CAPÍTULO 25 PTOSIS PALPEBRAL CLASIFICACIÓN Y EXAMEN DE LA PTOSIS Encarnación Mateos Sánchez, Gorka Martínez Grau, Ferrán Mascaró Zamora CIRUGÍA DE LA PTOSIS PALPEBRAL Gorka Martínez Grau, María Consuelo Prada Sánchez, Encarnación Mateos Sánchez, Antonio Augusto V. Cruz, Patricia Mitiko S. Akaishi, Tirso Alonso COMPLICACIONES DE LA CIRUGÍA DE LA PTOSIS PALPEBRAL Gorka Martínez Grau, Ainhoa Martínez Grau, Paoloa Sauvageot 2. Ptosis aponeuróticas 1. DEFINICION 2.1. 2.2. 2.3. 2.4. 2.5. 2.6. Se denomina ptosis palpebral a la posición anormalmente baja del párpado superior (PS). El margen del párpado superior normal, en su zona central y con la mirada en posición primaria, se sitúa 1-2 mm por debajo del limbo esclerocorneal. Cuando el párpado desciende, la hendidura palpebral se estrecha, e incluso, el eje visual puede quedar ocluido parcial o totalmente. 2.7. 2.8. 2.9. 2.10. 2. CLASIFICACIÓN Clasificamos las ptosis según su etiología, en miogénicas, aponeuróticas, neurogénicas, traumáticas y mecánicas; según el grado en leves, moderadas y graves; según el momento de aparición en congénitas y adquiridas: Involutiva o senil. Congénita. Hereditaria tardíamente adquirida Síndrome de blefarocalasia. En los estados gravídicos En portadores de lentes de contacto rígidas. En orbitopatía tiroidea Ptosis en parálisis facial En frotadores crónicos En cavidades anoftálmicas 3. Ptosis neurogénicas 3.1. Parálisis congénita o adquirida del III par craneal. 3.2. Regeneración aberrante del III par craneal. 3.3. Migraña oftalmopléjica. 3.4. Ptosis de de Marcus-Gunn. 3.5. Síndrome de Horner congénito o adquirido. 3.6. Síndrome de Duane. 3.7. Síndrome de Guillain-Barré. 3.8. Esclerosis múltiple. CLASIFICACIÓN ETIOPATOGÉNICA 1. Ptosis miogénicas 1.1. Congénitas: 1.1.1. Simple. 1.1.2. Asociada a debilidad del músculo recto superior. 1.1.3. Síndrome de blefarofimosis. 1.1.4. Fibrosis de músculos extraoculares. 1.2. Adquiridas: 1.2.1. Miastenia gravis. 1.2.2. Oftalmoplejia externa progresiva crónica. 1.2.3. Distrofia miotónica. 1.2.4. Síndrome oculofaríngeo. 1.2.5. Distrofia muscular progresiva. 4. Ptosis mecánicas 4.1. Por peso excesivo del párpado: 4.1.1. Edemas e inflamaciones. 4.1.2. Tumores. 4.1.3. Luxación de glándula lagrimal. 4.1.4. Dermatocalasia. 4.2. Cicatrices conjuntivales. 187 CIRUGÍA PALPEBRAL Y PERIOCULAR 3. Graves, si el descenso es mayor de 4 mm, pudiendo llegar a ocluir la pupila y provocando tortícolis compensador. 5. Ptosis traumáticas 5.1. 5.2. 5.3. 5.4. 5.5. Contusiones órbitopalpebrales. Laceraciones y avulsiones palpebrales. Fracturas orbitarias y cuerpos extraños. Ptosis cicatriciales. Ptosis postquirúrgicas. CLASIFICACIÓN SEGÚN EL MOMENTO DE APARICIÓN 1. Congénitas. 2. Adquiridas. CLASIFICACIÓN SEGÚN EL GRADO En la infancia la ptosis más frecuente es la congénita simple y en los adultos mayores la aponeurótica involutiva. 1. Leves, cuando el PS se sitúa 2 mm por debajo de su posición normal. 2. Moderadas, en las que el párpado desciende 3-4 mm. TABLA 1: CUADRO DIFERENCIAL DE LOS 2 TIPOS DE PTOSIS MÁS FRECUENTES EN LA CLÍNICA DIARIA Ptosis congénita simple Ptosis involutiva Edad Niños Adultos mayores Patogenia Disgenesia del elevador Desinserción aponeurosis Pliegue cutáneo Normal, débil o ausente Alto Función del elevador Reducida Normal Retraso palpebral en infraversión Sí No Tratamiento Resección aponeurosis vs técnicas de su- Reinserción aponeurosis plencia Los estudios histológicos sugieren la ptosis miogénica congénita como una disgenesia más que como una distrofia, es decir, una alteración del desarrollo, y puede apreciarse durante la cirugía como una reducción del espesor e infiltración grasa de la aponeurosis del párpado ptósico. Con microscopia electrónica se han descrito cambios mitocondriales semejantes a los que aparecen en otras enfermedades mitocondriales sistémicas asociadas a ptosis, por lo que esta estructura celular podría ser un factor clave en la ptosis miogénica congénita. Iljin et al hallan incluso una correlación entre el grado de ptosis y los hallazgos en microscopia electrónica: – En ptosis leves aparece una proliferación de fibras de colágeno. – En ptosis moderadas se añade una distribución anormal de miofibrillas y distorsión del sistema tubular y mitocondrial. – En ptosis graves se aprecia además una pérdida de mitocondrias con una reducción del citoplasma. 3. PTOSIS MIOGÉNICAS Se deben a un déficit en la función del músculo elevador del párpado superior. Pueden ser congénitas o adquiridas. 3.1. PTOSIS MIOGÉNICAS CONGÉNITAS 3.1.1. Ptosis congénita simple Producida por una disgenesia aislada idiopática del músculo elevador del párpado superior (EPS), es la causa más frecuente de ptosis en la infancia. Aunque la mayoría de los casos son esporádicos, existe un componente hereditario aún no aclarado, y se han descrito mutaciones en determinados loci de los cromosomas 1 y X, patrones autosómicos dominantes con penetrancias variables, posibles genes modificadores de la lateralidad e incluso asociaciones con malformaciones oculares y sistémicas. 188 25. PTOSIS PALPEBRAL En el 25% restante la ptosis es bilateral, a menudo asimétrica, dato importante a valorar en el momento del planteamiento quirúrgico (fig. 3). En casos de ptosis bilaterales graves el niño compensa la deficiencia de su elevador con la contracción del músculo frontal y con la posición elevada del mentón (fig. 4). La cirugía en estos pacientes no debe demorarse demasiado para evitar la aparición de patología de la columna cervical. La sustitución de las fibras musculares estriadas por tejido fibroadiposo limita tanto la contracción como la relajación del EPS en la mirada hacia arriba y abajo. Así, este tipo de ptosis se caracteriza por una mala función del músculo, retraso del párpado en la mirada inferior, y en ocasiones lagoftalmos. A menor desarrollo del músculo, mayor será la gravedad de la ptosis, llegando incluso a estar ausente el surco cutáneo del párpado superior. La ptosis congénita simple se manifiesta desde el nacimiento y permanece relativamente constante durante toda la vida (fig. 1). Figura 3. Ptosis congénita bilateral asimétrica. A: Mayor en ojo derecho. B: Mayor en ojo izquierdo. Figura 1. A. Ptosis palpebral miogénica congénita derecha. B. Un año más tarde, la ptosis permanece igual. Aproximadamente el 75% de las ptosis congénitas son unilaterales y son ptosis puras (fig. 2). La ambliopía aparece en un 20% de los pacientes, pero sólo en una cuarta parte de ellos es atribuible aisladamente a la ptosis. La mayoría son secundarias a estrabismo, astigmatismo elevado o anisometropía, más frecuentes en estos pacientes. Por ello, en todos los casos debemos determinar la agudeza visual y el error refractivo. Si existe riesgo de ambliopía por oclusión del eje visual la cirugía debe ser realizada precozmente. Figura 4. Ptosis miogénica congénita bilateral grave. Tortícolis compensatoria, con mentón elevado. 3.1.2. Ptosis congénita asociada a debilidad del músculo recto superior La ptosis miogénica congénita asociada a un fenómeno de Bell deficiente o estrabismo vertical puede indicar una disgenesia concomitante del músculo recto superior. Ambos músculos tienen un origen embriológico común, pero sólo se presenta una disgenesia combinada en un 5% de los casos (fig. 5). Figura 2. Ptosis miogénica unilateral en los cuatro pacientes. 189 CIRUGÍA PALPEBRAL Y PERIOCULAR Figura 6-2. Evolución de la misma paciente en los primeros años de su vida. A: Ptosis grave y mentón elevado. B: Hiperfunción del frontal. C: Párpados pequeños. D: Mala función del elevador. Figura 5. A: Ptosis izquierda moderada. B: En la supraducción el ojo no sobrepasa la línea media. Debemos hacer un diagnóstico diferencial con las falsas ptosis por hipotropia, en los que la posición del párpado se normaliza al fijar el ojo hipotrópico. La cirugía se realizará en dos tiempos, actuando primero sobre el recto superior y más tarde sobre la ptosis residual. La histología muestra fibrosis de los músculos EPS y acusada escasez de fibras musculares estriadas. Se hereda de forma autosómica dominante, con penetrancia variable, aunque hasta un 35% de los casos son formas esporádicas. Existen dos tipos, ambos debidos a anomalías en el gen FOXL2 (locus 3q22). El tipo 1 se asocia con infertilidad femenina, mientras que en el tipo 2 la fertilidad es normal. Se ha propuesto otro locus presente en el cromosoma 7q. En este síndrome la inteligencia es normal. El riesgo global de ambliopía en los pacientes con síndrome de blefarofimosis es del 56,4% aunque depende del tipo de ptosis: grave bilateral (55,9%), moderada bilateral (42,5%) o asimétrica (77,8%). Es por ello que la ptosis en este tipo de pacientes debe corregirse antes de los 3 años y nunca más allá de los 5. 3.1.3. Síndrome de blefarofimosis Este síndrome combina ptosis bilateral congénita grave, generalmente simétrica, con pobre o nula función del EPS, epicanto inverso, párpados superiores pequeños, acortamiento de la hendidura palpebral horizontal y telecanto. El puente nasal y reborde orbitario también están poco desarrollados. Puede asociar ectropión de la porción temporal de los párpados inferiores, por la falta de elasticidad y déficit cutáneo, y desplazamiento lateral de los puntos lagrimales. Presentan también hipertricosis (figs. 6-1 y 6-2). 3.1.4. Síndrome de fibrosis congénita de los músculos extraoculares Es un grupo raro de trastornos congénitos idiopáticos caracterizados por la sustitución del tejido muscular contráctil normal por tejido fibroso. Con frecuencia tienen carácter hereditario autosómico dominante, el espectro de afectación puede abarcar desde la alteración de un solo músculo hasta involucrar todos los músculos de ambos ojos, con fibrosis total o parcial del tejido afectado y grados variables de restricción. La ptosis es a menudo bilateral, con función del EPS prácticamente ausente y severidad variable en cuanto a la limitación en la motilidad ocular. El test de ducción forzada es positivo, debido a la presencia de músculos tensos y fibrosos (fig. 7). Figura 6-1. Síndrome de blefarofimosis. Hipertricosis manifiesta, gran epicantus inverso, telecanto, hipoplasia nasal y de rebordes orbitarios. 190 25. PTOSIS PALPEBRAL mantener la mirada hacia arriba en forma prolongada (fig. 8). En la mayoría de los pacientes, la MG ocular se generaliza a la musculatura de las extremidades, con carácter proximal y asimétrico, pudiendo afectar también otros músculos craneales y producir disfagia, disnea o disartria. Pueden presentar crisis de exacerbación desencadenadas por procesos intercurrentes, como infecciones o fiebre. La motilidad ocular intrínseca, así como las funciones sensitivas y autonómicas, se encuentran respetadas, de manera que si están afectadas se deben buscar otras causas. Figura 7. Síndrome de fibrosis congénita. 3.2. PTOSIS MIOGÉNICAS ADQUIRIDAS Son raras, siendo la más frecuente de ellas la asociada a miastenia gravis. Otros tipos de ptosis miogénicas adquiridas pueden encontrarse en el contexto de distrofias musculares localizadas o sistémicas, como la oftalmoplegia externa progresiva crónica, la distrofia muscular oculofaríngea o la distrofia miotónica. 3.2.1. Ptosis de la miastenia gravis La miastenia gravis (MG) es un trastorno autoinmune mediado por anticuerpos contra el receptor nicotínico de acetilcolina a nivel de la placa motora. Esto provoca el bloqueo funcional de los receptores y su lisis, asociado a una pérdida de los pliegues normales de la membrana postsináptica. La dificultad en la transmisión del impulso motor resulta en la debilidad muscular característica de la MG. Dado que casi en la mitad de los casos los músculos extraoculares, y en especial el EPS, son los primeros en afectarse, con frecuencia los pacientes acuden al oftalmólogo refiriendo ptosis, diplopia o ambas como forma de comienzo de la enfermedad. Puede simular cualquier alteración de la motilidad ocular extrínseca, y debe incluirse en el diagnóstico diferencial ante la presencia de una ptosis adquirida. Al principio suele ser unilateral, con afectación variable del párpado contralateral, y con un empeoramiento característico a lo largo del día, tras haber mejorado con el reposo nocturno. No existe patrón predeterminado de afectación de la motilidad ocular extrínseca, aunque algunos autores sugieren que se afecta primero la supraducción. Es típico el agravamiento de la ptosis en los intentos de Figura 8. A: Ptosis miasténica bilateral. B: Surcos palpebrales en posición correcta. C: Buena función del elevador. D: Descenso de los párpados al intentar mantener la mirada hacia arriba. E: En pocos segundos aumenta la ptosis. F: Recuperación lenta al mirar de frente. La prueba diagnóstica clásica es el test de edrofonio (Tensilon®, Anticude®). Tras su administración intravenosa, este anticolinesterásico de acción rápida y corta vida media revierte los síntomas de forma casi inmediata y transitoria. Esta prueba debe realizarse bajo monitorización y con diponibilidad de atropina por el riesgo de crisis colinérgica. Otros tests incluyen las pruebas del frío y del reposo, estudios neurofisiológicos y serológicos. La prueba del hielo tiene una alta sensibilidad (90%) y especificidad, y es fácil de realizar en la consulta; se aplica hielo sobre los párpados durante 2 minutos, produciendo una mejoría transitoria de la ptosis (fig. 9). 191 CIRUGÍA PALPEBRAL Y PERIOCULAR Figura 9. A. Ptosis bilateral grave. B. Mala función del m. elevador. C. Clara mejoría de la ptosis tras la aplicación de hielo durante 10 minutos. 3.2.2. Oftalmoplejia externa progresiva crónica Parece que el frío disminuye la actividad de la acetilcolinesterasa y promueve la eficiencia de la transmisión neuromuscular. La demostración de anticuerpos contra el receptor de acetilcolina es diagnóstica, aunque su ausencia no excluye el diagnóstico. Son positivos en el 50% de las MG oculares aisladas, frente al 85% en la MG generalizada. Debe descartarse asimismo una posible asociación con otras patologías autoinmunes, en especial el hipertiroidismo. El tratamiento de la miastenia gravis va dirigido a mejorar la transmisión neuromuscular mediante inhibidores de la acetilcolinesterasa, como la piridostigmina, y disminuir la respuesta autoinmune mediante esteroides, inmunosupresores, plasmaféresis y/o timectomía. Aquellas ptosis que no respondan a estos tratamientos serán susceptibles de tratamiento quirúrgico, y deberá realizarse resecando más o menos la aponeurosis de acuerdo al grado de ptosis (fig. 10). La oftalmoplejia externa progresiva crónica es una miopatía de herencia mitocondrial (transmisión materna) que afecta a la musculatura ocular extrínseca de ambos ojos produciendo ptosis y oftalmoplejia progresivas. Su sello histopatológico es el color rojo oscuro de las fibras musculares («rojo rasgado») en la tinción con tricrómico de Gomori, que representa la acumulación de mitocondrias anormales en las miofibrillas. Afecta a ambos sexos por igual y comienza habitualmente a partir de la tercera década de la vida, aunque puede verse antes (fig. 11). Es bilateral, y su evolución es lentamente progresiva por lo que raramente refieren diplopia a pesar de la grave alteración oculomotora. Las fibras musculares pupilares se encuentran respetadas, de ahí el nombre de oftalmoplejia externa. Figura 11. OECP en paciente joven. A Ptosis derecha. B, C y D, Alteraciones oculomotoras leves. Figura 10. Ptosis palpebral bilateral en paciente con miastenia gravis que no responde al tratamiento médico. A. En PPM el párpado derecho cubre el eje visual, B. La supraversión se encuentra totalmente limitada, C y D. Postoperatorio inmediato tras cirugía de resección de la aponeurosis del m. elevador. Debido a su origen mitocondrial, pueden afectarse otros tejidos con altas necesidades energéticas, como el miocardio, músculo esquelético y siste192 25. PTOSIS PALPEBRAL El tratamiento en estos casos debe estar dirigido solamente a mantener libre el eje visual ya que el fenómeno de Bell es muy pobre o nulo y, los casos avanzados, presentan una absoluta inmovilidad. ma nervioso central. El síndrome de Kearns-Sayre pertenece al grupo de las miopatías mitocondriales y se caracteriza por oftalmoplejia externa progresiva, bloqueo cardíaco, retinopatía pigmentaria y debilidad muscular periférica. La ptosis suele ser muy acusada (fig. 12). 3.2.3. Distrofia miotónica La distrofia miotónica se hereda de forma autosómica dominante (cromosoma 19) y se caracteriza por debilidad de los músculos esqueléticos faciales y periféricos y por dificultad para la relajación muscular tras una contracción mantenida. La afectación ocular puede incluir ptosis, blefarospasmo, paresia orbicular, oftalmoplejia externa simétrica, queratitis seca por parpadeo infrecuente, pupilas mióticas poco reactivas, cataratas «en árbol de Navidad» y degeneración pigmentaria macular y periférica. La debilidad es de predominio distal y empeora con el frío y la fatiga, y se asocia a anomalías sistémicas típicas, como atrofia testicular, calvicie frontal, retraso mental y resistencia a la insulina. Su diagnóstico es electromiográfico (figs. 13 y 14). Figura 12. Síndrome de Kearns-Sayre. Figura 13. Distrofia miotónica en paciente joven. A. Situación en la que llegó a la consulta. B. Pobre función elevadora, C. Fotografía de la niñez aportada por la familia, D, E y F. Postoperatorio inmediato; G, H, I. Postoperatorio tardío. Figura 14. A. Ptosis bilateral en paciente adulta con enfermedad de Steinert, calvicie frontal. B. Minutos después de la corrección quirúrgica de la ptosis con blefaroplastia. 193 CIRUGÍA PALPEBRAL Y PERIOCULAR 3.2.4. Distrofia muscular oculofaríngea La distrofia muscular oculofaríngea es un trastorno familiar de herencia autosómica dominante, producido por mutaciones en el gen codificante de la proteína PAB2, y caracterizado por debilidad y atrofia de la musculatura faríngea y ocular. La disfagia, que empieza alrededor de la quinta década de la vida, suele preceder varios años a la aparición de la ptosis, bilateral y progresiva. El fenómeno de Bell generalmente está respetado y la función del elevador es un poco mejor que en la oftalmoplejia externa progresiva crónica por lo que muchas veces podemos conseguir buenos resultados haciendo resecciones del EPS, aunque en casos graves serán necesarias técnicas de suplencia. Figura 15. A. Ptosis aponeurótica bilateral involutiva, mayor en lado derecho, con dermatocalasia asociada. B. Estado postoperatorio. En posición primaria de mirada se aprecia la pérdida del surco palpebral, porque la aponeurosis se encuentra desplazada hacia la órbita. El párpado se vuelve más delgado y más largo en sentido vertical. El contorno de la órbita se muestra muy marcado por la atrofia grasa existente y aparece el llamado «surco cadavérico» característico de estos pacientes (fig. 16). 4. PTOSIS APONEURÓTICAS Se producen por desinserción, dehiscencia o adelgazamiento de la aponeurosis del elevador en su contacto con la placa tarsal. La ptosis aponeurótica es la causa más frecuente de ptosis adquirida. En estos casos, a diferencia de la ptosis miogénica, el músculo elevador tiene un recorrido normal. Suelen ser ptosis llamativas, con buena función del elevador y en la mirada hacia abajo el párpado ptósico desciende más que el párpado sano. En las ptosis congénitas ocurre lo contrario, el párpado ptósico queda rezagado por dificultad en la relajación. Figura 16. A. Ptosis bilateral grave, surco palpebral muy alto, dermatocalasia. B. Los párpados descienden demasiado en la infraversión, C. Al estar la aponeurosis muy desinsertado no puede elevar bien los párpados, a pesar de ser buena la función del m. elevador. D. Aspecto postquirúrgico después de la cirugía de reinserción de la aponeurosis. 4.1. PTOSIS INVOLUTIVA O APONEURÓTICA SENIL La desinserción se ve también favorecida por el enoftalmos secundario a la atrofia grasa orbitaria, que es frecuente en personas de edad avanzada, en que el párpado pierde el soporte normal del globo. Otro factor a tener en cuenta es el peso que sobre el párpado provoca el exceso de piel en la dermatocalasia. Los esfuerzos mantenidos de los párpados, para contrarrestar el peso de tanta piel redundante, desencadenan el estiramiento y desinserción de las fibras de la aponeurosis. Conforme la ptosis se hace mayor aumenta el adelgazamiento palpebral, llegando en algunos casos a transparentarse la córnea cuando el paciente cierra los ojos. Puede llegar a ocluir el eje visual y, en ocasiones, se objetiva una aparente mala función La ptosis involutiva o aponeurótica aparece en personas de edad avanzada, normalmente por encima de los 60 años. Parece que existe una cierta predisposición familiar, pero la desinserción con frecuencia se ve favorecida por cirugías previas sobre el globo ocular, inflamaciones crónicas, o traumatismos directos sobre el párpado. Son ptosis bilaterales, moderadas o graves, con buena función del elevador. (fig. 15). 194 25. PTOSIS PALPEBRAL ptosis del PS aparece cuando por efecto del alargamiento mantenido el músculo de Müller pierde no sólo su acción elevadora del PS mediada por la vía simpática, sino también su actividad como huso muscular del EPS. del elevador por estar la aponeurosis tremendamente desplazada hacia la órbita. En edades muy avanzadas puede desinsertarse la aponeurosis espontáneamente por atrofia de los diferentes planos palpebrales. Cuando la ptosis senil es espontánea generalmente se acompaña de otros signos palpebrales: Entropión o ectropión senil inferior por desinserción de retractores, exceso cutáneo, hernia grasa, relajación del canto externo bajo la forma de un canto redondeado desplazado hacia el globo ocular, por distensión del ligamento lateral externo y atrofia de las fibras del orbicular (fig. 17). 4.2. PTOSIS APONEURÓTICA CONGÉNITA La ptosis aponeurótica congénita es más frecuente de lo que realmente pueda parecer y se distingue de la ptosis congénita simple en que la función del músculo elevador del párpado superior es mejor, y en que no existe retraso del párpado superior en la mirada hacia abajo. Además, estos niños tienen pliegue palpebral marcado aunque más alto que lo normal. Se detecta muy frecuentemente esta desinserción congénita en niños; ya se sospecha clínicamente en la consulta y más tarde se comprueba en el momento de la cirugía. Con frecuencia se encuentra más de un miembro de la misma familia presentando el mismo tipo de ptosis (fig. 18). Figura 17. A: Ptosis aponeurótica bilateral, con entropión del párpado inferior del OD. B: Tras cirugía de reinserción de la aponeurosis del elevador en ambos ojos y de los retractores del párpado inferior del ojo derecho. Figura 18. A. Ptosis aponeurótica congénita en un niño. B Ptosis similar congénita en su padre. 4.3. PTOSIS HEREDITARIA TARDIAMENTE ADQUIRIDA En los últimos años se ha evidenciado la importancia del músculo de Müller en la posición del EPS. Hay datos que confirman que se puede mantener una apertura palpebral normal a pesar de existir una desinserción casi completa de la aponeurosis del EPS siempre que el músculo de Múller este intacto y funcione correctamente; pero con el tiempo la desinserción del EPS causa un debilitamiento del Müller y aparece la ptosis. Existe teóricamente un mecanismo tónico involuntario de contracción del EPS que mantiene la apertura del PS. Según esta teoría el músculo de Müller actuaría como un huso muscular del EPS, el estiramiento del Müller al descender el PS activaría la contracción del EPS manteniendo la apertura. Así, en los primeros estadios de la desinserción de la aponeurosis la apertura palpebral se mantiene mientras está intacto el Müller. La Los pacientes afectos de ptosis hereditaria tardíamente adquirida muestran las mismas características que los afectos de ptosis involutiva, pero son casos que se presentan en pacientes más jóvenes, alrededor de los 40 años, y en varios miembros de la misma familia. 4.4. SÍNDROME DE BLEFAROCALASIA El Síndrome de Blefarocalasia es una alteración infrecuente de causa mal conocida, que se caracteriza por episodios recurrentes de edema palpebral muy llamativos y de corta duración (fig. 19). Suele comenzar en la pubertad y, con el tiempo, los epi195 CIRUGÍA PALPEBRAL Y PERIOCULAR junto con blefarofimosis (fig. 20). Son ptosis muy llamativas y de mal pronóstico Son de etiología desconocida, pero el hecho de que aparezcan alrededor de la pubertad y su asociación frecuente con bocio apuntan a un origen endocrino. No se debe confundir este trastorno con la dermatocalasia, en la que solamente encontramos piel redundante por pérdida de elasticidad, volviéndose delgada y sin tono. sodios disminuyen en frecuencia, pero dejan una atrofia e hiperlaxitud de estructuras palpebrales: piel fina y con telangiectasias, ptosis aponeurótica por adelgazamiento y dehiscencia de la aponeurosis del elevador del párpado superior y prolapso de glándulas lagrimales. Se produce también desinserción o dehiscencia de los tendones cantales y de los retractores de los párpados inferiores, lo que da lugar a la aparición de ptosis muy llamativas y graves, Figura 19. A, B, y C. Síndrome de blefarocalasia en paciente con edema palpebral recurrente bilateral desde la infancia. D, E y F. Atrofia de piel, desinserción de cantos laterales y ptosis. 4.5. PTOSIS PALPEBRALES EN RELACIÓN CON EL EMBARAZO Se han descrito ptosis palpebrales en relación con el embarazo, la mayoría unilaterales o bilaterales asimétricas y se atribuyen a una desinserción aponeurótica, probablemente relacionada con la retención de líquido intersticial durante la gestación por los cambios hormonales (niveles altos de progesterona) y los esfuerzos del parto; unido a una debilidad preexistente. Figura 20. Síndrome de blefarocalasia muy grave. Refiere haber sido intervenido con suspensión al m. frontal en otro país. A. Piel delgada y telangiectásica, desinserción de tendones cantales, B. Extremada contracción frontal para mantener la apertura, Entropión de párpado inferior derecho, C y D. Vista lateral. 4.6. PTOSIS EN RELACIÓN CON EL USO DE LENTES DE CONTACTO El porte durante mucho tiempo de lentes de contacto rígidas se ha relacionado también con el desarrollo de ptosis. Las manipulaciones y tracciones palpebrales durante la colocación y retirada de 196 25. PTOSIS PALPEBRAL las lentes y el aumento de la fricción del PS con la superficie del globo darían lugar a desinserción y estiramiento de la aponeurosis. El grado de ptosis en este grupo de pacientes se relaciona con la duración del uso de las lentes de contacto y se presenta en pacientes relativamente jóvenes. 5. PTOSIS NEUROGÉNICAS Se producen por una alteración en la inervación normal del elevador del párpado superior. Las ptosis neurogénicas congénitas son debidas a defectos inervacionales en el desarrollo embrionario, mientras que las ptosis neurogénicas adquiridas se deben a una interrupción de la inervación previamente bien desarrollada. 4.7. PTOSIS EN ORBITOPATÍA TIROIDEA En pacientes con orbitopatía tiroidea en que existe una inflamación palpebral importante y mantenida, puede aparecer también una ptosis cuyo mecanismo patogénico es una desinserción de la aponeurosis (fig. 21). 5.1. PTOSIS POR PARÁLISIS CONGÉNITA Y ADQUIRIDA DEL III PAR CRANEAL La parálisis congénita del III par craneal es la principal causa de parálisis del III par craneal en niños. Su causa es desconocida, pero se atribuye a un defecto en el desarrollo del núcleo o de las fibras motoras del III par craneal que inervan el elevador del párpado superior y los músculos extraoculares. Suele ser un trastorno aislado; no obstante, se han descrito alteraciones neurológicas asociadas como sincinesias oculomotoras, hemiplejia, crisis comiciales y retraso del desarrollo. No suele haber afectación pupilar y el grado de ptosis y de afectación de la motilidad ocular extrínseca es variable (fig. 22). Figura 21. Ptosis aponeurótica izquierda en paciente con oftalmopatía tiroidea y vitíligo. 4.8. PTOSIS EN FROTADORES CRÓNICOS DE LOS PÁRPADOS Los frotadores crónicos de los párpados también sufren con frecuencia ptosis aponeuróticas. Se frotan en cualquier momento del día y por causas diversas, sobre todo cuando padecen conjuntivitis alérgicas, dermatitis atópicas y ojo seco. Figura 22. Ptosis derecha por parálisis congénita del III par. La parálisis adquirida del III par craneal suele tener un comienzo brusco, puede ser total o parcial y puede tener afectación pupilar (fig. 23). 4.9. PTOSIS EN CAVIDADES ANOFTÁLMICAS Las cavidades anoftálmicas presentan con frecuencia ptosis por disminución del volumen, pérdida de soporte del párpado y manipulaciones para la extracción y colocación de la prótesis. Además en estos casos se suma el proceso inflamatorio que acompañó a la causa que ha dado lugar a la pérdida del globo ocular. 197 CIRUGÍA PALPEBRAL Y PERIOCULAR ropatías isquémicas, ya que implica una lesión de la mielina y del perineuro. La ptosis producida por una regeneración aberrante del III par craneal se denomina sincinética, pues fibras que originariamente inervaban un músculo extraocular se dirigen al elevador del párpado superior produciendo una sincinesia. Se produce una elevación del párpado superior, anteriormente paralizado, cuando el paciente mira hacia abajo (fig. 24). El nervio oculomotor es el par craneal más frecuentemente afectado en la migraña oftalmopléjica, pudiéndose producir diplopía, ptosis y midriasis. Ante dicho cuadro es obligado establecer el diagnóstico diferencial con un aneurisma de arteria comunicante posterior. Figura 23. Parálisis adquirida del III par en paciente hipertenso y diabético mal controlado. La causa más frecuente es la mononeuropatía isquémica, que se produce con mayor frecuencia en pacientes mayores con factores de riesgo vascular (HTA, DM) y, típicamente, no se produce afectación pupilar. Otras posibles causas de parálisis adquirida del III par craneal son lesiones mesencefálicas (tumores, infartos, lesiones desmielinizantes, meningitis), traumatismos craneocefálicos, lesiones compresivas (entre ellas, aneurisma de comunicante posterior) y migraña oftalmopléjica. La trombosis del seno cavernoso o la fístula carótido-cavernosa puede también provocar una afectación del III par. Cualquier proceso tumoral, traumático ó inflamatorio a nivel de la hendidura esfenoidal o en el vértice orbitario puede provocar una afectación del tercer par craneal. 5.3. PTOSIS EN SÍNDROME DE MARCUS-GUNN La ptosis en el Síndrome de Marcus-Gunn se debe a una conexión anormal entre ramas del V par craneal (frecuentemente ramas pterigoideas) y la división superior del nervio oculomotor común, que inerva el complejo recto superior-elevador. Es una ptosis unilateral, y es el tipo mas frecuente de ptosis sincinética. El párpado ptósico se eleva o retrae cuando el paciente realiza movimientos de contracción del músculo pterigoideo lateral o externo, es decir, movimientos de ducción, de apertura de la boca, o movimientos de la mandíbula hacia el lado opuesto (fig. 25). La retracción palpebral se califica como menor si el párpado se eleva menos de 2 mm respecto a su posición inicial en posición primaria de mirada (PPM), media si se eleva entre 2 y 6 mm, y mayor si la elevación es superior a 6 mm. El 4-6% de las ptosis congénitas se acompañan de fenómeno de Marcus-Gunn, la mayoría curiosamente del lado izquierdo. Los padres suelen 5.2. PTOSIS POR REGENERACIÓN ABERRANTE DEL III PAR CRANEAL La regeneración aberrante se produce en las lesiones nerviosas traumáticas y no en las mononeu- Figura 24. A. Regeneración aberrante tras parálisis traumática del III par craneal izdo con recuperación de la ptosis, B. Parálisis de la elevación del globo, C. El párpado superior izquierdo se eleva en la mirada hacia abajo y a la derecha. 198 25. PTOSIS PALPEBRAL Los casos adquiridos pueden deberse a lesiones a lo largo de todo el recorrido de la cadena oculosimpática. La afectación de la neurona de primer orden se produce a nivel del tronco del encéfalo y de la médula espinal cervical o torácica, y suele asociar otros síntomas neurológicos (fig. 27). La lesión clásica de la neurona de segundo orden es el tumor de Pancoast. No obstante, también se puede producir por tumores paraxiales como un neuroblastoma en niños, una metástasis en el sistema simpático cervicotorácico, o un traumatismo en el cuello o en el pecho. Ante un síndrome de Horner adquirido en un niño pequeño hay que sospechar siempre un neuroblastoma o un tumor mediastínico que implique a la cadena simpática. Las lesiones que afectan a los axones simpáticos de tercer orden, o postganglionares, se localizan en el cuello, la base del cráneo, el seno cavernoso o la órbita. Una anisocoria esencial asociada a una ptosis de otra causa puede simular un síndrome de Horner. La exploración cuidadosa de las pupilas junto con pruebas farmacológicas y la observación de las características de la ptosis serán esenciales para el diagnóstico de este pseudosíndrome de Horner. notar la ptosis del párpado y el movimiento hacia arriba y hacia abajo en relación con la succión, el bostezo o la masticación. Figura 25. Ptosis de Marcus-Gunn. Se ha dicho que algunos pacientes pueden «superar» esta anomalía al llegar a la edad adulta; más bien parece que aprenden a controlar los movimientos de la boca para minimizar el movimiento anormal del párpado. 5.4. PTOSIS EN SÍNDROME DE HORNER El síndrome de Horner, o parálisis oculosimpática, se caracteriza por la tríada clásica de ptosis, miosis y anhidrosis. En casos congénitos puede existir un rubor hemifacial (aspecto «en arlequín») por la ausencia de inervación vasomotora simpática, y un iris hipopigmentado, por la influencia del tono simpático en el desarrollo de sus melanocitos. La ptosis es leve, de 1-2 mm, por la afectación aislada del músculo de Müller, y el párpado inferior puede elevarse hasta 1 mm, dando aspecto de enoftalmos. El síndrome de Horner congénito se considera idiopático en la mayor parte de los casos, aunque puede estar causado por lesión del plexo braquial en el parto y, en raras ocasiones, por un neuroblastoma intrauterino (fig. 26). Figura 26. Síndrome de Horner congénito izdo. Pupila en miosis. Iris más claro. Figura 27. A. Síndrome de Horner adquirido tras accidente con traumatismo en cuello, hombro y región frontal. B. La ptosis desaparece a los 10 minutos de instilar colirio de apraclonidina, C. Curación espontánea un año después. 199 CIRUGÍA PALPEBRAL Y PERIOCULAR TABLA 2: PRUEBAS FARMACOLÓGICAS EN LA EVALUACIÓN DEL SÍNDROME DE HORNER Test (ambos ojos) Acción farmacológica Utilidad Cocaína 10% Inhibe recaptación NA en la unión neuromuscular. No Déficit simpático por lesión en cualquier dilata si no hay tono simpático. Puede revertir la ptosis. punto de la vía. Apraclonidina 0,5% Agonista α-adrenérgico. Dilata más la pupila de Hor- Indica hipersensibilidad por denervación. ner y puede revertir ptosis. Hidroxianfetamina 1% Fuerza la liberación de la NA en la unión neuromuscu- Indica si la lesión es preganglionar o poslar. Provoca dilatación si la tercera neurona está intacta. tganglionar. Fenilefrina Acción midriática directa. Puede revertir la ptosis. Indica si la pupila afectada tiene capacidad de dilatar. * NA = noradrenalina. (variante de Miller-Fisher), que puede estar asociada a ptosis por parálisis del III par craneal. Acompañando a dicha oftalmoparesia son relativamente frecuentes las alteraciones pupilares. 5.7. PTOSIS EN ESCLEROSIS MÚLTIPLE Aunque muy raramente, una ptosis puede aparecer en el transcurso de una esclerosis múltiple. Merece la pena recordar que el diagnóstico de esclerosis múltiple sigue siendo clínico a pesar de las pruebas auxiliares (RMN y LCR) y se basa en la identificación de síntomas neurológicos del SNC diseminados en el tiempo y en el espacio. Figura 28. A. Ptosis y miosis izquierda. Abajo: Inversión de la anisocoria y elevación del párpado ptósico a los 30 minutos de la instilación de colirio de apraclonidina 0,5%. Imágenes cedidas por el Dr. Mingo Botín. 6. PTOSIS MECÁNICAS 6.1. PTOSIS POR PESO EXCESIVO DEL PÁRPADO 5.5. PTOSIS EN EL SÍNDROME DE DUANE En el síndrome de Duane, las fibras del VI par craneal son sustituidas por fibras provenientes del subnúcleo del recto medio del III par craneal. La contracción simultánea de los músculos recto medio y recto externo da lugar a una retracción del globo ocular con estrechamiento de la hendidura palpebral y falsa apariencia de ptosis. El síndrome de Duane es, en la mayor parte de los casos, unilateral, y está presente desde el nacimiento. Probablemente la mayoría de las parálisis congénitas aisladas persistentes del VI par craneal se deben a esta entidad (fig. 28). La aparición de edema en los párpados provoca un aumento de peso o volumen, dando lugar a una ptosis palpebral, a pesar de que la fuerza del músculo elevador es normal. La piel de los párpados es una piel delgada (de aproximadamente 1 mm de espesor), laxa, fácilmente deslizable en la zona preseptal, y con mínima cantidad de tejido celular subcutáneo. Estas características facilitan el acúmulo de líquido y la formación de ptosis mecánica subsiguiente ante procesos alérgicos, inflamatorios o infecciosos. Generalmente la ptosis desaparece con la causa que la generó, pero en ocasiones la ptosis mecánica inicial puede provocar una desinserción de la aponeurosis del elevador que la transforma en una ptosis aponeurótica permanente. 5.6. PTOSIS EN SÍNDROME DE GUILLAIN-BARRÉ Raras veces puede aparecer una oftalmoparesia en el transcurso de un síndrome de Guillain-Barré 200 25. PTOSIS PALPEBRAL tipo miogénico, aponeurótico, neurogénico o mecánico. Pueden ser debidas a: contusiones simples palpebrales u orbitarias, heridas con sección del músculo elevador, fracturas y cuerpos extraños orbitarios, fibrosis conjuntivales y del músculo elevador tras el traumatismo y a un síndrome de la hendidura esfenoidal o del ápex orbitario. Puede aparecer una ptosis tras cirugías de la región órbito-óculo-palpebral. Los tumores de los párpados y de la órbita se manifiestan muchas veces como una ptosis palpebral. La luxación de la glándula lagrimal puede también provocar ptosis (fig. 29). 8. EXAMEN DE LA PTOSIS PALPEBRAL El examen de la ptosis debe ser estático y dinámico (fig. 30), y realizado de forma detallada y precisa para conocer al máximo los signos clínicos, poder llegar a un diagnóstico correcto, y proponer una indicación quirúrgica adaptada a cada caso concreto (Ver también capítulo 2, figura 18). El diagnóstico de sospecha comienza ya en el momento de saludar al paciente y mirarle a los ojos, sin haber comenzado aún la exploración, porque muestran signos muy característicos. El diagnóstico definitivo es clínico y se realiza por la exploración física detallada y por la anamnesis. Debemos interesarnos por la edad y la forma de comienzo. Muchos casos se presentan en el nacimiento pero la mayoría aparecen a lo largo de la vida. Los antecedentes que nos refiere el paciente son muy importantes, pero deberemos solicitarle fotografías antiguas que nos serán de gran ayuda. La inspección debe ser bilateral y comparativa para descubrir una hiperacción de los músculos frontales que podrían enmascarar una ptosis bilateral leve, aminorar otra de más grado ó considerar sano al lado menos afectado en una ptosis asimétrica. Figura 29. Luxación de glándula lagrimal bilateral. La dermatocalasia, frecuente en personas mayores, provoca un descenso mecánico de los párpados. 6.2. PTOSIS POR CICATRIZACIÓN CONJUNTIVALES La cicatrización conjuntival puede provocar ptosis de tipo mecánico por acortamiento de los fondos de saco conjuntivales y tracción palpebral. Este es el caso de enfermedades mucosinequiantes como el pénfigo cicatricial y el eritema multiforme. El mismo efecto se puede producir tras quemaduras, cirugías conjuntivales extensas o cirugías repetidas sobre el globo en las que la reacción inflamatoria crónica da lugar a fibrosis y retracciones conjuntivales graves. 7. PTOSIS TRAUMÁTICAS El mecanismo de producción es múltiple y según la estructura afectada pueden aparecer ptosis de Figura 30. A. Estudio estático de la ptosis. B y C. Estudio dinámico. 201 CIRUGÍA PALPEBRAL Y PERIOCULAR en el tercio inferior de la cara anterior del tarso, emiten pequeñas ramificaciones que atraviesan el músculo orbicular insertándose en este y en la dermis pretarsal. Está situado normalmente a una distancia de 8 a 10 mm del borde libre en mujeres, y algo más bajo (entre 6 y 8 mm) en hombres. Por su configuración curvilínea, la región nasal y temporal del surco se enncuentran 2 y 1 mm, respectivamente, por debajo de la zona central. En la raza oriental el surco se encuentra muy cerca del margen palpebral, a unos 3 mm, porque la inserción de las fibras de la aponeurosis en la piel es muy baja. – Pliegue palpebral: Se trata del exceso dinámico de piel que existe de forma fisiológica en el párpado superior, disminuye en la infraducción y es mayor en supraducción máxima. En las personas jóvenes se identifica con el surco y no se aprecia en la infraversión; en las de edad media o avanzada se hace más intenso como consecuencia de la dermatocalasia y se hace manifiesto incluso en mirada extrema hacia abajo. La piel del párpado es la más fina que posee el ser humano, y en ella la dermis es muy escasa, por lo que con el paso de los años se produce un adelgazamiento de la unión dermo-epidérmica y cambios importantes en el colágeno y elastina, lo que motiva una laxitud y exceso de piel con la aparición de los pliegues y arrugas. – Canto externo: Normalmente está 2 mm por encima del canto interno, lo que facilita la eliminación de la lágrima por el sistema excretor. – Función del párpado superior: Se define como la excursión que realiza el párpado desde la posición extrema en infraversión hasta la supraversión. Debe ser de unos 15 mm. Es necesaria la realización de una exhaustiva documentación fotográfica de esta patología. Cualquier detalle de los párpados será de gran valor. Estudiar las fotografías antes y después de la cirugía aporta mucha información. Para valorar correctamente una ptosis es necesario recordar previamente la posición de los párpados en pacientes con ojos normales: OJOS CON PÁRPADOS NORMALES – Hendidura palpebral (HP): Espacio comprendido entre ambos párpados, tiene una altura central de aproximadamente 9-11 mm en la mujer y de 7-8 mm en el hombre. Su longitud alcanza los 30 mm (fig. 31). Figura 31. Hendidura palpebral normal. – Borde libre o margen del párpado superior: Se encuentra entre 1-1,5 mm por debajo del limbo esclerocorneal superior. – Borde libre o margen del párpado inferior: Situado tangencialmente al limbo esclerocorneal, a las VI horas. – Distancia margen-reflejo 1 (DMR 1): Es la distancia existente entre el reflejo luminoso de la linterna de exploración proyectado en la córnea en PPM, y el borde palpebral superior. En condiciones normales es mayor de 3 mm (3-4 mm). – Distancia margen-reflejo 2 (DMR 2): Distancia entre el reflejo luminoso de la linterna y el borde palpebral inferior, y es de 5 mm en personas normales. – Surco palpebral superior: Este surco está formado por las fibras de la aponeurosis que, antes de llegar a insertarse MEDIDA DEL GRADO DE PTOSIS El grado de ptosis se mide con el paciente sentado, situado frente al explorador, con los ojos en posición primaria de mirada, sin elevar el mentón y con la frente relajada Se pide al paciente que mire la luz de nuestra linterna. La distancia entre el reflejo corneal de la luz 202 25. PTOSIS PALPEBRAL Una distancia menor de 9 mm entre los dos márgenes palpebrales, en su zona central, y estando el párpado inferior normalmente situado, es decir que no presente ninguna retracción, debe hacernos sospechar una ptosis. En los niños la distancia interpalpebral puede ser mayor, los lactantes tienen la hendidura palpebral casi circular (fig. 35). y el margen del párpado superior será menor que la considerada normal (fig. 32). Figura 32. A. Ptosis miogénica congénita izquierda, B. El grado de ptosis aumenta al relajar la acción del m. frontal. Puede emplearse un simple diseño en la historia que marque la posición de los párpados de ambos ojos, mediante dos círculos que representen el margen palpebral y el limbo. Una línea curva mostrará la relación entre el margen y estas dos estructuras. Es muy demostrativo y de fácil reconocimiento para cualquiera que revise la historia (fig. 33). Figura 35. Hendidura palpebral fisiológicamente aumentada en lactante. Las ptosis se clasifican según su grado en leves, moderadas y graves. – Ptosis leves: El párpado se sitúa 1 ó 2 mm por debajo de la posición normal. El borde libre se encuentra a nivel del borde pupilar superior. – Ptosis moderadas: El párpado cae unos 3-4 mm, el borde palpebral cubre parcialmente la pupila. – Ptosis graves: La pupila se encuentra totalmente cubierta, consecuencia de un descenso de la posición del borde libre mayor de 4 mm. La medida debe realizarse con la pupila sin dilatar, idealmente de aproximadamente unos 4 mm de diámetro. Figura 33. Dibujo para la historia clínica en una ptosis izquierda. .Asimismo, se anotarán todos los hallazgos de la exploración clínica en forma protocolizada (fig. 34). MEDIDA DE LA FUNCIÓN DEL MÚSCULO ELEVADOR Figura 34. Esquema para la historia clínica en exploración de ptosis. La función del elevador del párpado superior (FEPS) se mide como la excursión que realiza el borde del PS desde la mirada inferior extrema hasta la elevación completa; en condiciones normales es de unos 15 mm. A efectos prácticos de cara a la cirugía se define como: En las ptosis bilaterales el grado de caída del párpado puede determinarse también midiendo la distancia entre el margen de los dos párpados, es decir, la medida de la hendidura palpebral. Normalmente esta distancia en el adulto está entre 9 y 11 mm. 203 CIRUGÍA PALPEBRAL Y PERIOCULAR ojo dominante presenta una ptosis latente, el contralateral se encuentra retraído; si se trata de una ptosis manifiesta, el contralateral puede presentar una ptosis latente y si el dominante esta retraído el contralateral puede presentar una ptosis. Si sólo se corrige el párpado que parece ptósico, es posible que al disminuir el tono inervacional, tras la cirugía, el párpado contralateral descienda. Para intentar prevenir este fenómeno se explora a los pacientes elevando el párpado que va a ser intervenido y mirando si con ello desciende el párpado contralateral. En este caso deben operarse los dos párpados. Hay un estudio que dice que esta prueba no tiene buena correlación con los resultados postoperatorios, por ello recomendamos que en aquellos casos que se vaya a realizar cirugía unilateral se informe de la posibilidad de que en el postoperatorio aparezca una ptosis del párpado aparentemente sano. La historia clínica debe ir acompañada de una exploración oftalmológica completa que incluya medición de la agudeza visual y de la refracción, examen con lámpara de hendidura, examen del tamaño, simetría y reactividad de las pupilas, ducciones y versiones, test de Shirmer, y presión intraocular en los adultos, estesiometría, cover-test, fuerza del músculo orbicular, signo de Bell y fondo de ojo. 1. Función excelente si el PS se desplaza 13 mm o más. 2. Función muy buena si el desplazamiento es de 10-12 mm. 3. Función buena si se desplaza entre 7 y 9 mm. 4. Función mala, sólo se desplaza de 4 a 6 mm. 5. Función nula cuando la excursión es inferior a 4 mm. Es muy importante en estos casos hacer la valoración de los pacientes bloqueando la acción del músculo frontal, ya que en ocasiones la tracción del frontal enmascara ptosis leves o altera la valoración de la función del elevador. OJO DIRECTOR Al valorar la ptosis antes de la cirugía no debemos olvidar determinar, sobre todo en casos unilaterales, cuál es el ojo director (fig. 36). Los parpados mantienen unos movimientos simétricos, ya que los dos músculos elevadores funcionan como dos músculos yunta y cumplen la ley de Hering, de tal forma que el ojo dominante o director determina la cantidad de estimulo recibido. Así, cuando el 9. CIRUGÍA DE LA PTOSIS PALPEBRAL – Técnicas sobre la aponeurosis: 1. Resección de la aponeurosis del EPS. 2. Reinserción de la aponeurosis del EPS. 3. Resección modificada del EPS. 4. Plegamiento de la aponeurosis del EPS. – Técnicas de resección en bloque: 5. Fasanella-Servat. – Métodos de suplencia: 6. Técnica de la suspensión al frontal. 7. Técnica del colgajo frontal. 9.1. TÉCNICA DE RESECCIÓN DE LA APONEUROSIS Las técnicas quirúrgicas sobre la aponeurosis precisan una buena acción del EPS. El objetivo es la optimización de la función muscular mediante la resección de la aponeurosis, si ésta se halla en posición, o bien la reinserción de la misma en aquellos casos en que existe una pérdida de inserción de la Figura 36. Métodos para explorar el ojo director. 204 25. PTOSIS PALPEBRAL 3. La coloración blanquecina de la aponeurosis se identifica fácilmente (fig. 39). En este plano se realiza la disección hacia la línea de pestañas, y hacia arriba, por debajo del septum palpebral (fig. 40). misma. Son técnicas que en pacientes adultos es recomendable emplear bajo anestesia local para aprovechar la colaboración del paciente, por lo que utilizamos una infiltración anestésica palpebral con una mezcla de lidocaína al 2% con adrenalina al 1:100.000 y bupivacaína al 0,5%. Evitaremos la adrenalina en pacientes con enfermedad coronaria o enfermedad de Graves. Pasos quirúrgicos 1. En primer lugar realizamos el marcado de la línea de incisión, que corresponderá al surco palpebral, si existente, o a 6-8 mm del borde libre en varones, y 8-10 mm en mujeres. Asimismo re marcará la zona para realizar una pequeña blefaroplastia concomitante si es precisa (fig. 37). Figura 39. El plano de la aponeurosis se identifica por el color blanquecino que tiene. Figura 37. Marcado del surco palpebral y blefaroplastia. 2. La incisión en piel se realiza a nivel del surco, y se profundiza a través del plano de orbicular, hasta hallar la aponeurosis del elevador (fig. 38). Figura 40. Plano de aponeurosis. 4. Disección de la aponeurosis del plano subyacente, el músculo de Müller, mediante su separación desde la cara anterior del tarso (fig. 41). Iniciar la disección desde abajo, en el tarso, facilita enormemente la diferenciación de los tejidos y evitar complicaciones derivadas del uso de planos quirúrgicos erróneos (fig. 42). Figura 38. Incisión en piel y el orbicular hasta llegar a la aponeurosis del elevador. 205 CIRUGÍA PALPEBRAL Y PERIOCULAR 6. Llegados a este punto se coloca una sutura (Vycril 6/0, por ejemplo), de posición central en tarso con la aponeurosis avanzada. Existen multitud de reglas y normas descritas para ajustar la cantidad de resección según el grado de ptosis y la función de elevador, pero en la experiencia del autor lo más preciso es colocar una sutura de prueba con una lazada «falsa», y pedir al paciente que se siente en la camilla (fig. 44). Esta es la forma más real y exacta para medir la posición y el resultado final. Figura 41. Disección de la aponeurosis del músculo de Müller subyacente. Figura 44. Nudo falso de avance de la aponeurosis. 5. Al terminar la disección (puede llegar a sobrepasar, si es preciso, el ligamento de Whitnall, deben realizarse dos incisiones laterales en la aponeurosis para poder avanzarla sin padecer restricciones de movimiento (fig. 43). 7. Una vez de acuerdo con la altura deseada, pueden colocarse dos suturas más a tarso, medial y lateral a la primera, para conseguir un mejor aspecto de la hendidura. La sutura central será la más alta, después la medial, y la lateral se dejará algo más baja, para conseguir un efecto «almendrado» del ojo. Posteriormente se retira la aponeurosis sobrante (fig. 45). Figura 43. Disección de la aponeurosis completa, con disección de los cuernos laterales. Figura 45. Colocación del resto de las suturas y recorte de la aponeurosis sobrante. Figura 42. Disección desde tarso hacia arriba. 206 25. PTOSIS PALPEBRAL 8. La cirugía se termina con la reformación del surco con suturas de elevador a orbicular, y la sutura de la piel (fig. 46). Figura 49. Resultado postoperatorio al año. Se ha realizado una resección de la aponeurosis del elevador. Figura 46. Párpado en posición. Sólo resta la sutura de piel (prolene 7/0). La técnica de la resección de la aponeurosis del EPS es, probablemente, la técnica de elección en aquellos casos con buena función de elevador en que la aponeurosis no está desinsertada (que son la mayoría), tanto en pacientes con afectación unilateral (figs. 47, 48 y 49), como bilateral (figs. 50 y 51). Figura 50. Paciente con ptosis bilateral y buena función del elevador. Figura 47. Paciente afecta de ptosis unilateral derecha. Figura 51. Resultado postoperatorio al año de resección bilateral de la aponeurosis del elevador. Figura 48. Exploración del recorrido del elevador: Buena función (18 mm). 207 CIRUGÍA PALPEBRAL Y PERIOCULAR 4. Colocar un protector de globo. 5. Incisión en piel a lo largo de la zona marcada en el surco, utilizando un terminal de bisturí eléctrico con punta de colorado (fig. 54). 9.2. TÉCNICA DE REINSERCIÓN DE LA APONEUROSIS Pasos quirúrgicos La cirugía debe realizarse siempre con microscopio quirúrgico. 1. Marcado del surco palpebral con un rotulador dermográfico, con el paciente sentado y dirigiendo la mirada ligeramente hacia abajo (fig. 52). En ptosis unilaterales se marca a la misma altura que en el lado opuesto. Si la ptosis es bilateral marcamos en la zona central a 8-9 mm del borde palpebral en la mujer y a 6-7 mm en el hombre, y seguimos la línea curva normal del surco. Figura 54. Incisión de piel con punta de colorado. 6. Disección del m. orbicular, traccionando de él con pinzas, y con sumo cuidado para no lesionar el septum orbitario (fig. 55 A y B). Figura 52. Marcado del surco palpebral. Figura 55. A. Tracción del músculo orbicular para separarle del septum. B. Disección del m. orbicular. 2. Si además de la ptosis también existe dermatocalasia se deberá valorar la piel redundante, y marcarla con el lápiz dermográfico a fin de extirpar la cantidad correcta. 3. Infiltración anestésica en piel y conjuntiva palpebral (fig. 53). 7. Resección de bolsas grasas orbitarias si se encuentran herniadas, teniendo cuidado de coagular los vasos para prevenir el sangrado. 8. Debajo del orbicular hallaremos el septum orbitario con la grasa preaponeurótica (fig. 56). Figura 56. Septum orbitario. Figura 53. Anestesia en conjuntiva palpebral. 208 25. PTOSIS PALPEBRAL sia local para que podamos solicitar la colaboración del paciente. 9. Disección de las fibras del septum que se fusionan a la aponeurosis. (fig. 57). Figura 59. Aponeurosis. Figura 57. Disección del septum. 10. Como en estos casos la aponeurosis se encuentra desinsertada la encontramos siempre separada del tarso y desplazada hacia arriba, dejando visible al músculo de Müller, rojo y con la arcada vascular periférica sobre él. Debajo del Müller y bien adherida, se encuentra la conjuntiva palpebral a través de la cual podemos observar cómo se trasparenta la córnea (fig. 58). 12. Generalmente, en el tema que nos ocupa, la aponeurosis es muy fina, y en ocasiones deshilachada e infiltrada de grasa Se puede también encontrar grasa debajo de ella (fig. 60). Las ptosis de origen miogénico, contrariamente, tienen la aponeurosis engrosada y fibrosa. Se han descrito estas diferencias en el grosor en las ptosis congénitas y en las aponeuróticas medidas con biomicroscopía ultrasónica, siendo la aponeurosis en estas últimas siempre más delgada. Figura 58. Músculo de Müller traccionado con las pinzas. Se aprecia la arcada vascular periférica. Desplazada hacia arriba se aprecia la banda nacarada de la aponeurosis. Figua 60. Aponeurosis infiltrada de grasa. Encima se aprecia septum y grasa preaponeurótica. 13. Liberar la aponeurosis de sus alerones laterales, tanto en el lado temporal como en el nasal. El cuerno temporal es más denso y puede provocar una retracción del párpado muy antiestética si no se debilita. 14. Exponer la cara anterior del tarso separando de él el orbicular (fig. 61A). 11. La aponeurosis se desplaza arriba y abajo con los movimientos del globo; podremos reconocerla pidiendo al paciente que mueva el globo hacia esas posiciones (fig. 59). Cuando se encuentra desinsertada y retraída hacia la órbita es más difícil su localización, de ahí la importancia de la aneste209 CIRUGÍA PALPEBRAL Y PERIOCULAR Figura 61. A Tarso preparado para poder anclar adecuadamente la aponeurosis. B. Sutura central en tarso. C Sutura pasada a través de aponeurosis del elevador. D. Sutura anudada. 9.3. RESECCIÓN MODIFICADA DEL EPS 15. Colocar en el tarso una sutura central con doble aguja a 2 mm de su borde superior para anclar el extremo de la aponeurosis (fig. 61B). Para este punto puede utilizarse sutura no reabsorbible de 6/0 (tipo dacrón), o sutura reabsorbible (Vycril). Se realiza con el punto una lazada de prueba (fig. 61C) y, si la ptosis es bilateral, a la vez en los dos párpados. Se incorpora al paciente para comprobar la altura, contorno y simetría. Se finaliza la cirugía suturando con este solo punto si la ptosis era leve o añadiendo un punto más y en ocasiones dos cuando el párpado es grande o la aponeurosis está más retraída o debilitada (fig. 61C). 16. La piel se sutura con 7/0 Aquí no es necesario colocar punto de Frost porque el lagoftalmos (al no haber sido resecada la aponeurosis) es mínimo y pasajero. Se trata de un procedimiento restrictivo, en el cual los movimientos sacádicos descendentes (movimiento que realiza el párpado superior en infraducción ocular) son prácticamente abolidos, y el lagoftalmos nocturno postoperatorio es siempre la norma. A pesar de esos problemas, esta cirugía es una excelente opción para aquellos pacientes con ptosis congénita unilateral con función de elevador de 3 ó 4 mm y fenómeno de Bell normal. La principal modificación en la resección vía externa del EPS es respecto al modo como se aísla y manipula el músculo. Cuando Berke e Jonson desarrollaron la técnica, los trabajos de Anderson sobre la aponeurosis del EPS no habían sido todavía publicados. En la década de los años cuarenta, para manipular el EPS, se necesitaba una blefarotomía com210 25. PTOSIS PALPEBRAL pleta con reinserción de la conjuntiva palpebral en el margen superior del tarso (fig. 62). puesta totalmente, desde el tarso hasta el ligamento de Whitnall (fig. 63). Figura 63. Exposición completa de la aponeurosis del elevador, desde la placa tarsal hasta el ligamento de Whitnall (flecha). Figura 62. Técnica original de Berke: A: Blefarotomía palpebral, B: Prensión en bloque de la aponeurosis, músculo de Müller y conjuntiva palpebral, C: Disección de la conjuntiva, D: Reinserción de la conjuntiva. Pasos quirúrgicos 1. Se realiza una incisión horizontal del conjunto aponeurosis/músculo de Müller por encima de la placa tarsal. Sin mucha dificultad, este conjunto es disecado de la conjuntiva (fig. 64). Actualmente, esta maniobra carece de sentido. Así, después de la apertura del septo y la retracción de la grasa preaponeurótica, la aponeurosis es ex- Figura 64. Disección del conjunto aponeurosis/músculo de Müller de la conjuntiva palpebral. A la derecha se ve nítidamente la parte inferior del ligamento de Whitnall entre la aponeurosis y el fondo de saco. 2. Cuando la disección llega al ligamento de Whitnall, éste es seccionado juntamente con los cuernos medial y lateral, lo que permite que la di- sección avance a través del reborde orbitario, entre la cara posterior del EPS y el músculo Recto Superior (fig. 65). 211 CIRUGÍA PALPEBRAL Y PERIOCULAR Figura 65. Izquierda: Sección del ligamento de Whitnall. Derecha: Disección posterior al ligamento entre el músculo elevador y el recto superior, tomado por la pinza. Nótense las adherencias entre ambos músculos. debe ser cuidadoso a la hora de disecar la capa de grasa situada entre el EPS y el techo orbitario. Esa grasa tiende a infiltrar el tejido muscular y, en caso de ser resecada, puede acarrear la rotura involuntária del EPS que, por definición en estos casos, está apenas formado. 3. Una vez completada la disección, hasta el punto que el cirujano note una resistencia significativa a la tracción muscular, una sutura no absorbible es pasada en «U» en la parte central y superior del tarso, hasta el punto de avanzamiento del EPS (fig. 66). En la disección posterior al reborde orbitario deben ser observados algunos detalles. Primero, en el lado temporal es importante observar la presencia de la glándula lagrimal que, evidentemente, no debe ser seccionada. En el área medial es crucial que la incisión no sea muy extensa hacia la zona nasal, puesto que existe el riesgo real de sección del tendón del músculo oblicuo superior. Para que el EPS sea movilizado, es imperativo que el cirujano libere las aherencias que existen entre las fascias del EPS y el recto superior. Asimismo, Figura 66. Izquierda: paso de una sutura con dos agujas, de abajo hacia arriba, a través del músculo elevador. Derecha: nótese que la grasa subyacente al músculo no ha sido disecada completamente, permaneciendo adherida al músculo. 212 25. PTOSIS PALPEBRAL La sutura es anudada en alza (nudo falso), y otras dos son colocadas adyacentes, lateral y medialmente a la primera. El contorno y la altura son examinados en ese momento, y si esos parámetros resultan adecuados, las alzas son deshechas y la sutura es anudada de forma definitiva. El grado de resección debe guardar relación con la función preoperatoria del EPS. Figura 68. Pase de sutura a través de tarso en plano de aponeurosis de elevador. 2. La sutura se ancla, con las dos agujas, en la zona superior deseada de la aponeurosis, a fin de crear con ella un plegamiento de la misma (fig. 69). En esta técnica no se diseca la aponeurosis del músculo elevador del plano subyacente (músculo de Müller). Figura 67. Resección del elevador retro-Whitnall. Arriba izquierda: Preoperatorio de ptosis. Arriba derecha: Postoperatorio (1 semana), con la niña usando una sutura de Frost para protección. Abajo izquierda: Resultado final. Abajo derecha: Retracción del párpado superior en la infraducción. 9.4. PLEGAMIENTO DE LA APONEUROSIS DEL EPS En aquellos casos de ptosis mínimas con afectación estética para el paciente, una opción válida es la del plegamiento de la aponeurosis del EPS. Se trata de una técnica de abordaje anterior en la que no es preciso disecar la aponeurosis del Müller subyacente. Es, además, una opción muy recomendable en casos de ptosis bilateral con afectación muy asimétrica, en la que en el lado más afecto se opta por una resección del EPS y en el de menor grado de ptosis se realiza un plegamiento (Ver ejemplo en figs. 72 y 73). Pasos quirúrgicos 1. Una vez expuesto el plano de aponeurosis de elevador se ancla una sutura reabsorbible (Vycril 6/0) en tarso (fig. 68). Figura 69. Colocación de la sutura para permitir el bucle de elevador. 213 CIRUGÍA PALPEBRAL Y PERIOCULAR 3. Mediante el cierre de la lazada entre los dos extremos de la sutura se consigue el plegamiento de la aponeurosis (fig. 70), que consigue el efecto deseado de apertura palpebral (fig. 71). Figura 73. Paciente afecta de ptosis bilateral muy asimétrica. Izquierda, preoperatorio. Derecha: Resultado tras resección de aponeurosis en OD y plegamiento en OI. 9.5. SUSPENSIÓN AL MÚSCULO FRONTAL Cuando la acción del elevador del parpado superior (EPS) es nula o inferior a 3 ó 4 mm, realizamos una cirugía de suplencia, de las que la más usada es la suspensión al músculo frontal (fig. 74). Figura 70. Lazada de la sutura: plegamiento de la aponeurosis. Figura 74. Paciente de 2 años que presenta una ptosis congénita bilateral sin apenas acción. Figura 71. Efecto del plegamiento en la misma mesa operatoria. Para que esta intervención tenga éxito, se debe objetivar previamente que el músculo frontal esté activo, pueda contraerse con suficiente fuerza, ya que el manejo por parte del paciente de la contracción del músculo frontal será, en estos casos, el mecanismo de apertura palpebral. Para realizar la suplencia se emplean dos tipos de materiales: – Sintéticos: • GoreTex®, Mersilene, silicona. – Injertos musculares y fascias • Fascia lata autologa o heterologa, y fascia del músculo temporal. • Pericardio bovino. • Suplencias con el propio músculo frontal. Figura 72. Izquierda: Paciente que consulta para operar blefaroplastia de párpados superiores, y está afecto de ptosis unilateral de grado leve. Derecha: Postoperatorio de tres días, tras blefaroplastia superior con plegamiento de EPS en el lado derecho. 214 25. PTOSIS PALPEBRAL 3. En caso de usar pericardio bovino, las tiras de pericardio se suministran deshidratadas, por lo que previamente se han remojado en suero fisiológico durante al menos 5 minutos para que recuperen sus características físicas normales (fig. 76). La fascia lata autóloga es obtenida del propio paciente. Se extraen las fibras comprendidas entre la porción lateral del trocánter mayor y el cóndilo lateral de la tibia. Con la rodilla flexionada para tensar la fascia, se realiza una incisión longitudinal 8 cm por encima del cóndilo lateral de la tibia y otra similar, 10 cm por encima de la primera. Se diseca hasta encontrar la fascia, de color blanco nacarado, y se extrae con fasciotomo, o mediante bisturí y tijeras largas. No es recomendable extraer fascia lata en niños menores de tres años, puesto que en estos casos puede crear, teóricamente, alguna complicación en la marcha y deambulación (Ver también capítulo 21). Suspensión frontal con fascia/pericardio bovino deshidratado La técnica de suplencia frontal con fascia autóloga y la de pericardio bovino son las más utilizadas. Los pasos quirúrgicos son los mismos. 1. Marcado de tres incisiones cutáneas a 34 mm del borde libre del parpado superior, una central, coincidiendo con la pupila, y dos laterales. Esta aproximación al tarso puede también realizarse con una incisión lineal completa en la zona deseada del nuevo surco palpebral. 2. Marcado de dos incisiones supraciliares, en línea con las dos laterales del párpado (a nivel de ambos limbos corneales), y de una incisión central superior a 5 mm por encima de las últimas (fig. 75). Figura 76. El pericardio se hidrata en suero minutos antes de la intervención. 4. Se realiza la tunelización del periocardio en el tarso palpebral con la aguja de Reverdin o similar (fig. 77), siguiendo los puntos marcados previamente en la piel (figs. 78 y 79). Figura 77. Aguja de Reverdin. Figura 75. Marcado de las incisiones a nivel palpebral, próximas al borde libre, y a nivel supraciliar. Caso unilateral (izquierda) y bilateral (derecha). En pacientes adultos puede marcarse una incisión de blefaroplastia a 6-7 mm del borde libre del párpado para poder resecar piel si fuera necesario. En niños de menos de 3 años se suele pasar el material a través de las incisiones marcadas y no se hace incisión a nivel del surco palpebral, al no resecar piel. Figura 78. Se pasa el material mediante la aguja de Reverdin a través de las incisiones. 215 CIRUGÍA PALPEBRAL Y PERIOCULAR 6. Se anudan o suturan las suplencias en las incisiones laterales supraciliares (vértice superior del triangulo isósceles), y finalmente se unen en la incisión central de la frente (figs. 82 y 83). Figura 79. Imagen del material tunelizado a través de las incisiones del párpado por encima del tarso. 5. Se pasa el material a través de las incisiones cutáneas, formando dos triángulos isósceles que se unen en la incisión central situada en el frontal (técnica de Crawford). Debe procurarse situar el material en un plano por debajo del músculo orbicular, lo más profundo posible en el párpado, para evitar la visualización del volumen del material a través de la piel (figs. 80 y 81). Figura 82. Una vez pasado el material a través de todas las incisiones supraciliares, se anudan juntas en la incisión central y se suturan al músculo frontal. Figura 80. Desde las incisiones supraciliares se enebra la aguja de Reverdin pasando el material de forma muy profunda por debajo del musculo orbicular hasta la zona frontal. Figura 83. Imagen del post-operatorio inmediato, una vez suturadas las incisiones con Prolene 7/0. 7. Es necesario dejar un punto de tracción (Frost, Figura 84) durante las primeras 24 horas para evitar las consecuencias corneales de la lagoftalmía que se crea debido a la mala acción del musculo orbicular en el posoperatorio inmediato. El tratamiento postoperatorio incluye lubricantes oculares por la noche durante un mes y colirio antibiótico y antiinflamatorio 3 veces al día durante 8 días. Para los puntos de la frente se recomienda el uso de Betadine una vez al día durante 8-10 días. Figura 81. Salida del material a través de una de las incisiones frontales. 216 25. PTOSIS PALPEBRAL Figura 84. Puntos de Frost. Figura 86. Postoperatorio inmediato. Caso clínico: Ptosis congénita sin apenas acción en un joven de 17 años (fig. 85, preoperatorio). En las figuras 87 y 88 se muestra el resultado al mes de la operación, con el cierre palpebral recuperado. Figura 85. Aspecto preoperatorio de paciente con ptosis congénita bilateral y mala función del músculo elevador. Figura 87. Post-operatorio al mes. Se realiza la Técnica de Crawford modificada, con la incisión total en pliegue palpebral ya descrita anteriormente, desde donde se tuneliza el pericardio hacia el tarso. Posteriormente se continúa con la técnica ya descrita. El material puede anudarse primero a nivel de las incisiones laterales supraciliares y después a nivel central o solo a nivel de la incisión central de la frente (fig. 86). Figura 88. Buen cierre palpebral. 217 CIRUGÍA PALPEBRAL Y PERIOCULAR Suspensión frontal con fascia temporal La fascia lata no es el único material autógeno que puede ser utilizado en los procedimientos de suspensión frontal. Otra excelente opción para lograr el mismo efecto suspensorio es la utilización de fascia temporal. La principal ventaja de la fascia temporal radica en la facilidad de obtención del tejido y la bajísima tasa de morbilidad postoperatoria. El hecho de hallarse el músculo temporal tan cercano al campo operatorio de la ptosis facilita mucho la retirada de la fascia. Además, no existe el dolor postoperatorio en el lugar de remoción de la fascia, y la recuperación es excelente. Figura 90. Nótese el tejido areolar por debajo de la fascia temporo-parietal, que está siendo traccionada hacia arriba por el retractor. del músculo temporal subyacente (fig. 92). Normalmente es posible retirar material suficiente en una sola incisión, incluso para la cirugía de suspensión bilateral (fig. 93). Técnica quirúrgica La retirada de fascia temporal puede realizarse con anestesia local más sedación o, en niños, bajo anestesia general. Al iniciar la cirugía se prepara la región temporal. No es necesaria la depilación de la zona. Los cabellos son separados, delimitando una línea vertical en la fosa temporal a partir del polo superior de la oreja. Tras la infiltración del área a ser operada con solución vasoconstrictora, se realiza la incisión a través del cuero cabelludo, fascia temporoparietal y plano subgaleal areolar (figs. 89 y 90), para exponer la fascia temporal, fácilmente reconocible por su aspecto blanco brillante (fig. 91). En este momento se abre la fascia temporal verticalmente, y se diseca Figura 91. Aspecto blanco brillante de la fascia temporal, por debajo del tejido areolar. Figura 89. Incisión vertical en la fosa temporal. Se observa claramente la piel, los folículos pilosos y el espeso tejido celular subcutáneo. El tejido blanco subyacente a la piel es la fascia temporo- parietal. Figura 92. Se incide la fascia temporal en forma de rectángulo, y se diseca del músculo temporal subyacente. 218 25. PTOSIS PALPEBRAL Figura 93. División de la fascia obtenida del músculo temporal para su utilización en una ptosis bilateral. se ha preconizado la necesidad de dicha fijación para la buena funcionalidad de la cirugía, muchos autores obvian este anclaje a fin de evitar la posibilidad de desarrollo de granulomas frontales. Esta variación de la cirugía consiste en el mantener la posición de la fascia con la ayuda de elementos fijadores externos. Las suturas empleadas para esa fijación (Prolene 5.0) son retirados al cabo de dos semanas (fig. 95). La técnica descrita es la que fue recientemente publicada por el grupo del Dr Shore, quien describió el procedimiento por primera vez. Básicamente, el elemento suspensor es suturado a la placa tarsal y tunelizado en dos planos: en el párpado el plano es suborbicular, y en la región frontal el plano es subcutáneo, esto es, sobre el músculo frontal (fig. 94). La fascia, en la región frontal, puede ser suturada, o no, al músculo frontal. Aunque durante años Figura 94. Izquierda: Introducción de aguja de Wright en la región frontal, entre la piel y el músculo frontal. Derecha: Paso de la aguja bajo el orbicular hasta la incisión realizada en la altura del surco palpebral superior. Se pasa una sutura de nylon 5/0 de una extremidad da la fascia, que ya fue suturada a la placa tarsal. 219 CIRUGÍA PALPEBRAL Y PERIOCULAR Figura 95. Izquierda: La sutura doble correspondiente a una de las extremidades de la fascia es exteriorizada en la región frontal. Derecha: Las dos suturas ya están exteriorizadas. Nótese que los dos hilos son pasados por un «bolster» un poco más arriba de la incisión original frontal, y anudados externamente. No hay suturas en el frontal. decidos cuando algo es realizado que mejore su cuadro clínico. Un caso semejante a lo ocurrido con los pacientes de ptosis miopáticas son los secundários a parálisis del III nervio craneal,pues además de la ptosis con función nula del elevador hay ausencia de la motilidad vertical ocular (fig. 96). La incisión palpebral debe ser cerrada antes de tensionar la suspensión, a fin de que se forme un surco palpebral en la zona adecuada. Cirugía de la «conexión frontal» El tratamiento quirúrgico de las ptosis miopáticas es extremadamente complicado, especialmente en los casos en que la motilidad ocular está comprometida. De hecho, la ausencia de fenómeno de Bell y la disminución de la función del músculo orbicular hacen que la elevación palpebral quirúrgica suponga un verdadero riesgo para la integridad de la córnea. Las temidas úlceras corneales debidas al lagoftalmos postquirúrgico pueden necesitar de reintervención quirúrgica precoz o tardía, como tarsorrafias y reversión de la cirugía de ptosis. Otro aspecto que debe ser considerado es el carácter progresivo de la enfermedad de base. Eso implica que un resultado aceptable en el postoperatorio inmediato puede convertirse em uma auténtica hipercorrección si se produce um empeoramiento de la motilidad ocular y de la función del orbicular. Por otro lado, la presencia de la ptosis agrava sobremanera el sufrimiento de los pacientes con miopatía. Muchas veces esos pacientes tienen debilidad de la musculatura cervical, lo que hace imposible el mantenimiento de la posición de cabeza compensatoria necesaria (tortícolis) durante largos períodos de tiempo. Por ello, a pesar de todos los posibles inconvenientes, en nuestra experiencia cabe destacar que los pacientes afectos de ptosis miopática desean fervientemente la cirugía, y quedan muy agra- Figura 96. Parálisis bilateral del III nervio asimétrica. El ojo izquierdo casi alcanza la línea media, en cambio el derecho no presenta adducción. No hay elevación (supraducción) en ninguno de los dos ojos. La conducta en estos tipos de ptosis pasa por evaluar cuidadosamente la función del músculo frontal. Datos recientes indican que el músculo frontal es el último en ser afectado en los pacientes con mitocondriopatía y distrofia miotónica. Así, optamos, casi siempre, por efectuar un procedimiento suspensor frontal muy conservador, de modo que al final de la cirugía los párpados queden prácticamente cerrados. En este tipo de cirugía, que preferimos denominar de «conexión frontal», es la acción frontal la que va a corregir la ptosis liberando el eje visual (fig. 97). Se debe recordar que por poca que sea la corrección obtenida, siempre supondrá una mejora en la mirada hacia abajo con la corrección de la ptosis en esa importante posición de la mirada. 220 25. PTOSIS PALPEBRAL Figura 97. Resultado después de «conexión frontal»: izquierda, paciente controlando la apertura del ojo derecho, en el medio con los dos ojos abiertos, derecha, controlando la apertura del ojo izquierdo. Se realizó así mismo cirugía de los músculos horizontales con mejora de la exotropía del ojo derecho, que aún presenta una clara desviación residual. 1 ml para el bloqueo del nervio supraorbitario y 2 ml en la mitad inferior del músculo frontal. • Incisión en el pliegue cutáneo y en el orbicular. • Disección suborbicular inferior para exponer la placa tarsal. • Disección suborbicular superior hasta el reborde orbitario. • Continuamos con disección roma superior entre la fascia de la porción orbitaria del músculo orbicular y el ROOF (retro-orbicularis oculi fat), donde localizaremos el músculo frontal. Continuando la disección roma supraciliar, el músculo frontal se localiza entre la piel y el periostio. • Realizamos disección roma en el plano anterior y posterior al músculo frontal. • Con una pinza traccionamos del músculo frontal hacia abajo. Con unas tijeras realizamos un flap del músculo en forma de «L», mediante una incisión vertical y lateral, o en «U», realizando otra incisión (fig. 98). Métodos de suplencia con el músculo frontal Una alternativa a las técnicas de suspensión al frontal utilizando materiales de interposición es utilizar un flap del propio músculo frontal que se desciende y conecta con la placa tarsal del párpado superior. Se evitan las complicaciones propias de las técnicas que utilizan materiales no autólogos, y se evita la morbilidad de la zona donante cuando se utilizan tejidos autólogos. Se han descrito múltiples variantes de la técnica de suspensión frontal con flap de músculo frontal. Exponemos a continuación los pasos comunes a estas técnicas: • Se marca con rotulador el pliegue cutáneo y la zona del nervio supraorbitario. • Inyección de anestésico local con epinefrina bajo sedación. Se inyecta 1 ml en pliegue cutáneo, Figura 98. A: Marcado en piel del colgajo de músculo frontal. B y C: Descenso de flap de músculo frontal, para ser suturado a placa tarsal (figs. A y C, cortesía de la Dra. Pilar Rojo). 221 CIRUGÍA PALPEBRAL Y PERIOCULAR • El flap de músculo frontal se sutura a la placa tarsal utilizando una sutura de 5-0 no reabsorbible. Se ajusta la altura del párpado hipercorrigiendo 1 mm sobre el resultado final que queremos. • Se cierra la herida con una sutura continua de 6-0 no reabsorbibles y se coloca una sutura de tracción de Frost. • En la figuras 99 a 101 observamos un caso con ptosis total derecha con nula función del elevador en el que se realizó esta técnica. Figura 101. Ausencia de lagoftalmos. En el postoperatorio inmediato podemos tener hematoma palpebral, dehiscencia de la sutura con hipocorrección, y lo más frecuente lagoftalmos. El lagoftalmos puede persistir varias semanas, por lo que debemos controlar el estado de la córnea y prevenir su ulceración mediante lubricación. Tardíamente no tendremos las complicaciones de inflamación o extrusión que ocurren cuando utilizamos materiales no autólogos, pero si puede existir recidiva de la ptosis con el paso del tiempo. 10. COMPLICACIONES DE LA CIRUGÍA DE LA PTOSIS Figura 99. Paciente con ptosis severa del OD y nula función del elevador. Entendemos por complicación de una cirugía una condición que se hubiera podido evitar o que requerirá un cuidado especial en un futuro. Como toda cirugía, la de la ptosis palpebral también puede presentar complicaciones. Sin embargo, una exploración preoperatoria exhaustiva, una elección de la técnica quirúrgica acertada y meticulosa, junto a un excelente conocimiento de la anatomía palpebral, y unos cuidados postoperatorios adecuados, contribuyen a evitarlas o al menos a reducir su incidencia. Según su momento de aparición, las complicaciones por una cirugía de ptosis palpebral pueden ser divididas en pre, intra y postoperatorias (tabla 3). Figura 100. Aspecto postoperatorio. TABLA 3. COMPLICACIONES TRAS LA CIRUGÍA DE LA PTOSIS PALPEBRAL PREOPERATORIAS • Pseudoptosis • Indicación quirúrgica errónea INTRAOPERATORIAS • Sangrado • Corneales • Anestesia POSTOPERATORIAS • • • • • • • • • 222 Inmediatas Hipocorrección Hipercorrección Queratopatía por exposición Prolapso conjuntival Entropión/ectropión Alteraciones del pliegue palpebral Pérdida de pestañas Secundarias al material 25. PTOSIS PALPEBRAL 10.1. COMPLICACIONES PREOPERATORIAS 10.1.1. Pseudoptosis Se califica de pseudoptosis toda condición que simula una ptosis, pero que en realidad no se corresponde con ella. El manejo terapéutico de la pseudoptosis es totalmente distinto, dependiendo de la etiología. Por ello es fundamental descartar esta posibilidad ante un paciente ptósico, realizando una exploración e inspección exhaustivas para establecer un buen diagnóstico, que nos evite la posibilidad de incurrir en un error de decisión quirúrgica. Se puede producir una caída del párpado superior sin alteración funcional del elevador del párpado superior (EPS) por aumento de volumen del párpado, como el que se produce ante una importante dermatocalasia (fig. 102), un orzuelo o chalazion, o por una disminución del volumen del globo ocular, como en el caso de un enoftalmos (fig. 103). Es importante comparar los dos ojos, ya que una retracción del párpado superior de un ojo puede confundir y aparentar una ptosis del ojo contralateral (fig. 104). Asimismo, en las alteraciones del alineamiento ocular, en particular en casos de hipertropia del globo ocular, la distancia reflejo-margen está reducida y puede confundir con una ptosis (fig. 105). Figura 103. Enoftalmos del OD que simula una ligera ptosis. Figura 104. Pseudoptosis del OD por retracción del OI. El párpado superior del OD parece estar más bajo, pero en realidad es el párpado superior del OI el que está ligeramente retraído, en este caso secundario a una orbitopatía distiroidea. Figura 105. Pseudoptosis OI por hipertropia. La hipertropia izquierda hace incidir el margen palpebral superior en una posición más baja que la normal, sin que ello se deba a una ptosis verdadera. Nótese como la paciente utiliza el maquillaje para enmascarar esta situación. Figura 102. Pseudoptosis por dermatocalasia marcada. La hendidura está efectivamente disminuida en sentido vertical, pero no es por una verdadera caída del párpado, es consecuencia del exceso de piel redundante en el párpado superior. 223 CIRUGÍA PALPEBRAL Y PERIOCULAR nosticado de ptosis del OD, se trató mediante una resección del EPS vía externa, con evidente mal resultado. Teniendo en cuenta la función casi nula del EPS, una técnica de suplencia hubiera sido más indicada. 10.1.2. Técnica indicada Un factor determinante en la elección de la técnica quirúrgica a emplear es la función del músculo elevador del párpado superior. Antes de decidir el tipo de intervención indicada, debe establecerse correctamente el estado de la función muscular, la posición del párpado respecto al limbo corneal, y la ubicación del surco palpebral. En los casos en los que se comprueba una buena función del EPS, la técnica de elección es la resección de la aponeurosis del elevador por vía externa, que permite un abordaje de la zona con un mínimo riesgo de complicaciones. En caso de mala función del EPS se optará por una técnica de suplencia como una suspensión al músculo frontal. Otros aspectos de la exploración preoperatoria como la presencia de fenómeno de Bell o la sensibilidad corneal ayudarán a definir el objetivo quirúrgico. Es bueno recordar que el abordaje de la aponeurosis del elevador permite corregir simultáneamente la dermatocalasia y/o las anomalías del surco asociadas. Las figuras 106A y 106B muestran un caso de indicación quirúrgica inadecuada. Este paciente, diag- 10.2. COMPLICACIONES INTRAOPERATORIAS 10.2.1. Sangrado Los párpados son estructuras anatómicas muy vascularizadas, por lo que el sangrado es habitual en la cirugía, pero generalmente controlado de forma sencilla con hemostasia. No obstante, la aparición de hematomas postquirúrgicos puede existir en casos puntuales, y aunque ello no cambia el resultado final de la cirugía, sí retarda la reincorporación social de los pacientes (fig. 107). Se recomienda que los pacientes tratados con antiagregantes o anticoagulantes suspendan la medicación una semana antes de la intervención a fin de evitar sangrados iatrogénicos por su medicación. Figura 106A. Imagen preoperatoria. Si se observan las dos imágenes, destaca el mínimo recorrido del margen palpebral de la infraducción a la supraducción. Ante una función de EPS tan deficiente, lo correcto sería emplear una técnica de suplencia, como una suspensión al frontal. Figura 107. Edema y hematoma palpebrales a la semana de una cirugía de ptosis bilateral 10.2.2. Complicaciones corneales Una lesión corneal intraoperatoria es muy infrecuente pero muy grave. Por ello se recomienda usar protectores corneales en la cirugía sobre el EPS, en especial si se trata de cirujanos noveles o con experiencia escasa. En la figura 108 se presenta el caso de una paciente operada de ptosis del OD, que presentaba una herida corneal realizada intraoperatoriamente con bisturí, suturada aparentemente en el mismo acto quirúrgico. Figura 106B. Resultado postoperatorio tardío tras realizar una suspensión frontal unilateral, evidentemente hipocorregido. 224 25. PTOSIS PALPEBRAL Figura 108A. Mujer que acude tras cirugía de ptosis en OD. Herida corneal intraoperatoria suturada e hipercorreción marcada. Figura 108E. Muellerectomía OD para solucionar la retracción del PS, y cirugía de corrección de ptosis OI (una semana de evolución). 10.2.3. Anestesia En cirugía palpebral, la anestesia local es preferible a la general, pues de esta forma los ajustes de posición intraoperatorios se realizan de manera más sencilla y exacta, al poder contar con la colaboración del paciente. Tanto el tipo de anestesia empleada como la cantidad infiltrada tienen su importancia. Al usar epinefrina, si bien ayudamos a controlar el sangrado intraoperatorio por vasoconstricción, estimulamos a la vez el músculo de Müller. La activación de este músculo eleva la altura palpebral intraoperatoria entre 0,5 y 1 mm en muchos casos. Si este dato no se tiene en cuenta, podemos tener que afrontar una leve hipocorrección postoperatoria. Por otra parte, el usar un anestésico de larga duración como la bupivacaína prolonga el tiempo disponible para la cirugía y disminuye la necesidad de reinyección intraoperatoria de anestésico. Tanto la elección del anestésico como el uso de la menor cantidad posible de anestesia para limitar su efecto edematizante tienen como finalidad preservar la posición inicial del párpado y no entorpecer la colaboración del paciente para poder realizar una buena valoración y corrección intraoperatorias (fig. 109). Figura 108B. Herida corneal suturada. Figura 108C. Retroiluminación. Figura 109. Paciente hipocorregido por excesiva infiltración anestésica, que impidió un buen ajuste intraoperatorio de la altura palpebral. Figura 108D. Queratoplastia penetrante OD. 225 CIRUGÍA PALPEBRAL Y PERIOCULAR 10.3. COMPLICACIONES POSTOPERATORIAS 10.3.1. Complicaciones inmediatas La mayoría de las complicaciones que surgen en el postoperatorio inmediato son transitorias (fig. 110). Una hemorragia postoperatoria difícilmente puede comprometer el resultado funcional y estético de la cirugía, pero sí retrasar la resolución hasta la normalidad. Hay que prestar especial cuidado en realizar una buena hemostasia antes de suturar, así como contraindicar el uso de antiagregantes dos semanas antes de la intervención y una semana después. Figura 111B. Drenaje linfático tipo Vodder. 10.3.2. Hipocorreción La hipocorrección es la complicación más frecuente tras la cirugía de la ptosis. En el caso de cirujanos con poca experiencia esta afirmación es aún más exacta, debido a la lógica prudencia que obliga a realizar cirugías con mínimo riesgo de hipercorrección, lo que muchas veces lleva al efecto indeseado contrario, la hipocorrección. Ésta puede deberse a una deficiente resección de la aponeurosis del elevador, una suspensión con poca tracción, o sencillamente secundaria a una mala elección de técnica quirúrgica (figs. 112A y 112B). Figura 110. Inflamación y gran hematoma postoperatorio bilateral. La utilización de cremas cosméticas con base de vitamina K aumentan la velocidad de reabsorción del hematoma y mejoran el aspecto de los pacientes (fig. 111A). Sólo en casos muy aparatosos se pueden indicar drenajes linfáticos zonales (fig. 111B), que aceleran la recuperación. Figura 112A. Hipocorrección por resección insuficiente OI y sin reformación del surco palpebral. Figura 112B. Hipocorrección OI tras resección del EPS. Figura 111A. Crema a base de vitamina K. 226 25. PTOSIS PALPEBRAL El tratamiento de la hipocorrección implica realizar una nueva cirugía de la ptosis. Si la técnica empleada ha respetado los planos anatómicos, la reoperación no debe suponer problema alguno. Sólo si se trata de un caso con cirugía previa compleja, o que presentó complicaciones postoperatorias tipo hematoma o fibrosis, la disección anatómica de los planos puede resultar dificultosa y el resultado comprometido. Una hipocorrección se puede reintervenir de inmediato. Sin embargo, si la implicación estética no es muy manifiesta, recomendamos esperar de tres a seis meses tras la primera intervención, a fin de ajustar aún mejor el resultado de la reintervención. Se realiza entonces la misma exploración que si fuese una ptosis virgen y los parámetros de la cirugía se establecerán en función del grado de hipocorrección observado. No debe considerarse una complicación de la cirugía de la ptosis la hipocorrección programada que se realiza en los pacientes con Bell negativo o sin sensibilidad corneal para evitar complicaciones corneales posteriores como la queratopatía por exposición (figs. 113 a 115). Figura 113. Pseudohipocorrección en niña con fibrosis congénita y Bell negativo. A pesar de hipocorregirla presentó úlceras corneales en OD. 10.3.3. Hipercorrección Es menos frecuente que la hipocorrección. Raramente se presenta en ptosis congénitas aunque se haya realizado una resección amplia, debido a la deficiente función del elevador, que raramente hipercorrige; sin embargo, la hipercorrección es más frecuente en los casos de ptosis adquiridas. Por ello se tiende a ser más generoso en las resecciones en los casos congénitos y más conservadores en los adquiridos (figs. 117 a 122). Figura 114. Niña con blefarofimosis operada de epicantus inverso y telecanto. Pseudohipocorrección tras suspensión al frontal bilateral por Bell negativo. Figura 115. A. Preoperatorio: ptosis OI. B. Hipocorrección tras suspensión al frontal. Tampoco debemos considerar hipocorrección, otras alteraciones palpebrales previas a la cirugía de la ptosis que pueden falsear el resultado postoperatorio final (pseudohipocorrecciones) (fig. 116), pero que deben ser tenidas en cuenta a la hora de informar al paciente antes de la intervención para no generar falsas expectativas. Figura 117. Hipercorrección OI sin resección de piel palpebral asociada: resultado poco estético. La dermatocalasia restante en PS evita que se manifieste estéticamente la gran hipercorrección existente. Figura 116. Pseudohipocorrección tras cirugía ptosis OI por hipertropia. Figura 118. A: Ptosis OI. B: Hipercorrección. Se decide reintervenir el paciente 3 días tras la cirugía. 227 CIRUGÍA PALPEBRAL Y PERIOCULAR Figura 119. Mujer intervenida de ptosis aponeurótica en OI (A). Hipercorreción postquirúrgica (B), tratada únicamente con masajes (C), a los tres meses de la cirugía). Figura 120. Mujer remitida por hipercorrección de cirugía de ptosis palpebral OD a la que se realiza mullerectomía para solucionar la malposición. Figura 121. Hipercorrección OI (A) tras cirugía de ptosis (B), que es reintervenida a los tres meses de la cirugía con buen resultado (C). Figura 122. Pseudohipercorrección. A: Ptosis OD con importante elevación compensadora de la ceja derecha. B: Pseudohipercorrección transitoria tras la cirugía por elevación mantenida de la ceja derecha. durante dos semanas. En caso de indicación quirúrgica errónea, es recomendable reintervenir lo antes posible por la facilidad de acceder a los planos anatómicos antes de que el proceso de cicatrización se haya completado. Las ptosis aponeuróticas pueden presentar hipercorrección si se tratan equivocadamente como ptosis miogénicas resecando la aponeurosis en lugar de reinsertarla. De nuevo, insistimos en la importancia de la inspección y de la exploración para la elección de la técnica quirúrgica. Los casos leves suelen mejorar con el tiempo. Se recomienda realizar masajes del párpado superior y contracciones forzadas del músculo orbicular repetidamente con la finalidad de separar el EPS del tarso. Estas maniobras sólo son efectivas antes de la formación de tejido cicatricial, por lo que se deben de realizar inmediatamente después de la cirugía y 10.3.4. Queratopatía por exposición Tras una cirugía de ptosis la superficie corneal queda más expuesta, al menos de forma transitoria. Los riesgos de queratopatía por exposición son mayores tras resecciones amplias del elevador, en sus228 25. PTOSIS PALPEBRAL pensiones al frontal, fundamentalmente ante pacientes con Bell negativo o mala función del orbicular (parálisis del III par craneal, miopatías oculares), en síndromes de ojo seco y en casos de lagoftalmos postquirúrgico. La exposición corneal se puede tratar de manera profiláctica situando un punto de tracción superior del párpado inferior al final de la cirugía (punto de Frost), con el uso asiduo de pomada y colirio lubricante para evitar la desecación de la superficie ocular. En los casos de pacientes con Bell negativo, la mejor prevención será la hipocorrección programada. La tolerancia al lagoftalmos es sintomáticamente mucho peor en adultos (fig. 123), en pacientes con ojo seco y en pacientes sin fenómeno de Bell, en los que la córnea quedará expuesta, y predispuesta a padecer desde queratitis por exposición, a úlceras que pueden comprometer la integridad del globo ocular. (figs. 124 y 125). Figura 125. Grave hipercorrección tras cirugía de ptosis OI (A) que conlleva la formación de una úlcera corneal (B), y melting corneal (C) por el lagoftalmos constante producido (D). 10.3.5. Prolapso conjuntival Es una complicación rara y, casi siempre, con pocas consecuencias. Se produce con más facilidad durante cirugías de resección amplia de la aponeurosis en las que hay que disecar sobre una gran superficie de conjuntiva. Si aparece durante la cirugía se debe recolocar la conjuntiva adecuadamente y revisar el fórnix. Si se prolapsa en el postoperatorio, se puede establecer un tratamiento antiinflamatorio y si no mejora, realizar una extirpación directa del prolapso conjuntival. 10.3.6. Ectropión/Entropión El entropión de párpado superior ocurre cuando la lámina interna queda realativamente corta respecto a la lámina externa. Esto sucede en resecciones o tarsectomías grandes, o cuando la aponeurosis es anclada en el borde superior del tarso en vez de en la zona media de la cara anterior del mismo (figs. 126A y 127). El ectropión del párpado superior es menos frecuente. Se produce por un anclaje muy inferior, cercano a las pestañas de la aponeurosis del elevador al tarso, que evierten el borde libre por la acción mecánica de la sutura (fig. 126B). Ambas situaciones pueden mejorar con masaje, aunque en ocasiones se deberá revisar la sutura de anclaje tarsal para enmendar la malposición palpebral. Figura 123. Mujer con ptosis neurogénica, buen cierre palpebral y Bell negativo. Se hipocorrige pero aún así presenta lagoftalmos más marcado en OI y úlceras corneales por exposición en OD. Figura 124. Mujer intervenida por resección del EPS con lagoftalmos postquirúrgico en OD. 229 CIRUGÍA PALPEBRAL Y PERIOCULAR 10.3.7. Alteraciones del surco/pliegue La altura y simetría del pliegue palpebral son tan importantes para el resultado final como la altura del margen palpebral. Un pliegue palpebral asimétrico conlleva un mal resultado estético, por muy exacta que haya sido la corrección de la posición del margen palpebral. Puede presentarse una alteración de la forma del surco, generalmente, por la errónea colocación de las suturas de aponeurosis a tarso. En caso de utilizar sólo una sutura, ésta debe situarse ligeramente nasal a la pupila, para conseguir una forma de hendidura típica en raza caucásica. Si se utilizan tres suturas, la manera de conseguir la convexidad adecuada es mediante la colocación de los tres puntos a distinta altura; el más alto debe ser el central, el medio el nasal, y el más bajo el lateral. Cualquier error en estas posiciones conlleva una alteración en la forma de la hendidura muy evidente estéticamente (figs. 128 y 129). Figura 126A. Inserción correcta de la aponeurosis del EPS en la cara anterior media del tarso. Figura 126B. Ectropión por inserción inferior de la aponeurosis del elevador al tarso. Figura 128. Asimetría del margen palpebral. Párpado más caído en el canto interno con ptosis de pestañas por probable inserción demasiado alta de la aponeurosis del elevador al tarso en la zona medial. Figura 127. Entropión por inserción de la aponeurosis a tarso demasiado alta. 230 25. PTOSIS PALPEBRAL Figura 129. A y B: Margen palpebral OD demasiado alto en el lado temporal. La inserción de la sutura en esa zona fue muy baja en el tarso, lo que produce una hipercorrección temporal. C y D: Resultado satisfactorio tras la corrección quirúrgica de dicho punto de sutura. Cuando se afronta una ptosis unilateral, se debe tener en cuenta el realizar una resección de piel acorde con la dermatocalasia existente y la supuesta elevación del párpado que se va a conseguir. Si no se observa este detalle estaremos ante un caso de doble pliegue o pliegue excesivo en posición primaria de mirada (fig. 131). La asimetría entre los surcos de ambos lados se debe a varios posibles mecanismos patogénicos. En primer lugar, nuestra incisión debe conservar la altura del surco palpebral si previamente éste era correcto. Si no lo era, se deberá realizar la incisión simétrica al lado sano, si lo hubiera, y si no es el caso, realizarla a 6-8 mm en hombres y 8-10 mm en mujeres, siempre priorizando la simetría (fig. 130). Figura 130. Mujer con ptosis leve en OD y pliegues palpebrales asimétricos. Se realiza la cirugía de la ptosis en OD con corrección de ambos pliegues para intentar restaurar la simetría. El resultado estético es malo: el pliegue del OD está demasiado bajo respecto al del OI. 231 CIRUGÍA PALPEBRAL Y PERIOCULAR Figura 131. A. Paciente con ptosis palpebral unilateral. B. Se realiza poca resección de piel, lo que deviene en un pliegue excesivo postoperatorio: el pliegue primitivo más el nuevo pliegue 10.3.8. Pérdida de pestañas La pérdida de pestañas ocurre en disecciones inferiores excesivas muy próximas al margen palpebral que dañan los folículos de las pestañas. Es una complicación realmente infrecuente, más ligada a la poca experiencia del cirujano que a una mala praxis o defecto de técnica. Figura 132. Extrusión de la sutura no reabsorbible tras resección del elevador. En la suspensión al frontal también existe la extrusión de suturas, tanto de las incisiones de la frente (fig. 133) como del párpado (fig. 134). No obstante, el hecho de existir la posibilidad de utilizar material exógeno como material de suplencia hace esta cirugía especialmente sensible a la extrusión, que muchas veces se complica con la infección de la zona circundante. En estos casos la única solución, aparte de la cobertura antibiótica, es la eliminación del material de suplencia afecto (figs. 135 a 137). 10.3.9. Complicaciones secundarias al material Se trata de una complicación poco frecuente en los casos en que se emplean técnicas que actúan sobre la aponeurosis, por el poco o nulo material externo que se usa. Ocasionalmente hemos podido ver extrusión de suturas por uso inadvertido de suturas no reabsorbibles (fig. 132). Figura 133. Extrusión de suturas por la incisión superior de la frente. 232 25. PTOSIS PALPEBRAL Figura 136. Mismo paciente. Cinco días tras el drenaje de los puntos supurados post infección se observa la expulsión aislada de la banda por la incisión superior. Figura 134. A-B: Niño que presenta extrusión de material e infección tras suspensión al frontal en OD. Debe resecarse todo el tejido granulomatoso circundante y se retira la banda. C-D: Resultado postoperatorio. Aun sin la plastia, el párpado se ha mantenido a su nivel. Figura 137. El mismo paciente tras la extracción de la banda de Goretex. Obsérvese que tras estos procesos fibróticos el párpado queda en posición a pesar de no contar ya con el elemento de suspensión. BIBLIOGRAFÍA 1. Iljin A, Zielinska A, Karasek M, Zielinski A, Omulecka A. Structural abnormalities in the levator palpebrae superioris muscle in patients with congenital blepharoptosis. Ophthalmic Surg Lasers Imaging 2007; 38: 283-289. 2. Mateos E. Ptosis palpebral: tipos, exploración y tratamiento quirúrgico. Ed Ergon, 2005. 3. Baggio E, Ruban JM, Boizard Y. 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Inmediatamente se objetiva la infección de toda la tira de Goretex, desde el párpado hasta la zona frontal extruida. 233 CIRUGÍA PALPEBRAL Y PERIOCULAR 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. pharoptosis or Horner syndrome by aponeurotic advancement using the orbital septum. Scand J Plast Reconstr Surg Hand Surg. 2003; 37(2): 81-9. Fujiwara T, Matsuo K, Kondoh S, Yuzurita S. Etiology and pathogenesis of aponeurotic blepharoptosis. ANN Plastic Surgery 2001; 46: 35. Altieri M, Truscott E, Kingston AE et al. Ptosis secondary to anterior segment surgery and its repair in a two-year follow-up study. Ophthalmologica 2005; 219: 129-135. Wasserman Bn, Bigler B, Nipper K. Unexpected outcomes associated with laser in situ Keratomileusis; ptosis, anisocoria and curing of exotropia. J cataract Refract Surg 2005; 31: 1238-1241. Anderson RL, Gordy DD. Aponeurotic defects in congenital ptosis. Ophthalmology 1979 Aug; 86(8): 1493500. Martin PA, Rogers PA. Congenital aponeurotic ptosis. 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