SISTEMA ORAL FAMILIAR, GARANTE DEL DERECHO HUMANO DE ACCESO A LA JUSTICIA MÉRIDA, YUCATÁN, MÉXICO. 2013 I.- INTRODUCCION En nuestro Estado es una novedad la implementación del sistema de oralidad familiar, que entró en vigor el veinte de febrero del año dos mil trece. Tanto el Código de Familia como el Código de Procedimientos Familiares, ambos del Estado de Yucatán, se sustentan en la nueva visión del derecho, cuyo objetivo fundamental se centra en el acceso real a la justicia para recuperar la confianza de la sociedad en sus instituciones; así es como surge la necesidad de establecer el juicio oral en los asuntos que resuelven los jueces familiares con el objeto de agilizar su trámite en beneficio de los miembros que integran la familia. El acceso a la justicia se trata de un derecho humano esencial, derivado de la dignidad de la persona; sin embargo no basta con tener acceso a la jurisdicción sino que este acceso debe ser efectivo. Es por ello que considero de vital importancia abordar en el presente trabajo que la implementación del sistema de oralidad familiar en Yucatán indudablemente garantizará el ejercicio efectivo del derecho humano de acceso a la justicia. La expedición de los Códigos de Familia y de Procedimientos Familiares del Estado de Yucatán, constituyen un nuevo modelo de impartición de justicia en dicha materia. En efecto, dicha reforma surge primordialmente por dos factores, el primero por la incorporación del paradigma utilizado por numerosos países latinoamericanos al adoptar un esquema jurisdiccional con predominio del método oral y en segundo lugar esta implementación constituye parte importante del proceso de consolidación democrática en nuestro país, al privilegiar procesos judiciales más ágiles, transparentes y justificados ante la ciudadanía, en aras de 1 aplicar lo preceptuado por nuestra Constitución y los Tratados Internacionales celebrados por el Estado Mexicano. Este trabajo constituye una pequeña aportación a la ciencia jurídica en el análisis de este nuevo paradigma del sistema de justicia familiar, apoyándolo en la premisa de que todos los asuntos en dicha materia son considerados de orden público, de interés social y por lo tanto, merecen la protección del Estado, esto es así, para reducir el camino que separa en algunos casos la justicia del derecho, y esto último es factible implementando mecanismos y políticas públicas que salvaguarden la dignidad de las personas a través del irrestricto respecto de los derechos inherentes al ser humano. II.- DERECHOS HUMANOS Los derechos humanos son un conjunto de prerrogativas inherentes a la naturaleza de la persona, cuya realización efectiva resulta indispensable para el desarrollo integral del individuo que vive en sociedad jurídicamente organizada. En otras palabras, son una serie de atributos que tenemos todos los individuos desde que nacemos, y otros son adquiridos en el transcurso de la vida; estos valores son reconocidos de manera universal y son intransferibles e inalienables. Se basan en el respeto a la dignidad, libertad, igualdad, legalidad y son reconocidos y tutelados por el Estado.1 También se puede definir a los derechos humanos como el conjunto de atribuciones reconocidas en los instrumentos internacionales y en las Constituciones para hacer efectiva la idea de la dignidad de todas las personas y, en consecuencia, que puedan conducir a una existencia 1 RAMIREZ, R. Efrén, Los derechos humanos en la formación de la policía judicial, México, Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal e Instituto Nacional de Ciencias Penales, 2005, p. 35 2 realmente humana desde los ámbitos más diversos, los que se imbrican, como el individual, el social, el político, el económico y el cultural. 2 Es importante precisar que los derechos humanos son un producto jurídico de la modernidad, especialmente del iusnaturalismo racionalista. Esto no quiere decir que el hombre no haya sido valorado jurídicamente como ser digno que es antes del siglo XVIII, sino que la existencia de una serie de derechos desglosados y sistematizados lógicamente en un instrumento positivo con carácter universal, es más bien un fenómeno relativamente reciente. En efecto, el concepto “derechos humanos” se ha desarrollado junto con el surgimiento del moderno estado de derecho y su causa formal: la constitución.3 El positivismo considera que el único derecho verdadero, tangible, es el vigente, el formalmente válido y es el orden jurídico el que otorga la calidad de persona al ser humano; es decir, persona es una categoría jurídica que se puede conceder o no, o de la cual se puede excluir a un ser humano o a un grupo de ellos, como pueden ser los esclavos, los extranjeros, las mujeres, por razones de raza o por preferencias sexuales. En cambio, en las concepciones de derecho natural se admite la existencia de un orden jurídico no formalizado por el ser humano, sino preexistente, en el que el ser humano, por el solo hecho de existir, es persona y posee derechos y obligaciones; o sea, el Estado no puede desconocer esta situación, lo único que realiza es el reconocimiento de este hecho, y a partir de él se garantizan diversas series de derechos, a los cuales en la actualidad se les denomina derechos humanos. 2 CARPIZO, Jorge, Los derechos humanos: naturaleza, denominación y características, Revista Mexicana de Derecho Constitucional, núm. 25, julio-diciembre-2011, p.11 consultado electrónicamente en http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/cconst/cont/25/ard/ard1.pdf 3 ORTIZ, Treviño, Rigoberto Gerardo, Análisis del concepto de Derechos Humanos, Revista Amicus Curiae, año I número 6, p. 1, consultado electrónicamente en http://www.derecho.duad.unam.mx/amicuscuriae/descargas/oct09/CONCEPTO_DERECHOS_HUMANOS.pdf 3 Jorge Carpizo sostenía que la base de los derechos humanos se encuentra en la dignidad de la persona, y nadie puede legítimamente impedir a otro el goce de esos derechos. El hombre sólo puede realizarse dentro de la comunidad social, y esta comunidad no tiene otro fin que servir a la persona. El fin de la comunidad es la realización de una obra en común, y ésta consiste en que cada hombre viva como persona; es decir, con dignidad humana.4 Sergio García Ramírez comenta sobre la dignidad que “no perdemos de vista, por otra parte, que los derechos recogidos en los tratados internacionales no constituyen, en modo alguno, el máximo posible, sino un mínimo indispensable que puede y debe ser ampliado por la legislación nacional, extendiendo de esta manera el estatuto tutelar de la dignidad humana”.5 Ahora bien, el trato digno, es la prerrogativa que tiene todo ser humano a que se le permita hacer efectivas las condiciones jurídicas, materiales, de trato, acordes con las expectativas, en un mínimo de bienestar, generalmente aceptadas por los miembros de la especie humana y reconocidas por el orden jurídico.6 Los derechos humanos y su fundamento, la dignidad, fueron formulados jurídicamente en las Constituciones de los Estados como una decisión trascendental para la subsistencia de la organización jurídico4 CARPIZO, Jorge, Los derechos humanos: naturaleza, denominación y características, Revista Mexicana de Derecho Constitucional, núm. 25, julio-diciembre-2011, p. 2, consultado electrónicamente en http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/cconst/cont/25/ard/ard1.pdf 5 GARCÍA, Ramírez Sergio, Reflexiones sobre la Corte Interamericana de Derechos Humanos, a partir del informe de labores presentado a la Comisión de Asuntos Jurídicos y Políticos, Washington, D.C., 11 de marzo de 2004, párrafo tres, segunda parte, p. 4, consultado electrónicamente en http://www.corteidh.or.cr/docs/discursos/02garcia_11_03_041.pdf 6 SOBERANES, Fernández José Luis, coord., Manual para la calificación de hechos violatorios de los derechos humanos, México, Porrúa / CNDH, 2008, p. 273. 4 política y después definidos por la teoría como fundamentales, por lo que serían garantizados por el Estado. 7 De lo ya expuesto, podemos colegir que el Estado tiene por finalidad última la protección de la altísima dignidad humana y los derechos que se derivan de ella. En este orden de ideas, el Estado Mexicano dio un paso trascendental en materia de derechos humanos al publicar en el Diario Oficial de la Federación el diez de junio del año dos mil once las reformas a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, modificándose la denominación del Capítulo I del Título Primero para titularse: “De los Derechos Humanos y sus Garantías”, lo que constituye un cambio de paradigma en la observancia y la defensa efectiva de los derechos humanos en nuestro país. De manera general los puntos fundamentales de la reforma son los siguientes: se introduce plenamente el concepto de derechos humanos en la Constitución; se garantiza en ella la más alta jerarquía y eficacia normativa dentro del orden jurídico mexicano al tema de los derechos humanos contenidos en los instrumentos internacionales suscritos por nuestro país, dentro de ellos el de reparación del daño; se amplía el catálogo de derechos humanos, siendo uno de los nuevos el de la no discriminación por causas de preferencia sexual; se incorpora el principio de interpretación de los derechos humanos de conformidad con la Carta Fundamental y los tratados internacionales, bajo la base pro personae, es decir, una interpretación que favorece la vigencia de los derechos humanos; se fortalece la protección de los reconocidos en nuestro ordenamiento supremo a la luz del derecho 7 LUGO, Garfia, María Elena, La dignidad y el trato digno como compromiso del Estado Mexicano, consultado electrónicamente en http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/derhumex/cont/16/art/art5.pdf 5 internacional de derechos humanos y el derecho humanitario, como lo son el refugio y asilo; se da mayor certeza jurídica a la ciudadanía al establecerse de manera clara definición de cómo y bajo qué circunstancias se puede declarar la restricción o suspensión temporal de algunos derechos humanos y se establece qué derechos fundamentales no pueden ser restringidos ni suspendidos; se brindan garantías para que los extranjeros no puedan ser expulsados de manera arbitraria; se incorpora la enseñanza de los derechos humanos en el sistema educativo; se establece explícitamente el respeto de los mismos a quienes purgan condenas en el sistema penitenciario, y se les considera también como una de las definiciones básicas de la política exterior mexicana.8 Miguel Carbonell señala que la precitada reforma constitucional, en el artículo primero constitucional, en vez de “otorgar” los derechos, ahora simplemente los “reconoce”; en el mismo artículo se recoge la figura de la “interpretación conforme”, al señalarse que todas las normas relativas a derechos humanos (del rango jerárquico que sea) se deberán interpretar a la luz de la propia Constitución y de los tratados internacionales, esto implica la creación de una especie de bloque de constitucionalidad (integrada no solamente por la carta magna, sino también por los tratados internacionales), a la luz del cual se deberá interpretar el conjunto del ordenamiento jurídico mexicano. Se incorpora en el párrafo segundo del artículo primero constitucional el principio de interpretación “pro personae”, relativo a que cuando existan distintas interpretaciones posibles de una norma jurídica, se deberá elegir aquella que más proteja al titular de un derecho humano. Y también significa que, cuando en un caso concreto se puedan aplicar dos o más normas jurídicas, el intérprete debe elegir aquella que (igualmente) 8 BAILON, Corres, Moisés Jaime, De las garantías Individuales a los derechos humanos y sus garantías: la reforma constitucional de 10 de junio de 2011, Revista del Centro Nacional de Derechos Humanos, año 6, Número 18, septiembre-diciembre Año 2011, México, Comisión Nacional de Derechos Humanos, 2011, p. 69 6 proteja de mejor manera a los titulares de un derecho humano. En el párrafo tercero del artículo primero, prevé la obligación del Estado mexicano (en todos sus niveles de gobierno, sin excepción) de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos. De esta forma queda claro que todo derecho humano “reconocido” por la Constitución y los tratados internacionales genera obligaciones para las autoridades mexicanas, con independencia del nivel de gobierno que ocupen o de la modalidad administrativa bajo la que estén organizadas, que deberán cumplirse a la luz de los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad de los derechos. 9 De lo ya relacionado resulta incuestionable que a partir de la reforma constitucional de dos mil once, en México se ha fortalecido el status jurídico de los tratados internacionales en materia de derechos humanos, derechos que nuestra Constitución reconoce, partiendo como base en el respeto a la dignidad y valor de la persona humana, considerando a la dignidad humana, como derecho fundamental superior reconocido por el orden jurídico mexicano, y que deriva, entre otros derechos personalísimos, “…el de todo individuo a elegir en forma libre y autónoma su proyecto de vida, tal derecho es el reconocimiento del Estado sobre la facultad natural de toda persona a ser individualmente como quiere ser, sin coacción ni controles injustificados, con el fin de cumplir las metas u objetivos que se ha fijado, de acuerdo con sus valores, ideas, expectativas, gustos, etcétera.”10 9 CARBONELL, Miguel, La reforma constitucional en materia de derechos humanos: principales novedades, consultado electrónicamente en http://www.equidad.scjn.gob.mx/IMG/pdf/Carbonell10 [TA]; 9a. Época; Pleno; S.J.F. y su Gaceta; Tomo XXX, Diciembre de 2009; Pág. 7, DERECHO AL LIBRE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD. ASPECTOS QUE COMPRENDE., consultado electrónicamente el 15 de de octubre de 2012 en http://ius.scjn.gob.mx 7 De igual forma la reforma constitucional en materia de derechos humanos promulgada en junio de 2011 tiene una importante dimensión internacional y está llamada a ejercer un notable impacto en la conducción de la política exterior de México por diversas vías. Destacan al menos dos de ellas. Primero, se fortalece el estatus jurídico de los tratados internacionales de derechos humanos precisando su jerarquía de rango constitucional y en segundo lugar, se introduce en el artículo 89, fracción X, “el respeto, la protección y promoción de los derechos humanos” como principio normativo que debe guiar la conducción de la política exterior. Por todo lo antes relacionado, se arriba a la conclusión que todos los operadores de justicia mexicanos tienen la obligación de adoptar las medidas que garanticen la aplicación efectiva de los derechos humanos, sin que sea válido invocar las disposiciones de derecho interno para su inobservancia; toda vez que la construcción de un orden de convencionalidad constituye no sólo una garantía de los derechos y libertades del ser humano, sino también una oportunidad para que los tribunales los desarrollen en un ambiente de eficacia y de esa manera el Estado Mexicano cumpla con sus deberes internacionales. III.- DERECHO DE ACCESO A LA JUSTICIA El constitucionalismo social surgió en nuestro país en 1917, como consecuencia del movimiento revolucionario y consistió en la incorporación de los derechos sociales a las constituciones. De ahí emerge el concepto de “acceso a la justicia”, que se entiende como el establecimiento de servicios o programas públicos dirigidos a satisfacer las necesidades de asistencia y representación jurídica de los más pobres, y después incluyó la previsión de mecanismos para la defensa de intereses difusos o colectivos. Actualmente este concepto conlleva a la reorganización de la infraestructura material y 8 humana en materia judicial, de los procedimientos, de las acciones disponibles y de los métodos de resolución de los conflictos. La falta de acceso a la justicia constituye uno de los principales obstáculos para el pleno ejercicio de los derechos fundamentales, que en la actualidad son reconocidos a todos los seres humanos; sin embargo resultaría ocioso este reconocimiento si estos derechos no pudieran hacerse valer, lo que cual constituye el presupuesto fundamental del derecho de acceso a la justicia, por lo que consecuentemente al optimizar este principio se fortalece el estado de derecho. Manuel E. Ventura Robles ha definido el acceso a la justicia “…como la posibilidad de toda persona, independientemente de su condición económica o de otra naturaleza, de acudir al sistema previsto para la resolución de conflictos y vindicación de los derechos protegidos de los cuales es titular. Es decir, que por este principio podemos entender la acción, ante una controversia o la necesidad de esclarecimiento de un hecho, de poder acudir a los medios previstos por los ordenamientos jurídicos nacionales e internacionales para su respectiva resolución. Tanto a nivel nacional como internacional este término ha sido últimamente visto como un equivalente al mejoramiento de la administración de justicia, siendo éste una forma de ejecución de dicho principio”.11 Este derecho humano tiene por objeto garantizar la asistencia judicial a todas las personas, así como asegurar la igualdad de las partes en el desarrollo de un determinado proceso. El derecho de acceso a la justicia no sólo implica el acceso a un proceso sino también la posibilidad de que las 11 VENTURA, Robles, Manuel E., La jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en materia de acceso a la justicia e impunidad, ponencia presentada el 10 de agosto de 2005 en el Taller Regional sobre Democracia, Derechos Humanos y Estado de Derecho, organizado por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, consultado electrónicamente en www2.ohchr.org/spanish/issues/democracy/.../PonenciaMVentura.do 9 personas accedan al conocimiento jurídico mínimo para comprender el sentido y alcance de sus derechos humanos en el desarrollo de un litigio.12 El derecho humano en comento se encuentra reconocido en los siguientes instrumentos internacionales: Declaración Universal de Derechos Humanos, en sus artículos 8 y 10; Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre, en el artículo XVIII; Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en sus numerales 2, 3 y 15; Convención Americana sobre Derechos Humanos, artículos 8 y 25. El artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, establece en sus tres primeros párrafos lo siguiente: “Ninguna persona podrá hacerse justicia por sí misma, ni ejercer violencia para reclamar su derecho.--- Toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que estarán expeditos para impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de manera pronta, completa e imparcial. Su servicio será gratuito, quedando, en consecuencia, prohibidas las costas judiciales. El Congreso de la Unión expedirá las leyes que regulen las acciones colectivas. Tales leyes determinarán las materias de aplicación, los procedimientos judiciales y los mecanismos de reparación del daño. Los jueces federales conocerán de forma exclusiva sobre estos procedimientos y mecanismos.”13 Héctor Fix-Fierro indica que la doctrina considera que el párrafo segundo, en vinculación con los párrafos primero y tercero del artículo 17 constitucional, establece justamente la garantía de acceso a la jurisdicción 12 Manual autoformativo sobre acceso a la justicia y derechos humanos en Chile, Instituto Interamericano de Derechos Humanos, San José, C.R. : IIDH, 2011, p. 18, consultado electrónicamente en http://iidhwebserver.iidh.ed.cr/multic/UserFiles/Biblioteca/IIDH/10_2011/6786.pdf 13 Artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos 10 del Estado, el cual se encuentra obligado, por tanto, a establecer los tribunales respectivos y a procurar los medios necesarios para su buen funcionamiento, en los términos que señala la propia Constitución.14 Sergio García Ramírez, quien fuera juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, señala que: “…la proclamación de derechos sin la provisión de garantías para hacerlos valer, queda en el vacío. Por ello es preciso establecer las garantías que permitan reclamar el reconocimiento de los derechos, recuperarlos cuando han sido desconocidos, restablecerlos si fueron vulnerados y ponerlos en práctica cuando su ejercicio tropieza con obstáculos indebidos. A esto atiende el principio de acceso igual y expedito a la protección judicial efectiva […] El debido proceso es un concepto dinámico guiado y desarrollado bajo un modelo garantista que sirve a los intereses y derechos individuales y sociales, así como al supremo interés de la justicia, constituye un principio rector para la debida solución de los litigios y un derecho primordial de todas las personas”15 El derecho de acceso a la justicia que ampara a todas las personas puede desglosarse en las siguientes partes: a) derecho a que su causa sea oída equitativa y públicamente por un juez independiente e imparcial; b) derecho a hacerse aconsejar, defender y representar durante la causa judicial; c) derecho a recibir asistencia jurídica cuando la víctima no puede representarse a sí misma ante el órgano jurisdiccional ni pagar los servicios 14 FIX-FIERRO, Héctor, “Comentario al artículo 17 constitucional”, en Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos comentada, 14a. ed., México, Porrúa-UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 1999, t. I, pp. 191201 15 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Condición jurídica y derechos de los migrantes indocumentados, opinión consultiva OC-18/03, 17 de septiembre 2003, Serie A No. 18, párr. 37 (del voto concurrente del juez Sergio García Ramírez), consultado electrónicamente en www.corteidh.or.cr/ 11 de un abogado y d) derecho a que su causa se decida en un plazo razonable y se repare de manera adecuada.16 El derecho de acceso a la justicia se ha posicionado como un derecho determinante para otorgar real operatividad al conjunto de derechos humanos, tanto a nivel internacional como nacional. Es en el proceso de administración de justicia donde se establece la real vigencia de los derechos humanos en las sociedades actuales. Al conocer y resolver los casos, las y los jueces y operadores de justicia demuestran si los derechos y libertades consagrados en el orden normativo interno y en los diversos instrumentos internacionales, tienen o no una real aplicación. Tanto el Poder Legislativo como el Poder Judicial tienen responsabilidades para asegurar una real vigencia del derecho de acceso a la justicia. Por una parte, las y los legisladores asumen la obligación de crear y establecer acciones judiciales adecuadas. Por otra, el Poder Judicial y todos los operadores de justicia tienen el deber de aplicar criterios interpretativos concordantes con la normativa internacional en el desarrollo de los procesos judiciales sometidos a su conocimiento, especialmente en los que se alega la afectación de derechos reconocidos en tratados internacionales. Todo lo anterior es determinante para asegurar la efectiva implementación de la administración de justicia a nivel nacional y así asegurar a todas las personas el acceso a la justicia, especialmente a grupos en situación de vulnerabilidad.17 Así las cosas, el derecho de acceso a la justicia constituye también un derecho fundamental para la existencia de un estado democrático, siendo que el estado, si bien tiene la obligación de proporcionar un sistema eficaz 16 BELLOSO, Martín, Nuria, El acceso a la justicia como derecho fundamental: la mediación en la Unión Europea como instrumento de acceso a la justicia, pp. 8 y 9, consultado electrónicamente en www.adrmaremma.it/espanol/bellosoes01.pdf 17 Manual autoformativo sobre acceso a la justicia y derechos humanos en Chile, Instituto Interamericano de Derechos Humanos, San José, C.R. : IIDH, 2011, p. 25, consultado electrónicamente en http://iidhwebserver.iidh.ed.cr/multic/UserFiles/Biblioteca/IIDH/10_2011/6786.pdf 12 que resuelva los conflictos que surjan entre las personas, garantizando el restablecimiento de los derechos que se hubieren vulnerado; de igual forma tiene la obligación de prevenir la violación de los derechos humanos; en el mismo sentido el Estado no sólo debe abstenerse de impedir el acceso efectivo a la tutela judicial, sino que además tiene la obligación de implementar políticas públicas que permitan a la persona acceder libremente a los mecanismos que garanticen su derecho a la justicia, aún cuando esto implique un cambio en la normativa aplicable, o modificaciones en el ámbito social, económico, cultural o cualquier otro que limite este derecho. En el Estado constitucional democrático, la impartición de justicia no se agota en el cumplimiento de determinadas formas y la actividad impasible de los órganos que la tienen a su cargo, sino se satisface primordialmente mediante la real y máxima salvaguarda de los derechos de los individuos, cuya conculcación implicaría una restricción a la aptitud de las personas para realizar los fines que han propuesto a su existencia, más o menos importantes según el caso, pero siempre merecedores de aprecio pues de otro modo no se explicaría su protección a través del orden jurídico. De ahí se reconoce el genérico derecho fundamental a la tutela jurisdiccional que consiste en tres derechos fundamentales especiales: a) acceso a la justicia, b) debido proceso y c) eficacia de la sentencia.18 Recapitulando lo ya relacionado, resulta inconcuso que el acceso a la justicia es un derecho fundamental que salvaguarda el imperio de la ley; en efecto, este derecho se basa en el acceso a recursos judiciales idóneos y efectivos y compone la primera línea de defensa de los derechos básicos, dado que las instancias judiciales representan un espacio integral para el efectivo ejercicio de los derechos. En ese sentido, el acceso a la justicia 18 GONZÁLEZ, Pérez, Jesús, El derecho a la tutela jurisdiccional, 3ª ed., Madrid, Civitas, 2001, pp. 33-34 y 57-59 13 constituye una garantía indispensable en toda sociedad democrática en dos aspectos a saber; uno que lo sitúa más dentro del catálogo de derechos fundamentales y otro que lo reviste como una garantía e instrumento para el ejercicio de otros derechos. Así resulta que la jurisdicción es un elemento imprescindible para la garantía de los derechos tanto de libertad como de prestación. Un mejor acceso a la justicia es fundamental para cumplir con las metas de democratización de un Estado. IV.- JUICIO ORAL FAMILIAR Hoy en día el sistema de administración de justicia en México se está transformando y dicha metamorfosis encuentra su justificación por una parte en la percepción que tiene la sociedad de la impartición de justicia, por lo que en la actualidad se está dejando atrás la concepción procesal del sistema con tendencia inquisitiva para transitar hacia la implantación de un sistema acusatorio que evoluciona bajo la vigilancia de la sociedad. Las diferencias adicionales entre los sistemas acusatorio e inquisitivo se pueden señalar a partir de una descripción básica de su funcionamiento. En términos generales, los sistemas acusatorios son orales, públicos y con elevados niveles de transparencia. En cambio, los sistemas inquisitivos son escritos, cerrados y con elevados niveles de hermetismo.19 El juicio oral consiste en el predominio de la palabra hablada y se traduce en aportar elementos en el juicio de forma directa y oral, los cuales son el fundamento de la sentencia, pero sin excluir los escritos dentro del proceso. Para algunas personas el hablar del juicio oral significa “que los jueces estuvieren presentes en todas las audiencias, lo cual es muy 19 CARBONELL, Miguel y Ochoa Reza Enrique, ¿Qué son y para qué sirven los juicios orales?, 8ª. Ed., México, Editorial Porrúa, Universidad Nacional Autónoma de México, 2012, p. 35 14 deseable, pero poco probable debido a las enormes cargas de trabajo y la falta de espacio e infraestructura con la que cuentan los juzgados.20 Los juicios orales se caracterizan por funcionar con base en ciertos principios denominados: a) públicos, lo que implica tener transparencia, evitando la corrupción de funcionarios judiciales; b) oralidad, consistente en el predominio de la palabra hablada; c) imparcialidad, este principio es un supuesto básico para el juzgamiento, consistente en la falta de designio anticipado o de prevención a favor o en contra de alguien; d) concentración, permite al juez, resolver casi de inmediato, de cara al público, todo un proceso que actualmente lleva años en tramitarse; e) continuidad, se refiere a la exigencia de que el debate no sea interrumpido; f) inmediación, impone al tribunal la obligación de decidir de acuerdo con las impresiones personales que obtenga del acusado y de los medios de prueba rendidos en el juicio; g) contradicción, se refiere a la posición antagónica que asumen las partes, pero no se limita a la postura de la pretensión de la parte actora frente a la demandada, si no en general al cierre de la litis; se enfoca precisamente en la tarea del juzgador; por último, h) igualdad, reviste la posibilidad de acceso a la justicia en similitud de condiciones, cuyas ventajas son: legítima justicia y garantizar la misma.21 El Código de Procedimientos Familiares del Estado, dispone que los procedimientos familiares se rigen por los principios de legalidad, inmediación, concentración, publicidad, igualdad, suplencia del derecho 20 BARROSO, Montero Susana, “Juicios orales”, en Gerardo Laveaga, Alberto Lujambio (coordinadores), El derecho Penal a juicio diccionario crítico, Instituto Nacional de Ciencias Penales, Academia Mexicana de Ciencias Penales, México, 2007, p. 311 21 CASANUEVA, Reguart, Sergio E. y Mancera Espinosa, Miguel Ángel, Juicio oral, Teoría y práctica, México, inédito, 2007, pp. 46-48 15 aplicable y concordia y que estos procedimientos se deben tramitar en forma oral. Resulta evidente que la aplicación del juicio oral en materia familiar constituye un parte aguas en la impartición de justicia en este ámbito, a tono con la actual corriente implementada en nuestro país en materias penal, civil y mercantil, que contribuirá a la agilización y transparencia de los procesos, a la impartición de justicia en forma más pronta, eficaz y eficiente, bajo la vigilancia de la sociedad en su conjunto. Para lograr este objetivo se requiere que todos los sujetos que intervienen en el proceso, llámense jueces, funcionarios judiciales, fiscales, defensores, procuradores de la defensa del menor y la familia, las partes, los abogados, los peritos, etc., transiten hacia una misma meta y en forma sincronizada, esto es, hay que trabajar de manera sinérgica en la difusión del nuevo sistema desde la formación de los estudiantes de derecho en las universidades, la promoción a toda la ciudadanía, así como en la capacitación y la actualización de los abogados y de todos los operadores del sistema. Otro aspecto medular para la funcionalidad de este nuevo sistema es la utilización de los métodos alternativos para la solución de controversias, pues si los juzgados de oralidad conocieran de un volumen de asuntos que exceda de su capacidad fáctica ello incidiría en el diferimiento de las audiencias, lo que lógicamente conllevaría al retraso en el dictado de las sentencias, como generalmente acontece en el sistema tradicional, transgrediendo con esto los parámetros de racionalidad y cabalidad que deben imperar en todo sistema de impartición de justicia. De igual forma se requiere dotar de una infraestructura adecuada, que si bien resulta onerosa también es imprescindible, pues de lo contrario se pudiera caer en una simulación de lo que en realidad debe ser un juicio oral. 16 Cabe subrayar que este nuevo modelo de impartición de justicia en materia familiar, se destaca por sus fortalezas tanto en el ámbito procesal como en el operativo. Entre las primeras podemos citar el principio de concordia, que procura atenuar la confrontación entre las partes, privilegiando las soluciones acordadas entre las mismas. Los mecanismos alternativos de solución de controversias tienen su base constitucional en el párrafo cuarto del artículo 17 de la Constitución y reconoce la potestad de las propias personas para solucionar por sí mismas sus conflictos, disminuyendo así la participación del Estado, lo que lógicamente fortalece el sistema de impartición de justicia al racionalizar su uso. Otra de las fortalezas del sistema en comento es que permite la realización de etapas procesales concentradas, esto es, que los procedimientos se realicen en forma pronta y en el menor número de actuaciones, lo que tiene vinculación inmediata y directa con el derecho a la tutela judicial efectiva que exige a los jueces evitar dilaciones y entorpecimientos indebidos durante el procedimiento. En efecto, dentro del procedimiento ordinario familiar se realizarán dos audiencias, la preliminar y la principal. De ahí, resulta evidente la simplificación del procedimiento con la celebración de audiencias que a lo sumo sólo podrán diferirse en una o dos ocasiones, lo que abona al acortamiento de la duración del proceso y permite darle una secuencia lógica que no se interrumpe, a diferencia de lo que sucede en el procedimiento tradicional, en el que impera la dispersión de los trámites procesales, por lo que en ocasiones el juzgador pierde contacto vivencial con el caso, por lo que a cada petición de las partes resulte necesario un nuevo estudio del expediente y por lo que respecta a las pruebas, al ser desahogadas en forma disgregada, a veces se aprecian en forma incorrecta en cuanto a su alcance y valor probatorio. 17 Figura importante que garantiza un pleno acceso a la justicia, es la que prevé que a falta de algún requisito en el ofrecimiento de una prueba, el juez deberá requerir a la parte oferente para que lo subsane en el acto, con el apercibimiento que de no hacerlo en sus términos, deberá desecharse dicho medio probatorio. Esta prevención no transgrede el principio de igualdad procesal que debe prevalecer, toda vez que no causa perjuicio a la contraparte, pues se respeta el término y su derecho para alegar lo conducente en cuanto a la probanza, como tampoco se infringe el diverso principio de la celeridad del procedimiento al realizarse la prevención en la propia audiencia, por lo que el oferente en el acto mismo de la audiencia deberá subsanar la omisión relativa, apercibida que de no hacerlo se denegara la admisión de la prueba. Entre los medios de convicción destaca como novedad la declaración de parte, que consiste en la facultad de los litigantes para interrogar oralmente a la parte contraria sobre hechos y circunstancias de que tengan noticia y guarden relación con el objeto de la controversia. Las preguntas se deberán formular afirmativamente o en forma interrogativa, pero con la debida precisión y claridad, sin incorporar valoraciones ni calificaciones. Este medio probatorio puede recibirse con independencia de la prueba confesional y, en caso de que ambas se admitan, la declaración de parte deberá desahogarse al concluir la confesional. Se diferencia de la prueba confesional en que los hechos sobre los que verse sean relativos al debate, no propios, como acontece en la confesión; asimismo, el interrogatorio será oral y no con base en un pliego de posiciones. La libre valoración de las pruebas, es una de las transformaciones más importantes contenidas en el Código adjetivo de la materia, a diferencia del sistema de valoración mixta de la prueba que impera en el sistema tradicional. Ahora el juez goza de libertad para valorar las pruebas, con 18 excepción de los documentos públicos que siempre hacen prueba plena. El Juez deberá valorar libremente las pruebas tanto en lo individual como en su conjunto y atender las reglas de la lógica y de la experiencia, así como explicar detalladamente los fundamentos de su valoración y decisión. Sentado lo anterior, pasaremos a analizar las debilidades del sistema oral familiar, las cuales clasificaremos como procesales y operativas. Entre las debilidades procesales que presenta el sistema en comento citaré las siguientes: En cuanto al trámite de la excepción dilatoria de incompetencia por declinatoria, el Código adjetivo de la materia no es claro ni preciso en cuanto al trámite para su substanciación, ya que únicamente se limita a establecer que dicha declinatoria se promoverá precisamente al contestar la demanda y se debe substanciar y resolver previamente a las demás excepciones, señalando que se tramitará como excepción procesal, con suspensión del procedimiento; por lo que el ordenamiento resulta omiso en manifestar qué autoridad resolverá dicha excepción, si el juez del conocimiento o la Sala del Tribunal Superior de Justicia. Es evidente la ambigüedad que presentan los artículos 424 fracción IV y 428 fracción III del Código procesal en cita, toda vez que el primer numeral refiere que “durante la audiencia, el recurso de revocación sólo procede en contra del auto que: … IV. Resuelva sobre la revisión de medidas provisionales.”; y el segundo numeral invocado dice: “La apelación procede en contra de: … III. Las resoluciones interlocutorias y definitivas”; tomando en consideración que la resolución que resuelve la revisión de medidas provisionales es en realidad una sentencia interlocutoria, por lo que no queda claro si contra esta resolución procede el recurso de revocación o el de apelación, o bien, si el legislador se refiere en el precitado artículo 424 19 fracción IV, al auto que decida sobre la admisión o denegación, en su caso, de la revisión de medidas provisionales. Igual antinomia es la que presentan los artículos 711, 712 y 713 del Código de Procedimientos Familiares del Estado, ya que en el primer precepto se refiere al trámite de aumento o disminución de la suma señalada por el juez para los alimentos, cuando resulte insuficiente para el acreedor o excesiva para el deudor, sin embargo, omite señalar en que vía se podrá hacer valer dicho aumento o disminución, por lo que si se aplica lo dispuesto por el artículo 401 del mismo ordenamiento, que dispone que las sentencias dictadas en asuntos de alimentos, entre otros, en procedimientos de jurisdicción voluntaria, tienen autoridad de cosa juzgada mientras no se alteren o cambien las circunstancias que afecten el ejercicio de la acción que se dedujo en el juicio correspondiente, de lo contrario, sólo pueden alterarse o modificarse mediante la reclamación respectiva que se tramite en vía incidental; por lo que dicho aumento o disminución se resolvería por vía incidental. Ahora bien, el artículo 712 establece que cuando exista controversia por el monto del pago de alimentos que establezca el juez, de acuerdo con lo señalado en el artículo anterior, el asunto se debe resolver en la vía contenciosa. Y el subsiguiente numeral 713 dispone que el procedimiento referido en el artículo anterior debe tramitarse y resolverse en términos de lo establecido en el Libro Segundo del Código de Procedimientos Familiares del Estado, denominado “Procedimientos Familiares Contenciosos”. De lo anterior, resulta evidente la imprecisión en cuanto a la vía a emplear en estos supuestos, pues no se expresa claramente cuándo es en la vía incidental y cuando en la vía ordinaria. Otro aspecto importante a señalar, es el relativo al apoyo jurídico con la que debe contar el absolvente en el caso de la prueba confesional, pues si bien el artículo 301 del Código de Procedimientos Familiares dispone que “La persona que deba absolver posiciones no puede estar asistido de un asesor 20 jurídico ni de otra persona y tampoco se le debe otorgar traslado del pliego que contiene las posiciones, ni plazo para aconsejarle”; y el numeral 310 del ordenamiento invocado, en su primera parte, establece “Si el absolvente estima ilegal o confusa una pregunta, puede manifestarlo al juez, a fin de que éste vuelva a calificarla”; de los preceptos ya transcritos resulta obvio que el absolvente deberá responder sin el auxilio o sugerencia de su asesor las posiciones que le fueren formuladas por su contraparte, sin embargo el Código en cita prevé el derecho del absolvente para objetar las posiciones, empero, en la gran parte de los casos los absolventes carecen de los conocimiento jurídicos para comprender cuando una posición es ilegal, por lo tanto, para privilegiar el ejercicio efectivo del derecho de acceso a la justicia así como el principio de contradicción, que tiene como base la plena igualdad entre las partes en orden a sus atribuciones procesales, el ordenamiento en comento debió establecer en este caso, que el asesor jurídico del absolvente pudiere intervenir en el desahogo de la prueba confesional, únicamente con el fin de poder objetar las posiciones formuladas al absolvente, sin que esto conculque en modo alguno lo dispuesto por el precitado numeral 301. Desde mi particular punto de vista, considero que el sistema que nos ocupa presenta como debilidad en materia operativa la siguiente: Estadísticamente, de acuerdo con los Informes Anuales de Actividades del Poder Judicial del Estado correspondiente a los años 2010 y 2011,22 los cuatro juzgados familiares del Primer Departamento Judicial del Estado, con sede en la ciudad de Mérida, durante el año 2010 iniciaron en conjunto 7642 procedimientos y durante el año 2011, radicaron 7614 procedimientos, por lo que en promedio mensualmente se tramitaron arriba de 630 procedimientos en los cuatro citados juzgados; tomando en 22 Informe Anual de Actividades del Poder Judicial del Estado de Yucatán 2010, p. 58 e Informe Anual de Actividades del Poder Judicial del Estado de Yucatán 2011, p. 56, consultados electrónicamente el 3 de noviembre del año 2012, en http://www.tsjyuc.gob.mx/informes 21 consideración que a partir del 20 de febrero del año 2013 23, todos los procedimientos instaurados en materia familiar se tramitarán en forma oral y que mediante el Acuerdo General EX01-130116-02 del Consejo de la Judicatura del Poder Judicial del Estado,24 se crearon los Juzgados Primero y Segundo de Oralidad Familiar del Primer Departamento Judicial del Estado, que tendrán competencia territorial en los Municipios de Mérida, Hunucmá y Ucú, resulta entonces que siguiendo los parámetros estadísticos ya señalados, en apenas tres meses, cada uno de los dos juzgados de oralidad conocerá más de 500 procedimientos, por lo que considero que resulta abrumadora esta cantidad de expedientes, pues de no crearse más juzgados de oralidad en los siguientes cuatro meses de iniciada la vigencia del sistema que nos ocupa, se saturarán los ya existentes, con lo que se repetiría la problemática existente en los juzgados tradicionales. En ese contexto, estimo que la reforma en materia de oralidad familiar debió aplicarse en forma gradual y progresiva, estableciendo la vigencia de este sistema en determinadas regiones o departamentos judiciales, o de igual manera, disponiendo primeramente determinados procesos a tramitarse en forma oral, para paulatinamente ir incorporando los demás procedimientos, para así aprovechar las experiencias de los procesos iniciales y enriquecer las siguientes etapas de culminación del sistema. Resulta indudable que uno de los puntos esenciales para un adecuado acceso a la justicia lo constituye la existencia de una dirección multidisciplinaria de peritos dependiente del Consejo de la Judicatura, la cual tenga a su cargo el ejercicio de funciones técnicas en apoyo de la función jurisdiccional, así como la celebración de convenios por parte del Poder 23 Declaratoria de iniciación de vigencia de los Códigos de Familia para el Estado de Yucatán y de Procedimientos Familiares del Estado de Yucatán, emitida por el Tribunal Superior de Justicia y el Consejo de la Judicatura del Poder Judicial del Estado, publicada en el Diario Oficial del Gobierno del Estado No. 32287 de fecha 29 de enero de 2013 24 Acuerdo General EX01-130116-02 del Consejo de la Judicatura del Poder Judicial del Estado, publicado en el Diario Oficial del Gobierno del Estado No. 32287 de fecha 29 de enero de 2013 22 Judicial con otras instituciones y organismos, tanto públicos como privados, para obtener auxilio técnico o científico. En efecto, si bien se requiere de apoyo presupuestario para echar a andar esta dirección de peritos dependiente del Poder Judicial, la implementación del mismo sería encomiable, pues en materia familiar muchas de las veces las partes en litigio, tratándose de personas pertenecientes a grupos vulnerables, por cuestiones relativas a su condición económica, se encuentran impedidas para poder desahogar pruebas periciales indispensables para acreditar sus acciones o excepciones, lo que constituiría un obstáculo para que dichas personas tengan un pleno acceso a la justicia. V.- CONCLUSIONES 1. El Estado tiene por finalidad última la protección de la dignidad humana, entendiendo por ésta el derecho que tiene todo ser humano de ser respetado y valorado incondicionalmente como persona en razón de su mera condición humana. En ese sentido el fundamento de los derechos humanos lo constituye la dignidad humana. 2. El derecho de acceso a la justicia es la posibilidad que tiene toda persona, independientemente de su condición económica o de otra naturaleza, de acudir al sistema previsto para la resolución de conflictos y restitución de los derechos protegidos de los cuales es titular. Este derecho es determinante por cuanto en el proceso de administración de justicia es donde realmente se establece la vigencia y operatividad de los derechos humanos. 3. El Poder Judicial, como integrante del Estado, tiene como obligación garantizar un efectivo acceso a la justicia. 23 4. Hacer efectivo el derecho de acceso a la justicia implica la obligación estatal de garantizar la existencia de un sistema judicial libre, independiente y eficaz, en ese sentido los principios que rigen el juicio oral familiar garantizan la impartición de justicia en forma ágil, transparente y eficiente. 5. La utilización preferente de los mecanismos alternativos de solución de controversias resulta de vital importancia para que el sistema de oralidad familiar pueda operar de manera funcional. 6. Si bien el sistema oral familiar resulta más favorable que el sistema tradicional, para salvaguardar y garantizar el ejercicio efectivo del derecho humano de acceso a la justicia, no menos cierto es que presenta debilidades; es por ello que resulta indispensable revertir estas debilidades implementando mecanismos y políticas públicas que salvaguarden la dignidad de las personas a través del irrestricto respecto de los derechos inherentes al ser humano, entre ellos el acceso a la justicia. 7. A fin de garantizar plenamente el acceso efectivo a la justicia, debe reformarse el Código de Procedimientos Familiares del Estado de Yucatán, en los temas relativos a: a) Precisar el trámite de la excepción dilatoria de incompetencia por declinatoria; b) Sobre el recurso de impugnación procedente en relación a la revisión de medidas provisionales; c) La vía a seguir, incidental u ordinaria, en relación a la tramitación sobre el aumento o reducción de la pensión alimenticia, pues las disposiciones contenidas en el Código adjetivo de la materia son confusas; y 24 d) Que el asesor jurídico del absolvente puede intervenir en el desahogo de la prueba confesional, únicamente a efecto de poder objetar las posiciones formuladas al absolvente, sin que esto conculque de modo alguno la disposición legal en el sentido de que absolvente deberá responder sin el auxilio o sugerencia de su asesor las posiciones que le fueren formuladas por su contraparte. 8. En el ámbito operativo, el sistema de oralidad familiar en el Estado de Yucatán inició su funcionamiento el pasado veinte de febrero del año dos mil trece, con apenas dos Juzgados de Oralidad Familiar, lo que de acuerdo a los parámetros estadísticos del Poder Judicial del Estado durante los años 2010 y 2011, resultan notoriamente insuficientes para poder conocer y resolver satisfactoriamente la carga de asuntos, pues de no crearse más juzgados de oralidad en los siguientes cuatro meses de iniciada la vigencia del sistema que nos ocupa, se saturarán los ya existentes, con lo que se igualaría la problemática existente en los juzgados tradicionales. 9. La reforma en materia de oralidad familiar debió aplicarse en forma gradual y progresiva, esto es, tal como se implementó en las materias penal y mercantil, estableciendo la vigencia de este sistema en determinadas regiones o departamentos judiciales, o de igual manera, disponiendo primeramente determinados procesos a tramitarse en forma oral, para paulatinamente ir incorporando los demás procedimientos, para así aprovechar las experiencias de los procesos iniciales y enriquecer las siguientes etapas de culminación del sistema. 10. Resulta indispensable e impostergable crear una Dirección Multidisciplinaria de Peritos dependiente del Consejo de la Judicatura 25 del Poder Judicial del Estado, la cual tenga a su cargo el ejercicio de funciones técnicas en apoyo de la función jurisdiccional, así como la celebración de Convenios con instituciones y organismos, tanto públicos como privados, para obtener auxilio técnico o científico. La justificación de esta propuesta encuentra cabida en la salvaguarda de un pleno y efectivo ejercicio del derecho humano de acceso a la justicia, toda vez que en muchos casos las partes en litigio, tratándose de personas pertenecientes a grupos vulnerables, por cuestiones relativas a su condición económica, se encuentran impedidos para poder desahogar pruebas periciales necesarias para acreditar sus acciones o excepciones, lo que constituye una limitación u obstáculo para que dichas personas tengan pleno acceso a la justicia. Como profesionales del derecho tenemos la enorme tarea de trabajar, así sea en nuestra particular esfera de competencia, para que la implementación de este nuevo sistema de oralidad llegue a buen puerto y se logre el éxito deseado para beneficio de los justiciables y de todos los yucatecos. 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