TRASHUMANCIA Desde la Edad Media ha tenido acusada

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TRASHUMANCIA
Desde la Edad Media ha tenido acusada importancia el desarrollo del ganado ovino, sometido a un
SISTEMA ESTANTE - aprovechando barbechos, rastrojos y matorrales del municipio - o a una
TRASTERMINANCIA - comprendiendo distintos sectores de municipios cercanos -, o a una verdadera
TRASHUMANCIA, entre provincias, comarcas y regiones.
Las condiciones climáticas y botánicas de la Iberia seca favorecieron la expansión de la oveja, poco
exigente. Pero también, el mismo proceso de la Reconquista, la organización de asociaciones ganaderas
(La Mesta) y la existencia de una gran propiedad en los posibles sectores de pasto influyen en este
fenómeno.
Otros hechos aparecen vinculados a la explotación del ganado ovino: la pervivencia de propiedades
comunales, todavía hoy importantes en algunas áreas, se explica por la necesidad de disponer de pastos
seguros; y por otro lado, la aparición y mantenimiento de unas rotaciones con barbecho obligatorio suelen
estar unidos a la seguridad de disponer de hierbas dentro del propio municipio, incluso en el interior del
sector agrícola propiamente dicho.
Un destacado producto es la lana, que alcanza gran calidad en la raza MERINA, predominante en Castilla
y Extremadura y que conforma la preponderancia económica de Castilla durante la época y el desarrollo
normativo que impondrá a La Mesta como organización influyente y organizadora del territorio.
Entre los sistemas extensivos tradicionales la trashumancia desempeñó sin duda un papel fundamental.
Profundamente unidos a las tierras mediterráneas - donde los pisos alpino y subalpino, con un tapiz
herbáceo más o menos continuo, pueden ser aprovechados en verano en vez de las agostadas hierbas de
llanuras y mesetas.
Los altos pastos veraniegos localizados en las distintas cordilleras (Cantábrica, Pirineos, Stma Central e
Ibérico) estaban enlazados con las áreas aprovechadas en invierno por largas vías pecuarias (cañadas;
canadas; carredales), muy anchas en ocasiones, otras veces estrechamente limitadas por muros de piedra
seca. Eran famosas las cinco grandes cañadas, la zamorana - leonesa, las abulense y segoviana, la soriana
y la conquenses.
Desde el siglo XIX la decadencia de la Trashumancia ha sido bien acusada, al ser afectada por una serie
de factores: desaparición de las organizaciones ganaderas (Mesta en Castilla, Casa de Ganaderos de
Aragón), etc) y de sus correspondientes privilegios, y el importante avance del área agrícola,
interrumpiendo las vías pecuarias y constriñendo los pastos invernales; pero el hecho decisivo ha sido la
evolución económica interior y exterior que ha desfasado cada vez más un sistema ganadero basado en
presupuestos medievales. Algunas modificaciones parciales como el transporte de las reses por
ferrocarril, no han tenido repercusiones económicas decisivas.
En los sectores montañosos, el ganado vacuno e incluso el caballar y caprino podían estar afectado por
movimientos verticales veraniegos que permiten el aprovechamiento de los altos pastos, como ocurría o
todavía ocurre en numerosos núcleos pirenaicos, en las brañas asturianas, en las bandas del Miño o en las
solanas del sistema central.
El ganado de labor, por otro lado, solía tener asegurado los pastos en una parcela cercana al núcleo de
población (dehesa boyal). Conviene resaltar finalmente la importancia que tuvo, y que aún en parte
mantiene, el aprovechamiento de las bellotas por el ganado porcino en algunos casos, como en las
dehesas de la franja occidental meseteña y extremeña.
Estos sistemas tradicionales han sido afectados por la intensificación y especialización de la explotación
de las reses. Cada vez más se ha tendido a un sistema completamente estabulado, buscando mayores y
más especializados rendimientos en carne y en leche.
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