40 LATERCERA Jueves 12 de marzo de 2015 Sociedad Cultura NUEVO PRITZKER Frei Otto Nace en Seigmar, en 1925. Fue arquitecto e ingeniero. Participó como piloto durante la II Guerra Mundial y fue llevado a un campo de concentración en Francia, donde explora la construcción de tiendas de campaña, sistema que lleva a obras de arquitectura mayor. Entre sus obras esta el Estadio Olimpico de Munich, el Centro de conferencias en La Meca , el Tuwaiq Palace en Riad, Arabia Saudita, y el Pabellón japonés para la Expo 2000 en Hannover, realizado con Shigeru Ban. En 2005 recibe la Medalla RIBA. Falleció este lunes a los 89 años. RR Estadio Olímpico de Munich, 1972. FOTO: DEZEEN. La arquitectura ligera y mínima del alemán Frei Otto gana el Pritzker R El arquitecto murió el lunes pasado a los 89 años, días después de ser notificado del galardón. El llamado Nobel de la disciplina será entregado póstumamente en mayo. Denisse Espinoza En el mundo de las disciplinas creativas, muchos creen que las mejores ideas surgen en tiempos de adversidad. Pareciera que cuando todo anda mal y cuando el pensamiento es aplastado por ideologías opresivas, el ser humano suele levantarse y es capaz de generar ideas brillantes. Fue lo que le pasó a Frei Otto (19252015) durante los últimos años de la II Guerra Mundial. El alemán había alcanzado a estudiar arquitectura en la Universidad Técnica de Berlín, cuando fue llamado como piloto de guerra en la Luftwaffe, la fuerza aérea nazi. Tras el término del conflicto, fue encerrado en un campo de concentración en Chartres, Francia, donde sobrevivió gracias a sus conocimientos de ingeniería civil: ideó un sistema para construir tiendas de campamento, utilizando los pocos materiales disponibles. La experiencia lo marcó de por vida, y de pasó le dio a su arquitectura un sello inconfundible, que le hizo merecedor del último Premio Pritzker, conocido como el Nobel de la disciplina. El jurado haría el anuncio el próximo 23 de marzo; sin embargo, la muerte de Otto este lunes, a los 89 años, adelantó la entrega de la noticia para el día de ayer. “No es un premio compensatorio, de hecho, el Pritzker se entrega a arquitectos vivos. Este premio se había jurado hace un tiempo, entiendo que la organización grabó una entrevista con Frei Otto cuando fueron a visitarlo para comunicarle el premio. Es muy triste que haya muerto antes de hacerse público”, cuenta a La Tercera el arquitecto chileno Alejandro Aravena, miembro del jurado del Pritzker. Ayer la prensa mundial recordaba al alemán como uno R El profesional fue un innovador de los techos suspendidos inspirados en tiendas de campaña y otras construcciones temporales, que exploró durante la II Guerra Mundial. de los héroes de la innovación arquitectónica, que había inspirado a generaciones con sus formas simples y eficientes, basadas en la observación de la naturaleza. Su huella puede verse en proyectos contemporáneos como el techo de cristal para el Gran Court del Museo Británico, de Norman Foster, pasando por las cúpulas transparentes de Nicholas Grimshaw para el Eden Project en Cornwall, hasta el Millenium Dome de Richard Rogers, en Greenwich, Londres. La búsqueda de una arquitectura ligera había nacido justamente en contraposición de la arquitectura monumental y de líneas rígidas del Tercer Reich. Otto levantaría pabellones flotantes con forma de tiendas de campaña que aspiraban a hacer “una verdadera revolución de la arquitectura, rehacer Alemania como un país pacífico”, dijo a la BBC el RR Exposición Universal 1967, Montreal. FOTO: ARCHIVO. año pasado. Tras la guerra, el arquitecto alemán ganó una beca para estudiar en EE.UU., en la Universidad de Virginia, donde recibió el influjo de figuras como Frank Lloyd Wright, Mies van der Rohe y Ray Eames. En 1954 publicó un escri- to con sus ideas sobre “el techo suspendido” que concretó ese mismo año con la construcción del Pabellón de Música para la Federal Garden Exhibition, en Kassel. En 1958 fundó el Instituto de Desarrollo de Materiales Ligeros, en Berlín, y en 1964 se convirtió en direc- tor del nuevo Instituto de Estructuras Ligeras de la Universidad de Sttutgart. Ya era una hecho: las ideas de Otto no se quedarían solo en el papel. Su trabajo cobraría real atención con el Pabellón Alemán para la Exposición Universal de 1967 en Montreal y años más tarde con el Estadio Olímpico de Munich, en 1972. Y aunque su arquitectura quedó asociada a las exposiciones o ferias, declaraciones nacionales del optimismo de posguerra, el sueño de Otto era desarrollar un nuevo lenguaje para un mundo democrático. En los 70 proyectó una ciudad en el Artico para 40 mil personas, en dos kilómetros de domo inflable. Quedó en la utopía. También le gustaba definirse más como un científico natural que como un ingeniero: le obsesionaba estudiar las formas naturales, los cráneos de las aves, las células vegetales, las ramas de coral. “Todo lo que el hombre está haciendo en la arquitectura es tratar de ir en contra de la naturaleza”, dijo a la revista Icon en 2005. “Tenemos que entender la naturaleza para saber hasta dónde ir en contra de ella. El secreto, creo que es no hacer demasiado. Todos los arquitectos tienden a hacer demasiado”. Ayer, el jurado explicaba con estas palabras por qué Frei Otto es el nuevo Pritzker: “Por sus ideas visionarias, su creencia en compartir libremente conocimientos e invenciones, su espíritu de colaboración y la preocupación por el uso cuidadoso de los recursos”.b