Y A M E R IC A N A ¿üAflAyyiL» jrst&r.K aptair*?' PRECIOS DE SUSCEICION. Provincia' Ei¡ran;ero. AÑO ASO. SEMESTRE. TRIMESTRE. •5 losetas. 18 pesetas. 21 id. 20 id. 10 estrías. I ! id M id. >ihhNÑ' « 3 5 P?. XXXI. — NUM. ADMINISTRACIÓN : A L C A L A . 2 PRECIOS DE SUSCRICION. PAGADEROS EN ORO. XXVII. SEMESTRE. 3 . Madrid, 2’ de Julio de 1887. Cuba, Puerto-Rico y Filipinas... Demás Estados de America y Asia ............................. ncios. Intoy1“ /oro.* 1 SUMARIO. ífl —v„„ .>UcStri.' graba* pm—Ctónic.1 germini, por 1). Ji Kcnalínden Bre:íllO io», por D. Ensebio Martínez di co. —Espete ... por don CiriosKromauru—El color A l i • Fir 1) Au¿u . . Kevirai Snulfico.indusin.il. pori). Rumi Vi!/eun. Viaje■ a Anaca, iior D. Ma. micideOssuna y van den Ueedc-.—1.1 Binen.—Siempre luchar, piieM.'i, poi I). fimnliulosa l i l a Redacción poi unión. Com- Medalla do mcumia clase.) P.uis : Manilrsmi i. ii p. pillar en limen del generili Huulangcr. ñ rUsalida paia Clciii|i.ni-l'ciMi,l. ■ n la .ar, de l.yon. el i) del actual. Renato del I'.scino. Sr. 1) Manuel Cardenal y Prmiz, ulenldi-piesideni••. .¡ue fué. del ss L A s r e A D R O D E M. CU RIO SAS.» D A R I O S . — (De fotografia.) Avunliirn del K.wni culuul dii puerili,o— 12 pesos fuertes. 6o pesetas 6frane 7 pesos fuertes. 35 pesetas ó francos. nsieüin de l'llipina- enei Parque <U Mnelrid: Exterior de la nstalada por la Gompaai.i (•citerai «leTabuco» de Filipinas. (I), fotografia de- Laureili i 1' a.v-l: n, - (!la¡..s pirineos, Francia): El establecimiento terina!; Pa ... y jardín Dnrbalde . El valle de la Sciiti,-, victo <lei.de (imn/.v • el pulenti •!..- Aa. v el Irniente /<■ PahiH/i:: El Pico <lvl Gei. |Dibujoile Riudavets. según fotngr .lias.)—Sa/.'i: de Puri- de 1887: El iJii’li'r l.'/nino; ,/,tw/¡) un.i .lita, .< ,■ » ¡,t Sàlfllriire (Paria;, cuadro di Andi "' Hrmiillcl. (De fn|**gr.i:éi ; Tabícale. :U LA C R Ó N IC A G E N E R A L . fl¡E \ asi Indos los periódicos de Kspaña, dejando .z^v/jq a un laclo diferencias políticas y aun econó!$ss\ vó manifiestan alarmados ante el ) conflicto de una crisis en la riqueza vinícola, t í »na de las principales del pais, y discurren V 'f c J í U en términos análogos desde La Epoca hasta M i'ibtra!. Los recargos arancelarios votados en ' '• Francia sobre los alcoholes extranjeros: la prima C concedida por el Gobierno alemán á la exportación ; de sus alcoholes industriales, que resulta triple de la ' que ya ten iau, y los resultados funestos que está dundo la invasión enorme de ese espíritu en nuestros mer­ cados por su increíble baratura, invasión que aumentará muy en breve : todo esto, que venían indicando hace tiem ­ po aisladamente algunos escritores, ha concluido por inte­ resar a todos, como raras veces interesan en España estas cuestiones. Ante tan unánime clam oreo, se han enfadado algunos periódicos alemanes, produciéndose en términos un tanto agresivos respecto de nuestro pais: y alguien ha llegado á sospechar, en vista de esto, si la famosa cuestión d éla s Carolinas fue un pretexto y nada más para (pie, en compen­ sación del favor qtte se nos hacia no insistiendo en man­ tener el despojo, devolviésemos la atención prorrogando el tratado de comercio de pebres consecuencias que se ha pactado en España .-con paisas extranjeros. Pueden en­ fadarse cuanto gusten los periódicos alemanes; esto no ha de impedir que discurramos tranquilamente, según lo exige la cuestión, y que reconozcamos la razón con que el Sr. Vizconde de ( ampo Grande, que se optr o :i la prórroga, pida hoy con autoridad medidas higiénicas y económicas en defensa contra los alcoholes amílicos que están quitan­ do la buena fama a nuestros vinos y dañando á la salud, y que paralizada acaso su exportación en los puertos alema­ nes, en expectación de la nueva prima, caerán desde i." de Septiembre sobre nosotros como una inundación. /;'/ í.itu val da interesantes pormenores respecto del asun­ to. '(Hace quince años, dice, cosechábamos 20 millones de hectolitros: hoy producimos más de 30, y tal vez lle­ garemos á ,|0 antes de quince años, sin que hayan aumen­ tado el consumo interior y la exportación en iguales pro­ porciones.» La demanda que obtenían, sobre lodo de Francia, esos vinos saludables, según dicho periódico, in­ dujo á la especulación falta de conciencia a realizar g a­ nancias considerables falsificando los vinos con ese alco­ hol alemán y otras sustancias, y produciendo un brebaje venenoso, que exportaban con nombre de vino español, mientras una parte de éste carecía de compradores, y fal­ sificándolo también de igual modo para el consumo inte­ rior de las grandes poblaciones. Si a este mal se añade la mayor baratura que van a obtener los alcoholes industria­ les por la prima que para verse libre de ellos, y que hagan un negocio sus compatriotas, les concede el Gobierno ale­ mán, nuestra riqueza vinícola y la salud pública corven gran peligro. Touos convienen ya en que es preciso defender ambas cosas en cuanto lo permitan los tratados, y esto ya es a lg o ; es que empezamos á tener criterio nacional en un punto concreto. E l i.ibtral propone q u e , como Alemania altera las condiciones de la producción, nosotros alteremos en proporción igual las del consumo, exigiendo en las fronteras triples derechos de consumos y dando primas en España á la fabricación de los aguardientes inofensivos. El Sr. Jovo y H evia, recordando que los tratados se rompen por variación de las condiciones esenciales de los objetos sobre que versan, dice " que estamos en el caso de denun­ ciar en esta parte el tratado, ó de aumentar nuestro dere­ cho arancelario en la proporción en que se aumentó la prima de exportación en Alemania.» Por últim o, alguien, no recuerdo qué periódico, lia sol­ tado la idea de estancar el alcohol como se intenta en Suiza y como recientemente se ha pretendido en Francia y Alemania. Y esa frase, que hubiera producido mal efecto en otros tiempos y circunstancias, se lia escuchado esta vez sin escándalo, y en las conversaciones privadas con benevolencia. El Gobierno alem án,que bu querido estan­ car el alcohol, no se opondría á que hiciéramos lo propio. Nosotros proponemos el estudio de una combinación que desde luego tiene un inconveniente grave, pero no invencible, en el arrendamiento del tabaco. Estancar un producto industrial no suele tener otra de­ fensa que la necesidad de crear una renta al Estado : y sin em bargo, el estanco del alcohol tiene otras ventajasen esta ocasión, que son la defensa de la salud pública y de la gran producción vinícola, ; Habría medio de sustituir el estanco actual del tabaco por el del alcohol? Desde luego la agricultura no saldría sino favorecida con la libertad del cultivo riel tabaco, sin perjuicio de la producción vitícola: se crearía una riqueza nueva: seria más fácil vigilar el contrabando: los cosecheros «le vino tendrían en el Estado tm nuevo comprador de ciertos cal­ dos v residuos, que el Estado podría reconcentrar mejor v aprovechar, modificando las tarifas de transporte. Y vigila­ ría por la salud y por la riqueza nacional, en vez de ejer­ cer como hoy un monopolio que no tiene más objeto que producir recursos, prohibiendo el cultivo de una planta, v arrancando, allí donde brota, esa riqueza. T odo es cuestión «le números : háganse los cálculos y cstúdiese el asunto, «|im entregamos a la consideración de los inteligentes. Si los números demuestran que la renta del alcohol sustituye con ventaja a la del tabaco, lo «le menos seria combinar los medios para realizar la operación. 0% En Las Novcdadi-, «le Nueva York, lamenta Un hispano­ americana el mal estado en «pie se halla la casa de Valladolid donde Colón pasó los últimos años de su vida, y pide que se compre y restaure esa reliquia. «Convendría al efec­ ILUSTRACION ESPAÑOLA Y AM ERICANA to — dice— promover en España y en todas las capitales hispanas y lusitanas de America una suscrición popular, cuyo máximum por cabeza no debería pasar de un peso en moneda internacional , á fin «lo dar asi campo al mayor nú­ mero posible de suscriciones.» Además de la restauración del edificio y su embelleci­ miento, propone que se forme en dicha casa un .Musco C o ­ lombino, bajo el cuidado de una asociación, colocando una capilla en la habitación donde murió, si es posible y existe ese dato, para celebrar ¡lili las ceremonias de la religión, que le dieron aliento cu sus luchas y consuelo en su des­ gracia. No sabemos cuál sea de cierto actualmente el estallo de esa casa: si existe, nos parece muy verosímil la noticia que da Un hispano-americana, v aplaudimos su idea v su intención. De todos m odos. advertimos al Gobierno que el centenario del descubrimiento de Am érica se aproxima , y que esa fiesta bu de ser internacional, y que ya ha tenido «pie salir en defensa de España el citado articulista. C o n ­ viene pensar en ello, para que el Estado disponga desde luego la conservación «le todas las reliquias y memorias «le aquel hombre ilustre, si es que se conservan. Y en cuanto á la suscrición, somos un pueblo pobre, y no debemos te­ ner el orgullo «le rehusarla si se hiciera. o°o Contestando en una Crónica al Sr. Conde ele Yiñaza, autor del libro titulado Cava, que deseaba se trasladasen al Filar las cenizas del gran pintor aragonés, que están en Burdeos,}- exponía que tenia igual derecho á una sepul­ tura honrosa que Moratin y Donoso, á quienes se les «lió, negamos lo del sepulcro de estos últimos. Pues bien, te­ níamos y no teníamos razón. Moratin no tiene tumba en Madrid : quien la tiene es Gova. Contemos lo ocurrido H ace muchos años se trasladaron de Francia á Madrid, y fueron depositarios provisionalmente en la bóveda de la catedral de -San Isidro, los restos de M oratin, Donoso Cortés y Meléinicz Yaitíes. Mandando los conservadores, se encomendó al arquitecto de Fomento, «pie lo era en­ tonces el Sr. Concha Alcaide, un mausoleo para enterrar los restos de aquellos hombres célebres, limitando el pre­ supuesto lodo lo posible, y asi lo efectuó: estando la obra para term inarse, expuso el Sr. D. Manuel Sil vela que se había construido en l’aris por suscrición tina gran lapida mural destinada á servir de monumento á M oratin: en vista de ese inconveniente, dispuso el Ministro que el se­ pulcro que resultaba vacante se destinase á G ova, red a­ mándose sus cenizas, que se encuentran cu Burdeos. Al tratarse de colocar la lápida y enterrar en la catedral a Moratin, hubo inconvenientes por el anterior obispo, se­ ñor Mariinez Izquierdo, y no se colocó: ya por entonces es­ taba terminado el mausoleo y colocados en él los nombres y retratos do Meléndcz, G ova y Donoso, según la orden dada al arquitecto: es un monumento sencillo y elegante «|ue describiremos á su tiem po; pero los sarcófagos están vacíos : uno «le los cadáveres, el «le G ova, tiene sepultura en F rancia: los otros «los se calcula que estén en alguna bóveda de la iglesia catedral, sin sepultura. Vea el Sr. Conde de Vinaza cómo G ova es el único que no debe quejarse: tiene dos sepulcros, y el que; desea el Conde «le Yiñaza que tenga en el Pilar. En cambio Mora­ tin está en peligro «le quedarse sin ninguno, aunque debe esperar mucho de la influencia «le la familia de los Silvelas. o°o D. Alejandro Eerrant, nuestro querido amigo y colabora­ dor, ha tenido la desgracia de perder á su madre. Los «pie conocen el carácter «le a«|uel artista, enérgico al pintar, bondadoso y débil en familia, comprenderán la pena que le aflige. Reciba nuestro pésame sincero. Ü°0 Los franceses han hecho el horóscopo del general Boulanger. Nació bajo el signo de T oro, y explican todos los plane­ tas que influyeron en su nacimiento. En consecuencia de las lineas trazadas en el circulo para sacarle la figura, ha resultado: Q ue subirá a! poder en este año. Q ue el 14 de Julio del 89 recibirá una gran ovación, asistiendo á ella cuatro jefes de Estado y dos emperadores. En 1S90 hará la guerra á los alemanes y los vencerá. E l 17 de Marzo de 1891 habrá un cambio de gobierno, y será su jefe el general Boulanger a consecuencia de un plebiscito. Su presidencia será larga. Morirá á los sesenta y seis años, en 1903, de una gastro.entiritis, y le enterrarán con Víctor Hugo. Antes se habrá casado y enviudado, sobreviviendo tam­ bién á su hijo tínico. Este horóscopo se ha vendido á diez céntimos en Fran­ cia, con gran regocijo de unos y preocupación de otros. Ha sido un buen negocio. No hay pueblo que abuse tanto como el francés de los hombres que figuran. O Q O — ¿N o dice usted que Gova está enterrado en Buríleos? — S i, señor. — ¿N o le han hecho una tumba en Madrid? — S i, señor. — ; Y o le quieren sepultar en Zaragoza ? — También es verdad. — ¿En qué quedam os? — En que yace en Francia y tiene en España sepulcros de recreo. Ha hecho en Madrid y en muchas partes, en medio del verano, dos «lias de invierno rigoroso. Al sentir el frío, dice una madre á sus hijas : — Suspendamos el viaje. —¿ Por q u é , mamá ? — Porque es in ú til; ¿no íbamos al N orte? pues acaba de llegar. N.° XXVU — ¡G ra c ia s á D io s ! — d ijo D . L e s m e s e n a q u e lla , d i a s : — y a t e n g o el tr a je p r o p io d e la e s ta c ió n . s d° s — ; C ó m o e s eso ? — V i s t o s i e m p r e c o n l a s e s t a c i o n e s t r o c a d a s v óstn d ias. S o y el ú n ic o h o m b r e b ie n v e s tid o d e M a d r id m is son Un tirano despertó á un bufón que estaba durm;»„j le dijo muy furioso: lendo,y — Di me una gracia ó te corto la cabeza. — Corta mi cabeza— respondió— y saldrá de ella todaU gracia de tu reino. Jo s é F ernández B r k m ó .w N U E S T R O S G RA BA D OS. BELLAS ARTES. Los Curiosas, cuadros de Da Ríos. I n t e r e s a n t e e s el .¡u u ir e tto d e D a R íos q u e reproducimos f o t o g r a f í a d i r e c t a ) cu la p l a n a p rim e ra : s o b re e l malecón A ^de ca n a l d e V e n a d a se a p o y a n d o s l in d a s m u c h a c h a s , mirando ^ a fa n o s o a n h e l o . a l g u n a e m p a v e s a d a g ó n d o l a que revrp« L i d o ; tina c a b e d l a i n fa n til d e a b u n d o s o s rizos n egros se de 1 á su l a d o , e sfo rz á n d o s e p o r fijar a rd ie n t e m irad a en h q u e e< o b j e t o d e la c u u o s i d a d d e las j ó v e n e s ; un c o m o d i n o ^ . c i m a h a c ia e s t a s , . » m o d i r ig i é n d o l a s a m o ro s as palabras v m u j e r e n t r a d a en a ñ o s a p a r e c e t a m b ié n ha¡o el d in tel de lá niiüíü d e su m o r a d a , c o n t e m p l a n d o s o s e g a d a m e n t e la plateada cinta d e las a g u a s d e l c a n a l. r 1 E n s e g u n d o te r m in o f ig u r a n a ' g u n o s tip o s característico, v e n e l l e j a n o h o r i z o n te s u r g e n m o n u m e n t a le s construcciones rf.'ií an ' 1g u a c o r t e d e i dogi. a T a l e s el c u a d r o L a s Curiosas. q° o E x p o s i c i ó n N a c i o n a l df . B e l l a s A r t e s : La Primera s u e r te v L a C h u n a su cr e , c u a d r o s d e G a r c í a M a rtín e z - Otu n e n e e l to ro!, c u a d r o d e P l á c i d o F r a n c é s ; Combate heroico n el pu/ptt. de / t ¡g len a de .San A g n - tin . de Z a r a g o za , en 1800, cuadro d e C é s a r A l v a r e z l 'u n i o n i ; Cervantes v .•»* modelos, cuadro de A n g e l L iz c a n o .— ( Y é a ' e el e s t u d io c r í t i c o Exposición Nacional de B e lla s A r t e s de 18 87, p o r l e v m in flo r.) 0°0 Ri s : Manifestación popular al p-iicr.il Boulanger en la rstación del camino de hierro de Lj-on. va L a m a n if e s t a c ió n p o p u l a r d e q u e ha s id o o bjeto el general B o u l a n g e r , ex m in is t r o d e la G u e r r a e n F r a n c i a , nombrado por el n u e v o G a b i n e t e p ' r a m a n d a r el 13." c u e r p o d e ejército, con're­ s id e n c ia e n C i e r n e m u - 1 erratul, -e p u e d e d iv id ir en tres partes dis­ t i n t a s : en e l t r a y e c t o d e sd e el h o t e l del I . o i u r e , residencia del g e n e r a l , a l a c a l l e d e I v o r i , in o c u r r i r in cid en te algun o intere­ s a n te; en la e sta c ió n d e l c a m i n o d e h ie rr o d e L y o n , «donde aqué­ lla se c o n c e n t r ó en m u c h e d u m b r e in m e n s a , acaeciendo allí los s u c e s o s d e m a s i n t e r é s : e n la s c a l l e s , por ú l t i m o , al regresarlos m a n ife s t a n t e s á P a r s , d e s p u é s •le 11 m a rc h a del ex ministro, cspei ie d e p a s e o p o r lo s b o u !erar.!s, r u i d o s o , pero pacífico y or­ denado. Pa ra d a r idea e x a c t a d e lo q u e ha sido e sa manifestación, pu­ b lica m o s el g r a b a d o d e la p a g i n a 3 7 , q u e rep resen ta el interior J e la ga< e c u a n d o la m u c h e d u m b r e , después d e derrib ar puertas V t o r n i q u e t e s , a r r o l l a r a los g u a r d i a s m u n ic ip a le s que custodia­ ban las e n t r a d a s y na ar co m o u n a t ro m b a por las salas de es­ p e r a , i n v a d i ó l a red d e v í a s férre as d e s alin a y d e llegada, ro­ d e a n d o c u a l i n m e n s a o l e a d a h u m a n a el va g ó n núm. 6.090 del t r e n - ó m n i b u s , d o n d e y a se h a b í a r e f u g ia d o e l general Bou­ la n g e r . D e s d é l a u n a d e la t a r d e tr a n s it a b a n por los carriles numero­ s í s i m o s m a n ife sta n te s, q u e se a u m e n t a r o n sucesiv am ente, hasta e l a n o c h e c e r , e n filas a p r e t a d a s q u e sin cesa r l le g a b a n , gritando u n o s / v ir e B o u auge ¡ i , y v o c if e ra n d o o tro s a lg u n a s de las nuevas c a n c i o n e s boulangerts as a d a p t a d a s á l a m ú s ica d e ia MarscUtsa V d e l (t'a irá , e n t r e las q u e se d i s t i n g u e p o r s u rid ic u la originalidad l a t i t u l a d a L a Loeom otive d u G enera/, q u e c o m ie n z a y acaba de este m o d o : «Bravegériéral Viv son air manial! Viv son nouveau chevai t 11 res’h n Ira, En tenue de gala El transporté par sa Loeomotive.» E s c a la r o n los p o ste s y lo s a rco s del la rg o puente t*e í ísf°* tn in o s o s, la s c u b i e r t a s d e lo s v a g o n e s , las techumbres de ios^ b e r t iz o s , la s t a p i a s , las v a l l a s , y s e e s t r e c h a b a n , se oprim a co n fu s o t r o p e l , le v a n t a n d o lo s brazos y a g it a n d o e n las m s o m b r e r o s y b a s t o n e s , al r e d e d o r del c o m p a r tim ie n to d e p r i c la s e q u e e s t a b a r e s e r v a d o p a r a el G e n e r a l. tenido A d u r a s p e n a s c o n s i g u i ó el ex m in istro d e la G u e rra , sos^ por d o s g u ir d ia s d e la p a z , l l e g a r a la loco motora núm. _• . g a m b a d a al t r e n - ó m n i b u s , v s u b i r al ténder en compan , ^ p i n a d o M r . L a g u e r r e , y c o lo c á n d o s e en la cabeza su somnr a p l a s t a d o p o r lo s e s t r u j o n e s d e la m u c h e d u m b re , P“ 0 . |0. p i a r c ó m o u n o d e lo s m a n if e s t a n t e s se a lza ba sobre la m ' j,uc-o m o t o ra , a g i t a b a con frenesí u n p a ñ u e lo V prorrumpía rr;ia= v v í t o r e s e n t r e ios silb id o s e strid en tes d e la n i a q u i ' r ; eneraJ P o r fin el tre n p a r t ió , d e s p u é s d e m u c h o re t ra s o ,) j estino, p u d o m a r c h a r sin o t r o s i n c id e n t e s h a c ia el punto a e = " e0 m ie n t ra s la m a y o r í a d e los m a n ife s t a n t e s regresaban ' c o m p a c t a m a s a , c r u z a n d o p o r lo s boulevards. _ , ministro P e r o a q u í e m p i e z a l a n u e v a qucstion-L>aulanger:<s mond e la G u e r r a d i r i g i ó u n a c a r t a d e sd e C l e r m o n t - r e • ^ s i e u r L a u r , d i p u t a d o y re d a cto r d e L a E r a m e , pe ij¿jer0s ha d e fe n d id o n o b le m e n t e , «p ara h a ce r la luz sobre ?oQ oBo* s e n t i m i e n t o s d e l c a l u m n i a d o G e n e r a l , los c'?a e- * . , esa cartasino a m o r a r d i e n t e á la P a t r i a y á la R e p u b k •y f e| a u n q u e e l m in is t r o d e la G u e r r a Mr. h e r r ó n , e_.jjer¿1 como i" ' p re s id e n te d e l C o n s e j o M r . R o u v i e r , no l a »icribir Iracción d e l R e g i a m e n t e q u e p r o h ib e à los mi 1 " __J5 superi0' su brina e n periodi« o s p o fi li e o s sin a u to riza c io u p e jjetoD. à un res j e r à r q u i c o s , d i o m o tiv o , con la in te rp e la cio n j.aisant, e p i l o g o e n el t e l e g r a m a del G e n e r a l al d ip u : s siguien‘ p u b l i c a d o por t e d a la p r c n s a v co n ce b id o en los Q ro;‘e mbt? tes : * ( ) s d o t g r a c i a s , mi q u e r u lo a m i g o ; 50,8 , . p itd » «le la C à m a r a q u e 110 m e ha d a d o una coz» ( r 6 n *\- IUfi/M/i J‘S‘ . J ------- * •.- p a i a a n u n c i a r p ro f e t ic a m e n t e q u e «ven cer A l e m a n i a e l 7 d e J u l i o de 1890.... » • o indiscrecH» del 1 N.‘ LA XXVII ILUSTRACION cM0 eB; n. MANUEL CARDENAL V OSCÁRIZ, résident?. que fué, del Ayuntamiento de Matanzas. 1,CaI'1 Ariano que por espacio de lardos años dirigió con : i — AAnrMHii'ÎAn'il» «» provincia .de 1A \Mali El ilustre ** . * tfUnj,^n constitucional» ..n en 1la jciet» el F.xcmo. Sr. D. Manuel Cardenal y Oscáriz, ¡¡¡nías (U -L0nsulto, hombre de preclara inteligencia y carácriisDuesto siempre :1 servir ;l la patria con noble tef inflen' " . ’ lo, ha fallecido en aquella capital, el 19 de Abril ¿esinteres \ • „róximo P“ “ ' | . Qscíriz (cuyo retrato damos en la pág. 44) PE l*- S lauban (Francia) el 3 de Knero de 1814. hijo de c*fió en - _0jes que en aquella ciudad residían accidentalmente; rtdr^p.'U",-(a v Derecho en las antiguas Universidades de Sicursó Fu0® i^de pjenares v obtuvo por unanimidad (nentine |üen»^ i0. ^tulos de bachiller y licenciado en Leyes, ejeri&r/? j L , é s su pasantía con los ilustres jurisconsultos de Ma¿jndode-P '|eróitinao Marta Bctegón y D. Lorenzo de Arradrid • ' norósc luego, sucesivamente, a los colegios de ahogados jjiUlincorj g ur{r0S, y en Noviembre de 1844, convaleciente it I*C°r enfermedad que puso en peligro su vida, fué nombrado Agrave e era| j e Correos en Matanzas, cargo que desem¡®t«rv1' n | i¡0 de 1850 en que fué declarado cesante, por reforp*fid nombrado asesof en 22 de Marzo de 1832 »»•,y " 05 pasar en silencio que el Sr. Cardenal y Oscáriz, ■ A «ludíante de Leves, alistóse romo soldado voluntario en ^»batallón de cazadores de Madrid, cuyo jefe era entonces *r y¡ RcinOsO, y concurrió al ataque y batida deja ?• 7,riáteeui en 24 de Septiembre de 1837 y á la derrota de t ó i f n iue mandaba el famoso C onde de Negri. 3nVde aue el Sr. Cardenal llegó á Matanzas, abrió su bufete j/w ado y desempeño en diferentes ocasiones los cargos de °!«nr promotor fiscal y otros, á completa satisfacción délas “ »¡Mides•obtuvo luego, propuesto en primer lugar en la terna líLoondiénte, el de letrado consultor del Real Tribunal de n lq - n í v p io r r m f*n m u » c.t» t i r o - viuniVipal de Caridad de la población, asi como pertene­ c í la Academia de Jurisprudencia de Carlos 111, de Madrid, i laAcademia Forense de Valladolid y á la Sociedad de Soco«« Mutuos de Abogados de la misma capital castellana. "Propagada la insurrección cubana de 1S68 al departamento (Mental de la isla, acordóse en Matanzas la formación de tin «Comité Nacional Conservador», en 13 de Febrero de 1860, y en bpatriótica reunión que se celebió en el teatro Esteban con tal obíeto. el Sr. Cardenal fué nombrado vicepresidente é individuo dé la Comisión encargada de solicitar del general Dulce, á la sa­ jóngobernador superior de la isla de Cuba, la concesión ¡le arnis para los batallones de Voluntarios y ios cuerpos movilizados di Milicias; en 1870 perteneció á la célebre Junta de Notables quese formó en el palacio de la Intendencia ante el general se docabo Sr. I). Buenaventura Carbó, para ocuparse en la re­ jón del Reglamento adicional á la ley Moret, sobre ematu i Mitón de los esclavos; redacto el proyecto de exposición que se prtMntóal Regente del Reino en dicho año 1870, y mereció ser nombradodelegado de la Junta de Matanzas, con nlenos poderes pira representarla en la general que se efectuó en la 11 abana con el objeto de aprobar en definitiva el proyecto de emancipación; presidióla Junta de bienes embargados, y fué vocal de la de Ins­ trucción Pública y regidor del Ayuntamiento. Al formarse en aquella ciudad, en 1878, el partido «Unión Constitucional», unánimemente fué elegido para presidirle el Sr Cardenal y Oscáriz, quien redactó programas y alocuciones, organizo comités y dirigió las elecciones de diputados á Cortes y «nadares, consiguiendo diez y seisl filiantes victorias en los cu­ bóos,)'ganó para Matanzas el dictado popular de «baluarte de los conservadores»; fué presidente de la Diputación provintial, alcalde-presidente del Ayuntamiento, presidente del Casino Español de la ciudad y senador del Reino en Mayo de 1884, si bienno pudo tomar asiento en la alta Cámara, como vivamente deseaba, por el delicado estado de su salud. cor último, poseía la gran cruz de Isabel la Católica, que renentcmente le otorgó, libre de gastos, el Gobierno de S. M. la Reina Regente, como justa recompensa á los graneles mcrecinnentos de tan distinguido patricio. CJentierro de su cadáver ha sido manifestación solemnísima óeduelo y respeto : depositado el íéietro en el salón de sesiones ce la Diputación provincial, fué conducido en hombros de correigionanos del finado á la iglesia parroquial de San Carlos, y hasta la plaza de San Francisco (siendo allí colocado en fúnebre), asistiendo al fúnebre acto el partido «Unión WnaitucionaL en ma-a, la Diputación protincial. el Ayunta* ™mo, el Casino F.snañol, las sociedades de beneficencia y toa7q Per;oaas notables lie Matanzas, y presidiendo el duelo el civil de la provincia. I). Joaquín Gorostegui, ¡.j- -,0 "tayor del finado, Sr. D. Teodoro Cardenal, v otros ’Apjoos de la familia. ''z'riónT'56 e? paz el jefe más caracterizado que ha tenido la 'tuñtj - n' tllu,c'onal" en Matanzas, el que por espacio de <in­ deunjp1105. v'da Púfil'ca fué admirado de propios y extraños, deri, "°5X adversarios, por su noble proceder y el firme arraigo C W * convicciones políticas. 0% f 0. SR. DR. I). FEDERICO UENJL'MEDA V FERNÁNDEZ, decano de la Facuhad de Medicina de Cádiz. Junio último falleció en Cádiz uno de los médiíltil opera-1105 ,de nuestra patria, eminente especialista en la veces o, la talla, que mereció ser citado con encomio t,:fíBjero;tCeS en var'as obras facultativas de ilustres autores «»dratico j erfa p'.'loetor I). Federico Beniumeda y Fernández, .n* de iqu p in,c* quirúrgica y decano de la Facultad de Me- — y p- - wv-TiHti, 11(131 ICt.lUJI 1.1 111711 a uc uyu u i Cll Vifu&f? en Diciembre de 1840; un año antes fué 1 ^ 1 ) 'lueon C0 r tu*ar del hospital de San Juan de Dio-, de mÉthco-cirujano de la Casa de Misericordia, ob- N t v Pf í SIClón' en rS44. una cátedra de la Facultad de y.otrá v decanal° de la misma Facultad en 29 de Mayo de *1fren[ 1 z. ef1 '^77 ! presto gratuitos y humanitarios servi¡¿•ífDerra de 4f • ° "°?P'lal de San Juan de Dios en los meses 1 ° * los inr.|U^!rlca/ asistiendo con asiduidad v extraordinario -/*Ul se d¡ ‘'ejidos, y mereciendo que S. M. la reina doña ;.~j !:h ¡nte,ru C dar c *as Reacias por su filantropía ; desemPc,do, por espai io de cuarenta años, las cátedras comn 6 ~ in‘ca quirúrgica, y muchas veces pe i preri ' UeZ y olras. como presidente, á tribunales de »i®?cticas ,1!os extraordinarios y plazas de ayudantes de clahabiendo f e r i opo.ipr o n Pro’es°'es o , , , , cclínicos, i i mc o s , n a o i c n a o ísido i u o iigualmente g u a l r n e n lo ' iSItosoiiail0nes. efectuadas para adjudicar la plaza de mcF*iai provincia' A ~ 1 ‘ tn'en indal.de 1! ucU an la la n°última < “?3. 4 pesar uluma epidemia colérica prestó servicios muy s deCjsus a ** 8°bernadn SUS, afl0s quebrantada salud, mereciendo or de la provincia, Sr. De Gabriel y Ruiz de ESTAÑOLA Y AMERICANA. Apodaca, le propusiera al Gobierno de S. M. para la cruz de pri­ mera clase de la orden civil de Beneficencia. H11 1869 publicó un importante estudio sobre las «tallas peritieales», especialidad á que se había dedicado, verificando más de 4C0 operaciones con favorable éxito, v en i.° de Octubre de 1878 pronunció en la Universidad de Sevilla el discurso de apertura, desenvolviendo ron luminosos razonamientos y gran copia de erudición el tema «La organización del hombre es una de las causas principales del progreso de los pueblos.» Hra individuo numerario de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Cádiz, y corresponsal de las de Madrid, Sevilla, Mur­ cia. Valencia, Valfadolid, Santiago y Lisboa, y estaba condeco­ rado con gran cruz de Isabel la Católica y Cruz de Carlos 111. Poseía ademas en alto grado el Sr. Beniumeda la más bella de las virtudes cristianas : la caridad : daini más que podía^ según la frase grafica de un periodico gaditano, y era por lo tanto que­ rido y respetado de los pobres, que le consideraban como padre amantisimo del desvalido. Descanse en paz el que fué uti sabio por su ciencia y un noble ciudadano por sus preclaras virtudes cívicas. o°o EXPOSICIÓN GENERAL DE I.AS ISLAS FILIPINAS. La Taliacaleta. La instalación mas importante v digna de ser visitada de las que constituyen los anexos de la F.xpu-ición general de las Islas Filipinas, en el Parque de Madrid, de esta capital, es la casa llamada la Tabacalera. Está situada a la izquierda del edificio principal, entre éste y el lago que precede al pabellón-estufa de cristales (el cual toda­ vía no está concluido, con gran sentimiento de los que visitan el concurso), y se alza en ancho perímetro, relativamente, acotado por frágil valla de cañas. El exterior es como el de todas las casas de filipinos é ¡gorrotes que hay en el Parque, pero más bello, un primor en su gé­ nero, según hemos dii lio en otro número: los materiales de cons­ trucción se reducen á caña, ñipa y hojas de palma : asiéntase en gruesos maderos, que están delicadamente labrados en los ángu­ los y rematan en un simulacro de pila decorado con una cruz; tiene dos escaleras también de cañas, que dan acceso á las habi­ taciones superiores y sirven de entrada y salida para los curio-os que la visitan; todos sus frentes est m rasgados por angostas ven­ tanas, protegida? con movibles cortinas de ñipa, semejantes á la cubierta y techumbres. El interior consta de varias pie: as, clasificadas en tres princi­ pales secciones : las dos primeras son camarines de oreo, en los que se exhibe el tabaco en rama ; en la siguiente, que es más es­ paciosa, aparecen las mujeres tabaqueras, que son seis, sentadas en el suelo o en taburetes de caña ante una larga mesa «le ma­ dera, elaborando con destreza tabacos, cigarrillos v picadura ; en la última aparecen hermosas muestras de <igarros de todas i la­ ses, y ocupa el centro de la sala un magnífico modelo de la gran fábrica y terrenos adyacentes que posee en Filipinas la Compa­ ñía general de Tabacos. Es una instalación bellísima, característica, que ofrece per­ fecta idea del procedimiento empleado en la elaboración de los tabacos, desde qué las ramas de la planta se exponen ni oreo hasta que aquellos aparecen dispuesto? en elegantes cajas y en­ vase- para la exportación v la venta. Nuestro segundo gratado de la página 44 representa una sec­ ción del exterior ile l a í.i/iaoiUra, con las operarías filipinas que se ocupan en la elaboración de cigarros. o o o ESTAULEflMIt N'FOS BALNEARIOS. Apunas de Aguas Buenas. Uno de los establecimientos termales de Francia más concurri­ dos en la estación de verano es el de Eaiix-Jiomif' , ó Aguas Buenas, situado á corta dis ancia del pueblo de igual nomine, en el departamento de los F-a os Pirineos: las vertientes meridiona­ les de esta cadena de montañas dan salida á riquísimas aguas minerales, como las de 1‘anticosa, que no tienen rival, en su ge­ nero. en el mundo; y de las vertientes septentrionales, ó sean las del lado de Francia, surgen otros manantiales salutíferos que tienen también universal renombre, como los de l'anx /¡ím/s y Eaux-C/laudes, separados por una distancia de cinco o seis kiló­ metros. La posición del establecimiento termal de Aguas Buenas no [ruede ser más abrupta: el pueblo está formado por una sola enllo­ que sube hacia el balneario, limitada en un lado por modestas <asas y en otro por modernos hoteles tan pretenciosos como poco aruitectónicos ; al frente, montañas casi inaccesibles, como el pico el Ger, cuya cumbre mide una altitud de 2.613 metros sobre el nivel del mar ; á la izquierda, el torrente llamado I.e Valentín, que se despeña desde elevada altura formando vistosas cascada»; un poco más allá, el arroyo de ia Soude ó Sourde, corriendo bu­ llid so por estrecha garganta de rocas. «En Aguas Buenas (dice el Dr. Nlsard) se está como en un embudo; el fin del camino parece el límite del mundo; para salir de allí no se puede seguir adelante, sino retroceder, volviendo por donde se lia llegado á aquel sitio.» Las aguas termales, sulfuradas, sódicas y calcicas de EauxBotmes brotan de seis manantiales ( Vieií/e, A\ avelie, Supèmeure, Conhe-Ie-Rocker, Froide y D'Onecí/), y tienen una temperatura constante de 23 á 31“ centígrados; fueron conocidas desde princi­ pios del siglo XVI, y se afirma que con su uso recobraron salud y energía el célebre Gastón de l-oix, que nutrió en la batalla de Rávena; Margarita de Valois, hermana de F rancisco I ; Enrique de Navarra, herido en la batalla de Pavía, y otros personajes his­ tóricos; en el siglo XVII y parte del xvu i quedaron como olvida­ das, recobrando luego su prestigio con la propaganda del médico Mr. Borden, hijo de! país, que proclamó la eficacia de los ma­ nantiales La Vicilie y D'O ’-teci para la curación de las enferme­ dades del pecho. El establecimiento termal fué fundado en 1836, y tres años an­ tes el Dr. Mr. Henry verificó el análisis del líquido, resultando éste compuesto de carbonato de cal. súbalos de cal y ile magnesia, cloruros de sodio, de potasio y de magnesio, ácido silícico y óxido de hierro, con regular cantidad de materia orgánica y sul tirada, utilizándose únicamente los dos manantiales últimos, La Vietile y D'Ortech, que rinden 532 hectolitros en veinticuatro horas. El grabado que damos en la página 43 (dibujo de Riudavets, según fotografías) reproduce las vistas más pintorescas de EauxBiitnes, desde el establecimiento termal y el jardín Darbalde hasta el torrente Le Valentín y el gigantesco pico del Ger. Calcúlase que actualmente concurren á Aguas Buenas unos 3.000 bebedores, cuyo tratamiento suele durar veinte días y no exceder de veinticinco, usando las aguas moderadamente, por do­ sis graduadas, y aun mezcladas con leche, para no exponerse á graves perturbaciones en el organismo. o°a «SALÓN» DE PARÍS DE iSS?. El doctor Charcot dando una lección clinica en la Salpi¡riere. cuadra de A. lirouillct. Dos escenas de clínica contemporánea han sido reproducidas por pintores franceses, en cuadros expuestos en el Sai 3 3o siense de este año: una por Mr. Gen ex, quien representa al cé­ lebre cirujano Pean, rodeado de ayudantes y discípulos, en el momento cíe ejecutar peligrosa operación quirúrgica c-n una mu­ jer, \a narcotizada; otra por Andrés Brouillet, artista de buena escuela y fina ejecución, que retrata al famoso doctor Uliarcot, el médico do las histéricas en el hospital de la Salpétrière, en el acto de examinar una enferma, y rodeado también de e.-oogido auditorio. Damos á conocer este interesante cuadro de Brouillet en el grabado de la pág. 48, y reproducimos á continuación las frases ue le ha dedicado .Mr. Gormen en su estudio crítico del Sa/ón e Pai¡ - del año actual: « 1-a escena pasa delante de tina veintena de e?pectadores, alum­ nos ó curiosos, entre los cuales parece como que se encuentra tino mismo cuando mira el cuadro; hasta tal punto produce tam­ bién la impresión de la verdad. El profesor está en pie y habla, mientras que uno de sus ayudantes sostiene la enferma rígida y pálida, ron los brazos retorcidos en convulsión catalépttca ; una enfermera se acerca á la paciente y se dispune á recibirla en -us brazos, lla v quien opina tal vez que en el auditorio, donde figu­ ran personajes conocidos, entre otros Naquel. Claretie, Paul Arène, etc , el m ista habría debido acentuar algo mas el pare­ cido de sus modelos. .Sin duda no ha podido obtener de ellos sino algunas posturas rápidas, habiendo hecho lo demas de memoria; lo cual no es suficiente cuando se trata de un pintor como m nsieür Brouillet, enhéienzudó y exaciu. Hedía esta critica de de­ talle, solo resta elogiar la exactitud bien observada de la compo­ sición, el juego hábil de la luz sobre aquella asamblea atenta y silenciosa, el estudio muy detenido de la cataléptica, del profe­ sor y de sus ayudantes, y la gravedad imponente de aquella lección, donde se tintan, si no se resuelven, los más alarmantes problemas de una ciencia casi cerrada poco ha y hoy cntreal ietta.» a Eusebio Martínez de Velásco. ESPEJO P A R A VIU D AS. Qo*L t* ) ■ . i® » 1■ clucru¡a Marquesa, estoy decidida.... — éLo ha pensado usted bien, amiga m ía : - Lo he pensado mucho. —En este caso, tengo por inútil hacer á usted reflexiones que usted misma se í habrá hecho seguramente. Si, lo he reflexionado todo. Xo olvido à mi esposo difunto, cuya memoria es sagrada para mi. Reconozco que tenia grandes virtu­ des y que fué un marido excelente, cuino era un cumplido caballero. Pero, usted lo salie, Marquesa, no me casé con él enamorada, pues su carácter severo y grave, su edad, sus austeras costumbres, hasta su mismo cargo de fiscal de la Audiencia, eran incom­ patibles con las ternuras y las expansiones, los ce­ los y las alegrías, las fantásticas imaginaciones v las locuras del amor.... Y tampoco era niña cuando me casé hace nueve años. Y o no he conocido hasta ahora, hasta ahora no lie sentido el amor. Fui di­ chosa en mi vida serena y tranquila de casada, y juro ;i usted que, viviendo mi marido, no puse el pensamiento en ningún otro hombre, y todos los afectos de mi corazón fueron para él v mis dos hijos del alma. Durante la penosa enfermedad que acabó con su vida, usted sabe con cuánta solicitud cumplí mi deber, constantemente á su cabecera, v cuando murió, usted fué testigo de mi dolor profundo y sin­ cero. ... — Lo recuerdo muy bien. Pues bien, han pasado cuatro años.... No soy vieja, tengo treinta y ocho; á usted le digo la ver­ dad. porque para los demás no he decidido todavía pasar de los treinta y cinco, y Dios ha querido que «á estas alturas me pase lo que no me pasó en mi edad juvenil.... estoy enamorada, enamorada perdidamen­ te.... Habría querido tener suficiente fortaleza para óV no dar padrastro á mis hijos, y esta victo ria sobre mí m ism a confieso á usted que m e hubiera enorgulle­ cido; lo he procurado con Lodo em peño, pero no lo he conseguido.... ¿Qué quiere usted? el amor no es una palabra vana, el amor existe, yo lo siento ente­ ramente apoderado de mi corazón, y sucumbo por­ que no puedo menos de sucumbir. No puede usted imaginar, dulce amiga mia, cuánto lian batallado mi razón y mi sentimiento. Si mis hijos hubiesen demos­ trado desvío, antipatía, prevención contra el que va á ser mi esposo, creo que ante esa manifestación hos­ til de la voluntad de mis dos ángeles de seis y siete años, creo que habría arrancado de mi corazón este amor, aunque hubiese tenido que arrancarme con él en pedazos el corazón ; pero mis dos hijos le adoran, le quieren como podían haber querido á su mismo padre; él ha sabido cautivarlos de tal suerte, que los niños le esperan todos los días con más impaciencia, con más vivas ansias que yo misma, y los veo locos de gozo juguetear con él, y de él me hablan siempre.... Imagine usted si sonará dulcemente en mis oídos esta deliciosa música de los ángeles de mi alma, que cantan sin cesar alabanzas y loores del hombre á quien amo. Créalo usted, Marquesa, esta actitud de mis hijos me ha decidido á prometer mi mano á esc hombre, y estoy segura de que si pusiera término á nuestras relaciones, y mi prometido no volviera á casa, mis hijos no podrían consolarse.... Esto me tranquiliza mucho, porque generalmente no sucede que las viudas se casen tan á gusto y satisfacción de sus hijos.... 3G LA ILUSTRACION E X P O S I C I Ó N «L A P KLM E R A C i; A D H O S ESPAÑOLA Y AMERICANA N ACTO N A S U F. R T D E J i; A X G A Ii C i A M A ÍNEZ, XÚM5 . 2 So 2 v. L A U L T I M A S U E ') O D E L « t A T Á I. O G O * . SS o XXVII LA ILUSTRACION ESPAÑOLA V O— Ui AMERICANA T V V n ^Vl il ,Jl^l . ë fâ * .v * " - f r 'p S' B n ^ y ¡ 1 ■ V A L 1»v » ’T g : i ¿ ' , | />:%•_ «»¿r!T V1 / i *. ¿i it- rr~ crJB O w^jL. m í %m W *M i' ii ,In£L ti , ni 1lililí!|h |Jw í /ïlli l i M mÉf&Sr.. r-J-- -4. 9 B K .N 'E U A L BOULANGER, YÓN. 0 DEL ACTUAL EL .frjf fV M rÁ aH < *< 4,*flw hL * 14 V . 3t> LA ILUSTRACION — Es verdad. — Y además, me parece felicísimo presagio de mi ventura que los dos inocentes hayan puesto su ca­ riño en quien ha logrado interesar tan profunda­ mente mi corazón. Sólo me falta ahora que usted, mi amiga predilecta, me diga si aprueba mi determina­ ción. - - Si la apruebo; y entiendo, como usted, que to­ dos 1 .s indicios son de un porvenir de felicidad para usted, felicidad que deseo vivamente. - l'sted conoce poco á Andrés. -S í, muy poco. Es guapo mozo, elegante, muy fino.... Y tan servicial, tan sumiso, tan delicado.... Xo tiene más voluntad que la mía, y adivina mis pensa­ mientos. Su sinceridad, su ingenio, su constancia, su nobleza de sentimientos y su amor á mis hijos, se manifiestan de una manera tan inequívoca, que ya no puedo tener duda ni recelo.... Seré feliz, muy feliz. — Séalo usted tanto como lo merece dijo la .Mar­ quesa, levantándose v poniendo término á su visita. Las dos amigas se despidieron afectuosamente con besos y abrazos, y mi viuda, quiero decir la viuda de López, quedo sola, y sacando del pecho un meda­ llón. contempló durante buen espacio el retrato fo­ tográfico contenido en la alhaja, retrato de otra alhaja con bigote retorcido, grandes ojos y picaresca Sonrisa. La entrada de un criado la interrumpió en la grata contemplación del retrato de su adorador. El criado entregó á la viuda una tarjeta. ¡ Ah ! ¡ 1 ). Antonio ! — exclamó ésta, leyendo el nombre;— que pase, que pase. Y guardó otra vez el retrato en el misterioso es­ condite. Uuése el criado, y á poco entró D. Antonio. La viuda salió á su encuentro y le cogió cariñosa­ mente las manos. — .Mi querido amigo, ¡cuánto gusto tengo en verle! — Bellísima Carmen, para usted mi primera vi­ sita. — ¿Cuándo ha venido usted? A yer mañana. — ¿Cómo no me escribió usted?.... -¿ P a ra q u é ? .... Vengo por muy poco tiempo, y sólo avisé á mi hija María, la pobre viudita, y en su casa estoy. — La veo poco. — María no sale más que á pasear por el campo con sus hijos. — ¿ S o se casa otra vez?.... Xo creo que piense en eso. Tiene demasiado juicio. — Xo tendría nada de particular: es joven, es her­ mosa, es rica. — Pues por eso, por eso no debe casarse; porque, amiga mía, las viudas que se casan envejecen pron­ to, se afean pronto, y suelen empobrecer pronto también. — ¡Jesús! Pues yo conozco viudas que se han ca­ sado y no les ha pasado nada de eso. — Xo lo niego; yo conozco otras que sí les ha pa­ sado. ¿Y los niños? — Tan buenos. Están en el principal jugando con los de la Condesa. ¿Conque usted, amigo D. A nto­ nio, no quiere que las viudas se casen?.... — Xo es que no quiero, lo que digo es que no me parece bien, y sentiría mucho que mi hija, viuda de un marido buenísimo, volviera á casarse. Afortuna­ damente no lo temo, y menos lo temo desde anoche. — ¡ A y ! cuénteme usted, ¿qué pasó anoche?.... — Se lo contaré á usted. Cuando vengo á Madrid unos días, me gusta alterar un poco inis costumbres ordenadas y metódicas de todo el año. En Barcelo­ na, siempre como y ceno en mi casa, á la misma hora todos los días, y casi todos los días los mismos platos, y no recuerdo haber ido desde hace diez años ni una vez á fonda alguna de las que hay allí , que las ha}’ excelentes. Pero en Madrid me gusta correrlo todo y verlo todo, y almorzar en Lhardy, y comer en hornos ó en el Inglés, y tomar chocolate en casa de D.a Mariquita, y , en fin, hacer la vida del calavera derrochador, y sustituir el vino del Priorato, que uso de ordinario, con el Jerez y el Burdeos, y media botellita de Champagne. A noche, á las siete, mi hija acostó á los niños, que, con estos fríos, donde mejor están los angelitos es en la cama ; se echó el abrigo, se puso un sombrerillo, y ella y yo, como dos aman­ tes, nos fuimos á comer en gabinete particular en lina de las mejores fondas de Madrid, muy concurrida de gente alegre y disipada. Xo puede usted figurarse loque se divirtió mi hija, comprendiendo que el amo y los camareros creían que ella y yo pertenecíamos á ese mundo en que abundan los maridos infieles, las mujeres decoradoras de rentas, herencias y capitales ajenos, los viejos verdes, los solterones majaderos y los calaveras que derrochan bravamente la salud y el dinero propio, ó el de los demás.... Xos dieron un cuartito muy lindo, el único que había disponible en ESPAÑOLA Y AMERICANA. aquel momento, y nos sirvieron magníficamente bien. Para aprovechar el terreno, han dividido las salas con bastidores de lienzo, de suerte que los que están en un gabinete particular oyen todo lo que se habla en el otro lo mismo que si éste y aquel fueran uno solo.... — ¡ Buenas cosas oirían ustedes!.... —Hombres solos ocupaban el gabinete inmediato. ” ¡ Ah! — Pero tiene usted razón, oimos buenas cosas, y la conversación interesó desde el primer momento á mi hija. — ¿ Hablaban de ella?.... - ¡O h ! no, amiga mía, de ella no. Xo da motivo para que se hable de ella. Hablaban de las viudas en general, y de una en particular. — ¿De cuál? — preguntó con viva curiosidad la enamorada viuda — ¡ A h ! eso es lo que no pudimos saber. Los tres jóvenes que comían en el gabinete inmediato son personas discretas, aunque de costumbres ligeras y poco recomendables, v no pronunciaron el nombre de la dama de quien hablaban. — Hablarían muy mal de ella.... — Xo, mal no. De los tres amigos que allí había, uno, por lo que oimos, es el amante de la viuda de quien hablaban.... — ¡A h ! ¡clam an te! — murmuró la viuda, como persuadiéndose deque la conversación no podía refe­ rirse á ella, puesto que en sus relaciones con su ena­ morado éste podría llamarse su pretendiente, su pro­ metido, pero no su amante. Ella no le había dado este derecho. — El amante ó el novio— prosiguió D. Antonio— el caso e> que va á casarse con ella. Y de ella, ¿qué decían?.... Eso es lo que nos interesa a las viudas, saber lo que decían de una de nosotras. Pues el novio encarecía la hermosura de su con­ quista. Vamos, eso no tiene nada de malo. — La llamaba «mi hermosa jamona». ¿Jamona?.... ¡Jesús! ¡qué frase! —«Una jamona m uy rica» — decía uno de los compañeros del novio. — «Muy rica bajo Lodos as­ pectos» — añadía el otro apunte. — «Esa es la cuali­ dad que más aprecio en mi tutura»— decía el novio. ¡Oué descaro!— exclamó la Marquesa. — «Lo malo— observaba uno de los amigotes es que ya tenga dos chiquillos.»— Y contestaba jovial­ mente el novio:— «¡Hombre! siempre es una ventaja ser padre el mismo día de la boda.... Otros tienen que esperar nueve meses á lo menos.»— «O siete»— decía otro con una carcajada. — « Y los chicos me quieren mucho— añadía el novio— y si no fueran tan sobones y tan pesados.... La madre, la pobre, cree que estoy loco de gusto con que los chicos me besu­ queen y me tiren de las guías del bigote, y a veces les daría un puntapié de mejor gana.... » ¡ Oué grosería !— dijo la viuda.— ¡ Pero el hom­ bre que se expresaba de ese modo será un mise­ rable !.... — Eso pensaba mi hija oyéndole hablar tan cíni­ camente de la pobre mujer que ha tenido la desgra­ cia de considerarle un hombre honrado y digno de ella, y que va á llevar á su hogar, al hogar de sus hi­ jos, ese enemigo de su tranquilidad, codicioso de su dinero, y que humilde, rastrero, hipócrita ahora, en cuanto se apodere de ella y de su fortuna se quitará la máscara y será su verdugo. — ¿Y qué más dijo?.... — preguntó la viuda.— ¿Quién es ese hombre?..... ¿le vió usted.... ¿le co­ noce usted?.... — Si, le vimos mi hija y yo, que salíamos al mis­ mo tiempo que ellos; eso sí, es un buen mozo, y comprendo que la viudita se haya dejado conquis­ tar.... Lo que siento es no conocerla. — ¿Por qué? — Porque procuraría convencerla de su error, y sería una obra de caridad muy meritoria.... — Si que lo sería. — Y quisiera yo que todas las viudas conocieran este incidente para que vivieran advertidas del peli­ gro á que se exponen. Xo es posible que una viuda inspire el amor que inspira una virgen ; podrá inspi­ rar una pasión frenética, no lo niego, puro el amor bendito que es base de la familia, ese amor dulce y misterioso que une al hombre y á la mujer para toda la vida, que hace del joven fogoso y desordenado un hombre formal, trabajador, grave y digno, y de la niña candorosa, habituada á la lisonja y á los cuida­ dos y halagos de sus padres y de todo el mundo, una mujer fuerte, una esposa tiernísima, y , en fin, una madre capaz, de todos los sacrificios, ese amor no lo inspiran las viudas. Podrá haber alguna unión di­ chosa entre una viuda y madre con un joven, no lo niego, pero será una excepción ; lo más frecuente es que la viuda que se casa no sea feliz, y si tampoco lo fué con su primer marido, triste vida habrá sido la suya, y si lo fue.... ¡qué penoso será para ella com­ N.° XXVII parar la desgracia que ella misma se ha procuran con la ventura que perdió al perder á su pr{m Jafl°, poso, y considerar cuán justo es el castigo de Z ^ gratitud y de su imprevisión !.... u In— Por Dios, D. Antonio— dijo la viuda;— -no , usted cuánto estoy sufriendo!.... ' 1 s*®í! I — ¿Usted, amiga m ía?.... — Sí, porque vo.... Usted no sabe nada..... digo parece que no sabe usted nada.... & ' 1116 - M u y poco sé, eu efecto, para la edaduiiPt^ Xo digo eso. 1 tengo. ¡E l Sr. D. Andrés Pérez ¡— anunció el rriaj levantando la portiere. ” *3 0 0 . I Y entró gallardamente el novio de la viuda. D. Antonio se levantó y no pudo reprimir un m vitniento de sorpresa, y mirando instantáneamente^ la viuda, vió súbitamente demudado su semblante * llamas de indignación en sus ojos. Andrés saludó á la viuda con una reverencia con una inclinación de cabeza á D. Antonio. ’^ Mi excelente amigo D. Antonio Sánchez— dijo la viuda á su novio — compañero inseparable de mi esposo, que en gloria esté. — Tengo mucho gusto — murmuró el joven. — Yo también le tengo.... contestó con un deio de ironía D. Antonio, saludando. I). Andrés Pérez— dijo la viuda á D. Antonio — joven muy estimable y distinguido. — Celebro la ocasión — añadió D. Antonio.— Anoche me parece que tuve el gusto de ver á usted por primera vez. — ¿Anoche?.... Xo sé...... — Sí, anoche comimos los dos probablemente los mismos guisos— repuso jovialmente D. Antonio. — ¡ A h !..... Puede ser ; se me hizo tarde, y comí con dos amigos en el Hotel.. .. Precisamente allí comí yo también con una viuda á quien adoro, y salimos ustedes y yo al mis­ mo tiempo. - - X o reparé. — Pues no se come m al.... — Xo ; hay un buen cocinero.... — Pero aquellos gabinetes particulares no tienen nada de particulares, pero sí mucho de particular; porque ha de saber usted que la viudita que me acompañaba y yo oímos toda la conversación de us­ ted y sus amigos.... — ¿Cómo? — Xo nos separaba más que un bastidor de lienzo forrado de papel. Por cierto que la viudita que comió conmigo pasó un rato divertido, porque ustedes ha­ blaban de una viuda.... y como ella lo es, le interesó lo que ustedes decían. ¿Y o? ■ Xo sé si usted ó los otros El caso es que la viuda de quien se hablaba parece que va á casarse con uno de los jóvenes que comían en aquel gabinete.... — Haga usted memoria, Andrés— dijo CarmenDon Antonio me contaba el lance cuando usted ha llegado. Parece que se trata de una «jamona muy rica» que tiene dos niños, de quienes dice el futuro marido de su madre que á veces les daría de buena gana un puntapié.... Dígame usted, Andrés, ¿sera infame ese hom bre?.... .... — ¡Señor mío !— dijo Andrés, levantándose pálido, convulso, encarándose con D. Antonio, que no seatero poco ni mucho. . ^ I — ¿Qué me quiere usted decir?— le pregunto I la mayor calma. — Quiero decir que.... Vamos, dígalo usted. , — Que suele tener sus peligros ir á escuchar i q se habla.... . en. — Xo me asustan esos peligros, joven; Pe • tienda usted que no fui á escuchar nada, que y ^ todo sin propósito ni intención, como se oye á la criada del vecino, ó se oye el martillo jero de abajo. Xo había de ponerme algodón oídos, ó decir al camarero:— «Diga usted a res del gabinete inmediato que no hablen.» ,aCon — Xo me satisface la explicación I¿P ' c • ¿e [a toda la serenidad de su descaro, el conquis viuda. — Pues amigo, no tengo otra. son— ¡Bendita casualidad!— exclamo a ^ndrés, riendo. Agradezco á usted mucho, br. ¿ ‘ ¡¿gri­ sú conversación de anoche, y bendigo a ' hoy cía que llevó allí mi amigo D. Antom , ha reunido á ustedes en mi casa; porque s j¡eSo, tan se hubieran visto aquí, acaso yo, que, o ja,non¿ ciega estaba, no habría creído que era \ Setan rica de quien hablaba usted con su fortuna ñor D. Andrés, adiós; deseo á u s t e d d i s c r e t a otra empresa de amor, pero sea ustu i < n¡0—no5 — Señor mío— dijo Andrés á U- * veremos , , o0cos && — Xo será difícil que nos veamos en ios F¿ 5 ^ que estaré en Madrid, y luego si '■ > .l1' n0S de K5 lona, y tendré mucho gusto y hablar» ^ viudas cuanto usted quiera. Pero si m á LA îî.o X X V II IL U S T R A C IO N de amenaza, le prevengo que ya no me bato, r? de que tuve la desgracia de romper de un balazo ÜCS pierna á un amigo, que ahora la lleva de palo, Una uinciado á ese entretenimiento. No quiero ha^ Taño á mi prójimo. ¡Qué diablos! Sr. D. Andrés, c?rls‘c(j se ha propuesto casarse con una viuda, lo «inseguirá. E ste m u ndo e stá lle n o d e e lla s ..... A n d ré s salió furioso sin saludar siquiera. ’ -Dios m ío !— e x cla m ó la v iu d a , c o g ie n d o las m a' jg p) A n to n io lia sid o u sted mi sa lv ad o r. ^mi<ra m ía. un d esen g añ o á tie m p o es un d o lor evjta m uchos d olores, acaso el in fo rtu n io de toda ? vida. Las viudas co m o usted y co m o mi h ija tie ­ nen en su d esg racia , una g ra n co m p e n sa ció n , el amor de sus hijos. _ — ¡Pobres hijos míos! —Ese amor es la recompensa del respeto y la fide­ lidad á la memoria del honrado marido muerto. C.VKT.OS F k o n t .m -r a . el color d el mar . V*V herniosa marina titulada E n alta »un. pre’ sentada en la Exposición de Bellas Artes vC, por el Sr. Abril y Blasco, es unánimemente elogiada por su vigor, sentim iento y gran— di osi dad : pero también es unánime la opi nión de que el mar tiene un color que no debe ser el verdadero. El distinguido critico ^ E rnanjfor, que con tan buen sentido y de ma­ nera tan discreta lia juzgado los principales cuadros del actual certamen en las columnas de L a Ii.rsru \cióx, dice al hablar de la preciosa obra del señor Abril: «Los que no somos navegantes y no tenemos costumbre de ver el mar de ciertos golfos, hemos encontrado falso el color negro y los brillos de azabache de esta marina; mas yo he hablado con muchos m arin os,y todos ellos se muestran asombrados de la realidad de ese color y de la pode­ rosa reproducción de ese aspecto de las olas.» Las palabras del Sr. Ennnn/h>r son exactísimas: sin ha­ ber visto el mar de ciertos goiios, es muy posible, y hasta natural, encontrar falso el color del lienzo en que aquél se representa, puesto que el agua en grandes masas ofrece tintas muv diversas: asi, el Mediterráneo nos parece azul de añil: eí Océano, azul celeste ; los lagos de Constanza, Zurich y Lucerna, azul verdoso; el lago de Kloenthuí ape­ nas se distingue de los prados (pie lo rodean , y sus aguas transparentes tienen el color de la hierba verde ; en los A l­ pes bávaros hay un lago, el de Staflel, que parece comple­ tamente negro, y sin embargo, vistas sus aguas en pequeña cantidad, son claras y transparentes. Muchos físicos se han ocupado en estudiar este asunto, tratando de investigar si el agua tiene en realidad un color propio, y en caso de ser asi, si éste es verde, azul ó amarillo: pero hasta la presente los resultados obtenidos son muy escasos y aun contradic­ torios. Sostiene Durocher que el color azul del agua es de ori;en glacial, y que las tintas grises v verdosas provienen de as sustancias orgánicas vegetales, más bien que animales, que puede el agua contener; y tan preciso es este carácter, que sólo por el color es posible decir si el agua procede de campos de nieve ó hielo, ó de otra parte. Si asi fuese, no se comprende cómo el lago de Sioron, en el cantón de vaud, alimentado por las nieves de la Cabeza del Fraile, es azul ultramar, y el I3achalps.ec, á 2.275 metros de a lti­ tud y alimentado por la fusión de las nieves del Faulborn, es verde amarillento: de este color es también el de onenz, y el de T h u n .q u e recibe sus aguas por el istmo de Interlaken, parece de lapislázuli. El agua caliente de los geysers de Islandia es verde: el lamoso Bunsen llenó con este agua un tubo de vidrio de uos metros de largo, pintado de negro interiormente, y observó que en estas condiciones tomaba el agua el color azul. Í Los experimentos de Tyndall sobre el color azul de la atmosfera, que llevó á cabo valiéndose del polariscopio, le utostraron que para la producción de ese tono era nccc° que existiese una cantidad de vapor de agua en es«aode extrema división, obrando cada uno de estos ditmHUt<aS corPÓscuIos como un espejo que reflejaba las con- C escasa l° n§hud de la luz solar, (pie son las que el tsf 0nt*en á los rayos azules del espectro; si aumenta proiáT^0 *'e *0S COrPásculos gaseosos, adquieren éstos la ló e le '6! de rc,ic-iar ondas de mayor lo n gitu d , y el color ment! '' resulta más blanquecino. Este método de expen­ de Q-aC!? n lo aphcó Sorct al examen de las aguas del lago color**6 1 1 c^*e*5res Por Sl1 transparencia y por su intenso polar;3211 •Observó, pues, la parte interior del lago con un I «stabaSC° l|110- esPecia’ > comprobando que la luz del agua hres •2at*a cn sent‘do perpendicular á los rayos soc-i o, e rj n8,dos, V por la analogía de este resultado con SJWtsd ltlUV0 1 yndall de la atmósfera, dedujo (pie las quc c ® .a£0 de Ginebra no están ópticamente vacía-, sino tenues -?nen Unas Partículas transparentes sumamente El mism ar que <*e*)e at| ¡huirse el origen del color azul. Mediten*0 . yruiall examinó poco después las aguas del Ioque,nln! ° y la s 'g a lle s á las del lago suizo, por taha v P.rec<a que la cuestión estaba resuelta, lo que disW o » e ser verdad, pues con ciclo cubierto e m b a r e o r - ^orct que no existia polarización, y sin filiesrefle,aS a,-llas continuaban azules: si las partículas téPhvada a^ 11 a *Uz a7-ul, claro es que el agua debe quedar fifi tinte e. este color , y vista por transmisión presentará ^ jucas h ° SerneÍaatc al dc-1 crepúsculo. El autor de esna ten¡do ocasión de bajar al fondo del mar con ESPAÑ O LA Y 30 A M E R IC A N A . una escafandra, y pudo observar que el agua era verdosaazulada. y de este color la luz que iluminaba los objetos; asi que sus manos le parecían lívidas v como si estuvieran alumbradas por una llama de alcohol." Para resolver el problema se ha recurrido, como no po­ día menos (le suceder, al análisis quím ico. Analizó SainteLluiré Deville muchas aguas naturales, observando ¡pie las azules de los lagos suizos apenas dejaban residuo, y que las verdes del Doubs y del Rhin daban un residuo bastante considerable de materias orgánicas, volviéndose amarillas las sales solubles después de la evaporación, lo que indica­ rla (pie las aguas amarillas deben su coloración a un limo de ese tono. O tro químico, W itt.sthein, atribuye asimismo el color de las aguas a las materias orgánicas que tengan en suspensión; las sustancias minerales no ejercen influjo alguno, y las aguas puras son azules. Buscan otros la causa del color del agua del mar en la cantidad de sal que ten­ gan en disolución : a este número pertenece Mr. Schleinitz, que en 1875 hizo un viaje de exploración á bordo d é la Cinche; en la travesía de la isla de la Ascensión al Congo bulló el agua azul primeramente, luego verdosa, dos dias después azulada, tres dias después verde obscuro, más tarde verde sucio, y finalmente, ya cerca del Congo, pardusca. Del Congo al cabo de Buena Esperanza se presentó el agua verde : á poco, verde azulada , y por último azul claro. Y como siempre que el color tiraba al verde pudo com­ probar (pie disminuía el peso especifico del agua, y que aumentaba, por el contrario, cuando el color tiraba al azul, dedujo que el agua más salada es mas azul, y que cn la cantidad de sal residía la causa del color. Los trabajos más recientes para determinar el color del agua pura se deben a Spring ; para este examen se valió de dos tubos de vidrio de 5 metros de largo y 4 centímetros de diámetro interior, cerrados por planos de cristal y enfun­ dados para que no penetrase en ellos luz lateral, sino la difusa, después (pie atravesaba un cristal deslustrado de la ventana del laboratorio, colocada en la prolongación del eje del aparato. Llenos los tubos de agua destilada, apareció ésta verde en el primer ensayo y azul celeste en el segun­ do, si bien luego se volvió verde como la anterior, sin per­ der su transparencia: lo cual indica que el agua destilada de los laboratorios dista mucho de ser pura y que contiene algunas sustancias minerales ú orgánicas. Para aclarar este punto, llenó Spring nuevamente los tubos: uno con agua destilada ordinaria, y otro con agua destilada también, pero á la que se habla agregado tina cortísima cantidad de bi­ cloruro de m ercurio, veneno violento, particularmente para los organismos inferiores. Al principiar el experi­ mento era azul el agua de los dos tubos, pero al cabo de seis (lias, la del primero cambió al verde, y la clorurada permaneció azul durante varias semanas, y ambas inalte­ rables en cuanto á la transparencia. Introducido un poco (fe bicloruro de mercurio en el primer tubo, volvióse el agua azulada, pero no llegó á adquirir el tono francamente azul del segundo tubo. N o hay que extrañar la presencia de seres organizados en el agua destilada, 11i suponer que han resistido la temperatura de too" ó poco menos, puesto que. según los trabajos de T yn d all, basta para que el agua se cargue de materias ó cuerpos orgánicos, que atraviese una corta cantidad de aire. En vista de (pie el agua desti­ lada por los procedimientos ordinarios no resultaba bas­ tante pura, no siendo, por tanto, comparables entre si los experimentos que con ella se hicieran, procedió Spring del modo siguiente: mantuvo largo tiempo agua ordinaria en ebullición con permanganato de potasio alcalino en una vasija de vidrio, y luego la dest iló en un alambique de pla­ tino, recibiendo el destilado en un vaso de plata cerrado, al abrigo del contacto del aire : para lavar el aparato des­ tiló ante todo tres litros de agua, utilizando únicamente el primer quinto siguiente de la cantidad (pie contenía el alam bique; el agua preparada de este modo era volátil, sin dejar el menor residuo en una cápsula de plata perfecta­ mente bruñida con sílice precipitada y seca. Colocada este agua en los tubos, presentó un color azul de pureza inde­ cible, comparable sólo al color del cielo (pie en día claro v despejado se percibe desde la cima de un elevado monte. Efectuó Spring otros experimentos con alcohol amílico, etílico y con ácido acético, como contraprueba, y dedujo que el agua pura no es incolora, sino azul, y que este color proviene de la absorción de los rayos amarillos de la luz solar v no de la reflexión do la luz incidente en las peque­ ñas partículas flotantes cn el liquido. Determinado este punto, se propuso Spring averiguar la causa que produce los diversos colores de las aguas naturales : para ello , mez­ cló con cinco litros de agua pura azul unos cuantos gra­ mos de cal sin hierro, procedente de la calcinación del mármol de (.arrara; el agua de cal asi preparada, después de reposar cinco dias, quedó perfectamente límpida ; agre­ góle entonces una disolución de ácido carbónico, ó de an­ hídrido carbónico como ahora se dice, en agua, hasta que se formó un precipitado muy poco visible, y la colocó en uno de los tubos, notando con sorpresa que la luz no la atravesaba, y que era absolutamente opaca, lo mismo que tinta. Haciendo pasar á través del liquido corrientes suce­ sivas de anhídrido carbónico para precipitar la cal en es­ tado de carbonato y para disolver éste cn estado de car­ bonato ácido, y observando de vez en cuando en el tubo, notó que lentamente desaparecía la primitiva opacidad, pa­ sando la luz, primero parda, luego más clara, luego amari­ lla, luego verde v al cabo azul, después de una circulación de anhídrido carbónico de diez y ocho horas. Este experi­ mento demuestra, que con la acción combinada del anhí­ drido carbónico y el carbonato calcico se pueden producir todos los tonos de las aguas naturales de mar y de rios, desde la opacidad completa basta el azul ó el azul ver­ doso. En alta mar tiene el agua, en disolución com pleta, sales incoloras en corta cantidad, y su color azul, propio del agua pura vista en grandes masas, permanece inalterable; pero cerca de las costas y de los bajos contiene el agua un precipitado naciente en cantidad variable, que obrando so­ bre la luz, sólo deja pasar los rayos amarillos del espectro: estos rayos, combinándose con el tono azul del agua, da origen a las tintas verdosas, más ó menos azuladas según la proporción de amarillo, (|uc caracterizan el agua somera del mar y de algunos lagos y rios. Las sustancias poco so­ lubles de las aguas naturales que se presentan en estado de precipitado naciente, so n , por lo general, el carbonato calcico ó magnésico, la sílice y el silicato alum inico: como el color azul del agua es tanto más obscuro cuanto más disuelto está su calcáreo, basta proporcionar á las aguas del golfo un exceso de calcáreo para que se vuelvan verdes ; y este exceso se encuentra en las costas y playas donde abundan las sales de cal procedentes de las conchas y de las tierras. La alúmina y la sil ¡ce pueden producir los mismos efec­ tos que la cal, pero su acción es más complicada, pues el silicato aluminico no es soluble en el agua y se mantiene en ella en suspensión y como emulsionado; pero basta la presencia de una disolución salina para que la alúmina se precipite rápidamente Asi nos explicaremos el hecho o b ­ servado por Schleinitz a bordo de la Ca:e//e, del cambio del color del agua del mar en relación con la cantidad de sal ó con su peso especifico: era azul ó volvía al azul cuanto más salobre estaba, porque el exceso de cloruro sódico precipitaba la alumina, que era la que cn estado de preci­ pitado naciente originaba el color verde rotado en diver­ sos puntos de la travesía. Por lo dicho, bien se ve que es indudable la existencia de agúasele diversos colores, desde el negro, azul obscuro, lapislázuli, azul celeste, verde obscuro, verde claro v amarillo; y aunque la causa de estos colores no se conozca con exactitud, las lineas anteriores demuestran que proba­ blemente no permaneceremos mucho tiempo en nuestra ignorancia, gracias á ios trabajos de tantos sabios c»nn se afanan por sorprender á la Naturaleza sus secreto i. A r r .r s r o A rcimis. REVISTA CIENTÍFICO-INDUSTRIAL. SUMARIO. Vili»-’ -Sobri- Paris—Kl mar en cl ciclo Y »r.o nir-Trrt!c Trc-prn»!» pur la»nube». Kl Unifico Cann.ln-nsir - l>, Mon'o.:il A Winnipeg Cnnnitca■■ agrícolas. montana» Roen a» I,i barri.» desde«Sis mile Creek». Ile Roi.»*Peak AVancouver. Lo»vagone»'let l'aciInvi C(nadiensc —Ven­ íala»conierei ile». Nuevas línea» ile vapore» l.oipie deliela agric.ilutra AMr. Pastelli Kl loléfnió en los K»; »Jo. t'nidos. Còni» crecen In pue­ blos en Amciiiu .Cash Railway » ('obradores iieumAlii o. r) \ ' N1,°i siguiendo la moda, huyendo del calor ÍD “ buscando la salud, acuden á los andenes y T se acom<K'aI> bis expresos, n asaltan los i J nenes á bajo precio, gran parte de los habi­ tantes de Madrid, ansiosos de gozar del va­ riado espectáculo que les ofrecen, va las tendidas playas y partidas rocas que las olas besan ó abofetean, ya las encumbradas cimas y risueños valles que matizan húmedos prados, bos­ ques frondosos v blancos caseríos, nada más opor­ tuno, á mi entender,que viajar desde aquí con la plu­ ma y hacer viajar con la imaginación á los lectores de esta Revista. Dos viajes me propongo hacer con ellos : uno sobre las nubes, en que nos servira de gu la Mr. Tissandier : otro cn régies vagnnes, acompailando al Alealde de Montreal a tra­ cés ciel Canada y de la Colombia inglesa. o O O Las excursiones que la ciencia inspira, traza y lleva á cabo en busca del objeto de sus serias meditaciones y pro­ fundos estudios, suelen realizarse en medio de penosas fa­ tigas y amenazadores riesgos; pero á veces, libre el viajero de unas y otros, puede ocuparse sólo de sorprender los se­ cretos de la Naturaleza, que se complace en mostrarle nue­ vos destellos de su inagotable hermosura. Esto ha sucedido cu el viaje aéreo llevado á cabo el (lia 8 de Junio último por Mr. Gastón Tissandier en su globo E l Comandante Riviere, acompañado de los doctores Bucquoy y Terrillon. Partieron de los talleres de Auteuil á las dos y media de la tarde, y el vien to, al elevarlos, les hizo atravesar Paris, recreando su vista con el hermoso conjunto de la populosa ciudad. Llevábalos en dirección á Vincennes, donde pro­ yectaba su sombra una obscura nube, al parecer inmóvil, unida á tierra por niebla semejante á la que forma la lluvia vista de lejos. En esta niebla penetraron á las tres y cuarto. U nos cuantos kilogramos de lastre arrojados entonces bastaron para determinar la rápida ascensión del globo atravesando la nube de color gris y aspecto vaporoso, y á 1.800 metros de altura, dominando ya la superficie supe­ rior, bailáronse los viajeros, oculta ¡a tie rra , suspendidos sobre un mar de nubes de relieves redondeados, formando en su derredor un circo majestuoso, en el que las sombras hacían resaltar amontonados copos de un brillo deslumbra­ dor, en tanto que sobre sus cabezas se veía un cielo diáfano a zu l, en el que brillaba esplendoroso el sol. A 2.000 me­ tros, dice Tissandier, el cuadro se presentaba lleno de grandeza y majestad. Efectuaron después los aeronautas un rápido descenso, y á las cuatro se hallaban á 200 metros solamente del sue­ lo , viendo sobre sus cabezas los recortados bordes de un inmenso cumulus blanco, en el que una nueva ascensión les hizo penetrar á las cuatro y inedia. Un cuarto de hora tardaron en atravesar su espesor, de más de 1.000 metros, sintiéndose envueltos en sus fríos vapores y admirando sus tintes opalinos y translúcidos. Al salir de aquéllos, un nuevo espectáculo no menos grandioso se ofreció a su vista, eu lauto (pie continuaban su ascensión hasta 3.150 metros. Numerosos cumulus blan­ cos como el que acababan de atravesar flotaban aquí y allá en el espacio, semejantes á inmensos copos de batida espu- E X P O S I C I O N N A C I O N A L D E P, E L L A S A R T E S * «COMB A E E N (TAURO EI , DE PULPITO c e s a r A DE l v a r e z LA IGLESIA d i m o n t , m ' m . 28 DE d e l SAN « AGUSTÍN, c a t á l o g o (D e f o t o g r a fía de L a u r e n t.) » .- m e d a l l a DE d e /. A R A G O Z A . TERCEKA CLASE. EN 1 809- * E X P O S I C I O N NACIO NAL n e B E L L A S A R TES. «C E R V A N T E S C T A D K O 11 K A NCHI , I 1Z C A X O , N Ú M . 4 2 3 D E L Y SUS « C A T Á L O G O » . — M ODELOS. » M E D A L L A DE S E G U N D A C L A S E . — (De fotografía ti e L a u r e n t . ) 42 LA ILUSTRACION ESPAÑOLA Y AMERICANA. la adornan además artísticos embutidos de nácar y palo de rosa, y ricos arabescos de cobre. El techo de los departa­ mentos es de mosaico, cubren el suelo preciosos tapices turcos, y los divanes, tapizados de peluche azul, tienen movimientos que permiten adoptar todas las posturas. Cada vagón tiene cuatro gabinetes tocadores alhajados con el mayor lujo v un cuarto de baño. Adem ás, en los departamentos dormitorios se arman las camas de un modo semejante al de los vagones-camas puestos ya en uso en nuestros ferrocarriles. En cada tren existe un vagón de fumar, que es un gran salón de 24 metros de largo, alum­ brado por ocho lamparas y provisto de altas y anchurosas ventanas, pór las que se disfruta de la vista de los bellí­ simos paisajes que forman todo el trayecto. Un vagón res­ tauran! ofrece a los viajeros cuanto puedan desear durante las 90 horas en que el tren recorre el largo trayecto de Montreal a Vancouver. La importancia de este ferrocarril transcontinental puede apreciarse teniendo en cuenta que la unión entre los dos Océanos se verifica por é l, mediante un trayecto 582 kilómetros más corto (pie el de New Y ork a San Francisco; que atraviesa paisas más productores que los del centro de A m érica, en gran parte constituidos por lla­ nuras arenosas que forman desiertos inhabitables; y , en lin, que permite hacer el viaje de Inglaterra al Canadá en treinta y siete d ia s, en vez de los cincuenta y dos que se emplean por la via del Canal de Suez. Estas ventajas no han pasado desapercibidas para el co­ mercio, que empieza a dar la preferencia a la nueva via. Una linea de vapores esta ya establecida entre Hon-lvong y Vancouver. pasando por Yokohama : otra acaba de esta­ blecerse entre el Havre y el Canadá, con escala en SaintPierre M iquelon, cuyos barcos no son tan poderosos hoy como los de otras lineas, pero que, seguram ente, no tar­ dara en tenerlos tan bien acondicionados como ellas. En Montreal se lia formado también una poderosa Sociedad alemana que se propone establecer lincas de vapores en uno y otro Océano, para transportar las mercancías del o°o extrem o Oriente al extremo O ccidente, y viceversa, uti­ El segundo viaje de que me propongo dar cuenta es el lizando el ferrocarril canadiense. efectuado por el Alcalde de M ontreal, desde este punto, Los quinientos millones que lia costado al Canadá esta situado á orillas del caudaloso San L orenzo, en el Canadá, grandiosa obra no quedarán improductivos. El porvenir hasta V ancouver, por la nueva linea férrea del «Pacifico se presenta lleno de esperanzas para el nuevo camino, ver­ Canadiense», rival de la célebre de N ew York a San Fran­ dadero prodigio de atrevimiento y de rapidez en la cons­ cisco, y que atraviesa, como ésta, el continente americano. trucción. Constituyóse la Sociedad constructora en el mes de F e ­ oe o brero de 1881, y tal actividad ha impreso á sus trabajos, Los Anales del Instituto Pastearáan á conocer interesan­ que en el mes de Noviem bre de 1885 puso el último ca­ tísimos datos estadísticos de los resultados obtenidos por rril. En la siguiente primavera term inó los accesorios, y el la vacunación de los ganados como preservativo del car­ 28 de Junio de 1886 salió de Montreal el primer tren, que bunco. llegó á Port-M oodv, cerca de Vancouver. en la costa del Se tiene noticia de la vacunación de 1.849.780 reses de Pacifico, el día 4 de Julio, después de recorrer en ciento ganado lanar, y 216.290 del vacuno y caballar, distribu­ treinta v seis horas los 5.08o kilómetros de linca que sepa­ yéndose estos números del modo siguiente : ran á ambos puntos. El Alcalde de M ontreal, que había inaugurado la linea, En 1881.... 82.023 En 1884.... 402.0K2 ha querido demostrar que puede recorrerse sin inconve­ 1882.. .. 350.718 1885........ »44.905 .......... 414.436 1883.. .. 368.906 niente en lo más crudo del invierno; y para disipar con hechos las dudas que sobre ello pudieran caber, ha hecho De estas reses, solamente lia muerto de la devastadora por si mismo el viaje, del cual ha publicado recientemente enfermedad el medio por too. Com o antes de usarse la launa interesante relación. cuna las estadísticas acusaban una mortalidad media de to En la noche del i.° de Diciembre de 1886 salió de Monipor 100 en el ganado lanar, y de 5 por 100 en el vacuno y real en medio de una tempestad de nieve, v á la mañana caballar, se deduce que en los seis años que el anterior es­ siguiente, al despertar, hallóse en Pembroke, con una tem ­ tado abraza, Mr. Pasteur ha proporcionado con su descu­ peratura de 23" bajo cero. Bordeando la orilla septentrio­ brí miento la riqueza inmensa que para la Agricultura su­ nal del lago Superior, la linea se dirige á W innipeg, á pone la conservación de 175.000 ovejas y carneros, v de 1.424 kilómetros del punto de partida, y á pesar de la baja 10.200 vacas, bueyes y caballos. temperatura, que descendió hasta 35o bajo cero, el retraso Los anteriores datos son tan elocuentes, que merecen no fué más que de dos horas. tomarse en cuenta en nuestro país, donde la ganadería re­ Pasa después la linea por Brandan, Broadview, Regina, presenta una parte considerable de la riqueza agrícola. Moosc, Jaw, Swift-Current y Calgary, que son otros tantos centros de inmensas comarcas agrícolas ; atraviesa no lejos de las minas de carbón de Leithbridge, unidas á ella por He aquí otra estadística que prueba los progresos del un ramal de vía estrecha, y encuentra cerca de Banff otras teléfono en los Estados Unidos desde fin de 1885 hasta minas importantes de antracita, que la surten de combus­ igual fecha de 1886. tible en el largo trayecto desde W innipeg. En ambas fechas existían allí : Pasada la naciente ciudad de Banff, acomete la linea las inextricables sinuosidades entre las que serpentea el rio de Millas de longitud de conductores... los A rcos, y remontando ásperas pendientes deja ver al .1ioneato. 14.183 viajero viaductos atrevidos lanzados sobre torrentes que corren á 300 metros debajo de la via, vertientes por las 137.750 Número de abonados que trepa la locomotora con fatigosa respiración, y obras j 1880.... 147.068 admirables que representan una suma cuantiosa de inteli­ A rímenlo. gencia, de perseverancia v de energía, empleada en salvar la barrera fortisima de las Montañas Rocosas, hasta domi­ En el curso del año 1886 se han cambiado 312.605.710 narla en Stephcn, la montaña que lleva, para perpetuarlo, comunicaciones, o se a n , por térm ino medio, 856.454 dia­ el nombre de! presidente de la Compañía. rias. El término medio de comunicaciones por día y por Bájase desde allí, para volver á subir después remontan­ abonado varia entre 2 y 15, según las lineas, y tomando do las vertientes de los montes Selkirk, cuya divisoria se el conjunto de todas las del país, se obtiene el cíe 5,43 por encuentra en «Six mile Creek». Desde este punto la cons­ dia y abonado en 1885, y de 5,82 en 1886. trucción presenta su más admirable aspecto. Ha sido pre­ o ciso verificar un rápido descenso, tal, que en solos 4 kiló­ o o metros de distancia horizontal se habla de salvar un Al lado de estos datos, véanse los siguientes, del misino desnivel de 183 metros, y para realizarlo se han puesto á país, relativos al crecim iento de tres grandes ciudades en contribución los recursos todos de la ciencia y arte del in­ los últimos cincuenta años : geniero, buscando en revueltos zis/.ás, á través de nume­ rosos viaductos, un desarrollo sobre los flancos de la CHICAGO. NEWYORK FILADELFIA. montaña que perm itiera suavizar las pendientes. L os 4 ki­ 238.8oy I88 800 1830.... 45 lómetros se han convertido en 10 j , y en cualquier punto 184a.... 508.500 261.5OO 4.400 de este trayecto se ve desde los vagones el desarrollo de la 7(16.700 1850.,,. 432.300 54.500 18(10.... i.?.’: . 700 549.800 122.700 inmensa serpiente cuyos enroscados anillos se contemplan 1870.... 1.700.100 706.800 1.>oo ya sobre la cabeza, y a bajo los pies. Punto existe en el 18S0.... :.503.600 8<)4•900 572.600 cual v u é lv e la via en rápida curva formando seno, cuya garganta tiene sólo 39 metros de abertura horizontal, á los que corresponde un desnivel de 36 metros. Las disposiciones mecánicas para abreviar ó simplificar Llégase en lin á Ross P cak , después á L ytton, y desde operaciones que, si parecen insignificantes tomándolas ais­ ¡lili se desciende, bordeando el rio Fraser, basta Xewladas, exigen c! consumo de tiempo y esfuerzo considera­ W estminster, Port-M oodv y Vancouver. Un litigio entre bles cuando son muy repelidas, se multiplican diariamente. estos dos últimos pueblos há venido á declarar á VancouMuestra de ellas son los ferrocarriles funiculares que em ­ ver término de la grande linea del Pacifico Canadiense. piezan á instalarse en los almacenes de P arís. v están ya Los vagones de ésta son la última palabra de los ade­ en uso en los de Am érica con el nombre ingenioso de lantos en la comodidad y el lujo en el material móvil de »Cash Railway» (ferrocarril de moneda), para facilitar los ferrocarriles. Tienen 24 metros de longitud, son do caoba, pagos en las cajas, sin que tenga que acudir á ellas perso­ pulimentada al exterior y esculpida en el interior, donde nalmente el comprador ó el vendedor. ma. Por entre las recogidas guedejas de sus bordes dejá­ base ver á trozos la tie rra , como á través de la lente del cosmorama se muestra el pintado paisaje. Los compañeros de Tíssandicr, llenos de admiración, de­ cían al sabio aeronauta: «Xo imaginábamos que pudieran existir esplendores semejantes.» El viaje continuó con un descenso á 2.200 m etros, v á las cinco pudieron asistir á un nuevo espectáculo, á la vez que comprobar un hecho curioso. O tro cumülns se presen­ taba como para cerrarles el paso, elevando su nevada cresta á 300 metros sobre ellos, y cu él como en un espejo mágico vino á dibujarse la imagen del globo y de los via­ jeros, rodeada de una brillante aureola de difracción. Parecía que al llegar el globo á la nube hubiera de pene­ trar en ella; pero no fue asi, sino (|ue con gran sorpresa vieron los aeronautas que aquél subió las pendientes irre­ gulares de la superficie del cumulas, cual si trepara por los escarpados flancos de una montaña, llegó basta la cresta y bajó por el otro lado para alejarse de él é ir á buscar otro en el que se repitieron el espectáculo de la imagen y au­ reola y el hecho de la subida y bajada trepando por las su­ perficies. Mr. Tissandier explica esto último de un modo lógico. La ancha base de los caíanlas v la mayor parte de su masa estalla sumergida en una corriente inferior sobre la cual flotaban, v solamente las crestas penetraban en la corriente superior, que contorneando la superficie del obstáculo que no podía arrastrar, llevaba consigo al globo. Asemejaban asi á las piedras empotradas en la arena del lecho cíe un rio. que dejan ver sus puntas redondeadas en el fondo del agua, á la que fuerzan á resbalar sobre su pulimentada su­ perficie. .\ las seis de la tarde terminó la expedición, que segu­ ramente envidiarán todos aquellos á quienes el temor de lo desconocido no quita los deseos de admirar tanta gran­ diosidad v belleza. El globo toco la tierra en C h evru, á 70 kilómetros del punto de partida. N.° X X V l i Uno de estos ferrocarriles consiste en esferas metál huecas, que ruedan sobre dos alambres formando Una , entre cada mostrador y la caja. El vendedor encierra 1 1 esfera el dinero y la nota, y pone aquélla sobre la vi» ^ 3 la que rueda hasta llegar á'la caja. Otra vía, con pendí P°r inversa, conduce la esfera de la caja al mostrador conl vuelta ó cambio, si lo hay. 1 la Cuando la pendiente (pie permite la altura de los alm cenes es pequeña. las bolas no ruedan fácilmente no '3" la moneda que llevan dentro desvia el centro de g’ravprfU4 del de figura. Entonces se sust¡inven aquéllas por u„ pequeños carretones con ruedas de garganta, que encai^ y ruedan sobre el alambre. Dando á éste una ó otra nc diente, se obtiene la ida y vuelta de los carretones. ^ "" X o puede imaginarse cuántas ventajas proporciona el nuevo sistema en los grandes almacenes. Son tales 0, allí donde el local 110 permite la colocación de vías en'nen (líente, se buscan otras disposiciones, aunque más costo­ sas . para suplirlas. Merece entre ellas mención la de tubos neumáticos esta­ blecida en los inmensos locales de la casa Macv en N'cv," Y ork. Por todas partes extiende en ellos sus ramificaciones una canalización, por la que circulan pequeños estuches «pie viajan, como las esferas am es descritas, entre mos­ tradores y la caja. Basta para ello colocar el estuche en el tubo y tocar el botón cou que se abre la válvula que co­ munica con el depósito en q u e d e continuo está haciendo el vacio una máquina colocada en los sótanos. La presión atmoslérica lleva el estuche á su destino. Cuando se abre el tubo por los dos extrem os, sirve de teléfono acústico. Estas ingeniosas disposiciones permiten tener las cajas alejadas del bullicio de los almacenes, evitan el empleo de un personal que lleve y traiga los cambios, y economizan tiempo, cuyo valor sabe apreciar mejor que nosotros el ac­ tivo pueblo americano, que ha encontrado en esta econo­ mía uno de los mas pingües veneros de su creciente ri­ queza. los R amón Ahizcun. VIAJE A A NAGA. ( T F. NE R 1 F F .) .......................... ' ................... ................ • ’■ ■ vii i d m'HMIB tic Canarias. — Importantísimo descubrimirutu prehistórico. —El Faro. e 1 deseo de proseguir en las investigaciones G históricas (pie desde lia tiempo tengo empeve 3i 19!1 * '/A zadas, como d de permanecer algunos dias en una propiedad de mí pertenencia, situa­ da al Xordeste de esta isla, me movieron en en el mes de Julio ultimo á abandonar por ( breve temporada la ciudad de San Cristóbal de la L agun a, donde resido. A las cuatro de la mañana del 22 del propio ines, | j dia señalado para el viaje, salí de la referida pobla­ ción, acompañado de algunos obreros, asi como de otras personas que debían conducirme el equipaje á la vez que nos sirviesen de guias en el extenso camino que habíamos de recorrer. Tomarnos la deliciosa carretera de T egina, y á poco más de un kilómetro cruzamos á la derecha, hasta dar con una espaciosa via, que se dirige al « Monte de las .Mercedes». Xada más encantador que la salida del sol en la pintoresca campiña de la antigua Agüere en un dia estival: los alpi­ no, > v canarios saludaban la llegada del astro rey con agra­ dables trin o s; las altas copas de los eucaliptos mecíanse sobre nuestras cabezas, produciendo en sus hojas el fresco y puro céfiro de la mañana suavísimos gemidos; bandadifl de palomas y otras aves surcaban el aire en caprichosos giros , desapareciendo rápidamente de nuestra vista; alia en las colinas de San Roque los pastores cruzaban con sus ga­ nados , \ ninmos vagamente el eco de una flauta, que acom­ pañada ile sencillo tambor, traía á nuestros oidos toque tan apacible como prim itivo: de vez en cuando pasaban junto a nosotros, con rostros tranquilos, los labradores que dirigían á sus tacnas v trabajos ordinarios, y , en tanto, perros de caza que llevábamos saltaban las paredes}’ co­ rrían por los rastrojos husmeando alguna pieza, y Ainada de nuestra comitiva entonaba alegres canciones anuí del buen humor que la vida del campo despierta c encantos y atractivos. . . ry Había en aquel conjunto no sé qué de enmeles. <_ poético que me subyugaba agradablemente. Bajo tan ble influencia encontrábame, cuando de impro'j* .a ¿ muy próxima de nosotros, una campana flue misa: era la de la ermita de Nuestra Señora de |3!> * d e s, q u e , oculta por la arboleda , se hallaba a muy r sos del camino. Llenos de piadoso recogimiento, v0 pañeros de viaje se quitaron sus sombreros ala 1 daba gracias aí Creador por el purísimo óienes * h cQiri0 proporcionaba la contemplación de tantas Den *j m0_ por el profundo sentimiento religioso que en aq mentó también ennoblecía mi espirite. . ¡nterior Poco tiempo transcurrió para hallarnos en. ^ ¿,5. del bosque donde en más de una ocasión hci 1■ corto tinguido naturalista Bory de Saint \ incent. ' ntramos aunque áspero declive nos fué bastante para harbvur bajo la fresca sombra de los laureles, la Lai/os, follados y otros arboles que forman a S.iPcDlegaba I3 gima. La lozanía enteramente tropical que uA . lbanlos 3 vegetación en una encantadora planicie que ^,Yj0S„ , y U nuestra izquierda denominada « Llano de me ¿iri®* hermosura de los sil ios que nos quedaban « ' ,ara que ron reflexionar sobre la causa que pudo e x w q ^ cció O partiese de Santa Cruz la carretera box L surca«ia que se dirige a Tagarnina. recorriendo un . ja nienOT de numerosos v ennegrecidos barrancos, aj de ' ííl distancia del último de los dos pueblos * aVOrque Cristóbal de la Laguna, el trabajo \nlin,tfan ia senda q“e P1' representaría el trazado siguiendo la antig jj.° XXV li LA ILUSTRACION os v los paisajes indescriptibles que ofrecen tan be** . fugares, eran motivos que de consuno daban la " ferencia á la ciudad de los Adelantados como punto de E d a de aquella vía . . . . . . . medida que penetrábamos en el laberinto del bosque, ' oS parecían hallarse en su elemento. Repetidas veces ¡ mos los alegres ladridos con que se comunicaban el ha® . a o de algún rastro. En más de una ocasión los conejos forrieron á muy pocos pasos de nosotros, y cuando á causa ]os accidentes del suelo el camino se ocultaba por alenondulación . á cada momento los podencos, para no per­ dernos de vista, asomaban de entre las ramas sus puntiSudos hocicos, desapareciendo al instante. Infinidad de brezos habla sucedido ti la variada Hora de los montes de la L agu n a, ofreciendo sus copas en los esuperheies uniformes que páro­ oacios que dominábamos sup clan de esmeralda, cuando ali finalizar una de las curvas auedeterminan el camino, se presentó junto a nosotros la preciosa capilla de Nuestra Señora de! Carm en, verdadero bajel iie plata en aque océano de verdura que la piedad de los vecinos habitantes de has valles cercanos ha levantado recientemente en tan frondoso como solitario sitio. No á mucha distancia, un inesperado recodo nos colocó fuera del bosque, permitiéndonos contemplar un vasto y dilatadísimo horizonte. Nos hallábamos en una eminencia de la cordillera de Anaga. El panorama que se presentó á nuestra vista era grandioso. Teníamos á nuestros pies las dos ciudades de la isla, Santa Cruz y la Laguna : las exten­ sas llanuras de « Los Rodeos», la Esperanza y toda la re­ gión hidrográfica Norte hasta el Teide se presentaban ante nosotros como un anchuroso y escalonado valle. Por el Occidente, confundiéndose con el mar, percibíanse los va­ gos perfiles de la Punta de le ñ o ; Buenavista, los Silos, Garachico v las Ramblas eran puntos blancos en la azulada masa. Por él Sur y Oriente se destacaban las montañas de Gilimar, Arico y otros pueblos, con el histórico santuario de Nuestra Señora de la Candelaria, y más allá la superfi­ cie oceánica se extendía en inmensísima planicie interrum­ pida sólo por la isla de Gran Canaria. La aparición de algunas nubes sobre los Roques de A n a­ ga— que por el Norte completaban aquel incomparable cuadro— fue recibida por los guias con muestras de alegría, considerándola como signo de un cambio de tiempo que no tardamos en notar, pues al calor que se sentía sucedió un aire cargado de vapores acuosos que dejaba humedeci­ dos nuestra barba y vestidos. El silencio y la soledad caracterizaban las altas regiones que atravesábamos ; sólo cruzaron cercad o nosotros, mo­ viendo pausadamente sus enormes alas matizadas de blanco, varios buitres leonados, conocidos en el país con el nom­ bre de guirres, y á lo lejos, en el fondo de los valles y como á 500 metros debajo de nuestros p ies, veíamos multi­ tud de cuervos cuyos graznidos llegaban hasta nosotros en vago rumor. Sin otra peripecia que el encuentro de un hato de cabras —cuyos pastores se apresuraban á llenar de leche las vasi­ jas, ofreciéndonosla con tan ingenua y hospitalaria franque­ za, que de buen grado la acepté creyendo hallarme en presencia de una escena enteramente patriarcal — llega­ mos á la Cruz de Taganana, térm ino de la primera parle de nuestro viaje. Bastante rendido por el cansancio me senté á la sombra de unas copudas hayas, reclinándome sobre la espesa hier­ ba que allí crecía mezclada con tom illo, poleo y otras ma­ tas olorosas, en tanto preparaban el almuerzo que habia de reparar nuestras perdidas fuerzas. Una hora después estábamos nuevamente en marcha. En aquel sitio el camino se bifurca tomando dos direcciones bien distintas: la una va á Taganana, Benijo, Alm áciga y otros caseríos por las célebres vueltas : la otra sigue la cor­ dillera de Anaga en toda su longitud. Con relación al punto donde nos dirigíamos, el camino de la primera es un ángulo cuyo vértice está en el pintoresco pueblo de los antiguos dominios de B eneharo: el de la segunda es la diagonal. “ UV á pesar mió tomé el de esta última en la imprescin­ dible necesidad de llegar el mismo dia á la referida pro­ piedad. Con sentimiento me alejaba de aquella enorme y esférica montaña cubierta de verdura, cuyo descenso en ZISZas constituye las vueltas de Taganana. Dejábamos á nuestra izquierda los gigantescos tilos, viñatigos, hayas y otra multitud de árboles de espesísimo follaje ; dejábamos Os heléchos casi arborescentes de hojas hendidas y termi­ nadas en encajes, los variados musgos de corte afiligranaoque tapizan aquellos contornos, el arroyo que en estre­ pitoso torrente desciende al llano: dejábamos, en fin, el Pjusajesin igual que se ofrece al viajero, percibiendo, como en Uj 1 pr‘mer térm ino, el verde ramaje y las ondulantes ¡ r.®uaderas mezcladas caprichosamente con las blancas ka.. del pueblo y las ondas azuladas del mar. En 1883 Je por aquella privilegiada región , cuyo conjunto recuercarr ^taubacl1 >’ el valle de Lauterbrunnen en Suiza. Una del616™ Por tan deliciosos sitios hubiera sido el encanto Unl°S tUr‘stas y viajeros, y habría hecho de aquel término tac¡¿!’ ar de cita para la buena sociedad tenerfeña en la esn veraniega. De terminarse la carretera hoy en cons­ ta m,10a’ su*3*endo todo el árido valle de San Andrés por bre <)notoi?a >' extensa pendiente que da acceso á la cumbond n p‘nt? rescos y frondosos lugares quedarán, con tnrau sentúniento de cuantos amen las bellezas de la NaE] ’ VelcSados al olvido. nja¡osCamino elegido se nos presentó desde luego con muy a°SDo^aS” S| *lasta c ' punto de sernos forzoso desmontarreferj/mas de ima vez. Con especialidad en las alturas del todo p ° pue^ ° de Sun Andrés ofrece un espectáculo por ta vis¿ tW!ino *ai.110111 able. Adem ás, con repugnancia lijaba d°nde la0,? 'a.s 1,lmediaciones de aquel estrecho sendero huella lun fcüel: i desp,adada mano del leñador habia dejado funesta eianse tierj.^'", uno y otro lado, en pendiente declive, vei....ow tierr deárbolesprovistas de vegetación, y aqui y acullá troncos tflados es-V as‘n v >da y fragmentos de gajos, feamente mu^ifladiv^116 pareCian cadáveres y miembros humanos diseen un campo de batalla". 43 E STAÑ O LA Y AMERICANA. Sensible es que por la autoridad competente no se ponga un dique al espíritu demoledor que amenaza concluir en un plazo más ó menos breve con la riqueza forestal, ya muy menguada, de la parte Nordeste de Tenerife. Y no lo es menos que el Ayuntam iento de la capital no fije su aten­ ción en la urgente necesidad de recomponer el referido camino, enclavado como se halla en su término municipal; ó ya que de aquel centro administrativo no partiese tan imprescindible medida, el alcalde de Taganana manifestase á su delegado en la Punta de Anaga que á la dicha vía debe de alcanzar la prestación vecinal impuesta tan acertada­ mente en su barrio cada año para la conservación de otros caminos. Varias montañas pobladas de brezos y tilos, de las que de algunas se desprendían manantiales de agua cristalina, recorrimos durante tres horas, hasta que ya en la última articulación de la cordillera pudimos divisar el mar de aquella parte designada en ciertas cartas geográficas con el nombre de la Mancha. Pocos momentos después aban­ donábamos la cum bre, descendiendo por una cuesta rápida al áspero valle de la Punta de Anaga. A una altura próxi­ mamente de 70° metros sobre el nivel del mar el camino se dirige al N orte, cruzando por una región cubierta de matorral y monte bajo, en la que se encontraban como salpicadas algunas casitas cuyos moradores viven , con la­ mentable abandono de la agricultura, dedicados al corte y comercio de leña. No se descubría en la fértil comarca que atravesábamos ningún árbol frutal, y sólo distinguíanse algunos barrancos plantados de ñames y estrechas fajas de tierra destinadas al cultivo de patatas v trigo. El paso de una em inencia, revestida en parte de colosa­ les piedras sobrepuestas a la manera de las antiguas cons­ trucciones ciclópicas, nos sirvió de acceso á una profunda quiebra cubierta de vegetación que se conoce con el nom­ bre de «Chamorga». Conforme descendíamos al fondo de aquel precioso barranco, el paisaje se hizo más pintoresco: veianse en una y otra vertiente, artísticamente disemina­ dos, grupos de modestas viviendas, algunas de las cuales se hallaban en parte ocultas por los árboles silvestres, y muy cerca de ellas, en la linea inedia de ambos declives, discurría con apacible murmullo un arroyo, en cuyas in­ mediaciones crece un frondoso bosque de manzanos, cas­ taños y palmeras qué corresponde á la posesión á que nos dirigíamos v que en un inmenso radio de maleza y árboles de monte resalta como un oasis. A l pasar junto á él, las alegres voces de la gente de nuestra pequeña caravana espantaron á unas palomas torcaces qtte azoradas salieron precipitadamente de la espesura, y en pos de ellas, cru­ zando frente á nosotros, seguíanlas algunos mirlos que desaparecieron en el monte dando agudos gritos. El camino sigue el curso de las aguas y serpentea en el hondo barranco obligado por las escabrosidades del suelo. Desde aquella profundidad divisábamos un paisaje que, aunque limitado por un estrecho horizonte, no estaba des­ tituido de belleza. Inmediato á nosotros el arroyo corría, unas veces bullicioso por entre los guijarros y peñascos, otras ocultábase bajo las enormes hojas de las fiamcras, y en algunos sitios, en que la depresión del lecho dejaba inmóviles algunas masas de agua, reflejábanse en su su­ perficie esbeltos grupos de cañas que aí soplo del viento parecían colum piarse, ó bien proyectábase el espeso follaje de gigantescos sauces que con su sombra teñían las aguas de un verde obscuro. Casi por encima de nues­ tras cabezas veíamos levantarse en abrupto corte las rocas escarpadas que rematan los bordes de la margen izquier­ da, y del otro lado dilatábase la orilla formando laderas más ó menos pendientes donde eran apacentados reba­ ños de bueyes. E11 las vertientes que miran al Norte dis­ tinguíanse muchos brezos, macunes, renuevos de hayas y heléchos, mientras en las de la margen izquierda crecían grandes cardones, taba-ibas, henequén-s, nopales y algunos dragos, mareándose en tan distintas floras las dos particu­ lares zonas en que se divide Tenerife, por hallarse la parte Este y Sur expuesta á los ardientes vientos del Sahara y la Oeste y N orte bañada constantemente por las húmedas brisas del Atlántico. N o ya sólo la erosión de las aguas, sino levantamientos volcánicos, debieron de dar origen desde los remotos tiempos terciarios á aquel imponente barranco, cuyas orillas se ensanchan en parajes hasta alcan­ zar la anchura del Danubio en Viena ó la del Mississipi en N ueva Orleáns. La desviación del cam ino, que en tanto nos acercába­ mos al mar se separaba del álveo del barranco, puso ante nuestros ojos, en una rápida vuelta, la última perspectiva de nuestro viaje: el fondo constituíalo el Océano, que en un espacioso horizonte se confundía con el cielo ; á nuestra derecha los altos riscos de Chamorga; á nuestra izquierda una montaña obscura, contrafuerte de la denticulación más saliente de la cordillera de Anaga; á nuestros pies una planicie cultivada de batatas, hortalizas y árboles frutales; como notas del cuadro destacábanse una linea blanca for­ mada por la espuma de las olas en su eterno batallar con las rocas, una carretera que bordea la montaña de la izquierda hasta desaparecer en el fondo del valle y una casa de campo que á muy pocos pasos de nosotros estaba, sobresaliendo notablemente en el conjunto el magnifico faro de Anaga que se levanta en la montaña obscura como una solemne afirmación del siglo del vapor en tan agreste y prim itiva naturaleza. Rápidamente transcurrianseme los dias en aquel apar­ tado extremo de Tenerife dedicado á variadas y entreteni­ das ocupaciones. Todas las mañanas me dirigía á unos sencillos talleres que habia improvisado, deseando ensayar algunas indus­ trias que se relacionaban con las producciones de la finca. Particularm ente tomaba interés en el hilado de la pita, cuyo trabajo estaba bajo la dirección del entendido joven José Rodríguez y Ram írez, natural de Gran Canaria y ya conocido en la ciudad de la Laguna por los artefactos que, hace un año próximamente, vendió allí, mereciendo gran­ des elogios de varios propietarios, entre los cuales citaré á D. E . Madán, entusiasta partidario de la propagación y cultivo en grande escala del henequén en nuestro archi­ piélago. Después del almuerzo sentábame á la sombra de un enorme moral por cuyas inmediaciones pasa el camino que de la Punta de Anaga va al puerto, y alli, leyendo revis­ tas científicas ó números de La Ultima hora, periódico de vasta Circulación que se publica cu Santa C ru z, permane­ cía á veces hasta la mitad del dia; no abandonando aquel fresco sitio de continuo bañado por la brisa del mar sin antes ver á varias jóvenes que diariamente, en las mañanas de cstio, regresan de llevar leña á la playa. L a tez verda­ deramente alabastrina de aquellas lindísimas mujeres, sus hermosos ojos negros, como la corrección de sus formas y finura de sus facciones, llamábanme la atención sobre­ manera y juzgaba que no se equivocaría quien creyese que estas pobres campesinas causarían envidia a las más bellas y aristocráticas damas que en las carretelas del Prado ó del /Las de Lioulogne, muellemente reclinadas, son objeto de rendidas v aduladoras miradas; que no en vano puede decirse que el término de Taganana en las islas Canarias es un pedazo de la Circasiaen el Atlántico. Las tardes destinábalas á excursiones científicas, muchas veces acompañado de D. Jacinto L óp ez, empleado de aquel faro y persona de rectas ideas, cuya amistad se hace muy estimable. Un dia, deseando visitar cierta cueva sepulcral de guanches que nos decían hallarse no muy lejos, toma­ mos el ya conocido camino de Chamorga hasta llegar al paraje en que un angosto sendero cruza á la izquierda. Por él subimos las ásperas laderas que hacen accesible la llanu­ ra denominada el Barro, y descendiendo por la pendiente opuesta eme mira al Sur, encontramos una caverna de es­ trecha entrada, por la que no sin dificultad penetramos, descubriendo una cámara bastante espaciosa, en cuyo suelo se veían algunas piedras y trozos de leña. Con cuidado re­ movimos la capa de tierra roja que constituía su superficie, y fueron presentándose á nuestra vista varios restos huma­ nos, consistentes en un maxilar inferior de adulto, frag­ mentos de un parietal, varios fémures y tibias y algunos dientes de individuos de diferentes edades; todos los cuales des /aojos recogimos detenidam ente, regresando satisfechos de no haber sido inútil nuestra excursión. Manuel de O ssu xa y van d en -H e e d e . (Se continuará.) E L G A L L O Y E L POLLO. V E lo lie dicho mil veces y te lo repito: no me \ da 'a fiana llue A ^ le s con el señorito ese Asi exclamaba el posadero Pepin, de Archidona, dirigiéndose á su hija Alaria. E ste posadero Pepin, dueño de la cclebé: rrima posada del Gallo, estaba siempre de un hu7x^ 0° mor de todos los diablos. Desde que su convecino Pepón abrió la posada del Pollo, el hombre no podia vivir tranquilo. Porque la posada del Pollo era ni más ni menos que la rival de la suya. Porque al cabo de treinta años de envenenar á las gentes con carne de tres dias y vino, no ya peleón, sino batallador y capaz de volver loco al Verbo, como decían los pasajeros, se encontró una mañana con un enem igo enfrente de su puerta. Pero ¡qué enemigo! La posada del Pollo estaba montada á la m oderna; se comía y bebía en ella muy rebién , v casi, casi costaba menos. En fin , que mi Pepin tocaba el cielo con las manos, v al acos­ tarse todas las noches rezaba (porque era muy devoto) á la V irgen Santísima para que su vecino se gastara en bo­ tica todo lo que ganaba en perjuicio del Gallo. Y para colmo de sus males, su niña M aría, una saladísi­ ma criatura de diez y seis años, de lo más hermoso que ha dado al pais la tierra de Alaria Santísima, se habia enamoricao, según expresión del padre, de un cursi abollao de M álaga, que de vez en cuando venia á comer á la posada del Gallo, y á la vez que comia miraba á Ja niña con unos ojos capaces de pegarle fuego arporvorin, — Y a te lo he dicho— repetía Pepin el dia en que da principio la presente historia;— que no me da la gana de que me marees más con el señorito ese. — ¿A’ poiqué?— preguntaba la Alai-iquilla. — Poique tiene cara de tonto. — ¿Tonto, eh? Y a le quisiera oslépa yerno. — ¿Eso? — ¡E so! — ¡Com o que él me va á quitar de enfrente al otro! La manía de Pepin era que le quitaran de enfrente la posada del Pollo. ¡ Facilito era! ¡A" á bien que el Pepón no se complacía en hacer rabiar á su vecino! Cada vez que tenia pasajeros, ponía mesitas de pino delante de la puerta para que comiesen al sol y su rival viese que habia en su casa señorío. — E sto acabará á púnalas— habia dicho más de una vez Pepin. — ¡Afloja er pistón!— decía su enemigo cuando le con­ taban estas amenazas. P ues, señor, que estando hablando con su hija y rega­ ñándola, se presentó el señorito malagueño en la posada y pidió de comer. ¿Cóm o se le podia negar? En primer lugar, era un pasa­ jero como otro cualquiera, que venia á caballo en su jaca y quería comer. En segundo lugar, que los parroquianos del Gallo no eran nada numerosos, y por consiguiente, cuando caía uno, habia que aprovechar la ocasión y pelarlo. Por mucha rabia que le diese á Pepin ver entrar por sus puer­ tas al pretendiente de su hija, hizo de tripas corazón, v se dispuso á servirle como si no le conociese ni supiera nada. Se contentó con enviar á la niña arriba y servir él solo al recién venido. 44 LA ILUSTRACION ESPAÑOLA I). M A N U E L C A R D E N A L Y O SC Á R IZ , ALCALDE PRESIDENTE, Ql'K Fi li, DEI. AYUNTAMIENTO DE MATANZAS. E xcm o . S k . Nació en Montaulnn fFi;.nei-i). en tSi-t EXPOSICION DE en Matanza' (isla de Culta), el FILIPINAS DE i'j de Abril último. Y AMERICANA. N.° X X V I I E xcmo . S k . D k . D. F E D E R IC O B E N JU M E D A Y F E R N Á N D E Z , DECANO DE I.A FACC1.TAI) DE MEDICINA DE CÁDIZ. Xaciá en Cádiz, en i&is ; *J* cu leí im>nia capital, en Junio próximo pagado. ( p a r q u e de Ma d r i d ). — exterior de «la tabacalera » instalada por la « compañía general TARACOS DE FILIPINAS». — ( D e f o t o g r a f í a de L a u r e n i . ) Ni*/ D O O 5 '73 O '73 L* *“■ 7Ì0 V < rviô XIrtci teO U 5 *3cÎX u»l> -J tn <; ÇJ•-' -»* TDrî ■» 3 lii 5 O fO• "3O XJ3* «£ 5V—/ J ! <-<• a Lx2 O •—• V —> V. O x> w g O O*— CL w s* \r, 1 n ä — . H * ** u w K < W 'w* H U J J—O Í x: U “ H /; a u a l 4 i£ - O — H < H■73 Ja > J <Sl 1x2 . << 7W >—s. G H H X. Z <;v a G “* -w X. aa O X. • f V '/ï •O—» C2 c/) W X o C3 >< P < W 46 LA ILUSTRACION Y á juzgar por la cara y el aspecto del recién venido, no estaba de muy buen humor. — Buenas tardes— dijo sentándose á la mesa más cer­ cana á la puerta. — Buenas tardes tenga oslé, cabayero. — ¿Qué hay de com er? — Too lo que osló quiera. — ¿ De veras ? — Como que lo digo yo. — Lo digo porque traigo hambre, y á mi me gusta co­ mer bien por mi dinero. — Pues pidastc por esa boca. — Digaste lo que hay. — ¿Quiere oslé comer un arroz con almejas? — Si está á punto, lo com o; pero que esté muy bien, porque yo exijo que todo este bien, por mi dinero. — ; Y unos huevos revueltos? — j O le ! — ¿Y unas pescadlas recién llegas? — Y a sabia yo que por mi dinero tendría loque quisiera aunque fuera en un dcspoblao. ¡Venga too eso! El posadero se dio tal prisa á guisar y servir, que al cuarto de hora la comida estaba sobre la mesa. El pasajero la recibió tarareando: ¡Cuándo querrá Dios del cielo Y la Virgende la Luz Que tu ropita y la mía Vaya en er mismo baúl! Y el posadero le puso su mantelito blanco, su cubierto y su botella de vino de la tierra, que daba gloria verlo. Y a se le habían olvidado á Pepin las pretensiones del se­ ñorito á su hija. Xo veia en el señorito más que un parro­ quiano «de los de veras». — ¡Tom arla oslé una ensaladita de pimientos?— le pre­ guntó. — Y o no reparo en gastos, y me gusta tener siempre lo mejor por mi dinero. Y Pepin orinó la ensalada. Y después vino un queso fresco que daba las todas, v luego un café hecho ii posto, y una copita de O jen, y qué sé vo cuántas cosas más. En fin, que ei viajero se regaló de veras, y al anochecer, después de haber encendido un cigarro y de cantarse alli solo y mirando á las gallinas que se pavoneaban delante de la puerta, aquello de Vente conmign á Sevil'a , Chiquilla. Que te llevaré en primero, De vera . V te compraré mostachones En er restauran de Utrera. se levantó perezosamente,com o quien lia llenado el buche á gusto, y sacando del bolsillo un medio duro de tiempo de L).a Isabel II, se lo tendió al posadero del Callo. — ¿Y qué es eso?— dijo Pepin. — Pus medio uro. — ¿Y pa qué? — Va la comía. Pepin entrecerró los ojos, como queriendo decir que no comprendía. Y antes de que pudiera hacer la menor observación, el viajero le preguntó : — ¿Qué es lo que yo le he dicho á oslé? — Q ue le diera de comer. — ¿Pero qué he dicho? Y como Pepin no respondiera: _¿X o le he dicho á oslé que me diese de comer esto, y lo otro, y lo de más allá, por mi dinero? — Si, señor. — ¡ Pues este es mi dinero! La primera idea que al posadero del Gallo se le ocurrió fue echar mano al bolsillo, sacar la Jaca y clavar al señorito en la puerta como á un murciélago. p ero.... ¿para qué he de ocultarlo? como á Pepin le do­ minaba siempre una idea capital, vio en el grandísimo pi­ llo que tenia delante un hombre superior para ayudarle en sus odios. La primera mirada fué de ira, la segunda fué acompañada de una sonrisa y de un paso hacia atrás, vol­ viendo la cara para mirar la puerta. — N o se mosquee oslé— dijo el señorito. Y P ep in , cerrando la puerta y volviendo á acercarse á él: — N i me mosqueo ni me e n o jo — le dijo.— Va ostr á ver quién es Pepe Coba. X o se fiaba mucho el señorito de esta inesperada resig­ nación al tinto. Asi es que miraba á la puerta, y tenia la mano derecha metida en el bolsillo izquierdo interior de la americana, como dispuesto á todo. Pero la cara de Pepin le tranquilizó. _Oiga oslé — dijo éste, dándole una palmadita en el hombro — á mi me gustan las personas con gracia, y desde ahora me paree oslé un yerno capa/, de levantar mi casa. ¿Sería pillo? Y añadió: — X'o solamente le perdono á oslé el canic/ito que me acaba de d a r, sino que á más.... ¿ve oslé? Aqui hay un* jara, pero sin hoja, de Carlos Versero, ¿está oslé? De modo que ha comía oslé de balde, y á más se ha ¿anao oslé dies y seis duros. — qué hay que hacer? — pregunto el señorito, ya puesto á tono de tunantería. — Pues va oslé á ir ahí enfrente, á la posa der Polio, y va oslé á hacer lo mesmo. El señorito se estiró el chaleco con las dos manos; cogió la onza, se la metió en el bolsillo, fue á la puerta, la abrió, y ya con un pie dentro y otro fuera, dijo con el acento más malagueño posible: — Compare, no hay más inconveniente sino que er de la posa dar Pollo me dio’ si neo duros por venir á darle á oslé ,r camelo. Y en seguida echó á correr camino arriba como una lie­ bre. Y Pepin salió detras gritando: ¿y ESPAÑOLA Y AM ERICANA — ¡A esc! ¡matarlo! ¡á ese! Y el otro posadero, desde su ventana, se apretaba el vientre con las dos manos, y reia de tan buena gana, que aquel dia engordó de la satisfacción, mientras Pepin, reven­ tando de cansancio, se volvía á su posada decidido á darle á su hija un pie de paliza como para ella sola. Pero la niña le cortó la acción. — Diñaste, padre, pues con un hombre asi en la casa, ¿qué no haríamos? Dos meses después el señorito se casó con la niña del posadero; con la dote compró la posada de enfrente, y ahora es el amo de los estómagos transeúntes. E dsebio B lasco . SIEMPRE LUCHAR. AL E.YCMO. SR. D. JOSÉ CARRANZA, CONTRAALMIRANTE DF. LA ARMADA ESPAÑOLA. I. Siempre, siempre amarguras y quebranto, Siempre abundoso llanto La humanidad vertiendo dolorida, Sin encontrar jamás grato consuelo A su profundo duelo En esta ingrata y deleznable vida. II. Siempre soñando un porvenir de gloria. Esperanza ilusoria, Que en triste desengaño se convierte Cuando el hombre, orgulloso de si mismo, Desciende hasta el abismo De los profundos reinos de la muerte. III. Siempre la soledad , siempre el hastio, Imponente y sombrío, Llenando de terror al alma humana ; Siempre corriendo el hombre tras la dicha , Y tal vez la desdicha Le espera en el infierno del mañana. IV. Siempre la incertidumhre pavorosa, Esa esfinge espantosa Del eterno después, que no co n clu ye, Que aumenta de la vida los enojos, Y ante los propios o jo s, A l quererla tocar, se aleja y huye. V. Siempre v doquier lo oculto y misterioso Perturbando el reposo A la inconforme, humana inteligencia, Que buscando la luz, la noche halla En hórrida batalla Con la incredulidad v la conciencia. VI. Mas ¿porqué al corazón, fiero, desgarra Con su cortante garra Ei insaciable buitre dei desc-o, Y el hom bre, á sus pesares entregado, Ha de estar condenado Como al suplicio eterno Prometeo? VII. ¿Por qué esa paradoja incomprensible, Degradante y horrible, De la duda, en el mismo entendimiento? ¿Por qué en la hermosa claridad del dia, Como en la noche tria, Han de reinar las sombras ni un momento? V III. ¡ A y ! si es la vida un batallar constante, Q ue no da ni un instante De reposo al cansado peregrino : Si es la vida tan solo un sueño vano, ¿ Por qué tan inhumano Se muestra con los hombres el destino? IX. ¿Qué es la fe, la razón, la inteligencia Y la misma conciencia, Si es humo todo, vanidad, mentira! Si el más allá es palabra sin sentido, ¿Qué teme el fementido D el justo cielo la tremenda ira? X. Mas no, no muera de dolor el alma, X o perturbe su calma La negación de Dios, Verdad ingente: Conozca el hombre su fatal dem encia, Y ante la Suma Esencia Incline humilde la orguüosa frente. XI. Si es finito su se r, si no comprende L o que saber pretende Con la sola razón que lo ilumina , ¿Por qué la incertidumbre lo avasalla N.° X X V l l Y forceja, y batalla, Con la impotencia que al error lo inclina? XII. X o busque, pues, en el ingrato mundo El marino errabundo El puerto de la plácida bonanza ; ¡Q ue es el mar de la vida proceloso, Y el ansiado reposo En el seno de Dios sólo se alcanza ! G a b r ie l F errer H ernández . Tuerto Rico. Marzo 18S5, L IB R O S P R E S E N T A D O S Á ESTA REDACCIÓN POR AUTORES Ó EDITORES, de la poesía clásica española, por el Dr. Enrique Villoresi a! legado municipal y profesor de idioma arabe en el Circulo fi­ lológico Mitanes F.ste librito es un homenaje de cariño á £«„ ña y á las letras españolas, tributado generosamente norel doctísimo profesor Yilioresi, de .Milán, v dedicado á las da mas milanesas. Contiene escogidas poesías de Ruiz de Alar" con, los Argensola, Roscan, Calderón de la Barca, ('enantes Gutierre de Cetina, Sor .1. Inés de la Cruz. Juan de la Encinte hspronceda, Góngor.-t, Herrera, Hurtado de Mendoza los Moralín, Quevedo, Rioja, Lope de Vega, Conde de Yillkme diana y otros insignes vates. Forma un volumen de xvi-ii » páginas en 8.", y se vende, á 2,50 liras, en Milán, librería de D. Alfredo Brigola y Compañía. ¡N o cio n es d e Lc.1no.1na r u r a l, por D, Esteban Sala y Ca­ rrera, ingeniero agrónomo y catedrático, por oposición de Agricultura en el Instituto de Guipúzcoa. Excelente obrita de texto, que suple ladeficientia hasta ahora existente en los Ins­ titutos para el estudio de la asignatura de -Agricultura. Vén­ dese, á t pesetas, en Madrid, librería de los Sres. Hijos de Cuesta (Carretas, 9). I I I'¡s|M'cta<liir, por D. Juan Montalvo. (Tomo n, 25 de Ju­ nio de L'S/.) Es una colección de estudios críticos y literarios, expuestos con gallardía, erudición y gracejo. Un tomo de 220 páginas en 8.°— París, Librería franco-hispano americana de J. G. Ferrer(7t, rué de Rennes). Idc.-il «le la fa m ilia , memoria premiada por la Real Acadc. m.a de Ciencias Morales y Políticas en el concurso ordinario ele 1886 sobre el primer tema del programa de 3 de Marzo de 18S5 por D. (.arlos Soler y A mués, individuo correspon­ diente deja Real Academia de la Historia v cated'ático de la Escuela Central de Artes y Oficio?. La familia en la barbarie, la familia pagana y la familia cristiana son objeto de concien­ zudo y eruditísimo estudio en la Memoria del Sr. Soler y Arqué?. I n tomo .le más de 400 páginas en 4."— Madrid, 1887. I- ¡irui-es «le 1WIl<Mii.ign»- <-<iiiU-ni|toiui¡nc , par .lean l- íutenrath. El distinguido autor de La 11Vilhalla y Pasionarias de un alemán español, da á conocer en este nuevo libro, escrito y publicado en francés, á los principales poetas, literatos y artistas de la Alemania contemporánea, de-de I.asker, Witte y Brehm hasta el nonagenario Ranke y la trágica Carlota Wolter. Un volumen de 350 páginas eii 8.“ mayor, que se vende, en París, á 3,50 francos. Diríjanse los pedidos á la A ouvelle Libran, Partsicnne, de Mr. Albert Savine, editor, París (18, rué Drouot). IS i-|h*i-Iu rio -i ¡o!<•<-<•ion <|,. .||||-ÍH|II-II<I«M1<-¡!I esp añ o la en materia criminal. Hemos recibido el tomo V de los Apéndi­ ces al Diccionario publicado por la Revista de los Tribunales, y comprende, en un volumen de 236 páginas, y ordenadas por materias, todas las sentencias del Tribunal Supremo en mate­ ria criminal publicadas en la Gacela en el año anterior. Precio: 6 pesetas en Madrid y 7 en provincias. Góngora, editor, Ma­ drid (San Bernardo, '-¡o, segundo). La misma casa editorial ha puesto á la venta, al precio de 1.50 pesetas, los Programas de ingreso en los Cuerpos de Ayu­ dantes de Ohraspúblicas y Telégrafos, y ofrece poner á la venta dentro de pocos días una segunda edición del Código de Co­ mercio (edición de bolsillo). L a « ICarra« d e p la ta , narración de un suceso, por D.a Ma­ ría Mendoza de Vives. Pertenece este libro á la Biblioteca para i dos que publica el conocido editor 1). Salvador Mañero, y se vende, á 2 pesetas, en la? principales librerías; y en la del mencionado editor, i quien se dirigirán los pedidos, Barce­ lona (Lauria, 82, y Leona, 13). C o r a z ó n (cuore), diario de un niño, por F.dmundo de Amicis, traducido al español de la 44.a edición italiana por D. H. Gmcr de los Ríos, con un prologo de D. Isidoro Fernández Flórez. versión revisada por el autor y ex- Insitamente autorizada para España v América. Esta nueva y preciosa obra del 'lustre Amias forma un volumen de 403 páginas en 8.a, y se '-ende, 3.50 pesetas, en Madrid, librería de l). Fernando Fe (Carrera de San Jerónimo, 2). A n c la A lii-o n lin , por Emilio Zola: versión castellana de D. Félix del Valle. Esta colección de cuentos d e w ííi- U . Nana y Tere'a Raquin, forma el volumen 74 Je Ia .» de novelas que publica la acreditada casa E l Cosmos ta u o n h v se vende, A 3 pesetas en rústica y 3 50 encuadernado en \: en las oficinas de dicha casa en Madrid (Arco de Santa, ría, 4), y en las principales librerías. Á LOS ESPAÑOLES RESIDENTES EN LAS REPÚBLICAS DE CENTRO-AMERICA. Los infortunados padres del joven D. Surano García e ^ Riva, dependiente de comercio, de veintidós años de e< • . les anunció en su última carta su embarque en el puerto llao el i.° de Julio de 18S6, con rumbo á las citadas rel'' unCj0 ruegan á sus compatriotas y naturales de ellas que es e leyesen, y hayan tenido ó en lo sucesivo tuvieren n° ' n50 dicho joven,’ de cualquiera clase que sean, hagan e favor de transmitirlas á su anciano padre D. A tecle Ortigosa de Cameros, provincia de Logroño, España. A R T IC U L O S D E P A R ÍS R E C O M E N D A D O S. Si se conocieran los daños que ocasiona el uso deU taría CO*?S cierta- imt tunería«, esta-no? seguros de que nadie a- I e]0gioS y prodigioso un articulo al que a.ompañasen pompo; promesa . ¡Cuánta vejez prematura, cuantas bellezas desfloradas y perdi* LA N.° XXVI I ILUSTRACION ESPAÑOLA Y EAU. d-HOUBIGANT conveniente es envejeceros espontáneamente ; /.a Páte Epilatoire Dusser os los quitará radicalmente y en pocos instantes. üusser, inventor, i, rué J. J. Rousseau, París, y en las prin­ cipales perfumerías de España. ¿ 3 sólo por el .empleo de esas aguas y esos afeites seudo-maraV’"°fiSéis nunca en tales seducciones; comprended discretamente e prometen menos son los que en realidad otorgan qUe los q e ^ buen art¡cul0 de perfumería no necesita de recios roi|5’ 'd e bombo que sólo atraen á los imbéciles y á los impruolpes u ^^•ezde esperará que el agua Tal ó la crema Cual os dcI ' en un día el brillo de la juventud y la belleza que paso. 47 AMERICANA. y para los' baños. Houbigant, perfumista, Paris, ig, Faubourg S' Honoré. V I O L E T SAVON ROYAL I SAVO N PASTA DE N AFÉ DF. DELANGRENIER. Cincuenta mé­ dicos de los hospitales de París han dc*mostrado su poderosa eficacia contra los Resfriados, G r ip p e , Bronquitis. Irritaciones de¡p-cho y de la garganta. No conteniendo ni opio, ni morfina, ni codema, puede darse sin temor á los niños que padecen de tos Depósitos en las farmacias del mundo entero. Perfumería exótica SEN E T, 3$, rue du Quatre Septembre, Paris. ( Véanse los anuncios.) Df\T ñ P P T T K anherentes, invisibles, exquisito per l U L V U n U I L í u IÍA fume. H o u b i g a n t , perfumista, - ^ r ^ ¡ 7véis, señoras, esos bigotes ridículos, cuja menor in- | París, ig, Faubourg Sl Honoré. Perfumeria Ninon, V ' LECO N TE ET C ’*, 3t, rue du Quatre Septembre, Paris. ( Véanse los anuticios.) S VUC ' -eo* deque es mejor que una perfumería sabiamente pre­ n d a por un químico distinguido, como lo es M . G i.i e k i .a i n , P)n0 ^ ¡a Paix, en P a rís , pueda ella sola conservar la frescuradevuestro cutis y la h igien e tic todo vuestro ser extenor. DETHRIDACE 29, B* des Italiens. PARISIVELOUTINE P o lvo s a d h eren tes FLOR DE J T E DE 1) _ é In visib les. A NUESTRAS LECTORAS. G HAmI“ v* E L IF L O R E PPflor e belleza m■ ororelellluevo m niln de nuevod m odo decttitilear emplearoslo estos polvos cumudeán al rostro Para poseer las verdaderas recetas de juventud .. hermosura, venidas en línea re. ta de Niñón de len.los V encontradas por el doctor l.econte, así romo los otros producios auténticos de la Parfu¡linón, pedidlos Vínicamente á esta casa de París 31, rue du 4 Scmemhre. Sin tener nunca nada que temer de las lalsilica. iones, encontraréis allí la V é r ila b le L u it M a m illa para re­ constituir el pecho sin necesidad de recuirir al algodón ni al caoutchotic ni á los ahuecadores de la! ballenas del corsé; la V ó r it a b le e a u d e Ninon, que purifica la piel y os permite desafiar las arrugas en cualquier edad; el D u v e t d e Ntnoñ el más sano de los polvos de arroz, como lo ha’proba.lo el sabio doctor Constantino James en sus conferencias, que comunica al rostro una blancura ideal; la S é v e s o u r e illié r e , que hace brotar sin artificio las cejas y las pestañas.— I.a Parjumerie Ninon manda á todos los países los productos que se le piden, cuando acompaña al ido un chique sobre un Banco de París.— La ■ fuñidle A inon expide á todas partes sus pros­ pectos y precios corrientes. Depósito en Madrid, Gran Bazar de Ibo Espar­ ta, 54, Carrera de San Jerónimo, Pascual, A renal, i y'en Barcelona, en casa de José. 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C a ld o c o n c e n tra d o de c a rn e d e v aca U tilísim o y n u tritiv o p a ra las fam ilias y en ferm o s. E x ig ir la firm a del In v e n to r B a ro n I.IE B IG d e tin ta az u l e n la e tiq u e ta . Se v en d e en las p rin cip ales D ro g u e ría s, F arm acias y C asas d e C o m e stib le s. ^ ACADEMIA DE MEDICINA DE PARIS para hermosear la Tez. Dépôt Cenital f ia France : ;o ..tts Petites-Écuries,Paris Madrid dirigirse por maj-or á Sres. Montalbán, Coll, y Ríos, Príncipe. 14 1 Véndese en las Peluquerías. Perfumerías y Farmacias Inglesas. Fábrica en Londres. 114 Ai 116. Southampton Row y en Paris y Nueva-York. ASMA Y CATARRO O R E ZZ A C u r a d o s c o n lo s C I G A R R I L L O S E S P I C Opr«-Hion«‘ N, 'l'oa, ( o iia iiiia d u a , iü e v r a lg ia a \( Aspirando el humo,penetracuelHecho,calmael -iflemanervioso, facilitaI11expectoración1 , y favorece las lunciotics de los orpane. r.spirati.rios — Kxiyir esta firma: J. 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'1° pecho ó iioi estómago, ó Ymas gra,,; J ,ros,s o do anemia, el mejor «tos es el U ICAIIOUT S°Ostltuve„to alirn,,nto nuirilivo y re-| París5 _ h 'preParado por Delangrenier, ínoacias r,,0s" os M" las principales íe| restu - Esparta, de la Isla de Cuba y ANTI-M IGRAINE CONTRA LA JAQUECA Y NSVRALGIAS del Dr ALQUIÊ DE M O N T P E LL IE R La Jaq u eca , este mol terrible que tanto conrazón temen los que conocen sus intolerables dolores, acaba di- eueontrar su remedin. Al I»'Al.u' ir. d" Montpellicr. es ,i quieneaheel houor d.d feliz deseubi'imiento de este bieubei'hor esjieeiíico. La propiedad de esto nuevo agente terajieutie.o es de disipar instantáneamente y sin inconveniente ni peligro alguno, los sufrimientos atroees dela Jaqueca. Millares de certificados, de personas las mas reco­ mendable'. atestiguan la eficacia do este producto. Sa halla en todas las buenas Farmacias. D ep osito g e n e ra l: 4 7 . ru e T a itb o u t. P a r is LA MAQUINARIA INGLESA . FEBRÍFUGO { AMERICANO D E D IA Z . B e uso externo. Curación rápida de toda clase de calenturas, y de la fitbre. amarilla. En España, 3 pesetas, en todas las principales farmacias y droguerías. Depósitos: Madrid. Compañía Ibero(Jniversal; Barcelona, Sres. B. Bufilly Compañía; Salamanca, farmacia del Dr. Heredia. PE PSIN A PU R A P A Z de S IV I L L A . JARDINES, 21.—TELÉFONO NÜMS. 480 Y 490. Set/a na n tixael ren a l ta a o j -„„n . \ óeCHAPOTEAUT Esta P e p sin a se presenta encerrada en pequeñas perlas ó capsulas redon­ das, solubles, transparentes, de una conservación Indefinida. Contraria­ mente a todas las pepsinas conocidas hasta hoy, no contioue almidón, ni azúcar de leche, ni gelatina. La eficacia es considerable, pues dos perlas toma­ das despees de la comida bastan para asegurar la digestión de los alimentos, y en un cuarto de hora,hacen desapare­ cer las ja q u e c a s , dolores de b ostezo y soñolen cia que son la con­ secuencia de una mala digestión. El apetito renace, la asimilación se hace rápidamente.la Inteligencia permanece despejada. Los dolores de y las g a s tr a lg ia s crónicas ceden en breve a la actividad que da á la nutri­ ción esta pepsina que combate la m ia. la la n g u id e z, la acorta la convalecencia y suprime casi siempre los vómitos del embarazo. CHAPOTEAUT, Farm., 8, RusViyienne, Paris cabes», estómago ane­ debilidad, \ Depó sitos en to d as l a s 1) roou « r ía s y F ar m ac ias de Es p a ñ a y A m íb ic a . P L A Z A D £L AN G EL, 18. ¡PTÍa3c»3, COS C A L L O S Y D U R E Z A S G.K .COOKE&W EYLANDT B E R L IN FAK ' ¡Jaim e Bache. SELLOS c y metal. Se solicitan representantca. SI CURAN USANDO EL UNGUENTO ENCARNADO MÉRÉ Cnrnclon rApMa y «'troni de lm C la u d ica cion es, Alcances, S. W . 4 8 . ^ “"“‘ Premiada, primeraen Europa, de **°utch íD iu d o r ' : E sfu e rz o s. Alifafes. T u m ore se n el Corvejón, A tascam ien ­ tos Corva z a s. S ob reh u e sos, E sp a ra v a n e s Kfcct>«praiiiiRit<i E S P E C I A L ! D A D en máquinas de vapor , Bom bas y toda clase de M áquinas p ara in du stria s. A voluntad* no «leja huello* ; opvra^tbrotodoitlo^ftniniftlea. Depósito: Sr. D. Eduardo BLANCO y RASO. Farmacia, calle delaConcepciónGeronima, 26, Madrid. Psra cualesquiera datos pedir el F o l l e t o y P < O SpCCtOS al Rcftor MÉRÉ de CHANTILLY. CALLICIDA ESCRIVÁ. Aplicación cómoda. Efecto seguro á los cuatro días. No es corrosivo ni peligroso. Es incoloro. 6 REALES.—VÉNDESE EH TODAS LAS FARMACIAS. Depósitos generales: Barcelona. Casa del autor, Farmacia de la Estrella, Fernando VII, 7! Socie­ dad Farmacéutica Española, Tallera, 23. — Eo Amé: i'a del Sur, D. Miguel Rey, Montevideo. 48 LA ILUSTRACION C E N T E N A R IO « S A L DF. -A lv a r o d de bazán Ó X ESPAÑOLA D E » Y AMERICANA. P A R í S D E N.° X X V II i 8 S 7. m e n c io n e s h o n o í i f i c ^ U 1* s e co n side re n o p o r S ^ , primer Marqués tic Sania Cruz. f." H e a q u í la s p rin c ip a le s bases d e l C erta m en a c o r d a ­ do y p ublicado p o r la C o ­ m is ió n i n i c i a d o r a del C e n ­ ten ario, para p rem iar la m e jo r biografía d e l insigne m a r ¡no y u n a composición to é tica e n h o n o r del m is m o : 1. a L a v i d a de U . A l v a r o d e B a zá n e sta rá e s c r it a con l a e x t e n s ió n b a s t a n t e p a r a q u e el m é rito d e tan p r e ­ claro varón sea d e b id a ­ m e n te c o n o c i d o , y p a r a q u e sus c a m p a n a s m a r í t i ­ m a s se j u z g u e n c o n fo r m e a lo s p r i n c i p i o s t é c n i c o s de la estrategia y lá ctic a n a ­ tal. 2. ® R e s p e c t o á la com iosición p o é tica se d e j a en ibertad a los a u t o re s p ara q u e elija n l a c la s e a q u e h a d e p e r t e n e c e r y el nú­ m e r o d e v e r s o s d e q u e ha d e constar. 3-1 T o d a s las o b r a s q u e se p re se n te n ha n d e l l e v a r un le m a , q u e s e r e p e t i r á en un sobre la cra d o y sellado, d e n t r o d e l c u a l a p a re cer á e l n o m b r e d e l a u t o r , sin que pueda hacer uso de p s e u d ó n i m o , y las s eñ a s d e su residencia. D ich a s obras deberán p re se n ta rs e a n te s d e las d o c e d e la n o c h e del j r de D i c i e m b r e d e l co rr ie n te a fio , y se r e m i t i r á n a l p r e ­ s id e n t e d e e sta C o m i s i ó n , c a l l e d e L i s t a , 13 , h o tel. 5-a S e c o n c e d e r á u n p r e - p S S 2 T S Í >: e je m p la r « de u e d u ió . que d e e ll* * p o r c u e n ta d e la J u n u f r !L. - ■* cecina del Cemento. U ■ 7 * E1 Prem io de ia j o r p o e s ía será un objeto ' e a r t e y 400 e j e m p f i d e eUu y el accésit o £ o h e to d e arte de m ea« 'j i l o r , é i g u a l número de e je m p la r e s . uc Ir ■ -.o K 1 j . U s menciones horta n h c a s consistirán en dip|0. m a s f u m a d o s por el presi. d e n t e y secretario de la J unt a d ir ectiva del cente­ n ario. Í T t TEW. \ /i ■ .y —vr~ Sfvj 1 ' 'm \ i® -. «EL ,r DR. CH ARCOT DANDO l'NA LECCION C u a d r o de A n d r é s ‘DlV’P le: plus i m UNIVERS"8 1878 i i Médaille d Or h autes i i m (l'ARÍS). VERD AD ERA AGU A D E N T IF R IC A BOTOT , BI-BIOESTIVO I>B Unica aprobada por CHASSAING PflfUMIUl’OCON la ACADEMIA ¡e MEDICINA daPARIS PEPSINA Y D1ASTASIS |Agentesnatu roles0¡ndlspensabloídéla DIGESTION POLVOSiBOTOT D e n tífr ic o con V | N Q 2 0 uflo M «le é x i l o contra U» 0 IGE5TI0 NES DIFICILES O INCOMPLETAS Q u in a MALES OCL ESTO*ACO, DISPEPSIAS, CASTHALOIAS, PÈRDI DA DEL APETITO, DE LAS luIHIAS ENFLAQUECIMIENTO, CONSUNCION, CONVALECENCIAS LENTAS, VOMITOS... París , 6, Avonuo Victori», 6. I En provincia, en lus principales boticas.' Exíjase la lì rm Por menor en las principales Casas. CO N C E N T R A D O S : P a r a e l P a ñ u e lo i: de RI GAUDy C1-1, de PARIS /'/viirivv/ü/vi« ilc ht lic u l i o s't ilc LosPorfoliosadoptados porh Aristocraciaparisicu.suvio■ LLAMADA AGUA DE SALUD El K A N A N G A E Precouizaila para el locador, conserva constantemculos ; la frescura de la Juventud, i y pre se ra de la Peste y del Cólera morbo. | del Japón EIYLANG-YLAN G; que Artículos Recomendados El ACEITE FáÓCOHO * i. SOCIETE HYGIÉNIQOE NI ELATI de China El C H A N I P A C C A de Manila J do Latiere bijo|.iform a.TEsencia, Aijii.i, Jati'ii, Polvos,•t. para los C U I D A D O S C A üe l o s B E L L O S DEPÓSITO GENERAL: RUE DE RIVOLI, 55, PARI! D e s c o n fia r d e la s I m ila c 'o r u s y F a U i/ica éip n cs. E x t r a v í o s s c t w t , , s <!<• l a M o d a t PERFUMERIA A LA LACTEINA Recomendada por las Celebridades Medicales. j C r O T A S C O N C E N T R A D A S para el pañuelo i : O L E O C O M E para la hermosura de los cabellos.: S E V E N D E N E N LA F A B R I C A : : S A I.PlsTR IÉ R E » D e y ó sito : 229, r u é S t- H o n o r é ,P a ris E X T R A C T O S récom penses 13, rué d Enghien. 13 LA ^perfumería "A r ictoria Croix.ieChevaJier! : A G U A D IV IK A E. COUDRAY = PARIS EN Brouillet. — (D e fotografía directa.) ................... > 1 ■ ■ l'JIUÜS i i u 3 i ¡ CLÍNICA 17 i m i 11 m i n i n i u n i r EXPOSITION 9 .a L o s autores no tend.ran d e re c h o á la d evo ta o o n d e los trabajos que p r e s e n t e n , pues éstos qued a m n en poder del Jurado r e s p e c t iv o ¡.ara justificar s ie m p r e sus calificaciones. ;1 El J ura do abrirá los s o b te s que gu arden los n o m b r e s de los autores de os trabajos que obtengan lus p rem ios, los accésit y la s m e n cio n es honoríficas, y e n e l d ía 9 de Febrero d e 1S88 se adjudicarán és­ tos en j u n t a pública y solem n e , quemándose en ella lo s sobres correspondientes a lo s tra bajo s no laureados. M a d r i d , 4 de Julio de 1887.— E l presidente, Fer­ nando de G abriel y R u is de Apodara. — E l secretario, R a m iro Blanco. M- T ? T T7 T T H T Y I7 I I P0,v0 d e a rro z e s p e c i a l, con e se n c ia de JL D I j U 1 1 J / I j I I J j . f ru te s d e la s r e g io n e s t r o p ic a le s , i m p rim e en el ro s tro la frescura d e la ju v e n t u d . I l a g a n s e los p ed id o s e x c l u s i v a m e n t e á l a P a r fu m e n e Exotujue, 35, ru é du 4 S e p t e m b r e , T a r i s , á fin d e e v i t a r bis n u m e ro s a s f a ls ificac io n e s é im itacio n es. T A T P A T Q T I ? T P \ / ’ I A \ J se cei a m ás q u e n u n ca en e l A nti-B o/bos d e la P a r Ij A r l j u l 1l L A L l U l N fu m e r ie E x o tiq u c, 3 ¿ , rué du 4 S e p t e m b r e , único e x t r a c t o r in o f e n s i v o d e las p e c a s o m a n c h a s d e la nariz. T a r a no ser e n g a ñ a d o s , e x i g i r en el fias co l a in sc rip ció n im p re s a del n o m b r e A nti-Bolbos. i rri-r-i TATTC1 D D lT 'T A T C . to das t ien en m a n o s r e g i a s , g r a c ia s al u s o que L A i J li L J I L 0 i J E j I j l \ I. ¡ O j h a ce n d e la P a s ta de los P t ciados, d e la P a r f u ­ m erie E x o tiq u e , 3 5 , ru é du 4 S e p t e m b r e , París. Depósito en M a d rid , en casa d e l S r . Conde de Portes, .M ontera, 20, p r a l,,y en B a r c e lo n a , en casa de tos E res, f o s é L a fo n t, 22, calle d e l C a li, y IV. ente F e r r c r y Compañía. — E x p e d i c i ó n , franco, á Espaaña y P o r t u g a l , c o n tr a letra d e fácil co b ro r e m i t i d a con la carta d e l p e d i d o , y con el a u m e n to de tiraneos 1,50, co m o po rte d e l p a q u e t e postaL JllimiíTTTTIIIIIIim accésit consistir-, „ „ i parís 1 Depósitos en casas de los principales Perfumistas, E Boticarios y Peluqueios de ambas Américas. ’ = illllllllllllll l llliililii i liiiu iin iiiiiiiiiin m in m .i^ B O U Q U E T de P A R I ’ CEF I RO Jilas P A M P A S H E L t Ó t r o p o Blanco -‘ XORA de AF RI C A J AZ MI N JOCKEY- CLUB LILAS V a ria s LIRI O MA GNOL I A NE W -M O W N - HAY O P O P O NA X RE S E DÁ CREMA DENTIFRICA DE RIGAUO form un mudisi: untuose y da J la denta,¡u n la lrancura y la nitidóe di m arni. OENTORINA RIGAUO, perfuma la boca, previene la An, Exíjase en cada frasco Id tirina RIBADÌ) y C". de O ro. m IT*» - > — J C lj LAJ-OC LI I K wO VVJ-J-' !■ , 1 fcl ■ A f e c c i o n e s d e l T d s tó iiia r /o — A n e m i a P A U L S . 22 Depósitos en las primeras Perfume'las de ESPAÑA. Y i.', n eu lUU JL'UT. C V UN LAS H „ n E SO C a le n tu r a y - . k a k m a c ia s ■ ■ ■ ■ ......... . r u n A I p i / V Q C'ur:ui n i n m e d i a t a nnr t U n H L b l H O las p ild o r a s a n tin e u r á lg icas del l l o f l o r í r«m l«‘ i \ 3 fr. ia ca ja, F a r ­ m a c i a , 23, ru e d e la M o lía le . P a r ís . ‘ N O aiA 3 A N É m i C O S ” ! Xo in n s 't i s i ro s! E J* Ne m.13 persoiias (.cintosi C O * r i «s o de, l ; H arina DOLORES de ESTOMAGO D IG E STIO N E S DIFICILES Pérdida del Apetito, Agotam iento, Gastralgias, Vómitos, Diarrea, etc. empluailo un todos lus Uospitièes. P . G r e z , 34. rue La Bruvère, 34, P a r l a . ^■■■1 deiw l#,| ** Vl: UNICO APARATOdeFAMlLIA iRecompensado por el M» {S7J> Exposición Universal o J . B U S T IN ila Y UN LAS PAKMACIA3 M.U.'KIU.- ilt/.c-l.-cui.L-ii:» Tipopu» .Sucesoresde K.vadeoayi*« Reservados lodos los derechos de propiedad artística y literaria. I I ELIXIRGREZ1" TONI-DIGESTIVO con Q u i m j u i n a , f o r a y la / ’«’i w i i i u V* e' neri plus U ltrai mi presores Je la Real Casa