EL PATRIMO1vI0 VIARIO DE LA TRASI

Anuncio
EL PATRIMO1vI0 VIARIO DE LA
TRASI-IIJMANCIA ESPAÑOLA
por
P. García Martín *
El pastoreo se pierde en la memoria áurea de los tiempos como
rito de vida y metáfora religiosa. Ya sea en la tradición judeocristiana, en la que el Abel ganadero se contrapone al Caín labrador, donde
el Nuevo Testamento acuña el símbolo de) Buen Pastor que guía al
rebaño de fieles por el camino de la salvación. Ya en la mitología grecolatina, a través del viaje iniciático de Jasón y los Argonáutas en pos
del vellocino de doradas guedejas, o del anhelo de la felicidad primitiva y bucólica en la perdida Edad de Oro. No es más que el reflejo de la vida material de los pueblos antiguos en el espejo del mito.
En la práctica cotidiana y en el devenir de los siglos la ganade=
ría se afirma como una de las fuentes de riqueza de las formaciones sociales que pueblan las orillas del Mediterráneo. De la Roma
clásica al peregrinar de los hombres azules por el desierto, de las
tribus ibéricas a los cabreros palestinos del Cantar de los
Cantai•es, el pastoreo diversifica sus modaliciades en función de la
longitud de los desplazamientos de los rebaños: estante, transterminante, trashumante y nómada. Y es a través de esas "empresas
en tránsito" mediante las que se acomoda en el espacio definiendo
* Profesor Titular de Historia Modema de la Universidad Autónoma de
Madrid. Este artículo fue presentado como ponencia inaugural del Convegno
Intemazionale "Il pastoralismo mediterraneo", organizado por el Istituto
Superiore Regionale Etnográfico della Sardegna, celebrado en Nuoro del 20 al
23 de noviembre de 1991, y sintetiza las conclusiones de la obra colectiva
Cañadas, cordeles y veredas. Valladolid, Consejería de Agricultura y
Ganadería, Junta de Castilla y León, 1991, (2' ed. 1993).
135
sus itinerarios privativos entre las tierras cultivadas. Los caminos
pecuarios nacen así como un patrimonio viario intrínseco a la cultura pastoril común de los pueblos mediterráneos. Son las "cicatrices del paisaje" de las que hablaba Fernand Braudel al definir el
espacio del Mare Nostrutn ^.
En la Península Ibérica, las caracteristicas geográficas que propiciaban la alternancia estacional de pastizales complementarios,
orientó la dedicación pastoril de muchos núcleos protohistóricos.
La romanización, con sus exacciones agrícolas y mineras para alimentar las arcas del Imperio, en cierta medida soterró las ocupaciones tradicionales de las tribus autóctonas.
Los arqueólogos de la nueva hornada han detectado una reutilización de hábitats ^uevas y abrigos, pero también anfiteatros y
foros- desde antes de las invasiones hasta el reino visigótico, que
lejos de jugar un rol estratégico y defensivo o de acoger a gente que
huía de las ciudades, han dejado en sus yacimientos claros restos de
un uso pecuario. Estos castros y monumentos deshabitados van a
servir como parideras y rediles hasta bien entrado el milenio 2.
La frase de Fernand BRAUDEL, extraída de su obra El Mediterráneo.
^
Madrid, Espasa-Calpe, p. 28, (la ed., Flammarion, 1985), dice literalmente:
"Las rutas de trashumancia siguen marcadas en los paisajes como líneas a
decir verdad indelebles, por lo inenos di^ciles de borrar, como cicatrices que,
durante una vida, rnarcan la piel de los hombres". EI gran historiador del
mundo mediten•áneo dedica un capítulo magistral a la `^rashumancia o nomadismo: dos modos de vida mediterráneos" en su clásico El Mediterráneo y el
mundo mediterráneo en la época de Felipe //. México, Fondo de Cultura
Económica, 1953 (la ed. 1949), pp. 109-132, donde incluye un mapa de Elli
Miiller que, no obstante sus carencias técnicas, tiene la virtud de ofrecer una
imagen de conjunto de los caminos trashumantes para todas las tierras bañadas por el Mare Nostrum.
2 La concepción del camino como un hecho natural convertido en artificial por la técnica de una cultura superior es apuntada por L. HOYOS SAINZ
en "Los viejos caminos y los tipos de pueblos", en Estudios Ceográficos n°
27, 1947, p. 275. La idea del nacimiento de los caminos pecuarios por las mismas sendas que abren los animales en busca de abrevaderos la expone P. FUSTIER en Le route. París, 1968, p. 13; me fue anticipada en inolvidables conversaciones por el gran antropólogo Julio CARO BAROJA, y ha sido adoptada como una tesis muy querida por ecologistas y naturalistas actuales. La
superposición de rutas antiguas, caminos romanos y cañadas es señalada por
José Manuel CAAMAÑO GESTO en "Posible reutilización de caminos pren•omanos en época romana", en Gallaecia n° 3-4, Universidad de Santiago de
136
Sin embargo, es poco probable que se diese de forma regular y
reglada una trashumancia de muy largo alcance, primero por la
rivalidad endémica entre facciones regionales, y más tarde por la
conquista arabobereber del territorio peninsular. EI inicio de una
reglamentación de los desplazamientos pecuarios y de sus rutas
camineras con el Fuero Juzgo visigodo, se vió truncado con la
ocupación musulmana y la implantación de unas nuevas reglas del
juego político y económico, aunque justo es reconocerlo los jinetes islamitas trajeron en sus alforjas toda una concepción nómada
del mundo finito. El hecho es que hemos de esperar al avance altomedieval de la reconquista y repoblación de los reinos cristianos
para que se adopte la solución ganadera como economía de guerra,
al exigir escasa mano de obra y facilitar la protección de una propiedad móvil como la semoviente frente a las razzias fronterizas.
Sólo cuando hay unas mesnadas que garantizan la seguridad de
pastores y rebaños -esculcas y rafalas las llaman los Fuerospuede verificarse cíclicamente la trashumancia, deslindarse las
vías pecuarias y contemplarse este pastoreo móvil en la legislación
real del momento. De ahí al agrupamiento de los ganaderos en un
gremio sólo mediaba un paso, que se dió en el año 1273 cuando
Alfonso X creó el Honrado Concejo de la Mesta, situado bajo el
amparo del monarca en el uso de prerrogativas mayestáticas, que
andando el tiempo tutelará el ramo económico más importante de
la Corona de Castilla ;.
La trashumancia mesteña y el patrimonio viario que nos legó
son los protagonistas de este ensayo historiográfico.
Compostela, 1979, pp. 281-285. La trashumancia antiqua en la Iberia es analizada por Luís A. GARCÍA MORENO.en "El paisaje rural y algunos problemas ganaderos en España durante la antigiiedad tardía (s. V-VII)", en Estudios
en Homenaje a Don Claudio Sánchez A[bornoz en sus 90 años, Buenos Aires,
Instituto de Historia de España, 1983, pp. 401-426.
^ Acerca de los orígenes medievales de la Mesta véanse los trabajos de
Reyna PASTOR DE TOGNERI: "La lana en Castilla y León antes de la organización de la Mesta" en Atti della Prima Settimana di Studi Economico di
Prato, 1969, reimpreso entre otras ocasiones en Conflictos sociales y estancamiento económico en la España ,nedieval. Barcelona, 1973; y de Charles
lulian B[SHKO: "EI castellano, hombre de llanura. La explotación ganadera
en el área fronteriza de La Mancha y Extremadura durante la Edad Media", en
Homenaje a Jai,ne Vicens Vives, /, Barcelona, 1965, pp. 201-218.
137
1. REVISIQN HISTORIOGRÁFICA DE LA MESTA
Y DE LAS VÍAS PECUARIAS CASTELLANAS
El devenir histórico de la Mesta castellana es bien conocido
gracias a las aportaciones bibliográficas de las últimas décadas.
Estas han venido a matizar la obra clásica de Julius Klein, cuyos
principales defectos devienen de su culto a la retrospectiva histórica, cuando presenta la creación del Honrado Concejo como una
federación de asambleas locales de ganaderos desde la base a la
cúspide real y a la institución como una democracia de pastores.
Las investigaciones más recientes de Jean Paul Le Flem, Felipe
Ruíz, Manuel Basas, Ángel García, Luis Ma Bilbao, Vicente Pérez,
Guy Lemeunier, Enrique Llopis, Gonzalo Anes, Jerónimo López y
las nuestras propias han puesto de manifiesto las carencias en la
temática económica, social, prosopográfica y cultural del libro del
político norteamericano y han perfilado las coyunturas evolutivas
del ramo merinero 4.
4 Jean Paul LE FLEM: "Las cuentas de la Mesta (1510-1709)", en Moneda
y Crédito, n° 121, 1972, pp. 23-104. Felipe RUÍZ MARTÍN: "Pastos y ganaderos
en Castilla: la Mesta (1450-1600)", en Atti della Prima Settirnana di Studio di
Prato, 1969, Florencia, 1974 pp.271-285. Manuel BASAS FERNÁNDEZ: EI
Coruulado de Burgos en el siglo XV/. Madrid, C.S.LC., 1963. Angel GARCÍA
SANZ: Desarrollo y crisis del Antiguo Régimen en Castilla la Vieja. Madrid,
Akal, 1977. Luis María BILBAO: "Exportación y comercialización de lanas de
Castilla durante el siglo XVII, 1610-1720", en El pasado histórico de Castilla y
León. Burgos, 1983, pp. 225-243. Del mismo autor en colaboración con Emiliano
FERNÁNDEZ DE PINEDO: "Exportación de lanas, trashumancia y ocupación
de1 espacio en Castilla durante los siglos XVI, XVII y XVI[I", en lnternational
Economic History Congress, Budapest, 1982, pp. 36-48. Vicente PÉREZ
MOREDA: "La trashumance estivale des merinos de Segovie: le Pleito de la
Montaña", en Mélanges de la Casa de Velázguez, 1978, pp. 285-312. Guy
LEMEUNIER: "Les extremeños, ceux que viennennt de loin. Contribution á
1'etude de la trashumance ovine dans 1'est castillan (XVIe-XIXe ss.)", en
Mélanges de la Casa de Velázquez, 1977, pp. 321-359. Enrique LLOPIS
AGELÁN: "Las explotaciones trashumantes en el siglo XVIII y primer tercio del
XIX: la cabaña del monasterio de Guadalupe", en La econornía española al final
del Antiguo Régirnen, /, Agricultura, Madrid, 1982, pp. 1-]O1. Gonzalo ANES:
El Antiguo Régimen: los Borbones, en Historia de España Alfagrutra, Madrid,
Alianza, 1975. Jerónimo LÓPEZ SALAZAR: Mesta, pastos y conflictos en el
Campo de Calatrava (siglo XVl). Madrid, C.S.I.C., 1987. Referencias temáticas
encontramos en las obras de M. OMER, M. BUSTOS, F. GASCÓN, A. ZABALA,
138
En este sentido, a la fundación medieval de la Mesta le sucede
un rosario de confirmaciones de privilegios a cargo de los sucesivos monár^ as, al tiempo que se perfila la organización interna de
la corporación desde el cargo de Presidente a las dos Juntas semianuales en las que concurrían las cuadrillas ganaderas. Pasando por
la figura de los Alcaldes Mayores Entregadores, encargados de
administrar la jurisdicción privativa pastoril y un corto número de
burócratas que llevaban la contabilidad y el archivo. En el siglo
XIV se produce la selección de la oveja merina, productora de la
fibra de lana de mayor calidad del mundo, lo que a la postre será
trascendental para el futuro del sector, pues permite a los ganaderos y comerciantes castellanos monopolizar los mercados internacionales durante cinco centurias 5. De ahí que los Reyes Católicos
M.A. MELÓN, la tesis inédita de F. MARÍN y otros tantos trabajos que harían
demasiado prolija la referencia bibliográfica. En cuanto a mi obra, aborda la centuria de las luces en Pedro GARCÍA MARTÍN: La Ganadería Mesteña en la
España Borbónica (1700-1836). Madrid, Ministerio de Agricultura, 1988 (2° ed.
1992); una síntesis de la historia mesteña en La Mesta. Madrid, Biblioteca
Historia 16 n° 28, 1990; y la riqueza del patrimonio viario en el trabajo colectivo
Cañadas, cordeles y veredas. Valladolid, Consejería de Agricultura, Junta de
Castilla y León, 1991, (2^ ed. 1993).
5 La.polémica en torno a los orígenes de la raza merina se replanteó en la //
Conferencia Mundial de[ Merino, celebrada en Madrid, abril de 1986, y recogida
en las comunicaciones del Área de Trabajo n° 9, Historia del Merino, hablándose más de selección -que a[ravés de los documen[os hemos ido retrasando hasta
la década de los 70 del siglo XIV- que de introducción puntual como sostenían
anteriores generaciones de historiadores. En este sentido, descartamos la hipótesis genovesa de Rober[ SABATINO LÓPEZ en "El origen de la oveja merina",
en Estudios de Historia Moderna, Vol 4, Barcelona, 1954; y nos acercamos a la
cronología de Claude CARRERE en su comunicación a!a lana come materia
prima..., Prato, 1974, y de John H. EDWARDS en Actas del I Congreso de
Andalucía, Córdoba, 1978. La conexión iberoafricana de la especie fue seguida
por H. EPSEIN en Tl:e Origins of the Domestic Animals of Africa. New York,
1971; una actualización se dió en Aldo M[NOLA en Historia del lanar. Buenos
Aires, 1976; y la distribución mundial la describió Yves BATICLE en La laine.
París, Masson, 1982. AI ser la fibra merina la más apreciada del mercado mundial, los castellanos establecieron el rqonopolio de su producción y cómercialización durante cinco siglos, para lo cual se prohibió la exportación de ejemplares
ovinos de la citada raza. La extracción clandestina de los mismos y forzosa con
la invasión napoleónica rompió en el primer tercio del siglo XIX esa hegemonía
hispana y precipitó el ocaso del gremio mesteño y del subsector merinero.
139
deparasen un acusado proteccionismo a la granjería merina, regulando su régimen fiscal -cobro de servicio y tnontazgo en puertos reales y de derechos de extracción lanera-, codificando leyes
y privilegios pastoriles, facilitando el acceso del ganadero a los
pastizales y manteniendo expeditas al tránsito las vías pecuarias 6.
A la crisis diferencial del siglo XVII, que acarrea una merma
de cabezas de ganado y de beneficios en la venta de los vellones
finos, así como una concentración de la riqueza semoviente, le
sucede un segundo áuge en la centuria de las luces, recuperando
el pulso las cotizaciones de nuestra materia prima en las lonjas
europeas, rebasándose los 3.500.000 ovinos trashumantes y el centenar largo de cuadrillas o mestillas locales y extendiéndose la normativa mesteña a todo los ámbitos territoriales de la monarquía
hispana ^.
Y es que la raigambre ganadera de los pueblos de España
había creado instituciones paralelas a la Mesta castellana, reguladoras de una trashumancia regional de trayectos más cortos, como
la Casa de Ganaderos de Zaragoza, las mestas de las Bardenas
navarras y las facerías de los Pirineos 8. Nada extraño cuando
comprobamos que frente a un mismo sustrato de ganadería trashumante mediterránea se dan soluciones políticas, económicas y
contractuales paralelas, como ocurre con las "compañías de ovejas" de Florencia y Pisa, el control de la Aduana de Foggia sobre
pasos y pastos, los gazaille de la Francia del Mediodía, los chap6 A las referencias mesteñas sobre los siglos XV y XV[ de los trabajos
más tradicionales y de las síntesis, ha venido a sumarse el libro de Marie
Claude GERBET: L'élevage dans le Royaume de Castille sous les Rois
Catholiques (1454-1516). Madrid, Publications de la Casa de Velázquez,
1991, cuya portada ilustré con sumo agrado.
^
Véase Pedro GARCÍA MARTÍN: La Ganadería Mesteña..., op. cit.
$ La normativa del gremio aragonés la hemos consultado en la Biblioteca
Nacional de Madrid, Sig. 4/123986, Ordinaciones de la Real Mesta, Casa y
Cofradía de Canaderos de la Ciudad de ^aragoga, reimpresas en 1717. Los
únicos estudios al respecto son los de Manuel MAR1N PEÑA: La Casa de
Ganaderos de Zaragoza. Zaragoza, 1929.; y Ángel CANELLAS: E! Archivo
de la Casa de Canaderos de Zaragoza. Zaragoza, CS[C, 1982. En cuanto a la
ganadería Qirenáica, a los trabajos tradicionales de FAIRÉN GUILLÉN y
FLOR[STAN SAMANES, ha venido a sumarse el antropológico de Severino
PALLARUELO: Pastores del Pirineo. Madrid, Ministerio de Cultura, 1988.
140
tel de Flandes o el régimen de guardería de Tara Romanesca 9. La
ascensión del capitalismo comercial, con sú trasvase de rentas del
campo a la ciudad, empezaba a calar en el subsector pecuario y
alumbraba soluciones similares en las sociedades pastoriles del
Mediterráneo.
La crisis de la trashumancia acompañó a la quiebra del Antiguo
Régimen. En el caso castellano, a los envites ilustrados tomando
partido por la agricultura sucedió la desastrosa invasión napoleónica, la extracción de la raza merina y su aclimatación en otras latitudes y la pérdida del monopolio lanero en Europa. La supresión
de la Mesta en 1836 por el gobierno liberal era la crónica de una
muerte anunciada ^o. En otros países el pastoreo tradicional
comenzó a ser aconalado por las nuevas fuerzas pujantes de la
urbe y la industria. En todos ellos los caminos ganaderos empezaron a ser destruidos con el trazado del ferrocarril y las carreteras.
Los desplazamientos estacionales de los rebaños a duras penas
sobrevivirán hasta nuestros días.
9 La inversión burguesa en bienes pecuarios puede seguirse en Jacques
HEERS: Occidente durante los siglos XIV y XV. Barcelona, Labor, 1984; y
Pedro GARCÍA MARTÍN: El rnundo rural en la Europa Moderna. Madrid,
Biblioteca Historia 16 n° 8, 1989, p. 70 y ss. La trashumancia italiana ha sido
tratada para la antigiiedad por E. GABBA y M. PASQUINICCI: Strutture agrarie e allevamento transumante nell7talia romana. /I/-1 secolo a. C.. Pisa,
Giardino, 1979; y para la modemidad por J. A. MARINO: Pastora[ Economics
in tlre Kingdom of Naples. Baltimore-London, lohns Hopkins Univ. 1988, los
artículos de L. FRANCIOSA y U. SPRENGEL; el voluman de D. BARSANTI,
y los trabajos que amablemente me han facilitado Ovidio DELL'OMODARME: "La transumanza in Toscana nei secoli XVII e XVIII", en Mélanges de
1 ^cole Française de Rome, ]00, 1988, pp. 947-968, y Luigi P[CCIONI:
"Montagne appeniniche e pastorizia transumante nel Regno di Napoli nei secoli XVI[ e XVI[1", in Annali dell'Istituto Italiano per gli Studi Storici XI, 19891990, pp. 145-234. En cuanto al pastoreo en Francia, apaRe de los clásicos trabajos de J. BLACHE, R. BOUHIER, M. SORRE, M. LE ROY, pueden consultarse las obras de M. JEAN BRUHNES: Le berger dans la France des villages.
París, 1970, y de Yves BATICLE: L'élevage ovin dans les pays européens de
la Méditerranée occidentale. París, 1974. Las aportaciones rumanas en O.
DESUSIANU: Pastoritul la Popoarele Romanice. Bucarest, 1913; y C.CONSTANSINESCU MIRCESTI: Pastoritul...si Tara Romanesca Bucarest, 1976.
^o Angel GARCÍA SANZ: "La agonía de la Mesta y el hundimiento de las
exportaciones laneras: un capítulo de la crisis económica del Antiguo Régimen
en España", en Agricultura y Sociedad, n° 6, 1978, pp. 283-356.
141
Al tiempo que el gremio mesteño caminaba hacia su extinción,
aumentaban las tentativas de sistematizar su patrimonio viario.
Donde acaba la historia de la institución merinera comienza la de
los.caminos pastoriles y su utilitarismo futuro. En el siglo XVIII,
y ante él mal endémico de los rompimientos de cañadas, la Junta
General del Honrado Concejo encarga a un cosmógrafo la delineación de los caminos pastoriles en un plazo de ocho años, siendo
acompañado por un perito ganadero de cada zona para poder
"hacer^ la obra con entero conocimiento del país y averiguar las
cañadas oscurecidas", sin que el proyecto llegase a buen término
^^. En el siglo siguiente, la Asociación General de Ganaderos del
Réino; heredera de la Mesta en el fomento de la ganadería, resucita la idea y destaca en el campo a unos comisionados llamados
Visitadores Extraordinarios para levantar mapas de los tránsitos y
servidumbres trashumantes, lo que sólo se traduce en unos folletos
descriptivos de la toponimia y rutas migratorias 1z.
Hay que esperar a nuestro siglo para que vean la luz las primeras cartografías impresas del patrimonio viario castellano a cargo
de geógrafos e historiadores. André Fribourg tratando de demostrar sin mucho éxito que a las antiguas rutas pastoriles se le había
superpuesto el trazado ferroviario ^^. Julius Klein intercalando un
ideogr•ama en su obra que será repetido hasta la saciedad por autores posteriores a pesar de sus errores de localización y su desajuste entre la representación y la realidad viaria 14. Y los trabajos gráficos más acertados de Juan Dantín Cereceda y Robert Aitken, en
los que se revisan las "Descripciones de caiaadas" decimonónicas,
se cotejan los datos con fuentes orales coetáneas y se aportan nuevos ramales locales 15.
^^
Archivo Histórico Nacional, Mesta, Leg. 247, n° 21.
^ Z ^tilemoria sobre el estado de la administración y legislación de las cañadas. Madrid, 1846, p. 27 y ss.
^^ André FRIBOURG: "La transhumance en Espagne", en Annales de
Céographie, X[X, 1910, pp. 231-244, con mapas en XIVa y b.
^14 'Julius KLEIN: La Mesta. Madrid, Alianza, 1981 (2' ed.), pp. 38-9.
15 Juan DANTÍN CERECEDA: "Cañadas ganaderas españolas", en
Congresso do mundo Portugues, Lisboa, 1940, XVlll, pp. 692-696; y Robert
A[TKEN: "Rutas de trashumancia en la Meseta castellana", en Tlte
Ceographical Journal, vol CVI, n° 1 y 2, 1945.
142
La sangrienta Guerra Civil y la gris posguerra franquista contagió de mediocridad a la bibliografía cañariega de las décadas de
los 40 y 50. Es el tiempo de las publicaciones auspiciadas por el
sindicato vertical del régimen copiando trabajos anteriores, con
sus correspondientes errores e imperfecciones, y ensalzando el
paternalismo corporativo por afinidad ideológica 16. Habrá que
esperar a los últimos lustros para que se retome el tema desde dos
posiciones contrapuestas: la de aficionados locales que describen
el ciclo trashumante y presentan sus planos de cañadas como topoguías, y la de profesionales del agrarismo que revisan rigurosamente los trabajos anteriores para ir perfilando, en palabras del
medievalista Charles Julian Bishko, "un verdadero atlas de la geografía de la Mesta que aclararía para cada época de su historia
la localización concreta de los caminos, puertos y dehesas más
importantes existentes entonces" ^^.
Estos últimos presupuestos son los que han inspirado nuestros
trabajos sobre las rutas de la trashumancia mesteña. Primero fue
un avance en forma de cuaderno, en cuyas páginas centrales aparece un mapa general de la Península Ibérica con la red cañariega
válida para la Edad Moderna, en el que nos limitamos con un afán
divulgativo a situar correctamente los puertos reales en los que los
rebaños tributaban a la Hacienda Regia y las cabezas de partido de
las cuadrillas 18. Más tarde publicamos como apéndice a nuestra
16 Un ejemplo puede ser el folleto Cañadas reales de España..., Madrid,
Sindicato Nacional de Ganadería, 1954. La connivencia entre la Asociación de
Ganaderos del Reino y el sindicalismo franquista le hizo un flaco favor a la
ganadería trashumante y hubo un silencio oficial sobre las usurpaciones de
vías pecuarias.
^^ Una revisión a la historiografía cañariega puede verse en Pedro
GARCÍA MARTÍN: Cañadas, cordeles., op. cit., pp. 32-42. La cita de Ch. J.
BISHKO procede de "Sesenta años después. `La Mesta' de Julius Klein a la
luz de la historiografía subsiguiente", en Historia, lnstituciones, documentos,
n° 8, 1982, pp. 1-49. Parece ser que los investigadores más recientes están
cobrando conciencia del carácter diacrónico de las cañadas, como, por ejemplo, sucede con el reciente libro de M. C. GERBET, op. cit., que en su p. 71
afirma "/l non semble en effet évident que le réseau des cañadas n ést pas
demeuré starique m ^me si ! éssentiel a peu évolué".
18 SÁENZ, C.; GARCÍA, P. y GARCÍA, J.L.: "Las rutas de la Mesta", en
Cuadernos de Cauce 2.000, n° 10, dic. 1986.
143
tesis doctoral sobre la ganadería mesteña en el período borbónico
un mapa nacional de escala ]:3.250.000, desglosado en otros provinciales de 1:600.000, válido para los siglos XVIII y XIX, con
información histórica de carácter fiscal extraída del propio
Archivo de la Mesta 19. Por fin, acabamos de rematar un proyecto
colectivo e interdisciplinar de descripción, cartografía e interpretación de las sendas pastoriles que durante siglos habían transitado las cabañas trashumantes y cuyo proceso de deterioro amenaza ruina inminente 20. En esta obra, que hemos titulado Cañadas,
cordeles y veredas en recuerdo de la terminología viaria castellana, concebimos los caminos pastoriles como franjas que aglutinan
en su discurrir un patrimonio cultural de primer orden -económico e ingenieril, ecológico y artístico, antropológico y etnográfico-, susceptible de recuperación para usos ganaderos y alternativos. Quizás sean éstas las únicas "cicatrices" que no merezca la
pena cerrar.
2. TIPOLOGÍA E INFRAESTRUCTURA DE LA
RED VIARIA PASTORIL
Las vías pecuarias que comunicaban las cabeceras y los extremos de los pastos semianuales necesitaban toda una infraestructura
física de uso peculiar ganadero 21. La trashumancia no sólo exigía
rutas definidas y seguras, sino también elementos de apoyo complementario que facilitasen a rebaños y a hombres el paso y el pasto, el
agua y el abrigo. Luego estamos en presencia de un auténtico sistema viario de uso pastoril, paralelo al que sucesivamente desarrollarán las calzadas romanas, los caminos de ruedas y hen-aduras, el tendido ferroviario y las carreteras, para el transporte de personas, mer19 Pedro GARCÍA MARTÍN: La Ganadería Mesteña..., op. cit, pp. 429-461.
20 Pedro GARCÍA MARTÍN: Cañadas, cordeles..., op. cit.
21 En la trashumancia castellana se distinguía entre Sierras, las montañas
que bordean la Submeseta Septentrional, y Extremos, las llanuras benignas del
Mediodía. Véase una definición en Miguel CAXA DE LERUELA:
Restauracíón de la ab^utdancia de España. Nápoles, 1631, reed. en Madrid,
1975, pp. 70-71. Los pastos senanos eran denominados agostaderos o veranaderos y los de las dehesas sureñas invernaderos.
144
cancías y noticias. Y como tal red caminera será reglamentada por
las leyes estatales desde su incipiente articulación.
Las rutas pastoriles se abrirán paso en el espacio físico y en el
ordenamiento político de los pueblos del Mediterráneo bajo diversas denominaciones: caizadas reales en Castilla y Navarra, cabañeras en Aragón, azadores reales en Valencia, carreradas en
Cataluña, canzis ramaders en los Pirineos, calles pastorum en la
Roma clásica, tratturi en la Italia peninsular, drayes en el
Languedoc, carraires en Provenza, trazzeres en Sicilia, dormur
oilor en Rumanía, etc.
En la historia hispana, las vías ganaderas se documentan por
primera vez en los proyectos codificadores visigóticos. El
Código de Eurico y el Fuero Juzgo aluden en algunos de sus
artículos al paso de los ganados por campos abiertos y carreras
públicas 22. Pero es en el siglo XIII, al abrigo de los privilegios
reales que creaban la Mesta, cuando se definen las servidumbres pecuarias y la condición perdurable de las cañadas, como
puntualiza la letra de Las Partidas alfonsinas: "Los caminos
vecinales son del donzinio público y de aprovechamiento
común. Por su naturaleza son imprescriptibles" 2^. Las vías y
servidumbres pecuarias serán, por tanto, bienes de dominio
público hasta nuestros días.
Con todo, son los sucesivos Quadernos de Leyes de la Mesta
los que afianzan la situación jurídica y la metrología de las sendas
pastoriles, desde la primera definición contenida en el privilegio
dado por Alfonso X en Zamora, en el año 1284:
"Y mandó, que el Entregador, ó los Entregadores que abran las
Cañadas, y las veredas, y prendan por las caloñas sobredichas; y á
quien fallareiz que las labraren, ó las cerraren, labrando en ellas: y
la medida de quanto han de haver, es á saber seis sogas de ^narco
de cada cuarenta y cinco palmos la soga. Esto se entienda de la
Cnñada por donde fuere la quadrilla por los lugares de las viizas, y
de los pa^zes: y nza^zdó, que assi lo midan los Entregadores, y assi lo
fagan guardar" ?4.
ZZ Fuero Juzgo, Libro Vlll, Tit. IV, L. XXVII.
2; Las Partidas, Part. 3a, Tit. 39, Leyes 6' y 7'
2^ Archivo Histórico Nacional, Mesta, Lib. 297, "Quaderno de Leyes de
1731", Parte 1, Priv. V[II, Ley 3', fol. 20.
145
Las cañadas reales tenían, por consiguiente, una anchura de 90
varas castellanas, y se subdividían en itinerarios menores, denominados cordeles de 45 varas, y veredas de 25, así como en una
serie de coladas de enchufe e hilillos aún más estrechos sin medida determinada y con diferentes nombres locales. La equivalencia
al sistema métrico decimal de estas rutas, a sabiendas de las dificultades de conversión de las medidas agropecuarias antiguas,
sería de 75, 37 y 20 metros respectivamente 25.
El sistema de vías pecuarias españolas, articulado en grandes
ramales intercomunicados, fue tejiendo un tupido mallazo, del que
sobreviven en la actualidad 125.000 km. 26. Los distintos historiadores y geógrafos que se han acercado al tema cañariego, han venido
distinguiendo varios sistemas regionales -leonés, segoviano, soriano y conquense- coincidentes con los distritos ganaderos tradicionales del reino, e incluso en cartografías y estudios técnicos de organismos públicos sólo se habla de nueve rutas mayores: 1) De La
Vizana o de La Plata; 2) Leonesa Occidental; 3)Leonesa Oriental; 4)
Segoviana; 5) Soriana Occidental; 6) Soriana Oriental; 7) Riojana o
Galiana; 8) Conquense o de los Chorros, y; 9) Del Reino de Valencia.
Hoy sabemos que, como en otras tantas cosas, la realidad es más
compleja y más rica, apareciendo sobre el terreno una retícula tan
densa y tan cambiante en sus formas y denominaciones que hace de
este listado una creación teórica y convencional y que muestra a la
piel de toro toda ella como una inmensa cañada.
Ahora bien, estos viales no son inmutables, sino que su amplitud
y trayectoria se modifican con el paso de los siglos. Primero, porque
los rompimientos de cañadas aparecen como un mal endémico a lo
largo de toda la historia de nuestra ganadería. Las coyunturas críticas económicas y demográficas, las eventualidades bélicas y políticas, han multiplicado desamortizaciones y ocupaciones por la fuerZS De acuerdo con el Art. 9°, del Reglamento de vías pecuarias, Madrid,
1944, uno de los de más larga vigencia, "Las Vías Pecuarias, en relación con
su anchura, se clasificarán en 'Cafiadas' con 75 metros y 22 centírnetros;
'Cordeles', coit 37 metros y 61 centímetros; 'Veredas', con 20 metros y 89
centímetros, y'Coladas' de menor anchura".
26 Este cálculo se ha hecho a base de equidistancias cartográficas y creemos que la realidad rebasa este kilometraje. En cualquier caso, esta longitud
teórica representa unas 425.000 hectáreas, o, lo que es lo mismo, el I% de la
supeficie total de España.
146
za a.cargo de agricultores, concejos y corporaciones. Y luego, porque los caminos pastoriles se ensanchaban y adelgazaban de acuerdo al territorio transitado: las que discurrían por campos cultivados
por el sistema de año y vez unos años pasaban por la hoja libre y
otros por un barbecho más extenso; la anchura era mayor en los
embudos de conFluencia a las cabeceras de las Sierras y todavía más
al desparramarse por los invernaderos, etc. 27.
Al tiempo que van trazándose los tráficos viarios, el sistema cañariego se va completando con estaciones de cobro fiscal -los Ilamados puertos reales en los que se tributaba el servicio y montazgo a la
Hacienda Regia-, barcajes para vadear los ríos, puentes que hacen
las veces de contaderos y otra serie de elementos del entramado trashumante. Entre ellos cobran especial relieve los abrevaderos, donde
los rebaños podían beber en fuentes o remansos tluviales; los descansaderos, que servían de majada para dotmir o reposar; y los contaderos para fiscalizar los contingentes pecuarios. Todos estos sujetos físicos solían situarse en áreas fértiles, a modo de oásis camineros, en los
que se daba la concentración de especies vegetales y animales.
En sus migraciones cíclicas las cabañas trashumantes tan sólo se
salían de las vías pecuarias para satisfacer dos necesidades básicas
en la crianza del ovino: el esquileo de la lana y el pasto suplementario para que el ganado se fuese alimentando durante la marcha.
Las operaciones del esquileo respondían a un tiempo a la medida higiénica de descargar a las ovejas de la lana cuando los calores
apretaban y al proceso económico de cosechar los vellones para su
comercialización. Para ello se disponía de ranchos construidos al
efecto, donde operaba un personal especializado, que se irán concentrando en la provincia de Segovia, equidistante entre invernaderos y agostaderos y en un eje profuso de cañadas reales 28.
En cuanto a las yerbas que los animales iban comiendo por el
camino, cuando éstas resultaban insuficientes se recurría al proce27 EI testimonio de la medición de cañadas por los alcaldes Mayores
Entregadores puede seguirse desde el siglo XVI al X[X en la documentación
conservada en el Archivo Histórico Nacional, Mesta, Libros 355 a 435. En este
sentido, aunque en las vías más importantes se mantenían las 90 varas locales,
en invemaderos como el Valle de Alcudia se rebasaban las 500 varas.
2H Para todo lo relativo al ciclo pastoril de la trashumancia castellana véase
Pedro GARCÍA MARTÍN: La Mesta, op. cit., Primera Parte, y en concreto
para el esquileo las pp. 59-69.
147
dimiento de la contenta, por el que los pastores pactaban con los
dueños de los prados del camino el uso temporal de los mismos a
cambio de dinero. En cambio, distinta era la situación en Sierras y
Extremos, los principios y tinales de las cañadas. En los agostaderos los rebaños ocupaban unidades de pastizales Ilamadas puertos,
que solían ser "propios y comunes" de los pueblos, por lo que a los
ganaderos les resultaba un aprovechamiento gratuito por su condición de vecinos. En los invernaderos se da el ecosistema tradicional de la dehesa, unidades naturales de equilibrio entre vida vegetal y animal, propiedad de particioneros extremeños que se las
arrendaban a los trashumantes foráneos 29.
En suma, entre las prioridades del gremio mesteño figurará la
de mantener expeditas al tránsito las vías pecuarias y respetada la
infraestructura cañariega, frente al peligro latente de intrusiones y
roturas. La trashumancia pone de manifiesto una vez más su necesidad de un proteccionismo ejecutivo.
3. LA TRASHUMANCIA ACTUAL Y EL FUTURO
VIARIO AMENAZADO
La desarticulación de la trashumancia tradicional en la Península
Ibérica se inició en el siglo XIX. La desaparición de la Mesta y de
sus funcionarios que velaban por el respeto de las leyes pastoriles, el
trazado de las redes ferroviaria y de carreteras cortando o superponiéndose a las vías pecuarias, y la crisis del mercado lanero mundial
con la aparición de las fibras industriales, son mazazos irreversibles
sobre la crianza extensiva de las explotaciones merineras.
Pero el proceso decadente se agravó desde la guerra del 36, no
tanto por la mortalidad directa de los rebaños y los daños materiales en cañadas y dehesas durante el conflicto, como por la desaparición de una guardería ganadera en el campo, la marginación del
29 Los pastizales se medían en millares, o superficie de yerba capaz de alimentar a mil ovinos, y en quintos, para quinientas cabezas. Acerca de las dehesas véanse las obras de José Miguel MONTOYA OLIVER: Pastoralismo
mediterráneo. Madrid, ICONA, 1983; ]erónimo LÓPEZ-SALAZAR: Mesta,
pastos..., op. cit., pp. 9-192, y; Pedro GARC[A MARTÍN: La Canadería
Mesteña..., op. cit., 213-256.
148
ramo pecuario en la política económica del franquismo y la depreciación de la lana en los mercados nacionales e internacionales. En
la España de los Planes de Desarrollo de los años 60, con su acusada emigración rural y con sus megalómanas obras públicas roturadoras de cañadas, las migraciones pastoriles a pie van dejando su
lugar al transporte en camiones y trenes.
Por fin, en las dos últimas décadas los caminos y las empresas
pastoriles han sido presa del abrazo letal de la economía de mercado. La especulación del suelo urbano -en las grandes ciudades,
pero también en urbanizaciones construidas en terreno rural-, la
construcción de infraestructura pública -autopistas, tendidos eléctricos y telefónicos, etc.-, la instalación de servicios municipales
-de basureros a polideportivos- y la política comercial ^s más
barata la carne importada que la autóctona-, han desatado la vorágine de las usurpaciones de vías pecuarias y han hecho de la trashumancia una forma de vida del pasado.
Sin embargo, sea por la inercia de la tradición familiar, sea porque en algunas comarcas serranas no hay otra alternativa económica, aún subsisten algunas bolsas de trashumancia activa. Los
datos más recientes nos hablan de 250.000 cabezas ovinas, pertenecientes a 340 ganaderos, que emigran semianualmente entre provincias montaraces o mesetarias (León, Cuenca, Teruel, Soria,
Guadalajara, Segovia, Zamora, La Rioja, Palencia y Burgos) y las
ricas dehesas de Extremadura, La Mancha y Andalucía. A estos rebaños hay que añadir las cerca de 30.000 vacas de raza negra avileña
que siguen trashumando a pie entre los agostaderos de Avila y los
invernaderos extremeños, atravesando la Sierra de Gredos por la calzada romana y cañada mesteña del Puerto del Pico, así como hatos
ovinos de los Pirineos, caprinos de Andalucía, vacadas de Santander
y Asturias, piaras de cerdos de Extremadura y toros de lidia salmantinos que practican desplazamientos estacionales cortos ^o.
^o Las estadísticas de la trashumancia histórica pueden consultarse en Pedro
GARCÍA MARTÍN: La Ganadería Mesteña..., op. cit., p. 375 y ss. Del ovino un
censo de 1981 es citado por Francisco MIRA TUR: "La ganadería ovina española...", en EI Ccunpo, n° 89, 1983, pp. 34-50, y otro de 1989 me ha sido anticipado por Luis Vicente ELÍAS de su Estudio Etnográfico del Pastoreo trashunwnte en España, en prensa. Los datos de la cabaña vacuna me los facilitó amablemente Pedro Luis Herráiz, secretario de la Asociación de Raza Negra Avileña,
e incluso se apunta un aumento de 5.000 cabezas en el último sondeo.
149
Es innegable que han menguado los contingentes pecuarios con
el paso de los siglos. Lejos quedan las cerca de 3.600.000 reses tashumantes del siglo XVIII -el techo histórico de la ganadería
migratoria castellana-, propiedad de 46.000 agremiados a la
Mesta, y la remisión de divisas al reino por los vellones de lana fina
exportada. Pero también es cierto que si la trashumancia subsiste én
estas áreas agrestes es porque resulta la más rentable fotma de aprovechamiento ganadero. De manera que no es una reliquia que desaparece a pasos agigantados, sino que es una actividad que se mantiene en núcleos específicos e incluso en otros -como entre las
vacadas de raza negra avileña- se está recuperando. Más problemático resulta, en cambio, la salvaguardia del patrimonio viario
trashumante, agredido por numerosos agentes --campesinos, concejos, particulares, constructoras, etc-, amenazado de desamortización legal y con un futuro más que incierto.
La misma incertidumbre que ha arrumbado las vías pecuarias
de otros países mediterráneos. En Italia, la trashumancia que se
verificaba entre las montañas de los Abruzzos y el Tavoliere de
Apulia, con centro en la aduana de Foggia, atravesaba tratturi de
111 metos, tratturelli de 37 y bracci de 18, definidos legalmente
como caminos públicos para bestias trashumantes y recorridos
por cotnpassatori para mantener su integridad mediante los
"mapas de reintegro". Hoy día sólo trashuman algunas decenas de
miles de cabezas, en tren y sobre todo en camiones, aunque aún
es visible la traza de las vías ^^. En Francia, aparte de los núcleos
migratorios en Occitania y los Pirineos, contaban con vías pecuarias en Provenza, llamadas carraires, cuyo ancho era de cinco toises, poco menos de diez metros, y actualmente están medio abandonadas e incluso sobran los pastos a causa de la despoblación
rural ^2.
-^^ La información italiana me la proporcionó Luigi PICCION[. Véase también L. FRANC[OSA: "La transumanza nell'Appenino centromeriodionale",
in Memorie di Ceografia Economica, Napoli, IV, 1951; y M. R. TRITTO: "I
tratturi", in Cinque secoli di un archivio, Foggia, 1984, pp. I55-64.
^Z Los datos franceses son citados por Arthur YOUNG: Voyages en
France. /787-89. VoL II, reed. París, 1976, p. 773; y me fueron comunicados
por Christophe RAVERDY, autor de Etat et evoluction de l'élevage ovin en
France a la fin du dix-huitiéme siécle, Memoire de Maitrise, Université de la
Sorbonne, 1983.
150
En consecuencia, nuestros estudios durante la última década
sobre las vías pecuarias de los pueblos de España, nos han ]levado
a las siguientes conclusiones:
1) La red de cañadas, cordeles y veredas, evaluada en la cifra
teórica de ] 25.000 km., forma una densa retícula viaria, en la que los
ramales se entrecruzan continuamente dibujando sobre el terreno
auténticas telas de araña. El problema se acentúa en cabeceras y
extremos, donde a modo de embudo confluyen multitud de hilillos de
incorporación desde los pueblos de origeñ a las grandes rutas, que en
su discurrir -lo que se Ilama la marcha a extremos- se intercomunicaban mediante coladas de enchufe. Precisar el principio y el fin de
una cañada es harto complicado al ser los viales auténticos vasos
comunicantes. De manera que las cañadas de Castilla y León tienen
su continuación en las vías de los vaqueiros de alzada de Asturias,
las sorianas y riojanas enlazan con el Pirineo francés, las de
Extremadura mueren en tierras de Andalucía e incluso Portugal, etc.
Esto hacía que el pastor trashumante muchas veces decidiese utilizar
una ruta u otra sobre la marcha, en función de los albures climatológicos, el mercado de las yerbas y los avatares bélicos.
2) Los caminos pecuarios se diferencian de otros sistemas
viarios por su falta de racionalidad, puesto que cortan trasversalmente la Península de Nordeste a Sur, a despecho de las dificultades orográficas. No sólo no discurren por los parajes más acomodados al tránsito, sino que cruzan de un tajo ríos y montañas, marchando más por pendientes y elevadas cumbres que por valles y
]lanuras pobladas. En la explicación de este fenómeno influyen
desde la búsqueda de pastos frescos al deseo de acortar el tiempo
de marcha, una forma de eludir los roces con los agricultores y la
imposición de exacciones arbitrarias por señóres y concejos. Por
eso, muchas sendas pastoriles coinciden con los límites de los términos municipales, habiendo tomado a aquéllos como punto de
referencia para las divisiones territoriales, o a la inversa, aprovechando los pastores las lindes administrativas para transitar con
menos problemas. La razón, que consideramos un logro de la
modernidad, se manifestaba bajo lógicas diferentes en la mentalidad de los pueblos preindustriales.
3) Los nombres de las cañadas varían por tramos y responden
a una toponimia elaborada por los lugareños. Cuando en las cartografías fijamos nueve grandes rutas y las asignamos un título y un
151
número estamos empleando una convención académica, un método de trabajo, en el que simplificamos la realidad para hacerla asequible al lector contemporáneo. Aunque ni todos los autores han
sido conscientes de esta abstracción metodológica, ni en su día lo
fueron los Alcaldes Entregadores de la Mesta, los Visitadores
Extraordinarios de la Asociación de Ganaderos del Reino y los
peritos actuales del Instituto para la Conservación de la
Naturaleza. Mas que de cañadas individuales hemos de hablar de
sistemas viarios a sabiendas de estar simplificando y reduciendo la
complejidad territorial.
4) Tras un siglo de tentativas cartográficas fallidas debemos
tender a la elaboración de un atlas histórico de cañadas mesteñas.
Aunque el armazón de la red se mantuvo durante siglos, no cabe
duda de que hubo sucesivas modificaciones en el trazado, si se
quiere por tramos, de acu°rdo con la lenta modelación y humanización del paisaje agrario -sobre todo con las obras públicas y el
ferrocarril-, las coyunturas económicas, el devenir político y
militar, los mercados ganaderos y los pastizales.
5) El freno al creciente deterioro de la red cañariega pasa por
una clarificación jurídica en forma de Nueva Ley de Vías
Pecuarias. (Este artículo data de 1991 y, como es obvio, aún no
había sido promulgada la Ley de 1995). La vigente está fechada en
1974, tratándose de un coletazo del régimen franquista, y amparaba a los colindantes en la desamortización de las cañadas. Pero es
que, además, la creación del Estado de las Autonomías en ] 978
supuso el traspaso de competencias sobre caminos pastoriles a las
Comunidades, quienes asumieron la gestión de las mismas, mientras en teoría la Administración central conservaba la última palabra en caso de enajenación y permuta ^^.
^^ En la práctica son infinitos los abusos come[idos en las cañadas -de usuurpaciones a ventas- en medio de la complicidad y el silencio colectivos. En las
intrusiones han participado [anto particulares, del campesino que extiende sus lindes al que se construye una vivienda, como empresas e instituciones, que han instalado carreteras y áreas de servicio en medio del vial ganadero. La Asociación
de Ganaderos del Reino, heredera del patrimonio mesteño, ha contribuido a tal
dejación mediante una gestión dilapidadora. Algunas fundaciones con barniz ecologista intentan monopolizar la "cuestión cañariega" para usos privativos. Incluso
hemos conocido a avispados aspirates a intermediarios para la obtención de pingiies beneficios haciendo "clasificaciones" de vías pecuarias para empresas. Cada
152
El futuro de las víaS pecuarias españolas pasa por su redefinición y clarificación utilitaria. Si las contemplamos como una reliquia de un mundo ancestral como es el trashumante estamos condenándolas a su desaparición. En cambio, si las concebimos como
un patrimonio cultural de primer orden, como una franja viaria de
dominio público con riqueza natural, valores histórico-artísticos e
incluso sociales, estamos apostando por su salvaguardia para usos
tradicionales y alternativos ^4. Aprovechamientos tradicionales,
pues en determinados tramos sigue existiendo intensidad ganadera, traducible en una actividad económica que sustenta a no pocas
familias y pueblos serranos en los que la industria es inviable y la
agricultura pobre. Aprovechamientos alternativos, pues determinadas vías sin tráfico pecuario pueden recuperarse con fines turísticos y ecológicos, al atravesar áreas singulares de naturaleza -en
realidad las cañadas son parques lineales- y constituir itinerarios
preestablecidos para grandes recorridos ^5.
Comunidad Autónoma, en fin, tiene una política de vías pecuarias distinta Todo
esto intentará paliarlo la Ley de Vías Pecuarias aprobada por el Parlamento en
1995, haciéndose eco de una demanda reiterada y compartida por quienes hemos
venido ocupándonos de esta problemática, aunque necesitamos del corrrespondiente desarrollo normativo para valorar su grado de efectividad real.
-i4 Esta concepción de los caminos pastoriles como bienes patrimoniales
polisémicos nos ha llevado a dirigir sendos proyectos interdisciplinares
"Inventario del patrimonio mesteño de la Vía de La Plata", subvencionado por
la Dirección General del Patrimonio, Consejería de Cultura y Turismo, de la
Junta de Castilla y León (n° SUV 4-VP-5/93, fecha de resolución 31 de mayo
de 1993), desarrollado en el curso 1993-1994; y"Sienas y Extremos", subvencionado por la misma Dirección General de la Junta de Castilla y León (n°
SUV 4-VP-5/94, fecha de resolución 15 de junio de 1994), cuya campaña tuvo
lugar en el curso 1994-1995. En cuanto a la problemática social, en las regiones de Andalucía y Extremadura aún subsisten bolsas de jornaleros, cuya
acción sindical les ha llevado en los últimos años a ocupar latifundios en
demanda de la reforma agraria que nunca llega. De estas tierras eran desalojados por la Guardia Civil y tras proceso judicial eran sancionados por ocupación ilegal. Pero el panorama cambia si los jornaleros se manifiestan en las
vías pecuarias que atraviesan las grandes propiedades, pues al ser bienes de
dominio público, pueden transitarlas sin infringir la ley. Y, aunque no es un
método revolucionario, viene bien como prevención penal.
^5 En la sociedad de ocio actual está teniendo acogida el Ilamado turismo
lento -recorridos a caballo, senderismo, cicloturismo- y en algunos paises
europeos se están habilitanto rutas camineras al efecto. En España ya tenemos
153
Sólo estas acciones inmediatas atajarían la amenaza de ruina
inminente que pende sobre el patrimonio viario de la trashumancia española y se conservarían apreciados bienes públicos. Sólo así
se salvarían las cicatrices trashumantes de "la piel de toro".
CAÑADAS REALES DE LA MESTA
PRINCIPAICS CAI^AOAS
DC lA VIIANA 0 OE lA PLAtA
lfONtSA OCCIOENTAI
IEONESA OhIENIA ♦
SE40YUNA
♦ vlo U AOVÓ^ vERi1CE GEODESICO
^ lat iorrtr•R. PuLR10 RLAI ENUSO
SORIANA ORIEMTAL
® A14ali PR. PULRiO R[AIINUT1UtAD0
RIOIANA
SORIANA OCCIDEN1Al
CONQUENS[
OEl AEINO OE YAILNC^A
Fuente: Pedro García Martín, La Canadería Mestteña en la Espaiia Borbónica
(1700-1836), Madrid. Ministerio de Agricultura, 1988. (2° ed. 1992), p. 434.
esos itinerarios, las cañadas, algunas de las cuales coinciden con los grandes
recorridos internacionales, como, por ejemplo, la citada Vía de La Plata. Ahora
bien, estos aprovechamientos ociosos y las asociaciones que los alientan a través de los grandes medios de comunicación, no deben olvidar la prioridad de
las necesidades e intereses del trashumante, pues es el hombre y no el recreo
el auténtico sujeto de la historia.
154
Descargar