Participación y empoderamiento

Anuncio
Participación y
empoderamiento
Experiencias del Movimiento de Trabajadores
Desocupados de Lanús
Pablo Lage Gómez
Departamento de Español, Portugués y Estudios Latinoamericanos
Tesis de master 30 hp
Master en Estudios Latinoamericanos
primavera 2009
Examinador/a: Alejandro González y Maria Luisa Bartolomei
English title: Participation and Empowerment: Experiences of the Unemployed
workers movement in Lanús
Participación y empoderamiento
Experiencias del Movimiento de Trabajadores Desocupados de
Lanús
Pablo Lage Gómez
Resumen
El Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de Lanús es una organización de la zona
sur del Gran Buenos Aires (Argentina), cuyo ámbito de actuación es la localidad de Monte
Chingolo. Se caracteriza por su autonomía con respeto a partidos políticos y sindicatos, por su
inserción territorial y trabajo de base en los barrios, por el rechazo a las practicas clientelares
enraizadas en el conurbano bonaerense, al igual que por modelos de participación y discusión
horizontales. Propugnan la necesidad de un cambio social en el que las clases populares son los
actores protagonistas del cambio.
Desde sus orígenes han desarrollado formulas alternativas de organización y un proyecto
autogestivo, donde los talleres y micro-emprendimientos autogestionados son su máxima
expresión. Este estudio pretende analizar las prácticas colectivas que representan estas
experiencias en correlación con procesos de empoderamiento individuales y colectivos.
Concluimos que la participación en el MTD de Lanús ha fomentado relaciones sociales y
vínculos comunitarios. La militancia tiene más herramientas para hacer oír su propia voz, sus
demandas y propuestas, y cuentan con mayores recursos para el conocimiento de sus derechos
como ciudadanos. Un proceso caracterizado por la dotación de poder de sujetos
tradicionalmente excluidos de toda participación social y política.
Palabras Claves
Movimientos de Trabajadores Desocupados (MTD), MTD de Lanús, Argentina, Buenos Aires,
Empoderamiento, Participacion, Autonomía, Autogestión, Clases populares.
1. Introducción ................................................................................ 3
1.1 Objetivos y preguntas de investigación.................................................... 4
1.2 Límites del estudio ................................................................................ 4
2. Metodología ................................................................................. 5
2.1 Introducción......................................................................................... 5
2.2 Método: Estudio de caso........................................................................ 6
2.3 Trabajo de Campo ................................................................................ 6
2.3.1 Selección del caso .......................................................................... 6
2.3.2 Acceso al caso................................................................................ 7
2.3.3 Selección de informantes ................................................................. 7
2.3 Herramientas de análisis........................................................................ 8
3. Marco teórico ............................................................................... 9
3.1 Empoderamiento .................................................................................. 9
3.2 Participación y empoderamiento ............................................................10
3.3 Organizaciones populares y sentido de pertenencia ..................................12
3.4 El empoderamiento desde una perspectiva dinámica ................................13
3.5 Resumen ............................................................................................14
4. Caso de Estudio: MTD de Lánus.................................................. 15
4.1 Introducción........................................................................................15
4.2 Evolución de las Organizaciones de Trabajadores Desocupados .................15
4.3 Movimientos de Trabajadores Desocupados Autónomos en el Gran Buenos
Aires........................................................................................................17
4.4 MTD de Lanús: Trabajo barrial y desarrollo comunitario............................18
4.4.1 Tipologías de militancia ..................................................................20
4.4.2 Organización de base .....................................................................21
4.4.3 Talleres de capacitación y micro-emprendimientos autogestionados .....22
5. Análisis ...................................................................................... 25
5.1 Introducción........................................................................................25
5.2 Género ...............................................................................................25
5.2.1 Redes de Asistencia y colaboración ..................................................25
5.2.2 Espacios colectivos de protagonismo femenino ..................................27
5.3 Procesos productivos y formativos .........................................................29
5.3.1 Movilización de recursos .................................................................29
1
5.3.2 Trabajo y empoderamiento .............................................................31
5.3.3 Limitaciones: Claves para la inserción ..............................................33
5.4 Fórmulas organizativas y redes de socialización .......................................34
6. Conclusiones.............................................................................. 36
7. Bibliografía ................................................................................ 38
8. Apéndices .................................................................................. 41
2
1. Introducción
En las últimas décadas del siglo XX, Argentina ha sufrido un deterioro económico progresivo,
afectando profundamente a la cohesión social y política. A las ya traumáticas consecuencias de
la sangrienta dictadura militar (1976-83), y sus violaciones sistemáticas de los derechos
humanos, hay que sumarle las cíclicas crisis económicas. La década de los noventa –y en gran
medida a partir del segundo mandato de Carlos Menem (1995-1999)- supone una
profundización de dicha crisis. La oleada de privatizaciones en el sector estatal trajo consigo un
fuerte aumento del desempleo y la pérdida de la seguridad en torno al trabajo.
Los efectos sociales de la reestructuración económica son plausibles; empobrecimiento
generalizado de las clases medias y una deconstrucción de la estructura de clases, que
tradicionalmente había guiado el proceso de socialización de los trabajadores. En las clases
populares, concentradas en las periferias urbanas, los efectos del desempleo y de la crisis
económica son aun mayores. El proceso de desindustrialización progresiva acontecido en el
Gran Buenos Aires llevó al desempleo a miles de trabajadores fabriles, profundizando los
procesos de pobreza y exclusión que ya azotaban a esta zona. A ello hay que sumarle el control
y dominación que las redes clientelares –vinculadas al Partido Justicialista (PJ)- han ejercido
tradicionalmente en el Gran Buenos Aires, afectando su desarrollo político y social.
En este contexto general, surgen los primeros cortes de ruta (1996-97) en el interior del país,
expresiones del descontento y el rechazo a las políticas privatizadoras. Los primeros cortes de
ruta y la generalización de las protestas en el Gran Buenos Aires –centro de poder del
oficialismo- va a permitir la entrada en la escena pública y política de un nuevo actor social; el
movimiento piquetero, y su concreción en formulas organizativas representadas por los
Movimientos de Trabajadores Desocupados.
Dentro de este tipo de organizaciones, destaca una variante autónoma, con especial
implantación en la zona sur del conurbano bonaerense. Se caracterizan por el rechazo a partidos
políticos y prácticas clientelares, así como por su inserción territorial y trabajo de base en los
barrios. Propugnan la necesidad del cambio social, en el que las clases populares son los actores
protagonistas del cambio. En el caso concreto del MTD de Lanús, a lo largo de sus años de
experiencia han desarrollado diferentes proyectos autogestionados, incidiendo en la
participación activa de sus militantes. Dicha participación, que se hace extensiva no solo a los
proyectos autogestionados sino también a todas las áreas de decisión y planificación, ha
posibilitado procesos de empoderamiento individuales y colectivos. El reducido tamaño del
MTD de Lanús (en número de militantes) y los condicionantes estructurales del Gran Buenos
Aires limitan estos procesos de empoderamiento, pero si bien de forma restringida y localizada,
suponen oportunidades alternativas para el desarrollo de los militantes, desde un punto de vista
individual, así como un mayor protagonismo de los sectores populares en la vida publica,
atendiendo a lo colectivo.
3
1.1 Objetivos y preguntas de investigación
El objetivo principal es analizar las posibles relaciones entre la participación en una
organización colectiva como el Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de Lanús y
procesos de empoderamiento individuales y colectivos. Para ello nos proponemos indagar en
aquellos elementos que definen y estructuran la lógica colectiva de la organización. Así, se
examinan las fórmulas organizativas del MTD de Lanús y del Frente Popular Darío Santillán
(FPDS), al igual que se profundiza sobre la actividad barrial que el MTD lleva a cabo. En línea
con esto último, se presta especial importancia a los talleres y micro-emprendimientos
autogestionados desarrollados por el MTD de Lanús.
En relación con estos objetivos, las preguntas de investigación que se proponen en esta
investigación son las siguientes: 1) ¿Las practicas colectivas, en el marco del trabajo
comunitario que desarrolla el MTD de Lanús, empodera a sus militantes y al movimiento en su
conjunto? 2) En este sentido, ¿cuáles son las claves de este proceso?
1.2 Límites del estudio
El trabajo de investigación parte del conocimiento de la profunda influencia que las estructuras
clientelares y el Partido Justicialista (PJ) han tenido y siguen teniendo sobre el desarrollo
político y social del Gran Buenos Aires. Su influencia sobre las clases populares, en términos de
dependencia y dominación, ha sido extensamente analizada en la bibliografía específica al
respecto, destacando los trabajos de Javier Auyero, Maristela Svampa, Sebastian Pereyra,
Gabriela Delamata y Steven Levitsky, entre otros.
Por el momento no se incluye una revisión teórica del clientelismo, ni se establece una
dicotomía entre los efectos de la pertenencia a redes clientelares, por un lado, y aquellos
derivados de la participación en estructuras inclusivas y horizontales, por el otro. Si bien se
analizan las prácticas colectivas de las organizaciones populares (que rechazan el clientelismo),
y su relación con el proceso de empoderamiento, no se contraponen con las prácticas que
representan las redes clientelares. Estas ultimas, examinado de forma intuitiva, producirían lo
contrario, es decir, el des-empoderamiento de los habitantes que las sufren.
4
2. Metodología
2.1 Introducción
En este capítulo se establecen los “cimientos” que sustentan la investigación desde el punto de
vista ontológico, epistemológico y metodológico; aspectos que de alguna manera no consisten
en una “mera elección de conveniencia”, sino que implican una serie de “creencias básicas” que
enmarcan la investigación.
Existe poco consenso en la terminología sobre investigación, por lo que se ha tomado como
referencia el artículo “Competing Paradigms in Qualitative Research” (Guba y Lincoln 1994),
donde se exponen con claridad los paradigmas en investigación. Guba y Lincoln definen
paradigma como:
Un sistema básico de creencias o un punto de vista universal que guía al investigador, no solo
en decisiones de método sino en formas fundamentales ontológica y epistemológicamente
(Guba y Lincoln 1994: 105)
Diferencian entre cuatro: Positivista, Postpositivista, Teoría crítica y Constructivismo o
paradigma interpretativo. El paradigma indica a los investigadores lo que hay acerca de la
investigación, y qué está dentro y fuera de los límites de la misma. De este modo, y según los
citados autores, cada paradigma se puede definir a partir de tres preguntas fundamentales:
La pregunta ontológica. ¿Cuál es la forma y naturaleza de la realidad y, por consiguiente, qué
es lo que se puede saber acerca de ella?
La pregunta epistemológica. ¿Cuál es la naturaleza de las relaciones entre el conocedor o
aspirante a conocedor y lo qué puede ser conocido?
La pregunta metodológica. ¿Cómo puede el investigador, (o el aspirante a conocedor) llegar a
lo que él cree que debe ser conocido? (1994: 108)
Ante la pregunta ontológica, el constructivismo o paradigma interpretativo se caracteriza por su
“relativismo”. Considera la realidad como una construcción personal que puede ser alterada. Por
ello, no concibe “verdades absolutas”. En cuanto a la pregunta epistemológica, el
constructivismo es “transaccional y subjetivo” (1994: 111). Existe un vínculo o asociación
entre el investigador y el objeto de investigación. Respecto de la última pregunta, la
metodología constructivista es “hermenéutica y dialéctica” (1994: 112). El investigador
interpreta la realidad a través de la interacción con el objeto de estudio.
En definitiva, se ha realizado un estudio de caso desde el paradigma constructivista, utilizando
técnicas cualitativas de recogida de datos: Observación participante y entrevistas semiestructuradas.
5
2.2 Método: Estudio de caso
Como se ha subrayado, esta investigación es un estudio de caso sobre el Movimiento de
Trabajadores Desocupados de Lanús. Su ámbito de actuación es el barrio de Monte Chingolo
(partido de Lanús), situado en la zona sur del conurbano bonaerense.
Según Xavier Coller, “el estudio de caso es una forma de investigación de carácter
eminentemente empírico” (2000: 61). Respecto a sus contornos descriptivos, “un caso es un
objeto de estudio con unas fronteras mas o menos claras que se analiza en su contexto” (2000:
29). Las fronteras o límites de nuestro caso son la propia organización y la localidad donde
actúa. Como comenta el mismo autor, el potencial beneficio de los estudios de caso depende de
su adaptación para la explicación de los fenómenos sociales propuestos. El análisis sobre el
MTD ha pretendido analizar un proceso de empoderamiento individual y colectivo, partiendo de
un contexto o realidad socio-estructural en el que las clases populares tradicionalmente han sido
excluidas de una participación social y política.
2.3 Trabajo de Campo
El estudio de caso del MTD de Lanus ha incluido un trabajo de campo que se ha prolongado
durante siete meses, desde el 1 de Julio de 2008 al 9 de Enero de 2009, y se ha dividido en tres
fases sucesivas: Selección, acceso al caso y selección de informantes.
2.3.1 Selección del caso
Para la selección del caso se han atendido los siguientes criterios: 1) Autonomía de la
organización, y 2) su inserción territorial y trabajo de base. En función de dichos criterios, de
los objetivos de partida y de las especificidades contextuales, el foco de análisis se centró en el
Gran Buenos Aires.
En términos políticos, el Conurbano Bonaerense se caracteriza por la existencia de fuertes
relaciones clientelares. El clientelismo se puede definir como una estructura de relaciones
discrecionales, basada en una distribución de poder asimétrica. En un lado de la relación se
sitúan los clientes y en la otra los representantes de cargos políticos -punteros políticos-,
estableciendo relaciones de patronazgo (Auyero 2001).
En el conurbano Bonaerense, mas específicamente en la zona sur, las contrapartidas de las
relaciones clientelares son vitales para la propia supervivencia. Son lugares con problemas
estructurales de pobreza, con dificultades para el acceso a insumos básicos para la vida
cotidiana. Es en este contexto donde se produce una fuerte relación de dependencia de los
vecinos/as con las redes clientelares, ya sea para la obtención de recursos de primera necesidad,
o para garantizarse cualquier tipo de subsidio público. La patrimonialización de los subsidios
públicos es otro de los elementos que complejiza la estructura clientelar, y que al mismo tiempo
profundiza las relaciones de dependencia (Ibíd)
El clientelismo se ha analizado como una de las razones de la pobreza en el conurbano, y sobre
todo de su cronificación, dada la existencia de relaciones de dominación. Son estas las razones
por las cuales los criterios de selección del caso pasan por la autonomía de la organización y su
trabajo barrial, criterios que cumple el MTD de Lanús. Sus practicas rechazan las relaciones
clientelares y constituyen una oportunidad para examinar en que medida la participación
6
inclusiva y nuevos vínculos colectivos se correlacionan con un proceso de empoderamiento
individual y colectivo.
2.3.2 Acceso al caso
En un primer momento se realizó un proceso de documentación extensivo, estableciendo un
mapping de las organizaciones del Gran Buenos Aires en función de las actividades que
realizaban y su ámbito geográfico. Dada la multitud de organizaciones, esta primera fase se
prolongó durante dos meses. En una segunda instancia, se contactó con un militante del FPDS
(la organización a la que pertenece el MTD de Lanús). Este primer contacto permitió
adentrarme dentro del MTD de Lanús, ya que gracias a su mediación pude conocer a uno de los
profesores del bachillerato popular y a una de las militantes históricas. Desde entonces, estuve
participando en el taller de género del MTD, teniendo la oportunidad de conocer más de cerca a
la militancia de base, en su mayoría mujeres. A partir de entonces comienza la segunda fase de
contactos y la más interesante. El paso del tiempo y mis insistentes visitas redunda en una
mayor confianza por su parte, invitándome a participar en diversos actos y manifestaciones. Sin
embargo, el contacto fluido con la militancia histórica fue más complejo. Por regla general
responden a un perfil completamente diferente. Suelen tener un nivel educativo mayor y
provienen de la capital. Su experiencia como militantes transciende a la propia organización, ya
que son personas de edad media.
En esta investigación, la militancia histórica va a ser conceptualizada como “militancia
simbólica”, dado su papel dentro de la organización, y el hecho de que fueron ellos quienes
pusieron en marcha el movimiento. Dentro de este grupo se observa una cierta “ideología del
clandestino”, lo que complica su accesibilidad. Parte de ellos vivieron la represión de la
dictadura, y en algunos casos, han participado en organizaciones represaliadas por las fuerzas de
seguridad del estado. Todo ello les ha provocado la desconfianza de gente no conocida y se
muestran muy poco permeables. A pesar de ello, en algunos casos he conseguido establecer un
contacto fluido, no sin complicaciones y requiriendo de mucho tiempo.
2.3.3 Selección de informantes1
La selección de los entrevistados/as no ha tenido por objeto establecer una muestra proporcional
de la militancia de la organización en función de la edad o el sexo. Por el contrario, la muestra
busca la representatividad discursiva de los distintos sectores del MTD de Lanús y de las
organizaciones en red con las que colaboran. Para ello ha sido necesario desarrollar una
tipología de militancia2 que divide a los actores en tres grupos: 1) Militancia simbólica, 2) extrabajadores de los sectores industriales de la zona sur del Gran Buenos Aires y 3) los sectores
en una situación de mayor debilidad dentro de las clases populares3. Mediante esta estrategia
muestral se ha pretendido, a su vez, una representación de todas las actividades que lleva a cabo
el MTD de Lanús, y la experiencia de los actores que participan en ella.
Se ha efectuado un total de ocho entrevistas, distribuidas en función de los elementos analizados
anteriormente
1 El listado de entrevistados/as se aporta en el apéndice de la presente investigación.
2 Tipología que responde fundamentalmente a la experiencia de la observación participante.
3 Representan la mayoría de la organización.
7
•
Dos militantes simbólicos: En la actualidad tienen responsabilidades de coordinación en
varios emprendimientos
•
Dos militantes que responden al tercer grupo de la tipología de militancia. Los dos
participan de las actividades formativas y en los grupos productivos
•
Un militante que responde el segundo grupo de la tipología de militancia.
•
Coordinadoras del taller de Género, participantes del “espacio de mujeres” del Frente
Popular Darío Santillán (FPDS)4
•
Un militante del FPDS
•
Una Investigadora especializada en procesos histórico-sociales del Gran Buenos Aires
2.3 Herramientas de análisis
Las herramientas de análisis utilizadas se dividen en análisis de fuentes primarias y secundarias
•
Realización de entrevistas semi-estructuradas
•
Observación participante
- Análisis de fuentes secundarias
•
Documentos internos y externos -tanto planificación y difusión de actividades como
resoluciones de carácter ideológico (Base de datos del grupo GEPSAC, perteneciente al
Instituto Gino Germani)
•
Publicaciones del Frente Popular Darío Santillán (FPDS)
4 En las citas de las coordinadoras del Taller de Género que se reproducen en el capitulo de
análisis, se especifican los discursos y el nombre de cada una de ellas, excepto cuando son
argumentos generales, los cuales son citados genéricamente bajo el rúbrice de “coordinadoras del
taller de género”.
8
3. Marco teórico
3.1 Empoderamiento
El empoderamiento es un concepto ampliamente usado desde varias disciplinas de las ciencias
sociales, lo que da cuenta de su amplitud terminológica y de su adaptación a diferentes
contextos; cooperación al desarrollo, teoría feminista y desarrollo comunitario. Algunos autores
lo definen como el “proceso o mecanismo a través del cual personas, organizaciones o
comunidades adquieren control o dominio sobre temas de interés que le son propios” (Sánchez
1996: 160). En este sentido, es un proceso que responde a una categoría social, ya que se
produce mediante la relación con otros, y multi-dimensional -se da en varias dimensiones;
sociológica, psicológica, económica (Page y Czuba 1999).
Julián Rappaport (1987) destaca dos dimensiones del empoderamiento. La capacidad para
determinar la propia vida (sentido de competencia personal), y la posibilidad de participación
democrática en la comunidad a la que uno pertenece, a través de organizaciones sociales
(sentido de competencia comunitaria). Zimmerman (1999) considera que la capacidad para tener
control sobre la propia vida o sobre las conductas colectivas no es suficiente para describir el
proceso de empoderamiento. Para ello se requiere un proceso de acción colectiva, conciencia
crítica y movilización de recursos (citado en Zambrano 2005: 5).
En el concepto de empoderamiento sobresale la idea de poder. La noción del empoderamiento
parte de la convicción de que el poder esta desigualmente distribuido. Page y Czuba (1999)
establecen dos requisitos para la posibilidad de un empoderamiento efectivo. El primer requisito
es que no es posible empoderarse sin una distribución del poder que afecte a personas o grupos.
En tal caso, el empoderamiento queda vacío de contenido. Esta es una de las principales críticas
que se realiza, sobre el uso del término, a determinadas agencias internacionales como el Banco
Mundial o las Naciones Unidas. Sen (1997) cree que esta visión no cuestiona las estructuras
políticas y sociales existentes, así como la distribución del poder que las ha dado forma. Aquí
estriba la importancia y significancia del concepto de empoderamiento, entendido como un
proceso de cambio.
Desde la perspectiva feminista y de los movimientos sociales, es imprescindible reflexionar
sobre la asimétrica distribución del poder en la sociedad y sus implicancias para el
mantenimiento del status quo. Lukes critica la asociación directa entre poder y conflicto, como
si este último fuese un rango esencial del primero. Según el, el ejercicio del poder no solo se
muestra en situaciones observables de conflicto, donde unos imponen sus tesis sobre otros, sino
también en la capacidad de influencia sobre las personas, determinando sus necesidades a través
del control de la información y de los procesos de socialización. En este caso el poder estriba en
neutralizar las percepciones sobre la existencia del conflicto potencial, con el objetivo de
invisibilizarlo. “La mas eficaz e insidiosa utilización del poder consiste en impedir que tal
conflicto aflore… impedir en cualquier medida que las personas tengan agravios, recurriendo
para ello a modelar sus percepciones, cogniciones y preferencias de suerte que acepten su papel
9
en el orden de cosas existente, ya sea porque no pueden ver ni imaginar una alternativa al
mismo, ya sea porque lo ven como natural e irremplazable” (Lukes 2007: 19-20).
El segundo requisito, es la comprensión de que el poder puede “expandirse”. Desde esta óptica
se rechaza la concepción del poder como suma cero; cuanto mas poder tienen unos, menos
tienen otros. Existen otras vías para entender y conceptualizar el poder, las cuales se centran en
el poder como proceso. Jo Rowlands propone tres formas de poder alternativas a la idea de
dominación; 1) “power to”, o la capacidad del poder para producir o generar nuevas
posibilidades y acciones, 2) “power with”, por el que el sentido de colectividad y la acción
concertada es mas efectiva que la suma de acciones individuales y 3) “power from within”, en el
cual, el poder deriva de la acción concertada sobre la base de igualdad (1997: 12). En las tres
versiones, el poder se asume como un proceso que surge y se potencia a través de acciones y
estrategias comunes.
La idea de que el poder es compartido centra su foco de análisis en los aspectos de cooperación
y apoyo mutuo. Así, dotarse de poder permite fortalecer el poder de otros en lugar de
disminuirlo. En esta línea, Villasante (2002) desarrolla la conceptualización del poder como
“potencia”, un proceso de “construcción colectiva, desde las potencias conjuntadas en que unos
y otros nos retroalimentamos”. Esto se opone al poder como “dominación”, en el que unos
mandan sobre otros.
3.2 Participación y empoderamiento
Berger y Nehaus (1977) han analizado las condiciones político-sociales para dotar de poder a las
personas. Establecen una línea causal entre el proceso de empoderamiento y la participación en
estructuras sociales intermedias. Estas últimas serían aquellas organizaciones que se sitúan
entre la vida privada de las personas y las instituciones despersonalizadas. Dichas estructuras
actúan como vehículo para la participación en el entorno local, entre otros motivos, porque su
ámbito de actuación, el barrio o municipio, y sus fines, el desarrollo comunitario, responden al
campo de interés de las personas que habitan ese medio. El interés concreto sobre cuestiones
practicas, permite que se desarrollen vínculos afectivos mas intensos que con instituciones
despersonalizadas (Citado en Sánchez 1996: 161).
Las estructuras sociales intermedias se integran en una visión más amplia, incorporando a las
instituciones públicas. El papel de las políticas públicas debe ser apoyar, proteger y fomentarlas,
siendo todo ello parte de una ideología o cosmovisión sobre el desarrollo local o comunitario.
Sin embargo, ¿qué sucede en aquellas situaciones en las cuales el contexto no cumple el mismo
patrón? Dicho de otra manera, ¿qué sucede en los casos, fundamentalmente en contextos de
pobreza, donde la difusa presencia de las instituciones en ningún modo garantiza el apoyo o
protección sobre las organizaciones? Es más, ¿qué ocurre en situaciones donde estas estructuras
intermedias son el resultado de una confrontación con las instituciones, y la relación, más que
de apoyo, se torna en conflictiva?
El caso Latinoamericano da cuenta de la necesidad de adaptar el origen y la evolución de las
estructuras sociales intermedias al contexto en el que surgen. Si bien Latinoamérica contiene
una enorme diversidad cultural, social y política, podemos encontrar rasgos comunes que nos
permiten entender el surgimiento de organizaciones sociales en las periferias urbanas. El
problema de la pobreza y la desigualdad social es un componente transversal en la realidad
10
Latinoamericana. Actualmente se estima que el 34,1% de la población vive por debajo del
umbral de la pobreza, y de ellos, un 12,6% vive en la pobreza extrema. Esta cifra aumenta
notablemente con respecto a las áreas rurales, en las cuales el 52,1% es pobre, con 28,1% de
pobreza extrema. Las ciudades tienden a concentrar a la mayoría de la población. El porcentaje
de población urbana ascendió al 77,5 en 2005, y las proyecciones indican que superará el 80%
en el año 2020. En el ámbito urbano, la pobreza se concentra en las periferias de las ciudades. Si
bien no disponemos de datos generales, las cifras de cada país lo confirman (CEPAL 2008). Las
razones son múltiples y adquieren diversos significados en función de las realidades nacionales.
La extensa pobreza de las zonas rurales es una de las variables explicativas del proceso
migratorio hacia las ciudades y de la formación de suburbios densamente poblados en las áreas
periféricas. Ya sea por la incapacidad para la intervención efectiva o por prácticas intencionales,
la presencia del Estado y del resto de instituciones es inexistente o residual en los suburbios
periféricos. La exclusión de una participación efectiva en el ámbito político y económico, y la
inexistencia de redes estatales que contribuyan a paliar las necesidades, debilita profundamente
la situación de las poblaciones afectadas, al tiempo que se aumentan las probabilidades de una
serie de consecuencias sociales, como la cronificación de la pobreza y la profundización de los
procesos de anonimia, individualización y dependencia de estructuras clientelares, en los cuales
las clases populares están abandonadas a su suerte.
En este tipo de poblaciones excluidas, la existencia de organizaciones populares es relevante.
Surgen precisamente por las adversas condiciones sociales, gracias al impulso de organizaciones
eclesiásticas de base -movimientos cercanos a la teología de la liberación- o por militantes de
izquierda concienciados con el progreso de las clases populares (Torres 2005: 16). La propuesta
de Berger y Nehaus sobre las estructuras sociales intermedias permite destacar el ámbito de
actuación de las organizaciones populares, asentadas en “lo local”, y sus efectos en términos de
cercanía y potencialidad para la identificación afectiva e identitaria. Sin embargo, el estrecho
marco político-económico en el que ha sido conceptualizada no resulta idóneo en el contexto
latinoamericano (Sánchez 1996). La lógica de estas organizaciones se adapta a la propuesta de
Friedmann sobre el “desarrollo alternativo”, cuyo horizonte de acción es la inclusión de los
sectores tradicionalmente excluidos, definido como un proceso de empoderamiento político y
social (Friedmann 1992).
Las organizaciones populares, en cierto modo representan la lucha por la supervivencia,
convirtiéndose en un medio alternativo para superar situaciones de exclusión y
desestructuración social, desarrollar procesos colectivos, y proporcionar recursos que de otra
manera serian imposibles de conseguir (Friedmann 1992). Por lo general tienen un marcado
perfil reivindicativo, y se identifican con proyectos utópicos de transformación social, donde las
clases populares son los sujetos protagonistas del cambio. Son organizaciones creadas “desde
abajo”, con una relativa autonomía -modelos de auto-organización y auto-ayuda.
Las organizaciones populares despliegan múltiples estrategias de “resistencia cotidiana”;
practicas sociales y políticas de carácter colectivo y cooperativo que promueven la participación
de los pobladores o miembros de la organización. Torres considera que las organizaciones
populares “contribuyen a la conformación de los pobladores populares como sujetos sociales, al
fortalecer su tejido social y asociativo, al afirmar identidades culturales y al crear nuevas
practicas y subjetividades políticas democráticas” (Torres 2006: 2).
En torno a sus objetivos políticos se insertan las diversas acciones que realizan, ancladas en el
ámbito local. Asumen un formato cooperativo; desde la elaboración de comidas para el
11
vecindario, en un intento de disminuir los costes de vida y solventar problemas de desnutrición,
pasando por actividades formativas, hasta el desarrollo de actividades productivas, promoviendo
la entrada de ingresos extra en la unidad familiar y como vía de escape ante el elevado índice de
desempleo (Friedmann 1992: 23). Si bien las acciones tienen por objeto paliar las necesidades
primarias, asociadas a la escasez de recursos económicos, también significan un modelo de
participación en el espacio público, estrategias de desarrollo comunitario en el cual los vecinos
se incorporan como actores relevantes.
El elenco de actividades propuesto por las organizaciones posibilita la existencia de espacios
colectivos, que se configuran como el marco para el desarrollo de capacidades personales y
grupales. La participación se ha asociado con la obtención de recursos y habilidades sociales.
“La participación promueve el desarrollo personal y comunitario en la medida en que favorece
el desarrollo de diversas competencias, sentimientos de pertenencia, autonomía, proactividad,
sentimiento de control psicológico…” (Zambrano 2005: 2). En esta línea, Zimmerman y
Rappaport (1988) observan que la participación puede ser un importante mecanismo en el
proceso de empoderamiento individual, asociando a los participantes mayores niveles de
competencias, seguridad y sentido de responsabilidad. También reconocen que los miembros de
las organizaciones pueden aumentar su experiencia en labores organizativas, en la identificación
de recursos y en el desarrollo de estrategias para la consecución de objetivos (1988: 727).
3.3 Organizaciones populares y sentido de
pertenencia
El sentido de pertenencia es una conceptualización clave para explicar el proceso de
empoderamiento, y como veremos, las organizaciones populares pueden contribuir a potenciar
dicho sentimiento. Para un análisis sistemático, es necesario detenerse en la contribución que
Sarason realiza sobre el sentido de comunidad. Lo define como “el sentimiento de que uno
pertenece a, y forma parte significativa de, una colectividad mayor” (Sarason 1974: 41). Los
componentes básicos serian: a) percepción de la similitud entre uno mismo y el resto de
personas, b) interdependencia mutua entre los miembros del grupo en que se da, c) voluntad de
mantener esa interdependencia, a través de acciones o conductas tendentes a conservarla, y d)
sentimiento de formar parte de una estructura social -integración social. (1974: 157)
Como vemos, los efectos que se desprenden del sentimiento de pertenencia tienen una fuerte
correlación con las dimensiones que configuran el empoderamiento. La interdependencia social
es una dinámica que implica compartir un conjunto de principios con otros, por lo que tiene que
darse un principio de reciprocidad, es decir, una correspondencia mutua, y la percepción de
similitud entre uno mismo y el resto. ¿Ahora bien, en que modo la reciprocidad influye
positivamente en el proceso de empoderamiento? La reciprocidad es la base del desarrollo de
relaciones de confianza. Sentirte parte de una red o grupo social incentiva que el resto de
miembros puedan establecer relaciones de confianza contigo, y que tú al mismo tiempo, puedas
confiar en ellos. Mas allá del valor en términos de cercanía, las relaciones reciprocas basadas en
la confianza mutua y la pertenencia en redes sociales generan un aumento en los flujos de
información disponibles (Herreros Vázquez 2002). A partir de esta estructura relacional, los
individuos adquieren un mayor conocimiento, basado en el grado de información, sobre asuntos
que potencialmente pueden afectarles. El mayor grado de conocimiento posibilita y refuerza la
legitimación para intervenir en la toma de decisiones.
12
La pertenencia a un colectivo y los lazos identitarios que se conforman conllevan una serie de
consecuencias en el individuo. La realidad transciende de la experiencia individual, por lo que
se abren campos de interés que existen en tanto realidad colectiva. Cuando hablamos del
empoderamiento como la capacidad para el control o dominio de los temas que afectan como
persona, no solo hay que centrarse en el control o dominio, sino también en la capacidad para
aumentar aquellos campos de interés que consideramos nos afectan. Es decir, incorporar un
actitud critica, donde los temas que potencialmente pueden afectarte no solo se circunscriben en
el mundo de lo privado, sino también en el espacio público.
McMillan y Chavis reconocen una condición para el desarrollo del sentido de comunidad; la
necesidad de una historia común, y las experiencias que le dan contenido. Hablan, pues, de los
mecanismos que refuerzan la identidad grupal. En este aspecto, el origen y evolución de las
organizaciones populares representa un paradigma de las condiciones que estos autores exponen
(McMillian y Chavis 1989). Observamos dos tipos de mecanismos que refuerzan la identidad
grupal en las organizaciones populares. En primer lugar destaca la influencia de la planificación
y elaboración de proyectos comunes. La realización de actividades, sobre la base de objetivos
comunes, incide en la activación de una identidad que comparten quienes participan en esos
proyectos. En segundo lugar se sitúa el componente cultural. “Las organizaciones, además de
ser un sistema socio-estructural (estructuras de poder, estrategias, procesos, recursos) son un
sistema cultural, un orden de significados y practicas simbólicas que definen su identidad
organizacional” (Allaire y Firsirotu, 1992, citado en Torres 2006: 8). Alfonso Torres, a
diferencia de McMillan y Chavis, subraya que “la identidad no se configura por tener una
historia en común sino por el discurso cotidiano -narraciones- a partir de esas historias y
experiencias, así como por el hecho de celebrar compartir rituales, costumbres, símbolos,
valores y creencias que aseguran la continuidad de las acciones y la cohesión de sus miembros
en torno a ellas” (Torres 2006: 9)
3.4 El empoderamiento desde una perspectiva
dinámica
El objetivo de esta sección es presentar el concepto de empoderamiento como un constructo que
requiere del análisis de la dimensión individual y colectiva desde una comprensión dinámica.
Existe una interrelación circular entre los dos niveles que impide analizar cada uno de ellos por
separado. Así, la presencia de una organización que pueda llegar a influir en el entorno requiere
de individuos que han alcanzado un determinado grado de empoderamiento individual. Pero
también, y como se ha examinado, la participación en organizaciones promueve o es el contexto
en el que se da el proceso de empoderamiento individual (Rowlands 1997: 115).
La perspectiva individual y colectiva está presente en el proceso de empoderamiento en una
interrelación permanente. La dimensión individual se refiere a la elevación de los niveles de
confianza y autoestima, así como a la capacidad para determinar y responder a las propias
necesidades. Es un proceso mediante el cual el individuo se legitima para tomar parte en las
decisiones que le conciernen. La dimensión colectiva alude a la mayor oportunidad de influir
(de los mas vulnerables) a través de la participación sobre la base de objetivos comunes
(Murguialday, Pérez de Armiño y Eizaguirre 2000). Perkins y Zimmerman sugieren que “la
participación con otros…y una comprensión del medio socio-político son básicos para el
empoderamiento” (1995: 571). Es decir, la potencialidad del individuo como sujeto empoderado
13
requiere del ámbito colectivo. La competencia personal, como capacidad para determinar la
propia vida y la legitimación para tomar decisiones, existe en tanto el individuo se inserta en un
espacio colectivo.
Varios autores argumentan que para la mayor comprensión y profundización teórica del
concepto de empoderamiento es necesario diferenciar entre el proceso; acciones, actividades y
estructuras, y los resultados o cambios que se desprenden de ese proceso. (Perkins y
Zimmerman 1995, Rowlands 1997). Con respecto a las organizaciones sociales, se han
establecido diferencias entre las organizaciones que promueven el empoderamiento –facilitando
la adquisición de competencias individuales a sus miembros-, y las organizaciones
empoderadas, aquellas que tienen capacidad de influencia en la distribución del poder, y para el
desarrollo efectivo en el entorno local (Florin y Wandersman 1990: 45).
3.5 Resumen
En este capítulo teórico se ha examinado el concepto de empoderamiento desde una perspectiva
individual y colectiva. Destacan las aportaciones de Rappaport (1987), quien subraya dos
dimensiones del empoderamiento. La capacidad para determinar la propia vida (individual) y la
posibilidad de participación democrática (colectiva). Sin embargo, para un análisis que permita
profundizar sobre los procesos de empoderamiento, es necesaria una conceptualización
dinámica de la dimensión individual y colectiva. Ello nos permite observar las interacciones que
se dan en los grupos y como afectan a los individuos.
El concepto de empoderamiento se relaciona extensamente a la participación social y política en
organizaciones colectivas. La participación se ha asociado con la obtención de recursos y
habilidades sociales, promoviendo el desarrollo de competencias, autonomía y seguridad
(Zimmerman y Rappaport (1988) Berger y Nehaus (1977) establecen una línea causal entre el
proceso de empoderamiento y la participación en estructuras sociales intermedias, que serian
aquellas organizaciones que por su ámbito de actuación tienen una relación más cercana con los
individuos, lo que permite el desarrollo de vínculos afectivos mas intensos que con otro tipo de
instituciones. De la aportación de estos autores resulta interesante el desarrollo conceptual de las
estructuras sociales intermedias, aunque el estrecho marco político-económico en el que han
sido contextualizadas no resulta idóneo en el caso latinoamericano. Dadas las específicas
características socio-económicas en Latinoamérica, con extensas bolsas de pobreza, las
organizaciones populares cumplen un rol destacado. La lógica de estas organizaciones se adapta
a la propuesta de Friedmann (1992) sobre el “desarrollo alternativo”, cuyo horizonte de acción
es la inclusión de los sectores tradicionalmente excluidos, definido como un proceso de
empoderamiento político y social. Según Torres, las organizaciones populares “contribuyen a la
conformación de los pobladores populares como sujetos sociales, al fortalecer su tejido social y
asociativo, al afirmar identidades culturales y al crear nuevas practicas y subjetividades políticas
democráticas” (Torres 2006: 2).
14
4. Caso de Estudio: MTD de
Lánus
4.1 Introducción
El objetivo de esta sección es presentar el caso de estudio seleccionado. Se examina en
profundidad el Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de Lanús; su origen y causas
históricas, las diferentes tipologías de militancia existentes, los modelos organizativos de base y
las diversas actividades que desde sus inicios han desarrollado. Pero antes es necesario, para la
contextualización del caso seleccionado, atender a la situación de crisis política, económica y
social iniciada en los años setenta y profundizada en los noventa, con especial énfasis en los
sectores populares del Gran Buenos Aires. Su consecuencia más visible, el fuerte aumento del
desempleo, es el fenómeno que posibilita la entrada de las organizaciones de trabajadores
desocupados como actores centrales en la escena política Argentina.
4.2 Evolución de las Organizaciones de
Trabajadores Desocupados
Desde la década de los setenta, Argentina ha sufrido una fuerte etapa de transformación
económica, social y política. Es un periodo marcado por el empobrecimiento progresivo,
acelerado a partir del segundo mandato de Carlos Menem (1995-1999) por una oleada de
privatizaciones y restructuración del mercado laboral, lo que desencadenó un aumento
exponencial del desempleo y subempleo (Aboy Carlés 2001). Como respuesta a la situación
socio-laboral, van a producirse cortes de ruta multitudinarios, dando origen a los movimientos
piqueteros. Estamos pues, ante el nacimiento de un nuevo actor social, que con el tiempo va a
adquirir una gran importancia en la escena nacional.
Los primeros cortes de ruta (1996-97) surgen en el interior del país, en la ciudad de Cutral-Co,
en la provincia de Neuquén, así como Tartagal y Mosconi, en Salta. Ciudades cuyo crecimiento
había ido a la par del desarrollo de la industria petrolera estatal (YPF). Cabe destacar que los
primeros piqueteros fueron ex-trabajadores de YPF, que representaban en cierto modo a la clase
media trabajadora, con sueldos dignos y estabilidad laboral (Svampa y Pereyra 2003). Las
características socio-económicas de los primeros piqueteros simbolizan, por tanto, el paso de
una sociedad estructurada en torno al trabajo estable a otra, que se caracteriza por la
inestabilidad laboral y el empobrecimiento de las clases medias.
A parte de las acciones directas -cortes de ruta- que promueven la identidad piquetera, hay que
tener en cuenta las transformaciones de los sectores populares del Gran Buenos Aires. Desde
principios del siglo XX, el conurbano bonaerense se convirtió en una de las zonas industriales
más importantes del país, con una fuerte tradición obrera que se reproducía generacionalmente.
La desindustrialización, iniciada en los años setenta y profundizada en los noventa, tuvo un
fuerte impacto. Si durante los años 80, el 75% de la población activa era asalariada, a inicios del
15
año 2000 solo representa un tercio de la población (Merklen 2004). La falta de trabajo y de
expectativas incidió en el empobrecimiento y desestructuración social. Es en este contexto
donde surgen nuevos modelos de organización colectiva, con un interés específico por el trabajo
barrial. No son únicamente una reacción ante la pobreza generalizada, sino también una
respuesta colectiva, que si bien con diferentes estrategias, pretende una transformación -de
mayor o menor envergadura- del accionar político. Por tanto, la suma de las acciones directas en
el interior y el surgimiento de un nuevo modelo de organizaciones barriales posibilitan la
emergencia del movimiento piquetero (Svampa y Pereyra 2003).
La base social de los movimientos piqueteros esta afectada por tres clivajes; 1) social, 2)
generacional y 3) de género (Svampa y Pereyra 2005). Los trabajadores desocupados provienen
de mundos muy diferentes, con niveles educativos y estatus social heterogéneo. Así, coexisten
desocupados de larga duración y baja cualificación con aquellos otros tradicionalmente
empleados cualificados en el sector público, sectores clave de la economía productiva. En
realidad, lo que les une es la falta de trabajo y de expectativas.
Relativo a la cuestión de género, la gran mayoría son mujeres que desde un principio
adquirieron gran relevancia, tanto en labores organizativas como en aquellas reservadas
tradicionalmente para los hombres, como son las tareas de seguridad –muy importantes en un
periodo de intensos piquetes y confrontación con las fuerzas de seguridad del estado. En el día a
día, las mujeres cumplen un papel imprescindible, siendo el sostén que permite desarrollar las
actividades cotidianas. Las organizaciones de base territorial –principalmente en el Gran Buenos
Aires- suelen contar con un comedor donde ofrecen el almuerzo para los vecinos/as y la copa de
leche para los niños/as, en el cual, son ellas las principales responsables. Espacios sin duda
proclives para la reproducción social de los roles de genero.
El tema generacional también aporta rasgos particulares. Una parte significativa de estos grupos
esta formada por jóvenes en situaciones de exclusión social. La degradación de los barrios
populares, la falta de expectativas laborales y las carencias educativas, retroalimenta la ya de
por si difícil inserción socio-laboral de los jóvenes. La figura clásica del trabajo como elemento
de integración ha desaparecido del imaginario colectivo de la juventud excluida, propiciando
procesos de cronificación.
La principal respuesta del estado para paliar las complejas condiciones sociales, y al tiempo,
para frenar los reclamos del campo popular, fue la institucionalización, a partir de 1996, de
subsidios públicos, denominados planes sociales. En primer termino se implementó el “Plan
Familia”, y a partir de la crisis de 2001 se instauró un nuevo programa, el plan “Jefes y jefas del
hogar”, que sirvió como elemento de contención ante la generalización del malestar y como
marco para la negociación con las organizaciones piqueteras. Con el tiempo, el plan Jefes y
jefas se ha multiplicado exponencialmente, llegando hasta los casi dos millones de
beneficiarios/as en todo el país5. Sin embargo, se debe tener en cuenta que la generalización de
los planes fue el resultado de la presión y confrontación sistemática de las organizaciones con
las instituciones estatales y municipales.
En el caso de las organizaciones de desocupados del Gran Buenos Aires, en un primer
momento, la confrontación se centró en las estructuras municipales, con el objetivo de
5 Información obtenida del Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina
(INDEC)- www.indec.mecon.ar.
16
establecer algún control sobre el reparto de los planes, para posteriormente exigir su ampliación
en el ámbito nacional, una demanda que se ejercía directamente sobre el gobierno nacional.
Dicha presión propició la autonomía de gestión de los planes por parte de las organizaciones,
anteriormente centralizada por la red “punteril” peronista. Pero no significo el final de la red
clientelar, “sino el quiebre de su monopolio y el aumento de la competencia entre redes
asistenciales alternativas” (Delamata 2004: 28). La posibilidad para gestionar de forma
autónoma los planes y la contraprestación exigida –cuatro horas de trabajo-, centró el interés de
las organizaciones hacia el trabajo territorial. Es en este momento cuando se ponen al
descubierto las profundas divergencias en los modelos de acción social y colectiva entre las
diferentes organizaciones.
Mas allá del formato de protesta y de una identidad en común, el movimiento piquetero se
caracteriza por su heterogeneidad, que se manifiesta tanto en los alineamientos políticos como
en las estructuras organizativas, horizontes de acción y modelos de militancia. Se pueden
distinguir tres tipos de organizaciones. Por un lado, aquellas vinculadas con la tradición
sindical, por otro las de tipo partidaria y, por ultimo, las autónomas (Svampa y Pereyra 2003).
4.3 Movimientos de Trabajadores Desocupados
Autónomos en el Gran Buenos Aires
Los Movimientos de Trabajadores Desocupados (MTD) autónomos -radicados principalmente
en la zona sur del conurbano bonaerense- se definen por su autonomía con respeto a partidos
políticos y sindicatos, por su inserción territorial y trabajo de base en los barrios, por el rechazo
a estrategias electorales y participación en instituciones, al igual que por modelos de
participación y discusión horizontales.
Son, en su mayoría, grupos de izquierda en contra de las estructuras jerárquicas y los modos de
articulación de propuestas de la izquierda tradicional. Paralelamente, se oponen a la lógica
política del Partido Justicialista (PJ) -fuertemente asentado en el Gran Buenos Aires- y a las
prácticas clientelares que representan. La autonomía, que se configura en función de su rechazo
a lo establecido, estructura su horizonte de acción, da significado a sus principales
reclamaciones y conforma una simbología en torno a la cual se construye su identidad. Por otra
parte, el trabajo barrial es el instrumento sobre el que se asientan reivindicaciones políticas
superiores. “Su propuesta, de índole comunitaria, apunta a la creación de formas de sociabilidad
alternativas, a partir de la (re)creación de los lazos sociales destruidos tanto por la dictadura
militar como por la política de desindustrialización masiva que viene azotando al país desde
comienzos de los noventa” (Svampa y Pereyra 2003: 70).
Estas organizaciones surgen por la iniciativa de cuadros militantes que expresan la posibilidad
de desarrollar modelos de acción colectiva en los barrios que mas sufrieron el empobrecimiento.
Asumen modelos de participación horizontal, que se expresa en una fuerte dinámica
asamblearia. Las asambleas, se constituyen en espacios de encuentro entre la militancia y son el
marco para la toma de decisiones colectivas.
Desde su origen, han existido mecanismos de coordinación entre los diferentes colectivos,
dando lugar a organizaciones más amplias. Un primer ejemplo es la Coordinadora de
Trabajadores Desocupados Aníbal Verón (CTD AV), que agrupaba a gran parte de los MTD
17
autónomos. Debido a tensiones internas, se forma en 2004 el Frente Popular Darío Santillán
(FPDS)6, que congrega a un conjunto de movimientos de la CTD AV.
El FPDS es una organización con un fuerte componente político, ideada y liderada por aquellos
actores –de larga militancia política- que promovieron el desarrollo de los MTD en los barrios a
finales de los ´90. Bajo el lema “dignidad, justicia y cambio social”, se presentan como una
articulación de diferentes movimientos, que incluyan no solo sectores de desocupados, sino
también ocupados, campesinos, estudiantiles y culturales. Esa idea de multisectorialidad no
significa una mera coordinación entre grupos, sino la conformación de un frente que, respetando
las diversas sensibilidades, actúe como un colectivo.
Entre sus objetivos a largo plazo figura la consolidación de una alternativa social y política para
la transformación radical de la sociedad, confiriendo un especial interés al trabajo territorial y a
la organización de base, representada por los MTD. En este sentido, la demanda de un cambio
social “significa no solo seguir creyendo que otro mundo es posible, sino ir construyéndolo
todos los días”7. El cambio social se concibe a través de la transformación de las relaciones
cotidianas, estimulando canales de solidaridad y cooperación, la creación de espacios mas
democráticos para la toma decisiones -representados en las asambleas-, así como la ampliación
de modelos laborales, mediante el desarrollo de micro-emprendimientos (Fornillo, García y
Vázquez 2008: 49)
4.4 MTD de Lanús: Trabajo barrial y desarrollo
comunitario
El Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de Lanús es una organización con un
fuerte componente territorial. Su ámbito de actuación se centra en el partido de Lanús,
perteneciente al primer cordón de la zona sur del conurbano bonaerense.
Su origen se remonta a finales de los años noventa en el barrio de “La Fe”, partido de Lanús. En
Villa Corina (partido de Avellaneda), una localidad muy próxima al barrio de La Fe, se había
originado un movimiento de trabajadores desocupados. Ciertas disensiones internas provocan la
salida de parte de sus militantes, que deciden articular en el barrio de La Fe una experiencia
similar.
Sin embargo, para entender la formación del MTD de Lanús hay que retroceder hasta los años
80, momento en el cual se produce una secuencia de tomas de tierras que da origen al
asentamiento de La Fe, ante el problema de acceso a la vivienda. Las tomas de terrenos
derivaron en la formación de redes informales de vecinos, con el objetivo de planificar la toma;
ya sea para la vigilancia o para la división y distribución de los terrenos ocupados. Aparte, se
delimitó un área llamada el “anexo” para futuros asentamientos y equipamientos colectivos. En
última instancia se creó una comisión vecinal, donde los vecinos aportaban una cantidad de
dinero para la regularización de los terrenos tomados. A partir de entonces se ponen de
manifiesto los modos de actuar de la municipalidad, que intentó, y finalmente consiguió, el
6 Darío Santillán era un joven que murió a manos de la policía en uno de los enfrentamientos en el
puente Puerreydón, el 26 de Junio de 2002.
7 Revista del Frente Popular Darío Santillán, Cambio Social número 1, Junio de 2008
18
control de la comisión. Durante los diez años posteriores, la recaudación y el uso del “anexo”
formaron parte de los entramados e intereses de las redes clientelares, de las que el municipio
era una parte clave (Vázquez y García 2007).
Merklen justifica una línea de continuidad entre las tomas de tierras y la prácticas organizativas
que se producen una década después en los mismos asentamientos. “El movimiento de
piqueteros es heredero, en cierta medida, del movimiento de asentamientos y de organizaciones
barriales que se ha venido desarrollando desde hace veinte años en la periferia de las grandes
ciudades (en particular en las grandes ciudades) (Merklen 2004: 47). Dicha conceptualización
amplía las causas del origen del MTD más allá de la crisis económica y el fuerte aumento del
desempleo de finales de los noventa, considerando otras variables socio-estructurales, como es
el problema de acceso a la vivienda. Desde esta perspectiva, se relacionan las propuestas
originales de los militantes que llegaron a La Fe con las problemáticas específicas de los
vecinos (Vázquez y García 2007), y se presentan posibles líneas explicativas para comprender la
inserción territorial del MTD de Lanús.
De todos modos, el estallido social y la desocupación son factores determinantes en el origen
del MTD. En el año 1997, al calor de las experiencias en el interior del país, se realizaron dos
cortes de ruta multitudinarios en la zona sur del Gran Buenos Aires, por colectivos que
comenzaban a organizarse como movimientos de trabajadores desocupados. Perseguían la
ampliación de planes sociales para paliar las consecuencias de la desocupación, objetivos que
finalmente consiguieron. Fue en este periodo convulso en el cual los militantes que provenían
de experiencias organizativas en Villa Corina, comienzan a realizar actividades en el
asentamiento de La Fe, lo que posibilita posteriormente la formación de la “Comisión de
desocupados de La Fe” -génesis del MTD de Lanús.
Nosotros estábamos en (Villa) Corina y empezamos a hacer unas actividades en La Fe…un
par de ollas populares…apoyo escolar para conocer el barrio”.8
La comisión de desocupados de La Fe, según relata esta militante, pronto comenzaron cortes de
ruta, en coordinación con otros movimientos, dado el éxito que habían tenido los primeros.
Como en ese corte se ganan esos planes, yo creo que eso da…como que se reproduzca esa
experiencia…porque vos salías a la ruta y conseguías planes”9
El aumento desproporcionado del desempleo, los recortes de partidas sociales durante el ultimo
mandato de Menem (Delamata 2005), unido a los profundos problemas estructurales de la zona
sur del conurbano, habían dejado en una situación de extrema dificultad a los vecinos de estas
localidades. No es extraño, en este contexto, que su primer acercamiento al MTD se viese
motivado por el interés por los planes. El plan garantizaba la obtención de recursos materiales
para la vida cotidiana, ya que su valor era mucho mayor que después de la devaluación del peso.
Era algo que paliaba la situación porque el plan valía más que lo que vale ahora, porque eso
fue antes del 2001…el plan era más importante para la familia10
8 Florencia, Lanús, Gran Buenos Aires, 26-12-2008
9 Ibid.
10 Ibid.
19
En un plano organizativo, los planes sociales fueron un valioso instrumento para la
consolidación del MTD. La posibilidad de salir a la calle y lograr algo concreto incentivó la
continuidad de las acciones de presión, pero también una discusión paralela sobre el modelo de
organización; un planteamiento estratégico-político sobre la gestión de los planes que diese
forma a los modelos de intervención comunitaria en el barrio. Desde un principio se propone
una gestión autónoma de los subsidios con respecto de la municipalidad, que permita estructurar
y dar un sentido determinado al trabajo barrial.
Dijimos que lo queríamos organizar nosotros, no entrar y trabajar para el municipio…ahí
empezó toda una discusión…que queremos hacer en el barrio…trabajo comunitario,
productivo. Y todo eso permitió que se vaya generando un movimiento, una organización
territorial11
Uno de los momentos iniciales o hitos que simbolizan la formación del MTD es la ocupación,
en el año 2000, de un local que pertenecía al “anexo” (en La Fe), donde la municipalidad
supuestamente distribuía “la copa de leche” para los chicos/as del barrio, y que históricamente
se había proyectado como una guardería –así lo indicaba un cartel del municipio en la puerta.
Sin embargo, desde un principio fue usado para intereses privados por parte de la puntera
política del barrio. Mediante esta ocupación de la “Guardería de la Fe”, la “Comisión Vecinal de
Desocupados de Lanús” se garantiza un espacio físico y visible para la organización y desarrollo
de las actividades. Cabe destacar que el anterior cartel se sustituyó por otro que decía “Aquí se
construirá la guardería del barrio”, lo que expresaba “las diferencias entre el tipo de
intervención que tenia el municipio y aquella que se pretendía desarrollar desde el incipiente
movimiento (Vázquez y García 2007: 5). El primer local se configura como un espacio
colectivo que posibilita la sistematización de actividades, reforzando la inserción territorial del
MTD. En último termino, el local de La Fe actúa como catalizador para la extensión del
movimiento hacia otros barrios, que van a simular el mismo modelo de ocupaciones, ya sea
sobre locales o terrenos donde posteriormente construirán los comedores.
4.4.1 Tipologías de militancia
La base social del MTD de Lanús se caracteriza por su heterogeneidad, que va desde lo
generacional hasta las experiencias personales y laborales. Sin duda, el bagaje laboral y cultural
determina el rol de la militancia, las expectativas de la acción colectiva y el grado de
compromiso. Desde esta perspectiva, caracterizamos tres tipos de militancia: Como hemos
apuntado anteriormente, el MTD se origina por la presencia de cuadros militantes provenientes
de la izquierda revolucionaria. Gozan de un nivel educativo superior al resto de la militancia que
les permite adquirir un rol destacado, situándose como la “dirigencia o militancia simbólica”.
Desde un principio impulsaron el desarrollo de talleres y micro-emprendimientos, dotándolos de
una matriz ideológica. Ellos no han sido los perceptores de los talleres de capacitación, sino
quienes los han impartido, o a través de su red de contactos han posibilitado su desarrollo. En
segundo lugar, destacan aquellos con experiencia laboral previa, que han estructurado a lo largo
de sus vidas un modelo relacional basado en la categoría de trabajador. Responden a una
generación de empleados fabriles ex-ocupados en diversos sectores productivos. Tienen una
visión más inconformista con los planes sociales, ya que los ven como una “migaja” que no
cumple con sus expectativas. Por ultimo, también se observa la presencia de quienes no han
11 Ibid.
20
acumulado ninguna experiencia laboral, el sector más débil de la estructura social de las clases
populares. Ellos no perciben el plan social como un subsidio por desempleo, sino como una
renta mínima que les permite seguir “tirando”. Más allá de los discursos en torno a la falta de
trabajo, la identidad de este colectivo como piqueteros no es tanto su percepción como
desocupados, sino como actores tradicionalmente excluidos que en un momento determinado
adquieren relevancia en la escena pública. Es este último elemento el que determina sus lazos
con el MTD.
4.4.2 Organización de base
En la actualidad, esta conformado por cuatro MTD: La fe, La Torre, Gonnet y Villa Urquiza.
Cada uno de ellos se asienta sobre varios de los barrios que pertenecen a Monte Chingolo,
localidad de Lanús. Aparte, cuentan con un predio producto de una ocupación, “Roca Negra”,
donde realizan diversas actividades y constituye uno de los puntos de encuentro de los MTD.
Los MTD de barrio gozan de mucha autonomía, en parte por la estructura organizativa y la
lógica comunitaria que acompaña al movimiento. Cada uno cuenta con su propia sede,
conocidos como “comedores”12 –el de La fe, Gonnet y La torre fueron producto de una
ocupación-, donde se centran la mayoría de actividades. Constituyen un espacio simbólico, el
centro de encuentro de los “compañeros”13, y una referencia visible para el resto de los vecinos
del barrio. La actividad central de dichos centros es la elaboración de la comida para los
vecinos, que allí acuden a recoger.
El “comedor” articula la vida interna de la organización, ya que es el lugar donde se llevan a
cabo todas las actividades del MTD; desde la elaboración de comida, la realización de talleres,
la organización administrativa y la practica de las asambleas. Dicho espacio, es ante todo, un
lugar de encuentro que consolida los lazos identitarios entre los militantes y los sentimientos de
pertenencia al colectivo.
Dentro de cada MTD de barrio existe la figura del responsable, por lo general un militante con
una larga trayectoria en el movimiento, aunque a diferencia de la “dirigencia simbólica”, su
historia de vida responde a la del resto de vecinos. A parte de las responsabilidades que el
adquiere, las diversas tareas están distribuidas por áreas: Administrativa, productiva y
mercadería. Teóricamente todos deben involucrarse, aunque un grupo reducido asume la carga
de trabajo con mayor frecuencia, en función del grado de compromiso. Es el tiempo empleado y
la asunción de responsabilidades la que otorga un determinado estatus. Una de las tareas
principales es llevar al día las planillas (área administrativa). Son un listado de todos los
militantes que tienen un “plan social” y de aquellos que están en lista de espera, donde también
consta su contribución mensual14 a la organización. Adquieren mucha importancia ya que son
12 La presencia de los “comedores” esta muy extendido en las clases populares en Argentina,
como medio para paliar las necesidades básicas de la población. Es una herramienta asistencial
utilizada por la inmensa mayoría de organizaciones sociales, si bien las actividades y la lógica de
actuación varia ostensiblemente.
13 Los militantes se denominan entre ellos “compañeros”, para diferenciarse del resto de vecinos
que no son parte de la organización.
14 Todos los militantes deben contribuir con tres pesos al mes, siendo expresión del compromiso
con el MTD mas que un instrumento de financiación.
21
los mecanismos que las instituciones establecen para llevar el control de los “planes”. Si alguien
tiene problemas para recibirlo, los responsables del área administrativa acuden a la
municipalidad o directamente al gobierno nacional –dependiendo del tipo de plan- para resolver
los problemas. Es además un componente simbólico, un referente de la lucha por el
mantenimiento de los subsidios y un elemento de diferenciación con la gestión que ejecuta la
municipalidad.
En el movimiento, si a vos se te cayó el plan, nosotros vamos a pelear para que se te levante al
mes siguiente. En el municipio, si se le cayó el plan…arréglatelas 15
Los responsables de áreas se reúnen semanalmente para coordinar y discutir sobre los
eventuales problemas o aspectos concernientes a cada área, llevados posteriormente a la
asamblea, que es el único órgano competente para tomar decisiones. La deliberación y debate de
los temas que afectan en tanto colectivo es uno de los principios del MTD, por lo que tiende a
respetarse.
La asamblea es el ombligo del MTD. No hay decisión que no pase por la asamblea en el cual
uno pueda llegar a ser o a decidir algo16
La coordinación entre los MTD de barrio se realiza mediante reuniones inter-barriales, a las que
asisten los/as responsables de área de cada barrio. Se discute sobre lo relativo a la gestión diaria,
y es el espacio donde se decide la participación o posicionamiento del MTD en manifestaciones
u otras actividades. Posteriormente, la asamblea de cada barrio “notifica” los acuerdos o discute,
en el caso de que existan disensos. La toma de decisiones sobre los aspectos “políticos”
(alianzas, asistencia a manifestaciones etc.), refleja una cierta distancia entre los referentes del
movimiento y la militancia de base. Por lo general, los primeros tienen un mayor conocimiento
sobre la coyuntura política, por lo que los alineamientos políticos son una expresión de sus
inquietudes y de las discusiones en las asambleas del FPDS, mas que el producto de un interés
colectivo en los MTD de barrio.
4.4.3 Talleres de capacitación y micro-emprendimientos
autogestionados
Uno de los aspectos que ha conferido singularidad a los movimientos de trabajadores
desocupados autónomos, y en concreto al MTD de Lanús, ha sido la creación de talleres para la
capacitación de sus militantes y el intento por articular prácticas de autogestión.
Los talleres han abordado diversas temáticas; mejora de las habilidades sociales, aprendizaje de
oficios, concienciación de género y formación socio-cultural para jóvenes. Desde la ampliación
del MTD a otros barrios, tras la experiencia de la Fe, se realizaron talleres de capacitación,
destinados a mejorar las habilidades de comprensión y expresión de aquellos militantes que, por
su carencia educativa, tenían ciertas limitaciones. Su objetivo era poder dotar de herramientas
para una participación mas activa en la toma de decisiones, y desde un punto de vista general, se
apostaba por una dinámica donde todos/as se sintiesen parte de un proceso colectivo. Asimismo,
ayudaron para la gestión diaria de los MTD de barrio, lo que ha permitido la centralidad de los
militantes de base en la competencia sobre los asuntos cotidianos.
15 Viviana, Lanús, Gran Buenos Aires, 17-12-2008.
16 Walter, Lanús, Gran Buenos Aires, 18-12-2008.
22
Nos han enseñado a expresarnos, por ahí yo era mas cerrado, no hablaba con nadie, por ahí
sentía algo y no lo decía, no lo expresaba porque no tenia esa aptitud de expresión. Después de
haber tomado un par de talleres…te enseña a expresar un poco más, a largar un poco más lo
que sentís17
También se han impartido talleres de oficio, con el objeto de capacitar a la militancia para el
desarrollo de micro-emprendimientos y cursos de formación para jóvenes.
Desde la conformación del “espacio de mujeres”18 en el FPDS, el tema de género ha sido
abordado con mayor intensidad. “Fue gracias a las inquietudes y a las mujeres que empezaron
con el espacio de mujeres”19. De hecho, a través de la presión de las mujeres militantes, el
FPDS se ha declarado antipatriarcal. El interés específico del colectivo feminista, impulsó el
desarrollo de talleres de género en aquellos barrios donde la organización trabaja a nivel
territorial. En el MTD de Lanús, los talleres comenzaron a realizarse por la pertenencia de
determinadas militantes “simbólicas” en el espacio de mujeres y a partir de la red de contactos
que se va tejiendo con otras asociaciones feministas dentro de dicho espacio. Las coordinadoras
de los talleres no militan en el FPDS, sino en organizaciones feministas que colaboran con el
espacio de mujeres del FPDS. Como comenta una de ellas:
Participamos de un grupo que se llama “De Boca en Boca Acciones Feministas”, y la primer
llegada que tuvimos de trabajo con el frente (FPDS) tuvo que ver con encontrarnos con las
compañeras del espacio de mujeres20
Al principio los talleres se realizaban rotativamente en los cuatro barrios, para involucrar al
mayor número de mujeres posibles, pero desde el año pasado solo se imparten en el MTD de
“La Torre” y pueden acudir también hombres.
Con respecto a los micro-emprendimientos, el primer grupo productivo fue la bloquera, que se
encargaba de hacer bloques de cemento para la construcción de la “guardería” y de las nuevas
casas de los vecinos. Estos tipos de emprendimientos se han generalizado como una seña de
identidad del MTD. Desde la ocupación inicial de la “guardería”, en La Fe, el MTD de Lanús se
consolidó como un actor relevante, y fue extendiéndose a otros barrios de la zona, como
Gonnet, Villa Urquiza y La Torre. La aparición de nuevos MTD de barrio y el consecuente
aumento de la afiliación militante facilitó la proyección de nuevos emprendimientos, como
herrerías y carpinterías. Con la toma de terrenos para la construcción de sedes –anteriormente se
reunían en casas privadas-, se mejoraron las condiciones para su ejecución.
Uno de los emprendimientos más exitosos es la panadería, localizada en el centro de
“Semillita”21, en el barrio de Urquiza. Ofrece trabajo a tiempo completo a cuatro militantes y ha
17 Juan, Lanús, Gran Buenos Aires, 15-12-2008.
18 El “espacio de mujeres” pertenece al FPDS, pero no se integra orgánicamente a ninguna de sus
áreas. Tienen plena libertad para tomar posicionamientos con colectivos de fuera, sin que tengan
que ser acordados en las asambleas. Es esta libertad la que ha permitido desarrollar proyectos que
involucran a organizaciones del FPDS con una red de grupos heterogéneos.
19 Coordinadoras del taller de género, Buenos Aires, Capital, 9-12-2008.
20 Ibid.
21 Se llama así por la cancha de futbol colindante.
23
logrado una estimable consideración de los vecinos, aumentando progresivamente la producción
de pan y demás artículos. Otro emprendimiento que también ha garantizado puestos de trabajo
estable es el centro de costura, en el bario de La Fe, aunque en la actualidad se encuentra
inactiva.
En líneas generales, si bien no todos los proyectos han sido igualmente eficaces, han dado lugar
a nuevas experiencias. Las herrerías y carpinterías son utilizadas por militantes para el
acondicionamiento de útiles propios, así como para la producción de utensilios que luego se
ofrecen al vecindario por un precio menor al de mercado, al igual que las ferias populares
(surgidas por los efectos de la inflación que el país esta sufriendo en los últimos años), donde se
venden alimentos mas baratos, a precio de costo.
La ocupación del predio “Roca Negra”, situada en las inmediaciones de Monte Chingolo, ha
redimensionado la lógica de los micro-emprendimientos. Es un amplio espacio de fábricas
abandonadas, producto de la intensa desindustrialización de la zona sur. Actualmente se
encuentra la “Bloquera”, una de las herrerías, la editorial y el bachillerato popular. Este ultimo
se asienta sobre una de las construcciones abandonas, siendo rehabilitada por los militantes para
uso escolar y asambleario. Las actividades que se desarrollan tienen un fuerte componente
cultural y educativo, configurándose como uno de los pilares del movimiento.
El bachillerato comenzó en el curso escolar 2007-2008 y es uno de los proyectos con más
recorrido del FPDS, basado en un modelo pedagógico que se nutre de las experiencias de la
educación popular. Por encima del aprendizaje de conocimientos concretos, prima la
adquisición de valores democráticos, mediante la participación y el debate. Apuesta por “la
construcción de sujetos políticos y, como tales, promotores de un proyecto emancipatorio y
liberador”22.
El bachillerato lo integran profesores y alumnos que militan o simpatizan con el MTD de Lanús
y el FPDS. Es una de sus propuestas mas inclusivas, y ya desde su inicio se propusieron atraer a
vecinos desvinculados con la organización. Por el momento, la mitad de los alumnos provienen
de los MTD de barrio, militantes con estudios incompletos que quedaron excluidos del sistema
educativo, mientras que el resto son vecinos de la zona. Actualmente reclaman el
reconocimiento por parte del estado, para que los títulos tengan validez administrativa, y los
estudios que allí se realicen puedan abrir nuevas oportunidades para los alumnos.
22 Revista del Frente Popular Darío Santillán, Cambio Social (número 2, Octubre de 2008).
24
5. Análisis
5.1 Introducción
En esta sección se pretende profundizar y ejemplificar, sobre la experiencia del MTD de Lanús
y las practicas colectivas que ha desarrollado, el proceso de empoderamiento individual y
colectivo, así como las realidades estructurales y los formatos organizativos que limitan este
proceso Para ello se proponen tres indicadores de empoderamiento: 1) Género, dada la
prominencia de mujeres en el movimiento y su importante rol en las actividades colectivas, 2)
Procesos productivos y formativos y, 3) formulas organizativas y redes de socialización.
5.2 Género
5.2.1 Redes de Asistencia y colaboración
La existencia, desarrollo y consolidación de redes de asistencia y colaboración está en la base
del proceso de empoderamiento de las mujeres del Movimiento de Trabajadores Desocupados
de Lanús. Un análisis en profundidad de los efectos de la implantación de estas redes requiere
examinar las características estructurales que definen la vida de las mujeres en contextos de
pobreza, y mas concretamente en el barrio de Monte Chingolo, ámbito de actuación del MTD de
Lanús.
La desigualdad y la pobreza son factores que tradicionalmente se han relacionado con procesos
de exclusión social. En el caso de las mujeres, este proceso es doble; son victimas de la
exclusión, pero también de su condición de mujeres. A nivel general, y en concreto en el caso
que nos ocupa, esta dualidad tiende a retroalimentarse. Los avances que se han producido en
Argentina sobre la ampliación de derechos e igualdad entre hombres y mujeres, no se observan
con la misma intensidad en los sectores populares. Aquí, las mujeres siguen invisibilizadas en el
espacio privado, con tasas de violencia familiar elevadas. Uno de los condicionantes de este
proceso es la inexistencia de políticas de género en las administraciones locales, lo que aumenta
la soledad de estas mujeres. Si bien la violencia de género no entiende de clases sociales, las
mujeres de sectores populares lo viven con mayor intensidad, por la falta de recursos y la
carencia de redes de asistencia, tanto privadas como institucionales.
La presencia del MTD de Lanús ha contribuido, en un primer momento, a limitar la
desprotección a través de contactos informales, y posteriormente ha promovido el
empoderamiento de las mujeres militantes mediante estrategias de acción mas formalizadas. En
el capítulo anterior veíamos la importancia de los actores externos, grupos militantes de
izquierda –denominados en este trabajo como “militancia simbólica”-, en el origen del
movimiento. Algunos de ellos son mujeres con una fuerte consciencia de género que desde un
primer momento se propusieron trabajar las profundas desigualdades y procesos de violencia
que sufrían las mujeres de los barrios. Las primeras son mujeres con un mayor nivel educativo y
con capacidad para la movilización de recursos a través de sus contactos personales, en muchos
casos forjados en los actividades de militancia, de las que carecen las mujeres de los barrios. A
25
su vez, también disponen de mayor grado de información sobre los escasos recursos estatales y
municipales puestos a disposición de las mujeres, y los pasos a seguir ante un problema de
violencia familiar. Las redes de contacto tuvieron una gran importancia para paliar la situación
de desprotección que venían padeciendo las mujeres de los barrios. A continuación, vemos el
ejemplo de una mujer, militante de base del movimiento, que pudo acceder a servicios jurídicos
y talleres de género para mujeres víctimas de la violencia machista gracias a las redes de
contacto y el grado de información con las que contaban las “militantes simbólicas”.
Venía de una familia con violencia familiar. Gracias a las compañeras del movimiento fue que
yo puede salir, gracias a… Adriana, Florencia…pude salir de todo esto…En el club Lanús
había unas abogadas que conocen, entonces fui allá y me mandaron al juzgado de Lanús. Allí
hice una denuncia, y allí empecé. Por medio de ellas fui a un taller… todas de mujeres con
violencia familiar, que me hicieron ver las cosas como son. Yo con el tema ese… no porque es
el padre de mis hijos, no que como le voy a denunciar. Yo me iba una vez a la semana. En mi
casa jamás lo supieron, lo supo mi marido cuando le llego la citación todo lo que yo estaba
haciendo. Allí fue, en esas reuniones cuando me dijeron que no solamente por mis hijos lo
tenía que hacer, sino por mí. Que soy una persona y valgo como persona, pero que el límite lo
tenía que poner yo, y fue así.23
La inclusión de esta militante del MTD de Lanús en redes de asistencia para mujeres ha
posibilitado un trasvase de información para el resto de compañeras de la organización, algunas
de las cuales también padecen el problema de la violencia familiar. A ello se suma el valor de la
información que se transmite, ya que proviene de alguien que comparte los mismos códigos
conductuales que el resto de mujeres y que habita en el mismo contexto estructural que ellas.
Esas son las palabras que yo no me olvido, que yo trato de hablar siempre con las compañeras
que andan con esos problemas. Que el problema en una violencia familiar la que tiene que
poner el límite es la mujer. Porque si la mujer no lo pone no puede venir a ponerlo el vecino,
la madre, el padre, el hermano. No, es la mujer, y esas palabras fueron las que me hicieron
hacer… y ahora con todo ese tema gracias a dios en mi casa están mejor las cosas y pude salir.
Y eso me sirve como para darles a las otras mujeres el tema de que se puede salir de eso. Yo
se que hay miedo, porque es lo principal que hay en toda pareja, el miedo, pero que el miedo
se vence y se sale.24
El trasvase de información entre las mujeres se ha visto favorecido por el desarrollo del taller de
género del MTD de Lanús, un proyecto impulsado con la colaboración del espacio de mujeres
del Frente Popular Darío Santillán (FPDS). La creación del taller representa un segundo paso en
la consolidación de las redes de asistencia y colaboración, con un diseño de estrategias de
acción formalizadas.
Dentro del FPDS, hace algunos años surgió el espacio de mujeres, una iniciativa de las
militantes de la organización con un interés especifico por las cuestiones de género. El espacio
se compone por una diversidad de organizaciones feministas así como por mujeres que no
participan en un grupo organizado, y cuentan con un elevado grado de autonomía con respecto
al FPDS. La pertenencia al espacio de mujeres no implica la necesidad de vinculación directa
23 Viviana, Lanús, Gran Buenos Aires, 17-12-08.
24 Ibid.
26
con el FPDS, pudiendo articular estrategias que no tienen que pasar por el filtro de las
asambleas del FPDS. Esta característica ha incentivado su heterogeneidad y le ha permitido
ampliar la red de mujeres implicadas en sus propósitos. Varias de estas mujeres, en colaboración
con las “militantes simbólicas” –quienes también pertenecen al espacio de mujeres- han
impulsado y son coordinadoras del taller de género del MTD de Lanús.
Es importante subrayar que la creación del taller de género forma parte de estrategias
concertadas en el espacio de mujeres con el objeto de visibilizar a las mujeres y romper con las
inercias masculinas. Este trabajo tiene una doble dirección; a) hacia fuera, con el objetivo de
transformar las relaciones sociales, caracterizadas por la desigualdad entre hombres y mujeres, y
b) en el interior del movimiento, ya que pese a la aparente contradicción, el imaginario
masculino sigue vigente también en las organizaciones de izquierdas. En el marco de estas
estrategias, se ha discutido la presencia de la mujer en los espacios participativos, dadas las
dificultades que tienen para alzar la voz y transmitir sus percepciones y cosmovisiones en forma
de discurso. Con respecto a otras actividades, también se han llevado a cabo los campamentos
anuales de género y la participación en los encuentros nacionales de mujeres, que se vienen
celebrando desde hace 23 años en Argentina.
El debate de género dentro del espacio de mujeres del FPDS, si bien pareciera que sobrepasa los
límites del MTD de Lanús, y por tanto se desvía del análisis sobre el empoderamiento
específico de las mujeres en este movimiento, tiene una fuerte correlación, y pone de manifiesto
la importancia de la vertebración de redes sociales. En primer lugar, es difícil establecer una
línea divisoria entre las diferentes organizaciones. El MTD de Lanús se integra en el FPDS, en
la que coexisten otros MTD y organizaciones. A su vez, dentro del FPDS se ha constituido el
espacio de mujeres, en la que también existen organizaciones feministas al margen del FPDS.
En segundo lugar, los actores son los mismos. Así, las “militantes simbólicas” del MTD de
Lanús son actores destacados del espacio de mujeres, y gracias a los contactos establecidos, hay
otras mujeres que actualmente son las coordinadoras del taller de género. Esto pone de
manifiesto como los debates en el ámbito del espacio de mujeres fluyen hacia el MTD de Lanús,
demostrando la fuerte correlación existente.
5.2.2 Espacios colectivos de protagonismo femenino
Las estrategias en red, analizadas en la sección anterior, han permitido desarrollar acciones y
actividades formalizadas, relevantes en el proceso de empoderamiento de las militantes del
MTD de Lanús. Las mas destacadas para el análisis son el taller de genero, que se lleva a cabo
en el MTD de barrio “La Torre”, y los campamentos de genero, organizados por el espacio de
mujeres, y al que, entre otras mujeres, también asisten las militantes del MTD de Lanús.
El taller de género de “La Torre” se ha constituido como un espacio colectivo, en el cual las
mujeres son las principales protagonistas. Ellas deciden los horarios, la periodicidad, y la
dinámica que se va a seguir, junto con las coordinadoras. En si mismo, esta capacidad de
decisión ya significa un primer paso, que ha tenido no pocas dificultades. Las mujeres que
asisten al taller han estado durante mucho tiempo de su vida acostumbradas a adaptarse a las
necesidades de quienes les rodean, sin posibilidad de tener tiempo para ellas mismas. La
educación, las estructuras sociales y los valores tradicionales imperantes han impedido siquiera
que incorporen como propio sus necesidades, aspiraciones y metas personales. Todo ello
conforma un proceso de invisibilización de la mujer como sujeto social. Así que estas primeras
decisiones, aunque puedan parecer insignificantes, constituyen un primer paso para retomar el
27
control sobre sus vidas, reservar tiempo empleado en las actividades que ellas deciden, y lo que
es mas importante, poder llevarlo a cabo de manera sostenida, superando los imprevistos que
como madres o cuidadoras puedan tener en el camino. La asistencia sistemática a los talleres es
una de las fortalezas, ya que ha permitido sostenerlo en el tiempo y continuar una línea de
trabajo. En ello, según destacan las coordinadoras, ha tenido mucha importancia el cambio que
se produjo en la metodología de trabajo, en el año 2007. Anteriormente, los talleres de género se
realizaban una vez a la semana, rotativamente entre los cuatro MTD de barrio, por lo que no se
podía establecer una línea de continuidad, y con el tiempo, propiciaba que las mujeres dejasen
de asistir periódicamente. Ahora se realiza únicamente en el barrio de “La Torre”. El cambio ha
conllevado aspectos negativos, ya que son menos las mujeres que ahora asisten al taller, pero
también ha permitido, como vemos, una continuidad en su desarrollo. Esto último se relaciona
con la asunción de responsabilidades de las mujeres que asisten al taller. El hecho de que haya
continuado en el tiempo, ha permitido, y a la vez es el resultado, del compromiso de las
mujeres.
El taller de género es una herramienta para dar voz a las mujeres que provoca considerables
efectos en términos de confianza. La situación de opresión sistemática limita la autopercepción
de las mujeres, y las inhabilita para expresarse. La complicidad que se crea en espacios donde se
sienten protagonistas tiene un efecto doble y simultáneo; incrementan los niveles de confianza
personal al tiempo que desarrollan habilidades dialécticas. La complicidad, también esta en la
base del trasvase de información. Como veíamos anteriormente, en el relato de la mujer que fue
víctima de la violencia de género, su principal interés es trasladar al resto de “compañeras” el
aprendizaje que tuvo a través de su experiencia.
Como comentábamos anteriormente, el primer paso en el proceso de empoderamiento ha sido
recuperar el control de sus vidas, y tener la capacidad para imponer sus criterios en aquello que
les afecta como personas o sobre lo que tienen un especial interés. Como comenta la mujer que
sufrió violencia de género: “digo que voy a hacer esto y lo voy a hacer, él lo tiene que
aceptar”25. En línea con lo expuesto, a medida que las mujeres tienen un mayor control sobre
sus vidas, aumenta su interés para realizar actividades que les aporten sentimientos
satisfactorios, nivel de autonomía; en definitiva, aquello que les permita progresar como
personas. No es desdeñable observar el efecto que este proceso ha tenido en el MTD como
conjunto, ya que un porcentaje estimable de mujeres hoy tienen responsabilidades en los microemprendimientos autogestionados. Según relatan las coordinadoras, la participación en los
talleres de género ha tenido protagonismo en este proceso.
Hay compañeras que han pasado por los talleres y que hoy están sosteniendo otros lugares… y
eso es muy importante…o que han empezado a estudiar en el bachillerato… o en una escuela
nocturna para adultos. Eso también son procesos que si ellas no hubieran pasado por todo esto,
yo no se si se hubieran dado.26
Una de las potencialidades del taller es extender la mirada de género al resto de la organización;
ser consciente de las desigualdades que se producen por razón de sexo, de los discursos sexistas
que se han ido reproduciendo a lo largo del tiempo, y de las situaciones en las que
“compañeras” son tratadas injustamente. Significa incorporar un componente subjetivo a los
25 Ibid.
26 Marina, Buenos Aires, Capital, 9-12-2008.
28
planteamientos políticos e ideológicos. Partir de que lo personal también es político. En palabras
de una de las coordinadoras:
Me acordé… de lo del compañero que dice… bueno todo muy lindo, todo muy lindo, pero
cuando empezamos a hacer política. Bueno nosotras creemos que hacemos política desde el
pensarnos con otras… diferentes actividades incluyendo las subjetividades… que no siempre
dentro de la estructura mas clásica de la militancia política eran tenidas en cuenta27
Sin embargo, según comentan las coordinadoras, ese proceso todavía no se ha dado en el taller
de La Torre, a diferencia de otros talleres de los que ellas también son responsables. Para ello,
probablemente se requieren mayores niveles de confianza y complicidad entre las mujeres, así
como un trabajo mas prolongado en el tiempo, siendo uno de los retos del taller a medio y largo
plazo.
En “Escalada” por ejemplo…es un grupo que se plantea como actuar frente a la organización.
Es uno de los temas de debate dentro del grupo…que hacemos frente a esto que esta pasando
en la organización general. Que eso todavía acá no se da. Ha tenido intervenciones directas [el
taller de escalada] hacia adentro. Aparecer en una asamblea y decir: ¿Qué pasó con la
compañera? ¿Qué pasa con esta asamblea que tal día le paso tal cosa?28
5.3 Procesos productivos y formativos
El MTD de Lanús ha puesto en marcha una serie de proyectos autogestionados, desde su origen
a finales de los años 90, como los talleres de carpintería y herrería, la fabrica de bloques de
cemento, el centro de costura, la panadería, la serigrafía, la feria y el bachillerato popular.
Dichos micro-emprendimientos y talleres responden a una lógica específica. Es el intento por
implementar proyectos que permitan la autonomía de la organización. Su puesta en práctica se
relaciona con un proceso de empoderamiento individual y colectivo, dotando de poder a la
organización en si misma.
5.3.1 Movilización de recursos
El desarrollo de estos proyectos ha conllevado una estimable movilización de recursos, que se
caracteriza por un proceso de capacitación sistemático, la creación de infraestructuras y el
despliegue de una red de capital humano, que como veremos, ha sido la base de los
emprendimientos.
El proceso de capacitación se centró en la realización de cursos de herrería y carpintería,
localizados en los MTD de barrio. En un primer momento, los coordinadores fueron personas
vinculadas con el origen de la organización y sus redes de contacto; todos ellos militantes de
izquierda con una fuerte consciencia por el desarrollo de las clases populares. La continuidad en
el tiempo y el grado de habilidades alcanzado ha retroalimentado procesos sucesivos de
capacitación, ya que los que en un inicio eran los alumnos, hoy son los coordinadores. A su vez,
también ha permitido la interlocución con las instituciones municipales y provinciales. Este es
el caso de un programa de formación profesional para jóvenes realizado en el MTD de “La
27 Alejandra, Buenos Aires, Capital, 9-12-2008.
28 Marina, Buenos Aires, Capital, 9-12-2008.
29
Torre”. La provincia financiaba el proyecto con 150 pesos por estudiante, de los cuales una
mitad iba destinada al MTD de Lanús y la otra al alumno, una suerte de prestación
“motivacional” para garantizar su asistencia. El programa de formación pone de manifiesto las
limitaciones de los proyectos de capacitación; la ausencia de compromiso en el día a día por
parte de las administraciones, y las complejas realidades sociales de los suburbios de la periferia
bonaerense. Son todos ellos fenómenos, que en cierta medida, se escapan de las posibilidades
reales del MTD de Lanús. El proyecto se prolongó durante tres meses con modestos resultados,
y finalmente se canceló por la falta de financiación de la provincia y por la profunda
desconfianza entre padres, alumnos y el coordinador del curso. Según la opinión de este ultimo:
Estuve capacitando a los chicos… de la Fe y Gonnet. Los quince chicos que estaban anotados
a ese proyecto tenían que venir acá una vez o dos meses a la semana para que yo los capacite.
Estuvieron un tiempo y después provincia dejo de pagar. Tuvimos reuniones con los padres de
los chicos, y le explicamos la situación… que no era problema nuestro, que era problema de
provincia… y era como que a ellos los estábamos cagando nosotros… De los pibes había tres
que más o menos tenían bastantes ganas de aprender y salir adelante. Aprendieron a armar
sillitas, mesas29
La creación de infraestructuras es otro de los elementos que determina la movilización de
recursos que ha propiciado el MTD de Lanús. Este es un proceso histórico que se relaciona con
la ocupación de solares o locales en desuso para dotar de un espacio físico a los MTD de barrio,
los llamados “comedores”. Comúnmente, las ocupaciones han definido el interés por su
vertiente subversiva y confrontativa con las instituciones públicas, así como por sus efectos en
términos de cohesión grupal e inserción de las organizaciones en los barrios. Sin embargo, la
existencia de tales locales tiene un potencial mayor, que sin negar lo anterior, puede
complementarlo. Hablamos precisamente de la creación de talleres, ubicados por regla general
dentro de los comedores. Aparte de servir como centros para la formación –como se ha
analizado anteriormente-, son espacios donde se realizan actividades productivas. Si bien tienen
un carácter limitado y primario, son alternativas para la “supervivencia” con un triple efecto: 1)
En la militancia de base, 2) en los vecinos del barrio y 3) en la propia organización.
Para los militantes de base, el trabajo que realizan en los talleres conlleva pequeños incentivos
económicos –que se suma a la insignificante cuantía del plan social, cifrado en 150 pesos-, fruto
de la venta de los muebles u otros productos a los vecinos. También pueden llevarse las
herramientas de los talleres a sus propias casas para hacer pequeños trabajos domésticos. Para
los vecinos representa una oportunidad de adquirir enseres a un precio modesto, que de otra
manera, dado su bajo poder adquisitivo, seria impensable. Para la organización significa una
fuente autónoma de financiación –no proviene de medios gubernamentales-, ya que los ingresos
se reparten a partes iguales entre los trabajadores y el MTD.
El beneficio es llevarse, arriba de los 150, es llevarse un poco mas de plata. Y si necesitan…
arreglos en la casa, hay veces mismo les prestamos las máquinas para que se los lleven a hacer
a sus casas, o traer sus muebles acá y soldarlos… y sin tener ningún tipo de problema ni plata
que gastar, porque no es que se les cobra ni el insumo ni nada30
29 Juan, Lanús, Gran Buenos Aires, 15-12-2008.
30 Walter, Lanús, Gran Buenos Aires, 18-12-2008.
30
Es algo para ellos y para el comedor31
Desde otra perspectiva, los talleres han contribuido a poner en marcha o facilitar varios de los
emprendimientos. Por un lado han propiciado el desarrollo de habilidades profesionales, básicos
para poder gestionar los grupos productivos, y por el otro, el trabajo realizado ha servido para
equipar los espacios físicos donde se llevan a cabo otros emprendimientos. Un ejemplo es el
bachillerato popular, cuyo mobiliario procede del trabajo en los talleres.
La última característica de la movilización de recursos es la vertebración de una red de capital
humano. La pertenencia del MTD de Lanús al Frente Popular Darío Santillán (FPDS) ha
posibilitado la formación de redes sociales organizadas, a partir de las cuales, los conocimientos
específicos de los individuos que la constituyen, bien han sido la base, han impulsado, o han
dado un valor añadido a las diferentes actividades del MTD de Lanús. La incidencia de este
capital humano se observa en los primeros coordinadores de los talleres de capacitación, que
como hemos visto fueron un primer paso para el desarrollo de los grupos productivos, o la red
de profesores del bachillerato popular.
La movilización de recursos es uno de los indicadores que determina el grado de
empoderamiento de las organizaciones colectivas. La existencia del MTD ha permitido obtener
y canalizar recursos –provenientes de otras organizaciones en red o de las instituciones
públicas- que de otra manera no habrían llegado a los barrios. La movilización de los recursos
hacia sectores olvidados y tradicionalmente excluidos puede ser interpretada como una
distribución de poder.
5.3.2 Trabajo y empoderamiento
Hasta el momento, hemos analizado en que modo los emprendimientos, y la movilización de
recursos que han conllevado, describen el empoderamiento del MTD de Lanús como
organización colectiva. En líneas sucesivas, el esfuerzo se concentrara en examinar el proceso
de empoderamiento individual, a través de la participación en dichos proyectos, y cual es la
valoración que se hace de ellos por parte de la militancia.
La situación política, social y económica en Argentina esta marcada por las consecuencias del
proceso de desindustrialización masivo y el brusco aumento del desempleo. Esta tendencia, si
bien es una pauta general en todo el país, se ha vivido con mayor intensidad en determinadas
regiones, y una de ellas es la zona sur del conurbano bonaerense. La inexistencia de políticas de
reconversión industrial ha impedido el acceso a otras fuentes de empleo y ha limitado la
inserción laboral de las generaciones futuras. Mas allá, la propia degradación de las condiciones
de vida, ante la falta de empleo y recursos, ha incrementado los niveles de pobreza y exclusión
social en barrios como Monte Chingolo, ya de por si con complejos problemas sociales. Todo
ello incide en la pérdida de un horizonte a largo plazo, y en términos laborales, en la
cronificación del desempleo y en la pérdida de la cultura del trabajo.
Los micro-emprendimientos y talleres, así como los cursos de formación impulsados por el
MTD de Lanús, surgen precisamente para romper esta lógica, generando recursos para la
empleabilidad de sus militantes. Un primer paso fueron los cursos de formación, al ofrecer
alternativas para la superación del “circulo vicioso”.
31 Viviana, Lanús, Gran Buenos Aires, 17-12-2008.
31
Después de la situación en la que venimos viviendo, la gente esta como… desmoralizada, ya
no tiene incentivismo propio, como que perdió ya toda la noción de lo que es un trabajo.
Entonces está buena la capacitación, de hacer entender que se puede si pones un poco de
voluntad32
Una de las particularidades del modelo de organización productiva es su carácter autogestivo.
Los grupos productivos, como comentan los militantes, “no tienen patrón”, organizándose en
función de acuerdos colectivos entre todos los miembros. A través de dichas practicas adquieren
consciencia del proceso productivo como un todo, que incluye desde la compra y selección de
los materiales hasta la planificación de las entregas y la distribución de las ganancias. Mediante
la implicación en estos proyectos, asumen responsabilidades tanto a nivel individual,
cumpliendo con sus compromisos, como colectivo, siendo corresponsables del desarrollo de los
emprendimientos.
Es saber lo que haces y como lo haces. Eres más consciente a las cosas33
Ver los trabajos por hacer, los horarios por cumplir, como manejarnos con el tema de las
ganancias34
El carácter autogestivo de los proyectos también incide en la motivación en torno a la
realización del trabajo. Los emprendimientos tienen detrás una historia de lucha que comienza
desde el origen de la organización. Desde sus inicios se plantea la necesidad de un trabajo
alternativo, dada la imposibilidad de acceder a otras fuentes de empleo. Sin embargo, este ha
sido un proceso complejo y lleno de dificultades. Cada proyecto puesto en marcha ha requerido
de constantes gestiones y medidas de presión con el gobierno nacional, provincial y municipal
en busca de recursos y financiación para el equipamiento necesario. Los militantes,
fundamentalmente aquellos que permanecen en la organización desde el principio,
conceptualizan los emprendimientos como parte de ese proceso de lucha expresado en discursos
afectivos en torno a los proyectos.
Lo ves de otra forma. Por ejemplo el coso [el trabajo] lo haces con mas ganas porque es algo
que vos lo ganaste… nosotros acá, con todas las herramientas de herrería, de carpintería… Es
algo que te da gusto hacer… con ganas, porque son cosas que lo ganaste35
El sentimiento de utilidad es otro de los efectos de la participación en los emprendimientos. La
pertenencia a los diversos grupos productivos abre el abanico de los espacios colectivos en los
que los militantes se ven como actores relevantes. Reconocen que la marcha de los proyectos en
cierta forma depende de sus acciones e iniciativas, incorporando sentimientos de control y
aumentando los niveles de autoestima y confianza.
Es interesante observar el alcance de los emprendimientos en el barrio. Anteriormente, hemos
examinado los trabajos productivos en los talleres –ubicados por regla general en los comedores
de los MTD de barrio-, destacando los efectos en los militantes, en la propia organización y en
los vecinos. Otro de los emprendimientos del MTD cuyos efectos derivan en el desarrollo
32 Juan, Lanús, Gran Buenos Aires, 15-12-2008.
33 Viviana, Lanús, Gran Buenos Aires, 17-12-2008.
34 Walter, Lanús, Gran Buenos Aires, 18-12-2008.
35 Viviana, Lanús, Gran Buenos Aires, 17-12-2008.
32
comunitario es la feria popular. Es un proyecto de reciente creación ante el fuerte aumento de la
inflación, con especial incidencia en los productos de consumo básico. De forma rotativa en los
cuatro barrios -en los cuales tiene presencia el MTD- se vende productos alimenticios de
primera necesidad a un precio menor al de mercado, ya que se compra directamente a
mayoristas.
Vecinos vinieron a preguntar cuando se hace la próxima [la feria]. Es mucha diferencia la que
hay… a lo que es el mercado, la verdulería del barrio, es mucha diferencia de precio36
Ambos proyectos, los talleres y la feria comunitaria, inciden en el reforzamiento de las
relaciones sociales, promoviendo la confianza y la convivencia en los barrios.
5.3.3 Limitaciones: Claves para la inserción
La lógica inicial de estos proyectos era proporcionar un puesto de trabajo a toda la militancia, en
un contexto de generalización del desempleo y ante la escasez de planes sociales. Detrás de este
razonamiento objetivo, subyacen planteamientos ideológicos, en la línea de garantizar la
autonomía de la organización, limitando la dependencia con respecto al estado, y posibilitar
nuevos modelos de organización productiva que sustituyan la lógica del mercado. Son los
planteamientos políticos -autonomía, rechazo del sistema político y lucha por el cambio socialla base conceptual para el desarrollo de los emprendimientos. Si bien algunas actividades se dan
en otro tipo de organizaciones, son los principios de participación, horizontalidad, y el papel que
se da a las clases populares como sujetos protagonistas del cambio social, lo que aporta
especificidad a estas experiencias. No son solo las actividades en si mismas, sino la lógica
política que les da contenido, la base para explicar el porque de su potencial como marco para el
proceso de empoderamiento.
Con respecto a los objetivos de partida, los emprendimientos han tenido limitaciones evidentes.
Una es el grado de empleabilidad alcanzado, que salvo en alguno de los proyectos como la
panadería, con cuatro personas trabajando a tiempo completo, es reducido.
Otro de los aspectos a debate es en que medida los emprendimientos han ayudado a fomentar la
cultura del trabajo. Para ello, resulta imprescindible recordar la realidad socio-estructural de los
barrios donde viven los militantes que ahora sostienen estos emprendimientos, para valorar los
efectos que ha tenido su participación. Muchos de ellos son desocupados de larga duración que
han perdido la noción de lo que significa el trabajo y otros –un elevado porcentaje de mujeresnunca han llegado a tener responsabilidades laborales. El desarrollo de los emprendimientos
productivos hay que situarlo, por tanto, dentro de un proceso de participación y asunción de
responsabilidades que pretende romper dinámicas fuertemente establecidas
Sin embargo, la ruptura de estos procesos crónicos necesita estrategias de inclusión sociolaboral planificadas. Un primer paso para la empleabilidad es la existencia de espacios
autogestionados, pero solo por ellos mismos, sin procesos continuados de inserción social, no es
posible revertir la situación actual, dominada por la inexistencia de una cultura del trabajo
generalizada.
36 Ibid.
33
5.4 Fórmulas organizativas y redes de
socialización
El MTD de Lanús responde a la línea organizativa que ha caracterizado a los movimientos de
trabajadores desocupados autónomos, expresado por modelos de participación y discusión
horizontales. Así, uno de los órganos a los que han otorgado mayor importancia es a la
asamblea; espacios de debate y discusión sobre las estrategias políticas y la gestión cotidiana de
la organización. Sin embargo, la participación y la horizontalidad constituyen los principios
básicos de todas las actuaciones que lleva a cabo el MTD. Desde los talleres y emprendimientos
autogestionados hasta la lógica organizativa de los comedores incluyen los principios aludidos.
En cierta forma, la existencia de las actividades y de los espacios colectivos –como los
comedores- se justifica en estos horizontes ideológicos.
Un aspecto clave a tener en cuenta, en el propósito de examinar el proceso de empoderamiento,
es la interacción que se produce en los espacios colectivos con los que se ha dotado el MTD de
Lanús, y en que medida, la participación en ellos activa nuevos procesos de socialización y
fomenta la deconstrucción de lógicas individualistas fuertemente asentadas. Para ello,
justificamos las prácticas organizativas como un elemento de análisis para narrar este proceso.
Una de las exigencias para la obtención de los planes sociales es la condición de desempleado.
Solo aquellos que no tienen trabajo pueden obtener los 150 pesos que significa el plan social.
Con anterioridad al 2001, estos 150 pesos eran una renta escasa pero contribuía de forma
relativamente efectiva para garantizar el acceso a los consumo básico familiar. La crisis de
2001, y la devaluación del peso, van a convertir a este subsidio en una ayuda insignificante, que
en ningún modo permite acceder a los recursos básicos. Sin embargo, y pese a la necesidad de
obtener recursos extras, las limitaciones al trabajo siguen presentes. Este marco legislativo de
los subsidios, junto con los problemas estructurales de la economía sumergida, explican la
lógica de las “changas”; trabajos informales –economía sumergida- de corta duración que
permite un ingreso extra en la unidad familiar.
Todos los MTD de barrio, a excepción de “La Fe”, decidieron la aportación de 20 pesos de “las
changas” a los comedores. Con ello pretendían: a) Involucrar a los militantes en las actividades
y fomentar una participación activa en términos generales, y b) modo alternativo y autónomo de
financiación para el comedor. En un principio, muchos de los militantes decían trabajar en
“changas” para evitar participar en actividades del MTD. Esto responde a las lógicas
individualistas, que como hemos apuntado, están fuertemente asentadas. Con el compromiso de
contribuir con 20 pesos, en el caso de trabajar, se evitaron las “changas falsas”. La
contribuciones económicas han impulsado observables efectos en términos de
corresponsabilidad con la marcha de la organización y capacidades para valorar el esfuerzo de
“los compañeros”. Un ejemplo para catalizar estos efectos fue la posibilidad, mediante las
contribuciones económicas, de garantizar la continuidad de la distribución de comida en el
comedor pese a que durante tres meses no recibieron ningún tipo de ayuda37 de las instituciones,
debido a diversos problemas administrativos. En aquel momento se puso de relieve como las
aportaciones individuales, a través de estrategias cooperativas, tienen efectos beneficiosos para
37 Todos los comedores reciben, de parte del gobierno nacional y provincial, productos alimenticios
para la elaboración de las comidas que diariamente se realizan en los comedores y se distribuyen a
los vecinos.
34
el colectivo en su conjunto. Esta práctica organizativa también da cuenta de un proceso de
socialización colectiva que ha ido limitando las tendencias individualistas.
Es interesante observar como, mediante la participación en los espacios colectivos que ha
desarrollado el MTD de Lanús se reproducen las practicas organizativas y la asunción de roles
cooperativos. Según comenta una de las coordinadotas del taller de género: “Quien pasa por una
experiencia de organización tiende a replicarla”38. Una muestra son las actitudes y
comportamientos de los jóvenes, pertenecientes a la organización o con relación de parentesco
con otros militantes.
Los pibes también ayudan, sirven la copa de leche, limpian, atienden a los chicos. Es como
dijo una mama: en mi casa eso jamás lo va a hacer. Ven que es como una responsabilidad.
Saben que hay que cumplir como una responsabilidad39
38 Marina, Buenos Aires, Capital, 9-12-2008.
39 Viviana, Lanús, Gran Buenos Aires, 17-12-08.
35
6. Conclusiones
El Movimiento de Trabajadores Desocupados de Lanús se caracteriza por su rechazo a los
partidos políticos, incluyendo aquellos representativos de la izquierda tradicional, así como a las
prácticas clientelares profundamente enraizadas en el conurbano bonaerense. Sostienen la
necesidad de un cambio social, construido sobre valores alternativos al sistema actual, en el que
las clases populares son los sectores protagonistas del cambio.
Las prácticas autogestivas, y su concreción en los talleres y micro-emprendimientos, son la
expresión de su horizonte ideológico. Dichas practicas son relevantes por las actividades
desplegadas, ya que responden a las necesidades de los habitantes de los barrios, pero también
por sus formulas organizativas, centradas en modelos de participación inclusivos y estrategias
de discusión horizontales. En gran medida, los principios que sustentan los proyectos
autogestionados forman parte de la base del proceso de empoderamiento.
A lo largo de este trabajo se han examinado las correlaciones entre la participación en espacios
colectivos, en el marco de la experiencia organizativa del MTD de Lanús, y los procesos de
empoderamiento individuales y colectivos. Desde el punto de vista colectivo, la existencia de la
organización ha impulsado la movilización de recursos, tanto desde las instituciones públicas
como los generados en colaboración con sus redes de apoyo, que significa una distribución de
poder en los barrios donde actúa. En el plano individual, el proceso se explica desde las variadas
actuaciones puestas en marcha: el desarrollo y cooperación entre una red múltiple de
organizaciones, de la cual el Frente Popular Darío Santillán (FPDS) es su síntesis, por la
práctica de talleres y micro-emprendimientos autogestionados, los modelos inclusivos de
participación, etc.
El trabajo liderado por el espacio de mujeres del FPDS se ha concretado en el taller de género
del MTD de “La torre”, activando un proceso de confianza, autoestima, autonomía y percepción
de control. Asimismo, el taller es una potencial herramienta para la consciencia y expresión de
subjetividades femeninas en la participación social y política.
Con respecto a los talleres y emprendimientos, se ha demostrado en que medida son un
interesante recurso para elevar el sentimiento de utilidad de los militantes que participan en
ellos. En otro plano, han posibilitado procesos productivos y estrategias de “supervivencia”,
ejemplificadas por la obtención de modestos recursos económicos que complementan los 150
pesos del plan social. Por último, estos proyectos destacan por sus efectos a nivel comunitario,
posibilitando mayores niveles de interacción con el resto de vecinos.
La conveniente mirada crítica sobre la realidad social requiere subrayar las limitaciones de los
emprendimientos autogestionados. Las condiciones socio-estructurales y los procesos de
cronificación son limitaciones objetivas para la empleabilidad y la adquisición de cultura del
trabajo por parte de la militancia de MTD de Lanús. Ahora bien, la re-construcción y rehabilitación personal, el cambio de cultura laboral, la adquisición de nuevas conductas y
estrategias personales para la participación social, política, laboral, requieren que el enfoque de
las actuaciones se estructure desde tres perspectivas: la personal, social y laboral. Se trata de
36
procurar la inclusión personal en paralelo a la inserción laboral. Para que las personas excluidas
sean eficientes en su desempeño laboral, los micro-emprendimientos autogestionados han de
formar parte de un modelo planificado, que contemple el desarrollo integral de capacidades,
destrezas y competencias, tanto técnico-profesionales como sociales y personales.
Mas allá de una reflexión critica sobre las limitaciones, los micro-emprendimientos, talleres y
formulas organizativas han tenido un fuerte impacto. En líneas generales, la participación en el
MTD de Lanús ha fomentado las relaciones sociales y vínculos comunitarios. La militancia
tiene más herramientas para hacer oír su propia voz, sus demandas y propuestas, y cuentan con
mayores recursos para el conocimiento de sus derechos como ciudadanos. Un proceso
caracterizado por la dotación de poder de sujetos tradicionalmente excluidos de toda
participación social y política.
37
7. Bibliografía
Libros y artículos
Aboy Carlés, G. (2001) Las dos fronteras de la democracia argentina: La reformulación de las
identidades políticas de Alfonsín a Menem. Rosario: Homo Sapiens ediciones
Allaire, I., Firsirotu, M. (1992) “Teorías sobre cultura organizacional”, en Abravanel et al.,
Cultura organizacional. Aspectos teóricos y metodológicos. Bogotá: Legis
Auyero, J. (2001) La política de los pobres. Las prácticas clientelistas del peronismo. Buenos
Aires: Manantial
Berger, P.L., Neuhaus, J. (1977) To empower people: The role of mediating structures in public
policy. Washington D.C.: American Enterprize Institute
Chavis, D.M., Wandersman, A. (1990) “Sense of community in the urban environment: a
catalyst for participation and community development” en American Journal of Community
Psychology, Vol. 18, No. 1, p.55-81
Coller, X. (2000) Estudio de casos. Madrid: Cuadernos Metodológicos. Centro de
Investigaciones Sociológicas (CIS)
Delamata, G (2005) “Las organizaciones de desocupados del Gran Buenos Aires y la(s) crisis”,
en Schuster, F.L., Naishtat, F.S., Nardacchione, G., Pereyra, S. (eds) Tomar la palabra: Estudios
sobre protesta social y acción colectiva en la Argentina contemporánea. Buenos Aires:
Prometeo Libro
---- (2004) Los barrios desbordados: Las organizaciones de desocupados del Gran Buenos
Aires. Buenos Aires: EUDEBA
Florin, P., Wandersman, A. (1990) “An introduction to citizen participation, voluntary
organizations, and community development: insights for empowerment thought research” en
American Journal of Community Psychology, Vol. 18, No. 1 p.41-54
Fornillo, B., García, A., Vázquez, M., (2008) “Perfiles de la nueva izquierda en la Argentina
reciente”. En (con)textos, revista d’antropologia i investigació social, Issue 1, May, p.41-58
Friedmann, J. (1992) Empowerment: The politics of Alternative Development. Oxford, UK:
Blackwell Publishers Ltd
Guba, E.G., Lincoln Y.S. (1994) “Competing paradigms in qualitative research” en Denzin
N.K., Lincoln Y.S. (eds.) Handbook of qualitative research. California: Thousand Oaks Sage
p.105-117
Herreros Vazquéz, F. (2002) “¿Son las relaciones sociales una fuente de recursos? Una
definición del capital social” en Papers, Revista de Sociología, No. 67, p.129-148
Lukes, S. (2007) El poder: Un enfoque radical, nueva edición. Madrid: Siglo XXI
38
McMillan D.W., Chaviz, D.M. (1986) “Sense of community: A definition and theory” in
Journal of Community and Psychology. Vol. 14, No. 1, p.6-23
Merklen, D. (2005) “Sobre la base territorial la movilización popular y sobre sus huellas en la
acción” en Lavboratorio, año 6, no 16, verano, p.46-53
Murguialday, C., Pérez de Armiño, K. Y Eizagirre, M (2000) “Empoderamiento”, en Pérez de
Armiño, K. (ed) Diccionario de Acción Comunitaria y Cooperación al Desarrollo. Barcelona:
Icaria editorial y Hegoa
Page, N. y Czuba C. E. (1999) “Empowerment: What Is It?” en Journal of Extension, Vol. 37,
No 5, October
Perkins, D., Zimmerman M.A. (1995) “Empowerment Theory, Research and Application” en
American Journal of Community Psychology, Vol. 23, No. 5, p.569-579
Rappaport, J. (1987) “Terms of empowerment/exemplars of prevention: Toward a theory for
community psychology, in American Journal of Community Psychology, Vol. 15 p.121-148
Rowlands, J. (1997) Questioning empowerment: Working with women in Honduras.. Oxford:
Oxfam Publications
Sanchez Vidal A. (1996) Psicología comunitaria: Bases conceptuales y métodos de
intervención. Barcelona: EUB
Sarason, S. (1974) Psychological sense of community: Prospects for a community psychology.
Jossey-Bass
Schuster, F.L., Naishtat, F.S., Nardacchione, G., Pereyra, S. (eds) (2005) Tomar la palabra:
Estudios sobre protesta social y acción colectiva en la Argentina contemporánea. Buenos Aires:
Prometeo Libros
Svampa, M. y Pereyra S (2005) “La política de los movimientos piqueteros”, en Schuster, F.L.,
Naishtat, F.S., Nardacchione, G., Pereyra, S. (eds) Tomar la palabra: Estudios sobre protesta
social y acción colectiva en la Argentina contemporánea. Buenos Aires: Prometeo Libros
---- (2003) Entre la ruta y el barrio: La experiencia de las organizaciones piqueteras. Buenos
Aires: Editorial biblos
Torres Carrillo, A. (2006) “Organizaciones populares, construcción de identidad y acción
política” en Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, Vol. 4, No. 2 p.323
Vázquez, M., García, A. (2007) “Procesos de movilización y trayectorias organizativas
territoriales: reflexiones sobre la formación del movimiento de Trabajadores Desocupados
(MTD) de Lanús” Ponencia: Jornadas de Jóvenes Investigadores, Instituto de Investigaciones
Gino Germani, FCS-UBA
Villasante, T.R. (2006) “La socio-praxis: un acoplamiento de metodologías implicativas” en
Canales Cerón, M. (ed) Metodologias de investigación social: introducción a los oficios,
Santiago, Chile: Lom Editores
Zambrano A. (2005) “Participación y empoderamiento comunitario: rol de las metodologías
implicativas” presentado en X Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y
de la Administración Pública, Santiago, Chile, 18-21 Oct. 2005
39
Zimmerman, M.A., Rappaport, J. (1988) “Citizen participation, perceived control and
psychological empowerment” en American Journal of Community Psychology, Vol. 16, No. 5,
p.725-750
Zimmerman, M.A. (1999) “Empowerment and community participation: A review for the next
millennium.” Presented in II Congreso Europeo de Psicología Comunitaria. Lisboa, Portugal.
Mimeo
Documentos
CEPAL: Anuario estadístico de America Latina y el Caribe 2008: Estadísticas sociales
Sen, G. (1997) Empowerment as an approach to poverty, documento de base para el informe de
desarrollo humano del PNUD
Revista del Frente Popular Darío Santillán (FPDS). Cambio Social. Números 1 y 2. JunioOctubre 2008
40
8. Apéndices
Lista de entrevistados/as:
•
Leandro, estudiante de Maestría y militante del Frente Popular Darío Santillán. 29-102008, Buenos Aires.
•
Cecilia, Investigadora y en la actualidad trabajadora del Ministerio de Acción Social.
Encargada de la gestión de planes sociales. 19-11-2008, Buenos Aires.
•
Marina, Romina y Alejandra, responsables del taller de género del MTD de Lanús y
“simpatizantes” del FPDS. 9-12-2008, Buenos Aires.
•
Juan, militante del MTD de Lanús y encargado del barrio de La Torre. 15-12-2008,
Lanús, Gran Buenos Aires.
•
Viviana, militante del MTD de Lanús y responsable de administración del barrio de La
Torre. 17-12-2008, Lanús, Gran Buenos Aires.
•
Walter, militante del MTD de Lanús. 18-12-2008, Lanús, Gran Buenos Aires.
•
Florencia, “militante simbólica” del MTD de Lanús. 26-12-2008, Lanús, Gran Buenos
Aires.
•
Mariano, “militante simbólico” y profesor del Bachillerato Popular. 9-1-2009, Buenos
Aires.
41
Stockholms universitet
106 91 Stockholm
Telefon: 08–16 20 00
www.su.se
Descargar