J . S . Fa l z o n e , C l m . e c o n o m í a . n u m . 1 7 , p p . 2 6 3 - 2 7 8 La participación de la mujer casada en la población activa y el papel del capital humano. Evidencia en Estados Unidos. Joseph S. Falzone Peirce College (Philadelphia, Pennsylvania, USA) Resumen La tendencia más importante en la actividad del mercado laboral durante el último medio siglo ha sido el incremento de la participación de las mujeres casadas en la población activa. Las mujeres casadas se diferencian de las solteras en que su decisión sobre si trabajar en el hogar o fuera de él depende de lo que ganen los otros miembros de la familia. El incremento global en la tasa de actividad de las mujeres casadas puede explicarse tanto por los cambios en las características, especialmente, la inversión en capital humano, y en los comportamientos. El objetivo de este artículo es examinar la decisión del grupo principal de mujeres casadas acerca de si incorporarse o no a la población activa del mercado de trabajo. Para ello se ha utilizado un modelo probit, estimando los efectos de estos cambios para analizar su importancia relativa en la decisión de las mujeres casadas acerca de si incorporarse o no al mercado de trabajo. Palabras clave: mujer casada, mercado de trabajo, población activa, modelo probit. Clasificación JEL: J21, J22 263 Clm.economía. num. 17 Married Women’s Labor Force Participation and The Role of Human Capital Evidence from the United States. Abstract The single most important trend in labor market activity during the last half century has been the increase in the labor force participation of married women. Married women differ from both men and unmarried women in that their decision to work inside or outside the home depends upon the earnings of other family members. The overall rise in the labor force participation rate of married women can be explained by both changes in characteristics, especially human capital investment, and by changes in behavior. The objective of this paper is to examine the decision on the part of prime age married women to participate in the labor force. Employing a probit model, I decompose the effects of these distinct changes in order to analyze the relative importance of each in the labor force participation decision of married women. Key words: married women, labor market, labor force, probit model. JEL Classification: J21, J22 264 Artículo recibido en octubre 2009 y aceptado en noviembre 2010. J. S. Falzone (2010): la participación de la muJer caSada en la población activa y el papel del capital humano. evidencia en eStadoS unidoS 1.- Introducción. La tendencia unitaria más importante en la actividad del mercado laboral durante el último medio siglo ha sido el incremento de la participación de las mujeres casadas en la población activa. Mientras que el aumento de la tasa de participación de las mujeres en la población activa se remonta a los últimos años del siglo XIX, en 1970 las mujeres casadas ya representaban casi la mitad de tal incremento, aumentando desde el 30,5% del total de la población activa en 1960 hasta el 40,8% (Feilds, 1976). En los setenta hemos asistido a un incremento del número de semanas trabajadas por las mujeres casadas y a una reducción del porcentaje de ellas que aportaban un número de horas de trabajo nulo al mercado laboral. Esto se constataba tanto para mujeres casadas con niños como para aquellas que no los tenían. Los datos mensuales procedentes del Bureau of Labor Statistics muestran, desde 1948 hasta finales de los noventa, un crecimiento monótono de las tasas de participación en la población activa de todas las mujeres con 20 años o más (Figura 1). El énfasis en las mujeres casadas resulta de crucial importancia, ya que su participación en la población activa es importante para el crecimiento económico, especialmente dada la reducción que se ha experimentado en las tasas de participación masculina desde mediados del siglo pasado. En su estudio pionero, Mincer (1960) ubicó la oferta de trabajo de las mujeres casadas en el contexto de la familia, destacando específicamente la renta familiar. Las mujeres casadas se diferencian de los varones y de las mujeres solteras en que su decisión de trabajar dentro o fuera del hogar depende de lo que ganan los demás miembros de la familia. A diferencia de los varones, la participación de las mujeres casadas en la población activa no debe analizarse únicamente en términos de la demanda 265 Clm.economía. num. 17 Figura 1 Tasa de participación en la población activa 1948 -2007 Mujeres de 20 años y más. 60 50 40 30 1940 1954 1960 1966 1972 1978 1984 1990 1996 2002 Fuente: u.S. department of labor, bureau of labor Statistics. de ocio; además, debería considerarse en el contexto de la demanda de producción para el hogar. Por tanto, los incrementos en la renta percibida por uno de los miembros de la familia, el marido, pueden resultar en más horas de trabajo ofertadas por él, ya que el coste de oportunidad del ocio es mayor. Al mismo tiempo, puede tener como consecuencia una mayor producción del hogar por parte de la esposa1. Smith y Ward (1985) consideran los factores que han llevado al enorme incremento de la participación femenina en la población activa durante el siglo pasado, prestando un interés especial en los efectos de los salarios sobre la fertilidad. Los autores citados encuentran que el incremento del salario real de las mujeres explica alrededor del 60% del aumento de la participación femenina en la fuerza de trabajo, y que el 50% de éste es el efecto que tienen los mayores salarios reales en la caída de la fertilidad. Pencavel (1998) investigó por qué el comportamiento de la población activa de mujeres casadas se asemejaba al de los varones y mujeres no casadas. El autor concluye que el mercado de trabajo se ha vuelto más “hospitalario” y el trabajo en el hogar “menos atractivo” para las 266 1) mincer apunta que la demanda de producción en los hogares probablemente es no negativa. J. S. Falzone (2010): la participación de la muJer caSada en la población activa y el papel del capital humano. evidencia en eStadoS unidoS mujeres casadas, por lo cual los mayores salarios reales no pueden considerarse la única explicación de su mayor incorporación al circuito laboral. Hotchkiss (2006) también estudió los cambios que se han operado en la participación femenina en el Mercado de trabajo en los últimos 30 años. En lo relativo a las mujeres casadas con pocos años de matrimonio, observa una reducción en la tasa de participación entre 2000 y 2005, que atribuye no solo a los cambios macroeconómicos y demográficos, sino más bien a los cambios de comportamiento. El incremento global en la tasa de participación en la población activa de la mujer en general, y de la mujer casada en particular, puede explicarse tanto por los cambios en las características, especialmente la inversión en capital humano, como por los cambios en los comportamientos. El objetivo de este artículo es examinar la decisión del grupo principal de mujeres casadas (25 a 54 años) de participar en la población activa. A través de un modelo probit, se separan los efectos de los cambios anteriormente aludidos para determinar la importancia relativa de cada uno de ellos en la decisión de las mujeres casadas de participar en la población de activos. En el segundo epígrafe se presenta un modelo de participación de la mujer casada en la población activa. En el tercero se exponen los datos con los cuales se ha llevado a cabo la modelización. En el cuarto se discuten los resultados obtenidos y el quinto ofrece el resumen y las principales conclusiones de este trabajo. 2.- Modelo. Dada la limitación de las 24 horas diarias, se supone que un individuo solo se puede involucrar en dos actividades mutuamente excluyentes: trabajo y ocio. "Trabajo" se define como trabajando en el mercado a cambio de un salario, mientras “0cio” se define como cualquier otra actividad ajena al mercado. Por tanto la mujer elegirá la combinación de actividades (el trade-off trabajo/ocio) que maximice su utilidad para un determinado pack de bienes y ocio. Las horas de trabajo están, por supuesto, restringidas por la resistencia física, habiéndose fijado el límite en aproximadamente 65 horas a la semana. Sin embargo, se encuentra una “solución 267 Clm.economía. num. 17 esquina”, particularmente entre las mujeres casadas, de 24 horas de ocio por día. La decisión de participar en el mercado laboral puede ser vista como el coste de oportunidad del ocio; es decir, la mujer trabajará solo si la utilidad de una hora de trabajo (o la tasa salarial) es superior a la utilidad de una hora adicional de ocio. Por consiguiente, la decisión de trabajar puede ser modelizada de la siguiente manera: m r m r W i - W ih=0 > 0 ⇒ lFp = 1 [1] W i - W ih=0 ≤ 0 ⇒ lFp = 1 m donde W i es el salario de Mercado para el individuo (mujer) i o el valor del tiempo para el individuo trabajador, en el margen, y es r una función de su inversión en capital humano. W ih=0 es el valor marginal del tiempo para la mujer no trabajadora i o su salario de reserva. Este es el salario más elevado al cual no trabajaría. La participación en la población active (LFP) es, por tanto, una variable de elección binaria, que toma el valor 1 si la mujer participa en la misma y 0 en caso contrario. La decisión acerca de si participar o no en el mercado de trabajo puede expresarse a través de un modelo probit. Se adopta el supuesto de que la diferencia entre los salarios de los mercados individuales i's y el salario de reserva puede ser modelizado como una función lineal de las características observables y de un término de perturbación aleatoria no observado en (1). El modelo puede ser estimado por: m i*t = W i - W 268 r i h=0 = b0 +b‘1 Xm,i +b‘ Xr,i +e i [2] donde Xm,i es un vector de características observables que determinan el salario individual de mercado. Como la inversión en capital humano constituye el determinante más importante del salario de mercado, los años de educación se incluyen en Xm,i. La escolarización o no incrementa el salario esperado de mercado, pero también es la fuente de empleos con mayor estatus social. Los años adicionales de escolarización pueden ser entendidos como la aptitud natural individual, así como su preferencia por el trabajo en el mercado frente al trabajo en el hogar. La edad se incluye aquí como una variable aproximativa de la experiencia en J. S. Falzone (2010): la participación de la muJer caSada en la población activa y el papel del capital humano. evidencia en eStadoS unidoS el mercado laboral. También se ha incluido el estatus de salud individual. Una mejor salud se supone que disminuye su salario de reserva ya que decae el coste de oportunidad de su no participación, mientras que una mejor salud aumenta su salario de mercado asociado con una mayor productividad marginal. Como las condiciones del mercado de trabajo afecta a la decisión trabajo/ocio, así como al salario de mercado, se incluye la tasa de paro en el estado de residencia individual para capturar los efectos macroeconómicos de las condiciones laborales. De forma similar, se ha supuesto que el tipo de área de residencia (rural, urbana) afectará a los salarios, así como las oportunidades de trabajo, y se ha incluido una variable dummy que toma el valor 1 si el individuo reside en un área con una densidad de población superior a 250 millones. El vector Xr,i determina el valor marginal individual del período fuera del Mercado laboral. Incluye la edad del hijo más pequeño, siendo la probabilidad de participación de una mujer casada una función creciente de la edad de dicho hijo menor.2 También se ha incluido el logaritmo natural del salario del marido, ya que la decisión de las mujeres casadas sobre su participación en el mercado laboral es función de la renta familiar, estando su decisión de participación relacionada de forma probablemente inversa a la renta que obtiene el marido. La salud del marido también ha sido incluida en el modelo para recoger el efecto de una mala salud en la decisión de la mujer sobre su participación. También se ha incorporado una variable dummy para la raza, de tal manera que toma un valor unitario si la mujer es de raza blanca; con ello se trata de capturar el efecto asociado con la discriminación laboral, social o cultural por motivos de raza. El término aleatorio de error, e i, se supone normalmente distribuido, con media nula y varianza unitaria. Los coeficientes paramétricos en (2) se estiman por máxima verosimilitud a través de un modelo probit. 2) el efecto de los hijos en la participación de las mujeres casadas puede descomponerse en tres categorías. más hijos incrementan la cantidad de trabajo hecho en el hogar, reduciendo por tanto la participación en el mercado de trabajo. al mismo tiempo, más hijos incrementan la necesidad de renta familiar mientras los hijos mayores pueden ayudar en el cuidado de los más pequeños, así como en otras tareas de la casa. 269 Clm.economía. num. 17 3.- Datos. Los datos se han tomado de las Oleadas 29, 31, 32 y 35 de The Panel Study of Income Dynamics (PSID) correspondientes a los años 1991, 1996, 2001 y 2007. El PSID es una encuesta longitudinal de una muestra representativa de individuos de Estados Unidos y sus familias. La encuesta se ha llevado a cabo desde 1968. El período de referencia para el PSID para cada mujer es el año anterior. La muestra que se ha utilizado en este trabajo contiene más de 18.850 mujeres casadas con edades comprendidas entre 25 y 55 años (inclusive) durante el año muestral.3 (Tabla 1). La participación en la población active se define como trabajando, buscando empleo o estando temporalmente fuera de él. En la muestra, la participación media fue del 74,75% en los años considerados. El 25% restante eran jubilados, discapacitados permanentes, amas de casa o estudiantes. Centrándonos primeramente en las características observables que determinan el salario de mercado de las mujeres, la edad media (una variable proxy de la experiencia en el mercado laboral) se incrementó desde un mínimo de 39,03 años en 1991 hasta 33,83 años en 2007, lo cual supone un incremento del 2%. Igualmente, se Tabla 1 Medias Muestrales: Mujeres casadas de 25 a 55 años Años 1991, 1996, 2001, y 2007 (Desviación típica). Ln población activa Edad Raza blanca Edad del hijo más joven Años de educación Lg Met Area 7 Log salario marido Salud marido Salud mujer Tasa de paro del Estado Número 1991 1996 2001 2007 0,71 (0,45) 39,03 (7,81) 0,71(0,46) 6,62 (4,85) 12,39 (6,62) 0,71 (0,45) 2,42 (0,67) 2,29 (1,07) 2,32 (1,02) 5,78 (2,07) 2.659 0,73 (0,44) 39,68 (7,57) 0,64 (0,48) 10,82 (6,44) 13,15 (2,38) 6 9,86 (8,25) 2,69 (0,73) 2,25 (1,04) 2,22 (0,98) 4,97 (1,23) 2.260 0,73 (0,44) 39,62 (7,84) 0,68 (0,36) 9,77 (6.26) 13,10 (2,76) 0,41 (0.49) 2,86 (0,74) 2,22 (1,01) 2,30 (0,99) 4,43 (0,78) 10.012 0,78 (0,41) 39,83(9,05) 0,70 (0,46) 10,99 (6,78) 13,42 (2,49) 0,66 (0,47) 2,79 (0,489) 2,23 (0,99) 2,33 (0,99) 4,73 (0,78) 2.502 Fuente: the panel Study of income dynamics Waves 29, 31, 32, y 35. (6) los datos de las ciudades o SmSa no se incluyeron en la oleada de 1996. Se utilizó la población estatal, en millones, como variable proxy. (7) el estatus de salud de los maridos y las esposas se establece del 1 al 5, siendo 1 excelente y 5 el peor nivel de salud. 270 3) Solo se han incluido aquí "prime age" mujeres casadas ya que por debajo de los 25 años se incrementa la característica de estudios y trabajo. las decisiones de jubilación juegan un papel importante en las deciciones de participación en las mujeres de 55 y más años. los denominados trabajadores en “prime age” pueden verse menos afectados por los ciclos económicos, debido as relativamente grande involucración en el mercado de trabajo. J. S. Falzone (2010): la participación de la muJer caSada en la población activa y el papel del capital humano. evidencia en eStadoS unidoS observa un incremento en la media de años de educación a lo largo de dicho período: de 12,39 en 1991 a 13,42 en 2007, un incremento de más del 8%. El estatus de salud permaneció en el intervalo de 2,2 a 2,3 con “2,0” denotando Muy Buena salud y"3.0" Buena Salud. La tasa media de empleo estatal repuntó al 4,78% en 1991, cayendo desde 1996 a 2001 e incrementándose de Nuevo hasta el 4,73% en 2007. Se ha hecho el supuesto de que las variables que afectan al valor marginal del tiempo de las mujeres casadas también afectan a su participación en el mercado de trabajo. Estas variables incluyen la edad del hijo menor, de tal manera que la participación en la población activa esperada varía directamente con la edad del hijo. Esta variable crece desde 6,6 años en 1991 hasta 11 años en 2007. También se espera que el salario del marido varíe inversamente con la participación de la esposas en el mercado laboral. El logaritmo del salario del marido permanece en el rango de 2,42 a 2,86 durante los cuatro años muestrales. El indicador de salud del marido también permaneció constante en el rango 2,22-2,29. La variable dummy indicadora de la raza (blanca) osciló entre el 64% y el 71%. 4.- Resultados. Las estimaciones de los coeficientes probit y los efectos par alas mujeres casadas con edades comprendidas entre los 25 y 55 años se presentan en la Tabla 2. Centrándonos primeramente en el vector de características observables que determinan el salario de mercado, el coeficiente estimado para la Edad (recuérdese, una variable Proxy de la experiencia en el mercado laboral) es significativo durante todos los años de la muestra, pero negativo. Dado que esta variable se ha utilizado como una proxy de la experiencia laboral, debería haber sido positivo. La variable edad puede estar recogiendo la retirada de la población activa de las mujeres casadas en la cola derecha de la distribución de edades (las mayores edades). El coeficiente negativo puede reflejar las decisiones de jubilación de las mujeres casadas en función de las decisiones de jubilación de sus maridos (más viejos). La dummy que indica la residencia en un área con una población de 250.000 habitantes o más, muestra igualmente diferentes signos y niveles de significación. El coeficiente estimado para el estatus de salud de las 271 Clm.economía. num. 17 Tabla 2 Estimaciones máximo verosímiles del modelo probit: Grupo principal de mujeres casadas, 1991, 1996, 2001 y 2007 († Efectos marginales). variable Constante Edad Edad hijo más joven Años de educación L salario medio marido Lg Met Area Salud marido Salud mujer Tasa paro Estado Raza blanca Pseudo R2 Número 1991 coeficiente 1996 • 2001 • 2007 • 5,91E-01** (0,017) -1,06E-02** (0,033) 3,68-E03† 5,21E-02*** (0,000) 1,80E-02† 6,86E-02*** (0,000) 2,34E-02† -8,51E-02** (0,044) -2,59E-02† -1,33E-01** (0,026) -4,54E-02† 8,36E-03 (0,975) -1,84E-02*** (0,000) -5,88E-03† 4,38E-03*** (0,000) 1,40E-02† 1,07*** (0,000) -6,19E-03*** (0,007) -1,92E-03† 4,37E-02*** (0,000) 1,47E-02† 1,08** (0,013) -7,65E-03* (0,077) -2,03E-02† 5,49E-02*** (0,000) 1,45E-02† 1,05E-01*** (0,000) 3,35E-02† -9,46E-02** (0,028) -3,02E-02† -5,51E-04 (0,889) -1,76E-04† 8,47E-02*** (0,000) 2,63E-02† -2,81E-01*** (0,000) -8,72E-02† 1,13E-01 (0,000) 3,47E-02† 1,11E-01*** (0,000) 2,93E-02† -1,53E-01*** (0,000) -4,05E-02† -7,15E-02 (0,267) -1,87E-02† 2,41E-02 (0,432) 8,38E-03† 1,54E-01*** (0,000) -5,34E-02† -1,67E-02 (0,191) -5,81E-03† -2,68E-01*** (0,000) -9,04E-02† 0,0522 2.659 4,89E-02 (0,146) 1,56E-02† 5,72E-03 (0,871) 1,83E-03† -5,39E-02** (0,050) -1,72E-02† -1,16E-01* (0,067) -3,67E-02† 0.0520 2.260 3,05E-01* (0,075) 9,47E-03† -2,16E-02*** (0,000) -6,72E-02† -1,07E-01*** (0,000) -3,31E-02† 5,39E-03 (0,664) 1,67E-03† 0,0794 10.012 6,89E-02** (0,054) 1,82E-02† -2,29E-02*** (0,000) -6,05E-02† 3,37E-02 (0,247) 8,92E-02† -1,15E-01* (0,105) -2,98E-02† 0,1002 2.502 Fuente: the panel Study of income dynamics Waves 29, 31, 32, y 35. elaboración propia. variable binaria dependiente: en población activa = 1, en caso contrario = 0. *** Significativo al 1% o menos. ** Significativo al 5% o menos. * Significativo al 10 % o menos. p >| z| entre paréntesis. † los efectos marginales son los cambios en la probabilidad de participación en la población activa derivados de un cambio unitario en la variable independiente correspondiente. Se han calculado para la media de las variables independientes. mujeres casadas es negativo y significativo para los años 1991, 2001 y 2007. Tal y como se suponía, una mala salud seguramente lleva a un decrecimiento de la probabilidad de que una mujer casada participe en el circuito laboral. El efecto de la tasa de paro en el Estado de residencia solo es significativo y negativo en 1996 y 2001. 272 Centrándonos ahora en el vector que determina el valor marginal del tiempo fuera del mercado laboral, el coeficiente asociado con la edad del hijo más pequeño es positivo y altamente significativo en los cuatro años considerados. Esto implica que a medida que aumenta la edad del hijo menor el salario de reserva de la mujer cae y la probabilidad de que una mujer casada participe en J. S. Falzone (2010): la participación de la muJer caSada en la población activa y el papel del capital humano. evidencia en eStadoS unidoS el mercado laboral aumenta. Como su decisión de ingresar en el mercado de trabajo se toma en el contexto de la familia, se ha incluido el logaritmo natural del salario medio del marido para capturar el efecto de la renta familiar. El coeficiente estimado para esta variable es negativo y significativo en los cuatro años estudiados, lo que sugiere que una creciente renta familiar incrementa el salario reserva de la esposa y reduce la probabilidad de que participe en el entramado laboral. El efecto de la salud del marido, tal y como se suponía, es positivo, lo que indica que una salud mala incrementa la probabilidad de que la esposa trabaje; sin embargo, dicho coeficiente sólo resulta significativo en 2001 y 2007. En lo relativo a la dummy para la raza, el signo es negativo y el valor significativo para tres de los cuatro años muestrales; esto invita a pensar que los factores socioculturales diferenciales disminuyen la probabilidad de participación en el circuito laboral de la mujer blanca casada. Hotchkiss (2006) estudia los cambios asociados con la participación en la fuerza de trabajo que surgen de tres fuentes. La primera es un cambio en las características de una mujer casada. Estos son cambios en las variables. Así, por ejemplo, una gran inversión en años de educación tendería a hacer crecer su salario de mercado, o un incremento en la edad de su hijo más pequeño rebajaría su salario de reserva y, de ese modo, aumentaría la probabilidad de que participase en el entramado laboral. La segunda fuente de cambio en la participación en la población activa procede de los cambios en el comportamiento, es decir, los medios por los cuales las características conducen a las decisiones de participación. Estos cambios en el comportamiento son recogidos por las estimaciones de los coeficientes paramétricos asociados a un conjunto dado de características. Más específicamente, las estimaciones de dichos coeficientes capturan la utilidad marginal asociada con una característica dada, de tal manera que un coeficiente grande indica una elevada propensión a participar en el mercado laboral. Por tanto, los coeficientes paramétricos pueden interpretarse como un medio a través del cual las características se transforman en comportamientos.4 La tercera y última fuente de cambio en la participación en la población activa es el cambio en 4) la cuestión de si los comportamientos conducen a las características o viceversa es, de hecho, peliaguda. en este trabajo se supone que los cambios en las características son exógenos. 273 Clm.economía. num. 17 factores no observables, como un cambio en el gusto por trabajar frente al gusto por tener ocio, y son recogidos por el término independiente. Uno de tales factores no observables, especialmente importante en las decisiones de trabajar de las mujeres casadas, es el gusto por el trabajo orientado al hogar y la predilección por las actividades relacionadas con el cuidado de los hijos.5 Dado que el énfasis de este artículo está en el papel del capital humano en la decisión de las mujeres casadas de participar en el Mercado de trabajo, se hace necesario destacar primeramente que entre 1991 y 1997 la probabilidad observada de participación en el mercado de trabajo se incrementó un 7%. Al mismo tiempo, los años de educación aumentaron un 8,3%. Por tanto, ceteris paribus, una mayor inversión en capital humano contribuiría a un incremento en la participación en la población activa. También se puede observar que el coeficiente estimado para los años de educación de las mujeres casadas, es decir su receptividad a la educación, es positivo y significativo al 1% o menos para todos los años de la muestra. El coeficiente aumentó entre 1991 y 1996, cayó en 2001 y se incrementó a su nivel más elevado en 2007. En consecuencia, tanto un incremento en los años de educación como un mayor grado de receptividad a la inversión en capital humano contribuyeron al incremento en la participación observada y predicha en el mercado de trabajo del grupo principal de mujeres casadas (Tabla 3). Tabla 3. Probabilidades. Tasas de participación de la mujer casada en la población activa 8. beta91 beta96 beta01 beta07 1991X 1996X 2001X 2007X 69,78% 74,88% 74,35% 75,39% 59,46% 65,89% 64,93% 66,55% 75,95% 80,22% 78,81% 80,30% 84,41% 88,27% 87,73% 88,58% Predicho Observado 70,13% 71,00% 74,70% 73,00% 76,10% 73,00% 81,70% 78,00% Fuente: the panel Study of income dynamics Waves 29, 31, 32, y 35. elaboración propia. 8) Beta(año) hace referencia a los comportamientos (los beta coeficientes estimados) durante un año determinado. (Año)X se refiere a las características en ese año. por tanto, la lectura por filas indica características constantes y comportamientos cambiantes, mientras que en la lectura por columnas lo que son constantes son los comportamientos y lo que varía son las características. 274 5) nakamura y nakamura apuntan que además de capturar el efecto de los hijos en la oferta de trabajo, es decir, sus demandas de tiempo, la variable hijos también recoge el gusto por la producción en el hogar. J. S. Falzone (2010): la participación de la muJer caSada en la población activa y el papel del capital humano. evidencia en eStadoS unidoS Figura 2 9 Tasas de participación de la mujer casada en la población activa. 100% 90% 80% 70% 60% 50% 40% 1991X 2001X 30% 1996X 20% 2007X Pred. 10% 0% Beta91 Beta96 Beta01 Beta07 Fuente: the panel Study of income dynamics Waves 29, 31, 32, y 35. elaboración propia. 9) desafortunadamente, la correspondencia entre 1996X y 2007X hace que las dos curves simuladas se solapen tanto que es difícil distinguirlas en el gráfico. La Figura 2 muestra la "Probabilidad Predicha" basada en las estimaciones probit evaluadas en el valor medio de sus covariables. La "Probabilidad Simulada" muestra la probabilidad de participación en la población activa basada en el comportamiento de las mujeres en los años muestreados (los coeficientes b estimados) mientras las características (los vectores X) se mantienen constantes para cada año muestreado. La distancia vertical entre las tasas de participación predichas y simuladas indica las diferencias en participación debidas a cambios en las características (por ejemplo años de educación) manteniéndose constantes los comportamientos. Por tanto, para el periodo 1991-2007 tanto la probabilidad predicha como la simulada se ha incrementado. Manteniendo el comportamiento constante a niveles de 1991 (la Beta91 en la Figura 2), se encuentra que las tasas de participación en la población activa se incrementaron más del 5,5% durante el periodo muestral. Manteniendo el comportamiento constante a niveles de 2007 (la Beta07 de la Figura 2, las tasas de participación crecieron alrededor de un 4%. Manteniendo las características constantes al nivel de 1991, las tasas de participación aumentaron del 69,78% al 84,41% (casi quince puntos porcentuales). Si el nivel de las características se fija en 2007, el incremento supera el 13%. Si bien tanto los cambios en los 275 Clm.economía. num. 17 comportamientos como los cambios en las características refuerzan los cambios en las tasas de participación, son los cambios en los comportamientos (la respuesta a las características) de las mujeres casadas los que tuvieron el mayor efecto en el incremento de la participación de las mujeres casadas en la población activa entre 1991 y 2007. Recuérdese que las estimaciones de los coeficientes paramétricos capturan la utilidad marginal asociada a una determinada característica. Poniendo el énfasis en el efecto marginal de los años de educación, se puede comprobar que en 1991 un año adicional de educación incrementaba la probabilidad de participación de las mujeres casadas en el mercado de trabajo 0,023, mientras que en 2007 el cambio era de 0,029. Durante este mismo periodo, los años de educación se incrementaron más de un 8%. Por consiguiente, mientras que la respuesta al capital humano permaneció relativamente constante, quizás reflejando los retornos decrecientes, la respuesta comportamental fue realzada por el incremento en los años de educación. 5.- Resumen y conclusiones. 276 La tasa de participación constituye un importante indicador de las condiciones laborales, proporcionando nuevos y significativos conocimientos a la hora de evaluar le potencial de crecimiento de una economía. Durante el medio siglo pasado, la característica más destacable de las tendencias del mercado de trabajo fue la entrada en el mismo de la mujer casada. Los datos del BLS desde 1948 constituyen una muy buena crónica de este hecho, mostrando una estabilización alrededor del 60% solo al final de los noventa. Los cambios reflejan la interacción de las características de las mujeres casadas y su respuesta comportamental a tales características, especialmente la inversión en capital humano. Las causas de los cambios en las características y los comportamientos son complejas y la causación puede darse en ambas direcciones. No obstante, los resultados obtenidos en este trabajo indican que los años de educación y la edad del hijo más pequeño ejercen, de forma consistente, la influencia positiva más fuerte en la decisión de las mujeres casadas de entrar en el mercado de trabajo, mientras que J. S. Falzone (2010): la participación de la muJer caSada en la población activa y el papel del capital humano. evidencia en eStadoS unidoS las ganancias de sus maridos son las que más negativamente influyen en tal decisión. Un análisis de la descomposición de características y comportamientos, esto es, la diferencia entre las tasas de participación predichas y simuladas, revela que los cambios en los comportamientos alimentaron la mayor parte de los cambios en la participación laboral de las mujeres casadas en el período 1991-2007. Desde una perspectiva de política, los resultados que se obtienen indican que las ganancias adicionales en las tasas de participación en la población activa de las mujeres casadas parecen venir de la mano de los cambios inter-generacionales en los comportamientos, más que de la mano de las características, muy especialmente de los años de escolarización, el número de hijos y sus edades y la renta del marido. Damos por sentado que los individuos responden a los incentivos económicos. Dicho esto, se debe agradecer la presencia e influencia de factores no observables en los criterios de decisión y el contexto familiar en el cual dicha es tomada dicha decisión. La aleatoriedad intrínseca de la toma de decisiones capturada por el término de error puede no “comportarse bien”, como se postula en nuestro modelo. Por supuesto, existen elementos en la toma de decisiones humanas que no pueden ser explicadas por el modelo propuesto. Es más, el impresionante incremento en las tasas de participación en la población activa de las mujeres casadas que se han dado en el siglo pasado pueden haber alcanzado su límite superior natural. Los cambios en tecnología, tanto en el lugar de trabajo (con cada vez menos énfasis en la destreza física) como en el hogar, con la capacidad de las mujeres de planificar el número de hijos y su espaciamiento han cambiado enormemente la matriz de decisión de trabajar fuera del hogar. Por tanto, el emparejamiento de las mayores oportunidades de adquirir capital humano y los mandatos legales y sociales relativos a las mujeres en el lugar de trabajo han alcanzado un límite superior en su capacidad de atraer más mujeres casadas al trabajo. Desde el momento que las tasas de participación de la mujer empieza a equipararse con la de los hombres, los incrementos adicionales en la tasa de participación de las mujeres casadas pueden resultar de cambios inter-generacionales en las perspectivas tanto de hombres como de mujeres. 277 Clm.economía. num. 17 Bibliografía. BOWEN, W. G. & FINEGAN, A. T. (1969): The Economics of Labor Force Participation, Princeton University Press. BREMMER, D. & KESSELRING, R. "Divorce and Female Labor Force Participation: Evidence from TimeSeries Data and Cointegration", (2004) Atlantic Economic Journal 32(3) pp 174-89. +1. BRUSENTSEV, V. (2006): Evaluation of Female Labor Force Participation in the United States: 1967-2003, International Advances in Economic Research 12 pp 358-73. FEILDS, J. M. (1976): A Comparison of Intercity Differences In The Labor Force Participation Rates of Married Women In 1970 with 1940, 1950, and 1960, The Journal of Human Resources XI, (4). HOTCHKISS, J. L. 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