Diego Castañeda: El futuro de las petroleras Opinión Invitada 23 Ene. 14 La discusión de la reforma energética, de si sus efectos son positivos o negativos, se ha centrado sobre la renta petrolera y su impacto en las finanzas públicas, y en la competitividad en los precios de los energéticos para la industria mexicana. Poca atención se le ha dado al futuro de las empresas mexicanas que ya operan en el sector energético prestando servicios a Pemex. Éstas constituyen una fuente importante de empleo en las regiones donde la empresa opera como Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas (Cuenca de Burgos), Tabasco (Villahermosa), Veracruz (Chicontepec), entre otros. En esos lugares, las empresas mexicanas prestan servicios relacionados con la productividad de pozos, seguridad; realizan parte de la petroquímica básica o transporte de los hidrocarburos. Sin embargo, la apertura del sector traerá cambios dramáticos en la forma de hacer negocios de estas compañías. Todo proceso de apertura económica trae consigo un fenómeno que los economistas llaman racionalización económica. Éste implica la desaparición de las empresas más ineficientes, usualmente más pequeñas y por lo tanto que carecen de la escala para competir con las extranjeras que entran. El mercado, a fin de cuentas, es un espacio finito y sólo puede albergar a un número finito de empresas manteniendo ganancias extraordinarias. Conforme más empresas entran, estas ganancias disminuyen hasta que el mercado deja de ser atractivo a la entrada y las menos competitivas comienzan a salir. Por la naturaleza del sector energético, en particular de la industria petrolera, un mercado totalmente competitivo no es posible. La escala que demanda lo obliga a ser un mercado dominado por pocas empresas de gran escala para ser eficientes y con los recursos disponibles para innovar y mantenerse a la vanguardia tecnológica. No es diferente, en este sentido, al proceso de racionalización que trajo el TLCAN en varias industrias como la del campo, o como resultó ser la apertura de la banca o la telefonía. El resultado es pocos jugadores y el control relevante de porciones del mercado. En México hay empresas de servicios petroleros de todos tamaños, muchas pequeñas como Grupo ABS, Copavisa o Grupo Altavista, entre otras, que integran tecnología, pero no la desarrollan, teniendo los mayores retos por ser de escala menor, tener menos recursos para innovar y necesitar de inversiones fuertes para actualizar su tecnología producto de años de complacencia en el mercado. Algunas son medianas como Grupo Diavaz, Energea o Grupo Perc, con mayor disponibilidad de recursos, pero con retrasos en adopción de tecnología. Pocas son grandes como Oro Negro o Carso Infraestructura y Construcción, que ya adquieren y desarrollan tecnología avanzada y se encuentran en condiciones de competencia. Las pequeñas son vulnerables y en procesos de racionalización son el tipo de empresas que tienden a desaparecer conforme entran nuevos competidores o son absorbidas en los clusters industriales de las grandes (el caso de la industria automotriz). Las medianas suelen desaparecer o no, conforme pueden adaptarse al cambio del mercado y mantenerse competitivas. Las grandes suelen aprovechar los procesos de apertura teniendo una ligera ventaja al conocer el mercado local y tener la capacidad de servirlo de forma inmediata. La adopción tecnológica no es un proceso rápido, muchos ejemplos hay en el mundo de lo lento que puede ser. Esta realidad marca el futuro de las empresas que existen hoy alrededor de Pemex y que en el mediano plazo podrían dejar de existir. Al hablar de la apertura energética suele argumentarse la creación de empleos, sin embargo no es una industria intensiva en mano de obra. Por su especialización, las empresas suelen importar la mano de obra que necesitan. Eso lo vuelve un mercado laboral restrictivo y si las empresas nacionales no pueden volverse competitivas rápidamente, el número de empleos directos e indirectos en la industria tenderá a ser menor, en lugar de crecer. El autor es economista independiente y estudiante de Economía y Desarrollo en la University of London. [email protected] http://www.elnorte.com/editoriales/nacional/784/1566232/