una gran señal - Homeschooling Católico

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UNA GRAN SEÑAL
APARECIÓ EN EL CIELO
“Yo te bendigo, padre señor del cielo y de la
tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios y prudentes, y las has revelado a los
pequeños.” (lc. 10,21)
“Esta premura de cantar todas las rosas de
mi amor es un afán de darte flor antes que
el sol vaya a pasar.”
Tomado de la primera estrofa de la poesía titulada –
Tiempo de Amor - Esther M.. Allison.
Ábside, México, 1946, 293 pp.
¡Esa morena hermosa
de la tan dulce mirada
te llega tan hondo al alma
que te conmueve por siempre!
Bella niña mexicana
que mensaje nos trajiste:
humildad, amor, dulzura,
todo eso tu enseñaste.
¿Cómo ser merecedores
Morenita tan querida
de ese amor tan increíble
que a raudales nos dejaste?
nuestra vida consagrarte
sin reservas ni medida,
esperando con gran gozo
el momento de encontrarte.
Eugenia Ayala de A.
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Agradecemos al Pbro. Lic. Alfredo Ramírez
Jasso el habernos asesorado para realizar esta
obra literaria que fue inspirada por nuestra Madre Santa María de Guadalupe, y a la Sra. Elvira
Araiza Velázquez, Responsable de la Biblioteca
“Lorenzo Boturini” de la Basílica de Guadalupe, por sus muy atinadas correcciones para actualizar esta obra, a quienes intervenimos en la
escritura de este libro.
Rostro de la Virgen de Guadalupe.
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INTRODUCCIÓN
Han pasado 31 años (1976) desde el día en
que el Abad de Guadalupe me pidiera asesorar
a un grupo de señoras que se reunían los martes en un domicilio de la colonia Del Valle.
Desde el principio descubrí el entusiasmo de
ellas por conocer y dar a conocer la devoción a
la Virgen de Guadalupe. Yo les comuniqué mis
conocimientos acerca del tema que siempre me
ha apasionado: el “evento guadalupano”, estudiado bajo todos los aspectos y esto suscitó en
ellas el deseo de ir más allá y publicar un pequeño libro que sin ser un texto “científico”
cumpliera la misión de llegar a la gente de todos los estratos, especialmente a la gente sencilla que carece de los tecnicismos de los “sabios” y a quienes cansaría un pesado aparato
crítico, cargado de citas que haría muy pesada
su lectura.
Así nació este librito titulado “Una gran señal apareció en el Cielo”. Los temas son breves
y variados, pudiéndose leer sin el orden acostumbrado; hay que reconocer también la originalidad de algunos de ellos, nunca tratados a
nivel popular.
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El libro gustó mucho, al grado de haberse
publicado 12,000 ejemplares en tres ediciones
consecutivas. Desde su primera impresión hasta la fecha, han pasado muchos acontecimientos, siendo de notable importancia las visitas de
S.S. Juan Pablo II al Tepeyac. El Papa manifestó en varias ocasiones que su primera visita a
la Virgen Morena, le inspiró su apostolado
pontificio y lo convirtió en el peregrino del
mundo, que caracterizó su pontificado. Como
consecuencia natural de su cercanía con la fe de
los mexicanos, íntimamente ligada a la Guadalupana, se logró la canonización de Juan Diego,
el vidente del milagro, y fueron llevados a los
altares muchos mártires mexicanos.
Juan Diego simboliza al pueblo marginado,
al empobrecido por los poderosos, al despreciado por los grandes de este mundo; su canonización tiene valor de la reivindicación del
marginado en todos los tiempos, también y
principalmente del pobre de hoy. Santa María
de Guadalupe se presenta como la Madre que
crea un entorno de amor, de protección y de
entusiasmo para salir adelante, con la seguridad
de reencontrarse a sí mismos los “moradores
de esta tierra”.
A petición de muchos lectores, especialmente de los mexicanos que viven en Estados Unidos de Norte América, se presenta ahora la
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cuarta edición; ésta, al igual que las anteriores,
tiene como fuente principal el documento de
D. Antonio Valeriano, escrito en idioma
náhuatl (1555-56) titulado Nican Mopohua,
maravilla, no solo del idioma náhuatl sino de
toda la cosmogonía indígena prehispánica, enriquecida con el pensamiento cristiano fruto de
las evangelización fundante del siglo XVI. El
documento citado es una muestra única y admirable de la inculturización del evangelio en el
Nuevo Mundo.
Este libro prescinde de toda la polémica
suscitada en torno al evento guadalupano, por
considerar dicha polémica fuera de la finalidad
que se propuso desde el inicio: encontrar en
Santa María de Guadalupe la síntesis de nuestra
identidad, tan amenazada por tantas influencias
ajenas que no solo nos alejan de Dios, sino
también de nuestra esencia de mexicanos. En
consecuencia con esta finalidad, en este libro se
encontrarán a sí mismos los mexicanos que
habitamos esta Patria y también aquellos que se
encuentran lejos y a quienes fuertemente la
Virgen Morena, como Madre que lo es también
de ellos, para quienes se extiende, especialmente amoroso, el manto de Santa María de Guadalupe.
Pbro. Lic. Alfredo Ramírez Jasso
Ciudad de México, marzo del 2007
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10
HACIENDO
UN POCO DE HISTORIA
Así como el cristianismo tuvo su origen en
un humilde establo y fueron pastores sencillos
los primeros en rendir su homenaje de adoración al niño Jesús, en México el culto a la Santísima Virgen de Guadalupe comenzó en una
pequeña ermita donde fueron labradores, salineros y pescadores los primeros en presentar
las ofrendas de la tierra
Acostumbraban los indígenas perpetuar los
hechos notables no solo con pinturas sobre
pieles o papel de maguey, sino también por
medio de cantares.
Así encontramos que la primera manifestación de los sucesos Guadalupanos están relatados en el “teponazcuicalt” (Cantar al son del
teponaztle), llamado por el P. Mariano Cuevas
“EL PREGON DEL ATABAL”, atribuido a
Francisco Placido, señor de Azcapotzalco; se
cantó por vez primera días antes del traslado de
la imagen de la Virgen de Guadalupe a su primera ermita, el 26 de diciembre de 1531, para
invitar al pueblo a dicho acto.
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A este mismo autor se le atribuye también
“El Cantar del Tlatohuani”, que era más extenso y relataba las cuatro apariciones, pero se
perdió.
En los primeros escritos donde se hace
mención de este suceso extraordinario, el Padre
Mezquía asegura haber visto y leído una relación hecha por el obispo Zumárraga a los franciscanos, este documento se conserva en el
convento de Victoria, España.
Hay también un fragmento del sermón pronunciado por fray Alonso de Montúfar, Teólogo dominico y segundo arzobispo de México,
donde, haciendo alusión al hecho sorprendente
de la aparición de la Guadalupana, exclamó, citando a San Lucas: “Dichosos los ojos que ven
lo que veis, porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis,
pero no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron”. Bernal Díaz del Castillo en su
“Historia Verdadera de la Nueva España”
menciona en dos ocasiones a la Virgen de
Guadalupe. La primera, al final del capítulo CL,
donde dice: “Mandó Cortés a Gonzalo de Sandoval que dejase aquello de Ixtapalapa y fuese
por tierra a poner cerco a otra calzada que va
desde México a un pueblo que se dice Tepeaquilla, a donde ahora llaman Nuestra Señora de
Guadalupe, donde hace y ha hecho muchos y
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admirables milagros… Y, en el Cáp. CCX “Y la
santa casa de Nuestra Señora de Guadalupe,
que está en lo de Tepeaquilla, donde solía estar
asentado el real de Gonzalo de Sandoval, cuando ganamos a México, y miren los santos milagros que ha hecho y hace de cada día, y démosle muchas gracias a Dios…”.
Don Juan Suárez de Peralta, nacido en
México, en 1535 y que fue alcalde Mayor de
Cuautitlán en 1556, menciona también en sus
memorias a nuestra Señora de Guadalupe, y
comenta “que se apareció entre unos riscos,
que es muy milagrosa y que a esa devoción
acude toda la tierra”.
En varios testamentos los testadores dejaron
fondos para la aplicación de misas en la ermita
de Nuestra Señora de Guadalupe, siendo uno
de los más antiguos el de Bartolomé López,
que data de 1537.
Curiosamente pasaron más de cien años antes de que hubiera información escrita más
precisa respecto a las apariciones guadalupanas.
En el año de 1663, con motivo de haber solicitado a Roma la Misa y Oficios propios de la
Virgen de Guadalupe, el Doctor Francisco de
Siles fue notificado que aunque se habían presentado algunas cartas y papeles ante Su Santi13
dad y la Congregación de Ritos era necesario
que fueran testificadas ciertas circunstancias y
examinados los testigos del milagro, para lo
cual se enviaría un interrogatorio.
Dada la tardanza en recibir de Roma el
mencionado interrogatorio Don Francisco de
Siles llevó a cabo lo que se conoce como las
“Informaciones de 1666”, dónde se llamó a declarar bajo juramento a 23 personas, 8 indios
(casi todos entre 80 y 100 años de edad), y 15
españoles.
Por el hecho de haberse adelantado a realizar las informaciones, la Congregación de Ritos
de Roma, las reconoció como canónicas hasta
el año de 1895.
La primera relación escrita que se conoce
sobre las apariciones es la de Don Antonio Valeriano, sobrino del Emperador Moctezuma,
quien junto con su tía, la princesa Papatzin, fue
de los primeros indígenas que recibieron el sacramento del bautismo en el año de 1524, y fue
contemporáneo de Juan Diego. A su muerte, su
manuscrito pasó a don Fernando de Alba Ixtlixóchitl, quien hizo una nueva versión de su
contenido, y lo dio a Sigüenza y Góngora.
Estos documentos estuvieron después en el
colegio de San Pedro y San Pablo, de allí pasa14
ron a la Universidad. Pero durante la guerra de
1847 desparecieron muchos papeles de la Universidad, entre ellos estos manuscritos, se dice
que se conservan en el Departamento de Estado en la ciudad de Washington, Estados Unidos.
En realidad, estos fueron los manuscritos
originales de donde se han documentado los
múltiples historiadores guadalupanos, entre
ellos el Dr. Luís Lasso de la Vega, quien en
1649 publicó su versión conocida como el “Nican Mopohua”, por ser las palabras con las que
comienza su relato, mismo que fue traducido al
castellano en 1926 por el Lic. Primo Feliciano
Velázquez.
Son muchas las versiones, numerosos los libros, pero una sola realidad: María bajo una y
otra vez al Tepeyac, del cielo al cerro; del monte al valle, en persona a Tolpetlac, y en Imagen
a México.
15
Cruz Atrial.
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MÉXICO
EN VÍSPERAS DE LA CONQUISTA
Ciertamente los aztecas tenían fama de ser
un pueblo de valientes guerreros, cuyas tradiciones y costumbres son herencia de los mitos
de sus antepasados, los olmecas, toltecas y teotihuacanos, de quienes también habían tomado
el patrón urbano de Teotihuacan, cuna de la
primera civilización del Altiplano. Por lo tanto
es necesario profundizar un poco en su historia
para poder comprender su situación a la llegada
de Hernán Cortés y acompañantes españoles.
A fines del siglo XII y principios del XIII
los “mexicas o aztecas” (venidos de Aztlán, o
lugar de las garzas) entraron al Valle de México,
llegaron con otros emigrantes provenientes de
diferentes regiones quienes destruyeron el imperio tolteca y se asentaron sobre sus ruinas.
Casi la totalidad del Valle estaba ocupado por
pueblos descendientes de los antiguos teotihuacanos junto con los formados por los recién llegados, así que se establecieron los
“mexicas” en Chapultepec. Al poco tiempo
fueron atacados por los culhuas pero al perder
la batalla, y llevados prisioneros hasta Culhuacán; les dieron unas tierras cerca de Tizapán
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para que las habitaran. Sus captores sabían que
esas tierras eran inhóspitas llenas de toda clase
de animales ponzoñosos, pero ellos se alegraron de ver las serpientes, que se comieron gustosos e hicieron de esa tierra su pueblo.
Después de algún tiempo de vivir allí, se refugiaron en un islote del lago de Texcoco donde, según la leyenda religiosa, encuentran un
águila comiéndose una serpiente parada en un
nopal, símbolo para ellos del sitio elegido para
establecerse. Se llaman así mismo “mexicas”
(los nacidos de la nopalera, del tunal). El centro
ceremonial lo denominan Tenochtitlan, en
memoria del sacerdote Tenoch, quien los guió
en su peregrinar hacia esas tierras.
Pasaron muchos trabajos para subsistir,
pues rodeados como estaban de agua salobre,
no tenían agua para beber; se alimentaban con
hierbas y ajolotes, además se encontraban rodeados de enemigos. Pero su fe, tenacidad y valor pronto hizo de ellos un pueblo temible y
poderoso.
De Culhuacán reciben su primer monarca
descendiente de la realeza tolteca, y es hasta el
reinado de Moctezuma I cuando se consolida el
llamado “Imperio Mexica”.
18
Moctezuma I no fue sólo un gran conquistador sino también un gran organizador del
nuevo estado. Hizo venir a los mejores arquitectos del reino vecino de Chalco para edificar
su ciudad y las antiguas chozas fueron reemplazadas por edificios de piedra construidos con
un plan general. Cuando en 1502 Moctezuma
II es electo emperador las fronteras del imperio
se habían extendido hacia el sur, hasta lo que
actualmente es Guatemala; el norte nunca les
interesó porque no eran tierras fértiles y no
ofrecían mucho trabajo (para ellos el trabajo
divinizaba), así que optaban siempre por aquellas empresas difíciles, que ofrecían más obstáculos.
En cuanto a sus mitos religiosos, de los Olmecas recibieron la idea de la divinidad representada en el “Jaguar” –animal que dominaba
la selva, representante al mismo tiempo de lo
bello y lo terrible- (la vida y la muerte) dada su
belleza y ferocidad mortífera.
De los teotihuacanos reciben el culto a
Quetzalcoatl (quetzal: pájaro, espíritu, cielo; coatl; serpiente, tierra, materia), personaje legendario identificado con el sol.
Así encontramos sus pensamientos filosóficos, como el ser y no ser, la vida y la muerte,
19
materia y espíritu para ellos no eran elementos
contradictorios sino componentes de las cosas.
Teniendo ideas muy precisas de sus deidades Teotihuacan era el lugar donde los hombres se convierten en dioses. En la versión de
los Anales de Cuautitlán vemos que Quetzalcoatl marcha hacia el oriente y que al llegar a la
costa se incinera. Dice así esta parte del relato:
Y cuando terminó ya de quemarse Quetzalcoatl, hacia lo alto vieron salir su corazón y,
como se sabía, entró en lo más alto del cielo.
Así lo dicen los ancianos: se convirtió en estrella, en la estrella que brilla en el alba.
Quetzalcoatl, símbolo del bien, vence a Tezcatlipoca disputándose el favor de todos los
hombres. Y, al no recibir el culto de los hombres, Tezcatlipoca decide que éstos no existan
más y extermina toda la humanidad.
Pero Quetzalcoatl desciende al mundo de
los muertos y en un descuido de Mictlantecutli
(guardián de esos lugares) roba huesos humanos y les da nueva vida con su propia sangre.
De allí el compromiso de los hombres con
Quetzalcoatl, el sol. (Si nosotros los cristianos
hemos sido redimidos por la sangre de Cristo,
el antiguo mexicano fue vuelto a la vida por la
sangre de Quetzalcoatl). Esto provoca el enojo
20
Quetzalcoatl (quetzal: pájaro, espíritu, cielo;
coatl: serpiente, tierra, materia personaje legendario identificado con el sol.
21
de Tezcatlipoca, quien se venga de él
haciéndolo que se embriague en forma indecorosa, (la embriaguez estaba permitida únicamente en la fiesta de los dioses y era una forma
de entrar a la divinidad con el néctar sagrado –
pulque- fuera de estas ocasiones, embriagarse
se castigaba hasta con la muerte). Quetzalcoatl
expiará su culpa arrojándose a una hoguera
(muerte del sol en el crepúsculo), pero antes
promete a los hombres regresar y establecer
nuevamente el reino del bien, en el año I
ACATL (I CAÑA) O SEA EL QUINTO
SOL.
Como eran expertos en astronomía y matemáticas, llevaban ordenadamente su calendario, median el tiempo dividiendo el año en 18
meses de 20 días cada uno; cada mes se dividía
en 4 semanas de 5 días cada una, los 5 días que
sobraban al año, como no pertenecían a ningún
mes, los acomodaban a su antojo cada año;
eran los llamados días “fatídicos”. Su ciclo de
tiempo eran 52 años, coincidiendo con la aparición de un cometa que se hacía visible cada 52
años, y era para ellos un verdadero cataclismo
que asociaban con el exterminio de la humanidad vaticinado por Tezcatlipoca; es por eso que
al acercarse el término de cada ciclo (52 años)
oficiaban ceremonias religiosas anticipando su
muerte y al comenzar el nuevo ciclo en22
contrándose aún con vida seguían grandes fiestas.
De este mito quedaron dos ideas:
1.- GRATITUD del hombre a la divinidad
por haberle vuelto a la vida con su propia sangre y
2.- La espera del regreso de Quetzalcoatl,
para que así triunfe el bien.
Los teotihuacanos eran gente culta; no eran
guerreros, por eso ofrecían frutos de la tierra a
sus dioses. En el siglo VII de nuestra era desaparece esta cultura al ser conquistados por los
toltecas, de quienes asimilaron su cultura, fundando su centro en Tollan (Actualmente Tula)
Según el mito tolteca su fundador fue un
hombre blanco barbado, quien predicó el bien
y trazó la ciudad. Desapareció misteriosamente
por el mar de oriente (Golfo de México) prometiendo volver. A este personaje se le divinizó
e identifico con Quetzalcoatl, a quien le ofrecen, ya no frutos sino la propia sangre, apareciendo aquí por primera vez los sacrificios
humanos.
El instinto guerrero tolteca se transforma en
un hecho religioso; la guerra será entonces un
acto de culto realizado por el sacerdote –
23
guerrero simbolizado en los gigantes de Tula:
en una mano tienen una bolsa de copal (sacerdocio) en la otra un puñado de flechas (milicia);
en el pecho tienen un papalot (mariposa) y en
la espalda un sol, representando así al sacerdote
guerrero de Quetzalcoatl, a quien se le deben
traer prisioneros para ofrecer su sangre al sol
para que él no muera (en el crepúsculo). El sol
sale y muere –vida y muerte- el hombre muere
pero al entregar su corazón, se diviniza.
Para ellos las buenas obras contaban poco,
siendo más importante el género de muerte;
por eso gozaban de especial privilegio los guerreros muertos en batalla, las mujeres muertas
durante el parto y los que eran sacrificados a
los dioses.
Fueron los “mexicas” el último pueblo que
se establece en el Altiplano, asimila todos los
mitos anteriores, los une a los suyos propios y
los sintetiza en lo que podría llamarse la mentalidad “DEL PUEBLO DEL SOL”
En la gran pirámide de Tenochtitlan encontramos dos “Teocallis”: el de Tlaloc, dios de la
lluvia y el de Hutzilopochtli, dios mariposa,
dios de la guerra, última representación del sol.
A los mitos anteriores se añade uno más: en
el TEPEYAC (nariz de cerro), se encuentra la
24
diosa-madre-tierra-virgen: Coatlicue-tonantzin,
barriendo su santuario. De repente le cae en el
vientre un puñado de plumas de colibrí, quedando virginalmente encinta. Al descubrir la
luna y las estrellas, hijos de ella y del padre cielo, que su madre espera un hijo que no era hijo
del cielo (el sol “nace” surgiendo de la tierra y
no del cielo; por el contrario, la luna y las estrellas aparecen en el cielo), tratan de matar a su
madre tierra con el frío y la oscuridad de la noche. Pero en ese momento nace el sol, que mata a la luna y las estrellas dándole un nuevo vigor a su madre- el amanecer luminosoDurante todo el día el sol triunfa, pero la luna y las estrellas se reponen y matan al sol en el
crepúsculo. Es en este momento cuando los
aztecas, agradecidos con el sol, le ofrecen su
propia sangre y la de sus prisioneros, para que
pueda reponerse y venza nuevamente a sus
enemigos.
Así en este ciclo de vida –muerte-día-noche,
la sangre humana será de capital importancia,
como holocausto y colaboración con la divinidad en la realización del cosmos.
Los sacrificios humanos tomados en este
contexto, no solo no son bárbaros, sino que
constituyen la más sublime manifestación religiosa que, dentro de una religión natural, lanza
25
al hombre a la categoría de dios, no importando ni el sufrimiento ni la muerte sino sólo el
significado de ellas.
Estos sacrificios se llevaban a cabo al caer la
tarde, ya que en ese momento el sol sucumbía
en su diaria lucha contra los astros de la noche.
Las guerras sagradas o floridas nunca tuvieron como finalidad una expansión militar o
política, sino que eran el medio de procurarse
victimas para el sacrificio. Por eso se ceñían a
las más estrictas leyes que impedían el engaño,
la prepotencia o la muerte que no fuera accidental. La lucha se entendía a nivel de dioses
quienes a través de sus respectivos pueblos
demostraban su validez. De aquí que, desde un
punto de vista extraño a esta mentalidad, las estrategias indígenas resultaran ingenuas.
Aunque no eran amantes de hacer alianzas
porque perdían prisioneros sin embargo se aliaron con Tlaltelolco y Tacuba, no así con los
tlaxcaltecas donde tenían una buena fuente de
prisioneros.
La ciudad: Tenochtitlan era una ciudad muy
ordenada, planificada sobre una base cuadrangular; muchas calles eran canales por los que
solo se podía transitar en canoas, pero casi
26
siempre tenían veredas a los lados para viandantes.
Donde un canal cruzaba había también una
calzada, puentes hechos con tablones recios
que podían ser removidos con cierta facilidad
en caso de peligro. Eso fue precisamente lo que
causó la catástrofe de Cortés el día de la Noche
Triste.
Tenía la ciudad un perfil piramidal; los palacios y luego las casas disminuían de tamaño
conforme se acercaban a las orillas del lago,
donde había fértiles chinampas llenas de flores
y verduras. Estaba rodeada de agua y otras islas; en tierra firme había numerosas ciudades
que parecían tejer una corona a la capital.
Fue dividida en cuatro barrios o Calpullis,
cada uno con gobierno propio regido por un
consejo de ancianos de donde se seleccionaba
un individuo que representaría al Calpulli en el
gobierno central y recibía el nombre de “Tlatohuani” (el que habla con autoridad) - Estos
cuatro Tlatohuanis tenían cuatro cargos: relaciones exteriores, la guerra y la paz, el culto y el
ministerio del interior.
Moctezuma II había ejercido el Ministerio
de Culto en el período anterior y fue reelegido
Tlatohuani cuando sucedió su encuentro con
27
los españoles. Desde su juventud se distinguió
por su inteligencia y valor; habiendo cursado
sus estudios brillantemente en el Calmecac (escuela para la realeza). En 1503 es elegido emperador, seleccionado de entre los cuatro nietos
de Moctezuma I.
Su ingenio para gobernar pronto lo hizo
muy poderoso pero gradualmente fue haciéndose cada vez más déspota en sus relaciones
con los gobernantes de los estados circunvecinos a quienes exigía tributos que llegaron a ser intolerables y cuya evasión se castigaba con la muerte. Esta situación de descontento general fue captada y explotada por Hernán
Cortés.
Pero tenía Moctezuma otra faceta de su persona. En la intimidad era muy gentil, callado,
amante de las artes, la música, las plantas; sus
jardines botánicos y un zoológico, tenían fama
por su flora y su fauna. Gustaba filosofar, era
muy religioso por lo que se había impresionado
con las premoniciones sobre la destrucción del
Imperio hechas por Netzahualcóyotl a través
de su hijo Netzahualpilli, también con la visión
y profecía de su hermana Papatzin.
Netzahualcóyotl fue un hombre inteligente,
filósofo y un místico, el llegó a percibir el concepto de un Dios invisible creador de todas las
28
cosas. Se cuenta que dos de sus hijos fueron
hechos prisioneros por su enemigo, el rey de
Chalco, quien les dio muerte sacrificándolos a
los dioses.
Lleno de consternación, Netzahualcóyotl se
retiró a sus jardines privados, haciéndose
acompañar únicamente por su paje lztapalotzin.
En medio de ese silencio y en contacto directo con lo naturaleza, comenzó a apreciar la
excelencia de las plantas, flores, frutos, aves y
demás obras de lo creación y su espíritu captó
la existencia de un ser superior creador de todas estas maravillas para deleite del hombre;
adorando al Dios creador que había encontrado quemaba incienso en la madrugada, a media
tarde y por lo noche. Compuso 60 salmos de
alabanza, similares a los del Rey David.
Se dice que una noche mientras dormía, su
paje Iztapalotzin despertó y vio a un joven rodeado de un intenso resplandor, quien dijo ser
enviado del Dios Todopoderoso, creador del
cielo y de la tierra para que le informara de inmediato a su amo que sus ofrendas y ayunos
habían sido muy agradables a Dios, en confirmación a sus palabras uno de sus hijos derrotaría al jefe del reino de Chalco, a su debido
tiempo, la reina su esposa daría a luz al hijo que
heredaría su trono.
29
lztapalotzin sabía que se exponía a perder la
vida si entraba al aposento real sin ser llamado,
pero al fin optó por transmitir el mensaje a su
amo quien se disgustó muchísimo y atribuyó el
relato a la imaginación de su paje. Pero, con
gran sorpresa, vio cómo ambos anuncios se
cumplieron, dándole el nombre de Netzahualpilli a su último hijo, quien lo sucedió en el trono a su muerte.
En agradecimiento por los grandes favores
recibidos Netzahualcóyotl mandó edificar un
templo al Dios desconocido frente al de Huitzilopochtli; Poco antes de morir predijo que
llegara el tiempo en que este gran Dios sería
conocido y adorado por todos los habitantes de
esta tierra.
Esta narración, tomada de la Historia de la
Nación Chichimeca escrita por Fernando de
Alva Ixtlixóchitl, ha sido objetada por varios
historiadores quienes suponen que, dada la semejanza de esta anécdota con la historia de
Samuel en la Biblia, la escribió influenciado por
su cristianismo incipiente.
Lo cierto es que el mensaje dado por el paje
produjo efectos tangibles: el joven príncipe derrotó al jefe de los chalcas —la reina concibió y
dio a luz a Netzahualpil1i— y un templo fue
30
edificado en honor al Dios desconocido creador de todas las cosas.
Pocos años después de que Moctezuma
había sido elegido emperador, su hermana Papatzin, quién gobernaba el reino de Tlaltelolco
desde la muerte de su esposo, aparentemente
murió y de acuerdo con la costumbre, la enterraron por la noche en una cueva de su jardín
donde ella tuvo una experiencia increíble.
Se vio parada a la orilla del mar, en su mente
tenía el deseo de cruzarlo. Cuando estaba a
punto de hacerlo se le presentó un hermoso
joven de blancas vestiduras y alas con plumas
de colores, con un signo en su frente, una cruz,
y le dijo: “Detente Papatzin aún no ha llegado
tu tiempo para cruzar el agua. No temas, he sido enviado por el verdadero Dios invisible para
darte un mensaje: El te ama a pesar de que tú
no lo conoces’ —mientras hablaba, Papatzin
vio varias galeras navegando en el mar; venían
hombres de piel blanca que no eran como los
indígenas, llevaban cascos y sostenían banderas
con el mismo signo de la cruz que llevaba el
ángel en su frente. Y siguió escuchando. “Los
hombres que ves vienen del otro lado del mar;
con las armas conquistarán toda esta tierra y
con ellos vendrá el conocimiento del verdadero
Dios creador de cielo y tierra. Da este mensaje
a tu hermano. Dios quiere que cuando estas
31
cosas pasen, tú, Papatzin, seas la primera en recibir el agua que cura y lava el pecado, que guíes a los demás habitantes de estas tierras a que
te imiten”.
Cuando desapareció la visión, la princesa recobró el conocimiento, como se encontraba
encerrada en la tumba no podía salir, pero comenzó a gritar hasta que fue escuchada por sus
servidores, quienes la rescataron.
Papatzin fue a contar a Moctezuma lo que
había visto y oído, haciendo que su mensaje
llenara de asombro y consternación al emperador, pues le anunciaba el próximo fin de su imperio ya vaticinado por Nezahualcóytl. Pidió a
su hermana que le dibujara lo que había visto,
mandó sacar copias de estos dibujos distribuyéndolos entre los guardianes de la costa,
con orden de ser avisado en cuanto se presentaran en el mar objetos similares.
La esperanza del retorno de Quetzalcóatl, la
coincidencia de la llegada de Cortés con la fecha indicada (Uno C –Acatl-Uno caña) 1519,
que solo podía haberse dado 52 años antes o
después, la fidelidad hasta el extremo a sus
prescripciones religiosas, tanto en la aceptación
de Cortes (hombre blanco y barbado, venido
del mar por el oriente, sobre monstruos desconocidos –los caballos- y con serpientes de fue32
go en la mano) como en su lucha contra él, al
percatarse de que no era la divinidad esperada,
hicieron posible el triunfo de Cortés con unos
cuantos hombres sobre toda una cultura milenaria.
Nota: En el Templo de Santiago Tlatelolco,
edificado sobre el que fuera del dios Huitzilopochtli, el año 1524 la princesa Papatzin recibió
el sacramento del Bautismo adoptando el
nombre cristiano de Doña María junto con un
sobrino suyo, a quien se llamó Antonio Valeriano, siendo éste el primer escritor en náhuatl
de los sucesos del Tepeyac
33
Mural al fresco. Fernando Leal. Capilla del
Cerrito del Tepeyac. México, D.F.
34
LOS PORTADORES
DE LA BUENA NUEVA
Siendo reyes de Castilla y Aragón Don Fernando y Doña Isabel, nació Hernando Cortés
en Medellín en el año 1485. Nadie imaginaba el
destino glorioso reservado a ese niño para
quien su padre, que fue capitán de guerra civil,
había soñado una vida tranquila y estable por lo
que al crecer fue enviado a Salamanca con el
objeto de que se cultivara. Pero Hernán Cortés
tenia un espíritu aventurero, audaz e inquieto,
siempre ávido de información en todo lo referente al fascinante misterio de regiones lejanas
recién descubiertas, lo cual propició que, años
más tarde, se embarcase con rumbo al nuevo
continente; en poco tiempo este joven intrépido se convirtió en el conquistador de inmensos territorios incrementando las posesiones españolas en América y llevando la fe de
Cristo a las tierras conquistadas, en el siglo más
glorioso y fecundo en grandes acontecimientos
que registra la historia, tanto en el campo espiritual, como político, científico y social.
Los reyes de España, señores “por derecho
divino” de aquellas tierras, comenzaron a enviar gobernantes que difícilmente entendían la
35
mentalidad de los conquistadores, ocasionándose choques entre los que se sentían
dueños del fruto de su esfuerzo y aquellos designados por el rey.
El siglo de la conquista se puede dividir en
dos periodos diferentes: el primero que abarca
desde 1519 hasta más o menos la mitad del siglo XVI, cuya principal característica fue el
triunfo de los intereses particulares de los conquistadores sobre el mundo indígena; el segundo, que se distingue por la tendencia opuesta, o
sea, la búsqueda del equilibrio, controlando
errores y abusos, propiciando una política deliberada de protección legal al indígena.
Es necesario comprender que el descubrimiento de América fue visto inicialmente como
inagotable venero de riquezas, cometiéndose
los abusos normales a situaciones tan imprevistas.
La mano poderosa de Isabel la Católica con
gran sentido de la justicia ejerció poderoso influjo, no sólo sobre los reyes que la sucedieron
sino sobre sus contemporáneos cambiando el
curso de los acontecimientos fijando de una
vez y para siempre las relaciones que debían
existir entre los Reyes de España y los vencidos
del Nuevo Mundo.
36
Proclama la libertad de los indígenas; los declara vasallos y no esclavos, dejando como una
sagrada obligación a sus sucesores la protección. Y el dulce trato de sus nuevos súbditos.
En su testamento se encuentra una cláusula en
que pide que se envíen prelados, religiosos y
clérigos para instruir con la debida diligencia a
los indígenas en la Santa Fe Católica. Desde entonces sigue la legislación de las Indias su inquebrantable espíritu de justicia y libertad
Nada parece tan fácil, natural y sencillo como la conducta de la Reina, visto a la luz del
siglo XX, pero si se profundiza un poco en la
mentalidad de la época Isabel la Católica dio
muestras de tener un espíritu superior al siglo
en que vivía vislumbrando al través de las prerrogativas del vasallo, los sagrados derechos del
ciudadano.
Aunque indudablemente hubo entre los
conquistadores hombres que abusaron de su
situación cometiendo actos reprobables, este
hecho no empaña el reflejo de gloria y gratitud
a que es acreedora en América aquella mujer,
modelo de reinas, de esposas y madres. Ciertamente es obligatorio rendirle un tributo de admiración a la mujer que con tan alto cargo supo
siempre dar testimonio de su compromiso con
Dios y anteponer a todo interés creado el gran
37
conocimiento que tenía de sus deberes cristianos.
Paulo III declara solemnemente en una Bula
que los indígenas eran seres dotados de alma y
de razón, capaces de recibir los sacramentos de
la religión cristiana, y sólo una diabólica maquinación pudo haber inspirado la duda de que
estos hombres pertenecieran a la raza humana.
La situación de vencedores facilitó a los españoles la conquista de la Nueva España: la religión les aseguró el dominio de aquellas posesiones, pues llegaba enseguida consolando a los
infortunados, dejándoles alcanzar una esperanza; el bautismo los hacia entrar en cierta
forma en la esfera de los vencedores y protegidos por los frailes a quienes aún los más altos
jefes mostraban gran respeto.
Sigue la difícil evolución de pueblos y razas
unidos repentinamente por un cataclismo social
y político; era pues obligado el surgir de un
nuevo pueblo, que no era el conquistado ni el
conquistador, pero que debía compartir su
herencia en virtudes, vicios, glorias, tradiciones,
caracteres y temperamentos que mas tarde llegarían a unirse bajo una sola bandera, construyendo un solo pueblo.
38
Es así como las razas se fueron enlazando,
uniéndose las familias e identificándose los intereses, formándose un alma nacional, emprendiendo como hermanos el camino del progreso.
Fue necesaria una legislación que hiciese
comprender a los españoles que los indios eran
súbditos del Rey de España y no de ellos; más
importante fue hacer conciencia en los vencidos que sobre aquel poder que en su patria les
oprimía, estaba otro muy superior, ante quien
se inclinaban los más esforzados capitanes y de
donde podían esperar toda justicia y protección. Por eso se dispuso una ley que los delitos
contra indios fuesen castigados con mayor rigor que contra españoles.
Surgen los mestizos, pueblo nuevo, raza belicosa e inteligente, que forma una clase intermedia entre españoles e indios que a pesar de
su situación comenzó la idea de igualdad, así
como el equilibrio tan necesario para el crecimiento ordenado del país. Hubo en esta adaptación grandes problemas y hondos rencores
que el tiempo se encargó de borrar
Sin embargo, hay que admitir que América
fue considerada al principio como una fuente
de aventuras para enriquecerse sin tanto trabajo, pero al paso del tiempo se convirtió en una
39
tierra pródiga para aquel que venía en busca de
empleo para mejorar su situación económica.
El hombre del siglo XVI debe ser enjuiciado
de acuerdo a las leyes y costumbres de aquellos
tiempos para poder entender mejor su mentalidad, conocer a fondo sus personajes y sus increíbles hazañas. Para juzgar al hombre se necesita conocer ese siglo; pero para conocerlo se
necesita estudiar a la sociedad.
Es más laborioso que difícil encontrar datos
para aclarar puntos históricos, las crónicas escritas por los religiosos que se establecieron en
México para predicar el Evangelio pueden considerarse como las fuentes más puras para escribir la historia de la Nueva España durante el
periodo colonial.
Hay que reconocer que la destrucción de
códices y monumentos de los antiguos pobladores fue debido tanto a la mentalidad de los
hombres de esa época, pues poco o nada se ha
podido conservar de los documentos históricos, como los serios problemas que tuvieron
los evangelizadores al afrontar la religiosidad
“pagana” de los indígenas, que en cualquier
momento propiciaba un sincretismo malsano.
En cambio, los religiosos brindaron incansables servicios a las ciencias, procurando tras40
ladar cuidadosamente tradiciones, historia, costumbres, religión, interpretación de sus símbolos y jeroglíficos, así como a la legislación y literatura de la raza vencida.
La conversión al cristianismo de tantos millones de hombres en el Nuevo Mundo y en
tan corto período de tiempo coincidiendo con
el cisma en la Iglesia Católica, provocado por
Martín Lutero y el nacimiento de la Iglesia Protestante, es un fenómeno tan singular y a la vez
tan extraño que quizás no volverá a repetirse
nunca, pero hizo del siglo XVI el más notable
de los períodos en la historia del ser humano.
Por la manera como fue establecido el cristianismo, por el carácter de la raza, y quizás
también por la impresión que habían dejado los
antiguos ritos mismos que se han transmitido
como un rasgo del espíritu a todas las generaciones sucesivas, hacen que en el fondo del
cristianismo de los indios haya mucha tristeza.
Ahora en el siglo XXI donde hay gran apertura, a la libertad de pensamiento, el respeto al
derecho ajeno y garantías al individuo, es realmente difícil conocer y comprender el carácter
de los hombres del siglo XVI, cuyas experiencias son ajenas al compás con que se mide lo
que actualmente entendemos por justo y conveniente.
41
“La Conversión de los Indios”. Oleo sobre tela
de Felipe Gutiérrez. 1894.
42
Los conquistadores de aquel siglo llevaban
el sello de su época, estaban formados para
cumplir con la misión que les había sido encomendada, de carácter inflexible, apasionados,
idealistas, cuya meta principal era engrandecer a
España conquistando territorios en razón de la
evangelización fueron indudablemente instrumentos de la Providencia, no deteniéndose ante
ningún obstáculo, identificando su causa con la
de Dios; estaban, por así decirlo, fuera de la
humanidad que conocemos y comprendemos.
Los primeros frailes que llegaron a la Nueva
España reducían todas sus aspiraciones, concentrando sus esfuerzos en tres objetivos: la
conversión de los idólatras a la fe cristiana, protección de la vida, y la libertad de los vencidos.
Pobres hasta la miseria, abnegados hasta el sacrificio, no vacilaban en desafiar el enojo de los
más poderosos conquistadores en favor de sus
protegidos, levantando airadas quejas hasta el
trono del rey Carlos V.
Así el descubrimiento de las América era
una necesidad de la ciencia, su conquista un derecho de la humanidad y la conversión al cristianismo de sus habitantes una exigencia de la
civilización.
Estos primeros evangelizadores que llegaron
a la Nueva España vinieron por petición direc43
ta de Hernán Cortés al emperador Carlos V. El
monarca español pidió al Papa Adriano VI que
enviase a dichas tierras ministros dignos e ilustrados, quien hizo esta concesión mediante la
Bula que algunos llamaron “La Omnímoda”
donde se especificaba la forma en que debía
hacerse y daban a los que eran nombrados autoridad para todo ejercicio.
Carlos V se dirigió a Pablo Soncina, General
de la orden de San Francisco, para que, de conformidad con la autorización del Santo Padre,
designara a los religiosos que deberían marchar
para las Indias.
En el año de 1522 llegan a Tlaxcala el Padre
Fray Juan de Tecto, Fray Juan de Agora y un
lego, Fray Pedro de Gante quienes, a pesar de
las grandes dificultades que tuvieron que afrontar, se ocuparon de la predicación del Evangelio, procurando instruir a los indígenas en la fe
cristiana. La primera gran dificultad a vencer
era la del idioma, por lo que dedicaron gran
parte de su tiempo al estudio del mismo.
Es interesante conocer, aunque sea parcialmente, la instrucción que trajeron de su General los primeros doce franciscanos;
“Y porque en esta tierra de la Nueva España
Cristo no goza de las almas que con su sangre
44
compró, acordé enviaros a vos con doce compañeros, mandando en virtud de santa obediencia, rogando a vos y a ellos aceptéis este
trabajoso peregrinaje por el que Cristo, Hijo de
Dios, tomó por nosotros, acordándoos que así
amó Dios al mundo, que para redimirle envió a
su Unigénito Hijo del cielo a la tierra, buscando
la honra de Dios su Padre y la salud de las almas perdidas. Y por esto vivió en gran pobreza, humillándose hasta la muerte de Cruz. Lo
cual después los apóstoles por obra y palabra
nos mostraron predicando la fe con mucha pobreza, levantando la bandera de la Cruz en tierras extrañas.
Y porque en tan espiritual y alto edificio no
os falte el fundamento de la humildad, tened
siempre presente delante de los ojos aquellas
palabras. “No somos suficientes de nosotros,
mas nuestra suficiencia nos viene de Dios.”
Debemos mostrar más por obra que por palabra la guarda del Evangelio, tomando como
principio que el Apóstol no se gloría del provecho que hizo, sino del trabajo que pasó.”
En medio de grandes penurias llegaron después los Dominicos en gran número, fundando
rápidamente muchas casas. Fueron tan activos
que en 1530 había ya en la Nueva España más
de cincuenta dominicos profesos. Al igual que
45
los Franciscanos, mostraron su humildad poniendo por delante la justicia y cuando se trataba de defender al débil, los frailes lo hacían
heroicamente con riesgo de su vida, siendo
humildes, pero enérgicos a la vez
En el año de 1533 llegaron a México los
primeros religiosos agustinos quienes procuraron ayudar a los franciscanos y dominicos en la
empresa de conquistar la libertad de los indios,
luchando hasta el límite de sus fuerzas, pues el
territorio conquistado era de una extensión en
verdad sorprendente.
La situación no puede considerarse fácil,
pues a pesar de la entrega de los frailes, aparecen brotes de rebeldía que alarman a los conquistadores ya que el número de indios es en
relación a ellos verdaderamente abrumador; y
saben de sobra que si surge un líder sería muy
difícil controlar la situación, puesto que los
indígenas eran valientes guerreros disciplinados, que no temen a la muerte. Tratan por todos los medios de encontrar una solución, pero
desde el punto de vista humano, pues temen
una catástrofe.
Es entonces cuando aparece un signo de la
nueva esperanza. En Tepeyacac, una Madre
Virgen que afirma ser la “MADRE DEL
VERDADERISIMO DIOS POR QUIEN SE
46
VIVE” (frase extraña a la teología católica y
familiar a la mentalidad indígena) escoge a un
humilde indígena de nombre JUAN DIEGO,
para que sea el portador de su mensaje.
El indígena no alcanza a comprender toda la
profundidad de este nuevo signo pero sí capta
que en él se encierra una esperanza nueva, al
mismo tiempo constata que el vencedor se doblega sumiso ante esta imagen.
Bajo la Providencial Imagen de la Virgen de
Guadalupe, el indio recobra su vitalidad perdida y el español pierde su anterior altivez, dando
lugar al nacimiento del México actual mestizo,
que todavía lucha por sintetizar los elementos
tan variados que constituyen su origen.
El Cerrito del Tepeyac vino a ser la cuna de
una nueva raza, el lugar elegido por la Virgen
para darle a todo México una nueva vida en el
día 12 de diciembre de 1531, al rayar la luz del
día, se marca la hora de su nacimiento.
47
Tepeyac: Nariz del Cerro. Dibujo de
Fernendo Leal. Angeles jardineros y flores
que brotan ante el azoro de Juan Diego.
48
NICAN MOPOHUA
Presentamos ahora el Nican Mopohua traducido al español por el Padre Mario Rojas
(q.p.d.), él ha logrado, con rara intuición comprender la mentalidad de esa cultura, compenetrarse con ella, desentrañar su esencia y descifrar con acierto sus categorías mentales.
Tras un concienzudo y reflexivo esfuerzo,
ha logrado una versión de nuevo enfoque y
transmitirnos en nuestra lengua lo que la mentalidad azteca concebía, lo que a su modo indígena genuino redactó Valeriano, lo que en sus
raptos místicos expresó Juan Diego, y la profundidad de las palabras de María Santísima
que son, ante todo, un mensaje salvífico de
irradiación Cristo céntrico (Cf. Vers. 27-28)
Siguiendo la idea del R. P. Enrique Torroella, el Padre Rojas ha creído pertinente modificar algunas divisiones hasta lograr 218 versículos a fin de puntualizar los sentidos o hacer notables ciertas circunstancias que sugieren estudio especial.
Aquí se cuenta, se ordena, como hace poco
milagrosamente se apareció la perfecta Virgen
49
Santa María, madre de Dios, nuestra reina, allá
en el Tepeyac, de renombre Guadalupe.
Primero se hizo ver de un indito de nombre
Juan Diego y después se apareció su preciosa
imagen delante del reciente obispo Zumárraga.
(…)
1.- Diez años después de conquistada la ciudad de México, cuando ya estaban depuestas
las flechas, los escudos, cuando por todas partes había paz en los pueblos,
2.- así como brotó, ya verdece, ya abre su
corola la fe, el conocimiento de aquel por quien
se vive: el verdadero Dios.
3.- En aquella sazón, el año 1531, a los pocos días del mes de Diciembre, sucedió que
había un indio, un pobre hombre del pueblo.
4.- su nombre era Juan Diego, según se dice,
vecino de Cuautitlán,
5.- y en las cosas de Dios, en todo pertenecía a Tlatilolco.
50
6.- Era sábado, muy de madrugada, venía en
pos de Dios y de sus mandatos.
7.- Y al llegar cerca del cerrito llamado Tepeyacac ya amanecía.
51
8.- Oyó cantar sobre el cerrito, como el canto de muchos pájaros finos; al cesar sus voces,
como que les respondía el cerro sobremanera
suaves, deleitosos, sus cantos sobrepujaban al
del coyoltototl y del tzinitzcan y al de otros
pájaros finos.
9.- Se detuvo a ver Juan Diego. Se dijo: por
ventura soy digno, soy merecedor de lo que oigo? Quizá nomás lo estoy soñando? ¿Quizá solamente lo veo en sueños?
10.- ¿Dónde estoy? ¿Dónde me veo? ¿Acaso
donde dejaron dicho los antiguos nuestros antepasados, nuestros abuelos: en la tierra de las
flores, en la tierra del maíz, de nuestra carne, de
nuestro sustento; acaso en la tierra celestial?
11.- Hacia allá estaba viendo arriba del cerrillo del lado de donde sale el sol, de donde procedía el precioso canto celestial.
12.- Y cuando cesó de pronto el canto,
cuando dejó de oírse, entonces oyó que lo llamaban arriba del cerrillo y le decían:
“JUANITO, JUAN DIEGUITO”.
13.- Luego se atrevió a ir donde lo llamaban;
ninguna turbación pasaba en su corazón ninguna cosa lo alteraba, antes bien se sentía alegre
52
y contento por todo extremo; fue a subir al cerrillo para ir a ver de dónde lo llamaban.
14.- y cuando llegó a la cumbre del cerrillo,
cuando lo vio una Doncella que allí estaba de
pie,
15.- lo llamó para que fuera cerca de Ella.
16.- y Cuando llegó frente a Ella mucho
admiró en que manera sobre toda ponderación
aventajaba su perfecta grandeza:
17.- su vestido relucía como el sol, como
que reverberaba,
18.- y la piedra, el risco en el que estaba de
pie, como que lanzaba rayos;
19.- el resplandor de Ella como preciosas
piedras, como ajorca (todo lo más bello) parecía
20.- la tierra como que relumbraba con los
resplandores del arco iris en la niebla.
21.- y los mezquites y nopales y las demás
hierbecillas que allí se suelen dar parecían como
esmeraldas. Como turquesa aparecía su follaje.
Y su tronco, sus espinas, sus aguates, relucían
como el oro.
53
22.- en su presencia se postró. Escuchó su
aliento, su palabra que era extremadamente glorificadora, sumamente afable, como de quien lo
atraía y estimaba mucho.
23.- le dijo: -“ESCUCHA, HIJO MÍO EL
MENOR, ¿A DÓNDE TE DIRIGES?
24.- Y él le contestó: _”Mi Señora, Reina,
Muchachita mía, allá llegaré, a tu casita de
México Tlatilolco, a seguir las cosas de Dios
que nos dan, que nos enseñan quienes son las
imágenes de Nuestro Señor: nuestros sacerdotes”.
25.- enseguida con esto dialoga con él, le
descubre su preciosa voluntad;
26.- le dice SABELO, TEN POR CIERTO,
HIJO MIO EL MÁS PEQUEÑO, QUE YO
SOY LA PERFECTA SIEMPRE VIRGEN
SANTA MARÍA MADRE DEL VERDADERISIMO DIOS POR QUIEN SE VIVE,
EL CREADOR DE LAS PERSONAS, EL
DUEÑO DE LA CERCANÍA Y DE LA
INMEDIACIÓN, EL DUEÑO DE LA
TIERRA. MUCHO QUIERO, MUCHO DESEO, QUE AQUÍ ME LEVANTEN MI
CASITA SAGRADA
54
Primera Aparición. “Felicidad de México”
del Bachiller Bezerra Tanco.1685.
55
27.- EN DONDE LO MOSTRARÉ, LO
ENSALZARE AL PONERLO DE MANIFIESTO.
28.- LO DARE A LAS GENTES EN
TODO MI AMOR PERSONAL, EN MI
MIRADA COMPASIVA, EN MI AUXILIO,
EN MI SALVACIÓN:
29.- PORQUE YO EN VERDAD SOY
VUESTRA MADRE COMPASIVA,
30.- TUYA Y DE TODOS LOS
HOMBRES QUE EN ESTA TIERRA
ESTAIS EN UNO,
31.- Y DE LAS DEMAS VARIADAS
ESTIRPES DE HOMBRES, MIS AMADORES, LOS QUE A MI CLAMEN, LOS QUE
ME BUSQUEN, LOS QUE CONFIEN EN
MI,
32.- PORQUE ALLI ESCUCHARE SU
LLANTO, SU TRISTEZA, PARA REMEDIAR, PARA CURAR TODAS SUS DIFERENTES PENAS, SUS MISERIAS, SUS
DOLORES.
33.- Y PARA REALIZAR LO QUE
PRETENDE MI COMPASIVA MIRADA
MISERICORDIOSA, ANDA AL PALACIO
DEL OBISPO DE MEXICO Y LE DIRAS
56
COMO YO TE ENVÍO, PARA QUE LE
DESCUBRAS COMO MUCHO DESEO
QUE AQUÍ ME PROVEA DE UNA CASA,
ME ERIJA EN EL LLANO UN TEMPLO,
CUANTO HAS VISTO Y ADMIRADO, Y
LO QUE HAS OIDO.
34.- Y TEN POR SEGURO QUE
MUCHO LO AGRADECERA Y LO PAGARE,
35.- QUE POR ELLO TE ENRIQUECERE, TE GLOROFICARE;
36.- Y MUCHO DE ALLÍ MERECERÁS
CON QUE YO RETRIBUYA TU CANSANCIO, TU SERVICIO CON QUE VAS A
SOLICITAR EL ASUNTO AL QUE TE
ENVÍO.
37.- YA QUE HAS OIDO, HIJO MIO EL
MENOR, MI ALIENTO, MI PALABRA;
ANDA, HAZ LO QUE ESTE DE TU
PARTE”.
38.- E inmediatamente en su presencia se
postró; le dijo:”Señora mía, Niña, ya voy a realizar tu venerable aliento tu venerable palabra;
por ahora de Ti me aparto, yo, tu pobre indito”.
57
39.- Luego vino a bajar para poner en obra
su encomienda: vino a encontrar la calzada,
viene derecho a México.
40.- Cuando vino a llegar al interior de la
ciudad luego fue derecho al palacio del obispo,
que muy recientemente había llegado, Gobernante Sacerdote; su nombre era D. Fray Juan
de Zumárraga, Sacerdote de San Francisco.
41.- Y en cuanto llegó, luego hace el intento
de verlo, les ruega a sus servidores, a sus ayudantes que vayan a decírselo;
42.- después de pasado largo rato vinieron a
llamarlo, cuando mandó el Señor Obispo que
entrara.
43.- Y en cuanto entró, luego ante él se
arrodilló, se postró, luego ya le descubre, le
cuenta el precioso aliento, la preciosa palabra
de la Reina del Cielo, su mensaje, y también le
dice todo lo que admiró, lo que vio, lo que oyó,
44.- Y habiendo escuchado toda su narración, su mensaje, como que no mucho lo tuvo
por cierto,
45.- le respondió, le dijo: “Hijo mío otra vez
vendrás, con calma te oiré, bien aún desde el
principio miraré y consideraré la razón por la
que venido, tu voluntad, tu deseo”.
58
46.- Salió; venía triste porque no realizo de
inmediato su encargo.
47.- Luego se volvió al terminar el día. Luego de allá se vino del cerrillo,
48.- y tuvo la dicha de encontrar a la Reina
del Cielo: allí cabalmente donde la primera vez
se le apareció lo estaba esperando.
49.- y en cuanto la vio ante Ella se postró, se
arrojó por tierra, le dijo:
50.- “Patroncita, Señora, Reina, Hija mía la
mas pequeña, Muchachita, ya fui a donde me
mandaste a cumplir tu amable aliento, tu amable palabra; aunque difícilmente entré a donde
es el lugar del Gobernante Sacerdote, lo vi., ante él expuse tu aliento, tu palabra, como me lo
mandaste.
51.- Me recibió amablemente y lo escuchó
perfectamente, pero, por lo que me respondió,
como que no lo entendió, no lo tiene por cierto.
52.- Me dijo: “Otra vez vendrás; aún con
calma te escucharé, bien aún desde el principio
veré por lo que has venido tu deseo, tu voluntad”.
59
53.- Bien en ello miré, según me respondió,
que piensa que tu casa que quieres que te hagan
aquí tal vez yo nada mas lo invento, o que tal
vez no es de tus labios;
54.- mucho te suplico, Señora mía, Reina,
Muchachita mía, que a alguno de los nobles,
estimados, que sea conocido, respetado, honrado, le encargues que conduzca, que lleve tu
amable aliento, tu amable palabra para que le
crean.
55.- Porque en verdad yo soy un hombre del
campo, soy mecapal, soy parihuela, soy cola,
soy ala; yo mismo necesito ser conducido, llevado a cuestas, no es lugar de mi andar ni de mi
detenerme allá a donde me envías, Virgencita
mía, Hija mía menor, Señora , niña;
56.- Por favor dispénsame: afligiré con pena
tu rostro, tu corazón; iré a caer en tu enojo, en
tu disgusto, Señora Dueña Mía.”
57.- Le respondió la Perfecta Virgen, digna
de honra y veneración:
58.- ESCUCHA, EL MAS PEQUEÑO DE
MIS HIJOS, TEN POR CIERTO QUE NO
SON ESCASOS MIS SERVIDORES, MIS
MENSAJEROS, A QUIENES ENCARGUE
QUE LLEVEN MI ALIENTO, MI PALA60
BRA, PARA QUE EFECTUEN MI VOLUNTAD;
59.- PERO ES MUY NECESARIO QUE
TU PERSONALMENTE VAYAS, RUEGUES, QUE POR TU INTERCESION SE
REALICE, SE LLEVE A EFECTO MI
QUERER, MI VOLUNTAD.”
60.- Y MUCHO TE RUEGO, HIJO MIÓ
EL MENOR, Y CON RIGOR TE MANDO,
QUE OTRA VEZ VAYAS MAÑANA A
VER AL OBISPO.
61.- Y DE MI PARTE HAZLE SABER,
HAZLE OIR MI QUERER, MI VOLUNTAD, PARA QUE REALICE, HAGA MI
TEMPLO QUE LE PIDO.
62.- Y BIEN, DE NUEVO DILE DE
QUE MODO YO, PERSONALMENTE, LA
SIEMPRE VIRGEN SANTA MARÍA, YO,
QUE SOY LA MADRE DE DIOS, TE
MANDO.
63.- Juan Diego, por su parte, le respondió,
le dijo: - “Señora mía, que no te angustie yo
con pena tu rostro, tu corazón; con todo gusto
iré a poner por obra tu aliento, tu palabra; de
ninguna manera dejaré de hacer, ni estimo por
molesto el camino.
61
64.- iré a poner en obra tu voluntad, pero tal
vez no seré oído quizás no seré creído.
65.- Mañana en la tarde, cuando se meta el
sol vendré a devolver tu palabra, a tu aliento, lo
que me responda el Gobernante Sacerdote.
66.- Ya me despido de ti respetuosamente,
hija mía la más pequeña, jovencita, Señora, Niña mía, descansa otro poquito.
67.- y luego se fue el a su casa a descansar
68.- Al día siguiente, domingo, bien todavía
en la nochecilla, todo aun estaba oscuro, de allá
salió, de su casa, se vino derecho a Tlatilolco,
vino a saber lo que pertenece a Dios y a ser
contado en lista; luego para ver al Señor Obispo...
69.- Y a eso de las diez fue cuando ya estuvo
preparado: se había nombrado lista y se había
dispersado la multitud.
70.- Y Juan Diego luego fue al palacio del
Señor Obispo.
71.- Y en cuanto llegó hizo toda la lucha por
verlo, y con mucho trabajo otra vez lo vio;
62
72.- a sus pies se hincó, lloró, se puso triste
al hablarle, al descubrirle la palabra, el aliento
de la Reina del Cielo,
73.- que ojala fuera creída la embajada, la
voluntad de la Perfecta Virgen, de hacerle, de
erigirle su casita sagrada, en donde había dicho,
en dónde la quería.
74.- y el gobernante Obispo muchísimas cosas le preguntó, le investigó, para poder cerciorarse, dónde la había visto, cómo era Ella; todo
absolutamente todo se lo contó al Señor Obispo.
75.- Y aunque todo absolutamente se lo declaró, y en cada cosa vio, admiró que aparecía
con toda claridad que Ella era la Perfecta Virgen, la Amable Maravillosa Madre de Nuestro
Señor Jesucristo,
76.- sin embargo, no luego se realizó.
77.- Dijo que no sólo por su palabra, su petición se haría, se realizaría lo que él pedía,
78.- que era muy necesaria alguna otra señal
para poder ser creído cómo a él lo enviaba la
Reina del Cielo en persona.
79.- Tan pronto como lo oyó Juan Diego, le
dijo al obispo:
63
80.- “Señor Gobernante, considera cual será
la señal que pides, porque luego iré a pedírsela
a la Reina del Cielo que me envió”
81.- Y habiendo visto el Obispo que ratificaba, que en nada vacilaba ni dudaba, luego lo
despacha.
82.- Y en cuanto viene, luego les manda a
algunos de los de su casa en los que tenía absoluta confianza que lo vinieran siguiendo, que
bien lo observaran a donde iba, a quien veía,
con quien hablaba.
83.- Y así se hizo. Y Juan Diego luego se vino derecho. Siguió la calzada.
84.- Y los que lo seguían, donde sale la barranca, en el puente de madera lo vinieron a
perder. Y aunque por todas partes buscaron ya
por ninguna lo vieron.
85.- y así se volvieron. No sólo porque con
ello se fastidiaron grandemente, sino también
porque les impidió su intento, los hizo enojar.
86.- Así le fueron a contar al Señor Obispo,
le metieron en la cabeza que no le creyera, le
dijeron cómo nomás le contaba mentiras, que
nada más inventaba lo que venía a decirle, o
que sólo soñaba o imaginada lo que le decía, lo
que le pedía.
64
87.-Y bien así lo determinaron que si otra
vez venía, regresaba, allí lo agarrarían, y fuertemente lo castigarían, para que ya no volviera
a decir mentiras ni a alborotar a la gente.
88.- Entre tanto Juan Diego estaba con la
Santísima Virgen diciéndole la respuesta que
traía del Señor Obispo;
89.-la que, oída por la Señora, le dijo:
90.- BIEN ESTA, HIJITO MIO,
VOLVERAS AQUÍ MAÑANA PARA QUE
LLEVES AL OBISPO LA SEÑAL QUE TE
HA PEDIDO;
91.-CON ESO TE CREERA Y ACERCA
DE ESTO YA NO DUDARA NI DE TI
SOSPECHARA;
92.-Y SABETE, HIJITO MIO, QUE YO
TE PAGARE TU CUIDADO Y EL
TRABAJO Y CANSANCIO QUE POR MI
HAS EMPRENDIDO;
93.- EA, VETE AHORA; QUE MAÑANA
AQUÍ TE AGUARDO
65
Tercera Aparición. “Felicidad de México” del
Bachiller Bezerra Tanco.1685.
66
94.-Y al día siguiente, lunes, cuando debía
llevar Juan Diego alguna señal para ser creído,
ya no volvió.
95.-Porque cuando fue a llegar a su casa, a
un su tío, de nombre Juan Bernandino, se le
había asentado la enfermedad, estaba muy grave.
96.-Aún fue a llamarle al médico, aún hizo
por él, pero ya no era tiempo, ya estaba muy
grave.
97.-Y cuando anocheció, le rogó su tío que
cuando aún fuere de madrugada, cuando aún
estuviere oscuro, saliera hacia acá, viniera a
llamar a Tlatilolco algún Sacerdote para que
fuera a confesarlo, para que fuera a prepararlo,
98.-porque estaba seguro de que ya era el
tiempo, ya el lugar de morir, porque ya no se
levantaría, ya no se curaría.
99.- Y el martes, siendo todavía mucho muy
de noche, de allá vino a salir, de su casa, Juan
Diego, a llamar el Sacerdote a Tlatilolco.
100.- y cuando ya acertó al llegar al lado del
cerrito terminación de la sierra, al pie, donde
67
sale el camino, de la parte en que el sol se mete,
en donde antes él saliera, dijo:
101.- “Si me voy derecho por el camino, no
vaya a ser que me vea esta Señora y seguro,
como antes, me detendrá para que lleve la señal
al gobernante eclesiástico como me lo mandó;
102.- que primero nos deje nuestra tribulación; que antes yo llame de prisa al Sacerdote
religioso mi tío no hace más que aguardarlo”.
103.- En seguida le dio la vuelta al cerro, subió por en medio y de ahí, atravesando, hacia la
parte oriental fue a salir, para rápido ir a llegar a
México, para que no lo detuviera la Reina del
Cielo.
104.- Piensa que por donde dio la vuelta no
lo podrá ver la que perfectamente a todas partes está mirando
105.- La vio como vino a bajar de sobre el
cerro, y que de allí lo había estado mirando, de
donde antes lo veía.
106.- Le vino a salir al encuentro a un lado
del cerro, le vino a atajar los pasos; le dijo:
107.- Y “¿QUE PASA, EL MAS PEQUEÑO DE MIS HIJOS? ¿A DONDE VAS, A
DONDE TE DIRIGES?”
68
Curación de Juan Bernardino.
108.- y él, tal vez un poco se apenó, o quizá
se avergonzó? ¿O tal vez de ello se espantó, se
puso temeroso?
109.- En su presencia se postró, la saludó, le
dijo:
110.- “Mi Jovencita, Hija mía la más pequeña, Niña mía, ojala que estés contenta; ¿cómo
amaneciste? ¿Acaso sientes bien tu amado
cuerpecito, Señora mía, Niña mía?
69
111.- Con pena angustiaré tu rostro, tu corazón: te hago saber, Muchachita mía, que está
muy grave un servidor tuyo, tío mío.
112.- Una gran enfermedad se le ha asentado, seguro que pronto va a morir de ella.
113.- Y ahora iré de prisa a tu casita de
México, a llamar a alguno de los amados de
Nuestro Señor, de nuestros Sacerdotes, para
que vaya a confesarlo y a prepararlo,
114.- porque en realidad para ello nacimos,
los que vinimos a esperar el trabajo de nuestra
muerte.
115.- Mas, si voy a llevarlo a efecto luego
aquí otra vez volveré para ir a llevar tu aliento,
tu palabra, Señora, Jovencita mía.
116.- “Te ruego me perdones, tenme todavía un poco de paciencia, porque con ello no te
engaño, Hija mía la menor, Niña mía, mañana
sin falta vendré a toda prisa”.
117.- En cuanto oyó las razones de Juan
Diego, le respondió la Piadosa Perfecta Virgen;
118.- ESCUCHA, PONLO EN TU CORAZÓN, HIJO MIO EL MENOR, QUE NO ES
NADA LO QUE TE ESPANTO, LO QUE
TE AFLIGIO; QUE NO TE PERTURBE TU
70
ROSTRO, TU CORAZÓN; NO TEMAS
ESTA ENFERMEDAD NI NINGUNA
OTRA ENFERMEDAD, NI COSA PUNZANTE, AFLICTIVA.
119.- ¿NO ESTOY AQUÍ YO, QUE SOY
TU MADRE? ¿NO ESTAS BAJO MI
SOMBRA Y RESGUARDO? ¿NO SOY YO
LA FUENTE DE TU ALEGRIA? ¿NO
ESTAS EN EL HUECO DE MI MANTO,
EN EL CRUCE DE MIS BRAZOS?
¿TIENES NECESIDAD DE ALGUNA
OTRA COSA?
120.- QUE NINGUNA OTRA COSA TE
AFLIJA, TE PERTURBE; QUE NO TE
APRIETE CON PENA LA ENFERMEDAD
DE TU TÍO, PORQUE DE ELLA NO
MORIRÁ POR AHORA. TEN POR
CIERTO QUE YA ESTA BUENO”.
121.- (Y luego en aquel mismo momento
sanó su tío, como después se supo).
122.- Y Juan Diego, cuando oyó la amable
palabra, el amable aliento de la Reina del Cielo,
muchísimo con ello se consoló, bien con ello se
apaciguó su corazón.
71
123.- Y le suplicó que inmediatamente lo
mandara a ver al gobernante obispo, a llevarle
algo de señal, de comprobación, para que creyera.
124.- Y la Reina Celestial luego le mandó
que subiera a la cumbre del cerrillo, en donde
antes la veía;
125.- Le dijo: - “SUBE, HIJO MIO EL
MENOR, A LA CUMBRE DEL CERRILLO,
A DONDE ME VISTE Y TE DI
ORDENES:
126.
ALLI
VERAS
QUE
HAY
VARIADAS FLORES: CORTALAS, REUNELAS, PONLAS TODAS JUNTAS; LUEGO TRAELAS AQUÍ, A MI PRESENCIA.
127.- Y Juan Diego luego subió al cerrillo,
128.- y cuando llegó a la cumbre, mucho
admiró cuantas había, florecidas, abiertas sus
corolas, flores las más variadas, bellas y hermosas, cuando todavía no era su tiempo:
129.- porque de veras que en aquella sazón
arreciaba el hielo;
130.- estaban difundiendo un olor suavísimo;
como perlas preciosas, como llenas de rocío
nocturno.
72
Fernando Leal – Mural al fresco – Capilla
del cerrito del Tepeyac. México,D.F.
73
131.- Luego comenzó a cortarlas, todas las
juntó, las puso en el hueco de su tilma.
132.- por cierto que en la cumbre del cerrito
no era lugar en que se dieran ningunas flores,
sólo abundan los riscos, abrojos, espinas; nopales, mezquites,
133.- y si acaso algunas hierbecillas se solían
dar, entonces era el mes de Diciembre, en que
todo lo come, lo destruye el hielo.
134.- Y en seguida vino a bajar, vino a traerle a la Niña Celestial las diferentes flores que
había ido a cortar,
135.- y cuando las vio, con sus venerables
manos las tomo;
136.- luego otra vez se las vino a poner todas juntas en el hueco de su ayate, le dijo:
137.- MI HIJTO MENOR, ESTAS
DIVERSAS FLORES SON LA PRUEBA, LA
SEÑAL QUE LLEVARAS AL OBISPO;
138.- DE MI PARTE LE DIRAS QUE
VEA EN ELLAS MI DESEO, Y QUE POR
ELLO REALICE MI QUERER, MI VOLUNTAD.
74
139.- TU…, TU QUE ERES MI MENSAJERO…, EN TI ABSOLUTAMENTE SE
DEPOSITA LA CONFIANZA;
140.- Y MUCHO TE MANDO CON
RIGOR QUE NADA MAS A SOLAS, EN
LA PRESENCIA DEL OBISPO EXTIENDAS TU AYATE, Y LE ENSEÑES LO QUE
LLEVAS.
141.- Y LE CONTARÁS TODO PUNTUALMENTE, LE DIRAS QUE TE
MANDE QUE SUBIERAS A LA CUMBRE
DEL CERRITO A CORTAR FLORES, Y
CADA COSA QUE VISTE Y ADMIRASTE,
142.- PARA QUE PUEDAS CONVENCER AL GOBERNANTE SACERDOTE,
PARA QUE LUEGO PONGA LO QUE
ESTA DE SU PARTE PARA QUE SE
HAGA, SE LEVANTE MI TEMPLO QUE
LE HE PEDIDO.
143.- Y en cuanto le dio su mandato la Celestial Reina, vino a tomar la calzada, viene derecho a México, ya viene contento.
75
Milagro del Tepeyac. Oleo sobre tela. Jorge
González Camarena. 1947.
76
144.- Ya así viene sosegado su corazón,
porque vendrá a salir bien, lo llevará perfectamente.
145.- Mucho viene cuidando lo que está en
el hueco de su vestidura, no vaya a ser que algo
tire.
146.- viene disfrutando del aroma de las diversas preciosas flores.
147.- Cuando vino a llegar al palacio del
Obispo, lo fueron a encontrar el portero y los
demás servidores del Sacerdote Gobernante,
148.- y les suplicó que le dijeran cómo deseaba verlo, pero ninguno quizá fingían que no
le entendían, o tal vez porque aún estaba muy
oscuro.
149.- o tal vez porque ya lo conocían que
nomás los molestaba, los importunaba,
150.- y ya les habían contado sus compañeros, los que lo fueron a perder de vista cuando
lo fueron siguiendo.
151.- Durante muchísimo rato estuvo esperando la razón.
152.- Y cuando vieron que por muchísimo
rato estuvo allí, de pie, cabizbajo, sin hacer na77
da, por si era llamado, y como que algo traía, lo
llevaba en el hueco de su tilma; luego pues, se
le acercaron para ver que traía y desengañarse.
153.- Y cuando vio Juan Diego que de
ningún modo podía ocultarles lo que llevaba y
por eso lo molestarían o tal vez lo aporrearían,
un poquito les vino a mostrar las flores.
154.- Y cuando vieron que todas eran finas,
variadas flores y que no era tiempo entonces de
que se dieran, las admiraron mucho, lo frescas
que estaban, lo abiertas que tenían sus corolas,
lo bien que olían, lo bien que parecían.
155.- Y quisieron coger y sacar unas cuantas;
156.- tres veces sucedió que se atrevieron a
cogerlas, pero de ningún modo pudieron hacerlo,
157.- porque cuando hacían el intento ya no
podían ver las flores, sino que, a modo de pintadas, o bordadas, o cosidas en la tilma las veían.
158.- Inmediatamente fueron a decirle al
Gobernante Obispo lo que habían visto.
159.- cómo deseaba verlo el indito que otras
veces había venido, y que ya hacía muchísimo
78
rato que estaba allí aguardando el permiso porque quería verlo.
160.- Y el Gobernante Obispo, en cuanto lo
oyó, dio en la cuenta de que aquello era la
prueba para convencerlo, para poner en obra lo
que solicitaba el hombrecito.
161.- Enseguida dio orden de que pasara a
verlo.
162.- Y habiendo entrado, en su presencia
se postró, como ya antes lo había hecho.
163.- Y de nuevo le contó lo que había visto, admirado, y su mensaje.
164.- Le dijo: -“Señor mío, Gobernante, ya
hice, ya llevé a cabo según me mandaste;
165.- así fui a decirle a la Señora mi Ama, la
Niña Celestial, Santa María, la Amada Madre de
Dios, que pedías una prueba para poder creerme, para que le hicieras su casita sagrada, en
donde te la pedía que la levantaras;
166.- y también le dije que te había dado mi
palabra de venir a traerte alguna señal, alguna
prueba de su voluntad, como me lo encargaste.
167.- Y escuchó bien tu aliento, tu palabra, y
recibió con agrado tu petición de la señal, de la
79
prueba, para que se haga, se verifique su amada
voluntad.
168.- Y ahora, cuando era todavía de noche,
me mandó para que otra vez viniera a verte;
169.- y le pedí la prueba para ser creído,
según había dicho que me la daría, e inmediatamente lo cumplió.
170.- Y me mandó a la cumbre del cerrito
en donde antes yo la había visto, para que allí
cortara diversas rosas de Castilla.
171.- Y cuando las fui a cortar, se las fui a
llevar allá abajo;
172.- y con sus santas manos las tomó,
173.- de nuevo en el hueco de mi ayate las
vino a colocar,
174.- para que te las viniera a traer, para que
a ti personalmente te las diera.
175.- Aunque bien sabía yo que no es lugar
donde se den flores la cumbre del cerrito, porque sólo hay abundancia de riscos, abrojos,
huisaches, nopales, mezquites, no por ello
dudé, no por ello vacilé.
80
176.- Cuando fui a llegar a la cumbre del cerrito miré que era un paraíso.
177.- Allí estaban ya perfectas todas las diversas flores preciosas, de las más finas que
hay, llenas de rocío esplendorosas, de modo
que luego las fui a cortar;
178.- y me dijo que de su parte te las diera, y
que ya así yo probaría; que vieras la señal que le
pedías para realizar su amada voluntad.
179.- y para que aparezca que es verdad mi
palabra, mi mensaje,
180.- Aquí las tienes; hazme el favor de recibirlas”.
181.- Y luego extendió su blanca tilma, en
cuyo hueco había colocado las flores.
182.- y así como cayeron al suelo todas las
variadas flores preciosas,
183.- luego allí se convirtió en señal, se apareció de repente la Amada Imagen de la Perfecta Santa María Madre de Dios, en la forma y
figura en que ahora está,
184.- en donde ahora es conservada en su
amada casita, en su sagrada casita del Tepeyac,
que se llama Guadalupe.
81
Cuarta Aparición. “Felicidad de México”
del Bachiller Bezerra Tanco.1685.
82
185.- Y en cuanto la vio el Obispo Gobernante y todos los que allí estaban, se arrodillaron, mucho la admiraron,
186.- se pusieron de pie para verla, se entristecieron, se afligieron, suspenso el corazón, el
pensamiento…
187.- Y el Obispo Gobernante con llanto,
con tristeza, le rogó, le pidió perdón por no
luego haber realizado su voluntad, su venerable
aliento, su venerable palabra.
188.- y cuando se puso de pie desató del
cuello de donde estaba atada la vestidura, la
tilma de Juan Diego.
189.- en la que se apareció, en donde se
convirtió en señal la Reina Celestial.
190.- Y luego la llevó allá la fue a colocar a
su oratorio.
191.- Y todavía allí paso un día Juan Diego
en la casa de Obispo, aún lo detuvo.
192.- Y al día siguiente le dijo:-“Anda, vamos a que muestres dónde es la voluntad de la
Reina del Cielo que le erijan su templo”.
83
193.- de inmediato se convidó gente para
hacerlo, levantarlo.
194.- Y Juan Diego, en cuanto mostró en
donde había mandado la Señora del Cielo que
se erigiera su casita sagrada, luego pidió permiso:
195.- quería ir a su casa para ir a ver a su tío
Juan Bernardino, que estaba muy grave cuando
lo dejó para ir a llamar un Sacerdote a Tlatilolco para que lo confesara y lo dispusiera, de
quien le había dicho la Reina del Cielo que ya
había sanado.
196.- Pero no lo dejaron ir solo, sino que lo
acompañaron a su casa;
197.- Y al llegar vieron a su tío que ya estaba
sano, absolutamente nada le dolía,
198.- Y él, por su parte, mucho admiró la
forma en que su sobrino por que así sucedía, el
que mucho le honraran;
199.- le preguntó a su sobrino porque así
sucedía, el que mucho le honraran;
200.- Y él dijo como cuando lo dejó para ir a
llamarle un Sacerdote para que lo confesara, lo
dispusiera, allá en el Tepeyac, se le apareció la
Señora del Cielo;
84
201.- y lo mandó a México a ver al Gobernante Obispo, para que allí le hiciera una casa
en el Tepeyac.
202.- Y le dijo que no se afligiera, que ya su
tío estaba contento, y con ello mucho se consoló.
203.- Le dijo su tío que era cierto, que en
aquel preciso momento lo sanó,
204.- y la vio exactamente en la misma forma en que se le había aparecido a su sobrino,
205.- y le dijo cómo a él también lo había
enviado a México a ver al Obispo;
206.- y que también, cuando fuera a verlo,
que todo absolutamente le descubriera, le platicara lo que había visto
207.- y la manera maravillosa en que lo había sanado,
208.- y que bien así la llamaría, bien la nombraría: LA PERFECTA VIRGEN SANTA
MARÍA DE GUADALUPE, su Amada Imagen.
209.- Y luego trajeron a Juan Bernardino a la
presencia del Gobernante Obispo, lo trajeron a
hablar con él, a dar testimonio.
85
210.- Y junto con su sobrino Juan Diego,
los hospedó en su casa el Obispo unos cuantos
días,
211.- en tanto que se levantó la casita sagrada de la Niña Reina allí en el Tepeyac, donde se
hizo ver de Juan Diego.
212.- Y el Señor Obispo trasladó a la iglesia
mayor la amada imagen de la Amada Niña Celestial.
213.- La vino a sacar de su palacio, de su
oratorio en donde estaba, para que todos la vieran, la admiraran, su amada imagen.
214.- Y absolutamente toda esta ciudad, sin
falta y nadie, se estremeció cuando vino a ver, a
admirar su preciosa Imagen.
215.- Venían a reconocer su carácter divino.
216.- Venían a presentarles sus plegarias.
217.- Mucho admiraron en que milagrosa
manera se había aparecido,
218.- puesto que absolutamente ningún
hombre de la tierra pintó su amada Imagen.
A la historia original de Valeriano se le ha
llamado “NICAN MOPOHUA MOTEC86
PANA” (significa: “Por orden y concierto se
refiere aquí) por ser las palabras con que comienza el relato en La lengua náhuatl. “Nican”
(aquí) “Pohua” (contar y “Tecpana” (poner en
orden).
La manta en que milagrosamente se apareció la imagen de la Señora del cielo, era el abrigo de Juan Diego: ayate un poco tieso y bien
tejido, porque en aquel tiempo era de ayate la
ropa y abrigo de todos los pobres indios: sólo
los nobles, los principales y los valientes guerreros, se vestían y ataviaban con una manta
blanca de algodón. El ayate, ya se sabe, se hace
de lchtli que sale del maguey. Este precioso
ayate en que se apareció la siempre Virgen
nuestra Reina es de dos piezas, pegadas y cosidas con hilo blando. Es tan alta la bendita imagen, que empezando en la planta del pie, hasta
llegar a la coronilla, tiene seis gemes y uno de
mujer. Su hermoso rostro es muy grave y noble, un poco moreno. Su precioso busto parece
humilde: están sus manos juntas sobre el pecho, hacia donde empieza la cintura. Es morado su cinto. Solamente su pie derecho descubre
un poco la punta de su calzado color de ceniza.
Su ropaje, en cuanto se ve por fuera, es de color rosado, que en las sombras parece bermejo;
y está bordado con diferentes flores, todas en
botón y de bordes dorados. Prendido de su
87
cuello está un anillo dorado, con rayas negras al
derredor de las orillas, y en medio una cruz,
además, de adentro se asoma otro vestido
blanco y blando, que ajusta bien en las muñecas
y tiene deshilado el extremo. Su velo, por fuera,
es azul celeste: sienta bien en su cabeza, para
nada cubre su rostro y cae hasta sus pies,
ciñéndose un poco por en medio; tiene toda su
franja dorada, que es algo ancha, y estrellas de
oro por donde quiera, las cuales son cuarenta y
seis. Su cabeza se inclina hacia la derecha y encima sobre su velo está una corona de oro de
figuras ahusadas hacia arriba y anchas abajo. A
sus pies está la luna, cuyos cuernos ven hacia
arriba. Se yergue exactamente en medio de ellos
y de igual manera aparece en medio del sol, cuyos rayos la siguen y rodean por todas partes.
Son cien los resplandores de oro, unos largos,
otros pequeñitos y con figuras de llamas; doce
circundan su rostro y cabeza; y son por todos
cincuenta los que salen de cada lado. Al par de
ellos, al final una nube blanca rodea los bordes
de su vestidura. Esta preciosa imagen con todo
lo demás va corriendo sobre un ángel que medianamente acaba en la cintura, en cuanto descubre; y nada de él aparece hacia sus pies, como que está metido en la nube. Acabándose los
extremos del ropaje y del velo de la Señora del
cielo, que caen muy bien en sus pies, por ambos lados los coge con sus manos el ángel, cuya
88
ropa es de color bermejo, a la que se adhiere un
cuello dorado, y cuyas alas desplegadas son de
plumas ricas, largas y verdes, y de otras diferentes. La van llevando las manos del ángel, que, al
parecer, está muy contento de conducir así a la
Reina del cielo.
89
Oleo sobre tela. Antonio de Santander.
90
MARIA,
DE NAZARET AL TEPEYAC
El camino era largo e incómodo, pero el
amor que animaba a María se lo hizo encontrar
fácil y hermoso; bajo la cúpula azul del cielo, le
parecía estar en el Templo de Dios. Llegando a
Jerusalén hizo una visita a la Casa del Señor, y
continuó nuevamente por el camino que la llevaría a la Colina de Ain Karim, donde vivía su
prima Isabel.
“Cuánto me alegro,” pensaba María, “de
poder ir a ver a Isabel; necesitará ayuda ahora
que ha concebido en su ancianidad”. Su mente
no puede menos que volar hacia atrás unos
cuantos días cuando, al estar en oración, recibió
la visita de un ángel que le había dicho: “Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo, Bendita Tú entre todas las mujeres”. Ciertamente,
la presencia del ángel no le había extrañado
puesto que muchos de ellos estaban mezclados
en la historia de sus padres sin embargo su saludo la había impresionado profundamente; entonces, al penetrar en sus pensamientos, le dijo
el ángel:
91
“No temas, María, porque has hallado gracia
a los ojos de Dios. Tú serás la Madre de un niño a quien pondrás por nombre Jesús.” Todo
esto viene meditando, decidida a servir, a ayudar a su prima, puesto que también había sido
informada de su milagrosa concepción.
Sus pensamientos se ven cortados por la
aparición de la casita típicamente judía, con su
patio y su pozo, donde vive Isabel quien se encuentra asomada a la ventana y, al verla, corre a
su encuentro con los brazos abiertos.
Es en este saludo cuando Isabel experimenta el gozo más grande de su vida al sentirse llena del Espíritu Santo y le dice: “Bendita Tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre;
y ¿de dónde a mí que la Madre de mi Señor
venga a verme? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo saltó de gozo el niño en
mi seno !Feliz la que ha creído que se cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte
del Señor!” En Isabel obraba el espíritu de revelación que habita siempre en el pueblo de
Dios.
María dijo entonces: “Proclama mi alma la
grandeza del Señor, y se alegra mi espíritu en
Dios mi Salvador porque ha puesto los ojos en
la humildad de su esclava.”
92
Después entraron a la casa, para protegerse
del fuerte sol de Oriente, donde Zacarías, el esposo de Isabel, recibió a María con gran gozo.
Más de tres meses permaneció María en casa
de Isabel atareada con todas las labores propias
del hogar: haciendo harina para cocinar pan, y
cocinando, limpiando, ayudando, sirviendo,
alegrando con su presencia todo lo que la rodeaba.
Fueron sus manos morenas acostumbradas
a trabajar las que recibieron el cuerpecito del
pequeño Juan, hijo de Zacarías e Isabel,
frotándolo con sal y derramando sobre él las
aguas que limpiaron su cuerpo. Más tarde sería
el mismo Juan, hombre crecido, quien derramaría el agua sobre la cabeza de Aquél que lo
llenó del Espíritu, cuando aún estaba en el
vientre de su madre.
Es María, la visitadora, la misma que caminó
a través de aquellos senderos polvorientos la
que viene al nuevo mundo como una estrella
caminando del Oriente al occidente para visitar
a los hombres del nuevo pueblo, conociendo
hasta sus más profundas emociones, y trae en
sus entrañas la mejor noticia que el mundo ha
recibido.
93
Ella es la primera evangelizadora, la que al
pasar por Europa cautivó los corazones de la
Edad Media y en España, deteniéndose en un
pilar, fue la columna de fuego, de nube, el
sostén de ese pueblo español que junto con la
cruz entregó una Madre al Nuevo Mundo.
Tres carabelas cruzaron el mar, allí, en la
más pequeña, la Santa María, venía Ella, al lado
de Cristóbal Colón, quien se paseaba de un lado a otro viendo hacia el horizonte y recitando
los salmos de David, con el corazón puesto en
Dios.
Vino a México oculta entre los pobres sayales de Fray Toribio de Benavente (Motolinía);
de los doce primeros, en todos esos oleajes que
vinieron a traernos la Buena Noticia con su
predicación, su vida ejemplar, sus obras, su
amable sonrisa, su sencillez, su laboriosidad y
su pobreza.
Cuando llega al Tepeyac para quedarse en
esta tierra, se deja ver de Juan Diego, y después
de todos los moradores de la tierra, para que la
amen e invoquen y a Ella confíen sus penas.
Pero sigue siendo la misma María, la Virgen
Madre, que viene de aquel pueblito de Nazaret
al Tepeyac, la de ayer, la de hoy, la de siempre.
94
Miguel Cabrera. Siglo XVIII.
95
JUAN DIEGO
Juan Diego nació el año de 1474; su nombre
pagano fue el de Cuauhtlatoatzin (Águila que
habla) originario del barrio de Tlayácac en
Cuautitlán, donde pasó gran parte de su vida.
En 1525 él, su esposa María Lucía y su tío
Juan Bernardino recibieron el sacramento del
Bautismo en el templo de Santiago Tlatelolco.
Cuatro años más tarde, al morir María Lucía,
se trasladó a Tolpetlac, viviendo con su tío
Juan Bernardino, quien también sería honrado
con la visita de María de Guadalupe cuando
acude a sanarlo.
Juan Diego era un hombre común y corriente, pero su rango no era el ínfimo, sino que
pertenecía a la clase noble de los indios Macehuales, poseía cierta cultura al hablar, y lo
comprobamos en el lenguaje que usó en su diálogo con la Santísima Virgen y el Obispo
Zumárraga.
Su trabajo consistía en tejer petates mismos
que vendía junto con otros productos de tule;
tenía algunas propiedades entre ellas la casa
donde habitaba, (actualmente es el Templo de
96
Nuestra Señora de la Salud) y otros bienes, los
cuales regaló después de su encuentro con
María en el Tepeyac.
Desde antes de las Apariciones Guadalupanas ya era tenido Juan Diego en un concepto
de santidad entre sus compatriotas, quienes le
llamaban el ermitaño porque gustaba de andar
solo, dedicado a la contemplación de las cosas
divinas; asistía con puntualidad a la doctrina.
Después de su bautismo manifestó un tierno
amor a la Santísima Virgen, por lo que acostumbraba escuchar la misa que se celebraba todos los sábados en el barrio de Tlaltelolco a la
Reina de los Ángeles. Para ello madrugaba,
pues era costumbre en aquella época que en las
iglesias a cada uno de los parroquianos se le
llamase por su nombre, (como quien dice pasaban lista) con el objeto de imponer alguna sanción a los faltantes. Juan Diego era de los que,
para no incurrir en aquella falta, llegaba antes
de que principiara la misa. Hacía grandes penitencias y gustaba de ayudar a los demás para
que vivieran mejor.
Después de su encuentro personal con la
Virgen María en 1531, trasladó su morada a un
cuarto de adobes que le fue edificado junto a la
Capilla donde se colocó la Sagrada Imagen, cuya custodia le fue confiada por el Obispo
Zumárraga.
97
A diario se ocupaba de barrer el templo, invocando a la señora del Cielo con gran fervor;
frecuentemente se confesaba, comulgaba, y se
escondía para poder entregarse a la oración.
Por 17 años Juan Diego sirvió incansablemente en la propagación de la fe entre los indígenas, instruyéndolos con gran paciencia y
amor, motivándolos para su conversión; después les aconsejaba que acudieran a los misioneros a completar su instrucción.
Murió en el año de 1548, a la edad de 74
años, fue sepultado junto a su tío Juan Bernardino en la primera Ermita, aunque actualmente
se ignora dónde yacen sus restos.
Puede establecerse un paralelo entre San
Juan Evangelista, el Águila de Patmos, que vio
aquel gran signo de la Virgen, circundada por el
sol, con la luna a sus plantas y doce estrellas en
su cabeza, y Juan Diego, que podemos llamar
en cierto modo “Águila del Tepeyac”, porque
tuvo la misma visión en nuestra colina sagrada;
más aún, lo que para Juan Evangelista fue signo, para Juan Diego fue un signo que se materializó.
El milagro de Guadalupe no tiene paralelo
en los anales de la humanidad pues cambia definitivamente la espiritualidad del continente
98
Americano y es indudablemente Juan Diego el
personaje central en este acontecimiento, siendo un instrumento dócil a los planes divinos en
la conversión masiva más grande de la historia.
Toda su vida fue un ejemplo de entrega, modelo de santidad y humildad innata, esto lo convierte en el prototipo de los apóstoles laicos.
Es en verdad conmovedor comprobar una
vez más la predilección que siempre muestra
Dios por los sencillos y humildes, “Sí NO
CAMBIAIS Y OS HACEIS COMO LOS
NIÑOS, NO ENTRAREIS EN EL REINO
DE LOS CIELOS”. (Mt.18:3) Al ser elegido por
la Virgen María para ser su emisario y profeta,
es obvio que Ella sabía que Juan Diego tenía
una capacidad especial para llevar a cabo las
funciones que se le asignaron; por lo tanto el
haber sido honrado en forma tan relevante lo
hace ante el género humano merecedor de una
profunda veneración.
99
JUAN DIEGO
SANTO
Canonización de Juan Diego. Julio 31, 2002.
La santidad de Juan Diego, es notable, mucho antes de convertirse en el mensajero de la
Virgen, toda vez que sus hermanos lo veneraron como un gran ejemplo de vida cristiana.
Don Marcos Pacheco, el primero de los siete
indios testigos de Cuautitlán, declaró en el proceso hecho en 1666, “Era un indio que vivía
modesta y recogidamente y que era muy buen
cristiano, temeroso de Dios y su conciencia, de
100
muy buenas costumbres y modo de proceder,
en tanta manera que en muchas ocasiones le
decía a este testigo la dicha su tía: Dios os haga
como Juan Diego”. Su Santidad el Papa Juan
Pablo II lo proclamó Beato el 6 de mayo de
1990. El 3 de Mayo día de la Santa Cruz de ese
mismo año, un joven de nombre Juan José Barragán Silva, de veinte años, estaba sufriendo
una crisis depresiva cuando se arrojó por la
ventana de su casa, desde una altura de 10 metros. Inmediatamente es llevado al Sanatorio
Durango, donde estaba de director el Dr.
Homero Hernández Illescas (q.d.p), por la gravedad del caso, se decide que no hay nada que
la medicina pueda hacer pues el impacto fue
tan fuerte que no había manera de salvarle la
vida. Ante las súplicas de la afligida madre el
doctor Illescas le recomienda que rece a Juan
Diego, con toda su fe. Para el día 6 de mayo, en
el momento en que se está declarando beato a
Juan Diego, Juan José se despierta como de un
largo sueño con mucha hambre y pide de comer, así sin las lesiones que causaría el accidente, ni secuelas del golpe tan fuerte que llevó en
la cabeza. Para sorpresa de todos, sale del hospital el 13 de Mayo, caminando por su propio
pie.
Curiosamente todo esto sucedió en el mes
de mayo, mes dedicado por la iglesia católica a
101
honrar a la Virgen María, Madre de Dios. Precisamente cuando se celebra el día de la Santa
Cruz, sucede el accidente al joven Barragán Silva, después el día 6 de mayo en que la iglesia
concede la beatificación de nuestro santo el se
despierta con hambre, y el trece de mayo día en
que se celebramos Nuestra Señora de Fátima
en Portugal, en donde la Virgen pide a los niños pastorcitos que recen, recen… que es lo
mismo que hace la mamá de dicho joven, rezar
¡si! a la virgen en su advocación de Guadalupe y
a su mensajero Juan Diego, luego entonces nos
damos cuenta que la virgen quiere mostrarnos,
que es Ella la que nos lleva con su hijo Jesús,
nuestro Hermano cuidándonos y protegiéndonos a través de su siervo fiel, Juan Diego.
Examinando todo esto la Congregación para
la Causa de los Santos, recibió el resultado del
proceso de parte de los teólogos que analizó
detenidamente este milagro, y presididos por el
promotor de la Fe, aprobaron el milagro hecho
por intercesión de Juan Diego.
Por lo tanto la canonización de Juan Diego
es para cumplir la promesa que la Virgen le
hizo a su amado Juan Dieguito cuando le pide
que vaya a ver al obispo y le diga lo que ha visto y oído pero sobre todo le dé su palabra su
aliento, su petición “ANDA AL PALACIO
DEL OBISPO DE MEXICO Y LE DIRAS
102
COMO YO TE ENVÍO, PARA QUE LE
DESCUBRAS COMO MUCHO DESEO
QUE AQUÍ ME PROVEA DE UNA CASA,
ME ERIJA EN EL LLANO UN TEMPLO,
CUANTO HAS VISTO Y ADMIRADO, Y
LO QUE HAS OIDO.
Y TEN POR SEGURO QUE MUCHO
LO AGRADECERE Y LO PAGARE, QUE
POR ELLO TE ENRIQUECERE, TE
GLORIFICARE; Y MUCHO DE ALLÍ
MERECERÁS CON QUE YO RETRIBUYA
TU CANSANCIO, TU SERVICIO CON
QUE VAS A SOLICITAR EL ASUNTO AL
QUE TE ENVÍO. (33-36 N.M.)
Finalmente Juan Diego Cuauhtlatoatzin es
inscrito en el catalogo de los santos el 31 de Julio del 2002 y se establece que en toda la Iglesia
sea devotamente honrado el 9 de Diciembre de
cada año, elevado a tan grande honor por el
Papa Juan Pablo II, Obispo de la Iglesia Católica.
103
Oleo del maestro Von Waberer O´Gorman.
104
GUADALUPE
Examinando el Nican Mopohua de Antonio
Valeriano (el relato de las apariciones del Tepeyac) encontramos que cuando la Virgen habla
con Juan Diego se refiere a sí misma como la
“VIRGEN SANTA MARIA, MADRE DEL
VERDADERÍSIMO DIOS POR QUIEN SE
VIVE Y” es en su diálogo con Juan Bernardino
cuando revela su nombre.
Posiblemente cuando él se despertó su mente estaba clara y se encontraba totalmente curado. Debe haberse sorprendido mucho llamando a su sobrino por su nombre, al no encontrar
respuesta y asombrado de ver una mujer llena
de luz que le hablaba suavemente diciéndole:
“Juan Diego no está aquí, yo lo he enviado a
llevar un mensaje al Obispo.” entonces Juan
Bernardino se dio cuenta de la hermosa mujer
de indescriptible belleza que estaba de pie, a un
lado de su petate, rodeada por los rayos del sol,
con un manto sobre su cabeza donde centelleaban multitud de estrellas. En ese momento
supo que era la “SANTA MADRE DE
DIOS”.
Ella le hablaba en su lengua natal el náhuatl,
pues este era el lenguaje de los indígenas le
105
contó del mensaje que su sobrino llevaría al
Obispo y también de cómo había dejado su
Imagen estampada en el ayate de Juan Diego.
Cuando Juan Diego regresó a su casa para
ver a su tío después de haber cumplido con el
mensaje de la Virgen, le confirmó que era cierto, que en aquel preciso momento le había sanado cuando se le apareció en su habitación y
también a él lo había enviado a México a ver al
Obispo Fray Juan de Zumárraga; que cuando
fuera a verlo, le contara absolutamente todo lo
que había visto, y la maravillosa manera en que
lo había sanado, y que bien así la llamaría, bien
así se nombraría LA PERFECTA VIRGEN
SANTA MARIA DE GUADALUPE su amada imagen.” . (203, 304, 205, 206, 207,208 N.M.)
El nombre náhuatl que mencionó la Santísima Virgen a Juan Bernardino y que los oídos
españoles asimilaron como “Guadalupe”, quizá
nunca lo llegaremos a encontrar en ningún documento, porque los españoles de aquella época relacionaron el nombre “de Guadalupe” por
asociación fonética, con el de la Virgen de
Guadalupe del Santuario de Extremadura, España.
La Virgen de Guadalupe de México, no se
asemeja en absoluto con la imagen de la Virgen
de Extremadura, sino que en ese momento de
106
la historia guadalupana, se realizó una fusión
cultural.
El nombre de Santa María de Guadalupe,
sugiere, y cumple con muchas exigencias, en
especial al carácter de la narración que es constructiva y amable; no hay reproche por las antiguas “idolatrías” de los indígenas, sino siempre
sobresale lo positivo y legítimo para con ello
expresar el Mensaje Guadalupano.
El nombre “Cuahtlapcupeuh”, o lo que es
igual “tecuauhtlapcupeuh”: los elementos de
dicha palabra son: tlecuauh-tlapcupeuh, cuyo
significado es el siguiente:
1.- Tle-tl: fuego – Elemento que recuerda el
lugar donde Dios vive y actúa.
2.- Cuauh-tli -águila - Símbolo del sol y de
la Divinidad.
3.- Tlapcup-a del Oriente, de la Región de
la luz (era también la Región de la Música) Tiene las formas: Tlapcopa, Tlauhcupa, Tlauhcopa.
4.- El verbo ehua; en forma de pretérito:
euh; dicha terminación se usa para indicar el
sujeto que hace la acción – en nuestra lengua
un participio activo – y que continúa haciéndo-
107
la. Significa: levantar, proceder de, disponerse a
volar, revolar, entonar un canto.
Para la significación de la palabra da lo
mismo poner o quitar la primera sílaba tle (fuego), pues lo mismo es decir: El Águila de fuego
que simplemente Cuauh-tli: El Águila, por excelencia, es decir, el Sol: Dios. El significado de
dicho nombre en su forma más sencilla sería:
“La que procede de la región de la luz.
Como el águila de fuego.” Y dado que el
verbo está tan preñado de contenido podría
proponerse esta amplificación, de acuerdo con
la lengua y las implicaciones culturales: La que
viene – volando – de la región de la luz y (y
de la música) y entonando un Canto, como
el Águila de fuego.
La correspondiente –fonéticamente hablando– palabra castellana GUADALUPE significa, según los estudiosos de la lengua árabe: Río
de cascajo negro, y según los estudiosos más
recientes, Río de amor.
108
UN CODICE
INDIGENA
No será para ti ya nunca más el sol
luz del día,
ni el resplandor de la luna
te alumbrará de noche,
sino que tendrás a Yahvé
por luz eterna,
y a tu Dios por tu hermosura.
No se pondrá jamás tu sol,
ni tu luna menguará,
pues Yahvé será para ti luz eterna
y se habrán acabado los días
de tu luto (Is 60, 19-20)
Siendo la cultura indígena básicamente matriarcal, puesto que la mayoría de sus deidades
eran femeninas, Dios que siempre adapta su
pedagogía a los destinatarios del mensaje, quiso
mostrar su presencia amorosa en el Nuevo
Mundo a través de Guadalupe.
Ella es el “EMMANUEL”, el “DIOS CON
NOSOTROS”, porque su imagen reproduce la
síntesis de las ideas teológicas pre-hispánicas.
Es la “Coatlicuetonantzin” (la vida y la muerte
unida en nuestra madre tierra, la de las faldas
109
Nahui Ollín o flor solar, corazón del cielo,
alianza creadora, materia, espíritu en el
vientre de la virgen.
110
de serpiente que se veneraba en su “Teocalli”
erigido en el Tepeyac “nariz del cerro”), y que
ahora se revela como “TLECUAUHTLAPCUPEUH” ( La que procede de la región de la luz
como el águila de fuego ) cuando se aparece a
Juan Diego y a su tío Juan Bernardino.
En el SOL de GUADALUPE está el Quinto Sol, anunciado en el calendario azteca, está
representado en la cara del centro, rodeado por
los cuatro elementos: tierra, agua, fuego, aire.
Ella es madre, fuente de vida, se muestra
como la madre del niño sol; ella está embarazada y lo lleva dentro; por eso está transformada,
está HECHA UN SOL y a la vez lo IRRADIA.
Si antes los indígenas se sentían hijos del sol,
ahora serán como él mismo, serán como dioses.
La antigua lucha astral parece terminada en
esta Mujer, ya que se encuentra rodeada por el
sol, las estrellas en su manto y la luna la que la
sostiene, todos los elementos unidos, en perfecta armonía cósmica.
Es obvio que la Virgen de Guadalupe está
de pie en la parte central de la luna, o sea “en el
ombligo, de la luna”. Esto, por similitud fonética y por la misma etimología de la palabra,
111
MEXICO indica que la Virgen esta “En México” Y, al estar en este país, también está, en el
Continente Americano, al mismo tiempo en
todo el mundo.
El color azul verdoso de su manto es
símbolo de Huitzilopochtli, Dios del firmamento, a quien también llamaban “Cielo Azul”,
tiene muchas estrellas. A los ojos europeos, lo
natural sería decir que “simbolizan el cielo estrellado”. Pero según la cultura náhuatl la visión de las estrellas que había en el manto varía.
Ya que tenían la creencia en trece cielos, así
mismo hay trece niveles de estrellas en la parte
izquierda superior del manto estos equivalen a
esos trece cielos. Las estrellas en sus niveles
serán entonces el símbolo clarísimo de los “cielos prehispánicos”. Para los indígenas no es
una “representación” del cielo el azul del manto con sus estrellas, sino el cielo mismo.
La idea de la inmortalidad como nosotros la
entendemos no era conocida por los indígenas.
Ellos tenían una idea muy confusa de la existencia después de la muerte. La prueba que necesitaban para comprender que el alma de un
hombre vivía después de la muerte de su cuerpo mortal la encontraron en esta Imagen, rodeada de objetos celestiales —nubes, estrellas,
rayos de sol, la media luna— él ángel, que parece un macehual convertido en águila, por
112
haber llegado a la perfección, y que viene a traer un mensaje de parte de Dios.
Conocían la existencias de los ángeles por
los relatos que habían oído de los sueños del
paje de Netzahualcóyotl y de la princesa Papatzin, hermana del Emperador Moctezuma, sabían que eran mensajeros enviados por el Verdadero Dios Invisible, Creador de Cielo y Tierra, usando ambos las mismas palabras al presentarse. Cuando la Virgen se apareció a Juan
Diego dijo ser: “la Madre del Verdaderísimo
Dios, por quien se vive”.
El ángel que se apareció a la princesa Papatzin tenía una cruz negra sobre su frente y los
extranjeros a quienes ella vio en su sueño llevaban estandartes con el mismo signo.
Aquí se encuentra un ángel a los pies de la
Virgen, y en su garganta lleva un broche dorado con una cruz negra en el centro. Este broche está prendido a su túnica y es tan brillante
como si hubiera sido recientemente pintado,
este se identifica con la cruz que los indígenas
habían visto en los estandartes de Hernán
Cortés, convenciéndolos de que la religión de
sus conquistadores era la que ellos debían abrazar.
113
Si no hubiera más símbolos en esta Imagen,
el ángel y la cruz hubieran bastado para convertir a todos los pobladores, puesto que lo identificaron con los mensajeros celestiales que habían sido enviados a ellos por el Dios desconocido en dos ocasiones diferentes.
Sus manos, unidas sobre su pecho en actitud
suplicante, indican que no es una diosa, sino
que, a través de su elevada posición de Madre
de Dios, su poder de intercesión ante El no
puede ser igualado por ninguna otra criatura.
En su túnica rosada se aprecian arabescos
que parecen flores estilizadas, y son jeroglíficos
de valor celeste, idénticos a los pintados en el
fresco de Teotihuacan donde Tlaloc está presidiendo al paraíso Terrenal.
Sobre su abultado vientre destaca una flor
de cuatro pétalos, símbolo de “LA FLOR
SOLAR”, que era el jeroglífico náhuatl más
familiar y que, bajo infinitas variantes, está
formado siempre por cuatro puntos unificados
por un centro, disposición llamada en “quincunce”. El cinco es la cifra del centro, y éste es
el punto de contacto del cielo y de la tierra. Designa también la piedra preciosa que simboliza
el corazón, lugar de encuentro de los principios
opuestos.
114
En esta “FLOR SOLAR” o “CRUZ DE
QUETZALCOATL” se reúnen todas las características del “QUINTO SOL” —“EL
CORAZON DEL CIELO”— expresadas en
los mitos, fuerza capaz de salvar de la inercia;
lo consideraban como el elemento calor —luz
en unión dinámica con la materia— la alianza
creadora.
Todos estos signos, y todas estas flores se
convirtieron en un mensaje hablado que los
indígenas percibieron con su inteligencia y
guardaron en su corazón, motivándolos a dejar
sus antiguos ritos y a buscar el conocimiento
del Verdadero Dios por quien se vive, Señor
del Cielo y Tierra.
115
“Y miren… a la santa iglesia
De Nuestra Señora de Guadalupe,
Que está en lo de Tepeaquilla
Donde solía estar asentado
El Real de Gonzalo de Sandoval
Cuando ganamos a México,
Y miren los santos milagros
Que ha hecho y hace cada día…”
Bernal Díaz del Castillo
116
LA GUADALUPANA
EN LA BIBLIA
MARIA DE GUADALUPE es el DON de
Dios, la que procede de la región de la luz, como el águila de fuego, la que viene del Oriente
como el sol.
Su Imagen es una palabra revelada en un
acontecimiento que tuvo lugar el 12 de Diciembre de 1531 cuando quedó estampada en
la tilma de Juan Diego ante los ojos de Fray
Juan de Zumárraga y de Juan González (el
intérprete de ambos), para mostrarse como
madre amorosa y tierna de la nación mexicana
y de cuantos la invoquen.
Se apareció a un indio para indicar que quería admitir en su regazo a esta nación recién
convertida declarándose a sí misma Madre Espiritual de todos mexicanos.
La tilma es de hilo de palma que los indios
llamaban “yozotilmatli”; la palma significa protección; su fruto es dulce y medicinal; su retoño, alimento saludable; sus ramos son como
una mano abierta para beneficiar; nunca se
117
marchita y por lo floreciente es señal del triunfo de los mártires y símbolo de la victoria. Así
la Virgen es elevada ante nuestros ojos como
una palma. FLORECE EL JUSTO COMO
PALMERA. (Sal. 92,13)
Es áspera y sin aparejo alguno; color de lino
natural. Hecha con dos lienzos unidos con una
costura al centro. La cabeza de la Virgen está
inclinada hacia el hombro derecho, librando su
cara de la costura, y en actitud de quien escucha
con atención al que está suplicante a sus pies.
La pintura reúne cuatro técnicas: la cabeza y
manos al óleo; la túnica, el ángel y las nubes al
temple; el manto al aguazo; y el fondo sobre el
cuál se destacan los rayos del sol, labrados al
temple. Esto sugiere que así como los Evangelios fueron plasmados por el mismo artista que
es Dios, utilizando cuatro distintos instrumentos como fueron Mateo, Marcos, Lucas y Juan,
así, aquí se conjugan cuatro diferentes técnicas.
El tamaño de la tilma es de 1.54 por 1.04
mts. sin lo que doblan las orillas; la imagen mide 1.43 mts., guardando perfecta proporción y
simetría por todo el cuerpo, pues al observar la
pintura de la Virgen y contemplar su rostro,
fresco y tierno, podemos concluir que es el de
una jovencita de entre dieciocho o veinte años.
118
Esta imagen, en sí, es una maravilla, ya que
el material de la tilma de Juan Diego, humanamente hablando no es durable sin embargo se
ha conservado durante 475 años. Científicamente no se ha descubierto el tipo de pigmentos con que esta pintada. No se encuentra ninguna preparación sobre el ayate y sin embargo
“tiene tacto de seda”.
La descripción de la imagen encaja perfectamente con la cita bíblica de Apocalipsis (12,1-2)
UNA GRAN SEÑAL APARECIO EN EL
CIELO, UNA MUJER VESTIDA DE SOL
CON LA LUNA BAJO SUS PIES Y UNA
CORONA DE DOCE ESTRELLAS SOBRE
SU CABEZA. ESTA EN CINTA Y GRITA
CON DOLORES DEL PARTO Y CON EL
TORMENTO DE DAR A LUZ.
María es el Don de Dios, la Mujer, de quien
El mismo habló en el paraíso a la serpiente
ENEMISTAD PONDRE ENTRE TI Y LA
MUJER, Y ENTRE TU LINAJE Y SU
LINAJE: EL TE PISARA LA CABEZA
MIENTRAS ACECHAS TU SU CALCAÑAR. (Gen. 3,15) Vestida del sol, Cristo que es el
Sol de Justicia, está dentro de Ella y con su
Espíritu la colma y la trasciende, porque Ella lo
irradia y del cual está llena. Y EN CUANTO,
OYO ISABEL EL SALUDO DE MARIA,
119
SALTO DE GOZO EL NIÑO EN SU
SENO E ISABEL QUEDO LLENA DEL
ESPIRITU SANTO (Lc. 1, 41).
De su cuerpo salen cien rayos de oro con figura de llamas; está esparciendo el sol a todas
partes para desterrar las tinieblas del error; doce
rayos circundan su rostro y cabeza.
El lado izquierdo de la Imagen está en sombra y el derecho iluminado. Y SIN
EMBARGO OS ESCRIBO UN MANDAMIENTO NUEVO, -LO CUAL ES VERDADERO EN EL Y EN VOSOTROS- PUES
LAS TINIEBLAS PASAN Y LA LUZ VERDADERA BRILLA YA. (1a. In. 2,8)
Con una luna negra bajo sus pies, pisándola
con dominio, nos enseña que la mancha original simbolizada en ella, nunca tocó ni su cuerpo ni su alma, luego entonces re presenta la
imagen de todo lo mutable y caprichoso, lo que
no es eterno, los falsos ídolos, todo lo que nos
separa de Dios; también representa la inundación de las aguas por el especial influjo que tiene en ellas, es por eso que la Virgen escogió
aparecerse en el Cerro del Tepeyac, sitio donde
la ciudad se veía amenazada por el riesgo de las
inundaciones.
120
Coronada por doce estrellas, cual reina del
universo, del cielo y de la tierra, y reina de todos los santos.
Su manto es color azul verde, pues la llamamos “Señora de los Mares y Estrella del
Mar”, cubre todo su cuerpo, y está adornado
por un ancho galón de oro; engarzado con 46
estrellas de 8 puntas cada una, repartidas en
ambos lados 22 en el lado izquierdo y 24 en el
lado derecho, como las gracias y dones repartidos en los demás santos. LOS QUE
ENSEÑARON A MUCHOS LA JUSTICIA
BRILLARAN COMO LAS ESTRELLAS
POR TODA LA ETERNIDAD. (Dn. 12, 3)
Tiene en el contorno y dintorno del manto
un perfil negro que nos recuerda la profecía de
Simeón, que estaría María rodeada de muchos
dolores: Y A TI MISMA UNA ESPADA TE
ATRAVESARA EL ALMA A FIN DE QUE
QUEDEN AL DESCUBIERTO LAS INTENCIONES DE MUCHOS CORAZONES.
(Lc. 2,35) El haber obtenido el título de Madre de
la Humanidad fue gracia conquistada con sus
dolores y martirios, sin faltarle un espíritu de
fortaleza y constancia, dolorosa sin desmayo;
penetrada hasta los más íntimo de su ser, pero
muy alegre por nuestra redención, criatura capaz de sentir nuestras penas y dolores para aliviarles con la fuerza de la gracia.
121
Su hermoso rostro, es un óvalo perfecto,
noble y apacible, de belleza misteriosa; tez morena color tostado del sol, SOY MORENA
PERO BONITA, HIJAS DE JERUSALEN
(Cant. 1,5).
Sus cejas delgadas y delicadamente arqueadas; su cabello sedoso ligeramente ondulado,
color café rojizo; de la suavidad de sus labios
parecen brotar de nuevo las palabras de ternura
¿NO ESTOY YO AQUI QUE SOY TU
MADRE?
Sus manos están juntas, en actitud de oración constante: ORAD SIN CESAR. (1ª Tes. 5,17)
Por sus santas manos pasan nuestras peticiones
a Dios; Ella es la misericordia orante, la omnipotencia suplicante.
Tiene cadenillas de oro en sus muñecas,
pues es la esclava del Señor por amor: DIJO
MARIA: HE AQUI LA ESCLAVA DEL
SEÑOR; HAGASE EN MÍ SEGUN TU
PALABRA (Lc.1, 38)
Prendido del cuello lleva un broche dorado
y al centro hay una pequeña cruz negra, la joya
de la cruz por la cual fuimos redimidos los
hombres; símbolo del misterio pascual y de que
la nación mexicana está destinada a ser la nación de la cruz.
122
LA DOCTRINA DE LA CRUZ ES EN
EFECTO NECEDAD PARA LOS QUE SE
PIERDEN, PERO PARA LOS QUE SE
SALVAN, PARA NOSOTROS, ES FUERZA
DE DIOS. (1ª Cor. 1, 18)
Se le asoma otro vestido blanco, que ajusta
en las muñecas y cuello, como símbolo de su
excelsa castidad, Madre castísima, Madre virgen, Madre purísima. Lleva una túnica rosada
por ser la aurora y el crepúsculo de la redención. El forro de la túnica es de pieles finísimas,
para indicarnos que María ha sido enriquecida
interiormente por la Santísima Trinidad; sobrepuesta lleva otra túnica como de encaje con dibujos de hilo de oro a manera de arabescos,
símbolo de todos los dones y carismas del
Espíritu Santo: HAY DIVERSIDAD DE
CARISMAS, PERO EL ESPIRITU ES EL
MISMO (1ª Cor. 12,4) Revestida de todas las gracias y virtudes, como le anunció el ángel:
ENTRANDO DONDE ELLA ESTABA LE
DIJO: -ALEGRATE LLENA DE GRACIA,
EL SEÑOR ES CONTIGO- (Lc. 1, 26); el oro
representa la ardiente caridad que la abraza.
Lleva sus pies calzados con sandalias de lino
o algodón teñido, como lo expresa la Sagrada
Escritura refiriéndose a Judith.
123
Su pie pisa la luna negra más no al dragón,
como aparece en otras imágenes, puesto que el
dragón representa las herejías que abundaron
en otros Continentes, pero no en América
donde aún no había llegado la Revelación…Y
COMO CALZADO, EL CELO DE PROPAGAR EL EVANGELlO DE LA PAZ. (Ef.
6,15)
Tiene un ceñidor morado oscuro en forma
de moño, conforme al uso de las orientales
cuando iban a emprender un largo camino o
una empresa difícil, en señal de fortaleza:
CEÑIDAS VUESTRAS CINTURAS (Ex. 12,11),
como puntas del cíngulo de la castidad.
Su pierna está flexionada por ser la que viene en camino, portadora de la buena nueva de
la salvación, evangelizadora de la Nación Mexicana:
EN AQUELLOS DIAS, SE LEVANTO
MARIA Y SE FUE CON PRONTITUD A
LA REGION MONTAÑOSA, A UNA
CIUDAD DE JUDA; ENTRO EN CASA DE
ZACARIAS Y SALUDO A ISABEL. Y EN
CUANTO OYO ISABEL EL SALUDO DE
MARIA, SALTO DE GOZO EL NIÑO EN
SU SENO, E ISABEL QUEDO LLENA
DEL ESPIRITU SANTO Y EXCLAMANDO
CON GRAN VOZ, DIJO: BENDITA TU
124
ENTRE LAS MUJERES Y BENDITO EL
FRUTO DE TU SENO; Y ¿DE DONDE A
MI QUE LA MADRE DE MÍ SEÑOR
VENGA A MI? (Lc. 1,39-43)
Así María de Guadalupe viene al Tepeyac
para visitar nuestra nación recién convertida,
como a su Benjamín muy amado a quien cuida
y protege con ternura, a demostrarnos que Ella
es la Madre del Verdadero Dios por quién se
vive y que también es medicina para sus hijos,
pues donde Ella se apareció brotó un manantial
de agua que cura enfermedades: FUENTE DE
LOS HUERTOS, POZO DE AGUAS
VIVAS, CORRIENTE QUE DEL LIBANO
FLUYE. (Cant. 4, 15)
Y grita con los dolores del parto para revelarnos a su Hijo, del cuál Ella esta embarazada,
según se aprecia en esta imagen porque su ceñidor está arriba de la cintura y sus manos descansan sobre su vientre.
El ángel que está a sus pies toca con una
mano el manto y con la otra su túnica por ser
Ella la mediadora de todas las gracias entre
Dios y el hombre, entre el cielo y la tierra. Este
ángel representa en general a las tres jerarquías
y nueve órdenes (o sean millones de ángeles);
tiene azules las plumas exteriores de las alas por
estar elevadas en la sabiduría; las plumas de en
125
medio son blancas, protectoras de la castidad;
las inferiores son de color carmín o fuego encendido de la caridad. Tiene la misma vestimenta que la Virgen su Señora, túnica color rosada y en el pecho un broche, pero sin cruz,
pues los ángeles no fueron redimidos por ella.
En síntesis, la figura de María de Guadalupe
concuerda con la descripción que el esposo
hace de la esposa en el Cantar de los Cantares:
TU CUELLO Y MANOS SON COMO HECHOS A TORNO, TU CUELLO ERGUIDO
COMO LA TORRE DE DAVID, TUS OJOS
DE CASTA PALOMA, TUS CABELLOS
TENDIDOS COMO EL PIMPOLLO DE LA
PALMA, TUS LABIOS LIRIOS PURPUREOS QUE DESTILAN MIRRA FLUIDA,
TUS PIES HERMOSISIMOS, TU CALZADO MUY SINGULAR COMO HIJA DEL
MEJOR REY, ¿QUIEN ES ESTA QUE SE
LEVANTA COMO LA AURORA AL
NACER?
Es éste el UNICO ORIGINAL bajado del
cielo, y fuera de la Sábana Santa en Turín no
hay en el mundo reliquia similar. Por eso,
cuando en 1751 el Padre Francisco López
mostró una copia al Papa Benedicto XIV, después de examinarla, lleno de admiración el Santo Padre exclamó: NON FECIT TALITER
OMNI NATIONI - NO HIZO COSA
126
IGUAL CON NINGUNA OTRA NACION
(Salmo 147)
Las citas bíblicas que aparecen en este capítulo en relación con la Virgen de Guadalupe, deberán entenderse
no en el sentido literal en que fueron inspirados sino
como un paralelismo de esa revelación al pueblo de
México.
127
¿NO ESTOY YO
AQUI QUE SOY TU MADRE?
HIJO, AHÍ TIENES A TU MADRE, Y
DESDE AQUELLA HORA EL DISCÍPULO
LA ACOGIÓ EN SU CASA” (Jn.19, 27)
¡Cuántas veces el Hijo de Dios nos ha hecho
entrega de lo que para un hombre es lo más sagrado y digno de respeto y veneración! SU
MADRE y nosotros, con los oídos sordos, tapados por el ruido del mundo, no hemos sabido escuchar.
No es un hombre, sino un Dios encarnado
quien nos hace entrega del amor de sus amores:
SU MADRE.
A través de Juan, el discípulo amado, Jesús
nos HEREDA su más preciada posesión, SU
MADRE.
¿Cómo hemos respetado cada uno de nosotros la última voluntad de Jesús?
128
Antes de morir Él la deposita en nuestra
custodia con la esperanza de que cada ser
humano la acoja en su casa, como lo hizo Juan.
Y en realidad, ¿Hemos acogido a María en
nuestra casa? ¿La hemos hecho nuestra Madre?
¿Estamos conscientes de la entrega que Jesús
nos hizo antes de exhalar el último suspiro?
¿Qué hemos hecho con María? ¿Donde la
hemos puesto?
En Nazaret conocemos a María como la
Madre de Jesús, de Juan, de los apóstoles y de
todos los discípulos que formaron la Iglesia incipiente desde el día de Pentecostés. Aquí en el
Tepeyac, se muestra como Madre de todo
aquel que la quiera ACOGER EN SU MORADA.
María viene a ofrecerse, a entregarse. Viene
a darse a conocer al Nuevo Mundo que está
naciendo a la fe; viene a mostrar su amor de
Madre en espera de ser recibida por aquellos
hijos que la quieran “acoger en su casa”, como
luego se mostró a otro Juan, al humilde y sencillo Juan Diego para engendrar a Jesús en su corazón.
María de Guadalupe ha venido para se nuestra MADRE AMOROSA, pero ante todo,
HIJA DE DIOS Y MADRE DE CRISTO, de129
seosa de hacernos participar de la alegría de engendrar y dar a luz a Cristo. Sólo tenemos que
imitar a aquel Juan a quien Jesús amaba y recordar el momento más sublime de entrega que
puede tener un hijo ante la proximidad de la
muerte, dando su más amada posesión a quien
merece toda su confianza y amor.
Ante el espectáculo de aquella mujer que
tanto cariño ha sabido dar y que ha sufrido en
silencio la amargura del desprecio a su hijo y ha
presenciado su sacrificio, el discípulo no puede
menos que sentir en su corazón, el dolor de
aquella madre abandonada y el vacío que experimenta ante el hijo amado que exhala el ultimo
suspiro.
Y Juan, en un momento de profunda compasión vive el intenso amor del hijo y comprende el dolor de una madre que ha presenciado la ofrenda de su hijo siendo Él mismo
símbolo de eterna redención. Es en ese momento de soledad cuando Juan recibe a María
en su casa y toma conciencia de la misión que
le fue encomendada por Jesús.
Por una rara coincidencia Juan Diego, cuyo
nombre pagano fue Cuauhtlatoatzin (águila que
habla) tiene cierta analogía con el símbolo asignado a Juan el Evangelista, el águila (por remontarse como el águila hasta el seno de la di130
vinidad) siendo el depositario del amor de una
madre quien se revela deseosa de ser buscada,
de ser encontrada y de ser amada.
María de Guadalupe nos espera para mostrarse como Madre amorosa, no la hagamos sufrir más, abramos nuestros corazones para que
en ellos deposite ese germen de vida eterna que
Ella desea compartir con todos los que quieran
ser sus hijos y herederos de las promesas del
Padre de los Cielos.
131
Abogada de los Temblores. Siglo XVIII.
132
¿NO SOY YO
TU SALUD?
Una de las facetas incomparables de María
es su intercesión para curar todas nuestras enfermedades, tanto morales como físicas. Ella
presenta siempre nuestras súplicas al Padre,
quien, en su enorme sabiduría, pone los medios
necesarios para nuestra santificación y permite
que seamos probados tanto en nuestro cuerpo
como en nuestro espíritu. Por eso María quiere
hacernos saber el amor compasivo del Dios
por quien se vive, y nos muestra su amor y protección.
Pide un templo para allí manifestarse como
Madre amorosa en todas nuestras necesidades y
angustias.
Como en las bodas de Caná, sabe que nos
falta vino, símbolo del Espíritu que todo lo
transforma. A lo largo de nuestra vida cuánto
dolor, tristeza, complejos, odios y rencores
hemos ido acumulando. Ella viene a recordarnos que Jesús ya tomó sobre Sí no solamente
nuestros pecados, sino también nuestros sufrimientos y tristezas, junto con el daño que
hayamos provocado, y que Dios quiere que
seamos sanos de cuerpo y espíritu.
133
Como la duda está dentro de nuestro corazón, muchas veces nuestras oraciones no son
respondidas porque no creemos en un Dios
que salva, sana y libera al hombre total.
María es la portadora de la Buena Nueva;
nos viene a decir que Jesús nos ama; que nació,
murió y resucitó por amor a nosotros, y nos
invita a vivir el reino de los cielos viviendo en
la paz, en la justicia y el amor. Sólo nos pide
que tengamos fe.
Existe una lucha, como dice la Escritura, pero Jesús ha ganado la victoria. Como no captamos la magnitud de la lucha y desconocemos
el poder de Jesús, somos presas fáciles del poder del mal que nos provoca tristeza, desaliento, enfermedades físicas o mentales y nos induce a buscar nuestra salud recurriendo a fuentes
que están al margen de Dios.
Ella quiere darnos a conocer el poder de
Jesús por eso nos pide fe para creer que El es el
Camino, la Verdad y la Vida, que el único camino es el amor que pueda ser palpado por el
ser amado, para que sea ésta nuestra introducción sacramental al Dios de Amor.
La naturaleza del hombre necesita un contacto con Dios de una manera perceptible. Por
eso en el Antiguo Testamento, Dios viene al
134
hombre en una tormenta sobre el Sinaí, su voz
emergió de un arbusto ardiente. En el Nuevo
Testamento la bondad del Señor es aún más
sorprendente. Se convierte en un hombre que
se alza en una Cruz: “Por Ti, por mí”, dándonos así la lección suprema de amor que hombre
alguno ha podido testificar.
Recibamos pues la salud que María de Guadalupe nos viene a ofrecer a través de su amor,
viviendo el amor de Dios en todas partes. Que
nuestros hogares sean pequeños templos donde habite el Espíritu, donde los padres puedan
orar por sus hijos, y los hijos puedan orar por
sus padres a JESUS POR MARIA.
135
LA CIENCIA
Y LA FE
Es indudable que la imagen que se venera
en la Basílica de Guadalupe es un documento
celestial que no tiene igual en la historia de la
cristiandad; en ninguna de las diferentes ocasiones en que se apareció la Virgen María hay el
precedente de un hecho semejante. Tal parece
que Ella quiso plasmar su imagen en la tilma de
Juan Diego para quedarse sensiblemente con
nosotros.
Desde 1666 hasta nuestros días se han
hecho infinidad de pruebas en el lienzo para
dilucidar su composición y origen, tanto los
pintores como los científicos que las han ejecutado coinciden en que su origen debe ser divino, pues humanamente no hay explicación para
todas las interrogantes que presenta.
El notable pintor Miguel Cabrera realizó en
1756 un detallado estudio, encontrando que se
conjugan cuatro estilos de pintura: óleo, temple, aguazo y labrado al temple. Al óleo están la
cabeza y manos; la túnica y el ángel con las nubes que le sirven de orla, al temple: el manto, al
aguazo y el campo sobre el que caen y terminan
136
los rayos, se perciben como pintura labrada al
temple.
“Estos cuatro estilos, afirma Cabrera, que
son incompatibles entre sí, se hallan practicados admirablemente en este lienzo; unidos en
una superficie de fibra de maguey no puede ser
obra de la industria o arte humano. Yo por lo
menos tendría escrúpulos en afirmarlo porque
sé lo insuperable que es a las humanas fuerzas,
el inmenso trabajo que esto de por sí tuviere,
por ser impracticable y en lo natural difícil
hacer conformar cuatro pinturas en todo tan
diversas en su disposición, en su práctica, en la
manipulación de los colores, como es mezclarse unas con aceite, otras con agua y gomas y,
en fin, en la alta inteligencia que cada una de
por sí necesita para ejecutarse con el magisterio
que aquí son admirables, habría necesitado un
superhombre para realizarlas y conjuntarlas con
tal perfección”.
“Lo incorporado que está el oro con la trama da la impresión que estuviera tejido con
ella. Los perfiles del contorno y dintorno del
manto y túnica son humanamente imposibles
de ejecutar porque el perfil es como el grueso
de un pelo y tan igual y con tal perfección que
sólo acercándose se percibe. Del dorado de la
túnica a más de estar bastante cuajada, lo extraño de su dibujo, sobre el pie derecho a poca
137
|distancia en el cañón principal que descansa
sobre él en un quiebre que hace, tiene un
número ocho, índice a mi ver, con que nos recuerda que su portentosa y primera aparición
fue dentro de la Octava de su Concepción
Purísima, de cuyo misterio es la más fiel y ajustada copia. Así mismo esto podría indicar que
es la OCTAVA maravilla del mundo”.
Hay que hacer notar la falta total de aparejo,
ya que con géneros más suaves y de la más fina
seda se necesita alguna disposición a fin de
hacer tratable la superficie para que los colores
no se transporten al reverso del lienzo.
La fidelidad de su dibujo no menos raro y
exquisito cuanto primorosamente ejecutado, no
le han podido imitar los más excelentes pintores y todo concurre a la formación del más bello TODO que pueda concebir la fantasía.
La conservación del lienzo es sorprendente,
pues otros de mejor calidad, previamente dispuestos y colocados en el lugar y clima adecuados, se destruyen.
En Mayo de 1954 el Profesor Francisco
Camps Rivera, de Barcelona, residente en
México desde 1941 hizo un estudio de la imagen, y otro el 22 de Marzo de 1963. En ambos
casos entregó informes escritos sobre sus
138
hallazgos, documentos que se encuentran en
los archivos de la Basílica de Guadalupe.
Su examen lo realizó únicamente por el
frente de la tela, donde la imagen es visible; a
pesar de haber usado un potente lente de aumento, no pudo encontrar marcas de pincel.
Además, corroboró el testimonio de quienes
afirman que la tela nunca fue preparada para
pintar sobre ella, que data de 1531, época de las
apariciones, y fue ejecutada por manos indígenas. Ningún artista humano hubiera escogido
este lienzo con una costura en el centro, para
ejecutar una obra de arte de tal magnitud.
El Profesor Camps de Rivera declara que ha
hecho estudios sobre miles de pinturas en museos y colecciones privadas en España, Italia,
Francia, Bélgica, Holanda, Inglaterra, América
del Norte y Canadá; por lo tanto, su conocimiento sobre pintura habría bastado para saber
qué técnica se usó en esta imagen; a pesar de su
experiencia, le fue imposible determinar cómo
está hecha.
Mediante una concienzuda eliminación llegó
a la conclusión que ninguno de los pintores del
siglo XVI, español, flamenco o italiano pudo
haber producido la fina sensibilidad de la Venerada Imagen. Y afirma que, de los pintores extranjeros que se encontraban en México duran139
te los primeros días de la Colonia, ninguno
muestra en su trabajo similitud en sensibilidad
y técnica. De los tres pintores nativos, Marcos
Cipac, Pedro Chachalaca y Francisco
Xinmammal no puede tampoco pensarse que
pudieran interpretar a la Virgen con ese tan genuino sentido cristiano y menos aún conjuntar
con tal perfección tan diversas técnicas.
También hace hincapié en los colores que a
distancia aparecen vigorosos, diferenciando
marcadamente sombra y luz, pero que vistos de
cerca y con la ayuda de una lupa, están desvanecidos y borrosos. Afirma no conocer ninguna pintura en el mundo con tales características.
En relación a los rayos dorados que circundan la figura, al examinarlos minuciosamente
afirma con absoluta seguridad que el dorado de
estos rayos es idéntico al de las estrellas y al del
diseño completo de la túnica; no se explica
como el oro se haya podido adherir a una tela
tan burda, máxime que no se usó ningún agente fijador. No se trata de un dorado comercial,
sino de un polvo de oro precioso.
Otro punto interesante es la frescura de los
colores que parecen tener luz propia y que después de cuatrocientos años deberían estar opacos y obscuros, como sucede en otras pinturas.
140
Sobre todo si se tiene en cuenta que se mantuvo sin cubierta de vidrio por muchos años y
expuesta al humo de millares y millares de velas
que estuvieron encendidas a sus pies todo ese
tiempo.
El revés del lienzo ha sido cubierto con una
hoja de plata desde el siglo XVII, pero al examinarla por el frente es más que suficiente para
darse cuenta de que la presencia de la imagen
en ese lienzo y bajo esas condiciones, no tiene
explicación humana.
Nota: —Recientes estudios revelan que ninguno de los colores penetró en los hilos del
ayate. Esto se puede comprobar observando las
diferentes partes de la imagen donde los hilos
quedaron descubiertos; ellos se muestran al color natural de la vieja fibra de cactus.
El mensaje de la Santísima Virgen María en
su Imagen de Guadalupe ofrece una veta inagotable no sólo a los que la contemplan con
los ojos de la fe y devoción cristianas, sino a
todos aquellos que estudian algunos de sus innumerables aspectos artísticos y científicos.
Los estudiosos de la Sagrada Imagen comprueban la autenticidad de su origen, no humano, no terrestre, no natural, sino celestial.
141
Los Ojos de la Virgen de Guadalupe muestran la imagen de Juan Diego.
142
JUAN DIEGO
EN LOS OJOS DE MARÍA
Después de 420 años de haber permanecido
en la incógnita, María parece acomodarse a la
mentalidad del hombre moderno y permite que
se descubra una imagen de hombre en sus Ojos
Divinos.
El descubrimiento fue llevado a cabo por el
dibujante Carlos Salinas Chávez, a las 20:45
horas del día 29 de Mayo de 1951.
Es importante hacer notar que cualquier artista anterior al siglo XIX, de habérsele ocurrido pintar dentro de los ojos de un retrato de
iluminación pareja el reflejo de un objeto
hipotéticamente captado por ellos, habría igualado en los dos ojos una misma luz o reflejo,
por desconocimiento de las leves de Purkinje
—Sanson (descubiertas no antes del siglo XIX)
que en cambio, se ven perfectamente realizadas
en el retrato de Nuestra Señora, pues en la
córnea transparente de sus ojos se encuentra
científicamente colocado el reflejo del busto de
Juan Diego, con la distorsión óptica natural de
un ojo a otro y de manera perfectísima, conforme a las leyes anteriormente mencionadas.
143
No existe en la historia de la pintura ninguna
otra imagen con semejantes reflejos.
En óleo, gouache, temple o pastel es imposible hacer esta miniatura, pues el espesor de
las pinturas que se usan en esta clase de trabajos nunca puede lograr tales pequeñeces. Sólo
en acuarela los miniaturistas han logrado detalles increíbles, pero ello se debe a que usan el
marfil o material sumamente liso, duro y compacto, nunca tela tan tosca como es una tilma.
De lo anterior se deduce que el busto que se
aprecia en los ojos de la Santísima Virgen es la
imagen de Juan Diego, por ser éste, que al presentar las flores y acomodárselas la Señora del
Cielo, quien tuvo la oportunidad de un acercamiento de alrededor de 30 centímetros de rostro a rostro, que es la distancia a la que corresponden óptimamente dichos reflejos, según los
estudios de los oculistas.
En las amplificaciones fotográficas de los
ojos de la Virgen deberían aparecer las huellas
dejadas por un pincel, por fino que éste hubiera
sido. En este caso no aparece el menor rastro
de pinceladas o líneas de dibujo, y en cambio se
ve la suavidad de tonos grises y luces que todos
conocemos y admiramos en cualquier retrato
fotográfico, siendo esto lo más semejante que
hay a un estampamiento.
144
Hay que agregar que el busto de Juan Diego
reflejado en los ojos de la Imagen está con sus
propios colores naturales, lo cual es una prueba
más de su asombrosa perfección sin clasificación pictórica.
Después del maravilloso hallazgo Don Carlos Salinas fue invitado por el fotógrafo oficial
de la Basílica de Guadalupe para examinar de
cerca y sin cristal la Imagen original. Pudo
comprobar la exactitud de su descubrimiento,
advirtiendo además que el diminuto busto
humano que aparece en los ojos de la Imagen
parece tener el color natural de un rostro
humano bañado por la luz del sol.
A partir de este momento las autoridades
eclesiásticas fueron informadas de este nueva
descubrimiento y. después de numerosos estudios, corroboraron este portento.
Al observar detenidamente el reflejo se percibe el rostro de un hombre barbado cuyas facciones se asemejan notablemente a las de Juan
Diego, al compararlas con las imágenes que de
él se tienen a través de pinturas y esculturas.
A petición de las autoridades eclesiásticas
numerosos oculistas, tanto mexicanos como
extranjeros han hecho incontables pruebas y
sorprendidos, han coincidido en que el ojo de
145
la Imagen tiene todas las características de un
ojo humano.
El Dr. Javier Torroella Bueno quien examinó directamente el original declaró categóricamente: La imagen de la Virgen de Guadalupe
que se me ha dado para su estudio tiene en la
córnea reflejos. La distorsión de las figuras
también concuerda con la curvatura de la
córnea.
El Dr. Rafael Torija Lavoignet comprobó lo
que se decía sobre el busto humano, pues al
aplicar el oftalmoscopio a los ojos de la Imagen, notó con admiración que al dirigir la luz
hacia la pupila ésta emitía reflejos de luz, cosa
que no sucede con ninguna fotografía o estampa, sino sólo con el ojo humano; y al proseguir
el examen vio cómo la pupila se iluminaba en
forma difusa, dando la impresión de oquedad.
Afirma el Dr. Torija nunca haber visto aquí, ni
en ninguna parte, prodigio semejante.: El busto
humano, se ve en los ojos de la Virgen de cualquier modo; pero con el oftalmoscopio el busto se ve más claro, más nítido y con mayor realce, de manera extraordinaria.
A fines de 1962 los eminentes oftalmólogos
norteamericanos Dr. Charles J. Wahlig y Dr.
Frank T. Avignone examinaron cuidadosamente los ojos de la imagen, realizando además
146
pruebas fotográficas en vivo, en idénticas circunstancias de distancia, posición y luz y son
de la opinión que los reflejos no son de origen
humano y que la Virgen de Guadalupe estaba
presente en la casa del Obispo Zumárraga, invisible para todos, cuando su Imagen apareció
en la tilma, como dice Antonio Valeriano en su
relato: “al caer las rosas al suelo, repentinamente apareció en la tilma la preciosa imagen de la
Madre de Dios, tal como se venera actualmente
en su templo en el Tepeyac”.
Un milagro es un regalo de fe y para creer
en él no se necesitan pruebas, pero en este estampamiento hay pruebas científicas que esclarecen técnicamente las dudas, aún de los más
escépticos.
Su Santidad Pío XII, en su alocución a los
miembros del Congreso de Oftalmología declaró en Junio de 1953 que: “en los ojos, todo
se refleja, no solamente el mundo visible, sino
también las visiones del alma; un observador
incluso superficial, descubre en los ojos la expresión de los más variados pensamientos”.
147
MARIA EN LA
VIDA DE LA IGLESIA
Actualmente existe el problema de situar a la
Virgen en el lugar exacto que le corresponde en
la historia de la salvación; el de la justa valoración de su papel en la vida de la Iglesia y de cada cristiano; el significado de su presencia en el
culto litúrgico así como el de la juiciosa discreción, tanto en la terminología como en las manifestaciones de afecto hacia ella.
El Vaticano II centra su doctrina mariana en
la escena de la anunciación, acontecimiento
culminante de la historia de la salvación. Fue
María la única persona que por elección divina
intervino en él y por la repuesta de su fe acogió
con el libre consentimiento de su maternidad
virginal, la Palabra personal de Dios; la humilde
virgen nazarena – personificación de los pobres
de Yahvé - está sola con su fe-, su amor y su
148
149
disponibilidad sin reservas ante el misterio divino.
El hecho de que la Encarnación del Verbo
se cumpliese con el libre consentimiento de
María, da, a su aceptación un sentido de cooperación al misterio de la Redención.
María en su libre respuesta se entregó plenamente a la Persona, y a la obra redentora de
su Hijo, aceptando así el plan salvador de Dios.
Adornada por Él con los dones dignos de un
oficio tan grande, está capacitada para dar su
incondicional respuesta a Dios.
Ella vivió en la fe los acontecimientos de la
existencia de Jesús, desde la Anunciación hasta
su muerte, como la renovación del compromiso con su Hijo a la obra de la salvación. Su vida
fue como la nuestra, un peregrinar en la oscuridad de la fe.
La presencia de María en el Calvario constituye el momento privilegiado de su asociación
con el Redentor. Junto a la Cruz mantuvo sin
vacilar su aceptación que había sido entregada
en la Anunciación.
La función de María en la realización del
misterio salvifico tiene carácter propio, ya que
150
fue absolutamente singular. La cooperación de
María no quita ni añade nada al valor de eficacia del Único Mediador, Cristo. Ninguna persona creada, ni siquiera María puede ponerse
en el plano de igualdad con Cristo.
María pertenece a la comunidad salvada por
Cristo, que es la Iglesia, como un miembro sobre-eminente y completamente singular,
habiendo sido salvada del modo más sublime.
Por la confiada respuesta de su fe al plan de
Dios, María aceptó ser la Madre del Salvador
con todas las consecuencias implicadas para
Ella en la misión reservada por el Padre a Jesús
su hijo.
Su vocación de Madre del salvador incluía la
misión de cooperar a la salvación del mundo,
identificándose en la fe y en la entrega total de
sí misma con la misión redentora de su Hijo.
En Ella se realizó la dimensión constitutiva
de la iglesia: comunidad de fe, de esperanza y
de amor.
La Iglesia, durante su peregrinar por el
mundo, no alcanza la perfección; la plenitud
tendrá lugar solamente al final de los tiempos.
Esta plenitud es ya una realidad en María por
su santidad sin mancha y por su glorificación
151
total en cuerpo y alma que hacen de Ella, no
tan solo la imagen, sino también el comienzo
de la Iglesia celeste.
A poca distancia de su tránsito su recuerdo
quedó fijado en los libros del Nuevo Testamento; este ramillete de episodios, palabras y
signos relativos a la Madre de Jesús se debe, al
menos en parte, a un incipiente culto hacia la
virgen-madre entre “los hermanos de Jesús” y
“el discípulo que la recibió en su casa”.
Desde entonces, en todo momento de vicisitud o de renovación en la vida de los bautizados viene marcado normalmente por su redescubrimiento en la figura de María, La Madre de
todos los que viven según el Evangelio y se salvan.
El desarrollo normal, pleno y equilibrado de
la vida cristiana en este mundo no puede dejar
de referirse a la Madre del Señor. Para circunscribir el fenómeno de la piedad mariana de manera profunda, hay que admitir ya desde el
principio que supera los medios de la investigación racional, pues constituye un hecho típico
del Espíritu. Solamente acercándose con
humildad y sensibilidad religiosa podremos explicar dicho fenómeno.
152
La liturgia emplea los libros del Antiguo
Testamento para describir la figura de María y
situarla en la historia de la Salvación. Ella está
presente en la comunidad eclesial en forma indirecta: la veneramos, la recordamos, cantamos
con Ella las maravillas que Dios ha obrado en
su persona. Ella continúa siendo la Madre que
nos ha dado a luz al Salvador. Esto define su
posición: Jesús es el Hijo de la Virgen Ella nos
ha dado a luz al Redentor, el triunfador del pecado. Ella es la humilde esclava del Señor, la
que da su consentimiento, cumple la voluntad
del Padre, conserva en el corazón la palabra divina. Ella persevera pacientemente al pie de la
cruz de Cristo y junto con Él constituye la señal a quien se contradice y cuya alma es traspasada por una espada de dolor.
Así en esta postura de servicio humilde,
obediente e instrumental, Ella se convierte prototipo de la Iglesia, ejemplo de todo cristiano
auténtico, en el símbolo de la acción maravillosa de Dios que manifiesta en Ella la fuerza de la
salvación, a la que todos nosotros, cada uno a
su modo, somos llamados.
La Iglesia responde a la salvación en la forma que corresponde a la acción de María en la
obediencia leal HÁGASE EN MI SEGÚN TU
PALABRA, hasta el sufrimiento al pie de la
cruz.
153
Esto permitirá reconocer el grande amor del
Padre (convertido en encuentro en Jesucristo),
al que nosotros respondemos cada vez que celebramos la Pascua invocando el nombre de
María; cada vez que en comunión con Ella celebramos la liturgia o imploramos quizá la gracia del Padre en virtud del amor que Ella siente
por nosotros.
La iglesia venera a María sobre todo en su
maternidad, como la nueva Eva; como la figura
de la Iglesia que permanece unida a su Hijo, no
sólo durante su infancia, sino también a través
del lapso de la vida pública; lo conduce hasta la
cruz y continúa a su lado durante la oblación
del sacrificio.
El hecho de que María se halle ya presente
en cuerpo y alma junto a Dios constituye para
la Iglesia peregrinante la señal de la realización
de la promesa divina. En Ella el pueblo de
Dios ha llegado en cierta forma al final de su
camino. Ella es la esperanza cierta de todos los
que se encuentran en marcha hacia la meta.
María precede a la Iglesia; Ella es ya realidad
perfecta. La Iglesia tiende en su totalidad a la
perfección que ha alcanzado en María.
La Iglesia no sabe escuchar la palabra de
Dios. La actitud de escuchar la proclamación
154
de la palabra es también típica en la Virgen, así
como de acogerla, lo cual constituye el rasgo
característico de su espiritualidad.
San Mateo en su Evangelio presenta a María
cooperando al plan de Dios con solicitud maternal y absoluta disponibilidad frente a todos
los acontecimientos en que se manifiesta la voluntad de Dios.
San Juan nos habla de María como la que
creía ya en la misión de su Hijo de quien escucha las palabras misteriosas con que Jesús le revelaba que, cuando llegase la “hora”, le estaba
reservada una función de privilegiada participación en el cumplimiento de la salvación del
mundo.
En la Iglesia, el escuchar la palabra de Dios
tiende a engendrar vida: la palabra escuchada y
puesta por obra llega a ser fecunda. Así sucedió
en María y se repite constantemente en la Iglesia; la maternidad de la Iglesia prolonga la maternidad virginal de María.
Recorriendo el largo itinerario de la piedad y
de la espiritualidad de María, desde los años de
su infancia hasta su exaltación, desde la humilde oración en la casa y en la sinagoga de Nazaret hasta su inserción en el plan que Dios tenía
155
de salvación del hombre, constatamos que Ella
alcanzó una meta difícil de superar.
Todas nuestras oraciones, públicas o privadas tienen en Ella su primer modelo, su forma
y su fuente de inspiración, convirtiéndose así
María en su prototipo de la “Iglesia orante”.
Rezar con la Iglesia significa dirigirse al Padre por Cristo en el Espíritu Santo, expresándolo hasta donde sea posible con las mismas
palabras de la revelación. Este esquema no lo
ha creado la Iglesia, sino que lo ha tomado de
la Virgen del Magnificat. Este cántico tan cargado de reminiscencias bíblicas lo entonó María bajo el impulso del Espíritu Santo, teniendo
en su vientre al Verbo Encarnado, a fin de glorificar al Padre por las maravillas que en Ella
habían tenido lugar.
María debe ser siempre celebrada junto con
el Hijo de nuestra eucaristía, ya que la eucaristía
es ante todo un “Memorial”.
Ella está místicamente presente en la tierra
en estado de combate hasta el fin del mundo y
asiste no solamente al nacimiento de sus hijos,
sino que está también presente en sus luchas,
en sus angustias y en sus esperanzas, y los incita
con su ejemplo, para entregarse generosamente
a la acción del Espíritu Santo.
156
Es un hecho que el continente americano
conoció a Cristo a través de María, y esta devoción sigue siendo hasta nuestros días, el resorte
impulsor del catolicismo latinoamericano. Será
necesario partir de este dato para evangelizar o
re-evangelizar a nuestros países, dando así un
nuevo impulso al catolicismo que en muchos
lugares sigue presentando el aspecto de una
vieja fachada agrietada.
La piedad a la Virgen sigue siendo en distintos grados demasiado sentimental. El sentimentalismo y ciertas exageraciones hacen que algunas manifestaciones de piedad carezcan de
equilibrio. Esto sucede cuando distinguimos a
María de Dios, creemos como si pudiera existir
una bondad diversa de la de Dios. A la Virgen
la separamos de Dios y pensamos honrar de
este modo a María, como olvidándonos de su
Hijo y discutiendo a cual de los dos hay que
venerar más intensamente.
Otra frecuente característica de la devoción
mariana es el acentuado tono de interés, pues
se acude a María sólo para conseguir un auxilio
contingente en los momentos de peligro y necesidad, con el peligro de convertir la piedad a
la virgen en un puesto de auxilio para desesperados.
157
La devoción a María es auténtica cuando se
expresa y cumple con las exigencias serias de la
fe y del amor cristiano, y busca con instinto
certero a Cristo en la figura de Maria. La grandeza de María proviene de su privilegiada relación con Cristo, pues al recibirlo en su fe virginal, Ella participa de manera singular de su gracia.
Si presentamos a los cristianos en la figura
auténtica de María, su fe en Cristo y su amor a
los hombres – que es la síntesis de la vida cristiana - el sentimentalismo de una devoción tradicional cederá el lugar a una actividad verdaderamente religiosa y concientemente cristiana.
158
La Virgen de Guadalupe y las cuatro
apariciones.
159
EL EVANGELIO
DE GUADALUPE
Después de analizar detenidamente el relato
de las apariciones, escrito en náhuatl por Antonio Valeriano y traducido al castellano por el
Padre Mario Rojas, el contenido doctrinal del
mensaje guadalupano puede dividirse en cinco
puntos básicos:
1.- EL MISTERIO DE
MADRE
LA
VIRGEN
II.- ¡UN TEMPLO!
III.- JUAN DIEGO, PROFETA DE LA
VIRGEN
IV.- EN UN CLIMA DE IGLESIA
V.- LA TEOLOGIA DEL SIGNO
EL EVANGELIO DE GUADALUPE sintoniza con ideas maestras de la teología perene; en sus palabras y realidades tiene ataduras
teológicas muy fuertes con la tradición cristiana
y sobre todo con el mensaje bíblico, se respira
constantemente el espíritu religioso del Anti160
guo Testamento y del Nuevo Testamento,
principalmente en la sublimidad de su sencillez
evangélica. Todo esto constituye la garantía
más valiosa de su autenticidad.
1.- EL MISTERIO DE LA VIRGEN
MADRE.- Sin lugar a dudas en la Buena Nueva
del Tepeyac el mensaje central gira en torno a
María como la Virgen Madre. A este respecto,
las palabras son explicitas. En la primera aparición de la mañana del sábado 9 de diciembre,
María hace la revelación de si misma a Juan
Diego:
SABELO, TEN POR CIERTO, HIJO
MIO EL MÁS PEQUEÑO, QUE YO SOY
LA PERFECTA SIEMPRE VIRGEN
SANTA MARÍA MADRE DEL VERDADERISIMO DIOS POR QUIEN SE VIVE, EL
CREADOR DE LAS PERSONAS, EL
DUEÑO DE LA CERCANÍA Y DE LA
INMEDIACIÓN, EL DUEÑO DE LA
TIERRA (26 N.M.)
Y con énfasis la misma Señora repitió: YA
HAS OIDO, HIJO MIO EL MENOR, MI
ALIENTO, MI PALABRA; ANDA, HAZ LO
QUE ESTE DE TU PARTE (37 N.M)
161
Cuatro son las características de esta revelación:
1ª.- La virginidad perpetua de María
2ª.- Su santidad
3ª.- Su maternidad divina
4ª.- Su maternidad espiritual
Estos aspectos mariológicos sitúan la teología de Guadalupe en la más pura perspectiva
del Evangelio y de la Tradición, y son la garantía más firme y segura de su mensaje espiritual.
La siempre Virgen: los teólogos podrán discutir acerca de una virginidad de María, física o
puramente espiritual, pero María de Guadalupe
se presenta simple y sencillamente como la
“Siempre Virgen María” de la más antigua tradición cristiana, eco y resonancia de la Virgen
del Evangelio de Mateo y Lucas.
Santa María: Respecto a su santidad hace
surgir a la memoria el llena de gracia del saludo
angélico, y el “Agia María” del Concilio de Efeso. María es objeto del favor y de la benevolencia de Dios.
Madre del Verdaderísimo Dios: con esta palabra, el mensaje guadalupano toca el centro del
162
misterio de María. María de Guadalupe es la
Virgen que concibe al Hijo de Dios, de la más
auténtica tradición antigua, canalizada en los
documentos de los Concilios Ecuménicos,
desde Éfeso hasta el Vaticano II.
Pero un detalle es digno de subrayarse: María de Guadalupe se revela en un momento
histórico concreto, esto es, cuando un nuevo
Pueblo nace a la fe del Dios Único y Verdadero
y abandona la idolatría y el paganismo. No es
entonces extraño que la afirmación de la maternidad divina de María vaya seguida de una
exposición de monoteísmo triunfante.
MADRE DEL VERDADERISIMO DIOS
POR QUIEN SE VIVE, EL CREADOR DE
LAS PERSONAS, EL DUEÑO DE LA
CERCANÍA Y DE LA INMEDIACIÓN, EL
DUEÑO DE LA TIERRA (26 N.M.)
Yo soy vuestra piadosa madre: El Evangelio
del Tepeyac es, ante todo, un cántico a la maternidad espiritual de María entonado por Ella
misma. Las primeras palabras que brotaron de
sus labios lo proclaman con elocuencia:
JUANITO, JUAN DIEGUITO... JUANITO, EL MÁS PEQUEÑO DE MIS HIJOS,
¿A DÓNDE VAS? (23 N.M.)
163
Y en el relato de las apariciones se multiplican a profusión frases maternales llenas de ternura y de amor:
HIJO MIO EL MENOR
1ª.- Aparición
EL MAS PEQUEÑO DE MIS HIJOS
2ª.- Aparición
MI HIJTO MENOR
3ª.- aparición
NO SE PERTURBE TU ROSTRO, TU
CORAZÓN; NO TEMAS ESTA ENFERMEDAD NI NINGUNA OTRA ENFERMEDAD, NI COSA PUNZANTE, AFLICTIVA.
¿NO ESTOY AQUÍ YO, QUE SOY TU
MADRE? ¿NO ESTAS BAJO MI SOMBRA
Y RESGUARDO? ¿NO SOY YO LA
FUENTE DE TU ALEGRIA? ¿NO ESTAS
EN EL HUECO DE MI MANTO, EN EL
CRUCE DE MIS BRAZOS? ¿TIENES
NECESIDAD DE ALGUNA OTRA COSA?
(118-119 N.M.)
Alguien podría decir que este relato está lleno de poesía, emotividad y sentimentalismo…
¿No será eso, por ventura más que superficialidad? A lo que es justo responder: Nunca en
una revelación bíblica fueron antagónicas teología y poseía, como tampoco teología y expresiones del corazón.
164
Jesús mismo, en un momento trascendental
lleno de dolor exclamó:
JERUSALÉN, JERUSALÉN… ¡CUANTAS VECES HE QUERIDO REUNIR A
TUS HIJOS COMO UNA GALLINA SU
NIDADA BAJO LAS ALAS, PERO NO
HABÉIS QUERIDO…! (Lc. 13:34)
La maternidad espiritual de María en el Tepeyac es la renovación de su concepción o mejor dicho la perpetuidad como Madre que en el
Calvario y en Pentecostés nos fue entregada
por Jesús simbólicamente en su discípulo querido Juan, sin embargo el ambiente de tragedia
del Gólgota esta ausente en el misterio de
Guadalupe. Allá la iglesia estaba por brotar;
aquí un pueblo esta por surgir, allá una Madre
envolvió al Pueblo nuevo de Dios que nacía;
aquí una Madre, la misma Madre, rodea al pueblo que se abre a la fe. Y lo que para nosotros
sería una casualidad, para Dios es providencia.
Así al pie de la cruz, Juan el discípulo amado,
símbolo de todos los cristianos, escuchó de labios de Jesús aquella palabra: HE AHÍ A TU
MADRE. En el Tepeyac otro Juan, símbolo
165
La Villa de Guadalupe. Dibujo y litografía.
(1826-1889) Casimiro Castro.
166
también de todo un pueblo era proclamado por
la misma Virgen María EL MÁS PEQUEÑO
DE MIS HIJOS.
Pero además, la maternidad espiritual de
María no conoce límites, sino que se despliega
por horizontes universales, ofreciendo amor a
Juan Diego y a todos los moradores de esta tierra y también a los demás amadores suyos que
la invoquen, y que confíen en Ella.
II.- ¡UN TEMPLO! - La Virgen de Guadalupe pidió desde el primer momento una cosa:
¡Que se levante un templo en su honor! La idea
del templo corresponde a las exigencias religiosas más profundas del hombre. Toda religión
ha sentido la necesidad imperiosa de establecer
un sitio para consagrarlo a la divinidad, que la
divinidad tome posesión de él y que en él habite.
Y, limitándonos a dos momentos de la religión revelada, Yahvé ordenó a Moisés: ME
HAN DE HACER UN SANTUARIO PARA
QUE YO HABITE EN MEDIO DE ELLOS.
Y una vez construida la Tienda en el desierto,
la Nube cubrió la Tienda de Reunión y la gloria
de Yahvé llenó la morada. Mas tarde, Salomón
quiso levantar el templo de Jerusalén, y Yahvé
aceptó habitar en medio de los hijos de Israel.
167
Y dijo “HE ESCOGIDO Y SANTIFICADO
ESTA CASA PARA QUE EN ELLA
PERMANEZCA MI NOMBRE POR
SIEMPRE, ALLÍ ESTARÁN MIS OJOS Y MI
CORAZÓN TODOS LOS DÍAS”.
Lo que más cautiva en la petición de la Virgen es que no quiere un Templo con el fin de
recibir en él homenaje y veneración, no quiere
un Templo para Ella sino para nuestro bien.
Claramente lo afirma: MUCHO DESEO,
QUE AQUÍ ME LEVANTEN MI CASITA
SAGRADAEN DONDE LO MOSTRARÉ,
LO ENSALZARE AL PONERLO DE
MANIFIESTO: LO DARE A LAS GENTES
EN TODO MI AMOR PERSONAL, EN MI
MIRADA COMPASIVA, EN MI AUXILIO,
EN MI SALVACIÓN: PORQUE YO EN
VERDAD SOY VUESTRA MADRE
COMPASIVA, TUYA Y DE TODOS LOS
HOMBRES QUE EN ESTA TIERRA
ESTAIS EN UNO, Y DE LAS DEMAS
VARIADAS ESTIRPES DE HOMBRES, MIS
AMADORES, LOS QUE A MI CLAMEN,
LOS QUE ME BUSQUEN, LOS QUE
CONFIEN EN MI, PORQUE ALLI
ESCUCHARE SU LLANTO, SU TRISTEZA,
PARA REMEDIAR, PARA CURAR TODAS
168
SUS
DIFERENTES
PENAS,
MISERIAS, SUS DOLORES. (NM 26-33)
SUS
Y la voluntad de María no fue pasajera, sino
que perdura, y ahora es más actual que nunca.
Ella quiere un Templo.
III.- JUAN DIEGO, PROFETA DE LA
VIRGEN.- Juan Diego, el indito escogido por
la Virgen tiene perfiles claros de profeta.
Un profeta es un hombre que recibe de parte de Dios una elección personal y gratuita. Es
la persona escogida para comunicar a la comunidad ó a sus representantes la voluntad divina;
habla en nombre de Dios. Es su mensajero, su
heraldo y embajador. Pensemos en Amós, en
Óseas o Isaías.
A veces cuando el escogido siente su incapacidad para transmitir con éxito el mensaje se
rehúsa e intimida, se resiste. Esta actitud es
clásica en el profeta Jeremías. Pero la gracia
conforta a la naturaleza del profeta, al fin,
cumple la misión.
El profeta es un Siervo, y un siervo recibe
un mandato, una orden. El siervo tiene que
obedecer, por eso en el Nuevo Testamento Pablo de Tarso, siervo de Cristo Jesús y profeta
169
del Espíritu, se lanza a predicar el Evangelio
para cumplir la orden recibida.
¿Quién no ve ahora que Juan Diego presenta las características de un profeta de la era cristiana?
Es un escogido en quien resplandece la gratitud de la elección ¿Qué otra cosa, sino su indigencia y sencillez pudieron mover a la Virgen
para hacerlo portavoz de sus deseos y confiarle
una misión difícil que era al mismo tiempo un
mandato?
Juan Diego, como siervo obediente y profeta fiel, acepta de inmediato. -Señora mía, Niña,
ya voy a realizar tu venerable aliento tu venerable palabra; por ahora de Ti me aparto, yo, tu
pobre indito-.
Y ante la duda de un fracaso en la misión,
Juan Diego confiesa su impotencia y con
humildad y sencillez busca sustraerse:
-Mucho te suplico, Señora mía, Reina, Muchachita mía, que a alguno de los nobles, estimados, que sea conocido, respetado, honrado,
le encargues que conduzca, que lleve tu amable
aliento, tu amable palabra para que le crean.
Porque en verdad yo soy un hombre del
campo, soy mecapal, soy parihuela, soy cola,
170
soy ala; yo mismo necesito ser conducido, llevado a cuestas, no es lugar de mi andar ni de mi
detenerme allá a donde me envías, Virgencita
mía, Hija mía menor, Señora, niña; Por favor
dispénsame: afligiré con pena tu rostro, tu corazón; iré a caer en tu enojo, en tu disgusto,
Señora Dueña Mía-. (54-56 N.M.)
Pero la Vocación de Dios es irrevocable y
nadie sino el profeta elegido debe cumplir la
misión: ESCUCHA, EL MAS PEQUEÑO DE
MIS HIJOS, TEN POR CIERTO QUE NO
SON ESCASOS MIS SERVIDORES, MIS
MENSAJEROS, A QUIENES ENCARGUE
QUE LLEVEN MI ALIENTO, MI
PALABRA, PARA QUE EFECTUEN MI
VOLUNTAD; PERO ES MUY NECESARIO
QUE TU, PERSONALMENTE, VAYAS,
RUEGUES, QUE POR TU INTERCESION
SE REALICE, SE LLEVE A EFECTO
MIQUERER, MI VOLUNTAD. Y MUCHO
TE RUEGO, HIJO MIÓ EL MENOR, Y
CON RIGOR TE MANDO, QUE OTRA
VEZ VAYAS MAÑANA A VER AL
OBISPO. (58 -60 N.M.)
A lo que Juan Diego responde. -Señora mía,
que no te angustie yo con pena tu rostro, tu corazón; con todo gusto iré a poner por obra tu
aliento, tu palabra; de ninguna manera dejaré de
171
hacer, ni estimo por molesto el camino iré a
poner en obra tu voluntad-. (63-64N.M.)
Un rasgo pintoresco asemeja a Juan Diego
con los profetas antiguos. Es seguido por los
siervos del Obispo y, en un instante en el momento más importante, se esconde de sus miradas.
Recordemos el desarrollo de los acontecimientos. Juan Diego va al Obispo. Este le pide
una señal; Juan Diego da parte a la Virgen María. Ella le dice que regrese al día siguiente. Juan
Bernardino, tío de Juan Diego, se enferma gravemente. Juan Diego permanece todo el día
junto a él y al otro día se apresura a llamar un
sacerdote que lo auxilie. Toma por otro camino
para que la Virgen no lo encuentre, pero la Virgen le sale a su encuentro y Juan Diego contesta su saludo.
-Mi Jovencita, Hija mía la más pequeña, Niña mía, ojala que estés contenta; ¿cómo amaneciste? ¿Acaso sientes bien tu amado cuerpecito,
Señora mía, Niña mía? Con pena angustiaré tu
rostro, tu corazón: te hago saber, Muchachita
mía, que está muy grave un servidor tuyo, tío
mío. Una gran enfermedad se le ha asentado,
seguro que pronto va a morir de ella-. (110,
111,112 N.M.)
172
Y Juan Diego le participa su pena. La Virgen
lo conforta, le anuncia que su tío ha sanado y
cuando Juan Diego escuchó esta noticia, rogó a
la Virgen que cuanto antes le despachara a ver
al señor Obispo, a llevarle alguna señal y prueba, a fin de que le creyera.
La figura de Juan Diego en toda esta escena
es comparable a los mas grandes profetas mensajeros de la las voluntades divinas. Su actitud
religiosa es admirable, está hecha de amor, respeto, reverencia, confianza, fe, abandono filial,
en una palabra de donación personal absoluta.
Juan Diego es en definitiva el Profeta de
María de Guadalupe. Ella misma le dice:
-TU QUE ERES MI MENSAJERO, EN TI
ABSOLUTAMENTE SE DEPOSITA MI
CONFIANZA (139 N.M)
173
El nuevo templo inaugurado el 12 de octubre
de 1976.
IV.- EN UN CLIMA DE IGLESIA.- El Concilio Vaticano II, en la Constitución sobre la
Iglesia, Lumen Gentium, enseña que los Obispos han sucedido por institución divina a los
Apóstoles como pastores de la Iglesia, y quien
a ellos escucha, a Cristo escucha, y quien los
desprecia, a Cristo desprecia y al que le envió.
La Virgen María respeta el orden jerárquico
instituido por su Hijo al someterse a la autoridad episcopal. Envía a su profeta al palacio del
Obispo de México para que le manifieste lo
174
que Ella mucho desea: que se le edifique un
templo (1ª aparición) y en la segunda aparición
se lo repite.
Y LE CONTARÁS TODO PUNTUALMENTE, LE DIRAS QUE TE MANDE
QUE SUBIERAS A LA CUMBRE DEL CERRITO A CORTAR FLORES, Y CADA
COSA QUE VISTE Y ADMIRASTE, PARA
QUE PUEDAS CONVENCER AL GOBERNANTE SACERDOTE, PARA QUE LUEGO PONGA LO QUE ESTA DE SU PARTE PARA QUE SE HAGA, SE LEVANTE
MI TEMPLO QUE LE HE PEDIDO. (141-142
N.M.)
El ambiente eclesial en que se desarrolla el
acontecimiento guadalupano es señal inequívoca de su autenticidad sobrenatural. Todo se lleva a cabo a la luz de la Madre Iglesia.
V.- LA TEOLOGÍA DEL SIGNO.- A lo
largo de la historia de la salvación y en consonancia con la naturaleza humana, Dios ha querido utilizar un método, el método del signo,
del milagro para que el hombre apoyándose en
un fenómeno sensible, se levante para creer en
una realidad superior. Así Jesús sanando a un
paralítico, invita a los presentes a creer en el
poder que tiene para perdonar los pecados, y
175
resucitando a Lázaro, Jesús quiere resucitar la
fe en El como Enviado del Padre.
Todo signo es como un semáforo el cual
desempeña dos funciones diversas aunque subordinadas El semáforo proyecta luz y a la vez
envía un mensaje, pero esas dos funciones se
sitúan en niveles diferentes, la luz proyectada
roja o verde, dice relación a la vista, y en esa
forma, es captada tanto por los hombres como
por los animales; en cambio, el mensaje dice
relación a la razón y únicamente el ser inteligente podrá captar el ¡deténgase ó siga! Así es
también el signo del milagro, tiene dos funciones; una se dirige a la luz de la razón y otra a la
luz de la fe. Presenta a la razón una cosa que se
ve, pero esta conduce a una realidad que sólo
se cree. En el Hecho Guadalupano, la teología
del signo tiene un lugar excepcionalmente privilegiado. Se encuentra en todo su ejercicio. El
Obispo pidió una señal, una prueba, un signo,
para creer en lo que la Virgen le pedía, quiso
ver una cosa para de allí pasar a creer otra.
Juan Diego comunicó a la Virgen María la
exigencia del Obispo y Ella aceptó.
BIEN ESTA, HIJITO MIO, VOLVERAS
AQUÍ MAÑANA PARA QUE LLEVES AL
OBISPO LA SEÑAL QUE TE HA PEDIDO;
CON ESO TE CREERA Y ACERCA DE
176
ESTO YA NO DUDARA NI DE TI SOSPECHARA (90-91 N.M.)
Y en la mañana del 12 de diciembre, cuando
Juan Diego encontró a la Virgen, ella le dijo:
SUBE, HIJO MIO EL MENOR, A LA
CUMBRE DEL CERRILLO, A DONDE ME
VISTE Y TE DI ORDENES: ALLI VERAS
QUE HAY VARIADAS FLORES: CORTALAS, REUNELAS, PONLAS TODAS JUNTAS; LUEGO TRAELAS AQUÍ, A MI
PRESENCIA. (125-126N.M.)
Al punto subió Juan Diego y se asombró
que hubieran brotado tantas y variadas exquisitas rosas de Castilla, antes del tiempo en que se
dan… y en un lugar donde sólo crecen abrojos,
espinas, nopales y mezquites. Trajo Juan Diego
a la Señora del cielo las diferentes rosas, las
tocó con su mano, y dijo:
MI HIJTO MENOR, ESTAS DIVERSAS
FLORES SON LA PRUEBA, LA SEÑAL
QUE LLEVARAS AL OBISPO; DE MI
PARTE LE DIRAS QUE VEA EN ELLAS
MI DESEO, Y QUE POR ELLO REALICE
MI QUERER, MI VOLUNTAD Y LE CONTARÁS TODO PUNTUALMENTE, LE
DIRAS QUE TE MANDÉ QUE SUBIERAS
A LA CUMBRE DEL CERRITO A CORTAR
177
FLORES, Y CADA COSA QUE VISTE Y
ADMIRASTE, PARA QUE PUEDAS CONVENCER AL GOBERNANTE SACERDOTE, PARA QUE LUEGO PONGA LO QUE
ESTA DE SU PARTE PARA QUE SE
HAGA, SE LEVANTE MI TEMPLO QUE
LE HE PEDIDO. (137, 138 -142 N.M.)
Y recordamos lo sucedido. Al llegar Juan
Diego ante el Obispo le entregó las rosas que
serían la señal pedida. Aquí las tienes, hazme el
favor de recibirlas y luego extendió su blanca
tilma en cuyo hueco había colocado las flores.
Y así como cayeron al suelo todas las variadas
flores preciosas luego allí se convirtió en señal,
se apareció de repente la Amada Imagen de la
Perfecta Virgen Santa María, Madre de Dios,
en la forma y figura en que ahora está
(180,181,182,183 N.M.)
El signo, pues, fue espléndido, variado y rico en sus elementos. Rosas de Castilla, fuera
del tiempo en que se dan, y en un lugar donde
no crecen. Rosas que dejan impresa sobre la
tilma del indio la Imagen de la Virgen María. Y,
enriqueciendo el signo, la curación, a distancia,
de Juan Bernardino que yacía enfermo.
Y lo que es exceso de amor, de benevolencia, y motivo de nuestra gratitud filial, es que
una parte integrante de ese signo- seguramente
178
la mejor- perdura hasta el día de hoy; es la Imagen de la Siempre Virgen Santa María de Guadalupe, Madre de Dios, de la manera que está y
se guarda hoy en su Templo del Tepeyac, que
se nombra Guadalupe.
Pero, hay que subrayarlo. El signo tiene dos
funciones: una se dirige a la razón, la otra a la
fe.
Vemos la Imagen en su Templo, pero ello
nos conduce mucho mas lejos, nos lleva a una
dimensión de fe, y creemos firmemente que la
Virgen, Madre de Dios y nuestra piadosa Madre, desde el nacimiento de nuestro pueblo
americano ha querido estar aquí con nosotros
para ofrendar todo su amor, compasión, auxilio
y defensa a los moradores de esta tierra y a los
demás amadores suyos que la invoquen y confíen en Ella.
Imagen milagrosa y Templo material y sobre
todo espiritual ambos son el signo más grande
y auténtico del “Hecho Guadalupano”, que ha
perdurado ya durante cuatrocientos setenta y
cinco años.
Y así como el mensaje divino de la Biblia no
se resuelve en un nivel humano de investigación histórica o filosófica sino que trasciende el
límite de la razón y termina en el campo de la
179
fe, así también podrán analizarse las tradiciones, los testimonios, las palabras de la Virgen,
pero esto es sólo la corteza, lo accidental; lo
esencial de la Nueva Buena del Tepeyac sobrepasa los límites de la razón y termina en el
campo de la fe.
180
La Virgen de Guadalupe recibe a Juan Diego.
Técnica mixta. Cristina Ruvalcaba.
Epilogo
En esta crisis de valores por la que pasamos
es oportuno que la América se congregue en
torno de la Virgen María y que brote del Tepeyac una fuente de Aguas Vivas que se extienda
no sólo por este continente, sino por el mundo
entero.
Los que tenemos el privilegio de tenerla tan
cerca debemos darla a conocer y repetir incansablemente ese mensaje de esperanza que Ella
nos vino a traer.
“VENDRAN Y VERAN MI GLORIA YO
PONDRÉ UNA SEÑAL ENTRE ELLOS Y
MANDARÉ LOS SOBREVIVIENTES HACIA LAS NACIONES IRAN HASTA LOS
EXTREMOS DEL MUNDO QUE NO
SABEN DE MI FAMA NI HAN VISTO MI
GLORIA Y LES HABLARAN DE MI
PODER A LAS NACIONES LEJANAS.”(Is.
66, 18-19)
182
BIBLIOGRAFÍA
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“Pastoral Mariana después Concilio.
Ibarra de la Selva, Esteban P. “La Quinta Aparición Guadalupana.
El Colegio de México. Historia Mínima de México.
184
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ............................................................... 6
HACIENDO UN POCO DE HISTORIA................... 10
MÉXICO EN VÍSPERAS DE LA CONQUISTA ...... 15
LOS PORTADORES DE LA BUENA NUEVA ........ 34
NICAN MOPOHUA ......................................................... 48
MARIA, DE NAZARET AL TEPEYAC ...................... 90
JUAN DIEGO ..................................................................... 95
JUAN DIEGO SANTO .................................................. 100
GUADALUPE ................................................................... 104
UN CODICE INDIGENA ............................................ 109
LA GUADALUPANA EN LA BIBLIA ...................... 116
¿NO ESTOY YO AQUI QUE SOY TU MADRE? .. 127
¿NO SOY YO TU SALUD? .......................................... 132
LA CIENCIA Y LA FE .................................................. 136
JUAN DIEGO EN LOS OJOS DE MARÍA ............. 142
MARIA EN LA VIDA DE LA IGLESIA ................... 148
EL EVANGELIO DE GUADALUPE........................ 159
EPILOGO .......................................................................... 181
BIBLIOGRAFÍA ............................................................... 183
ÍNDICE ............................................................................... 185
IVE Press
New York – 2007
186
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