Comer es uno de los placeres de la vida, pero hacerlo en exceso, o mal, trae graves consecuencias a la salud, como la obesidad. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Nutrición 2006, el 70% de los mexicanos mayores de 20 años tiene sobrepeso. En México la alimentación tiene grandes contrastes. La desnutrición infantil ha disminuido, pero aún existe, y la prevalencia de anemia es alta. En oposición, ha surgido una epidemia de obesidad y otras enfermedades crónicas relacionadas con la alimentación, como diabetes, aterosclerosis, hipertensión arterial y ciertos tipos de cáncer, sobre todo en la población adulta. En la dieta no sólo se consideran los alimentos que la conforman, sino también los hábitos y costumbres que determinan la forma, el momento y el orden en que se ingieren los alimentos. Sin embargo, en muchas ocasiones un factor determinante de hábitos alimentarios inadecuados es el desconocimiento de lo que se considera adecuado. La alimentación debe estructurarse siguiendo un patrón alimentario “correcto”, es decir, que sea suficiente para cubrir las exigencias del organismo contribuyendo a mantener su homeostasis, y que además sea completo, equilibrado y adecuado para quien lo va a recibir. Es por ello, que se han establecido guías alimentarias con el propósito de facilitar a la población los lineamientos de una alimentación recomendable. En México, la guía utilizada es el “Plato del bien comer” en conjunto con la Norma Oficial Mexicana 043, en la que se recomienda que los adolescentes consuman tres tiempos de comida y dos colaciones por día. También se recomienda disminuir el de consumo de bebidas envasadas y consumir mínimo dos litros de agua natural al día, Secretaria de Salud (SSA, 1999). Las verduras se conocen como las partes comestibles de las plantas que se utilizan en la alimentación humana las cuales pueden ser: Raíces: zanahoria, rábano. Tallos: apio, espárragos. Hojas: acelga, berro, espinaca, hierba mora, verdolaga, lechuga, repollo, chipilín, entre otros. Frutos: tomate, berenjena, pepino, ejote, aguacate. Flores: coliflor, brócoli, flor de calabaza, loroco, flor de izote, pacaya. El valor nutritivo de las verduras es muy parecido al de las frutas, tienen alto contenido de agua e hidratos de carbono, y muy poco contenido de grasas y proteínas. Las verduras promueven principalmente vitaminas y minerales y cuando se consumen crudas son fuente de fibra. Se consideran alimentos protectores y reguladores de las diferentes funciones que cumple el organismo humano, las verduras son ricas en carotenos precursores de la vitamina A, la cual es necesaria para crecer, para la vista y ayuda a aprovechar las proteínas. Además los carotenos, tienen una función antioxidante para las células del cuerpo, lo que significa protección contra la destrucción de las mismas, las verduras de color verde intenso son buena fuente de carotenos y se recomienda que se incluya por lo menos una de ellas en la dieta diaria. Las plantas de hojas comestibles son aquellas cuyas hojas se comen al igual que los vegetales. La mayoría de ellos pueden comerse crudos, en ensaladas. Poseen los más variados sabores y también pueden utilizarse para acompañar otros platos. Algunos vegetales de hojas verdes, crecen durante el invierno y otros durante el verano; algunos son perennes y otros de estación. Muchos de ellos son además adaptables a diversos climas y se desarrollan de acuerdo al caso como cultivos mayores o como cultivos menores. Actualmente se conocen cerca de mil especies de plantas con hojas comestibles. La mayoría de ellas pueden almacenarse en la refrigeradora por varios días, dentro de una bolsa plástica perforada. Las hojas cosechadas tiernas y de estructura delicada se marchitan pronto; es mejor comerlas lo antes posible, o comprarlas el mismo día en que se van a consumir. Las plantas de hojas comestibles son bajas en calorías, bajas en grasa, altas en proteína por caloría, altas en fibra, altas en hierro y calcio y muy buena fuente de fotoquímicos. Al igual que muchos vegetales contienen antioxidantes que ayudan al organismo a desintoxicarse, lo cual las coloca entre los alimentos que ayudan a reducir los riesgos de cáncer. Las verduras de hojas verdes son una excelente fuente de vitamina A que mantiene los ojos y la piel sanos y ayuda a proteger contra infecciones. Las verduras de hojas verdes son una excelente fuente de ácido fólico que puede ayudar a disminuir el riesgo de que una mujer tenga un bebé con un defecto cerebral o de la columna vertebral. Sobre todo las de hojas verde oscuro poseen grandes propiedades alimenticias. Son ricas en beta caroteno (precursor de la vitamina A), en vitamina C, en calcio, hierro, folate y magnesio. También contienen luteína y zeaxanthina, las cuales se piensa que protegen la vista de cataratas y degeneración de la macula. El Instituto Nacional del Cáncer y varias otras organizaciones de salud de los Estados Unidos recomiendan consumir 5 raciones diarias de frutas y vegetales. Las frutas y los vegetales pierden propiedades alimenticias cuando se almacenan durante mucho tiempo o, cuando se cocinan por un tiempo largo. Por ello consúmalos frescos y, si los cocina, que sea durante un tiempo corto.