La representación de los muertos en el teatro de Augusto Boal Cora Fairstein AICA / CCC / UBA “Torquemada nos mató, uno a uno. Algunos murieron de bala, otros de cobardía. Algunos murieron luchando y otros murieron de miedo. Todos se fueron muriendo. Y el país entero se transformó en un viejo cementerio donde el publo entero dejó sus casa y cada hombre entró en su tumba (…) pero entre nosotros hay algunos que no están totalmente muertos. Entre nosotros hay algunos que con su boca pueden decir bajito: “¡Yo estoy vivo!”. Algunos todavía no murieron. Y si dicen bajito, primero bien bajito “¡Yo estoy vivo!” tal vez ocurra el milagro, tal vez se espante el silencio profundo del cementerio, tal vez se espante un pajarito en un árbol, tal vez se espante el miedo y tal vez, diciendo un poquito más fuerte “¡Yo estoy vivo!”, tal vez se espanten los muertos, y tal vez los muertos puedan gritar ¡”Yo estoy vivo!”, tal vez ocurra el milagro, el pueblo gritando fuerte, muy fuerte ¡”Yo estoy vivo!”, tal vez ocurra el milagro, tal vez estemos todos vivos, todos vivos gritando ¡”Yo estoy vivo, yo estoy vivo!” (todos los presos empiezan a salir de sus mocós gritando ¡”yo estoy vivo!”, ¡”yo estoy vivo!” cada vez más desesperadamente gritan ¡”yo estoy vivo!”. Y es verdad: ellos están vivos, todos, todos!).” (Final de la obra Torquemada de Augusto Boal, 1972). Dentro de las categorías del Teatro Latinoamericano es frecuente escuchar el nombre del artista brasilero Augusto Boal ligado al teatro del Oprimido, una metodología teatral surgida en los años 70 en torno a un principio esencial: mejorar las condiciones de vida de los grupos sociales desfavorecidos y contribuir a la lucha por la transformación de la sociedad tomando el arte como un arma efectiva para llevar adelante dicho proceso. El Teatro del Oprimido se desarrolló posteriormente en todos los continentes y sus técnicas fueron difundidas y aplicadas en diferentes contextos, especialmente el teatro foro, su forma más conocida y visible. Sin embargo, Augusto Boal desarrollo una obra artística fecunda y mucho más amplia. Su faceta como dramaturgo y director teatral ha sido menos difundida, pero no por eso menos significativa. A la hora de analizar la poética de un artista latinoamericano, que militó no solamente por una sociedad más igualitaria sino que sentó las bases para democratizar las formas teatrales vigentes hasta ese momento en Brasil y posteriormente en otros países (incluyendo a la Argentina) es fundamental retomar su obra abarcando otros momentos de su recorrido teatral que anteceden la creación del Teatro del Oprimido, y al mismo tiempo la explican. El objetivo del presente trabajo es analizar dos textos teatrales de su autoría, haciendo eje en la representación de la muerte y de los Dramateatro Revista Digital. ISSN: 2450-1743. Año 18. Nueva Etapa. No 1-2, Octubre 2015 – Marzo 2016. La representación de los muertos en el teatro de AugustoBoal,CoraFairstein,pp.123-129 muertos en un momento histórico determinado, a la vez que rescatar el valor de su obra como artista íntegro y comprometido con la realidad histórica y social del tiempo en el cual desarrolló su práctica. Artista militante y multifacético, contaminó su obra de sus ansias de transformación social, por lo cual los textos que escribió y las puestas en escena que realizó, tanto de espectáculos propios como ajenos, se enmarcaron en una misma concepción política del arte. Augusto Boal vivió en Argentina durante su exilio de Brasil, por motivos políticos, entre los años 1971 y 1975. En ese período escribió y dirigió varias obras de teatro con un grupo estable de actores con el que trabajó durante su estadía en el país, el Grupo Machete. Además de desarrollar varias de las técnicas que luego conformaron el Teatro del Oprimido, como por ejemplo el teatro invisible, desarrollada en lugares públicos, como filas de bancos, restaurantes, y en primer lugar trenes. Lorena Verzero (2013) en su libro Teatro Militante. Radicalización artística y política, relata: Una experiencia de teatro invisible que realizaron en varias ocasiones fue en el tren Sarmiento. La protagonista (…) que encarnaba a una mujer embarazada, buscaba vagones llenos y la experiencia comenzaba con la entrada de la actriz. Se provocaba a los pasajeros a partir de la situación de que nadie le daba el asiento a una mujer embarazada. Otros de los integrantes del grupo, que se encontraban dispersos por el vagón se sumaban en voz alta y simulaban una verosímil discusión (…) así, en cuatro o cinco puntos del vagón se generaba una discusión a partir de esta problemática social (…) Luego se levantaban, se presentaban como Grupo Machete, aclaraban qué es lo que se había vivenciado y cuáles eran sus objetivos y se bajaban del tren. (Verzero, 2013:163). Este pequeño relato nos sirve para dar cuenta de la potencia de la propuesta del teatro militante que Boal imaginaba y hacía. Montó varias obras teatrales en Buenos Aires. En el presente trabajo vamos a referirnos a dos. El Gran Acuerdo Internacional del Tío Patilludo, estrenada en octubre de 1971 en la Sala Planeta. El Tío Patilludo, protagonista de la obra, viaja a tierras lejanas, con el fin de incrementar su ya inmensa fortuna. Para lograr explotar a los nativos de esos lugares, deberá aliarse con funcionarios y embajadores y enfrentarse a “extrañas criaturas” de otros planetas. Estos seres, que se confunden fácilmente con obreros y estudiantes, intentan terminar con el sueño capitalista del Tío Patilludo, pero 124 Dramateatro Revista Digital. ISSN: 2450-1743. Año 18. Nueva Etapa. No 1-2, Octubre 2015 – Marzo 2016. La representación de los muertos en el teatro de AugustoBoal,CoraFairstein,pp.123-129 este encontrará aliados que lo ayudarán a ganar. El título de la obra parodia al Gran Acuerdo Nacional (GAN) la fracasada propuesta política motivada por el presidente de facto Agustín Lanusse en 1971, un llamamiento a deponer las antinomias, volver a la legalidad con elecciones que incluyeran al Justicialismo (proscripto desde 1955) y una salida ordenada de las fuerzas armadas del poder. La segunda obra que analizaremos es Torquemada, estrenada en junio de 1972 en el Teatro del Centro. Boal comenzó a escribir esta obra en febrero de 1971 en la prisión en Brasil, cuando estuvo detenido y fue torturado, y la terminó en noviembre del mismo año en Buenos Aires. El argumento aborda las torturas y hostigamientos a los que son sometidos diferentes presos, en su mayoría presos políticos. El rey de algún país funda la “santa inquisición” para eliminar “el progreso” y elige a Torquemada (refiriéndose al fraile confesor de la reina Isabel La Católica y uno de los primeros inquisidores) para que sea quien lleve adelante tal empresa. Torquemada, para garantizar el orden nacional, decide encarcelar a todo el pueblo. Encarcelarlo, declararlo culpable y torturarlo hasta que se demuestre su inocencia. La idea de progreso de este rey nos hace recordar inevitablemente la noción de “progreso” que plantea Walter Benjamin, para quien la idea de una historia lineal del progreso es propia de las clases dominantes, mientras que para las clases subalternas representa un proceso de constante regresión (Benjamin, 1979). Esta obra, menos provista de recursos humorísticos y paródicos, se torna de una crudeza por momentos difícil de tolerar. Muestra de forma directa cómo eran las charlas, los deseos, los atropellos, las acusaciones y los asesinatos acontecidos en las cárceles latinoamericanas en los procesos de dictadura. Boal se encargó de aclarar en el prólogo: “Nunca se puede decir que una obra de arte sea una transcripción exacta de la realidad, esta es una obra de arte, pero pretende ser lo más exacta posible. No fue exactamente así como sucedieron las cosas, pero casi…” (Boal, 1973 a: 64). Este tinte autobiográfico hace aún más cruda la pieza, y nos lleva a tomar las palabras de Ferruccio Rossi Landi quien en su libro El lenguaje como trabajo y como mercado, en relación a los mensajes artísticos, sostiene que La estructura intrínseca del mensaje artístico es su valor de uso, en cambio el carácter realista o no realista está en su valor de cambio, es decir en la posición que viene a ocupar en un determinado mercado 125 Dramateatro Revista Digital. ISSN: 2450-1743. Año 18. Nueva Etapa. No 1-2, Octubre 2015 – Marzo 2016. La representación de los muertos en el teatro de AugustoBoal,CoraFairstein,pp.123-129 lingüístico comunicativo. El valor de cambio es determinado por las condiciones de producción, y por lo tanto por la ideología dominante. Cuando la ideología dominante vacila estamos ante el momento de mayor brillo social de un mensaje artístico vanguardista, porque puede presentarse como nuevo y como realista a la vez y lograr hacerse popular (Rossi Landi, 1970). Podemos pensar desde esta perspectiva a ambas obras como uno de esos momentos de brillo, por más que en ese momento histórico la ideología dominante estaba desplegándose en el poder con todas sus herramientas Analizamos estas piezas porque presentan una característica común: ambas fueron escritas por Boal durante su período de encarcelamiento y exilio posterior, y sus puestas en escenas fueron montadas con un año de diferencia. Los años 70 fueron tiempos en los cuales era muy difícil realizar manifestaciones artísticas sin correr serios riesgos. Sin embargo, Boal encontró la manera de realizar ambos espectáculos dándole voz a muchas cosas que ocurrían en ese momento. Y aquí hay un punto estructural de las obras: Boal enunciaba con una claridad arrasadora lo que estaba pasando en el mismo momento en que aquello ocurría. Es necesario recordar una vez más que la fecha de estreno de El Gran Acuerdo Internacional del Tío Patilludo fue 1971, y que la obra relataba el proceso que poco tiempo después se desarrollaría en Argentina, y que ya venía dándose en Brasil. La representación de la muerte y la impunidad del poder político aparecieron allí de forma contundente. Hay una relación directa entre la lucha armada y la necesidad de exterminio para restablecer el orden perdido que no esconde la intencionalidad de eliminar a quienes desafíen ese orden. Es interesante aquí el recurso de la parodia utilizado Boal, ya que por medio de este puso en palabra la naturalización del exterminio y del terrorismo de estado. Y también utilizo el mismo recurso para evidenciar los costos que los pueblos deben afrontar en la división de clases del sistema capitalista: hambre, muerte, falta de educación y demás vulneración de derechos. En el inicio del segundo acto, en donde hay una reunión cumbre entre los superhéroes y el Gabinete, el presidente afirma que a él le da impresión la sangre pero de hambre pueden morirse cuantos quieran, ya que eso no lo conmueve. Y el mago Mandrake dice que en las manifestaciones estudiantiles quienes van adelante son los jóvenes que pobres, por 126 Dramateatro Revista Digital. ISSN: 2450-1743. Año 18. Nueva Etapa. No 1-2, Octubre 2015 – Marzo 2016. La representación de los muertos en el teatro de AugustoBoal,CoraFairstein,pp.123-129 lo cual la solución es matar a ellos que van primero y que con darle un poco de plata a las familias de los muertos se termina el problema. A lo largo de la obra la posibilidad de la muerte estructuraba el relato como condición de posibilidad para llevar adelante la lucha armada por parte de los estudiantes y los obreros, y también como solución que garantizaba la eliminación de dicha lucha armada. La muerte se erige entonces como un mismo acontecimiento que diversifica su resultado. Unos ponen en juego la vida para cambiar la sociedad, otros atentan contra la vida para que nada cambie. La obra se estructura sobre esta concepción. La representación de los cuerpos muertos se esbozó a lo largo del relato pero llega su punto máximo en el final, en donde en las didascalias puede leerse: “`por el escenario y en la platea, cadáveres colgados por el cuello o por los pies, mezclados con flores, en las pantallas escenas de pueblos vencidos, la música violenta cierra la obra.” (Boal, 1973 b:59). Estamos ante la representación de la muerte que se acerca bastante a una presentación, sin procedimientos que la disfracen de poesía. Los cuerpos desenmascararon los resultados de las políticas impuestas por los gobiernos de facto y al mismo tiempo se tornaron símbolo de las políticas neoliberales. Cuerpos muertos que con su sola presencia denunciaron una práctica corriente en 1971. En Torquemada la presentación de los cadáveres es llevada al extremo. Aquí ya no encontramos el discurso de la muerte sino los procedimientos de tortura y exterminio. Lo que en la anterior obra analizada comienza a representarse de forma progresiva y estalla hacia el final aquí se muestra desde el principio. La dictadura militar anclada en el cuerpo. No solo en las ideas, en la persecución, en la proscripción. Los cuerpos muertos por las torturas representan la forma más acabada del plan llevado adelante por los estados latinoamericanos. La represión se torna cuerpo, y la evidencia de la muerte como proceso de eliminación organiza el relato. Torquemada cuenta detalladamente qué le pasaba a la mayoría de las personas que eran arrestadas, y al hacerlo ofrece quizás uno de los discursos más claros y contundentes de lo que pasaba en aquel momento. Porque, recordamos una vez más, que la obra fue escrita durante el encarcelamiento y posterior exilio del autor, y la cercanía histórica con los acontecimientos representados ofrecen una 127 Dramateatro Revista Digital. ISSN: 2450-1743. Año 18. Nueva Etapa. No 1-2, Octubre 2015 – Marzo 2016. La representación de los muertos en el teatro de AugustoBoal,CoraFairstein,pp.123-129 claridad no mediatizada por posteriores análisis y discusiones sino que ofrece la prueba clara de la intencionalidad política: La eliminación de lo que altere el orden en la sociedad. Ambas obras fueron escritas y presentadas antes de que en Argentina ocurriera el último golpe militar en 1976. Es destacable oponer la presentación de los cuerpos muertos en ambas obras de Boal en contraposición al concepto de “desaparecido” que comenzamos a usar con el correr de los años en referencia a las personas que fueron presas en aquellos años y nunca regresaron. Hay una idea del desaparecido como alguien que está oculto, que no está pero podría estar. Por motivos de extensión se nos hace imposible desarrollar este punto en el presente trabajo, sin embargo es importante destacar la diferencia que planteaba Boal con la representación de los cuerpos muertos en escena en ambas obras. Los muertos no están desaparecidos, no dejan lugar a alguna duda acerca de cuál fue el proceder del estado bajo el poder de las fuerzas armadas. En los inicios de los años 70 Boal presentaba los cuerpos de los muertos que encontraron la muerte en la lucha contra las políticas del terrorismo del Estado. La sistematización de las prácticas de exterminio se encarnaba en los cadáveres de los estudiantes, los obreros y los presos políticos. La representación de la muerte como denuncia evidente de un plan que estaba empezando en muchos países fue expuesta con una claridad política y artística que recuerda el lugar de resistencia y lucha social que el teatro puede ocupar en la sociedad. Bibliografía consultada Benjamin, Walter, 1979. Discursos Interrumpidos. Madrid: Taurus. Cap. “Laobradearteenlaeradelareproduccióntécnica”. Boal,Augusto,1973(ayb).Tresobrasdeteatro:RevoluciónenAmérica del Sur, Torquemada, El Gran Acuerdo internacional del Tío Patilludo .BuenosAires:EdicionesNoé. RossiLandi,Ferruccio,1970.ElLenguajecomotrabajoycomomercado. Caracas:MonteÁvilaEditoresC.A. 128 Dramateatro Revista Digital. ISSN: 2450-1743. Año 18. Nueva Etapa. No 1-2, Octubre 2015 – Marzo 2016. La representación de los muertos en el teatro de AugustoBoal,CoraFairstein,pp.123-129 Verzero, Lorena, 2013. Teatro Militante. Radicalización artística y política.BuenosAires,EditorialBiblos. 129