Recidiva de las vulvovaginitis: prevención y tratamiento

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VULVOVAGINITIS RECIDIVANTE. ENFERMEDAD INJERTO CONTRA
EL HUESPED VULVO-VAGINAL
Amira Alkourdi, José Puerta, Jorge Fernández Parra
1.- CANDIDIASIS VULVO-VAGINAL RECIDIVANTE
Se considera que una candidiasis vulvar es recurrente (CVR) cuando se
producen 4 ó más episodios en el periodo de un año1. Entre el 10 y el 25% serán
recurrentes, producido por un reservorio vaginal del mismo tipo de cándida.
FACTORES DE RIESGO
Se han descrito múltiples factores de riesgo que predisponen a desarrollar
una candidiasis vulvo-vaginal. Sin embargo, en el caso de la CVR la presencia de
estos factores de riesgo solo se evidencia en una minoría de casos. Desconocemos
los factores que determinan la transición entre vulvovaginitis candidiásica esporádica
a CVR. A diferencia de la vaginosis bacteriana, la candidiasis vulvovaginal no se
asocia a una reducción de lactobacilos vaginales2.
Los factores que han demostrado estar involucrados en el desarrollo de una
CVR son:
-
Genética: la CVR se ha asociado con un descenso en la concentración de
lecitinas ligadores de manosa y un aumento de IL-4, en presencia de
polimorfismos en los genes que las codifican3.
-
Inmunosupresión: la CVR y, en general, las infecciones por cándida, son
más comunes en pacientes inmunodeprimidas. Aunque en la mayoría de
casos la CVR se desarrolla en pacientes inmunocompetentes. Sin embargo,
hay acuerdo en descartarlas en el proceso diagnóstico de la CVR.
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico de CVR se establece cuando se producen cuatro ó más
episodios de infección candidiásica sintomática en un año. El cultivo vaginal se
2
recomienda como test diagnóstico en las CVR, para confirmar el diagnóstico e
identificar especies menos comunes. Una vez realizado el tratamiento se recogerán
también cultivos en aquellos casos en que se trate de una cándida no albicans. Se
considerará curada tras dos cultivos negativos.
TRATAMIENTO
a) Medidas higiénico-dietéticas
A pesar de que la presencia de los factores de riesgo están presentes en la
minoría de pacientes, el primer paso ha de ser eliminar estos factores: mejorar el
control glucémico, uso de anticonceptivos con menor dosis de estrógenos,
comprobar si ha empleado antibióticos previo al desarrollo de la infección, etc.
Puede ser recomendable favorecer el cambio en determinados hábitos en este tipo
de pacientes, como evitar el uso de compresas ó de medias de licra, incentivar el
uso de lubricantes para las relaciones sexuales, ó recomendar el consumo de
arándano.
b) Tratamiento médico
-
Azoles:
Se han propuesto múltiples pautas largas de tratamiento farmacológico para
la CVR, sin que se hayan obtenido resultados concluyentes en ensayos clínicos
randomizados sobre qué pauta es la más adecuada y efectiva. La mayoría de ellas
tienen en común que se componen de un tratamiento corto de inducción seguido de
un tratamiento a largo plazo y más espaciado de mantenimiento, empleándose en
ambos casos tanto la vía tópica como la oral para la administración del fármaco.
Existen diferentes pautas validadas por distintas sociedades científicas (tabla
1), siendo en general la terapia con fluconazol la más empleada4, dada su menor
hepatotoxicidad en comparación con el itraconazol ó el ketoconazol. Tras el
tratamiento de mantenimiento, se ha de interrumpir la terapia farmacológica,
recomendándose
la
confirmación
de
remisión
mediante
cultivo
vaginal.
Aproximadamente, en el 50% de las pacientes se logra una remisión prolongada. En
estos casos se debería volver a administrar un tratamiento de inducción seguido de
uno de mantenimiento durante el periodo de un año.
3
Tabla 1: Tratamiento candidiasis vaginal recidivante
Inducción
Fluconazol oral
150 mg cada 72 horas, 3 dosis
Fluconazol oral
150 mg cada 7 días, 4 semanas
Itraconazol oral
200 mg al día, 10 días
Mantenimiento
Fluconazol oral
150 mg cada 7 días, 6 meses
Fluconazol oral
150 mg cada 14 días, 4 semanas. Tras ello 150 mg cada 30
días, 4 meses
Itraconazol oral
100 mg al día, 6 meses
Ketoconazol oral
100 mg al día, 6 meses
Tratamiento tópico *
Clotrimazol
100 mg al día durante 2 semanas en la inducción, seguido de
500 mg semanales durante el mantenimiento
Fenticonazol
600 mg al día durante 3 días en la inducción, seguido de 600
mg semanales durante el mantenimiento
* El tratamiento oral puede acompañarse de tratamiento tópico con distintos azoles en comprimidos
vaginales.
Si tras un año de mantenimiento se producen nuevas recaídas, se considera
que esta paciente tiene una CVR dependiente de azoles, y puede llevarse a cabo un
tratamiento de monodosis semanal, generalmente con fluconazol, durante varios
meses ó años.
Aunque la mayoría de la evidencia científica aboga por no tratar a la pareja
sexual de las pacientes con candidiasis, en el caso específico de la CVR esta
aseveración es más controvertida, y puede plantearse la opción de tratarla.
-
Ácido bórico: su principal indicación es en infecciones en las que se ha
demostrado una resistencia a los azoles. También es recomendable su uso
en casos de CVR producidos por candidas no albicans, principalmente C.
Glabrata, cuyo tratamiento con azoles suele ser ineficaz con mucha
frecuencia5. Su posología recomendada es la administración de 600 mg en
comprimidos vaginales diarios durante dos semanas.
4
-
Violeta de genciana: su uso ha sido prácticamente abandonado tras la
aparición de los antimicóticos azólicos, pero puede ser útil para el tratamiento
de CVR con resistencia demostrada a los azoles. Se aplica de forma local en
las áreas afectadas 1 vez al día durante 14 días.
-
Probióticos: como se ha explicado previamente, no hay evidencia de que
exista un déficit de lactobacilos en la flora vaginal de pacientes con CVR, por
lo que el empleo de probióticos no está justificado.
c) Inmunoterapia: vacunas6,7
La alta incidencia de CVR y las dificultades que supone el control de su
aparición con los tratamientos convencionales, constituyen el motor para el
desarrollo de tratamientos inmunológicos que se añadan ó incluso sustituyan al
arsenal terapéutico actual.
-
NDV-3:
Vacuna compuesta por una proteína recombinante que actúa frente a la
proteína Als3p, una adhesina que permite a la cándida adherirse a superficies
epiteliales ó endoteliales, así como unirse entre ellas mismas. Tras la vacunación se
produce una intensa respuesta por parte de las células B y T, que promueven la
opsonización y muerte del hongo, además de evitar la adhesión del mismo a los
epitelios del hospedador.
En humanos se ha llevado a cabo un ensayo clínico sobre 40 voluntarios
sanos, controlado con placebo, en el que también ha demostrado la seroconversión
en todos los casos. Los efectos adversos notificados fueron de carácter muy leve,
refiriéndose la mayoría a dolor en la zona de inoculación.
-
rHyr1p-N:
Vacuna compuesta por un enzima recombinante, la Sap-2, que actúa frente al
Hyr-1, un componente de la cándida encargado de codificar el glucofosfatidil-inositol.
Esta proteína se expresa en la superficie celular de la cándida, y es la encargada de
mediar la resistencia frente a la opsonización en la respuesta inmune. La vacunación
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implica el desarrollo de anticuerpos neutralizantes de esta proteína, lo cual favorece
el desarrollo de una adecuada respuesta inmune frente al hongo por parte del
hospedador.
Ambas vacunas han obtenido mejores resultados cuando se han empleado
con el uso combinado de un antifúngico oral en la pauta habitual empleada en las
CVR. Se plantea su uso tanto de forma terapéutica como profiláctica, pudiendo
repetirse la dosis al tiempo de su administración, habiéndose demostrado una mayor
perduración de altos títulos de anticuerpos en estos casos.
2.- VAGINOSIS BACTERIANA RECURRENTE
La vaginosis bacteriana (VB) es la causa más común de flujo vaginal anormal
en la mujer en edad fértil, pero también puede ser encontrada en las mujeres
menopáusicas, y de rara aparición en niñas. Más frecuente en la raza negra, las
mujeres homosexuales tiene mayor riesgo de VB8 .
La VB se caracteriza por un crecimiento excesivo de organismos
predominantemente anaeróbicos como son, Gardnerella vaginalis, Prevotella spp.,
Mycoplasma hominis, Mobiluncus spp., Ureaplasma, en la vagina que conduce a
una sustitución de los lactobacilos, predominantes como son Lactobacillus crispatus
y Lactobacillus jenseii.
La VB puede surgir y remitir de forma espontánea y, aunque no se considera
una enfermedad de transmisión sexual está asociada con la actividad sexual.
Existen dos teorías para explicar la existencia y la recurrencia de esta condición:
1) La desaparición de lactobacilos debido a factores ambientales tales como
duchas vaginales, o alteraciones frecuentes de pH debido a las relaciones sexuales
u otros factores.
2) Algunos lactobacilos son atacados por virus y son incapaces de recolonizar
la vagina, lo que facilita el crecimiento excesivo de microbiota anaerobia.
En algunas mujeres los lactobacilos disminuyen y el pH es elevado, y la
microflora aerobia derivada del tracto digestivo, como Escherichia coli, estreptococos
6
del grupo B y Staphylococcus aureus colonizan la vagina. Esto se denomina vaginitis
aeróbica (VA). Las infecciones mixtas son frecuentes y provocan una reacción
inflamatoria, causando síntomas a largo plazo con exacerbaciones intermitentes.
FACTORES RIESGO
Existen múltiples factores asociados tanto a la infección como a la aparición
de recurrencias y cronificación de las VB.
•
Raza negra
•
Nivel socioeconómico bajo
•
Uso de duchas vaginales
•
Tabaquismo
•
Uso de anticoncepción intrauterina
•
Nueva pareja sexual en el ultimo año o múltiples parejas sexuales
•
Relaciones sexuales no protegidas
•
Relaciones homosexuales
•
Altas dosis de espermicida (nonoxynol-9 )
•
Se ha evidenciado una fuerte asociación a la recurrencia cuando existe
un nuevo compañero sexual en el ultimo año.
CLÍNICA
El síntoma fundamental en la VB es la aparición de flujo maloliente y aumento
del mismo. Teniendo en cuenta, que el 50% de las VB son asintomáticas. Los
hallazgos clínicos son la aparición de un flujo homogéneo y blanquecino adherido a
las paredes vaginales o con mayor frecuencia, que la exploración sea normal.
DIAGNÓSTICO
La VB se puede diagnosticar mediante el uso de parámetros clínicos
siguiendo los criterios diagnósticos de Amsel o la tinción de Gram, aunque esta
última es considerada el gold standar. También se puede utilizar los criterios de
Nugent o de Ison.
La vaginosis bacteriana recurrente (VBR) o crónica se define como la
aparición de tres infecciones al año. Las pacientes deben ser advertidas de que si
7
reaparecen los síntomas deben acudir a nueva reevaluación9.
Según diversos estudios, suele reaparecer de forma frecuente, estimándose
en un tercio de las mujeres tratadas y la mayoría de las recurrencias ocurrirán entre
los 3 a 12 meses, sea cual sea el tratamiento utilizado.
TRATAMIENTO
La CDC utiliza un régimen de tratamiento distinto al realizado en la infección
primaria que para la recurrencia; sin embargo, el retratamiento con el mismo
régimen en la VBR también es aceptable.
1.- Tratamiento inicial
La CDC recomienda el siguiente tratamiento 9:
Primera elección
Metronidazol oral
500 mg oral dos veces al día durante 7 días
Metronidazol gel 0,75%
Una aplicación vaginal una vez al día durante 5 días
Clindamicina crema 2%
Una aplicación vaginal por la noche durante 7 días
Segunda elección
Tinidazol oral
2 gr diarios durante dos días o 1 gr diario durante 5 días
Clindamicina oral
300 mg dos veces al día durante 7 días
Clindamicina óvulos
100 mg vaginal por la noche durante 3 días
El Cloruro de Decualinio (Fluomizin) es también una terapia local, que ha
demostrado efectos antisépticos y antimicrobianos debido a su actividad bactericida
y fungicida aplicado en comprimidos vaginales, y ayudan a la disminución de VBR
así como tiene una actividad similar al tratamiento local tanto con clindamicina10.
2.- Tratamiento recurrencias
No se ha encontrado un tratamiento adecuado para la recurrencia de la
vaginosis. Las opciones terapéuticas son:
•
Metronidazol gel 0,75% dos veces por semana durante 4-6 meses se ha
8
demostrado que reduce las recidivas, aunque este beneficio podría no
persistir cuando la terapia supresora se interrumpe11.
•
Nitroimidazol oral (metronidazol o tinidazol 500 mg dos veces al día durante 7
días) seguida por intravaginales ácido bórico 600 mg al día durante 21 días y
luego supresor gel de metronidazol 0,75% dos veces por semana durante 4-6
meses para aquellas mujeres en remisión podría ser una opción para las
mujeres con VBR 12.
•
Metronidazol 2 g vía oral mensual administrado con fluconazol 150 mg
también se ha evaluado como terapia de supresión; que no sólo reduce la
incidencia de VBR, sino que promueve la colonización con flora vaginal
normal13.
•
Probióticos. Otra alternativa estudiada es la aplicación vaginal adyuvante de
los probióticos durante un período de 6 meses. En una reciente revisión de
2014
14
comparando la terapia oral frente a la vaginal de diferentes cepas de
Lactobacillus, comprobando que la aplicación vaginal directa, permite una
mejor adhesión al epitelio dañado y mejores resultados en VBR.
•
Geles acidificantes y vitamina. Wilson et al, en un estudio aleatorizado
constató que los geles acidificantes eran tan eficientes como 0,75% en gel de
metronidazol en la muestra estudiada15.
La CDC9, sugieren descartar infección por VIH en mujeres con infecciones de
repetición y resistencias a tratamiento. Las mujeres con VIH que tienen VBR deben
recibir el mismo régimen de tratamiento como aquellos que no tienen la infección por
VIH. Hay acuerdo en no realizar tratamiento en la pareja sexual.
3.- ENFERMEDAD INJERTO CONTRA EL HUÉSPED VAGINAL
La enfermedad injerto contra el huésped puede ocurrir después de un
transplante de médula ósea alogénico (TMOA). El sistema inmunológico de la
médula transplantada no reconoce los tejidos sanos del paciente y desarrolla una
complicación potencialmente mortal que se llama enfermedad injerto contra el
huésped (EICH- GVHD en inglés).
9
La patogénesis de la EICH es compleja aunque parece ser una respuesta
inmune mediada por células T en la que las células donadas reaccionan contra los
antígenos de histocompatibilidad Existen dos tipos de EICH, la aguda que ocurre en
los primeros 6 meses del transplante y que afecta fundamentalmente al sistema
digestivo, al hígado y a la piel. La EICH crónica ocurre después de los 3 primeros
meses del transplante y puede durar toda la vida, produciendo síntomas como la
sequedad ocular, bucal, vaginal, dolores articulares, erupción cutánea, pérdida de
peso…
La primera descripción la realizaron Corson y cols.16, en 1982 en un grupo de
cinco pacientes. Posteriormente han sido publicados varios estudios de pequeñas
series o casos clínicos. En una reciente publicación17, estudiaron 180 mujeres con
trasplante de médula ósea de las cuales el 69% tenían una EICH y de este grupo la
mitad de las mujeres referían sequedad vaginal, dolor pélvico, dispareunia y disuria.
De las pacientes con EICH el 35% tenían una estenosis vaginal precisando muchas
de ellas dilatadores. En opinión de estos autores la EICH vaginal está infraestimada,
probablemente porque estas mujeres consideran sus síntomas insignificantes dentro
del contexto de su enfermedad. La EICH es la causa más frecuente de síntomas
vulvo-vaginales incluso en niñas.
Un manejo adecuado es imprescindible, y toda paciente transplantada debe
ser preguntada al respecto y remitida al ginecólogo para su valoración.
Los síntomas vulvo-vaginales en estas pacientes pueden afectar al 25-49%
de todas las supervivientes de un TMO alogénico, y suele ocurrir entre los 7 a 10
meses después del transplante, aunque algunas pacientes lo refieren a los 2 años.
La posibilidad de que ocurra pasado el primer año obliga a un seguimiento a largo
plazo. No hay una relación entre la severidad de los síntomas con la severidad del
EICH.
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico se basa en la clínica y los hallazgos, aunque la clínica típica
manifestada en relación con el TMOA y la rápida respuesta a un tratamiento tópico
con corticoides. En caso de que no hubiese otro diagnóstico de EICH en otra
localización es imprescindible el diagnóstico histológico.
10
Los síntomas son : sequedad, quemazón, picor, dolor al tacto, disuria y
dispareunia. En los casos leves o moderados pueden ser confundidos con la atrofia
causada por el fallo ovárico precoz frecuentemente asociado a los tratamientos
ablativos.
En el exámen físico se puede observar cambios escleróticos en vulva y
vagina. Hay una clasificación realizada por Spinelli18 en 2003 y posteriormente
modificada por Stratton 19 en 2007:
-
Grado I (enfermedad leve): eritema y edema vulvar.
-
Grado II (moderada): erosiones en la superficie de la vulva o fisuras en los
surcos vulvares, pliegues interlabiales y horquilla vulvar.
-
Grado III (severa): esclerosis de la vulva que pueden dar lugar a cambios
arquitecturales, como la aglutinación del capuchón del clítoris, estenosis del
introito, sinequias vaginales o incluso cierre completo de la vagina.
PREVENCIÓN
Es importante la consulta ginecológica en estas pacientes precozmente para
disminuir las secuelas de esta enfermedad. Couriel y cols20, en 2006 recomendaron
una higiene específica con el objetivo de prevenir o aliviar los síntomas
vulvovaginales: evitar irritantes químicos o mecánicos, limpiar el área genital con
agua tibia, utilizar lubricantes acuosos.
TRATAMIENTO
Entre los tratamientos propuestos están:
-
Estrógenos locales: los estrógenos pueden aliviar los síntomas relacionados
con la menopausia. Los estrógenos se administran cuando no tenga la
paciente fisuras ni erosiones, con una pauta de una aplicación diaria durante
dos semanas y posteriormente dos o tres veces en semana.
-
Corticoides locales: en casos moderados el tratamiento sería corticoides
potentes como el propionato de clobetasol 0.05% locamente una vez al día
por la noche durante 2-4 semanas y posteriormente dos o tres veces a la
semana.
-
Ciclosporina o tacrolimus tópico.
11
-
Dilatadores. Algún autor recomienda la inserción de un dilatador dos veces a
la semana.
En caso de adherencias vaginales habría que realizar una liberación con
estrógenos locales posteriores que pueden ser mediante el anillo vaginal de
estrógenos cada tres meses. Los dilatadores vaginales con corticoides o estrógenos
puede ser una opción. En ocasiones será necesaria la cirugía reconstructiva de la
vagina con obliteraciones totales.
INFECCIÓN HPV
El virus HPV puede ser reactivado durante la fase de inmunodeficiencia
posterior al TMO alogénico. Aunque no hay una asociación entre la EICH genital y
las lesiones cervicales por el HPV, el tratamiento inmunosupresor de la EICH se
asocia al desarrollo de lesiones escamosas intraepiteliales relacionadas con el
HPV21.
La realización de una citología previa al transplante es necesaria, así como un
seguimiento anual en consulta. La vacunación del HPV es una decisión
controvertida, puesto que podría reducir el riesgo de desarrollar una infección por
HPV, aunque no hay evidencia que las vacunas inactivadas pueden exacerbar la
EICH, tampoco conocemos si en estos casos la respuesta inmune puede ser
subóptima.
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