedad. • Argumentos de hecho. Se basan en pruebas observables. • Argumentos de ejemplificación. Se basan en ejemplos concretos. • Argumentos de autoridad. Se basan en la opinión de una persona de reconocido prestigio. • Argumentos que apelan a los sentimientos del destinatario. Con estos argumentos se puede mostrar halago, compasión, amenaza... Discurso argumentativo y texto argumentativo Ya se ha dicho anteriormente que no toda argumentación se realiza por medio del lenguaje. Pero centrándonos en esa forma de argumentar hay que hacer una importante distinción entre discurso argumentativo y texto argumentativo como dos formas de abordar la manifestación lingüística de la conducta argumentativa: • El discurso argumentativo se define por el propósito o efecto perseguido. El emisor intenta modificar o reforzar las opiniones de otro para que su comportamiento cambie, pero puede organizar su discurso de distintas maneras, por ejemplo, a través de la narración. • El texto argumentativo se define, sin embargo, por el modo de organización interna de la secuencia de informaciones que contiene. Los autores difieren en la consideración de la importancia del texto frente al discurso para comprender los procesos cognitivos que intervienen en las conductas argumentativas. Dolz (1993) cita al respecto dos puntos de vista: el de Grize, para quien no existe una única manera de organizar los argumentos, sino que la mejor manera de organizarlos es aquella que resulta más eficaz; y el de Bassart, para quien lo importante es conocer la estructura del texto argumentativo. El texto argumentativo: estructura Una característica esencial que diferencia al texto argumentativo de otros tipos de textos es la presencia clara del emisor y el destinatario. El emisor se manifiesta, por ejemplo, en el frecuente uso de la primera persona. El destinatario se descubre en fórmulas que el emisor incluye para dirigirse a él y a veces pedirle su adhesión a la tesis que defiende. A este elemento caracterizador hay que sumar el modo en que los textos argumentativos se organizan. La estructura del texto argumentativo ha sido ampliamente estudiada desde la retórica clásica, disciplina que tenía como principal objetivo establecer los principios del arte de Page 3 persuadir. Según la concepción aceptada por la mayoría de los autores antiguos y medievales, este tipo de texto se articula en cuatro partes: • Presentación o introducción. Constituye el comienzo del discurso y su finalidad es presentar el tema sobre el que se va a argumentar. El argumentador intenta ya en ese momento captar la atención del destinatario y despertar en él una actitud favorable. • Exposición de los hechos. Tiene como objeto enumerar y explicar los hechos que se consideran fundamentales y presentar la tesis de manera clara y concisa. • Argumentación. Constituye la parte central del texto y contiene los argumentos en que se apoya la tesis o postura del argumentador. • Conclusión. Es la parte final y contiene un resumen de lo expuesto (la tesis y los principales argumentos). Es la última oportunidad que tiene el argumentador para convencer al destinatario. Autores como Bassart (1995) describen la estructura de un texto argumentativo como una relación de apoyo, esto es, como una relación entre enunciado-argumento y enunciado- conclusión. Esta relación necesita de la existencia de unos valores compartidos por emisor y receptor (topos) o que este último puede refutar; así un enunciado puede ser argumento «pro» o «contra» algo porque presenta una marca axiológica compartida por la mayoría de los miembros de una comunidad (por ejemplo, se puede justificar que algo no se compre argumentando que es «caro», pues este término tiene una connotación general negativa). Según el mismo autor, puede decirse también que la estructura mínima de un texto argumentativo es la de un silogismo (premisas mayor y menor, conclusión) en el sentido dialéctico del término. Page 4 La argumentación: conveniencia y dificultades La argumentación forma parte de la vida cotidiana y se manifiesta en las expresiones lingüísticas incluso de los niños, pues es inseparable de su proceso de socialización y de su desarrollo intelectual. Los niños desde pequeños tratan de convencer a sus padres para conseguir algo, justifican en cierta medida sus deseos, etc. Por ello, parece muy conveniente que «estas capacidades que aparecen diariamente en la comunicación oral o escrita [...] sean objeto de un aprendizaje adaptado a la edad y a las capacidades de los alumnos» (Cotteron, 1995). Por otro lado, no hay que olvidar que la enseñanza de la argumentación supera los simples objetivos de una enseñanza disciplinaria y tiene unas dimensiones filosóficas, psicológicas, sociales y culturales. La argumentación juega un papel importante en la educación ética del ciudadano moderno (Camps y Dolz, 1995). Se vive inmerso en una situación de persuasión, por ello, los autores que acabamos de citar afirman: «Saber argumentar constituye, para todos los actores de una democracia, el medio fundamental para defender sus ideas, para examinar de manera crítica las ideas de los otros, para rebatir los argumentos de mala fe y para resolver muchos conflictos de intereses. Para un joven o un adolescente [...] constituye el medio para canalizar, a través de la palabra, las diferencias con la familia y la sociedad». Además, comprender los argumentos que se transmiten en los mensajes sociales y poner en práctica estrategias de argumentación es un modo de desarrollar habilidades de pensamiento. A pesar de todo lo dicho, es cierto que redactar un texto argumentativo es para los alumnos de los primeros niveles una tarea difícil. Escribir es una actividad fundamentalmente monologal que requiere hacerse una idea anticipada de la posición del destinatario y de sus posibles argumentos, y además planificar la sucesión y articulación de los argumentos propios. Los psicólogos, entre los que Dolz (1993) cita a Golder, son en general bastante pesimistas ante la evolución del aprendizaje para la elaboración de textos argumentativos. Los estudios realizados desde la psicología sobre la adquisición de la argumentación escrita muestran un orden en el aprendizaje de las operaciones argumentativas centrales (justificación y negociación): 1.º Hacia los 10-11 años se es capaz de realizar justificaciones, esto es, apoyar un enunciado con otro. 2.º Hacia los 13-14 años se empieza a utilizar medios lingüísticos que permiten modalizar y crear distancia entre el emisor y su texto. 3.º Hacia los 16 años se comienza a usar argumentos y estrategias de negociación de la posición propia con un punto de vista contrario. Corier y Golder, citados también por Dolz (1994), distinguen diversos niveles de organización estructural del monólogo argumentativo en el niño: 1.º El niño no toma una posición explícita en la controversia. 2.º El niño formula explícitamente su posición pero sin apoyarla con un razonamiento. 3.º El niño aporta argumentos para apoyar sus posición. 4.º El niño es capaz de relacionar varios argumentos. 5.º El niño puede emplear argumentos de negociación con su oponente. Parece cierto pues, que el desarrollo de las capacidades argumentativas en textos escritos es bastante tardío; sin embargo, los especialistas en didáctica han mostrado cómo la causa de este retraso no es únicamente la complejidad interna de la argumentación. Hay que considerar que hasta ahora el texto argumentativo no ha sido objeto de una enseñanza sistemática y se encuentra prácticamente ausente en las propuestas de lectura. Teoría de la progresión en el trabajo con textos Es tradicional la ausencia de la enseñanza de la argumentación en los diseños curriculares en el nivel de la Educación Primaria. En dicho nivel predominan claramente las actividades de lectura y escritura de textos narrativos y descriptivos, y el trabajo con la argumentación no se introduce hasta los últimos cursos de la enseñanza obligatoria. Este sistema lleva implícita la hipótesis de que existe una gradación o sucesión entre los géneros discursivos. LA ENSEÑANZA DE LA ARGUMENTACIÓN Page 5 Según la hipótesis mencionada, el diálogo oral sirve de base para la narración, y el aprendizaje de la narración sirve de base para el desarrollo de la explicación y la argumentación. Recientes investigaciones sobre la adquisición de los discursos (Dolz, Pasquier y Bronckart, 1993) han servido para contradecir esta concepción sobre la progresión del aprendizaje en el campo del lenguaje escrito. Cada tipo de texto presenta elementos característicos que exigen un aprendizaje específico. Por ello, resulta bastante improbable que los alumnos desarrollen sus capacidades argumentativas trabajando sólo sobre características típicas del discurso narrativo. Un nuevo planteamiento La experiencia didáctica muestra claramente, como se ha dicho anteriormente, que el desarrollo de la lectura y de la escritura exige un tratamiento diversificado. Cada tipo de texto presenta unas dificultades específicas. Por ello parece claro que los textos de opinión deben estar presentes en los primeros niveles de enseñanza, insistiendo siempre en la interacción de las actividades de expresión oral, lectura y escritura. Los niños, como ya se ha visto, desde muy temprano argumentan en sus diálogos con otros; ello hace suponer que lo que más dificulta su dominio de la argumentación escrita es que deben representar de manera previa y autónoma la finalidad y el destinatario de su mensaje. Por ello, puede resultar conveniente partir de la creación de situaciones de comunicación variadas (discusión improvisada sobre un tema, entrevista, debate, exposición...) para enseñar la argumentación oral desde la observación de este tipo de textos y el ejercicio con ellos. La expresión oral en el tema de la argumentación (y también en otros campos) debe ser objeto de enseñanza específica para asegurar la confianza en las situaciones de comunicación y el dominio de éstas. El texto argumentativo trata idealmente de argumentos integrados de manera conveniente según ciertos lazos de unión que no son fáciles de identificar pues carecen de referencia exterior. Esta referencia exterior es muy importante en los primeros niveles; gracias a ella el relato resulta más accesible pues hace referencia a acciones y personajes, esto es, a un campo de experiencia cercano al alumno, y puede servir de plataforma para trabajar las estrategias argumentativas. A esta conclusión llega Bassart (1995), quien afirma: «Puede resultar interesante empezar la iniciación a la argumentación escrita en la escuela primaria a través del diálogo escrito». Esta forma de proceder aporta las siguientes ventajas: • Los alumnos pueden encontrar ciertos aspectos argumentativos conocidos en los relatos que ponen a varios personajes en escena. • Permite ciertas alternancias entre lo oral y lo escrito. • Facilita el trabajo con textos que pueden proporcionar discusiones orales. • Da lugar a que se aborde la contraargumentación, pues el diálogo argumentativo escrito obliga a reconocer y tener en cuenta varios puntos de vista distintos sobre un tema. En cualquier caso al enfrentar al alumno al diálogo escrito hay que realizar actividades que se basen en una interacción lectura-escritura. «La escritura permite a los alumnos tomar conciencia de ciertas dimensiones ligüístico-discursivas que no siempre son tomadas en cuenta por los lectores precarios [...] y que, por ello, constituyen un obstáculo para la comprensión de un texto» (Dolz, 1995). Dolz (1995), que defiende claramente la enseñanza precoz de la argumentación, señala que deben ser tenidos en cuenta seis elementos para realizar una trabajo sistemático en ese campo: • Las situaciones de argumentación. • La estructura de los argumentos. • Las operaciones específicas de argumentación (apoyo, negación, negociación). • Las estrategias y los procedimientos retóricos básicos. • Las marcas y recursos lingüísticos propios del discurso argumentativo. • La planificación global del texto argumentativo. Page 6 Planteamiento teórico De los estudios teóricos citados se desprende que es conveniente abordar la enseñanza precoz de la argumentación y que esta enseñanza no conlleva dificultades insuperables siempre que se aborde bajo las siguientes condiciones: • Tener en cuenta las capacidades argumentativas de los alumnos. • Seleccionar contenidos de enseñanza apropiados a los alumnos. • Establecer una progresión coherente. • Proponer actividades pedagógicas que resulten interesantes para los alumnos. En consonancia con esta línea de pensamiento que se ha espuesto, Editorial Santillana aborda la enseñanza de la argumentación desde los primeros niveles educativos partiendo de las siguientes premisas: • El alumno tiene una capacidad casi innata para argumentar. Desde edades muy tempranas el niño da razones. Se observa que no tiene problemas para argumentar en los diálogos «cara a cara»; en ellos responde perfectamente a los estímulos. • El alumno tiene la dificultad de concebir la argumentación monologal desde el punto de vista dialógico previendo las ideas del destinatario. • La enseñanza de la argumentación debe abordarse mediante la interacción entre las actividades de expresión oral, lectura y escritura. En consecuencia, la propuesta de Editorial Santillana para trabajar la argumentación tiene dos vías de desarrollo: • El programa de expresión oral en el que se proponen situaciones en las que el alumno tiene que dar razón de sus opiniones. • Los programas de lectura y escritura en los que se propone en principio el trabajo con textos narrativos que ofrecen situaciones de argumentación para que el alumno se ejercite en la comprensión y uso de aspectos argumentativos. Programación: objetivos El trabajo con la argumentación en Santillana se organiza en tres etapas: 1º. Etapa de iniciación. 2º. Etapa de desarrollo. 3º. Etapa de consolidación. A continuación se exponen los objetivos de cada etapa. Etapa de iniciación al trabajo con la argumentación Comprende los cursos de 3º, 4º, 5º y 6º de Educación Primaria. En esta primera etapa el alumno adquiere habilidades que necesitará para la posterior producción de textos argumentativos. En ella se persiguen los siguientes objetivos: • Reconocer opiniones distintas. • Definir el punto de vista propio. • Juzgar quién lleva razón. • Identificar razones. • Identificar al destinatario. • Refutar la opinión ajena. • Matizar la opinión ajena. • Ponerse en el lugar del otro. • Reconocer los papeles de oponente y moderador. • Prever contraargumentos. LA ARGUMENTACIÓN EN SANTILLANA Page 7 El trabajo se orienta básicamente en dos direcciones: • Se proponen situaciones de comunicación en las que el alumno debe producir discursos argumentativos orales. • Se propone la lectura y el análisis de textos dialogados escritos y de algún texto argumentativo sencillo, como campo de aprendizaje de destrezas argumentativas. Etapa de desarrollo en el aprendizaje de la argumentación Comprende el primer ciclo de Educación Secundaria Obligatoria. En esta etapa se desarrolla fundamentalmente la teoría del texto. Se trata de que el alumno conozca los distintos tipos de textos, especialmente sus estructuras y las características que los definen. Se presentan textos de distintas clases para su observación y análisis, y se ejercita al alumno en las técnicas ligadas a cada tipo de texto. Se introduce al alumno en situaciones de argumentación escrita (por ejemplo, la reclamación) para que formalice los saberes. Los objetivos de esta etapa son los siguientes: • Definir el propósito de la argumentación. • Utilizar correctamente distintos tipos de argumentos. • Adaptar los argumentos al destinatario. • Emplear argumentos que apelen a los sentimientos. • Diferenciar los hechos ciertos de las opiniones que se exponen en un texto. • Reconocer el propósito y las ideas que se presentan en los anuncios publicitarios. • Formular reclamaciones razonadas. • Elaborar artículos de opinión sobre un tema. • Diseñar anuncios publicitarios. Etapa de consolidación de los conocimientos y habilidades adquiridos sobre la argumentación Comprende el segundo ciclo de Educación Secundaria Obligatoria y el Bachillerato. En esta etapa se trabaja directamente sobre textos argumentativos orales y escritos, se utilizan las técnicas adecuadas para su planteamiento y planificación, se emplean los distintos tipos de argumentos y se crean distintos tipos de textos argumentativos. Los objetivos que se persiguen son los siguientes: • Analizar y definir previamente la situación de argumentación. • Planificar los medios para una argumentación. • Formular claramente la tesis que se pretende defender. • Apoyar los argumentos con datos objetivos. • Diferenciar argumentos de tópicos. • Emplear distintas técnicas persuasivas. • Practicar la contraargumentación empleando técnicas de concesión y refutación. • Elaborar estructuradamente distintos tipos de textos argumentativos. • Elaborar mensajes publicitarios para distintos medios de comunicación. • Analizar lingüísticamente distintos textos argumentativos. En Educación Secundaria Obligatoria se profundiza en las técnicas y procedimientos argumentativos y se realiza una conceptualización de la argumentación y sus estructuras; mientras que en Bachillerato se profundiza en el análisis de los elementos argumentativos presentes en el discurso científico, periodístico y publicitario. Page 8 Principios metodológicos y didácticos Planteamiento Editorial Santillana dedica en toda la Educación Secundaria una atención preferente a la argumentación y al texto argumentativo. Se trata de dotar a los alumnos de un sistema que les permite trabajar ese tipo de texto. Para ello se siguen estos pasos: 1.º Conocer la teoría del texto argumentativo. Este primer paso se concreta en el conocimiento de las estructuras que permiten la organización textual argumentativa, así como en las marcas y otras características que definen dicha organización. 2.º Formalizar la teoría en conceptos y observarla directamente a través de la lectura de textos argumentativos y del análisis de los mismos. 3.º Aplicar los conocimientos adquiridos a la producción oral y escrita de textos argumentativos. Secuenciación de los contenidos En el siguiente cuadro se expone la secuenciación de los contenidos que Editorial Santillana sigue para el trabajo con la argumentación y el texto argumentativo. EDUCACIÓN PRIMARIA Técnicas y procedimientos – Deducción de una idea a partir de otra. – Identificación de razones. – Exposición de razones. – Refutación de la opinión ajena. – Matización de la opinión ajena. – Expresión de causas y consecuencias. – Puesta en el lugar de otro. – Reconocimiento de los papeles de oponente y de moderador. – Previsión de contraargumentos. METODOLOGÍA Y CONTENIDOS E. S. O. (Primer ciclo) Conceptos – Estructura básica de la argumentación. – El debate. – El coloquio y la exposición de las propias opiniones. – Las reclamaciones. – La publicidad. Los elementos de la publicidad. – La propaganda y sus características. Técnicas y procedimientos – Establecimiento del tema de la argumentación. – Expresión de las propias ideas de manera razonada. – Búsqueda y ordenación de argumentos. – Reconocimiento de opiniones distintas. – Utilización de distintos tipos de argumentos. – Reconocimiento de los distintos papeles en un debate. – Formulación de reclamaciones. – Combinación de palabra e imagen. – Reconocimiento de la finalidad y las ideas de los anuncios publicitarios. – Diseño de anuncios publicitarios. – Empleo de argumentos que apelen a los sentimientos. Page 9 E. S. O. (Segundo ciclo) Conceptos – Concepto y elementos de la argumentación. – Tipos de argumentación y clases de argumentos. – El texto argumentativo y su estructura. – La lógica argumentativa. Errores en la argumentación. – La argumentación en los medios de comunicación. – Los géneros periodísticos de carácter argumentativo: el artículo de fondo y el editorial. – El lenguaje publicitario. – El texto publicitario. – El debate. Estructura del debate. – El discurso. Partes de discurso. – La instancia. Estructura de la instancia. – La reclamación. Estructura de la reclamación. Técnicas y procedimientos – Definición de la situación de la argumentación. – Definición del propósito que determina la argumentación. – Planificación de los medios de la argumentación. – Formulación de la tesis y los argumentos. – Elaboración de distintos tipos de argumentos. – Selección de argumentos. – Empleo de argumentos adaptados al destinatario. – Exposición de los argumentos de forma ordenada. – Empleo de técnicas persuasivas. – Diseño de anuncios publicitarios. – Elaboración de campañas publicitarias para distintos medios. – Contraargumentación. – Razonamiento por inducción. – Análisis de causas. – Razonamiento mediante analogía. – Redacción de instancias, reclamaciones y recursos. BACHILLERATO Conceptos – El discurso argumentativo. – El lenguaje científico. Aspectos argumentativos en el lenguaje científico. – El discurso periodístico de opinión. – Organización del texto periodístico de opinión. – El estilo de los textos periodísticos de opinión. – La comunicación publicitaria. – El lenguaje de la persuasión publicitaria. Técnicas y procedimientos – Reconocimiento de la organización de textos argumentativos. – Reconocimiento de las funciones de los enunciados en la argumentación: tesis, argumentos, contraargumentos, concesiones. – Identificación de los marcadores argumentativos. – Reconocimiento de distintos tipos de argumentaciones y de argumentos. – Reconocimiento de la organización de las ideas en textos argumentativos. – Realización de esquemas de textos argumentativos. – Análisis de textos científicos de carácter argumentativo. – Análisis de textos periodísticos de carácter argumentativo. – Análisis de textos publicitarios. – Comentario crítico de las ideas expuestas en textos argumentativos. Page 10 Las siguientes páginas corresponden a la unidad 6 del libro de segundo curso de Educación Secundaria Obligatoria de Editorial Santillana. EL TRABAJO CON EL TEXTO ARGUMENTATIVO Justificar opiniones con argumentos. Actividades de expresión. Dramatizar una situación de argumentación. Analizar la situación comunicativa en que se produce una argumentación. Reconocer el propósito que motiva una argumentación. Ficha técnica. Presenta diferentes técnicas para argumentar. Page 11 Taller de creación. Constituye una actividad de composición de carácter lúdico creativo que el alumno debe realizar completa con sus medios. Planificar una argumentación y redactar el texto argumentativo correspondiente. Formular reclamaciones razonadas. Diferenciar los hechos de las opiniones. Justificar las opiniones con argumentos. Actividades de composición. Proponen la elaboración de textos escritos en los que se pongan en práctica los conocimientos teóricos, siguiendo los pasos o modelos que se proponen en la propia actividad. Page 12 Montserrat Castelló y Carles Monereo (1996) han desarrollado un modelo que se propone enseñar estrategias que permitan gestionar y regular las operaciones cognitivas que el escritor lleva a cabo a lo largo del proceso de composición. Para ello proponen tres secuencias de enseñanza-aprendizaje de estrategias para la composición de textos argumentativos escritos. Pretenden que el alumno interiorice las estrategias que se proponen y que son definidas a partir del uso diferencial que puede hacerse de los procesos de escritura. El alumno debe por tanto aprender a componer un texto, conceptualizar la escritura y el conocimiento, y controlar y regular el propio proceso de composición. Proponen la utilización de las denominadas «hojas de pensamiento» que inciden en actividades mentales diferentes y promueven procesos de composición más o menos complejos. Dolz (1993) presenta secuencias didácticas para la enseñanza de la argumentación que se organizarían del siguiente modo: • En una primera fase el profesor propone y discute en clase un proyecto de escritura. Los alumnos producen entonces un primer texto que sirve de base para negociar un «contrato didáctico»: el profesor explica los objetivos y se compromete con los alumnos a desarrollar una determinada secuencia de enseñanza. • En una segunda fase los alumnos deben realizar una serie de talleres, cada uno de los cuales supone actividades diversas: debates, análisis y observación de textos, ejercicios de producción simplificada, ejercicios sobre expresiones características de la argumentación, etc. • En la tercera fase, gracias a lo aprendido en los talleres de escritura, los alumnos revisan y reescriben los textos primeros o escriben otro texto distinto. Esto permite al alumno tomar conciencia de lo aprendido. Jany Cotteron (1995) comparte la misma organización de las secuencias didácticas propuesta por Joaquim Dolz. Los talleres de aprendizaje que propone intentan dar respuesta a problemas de lectura y escritura que los alumnos encuentran. Estos talleres incluyen contenidos de enseñanza de la argumentación relativos a los tres niveles de operaciones que intervienen en la producción o comprensión de un texto: • La situación de argumentación. • La organización del texto argumentativo. • La redacción del texto. Cada texto supone un intercambio constante de estas operaciones. Por razones de eficacia pedagógica Cotteron opta por trabajar por separado los objetivos de escritura. Los contenidos de enseñanza no se tratan por niveles (por ejemplo, la situación de argumentación en un curso, los argumentos en otro, el esquema argumentativo en otro, etc.). El texto argumentativo necesita unas capacidades argumentativas comunes y no sucesivas. Se propone el tratamiento inicial de todas las nociones relativas al discurso argumentativo de forma no reflexiva; posteriormente se irán precisando y desarrollando según las capacidades de los alumnos. OTROS MODELOS Page 13 BASSART, D. G. (1995) «Elementos para una didáctica de la argumentación en la escuela primaria», en Comunicación, Lenguaje y Educación, 25, págs. 41-50. Artículo de síntesis en el que se aclaran algunas nociones básicas como las de discurso y texto argumentativo, y la noción de argumento; se abordan algunos de los problemas complejos que intervienen en la producción y comprensión de textos argumentativos y se discute la pertinencia didáctica del esquema textual argumentativo para resolver dichos problemas. CAMPS , A. (1995) «Aprender a escribir textos argumentativos: características dialógicas de la argumentación escrita», en Comunicación, Lenguaje y Educación, 25, págs. 51-63. En este estudio se insiste en el carácter dialógico de la argumentación escrita que se pone de manifiesto sobre todo en la contraargumentación, uno de los aspectos que más dificultades presenta en la comprensión y en la producción de textos argumentativos. CAMPS, A., y DOLZ, J. (1995) «Introducción. Enseñar a argumentar: un desafío para la escuela actual», en Comunicación, Lenguaje y Educación, 25, págs. 5-8. Abordan la importancia de la argumentación desde aspectos no puramente lingüísticos sino sociales, psicológicos y culturales. CASTELLÓ, M., y MONEREO, C. (1996) «Un estudio empírico sobre la enseñanza y el aprendizaje de estrategias para la composición escrita de textos argumentativos», en Infancia y aprendizaje, 74, págs. 39-55. Este trabajo trata sobre la posibilidad de enseñar estrategias que permitan gestionar y regular las operaciones cognitivas que tienen lugar en el proceso de composición de textos argumentativos escritos. Los autores presentan tres secuencias de enseñanza-aprendizaje de dichas estrategias. COTTERON, J. (1995) «¿Secuencias didácticas para enseñar a argumentar en la escuela primaria?», en Comunicación, Lenguaje y Educación, 25, págs. 79-94. La autora analiza los aspectos del discurso argumentativo que pueden ser abordados desde la escuela primaria, y explicita cómo pueden integrarse en una secuencia didáctica. Propone numerosos ejemplos de actividades y ejercicios. DOLZ, J. (1993) «La argumentación», en Cuadernos de Pedagogía, Monográfico Leer y escribir, 216, págs. 68-70. Expone con mucha claridad el concepto de argumentación como práctica verbal y las razones para una enseñanza precoz de la misma, apoyándose en una serie de experiencias didácticas. Los otros dos artículos de este autor insisten en sus planteamientos y precisan algunas de sus teorías basándose en experiencias didácticas. —(1994) «La interacción de las actividades orales y escritas en la enseñanza de la argumentación», en Comunicación, Lenguaje y Educación, 23, págs. 17-27. El autor plantea la enseñanza de la argumentación oral a partir de la observación, manipulación y reflexión de las características lingüísticas y discursivas del texto argumentativo. —(1995) «Escribir textos argumentativos para mejorar su comprensión», en Comunicación, Lenguaje y Educación, 25, págs.65-77. Trata la relación entre la escritura y la lectura a propósito de la influencia que manifiesta la enseñanza de la primera sobre la segunda en el tipo de discurso argumentativo. DOLZ, J., PASQUIER, A., y BRONCKART , J.-P. (1993) «La adquisición de los discursos: ¿competencia emergente o aprendizaje de diversas capacidades verbales?», en Actas de las Jornadas sobre la enseñanza de las lenguas en la EOI, Castellón de la Plana. Presenta investigaciones actuales sobre el tema de la adquisición de los discursos. PERELMAN, CH., y OLBRECHT-TYTECHA, L. (1989) Tratado de argumentación (La nueva retórica), Gredos, Madrid. Es un libro básico para entender las posturas sobre la argumentación. Recoge las ideas fundamentales de la «nouvelle rhétorique». El tratado parte de las posturas de la retórica tradicional, pero va más allá y estudia los medios discursivos en textos impresos de diversos tipos que sirven para obtener la adhesión. Para Perelman, la teoría de la argumentación complementa la teoría de la demostración de la lógica formal moderna. El campo de trabajo que propone es el de la técnica que utiliza el lenguaje para persuadir y convencer.ÁS