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Discurso de S.E. la Presidenta de la República,
Michelle Bachelet Jeria, al presentar el libro “Vocación de Paz, la
Política Exterior de Chile”
Santiago, 25 de julio de 2016
Amigas y amigos:
La verdad es que hoy compartimos el lanzamiento de este libro que es
más que una narración de cómo se ha desarrollado históricamente la
política exterior de Chile. Es la constatación, con hechos objetivos y
concretos, de que la vocación de paz chilena es una realidad
incuestionable.
Somos un país que cumple con sus deberes con la Comunidad
Internacional; que, por cierto, también, hace valer sus derechos.
Un país que participa activamente en el sistema multilateral, desde –
como recordaba Heraldo- la creación de la Sociedad de las Naciones,
y que ha tenido destacadas actuaciones también como miembro no
permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Ahí pusimos sobre la mesa, entre otros temas relevantes, la necesidad
de impulsar un desarrollo inclusivo como la vía más segura y
sostenible para evitar los conflictos y consolidar la paz alrededor del
mundo.
Por otro lado, fuimos uno de los países redactores del documento que
ha marcado las relaciones internacionales y el orden interno de la
mayoría de los Estados en las últimas seis décadas: la Declaración
Universal de los Derechos Humanos.
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Asimismo, impulsamos en la década del 40 del siglo pasado, la
creación de la CEPAL, motivados por la idea de que nuestra región
tenía entonces -y tiene hoy en día- problemas y necesidades
específicas, y que requiere propuestas y definiciones específicas que
respondan a tales necesidades y a las demandas de nuestros
ciudadanos.
Además, hemos participamos en operaciones de paz en los 5
continentes.
Y a pesar de que sufrimos una dictadura que nos enclaustró
internacionalmente, desde el momento en que retomamos nuestra
mejor tradición republicana, hemos trabajado intensamente por la paz
y la seguridad en el mundo: en Haití, Bosnia-Herzegovina, Timor del
Este, Camboya, El Salvador y la República Centroafricana, entre otros
países.
En nuestra región, estuvimos presentes en el proceso de supervisión
del cese del fuego en la Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay en
1935; y Chile también fue país garante en el proceso de disputa
territorial entre Ecuador y Perú en el conflicto por el Cenepa, en el año
1995.
Y, como todos sabemos, recientemente, Chile ha sido un país
acompañante muy activo de las conversaciones de paz entre el
Gobierno de Colombia y las FARC, proceso que culminó exitosamente
–esa primera etapa- poniendo fin a la guerra civil más prolongada del
continente; y ahora, en la segunda etapa, también vamos a continuar
acompañándolos en lo que es la implementación de los acuerdos de
paz. Y además, como decía el ministro, en lo que va a ser el acuerdo
del Gobierno con el ELN.
Y son algunos ejemplos de cómo históricamente nuestro país ha
trabajado por la paz en la región y en el mundo, lo que nos ha llevado
a ser distinguidos como el primer país de América Latina en el Índice
de Paz Mundial, seguido luego por Costa Rica y Uruguay.
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Y los indicadores son elocuentes: grado de militarización, nivel de
seguridad y protección de la sociedad así como el número de
conflictos domésticos e internacionales.
Que Chile sea el mejor país evaluado en América Latina en estos tres
aspectos es algo que nos alegra y nos enorgullece, porque habla bien
de la calidad de nuestra democracia, de nuestra voluntad de jugarnos
por la solución pacífica de las controversias y de la capacidad de
mantener sólidos principios en política exterior.
Principios que en democracia han trascendido a los gobiernos y que
son la base de la política exterior de Estado.
Éste es el sello que da garantías a nuestra integración a la economía
mundial, y ahí veíamos los 64 países con los cuales tenemos tratados
de libre comercio.
Trabajamos para convertirnos en una potencia agroalimentaria.
Sabemos que tenemos que cambiar nuestra matriz productiva para
superar la dependencia de los ciclos de precios de los recursos
naturales; y para lograrlo necesitamos más innovación, más inversión
en ciencia y tecnología y una educación de calidad para todos.
Y quienes negocien con nosotros, saben eso. Y contamos con
grandes aliados que ya alcanzaron el desarrollo, y que llevan adelante
programas de cooperación, intercambio académico y diálogo científico
y tecnológico.
Con ellos, y socios de nuestra región, estamos desarrollando
innovadores proyectos de cooperación bilateral y triangular,
especialmente en América Latina y el Caribe, pero también, en menor
medida, en África y Asia.
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Nuestra cooperación tiene como objetivo principal avanzar hacia el
desarrollo sustentable e inclusivo, condición necesaria para mantener
la paz y la seguridad.
Y hoy, Chile es considerado una excelente plataforma para interactuar
y hacer negocios en la región, y para proyectarnos hacia el Asia
Pacífico.
Somos un país que ofrece garantía segura.
¿Por qué? Porque cumplimos con lo que hemos suscrito, respetamos
la palabra empeñada, creemos en la intangibilidad de los tratados; y,
más aún, creemos que sólo así es posible que, en la Comunidad
Internacional, trabajemos mano a mano para construir un mundo más
seguro más pacífico y más sustentable para las presentes y las
próximas generaciones.
En 1950, Gabriela Mistral escribe una sobrecogedora carta sobre la
paz y en ese entonces, ella la tituló “La Palabra Maldita”, para reflejar
cuánto había que luchar y esforzarse por que la humanidad no
olvidase que “no se trabaja y crea sino en la paz”.
Ésta es la enseñanza que su nación hace carne, es la certeza que
cualquier esfuerzo con la paz es un esfuerzo por toda la humanidad, y
ésa es la máxima a la que rendimos hoy tributo a través de este libro.
Muchas felicitaciones a todos quienes trabajaron para tener este
hermoso producto, que muestra lo mejor de nosotros.
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