EL DÍA, jueves, 29 de agosto de 2013 19 revista semanal de EL DÍA El yacimiento de La Pared (Fuerteventura), el auténtico “Muro de Adriano” isleño A D. Rafael Delgado y Rodríguez, en testimonio de reconocimiento y gratitud por enseñarnos no solo a admirar ese patrimonio sino también a luchar activamente por su salvaguarda. Texto: Daniel García Pulido Fondo de Canarias Biblioteca General y de Humanidades, ULL [email protected] Fotos: Yurena Sánchez y José María Mesa F uerteventura, como todo aquel espacio que acumula siglos en sus anales históricos y milenios en su recia geografía, es una isla plena de singularidades, de efectos y Sección de la pared que da nombre a una localidad del municipio de Pájara, en Fuerteventura. características únicas que la diferencian de territorios semejantes. A su reconocido y envidiable muestrario de playas y rincones de ensueño paradisiaco puede agregarse, sin temor a perder calidad en las sensaciones, todo un patrimonio tangible digno de figurar en cualquier itinerario turístico nacional, con la certeza de captar la atención de los visitantes. La inmensa mayoría de estos testimonios del pasado majorero y de las Islas viven bajo una atención y un cuidado exquisitos, tal si fueran mediadores entre los tiempos históricos y el presente, pero existen aún enclaves dotados de características únicas, portadores de un mensaje limpio y directo con el ayer, que duermen y languidecen a la espera de un tratamiento adecuado, de una lectura y un enfoque que les devuelva su esencia. En el municipio de Pájara, al suroeste de Fuerteventura, la carretera conduce al viajero inquieto hacia una localidad cercana a la costa conocida bajo el apelativo de La Pared. La curiosidad empuja al recién llegado a descubrir la razón que otorga tanta importancia a un sencillo muro como para bautizar toda una región con su recuerdo, más aún cuando el medio rural isleño presenta mil y un testigos de ese trabajo titánico llevado a cabo por generaciones y generaciones de campesinos, de labradores, de jornaleros anónimos, en labores de despedregado y limpieza de las tierras volcánicas para pasa a la pág. siguiente® 20 jueves, 29 de agosto de 2013, EL DÍA EN PORTADA habilitarlas para usos agrícolas. Y ese espíritu ávido de conocimientos llevará al visitante ante fragmentos intermitentes de un viejísimo muro conformado por la acumulación paciente de miles y miles de piedras sueltas, lienzos de pared, algunos de relativa extensión, otros desdibujados por el paso del tiempo, que quieren llevarnos en el tiempo, aunque pueda resultar asombroso, hasta la propia época aborigen de la isla, cuando los majos habitaban Fuerteventura en centurias anteriores a la conquista y construyeron esta pared en seis kilómetros de recorrido lineal para cubrir todo el ancho de la isla, de costa a costa, desde la localidad conocida como Laja Blanca hasta Sotavento. Las investigaciones y estudios arqueológicos efectuados sobre este valiosísimo testimonio del pasado prehispánico de la isla están de acuerdo en definir el papel de esta pared como un elemento de afirmación de la legitimidad, certificando su objetivo de servir de muro de un espacio acotado (en este caso concreto de la península de Jandía), marcado para unos fines específicos dentro del esquema productivo y político de la entonces conocida como isla de Erbania. Existen discrepancias sobre su utilidad ya que, frente a la interpretación de corte tradicional que pugna por su lectura bajo la visión de la organización política dual de la isla (la de sendos reinos o bandos llamados Guize y Ayoze), surge la versión documental que afirma categóricamente su funcionalidad pastoril, avalada por las antiguas actas del Cabildo majorero que han llegado hasta nuestros días. En un Entre las diversas teorías sobre la función del muro se impone la pastoril. espacio intermedio se ubica esa creencia generalizada que quiere reunir la visión del estamento historiador y la etnográfica, al identificar este muro como un método de aislamiento y prohibición de entrada de ganado guanil o “de suelta”, precisando su papel de “reserva última de pastos en situaciones de crisis ecológicas agudas”. Con todo, lo que sobresale sin lugar a dudas es la importancia de esta sen- cilla pared, más cuando existen eruditos que apoyan que esa propia voz indígena por la que era conocida Fuerteventura en épocas ancestrales (Erbania) esconde en su significado una alusión directa a este singular elemento divisorio. Investigaciones más recientes, nacidas del trabajo del estudioso Juan Pedro Martín Lutzardo, apuntan en esa señalada dirección de agrupar bajo “un rasgo distintivo y curioso” toda esta comarca de Jandía (resultante de la fragmentación derivada por la presencia del muro). Siguiendo las palabras de este investigador, “el Cabildo, mientras se configuró como el único ente administrativo de Fuerteventura, ja- más ejerció su jurisdicción en la península de Jandía. Nunca ordenó el arreglo de camino o la limpieza de fuentes en la dehesa, no nombraba veedores, herreteadores o cadañeros por esta zona; es más, ni siquiera, aunque lo intentó, cobraba el derecho de quintos, por lo que en realidad Jandía permaneció, hasta la constitución de los ayuntamientos, en 1833, fuera del organigrama administrativo de la Isla, como un reino aparte de Ayoze y Guize, propiedad indiscutida de los señores territoriales y regida por sus soberanas voluntades o por la de los arrendatarios de turno”. Este aislamiento ha tenido su reflejo y su eco en la propia identidad sociocultural de la región, tal y como ha recogido la arqueóloga María Antonia Perera Betancort al apuntar que “Jandía es la única zona de Fuerteventura con una limitación cultural-geográfica conjunta, aunque todavía no sepamos bien a qué concepto corresponde. Nos resulta curioso cómo las personas que han nacido o habitado tradicionalmente en Jandía utilizan el concepto de “tierra adentro” para referirse a Jandía y “tierra afuera” para nombrar el resto de la isla”. En suma, una pared que encierra una historia de confinamiento y de singularidad que trasciende su sencillo significado físico. Las publicaciones patrimoniales al uso no dudan en afirmar que estamos ante “uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la isla”, prestando especial atención asimismo a ese conjunto de hasta cincuenta y cuatro construcciones asociadas al muro en todo un repertorio de corrales, gateras, toriles... que no de certificar, sin ningún género de dudas, su clara función ganadera. Su recorrido puede trazarse desde su arranque en el litoral de Laja Blanca hasta la montaña de Pasa Si Puedes, “donde se bifurca en dos ramales: uno orientado hacia la mencionada Laja Blanca y otro dirigido hacia la Baja de los Erizos-Punta de Guadalupe. A partir de este punto, desaparece, como consecuencia de la construcción de la carretera y urbanización turística de La Pared, para reaparecer nuevamente en las laderas de las Montañetas de Pedro Ponce, desde donde continúa de forma ininterrumpida hasta la zona central del istmo de La Pared, corriendo paralela al cauce del barranco de Los Cuchillos, en dirección a Matas Blancas”. Desgraciadamente, todo lo explicado hasta este punto no es causa suficiente para que, en la actualidad, este recurso patrimonial mantenga señalización ni medida de protección alguna, con fragmentos importantes de su estructura desparramados en multitud de puntos a lo largo de su línea constructiva, seriamente amenazado por el avance de nuevas carreteras y pistas, de urbanizaciones y obras públicas diversas. Plenamente convencidos de la fama de este emplazamiento entre todos los estudiosos y enamorados del pasado isleño, no deja de asombrarnos tristemente la pasividad vigente ante su lenta desaparición, ante su fragilidad, ante su desprotección, cuando desde todas las vertientes no deja de subrayarse su aspecto tan peculiar e interesante de nuestro pasado. A las autoridades y hegemonías políticas les invitamos a abandonar esa tendencia a levantar monumentos o efigies de aborígenes atlantes, de reinventar personajes poéticos de escasa raigambre popular, para que rescaten esta tipología de parajes únicos que sí dan sentido a nuestra idiosincrasia y nuestro pasado. El nacionalismo que busca rememorar el pasado aborigen debería reconducir sus reivindicaciones hacia la salvación de estos espacios sacralizados, siguiendo pensamientos e ideales como los de Horacio, que fue siempre consciente de que “tras la muerte, no es en los mármoles conmemorativos donde perviven el aliento y la vida de los héroes”, sino en su memoria, en su recuerdo vivo y efectivo, en estas piedras donde moran los espíritus de Guize y Ayoze. Bibliografía MARTÍN LUZARDO, Juan Pedro: Orígenes de la propiedad en la península de Jandía. – 2ª ed. rev.– Fuerteventura, 2003. Patrimonio histórico de Canarias. [textos, Antonio S. Almeida Aguiar... et al.]. --[Canarias] : Dirección General de Patrimonio Histórico, 1998. v.1. Lanzarote y Fuerteventura. SCHOLZ, Stephan: “La península de Jandía, Fuerteventura”. Revista Rincones del Atlántico, núm. 3. La Orotava, 2006. pp. 82-93. 21 EL DÍA, jueves, 29 de agosto de 2013 MIS TIEMPOS DEL SUR Arico, entre aromas de adobo y fragancias de esquizúchil Con motivo de la solemne celebración en este término de las fiestas en honor de la Virgen de Abona, Alcaldesa Perpetua de Arico y Patrona del Sur de Tenerife, corresponde dejar cumplido registro, para tiempos venideros, de la ceremoniosa conmemoración de dos efemérides consideradas de interés para mayor enriquecimiento de su noble historia, tal cual lo fuera la siembra de un esquizúchil, árbol sagrado del Santo Hermano Pedro, en el entorno de su plaza principal, y la puesta en acción de su primera romería celebrada en junio de este mismo año, con mucho regocijo y participación en su monumental e histórica cabecera municipal. Textos: Emiliano Guillén Rodríguez (Periodista. Cronista oficial) T oca hoy inventariar los recuerdos de dos modernas fechas rubricadas en este lugar de Arico para el enriquecimiento de su honorable y digna historia. Contamos ahora que corría entonces el presente año de 2013. Era por junio, un junio que se ofrecía tan mágico como todos los junios de cualquier año. La luna apuntaba a la culminación de su plenilunio. La máxima expresión de luminosidad y grandeza que pudiera ofrecer, destelladas sobre un rostro siempre bordado por los volcanes, por las erupciones y por las incontables caricias estelares recibidas como consecuencia de muy erráticos andares. Atardecer idílico para la más sublime y recoleta ensoñación. Esa misma tarde, una riada humana apostada en lugar alto, donde dormita el oratorio otrora destinado a la recepción de los muertos en disciplinada formación, se preparaba para zarpar con destino y dirección a la plaza principal. Los grupos, las engalanadas carretas sujetas a magníficos ejemplares de animales de labranza idóneos para roturar tierras rojas y compactas, los lugareños y los visitantes, personificando identidades, preparaban, en tradicional usanza, sus viandas y condumios con esmerado celo para compartir, regalar y consumir a lo largo de un breve pero intenso recorrido. La travesía, haciendo honor al contexto general, se halla aún plagada de testimonios históricos esculpidos en piedra. Muchas viviendas de construcción noble y de estilo tradicional, con cubiertas de teja árabe, canaria o muslera, como se le desee llamar, provistas de soleados patios, jalonan el recorrido ofreciendo a todos los forasteros una fiable muestra de su solera y raigambre. Estos y otros vestigios labrados en piedra y en agua, sobre luminosidades y brisas muchas veces alegres, otras tantas juguetonas, pacientemente van esculpiendo el hacer paisajístico local; pero también sobre hambrunas, sequías, angustiadas rogativas y materiales desesperos. Para nuestro infortunio, casi nunca sobre abundancia generalizada. A lo largo de la noble senda, todo el entorno se fue impregnando con aromas de fogón entrañablemente nuestras, entre sones de cuerdas afinadas en atinado acierto, bullicios rumorosos y un siempre sosegado andar. Aquella venturosa tarde, en el lugar, se habían roto todos los silencios tradicionales que le identifican. Por doquier se representaban las estampas costumbristas, como arrancadas de los añejados cuadros de nuestros antepasados, o desde los más íntimos recovecos de sus memorias. Para revivirlos allí y ahora con todo el nivel de afecto, cariño e ilusión que cualquier pueblo que se precie, para mayor honra, les debe profesar. Hasta los mismos lavaderos públicos, presentes en el itinerario durante aquel atardecer, abrieron de par en par su olvidado, mudo y enjugado corazón de roca para recrearse con los encuentros humanos, con la pureza del agua, con los azotes propinados con renovados bríos por manos femeninas, a las prendas sobre las pulidas lajas de sus pilas, los imprescindibles escurridos por torsión, o las cenizas blancas de inmaculado porte, trasvasadas a las pobres urdimbres para higienizar sus propias texturas. Estos monumentos de sencillo diseño, a lo largo del tiempo despertaron encontradas controversias, pues fueron muy queridos y defendidos por unos, al tiempo que férreamente odiados por otros. Para los defensores siempre fueron lugar para la profilaxis y la higiene, testimonios de historia y lugar de comunicación social, mientras que para los detractores significaron la simiente principal de proliferación para las siempre temidas enfermedades contagiosas. La comitiva, con sonada parsimonia, sin prisa aparente, llega complaciente a los pies del Bautista para recibir las mejores bendiciones en su presencia. Luego le aguardaba la ya generosa sombra de un esquizúchil, árbol sagrado para muchos. Sembrado en aquel emblemático lugar con todo Árbol sagrado y torre. el mimo dispensable, una tarde fresca de un cuarto día de febrero, con la encomiable finalidad de que vegetase feliz entre nosotros aquende los mares, en esta su nueva orilla. Para ese instante, nuestro emblema botánico ya lucía un ropaje teñido en verde intenso. Su rostro vegetal reflejaba con nítida pureza la huida de su cuarta primavera vivida suntuosamente sobre su nueva patria. Con el mayor grado de afecto y esmero que permitieran nuestros sentimientos, en este lugar, entre todos los asistentes, pródigos en bendiciones, le habíamos obsequiado nuevo asiento. El estío presente apenas le permitió, como seguramente fuese su deseo, ofrendar a todos los asistentes alguna que otra tímida floresta de aroma penetrante para evocar la santidad que simboliza, ungida por siempre con las más firmes convicciones representadas en la figura y obra de nuestro primer santo canario, a la sazón, alcalde perpetuo y hono- rario de este término desde el 9 de mayo de 1992. Estampas felices éstas que unen pueblos, razas, culturas, ilusiones, sangres y creencias, frente a un mundo a cada paso más alejado de su realidad y de su suelo; eliminando, sin rasero ni mesura, cualquier vestigio de diversidad soberana y propia. De ambos aconteceres, escenificados ahora por perfumes y fragancias, sembrados uno y otro con la profundidad debida sobre suelos y sobre almas, esperamos que enraícen igualmente, para bien de la comunidad que los acoge, así como para la honra y gloria del sentir espiritual, que le es inherente a un pueblo cultivador y amante de sus diferenciadas peculiaridades. Para el recuerdo de postreros tiempos habrán de quedar testificadas ambas onomásticas, como señalados recuerdos dentro del contexto general local de este singular municipio sureño, insular y tinerfeño con marcada vocación universal. 22 jueves, 29 de agosto de 2013, EL DÍA www.eldia.es/laprensa Revista semanal de EL DÍA. Segunda época, número 892 CLAVES DEL CAMINO AL BORDE DE LA MUERTE Nuevos estudios sobre las experiencias cercanas a la muerte ¿CONSPIRACIÓN Y TELEPATÍA MORTAL? Texto: José Gregorio González “La sinfonía de la muerte” es el revelador título con el que una artista y músico australiana ha bautizado a una composición musical que reproduce los sonidos descritos por quienes han vivido experiencias cercana a la muerte. A ello se suma como novedad destacable en este mismo terreno las investigaciones llevadas a cabo en Michigan sobre la prolongación de la actividad cerebral en ratas que habían sido sacrificadas segundos antes. Ambos estudios nos sitúan más cerca de lo que ocurre al morir. E l fenómeno de la muerte y el morir continúa siendo fuente de interés, de una singular y poliédrica fascinación que lleva al hombre actual a observarlo e intentar estudiarlo desde los más diversos frentes. Las llamadas experiencias cercanas a la muerte (ECM), de las que nos hemos ocupado en diversas ocasiones en Claves del Camino, son uno de los fenómenos más peculiares y controvertidos, en la medida en la que hasta el momento parecen constituir la última frontera entre la vida y la muerte. El porcentaje de personas que “retornan” de la muerte parece aumentar en conexión con la mejora de la medicina y las técnicas de resucitación artificial, y casi siempre el relato de quienes lo hacen y han vivido una ECM coincide en sus elementos nucleares: salida de un doble o conciencia del cuerpo, observación del cuerpo físico yacente, visión y desplazamiento por un túnel o zona oscura que aparece iluminada al final, y encuentro con familiares fallecidos o algún tipo de entidad que se percibe como espiritual. Después, el retorno brusco al cuerpo físico y el recuerdo consciente de una vivencia que no encaja. Actualmente están en marcha diversos estudios que buscan arrojar algo más de luz sobre este asunto y clarificar si las explicaciones neurofisiológicas y psicológicas propuestas para racionalizar estas vivencias son suficientes o necesitamos apostar por una conciencia no local y la supervivencia como explicaciones. Mientras tanto, nos encontramos con estudios tan interesantes como el de la compositora e investigadora australiana Saskia Moore, que ha logrado sacar adelante en su Melbourne natal un singular proyecto musical, consistente en reproducir de la forma más fidedigna posible los sonidos que aseguran escuchar quienes han vivido experiencias cercanas a la muerte. En las ECM, además de las reseñadas visión del propio cuerpo, del túnel o el encuentro con entidades, se suele comunicar la percepción de sonidos indescriptibles, que en ocasiones toman la forma de armoniosas melodías, afinadas campanas, voces casi angelicales, zumbidos e incluso truenos. Esos sonidos del “más allá” aparecen también en fenómenos como el viaje astral o en experiencias místicas. De hecho, el propio Raymond Moody, mé- Una de las historias asociadas al misterio más insólitas de estos últimos meses tiene Turquía como escenario. El asombro y la incredulidad de los responsables de la Oficina de Inspección General del primer ministro de Turquía no debieron ser suficientes para desestimar la posibilidad de que la muerte de cuatro ingenieros pudiera tener que ver con la telepatía. Esa hipótesis, planteada por el neuropsicólogo Nevzat Tarhan, ha sido incluida en el informe de la investigación que durante un año ha llevado a cabo el gobierno de Recep Tayyip Erdogan con el objetivo de esclarecer los detalles de los suicidios protagonizados por estos profesionales. Los jóvenes ingenieros, que trabajaban para el gigante de la industria de defensa ASELSAN, especializado en electrónica militar, murieron sucesivamente en un periodo de 14 meses entre 2006 y 2007, tras haber sido sometidos a tratamiento psicológico. El experto en criptología Hüseyin Basbilen, de 31 años, abrió la lista al aparece en su coche con la garganta y una muñeca cortada en agosto de 2006. En enero de 2007 el joven ingeniero eléctrico de 29 años Halim Ünsem Ünal fue encontrado muerto en el interior de su coche con un tiro en la cabeza y una pistola que había pertenecido a su padre. Ocho días más tarde, el también ingeniero eléctrico EvrimYangeken, de 26 años, se precipitó desde el balcón del apartamento en el que vivía con sus padres, cerrando la funesta lista en octubre de 2007 el experto en software Burhanettin Volkan, que según el informe preliminar se quitó la vida con su arma reglamentaria mientras hacía el servicio militar. Curiosamente, Basbilen y Volkan se había casado apenas dos meses y cuarenta días antes de sus respectivas muertes, y Ünsem pretendía hacerlo tres días después, lo que, junto a otros aspectos, hace difícil aceptar la tesis del suicidio. Al parecer, y según el informe preliminar, no parecía haber conexión entre los ingenieros ni trabajaban en proyectos especialmente significativos, aunque otras fuentes apuntan a que al menos tres de ellos se encontraban perfeccionando un sistema revolucionario para los F-16. Para Tarham, la posibilidad de una acción a distancia a través de telepatía o telequinesia no es descartable, según declaró el pasado 6 de agosto al periódico turco Hürriyet Daily News, que podría “causar graves dificultades y dolores de cabeza en las víctimas, dándoles una tendencia a quitarse la vida. Las ondas pueden ser enviadas a 1,5 km de distancia y podrían conducir a las víctimas hacia un estado de ánimo suicida”, afirmó Tarhan. Ahora es la Fiscalía de Ankara la que debe aclarar unas muertes que, al menos por el momento, nadie sabe si clasificar como asesinato o suicidio. Las personas que han pasado por una experiencia cercana a la muerte hablan de visiones de un túnel o pasillo. Junto a estas líneas, Saskia Moore. dico y autor de varios libros clásicos sobre estas experiencias, puso de relieve la frecuencia con la que un “zumbido” interior acompaña a las ECM en sus primeros instantes. Los protagonistas se topan con serias dificultades a la hora de expresar o describir lo que oyen, manifestando que a veces esos sonidos se pueden llegar incluso a “tocar” o “ver”. Intrigada por todo ello, Moore ha estado trabajando en los últimos años en un proyecto sonoro al que ha denominado “Symphony Dead, con el que ha intentado aproximarse a lo que se oye en ese estado de crisis vital. Para ello ha trabajado con los testimonios de resucitados, médicos, investigadores y expertos en religiones, descubriendo que existen pautas comunes con independencia de la cultura, la edad o la religión, logrando una composición electrónica que presentó hace poco en el Centro de Arte de Melbourne. “Es un sonido sintético digital –así es como muchas personas lo describen–. Muy hermosa, a menudo como un sonido coral pero con las notas sostenidas. Algunos decían que era melódica, casi como campanas, pero no como las campanas de una iglesia ni religiosa”. El lector interesado puedeescuchar un fragmento en h t t p : // w w w. a r t s c e n t r e m e l bourne.com.au/media/1546972/dead_symphony_excerpt__live_.mp3 Otro nuevo estudio reseñable, aunque de corte muy diferente, ha venido a alimentar en los últimos meses las llamas de la controversia acerca del posible origen de ciertos fenómenos relacionados con las ECM. Aunque no era ese el objetivo, lo cierto es que el hallazgo de una intensa actividad eléctrica coherente con la actividad consciente en el cerebro de ratas cuyo corazón llevaba parado 30 segundos, invita a reconsiderar ciertos aspectos de esta casuística. El trabajo realizado por un equipo de neurocientíficos de la Universidad de Michigan fue dado a conocer a primeros de este mes de agosto a través de la revista Proceedings of theNationalAcademy of Sciences, alcanzando un espectacular eco mediático al barajarse la posibilidad de extrapolar a los seres humanos esa actividad eléctrica que acompaña a la muerte de los roedores. Un total de nueve ratas fueron anestesiadas y se les indujo un paro cardiaco, monitorizándose su actividad cerebral con electroencefalograma. Tras detenerse su corazón y dejar de bombear sangre y oxígeno, los neurólogos dirigidos por Jimo Borjigin comprobaron que durante treinta segundos el cerebro presentaba una alta actividad eléctrica en las seis regiones controladas, una actividad similar a la que presentaban en los controles previos al experimento. La comunidad científica sospechaba desde hace tiempo que esa actividad podía existir, aunque obviamente nunca ha podido ser medida en seres humanos ni se esperaba encontrar en el experimento con animales tal grado de intensidad. El hallazgo ha sido acogido con entusiasmo por los sectores que presentan una postura especialmente combativa hacia los componentes inexplicables de las ECM, dado que un argumento en favor de tal extrañeza ha venido siendo precisamente el nivel de realismo y conciencia de las vivencias que han sido comunicadas en pacientes en situación de muerte clínica, una conciencia incompatible con el paro cardiorespiratorio y la presumible ausencia de actividad cerebral. Aunque este descubrimiento invita a revisar tal premisa, y quien sabe si a intentar de algún modo “ético” replicar este experimento en humanos, la inmensa mayoría de los científicos han advertido sobre lo temerario que resulta especular sobre los que dichas ratas han podido experimentar, así como sobre la legitimidad de extrapolarlo a los humanos.