Reinado de los Reyes Catolicos

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HISTORIA DE LA VILLA DE LUQUE
REINADO DE LOS REYES CATOLICOS
La sucesión en el Señorío
A D. Egas Venegas le sucedió en el Mayorazgo su hijo D. Egas Venegas de
Córdova, IV de su nombre, que siguió constante al partido del Conde de Cabra, del
Mariscal, su hijo mayor y del Señor de Alcaudete, contra Alfonso Fernández de
Córdova, Señor de Aguilar y de la Casa de Córdova, llamado el Grande y fue uno
de los primeros que en Andalucía dieron obediencia a los Reyes Católicos a finales
de 1474, como consta en la carta con que le honró la Reina Isabel, calificándolo de
nuestro bueno e leal caballero, convocándolo a la guerra contra el Rey de Portugal
con el mayor número de gente de a pie y a caballo que pudiere y enviándole para
tratar de ello más largamente al Licenciado D. Pedro Sánchez de Henestrosa, de su
Concejo, cuya carta real fue fechada en Toledo a 16 de mayo de 1475, refrendada
de Alfonso de Ávila, Secretario de la Reina. En respuesta de la cual D. Egas
Venegas le envió la gente que pedía a pesar de la tensión existente entre los Señores
Andaluces, sobre todo entre el Conde de Cabra y el Señor de Aguilar. Para ello
movilizó a sus vasallos luqueños que partieron rápidamente para la frontera
portuguesa al mando del Alférez Mayor de la villa; fueron 50 hombres de a caballo y
100 peones.
Los Reyes Católicos acabaron con su proverbial energía con las rivalidades
señoriales, para lo cual estando la Reina en Córdoba, ordenó que al Señor de
Aguilar se le tomaran los castillos de Castro, Montor y Hornachuelos, poniendo en
ellos Alcaides de su confianza, ordenando al Señor de Aguilar que no entrara en
Córdoba, al igual que así lo hacía el Conde de Cabra, que debía de permanecer en
sus Estados de Baena, Doña Mencía y Cabra.
Se inicia la conquista del reino de Granada
Una vez apaciguada la nobleza es proyecto de los Reyes Católicos iniciar la
guerra contra el reino de Granada hasta su total anexión. Dos hechos
precipitaron un tanto los acontecimientos. En primer término la toma de Zahara
por los moros y a modo de contragolpe la conquista por sorpresa de la fortaleza de
Alhama, situada tan sólo a ocho leguas de la capital granadina. Su mantenimiento
en manos castellanas iba a ser empresa árdua.
En seguida Muley Hacén, que vió la gravedad de la situación, acudió a
recuperar la plaza, cosa que no logra ante la llegada de refuerzos cristianos.
Mientras los sitiados y sus salvadores discuten sobre la forma de repartirse el
botín de Alhama, se plantea el problema de la imposibilidad de mantener la ciudad
abastecida y en estado de defensa ante la amenaza constante de Granada. Una vez
retiradas las tropas de refuerzo, los granadinos reanudan el cerco, esta vez con
ayuda de artillería. De nuevo acuden tropas cristianas en socorro de la plaza. Así
se suceden las alternativas y Muley Hacén fracasa ante los muros de Alhama.
Antonio Arjona Castro
Vicente Estrada Carrillo
HISTORIA DE LA VILLA DE LUQUE
Batalla de Lucena. La ermita de San Jorge
En Abril de 1483, cuando ya hacía un año de la toma de dicha fortaleza,
Boabdil, dueño de Granada desde hacía varios meses, corre la tierra de Luque y
Baena, talando y quemando los panes que estaban próximos a coger. Nadie se atreve
a hacerle frente, ni tampoco el granadino es capaz de atacar ninguna fortaleza tan
lejos ya de sus bases. En Luque se movilizan las milicias, se refuerza la vigilancia y
durante varios días nadie sale al campo, Boabdil marcha hacia su tierra con un
escogido botín. El 20 de abril animado por este éxito dirige una nueva cabalgada
sobre Lucena y otros pueblos de la campiña acompañado por "Abrahem Aliatar" y
cuando ya el 21 se retiraba victorioso, el Conde de Cabra y el Alcaide de los
Donceles, conocedores de la presencia musulmana, salen en su persecución,
sabedores de que cargados como iban de botín, su movilidad sería escasa; les
alcanzaron cerca del arroyo de Martín González. Previamente el Conde de Cabra
había mandado mensajeros a su esposa para que reuniera tras él la mayor gente de
guerra posible. Recurre para ello a los castillos y villas fronteros y amigos, como
Zuheros y Luque. D. Egas Venegas que está anciano y ciego, envía a la milicia
local que todavía seguía movilizada desde los días que Boabdil había saqueado su
tierra, al mando de D. Lorenzo de Parias, y junto con el Señor de Zuheros, D. Alonso
de Córdova, llegan a Lucena en el fragor de la batalla, apareciendo por uno de los
flancos, tocando una trompeta italiana para hacer ruido e impresionar a las tropas
moras. Dice el cronista de la Casa de Córdova, que Aliatar al oírla dijo al Rey: "Señor,
esa trompeta es italiana, sin duda se ha vuelto todo el mundo contra nosotros". El
descalabro no hubiera sido extraordinario sin la doble casualidad de la muerte de
Aliatar y la captura de Boabdil, que fue llevado a Lucena bajo la custodia del
Alcaide de Los Donceles como parte del botín que de allí se hizo almoneda.
El día 23 de abril regresan las tropas luqueñas a su villa, donde son
recibidos por D. Egas Venegas, el clero y el pueblo en masa, entonando en la
parroquia un tedeum en acción de gracias, prometiendo celebrar todos los años este
día, festividad de San Jorge, una procesión y eregir una ermita en uno de los altos
que rodean al pueblo, en conmemoración de la victoria de las armas cristianas.
Este es el origen de la Ermita de San Jorge, que todavía alza sus muros sobre el
paisaje luqueño.
Ya por estos años la inmensa mayoría de las viviendas estaban fuera del recinto
amurallado, aunque los servicios importantes permanecían dentro de ella, tales
como la iglesia parroquial, el edificio del Concejo, Palacio del Señor de la villa, así
como las casas de los principales vecinos pudientes. En caso de alarma el resto de los
vecinos se alojarían dentro de la cerca, así como los ganados que buenamente se
podían traer. Luque por ser pobre no construyó otra línea de murallas, como el caso
de Baena, para que albergara los arrabales que en el transcurso de los años se habían
formado, cuestión que todavía en el siglo XVII constituyó un problema ante las
epidemias de peste, que hacían necesario aislar la población de contactos exteriores.
Las milicias locales
Ya que hablamos de las tropas que tan victoriosamente habían participado en esta
acción de guerra, detengámonos en sus características. Normalmente el Señor de
la villa recibía la petición, bien por parte del Rey o de alguna fortaleza vecina, para
que la milicia saliera dispuesta al campo de batalla. Después éste ordenaba al
Antonio Arjona Castro
Vicente Estrada Carrillo
HISTORIA DE LA VILLA DE LUQUE
Concejo que decretara la movilización de todos los vecinos aptos para ello.
Normalmente esta obligación alcanzaba a todos, salvo si pertenecían al clero. Los
caballeros debían acudir con su montura y armas en debida forma. Eran éstas las
propias de un jinete en todos los lugares del sur de los "puertos" -del Sistema
Central-, según disposición de Enrique III. Estos en Luque los suministraba el
Concejo que contribuía de este modo a la formación de la hueste local. Los peones
iban preparados con casquete, escudo, puñas y espada, lanza o ballesta y más tarde
espingardas.
Este armamento era habitualmente mantenido por el Concejo y por ello se
hacía alardes periódicamente. La caballería de Luque estaba formada por gente
llana y no estaba basada exclusivamente en el linaje. Alfonso XI dio normas por las
que se obligaba a tener caballo y armas a todo aquel vecino que poseyera bienes por
valor de más de 4.000 maravedíes. Por eso al Señor le correspondía
proporcionalmente una cantidad mayor de jinetes que armaba a su costa. Los
vecinos más pobres prestaban servicios a pie. Normalmente la hueste luqueña
marchaba a la guerra al mando del Alférez o muchas veces bajo la dirección personal
del Señor de la Villa.
Normalmente se surtía de voluntarios, en caso contrario, el Concejo sorteaba o
elegía discrecionalmente a quien "menos útil fuera para el trabajo" de la villa. Pero como
los combatientes ganaban un sueldo que pagaba la Corona, siempre había personas
dispuestas a ganarse su sustento combatiendo. Otra cosa será como veremos después,
cuando acabe la guerra de Granada y los Reyes dejen de pagar estos acortamientos. El
coste de la movilización iba a cargo de los propios del Concejo y cuando rebasaba las
posibilidades de aquél, el coste se repartía entre los vecinos según sus posibilidades
económicas, similar a los que se hacían cuando los monarcas pedían víveres, acémilas
o dinero. La milicia de Luque estaba compuesta normalmente de 20 lanzas de a
caballo y 50 peones, excepto cuando la batalla de Lucena, que en un supremo esfuerzo
se movilizaron 20 de a caballo y 100 peones. Integraban éstos una cuadrilla de
cincuenta que formaban una unidad de 20 lanzas jinetes, que siempre formaban una
unidad mayor con las tropas del Conde de Cabra.
Cuando participaban en una acción de guerra por orden real, cada jinete cobrara 30
maravedíes diarios y cada peón 15. Por ello no faltaban en Luque voluntarios que se
alistaran durante los años que duró la conquista del reino de Granada.
Mientras tanto el rey D. Fernando juega la baza diplomática con Boabdil, al que
deja libre, después de firmar un tratado por el que se comprometía a liberar 400
cautivos y a luchar contra Muley Hacen que reinaba en Granada.
Las tropas de Luque junto con las del Conde de Cabra, D. Martín Alonso de
Monte-mayor, talan la vega granadina. Esta vez la milicia luqueña iba al mando de D.
Pedro Venegas, pues su padre D. Egas estaba ciego y enfermo. La tala y saque eran
elegidas por las huestes castellanas porque teóricamente eran invencibles en campo
abierto. La toma de lugares fortificados era una empresa de más envergadura y sólo la
realizaban con ayuda real. No impedían estos postulados que de vez en cuando la hueste
cristiana fuera sorprendida por los moros en lagunas de estas correrías y fuera víctima de
una sangrienta derrota.
DERROTA DE MOCLIN
A mediados de setiembre de 1425 libres ya los hombres de las tareas de la
recolección a instancias del Conde de Cabra, los reyes autorizan una expedición contra
Antonio Arjona Castro
Vicente Estrada Carrillo
HISTORIA DE LA VILLA DE LUQUE
Moclín, que, según informes confidenciales estaba desguarnecida.
Reunida la hueste de Andalucía -entre ellos 30 lanzas jinetes y 150 peones
luqueños- al mando de D. Pedro Venegas, inician la marcha hacia Alcalá la Real. La
vanguardia que formaban nuestros hombres, junto con los del Conde de Cabra fue
sorprendida cerca de Moclín en el denominado arroyo de la Matanza, por el Zagal, que
les acechaba con un formidable ejército. D. Pedro Venegas resultó herido, muriendo el
Alférez de la milicia luqueña y 45 hombres. Con pesar se recibió la noticia en la villa
y buena parte de sus familias se cubrieron de luto. Se perdió hasta la divisa azul y blanca
de los Venegas, que pusieron los moros en lo alto de la Alhambra donde estuvo hasta
1492, en que se la restituye al Rey Católico como uno de los ganadores de la ciudad. El
Rey ya había rebasado Alcalá la Real y corrió en su ayuda ordenando la retirada de las
tropas hasta Baena, donde estaba la reina Isabel. En ésta fecha la participación de la
villa había sido más numerosa que habitualmente, pues el Rey en carta fechada en
Albuera el 30 de julio de 1485 y llevada personalmente por su Secretario D. Francisco
de San Martín, le pedía: "poned en ello aquel recabdo e deligencia que de vos
esperamos, en lo qual placer e servicio reviviremos...". Ante esta insistencia y la
prometida asistencia personal del Rey, D. Egas Venegas, ordenó la movilización de
todos los hombres disponibles, bajo la dirección personal de su hijo D. Pedro, pues él
estaba ya viejo para ir a la guerra.
Mientras la guerra civil en el reino de Granada se acentúa, Boabdil logra entrar en
Granada a comienzos de marzo de 1486. Aprovechando estas circunstancias, el Rey
Fernando el Católico intenta apoderarse de las fortalezas de la vega granadina. Para ello la
hueste castellana se reúne en Córdoba. Previamente su Secretario había convocado a
todos los Señores y lo mejor y escogido de las tropas norteñas. D. Egas Venegas recibe
carta real escrita en Córdoba a 2 de mayo, refrendada por Herrando de Zafra, en la que
pide que contribuya con 20 lanzas y 50 peones. El 15 de mayo están todas las tropas con
el Rey en el río Yeguas. Al día siguiente el Rey marcha contra Loja que, defendida por
Boabdil, es tomada tras varios días de asedio y bombardeo, cayendo otra vez
prisionero el Rey Chico.
RASGOS DE LA PERSONALIDAD DE DON EGAS VENEGAS
Relaciones con sus vasallos
El Señor de Luque, D. Egas Venegas, tenía todavía casa en Córdoba, donde era
un hombre influyente. Era caballero veinticuatro y además de numerosas casas
poseía la almona. Por este motivo tuvo una agria disputa con el Bachiller Guerrero,
Alcalde Mayor, sobre el precio a que debía de venderse el jabón, pues el Concejo de la
ciudad regulaba y tasaba los artículos de uso diario. Esto ocurría por las rencillas
existentes desde hacía muchos años entre las familias poderosas de la ciudad que se
disputaban el gobierno de ella. El Alcalde Mayor prohibió al arrendador de la almona,
Diego Comontes, vender el jabón a más de 3 maravedíes la libra, entonces éste
protestó ante los Reyes Católicos, diciendo que así no pagaría ni el costo. D.
Fernando envió en comisión al Licenciado Aguila, para que hiciera justicia, después de
haber oído a las partes.
Pero D. Egas debía de ser un hombre duro, amante del dinero de los demás, a
juzgar por las protestas que llegaban a los Reyes Católicos por sus abusos, muchas de las
cuales constan en el Archivo de Simancas. Sus vasallos de Luque, que por desgracia
tenían que soportarlo a diario, pues ya casi siempre residía allí, tenían que tolerar toda
Antonio Arjona Castro
Vicente Estrada Carrillo
HISTORIA DE LA VILLA DE LUQUE
clase de abusos, pero como el pueblo tiene su máximo de aguante, alguno que otro se
dirigía directamente a los Reyes Católicos para que le hicieran justicia. Así en 1487
Ferrán García de
Luque protesta ante ellos diciendo que a su padre le tomó D. Egas trescientas ovejas,
y que a pesar de los múltiples requerimientos siempre contestaba con dilaciones y
excusas. Comisionan al Corregidor de Córdoba, D. Francisco de Bobadilla, para que
oyendo a las partes proceda justamente. Esto es una muestra de los innumerables
abusos cometidos por el Señor incluso fuera de su villa. Y así también vemos a un
sastre de Córdoba, un tal Ruy Fernández, a quien debía el importe de un traje que
valía 2.500 maravedíes, y los Reyes Católicos también en esta ocasión
comisionaron al Corregidor de la ciudad para lo mismo.
CONQUISTA DE GRANADA
Por entonces la vida en Luque se desarrollaba con toda clase de fatigas y
agonías para la mayoría de los vecinos, que eran pecheros, es decir, que pagaban
todos los impuestos (sólo estaban exentos los clérigos y los hijosdalgos). Por una
parte la angustia que suponía depender de una pobre cosecha, que, debido a las
irregularidades meteorológicas que siempre ha tenido nuestra región, les tenían en
vilo. El pósito les prestaba los años malos, pero su endeudamiento era cada vez
mayor, pues sus rentas eran insuficientes para pagar todos los arrendamientos de
pechos y pagas extraordinarias muy frecuentes a causa de la guerra de Granada, y
para colmarlo todo, las continuas levas de hombres en la mejor de su juventud que
pasaban semanas y a veces meses fuera de sus villas. Estos servicios a la Corona en
los últimos años de la conquista del reino granadino se sucedían casi ininterrumpidamente, volviendo a veces los hombres sólo unos días, durante el año, para
recoger las cosechas. El 13 de mayo de 1490 D. Egas Venegas recibe otra carta de
los Reyes Católicos, refrendada por Hernando de Zafra, su Secretario, en la que
le conminaban que se apercibiese para ir con el Rey en persona a la entrada que
proyectaban para el 15 de agosto, llevando 30 lanzas ginetas y 100 peones -diez de
ellos espingarderos-. D. Egas que ya estaba viejo no pudo ir personalmente y envió
a su gente de Luque mandada por su hijo primogénito D. Pedro. Participaron así en
la tala de la vega y obligaron a Boabdil a levantar el cerco de Salobreña, con lo cual
quería impedir que se cerrara la tenaza que por Málaga y Almería le aislaría del
mar. Así estuvieron en campaña hasta el 19 de noviembre de 1491, pero vuelven de
nuevo el día 31 de diciembre, después de haber recogido la poca cosecha de
aceituna y de haber pasado las Navidades en casa. El 6 de enero de 1492, entran
en la ciudad de Granada 20 jinetes luqueños acompañando a los Reyes Católicos,
quienes les devuelven la divisa azul y blanca que todavía como trofeo tremolaba en
lo alto de la Alhambra. El día 11 ya están de vuelta en Luque. Allí les recibió el
vecindario con el clero en pleno, pasando a la parroquia para entonar un "tedeum
laudamus".
Así terminaba una larga contienda que había tenido en vilo a los vecinos y en
muchas ocasiones cubierto de luto sus hogares.
En las expediciones que participaron, D. Pedro Venegas, solía traer a su villa
la parte del botín que le correspondía, bien esclavos moros o bien muebles y acémilas.
Pero aquí también tuvo sus roces por olvidarse de lo que debía. Pedro Vela,
Contino de las Guardias Reales, reclamaba ante los Reyes que Egas Venegas "cuya es la
villa de Luque" le tomó tres moros que podrían valer hasta 50.000 maravedíes y una
Antonio Arjona Castro
Vicente Estrada Carrillo
HISTORIA DE LA VILLA DE LUQUE
acémila que podía valer 6.000, y que quedó en pagárselos y todavía no se los ha
dado. De nuevo D. Fernando y D. a Isabel comisionan al Corregidor de Córdoba,
Francisco de Bobadilla para que haga justicia.
El Señorío de Albendín
Estaba casado el V Señor de Luque con Dª. Isabel Fernández de Montemayor,
tercera Señora de la Villa y Castillo de Albendín. Era hija segunda de Alfonso
Fernández de Montemayor, cuarta línea grande de Alcaudete de la Casa de Córdova.
Habíala mejorado en testamento su padre, pero a pesar de ello su hermana mayor
Dª. Beatriz, Señora de Montalbán, que estaba casada con D. Fernán Yáñez, Alcalde
Mayor de Ecija, pretendió que a ella le pertenecía Albendín, y por ello puso
demanda ante los Reyes Católicos. Sin embargo el dominio y Señorío de Albendín
quedaron en la Casa de Luque. Al poco tiempo de esta anexión, en 1490 la vendió
en 6 cuentos y 800.000 maravedíes, con su Casa Torre y Fortaleza, jurisdicción alta
y baja y mero mixto imperio, a D. Diego Fernández de Córdova, Tercer Conde de
Cabra, su primo, por escritura pública. Esta venta la realizó D. Pedro Venegas, hijo
de D. Egas, porque acuciado por tanto servicio de guerra al Rey estaba
económicamente apurado. Por esta circunstancia pertenece Albendín al municipio
de Baena y no al de Luque.
Una vez terminada la guerra de Granada las murallas se abandonan. D. Pedro
Venegas amplía su Palacio, derribando parte de ellas e igualmente más tarde se
levanta sobre ellas la Iglesia Parroquial. También se construye por orden de los
Reyes Católicos un edificio para el Concejo, en el lugar donde estaba el lienzo oeste
de la cerca. Este Ayuntamiento duraría hasta el siglo XIX en estado lamentable,
pues el cabildo estuvo siempre tan agobiado que nunca tuvo medios para hacer uno
nuevo.
LAS MIGRACIONES AL ANTIGUO REINO DE GRANADA EN LOS
COMIENZOS DEL SIGLO XVI.
Después de terminada la conquista del último reino musulmán de la
Península, los Reyes Católicos favorecen la repoblación con cristianos viejos de
diversas partes que han quedado libres de pobladores mudéjares.
Sobre la base de unas capitulaciones minuciosas se desarrolla a lo largo de varios
años la vida y relaciones de dos comunidades distintas, la granadina mudéjar y la
castellana re-pobladora. Primeramente antes de 1.500 se produce una primera
oleada repobladora de 30.000 a 40.000 personas en la que predomina el elemento
andaluz. Una de las villas que contribuyen a esta colonización es la de Luque.
Atraídos por los repartos de tierras, varias familias se trasladan a diversas
localidades de las actuales provincias de Granada y Málaga. Este hecho lo
conocíamos por la tradición. Así las actas de 21 de agosto de 1502 y de 15 de enero
de 1512 son extendidas a solicitud de estos emigrantes, para justificar en sus nuevas
residencias su hidalguía.
Por ejemplo, la primera dice que Juan Fernández Zafra, Antón Gómez Calvo,
Antonio Arjona Castro
Vicente Estrada Carrillo
HISTORIA DE LA VILLA DE LUQUE
Bartolomé Sánchez de Luque, Pedro Sánchez de Hadiami de D. a Elvira,
Bartolomé Sánchez del Puerto, Juan del Viso, Cristóbal García Roldán y Pedro
García Roldán, comparecieron ante el notario y dijeron que los susodichos y otros
deudos y parientes han estado en las guerras y conquista del reino de Granada y que
allí han obtenido de los Reyes heredamientos en diversos repartimientos.
Efectivamente en el repartimiento de Loja figura 7 vecinos de Luque y en los
repartimientos de Vélez Málaga y Ronda, también figuran otros vecinos de Luque.
Así, en el Catálogo de Mercedes Reales, figuran: Juan de Luque con tres
caballerías como vecino de Ronda y Martín de Luque, vecino de Antequera,
escudero de los Guardas, que recibe yugada y media de tierra.
En total, en esta primera oleada emigraron quince familias, repartidas entre
Loja, Montefrío, Vélez Málaga, Ronda y Antequera. No fue exclusivo este éxodo
de los habitantes de nuestra villa, sino que también de otros pueblos vecinos se
trasladaron en busca de nuevas tierras donde vivir más holgadamente. Así en el
repartimiento de Loja figuran entre los primeros quinientos vecinos, 32 de Cabra,
20 de Priego, 3 de Zuheros y 7 como ya dije de Luque, etc.
Con posterioridad a 1500 se produce otra ola emigradora, entre cuyos
emigrantes figuraban los que ante el Licenciado Benito Sánchez de Alcaudete,
Alcalde Mayor de la ciudad, exhibieron un testimonio notarial sobre la supuesta
"segunda conquista de Luque". Estos vecinos eran, Fernando García de Porras,
Pedro del Viso, Martín López de Luque, Pedro de Valenzuela y Diego Amores. La
finalidad de esta segunda acta es igualmente la de acreditar la hidalguía en sus nuevos
asentamientos.
Difíciles debieron ser entonces las condiciones de vida en nuestra villa para
producirse este éxodo de tantos vecinos, y este hecho junto a las numerosas levas
realizadas a lo largo del siglo, dejaron a la villa bastante mermada de habitantes.
Antonio Arjona Castro
Vicente Estrada Carrillo
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