Gerencia e inteligencia emocional No faltará quien despache el tema de la inteligencia emocional como el fenómeno editorial que consiguió armonizar dos géneros tradicionalmente tenidos como productores de best sellers: la teoría gerencial y la literatura de autoayuda. Visto bien, no puede resultar sorprendente que una persona convencida de la eficacia del método científico y de la imbatibilidad del razonamiento lógico-abstracto se muestre desconcertada ante un enfoque conceptual que brinda supremacía al manejo estratégico del componente emocional del individuo. En su mente, acotada por un rígido marco académico, todo aquello parece resumirse en la fórmula de «más Coelho y menos Descartes». Sin embargo, la búsqueda de la felicidad no necesariamente se encuentra reñida con la consecución de los objetivos organizacionales. Un gerente no se convierte en un activo militante de la Nueva Era por sentir la íntima necesidad de administrar adecuadamente sus afectos y sentimientos al momento de encarar la jornada laboral; por cobrar conciencia del impacto positivo que para su gestión ejecutiva tiene el conocimiento empático de las emociones —miedos y esperanzas, frustraciones o expectativas— de cada uno de los integrantes de su grupo de trabajo. La inteligencia emocional puede ser, desde esta perspectiva, un valioso aliado para pasar con éxito del uso de la autoridad al ejercicio del liderazgo. Cuando revisamos la historia de este nuevo paradigma de acción humana apreciamos su relación con un conjunto de importantes hallazgos registrados en el campo de la neurociencia. El principal hito lo encontramos en los estudios pioneros de Roger Sperry, investigador del Instituto Tecnológico de California, Premio Nobel de Medicina en 1981, quien planteó, entre sus conclusiones, la división cerebral en dos estructuras: el hemisferio izquierdo (encargado de los procesos racionales de reflexión y análisis) y el hemisferio derecho (especializado en la identificación de relaciones, asociaciones, intuiciones y dinámicas creativas). El otro aporte fundamental lo ofreció a la tesis del «cerebro triuno», de Paul McLean, ex director jefe del Laboratorio de Evolución Cerebral del Instituto Nacional de Salud Mental de California, que sostiene que dentro del cráneo conviven tres cerebros en uno —la famosa tríada cerebral—; tres sistemas neuronales interconectados, diferentes física, química y evolutivamente: el sistema reptil (el más primitivo, funciona como asiento de los instintos), el sistema límbico (propio de los mamíferos más antiguos, regula la vida anímica y emocional), y el sistema de la neocorteza (característico de los mamíferos evolucionados, es la base del pensamiento, el aprendizaje y la memoria). Toca a la psicología tomar el relevo de la neurociencia. En 1983, el estadounidense Howard Gardner divulgó su famosa teoría de las inteligencias múltiples. El profesor de la Universidad de Harvard cuestionó la idoneidad del coeficiente intelectual como sistema de medida de la capacidad cognitiva delser humano, y afirmó que las personas no poseen una única inteligencia sino una variedad de ellas (verbal, lógica-abstracta, visual-espacial, corporal-quinésica, musical, intrapersonal e interpersonal). La interacción de estas inteligencias es lo que en rigor determina la potencialidad de cada individuo. La fusión de la inteligencia intrapersonal y la inteligencia interpersonal (contenidas en el modelo original de Gardner) constituye la base conceptual de la inteligencia emocional; una definición desarrollada por primera vez de manera académica en 1990 por los investigadores Peter Salovey, de la Universidad de Yale, y John Mayer, de la Universidad de New Hampshire. Cinco años después, la inteligencia emocional alcanzó el estrellato de la mano del psicólogo y divulgador científico Daniel Goleman, quien la define como «la habilidad de manejarnos nosotros mismos y a nuestras relaciones con eficacia». Está compuesta por cinco capacidades fundamentales: autoconciencia (destreza para identificar y entender las fortalezas, debilidades, emociones e impulsos propios), autocontrol (habilidad para subordinar las pasiones e instintos al cumplimiento de objetivos), automotivación (capacidad para mantenerse en una actitud proactiva), empatía (sensibilidad para comprender las necesidades, motivaciones y problemas ajenos) y habilidades sociales (capacidad de persuadir a los demás y construir redes de aliados y colaboradores). En un artículo publicado en la revista Harvard Business Review, en la edición de noviembre de 2005, Goleman reflexiona: «A diferencia del coeficiente intelectual, que en gran parte es genético —cambia muy poco desde la niñez—, las habilidades de la inteligencia emocional pueden ser aprendidas a cualquier edad. Sin embargo, no es algo fácil. Mejorar la inteligencia emocional no se hace durante un fin de semana o un seminario; se requiere una práctica diligente en el trabajo por varios meses. Si las personas no ven el valor del cambio, no harán ese esfuerzo. Un primer paso puede ser una evaluación de 360 grados hecha por un instructor en inteligencia emocional. Un diagnóstico de este tipo es esencial, porque los que necesitan más ayuda a menudo tienen puntos ciegos. De hecho, nuestras investigaciones han encontrado que los líderes de alto desempeño sobreestiman sus fortalezas en al menos una habilidad de inteligencia emocional, mientras que los de pobre desempeño se sobrevaluan en cuatro o más». En Venezuela, Carlos Pittaluga es uno de los psicólogos con mayor trayectoria en el campo de la inteligencia emocional. En los cursos y talleres centra su enseñanza en siete principios básicos: el pensamiento es un hábito, no una habilidad; no hay emoción en ausencia de significado; el cerebro humano no distingue una experiencia de un recuerdo; toda emoción lleva implícita una carga de energía corporal que el organismo no siempre sabe drenar; sin cambio no hay aprendizaje; y «somos según sentimos, somos lo que pensamos». Daniel Goleman danielgoleman.info/blog Cinco millones de libros vendidos y una obra académica traducida a más de treinta idiomas le han brindado a Daniel Goleman el reconocimiento unánime como el principal gurú de la inteligencia emocional. En su página se puede encontrar una recopilación de audios y videos de sus charlas y ponencias, así como también extractos de artículos y ensayos publicados en revistas arbitradas. En la sección de abonados, los visitantes encontraran cuestionarios y pruebas en línea para calibrar su dominio de las cinco capacidades fundamentales de la inteligencia emocional. Finalmente, existe la posibilidad de adquirir algunos de los best sellers suscritos por Goleman. Asociación para el desarrollo de la inteligencia emocional inteligencia-emocional.org Portal gratuito dedicado a la promoción y el desarrollo de la inteligencia emocional. Administrado por los investigadores Abel Cortese y Eric Gaynor Buterfield, pone a disposición del público internauta una hemeroteca virtual de más de 1.200 artículos especializados. El menú de navegación tiene un apartado para la descarga de manuales de inteligencia emocional para las relaciones de pareja y las interacciones en el mundo laboral. También cuenta con pensamientos motivadores que invitan a la reflexión, como por ejemplo: «Las personas que no pueden poner cierto orden en su vida emocional libran batallas interiores que sabotean su capacidad de concentrarse en el trabajo y pensar con claridad» (Daniel Goleman). Consorcio para la investigación de la inteligencia emocional en las organizaciones eiconsortium.org Fundado en 1986, el Consorcio para la investigación de la inteligencia emocional en las organizaciones (CIIEO) agrupa a más de sesenta expertos vinculados con el Instituto Fetzer, en Estados Unidos. El proyecto principal es el desarrollo de guías especializadas y casos de estudios basados en las mejores prácticas de inteligencia emocional, acometidas por empresas inmersas en procesos de cambio, fusión o reestructuración. Entre las organizaciones asesoradas por el CIIEO figuran American Express, Johnson & Johnson, Ameriprise Financial Advisors y el Servicio Federal para la Garantía y Fiscalización de la Contabilidad Financiera. Psicología en línea psicologia-online.com Página de diseño sencillo, funciona en la práctica como un directorio de personalidades, asociaciones y portales relacionados con temas psicológicos. La incorporamos entre las recomendaciones porque mucho de su contenido guarda relación con las capacidades y destrezas básicas que sustentan la inteligencia emocional. El menú de opciones ofrece a los visitantes mucho material de lectura, presentado en diversos formatos: artículos, hojas de preguntas y respuestas, consejos, libros y monografías. Igualmente, puede hallarse recomendaciones de literatura de autoayuda para aquellos lectores recelosos del lenguaje académico y el razonamiento cientificista. Queedom.com queedom.com Portal especializado en el diseño y aplicación de pruebas psicológicas. El cuestionario específico para medir la inteligencia emocional (EIQ) hace énfasis en las cinco habilidades básicas propuestas por Goleman en 1985. Al final, una vez obtenidos los resultados finales de la evaluación en línea, el sistema arroja un conjunto de recomendaciones para manejar de un modo más feliz y exitoso el componente emocional de la personalidad. Rafael Jiménez Moreno. Los equipos de trabajo para lograr ser altamente eficientes deben desarrollar una serie de competencias que inciden en su rendimiento, como la gestión de las emociones. Abordamos algunas claves para desarrollar equipos de trabajo eficaces, en los se incorpora el desarrollo de la inteligencia emocional grupal. Las organizaciones actuales se mueven en entornos muy cambiantes y necesitan respuestas rápidas, flexibles y adaptadas a las nuevas circunstancias, difíciles de ser previstas. Este es uno de los motivos principales por los que en los últimos años, el interés por el trabajo en equipo se ha visto incrementado notablemente. Como afirma West (2001) este interés “refleja un reconocimiento profundo, tal vez inconsciente, de que los equipos prometen un progreso mayor que el ofrecido por el trabajo individual y por la organización mecanicista del trabajo” (página 270). Esta organización mecanicista puede ser adecuada en entornos de trabajo estables, donde se puede planificar con cierta anticipación. Hoy en día la situación cambiante, obliga a las organizaciones a disponer de todos los recursos y capacidades de las que dispone, y a combinar e interrelacionar conocimientos, destrezas y experiencias para poder afrontar dichos situaciones. Los equipos de trabajo pueden responder a esta necesidad, pero no siempre lo hacen. Es necesario contar con unas habilidades y competencias específicas para el adecuado desarrollo y gestión de estos equipos. El hecho de que se fomenten los equipos de trabajo en las organizaciones, como parte de una estructura, que confiere una mayor agilidad y dinamismo a la misma, también implica un mayor protagonismo de las personas en este tipo de planteamientos organizativos, y sus habilidades y competencias pasan a ser un elemento clave en su aportación a la organización. Fruto de esta nueva orientación, que confiere una mayor importancia a las aportaciones de las personas, encontramos planteamientos dirigidos a mejorar las competencias personales asociadas con las relaciones interpersonales, y el clima organizativo, ya que las interacciones y la necesidad de relación es cada vez mayor. Una de las líneas de trabajo que más auge está teniendo en los últimos años es la inteligencia emocional, que paulatinamente también va calando en el ámbito organizativo. ¿Pero qué relación existe entre el trabajo en equipo y la inteligencia emocional? ¿Debemos formar personas emocionalmente inteligentes para que nuestros equipos funcionen mejor? ¿Por qué los equipos de trabajo no funcionan de forma adecuada si las personas que los forman poseen grandes habilidades? ¿Se puede desarrollar la inteligencia emocional en los equipos de trabajo? Los equipos de trabajo no surgen de forma espontánea o automática, sino que un equipo debe de desarrollar unas competencias tanto individualmente como en equipo, para poder obtener resultados excelentes. Algunas competencias resultan imprescindibles para poder funcionar como un verdadero equipo, y alcanzar los resultados que estos pueden ofrecer, más allá del funcionamiento de un grupo. Los grupos están dirigidos por un líder que frecuentemente reúne tres características: es el que mayores conocimientos posee, además tiene un estatus superior en la estructura funcional de la organización, y obtiene mayor reconocimiento. En estos casos, los demás miembros se convierten en auxiliares del líder. La potencia del grupo será igual a la potencia que tiene la persona más capacitada, que en este caso, es el líder. Puede ser un grupo eficaz (dependerá de la potencia que tenga el líder), pero no podrá ser un grupo eficiente porque desperdicia muchos de los recursos de los miembros del grupo. Para evitar esta situación y ser un equipo productivo, el equipo debe desarrollar como mínimo estas tres competencias: Ser capaz de funcionar de un modo eficaz, aplicando criterios de calidad, planificando, haciendo, controlando y ajustando el sistema de trabajo y las tareas que tiene que desarrollar. Por otro lado, también es importante mejorar el sistema de comunicación dentro del equipo, fomentando la libertad de expresión, el respeto a las diferencias y la integración de dichas diferencias. También será imprescindible desarrollar la capacidad de darse cuenta del valor de las aportaciones de los demás componentes del equipo, así como del esfuerzo que realizan los mismos, expresando el reconocimiento debido a estas conductas. Además de estas tres competencias básicas que debe poseer todo equipo de trabajo que desee funcionar como tal, existen otras tres competencias que, en la medida que el equipo las desarrolle, éste podrá alcanzar un rendimiento excelente. Para que un equipo llegue a ser de alto rendimiento, sus miembros deben cumplir diferentes funciones. La metodología de roles de equipo de Belbin nos plantea una taxonomía de funciones con una base empírica contrastada, a partir de la cual poder identificar y desarrollar aquellas funciones o roles de equipo que permitirán a cada individuo mejorar su autoconocimiento y desarrollo competencial. Una vez conocidas estas funciones o roles de equipo, éste estará en disposición de poder desarrollar una sinergia o complementariedad, fruto de ese conocimiento competencial individual, y de un proceso de reparto de funciones que debe de tener en cuenta, además, las necesidades del equipo. Por último, centraríamos la atención en los aspectos relacionados con el desarrollo de la inteligencia emocional en los equipos. Hasta hace poco tiempo, la mayoría de las investigaciones en Inteligencia Emocional se centraron en las relaciones “uno-a-uno”, pero los estudios más recientes analizan el papel de la emoción en el rendimiento de los equipos. Druskat y Wolff afirman también que las personas emocionalmente inteligentes no suscitan necesariamente organizaciones y grupos emocionalmente más capaces: “un equipo con miembros emocionalmente inteligentes no genera necesariamente un grupo emocionalmente más inteligente. Un equipo, como cualquier grupo social, tiene su carácter propio. Por lo tanto, la creación progresiva de una espiral autoreforzadora de confianza, de identidad grupal y de eficacia del equipo requiere algo más que la presencia de algunos miembros con comportamiento emocionalmente inteligente. Requiere una atmósfera en la cual las normas edifiquen capacidad emocional (la capacidad para responder constructivamente en situaciones emocionalmente incómodas) e influencian constructivamente las emociones. La inteligencia emocional de los equipos es más complicada que la individual, porque los equipos interactúan en un mayor número de niveles” (Druskat & Wolff, 2001, página 82). Estos autores identifican tres características esenciales para que un equipo sea muy efectivo: Confianza entre los miembros. Sentido de identidad de grupo. Sentimiento de efectividad de grupo. Estas características promueven el desarrollo de la inteligencia emocional del conjunto laboral, lo cual se define como la capacidad de responder constructivamente ante situaciones emocionalmente incómodas, y al igual que en el nivel personal, permiten un mejor desempeño en todos los campos. Construir esas condiciones emocionales constituye el reto de desarrollar la inteligencia emocional en los equipos de trabajo; proceso que se puede estimular con el establecimiento (y adopción por parte del grupo) de ciertas normas que orientan las actitudes y comportamientos en forma positiva. La resultante se expresará como un compromiso total con las metas del equipo. Hay que destacar que estas normas no se centrar en las áreas “soft” del equipo, como estar contento y ser amable, sino que se centra más en las condiciones para que se de una comunicación abierta y sincera, incluso en circunstancias negativas. El estudio de Vanessa Urch y Steven Wolff establece tres niveles de emociones que afectan al grupo e identifican un conjunto de normas que pueden ser introducidas como ejes orientadores, con el fin de crear la capacidad de identificar las emociones y luego regularlas, para finalmente promover un clima afirmativo y de soluciones conjuntas: En el nivel de las emociones individuales: Se requiere lograr comprensión entre los miembros del equipo y que cada uno pueda intercambiar su punto de vista, lo cual implica apertura en la comunicación de los miembros para manifestar cuando existe una actitud o comportamiento no deseado y permite identificar las causas y buscar soluciones, sin ahondar en aportaciones negativas. Una vez reconocidas las actitudes o comportamientos, se pueden controlar estableciendo normas en el ámbito de respeto mutuo, con actitudes respetuosas pero claras. Se debe brindar apoyo a quien lo necesita y aprender a respetar las diferencias interpersonales. Todo esto lleva a un ambiente de trabajo donde se comunican y se atienden las diferencias evitando ataques y validando la contribución de cada uno. En el nivel de las emociones de grupo: Para reconocer las emociones es necesario impulsar la autoevaluación del equipo y la retroalimentación externa sobre el desempeño del mismo. Aspecto que implica que cada miembro del equipo podrá estar en disposición de cuestionar la efectividad de determinado proceso e instar a la autoevaluación. El trabajo con las emociones del equipo es un proceso complejo; por ello se recomienda crear mecanismos para expresar y reconocer amistosamente dichas emociones, para luego promover un ambiente afirmativo que busque soluciones y no culpas. En la organización: Reconocer las emociones de los demás individuos y equipos de la organización implica la capacidad de construir relaciones positivas con otras partes involucradas que pueden afectar el desempeño del equipo. Se pueden extender la reflexión en la organización, abriendo foros para analizar la cultura y normas imperantes en la misma, e identificar variables que influyen en el funcionamiento de los equipos de trabajo. Además habrá que preguntarse si esas variables o forma de funcionamiento son congruentes con las políticas de la organización. La definición e implantación de estas normas que favorecen el desarrollo de la inteligencia emocional en las organizaciones, están directamente relacionadas con las competencias que deben ser trabajadas en los equipos de trabajo en su proceso de aprendizaje. La comunicación libre y sincera, el reconocimiento de las aportaciones de los demás componentes, la identificación de funciones o habilidades básicas de cada una de las personas del equipo, así como el establecimiento de relaciones de confianza y cooperación, son elementos ineludibles en todo proceso de desarrollo de equipo de trabajo, y también de fomento de la inteligencia emocional en los equipos de alto rendimiento. Cibergrafía Base de datos EBSCO http://content.ebscohost.com/ContentServer.asp?T=P&P=AN&K=71938169&S=R& D=zbh&EbscoContent=dGJyMNLr40Sep644y9fwOLCmr02ep7FSr6i4SLGWxWXS &ContentCustomer=dGJyMPGqsE%2B2qrBPuePfgeyx44Dt6fIA https://jcvalda.wordpress.com/2013/04/01/la-inteligencia-emocional-en-losequipos-de-trabajo/ http://www.gestionhumana.com/gh4/IdentificaEmpresa.asp?Siga=/gh4/BancoCono cimiento/V/video-inteligencia-emocional-marzo29-2011/video-inteligenciaemocional-marzo29-2011.asp