INFORME CENTROAMÉRICA Tal y como lo solicitara en correos anteriores el P. Tony, te estoy adjuntado lo que como fruto de nuestro encuentro del sector de laicos en Ecuador pudimos impulsar acá en la Provincia de Centroamérica y es el PROGRAMA DE FORMACIÓN PARA JESUITAS Y LAICOS, que se desarrolló en distintos niveles y experiencias en los 6 países de la Provincia. Es un programa para 3 años como se podrá observar y hemos concluido a satisfacción el Primer Año, con todos los materiales e insumos para el desarrollo de cada uno de los talleres de mes. Como fruto de ellos surgieron lo que llamamos los ENCUENTROS DE FAMILIA IGNACIANA EFI. Ha sido una experiencia enriquecedora en la que han participado una buena mayoría de las obras de la Compañía en la Provincia. Este primer año era el de arranque, el 2010 será el de profundización y como resultado ya están constituidos equipos de trabajo y de coordinación en cada uno de los países y todo ello se coordina a través de la Comisión de Espiritualidad que coordino en la Provincia. La otra actividad fundamental es que se ha instaurado el Taller de ESPIRITUALIDAD IGNACIANA Y MISIÓN que es un encuentro de 15 días que se hace en uno de los países de la Provincia con asistencia de laicos-as representando las diversas obras en cada uno de los países. También fue un éxito el de este año que fue en Nicaragua y el del año 2010 será en Costa Rica. FORMACIÓN DE LAICOS-AS y JESUITAS PROVINCIA CENTROAMERICANA DE LA COMPAÑÍA DE JESUS Comisión de Espiritualidad 1. FUNDAMENTOS Puesto que el sujeto de la formación es la persona (laico y/o jesuita) con todas sus dimensiones en la etapa de la vida en que se encuentre, el objetivo de la formación es la totalidad del ser humano, que en esta propuesta quiere incluir 5 aspectos fundamentales: 1. La primacía la tiene la vida en el Espíritu, en la que el discernimiento personal, comunitario y apostólico ocupa un lugar esencial. 2. La dimensión humana y fraterna supone un esfuerzo constante para crecer en nuestra maduración e integración personal y comunitaria. 3. La dimensión apostólica que en la práctica requiere la puesta al día de los objetivos y métodos apostólicos, en fidelidad a nuestra misión y modo de proceder; debe ser abordada como un compromiso desde la fe caminando hacia la justicia. 4. La dimensión intelectual, fundamentada en una sólida formación humana, de la realidad, teológica necesaria para el discernimiento personal y apostólico, nos pide una actualización constante en los diversos campos del quehacer. 5. En la dimensión del carisma o “modo de proceder”, convergen todos los demás aspectos como en una síntesis que requiere una reflexión constante de la espiritualidad y carisma ignaciano. 2. OBJETIVOS GENERALES DEL PROCESO DE FORMACIÓN 2 1. Favorecer, para toda la Provincia de Centroamérica, un espacio, unos medios y unas condiciones que favorezcan la formación permanente de jesuitas y laicos en las dimensiones: Crecimiento y Desarrollo Humano, Identidad Cristiana, Vida Comunitaria y Trabajo en Equipo, Compromiso Histórico y Espiritualidad Ignaciana. 2. Diseñar una propuesta temática y metodológica, garantizada por una estructura, que responda a las necesidades de formación de jesuitas y laicos, que fortalezca su identificación y participación en la vida de un cuerpo y que favorezca su aporte a la misión general y específica de ese cuerpo, en bien de los más necesitados, con una respuesta creativa desde la fe y la justicia. 3. OBJETIVOS ESPECIFICOS DE LA FORMACIÓN PERMANENTE a. Descubrir al Dios de Jesús, su presencia, cercanía, amor y llamado en el estado de vida propio; desde la riqueza de conocerse personalmente, de la experiencia solidaria de vida comunitaria, de las experiencias concretas de reconocer su compromiso histórico, iluminado desde una formación teológica y la fuente de espiritualidad ignaciana. b. Avanzar en el proceso de discernimiento personal, comunitario y apostólico que ayude a descubrir, a través del estudio, la oración, la reflexión teológica, la meditación, los diálogos comunitarios o grupales; el sentido de: una misión compartida, una identidad cristiana, un compromiso por la justicia que nace de la fe, un deseo de crecimiento personal y espiritual. c. Favorecer en jesuitas y laicos, fundamentados en la Espiritualidad Ignaciana, la experiencia de crear, compartir, intercambiar los frutos de un proceso de formación (a nivel intra-obra, inter-obras, inter-países de la Provincia, e inter-provincias de la CPAL); constituyendo redes de colaboración que ayuden al crecimiento humanoespiritual, comunitario y apostólico que consolide un nuevo rostro del cuerpo de la Compañía en la Provincia de Centroamérica. 4. ESTRUCTURA ORGANIZATIVA PROPUESTA La Comisión de Espiritualidad (CE), animará a nivel Provincial el presente programa de formación. Dicha Comisión se integra por un jesuita y un-a laico-a de cada país designados por el Provincial. En cada país, un-a representante designado-a por cada obra u obras afines, conforman el Equipo Nacional para la Formación (ENF). El ENF designa un responsable de la Formación en cada país. Es quien anima, coordina, da seguimiento al proceso en el país. Tanto el ENF como el responsable de la Formación en el país será acompañado por la Comisión de Espiritualidad a nivel Provincial y por los delegados de la misma en el país, en coordinación con el Consejo Nacional Apostólico (CNA). 3 5. CONTENIDO DEL PROGRAMA DE FORMACIÓN El programa de formación abarca 5 ejes fundamentales: 1. 2. 3. 4. 5. Crecimiento y Desarrollo Humano Identidad Cristiana Compromiso Histórico Vida comunitaria y trabajo en equipo Espiritualidad Ignaciana 1. Crecimiento y Desarrollo Humano 1.1. Etapas del desarrollo humano desde el ciclo vital 1.2. El eneagrama, como camino de crecimiento humano y espiritual 1.3. Ser persona en plenitud: proceso vulnerado y positividad-resiliencia 1.4. Sexualidad y afectividad en las relaciones interpersonales y comunitarias 1.5. Sentido de la vida, Autoestima y Proyecto de vida. 1.6. Ecología e Inteligencia Emocional para positivizar las emociones. 2. Identidad Cristiana 2.1. Vocación de los discípulos misioneros (Aparecida). Principio de una identidad cristiana. 2.2. El anuncio del Reinado de Jesús, el Mesías: Dios se funde con lo humano 2.3. El seguimiento de Jesús: imperativo y exigencia radical de todo-a cristiano-a. La ética de Jesús. Elementos de Cristología. 2.4. El cristianismo: una religión de laicos-as. La implicación en el mundo como espiritualidad cristiana y laical. 2.5. Laicos-as y vida matrimonial y familiar: significado, crisis y cambios, fecundidad. 2.6. Los presbíteros, discípulos misioneros de Jesús Buen Pastor. La originalidad del sacerdocio cristiano. 3. Compromiso Histórico 3.1. Análisis de la realidad (metodología): Globalización y Postmodernidad. El mal en el siglo XXI. 3.2. El comportamiento ético de la persona en plenitud. 3.3. Dimensiones humanas en la actuación política: lo subjetivo, lo estructural, lo ideológico, lo femenino, lo ecológico, lo cristiano, la acción transformadora. 3.4. Pautas de formación del liderazgo político 3.5. Opción evangélica básica: personas empobrecidas, desahuciadas y pecadoras 3.6. El modo cómo Jesús hizo política y marcó pautas de cambio social 4. Vida comunitaria y Trabajo en Equipo 4.1. Gestión afectiva desadaptativa y gestión ecológica emocional en la conformación de equipos y comunidades. 4.2. Psicología del trabajo en equipo 4.3. Sentido de COLABORACIÓN Y MISIÓN en la Compañía. Decreto 13, CG 34 y Decreto 6, CG 35. 4.4. Procesos de perdón y autoperdón en las relaciones interpersonales y grupales 4.5. Claves para el trabajo en equipo, distinguiéndolo del trabajo de grupos. 4 4.6. “Sentir con la Iglesia” desde la Espiritualidad Ignaciana 5. Espiritualidad Ignaciana 5.1. Autobiografía de San Ignacio de Loyola 5.2. Ejercicios Espirituales para nuestra realidad 5.3. La espiritualidad ignaciana es laical. Rasgos fundamentales y práctica de la Espiritualidad Ignaciana 5.4. Discernimiento: humano y espiritual. Personal, comunitario y apostólico. 5.5. Buen y Mal Espíritu en mi persona, en la Compañía, en la obra, en la Iglesia. 5.6. Talante ético de la Espiritualidad Ignaciana 6. CALENDARIZACIÓN 2009 Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre 1 1.1. 2 3 4 5 4.1. 2.1. 5.1. 3.1. 1.2. 4.2. 2.2. 5.2. 3.2. 2010 Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre 1 1.3. 2 3 4 5 4.3. 2.3. 5.3. 3.3. 1.4. 4.4. 2.4. 5.4. 3.4. 2011 Febrero Marzo Abril 1 1.5. 2 3 4 4.5. 2.5. 5 5 Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre 5.5. 3.5. 1.6. 4.6. 2.6. 5.6. 3.6. 7. DINAMICA DEL PROCESO 2008 J A S O N D Presentación propuesta Designaciones responsables Encuentro CE. Lanzamiento programa 2009-2011 E F M A M J J A S O N D Encuentros de la CE y ENF: para orar, discernir, planificar, organizar, estudio de temas, evaluar el semestre, por regiones: Norte y Sur Encuentro de Familia Ignaciana EFI, mensual, en cada país, coordinado por el ENF Y CE. Iluminación-reflexión y orientaciones de seguimiento al tema de cada mes Encuentro Provincial de Laicos y Jesuitas en proceso de formación. Profundizacióniluminación de temas del año. La CE y el ENF animan en cada obra u obras afines de cada país la conformación de Grupos o Comunidades de crecimiento humano y espiritual como asidero para laicos y jesuitas en formación El ICE de Guatemala envía cada mes, vía electrónica, a cada laico y jesuita participante en el programa de formación, el tema de mes y materiales adicionales, con una guía de estudio para su EFI mensual. La CE con los ENF animan en cada EFI a la experiencia y práctica del discernimiento, Ejercicios en la Vida Ordinaria EVO o EE 6 en bloques El ICE de Guatemala en sus sedes CEFAS y Centro María del Camino CMDC ofrece para laicos y jesuitas el Taller de Crecimiento Psico-espiritual (1 mes) o bien la experiencia de Discernimiento y 10 días de EE (13 días). La CE cada mes informa a laicos y jesuitas del programa de formación, en qué centro y país se tienen actividades formativas, Taller de Crecimiento Personal TCP, Taller de Discernimiento TD y tandas de EE EE de 5-10 días para laicos y jesuitas del programa, uniéndolo a EE de jesuitas y laicos de países El ICE de Guatemala, cada mes elabora un cuadernillo impreso sobre el tema del mes, con su guía respectiva para su estudioreflexión-oración, para los EFI. El ICE de Guatemala pone a disposición de jesuitas y laicos interesados la experiencia de EE completos (30 días) 8. CRITERIOS DE EVALUACIÓN Y SEGUIMIENTO Criterio 1: Justificación del programa Criterio 2: Perfil de los participantes Criterio 3: Áreas Criterio 4: Delimitación Criterio 5: Organización y estructura Criterio 6: Evaluación y seguimiento Criterio 7: Apoyos FORMACION DE LAICOS-AS Y JESUITAS PROVINCIA CENTRAOMERICANA DE LA COMPAÑÍA DE JESUS Comisión de Espiritualidad. INICIO DEL PROGRAMA DE FORMACIÓN EN GUATEMALA Después de la convocatoria a todas las obras de Guatemala, realizada en el último retiro de mes en noviembre del 2008, se invitó a una reunión de delegados o representantes de obras, el 2 de diciembre en CEFAS, para ofrecerles información de todo el 7 programa y la necesidad de conformar un Equipo Nacional para la Formación (ENF). Asisten delegados de la Universidad Rafael Landivar, Parroquia San Antonio, Parroquia Santa María Chiquimula, Proyecto Puente Belice, Instituto Guatemalteco de Educación Radiofónica, Colegio Loyola, Fe y Alegría e Instituto Centroamericano de Espiritualidad. Se acepta la propuesta, hay anuencia en las obras y las direcciones de las mismas y se decide poner en marcha el programa. Se toman los primeros acuerdos: o El ENF se reunirá de ser posible cada mes, el miércoles antes del Encuentro de Familia Ignaciana, en las instalaciones del IGER. o Los Encuentros de Familia Ignaciana (EFI) , serán el tercer miércoles de cada mes. Por ofrecimiento del director, serán en el salón de reuniones de Fe y Alegría, por ser lugar céntrico. Se convoca a una segunda reunión del EFI para el miércoles 14 de enero, para consolidar y confirmar el equipo, además de hacer todos los preparativos para el inicio del 1er. EFI. Dentro de los acuerdos de esta reunión están: o Participarán en el programa las siguientes obras: Universidad Rafael Landivar, Parroquia La Merced, Parroquia San Antonio, IGER, Proyecto Puente Belice, Colegio Loyola, ICE, Fe y Alegría. o Las Facultades de Quetzaltenango y la Parroquia Santa María Chiquimula también participarán, pero por dificultad de distancia, harán su proceso en Quetzaltenango y se les apoyará desde el ENF. o Se entrega un modelo de ficha a llenar por los participantes para poder elaborar un banco de datos y de información que se enviará vía electrónica a los miembros de ENF. o Se ofrece también enviar a todo el equipo el documento base para el estudio del primer tema de febrero: Etapas del desarrollo humano desde el ciclo vital. o Se designa como Responsable del ENF hasta marzo o abril a Consuelo Ortíz del Colegio Loyola y como apoyo secretarial, por este mismo tiempo al Sr. Manuel Camey Amézquita de la Parroquia La Merced. o El EFI será el miércoles 18 de febrero, de 14:00 a 17:30 pm. o Se organizó la agenda de la tarde de la siguiente manera: Oración inicial. Responsables: Cony y Esperanza. Palabras de Bienvenida e inicio: P. Provincial o P. Chema Presentación de ENF: Vinicio Presentación participantes: Mariela y Magaly Presentación de ponente: María Laura Desarrollo del Tema: Refacción Grupos 30 min 15 min 10 min 5 min 5 min 45 min 20 min 30 min 8 Plenaria Evaluación de la jornada: Mariela y Magaly Avisos, información siguiente, despedida. 15 min 25 min o Se hizo un estimado de participación y se calcula un aproximado de 40 a 50 participantes en la capital, más el número que se convoque en Quetzaltenango. A finales de enero se recogen las fichas y se sabrá el número exacto. o Se acuerda la próxima reunión para el miércoles 4 de marzo de 14:00 a 16:00 pm en el IGER. Y para el 1er. EFI en febrero, el ENF se propone estar a las 13:30 pm, para recibir a los participantes y ultimar detalles. FORMACIÓN DE LAICOS-AS Y JESUITAS PROVINCIA CENTROAMERICANA DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS Comisión de Espiritualidad. Tema 1 del eje Crecimiento y Desarrollo Humano: 1. El estudio del desarrollo humano durante el ciclo vital Períodos de desarrollo Para facilitar el estudio, el ciclo vital suele dividirse en tres grandes períodos de desarrollo: infantil, adolescente y adulto. El primero y el último se subdividen además en sub-etapas. El desarrollo infantil incluye el período prenatal, la infancia, la niñez temprana y la niñez intermedia. El desarrollo adulto incluye la juventud, la edad madura y la vejez. Periodo prenatal (de la concepción al nacimiento) Comprende el proceso de desarrollo que tiene lugar entre la concepción y el nacimiento, tiempo en que el organismo humano crece de una célula fertilizada a miles de millones de células. En este período se forman los órganos y la estructura corporal básica; y tanto la herencia como el ambiente influyen en el desarrollo. Durante los primeros meses el organismo es más vulnerable a las influencias ambientales y negativas que en cualquier otro período de crecimiento. Infancia (los dos primeros años) Se extiende desde el nacimiento hasta el segundo año de vida aproximadamente, es un período de cambios increíbles en el que se desarrollan la capacidad y la coordinación motora del niño, así como sus capacidades sensoriales y de lenguaje. En esta etapa el niño se apega a los miembros de la familia y a otras personas que la atienden, aprende a confiar o a desconfiar y a expresar y o a reprimir amor y afecto. Aprende a expresar sentimientos y emociones básicas y desarrolla cierta interdependencia y sentido de sí mismo. Ya en esta etapa los niños manifiestan considerables diferencias de personalidad y temperamento. Niñez temprana (de los 3 a los 5 años) 9 Es el tiempo preescolar en el que los niños continúan su rápido crecimiento físico, cognoscitivo y lingüístico. Ahora pueden cuidarse mejor, empiezan a desarrollar un auto concepto así como identidad, adquieren roles de género y se muestran interesados en jugar con otros niños. La calidad de la relación padre-hijo es importante en el proceso de socialización que tiene lugar en este periodo. Niñez intermedia (de los 6 a los 11 años) Los niños hacen avances notables en su habilidad para la lectura, escritura y la aritmética; para comprender su mundo y para pensar de manera lógica. El logro académico adquiere una importancia vital, lo mismo que un ajuste exitoso con los padres. La calidad de las relaciones familiares sigue ejerciendo una gran influencia sobre el ajuste emocional y social. Adolescencia (de los 12 a los 19 años) Es el período de transición entre la niñez y la vida adulta durante el cual acontece la maduración sexual, empieza el pensamiento de operaciones formales y ocurre la preparación para ingresar al mundo de los adultos. Una tarea psicosocial importante de esta etapa es la formación de una identidad positiva. A medida que los adolescentes buscan una mayor independencia de los padres, también desean un mayor contacto y un sentido de pertenencia y compañía de sus pares. Juventud (los veinte y los treinta) Durante los años de la juventud o vida adulta temprana, deben resolverse retos importantes como alcanzar la intimidad, elegir carrera y lograr el éxito vocacional. Los jóvenes adultos enfrentan otras decisiones como el matrimonio, la elección de pareja y la posibilidad de convertirse en padres. Algunos enfrentan la probabilidad del divorcio y de contraer nuevas nupcias, lo que puede dar por resultado una familia compuesta. Muchas de las decisiones tomadas establecen el escenario para la vida posterior. Edad madura (los cuarenta y los cincuenta) Durante la edad madura, mucha gente empieza a sentir que el tiempo se le escapa a medida que su reloj social y biológico sigue su paso. En algunos, esto da lugar a una crisis de la edad madura, durante la cual reexaminan muchas facetas de su vida. Para los padres cuyos hijos han dejado el hogar, los años de la edad madura pueden ser un tiempo de mayor libertad porque ahora están libres para atender sus propios intereses. Es un período en que mucha gente alcanza una máxima responsabilidad personal y social, así como éxito profesional. Sin embargo, es necesario ajustarse a los cambios corporales y a las situaciones emocionales, sociales y laborales. Vejez (los sesenta en adelante) La vejez es un momento de ajustes, particularmente a los cambios en las capacidades físicas, las situaciones personales y sociales y las relaciones. Es necesario prestar mayor atención al cuidado de la salud para mantener el vigor físico y el bienestar. La persistencia de las capacidades verbales permite que algunos individuos continúen desarrollando su conocimiento y habilidades cognoscitivas. Las relaciones con los hijos adultos, los nietos, los parientes adquieren un nuevo significado, especialmente para los que han enviudado. Mantener y establecer amistades significativas con los pares es especialmente importante para el bienestar. En esta etapa la gente reporta un alto grado de felicidad y satisfacción con la vida y poco temor a la muerte. 10 2. La filosofía del desarrollo durante el ciclo vital El desarrollo es multidimensional e interdisciplinario: El desarrollo humano es un proceso complejo que generalmente se divide en cuatro dimensiones básicas: desarrollo físico, cognoscitivo, emocional y social. Aunque cada dimensión subraya un aspecto particular, hay una interdependencia considerable entre las áreas. Por ejemplo las capacidades cognoscitivas pueden depender de la salud física y emocional así como de la experiencia social; el desarrollo social está influido por la maduración biológica, la comprensión cognoscitiva y las reacciones emocionales. Desarrollo físico Incluye las bases genéticas del desarrollo, el crecimiento físico de todos los componentes del cuerpo, los cambios en el desarrollo motor, los sentidos y los sistemas corporales. Se relaciona con el cuidado de la salud, la nutrición, el sueño, el abuso de drogas y el funcionamiento sexual. Desarrollo cognoscitivo Incluye todos los cambios en los procesos intelectuales del pensamiento, el aprendizaje, el recuerdo, los juicios, la solución de problemas y la comunicación. Incluye influencias tanto hereditarias como ambientales en el proceso de desarrollo. Desarrollo emocional Se refiere al desarrollo del apego, la confianza, la seguridad, el amor y el afecto y una variedad de emociones, sentimientos y temperamentos. Incluye el desarrollo del concepto de uno mismo y de la autonomía y un análisis del estrés, las perturbaciones emocionales y la conducta. Desarrollo social Hace hincapié en el proceso de socialización, el desarrollo moral y las relaciones con los pares y los miembros de la familia. Reflexiona sobre el matrimonio, la paternidad, el trabajo, los roles vocacionales y el empleo. El desarrollo continua a lo largo del ciclo vital: Aunque algunos aspectos del crecimiento físico se detienen, el desarrollo en términos de cambio y adaptación continúa durante todo el ciclo vital. Incluso en el sentido físico, las personas que fueron enfermizas durante la niñez y la adolescencia pueden convertirse en adultos saludables. La maduración emocional y el proceso de socialización continúan. La herencia y el ambiente influyen en el desarrollo: Si la herencia juega el papel principal, entonces sería posible mejorar la raza humana mediante ingeniería genética para eliminar las fallas innatas. Si el ambiente juega el papel principal, la tarea consistiría en determinar qué influencias positivas mejoran el desarrollo y controlarlas para obtener los resultados deseados. En realidad, tanto natura (la herencia) como natura (el ambiente) ejercen influencias importantes. La pregunta importante no es qué factor (la herencia o el ambiente) es el responsable de nuestra conducta, sino cómo es que ambos factores interactúan y de qué manera pueden ser controlados para que tenga lugar un desarrollo óptimo. El desarrollo refleja continuidad y discontinuidad: 11 En la actualidad, la mayoría de psicólogos no se ubica en puntos extremos, sino que reconocen que algunos aspectos del desarrollo son continuos, mientras que otras muestras características similares a las etapas. El desarrollo es acumulativo: Todos reconocemos que lo que sucedió antes afecta nuestra vida actual. Los psicoanalistas enfatizan especialmente la influencia de las experiencias vividas en la niñez temprana sobre los ajustes posteriores. Otros estudios proponen un vínculo entre las primeras experiencias familiares y la depresión u otros problemas psicológicos de la vida adulta. ¿Significa esto que si tenemos una infancia desdichada estamos condenados a la infelicidad y desajuste cuando adultos? Un incidente traumático o un abuso sufrido en la infancia pueden tener consecuencias serias, pero no permiten predecir con total certeza el ajuste posterior. El desarrollo refleja estabilidad y cambio: ¿Existen elementos de la personalidad que permanecen estables? Si una persona manifiesta ciertas características de personalidad durante la niñez ¿persistirán éstas en la adolescencia o la vida adulta? Los psicólogos no están de acuerdo en qué tanto de la personalidad puede cambiar y qué tanto permanece estable. Todo lo que se puede asegurar es que existe cierta evidencia de que en algunos individuos la personalidad es estable y en otras presenta cambios. El desarrollo es variable: El crecimiento es desigual. No todas las dimensiones de la personalidad crecen a la misma tasa. Un niño puede ser excepcionalmente brillante, pero su crecimiento y desarrollo físico puede retardarse. El desarrollo a veces es cíclico y repetitivo: Durante la vida pueden darse algunas repeticiones de las fases de ajuste. Una persona puede enfrentar una crisis de identidad durante la adolescencia y otra en la edad madura. Además de la repetición en la vida individual, puede haber una repetición de fases similares que ocurren en momentos diferentes en el ciclo vital de otros individuos. Distintas influencias moldean cada vida, produciendo rutas alternas (uno puede casarse y otro permanecer soltero). Diversos factores aceleran o hacen más lento el itinerario, e incluso pueden detener el proceso de desarrollo. El desarrollo refleja diferencias individuales: Aunque existe cierta repetición de las secuencias del desarrollo de una persona a otra, también existe una amplia gama de diferencias individuales. Los individuos difieren en el tiempo y tasa de desarrollo; en factores como la estatura, peso, complexión corporal, capacidades físicas y salud; también en las características cognoscitivas, las reacciones emocionales y las características de personalidad. Difieren en habilidades sociales, en los pensamientos que prefieren, en las relaciones amistosas, intereses vocacionales, competencia en el trabajo, estilo de vida. El desarrollo refleja diferencias culturales: Las diferencias culturales también ejercen una influencia profunda sobre el desarrollo humano. Un estudio de las variaciones en los arreglos de sueño de infantes y niños pequeños reveló que 12 todos los niños mayas dormían en la cama de sus madres hasta que empezaban a andar. Una comparación con niños estadounidenses reveló que ninguno dormía en la cama de su madre. Los padres mayas enfatizaban el valor de la cercanía con los niños, mientras que los padres estadounidenses hacían hincapié en el valor de la independencia de los niños. 3. Desarrollo infantil: a. Perspectivas del desarrollo infantil y adolescente El desarrollo infantil es una disciplina especializada que se dedica a la comprensión de todos los aspectos del desarrollo humano del nacimiento a la adolescencia. Las teorías modernas hacen hincapié en el hecho de que los seres humanos continúan adaptándose a su ambiente. Es un campo de estudio relativamente nuevo. Una razón de la demora del interés por el desarrollo infantil es que durante la Edad Media y siglos posteriores no se consideraba a la niñez como una etapa separada de la vida. Antes de las modernas técnicas de control natal, muchos de los niños traídos al mundo eran no deseados por lo que se les consideraba una carga más que una bendición. Hasta el siglo XX, el trabajo infantil era una práctica aceptada. Como los animales y los esclavos, los niños eran obligados a realizar una variedad de arduas tareas para el beneficio económico de la familia. Bushnell afirmaba que la familia, como grupo social, influye en la vida y el carácter de los niños, y que el amor y la gracia de Dios eran mediados por padres afectuosos. “el niño no sólo debe ser equipado con emociones gentiles hacia lo que es correcto, sino que debe amar con un amor fijo, por principio, y recibirlo como una fuerza vital y formativa. La segunda filosofía de importancia fue la de John Locke, quien afirmaba que los niños son moralmente neutros. Decía que los niños son una tabula raza, expresión latina que equivale a papel en blanco. Lo que quiere decir que los niños no nacen con tendencias innatas, no son buenos ni malos, y como sean dependerá de lo que experimenten mientras crecen. La tercera de las grandes filosofías es la adoptada por Jean Jacques Rousseau que decía que los niños son buenos salvajes, dotados con el sentido del bien y el mal. Se desarrollarán positivamente de acuerdo con el plan de la naturaleza, porque tienen un sentido moral innato. La teoría de Arnold Gessel tiene una orientación biológica según la cual la maduración es mediada por los genes y la biología que determinan los rasgos conductuales y las tendencias del desarrollo. Como el desarrollo está biológicamente determinado, decía, es muy poco lo que padres y maestros pueden hacer para alterar este progreso. John Dewey afirmaba que el salón de clases debería ser un laboratorio de la vida y ofrecer a los niños experiencias que les permitieran crecer física, mental y moralmente de forma que puedan contribuir al desarrollo de una mejor sociedad. 4. Desarrollo adolescente: La palabra adolescencia viene del verbo latino “adolescere” que significa crecer o llegar a la madurez. La adolescencia es el período de crecimiento que comienza en la pubertad y termina 13 con el inicio de la vida adulta. Es una etapa de transición entre la niñez y la vida adulta por la cual deben pasar los individuos antes de que puedan tomar su lugar como mayores. La pubertad es el periodo o edad en que una persona alcanza la madurez sexual y adquiere la capacidad para tener hijos. Se utiliza el término pubescencia para denotar la totalidad del período en que se tienen lugar los cambios físicos relacionados con la maduración sexual. Significa literalmente, volverse velludo o peludo, lo que describe el crecimiento del pelo corporal que acompaña a la maduración sexual. La pubertad no sólo es acompañada por cambios biológicos, sino también por cambios psicológicos y sociales. Madurez es la edad, etapa o momento de la vida en que se considera que una persona ha alcanzado su pleno desarrollo social, intelectual, emocional, físico y espiritual. G. Stanley Hall dijo que la pubertad es el tiempo de trastornos, desajuste emocional e inestabilidad que corresponde a la transición del género humano del salvajismo a la civilización. Ana Freud caracterizó a la adolescencia como un periodo de conflicto interno, desequilibrio psíquico y conducta errática. El desequilibrio es causado por el incremento de las pulsiones instintivas en el momento en que tiene lugar la maduración sexual. De acuerdo con Erickson, la tarea psicosocial principal de la adolescencia es el logro de la identidad. La identidad tiene muchos componentes: sexual, social, vocacional, moral, ideológico y psicológico. El adolescente que fracasa en la búsqueda de la identidad experimentará duda, difusión y confusión de rol. Existen cuatro maneras posibles en que los miembros de los grupos étnicos pueden participar en una sociedad culturalmente diversa: por asimilación, integración, separación y marginalidad. Havighurst describió 8 tareas psicosociales importantes para la adolescencia: aceptar el físico y usar el cuerpo de manera efectiva, formar relaciones nuevas y más maduras con compañeros de la misma edad de ambos sexos, lograr un rol sexual-social masculino o femenino, lograr la independencia emocional de los padres y de otros adultos, prepararse para el matrimonio y la vida familiar, desear y lograr conducta socialmente responsable y adquirir un conjunto de valores y un código ético que les sirvan como guía de conducta. 5. Desarrollo adulto a. Perspectivas del desarrollo adulto El ciclo de la vida adulta ha sido dividido en tres periodos de edad: juventud o edad adulta temprana (los veinte y los treinta) madurez o mediana edad (los cuarenta y los cincuenta) y vejez o edad adulta tardía (de los sesenta en adelante). Levinson describe a la edad madura como el tiempo comprendido entre los 40 y 59 años y la vejez como el tiempo que transcurre a partir de los 60 años. Al envejecer los costos de la medicina y la seguridad se disparan y se espera que los viejos ejercerán un considerable poder político al demandar el respeto de sus derechos. Es necesario modificar las normas relacionadas con la edad para tener en consideración el hecho de que la gente vive vidas más largas y activas. 14 b. El significado de la adultez La adultez significa cosas diferentes para personas distintas, pero tiene dimensiones sociales, biológicas, emocionales y legales; su principal significado es social. De acuerdo con un estudio, las características del adulto se agrupan en 11 categorías: responsabilidad, independencia financiera, autonomía en la toma de decisiones, madurez emocional, potencial para el compromiso, adaptabilidad, madurez física, altruismo, nivel educativo, comprensión y conciencia del yo y sucesos vitales importantes. c. Transición a la vida adulta La transición a la vida adulta es un proceso complicado en las sociedades muy industrializadas en las que los individuos tienen que pasar por diversos ritos de transición en la medida en que se socializan (en que aprenden y adoptan las normas, valores, expectativas y roles sociales del grupo). Convertirse en adulto significa la culminación exitosa de una serie de tareas del desarrollo. El desarrollo continúa y las tareas cambian durante la juventud, la madurez y la vejez. Los jóvenes enfrentan las tareas de lograr la autonomía, moldear una identidad, desarrollar estabilidad emocional, establecer una carrera, encontrar intimidad, llegar a formar parte de grupos sociales, elegir pareja y ajustarse al matrimonio, establecer y manejar una residencia, convertirse en padres y criar a sus hijos. Los adultos de mediana edad se enfrentan a las tareas de ajustarse a los cambios físicos, encontrar satisfacción en sus carreras, asumir responsabilidades sociales y cívicas, despedir a sus hijos, revitalizar su matrimonio, reconsiderar su actitud hacia sus padres que envejecen, reorientar los roles sociales, desarrollar nuevas redes sociales y actividades para disfrutar del tiempo libre. Su meta global consiste en encontrar un nuevo significado a la vida. Los ancianos se enfrentan con las tareas de mantener la salud física y ajustarse a las limitaciones, mantener un ingreso adecuado, ajustarse al cambio en los roles laborales, establecer condiciones adecuadas de vida y vivienda, mantener la identidad y el estatus social, encontrar compañía, aprender a usar de manera placentera el tiempo libre, establecer nuevos roles en la familia y lograr la integridad por medio de la aceptación de la propia vida. d. Teorías del desarrollo adulto a lo largo del ciclo vital Roger Gould utilizó siete grupos homogéneos de edad para definir los cambios y ajustes que se requieren conforme la gente pasa por diversas etapas de la vida. Daniel Levinson propuso un modelo del desarrollo adulto que describe periodos de estabilidad relativa entremezclados con periodos importantes de transición empezando a alas edades de 17, 40 y 60 años y transiciones menores a los 30 y los 50 años. George Vaillant realizó un estudio longitudinal de las historias de los ciclos vitales de hombres que estaban entre los mejores y más brillantes de la sociedad estadounidense. Una contribución importante fue la comparación de los antecedentes infantiles y el éxito en la vida 15 adulta. Se observó que quienes fueron niños desdichados: eran incapaces de divertirse, eran dependientes y faltos de confianza, tenían mayor probabilidad de desarrollar una enfermedad mental y carecían de amigos. Las divisiones de edad en los tres estudios son totalmente arbitrarias. Los tres investigadores describieron un periodo de transición entre la adolescencia y la juventud y una crisis de la edad madura alrededor de los 40 años. PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL 1. ¿Qué me aporta la teoría del Ciclo Vital, para el reconocimiento de las diversas etapas del desarrollo humano? 2. ¿Qué aplicación concreta le puedo obtener al tema del Desarrollo Humano desde el Ciclo Vital, para mi persona, mi familia, mi trabajo o los procesos que acompaño? 3. ¿Qué me hace pensar sobre el desarrollo humano en general? ¡Es sencillo, Es complejo! PARA LA REFLEXIÓN GRUPAL 1. Como instituciones que estamos al servicio del desarrollo humano, ¿Qué me aporta la teoría del Ciclo Vital para mis procesos personales de acompañamiento o servicio? 2. ¿Qué tan importante es considerar las diversas etapas de la vida, dentro del Ciclo Vital, para comprender, emitir juicios, acompañar, etc; a personas que se relacionan con mi trabajo. 3. ¿Cuánto se requiere en los grupos humanos factores como la madurez y la adultez en las relaciones humana y qué me aporta el tema de hoy para comprender a cada uno-a desde su etapa vital? FORMACIÓN DE JESUITAS Y LAICOS Provincia Centroamericana de la Compañía de Jesús Comisión de Espiritualidad. Tema 2: LA GESTIÓN EMOCIONAL ECOLÓGICA La capacidad de la ciencia y la tecnología actual de mejorar la calidad de la vida humana depende de una elevación conjunta de la calidad de los sentimientos y actitudes que conforman el carácter -aspecto normativo de la personalidad- sin lo cual no es posible ser verdaderamente útil a la humanidad. De allí que la formación de un carácter sano y positivo es una tarea ineludible para la educación de hoy, centrada en la intelectualidad y en la capacitación tecnológica. Actualmente, el carácter está siendo retomado, al ser entendido por algunos autores como el equivalente de la “inteligencia emocional”, concepto en auge, que se está reconociendo como responsable del éxito en la vida. La educación del siglo XXI, caracterizado como un momento coyuntural para el género humano, debe retornar a su base y complementar el desarrollo intelectual y tecnológico, con la educación moral y afectiva. Desde un marco ético-moral ecológico se propone un modelo psicoeducativo tridimensional del carácter sobre la base de categorías de la inteligencia emocional presentes en la vinculación con uno mismo, con los demás, con la naturaleza y el aspecto trascendente de la existencia. Se aspira a que esta propuesta pueda aportar elementos que orienten la tarea formativa del educador en la cotidianidad. 16 “Busco a la persona que sea capaz de amar al otro sin castigarlo por ello, sin hacerlo prisionero o desangrarlo; esa persona del futuro que sepa llevar a cabo un amor independiente de ventajas o desventajas sociales, para que el amor sea siempre un fin en sí mismo y no siempre el amor con vistas a un fin”. Este era el deseo que Jung expresó, en una carta dirigida a Freud, al inicio del siglo pasado. ¿Acaso ya nos hemos convertido en esas “personas del futuro” que anhelaba Jung o, en cambio continuamos castigando, aprisionando, desangrando o buscando ventajas cuando iniciamos nuestras relaciones interpersonales o cuando formamos pareja? ¿Qué nos mueve a elegir y por qué motivo a menudo acabamos tan lejos conseguir amigos/as, o en la relación de pareja que anhelamos? Una de las afirmaciones de la Ecología Emocional es que debemos convertirnos en “la persona adecuada” en lugar de invertir energías buscando a la persona adecuada. Para que una relación interpersonal, familiar o de pareja sea armónica es necesario que cada ser tenga una vida propia con sentido. Cuando nuestra vida es coherente y armónica desprendemos una elevada capacidad de atracción que nos acercará a quien se encuentra en la misma sintonía. En cambio, si somos personas incompletas y necesitadas sintonizaremos con personas de las mismas características y uniremos necesidades y desespero. Esta relación estará condenada al fracaso. La propuesta se basa en fomentar cuatro áreas que promueven el equilibrio y armonía individual y de pareja: auto-dependencia, creatividad, conducta amorosa y pacífica. ¿Qué significa ser emocionalmente ecológico? Aunque pocos lo piensan, un especialista cuenta en estas páginas que también existe el "calentamiento emocional global". Y cuenta por qué urge reflexionar, e impulsar un cambio en las relaciones humanas. Aumenta inexorable e impiadosamente la temperatura, sube el nivel de los mares, decrece la superficie helada de los polos, desaparecen y peligran especies, inundaciones catastróficas y sequías devastadoras manchan trágicamente el planeta. ¿Y qué pasa mientras tanto con nuestro ecosistema emocional y afectivo? ¿Hay contaminación, partículas tóxicas y gases venenosos en nuestro medio ambiente espiritual y psíquico? Cuando se observan los índices crecientes de violencia en la sociedad contemporánea, los episodios de intolerancia en la vida social y de manipulación en las relaciones personales, la insatisfacción que empuja a legiones de personas angustiadas hacia los consultorios psicoterapéuticos, el malestar afectivo que afecta a los vínculos humanos, la relación inversamente proporcional entre el consumo –mucho– y la felicidad –poca–, el fenómeno de la incomunicación humana paralelo al alto desarrollo tecnológico en las conexiones, la explosiva expansión en el consumo de ansiolíticos y antidepresivos, la pandemia de adicciones encubiertas o socialmente aceptadas, parecería que, además del fenómeno físico, que describe y denuncia el ex vicepresidente estadounidense Al Gore en su ya célebre película (y ahora también libro) Una verdad incómoda, también el ecosistema emocional humano está perturbado y necesita una urgente tarea de desintoxicación y preservación. La palabra ecología (creada en 1868 por el biólogo alemán Ernst Haeckel para designar la relación entre los seres vivos y su medio ambiente) forma parte de nuestro vocabulario habitual, aunque su concepción se ha ampliado y ha cambiado: ya no se trata de la mera descripción del medio ambiente, sino de su protección y saneamiento. Y abarca más que el mundo físico. 17 “Hace un tiempo tomamos conciencia de que padecemos mayor contaminación emocional que atmosférica. Nos dimos cuenta de que los grandes principios de la ecología eran aplicables a la gestión de nuestro mundo emocional y a partir de entonces iniciamos un trabajo de investigación y de elaboración creativa de esta categoría”, cuentan Mercé Conangla y Jaume Soler, investigadores del campo psicológico y emocional de las relaciones humanas, quienes, con vasta experiencia también en el campo de la salud y la educación, construyeron una categoría tan necesaria como transformadora: la ecología emocional. “Hemos adaptado los conceptos sobre ecología al mundo de las emociones para que ayuden a explicarlas y a comprenderlas mejor. Así, hablamos de energías emocionalmente ecológicas, reciclar emociones, clima emocional global, lluvia ácida, basuras emocionales, contagio emocional, contaminación emocional, desertización, vitaminas emocionales, espacios protegidos”, explican acerca de las bases de la EE. ¿El huevo o la gallina? Puede parecer excesivo que la contaminación emocional supere a la atmosférica. No lo es tanto si se toman en cuenta las palabras del médico y psicoterapeuta Norberto Levy (autor de La sabiduría de las emociones y Aprendices del amor): “Todas las emociones están en continua interacción con la mente, y sobre este vínculo existen muchos malentendidos. En general creemos que ambas son adversarias esenciales y que debemos elegir entre una u otra. La relación esencial entre las emociones y la mente es de complementariedad, y cuando se desconectan de su condición de socias se embarcan en una batalla sin solución en la que todos perdemos”. Parecería que en la sociedad contemporánea se ha hecho un culto de los poderes de la mente y sus creaciones (los adelantos tecnológicos, los experimentos científicos, los modelos económicos, las relaciones humanas especulativas basadas en nociones tales como conveniencia o rentabilidad). Frente a esto, lo emocional suele considerarse poco seguro, imprevisible, ajeno a atributos tan preciados como “seguridad”, “certeza”, “resultados”. El biólogo inglés Rupert Sheldrake (figura clave en el movimiento que propone ligar ciencia y espiritualidad) atribuye esta ruptura al dualismo que propugnó el filósofo francés René Descartes (iniciador del racionalismo) cuando, en el siglo XVII, consideró la naturaleza como una máquina inanimada. Como producto de este pensamiento, que caló hondo en Occidente, el alma, las emociones, lo intangible de la existencia, quedaron separados de todo lo físico (y luego incluso enfrentados). Acaso allí también se incubó la creencia de que lo que se le hiciera a los espacios físicos y materiales en nada afectaría a los emocionales y espirituales. Sin embargo, para quienes adhieren a una visión holística e integral de los fenómenos físicos, psíquicos, emocionales y espirituales, como lo hace Sheldrake, autor de Una nueva ciencia de la vida y El renacimiento de la naturaleza, entre otras obras ya clásicas, es necesaria y urgente la reinserción de la espiritualidad y la valoración de las emociones en el vínculo entre las personas y de éstas con la naturaleza. Lo contrario nos deja en lo que el ex sacerdote dominico estadounidense Mathew Fox (fundador en Chicago del Instituto de la Espiritualidad en la Ciencia y la Cultura) llamó “una soledad cósmica”. Entre ambas ecologías, la emocional y la física, parece establecerse así una estrecha conexión de causa, efecto y necesidad. Mientras una procura salvaguardar los ámbitos externos, la otra va en pos de la preservación del mundo interior. Trabajo en equipo. Esto es lo que Soler y Conangla proponen profundizar con su concepción de la ecología emocional. “Definimos ecología emocional, o psico-eco-afectividad, como el arte de gestionar nuestros afectos (emociones y sentimientos) canalizando y dirigiendo creativamente su energía”, dicen. “Es un trabajo en equipo mente-emoción. El concepto eco hace referencia a la importancia de que ambas vertientes trabajen integradas, en armonía, de forma sostenible y equilibrada para que nos muevan a efectuar acciones de mejora en nuestra 18 persona y en los sistemas humanos y sociales en los que estamos inmersos. Incluye dos valores esenciales: la responsabilidad y la conciencia del impacto emocional global.” Los investigadores catalanes recuerdan que, como la naturaleza, “también las personas funcionamos en ciclos: de vida y de muerte, de descanso y de trabajo, de calma e inquietud, de reflexión y acción, de construcción y destrucción. Tenemos todo un mundo exterior para recorrer y todo un camino interior para encontrarnos y hacernos nacer. En este camino, nuestra afectividad y nuestra inteligencia deben aprender a trabajar en equipo para no destruirnos a nosotros, a nuestra especie y al mundo maravilloso en el que vivimos”. En esto retoman un legado del legendario y respetado biólogo humanista Gregory Bateson, quien así lo proponía en su monumental trabajo Pasos hacia una ecología de la mente. Principios ecológicos emocionales Se sabe que la ecología física propone disminuir las emanaciones tóxicas, cuidar las fuentes de agua dulce, evitar el vaciado irresponsable de material contaminante, ahorrar energía en lugar de derrocharla; mantener, en fin, un vínculo consciente con el planeta que nos cobija. ¿Cuáles son las herramientas de la ecología emocional y cuál su aplicación? La responsabilidad sobre la propia vida (hacerse cargo de ella y de sus decisiones) es fundamental, para los creadores de la EE, en lo que llaman gestión emocional ecológica. “Al pensar, analizar y reflexionar, vemos que no hay una sola vía de acción ante las distintas situaciones de la vida. A veces decimos que no tenemos libertad para tomar cierta decisión o ejecutar un acto, pero lo que ocurre es que no estamos dispuestos a afrontar las consecuencias de esa acción. La libertad la tenemos y es así casi siempre.” Por el camino de la evitación o la inacción, sostienen, se terminan pagando precios aún más altos y tomando un camino existencial basado en soluciones epidérmicas o en consignas aprendidas y repetidas como leyes. Hacernos cargo de nuestras elecciones (en los planos afectivo, familiar, laboral, vocacional, profesional, social o comunitario) lleva a que cada acción se convierta en una nueva pieza de una construcción personal y única. La salud psico-afectiva, en términos de EE, requiere respeto por los propios tiempos (distintos en cada persona), salir de los ritmos vertiginosos propuestos desde afuera, recuperar el valor de la pausa y del silencio interior, así como la ecología física propone respetar los tiempos, los espacios y los ritmos de la naturaleza. La EE esgrime un principio según el cual lo profundo de la espiritualidad está en lo cotidiano y en lo ordinario y es allí donde hay que buscarlo y honrarlo. “Carpe diem no significa que debamos buscar y agotar hoy todos los placeres, sino que debemos buscar y disfrutar de los hechos de hoy”, recuerdan, glosando al filósofo Fernando Savater. Una buena pregunta para empezar el día, es: ¿qué bien puedo hacer hoy? Un interrogante cotidiano que puede orientar los actos y las actitudes de la jornada. Los ecólogos emocionales subrayan algo muy significativo: no somos responsables de lo que sentimos (las emociones no se eligen ni se planifican de antemano), pero sí de aquello que hacemos con lo que sentimos. Rescatan así el valor de todas las emociones, no las clasifican en buenas y malas, positivas y negativas. Todas cumplen una función. Lo que importa es cómo se gestionan, lo que se hace con ellas. Escogemos nuestra actitud y nuestra conducta, reza un principio de la EE. “Pensar que algo nos será dado sin que hagamos algo por ello y quejarnos por no recibirlo, contribuye a la contaminación emocional”, advierte el mismo principio. Otra consigna de esta corriente apunta al valor del discernimiento. Concretamente, aprender, desde la experiencia, qué aspectos de la realidad, y en qué circunstancias, pueden ser modificados por nuestra conducta, y 19 cuáles son inalterables. Del mismo modo, incluir en nuestras expectativas y planificaciones el rol de lo imponderable, de aquello que escapa de la voluntad, la decisión y la acción propia, y que sin embargo es parte inexorable de la vida. Cuando el discernimiento no se hace presente, su lugar suelen ocuparlo la intolerancia, la ansiedad, la inadaptación. Es decir, el sufrimiento emocional. La EE rescata el valor de las utopías. Sus creadores suelen recordar un relato del chileno Alejandro Jodorowsky sobre un arquero que se empeñó durante años en acertar con una flecha en el centro de la Luna. Por supuesto, jamás lo consiguió y muchos de sus conciudadanos se mofaron de él. Sin embargo, al cabo de tantos años de intentarlo se convirtió en uno de los mejores arqueros del mundo. “Todo lo que el hombre ha conseguido o construido fue primero un sueño”. Algo que suele olvidarse en una era, como la presente, signada por la obsesión por las certezas, por los resultados rápidos y a cualquier costo, por la fugacidad, por la inmediatez y a menudo también por el temor al compromiso o a afrontar las consecuencias de las propias elecciones. Desde la EE “proponemos instaurar una pedagogía de la provisionalidad y la transformación”, explican sus creadores. “Vivimos aferrados a criterios de seguridad y permanencia, contratamos seguros para todo, queremos tener todo bajo nuestro control. Los cambios y las transformaciones son parte natural de la vida, pero nos cuesta asumirlo y lo vivimos como pérdidas, de modo que siempre nos encuentran sin recursos.” Todos somos como un río, ejemplifican, que cambia de curso, que atraviesa diferentes territorios, que pierde y gana cauce, que se hiela y se deshiela, pero jamás pierde su esencia, el agua. Un principio ecológico emocional es el de aceptar el cambio y la transformación para mantener y proteger nuestra esencia. Hermes Trimegisto (“el tres veces grande”), considerado en la mitología griega como un semidiós (mitad divino, mitad humano) y padre de la escritura y la cultura, señaló, entre otras máximas, que lo de arriba proviene de lo de abajo y que como es adentro es afuera. Al cabo de miles de años, asoma hoy una nueva comprensión para esta consigna. Como tratemos nuestro ecosistema emocional, trataremos a los otros, y al mundo. ¿De qué modo aplicar la ecología emocional en su trabajo con personas y en qué áreas de las relaciones se ven hoy más necesarias? Trabajar las competencias emocionales, supone beneficios en tres niveles. Respecto de uno mismo: la mejora del conocimiento de los matices emocionales, la traducción correcta de la información emocional y su incorporación en el mapa mental en el momento de tomar decisiones; un buen equilibrio personal y mayor coherencia en el eje mente-emoción-acción. Respecto de nuestra relación con los demás: relaciones más honestas, coherentes y profundas, mejor calidad de comunicación y capacidad de crear vínculos basados en la libertad y no en la dependencia. Respecto de nosotros en relación con el mundo: conciencia de la interdependencia de los sistemas vitales que habitamos la Tierra, acciones creativas de mejora del mundo, mayor respeto al entorno. Creemos que esto es afín a todas las áreas de las relaciones humanas. Si se aplicara en el sector de enseñanza (profesorado de todos los niveles: universidad, escuelas medias, primaria y preescolar), sería muy interesante y los resultados serían sorprendentes ya que las personas que se hallan en posiciones de influencia tienen mayor posibilidad de contagiar positivamente, pero también de contaminar y destruir con mayor rapidez. ¿El mundo emocional es un lugar desvalorizado o poco explorado en nuestra cultura? ¿Cuáles serían los principales malentendidos respecto de ese mundo? 20 Dedicamos toda nuestra vida a entrenar nuestra mente: adquirimos conocimientos y nos enseñan a pensar, pero en el territorio emocional, en cambio, somos todos autodidactas, en mayor o menor medida. Hay quien considera las emociones como obstáculos que interfieren en nuestra dimensión racional. Nada más equivocado, puesto que las emociones son un lenguaje distinto y complementario. Una mente inteligente pero desconectada de las emociones construiría mapas de decisión equivocados y peligrosos. Las emociones dan color al paisaje y sirven para orientarnos en el mundo; nos indican si la ruta que hemos elegido es adaptativa o destructiva. Enumeramos así las principales creencias erróneas respecto de las emociones: La creencia de que “hay emociones buenas y malas”: la ecología emocional defiende que todas las emociones son legítimas y necesarias puesto que nos proporcionan información sobre cómo nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás, y sobre cómo llevamos nuestro proyecto de vida. Como dijo Dolly Parton: “Soy de la opinión de que si usted quiere gozar del arco iris tendrá que soportar la lluvia”. Considerar que entendemos perfectamente el sentir del otro: la misma emoción puede ser vivida diferentemente en función del equipaje vital del otro. “Te entiendo perfectamente” puede ser sólo una frase si no nos molestamos en preguntar al otro cómo lo está viviendo. Confundir retención emocional con autocontrol: las emociones no deben retenerse, aunque sí deben controlarse. A veces pensamos que sólo puede perjudicarnos la retención de determinadas emociones (ira, rencor, resentimiento, rabia), pero la EE afirma que retener emociones tales como el amor, la alegría, la gratitud, también perjudica nuestra vida y dificulta el crecimiento de nuestras relaciones. Autocontrol supone capacidad para canalizar y dirigir la energía emocional hacia el objetivo deseado. Creencia de que uno es emocionalmente autosuficiente: la EE afirma que todas las formas de vida son interdependientes. Andar por la vida es ir hacia uno mismo y encontrar a los otros en el camino. Aislados no nos podríamos construir como humanos. Relación entre la EE y el equilibrio y la armonía del mundo externo. ¿Cómo interactúan? La EE plantea un dilema inicial: “¿crear o destruir?” y elige “crear”. Como dijo Erich Fromm: “Toda la energía que no se dirige a crear se convierte en energía destructiva”. De la misma forma que ya no consideramos admisible que alguien lance residuos tóxicos y contaminantes a un río –porque sabemos que los peces y el río van a morir, no podemos permitirnos el lujo de ir lanzando partículas emocionales tóxicas al exterior. Las personas y la naturaleza son sistemas abiertos totalmente interdependientes. Existe un clima emocional global que se está deteriorando cada vez más debido a nuestro analfabetismo emocional y a nuestra irresponsabilidad. El clima emocional global va a depender de la suma de las aportaciones de todos y cada uno de nosotros. El calentamiento emocional global se manifiesta en multitud de síntomas: aumento de las agresiones verbales, físicas, psíquicas y morales, estrés, aumento de patología ansioso-depresiva, racismo, corrupción, guerras, terrorismo, enfermedad.. Ya es hora de efectuar cambios preventivos en lugar de vernos obligados a recurrir a cambios catastróficos; a veces, demasiado tarde. La EE defiende un modelo humano psicoecoafectivo: personas que construyen un espacio interior armónico en el cual razón y emoción unen sus fuerzas fomentando acciones más empáticas, generosas y solidarias hacia los demás y hacia el mundo. 21 Principios para una vida emocionalmente ecológica El modelo de ser humano EE: persona creativa, amorosa, pacífica, autónoma. Estos cuatro ejes deben desarrollarse de forma sincrónica y equilibrada. − Principio de responsabilidad en la autogestión emocional. Podemos ser parte de la solución o parte del problema de la humanidad. No podemos vivir inundando a los demás con nuestra basura emocional. El precio es demasiado caro. − Principio de prevención: “Hoy estamos otra vez en una de estas situaciones decisivas en que la diferencia entre la solución violenta y la solución anticipada puede significar la diferencia entre la destrucción y el fértil desarrollo de nuestra civilización”. (Erich Fromm) Buen uso y ahorro de energía emocional: elegir bien los objetivos y las personas en que invertimos energía emocional. No despilfarrarla. Centrarnos en aquello que podemos controlar y mejorar –nosotros mismos–, en lugar de empeñarnos en cambiar a los demás. Uso de fuentes de energía emocional limpias, renovables y no contaminantes: movernos por el empuje de la alegría, la curiosidad, la confianza, la valentía, la generosidad o el amor, en lugar de hacerlo por coacción, por un falso sentido de la obligación, por lo que dirán los demás, por egoísmo o interés. La misma acción puede dar lugar a resultados totalmente opuestos en función de si la fuente de energía emocional es limpia o contaminadora. Creación de espacios protegidos para especies emocionales en peligro de extinción, en los que puedan crecer, entre otras, la ternura, el amor, la serenidad y la gratitud Protección del clima emocional evitando las contaminaciones por quejas, rumores, insultos, juicios de valores, menosprecios. Aplicar el principio del respeto. Siete principios de la ecología emocional para las relaciones − Principio de la autonomía personal: “Ayúdate a ti mismo y los demás te ayudarán”. − Principio de la prevención de dependencias: “No hagas por los demás aquello que ellos pueden hacer por sí mismos”. − Principio del boomerang: “Todo lo que haces a los demás, también te lo haces a ti”. − Principio del reconocimiento de la individualidad y la diferencia: “No hagas a los demás aquello que quieres para ti. Pueden tener gustos diferentes”. − Principio de la moralidad natural: “No hagas a los demás aquello que no quieres que te hagan a ti”. − Principio de la autoaplicación previa: ”No podrás hacer ni dar a los demás aquello que no eres capaz de hacer ni darte a ti mismo”. − Principio de la limpieza relacional: “Tenemos el deber de hacer limpieza de las relaciones que son ficticias, insanas y no nos dejan crecer como persona”. Guía para la reflexión personal 1. ¿Qué opinión me merece el planteamiento de Jung acerca de nuestras relaciones interpersonales: “Busco a la persona que sea capaz de amar al otro sin castigarlo por ello, sin hacerlo prisionero o desangrarlo; esa persona del futuro que sepa llevar a cabo un amor independiente de ventajas o desventajas sociales, para que el amor sea siempre 22 2. 3. 4. 5. un fin en sí mismo y no siempre el amor con vistas a un fin”? ¿Acaso ya nos hemos convertido en esas personas del futuro que anhelaba Jung o en cambio continuamos castigando, aprisionando, desangrando o buscando ventajas cuando iniciamos nuestras relaciones interpersonales o cuando formamos pareja? ¿Qué nos mueve a elegir y por qué motivo a menudo acabamos tan lejos de conseguir amigos/as, o en la relación de pareja que anhelamos?. ¿Qué me parecen las afirmaciones de la Ecología Emocional: “debemos convertirnos en la persona adecuada en lugar de invertir energías buscando a la persona adecuada” Cuando nuestra vida es coherente y armónica desprendemos una elevada capacidad de atracción que nos acercará a quien se encuentra en la misma sintonía. En cambio si somos personas incompletas y necesitadas sintonizaremos con personas de las mismas características y uniremos necesidades y desespero. ¿Por qué se afirma en el documento que el ecosistema emocional humano está perturbado y necesita una urgente tarea de desintoxicación y preservación? Padecemos mayor contaminación emocional que atmosférica. ¿Qué me sugiere la afirmación de que es necesaria y urgente la reinserción de la espiritualidad y la valoración de las emociones en el vínculo entre las personas y de éstas con la naturaleza? ¿Qué opinión le merece que la salud psico-afectiva en términos de ecología emocional requiere respeto por los propios tiempos (distintos en cada persona) salir de los ritmos vertiginosos propuestos desde afuera, recuperar el valor de la pausa y del silencio interior?. La ecología emocional plantea que lo profundo de la espiritualidad está en lo cotidiano y en lo ordinario y es allí donde hay que buscarlo y honrarlo. Guía para la reflexión grupal 1. ¿Qué opinan sobre lo que plantea la ecología emocional sobre que escogemos nuestra actitud y nuestra conducta: “Pensar que algo nos será dado sin que hagamos algo por ello y quejarnos por no recibirlo, contribuye a la contaminación emocional”? 2. Una consigna de la ecología emocional apunta al valor del discernimiento. Cuando éste no se hace presente, su lugar lo ocupan la intolerancia, la ansiedad, la inadaptación, es decir el sufrimiento emocional. ¿cómo se aplica ese principio a la vida grupal y comunitaria? 3. ¿Qué aplicación podría hacerse en nuestras instituciones de la pedagogía de la provisionalidad y la transformación: “vivimos aferrados a criterios de seguridad y permanencia pero somos como un río, que cambia de curso, que atraviesa diferentes territorios, que pierde y gana cauce, que se hiela y se deshiela, pero jamás pierde su esencia, el agua? 4. Comente sobre los beneficios de trabajar las competencias emocionales a nivel de uno mismo: la mejora del conocimiento de los matices emocionales, la traducción correcta de la información emocional y su incorporación en el mapa mental en el momento de tomar decisiones, un buen equilibrio personal y mayor coherencia en el eje menteemoción-acción. 5. Comente sobre los beneficios de trabajar las competencias emocionales en nuestra relación con los demás: relaciones más honestas, coherentes y profundas, mejor calidad de comunicación y capacidad de crear vínculos basados en la libertad y no en la dependencia. 23 6. Comente sobre los beneficios de trabajar las competencias emocionales en nuestra relación con el mundo: conciencia de la interdependencia de los sistemas vitales que habitamos la tierra, acciones creativas de mejora del mundo, mayor respeto al entorno. FORMACIÓN DE LAICOS-AS Y JESUITAS PROVINCIA CENTROAMERICANA DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS Comisión de Espiritualidad. Eje 2: Identidad Cristiana Tema 2.1. Vocación de los discípulos misioneros (Aparecida) Principio de Identidad Cristiana. CAPÍTULO 3 LA ALEGRÍA DE SER DISCÍPULOS MISIONEROS PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO DE JESUCRISTO (Tomado del documento conclusivo de la Conferencia de Aparecida.) 1. En este momento, con incertidumbres en el corazón, nos preguntamos con Tomás: “¿Cómo vamos a saber el camino?” (Jn 14, 5). Jesús nos responde con una propuesta provocadora: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6). Él es el verdadero camino hacia el Padre, quien tanto amó al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna (cf. Jn 3, 16). Esta es la vida eterna: “que te conozcan a ti el único Dios verdadero, y a Jesucristo tu enviado” (Jn 17, 3). La fe en Jesús como el Hijo del Padre es la puerta de entrada a la Vida. Los discípulos de Jesús confesamos nuestra fe con las palabras de Pedro: “Tus palabras dan Vida eterna” (Jn 6, 68); “Tu eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16, 16). 2. Jesús es el hijo de Dios, la Palabra hecha carne (cf. Jn 1, 14), verdadero Dios y verdadero hombre, prueba del amor de Dios a los hombres. Su vida es una entrega radical de sí mismo a favor de todas las personas, consumada definitivamente en su muerte y resurrección. Por ser el Cordero de Dios, Él es el salvador. Su pasión, muerte y resurrección posibilita la superación del pecado y la vida nueva para toda la humanidad. En Él, el Padre se hace presente, porque quien conoce al Hijo conoce al Padre (cf. Jn 14, 7). 3. Los discípulos de Jesús reconocemos que Él es el primer y más grande evangelizador enviado por Dios (cf. Lc 4, 44) y, al mismo tiempo, el Evangelio de Dios (cf. Rm 1, 3). Creemos y anunciamos “la buena noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios” (Mc 1, 1). Como hijos obedientes a la voz del Padre queremos escuchar a Jesús (cf. Lc 9, 35) porque Él es el único Maestro (cf. Mt 23, 8). Como discípulos suyos sabemos que sus palabras son Espíritu y Vida (cf. Jn 6, 63. 68). Con la alegría de la fe somos misioneros para proclamar el Evangelio de Jesucristo y, en Él, la buena nueva de la dignidad humana, de la vida, de la familia, del trabajo, de la ciencia y de la solidaridad con la creación. 3.1 4. La buena nueva de la dignidad humana Bendecimos a Dios por la dignidad de la persona humana, creada a su imagen y semejanza. Nos ha creado libres y nos ha hecho sujetos de derechos y deberes en medio de la creación. Le agradecemos por asociarnos al perfeccionamiento del mundo, dándonos inteligencia y 24 capacidad para amar; por la dignidad, que recibimos también como tarea que debemos proteger, cultivar y promover. Lo bendecimos por el don de la fe que nos permite vivir en alianza con Él hasta compartir la vida eterna. Lo bendecimos por hacernos hijas e hijos suyos en Cristo, por habernos redimido con el precio de su sangre y por la relación permanente que establece con nosotros, que es fuente de nuestra dignidad absoluta, innegociable e inviolable. Si el pecado ha deteriorado la imagen de Dios en el hombre y ha herido su condición, la buena nueva, que es Cristo lo ha redimido y restablecido en la gracia (cf. Rm 5, 12-21). 5. Alabamos a Dios por los hombres y mujeres de América Latina y El Caribe que, movidos por su fe, han trabajado incansablemente en defensa de la dignidad de la persona humana, especialmente de los pobres y marginados. En su testimonio, llevado hasta la entrega total, resplandece la dignidad del ser humano. 3.2 La buena nueva de la vida 6. Alabamos a Dios por el don maravilloso de la vida y por quienes la honran y la dignifican al ponerla al servicio de los demás; por el espíritu alegre de nuestros pueblos que aman la música, la danza, la poesía, el arte, el deporte y cultivan una firme esperanza en medio de problemas y luchas. Alabamos a Dios porque siendo nosotros pecadores, nos mostró su amor reconciliándonos consigo por la muerte de su Hijo en la cruz. Lo alabamos porque ahora continúa derramando su amor en nosotros por el Espíritu Santo y alimentándonos con la Eucaristía, pan de vida (cf. Jn 6, 35). La Encíclica “Evangelio de la Vida”, de Juan Pablo II, ilumina el gran valor de la vida humana, la cual debemos cuidar y por la cual continuamente alabamos a Dios. 7. Bendecimos al Padre por el don de su Hijo Jesucristo “rostro humano de Dios y rostro divino del hombre”1. “En realidad, tan sólo en el misterio del Verbo encarnado se aclara verdaderamente el misterio del hombre. Cristo, en la revelación misma del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre su altísima vocación”2. 8. Bendecimos al Padre porque todo hombre abierto sinceramente a la verdad y al bien, aun entre dificultades e incertidumbres, puede llegar a descubrir en la ley natural escrita en su corazón (cf. Rm 2, 14-15), el valor sagrado de la vida humana desde su inicio hasta su término natural, y afirmar el derecho de cada ser humano a ver respetado totalmente este bien primario suyo. En el reconocimiento de este derecho se fundamenta “la convivencia humana y la misma comunidad política”3. 9. Ante una vida sin sentido, Jesús nos revela la vida íntima de Dios en su misterio más elevado, la comunión trinitaria. Es tal el amor de Dios, que hace del hombre, peregrino en este mundo, su morada: “Vendremos a él y viviremos en él” (Jn 14, 23). Ante la desesperanza de un mundo sin Dios, que sólo ve en la muerte el término definitivo de la existencia, Jesús nos ofrece la resurrección y la vida eterna en la que Dios será todo en todos (cf. 1Cor 15, 28). Ante la 1 BENEDICTO XVI, Oración por la V Conferencia. GS 22 3 EV 2 2 25 idolatría de los bienes terrenales, Jesús presenta la vida en Dios como valor supremo: “¿De qué le sirve a uno ganar el mundo, si pierde su vida?” (Mc 8, 36)4. 10. Ante el subjetivismo hedonista, Jesús propone entregar la vida para ganarla, porque “quien aprecie su vida terrena, la perderá” (Jn 12, 25). Es propio del discípulo de Cristo gastar su vida como sal de la tierra y luz del mundo. Ante el individualismo, Jesús convoca a vivir y caminar juntos. La vida cristiana sólo se profundiza y se desarrolla en la comunión fraterna. Jesús nos dice “uno es su maestro, y todos ustedes son hermanos” (Mt 23, 8). Ante la despersonalización, Jesús ayuda a construir identidades integradas. 11. La propia vocación, la propia libertad y la propia originalidad son dones de Dios para la plenitud y el servicio del mundo. 12. Ante la exclusión, Jesús defiende los derechos de los débiles y la vida digna de todo ser humano. De su Maestro, el discípulo ha aprendido a luchar contra toda forma de desprecio de la vida y de explotación de la persona humana5. Sólo el Señor es autor y dueño de la vida. El ser humano, su imagen viviente, es siempre sagrado, desde su concepción hasta su muerte natural; en todas las circunstancias y condiciones de su vida. Ante las estructuras de muerte, Jesús hace presente la vida plena. “Yo he venido para dar vida a los hombres y para que la tengan en plenitud” (Jn 10, 10). Por ello sana a los enfermos, expulsa los demonios y compromete a los discípulos en la promoción de la dignidad humana y de relaciones sociales fundadas en la justicia. 13. Ante la naturaleza amenazada, Jesús, que conocía el cuidado del Padre por las criaturas que Él alimenta y embellece (cf. Lc 12, 28), nos convoca a cuidar la tierra para que brinde abrigo y sustento a todos los hombres (cf. Gn 1, 29; 2, 15). 3.3 La buena nueva de la familia 14. Proclamamos con alegría el valor de la familia en América Latina y El Caribe. Afirma el Papa Benedicto XVI que la familia “patrimonio de la humanidad, constituye uno de los tesoros más importantes de los pueblos latinoamericanos y caribeños. Ella ha sido y es escuela de la fe, palestra de valores humanos y cívicos, hogar en que la vida humana nace y se acoge generosa y responsablemente… La familia es insustituible para la serenidad personal y para la educación de sus hijos”6. 15. Agradecemos a Cristo que nos revela que “Dios es amor y vive en sí mismo un misterio personal de amor”7 y optando por vivir en familia en medio de nosotros, la eleva a la dignidad de ‘Iglesia Doméstica’. 16. Bendecimos a Dios por haber creado al ser humano varón y mujer, aunque hoy se quiera confundir esta verdad: “Creó Dios a los seres humanos a su imagen; a imagen de Dios los creó, 4 Cf. EN 8 Cf. BENEDICTO XVI, Mensaje para la Cuaresma 2007. 6 DI 5 7 Cf. FC 11 5 26 varón y mujer los creó” (Gn 1, 27). Pertenece a la naturaleza humana el que el varón y la mujer busquen el uno en el otro su reciprocidad y complementariedad8. 17. El ser amados por Dios nos llena de alegría. El amor humano encuentra su plenitud cuando participa del amor divino, del amor de Jesús que se entrega solidariamente por nosotros en su amor pleno hasta el fin (cf. Jn 13, 1; 15,9). El amor conyugal es la donación recíproca entre un varón y una mujer, los esposos: es fiel y exclusivo hasta la muerte y fecundo, abierto a la vida y a la educación de los hijos, asemejándose al amor fecundo de la Santísima Trinidad9. El amor conyugal es asumido en el Sacramento del Matrimonio para significar la unión de Cristo con su Iglesia, por eso en la gracia de Jesucristo encuentra su purificación, alimento y plenitud (cf. Ef 5, 25-33). 18. En el seno de una familia la persona descubre los motivos y el camino para pertenecer a la familia de Dios. De ella recibimos la vida, la primera experiencia del amor y de la fe. El gran tesoro de la educación de los hijos en la fe consiste en la experiencia de una vida familiar que recibe la fe, la conserva, la celebra, la transmite y testimonia. Los padres deben tomar nueva conciencia de su gozosa e irrenunciable responsabilidad en la formación integral de sus hijos. 19. Dios ama nuestras familias, a pesar de tantas heridas y divisiones. La presencia invocada de Cristo a través de la oración en familia nos ayuda a superar los problemas, a sanar las heridas y abre caminos de esperanza. Muchos vacíos de hogar pueden ser atenuados por servicios que presta la comunidad eclesial, familia de familias. 3.4 3.4.1 La buena nueva de la actividad humana El trabajo 20. Alabamos a Dios porque en la belleza de la creación, que es obra de sus manos, resplandece el sentido del trabajo como participación de su tarea creadora y como servicio a los hermanos y hermanas. Jesús, el carpintero (cf. Mc 6, 3), dignificó el trabajo y al trabajador y recuerda que el trabajo no es un mero apéndice de la vida, sino que “constituye una dimensión fundamental de la existencia del hombre en la tierra”10, por la cual el hombre y la mujer se realizan a sí mismos como seres humanos11. El trabajo garantiza la dignidad y la libertad del hombre, es probablemente “la clave esencial de toda ‘la cuestión social’”12. 21. Damos gracias a Dios porque su palabra nos enseña que, a pesar de la fatiga que muchas veces acompaña al trabajo, el cristiano sabe que éste, unido a la oración, sirve no sólo al progreso terreno, sino también a la santificación personal y a la construcción del Reino de Dios13. El desempleo, la injusta remuneración del trabajo y el vivir sin querer trabajar son contrarios al designio de Dios. El discípulo y el misionero, respondiendo a este designio, promueven la dignidad del trabajador y del trabajo, el justo reconocimiento de sus derechos y de sus deberes, 8 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la colaboración del hombre y la mujer en la Iglesia y el mundo, 31 de mayo de 2004. 9 HV 9 10 LE 4 11 Cf. LE 9 12 Cf. Ibid. 3 13 Cf. Ibid. 27; 2 Tes 3,10 27 y desarrollan la cultura del trabajo y denuncian toda injusticia. La salvaguardia del domingo, como día de descanso, de familia y culto al Señor, garantiza el equilibrio entre trabajo y reposo. Corresponde a la comunidad crear estructuras que ofrezcan un trabajo a las personas minusválidas según sus posibilidades14. 22. Alabamos a Dios por los talentos, el estudio y la decisión de hombres y mujeres para promover iniciativas y proyectos generadores de trabajo y producción, que elevan la condición humana y el bienestar de la sociedad. La actividad empresarial es buena y necesaria cuando respeta la dignidad del trabajador, el cuidado del medio ambiente y se ordena al bien común. Se pervierte cuando, buscando solo el lucro, atenta contra los derechos de los trabajadores y la justicia. 3.4.2 La ciencia y la tecnología 23. Alabamos a Dios por quienes cultivan las ciencias y la tecnología ofreciendo una inmensa cantidad de bienes y valores culturales que han contribuido, entre otras cosas, a prolongar la expectativa de vida y su calidad. Sin embargo, la ciencia y la tecnología no tienen las respuestas a los grandes interrogantes de la vida humana. La respuesta última a las cuestiones fundamentales del hombre sólo puede venir de una razón y ética integrales iluminadas por la revelación de Dios. Cuando la verdad, el bien y la belleza se separan; cuando la persona humana y sus exigencias fundamentales no constituyen el criterio ético, la ciencia y la tecnología se vuelven contra el hombre que las ha creado. 24. Hoy día las fronteras trazadas entre las ciencias se desvanecen. Con este modo de comprender el diálogo, se sugiere la idea de que ningún conocimiento es completamente autónomo. Esta situación le abre un terreno de oportunidades a la teología para interactuar con las ciencias sociales. 3.5 La buena nueva del destino universal de los bienes y ecología 25. Con los pueblos originarios de América, alabamos al Señor que creó el universo como espacio para la vida y la convivencia de todos sus hijos e hijas y nos los dejó como signo de su bondad y de su belleza. También la creación es manifestación del amor providente de Dios; nos ha sido entregada para que la cuidemos y la transformemos en fuente de vida digna para todos. Aunque hoy se ha generalizado una mayor valoración de la naturaleza, percibimos claramente de cuántas maneras el hombre amenaza y aun destruye su ‘habitat’. “Nuestra hermana la madre tierra”15 es nuestra casa común y el lugar de la alianza de Dios con los seres humanos y con toda la creación. Desatender las mutuas relaciones y el equilibrio que Dios mismo estableció entre las realidades creadas, es una ofensa al Creador, un atentado contra la biodiversidad y, en definitiva, contra la vida. El discípulo misionero, a quien Dios le encargó la creación, debe contemplarla, cuidarla y utilizarla, respetando siempre el orden que le dio el Creador. 26. La mejor forma de respetar la naturaleza es promover una ecología humana abierta a la trascendencia que respetando la persona y la familia, los ambientes y las ciudades, sigue la indicación paulina de recapitular todas las cosas en Cristo y de alabar con Él al Padre (cf. 1Cor 3, 21-23). El Señor ha entregado el mundo para todos, para los de las generaciones presentes y 14 15 Ibid. 22 FRANCISCO DE ASÍS, Cántico de las Criaturas 9. 28 futuras. El destino universal de los bienes exige la solidaridad con la generación presente y las futuras. Ya que los recursos son cada vez más limitados, su uso debe estar regulado según un principio de justicia distributiva respetando el desarrollo sostenible. 3.6 El Continente de la esperanza y del amor 27. Agradecemos a Dios como discípulos y misioneros porque la mayoría de los latinoamericanos y caribeños están bautizados. La providencia de Dios nos ha confiado el precioso patrimonio de la pertenencia a la Iglesia por el don del bautismo que nos ha hecho miembros del Cuerpo de Cristo, pueblo de Dios peregrino en tierras americanas desde hace más de quinientos años. Alienta nuestra esperanza la multitud de nuestros niños, los ideales de nuestros jóvenes y el heroísmo de muchas de nuestras familias que, a pesar de las crecientes dificultades, siguen siendo fieles al amor. Agradecemos a Dios la religiosidad de nuestros pueblos que resplandece en la devoción al Cristo sufriente y a su Madre bendita, la veneración a los Santos con sus fiestas patronales, en el amor al Papa y a los demás pastores, en el amor a la Iglesia universal como gran familia de Dios que nunca puede ni debe dejar solos o en la miseria a sus propios hijos16. 28. Reconocemos el don de la vitalidad de la Iglesia que peregrina en América Latina y El Caribe, su opción por los pobres, sus parroquias, sus comunidades, sus asociaciones, sus movimientos eclesiales, nuevas comunidades y sus múltiples servicios sociales y educativos. Alabamos al Señor porque ha hecho de este continente un espacio de comunión y comunicación de pueblos y culturas indígenas. También agradecemos el protagonismo que van adquiriendo sectores que fueron desplazados: mujeres, indígenas, afrodescendientes, campesinos y habitantes de áreas marginales de las grandes ciudades. Toda la vida de nuestros pueblos fundada en Cristo y redimida por Él puede mirar al futuro con esperanza y alegría acogiendo el llamado del Papa Benedicto XVI: “¡Sólo de la Eucaristía brotará la civilización del amor que transformará Latinoamérica y El Caribe para que además de ser el Continente de la esperanza, sea también el Continente del amor!”17. CAPÍTULO 4 LA VOCACIÓN DE LOS DISCÍPULOS MISIONEROS A LA SANTIDAD 4.1 Llamados al seguimiento de Jesucristo 29. Dios Padre sale de sí, por así decirlo, para llamarnos a participar de su vida y de su gloria. Mediante Israel, pueblo que hace suyo, Dios nos revela su proyecto de vida. Cada vez que Israel buscó y necesitó a su Dios, sobre todo en las desgracias nacionales, tuvo una singular experiencia de comunión con Él, quien lo hacía partícipe de su verdad, su vida y su santidad. Por ello, no demoró en testimoniar que su Dios -a diferencia de los ídolos- es el “Dios vivo” (Dt 5, 26) que lo libera de los opresores (cf. Ex 3, 7-10), que perdona incansablemente (cf. Ex 34, 6; Eclo 2, 11) y que restituye la salvación perdida cuando el pueblo, envuelto “en las redes de la muerte” (Sal 116, 3), se dirige a Él suplicante (cf. Is 38, 16). De este Dios –que es su Padre– Jesús afirmará que “no es un Dios de muertos, sino de vivos” (Mc 12, 27). 16 17 DI 1 DI 4 29 30. En estos últimos tiempos nos ha hablado por medio de Jesús su Hijo (Hb 1, 1ss), con quien llega la plenitud de los tiempos (cf. Gal 4, 4). Dios, que es Santo y nos ama, nos llama por medio de Jesús a ser santos (cf. Ef 1, 4-5). 31. El llamamiento que hace Jesús, el Maestro, conlleva una gran novedad. En la antigüedad los maestros invitaban a sus discípulos a vincularse con algo trascendente, y los maestros de la Ley les proponían la adhesión a la Ley de Moisés. Jesús invita a encontrarnos con Él y a que nos vinculemos estrechamente a Él porque es la fuente de la vida (cf. Jn 15, 5-15) y sólo Él tiene palabras de vida eterna (cf. Jn 6, 68). En la convivencia cotidiana con Jesús y en la confrontación con los seguidores de otros maestros, los discípulos pronto descubren dos cosas del todo originales en la relación con Jesús. Por una parte, no fueron ellos los que escogieron a su maestro. Fue Cristo quien los eligió. De otra parte, ellos no fueron convocados para algo (purificarse, aprender la Ley…), sino para Alguien, elegidos para vincularse íntimamente a su Persona (cf. Mc 1, 17; 2, 14). Jesús los eligió para “que estuvieran con Él y enviarlos a predicar” (Mc 3, 14), para que lo siguieran con la finalidad de “ser de Él” y formar parte “de los suyos” y participar de su misión. El discípulo experimenta que la vinculación íntima con Jesús en el grupo de los suyos es participación de la Vida salida de las entrañas del Padre, es formarse para asumir su mismo estilo de vida y sus mismas motivaciones (cf. Lc 6, 40b), correr su misma suerte y hacerse cargo de su misión de hacer nuevas todas las cosas. 32. Con la parábola de la Vid y los Sarmientos (cf. Jn 15, 1-8), Jesús revela el tipo de vinculación que Él ofrece y que espera de los suyos. No quiere una vinculación como “siervos” (cf. Jn 8, 33-36), porque “el siervo no conoce lo que hace su señor” (Jn 15, 15). El siervo no tiene entrada a la casa de su amo, menos a su vida. Jesús quiere que su discípulo se vincule a Él como “amigo” y como “hermano”. El “amigo” ingresa a su Vida, haciéndola propia. El amigo escucha a Jesús, conoce al Padre y hace fluir su Vida (Jesucristo) en la propia existencia (cf. Jn 15, 14), marcando la relación con todos (cf. Jn 15, 12). El “hermano” de Jesús (cf. Jn 20, 17) participa de la vida del Resucitado, Hijo del Padre celestial, por lo que Jesús y su discípulo comparten la misma vida que viene del Padre, aunque Jesús por naturaleza (cf. Jn 5, 26; 10, 30) y el discípulo por participación (cf. Jn 10, 10). La consecuencia inmediata de este tipo de vinculación es la condición de hermanos que adquieren los miembros de su comunidad. 33. Jesús los hace familiares suyos, porque comparte la misma vida que viene del Padre y les pide, como a discípulos, una unión íntima con Él, obediencia a la Palabra del Padre, para producir en abundancia frutos de amor. Así lo atestigua san Juan en el prólogo a su Evangelio: “A todos aquellos que creen en su nombre, les dio capacidad para ser hijos de Dios”, y son hijos de Dios que “no nacen por vía de generación humana, ni porque el hombre lo desee, sino que nacen de Dios” (Jn 1, 12-13). 34. Como discípulos y misioneros estamos llamados a intensificar nuestra respuesta de fe y a anunciar que Cristo ha redimido todos los pecados y males de la humanidad, “en el aspecto más paradójico de su misterio, la hora de la cruz. El grito de Jesús: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mc 15, 34) no delata la angustia de un desesperado, sino la oración del Hijo que ofrece su vida al Padre en el amor para la salvación de todos”18. 18 NMI, 25-26 30 35. La respuesta a su llamada exige entrar en la dinámica del Buen Samaritano (cf. Lc 10, 29-37), que nos da el imperativo de hacernos prójimos, especialmente con el que sufre, y generar una sociedad sin excluidos siguiendo la práctica de Jesús que come con publicanos y pecadores (cf. Lc 5, 29-32), que acoge a los pequeños y a los niños (cf. Mc 10, 13-16), que sana a los leprosos (cf. Mc 1, 40-45), que perdona y libera a la mujer pecadora (cf. Lc 7, 36-49; Jn 8, 1-11), que habla con la Samaritana (cf. Jn 4, 1-26). 4.2 Configurados con el Maestro 36. La admiración por la persona de Jesús, su llamada y su mirada de amor buscan suscitar una respuesta consciente y libre desde lo más íntimo del corazón del discípulo, una adhesión de toda su persona al saber que Cristo lo llama por su nombre (cf. Jn 10, 3). Es un “sí” que compromete radicalmente la libertad del discípulo a entregarse a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida (cf. Jn 14, 6). Es una respuesta de amor a quien lo amó primero “hasta el extremo” (cf. Jn 13, 1). En este amor de Jesús madura la respuesta del discípulo: “Te seguiré adondequiera que vayas” (Lc 9, 57). 37. El Espíritu Santo que el Padre nos regala nos identifica con Jesús-Camino, abriéndonos a su misterio de salvación para que seamos hijos suyos y hermanos unos de otros; nos identifica con Jesús-Verdad, enseñándonos a renunciar a nuestras mentiras y propias ambiciones, y nos identifica con Jesús-Vida, permitiéndonos abrazar su plan de amor y entregarnos para que otros “tengan vida en Él”. 38. Para configurarse verdaderamente con el Maestro es necesario asumir la centralidad del Mandamiento del amor, que Él quiso llamar suyo y nuevo: “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado” (Jn 15, 12). Este amor, con la medida de Jesús, de total don de sí, además de ser el distintivo de cada cristiano no puede dejar de ser la característica de su Iglesia, comunidad discípula de Cristo, cuyo testimonio de caridad fraterna será el primero y principal anuncio, “reconocerán todos que son discípulos míos” (Jn 13, 35). 39. En el seguimiento de Jesucristo, aprendemos y practicamos las bienaventuranzas del Reino, el estilo de vida del mismo Jesucristo: su amor y obediencia filial al Padre, su compasión entrañable ante el dolor humano, su cercanía a los pobres y a los pequeños, su fidelidad a la misión encomendada, su amor servicial hasta el don de su vida. Hoy contemplamos a Jesucristo tal como nos lo transmiten los Evangelios para conocer lo que Él hizo y para discernir lo que nosotros debemos hacer en las actuales circunstancias. 40. Identificarse con Jesucristo es también compartir su destino: “Donde yo esté estará también el que me sirve” (Jn 12, 26). El cristiano corre la misma suerte del Señor, incluso hasta la cruz: “Si alguno quiere venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga” (Mc 8, 34). Nos alienta el testimonio de tantos misioneros y mártires de ayer y de hoy en nuestros pueblos que han llegado a compartir la cruz de Cristo hasta la entrega de su vida. 41. Imagen espléndida de configuración al proyecto trinitario que se cumple en Cristo, es la Virgen María. Desde su Concepción Inmaculada hasta su Asunción nos recuerda que la belleza del ser humano está toda en el vínculo de amor con la Trinidad, y que la plenitud de nuestra libertad está en la respuesta positiva que le damos. 31 42. En América Latina y El Caribe innumerables cristianos buscan configurarse con el Señor al encontrarlo en la escucha orante de la Palabra, recibir su perdón en el Sacramento de la Reconciliación, y su vida en la celebración de la Eucaristía y de los demás sacramentos, en la entrega solidaria a los hermanos más necesitados y en la vida de muchas comunidades que reconocen con gozo al Señor en medio de ellos. 4.3 Enviados a anunciar el Evangelio del Reino de vida 43. Jesucristo, verdadero hombre y verdadero Dios, con palabras y acciones, con su muerte y resurrección, inaugura en medio de nosotros el Reino de vida del Padre, que alcanzará su plenitud allí donde no habrá más “muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor, porque todo lo antiguo ha desaparecido” (Ap 21, 4). Durante su vida y con su muerte en cruz, Jesús permanece fiel a su Padre y a su voluntad (cf. Lc 22, 42). Durante su ministerio, los discípulos no fueron capaces de comprender que el sentido de su vida sellaba el sentido de su muerte. Mucho menos podían comprender que, según el designio del Padre, la muerte del Hijo era fuente de vida fecunda para todos (cf. Jn 12, 23-24). El misterio pascual de Jesús es el acto de obediencia y amor al Padre y de entrega por todos sus hermanos, mediante el cual el Mesías dona plenamente aquella vida que ofrecía en caminos y aldeas de Palestina. Por su sacrificio voluntario, el Cordero de Dios pone su vida ofrecida en las manos del Padre (cf. Lc 23, 46), quien lo hace salvación “para nosotros” (1Cor 1, 30). Por el misterio pascual, el Padre sella la nueva alianza y genera un nuevo pueblo que tiene por fundamento su amor gratuito de Padre que salva. 44. Al llamar a los suyos para que lo sigan, les da un encargo muy preciso: anunciar el evangelio del Reino a todas las naciones (cf. Mt 28, 19; Lc 24, 46-48). Por esto, todo discípulo es misionero, pues Jesús lo hace partícipe de su misión al mismo tiempo que lo vincula a Él como amigo y hermano. De esta manera, como Él es testigo del misterio del Padre, así los discípulos son testigos de la muerte y resurrección del Señor hasta que Él vuelva. Cumplir este encargo no es una tarea opcional, sino parte integrante de la identidad cristiana, porque es la extensión testimonial de la vocación misma. 45. Cuando crece la conciencia de pertenencia a Cristo, en razón de la gratitud y alegría que produce, crece también el ímpetu de comunicar a todos el don de ese encuentro. La misión no se limita a un programa o proyecto, sino que es compartir la experiencia del acontecimiento del encuentro con Cristo, testimoniarlo y anunciarlo de persona a persona, de comunidad a comunidad, y de la Iglesia a todos los confines del mundo (cf. Hch 1, 8). 46. Benedicto XVI nos recuerda que: “el discípulo, fundamentado así en la roca de la Palabra de Dios, se siente impulsado a llevar la Buena Nueva de la salvación a sus hermanos. Discipulado y misión son como las dos caras de una misma medalla: cuando el discípulo está enamorado de Cristo, no puede dejar de anunciar al mundo que sólo Él nos salva (cf. Hch 4, 12). En efecto, el discípulo sabe que sin Cristo no hay luz, no hay esperanza, no hay amor, no hay futuro”19. Esta es la tarea esencial de la evangelización, que incluye la opción preferencial por los pobres, la promoción humana integral y la auténtica liberación cristiana. 47. Jesús salió al encuentro de personas en situaciones muy diversas: hombres y mujeres, pobres y ricos, judíos y extranjeros, justos y pecadores…, invitándolos a todos a su seguimiento. Hoy 19 DI 3 32 sigue invitando a encontrar en Él el amor del Padre. Por esto mismo el discípulo misionero ha de ser un hombre o una mujer que hace visible el amor misericordioso del Padre, especialmente a los pobres y pecadores. 48. Al participar de esta misión, el discípulo camina hacia la santidad. Vivirla en la misión lo lleva al corazón del mundo. Por eso la santidad no es una fuga hacia el intimismo o hacia el individualismo religioso, tampoco un abandono de la realidad urgente de los grandes problemas económicos, sociales y políticos de América Latina y del mundo y, mucho menos, una fuga de la realidad hacia un mundo exclusivamente espiritual20. 4.4 Animados por el Espíritu Santo 49. Jesús, al comienzo de su vida pública, después de su bautismo, fue conducido por el Espíritu Santo al desierto para prepararse a su misión (cf. Mc 1, 12-13) y, con la oración y el ayuno, discernió la voluntad del Padre y venció las tentaciones de seguir otros caminos. Ese mismo Espíritu acompañó a Jesús durante toda su vida (cf. Hch 10, 38). Una vez resucitado, comunicó su Espíritu vivificador a los suyos (cf. Hch 2, 33). 50. A partir de Pentecostés, la Iglesia experimenta de inmediato fecundas irrupciones del Espíritu, vitalidad divina que se expresa en diversos dones y carismas (cf. 1Cor 12, 1-11) y variados oficios que edifican la Iglesia y sirven a la evangelización (cf. 1Cor 12, 28-29). Por estos dones del Espíritu, la comunidad extiende el ministerio salvífico del Señor hasta que Él de nuevo se manifieste al final de los tiempos (cf. 1Cor 1, 6-7). El Espíritu en la Iglesia forja misioneros decididos y valientes como Pedro (cf. Hch 4, 13) y Pablo (cf. Hch 13, 9), señala los lugares que deben ser evangelizados y elige a quiénes deben hacerlo (cf. Hch 13, 2). 51. La Iglesia, en cuanto marcada y sellada “con Espíritu Santo y fuego” (Mt 3, 11), continúa la obra del Mesías, abriendo para el creyente las puertas de la salvación (cf. 1 Cor 6, 11). Pablo lo afirma de este modo: “Ustedes son una carta de Cristo redactada por ministerio nuestro y escrita no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo” (2Cor 3, 3). El mismo y único Espíritu guía y fortalece a la Iglesia en el anuncio de la Palabra, en la celebración de la fe y en el servicio de la caridad hasta que el Cuerpo de Cristo alcance la estatura de su Cabeza (cf. Ef 4, 15-16). De este modo, por la eficaz presencia de su Espíritu, Dios asegura hasta la parusía su propuesta de vida para hombres y mujeres de todos los tiempos y lugares, impulsando la transformación de la historia y sus dinamismos. Por tanto, el Señor sigue derramando hoy su Vida por la labor de la Iglesia que, con “la fuerza del Espíritu Santo enviado desde el cielo” (1Pe 1, 12), continúa la misión que Jesucristo recibió de su Padre (cf. Jn 20, 21). Guía de reflexión personal 1. ¿Me siento discípulo-a y misionero-a de Jesús y su Reino? ¿Qué es lo que me hace pensar y sobre todo sentir que es así? 2. Si la fe es elemento fundamental para el seguimiento de Jesús y por tanto poder ser discípulo-a y misionero-a ¿cómo valoro y me doy cuenta que mi fe está fortalecida, formada, encauzada? 20 Cf. DI 3 33 3. ¿Cuál es mi vinculación profunda con Jesús como el primer y más grande evangelizador enviado por Dios? ¿Cómo me doy cuenta que al ser discípulo-a misionero-a, estoy invitado-a a vivir y encarnar el evangelio? 4. ¿Qué buenas nuevas rescato o me hacen resonancia del documento, en cuanto a la dignidad humana, la vida, la familia, la actividad humana (el trabajo, la ciencia y la tecnología, los bienes y la ecología)? 5. Si me siento llamado-a al seguimiento de Jesucristo como vocación de los discípulos misioneros ¿qué implicaciones trae consigo para mi vida personal, mi vida familiar, laboral, social? 6. ¿Qué significa que al ser discípulos-as misioneros-as de Jesucristo estamos “configuradosas con el Maestro” “enviados a anunciar el Evangelio del Reino de Vida” y “animados por el Espíritu Santo”? Guía de reflexión grupal 1. Si en nuestra obra todos-as nos sentimos discípulos-as y misioneros-as, seguidores de un mismo Jesucristo ¿En qué debiera notarse? ¿Cuál sería el modo de proceder al interior, en nuestra relación interpersonal? 2. ¿Qué buena nueva nos puede proponer el documento respecto de la vida, la familia y la actividad humana como el trabajo? ¿Cuál sería un modo práctico, concreto y sencillo en el que pudiéramos vivir la experiencia de la alegría de ser discípulos-as misioneros-as? 3. ¿Qué invitación me hace el tema, respecto a que el seguimiento de Jesucristo traerá unas implicaciones para mi vida personal, familia, laboral y social? ¿Cómo se notaría? 4. ¿Cómo se vive en lo personal y en lo comunitario la experiencia que plantea el tema: “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti el único Dios verdadero y a Jesucristo tu enviado”? 5. ¿Cómo se vive en la obra a la que pertenezco la experiencia de que “Creemos y anunciamos la buena noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios”? ¿De verdad, se nota en lo personal y comunitario el deseo de escuchar a Jesús, ya que es el único Maestro? 6. Con la alegría de la fe como discípulos-as misioneros-as vamos proclamando el Evangelio de Jesucristo y con él la buena nueva de la dignidad humana, de la vida, de la familia, del trabajo, de la ciencia y la solidaridad con la creación? FORMACIÓN DE LAICOS-AS Y JESUITAS PROVINCIA CENTROAMERICANA DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS Comisión de Espiritualidad. Tema 4. Autobiografía de Ignacio de Loyola “Peregrino, peregrino, que no sabes el camino: ¿Dónde vas?” Admirable peregrino, todos siguen tu camino. (M. Machado). Preparado por P. José Domingo Cuesta, sj I: IÑIGO, EL BENJAMIN Iñigo López de Loyola, el futuro San Ignacio, nació en 1.491. Era hijo de Beltrán Ibáñez de Oñaz y de Marina Sánchez de Licona, del linaje Oñaz-Loyola, una familia noble de Guipúzcoa, España. Los Loyola residían en una casa-torre, que era residencia y fortaleza al mismo tiempo, construida en piedra, como tantas otras del país vasco. En esa casa-fortín nació Iñigo. 34 Contaba Iñigo unos seis años cuando murió su madre. Su padre, fallecería cuando tuviera dieciséis. De aquí que para esta época, su padre, su hermano Martín y su cuñada Magdalena de Araoz, cuidaron de la educación de Ignacio quien ya desde pequeño, debió comprender que tenía que "labrarse un porvenir" al ser el menor de una fecunda familia. Su infancia fue la de un muchacho noble, tal vez un poco consentido, por su condición de benjamín y la ausencia de la figura materna. Recibió una educación religiosa. Era un joven un tanto alocado, quizás pendenciero y muy consciente de los privilegios que le otorgaban su nacimiento y condición de hidalgo. II. JOVEN CABALLERO. Cuando Iñigo tenía quince o dieciséis años fue a completar su educación a Arévalo (Ávila) en casa de Don Juan Velázquez, contador mayor del reino de Castilla, quien era amigo del padre de Iñigo y se ofreció a acoger como un hijo más al benjamín de los Loyola. En el palacio de los Velázquez conoció a los reyes y a la corte. Disfrutó de todos los privilegios de la alta aristocracia de la época. Se dedico a la "buena vida": cacerías, justas, torneos, saraos, juegos de lance (baraja y dados), y aventuras galantes. Años más tarde, convertido ya en Ignacio de Loyola, confesaba que "era dado a las vanidades del mundo" y que en aquella época cometió "travesuras de mancebo". Le gustaba la música y el baile, tenía buena mano para la caligrafía y debió leer un buen número de libros de caballerías. Fueron diez años de alegría juvenil, sin pensar demasiado en el futuro. A la muerte de Fernando el Católico cayó la desgracia sobre los Velázquez al oponerse al Emperador. Poco después, en 1.517 moría Don Juan. Iñigo se quedó sin protector. No tenía nada y la viuda de Velázquez le dio una cierta cantidad de dinero y cartas de recomendación para el Duque de Nájera, Don Antonio Manrique de Lara, quien era virrey de Navarra. Iñigo fue su hombre de confianza y le acompañó en diversas gestiones reales y en sus visitas a la corte. Es posible que por entonces se fijara en la princesa Catalina de Austria, ya que los biógrafos piensan que Iñigo alude a ella cuando, más adelante, confesará que puso sus ojos en una dama de más alto rango que marquesa y duquesa. Iñigo no era lo que hoy llamamos un militar, es decir, un soldado profesional. Es un noble, un caballero y como tal, diestro en el manejo de las armas. Tenía treinta años cuando el virrey de Navarra reunió tropas para luchar contra el rey de Francia que apoyaba al exiliado Enrique de Labrit para que ocupara el trono de Navarra. Entre los convocados, además de Iñigo, estaba su hermano Martín. III. LA PIERNA QUEBRADA. Una tía monja de Iñigo, conocedora de sus andanzas le había vaticinado: "no sentarás la cabeza ni escarmentarás hasta que te rompas una pierna". Las palabras de la buena religiosa, se cumplieron. Iñigo fue herido por un obús en el asedio de Pamplona. Este sería el principio de un cambio fundamental en su vida. Las tropas francesas y navarras que querían devolver el trono a Enrique de Labrit se presentaron a las puertas de la capital sin que los partidarios de Carlos I hubieran podido reunir 35 suficiente ejército y armas para hacerles frente. La población se entregó sin resistencia, pero los hombres del duque de Nájera, Iñigo entre ellos, se encerraron en la ciudadela amurallada. Viendo la desproporción de fuerzas la mayoría de los sitiados, incluyendo al alcalde, se mostraron inclinados a entregar la plaza sin luchar. Era suicida hacer frente a un ejército muy superior en número y bien provisto de artillería. Iñigo no estaba de acuerdo con esta postura, pues le parecía deshonroso capitular. Los cañones empezaron a batir la fortaleza el 20 de mayo de 1.521. Durante el duelo artillero una bala de cañón alcanzó a Iñigo rompiéndole una pierna y dejándole muy maltrecha la otra. El 24 de mayo tras sufrir graves desperfectos en los muros, el castillo se rindió. Los enemigos reconocieron caballerosamente el valor del menor de los Loyola, y se ocuparon de la salud del adversario. La herida era grande y después de las primeras curas, le aconsejaron que volviera a su casa donde podría recibir mejores cuidados. En unas parihuelas lo llevaron de Pamplona a Loyola. Podemos imaginar lo duro que debió ser tal viaje y más con los huesos rotos y dislocados que, a cada mal paso o traqueteo, le producirían dolores insoportables. En Loyola el enfermo empeoró. Los médicos aconsejaron una operación para colocar los huesos en su sitio, pues tal vez por el viaje o porque los cirujanos de Pamplona no habían atinado, estaban fuera de su lugar. Años más tarde Ignacio calificó la operación de carnicería. Sin embargo, dio muestras de una gran entereza. No profirió un solo grito. Se limitaba a apretar los puños. La operación no fue un éxito. Iñigo se puso a morir. Le dieron los sacramentos. Todos creían cercano su fin. IV: EL GRAN CAMBIO No se lo llevó la muerte. Iñigo sanó, pero descubrió que la pierna herida le había quedado más corta y con un bulto que le sobresalía. Por eso se sometió, a petición suya, a una segunda operación para eliminar esa deformidad. No fue menos dolorosa que la anterior. Luego, hubo de estar postrado muchos meses con curas molestas y soportando pesas y artilugios diseñados para alargarle el hueso. Durante este tiempo se entretenía pensando en las gestas que acometería al servicio de su dama. En su aburrimiento, pidió unos libros de caballería para que le dieran nuevas ideas. No los había en la casa-torre. Sólo libros piadosos: una vida de Cristo y otro que recogía la vida de varios santos. De mala gana y para matar el rato, empezó su lectura. Y con sorpresa descubrió que le gustaban y además experimentaba una gran paz y alegría. Lo contrario de lo que le ocurría cuando alentaba sus fantasías caballerescas y guerreras, que le dejaban triste y frustrado. Por otra parte, con frecuencia venía a su pensamiento que su vida anterior no había sido la de un buen cristiano. Al calor de aquellos sentimientos que las lecturas piadosas le suscitaban pensaba: "¿Qué sería si yo hiciese esto que hizo san Francisco y eso que hizo santo Domingo?". Si ellos fueron capaces, él no se consideraba menos. Así que se propuso lo que le parecía más difícil de realizar: ir a Jerusalén descalzo y hacer las mismas y aún mayores penitencias que habían hecho los santos. Los meses pasan. Poco a poco su corazón se va inclinando hacia Dios. El propósito que acaricia es parecerse a los santos. Y junto a ello despunta una especial devoción a la persona de 36 Jesús y a la de su Madre. A primeros de 1.522 Iñigo ya está casi totalmente restablecido y anuncia su partida. V: EL HOMBRE DEL SACO. A lomos de una mula, con su hermano Pedro y dos criados, dejó Loyola camino del Santuario de Aránzazu. Después de dar gracias por su curación se despidió de Pedro y puso rumbo a Navarrete (La Rioja), como había dicho a su familia. Luego despidió a los criados y encaminó sus pasos hacia Montserrat. Pero no irá como un noble, protegido por su dinero y posición social, sino como un peregrino desconocido. A partir de este momento, Iñigo empieza a ocultar su identidad. Desea empezar una vida nueva. De camino por la Ribera y Aragón tuvo el incidente con el moro que dudaba de la virginidad de María. Su cabalgadura le saca del lance. Antes de llegar a Monserrat, compró tela de saco, un bordón y una calabacita para hacerse un vestido de peregrino. Hacia el 20 de marzo llegó a los pies de "la Moreneta". Tres días pasó preparando la confesión general de toda su vida. La víspera de la Anunciación (25 de marzo), pasó la noche entera en la iglesia. Es su "vela de armas" como caballero de Dios. Luego ofrendó a la Virgen la espada y el puñal, donó la mula al monasterio y sus vestidos de caballero a un mendigo. Vistiendo el sayal de peregrino parte a pie hacia Manresa y se aloja en un albergue de mendigos como un pobre más. Vive de limosnas y castiga su cuerpo con duros ayunos. Pronto su aspecto es desastroso y los niños de Manresa le bautizan como “el hombre del saco”, pero pronto surge otro apodo: "el hombre santo". Lo pasó mal aquella temporada en Manresa. Pero no tardó en darse cuenta que a través de los diversos estados de ánimo, Dios le estaba indicando su voluntad. Con la oración y la lectura de los Evangelios, se va entusiasmando con la persona de Jesús, asimilando sus actitudes y conformando su vida entera con la de Cristo. VI: LO QUE DIOS QUIERA La experiencia de aquellos días, cuidadosamente transcrita a papel, será el germen de sus Ejercicios Espirituales, uno de los libros que más ha influido en la vida de la Iglesia. En Manresa, confiesa el mismo Iñigo, Dios le trató como un maestro trata a un niño: le enseñaba cómo quería que le sirviera. Un día, a orillas del río Cardoner, tuvo una gran iluminación. Todo le pareció nuevo y distinto. Y descubrió que cada ser humano tiene una vocación concreta y particular. Durante casi un año que pasó en Manresa, el peregrino se entrega más y más a Dios, dispuesto en cada momento a seguir sus inspiraciones. Sigue pensando en ir a Jerusalén, pero no por realizar una gran hazaña, sino porque es la tierra de Jesús. Si vive pobre no es ya por penitencia, sino porque Cristo fue pobre. Y empieza a ayudar a los demás, a atender a los enfermos y necesitados, y hacer bien a los demás por medio de conversaciones espirituales. Todo porque Jesús curó, predicó y nos libró de nuestros pecados. Ya en Barcelona se embarcó para Italia. Consiguió ir gratis, pero le obligaron a llevar su provisión de comida que logró pidiendo limosna. En marzo de 1523 se hacía a la mar. Cinco días después llegaba a Italia. VII: EL PEREGRINO. 37 Para viajar a Tierra Santa era necesario un permiso del Papa, así que Iñigo echó a andar hacia Roma y poco después, con el visado papal en la mano, hacia Venecia que era el lugar de donde partían los barcos hacia Tierra Santa. En Venecia pasó hambre y penalidades, vivía a la intemperie sin más abrigo que la confianza en Dios. Consiguió un pasaje gratuito por mediación de un noble español, en un barco que debía zarpar para la Tierra de Jesús en julio de aquel mismo año. El 24 de Agosto de 1.523 arribaron a Jafa. El contacto directo con la tierra de Jesús produjo en Iñigo emociones profundas. Con los ojos bien abiertos iba grabando en su imaginación todos los detalles de aquellos lugares. Años más tarde, cuando ponga por escrito las contemplaciones de la Vida de Cristo, aparecerán, en la breve descripción de las escenas, numerosos rasgos que manifiestan su conocimiento de los sitios. Dadas las circunstancias políticas, los peregrinos sólo pudieron visitar Jerusalén y sus alrededores (Belén, Jericó y el río Jordán). Iñigo tenía intención de quedarse allí, pero de ningún modo fue posible e incluso llegaron a amenazarle con la excomunión si persistía en su propósito, por lo que no tuvo más remedio que desistir. Sólo veinte días duró la estancia de Iñigo en Tierra Santa. Era ya enero del año 1.524 cuando llega a Venecia. Sabe que en mucho tiempo no tendrá posibilidad de volver a Jerusalén. VIII: UN ESTUDIANTE CONFLICTIVO. Había notado que hacía mucho bien a las gentes que trataba. Pero como la Iglesia estaba llena de ''iluminados'' y falsos predicadores, Iñigo no quería ser confundido con uno de ellos y decidió ponerse a estudiar teología. Dejó Venecia camino de Barcelona, donde llegó en febrero de 1.524. Allí, a los 33 años de edad, comienza los estudios de gramática y latín, asistiendo a clase con jóvenes. Sigue viviendo de limosnas y hablando de cosas espirituales con quien quiere escucharle. Dos años pasó en estos estudios elementales. Luego sus profesores le aconsejaron trasladarse a la universidad de Alcalá de Henares para estudiar Arte (lo que hoy llamaríamos Filosofía y Letras). La estancia de Iñigo en Alcalá fue muy agitada. No aprovechó mucho en los estudios, porque tuvo que afrontar tres procesos. El primer conflicto surgió por su indumentaria, ya que tres estudiantes seguidores suyos vestían el mismo sayal que él. No gustó a los inquisidores que, sin ser religiosos, llevaran algo parecido a un hábito. Obedecieron la sentencia que les obligaba a cambiar de atuendo. La segunda pesquisa fue porque algunas mujeres de buena posición solían ir a aconsejarse con Iñigo y no querían que se supiera. Este secreto resultó sospechoso, pero la indagación privada no encontró motivo de encausamiento. El tercer proceso fue más serio. Iñigo estuvo encerrado 42 días. Los inquisidores le preguntaron sobre eso que hoy llamamos Ejercicios Espirituales y que Iñigo utilizaba con sus oyentes para llevarlos a una vida de mayor compromiso cristiano. La sentencia fue absolutoria. A Iñigo le cuesta someterse, pues ha descubierto que su experiencia espiritual ayuda a los demás. Acude personalmente al arzobispo de Toledo y éste le aconseja que no vuelva a Alcalá y que siga sus estudios en Salamanca. Pero en la universidad de Salamanca se le torcieron las cosas desde el principio. A los pocos días fue encarcelado y volvió a repetirse la sentencia de Alcalá: quedaba libre, pero no 38 podía "predicar a la manera apostólica". Entonces decide marcharse a París para completar sus estudios. IX: AMIGOS EN EL SEÑOR. Siete años pasó Iñigo en París. Fueron decisivos. Llegó solo en febrero de 1.528 y saldría, también solo, en abril de 1.533, pero ya como doctor en Filosofía y con los estudios de Teología avanzados. Dejaba atrás un grupo de seguidores, fieles a su estilo de vida. En París continuó viviendo de limosnas, pero se dio cuenta de que eso perjudicaba sus estudios. Gracias a algunos donativos y a las colectas que realizaba en período de vacaciones por los Países Bajos e Inglaterra, pudo costearse su estancia en la universidad de la Sorbona. Persistió en la captación de estudiantes. Empieza por sus compañeros de cuarto en el Colegio Mayor donde reside: Pedro Fabro, Francisco Javier, Diego Laínez… Todos tienen el mismo deseo: ayudar a los demás e ir a Tierra Santa para evangelizar a aquellas gentes. Eran "amigos en el Señor" y querían estar "cerca" de Jesús, incluso físicamente. De ahí su fijación con Jerusalén. Su ideal era "predicar en pobreza" y vivir en grupo como los apóstoles. Otro rasgo que los distingue es su generosidad. Se ofrecen para lo que "más" servicio sea de Dios y de los prójimos, para lo "más" difícil. Este sentido tiene la frase que Iñigo repite: a "mayor" gloria de Dios. El 15 de agosto de 1.534 se reúnen los siete en la Iglesia de Montmartre para sellar su compromiso. Dice la misa Fabro, el único que es entonces sacerdote y todos hacen voto de pobreza, castidad y peregrinación a Jerusalén. Si no pudieran realizar ésta, se pondrían a las órdenes del Papa. Así, había nacido el embrión de la futura Compañía de Jesús. Por este tiempo Iñigo se hace llamar Ignacio. Tal vez latinizó su nombre al matricularse en la universidad. Su salud no es buena. Está pagando los excesos en la pobreza y las penitencias. Los compañeros, de acuerdo con el médico, le fuerzan a que haga una cura “de aires natales”, pues necesita reponerse, y lo mejor es su tierra. Quedan de acuerdo en que se reunirán en Venecia dos años más tarde para intentar el viaje a Jerusalén. Después de 13 años vuelve a Loyola. X: PREDICAR EN POBREZA. Muy distinto era este Ignacio que llega a Azpeitia en 1.535 de aquel otro Iñigo que conocían sus paisanos. En contra del parecer de su hermano Martín se hospeda en el albergue de los pobres. Se dedica desde el primer momento a enseñar el catecismo a los niños y a arreglar algunos abusos morales que eran notorios, entre ellos el de su propio hermano que tenía una amante. Vive pobre, atiende a los marginados de su tiempo: mendigos, enfermos, apestados, prostitutas, niños abandonados. Y respeta la libertad. Decían de él que era "hábil para componer voluntades". A lo largo de su vida arregló a satisfacción numerosos conflictos. Esta breve estancia de Ignacio en su pueblo (unos tres meses) resume sus años de apostolado en Roma donde además atenderá a los judíos perseguidos o a las jóvenes en peligro. En octubre de 1.535 se embarcó para Génova. De allí pasó a Venecia. Mientras esperaba la llegada de sus compañeros de París, fijada para 1.537, se dedicó a completar sus estudios de teología y, como siempre, a hacer el bien a todos los que encontraba. Entre tanto, dio los Ejercicios a varias personas. Y consiguió que Diego de Hoces y otras personas se adhiriesen al 39 grupo. A la llegada de los compañeros intentaron de nuevo el ansiado viaje a Jerusalén al que se habían obligado con voto. XI: COMPAÑEROS DE JESÚS. Era necesario el permiso del Papa para peregrinar a Tierra Santa. Por eso recomienda a sus compañeros alojarse en hospitales para que se dediquen a cuidar y a aliviar a los enfermos. Pasados dos meses los manda a Roma a pedir la bendición pontificia. Son cuatro meses de caminatas en pobreza extrema. Obtienen el deseado permiso y, además, la autorización para ser ordenados sacerdotes. Volvieron contentos con tales nuevas a Venecia. Pero no todo fue fácil. Aquel año ninguna nave de peregrinos zarparía para Tierra Santa. En otoño de 1.537 se ordenaron todos y celebraron la primera misa, excepto Ignacio. Tal vez porque confiaba en decirla en la Tierra de Jesús. Luego decidieron ponerse a las órdenes del Papa. Ignacio, Fabro, y Laínez irían a Roma a ofrecerse al vicario de Cristo y los demás se dispersarían por las ciudades de Italia. Antes de separarse convinieron en que, si alguien les preguntaba quiénes eran, responderían: “compañeros de Jesús”. Es el nombre que les pareció más adecuado ya que su ideal era parecerse a los apóstoles y discípulos, es decir, a la “gente de Jesús” viviendo juntos en desprendimiento, fraternidad y libertad. A unos 15 kilómetros de Roma, Ignacio tuvo una experiencia espiritual profunda. Orando en la capilla de la Storta, sintió que Dios le decía: “os seré propicio en Roma”. Ignacio comprendió que Dios quería que le sirviera en Roma. Y desistió al instante de su propósito de ir y quedarse en Tierra Santa. XII: LAS RAMAS Y EL TRONCO. Lo primero que hacen en Roma Ignacio y sus compañeros es ponerse a disposición del Papa Paulo III, quien les encomendó tareas pastorales en la misma Roma. Las misiones que les va dando el Pontífice plantean una cuestión: ¿deben permanecer unidos, y para ello fundar una orden religiosa, o serán más libres si no tienen vínculos estables entre ellos? Dedicaron largos meses a la oración y la reflexión de este tema y decidieron constituirse en orden religiosa. El Papa dio su aprobación verbal y un año más tarde, el 27 de septiembre de 1.540, la confirmó por escrito. Ignacio fue elegido Superior y aunque se resistió, no tuvo más remedio que ceder ante el voto unánime de sus compañeros. Se dedicó entonces a escribir las "Constituciones" y a dirigir los primeros pasos de la Compañía de Jesús. El grupo tuvo un crecimiento espectacular y los Papas empezaron a encargarles misiones cada vez mayores y más complicadas. Los compañeros de Ignacio parten para diferentes lugares y países: Fabro a Alemania, Bobadilla a Nápoles. Rodríguez a Portugal, Javier a la India, Laínez y Salmerón al Concilio de Trento... La Compañía abre casas en Alemania, Francia, España, Portugal, India... Las ramas se extienden por todo el mundo. Pero el andariego Ignacio, anclado en Roma, da consejos, anima, orienta y escribe. Y escribe mucho: cartas, instrucciones para los que están lejos. Y culmina la redacción de las Constituciones. Pero no por eso deja de atender a las necesidades de los pobres, enfermos o perseguidos, porque eso es la mayor gloria de Dios. 40 En sus últimos años padece una grave enfermedad de vesícula. De ella morirá al amanecer del 31 de Julio de 1.556. La Compañía de Jesús, los jesuitas, ya eran entonces más de mil. Durante más de cuatrocientos cincuenta años, con dificultades que la llevaron hasta la supresión temporal, la Compañía ha servido a su único Señor: Jesucristo. DIEZ RASGOS DE IGNACIO 1. Un hombre "deshecho del mundo". Logró renunciar a aquello que le impedía acercarse a Dios. 2. Pecador. Se siente frágil, humano, pero reconoce siempre la acción de Dios. 3. Llamado por Dios. Poco a poco va aceptando que Dios conduzca su vida y se convierta en su absoluto. 4. Peregrino pobre. Peregrino geográfico a veces, peregrino espiritual siempre. 5. En búsqueda apasionada de la Voluntad de Dios. El discernimiento es un arma clave. 6. Con un deseo profundo: la mayor gloria de Dios. La mayor gloria de Dios es el Reino de Dios, que el ser humano viva. 7. "Ayudar a las ánimas": la misión. Servir, es un objetivo absoluto. La formulación de eso hoy: la FeJusticia. 8. Amigo, compañero. Capaz de amistad profunda. Una amistad que no sólo se basa en vínculos humanos. 9. Contemplativo en la acción. Encuentra a Dios en la historia y la oración es sobre la historia. 10. Un hombre de Iglesia. Vive ante una Iglesia en crisis y pecadora pero la ama. Habla de “sentir con la Iglesia”. PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL 1. Ignacio pensó que era posible conocer a Jesús y servirlo en los demás, viviendo en Jerusalén. Este proyecto se derrumbó. Pero conservó lo fundamental. ¿Aquí y ahora podemos conocer, amar y seguir a Jesús, ayudando a las “ánimas”? ¿Es Jesús nuestro modelo de maestro? ¿Enseñamos a otros a ser como Jesús, a ser Jesús en el mundo en que nos ha tocado vivir? 2. Su vida fue una vida de búsqueda, porque le tocó vivir situaciones de cambio de época y buscó apasionadamente. El motor de esa búsqueda fue el MAGIS, hacer lo mejor: cómo servir, cómo amar más, cómo salir de sí mismo. El Magis está ligado a la capacidad de soñar grandes cosas. ¿Cómo se hace presente este factor en mi vida? 3. La idea de misión fue clave en su caminar. Todo consistió en entregarle su vida a Dios y a los demás, condensando en esa frase que aparece en la Contemplación para alcanzar amor la clave de lectura en su quehacer: Amar es servir. ¿Cuál es mi misión? 41 4. Nunca vio su crecimiento espiritual como algo que le pertenecía a él solo, sino como un tesoro que debía comunicar a otros. Este saber lo que se quiere y buscarlo con firmeza, es tal vez un rasgo temperamental de Ignacio, una de las mociones que nos ha heredado. A esto estamos llamados. PARA LA REFLEXIÓN GRUPAL 1. ¿Soy, somos, personas de aspiraciones? De no ser educadores, trabajadores, ¿estaríamos aspirando al “magis” ignaciano? Vivimos en un medio social que favorece el menor esfuerzo. ¿Cómo superarlo? 2. ¿Estamos abiertos a una conversión más profunda? ¿Hay en nosotros una base de fe, de donde pueda partir la gracia de Dios para lanzarnos a un verdadero compromiso cristiano? ¿Qué testimonio damos a las personas con quienes trabajamos? 3. ¿Somos personas de aguante y fortaleza? Dijo Jesús: “El Reino de Dios es de los esforzados”; ¿damos testimonio de ser tales? ¿Ayudamos a las personas con quienes trabajamos a que sepan afrontar los retos de la vida? ¿Entendemos y explicamos que sin la gracia de Dios no podemos nada? 4. La vida del “peregrino” es un testimonio válido para cualquier cristiano. ¿Sentimos que nuestro trabajo nos acerca a esta espiritualidad o manera de ver la vida interior? Como laico(a) cristiano(a), ¿me intereso en conocer más a fondo y vivir mejor esta espiritualidad? Textos de apoyo: Mc 10,17-27: El joven rico. Lc 10,38-42: Marta y María. Ef. 6,10-21: Háganse fuertes. Fil 2, 5-11: Tengan entre Uds. los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús. Lc 14,25-33: Cuando uno de ustedes quiere construir una torre, ¿acaso no comienza por sentarse a calcular los gastos, para ver si tiene con que terminar? FORMACIÓN DE LAICOS-AS Y JESUITAS PROVINCIA CENTROAMERICANA DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS Comisión de Espiritualidad. Eje 3: Compromiso Histórico Tema 3.1. Análisis de la realidad (metodología). Globalización y Postmodernidad. LA POLITICA Y LA FE HOY21 Preparado por P. Francisco Iznardo,sj. Entre el cinismo y la desconfianza, los sueños y la esperanza comprometida 21 Partes seleccionados de un artículo de Juan Hernández Pico en la revista Diakonía. 42 I La Política: amenazados por el cinismo y el hundimiento de la confianza La crisis económica y el fracaso de la ideología neoliberal como crisis de confianza La crisis financiera primero, y la crisis económica luego, ambas de alcance mundial, que estallaron con fuerza incontenible en 2008, han puesto de relieve el fracaso brutal de la ideología neoliberal y la falta de verdad en el axioma de que el Estado no era “parte de la solución” para los problemas de las necesidades de la gente, sino simplemente “parte del problema”, o que “gobernar menos es gobernar mejor”. Cuando se derrumbó el Muro de Berlín en noviembre de 1989 y se extinguió, desmembrándose además, la Unión Soviética en diciembre de 1991, se escuchó el grito de triunfo de los filósofos políticos del Capitalismo: hemos llegado al “fin de la historia”22. La historia, siguiendo el hilo del pensar de Hegel, habría mostrado que ha llegado su síntesis final y con ella el momento en que no puede ya avanzar sustancialmente. No puede haber en el mundo perspectivas de progreso más allá del capitalismo. Únicamente puede haber ya historias de progreso dentro del mismo capitalismo. La gran historia ha llegado a su final. Sólo puede haber ya pequeñas historias, que no cambian el fondo de la cuestión. Como si hubieran previsto estos acontecimientos del final de la década, a mitad de los ochenta el F.M.I., el B.M., el Tesoro norteamericano y Wall Street se habían unido en el famoso Consenso de Washington para dar comienzo a “la era del ajuste estructural”, es decir la era del empequeñecimiento del papel del Estado en la economía, la era de la desregulación, especialmente, del mercado financiero, de la privatización de bienes y servicios estatales, del recorte de impuestos a las grandes fortunas personales y a las grandes corporaciones transnacionales, de la flexibilización del trabajo, y del recorte o supresión de los programas gubernamentales de inversión social. No son, pues, las libertades del mercado las que permitieron a la ideología neoliberal colocarse como hegemónica en el mercado, sino, paradójicamente, las políticas intervencionistas, éticamente cuestionables, del Estado obediente a las Instituciones Financieras Multilaterales, con el agravante de que estas últimas no han sido electas por la población y no responden democráticamente ante ella. Todo esto, en la época de la globalización, llevó, gracias a la libertad casi absoluta de los mercados financieros, a crisis brutales durante los noventa en México, Brasil, Rusia, Asia Oriental y del Sur, y al comienzo del siglo XXI en Argentina, donde una población con recursos suficientes como para vivir decentemente, fue devuelta a la pobreza en grandes proporciones por la huída de capitales en los bancos en los que los argentinos habían depositado sus ahorros. Todos lo vimos a través de la televisión. Hoy, estas crisis regionales se han convertido en una crisis mundial, la primera gran crisis del capitalismo globalizado. El 10 de octubre de 2008, ya después de la caída el 14 de septiembre del banco de inversión Lehman Brothers, una de las más antiguas “joyas de la corona” de Wall Street, un miembro de la redacción del Washington Post, Anthony Faiola, escribía así: “Nadie está hablando sobre la muerte del capitalismo excepto algunos Jefes de Estado marginales y algunos titulares quijotescos. Haberse afiliado a las teorías del mercado libre, especialmente en Asia, ha ayudado a liberar de la pobreza a cientos de millones en las recientes décadas. Pero está 22 Fukuyama, Francis, The End of History and the Last Man, New York, Perennial-Harper Collins Publishers, 2002, reimpresión de la edición original de 1992. 43 acrecentándose el resentimiento hacia la marca de capitalismo que prevalece en los Estados Unidos, y que al revés de la que prevalece –digamos- en Alemania, desprecia las regulaciones y venera los riesgos”23. De todos modos, es posible efectivamente que las campanas no doblen a duelo por la muerte del capitalismo, es posible que este sistema se levante y vuelva a ser una vez más un potente motor del crecimiento de la economía mundial, pero es cierto que no lo será sin dejar a espaldas de esta crisis millones de víctimas en términos de pérdida de sus casas y de sus empleos y de aumento del hambre en el mundo, y sin antes revisar a fondo el papel político del Estado en la economía y sin estimular la responsabilidad de la sociedad para luchar por un Estado al servicio de toda la ciudadanía y no solamente de las clases económicamente dominantes. Ya no es cierto sin más que “lo que es bueno para la General Motors o para Microsoft, y mucho menos para Merryl Lynch o City Group, es bueno para los Estados Unidos” y menos para la humanidad. Un periódico nada sospechosos de quijotismo afirma en uno de sus titulares que “la economía de las principales potencias [ha caído] a niveles de la crisis del petróleo de 1973”. Y se apoya en datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que subraya que la economía de sus miembros, incluida la de las 7 mayores potencias económicas del mundo, ha caído 1.1 puntos en diciembre de 2008 y 8.2% con respecto a diciembre de 2007. Para los así llamados países emergentes el cuadro de descenso porcentual es peor en algunos casos y mejor en otros. China ha caído 2.4 puntos en diciembre de 2008 y 14% en comparación con diciembre de 2007. Rusia, 3.8 y 17.7%. La India 0.5 y 7.5%. Y Brasil 1.8 y 5.6%24. Hemos empezado esta reflexión sobre “la política y la fe hoy” por la crisis financiera y económica que abruma al mundo, para resaltar el hecho de las relaciones que se entretejen entre la política y la economía. No podemos hablar de la política sin hablar de la economía. Porque los intereses económicos siempre intentan influenciar la política e incidir en ella. Pero sobre todo porque no cabe duda de que la economía tiene una autonomía de vida propia. Es indudable que la producción de bienes y servicios depende fundamentalmente del acceso a materias primas necesarias, de la administración eficaz, eficiente, honrada y transparente de las empresas productoras, de la inventiva tecnológica de los ingenieros, del ahorro para el mantenimiento y la reinversión, del financiamiento sólido de toda la operación productiva, del control de calidad y de la productividad de quienes trabajan en la empresa, directivos, administradores, empleados y obreros. Y es evidente que todo ello y especialmente sus productos pasan por el crisol del mercado para llegar a interesar o no a los clientes. El aspecto más serio de la crisis actual en esa vida autónoma de la economía es el hundimiento de la confianza que la gente ha de tener en ella para que la economía funcione. Existe hoy una profunda crisis de confianza en el funcionamiento de la economía global. La crisis de confianza en los políticos y en la política Dicho esto, tampoco se puede olvidar que no se puede hablar de economía sin hablar de política, porque la autonomía de la economía es sólo relativa. También la política tiene una vida autónoma. Responde al realismo de la ambición por el poder dominador y a la utopía del poder al servicio del bien común. Y al responder de una u otra manera se incide siempre en la 23 Faiola, Anthony, Washington Post Staff Writer, Analysis: “The End of American Capitalism?”, The Washington Post, Friday, October 10, 2008, page A01. 24 Reportaje de Alvaro Romero en El País del 06/02/09. 44 economía, dejándola casi totalmente libre o regulándola con leyes coherentes. Los impuestos con que se gravan las rentas, bien gananciales bien salariales, de la gente, conducen a un Estado fuerte o a otro débil para la inversión social. Los tipos de interés que los Bancos centrales señalan son decisiones políticas que responden a las amenazas de inflación, de estabilidad de precios o de deflación, y a la importancia de encarecer o abaratar el precio del dinero, y por consiguiente el precio del crédito para los mismos bancos, para los inversores y para los consumidores. La calidad, la cobertura y la profundidad de la regulación financiera dependen de políticas públicas que creen en la capacidad de autorregulación del mercado o que desconfían del carácter de casino o casa de apuestas global que el mercado ha estado adquiriendo durante la globalización financiera. Las tasas de desempleo aceptables o inaceptables dependen de que la economía se abandone a su funcionamiento autónomo o de que el Estado asuma un papel importante en estimular la economía con la inversión pública, con el manejo de los impuestos, con mayores exigencias de productividad, con políticas educacionales y de salud pública de mayor calidad y cobertura, con techos salariales más elevados, con una protección mejor para el desempleo y con la búsqueda y el fomento de un diálogo que acerque a un consenso entre empresarios, sindicatos, partidos políticos, grandes universidades y centros de investigación, países cooperantes e instituciones multilaterales. Y especialmente, en nuestro medio centroamericano, con el planteamiento de una alianza entre los gobiernos cuyos países envían inmigrantes a los Estados Unidos para llegar a un diálogo pluralista, relativamente transparente y humanitario con el gobierno de ese país, en el que tengan también una palabra democrática que decir los inmigrantes latinos ya asentados en los Estados Unidos. En estos días la política y la responsabilidad ciudadana por lo público ha de contar con la gran desconfianza que produce en la gente la crisis global de la economía. El crédito se ha contraído de forma aguda. Para algunos analistas de la situación la economía se ha paralizado víctima de un círculo vicioso cuyo motor es la desconfianza: “los consumidores no consumen, los empresarios no contratan, los inversores no invierten y los bancos no prestan” y todos ellos, en la medida en que son empresarios, despiden a empleados y obreros y aumentan la crisis de falta de trabajo. Aunque, en esa extrema gravedad, la desconfianza pueda ser peculiar de los países ricos, pero está llegando a ser realidad en los países de economías más pobres. Para el caso centroamericano, se van, muchos empresarios maquileros o despiden a muchos de sus trabajadores y sobre todo trabajadoras, y la salida migratoria está siendo bloqueada por el momento. Existen muchas ciudades norteamericanas donde los emigrantes latinos se agolpan en las esquinas de las calles en espera de un empleador que los contrate y que no llega nunca o que cuando llega contrata a unos pocos. No sólo disminuye el monto de las remesas que se envían a las familias de los emigrantes en nuestros países, sino que a veces se llega a tener que sostenerlos en los Estados Unidos enviándoles fondos para que traten de aguantar la emergencia crítica sin echar por la borda, al regresarse, tanta lucha, tanto esfuerzo y tantas penas. La gran angustia que se ha vivido siempre frente a la miseria y la pobreza, y sobre todo frente a la falta de trabajo o el duro, incontrolado y sobreexplotado trabajo informal, se agrava ahora porque disminuyen y se alejan las expectativas de encontrar salida en la emigración. Vivimos al mismo tiempo una desconfianza profunda y generalizada de la política y de los políticos. La gente utiliza los medios democráticos y sus instituciones para ir a votar periódicamente. Sin embargo, no cree que las políticas de la democracia vayan a realizar los cambios estructurales profundos que se necesitan. Un 64.6% de la gente en América Latina piensa que los gobernantes no cumplen sus promesas electorales porque mienten para ganar las elecciones En 45 nuestro medio las mismas y viejas costumbres clientelistas de candidatas y candidatos, regalando fiestas, juegos pirotécnicos, comidas, leche, camisetas, gorras, e incluso dinero, crean en el electorado una imagen corrupta de la política. Muchas veces la recepción de los regalos induce una conducta de “obligación” hacia quien regala. Peor todavía, cuando se dan en las empresas amenazas de pérdida del empleo si no se vota por el partido y los candidatos que representan los intereses de los empresarios. O cuando se condena a distritos o regiones enteras al ostracismo mediante la despreocupación del Estado porque sus habitantes han votado mayoritariamente por la oposición. Impacta leer en el Estudio sobre la Democracia en América Latina que hay una mayoría de la población (54.7%) que, enfrentada a la opción entre gobiernos democráticos incapaces de resolver los problemas económicos y ayudar a salir de la pobreza, y gobiernos autoritarios o dictatoriales que satisfagan esas necesidades materiales perentorias, prefieren claramente a estos últimos. La necesidad vuelve a la gente comprensiblemente obsesiva y miope, acortando sus horizontes. La democracia socialmente ineficaz aviva el cinismo de la gente frente a la política. La desilusión anula la esperanza de la gente de que es posible el cambio socioeconómico y político. Los antiguos decían que “la peor de las corrupciones es la corrupción de los mejores”. Además la infiltración en la política del capital delincuencial global, producto del crimen organizado alrededor de todos los tráficos y contrabandos prohibidos, muestra una capacidad de corrupción asombrosamente renovada, y profundiza como nunca antes el cinismo del público ante la economía y la política: generalmente se logra crear escenarios donde la gente parece recibir más beneficios económicos del sometimiento al crimen organizado, bien de los que trafican con droga o de los que lo hacen con armas, o de otros, que de la resistencia honrada frente a él, y más beneficios que de los proyectos sociales que llegan por canales democráticos. Los enormes imperios económicos transnacionales del capital delincuencial han elaborado alrededor del mundo auténticos proyectos de asalto al poder político para favorecer sus intereses económicos. Los medios violentos y crueles que usan les permiten entablar una auténtica disputa para romper el monopolio de la violencia legítima de que han gozado los Estados modernos. De estos poderes emergentes al margen de la legalidad brota un desafío inédito al poder político y a la responsabilidad pública de la ciudadanía. II La Fe: llamados a soñar y a comprometernos en esperanza Compartir los sueños y las esperanzas de la humanidad Hemos empezado esta reflexión con la hora de desconfianza, que prevalece en la economía y en la política. Pero encontramos movimientos sociales y líderes políticos que intentan superar esa desconfianza y seguir soñando en que la política puede ser un camino para provocar la realización del bienestar y para animar a participar en la construcción de la igualdad, la libertad y el servicio mutuo en la sociedad. Es este también el núcleo del pensamiento político cristiano. Estos sueños y estas esperanzas humanas son aquellas de las que el Concilio Vaticano II dijo que eran también los sueños, el gozo y las esperanzas de la Iglesia (GS 1). Esto no significa vivir en mundos ideales. La fe cristiana reconoce la compleja densidad de la realidad y parte del desvanecimiento de tantas ilusiones revolucionarias en no pocos países pobres y de la irrupción de una crisis mundial provocada por una exageración de codicia y avaricia. 46 La parábola del trigo y la cizaña o del poder servicial y el poder dominador La fe cristiana se fundamenta en una parábola de Jesús de Nazaret, para intentar comprender que la realidad de este mundo está sembrada de trigo y de cizaña, del bien y del mal (Mt 13 2430), o, aplicándola a la política, de poder dominador y de poder servicial. Sin embargo, lo sorprendente de la parábola es que Jesús pide a sus discípulos no el exterminio del mal sino la paciencia con el mal, en nuestro caso con el poder dominador. No porque haya que mantenerse pasivos ante ese poder dominador, sino porque hay que contar con él realistamente, sabiendo que no es un fruto que procede originalmente de la mano de Dios, sino que ha sido introducido en el mundo, como dice la parábola, por “un enemigo”, es decir por la egoísta e insolidaria voluntad de dominio de personas concretas cuya actuación ha convertido esa voluntad de dominio en poder dominador estructurado en la sociedad. Lo que Jesús vendría a decir en esta parábola, si la aplicamos al bien y al mal políticos, a la voluntad de poder servicial y a la voluntad de poder dominador, es que el poder es una criatura de Dios que permite a la humanidad ser cocreadora de la convivencia social, y puede ser usado como Dios lo soñó al crearlo, es decir servicialmente, para bien de mucha gente, o al revés, en contra del diseño divino, es decir dominadoramente, para calamidad y desgracia también de mucha gente. Pero la parábola nos avisa que si en vez de promover el poder servicial en la política queremos eliminar de una vez por todas el poder dominador en este mundo, dentro de la historia, acabaremos convirtiendo el mismo poder servicial en dominador también. El fanatismo de la pureza política acabará transformando la política en dominación absoluta, en despotismo y dictadura. Es decir, hay que tratar de acercarnos a promover y practicar un poder servicial combatiendo el poder dominador, pero con una cierta sabiduría que tiene paciencia con el inevitable rumbo dominador que toma no pocas veces el poder, como consecuencia de una ambición desenfrenada. Porque en última instancia el rumbo del poder depende de decisiones humanas. Responsabilidad cristiana en la política Todos los cristianos, por ser humanos, debemos preocuparnos de la política. En nuestros tiempos preocuparnos de la política significa en primer lugar tratar de conseguir una buena información sobre partidos y candidatos, sobre partidos y funcionarios electos, es decir sobre el comportamiento político de hecho de aquellos que pasaron de candidatos a gobernantes o legisladores y de aquellos que fueron escogidos por los candidatos electos como funcionarios del gobierno, ministros, viceministros, directores, jueces, fiscales, etc. Información sobre sus programas y también sobre si sus programas fueron guía de sus actos o se convirtieron en papel mojado. Es decir, información sobre si los políticos y políticas, por quienes deberemos votar tantas veces en nuestras vidas, practican la verdad o viven del engaño y de la mentira. Informarse así es equivalente a ejercer una auditoría social sobre la política, aun sabiendo que los grandes medios de comunicación no informan con la profundidad e imparcialidad con que debieran. Preocuparnos por la política significa en segundo lugar y en el sistema democrático en que vivimos, discernir con seriedad las diversas opciones políticas, es decir por qué partido y qué candidatos hemos de votar tomando en cuenta sobre todo el bien más probable del pueblo y especialmente de aquellos más pobres, desempleados, marginados y abandonados. Y aborrecer la abstención electoral como un camino irresponsable que es una cesión de ciudadanía, un 47 abandono de la política llevados por la desconfianza, la desilusión y el cinismo. Otra cosa es que, al ir a votar, pueda ocurrir que la conciencia ciudadana nos exija un voto en blanco o una anulación del voto porque no creemos en ninguna de las opciones. La vocación política en el cristianismo hoy Pero una postura cristiana ante la política puede, y para no pocos debe también, traducirse en una vocación política, es decir en una vocación que nos empuje más allá de una auditoría social o de una participación electoral y nos lleve a participar en un movimiento social o en un partido político, y a postularnos para una candidatura de concejal, de alcalde o alcaldesa, de diputado o diputada y de presidente o presidenta de la república. Toda persona cristiana tiene la obligación de participar en política por medio de la auditoría social que le prepare para ser un buen elector, es decir un elector o electora competente, con buena información y aprovechándose de oportunidades de formación política, porque la incompetencia como ciudadanos y electores es la madre de muchas corrupciones. Pero no toda persona cristiana tiene vocación política, no toda persona cristiana escucha en su corazón un llamado a ser político o política por vocación. Una vocación política significa un llamado a buscar el poder político y a usarlo servicialmente como criatura de Dios, significa sentir en el corazón la pasión por el poder, incluso la ambición sosegada de conseguirlo, para poder así servir a sus conciudadanos y conciudadanas con el amor de mayor alcance que existe, el amor político, con el mayor desprendimiento, con la mayor honestidad, denunciando y combatiendo la corrupción en su opción política partidaria o en quienes forman parte de su movimiento social, con paciencia para saber que la corrupción y la voluntad de poder dominador se van a hacer presentes a su alrededor y que no por eso hay que tirar la toalla y abandonar una vocación profundamente sentida, aunque alguna vez esa misma vocación podrá exigir la renuncia de un partido o de un movimiento irremediablemente corrompidos o desviados de sus fines. No una vocación para la política cristiana sino para ser cristianos en la política La vocación política hoy se ejercitará normalmente en un contexto constitucional secular, donde el Estado es laico y se funda en valores pluralistas. Hoy en día no seremos llamados por Dios para ejercer una política cristiana, es decir una política cuyos fines y resultados sean en todo coincidentes con la fe y la moral cristianas. La vocación política de una persona cristiana hoy será una vocación para ser cristianos en la política, es decir políticos o políticas motivados por la fe cristiana propia para una dedicación a un poder servicial. Es decir en lugar de ser, como en los tiempos, por ejemplo de la Democracia Cristiana, una vocación para una política cristiana, será una vocación para llegar a ser políticos o políticas cristianos, movidos en su vocación política por la fe que da sentido a sus vidas. La vocación política de una persona cristiana será, pues, una vocación para ser cristiano o cristiana en la política secular. La vocación política de los cristianos hoy no será una vocación para que la política sirva con preferencia a los intereses de la Iglesia católica, por ejemplo, o de ningún otro grupo humano, sino para que sirva a los intereses de toda la ciudadanía, sin importar su fe y su religión o su falta de fe, su identidad agnóstica o atea, sino importando por encima de todo que se sirva al pueblo y especialmente a los intereses de los pobres, los hambrientos, los desempleados, los sin 48 techo, los migrantes, los niños y niñas de la calle, los marginados urbanos y los campesinos sin tierra, y así sucesivamente. La motivación de fe de una vocación a la política entre cristianos hará que estos pongan en primer plano el bienestar y el desarrollo, la salud y la educación y el empleo para la gente pobre y desamparada, es decir las condiciones sociales necesarias para que esa gente tenga vida, una vida digna, que es una parte fundamental de lo que llamaríamos cristianamente la “vida en abundancia” o la “gran vitalidad” que vino a traer Jesús (Jn 10, 10). Eso es lo que hará de su vocación a la política una vocación cristiana. Los cristianos no podemos exiliarnos de la política Lo que es cierto es que los cristianos no podemos exiliarnos de la política ni abandonarla en manos de gente con ambiciones políticas de poder dominador. No podemos abandonar la política en manos de gente “maquiavélica”, es decir de gente que busca sólo las técnicas para alcanzar el poder por el poder, y no admite el sometimiento del poder a ningún tipo de valores superiores y especialmente al bien común y a aquellos “hábitos del corazón”25 que permiten a las personas y a las sociedades convivir entre sí con mutuo respeto y en libertad y responsabilidad. Tampoco podemos los cristianos abandonar la política en manos de “utópicos puros”, es decir de gente que quiere usar el poder como si estuviéramos ya en el mejor de los mundos o en un mundo de inocencia absoluta, sin maldad ni corrupción, de gente que en lugar de usar la utopía como un horizonte que atrae y que hace caminar hacia él aunque se aleje cada vez que intentarnos acercarnos a él, la quiere usar como una herramienta idealista que conduce al fanatismo y a la intolerancia. La visión de la vocación de los cristianos en la política es la visión de los que se comprometen movidos por la esperanza de una sociedad mejor y por la convicción de que tienen en sí mismos la competencia para forjar pacientemente ese mundo y los cambios que se necesitan para irse aproximando a un mejor mundo, un mundo menos lejano de aquel en que todos “poseían todo en común; vendían bienes y posesiones y las repartían según la necesidad de cada uno…[de manera que] no había indigentes entre ellos” (Hch 2,44-45; 4, 34). Hay en la tradición cristiana una igualdad como meta de las comunidades eclesiales fraternas. La mayoría de los exegetas piensa que esa igualdad en las comunidades cristianas primitivas fue real, aunque siempre estuvo amenazada y peligró volverse diferenciadamente elitista26. Habrá que mantener siempre la perseverancia de quien sabe que esa tarea de caminar políticamente hacia 25 Así llamaba Alexis de Tocqueville a algunas costumbres que observó en los años treinta del siglo XIX en los Estados Unidos y que, según él “contribuyeron a formar el carácter americano… Resalta la vida familiar, [las] tradiciones religiosas y [la] participación en la política local como elementos de ayuda para la creación de un tipo de persona que podría mantener una conexión con una comunidad política más amplia y, de este modo, apoyar en última instancia el mantenimiento de las instituciones libres.” Todo ello, contrapuesto al “individualismo”, que podría “con el tiempo aislar a los norteamericanos entre sí y minar, por consiguiente, las condiciones para la libertad.” Ver: Bellah, Robert N. et al., Hábitos del corazón, Madrid, Alianza Editorial, 1989, p. 10. 26 Comenta, por ejemplo Fitzmyer: “El intercalado de los v. 43-45 introduce la copropiedad, refiriendo cómo ‘tienen todo en común’. Da la impresión de que tal agrupación comunal de posesiones y bienes era obligatoria; pero más tarde esto deja de ser tan obvio y con el andar del tiempo esta comunidad de posesiones y bienes desaparece por completo. Es difícil determinar lo extendida que estaba esta práctica, aunque al menos para Lucas estaba lo suficientemente generalizada como para mencionarla. Puede simplemente estar relacionada con su deseo de enseñar a los cristianos cómo debían hacer uso de la riqueza…”, en Fitzmyer, Joseph A., Los Hechos de los Apóstoles: Hch 1,1-8,40 (Vol I), Salamanca, Sígueme, 2003, p. 365. 49 la igualdad sólo se da como vocación a personas audaces con mucha paciencia, valientes con mucha humildad, a gente lúcida con mucha honestidad, a gente convencida con mucha apertura para las convicciones de los demás y con capacidad de dialogar con ellas sin perder las propias; a gente, pues, que sea capaz de escuchar y que crea en la juventud y en la novedad a la que siempre es más sensible que otras edades de la vida. La esperanza con memoria, que se compromete en la política Para vivir el compromiso político como fruto de la esperanza cristiana, es decir como fruto de una esperanza en un Dios que quiere lo mejor para este mundo y que nos quiere a nosotros como testigos y cooperadores de sus deseos, hay que vivir la vocación política anclados en la memoria de las injusticias y de los sufrimientos y de las catástrofes que han lastimado a la humanidad, y en especial a nuestros conciudadanos. Los cristianos en la política nunca pueden justificar las víctimas de injusticias, opresiones y guerras pasadas, nunca pueden justificar a la explotación y el genocidio de la invasión española y del conflicto armado interno, no podemos justificar el sufrimiento de las víctimas, la explotación y discriminación a los pueblos y personas indígenas por más de 500 años, no podemos justificar el asesinato de Monseñor Gerardi. Tampoco podemos olvidar las víctimas que son el peso inevitable que cargamos porque nuestra política nunca es del todo honesta ni del todo generosa ni del todo servicial. Metz es el teólogo cristiano que más ha insistido en el sustento de la esperanza en la memoria de las víctimas en la historia, una memoria que así se vuelve peligrosa para la política fundamentada en el poder dominador. Si nos entregamos a la vocación política movidos por la fe en Jesucristo, no podemos olvidar que nuestro hermano mayor Jesús de Nazaret fue condenado por blasfemo y por subversivo (Mc 14,63; Lc 23, 2.5; Jn 19, 12) y fue un prisionero político torturado y masacrado por el poder dominador. Por eso nos dejó en su última cena, identificado con todas las víctimas de la tierra para las que aún no se ha cumplido el Reino de Dios, un testamento: “Hagan esto en memoria mía” (1Cor 11, 24-25). Sin esta memoria de Jesús crucificado se vuelve mitológica la fe en su resurrección. Sin la memoria de los pobres de nuestra historia frustrados en sus expectativas, nunca será auténtica la esperanza cristiana que se compromete en la política. Pero si la Iglesia mantiene viva esta memoria y resiste su tremenda tentación de poder dominador, podrá desde la humildad, decir muchas cosas muy útiles a los políticos cristianos y no cristianos. Cuanto más servidora sea, más posibilidades habrá de que se escuche su testimonio. Cuanto más viva internamente, en el modo de vivir de su jerarquía y en el de sus comunidades, una “civilización de la pobreza”27 más podrá exigir un cambio a los ricos de este mundo. PREGUNTAS PERSONALES 1. ¿Qué me sugiere el análisis de la realidad actual del documento? ¿Cómo se podría concretar en Guatemala? 27 La “civilización de la pobreza” es un concepto dialécticamente contrapuesto al de la “civilización de la riqueza”, y apunta al necesario camino hacia una austeridad en el vivir que se nos impone por consideraciones no sólo de solidaridad con los pobres sino también como modo de lucha por la conservación ecológica del planeta y contra la avaricia de la globalización financiera. Ambos conceptos fueron originalmente propuestos por Ignacio Ellacuría días antes de su asesinatomartirio en la UCA de El Salvador, donde estamos celebrando en 2009 su vigésimo aniversario. 50 2. ¿Qué importancia tienen para el creyente la política, la economía... el contexto que nos rodea? 3. ¿Qué es para mí la fe? 4. ¿Qué tiene que ver la fe cristiana con el mundo que nos rodea? 5. ¿Qué relación hay entre la Buena Noticia de Jesús y la realidad? 6. ¿Qué textos de la Biblia me iluminan para que fe y vida estén integrados, no vayan separados? 7. ¿Qué me sugieren las expresiones de la espiritualidad ignaciana “contemplativos en la acción”; “Fe y Justicia” ? (Ver documentos complementarios) PREGUNTAS GRUPOS 1. ¿Por qué el documento comienza con nuestra realidad actual para explicarnos la relación entre fe y política? 2. Describa las tres cosas más importantes que caracterizan la realidad guatemalteca de los últimos años. 3. ¿Cómo afecta la realidad guatemalteca nuestra actuación como cristianos? 4. ¿Por qué para nuestra fe católica es importante “no exiliarse” de la política? 5. ¿Conocen ustedes algún método para analizar nuestra realidad a la luz de la fe? 6. ¿Qué principios fundamentales (valores, “hábitos del corazón”) debería tener el compromiso histórico de una persona católica? 7. ¿Qué conceptos de la espiritualidad ignaciana nos ayudan a entender mejor esta temática de Fe y Justicia? (Ver documentos complementarios) 51 EL ENEAGRAMA COMO CAMINO DE CRECIMIENTO PERSONAL Y ESPIRITUAL 9 1 8 2 7 3 6 5 4 52 RAICES ANTIGUAS, PERCEPCIONES MODERNAS de los tipos de personalidad no procede de una sola fuente. Es un híbrido, una amalgama moderna proveniente de varias tradiciones de sabiduría antigua combinadas con la psicología moderna. (…) Muchos autores antiguos atribuían todo el sistema a los maestros sufis, lo cual ahora sabemos que no es así. EL ACTUAL ENEAGRAMA Para comprender la historia del Eneagrama es necesario distinguir entre su símbolo y los nueve tipos de personalidad. Es cierto que el símbolo del Eneagrama es antiguo, tiene unos 2.500 años de antigüedad o más. De igual modo, las ideas que finalmente llevaron al desarrollo de la psicología de los nueve tipos se remontan por lo menos al siglo IV y tal vez antes. Sin embargo sólo ha sido en las últimas décadas cuando se han unido estas dos fuentes. El origen exacto del símbolo del eneagrama se ha perdido para la historia; no sabemos de donde procede, así como no sabemos quién inventó la rueda ni quien inventó la escritura. Se dice que se originó en Babilonia alrededor del año 2500 a. de C., pero hay pocas pruebas fehacientes de que sea así. Muchas de las ideas abstractas relacionadas con el eneagrama, por no decir su derivación de la geometría y las matemáticas, sugieren que podría tener raíces en el pensamiento griego clásico. Las teorías que subyacen al diagrama se pueden encontrar en las ideas de Pitágoras, Platón y algunos filósofos neoplatónicos. En todo caso, está claro que forma parte de la tradición occidental que dio origen al judaísmo, el cristianismo y el islam, así como a las filosofías hermética y gnóstica, aspectos de las cuales se encuentran en estas tres grandes religiones proféticas. En todo caso, de lo que no cabe duda es que el responsable de introducir el símbolo del eneagrama en el mundo moderno fue George Ivanovich Gurdjieff. Gurdijieff era armeniogriego nacido alrededor de 1875; de joven se interesó por el conocimiento esotérico y se convenció de que los antiguos habían desarrollado una ciencia completa para transformar la psique humana y que ese conocimiento se había perdido después. Junto con un grupo de amigos que compartían su deseo de recuperar esa ciencia perdida de transformación humana dedicó la primera parte de su vida a investigar todo tipo de sabiduría antigua que lograba encontrar. (…) viajaron mucho, visitaron Egipto, Afganistán, Grecia, Persia, India y Tíbet, pasaron períodos en monasterios y santuarios remotos y aprendieron todo lo que pudieron acerca de las tradiciones de sabiduría antiguas. En algún lugar durante sus viajes, posiblemente en Afganistán o Turquía, Gurdjieff encontró el símbolo del eneagrama. Después desarrolló su síntesis de lo que él y los demás miembros del grupo habían descubierto… Gurdjieff enseñaba un compendio vasto y complejo de psicología, espiritualidad y cosmología cuyo objetivo era ayudar a los alumnos a comprender su lugar en el Universo y su finalidad en la vida. Gurdjieff también enseñaba que el eneagrama era el símbolo principal y más importante de su filosofía. Afirmaba que una persona no comprende algo por completo mientras no lo entiende desde el punto de vista del eneagrama, es decir, mientras no sabe colocar exactamente los elementos de un proceso en los puntos correctos del eneagrama, para ver así las partes interdependientes del todo que se sostienen unas a otras. Así pues, el eneagrama que enseñaba Gurdjieff era ante todo un modelo de procesos naturales, no una tipología psicológica. 53 Gurdiejff explicaba que el símbolo del eneagrama tiene tres partes que representa tres leyes divinas que rigen toda la existencia. La primera de estas partes es EL CÍRCULO, mandala universal usado casi en todas las culturas. El círculo representa la unidad, la totalidad y la unicidad, y simboliza la idea de que Dios es uno, la característica distintiva de las principales religiones occidentales: el judaísmo, el cristianismo y el islam. Dentro del círculo encontramos el siguiente símbolo: EL TRIÁNGULO. En la tradición cristiana, representa la Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. De modo similar, la cábala, enseñanza esotérica del judaísmo, afirma que Dios se manifiesta inicialmente en el Universo en forma de tres emanaciones o «esferas» las sefirot (Kéter, Biná y Jojmá), que aparece en el principal símbolo de la cábala, el Árbol de la Vida. En otras religiones también vemos reflejos de esta idea trinitaria: los budistas hablan de Buda, Drama y Sangha; los hindúes, de Visnú, Brama y Siva, y los taoístas hablan del Cielo, la Tierra y el Hombre. Es notable cómo casi todas las principales religiones del mundo enseñan que el Universo es una manifestación no dualista, como enseña la lógica occidental, sino trinitaria. Nuestra manera habitual de mirar la realidad se basa en pares de opuestos, por ejemplo bueno y malo, blanco y negro, masculino y femenino, introvertido y extrovertido, etcétera. Las tradiciones antiguas, no obstante, no ven hombre y mujer sino hombre, mujer e hijo/a; Las cosas no son blancas o negras sino blancas, negras y grises. A este fenómeno Gurdiejff lo llamó la «Ley de Tres»; según esta ley todo lo que existe es resultado de la interacción de tres fuerzas (las que sean, en una situación o dimensión dada). Incluso parece que los descubrimientos de la física moderna apoyan esta idea de la Ley de Tres; en la escala subatómica, los átomos están formados por protones, electrones y neutrones, y en lugar de haber cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza, como se creía antes, la física ha descubierto que en realidad sólo hay tres: la fuerza fuerte, la fuerza débil y el electromagnetismo. La tercera parte de este símbolo es LA HEXADA (la figura cuyo trazo sigue los números 1-4-2-85-7). Esta figura simboliza lo que Gurdieff llamó la «Ley de Siete», que tiene que ver con el proceso y desarrollo en el tiempo; afirma que nada es estático, todo se mueve y se convierte en otra cosa. Incluso las piedras y las estrellas se transforman finalmente. Todo cambia, se recicla, evoluciona o se transfiere, aunque de modos legítimos y previsibles según su naturaleza y las fuerzas que actúan sobre ello. Los días de la semana, la tabla periódica y la octava de la música occidental se basan en la Ley de Siete. 54 Uniendo los tres elementos (círculo, triángulo y hexada) obtenemos el eneagrama. Es un símbolo que representa la integridad de una cosa (el círculo), cómo su identidad resulta de la interacción de tres fuerzas (el triángulo) y cómo evoluciona o cambia con el tiempo (la hexada). Gurdjieff enseñaba el eneagrama mediante una serie de bailes sagrados, explicaba que debería considerarse un símbolo divino, móvil, no estático. Sin embargo, en ninguno de los escritos publicados de Gurdjieff ni de sus discípulos habla del eneagrama de los tipos de personalidad. Los orígenes de ese eneagrama son más recientes y se basan principalmente en dos fuentes modernas. QUÉ ES EL ENEAGRAMA (Eneas = nueve) El modelo del Eneagrama se aplica para delinear los procesos cosmológicos y el desarrollo de la conciencia humana. Se trata de un diagrama, de una estrella de nueve puntas, que puede ser utilizado para trazar el proceso de cualquier acontecimiento, desde su principio y a través de todas las etapas de progreso de dicho evento en el mundo material, pero nuestro enfoque es psicológico y está aplicado al estudio del carácter humano. El propósito principal del eneagrama es descubrir el tipo al que pertenece cada uno, descubriendo así nuestra compulsión y aprender a trabajar sobre ella, a fin de lograr en definitiva nuestra libertad, sanación y acercamiento a Dios. Es un viaje de autoconocimiento. La compulsión típica de una personalidad se experimenta como una fuerza básica que nos conduce como una fijación a reaccionar de manera irresistible especialmente cuando permanece escondida, sin reconocer por nosotros mismos. Todo ello debido a ciertas pautas o mandatos asimilados e introyectados en nuestra infancia. "Nunca confíes en nadie". Si no tomas el poder, lo perdiste". Lo más importante es ocultar los sentimientos. "No estamos en un mundo perfecto". "Yo no valgo", "No soy digno de ser amado", "No merezco amor". Es como la imposibilidad de llegar a ser lo que somos auténtica y verdaderamente. El descubrimiento de esta compulsión supone una ruptura de la estrategia defensiva cuidadosamente escondida que una persona ha desarrollado para su propia seguridad y una existencia significativa. Cuando esta fuerza o compulsión que nos dirige no ha sido enfrentada directamente tiene gran influencia en las decisiones que tomamos sobre los que tenemos o no que hacer y cómo pensar en nosotros mismos en relación con los demás. El Eneagrama desde Gurdjieff: El propósito principal del eneagrama es descubrir el tipo al que pertenecemos cada uno, descubriendo así nuestra compulsión y aprender a trabajar sobre ella, a fin de lograr en definitiva nuestra libertad, sanación y acercamiento a Dios. Es un viaje de auto-conocimiento. 55 GEORGE GURDJIEFF: Rusia 1877. El Eneagrama ingresó en la cultura occidental a través de las Escuelas de Gurdjieff, quien trabajó con sufíes y otras escuelas tradicionales de conocimiento del tema en oriente. Posteriormente fue desarrollado por Oscar Ichazo, boliviano y fundador del Instituto Arica, estudioso del yoga, zen...quien desarrolló una aplicación al estudio psicológico del carácter. El eneagrama tiene una larga pero velada historia. Se cree que se originó en Afganistán, casi hace unos dos mil años; quizás en los primeros años de la influencia cristiana en Persia y luego se infiltró en los círculos musulmanes después de que esta religión invadiese Asia Central y el Subcontinente de India. Hasta el anterior siglo ha permanecido estrictamente como una tradición oral y secreta sólo dada a conocer a los adeptos del sufismo. Lo que en Occidente se conoce del Eneagrama tuvo su inicio con George Gurdjieff, si bien no hay una descripción escrita de dicho trabajo. A Oscar Ichazo se le atribuye el conocimiento del eneagrama sufí en círculos académicos, primero en Chile, de donde es originario y luego en EEUU. Ichazo se educó en Bolivia y Perú y fue introducido en la tradición sufí del eneagrama por un hombre cuyo nombre él prefirió no revelar. Algunos años después Ichazo atrajo la atención de algunos miembros de Esalen (California), entre las que se encontraban Claudio Naranjo, O`Leary, Helen Palmer y otros prestigiosos psiquiatras que actualmente enseñan dicho conocimiento. El sistema del eneagrama fue introducido por primera vez de manera pública en el Curso de Experiencias Religiosas realizado en 1971 en la Loyola University de Chicago y posteriormente en distintos seminarios y talleres por todo el planeta en los que se ha podido constatar experimentalmente la validez de este sistema. PROPÓSITO DEL ENEAGRAMA: El propósito principal del eneagrama es descubrir el tipo al que pertenece cada uno, descubriendo así nuestra compulsión y aprender a trabajar sobre ella, a fin de lograr en definitiva nuestra libertad, sanación y acercamiento a Dios. Es un viaje de autoconocimiento. La compulsión típica de una personalidad se experimenta como una fuerza básica que nos conduce como una fijación a reaccionar de manera irresistible especialmente cuando permanece escondida, sin reconocer por nosotros mismos. Todo ello debido a ciertas pautas o mandatos asimilados e introyectados en nuestra infancia. "Nunca confíes en nadie". Si no tomas el poder, lo perdiste". Lo más importante es ocultar los sentimientos. "No estamos en un mundo perfecto". "Yo no valgo", "No soy digno de ser amado", "No merezco amor". Es como la imposibilidad de llegar a ser lo que somos auténtica y verdaderamente. El descubrimiento de esta compulsión supone una ruptura de la estrategia defensiva cuidadosamente escondida que una persona ha desarrollado para su propia seguridad y una existencia significativa. Cuando esta fuerza o compulsión que nos dirige no ha sido enfrentada directamente tiene gran influencia en las decisiones que tomamos sobre los que tenemos o no que hacer y cómo pensar en nosotros mismos en relación con los demás. 56 ESENCIA Y PERSONALIDAD Comenzaré esta disertación por aclarar a lo que me voy a referir en el presente comentario. Nacemos siendo Esencia Divina, es decir el Amor perfecto. Al paso de los años vamos adquiriendo lo que no somos, pero que a la sombra del embrujo de la vida, creemos ser, algo que tomamos de fuera de nosotros mismos y que se llama personalidad. Amor (lo que somos: la Esencia) y miedo o egoísmo (lo que no somos pero creemos ser, la personalidad). Hay dos raíces para todas las emociones, amor y egoísmo. El amor debiera ser el estado natural de la vida humana; el egoísmo es el instrumento que el miedo utiliza para controlar y poseerlo todo. Éstos no pueden coexistir simultáneamente: cuando el amor es mayor o aumenta, el egoísmo se evapora; como nunca fue real se extingue ante el Sol del Amor perfecto. Cuando el egoísmo aumenta, el amor se esconde y aguarda con cautela y celo el momento propicio a que el individuo se “abra” de nuevo a la verdad. El amor nunca puede ser destruido, pero al estar el ser humano dotado de ciertos derechos como el libre albedrío, si el egoísmo insiste en las ilusiones el amor desaparecerá, dejando lugar a las perversiones de la personalidad. Cada quien decide y enarbola su cruz. Elige tú la tuya. El egoísmo quiere poseer Todo, y niega la invencibilidad de la entrega, sirvienta incondicional del Amor. El amor es una corriente universal y se da libremente, es el propio egoísmo el que insiste en que el amor debe ser poseído, dicta que obedezca estrictamente sus severos dictados del dónde cuándo y cómo. Sin embargo en esto el egoísmo siempre fracasará, ya que pelea la batalla equivocada. El amor nunca podrá ser limitado ni existir por separado o aislado, el amor es unidad. Sólo mediante la renunciación del deseo a manipular y controlar es que el egoísmo se disolverá, dentro del infinito universal Amor eterno. Nunca será tratando de forzar a cambiar los sentimientos la manera en que éstos cambian. Las emociones evolucionan sólo cuando son aceptadas exactamente como son, quiero decir libre del justificarse, del mentirse a sí mismo. La llave para lograr esto es dejar de juzgarlas. Las torcidas y oscuras teorías del egoísmo define lo “bueno y lo malo”, según sus torcidos y oscuros intereses. Ésta es su herramienta principal para controlar, es entonces que si algunos deseos son buenos y otros no, la vida se mantendrá dividida y el actuar de aquel será por lo tanto incoherente. Sólo al separar nuestras emociones del sistema de creencias al que nos han sometido, es el medio para utilizar su poderosa energía para nuestro desarrollo personal. Cuando se es atacado por hordas de demonios y pensamientos y emociones son presas de éstos, por más que se esfuercen por librarse de ellos, no habrá escapatoria. No es por medio del antagonismo, de la lucha que podrán sobreponerse, es decir imponerse. Será sólo cuando dejen de juzgarlos y considerarlos como malvados, quiero decir cuando dejen de echarles a ellos la culpa, entonces se transformaran en energía para el propio desarrollo. A medida que uno se torna consciente, aprende y comprende que todo lo que viene a nosotros es nuestra propia creación y no la de otros. Con la claridad de este entendimiento dejamos de gastar energía, luchando, resintiendo o reprimiendo lo que creamos. Esto nos posibilita para utilizar la energía de nuestros deseos para alcanzar un desarrollo espiritual más rápido. 57 LAS TRIADAS Los vértices del triángulo formado por los número 9-6-3 también representan los tres centros en los que se divide la psique humana según el eneagrama: instinto (9), pensamiento (6) y sentimiento (3). Los nueve tipos de personalidad se agrupan así en tres tríadas según el "componente de la psique menos capaz de funcionar libremente" Tríada del Instinto. Formada por los tipos ocho, nueve y uno. Falta de sentido de identidad corporal. La pasión básica es la IRA. "Intentan usar su voluntad para influir en el mundo sin dejarse influir por él".Temen ser dominados o explotados. Se vuelcan en la acción para desconectar del aquí y ahora, se resisten al presente. Son instintivos y viscerales. "PIENSAN QUE SIENTEN" pero en realidad "HACEN". La Ira puede seguir tres direcciones: - Hacia el mundo: el tipo ocho. La Venganza. Ponen límite a los estímulos externos, para no ser heridos. - Hacia dentro y trasformación en contrario: el tipo uno. El Perfeccionismo. Reprimen los impulsos internos, la ira es un sentimiento inadmisible para ellos. - Hacia dentro y hacia fuera: el tipo nueve. La Indolencia. Son pasivo-agresivos, reprimen los impulsos internos y ponen límite a los estímulos externos, para que nada altere su equilibrio. Tríada del Sentimiento. Formada por los números dos, tres y cuatro. Su pasión básica es la CARENCIA. Han perdido el contacto con su verdadera naturaleza emocional, no se sienten amados ni dignos de ser amados. Creen que tienen que hacerse valer para que los quieran, por lo que dependen del apoyo y la aprobación de los demás. Tienen una forma de sentir falseada, inauténtica. Crean una imagen de sí mismos con la que se identifican. Están orientados hacia el pasado. "HACEN QUE PIENSAN" pero en realidad, "SIENTEN". La carencia de un sentimiento de valía puede solucionarse de tres formas: Trasformándolo en su contrario: el tipo dos. La Adulación. Se vuelcan en complacer a los demás para caerles bien. El amor es vivido como aprobación. Hacia dentro: el tipo cuatro. El Victimismo. Se concentran en lo trágico y complejo de sus vidas, para provocar lástima y conseguir así que lo atiendan. El amor es vivido como empatía. Hacia dentro y hacia fuera: el tipo tres. El Engaño. Busca la valía mediante logros. Tiene bloqueados sus sentimientos. El amor es vivido como reconocimiento. Tríada del Pensamiento. Formada por los números cinco, seis y siete. La pasión principal es el MIEDO. Tienen una mente que no para de elucubrar, planear, pronosticar, dudar... Les falta orientación interna, lo que les genera mucha ansiedad e inseguridad con respecto a lo que les va a pasar o qué es lo que tienen que hacer, sus pensamientos están enfocados hacia el futuro. "SIENTEN QUE HACEN" pero en realidad, "PIENSAN". Según la forma de manejar el miedo: Hacia fuera y trasformación en lo contrario: El tipo siete. La Planificación. Son muy aventureros, incluso pueden tener conductas temerarias. Tienen mucho miedo de lo que puede haber en su mundo interior. Hacia dentro: el tipo cinco. El Desapego. Tienen mucho miedo del mundo exterior por lo que se retiran y se aíslan del mundo. 58 Hacia dentro y hacia fuera: el tipo seis. La Duda. Tiene miedo al miedo. Se abre al mundo pero para actuar en él necesita un apoyo externo que le dé las pautas o las normas a seguir. La indecisión lo paraliza. Rasgos distintivos de cada uno de los centros: Rasgo Organo simbólico Tema principal Preocupación Funciones privilegiadas Vísceras (8,9,1) Corazón (2,3,4) Aparato digestivo El Corazón La superviviencia, la Los demás, o las autoconservación, la relaciones seguridad interpersonales (Qué necesitan, me aceptan, cómo me ven?) El poder y la justicia La imagen y el prestigio El movimiento, la Los sentimientos, las acción, la sexualidad, necesidades la necesidad de relacionales, la control, la llamada a atención a los los valores, a las mensajes y a la convicciones y a la comunicación verbal fuerza de voluntad de y no verbal de los las que brota la interlocutores, la acción. trascendencia. Filtro importante de la El oído ( la escucha, El gusto y el tacto realidad como presupuesto de (permiten establecer las propias acciones y relaciones) reacciones) Palabra clave Verbo Cabeza (5,6,7) El cerebro Tener una visión global de las cosas para afrontarlas objetivamente. El temor a equivocarse El análisis y síntesis, el uso de la fantasía y de la imaginación para dilatar los horizontes, la elaboración de planes y estrategias, la objetividad y el procedimiento lógico, la capacidad de decisión. El ojo, para observar, recoger datos e informaciones con vistas a una decisión más sabia El conocimiento (la vida vista como un enigma) La acción (la vida El proceso vista como desafío) interactivo (la vida vista como compromiso) Hacer, crear Sentir Pensar Es importante recordar que los tres centros están presentes en cada persona, pues no se puede vivir sin cabeza, sin corazón o sin aparato digestivo. Cada centro hace su aportación y ofrece una perspectiva para la integración de las potencialidades humanas. Guía de reflexión personal: 1. ¿Qué razones puedo dar para reconocer que el Eneagrama es una herramienta de crecimiento humano y espiritual? 59 2. ¿Qué es lo que aporta el eneagrama para mi crecimiento humano y espiritual? 3. Al descubrir mis compulsiones, me atrevería para mi crecimiento personal, desenmascarar la estrategia defensiva que se esconde en cada tipología? 4. ¿Qué me aporta el eneagrama para el manejo más sano de mis relaciones interpersonales y conmigo mismo-a? 5. ¿Qué invitación siento que me hace el eneagrama, desde el centro de energía predominante? Guía de reflexión grupal: 1. ¿Qué me aporta el Eneagrama para el manejo más sano de mis relaciones interpersonales y conmigo mismo-a? 2. ¿De qué manera nos podemos enriquecer como equipos, comunidades, grupos, desde la positividad de cada centro de energía y de cada tipología en el Eneagrama? 3. Si el Eneagrama me da elementos para distinguir lo sano y lo malsano de mi manera de proceder…¿en qué disposición me encuentro para dejarme ayudar desde la herramienta en mi crecimiento personal? 4. ¿De qué manera podemos hacer uso del Eneagrama para nuestro crecimiento espiritual? 5. ¿De qué manera nos puede ayudar el Eneagrama para crecer como grupo y no tanto para señalarnos nuestras limitaciones o deficiencias? ¿Qué me enseña o aprendo acerca de la manera de ser y proceder de cada uno de mis compañeros-as de trabajo o equipo? Test del Eneagrama Esencial: A. Enfoco las cosas con la actitud “o todo o nada”, sobre todo en los asuntos que me importan. Valoro muchísimo ser fuerte, sincero y fiable. Me muestro tal como soy. No me fío de los demás mientras no hayan demostrado que son dignos de confianza. Me gusta que sean francos conmigo y sé cuando alguien disimula, miente o trata de manipularme. Me cuesta tolerar la debilidad en las personas, a menos que entienda el motivo de esa debilidad o vea que la persona hace algo al respecto. También me cuesta acatar órdenes o seguir instrucciones cuando no respeto o no estoy de acuerdo con la persona que está al mando. Soy mucho mejor cuando tomo el mando yo. Me resulta difícil no expresar mis sentimientos cuando estoy enfadado. Siempre estoy dispuesto a defender a mis amigos y seres queridos, sobre todo si considero que se los trata injustamente. Puede que no gane todas las batallas con los demás, pero ellos sabrán que he luchado. B. Particularmente doy muchísimo valor a la corrección, y procuro vivir a la altura de esos valores. Me resulta fácil darme cuenta de lo que está mal en las cosas cuando no son correctas, y tampoco me cuesta ver cómo se podrían mejorar. Algunas personas podrían considerarme demasiado crítico o exigente, pero es cierto que me resulta difícil pasar por alto o aceptar las cosas cuando no están hechas correctamente. Me enorgullece pensar que si me responsabilizo de realizar un cometido se puede tener la seguridad de que lo haré bien. A veces siento resentimiento cuando las personas no tratan de hacer bien las cosas o cuando actúan de modo irresponsable o injusto, aunque normalmente trato de no manifestarlo abiertamente. Para mí el trabajo está antes que el placer y reprimo mis deseos, cuando es necesario para cumplir con mis obligaciones. 60 C. Creo que soy capaz de ver todos los puntos de vista con bastante facilidad. Incluso a veces puedo parecer indeciso, porque veo las ventajas y desventajas de todos los lados. Esta capacidad me es útil para ayudar a las personas a resolver sus diferencias, a veces me lleva a percibir las posturas, asuntos y prioridades particulares de otras personas mejor que los míos. No es difícil que me distraiga e interrumpa cosas importantes que estoy tratando de hacer. Cuando me ocurre eso mi atención suele desviarse hacia tareas triviales sin importancia. Me cuesta saber qué es verdaderamente importante para mí, y evito los conflictos accediendo a los deseos de los demás. Se me suele considerar una persona acomodadiza, complaciente y agradable. Hacen falta motivos muy serios para que demuestre mi enfado abiertamente a alguien. Me gusta que la vida sea agradable, armoniosa y que los demás me acepten. D. Soy sensible a los sentimientos de los demás. Sé ver lo que necesitan, incluso cuando no los conozco. A veces es frustrante ser tan sensible a las necesidades de los demás, sobre todo de su dolor e infelicidad, porque no puedo hacer por ellos todo lo que me gustaría. Me resulta fácil dar de mí, pero a veces quisiera ser capaz de decir no porque acabo poniendo más energía en cuidar de los demás que de mí mismo. Me duele que las personas crean que quiero manipularlas o controlarlas cuando lo único que trato de hacer es comprenderlas y ayudarlas. Me gusta que me consideren una persona buena y afectuosa, pero cuando no se me toma en cuenta o no se me valora puedo ponerme emotivo e incluso exigente. Las buenas relaciones significan tanto para mí, que estoy dispuesto a trabajar muchísimo para tenerlas. E. Ser el mejor en lo que hago es un poderoso estímulo para mí, y a lo largo de los años he recibido muchísimo reconocimiento por mis logros. Trabajo intensamente y tengo éxito en casi todo lo que emprendo. Me identifico profundamente con lo que hago, porque en gran medida creo que la propia valía se basa en lo que uno realiza y el reconocimiento que obtiene por ello. Siempre tengo más cosas para hacer de las que es posible llevar a cabo, de modo que suelo dejar de lado los sentimientos y la reflexión sobre mí mismo para lograr mis objetivos. Dado que siempre hay alguna actividad que realizar me cuesta quedarme sentado sin hacer nada. Me impaciento con las personas que me hacen perder el tiempo. A veces prefiero hacer yo un trabajo que alguien está realizando con demasiada lentitud. Me gusta sentir y dominar cualquier situación. Si bien me gusta competir, también soy buen jugador de equipo. F. Yo me describiría como una persona callada y analítica que necesita más tiempo a solar que la mayoría de las personas. Normalmente prefiero observar lo que ocurre en lugar de estar metido en el medio. No me gusta que me impongan demasiadas exigencias ni esperen que sepa y diga lo que siento. Soy más capaz de conectar con mis sentimientos cuando estoy solo que cuando estoy con otras personas, y suelo disfrutar más con las experiencias cuando las estoy reviviendo que cuando estoy pasando por ellas. Casi nunca me aburro estando solo porque tengo una vida mental activa. Para mí es importante proteger mi tiempo y energía y, por lo tanto, vivir una vida sencilla, sin complicaciones. Me gusta ser lo más autosuficiente posible. G. Tengo una viva imaginación, especialmente cuando se trata de lo que podría amenazar la seguridad. Por lo general soy capaz de detectar lo que podría ser peligroso o dañino y llego a sentir tanto miedo como si estuviera ocurriendo de verdad. O bien siempre evito el 61 peligro o siempre le planto cara. Mi imaginación también me favorece la inventiva y mi sentido de humor es bueno aunque algo excéntrico. Me gustaría que la vida fuera más segura, pero en general dudo de las personas y de las cosas que me rodean. Suelo ver los defectos en las opiniones ajenas. Supongo que, como consecuencia de ello, algunas personas podrían considerarme muy astuto. Tiendo a desconfiar de la autoridad y no me siento nada cómodo si se me ofrece ejercerla. Dada mi facilidad para captar lo que está mal en lo que generalmente se opina de las cosas, tengo tendencia a identificarme con causas perdidas. Una vez que me ha comprometido con una persona o un asunto, soy muy leal a ellos. H. Soy una persona optimista que disfruta hallando cosas nuevas e interesantes para hacer. Tengo una mente muy activa que se mueve con rapidez entre diferentes ideas. Me agrada hacerme un cuadro global de cómo se ensamblan esas ideas y me entusiasmo cuando logro conectar conceptos que al principio parecían no estar relacionados. Me gusta trabajar en cosas que me interesan, y tengo muchísima energía para dedicarles. Me cuesta perseverar en trabajos repetitivos y poco gratificantes. Me gusta estar en el comienzo de un proyecto, durante la fase de planificación, cuando puede haber opciones interesantes que considerar. Cuando se me ha agotado el aliciente por algo, me cuesta seguir con ello, porque deseo pasar a otro asunto que me resulte más atractivo. Si algo me deprime, prefiero dedicar la atención a temas más gratificantes. Creo que las personas tenemos derecho a disfrutar de una vida agradable. I. Soy una persona sensible, de sentimientos muy intensos. Suelo sentirme incomprendido y solo porque me siento diferente a la mayoría de la gente. Mi conducta puede parecerles un poco dramática a los demás; se me ha criticado por ser demasiado sensible y exagerar mis sentimientos. En el fondo lo que anhelo es sentirme conectado emocionalmente y vivir relaciones profundas. Me cuesta valorar las relaciones del momento porque ansío lo que no puedo tener y tiendo a desdeñar lo que ya poseo. Ese deseo de conexión emocional me ha acompañado toda mi vida, y pregunto por qué otras personas parecen tener mejores relaciones y una vida más feliz que yo. Poseo un sentido estético refinado y gozo de un mundo rico en emociones y sentido. ENEAGRAMA ESENCIAL CORRESPONDENCIA DE TIPOLOGÍAS CON PARRAFOS A TIPO 8 B TIPO 1 C TIPO 9 D TIPO 2 E TIPO 3 F TIPO 5 G TIPO 6 62 H TIPO 7 I TIPO 4 LOS NUEVE RASGOS Según el sistema del eneagrama existen nueve tipos de personalidad humana o nueve rasgos característicos. Lo que se intenta no es salir de nuestro rasgo principal sino observarlo para combatir la automatización de nuestras vidas. 1. LA IRA. El Perfeccionista-Resentido El tipo "uno" es la ira o la cólera, entendida en todas sus variantes y matices: irritación, frustración, insatisfacción, resentimiento, impaciencia, desdén, intolerancia, rencor. El elevado rigor ético y de comportamiento del 1 con las exigentes expectativas que abriga respecto de sí mismo y de los demás, le hace percibir enseguida y sufrir la diferencia existente entre el ideal y la realidad. A pesar de todos sus esfuerzos y de su incansable trabajo, la realidad y las relaciones siguen siendo muy imperfectas y dejan mucho que desear. El 1 aprieta los dientes para disimular su insatisfacción y enmascarar su ira, que le produce malestar y disgusto, porque le hace dar una imagen demasiado humana e imperfecta de sí. Está convencido de que las personas educadas no tienen que airarse jamás y su insatisfacción se manifiesta y se somatiza en la tensión de su rostro y en el tono de su voz. El 1 es una olla a presión, cuya rabia contenida y controlada, puede manifestarse bajo diversas formas, tales como: La superioridad: La irritación ante las limitaciones de los demás puede traducirse en actitudes de superioridad profesional, estética, intelectual, de comportamiento. La crítica: constante inclinación a detectar instintivamente los errores y los aspectos negativos de las personas, así como a puntualizar sistemáticamente las cosas que no funcionan, tanto dentro como fuera. El perfeccionismo: excesiva preocupación por los detalles, debida a su obediencia a normas y autoridades abstractas, a su obediencia a normas y autoridades abstractas, a su obsesión por la mediocridad y a su impaciencia consigo mismo y con los demás. el moralismo: tendencia a imponer los propios criterios y juicios, adoptando un tono de sermón y de reprimenda en relación con los comportamientos considerados erróneos, el moralismo degenera a menudo en actitudes culpabilizadoras. El supercontrol: la tendencia a la rigidez y a la falta de espontaneidad. La tensión provocada puede dificultar la distensión, perturbar el sueño, complicar la digestión y originar ulceras, gastritis, etc. Los unos tienen su salida buena logrando la serenidad del corazón mediante la práctica de actitudes como las siguientes: Educarse en la afirmación de lo que hay de bueno y positivo en uno mismo y en los demás, sin atormentarse por lo que sigue siendo incompleto e imperfecto. Ser conscientes de que hay distintos modos de hacer las cosas, sin absolutizar el propio y menospreciar los de los demás. Transformar la cólera en energía positiva, sin necesidad de juzgarla o de justificarla, sino canalizándola al servicio de la justicia y de la verdad. 63 Tener paciencia y apreciar los pequeños esfuerzos sin lamentarse por los errores cometidos o las oportunidades perdidas. Aprender a reírse de uno mismo, desdramatizando los propios desaciertos y relativisando las angustias. Valorar la importancia de las cosas objetivamente, sin hacer una montaña de un grano de arena, ni de una pulga un elefante. Consolarse con la idea de que la salvación del mundo no depende de los propios esfuerzos y confiar en la providencia. Convivir creativamente con las propias limitaciones e imperfecciones. Crítico de sí mismo y de los demás. Convencido de que existe una sola forma correcta. Se siente éticamente superior. Con frecuencia utiliza palabras como "debo" o "tengo que". Los unos evolucionados pueden ser héroes morales con excelente capacidad crítica. Los Uno fueron niños buenos, aprendieron a portarse bien, a ser responsables y a hacer lo correcto. Aprendieron a controlarse con severidad. Trabajadores rectos independientes y perfectos. Perfeccionismo. Están en contra de las cosas como están. Ellos creen que luchan por mejorar algo. Parecen personas muy justas y de gran moralidad. Muy poca aceptación del otro. Intentan acomodar a su pareja a sus expectativas. Son amas de casa "perfectas y pulcras". Puritanos: son más papistas que el Papa. Tienen voz firme y pronunciado mentón. Corrigen lo que está mal, se fijan en la mancha, no en el traje. Se dedican a causas benéficas. Exigentes y estrictos. Exigen respeto. Piden JUSTICIA. Miedo a dejarse llevar, a la pasión. Aristócratas ordenados y limpios. La palabra es CONTROL. Es una no aceptación de la naturaleza. Es realista, con convicciones fuertes, prejuicioso y rígido. El deber está por encima del placer. Interés por los reglamentos, por las normas. Tienen la compulsión de decir "cómo debería de hacerse". Echan mano de la razón, abogacía innata. 2. EL ORGULLO. El que da El pecado original de los 2 es el orgullo, que en la tradición cristiana ha sido considerado a menudo como el más grave de todos los pecados. El 2 cree estar animado en su servicio por los más altos motivos y hacerlo todo sin segundas intenciones. En la práctica, le resulta bastante difícil observarse a sí mismo interiormente y percibir su subjetivismo. El aparente altruismo de esta personalidad es la manera legítima que tiene de vivir su propio egoísmo. En cierto sentido el 2 está convencido de no tener necesidad de los demás y de que los demás en cambio si tienen necesidad de el; está convencido de que él no necesita a Dios, sino que Dios tiene necesidad de su ayuda para salvar al mundo. El orgullo, que impide la capacidad de introspección y la aceptación global, no parcial de la verdad, puede manifestarse de diversas maneras: La hipervaloración: tendencia a sobrevalorar los propios méritos y a creer que puede afrontar cualquier problema contando con las propias capacidades para administrar las crisis y acudir en auxilio del prójimo. El 2 tiene una gran necesidad de sentirse necesario y/o indispensable en la vida de los demás. La hipersensibilidad emotiva: excesiva sensibilidad y ansiedad frente a las críticas o los indicios de ser rechazado. Cuando se siente herido, el 2 se cierra en sí mismo y se hace agresivo. De vez en cuando aparece la envidia como expresión de su necesidad de mantener dependientes a las personas de su entorno. 64 El hedonismo: búsqueda del placer y de toda clase de gratificaciones, incluidas las culinarias, para compensar la falta de afecto y de ternura. La seducción: empleo de técnicas, verbales o no para atraer sobre sí la atención de las personas que despiertan su interés o admiración. La proyección: método recurrente de atribuir a los demás los propios sentimientos y necesidades, como justificación para honrarles mediante el propio servicio y disponibilidad. La salida positiva del "orgulloso" consiste en practicar la humildad que no es otra cosa que un orgullo sanado y santificado. Verse desnudo es como verse desnudo delante de un espejo sintiendo gratitud por lo que este refleja, sin exagerar orgullosamente los propios sentimientos, imaginándolos mayores de lo que son y sin minusvalorarse negándose a aceptar lo que hay. La humildad se practica a través de actitudes como las siguientes: Aceptar las propias limitaciones, necesidades y sentimientos. Reconocer que las propias motivaciones, a la hora de ayudar a los demás, están a menudo mezcladas con exigencias personales de fondo. Darse cuenta de que cuando estalla la cólera o el resentimiento es porque hay necesidades reprimidas o insatisfechas que piden ser atendidas. Aprender a ser uno mismo, más que esforzarse en complacer a los demás. Quererse a uno mismo independientemente de la utilidad práctica que uno pueda suponer para el prójimo. Dejarse querer por los demás, sin ceder a la necesidad de comprar o ganarse su afecto con el propio esfuerzo. Alegrarse cuando las personas se hacen independientes y autosuficientes. Encontrar espacios para estar a solas con uno mismo, como oportunidad para la profundización interior. Exige aprobación y afecto. Busca ser amado y apreciado volviéndose indispensable para otra persona. Entregado a satisfacer las necesidades de los demás. Manipulador. Los dos evolucionados son personas genuinamente consideradas y solícitas. Los Dos poseen una tremenda necesidad de afecto y aprobación. "¿Les pareceré simpático?" Desean ser amados, protegidos y sentirse importantes en la vida de los demás. Durante su infancia estas personas obtuvieron amor y seguridad complaciendo las necesidades de los demás. Por ello son muy intuitivos para captar la necesidad ajena. La persona orgullosa se siente tan maravillosa que no necesita exhibirse, pero su máxima necesidad es la atención para lo cual seduce: a cada uno le da lo que quiere. Promete más de lo que cumple. Le atraen las emociones y las caricias, necesita gente para abrazar y contactar. Es un dar para recibir un estar en el otro para que le hagan caso. Como princesas. Es una niña buena pero puede resultar fatal. Seduce con total inocencia "Ya sé que soy maravillosa, pero no lo hago queriendo". 3. LA VANIDAD. El organizador. Falsificación. El engaño o la mentira es el pecado capital del 3, una personalidad que busca el éxito en todo cuanto hace para lo cual trata de embellecer y manipular la realidad. El 3 recurre a un montón de trucos para enmascarar la verdad o para vender sus propias ideas o productos. Es un maestro del arte de la manipulación que emplea en lugar de la honestidad, porque esta convencido de que las mentiras son un modo de transmitir la verdad, pues considera que es verdadero todo lo que funciona. 65 La tendencia al engaño, más o menos evidente, puede manifestarse de las siguientes formas: La orientación al éxito: el 3 es instintivo y competitivo por naturaleza y no le interesan más que los resultados. Sabe imprimir enseguida la marcha adecuada para avanzar tanto en el campo profesional como en el de las relaciones. El arte de la manipulación: se expresa en su instintiva habilidad para suscitar la admiración y el favor de los demás y para exponer sus proyectos de manera convincente a la hora de conseguir todo tipo de apoyos. El pragmatismo: su filosofía de la vida está orientada a la acción, a posiciones y estrategias concretas. Para el 3 es verdadero lo que es práctico y no existen verdades objetivas. La atracción sexual: esta personalidad se sirve de sus especiales aptitudes sociales y comunicativas para despertar la atención y ganarse las simpatías, convencido de que toda conquista afectiva es un nuevo éxito. La ambigüedad. Tendencia a vivir de dos maneras diferentes: la más visible es la orientada al exterior y está hecha de apariencia, de imagen y de adaptación, la otra tiene que ver con el mundo interior y es más genuina, privada y protegida. La salida buena de los organizadores consiste en integrar la virtud de la verdad, que se cultiva mediante la práctica de actitudes como las siguientes: Ser transparente y jugar con las cartas boca arriba, sin esconderse detrás de la profesión, el cargo o la imagen. Ser consciente de las mascaras y trucos que se emplean para manipular al prójimo o a uno mismo. Prestar más atención a los sentimientos y las necesidades del corazón, sin proyectarse instintivamente en la acción o en los propios proyectos. Saber percibir las diferencias entre la acción y el sentimiento, especialmente en las relaciones interpersonales. Reconocer la discrepancia existente entre la imagen pública que se quiere dar y el mundo privado que se quiere esconder. No permitir que la eficacia sea el principal criterio para valorar las situaciones y a las personas. Afrontar con humildad el misterio de la cruz y el fracaso como senderos hacia la verdad de las cosas y aprender a decir "me he equivocado, discúlpame". Busca ser querido por su rendimiento y logros. Competitivo. Obsesionado con la imagen de triunfador y con status comparativo. Maestro de las apariencias. Pueden aparentar ser más productivos de lo que son en realidad. Confunden su ser real con la identidad del trabajo. Lo tres evolucionados pueden ser líderes efectivos, buenos presentadores, capitanes de los equipos vencedores. Los Tres fueron niños que recibían premios por sus logros y puesto que eran amados por sus logros aprendieron a reprimir sus propias emociones y a adquirir el rasgo que les garantizara el amor. La idea era esforzarse mucho para lograr el reconocimiento, asumir posiciones de liderazgo y ganar, siendo muy importante evitar el fracaso. Aparentan optimismo y bienestar, abandonando sus emociones y trabajando para obtener recompensas externas. El trepador, el ejecutivo, la "superwoman" que a todo llega. Son muy activos y evitan el tiempo libre si no les hace escalar u obtener buenos resultados. Su autoestima depende de su rendimiento. Su vida familiar es de anuncio: "Viajamos juntos, hablamos mucho con los chicos, jugamos a tenis". Interpreta la imagen profesional requerida. Competitivos, pasión por el éxito. Sienten que son sólo lo que aparentan, una mujer puede 66 identificarse con su bonita forma, su modo de vestir (su máscara). Muy perfecto pero alienado. "No sé quien soy, pero lograré lo que me proponga", "Debo ser el mejor para que me tengan en cuenta". Arrogantes, ambiciosos, entusiastas, enérgicos, dominantes, tipo neutro, controlado, frío en las emociones, gestos estudiados. Se encuentra mal en soledad, necesita ser admirada. No pierde las formas, solo muestra su tristeza en la intimidad. 4. LA ENVIDIA. El Romántico - La comparación La envidia, el pecado capital de los 4 es un sentimiento provocado por el deseo de tener lo que no está al alcance de uno. Nace de percepción de la carencia de algo o de alguien. Este sentimiento puede asumir una connotación sexual (el deseo de mantener relaciones con alguna persona), social (la ambición de pertenecer a una clase privilegiada o de desempeñar un papel importante), material (la codicia de bienes físicos, casas, vestidos, alimentos...), intelectual (la atracción por personas cultas, eruditas y estimulantes). La envidia puede manifestarse de las siguientes maneras: La pobreza de la imagen personal: La envidia parte de una insatisfacción por lo que se es o lo que se tiene, el individuo tiene dificultad para aceptarse y reconciliarse consigo mismo. La competición: el miedo a encontrarse con alguien que podría resultar mas atractivo e interesante que el lleva al 4 a entablar una competición para no perder la batalla. La pugna puede situarse en el campo de la imagen, del vestido, del estilo de la vida, de las armas de seducción empleadas para conquistar la atención de alguien. La intensidad emotiva: para sentirse vivo y especial, el 4 busca todo cuanto es profundo, hermoso y doloroso, y rechaza la rutina y la vulgaridad. El maridaje con el sufrimiento: el sufrimiento es un aliado porque crea intensidad de sentimientos, riqueza de vida, sensibilidad exacerbada y mayor profundidad en el encuentro con los demás. A veces el 4 se desposa con el sufrimiento ensimismándose en el papel de victima o incomprendido. -la búsqueda de afecto: la superación del sentimiento de vacío, de soledad y de abandono se produce mediante la Búsqueda de alguien que le ame de verdad, para conseguir esa relación puede hacerse dependiente del otro. La salida de los "cuatros" consiste en saber descubrir el equilibrio y la armonía mediante la practica de actitudes como las siguientes: Aceptar serenamente la insatisfacción de los propios deseos. Aprender a satisfacerse sanando la tensión entre la atracción por lo que no hay y la repulsión por lo que hay. Vivir el presente, sin dejarse llevar por la nostalgia del pasado ni buscar compensaciones imaginarias soñando con un futuro maravilloso. No ceder a la autocomplacencia, sino encauzar las propias energías en acciones constructivas, desarrollando las propias capacidades sociales. Valorar con serenidad y apertura lo que es único y exclusivo y lo que es normal y ordinario, tanto dentro como fuera de uno mismo. -Transformar las propias heridas en compasión y comprensión para con los sufrimientos de los demás. Recuperar el equilibrio de la propia vida sentimental. Amarse y aceptarse, aprendiendo a ser buena compañía para uno mismo. 67 Atraído por lo inaccesible; el ideal nunca está presente en el aquí y el ahora. Trágico, triste, artístico, sensible, original; concentrado en el amante ausente, la pérdida de un amigo. Los cuatro evolucionados son creativos y pueden ayudar a mitigar el dolor en los demás; están comprometidos con la belleza y vida apasionada: nacimiento, sexo, intensidad y muerte. De su infancia, los Cuatro recuerdan el abandono y como resultado sufren de un sentimiento de carencia y de pérdida. Se quedan concentrados en el amor perdido, en el amor imposible. Se deprimen con frecuencia. Algunos lo aceptan de forma fatalista, permaneciendo en largos periodos de autoaislamiento, otros luchan contra la depresión a través de una frenética hiperactividad, si bien los hay que pueden profundizar en lado mas oscuro de las personas a través del arte. La melancolía crea una atmósfera de dulce lamento, haciendo que los cuatro se sientan intensamente vivos en estos cambios emocionales. Se mantienen a una distancia segura, no muy lejos para que la nostalgia familiar no se convierta en desesperación. Tiene miedo a ser nuevamente abandonado. Están en la comparación. "Aquel tiene algo que a mi me falta". Buscan seres poderosos para emparejarse, gente protectora. Tienden a despreciar a quien les ama ya que sienten: "Qué poco vale esa persona que me aprecia, siendo como soy tan poco valiosa" Carencia, necesidad de ser llenado con algo de fuera. Están en la queja. Rasgos físicos, marcado entrecejo, falta de volumen corporal, imagen original, cara de bruja. Atraen el amor necesitando más. "Se echa al suelo para que le levanten". "Intentos de suicidio para llamar la atención". Nunca están conformes con su pareja. Intentan ampliar su cultura y conocimientos para emular a los otros, llegando a ser muy refinados o artísticos. No se conforman con ser como el otro, además quieren cortarle la cabeza. Hay cierta relación con las maneras homosexuales. Son celosos "Si me quieren, no valen lo suficiente. Críticos y mordaces 5- LA AVARICIA. El Observador-La Negación El 5 tiende a retenerlo todo para si. Tras haber construido con esfuerzo su patrimonio intelectual y su mundo personal, no está dispuesto a privarse de lo que tiene o de lo que sabe por miedo a empobrecerse. La avaricia se manifiesta en distintos contextos: en el ámbito intelectual como tendencia a no comunicar los propios conocimientos e intuiciones; en el ámbito afectivo, como inclinación a no compartir los sentimientos y a mantenerse emotivamente distante; en el ámbito social como resistencia a implicarse y a emplear el tiempo en cosas superficiales; en el ámbito material, como apego excesivo a las cosas queridas. Las modalidades concretas en que puede expresarse la avaricia son las siguientes: La autonomía: el 5 tiene una especial necesidad de exclusividad e independencia, posee una gran capacidad de supervivencia y manifiesta un estilo de vida austero. Acumular conocimientos: esta personalidad se distingue por su especial predilección por ampliar su patrimonio intelectual mediante la reflexión y la discusión incluso sobre conceptos abstractos y mediante la lectura de temas interesantes y estimulantes. Distanciamiento emotivo: esta tendencia se advierte en el limitado nivel de autoconciencia emotiva, en la sensación de vulnerabilidad en la relación con las personas al nivel de los sentimientos y en el miedo a la implicación afectiva y al consiguiente peligro de dependencia. La huida de los compromisos: el 5 se siente incomodo a la hora de asumir compromisos a largo plazo, porque podrían privarle de la necesaria libertad e independencia. Puede por ejemplo negarse al matrimonio porque le nacimiento de los hijos le exigiría emplear un tiempo y unas energías que no esta dispuesto a sustraer a otras esferas vitales de su existencia. Dejarlo para más tarde: Prefiere observar y pensar a actuar y tiende a diferir la acción y a renunciar al propio protagonismo. 68 La salida que tienen los "cuatro" para su crecimiento consiste en cultivar la virtud del desinterés que se practica mediante actitudes como las siguientes: Compartir los propios conocimientos sin temor a empobrecerse. No dar por supuesto que la manera de pensar de uno sea superior a la de los demás, sino ser conscientes de que hay diversos tipos de inteligencias. Tomar la iniciativa de revelar los propios sentimientos para establecer relaciones de intimidad. Implicarse en la acción y con los demás a fin de disminuir el propio aislamiento Esforzarse por trabajar en equipo, sin limitarse a confiar en los propios recursos. Dejar que la vida sea maestra, mejor que depender de los propios esquemas mentales de referencia Mantenerse en contacto con la propia corporeidad y encauzar las energías hacia la acción. Mantiene una distancia emocional con respecto a los demás. Protege su privacidad, no se conecta. Se siente agobiado por los compromisos y las necesidades de los demás. Se aísla de los sentimientos, de las personas y de las cosas. Los cinco evolucionados pueden poseer excelente poder de decisión, pueden ser grandes intelectuales y monjes. Son personas tímidas, cerradas e introvertidas, les gusta vivir aislados o solos, lejos de las tensiones emocionales. A menudo desconecta el teléfono y están apartados en los grupos. De niños, los Cinco se sintieron invadidos, por lo que guardan su espacio y su privacidad. El mundo exterior es percibido como invasivo y peligroso, así que se conforman con lo poco que tienen antes de arriesgarse a salir de casa. Y lo que tienen es gran imaginación y gran capacidad de pensamiento. Encontrarán formas de evitar el contacto. Viven su propia vida como espectadores, intentando no involucrarse. Sienten gran necesidad de afecto pero se ven paralizados para acercarse por lo que vive desconectado de sus emociones creando un enlace mental con el mundo. Son los sabios solitarios. Avaricia de Tiempo o de energía (no sólo de dinero). Es un cerrarse para no dar. "Si doy lo poco que tengo, me quedo sin nada". Se cansa de la vida social pero en su retiro goza de cada relación con el recuerdo. Se siente carente, retiene lo que posee. Agrede mediante la retirada del cariño. Prefiere estar libre de obligaciones, huye del compromiso. Prefiere confiar en sí mismo. Se guardan lo que sienten, no lloran fácilmente. Tienen problemas sociales de comportamiento. Se amuralla para no ser invadido. Sin movimiento, como catatónicos. Desconecta del otro a través del desconectar de sí. Orden intelectual. Inaccesible. Se siente atrapado por todo. 6. LA COBARDIA. El que duda. El pecado radical del 6 es el miedo, un sentimiento que surge cuando se prevé una amenaza y que puede deberse a causas externas o internas. La amenaza o la sensación de peligro pueden ser reales o imaginarias y puede guardar relación con realidades presentes o futuras. El 6 es un especialista en idear escenarios catastróficos y es prisionero de sus propias trampas mentales. Los miedos que le torturan tienen diversos nombres: miedo al cambio, miedo a equivocarse, miedo a lo desconocido, miedo a la soledad, miedo a la critica, a la hostilidad, al engaño o a la traición... Frente a estos miedos, encuentra seguridad y refugio en la autoridad externa y en aquellas instituciones que representan puntos firmes de referencia para su acción. Los sufíes definieron 69 a la Iglesia Católica como una iglesia constituida por tipos 6 pensaban efectivamente que el sistema romano se basaba excesivamente en el temor y había llevado a muchas personas a tener miedo de Dios, del clero, de los pecados mortales, de sí mismos y de su propio cuerpo. Especialmente en el periodo que precedió al Vaticano II, la Iglesia a través de la fidelidad y la obediencia a sus verdades absolutas e indiscutibles, se presentó como un lugar ideal para las personas inseguras. El miedo de los 6 puede asumir diversas manifestaciones: La incertidumbre crónica: el 6 vacila, no porque esté confuso acerca de las tareas que debe realizar, sino porque cuestiona sus propias capacidades. A menudo carecen de confianza personal, dudan de sí mismas, vacilan a la hora de tomar decisiones y tienden a recoger constantemente nuevas informaciones para no correr el peligro de equivocarse. La dependencia: La recuperación de la seguridad personal se produce a través de la fiel observancia de reglas y normas y la obediencia a la autoridad, mientras que las situaciones no estructuradas provocan ansiedad. La sospecha: El 6 no se fía fácilmente de las personas y tiende a dudar de las intenciones de los demás. Presta atención a dudar de las intenciones de los demás. Presta atención a los mensajes verbales y no verbales o a los significados ocultos, desconfía y critica a quien transgrede y esta siempre atento a prevenir eventuales peligros. La intolerancia ante la ambigüedad: esta personalidad tiene necesidad de claridad, de llamar a las cosas por su nombre y no soporta la idea de la ambigüedad, por eso puede mostrarse rígido e inflexible frente a aspectos o interpretaciones de la verdad que no coinciden con la suya propia o que le parecen dudosas y ambivalentes. La búsqueda de amistad: el 6 evita el peligro de ser rechazado promoviendo una imagen positiva de si a través de la hospitalidad, la afabilidad y la amabilidad a veces pecando de obsequioso o exageradamente fiel. La salida del "seis" está en desarrollar la virtud del valor, que puede cultivarse mediante la práctica de actitudes como las siguientes: Consolidar la propia autoridad interior. Aprender a correr riesgos y a tomar decisiones para ganar confianza en uno mismo. Crecer más en los valores de fondo que en las normas o en las instituciones. Privilegiar la acción, en lugar de obsesionarse con elucubraciones mentales teñidas de miedos y peligros a menudo imaginarios. Responsabilizarse de las propias opciones y acciones, sin esconderse detrás de la autoridad. Expresar con claridad las propias ideas sin dejarse llevar por el miedo o por la duda frente a las posibles reacciones o críticas. Promover la propia autonomía e independencia, tomando decisiones en sintonía con los propios valores, aunque puedan contrastar con el parecer de los demás. Ser audaces, no tener miedo a tener valor. Temeroso, obediente, lleno de dudas. El pensar sustituye al hacer, teme hacerlo por temor de ser atacado al exponerse. Es leal a la causa, vacila, se siente perseguido y se rinde cuando le acorralan. Al sentirse acorralado sale a enfrentar el terror de forma agresiva. Los seis mas trabajados pueden ser excelentes miembros de un equipo, soldados leales y buenos amigos. Trabajan en una causa de la misma manera que otros trabajan para su beneficio personal. 70 Los Seis, de jóvenes, recuerdan haber temido a las personas que tenían poder sobre ellas y haber sido incapaces de actuar por sí mismos. Para aliviar esta inseguridad tratan de encontrar una figura protectora sólida o ir en contra de la autoridad. Brindan lealtad a una institución protectora como la Iglesia, una empresa... Son en extremo leales, encuentran en el grupo su identidad y su seguridad. La duda, incapacidad para decidir, miedo al castigo. Su vacilación deriva de su inseguridad. Son paranoicos, se sienten vigilados. Son bastante tímidos, depende del subtipo (6-belleza, 6Fuerza o 6-conservación). Lucha contra el miedo. Obediente con los de arriba, autoritario con los de abajo. Necesita apoyarse en otro, busca la alianza por temor a la propia indefensión. Tendencia a controlar sin permitirse el instinto o la intuición. Los hombres Seis tuvieron problemas con el padre. Tienen un nivel muy alto de culpa. Una vez tomada una decisión, aún continúan con la duda. Los Seis Fuerza necesitan demostrar su poder en cualquier situación para prever que nadie se le vuelva en contra, por miedo. 7. LA GULA. El epicúreo-El escapista El pecado de los "7" es la destemplanza. No se trata solo de una avidez limitado a los pecados de la gula, sino de una inclinación general al exceso y a la inmoderación. El peligro está en idolatrar el placer, un peligro especialmente presenta en la actual sociedad del bienestar, que alimenta la cultura de la gratificación y de la satisfacción inmediata de deseos y apetitos diversos. El pecado de destemplanza puede expresarse a nivel cultural, en la necesidad de asistir a cursos, de vivir nuevas experiencias, de hacer viaje. A nivel físico en la necesidad de satisfacer al cuerpo con los placeres de la cocina y del sexo. A nivel social en la exigencia de establecer nuevos contactos, conocer a otras personas y vivir nuevas e interesantes aventuras. Si el 4 tiende a fijarse en sus carencias, el 7 considera que nunca ha experimentado lo suficiente. La tendencia a excederse puede manifestarse de las siguientes maneras: El permisivismo: orientación instintiva a satisfacer las propias necesidades concediéndose la libertad de obrar de acuerdo con el deseo del momento El narcisismo: amor desmesurado a uno mismo, que puede traducirse en el exhibicionismo y el protagonismo o en la necesidad de aparecer como superior a los demás intelectual o socialmente. La seducción: el 7 puede valerse de su encanto social para resultar agradable y ganarse la benevolencia, el apoyo y la admiración de los demás. La falta de perseverancia: el entusiasmo demostrado ante los estímulos y las novedades se traduce en abandono frente a las dificultades, a menudo los 7 escurren el bulto cuando hay que sacrificarse, ser tenaces y seguir adelante. La rebelión: se da en el 7 una actitud de oposición a la autoridad, especialmente cuando esta puede turbar su optimismo o ejercer algún tipo de control sobre su libertad y su imaginación. La salida de los "siete" consiste en interiorizar la virtud de la sobriedad, que se cultiva mediante la práctica de actitudes como las siguientes: valorar cada momento con todo lo que de bueno y creativo puede ofrecer. llevar adelante los compromisos adquiridos, sin buscar evasiones, distracciones o cambios. escuchar al que sufre sin necesidad de pintar las cosas de color de rosa saber discernir prudentemente las prioridades. Sin dejarse llevar por el impulso del momento. 71 no imponer el propio ritmo ni el propio humor a los demás, sino saber adaptarse a las circunstancias y a las personas. amar y celebrar la vida y su aspecto gozoso, pero no a expensas del lado oscuro de la existencia. aceptar la enfermedad y las cruces cotidianas como aportación a la propia maduración humana y espiritual. experimentar el silencio y la reflexión como ocasiones para acceder a lo profundo de las cosas y no quedarse en la superficie. Locuaz seductor, busca el placer, evita el dolor. Gastrónomo, simpático, aventurero pero evasivo del compromiso y de los límites. Abierto, compañero divertido, no termina lo que empieza, hace planes pero no los ejecuta. Vende su proyecto pero embauca a otros para que lo realicen. Los buenos sietes pueden ser buenos teóricos, renacentistas, elegantes y amables. Los Siete en su infancia eludieron el miedo escapando por medio de las infinitas posibilidades de la imaginación. Suele haber un padre al que se han revelado. Se acercan a las personas para tratar de atraerlas y desarmarlas con su encanto. Adictos a la planificación y a la diversión. Confunde los proyectos con la realidad es un soñador un fantasioso. No tienen límites y sienten que la vida tampoco los tiene. Ansia de satisfacción. Búsqueda del placer, que es una huida del dolor. Complacientes. Capacidad verbal extrema, charlatán. Vendedor, embaucador, tramposo, encantador, con poder de persuasión. La vida es juego. Son bastante payasos y les importa la popularidad. Utiliza la astucia, es listo. Es generoso, nunca renuncia a nada, es dulce. Su lema es "más y. Tipo gozador. Es narcisista, posee gustos exquisitos y una atracción por las experiencias cumbre. Rehúsa el compromiso o si lo hace no suele cumplir, y aunque parece poco fiable suele ser muy responsable en el trabajo y lo hace con gusto. Es optimista y siempre ve abiertas futuras posibilidades de éxito. 8. LA LUJURIA. El mandón El pecado original del jefe es la arrogancia y/o la lujuria. Ambas tendencias nacen de la pasionalidad y en el exceso. La lujuria es el deseo vehemente de placeres carnales. La arrogancia es la pretensión de estar en la verdad, de imponérsela a los demás o de afirmarla sin amor. Aun manteniendo abiertas ambas tendencias, tomaremos en consideración especial la arrogancia como expresión de poder que puede manifestarse de los siguientes modos. El control: exigencia de dominar las situaciones, vencer en una competición, imponerse en un enfrentamiento directo, hacer respetar el propio espacio y las propias opiniones. El predominio de la acción: la identidad de esta personalidad esta vinculada a la acción y a los resultados concretos, con el peligro de descuidar o infravalorar la importancia de los sentimientos en las relaciones. El sarcasmo: a veces el 8 puede recurrir a actitudes punitivas para hacer valer su superioridad como el sarcasmo, la ironía, la intimidación y la humillación. La contestación: frente a las fuerzas que obstaculizan su voluntad y sus convicciones, el 8 puede oponer resistencia rechazando la colaboración, provocando el conflicto, denunciando la injusticia y asumiendo una actitud rebelde. La intensidad: la determinación y la aparente seguridad del 8 puede significar falta de sensibilidad a su propio mundo afectivo, inclinación a enmascarar su vulnerabilidad y falta de respeto para con la dignidad y el valor del otro. 72 Lo que deben aprender los jefes es interiorizar la virtud de la sencillez, que se cultiva mediante la práctica de actitudes como las siguientes: Dejar que el niño que todos llevamos dentro se manifieste y pueda expresarse. Aprender a ser queridos y no temidos por los demás. Hacerse más capaces de expresar el aspecto tierno y vulnerable de la propia naturaleza. Ser más atentos y sensibles a los sentimientos propios y a los ajenos, sin tratar de negarlos o esconderlos. Convencerse de que nadie es autosuficiente y de que una sana dependencia de los demás es señal de humanidad y madurez. Reconocer que cada cual tiene su parte de verdad que ofrecer y no pretender imponer la propia. Aprender a adaptarse a las personas y a las situaciones sin pretender ejercer el control sobre las cosas. Ser pacientes con el prójimo, reprimiendo el impulso da formular juicios apresurados y sumarios sobre las personas. Tiene que tener el control. Hace demostraciones de fuerza, le encantan las luchas de poder y los enfrentamientos. Forma de vida excesiva: demasiadas cosas, sexo, trasnochador, ruidoso. Da la cara por sí mismo y por sus amigos, combativo, extremadamente protector. Los Ocho evolucionados son excelentes líderes, poderosos. Tratan de proteger a sus amistades de cualquier peligro. Los Ocho describen una infancia combativa donde los fuertes eran los respetados y los débiles no lo eran. La sólida coraza del Ocho protege el corazón de un niño dependiente, prematuramente expuesto a circunstancias adversas. Para protegerse captan de inmediato las intenciones negativas de los demás. Encuentran su identidad como justicieros, enorgulleciéndose de su deseo de defender a los débiles. Su asunto principal es saber quien tiene el poder para ejercer su propio poder sobre la situación y mantener el control. Si los ocho se encuentran en una posición subordinada, minimizarán el hecho de que la autoridad posee control sobre su comportamiento y abusarán de los límites y de la interpretación de las reglas, hasta tener claro cuales serán las consecuencias. El Ocho siempre considera que la verdad siempre surge durante una riña. Los ochos no permiten que se cuestione su propia opinión. En lugar de buscar alianzas o acuerdos, su estrategia es la total usurpación del poder. El modo de liberar la sobrecarga de energía que tienen consiste en excederse, crear problemas, interfiriendo en la vida de sus amistades, excederse con la comida, el sexo o las sustancias. Intensidad sin medida. Rebeldía. No sienten culpa ni miedo. Primitivos pero no rencor, pena o vergüenza. Posesivos, celosos, agresivos, competitivos. Llevan la verdad hasta el escándalo. Gusto por los peligros, temerarios, niega las normas sociales, intolerancia a la frustración. Son la pura acción. No pide para no arriesgarse a una negativa, lo arrebatan. Atropelladores Rechaza la autoridad, rompe con todo obstáculo que le impida realizar sus deseos. No aparece por los psiquiatras. 9. LA PEREZA. El mediador La pereza es el pecado capital del 9 que tiene el peligro de abandonarse a la inactividad y dejar para mañana lo que tendría que hacer hoy, o de dejarse influir por el humor del momento o por las decisiones de los demás. Los pecados del 9 son por "omisión" y tienen que ver con 73 cosas que no se han hecho, con oportunidades que se han perdido y con cualidades que se han reprimido y se han mantenido ocultas. Prefiere dejar a otros, evitando los conflictos y no afrontando los problemas. La pereza puede asumir las siguientes manifestaciones: La resistencia al cambio: predilección por las cosas habituales y rutinarias, agresividad pasiva, tendencia a la resignación. El olvido de si mismo: dificultades para la introspección y para la conciencia de las propias necesidades, renuncia a los deseos para responder a las de expectativas ajenas, tendencia a desacreditarse, necesidad de pasar inadvertido. La compensación: tendencia a colmar la inercia mediante actividades compensatorias, como la dependencia del alcohol, de la comida, de la televisión, de la lectura o de un hobby. Trata de narcotizarse para no enfrentar las situaciones difíciles La distracción: inclinación a despilfarrar las energías en intereses del momento, sin objetivos de fondo hacia los que orientar el propio esfuerzo. Intensidad a través de las pertenencias: La imagen que el 9 tiene de si mismo está mediatizada por sus contextos de pertenencia, como la familia, el ambiente de trabajo o el grupo de amistades, que contribuyen a definir las funciones y la identidad. Y sobre todo está la búsqueda de fusión con la pareja para compensar la débil identidad personal. La salida para los mediadores está vinculada a la capacidad de desarrollo de la virtud de la diligencia, que se cultiva mediante la práctica de actitudes como las siguientes: asumir la responsabilidad por los dones recibidos, implicándose en la vida y con los demás. encender el fuego interior de la motivación y apretar algo mas el acelerador. afirmar el propio valor y dignidad, conscientes de que no es posible amar al prójimo sin amarse a uno mismo. desarrollar la pasión por la vida, sacando a la luz las propias energías y capacidades. expresar las opiniones propias y afrontar de manera constructiva los conflictos y las diferencias, evitando hacer creer a toda costa que todo es paz y armonía. establecer limites y plazos en la realización de los proyectos, sin perderse en infinitas distracciones o casas no esenciales. aprender a centrar la atención tomando la iniciativa, estableciendo prioridades y tomando decisiones. Obsesivamente ambivalente, ve todos los puntos de vista. Conoce las necesidades de los demás mejor que las propias; agradable, manifiesta la ira en formas indirectas. Los nueve evolucionados pueden ser excelentes pacifistas, consejeros, negociadores. Los Nueve fueron niños que se sintieron ignorados durante su infancia, no se sentían escuchados y las necesidades de los demás eran más importantes que las propias. Se adormecieron y olvidaron sus verdaderos deseos procurándose pequeñas comodidades y sustitutos para el amor. Aprendieron a anestesiarse y a olvidarse de sí mismos al darse cuenta de que sus prioridades probablemente no serían consideradas. Pierden el contacto con lo que quieren al fusionarse con los deseos de los demás. Tienen dificultad en decir que no y sienten que al entablar una relación ni siquiera se han preguntado su necesidad sino la del otro. Se encarga de mantener la paz, de mediar, de estar de acuerdo con los otros. No discuten nada, enseguida asumen la opinión ajena. Son lentos, se pierden en los detalles y dan rodeos. No llegan al grano de la cuestión. Sin embargo toda esa tolerancia guarda dentro de ellos un volcán de rabia a punto de erupción. Contienen la ira pero la expresan como terquedad o agresión pasiva. 74 Es un adormecimiento psíquico, no quieren ver ni trabajarse. Pereza de ser, de sentir su interior, Pereza a la intensidad. Su depresión es resignada. Excesivo conformismo. Aspecto sano, como el campesino satisfecho, Sancho Panza. Tapan la realidad para no enfrentar el dolor. “La vida es simple, no sé por qué la gente se complica". Ni siquiera se da cuenta que sufre, está narcotizado. Se suele evadir a través del hacer cualquier cosa inútil. Aparenta no tener problemas, si bien va experimentando un empobrecimiento. Adopta valores del entorno. ORÍGENES INFANTILES Y TONO DOMINANTE DE HUIDA POR EGO CON IDEALIZACIÓN COMPULSIVA DEBIDO A LA EDUCACIÓN INFANTIL La personalidad es en gran medida producto de la interacción que un niño tiene con sus padres y otras personas significativas; el factor «gen» predispone a cierto temperamento. Uno: Se orienta en negativo hacia el padre o figura paterna de autoridad, y en positivo hacia la madre. "En mi niñez fui muy criticado y castigado, lo cual me generó la obsesión-por ser bueno y perfecto, por ello huyo del enfado y lo reprimo, lo que me obliga a no decir lo que pienso ni lo que siento realmente. Me obligaron a ser adulto antes del tiempo". Dos: Se identifica con el padre de modo ambivalente. "En mi niñez fui querido por ser muy agradable y no dar ningún problema, por lo que huyo de mis propias necesidades, ya que eso destruirá la imagen que quiero apararentar de seguir siendo agradable con tal de que me quieran, lo que me obliga a creer saber y sentir lo que necesitan los demás y dárselo aún de ignorarme a mí mismo, aprendí a representar el rol masculino de fortaleza inquebrantable con tal de mantener fluidez afectiva hacia mí." Tres: Se orienta en positivo hacia la madre y en negativo hacia el padre. "En mi niñez me querían más por lo que tenía que por lo que era, por lo que huyo del fracaso por ineficacia, y así mi gran necesidad de amor y aceptación, me hace representar roles muy diferentes y contradictorios. Aprendí a tener alta autoestima a través de los elogios y atenciones de mi madre y espero lo mismo de todos". Cuatro: Se orienta en negativo hacia ambos progenitores. "En mi niñez fui a abandonado lo que me causó una herida profunda de sentirme, raro, malo o no ser nadie, por lo que huyo de lo normal y corriente, ya que ello me haría sentir un principio de inadecuación y con ello sufriría aún más. Mi carencia de modelos de rol me hicieron crear una identidad desde la fantasía interna". Cinco: Se orienta con ambivalencia paterna-materna. "En mi niñez deseé que me dejasen en paz por sentir que mi familia era muy entrometida y exigente, por lo que huyo del contacto pues eso me haría relacionarme y volvería a sentir los mismo. Mi química cerebral era muy hiperactiva" Seis: Se orienta en positivo hacia el padre y negativo hacia la madre. "En mi niñez sufrí humillaciones y falta de confianza, por lo que aprendí a dudar y a tener miedo a todo lo extraño o a las figuras de autoridad, de las cuales huyo o tengo dudas, pues así puedo romper las reglas sin temor al castigo". 75 Siete: Se orienta en negativo hacia la madre y en positivo hacia el padre. "Mi niñez fue gris y triste, anodina, por lo que aprendí a olvidar todo lo que me pasaba, creándome mis propios mundos; ahora huyo del dolor y la tristeza, pues eso me haría enfrentar mi debilidad y mi escaso nivel de soportar y ceder ante la pena o la realidad. Las figuras femeninas me producen temor por lo que las dañaré antes de ser dañado o me serán muy indiferentes". Ocho: Se orienta con ambivalencia hacia la madre. "En mi niñez tuve que defenderme por mí mismo y recibí muchas palizas de mis progenitores, lo que me hizo creer que la tiranía y el abuso así como la prepotencia es lo idóneo; ahora huyo de la ternura, ya que eso me restaría poder y me haría débil ante los demás. Mi madre impositora me generó como hijo rebelde y violento; solía confundirla con mi padre". Nueve: Se orienta en positivo hacia ambos progenitores. "En mi niñez en casa casi nunca pasaba nada, todo era muy «Light»; me sentí ignorado o no escuchado, por lo que me creé el hábito de no querer nada ni de que nada me pasaba; ahora huyo del conflicto y del esfuerzo, ya que eso me quitará la apatía y la negligencia a la que estoy acostumbrado. Mis relaciones filiales fueron buenísimas, por lo que me identificaba más viviendo la familiaridad ajena". POSIBLES CONDICIONAMIENTOS DE LA INFANCIA Cada eneatipo ha quedado marcado por algunas pautas de la infancia. TIPO 1: Sintieron que sus padres esperaban mucho de ellos; entonces se esforzaron por ser niños-as buenos, “niños-as 10”. A veces percibían que la figura protectora (quizás el padre biológico) no cumplía el rol, y ellos asumieron ese papel. Se hicieron entonces “super-responsables”. Se ganaron la independencia siendo “perfectos”. Construyeron una autoimagen de bondad y responsabilidad frente a los demás, menos maduros, menos correctos que ellos. TIPO 2: Durante su infancia creyeron que debían anteponer las necesidades de los demás a las suyas; que debían dar para recibir; que el afecto de los demás tiene que ganarse de algún modo. Se convirtieron en “ayudadores”, quizás con sus hermanos, padres, en los quehaceres. Así recibían amor. Reprimieron sus propias necesidades, sus propios sufrimientos, sus sentimientos negativos, concentrándose en agradar y ayudar a los otros. TIPO 3: Aprendieron a obtener valía mediante un buen rendimiento, no por su ser sino por su hacer. Establecieron un fuerte vínculo con la persona que los crió (a veces, la madre) a quien deseaban agradar. Querían que se sintiera orgullosa de ellos. Tienen un mensaje incorporado (introyecto): “No está bien no estar bien”. Entonces, que parezca que todo está bien. 76 Puede que se disociaran interiormente en su esfuerzo para realizar proezas externas a fin de complacer la figura sustentadora. Con frecuencia, nada resultaba suficiente. TIPO 4: Sintieron que sus padres no se conectaban con ellos. Buscaron a los padres que no tuvieron en otras personas, “salvadores”, para que los rescataran. Gran temor al abandono. “Se escondieron” para que repararan en ellos. Intentaron ser misteriosos, llamar la atención de alguna manera. Con fuerte carga emocional. TIPO 5: Temiendo ser abrumados por sus padres, crearon su espacio privado. Luego relegaron sus necesidades personales y se centraron en algo “objetivo”. Callados, introvertidos, ocupados en juegos solitarios, más bien intelectuales. Sus padres trataron de socializarlos o de inducirlos a entablar una mayor relación con otros niños, con deportes, etc. De niños, se desconectaron del cariño de los demás, como una defensa contra frustración. De adultos, esto se transformará en la tendencia a involucrarse con los otros. Parecen haberse estancado en la fase infantil de separación (entre los dos y los tres años y medio), cuando el niño aprende a actuar independientemente de su madre. TIPO 6: En la fase de separación, el niño suele apoyarse en la figura paterna. Tal vez el niño Seis careció de ese apoyo, o lo sintió insuficiente, lo cual le hizo temer ser avasallado por su madre. Anhelan aprobación, y a la vez, desean defenderse de ella. Quieren ser apoyados y temen ser avasallados. Los asusta el abandono, pero también el avasallamiento. En una notable ambivalencia, parecen pactar con la figura paterna: ofrecen obediencia externa, pero internamente se vuelven rebeldes, escépticos. Marcada dualidad pasividad-agresividad. TIPO 7: En el plano inconsciente, experimentaron una desconexión de la figura sustentadora (a veces, la madre) lo cual los llevó a decidir “cuidarse solos”. Quizá se sintieron desplazados por el nacimiento de un hermano o a raíz de una enfermedad de la madre, o su lactancia fue interrumpida. Fase de separación conflictiva: parecen seguir buscando “objetos de transición” como juguetes, juegos, distracciones, para ahogar la angustia de la separación. El miedo, la frustración y el dolor quedan tapados por la búsqueda de distracciones, sucedáneos de lo que perdieron. TIPO 8: Quizá debieron “hacerse adultos” o “madurar rápido” a edad temprana, por ausencia de uno de los progenitores o debido a otro episodio. O fueron criados en un ambiente peligroso o junto a un adulto violento. Las actitudes “blandas” “dulces” resultan arriesgadas. De niños, quizá se sintieron rechazados o traicionados. Cuanto más rechazo sufrieron, más se endureció su corazón. Suelen ser la “oveja negra” o el “niño problema”, que se volverá un adulto disidente o mal adaptado. 77 Tal vez se sintieron traicionados por uno de sus padres u otra persona adulta. O fueron víctimas de maltratos o abusos, que los llevaron a impedir que eso se repitiese. Si otros fueron despiadados con su familia o su entorno, el Ocho tal vez asuma esa actitud con los demás. De alguna manera, por uno u otro motivo, decidieron “no bajar la guardia” nunca y cerrar el corazón. TIPO 9: Ante los problemas, muchos niños Nueve soslayaron los conflictos y actuaron como pacificadores. O adoptaron la actitud de salir del medio para no causar problemas. Nunca aprendieron a hacer valer su voluntad, o a ser independientes de sus padres. Se mantuvieron en segundo plano. Tanto reprimieron la rabia y la voluntad, que perdieron la conciencia de tenerlas. Aprendieron a conformarse con lo que les daban. Lo que deseaban, pensaban o sentían fue enterrado. En casos extremos, pueden haber sufrido traumas físicos o sexuales en su infancia, y se protegieron soterrándolos. Así perdieron la capacidad de contactarse profunda e intensamente con la realidad. Y trataron de ver lo positivo aunque fuera ilusorio. Suelen tener fama de “niño muy bueno”, un ángel. IDEAS IRRACIONALES EN EL ENEAGRAMA 1 La idea de que indefectiblemente siempre existe una solución precisa, correcta y perfecta para todos los problemas. Por nada del mundo se puede vivir felizmente en un lugar de imperfecciones, sin cambiarlo. Peor, si cree que sabe cómo hacerlo. Así, busca la seguridad, el control absoluto y la verdad perfecta, a través de NO DELEGAR NADA 2 La idea de que siempre se deberá sentir muy preocupado por los problemas y perturbaciones de los demás, ya que los propios son tan sencillos e insignificantes. Por lo tanto, esta entrega y deber hacia los demás aseguran un lugar especial, o el primer lugar, EN EL CORAZÓN DE LOS OTROS 3 La idea de que se tiene la necesidad extrema de ser admirado, amado y aprobado por cada persona significativa que se conozca. Por lo tanto, para ser tan valiosamente estimado, se debe ser muy competente, suficiente y capaz de lograr lo mejor en todos los aspectos posibles, teniendo en cuenta NO DESFALLECER INTERNAMENTE EN LA EMOCIÓN. 4 La idea de que es tremendo y catastrófico el hecho de que las cosas no vayan por el camino que se desea o se ha soñado. Esto, cree, debe ser porque la desgracia humana se origina en las cosas externas y porque la gente, como él, tiene poca o ninguna capacidad para controlar el desborde emocional. Sin embargo, pierde validez y deja de pensarlo SI OTRO PIENSA LO MISMO 5 La idea de que siempre se debe conocer absolutamente todo sobre algo. Que es necesario conocer el mundo para poder caminar seguro sobre él. Por lo tanto, es preferible observarlo detalladamente desde un solo lugar. Las personas o cosas superficiales no son de interés, como tampoco lo son los sentimentalismos o las acciones. LO ÚNICO NECESARIO E IMPORTANTE ES LA MENTE 78 6 La idea de que todo es o puede ser peligroso y, a veces, terrible. Por lo tanto, deberá sentirse inquieto por ello y deberá pensar en que ocurrirá. Además, para evitar equivocarse, deberá depender de alguien más fuerte o más sabio en quien confiar, para que de la ORDEN O AUTORIZACIÓN NECESARIAS 7 La idea de que es mucho más fácil evitar que afrontar todas las dificultades y responsabilidades de la vida. Por lo tanto, cualquier situación dolorosa, o simplemente desagradable, puede nublar el día. ¡No! Todo tiene su lado alegre, sabroso y chistoso. ES CUESTIÓN DE SINTONIZAR OTRA EMISORA. 8 La idea de que la mayoría de la gente es vil, malvada, infame. Deben ser seriamente culpabilizados y severamente castigados por su maldad. Claro que es más terrible ser la persona sumisa o la víctima, porque contribuyen a que gente así exista. PODRÍA HACERLES PAGAR POR SU INJUSTICIA. 9 La idea de que algo que ocurrió antes, y generó conflictos, puede ocurrir de nuevo y volver a conmocionarlo, afectándole indefinidamente. Por lo tanto, deberá no actuar o solamente hacer aquello que ya dio UN ÚTIL Y FELIZ RESULTADO. MECANISMOS DE DEFENSA EN EL ENEAGRAMA Los Unos usan la transfiguración de la reacción para evitar la furia abierta y mantener su autoimagen de perfectos. (La transfiguración de la reacción consiste en sentir una cosa y hacer exactamente lo contrario como cuando, no obstante resentidos, actúan agradablemente). Los Dos usan la represión de las demandas y sentimientos propios para evitar sentir que necesitan y mantener su autoimagen de ayudadores disponibles. (La represión no permite reconocer sentimientos " inaceptables", sino que los convierte en la más atractiva fuente de energía emocional). Los Tres usan la identificación (hacer el camaleón) para evitar el fracaso y mantener su autoimagen de seres exitosos. (La identificación es un tipo de rol intenso donde uno mismo se recrea y a la vez se esconde, en la imagen). Los Cuatro usan la introyección para evitar la ordinariedad y mantener su autoimagen de seres auténticos, especiales y diferentes. ( La introyección o dramatización, es tanto un esfuerzo por superar las deficiencias trayendo valores de fuera de sí mismo, como el hábito de internalizar reproches por lo que sale mal). Los Cincos usan el aislamiento para evitar el vacío y mantener su autoimagen de sabihondos. (El aislamiento puede ser físico y geográfico, pero también significa amputar las emociones propias en una operación completamente mental). Los Seis usan la proyección para evitar la transgresión (y el autorechazo) y mantener su autoimagen de seres fieles, leales y obedientes. (La proyección es una manera de atribuir a otros lo que uno no puede aceptar en sí mismo, tanto lo positivo como lo negativo). 79 Los Sietes usan la racionalización para evitar el dolor y mantener su autoimagen de seres positivos, optimistas y divertidos. (La racionalización es un estilo de explicar y justificar todo para mantener lejos el dolor, y negarse a admitir responsabilidad). Los Ochos usan la negación para evitar la debilidad y mantener una autoimagen de seres fuertes y poderosos. (La negación es un tipo de redireccionamiento poderoso de la atención y los sentimientos, basado en la premeditación y el control). Los Nueve usan la narcotización para evitar el conflicto y mantener su autoimagen de seres en paz, cómodos y armoniosos. (La Narcotización se hace usando la comida y la bebida, la recreación - paseos, visitas, televisión -, o modelos absolutamente repetitivos de pensar y de hacer, que lo mantengan a uno dormido). No es extraño pues, que inmersos en una cultura tan de corte Tres, todos caigamos tan fácilmente en ésta, tanto como comportamiento, como en la proliferación de la drogadicción física. FORMACIÓN DE LAICOS-AS Y JESUITAS PROVINCIA CENTROAMERICANA DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS Comisión de Espiritualidad. Eje 4: Vida Comunitaria y Trabajo en Equipo Tema: 4.2. Psicología del Trabajo en Equipo desde una perspectiva Ignaciana PSICOLOGÍA DEL TRABAJO EN EQUIPO DESDE IGNACIANA. Preparado por P. José Alberto Idiáquez, sj UNA PERSPECTIVA La Invitación de un psicólogo práctico En la Octava Parte de las Normas Complementarias de Las Constituciones de la Compañía de Jesús, se lee lo siguiente: Lo que más ayuda a crear y aumentar la comunión entre todos los miembros de la Compañía es la actitud mental y afectiva con que nos estimemos y aceptemos mutuamente como hermanos y amigos en el Señor; porque también aquí ´la interior ley de la caridad y el amor que el Espíritu Santo escribe e imprime en los corazones ha de ayudar para ello más que ninguna exterior constitución´28. Esta formulación, dirigida al cuidado y al fortalecimiento de un cuerpo apostólico, es también, desde una perspectiva ignaciana, aplicable en la organización y consolidación del trabajo en equipo. Retomamos este texto porque pensamos que llevar a la práctica las Constituciones y los Ejercicios Espirituales significa profundizar en la espiritualidad ignaciana, entendida como una vida bajo la conducción y el impulso del Espíritu de Jesús, por un lado; y por otro, la espiritualidad ignaciana no se puede separar de la Cultura Organizativa de la Compañía de Jesús. “Nuestro Modo de Proceder”, frase tan repetida por Ignacio, sintetiza la manera en que los jesuitas viven su vocación y laboran en su misión. El gobierno de la Compañía, como lo entendió Ignacio, no es para promulgar leyes. Es para unir ánimos y potenciar las cualidades de la personas que van a ser parte de un cuerpo apostólico (Constituciones, No 666). 28 Constituciones de la Compañía de Jesús- Normas Complementarias, Mensajero, Bilbao, 1995, p.382 80 Ignacio de Loyola, psicólogo práctico y de tenacidad a prueba de fuego, conoce muy bien el alma humana, cualidades que le posibilitan convertirse en un modelador de personas al estilo de Jesús. En los Ejercicios Espirituales y en las Constituciones de la Compañía de Jesús, dos obras que se complementan mutuamente, podemos encontrar a un Ignacio que sabe mantener el equilibrio entre persona y colectividad; rectitud y benignidad; severidad y mansedumbre; rigidez y flexibilidad. Nada más alejado de la realidad que pensar en los Ejercicios Espirituales como un medio de fortalecer nuestro individualismo, nuestras actitudes egoístas y todo aquello que le da la espalda a la solidaridad humana. Entrar en la propia interioridad a la manera de Ignacio, no significa huir del mundo para encerrarse sobre uno mismo; al contrario, implica asumir una actitud confiada en la que rescatamos lo mejor que hay en nosotros, porque “los deseos del Espíritu son vida y paz” (Romanos 8,6). Desde esta perspectiva cobra un significado especial nuestra realidad sencilla de cada día. En nuestro quehacer cotidiano podemos comprobar si nuestra espiritualidad posibilita vivir con sentido, con optimismo y disponibilidad, superando cualquier falsa seguridad, para dejarme guiar por el Espíritu del Señor, que me puede pedir transitar por nuevos horizontes y cambiar comportamientos que me han marcado a lo largo de mi vida. No se trata de idealizar lo cotidiano. Todos hemos experimentado lo que es el cansancio en el trabajo, la frustración, el desgaste de algunas jornadas conflictivas, la mediocridad de nuestra conducta y la de nuestros compañeros(as). Y al mismo tiempo, hemos constatado que lo más importante no se manifiesta en los aires de grandeza o en grandes discursos, sino en el servicio sencillo y generoso a los demás: quien quiera ser el primero que sea el servidor de todos (Mc 9, 35). Tiempos difíciles para el trabajo en equipo Desde las diversas experiencias de trabajo en equipo, en parroquias, colegios, universidades, centros de investigación, medios de comunicación, centros de espiritualidad, casas de formación de nuestra provincia centroamericana, no pocas personas recibirán con incredulidad y escepticismo esta invitación a unir mentes y corazones en el grupo en que realizan sus labores diarias. La insistencia en el éxito, el consumo desmedido, la competitividad y la realización que promete el dinero, opacan todos los esfuerzos que invitan a la solidaridad y al servicio al otro(a). Algunos pensarán que los tiempos de las transformaciones sociales y de las grandes revoluciones son parte de un triste pasado, en que los grandes ideales se convirtieron en una terrible ingenuidad y una gran decepción. Esta actitud es comprensible si tomamos en cuenta que los grupos humanos están construidos por individuos concretos – mujeres y hombres-, que van cargando sus propias historias personales. Cada persona es un pequeño mundo en el que confluyen esperanzas, potencialidades, miedos, carencias, necesidades básicas, historias dolorosas de vida. Muchos de los conflictos individuales tienen su origen en esa complejidad de nuestro mundo, pleno de carencias. Las materias pendientes en el pensum de nuestros procesos personales no nos abandonan, aunque nos hayan asignado puestos de dirección o de liderazgo. Desde la antropología psicológica y la psicología social se hace énfasis en la imposibilidad de evitar el conflicto en las relaciones humanas y en los equipos de trabajo. Y al mismo tiempo se insiste en la necesidad de manejarlo constructivamente, si realmente queremos crecer como personas y colectividades que buscan ser eficaces en el servicio que prestan a la sociedad. Si unimos la complejidad de nuestras historias personales con los conflictos sociales que vivimos en nuestros días, la situación se torna muchísimo más complicada. En la actualidad, nadie se salva de iniciar su día en ambientes y contextos sociales de sobresaltos y malas noticias. Para constatar este hecho, basta con leer los periódicos matutinos, escuchar las 81 noticias radiales o ver las imágenes que presentan los diferentes canales de televisión. Este primer contacto nos permite captar que las informaciones mismas y la manipulación que no pocos medios de comunicación hacen de algunos temas, transmiten a la población un sentimiento de impotencia e incertidumbre: crisis económica mundial, despidos masivos, pandemias, luchas interétnicas, incremento del índice de criminalidad, crecimiento de la desconfianza de los sistemas políticos por el aumento de la corrupción y el tráfico de influencias, migraciones masivas y el surgimiento de reaccione xenófobas o de odio y rechazo al inmigrante… Un ciudadano mexicano, entrevistado en una cadena televisiva norteamericana, en relación a la influenza AH1N1, sintetizaba esta situación diciendo: estoy seguro que no vamos a morir por la fiebre porcina. Moriremos de miedo, si los medios de comunicación y el gobierno siguen manejando esta enfermedad de la manera en que lo han estado haciendo. Hay mucha tensión y ansiedad en la población. Cada familia busca la manera de protegerse, pero cada día aparece algo nuevo que aumenta la tensión”. En otras palabras, podemos decir que el miedo y la insolidaridad invaden nuestro quehacer cotidiano. Algunos cientistas sociales como Giddens o Beck afirman que vivimos en “la sociedad del riesgo”. Detrás de los avances tecnológicos nos encontramos con muchos peligros que pueden producir desequilibrios en nuestro “nicho social y laboral”. Las experiencias concretas nos obligan a aceptar que los seres humanos estamos mal equipados para enfrentar la vida (Shopenhauer). Los conflictos y resistencias grupales: algunos peligros Cuando hacemos relación a conflictos y resistencias, sin pretenderlo, hacemos alusión a lo que ocurre en el interior de las personas, a lo que sucede cuando interactúan en los grupos y, por más que lo evitemos, casi siempre nos atrapa una visión pesimista y caótica del conflicto. En nuestros países centroamericanos, rápidamente hacemos la conexión entre conflicto o crisis, con los conflictos armados y la resistencia armada que se desarrolló en los años 80 en Nicaragua, El Salvador y Guatemala. La cultura de la violencia y la muerte se han instalado con fuerza en nuestro modo de vida. Este fenómeno ayuda a comprender la desconfianza que algunas personas muestran cuando se afirma que el buen manejo del conflicto y la resistencia grupal, puede convertirse en un medio eficaz para promover la cohesión en los equipos de trabajo. Siempre que hay conflictos entran en juego factores psicológicos, grupales, sociales y culturales. Las historias personales toman cuerpo y se hacen presentes en las relaciones intrapersonales, intragrupales e intergrupales. Compleja labor, que dificulta elaborar una mínima clasificación que nos permita recabar datos para un diagnóstico. Estas dificultades en la comprensión del tema obligan a realizar una tipología que tome como punto de partida el contexto en el que se desarrolla el trabajo en equipo. Desde una experiencia concreta en la Provincia centroamericana, intentaremos hacer una descripción de tres tipos de obstáculos que pueden entorpecer seriamente un proyecto regional, al mismo tiempo que ponen en riesgo la existencia del grupo de trabajo y la misión que han asumido. a)-Un primer obstáculo: Lo mejor es lo nuestro y debemos evitar la “contaminación”. Lo encontramos en las actitudes de algunos directores o responsables de grupos que se niegan a realizar cualquier tipo de colaboración o trabajo en redes. El razonamiento de fondo parecer ser éste: “Únicamente lo que hago yo, mi institución y mi equipo de trabajo es lo que realmente vale la pena. Todo lo que viene de afuera y de otros grupos es de baja calidad y no amerita que llevemos adelante un trabajo conjunto”. En este caso nos encontramos con una manifestación de resistencia a la transformación que los seres humanos, las instituciones y las diferentes organizaciones, consciente o inconscientemente, crean para defenderse de lo nuevo. En 82 tiempos de globalización, un grupo o institución con mentalidad de isla, está condenado a desaparecer. La estrechez de visión del líder o director obliga al equipo a moverse por los angostos caminos de la tradición, que al final se convierten en una especie de camisa de fuerza. En este contexto, con mucha frecuencia se acude a las glorias pasadas y se escucha con frecuencia: “Siempre hemos hecho las cosas de esta manera y hemos sido exitosos”. O: “Muchas instituciones y agencias internacionales continúan solicitando nuestro apoyo y nos consultan. Como toda organización humana, el equipo responde a la actitud sana o patológica del líder o director. Y esta patología se expresa en la ausencia de diálogo, en una comunicación limitada, que se reduce a recibir órdenes o líneas de trabajo. Así se pierde la creatividad individual y grupal. Todo está prohibido y controlado en una relación patrón-empleado. Y en caso de que algún miembro del grupo presente una opinión diferente, se acude al recurso de la autoridad para “resolver” el problema. El resultado es el visible estancamiento del equipo y el silencio como la principal estrategia para proteger el puesto de trabajo o para no sentirse excluido. Se asume el modo de proceder y la dinámica de la vida de la selva. Un periodista panameño lo formula así: En la selva… el mayor error que podrías cometer es criticar los hábitos o el modo de hacer del León y sus cachorros. Tu jefe puede que no sepa, pero puede (porque manda). Y ésta es la ley suprema de la selva29. b) Un segundo obstáculo: La confusión entre protagonismo personal y misión En este caso, no se respetan deliberadamente los límites entre el protagonismo personal y la misión. Puede ser el líder, el director o varios miembros del equipo quienes entablan una competencia en nombre del éxito y consolidación de la misión. Pero en el fondo, lo que se busca es cámara y protagonismo personal. En este caso, el grupo se convierte en una plataforma para realizar proyectos personales, presentándolos como el “bien más universal”. Los miembros del equipo pueden sentir una extraña sensación, que puede ser comparada a la de ir caminando en medio de una densa bruma en la que, aunque algo se ve a distancia no se puede definir ni su forma ni su naturaleza. Las fronteras y los entornos están lejos de ser claros y precisos y una especie de ansiedad grupal impide que la misión de dirección dé coherencia a la visión, porque ésta se modifica y redefine según las coyunturas y los intereses personales. Se confunden los profundos deseos individuales con las estrategias del proyecto común. Por todos los medios se trata de evitar el diálogo que permita sacar a la luz lo que realmente está sucediendo. Hablar de un conflicto en el equipo es poner en peligro los grandes beneficios del proyecto que se lleva a cabo. La situación es algo parecida a la que generan los gobiernos populistas dictatoriales: atacar el proceso “revolucionario” es ir en contra de los intereses de las grandes mayorías. La arrogancia y la autosuficiencia – como en el primer obstáculo señalado- están inevitablemente presentes en todos los argumentos y mecanismos de defensa que se utilizan. En un ambiente así, los líderes o directores no necesitan aprender porque siempre tienen la razón. Se imponen las decisiones porque las consultas y los consensos son pérdida de tiempo. La escucha no es necesaria porque los errores tienen sus justificaciones. Desde esta experiencia se constata que lo peor de todo son los jefes que rehúsan cambiar y hacen exigencias que no concuerdan con el esfuerzo del conjunto 30. c) Un tercer obstáculo: Los conflictos entre personas Estas situaciones surgen cuando dos o más personas del equipo trasladan al grupo conflictos emocionales de diversos tipos. Pueden ser competencias profesionales, relaciones de 29 Pérez Anton, Francisco. Ética desfachatada para pequeños saltamontes, La Prensa, Sábado 13 de enero de 2001, Panamá. P. 8. El subrayado es nuestro. 30 Kotter, John P. La verdadera labor de un Líder. Editorial Norma, Colombia 1999, p. 107 83 dependencia, envidias, celotipias, o relaciones afectivas que no han sido bien manejadas. Desafortunadamente, esos conflictos se cargan al grupo creando ambientes enrarecidos. Cada individuo en conflicto busca alianzas, hasta llegar a situaciones en las que “o estás conmigo o contra mí”. Llega un momento en que no se sabe con certeza si lo que se evalúa está relacionado con el trabajo o con las discordias entre las personas en contienda. Los que no están involucrados en el problema sienten que están entrampados en una guerra de baja intensidad, que en algunos momentos se expresa con actitudes violentas y faltas de respeto. Captan el sufrimiento de las personas que generan el conflicto por los cambios bruscos entre el miedo y la rabia que aparecen en ellas sin mayores razones. Incluso, algunos se deprimen o sufren quebrantos de salud, pero no se sabe cuál es la mejor manera de salir del atolladero. La incomodidad llega a tal punto que algunos deciden apostar por la certidumbre de los malos resultados para evadir encuentros desagradables. Sin embargo, todos están seguros que peligra el respeto mutuo y el servicio que se presta en la misión. En este contexto, algunos se preguntan: ¿De verdad quiero apostar por este equipo? ¿Qué sentido tienen estos conflictos personales? ¿Hacia dónde vamos?. En los tres obstáculos mencionados se dificulta la realización de una misión con una visión y unos valores que fomenten la colaboración y la creatividad en cada uno de los miembros del equipo. En estos casos, con sus diferencias, dos elementos aparecen como fantasmas demoledores en la vida del colectivo de trabajo. El primero, el manejo insano de las relaciones entre director-súbditos y entre los miembros del grupo. El segundo, la manipulación que busca perpetuar el poder. Las relaciones insanas ahogan la libertad de las personas e impiden la creatividad y la autonomía de los miembros del grupo. Apoyarnos en el equipo de trabajo para convertirnos en el “todopoderoso” implica ponerle un disfraz a nuestra estatura humana y atentar contra la integridad de las personas. Nada más denigrante que las “ayudas” que se hacen desde el poder con ropaje de solidaridad, pero que en realidad son una vil manipulación en provecho de los propios intereses personales. Estos dos elementos unidos, explican la dificultad de diseñar una misión con una visión clara y, al mismo tiempo, posibilitan captar las incongruencias entre las palabras y las acciones de aquellos que abusan del poder y de la autoridad. Construir puentes para unir mentes y corazones En el Principio y Fundamento [EE 23], Ignacio pone las bases sobre las que edifica el gran proyecto de los Ejercicios Espirituales: el hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor, y mediante esto salvar su ánima; y las otras cosas sobre la haz de la tierra son criadas para el hombre y para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado… Dios nos regala la vida para que la vivamos con un sentido y además pone a nuestra disposición cosas que nos faciliten conseguir el “fin para el que has sido creado”. En consecuencia, el arte de vivir ignaciano se centra en “saber usar de las cosas” tanto cuanto nos ayuden y “saber alejarse de ellas” tanto cuanto sean un obstáculo para nuestro desarrollo humano. Toda una estrategia para situarse efectivamente ante el mundo y la vida. Desde la perspectiva de la espiritualidad ignaciana hay una conexión entre servir a Dios y servir a la humanidad; entre la interior ley de la caridad y la actitud mental y afectiva con la que realizo mis actividades cotidianas; entre nuestro seguimiento a Jesús y la misión que realizo en la sociedad. Ese modo de situarse ante Dios, la sociedad y el mundo genera una actitud vital que se convierte en una especie de conexión espiritual, que nos permite identificar a quienes están en la misma frecuencia. Es justo a este punto al que nos quiere conducir el texto de las Normas Complementarias con las que iniciamos esta reflexión. 84 Lo fundamental y lo más importante que brota de esa actitud mental y afectiva con la que estimemos a nuestros compañeros es el profundo respeto a su dignidad como personas, que nos permite valorar sus cualidades y aceptar sus limitaciones. Configurar un equipo de trabajo no es exactamente lo mismo que la ejecución de tareas. Sin duda, la excelencia de la tarea realizada dependerá de la estructuración del grupo como un todo, formado por individuos que se identifican con una misión concreta y que ven en su organización laboral un punto de referencia vital con sentido de pertenencia. Este ambiente genera un modo de hacer y de pertenecer para el que es sumamente vital la comunicación. Es muy difícil pensar en un grupo en el que no existe la comunicación, porque ésta posibilita la recreación del colectivo y potencia el crecimiento de cada uno de sus miembros. Sin el “nosotros” del grupo no hay manera de formar equipo, y sin comunicación no hay equipo de trabajo. El P. Arrupe formula este reto de la siguiente manera: lo gigantesco de la obra y su dificultad ha de ser el mejor argumento y fuerza para demostrar e impulsar a una labor de equipo (team work) que es enteramente contraria al Individualismo (hoy tan extendido), provincialismo y asistencialismo, dando un vuelo internacional mundial= católico a la obra de cada uno31. Con mucha sabiduría ignaciana, el P. Arrupe encuentra la fuerza dinamizadora del trabajo en equipo en la fusión entre lo grandioso de la obra y su dificultad. Esa afirmación lleva implícita la aceptación de las tensiones personales y grupales que no se pueden evitar en las organizaciones sociales. La madurez de un equipo de trabajo no se mide por la ausencia de dificultades, sino en la actitud mental y afectiva con la que se aborda la comunicación para aclararlas respetuosamente, por un lado; y por otro, en la libertad de cada uno de los miembros para sacrificar los intereses individuales en beneficio del proyecto colectivo. Aprender a manejar los conflictos grupales, es también asegurar la sobrevivencia del equipo y su misión. Manejarlas adecuadamente exige hacer uso de dos actitudes complementarias. La primera es la actitud compasiva32. El servicio a Dios y a la humanidad es una obra grandiosa que invita a la inclusión y a la colaboración. La actitud compasiva (Lc 6, 36-38) facilita el despojarse de todo los que es arrogancia y prepotencia en la relación humana. En este contexto, la comunicación se convierte en una experiencia de autenticidad y sinceridad, porque lo que se comunica brota de las profundidades del sentir. Para Ignacio, el sentimiento es un instrumento efectivo para conectarnos con lo real; y desde el sentir, pide que nuestras acciones y operaciones sean puramente ordenadas [EE 46]. La actitud compasiva en el servicio a Dios y a la humanidad, al mismo tiempo que nos invita a buscar el “bien más universal”, a través de la comunicación y la colaboración con otros grupos, también nos exige una actitud humilde en el modo de realizar nuestra misión y de situarnos en el contexto social en el que vivimos. Esta segunda actitud, nos capacita para crear un alma personal y colectiva alejada de las presiones que los líderes o directores, “oficiales” o no, ponen en práctica para desarrollar sus ansias de control, de poder y dominio sobre el grupo. La conexión espiritual que la actitud de humildad genera en el ambiente, posibilita al grupo adaptarse a los cambios que exige la misión, según los tiempos, lugares, circunstancias y 31 Arrupe, Pedro, S.J. Aquí me tienes, Señor. Apuntes de sus Ejercicios Espirituales (1965). Ediciones Mensajero, Bilbao 2002, p. 83. El subrayado es del autor. 32 En Hebreo, compasión es el plural del nombre que en singular significa útero. En este sentido, la compasión hace relación a todo lo que es vida, cuidado; lo que brota de lo profundo del corazón y de las entrañas. Veáse Borg J. Marcuse. “Jesus, Compassion, and Politics”. En Meeting Jesus AGAIN for the First Time. The Historical Jesus & The Heart of Contemporary Faith. Harper, San Francisco 1994. Pp 47-48. 85 personas33. Este modelo proporciona el más alto nivel de eficacia en el equipo, con un máximo de satisfacción en cada uno de sus miembros. La capacidad de delegar, el ejercicio de consultar y la búsqueda de consensos, se convierten en una invitación a los individuos para que asuman el objetivo común como propio y las decisiones grupales incrementan la cohesión del colectivo. La coherencia entre palabras y acciones se convierte en expresión de una visión en servicio de la misión. San Ignacio escribía a Sor Teresa Rejadell en 1536: el que precisa poco, comprendo poco y ayuda aún menos34. Para Ignacio, es claro que, cuando se sabe lo que se persigue, se consiguen los medios adecuados para alcanzar el fin pretendido. Desde una perspectiva ignaciana, la eficacia no se puede construir desde una aspiración ilusoria, debe partir de un contexto real y concreto. De lo contrario, los ideales grupales se convierten con facilidad en ilusiones engañosas, que nos conducen a la frustración y a la pérdida de motivación en la realización de la misión. A Modo de Conclusión Fortalecer el sentido de identidad y de pertenencia, al mismo tiempo que se fomentan los ideales y valores utópicos que animen y movilicen hacia el objetivo común, se convierte en una necesidad indispensable para favorecer la creatividad grupal y para ofrecer motivación y estabilidad al equipo de trabajo. Eso implica tener la intuición para captar las necesidades del grupo y una comprensión del entorno social y cultural en el que se desarrolla la labor. Formulado metafóricamente el ideal ignaciano, podríamos decir que la mesa del equipo se sostiene sobre cuatro patas: sobre la base del respeto, la comunicación, la actitud compasiva y la humildad; y el mantel que la cubre es el Servicio a Dios y a la humanidad, y tiene un color de la estima y aceptación mutua entre hermanos y amigos en el Señor. Esta intuición de la pedagogía ignaciana es una herramienta que nos ayuda a caminar sabiendo lo que pretendemos: la propuesta de metas claras, la precisión en los objetivos, el consenso en la organización y la planificación de las tareas a realizar, el fomento de la formación permanente. Todo esto se convierte en una fuente de realización personal y una motivación en la cohesión del grupo. PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL 1. ¿Me aporta algo esta reflexión para mi experiencia de trabajo en equipo? 2. ¿Has detectado algunos de los conflictos señalados en tu grupo de trabajo? ¿Cómo los manejas? 3. ¿Cómo describirías tu aporte personal en el desarrollo y cohesión de tu equipo de trabajo? PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN GRUPAL 1. ¿Cuáles son los principales desafíos de tu equipo de trabajo? 2. ¿Sientes que el grupo de trabajo es un referente en el que te realizas como persona? 3. ¿Qué es lo que más te gusta y lo que más te tensiona en tu equipo de trabajo? 33 Fórmula del Instituto de la Compañía de Jesús. En Constituciones de la Compañía de Jesús…, Op. Cit., p. 34 34 Cusson, Gilles S.J. Los Ejercicios Espirituales y La Experiencia Cristiana. I Jornada de Espiritualidad Ignaciana, Provincia de Aragón, Noviembre de 1999, p.10 86 FORMACIÓN DE LAICOS-AS Y JESUITAS PROVINCIA CENTROAMERICANA DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS Comisión de Espiritualidad. Eje 2: Identidad Cristiana Tema 2.2. El anuncio del Reinado de Jesús. El Mesías. Preparado por el P. Luis Gutiérrez, sj JESÚS EL PROFETA DEL REINO DE DIOS Cuando Jesús deja el desierto, cruza el río Jordán y entra en la tierra que Dios había regalado a su pueblo. Era por al año 28 de nuestra era y Jesús tiene unos treinta y dos años. No se dirige a Jerusalén ni se queda en Judea, se va, directamente a Galilea, y vivirá en Cafarnaún, junto al mar. Lleva fuego en su corazón y necesita anunciar a aquellas pobres gentes una noticia que le quema por dentro: “he venido a poner fuego en la tierra” (Luc. 12,49). Cafarnaún es una aldea importante pero no como Tiberíades. Las casas son modestas, sus calles polvorientas, que se convierten en barrizales en tiempo de las lluvias. Su población es judía, a excepción de los cobradores de impuestos y algunos funcionarios y tal vez una pequeña guarnición del ejército de Antipas. Sus habitantes son gente modesta, bastantes campesinos que viven de los productos del campo y las viñas de las cercanías, pero la mayoría vive de la pesca. Al parecer Jesús simpatiza pronto con las familias de pescadores, especialmente Pedro en cuya casa se hospeda habitualmente. Le dejan sus barcos para moverse por el lago y hablar con la gente sentada en la orilla. Sus mejores amigos son: Simón, Andrés, Santiago y Juan, hijos del Zebedeo. Una de las mujeres que le acompaña hasta el final es Salomé y, también María de Magdalia, curada por Jesús y cautivada por su amor para siempre. Jesús no se instala. Quiere difundir la noticia del Reino de Dios por todas partes. No es posible construir su itinerario, pero sabemos que recorrió los pueblos situados en torno al lago; visitó las aldeas de la baja Galilea: Nazaret, Caná, Naín y llegó a las regiones vecinas de Galilea: Tiro y Sidón, Cesarea de Filipo y la Decápolis. Evita las grandes ciudades de Galilea como Tiberíades, la nueva y espléndida capital, construida por Herodes Antipas. Cuando Jesús se acerca a ciudades grandes no entra en ellas sino que se detiene en las aldeas donde se encuentran los más excluídos: gente de paso y vagabundos errantes que duermen fuera de las murallas. Generalmente va acompañado de un pequeño grupo de seguidores. Cuando se desplaza de una aldea a otra, busca entre los vecinos personas dispuestas a proporcionarles comida y un sencillo alojamiento. Su lugar preferido es la sinagoga o el espacio donde se reúnen los vecinos, sobre todo los sábados. Era el mejor marco para dar a conocer la buena noticia del Reino de Dios. Es el mismo Jesús el que recorre las aldeas invitando a “entrar en el Reino de Dios que está ya irrumpiendo en sus vidas”. Las parábolas e imágenes que Jesús extrae de la vida de estas aldeas vienen a ser “parábola de Dios”. La curación de los enfermos y la liberación de los endemoniados son un signo de una sociedad de hombres y mujeres sanos, llamados a disfrutar de una vida digna de hijos de Dios. Las 87 comidas abiertas a todos los vecinos son símbolo de un pueblo invitado a compartir la gran mesa de Dios, el Padre de todos. Jesús ve en esta gente el mejor punto de arranque para iniciar la renovación de todo el pueblo. Estos campesinos hablan arameo, como él, y es entre ellos donde se conservan de manera más auténtica la tradición religiosa de Israel. En las ciudades es diferente, además de arameo se habla también algo de griego, lengua que Jesús no dominaba; además la cultura helenista está allí muy presente. Es muy probable que hay otra razón más poderosa en su corazón. En las aldeas de Galilea está el pueblo más pobre y desheredado, despojado de su derecho a disfrutar de la tierra regalada por Dios. Aquí encuentra Jesús, como en ninguna otra parte, el Israel más enfermo y maltratado por los poderosos, aquí es donde Israel sufre con más rigor los efectos de la opresión. En las ciudades, por el contrario, viven los que detentan el poder, junto con los colaboradores: dirigentes, grandes terratenientes, recaudadores de impuestos. No son ellos los representantes del pueblo de Dios, sino sus opresores, los causantes de la miseria y el hambre de estas familias. La implantación del Reino de Dios tiene que comenzar allí donde el pueblo está más humillado. La semilla del Reino solo puede encontrar buena tierra entre los pobres de Galilea y solo entre ellos Jesús se siente libre para anunciar el Reino. La vida itinerante de Jesús en medio de ellos es símbolo vivo de su libertad y de su fe en el Reino de Dios. El no vive de un trabajo remunerado; no posee casa ni tierra alguna; no tiene que responder ante ningún recaudador; no lleva moneda alguna con la imagen del César. Ha abandonado la seguridad del sistema para “entrar confiadamente en el Reino de Dios”. El Reino de Dios se va gestando allí donde ocurren cosas buenas para los pobres. La pasión por el Reino Nadie duda de esta información que proporcionan las fuentes: Jesús “fue caminando de pueblo en pueblo y de aldea en aldea predicando y anunciando la buena noticia del Reino de Dios”. Podemos decir que la causa a la que Jesús dedica en adelante su tiempo, sus fuerzas y su vida entera, es lo que él llama “el Reino de Dios”. Es, sin duda el núcleo central de su predicación, su convicción más profunda, la pasión que anima toda su actividad. Todo lo que dice y hace está al servicio del Reino de Dios. Todo adquiere su unidad, su verdadero significado y su fuerza apasionante desde esa realidad. El Reino de Dios es la clave para captar el sentido que Jesús da a su vida y para entender el proyecto que quiere ver realizado en Galilea, y, en definitiva, en todos los pueblos. Es sorprendente que Jesús solo habló del Reino de Dios, no de la Iglesia. El Reino de Dios aparece ciento veinte veces en los sinópticos; la Iglesia solo dos veces en Mateo (Mt 16-16 y 18-17). Lo señalan todas las fuentes. Jesús no enseña una doctrina religiosa para que los oyentes la aprendan bien. Anuncia un acontecimiento para que aquella gente lo acoja con gozo y con fe. Su objetivo no es perfeccionar la religión judía, sino contribuir a que se implante cuanto antes el añorado Reino de Dios y con él la vida, la justicia y la paz. Jesús tampoco se dedica a exponer nuevas normas y leyes morales. Les anuncia una noticia: Dios ya está aquí buscando una vida más dichosa para todos. Hemos de cambiar nuestra mirada y nuestro corazón. 88 Aunque Jesús habla constantemente del Reino de Dios, nunca explica directamente en qué consiste. Aquellas gentes que lo escuchaban, de alguna manera barruntaban de qué les estaba hablando, pues conocen que su venida es la esperanza que sostiene al pueblo. Jesús, sin embargo, les sorprenderá cuando vaya explicando cómo llega ese Reino, para quién va a ser buena noticia o cómo se va a acoger su fuerza salvadora. Al menos tenían a Dios como buena noticia. El Reino de Dios era un símbolo ya conocido, que recogía las aspiraciones y expectativas más hondas de Israel. Esta esperanza que encontraba en el corazón de su pueblo, Jesús supo recrearla desde su propia experiencia de Dios, dándole un horizonte nuevo y sorprendente. Si bien la expresión literal Reino de Dios no aparece en el Antiguo Testamento, era reciente y de muy poco uso en tiempo de Jesús. Fue él quien decidió usarla de forma regular y constante. No encontró otra expresión mejor para expresar y comunicar aquello en lo que creía. Jesús desde niño había aprendido a creer en Dios como creador de los cielos y la tierra. Israel se sentía seguro y confiado. Todo estaba en manos de Dios. El pueblo expresaba su fe con júbilo a Dios como rey: “digan a los gentiles, Yahvé es rey”. Él gobierna todos los pueblos rectamente. Pero, cuando se estableció la monarquía en Israel, los reyes no respondieron a la esperanza puesta en ellos. Dios había liberado a Israel de la esclavitud de Egipto para crear un pueblo libre de toda opresión y esclavitud: no habría esclavos entre ellos, no abusarían de los huérfanos ni de las viudas, se tendría compasión de los extranjeros. A pesar de las denuncias de los profetas, el favoritismo de los reyes a favor de los poderosos, la explotación de los pobres en mano de los ricos y los abusos e injusticias de todo género llevaron a Israel al desastre. El resultado fue el destierro a Babilonia. La pregunta que se hacían: ¿Dónde estaba Dios el rey de Israel?. Los profetas no se dejaron arrastrar por la desesperanza. Dios restauró a aquel pueblo humillado y de nuevo lo libraría de la esclavitud. (Isaías 52,7). Dios sigue amando a su pueblo y le ofrece una vez más su perdón. El pueblo vivía un nuevo “éxodo”. Malaquías considerado el último de los profetas pone en boca de Yahvé esta alentadora noticia: “Miren, yo envío un mensajero a preparar el camino delante de mí” (Mal 3-1). Dios librará pronto a Israel de la opresión de las potencias extranjeras y establecerá en su pueblo la justicia, la paz y la dignidad. La situación se hizo todavía más desesperada con la invasión de Alejandro Magno y después con las legiones romanas. Ningún profeta se atrevió ahora a alzar la voz. Un tiempo después, el grito angustiado de este pueblo oprimido se oyó en medio de unos escritores sorprendentes, los apocalípticos, que lograron mantener viva la esperanza de Israel. El mensaje de estos visionarios terroríficos en sus formas literarias, era esperanzador. La era tenebrosa de desconcierto que vive el pueblo cesará para dar paso a esta nueva paz y bendición. Sin duda Jesús conocía el libro de Daniel, escritos por los años 168-164 a.C. durante la brutal persecución de Antíoco IV Epifanes. Según Daniel, los reinos opresores son bestias salvajes que destruyen al pueblo de Dios. Pero, después de tanta opresión vendrá un reino humano. Dios quitará el poder de los reinos opresores y se lo entregará a Israel. Los judíos piadosos expresan su confianza en la pronta intervención de Dios, verdadero rey de Israel, que establecerá su reino eterno por medio del Mesías de la familia de David. 89 Ya está Dios aquí Jesús sorprendió a todos con esta declaración: El Reino de Dios ya ha llegado”. Su afirmación era demasiado audaz, mientras Israel seguía dominado por los romanos. Los campesinos seguían oprimidos por las clases poderosas, el mundo estaba lleno de corrupción e injusticia. Jesús, sin embargo, habla y actúa movido por una convicción sorprendente Dios está aquí, actuando de nueva manera, su reinado ha comenzado a abrirse paso en las aldeas de Galilea. Esta intervención de Dios, que todo el pueblo está esperando no es un sueño lejano; es algo real que se puede captar ya desde ahora. En lo más hondo de la vida se puede percibir ya su presencia. Entre las dudas de unos y el escepticismo de otros, su respuesta es desconcertante: “El Reino de Dios no viene de forma espectacular”, ni se puede decir:”Mírenlo aquí o allí”. Sin embargo, el Reino de Dios ya está entre ustedes. No hay que andar escrutando en los cielos señales especiales. No hay que pensar en una llegada visible, espectacular o cósmica del Reino de Dios. Cuando Jesús afirma el Reino de Dios ya está entre ustedes, ese Reino no es una realidad íntima y espiritual, sino una transformación que abarca la totalidad de la vida y de las personas. La acogida del Reino comienza en el interior de las personas en forma de fe en Jesús, pero se realiza en la vida de los pueblos en la medida en que el mal va siendo vencido por la justicia salvadora de Dios. Dios no viene a destruir a los romanos ni aniquilar a los pecadores. Llega a liberar a todos del poder último del mal. Esta batalla entre Dios y las fuerzas del mal por controlar el mundo no es un “combate mítico”, sino un enfrentamiento real y concreto que se produce constantemente en la historia humana. El Reino de Dios se abre camino allí donde los enfermos son rescatados del sufrimiento, los endemoniados se ven liberados de su tormento y los pobres recuperan su dignidad. Dios es el “anti-mal”, busca destruir todo lo que hace daño al ser humano. Es curioso observar cómo Jesús que habla constantemente del Reino de Dios, no llama a Dios “rey” sino “Padre”. Su reinado no es para imponerse a nadie por la fuerza, sino para introducir en la vida su misericordia y llenar la creación de su compasión. Esta misericordia acogida de manera responsable por todos, es la que puede destruir a Satán, personificación de ese mundo hostil que trabaja contra Dios y contra el ser humano. La manera de entender el Reino de Dios que presenta Jesús, no es la que se enseñaba los sábados en la Sinagoga ni lo que se respiraba en la liturgia del templo. Jesús comunica su propia experiencia de Dios, no lo que se repite en todas partes de manera convencional. Jesús no cita las Escrituras para convencer a la gente de la compasión de Dios. Les instruye contemplando la naturaleza o invita a los campesinos a descubrir que la creación entera está llena de su bondad. Dios no se reserva su amor solo para los judíos ni bendice solo a los que viven obedeciendo la ley. Tiene también compasión de los gentiles y pecadores. No es que Dios sea injusto, lo que sucede es que no quiere ver sufrir a nadie. Su bondad no tiene límites, ni siquiera con los malos. Este es el Dios que está llegando. La opción de Jesús 90 Dichosos los pobres, los hambrientos, los que lloran… En opinión de los biblistas estas tres formulaciones de las bienaventuranzas que presenta Lucas, serían las palabras auténticas de Jesús. La pobreza designa una situación anómala, contraria al querer de Dios. Es un estado de vida fruto de la injusticia, por eso cuando Jesús declara bienaventurados a estos pobres, no significa que ellos deben sentirse felices por su situación, sino porque esa pobreza que Dios rechaza tiene que desaparecer con el advenimiento del Reino, cuya concreción específica es la justicia. Las palabras de Jesús, por otra parte, son una advertencia que hace Jesús a los que promueven y sostienen un orden social absolutamente injusto, en el que vive la gente de su tiempo, y, en general, la gente de todas las épocas, cuando los bienes de la creación son absorbidos por unos pocos, con la consecuencia del empobrecimiento de las grandes mayorías, sumidas en el hambre, dolor y lágrimas. A muchos cristianos les molesta este lenguaje. Para entender bien el pensamiento de Jesús, partimos de esta afirmación: Jesús no excluye a nadie, anuncia la buena noticia del Reino a todos. Pero esa buena noticia no puede ser entendida por todos de la misma manera. Todos son llamados a entrar en el Reino pero no todos de la misma manera, pues la misericordia de Dios está urgiendo, antes que nada, que se haga justicia a los pobres y humillados. Por eso la venida de Dios es una suerte para los que viven explotados, mientras se convierten en una amenaza para los causantes de esa explotación. Jesús no propone una teoría sobre la pobreza; tiene ante sus ojos aquellas gentes de su pueblo que viven humilladas en sus vidas sin poder defenderse de los poderosos terratenientes; conoce el hambre de aquellos niños desnutridos; ha visto llorar de rabia e impotencia a aquellos campesinos cuando los recaudadores se llevan lo mejor de sus cosechas. Jesús se encarna en su pueblo sufriente, en los pobres, en los excluidos. Esa encarnación le ganó el amor de los pobres y el odio de los opresores. Son los pobres los que necesitan escuchar, antes que nadie, la noticia del Reino en medio de su situación injusta. No porque siempre serán ricos como los grandes propietarios, sino porque Dios está ya viniendo para suprimir la miseria, terminar con el hambre y hacer aflorar la sonrisa en sus rostros.. Todos deben tener en cuenta que Dios es el defensor de los pobres. Esta es la fe de Jesús, su pasión y su lucha. Jesús nunca alabó a los pobres por sus virtudes o cualidades, sino porque están sufriendo injustamente. Dios se pone de su parte, no porque lo merezcan, sino porque lo necesitan. Dios es el buen samaritano de la parábola. Dios acude al que lo necesita; defiende a los que nadie defiende, porque es amante de la justicia. Un discípulo de Jesús no puede cerrar los ojos ante esta realidad de tantos humanos sufrientes. No se deja engañar por el culto ni por ninguna otra práctica religiosa. Para Dios, lo primero es hacer justicia a los pobres. Pensamiento que queda reflejado en la oración por el rey: (Salmo 72,4. 12-14). “Que él defienda a los humildes del pueblo, socorra a los hijos de los pobres y aplaste al opresor”. Todas las bendiciones de Dios vendrán sobre él “si libra al pobre suplicante, al humilde y al desvalido, si se apiada del pobre y del débil y salva la vida de los pobres, si los rescata de la opresión y la violencia y considera valiosa su sangre”. Así experimenta Jesús a Dios y nos llama 91 hoy a vivir en ese mismo espíritu. Este salmo está manifestando lo que estamos diciendo de Jesús y nos empuja a trabajar por una sociedad más justa, solidaria e igualitaria; de lo contrario vana será nuestra fe. Preguntas para la reflexión personal 1. ¿Qué me dice a mi persona la opción de Jesús de una vida itinerante como símbolo de su liberta y su fe en instaurar el Reino de Dios? 2. ¿Cuáles serían los rasgos más característicos hoy en día de la vivencia del Reino de Dios, por el que tanto luchó y entregó su vida Jesús. 3. Si para Jesús lo del Reino de Dios fue la pasión que más anima su actividad ¿qué es lo que me apasiona a mí hoy en la construcción del Reino de Dios. 4. Si hoy en día se me hiciera la declaración “Ya está Dios aquí” “El Reino de Dios ya ha llegado” ¿a qué me invitaría en lo concreto de mi acción dentro de la obra en la que colaboro? 5. ¿Qué me enseña en lo personal la opción de Jesús de preferir y llamar “dichosos a los pobres, los hambrientos, los que lloran? ¿Mis opciones personales van en esa línea y en atención a las personas que así viven la pobreza, el hambre y el llanto? Preguntas para la reflexión en grupos 1. Todas las obras de la Compañía de Jesús, de una u otra forma, afirmamos que deseamos y buscamos colaborar en la instauración del Reino de Dios en Centroamérica. ¿Esa afirmación que implicaciones tiene para la obra a la que pertenezco? 2. La Compañía de Jesús trata de hacer un puente entre Justicia y Fe. En toda la opción de Jesús de instaurar “El Reino de Dios” hay un deseo de justicia desde la vinculación con Dios. ¿Cómo se vive esta realidad dentro de la obra a la que pertenezco? ¿Qué rostro tiene Jesús como profeta del Reino de Dios? 3. Al hacer Jesús una opción por anunciar “el Reino de Dios” también transmite una experiencia de la relación con Dios. ¿Cómo se vive en la obra a la que pertenezco la búsqueda de acciones que instauren el Reino de Dios y la apuesta por espacios de de experiencias profundas de vinculación con Dios como Padre y Madre? FORMACIÓN DE LAICOS-AS Y JESUITAS PROVINCIA CENTROAMERICANA DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS Comisión de Espiritualidad. Eje 5: Espiritualidad Ignaciana Tema 5.2. Ejercicios Espirituales para nuestra realidad EJERCICIOS ESPIRITUALES EN (PARA) EL MUNDO DE HOY Tema organizado por el P. Karmelo Eguen, sj 92 La pretensión de este artículo es hacer una introducción al conocimiento y comprensión de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio35. Esa experiencia que nos legó Ignacio de Loyola condensada en el librito, así llamado, Ejercicios Espirituales. Experiencia que ha sido la fuente original de donde ha brotado el ser y quehacer de la Compañía de Jesús y de tantos hombres y mujeres que han optado vivir su compromiso cristiano al modo ignaciano. El artículo va a constar de los siguientes apartados: a) el reto de cómo (qué significa) vivir con Espíritu el momento histórico de nuestros pueblos; b) qué son los Ejercicios Espirituales y de dónde nacen; c) su engranaje metodológico; d) dónde está su genialidad; e) requisitos para sacar fruto de los Ejercicios Espirituales. 1.- Estamos viviendo un momento histórico que necesita de nuestra parte una respuesta que sea coherente con la propuesta del Evangelio de Jesús de Nazaret. Vivir con el Espíritu que animó a Jesús a establecer el Reinado de Dios en su tiempo, es el reto que sigue motivando, desde nuestra realidad, a los/as que nos llamamos sus seguidores. ¿Cómo podríamos describir nuestro momento histórico? Haremos una descripción sucinta, sin pretender que sea exhaustiva. Momento histórico marcado por: • • • • El grito de los empobrecidos que reclaman la justicia que brota de la fe. El reto de la reivindicación de las culturas autóctonas marginadas, y del diálogo con ellas en su propia simbología. La desintegración psicológica de las generaciones jóvenes y adultas producto de historias personales difíciles a causa de las realidades familiares, la violencia generalizada y la injusticia institucionalizada. La necesidad de reactivar la presencia de la vida del Espíritu en las diversas dimensiones de la Iglesia en general y Centroamericana en especial. Momento histórico con grandes tentaciones... • Resignarse con los fracasos históricos y no seguir intentando una sociedad mejor... • Encandilarnos con los valores del consumismo capitalista y encapsularnos en un individualismo aislante... • Refugiarnos en pertenencias exclusivamente afectivas a comunidades entusiastas... • Abanderar indiscriminadamente reduccionismos culturales... • Abordar los caminos de la espiritualidad o los proyectos sociales sin integrar las personalidades desgarradas familiar o ambientalmente… 35 Este artículo se ha elaborado en base a distintos trabajos ya publicados. Sus autores son Carlos R. Cabarrús s.j., Javier Osuna s.j. y Darío Mollá s.j., que nos han brindado la posibilidad de conocer más a fondo esta herramienta tan fundamental para nuestra vida cristiana de los Ejercicios Espirituales. Habrá términos que aparezcan en el artículo que no son comprensibles para personas no iniciadas en su experiencia. Nos alargaría demasiado si pretendemos explicarlos. Será una tarea que en cada país se analicen pedagógicamente. 93 Momento histórico preñado de grandes inquietudes y aspiraciones… • • • • Defensa de la vida en todas sus dimensiones humanas, ecológicas. Configuración de un mundo más humano y justo… Haciéndolo a la manera de Jesús, sin evadir las contradicciones y conflictos… Uniendo nuestros esfuerzos, en el día a día, tejiendo una gran red de solidaridad. ¿Y qué sería vivir con Espíritu este momento histórico que tenemos entre manos? Consistiría fundamentalmente en actuar bajo la acción del Espíritu Santo; una acción que compromete la conciencia y la libertad de la persona humana, y que marca e ilumina todas las actividades y zonas de la existencia humana. Es lo que entendemos por espiritualidad cristiana. Una espiritualidad que debería ser pertinente para cristianos inmersos en la vida de su sociedad y comprometidos con una tarea concreta en la misma; una espiritualidad para personas que trabajan, viven su vida familiar, toman decisiones cívicas que les comprometen, que se manchan las manos con el barro de la vida…; por tanto, no es una propuesta de espiritualidad que sólo sea posible vivir en el aislamiento, en el retiro, en la tranquilidad de espacios y largos tiempos de soledad… Una espiritualidad que se siente radical y totalmente afectada y condicionada, en sus manifestaciones y en sus expresiones, por el hecho del sufrimiento, la injusticia, la marginación que, cerca o lejos de nosotros, sufren millones de hombres y mujeres y aun pueblos enteros; y que parte del supuesto de que, como decía San Juan, “…quien no practica la justicia, o sea, quien no ama a su hermano, no es de Dios” (1Jn. 3, 10). Una espiritualidad, por tanto, que desde la cercanía a las víctimas y excluidos de nuestro mundo se pregunta qué puede significar eso de amar a Dios, de hacer oración, de vivir la pobreza, de actuar con caridad, etc. Pues bien, esta espiritualidad, que denominamos cristiana, ha tenido a lo largo de la historia variadas manifestaciones, plasmadas en las distintas tradiciones religiosas: benedictina, franciscana, dominicana, carmelitana, ignaciana… Refiriéndonos a nuestro caso, centramos nuestra atención en la rica tradición que nos ha legado la experiencia e itinerario de Ignacio de Loyola y sus primeros compañeros expresados en los Ejercicios Espirituales, en el discernimiento como método para buscar y hallar la voluntad de Dios, y en el Magis, que hoy lo formulamos como el buscar la mayor gloria de Dios en íntima relación con la realidad histórica en que vivimos y en el servicio más universal a los pobres y excluidos. Ante el vacío de espiritualidad que toca a la sociedad entera y que afecta a nuestra vida, hemos de ahondar en nuestra singularidad espiritual que, encarnada y orientada a la misión, integra en un mismo camino la fe y la justicia del Reino, la contemplación y la acción, lo histórico y las dimensiones biológica, psicológica y espiritual de la persona para que nuestro quehacer cristiano sea un aporte evangélico e ignaciano a la construcción de una Centroamérica equitativa, solidaria, inclusiva y abierta a Dios y al mundo. 2.- Hoy de sobra está demostrado que los Ejercicios Espirituales, ese librito donde Ignacio vierte toda su experiencia espiritual, han sido una propuesta provocativa para muchos hombres y mujeres de cómo vivir su compromiso cristiano. Ya en vida de San Ignacio los Ejercicios se habían convertido en un ministerio excepcionalmente valioso entre los primeros jesuitas, no solo para ayudar a las personas a ordenar su vida, sino para convertirlas en discípulas y servidoras de la misión de Cristo. Y hoy siguen siendo la matriz de donde nace toda la savia de 94 la espiritualidad cristiana al modo ignaciano. Entre los muchos testimonios que verifican su validez y actualidad cito el siguiente párrafo de la Congregación General que se reunió en Roma a finales del año 1974 y comienzos del ´75: “Los Ejercicios Espirituales ayudan a formar cristianos alimentados por una experiencia personal de Dios y capaces de distanciarse de los falsos absolutos de las ideologías y sistemas, pero capaces también de tomar parte en las reformas estructurales, sociales y culturales necesarias....” (C.G. XXXII, D.4, 58). ¿Qué son los Ejercicios Espirituales? En la primera Anotación con la que se abre el libro de los Ejercicios, Ignacio describe con su sobriedad característica qué son los ejercicios espirituales: “Por este nombre, ejercicios espirituales, se entiende todo modo de examinar la conciencia, de meditar, de contemplar, de orar vocal y mental, y de otras espirituales operaciones, según que adelante se dirá. Porque así como pasear, caminar y correr son ejercicios corporales, por la mesma manera, todo modo de preparar y disponer el ánima...” (EE. 1). Los ejercicios físicos son algo activo, no una mera descripción conceptual. Correr. Caminar, nadar,.., son cosas muy distintas si sólo se miran y se analizan o, si por el contrario, se practican. Lo mismo ocurre con los ejercicios “espirituales”: son un proceso que “se hace”, no que se “escucha”. No son un tiempo de indoctrinación ni de estudio. Son una actividad que requiere entrega decidida. Unas veces será fácil y gratificante; otras, en cambio, se hará costosa, árida, y exigirá paciencia, constancia, fidelidad por encima de todo. De aquí que Ignacio pida “ánimo y liberalidad” (EE, 5) como condición anímica indispensable y una disponibilidad a toda prueba, tanto ante las dificultades del camino como ante lo que Dios me pueda pedir. El mero hecho de recorrer un camino encierra ya una pedagogía ante la cual es necesario confianza para no ceder al desánimo. Solo habiendo realizado el esfuerzo del proceso se podrá alcanzar la meta. La imagen del camino contiene toda una gama de registros muy diversos: desde el entusiasmo inicial hasta la más pesada monotonía, desde la vista panorámica de un altozano hasta la oscuridad aparentemente interminable de un túnel... ¿Y cómo se fue gestando la redacción del actual libro de los Ejercicios Espirituales? La Autobiografía es un documento muy importante para conocer la génesis de los Ejercicios Espirituales. Sería necesario ahora hacer un repaso del proceso que fue viviendo Ignacio desde su conversión en Loyola. Me remito al tema del mes de Abril que trató de la vida y personalidad de Ignacio de Loyola. Nos centramos ahora en la etapa de Manresa que fue un tiempo de sucesivas lecciones divinas que culminó en lo que conocemos como la eximia ilustración del Cardoner (cfr. Autob., n.30). «En este tiempo le trataba Dios de la misma manera que trata un maestro de escuela a un niño, enseñándole; y, ora esto fuese por su rudeza y grueso ingenio, o porque no tenía quién le enseñase, o por la firme voluntad que el mismo Dios le había dado para servirle, claramente él juzgaba y siempre ha juzgado que Dios le trataba de esta manera» (Autob., 27) Y así, Ignacio, considerando que la experiencia que había transformado su vida, igualmente podría servir a otros, comenzó a escribir el texto de los Ejercicios, que fue perfeccionando durante muchos años, gracias a una rica experiencia permanentemente discernida. Para él ese pequeño libro era una pedagogía, «un camino» por donde las personas podrían encontrarse con su Criador y Señor y dejándose abrazar en su amor y alabanza, responderle con la opción de servirle generosamente en adelante. Eso era para él «todo lo mejor que yo en esta vida puedo pensar, sentir y entender, así para el hombre poderse aprovechar a sí mismo como para poder fructificar, ayudar y aprovechar a otros muchos». 95 San Ignacio recibió en Manresa una doble gracia: su propia experiencia interior de Dios y la capacidad de proponerla a otros. En cuanto a la primera, su propia experiencia interior, es evidente que en aquel momento no tuvo la sistematización que luego plasmaría en sus Ejercicios. Al final de su vida dirá que en Manresa Dios le conducía “de la misma manera que trata un maestro de escuela a un niño” (Autobiografía 27). El proceso fue largo y costoso, y duró los casi once meses que estuvo allí. Un tiempo intenso que dedicó a la oración (Siete horas diarias), con grandes movimientos interiores de luz, de entusiasmo y gozo pero también de angustias, tristezas, inseguridades, escrúpulos, oscuridad. La culminación de este camino fue la experiencia junto al río Cardoner, momento de ilustración del que Ignacio dirá al final de su vida que, sumando todo lo que había recibido de Dios a lo largo de ella, no superaba lo recibido en aquel momento (Autobiografía. 30). Los Ejercicios quedarán marcados por esta experiencia. La segunda gracia recibida en Manresa fue la capacidad de proponer un camino para que otros hicieran una experiencia semejante. Ignacio no fue sólo un hombre de Dios, sino que su experiencia de gracia también le convirtió en un “mistagogo” (iniciador en la experiencia de Dios). Su ideal de “ayudar a las ánimas” se plasmó en la metodología que propone en sus Ejercicios, los cuales tienen unas características muy determinadas. Los elementos de este itinerario espiritual son presentados de forma clara y sugerente en este pequeño librito conocido como los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, en el que se proponen unas prácticas muy concretas, acompañados de unas notas metodológicas, tal como ya fue señalado por el documento papal que los aprobó oficialmente en 1548 (Paulo III. Breve Pastoralis officii). En este pequeño librito toma forma la espiritualidad ignaciana. 3.- ¿Cómo se hilvana el proceso que nos propone vivir Ignacio en los Ejercicios Espirituales? Ignacio divide los Ejercicios en “semanas” porque analógicamente los Ejercicios se realizan en un mes. Cada semana –que en la práctica va a ser de duración variable- toca uno de los ejes principales. No es obvio que se comience una experiencia de espiritualidad a partir de “poner las cartas sobre la mesa” –Principio y fundamento-, para luego pasar a trabajar sobre el pecado. Así lo concibió, sin embargo, Ignacio. El objetivo del Principio y Fundamento es, ciertamente, ganar la libertad, ganar la indiferencia: “...por lo cual es menester hacernos indiferentes a todas las cosas creadas...”. Indiferencia entendida como libertad frente a todo, especialmente frente a las grandes sombras de la vida: la muerte, la enfermedad, el dinero, el poder… Esta libertad se convertirá en experiencia fundante y generadora de una serie de actitudes. Luego, la experiencia de Primera Semana es la del(a) pecador(a) perdonado(a). Acá lo que se tiene que vivenciar es cómo ha estado entorpecido nuestro “hacer”; es captar que, por causa de nuestro pecado, “se hace” llevar a la muerte a Jesús… Hacerse consciente de ese pecado, y hacerlo por medio de comparaciones, es su gran estrategia; y todo para llevarnos a sentir hartazgo, aborrecimiento, y hacer caer en la cuenta de que a quien he ofendido en todas mis víctimas, es al mismo Señor. Esta experiencia es la que posibilita el diálogo propuesto por Ignacio: “¿Qué he hecho por Cristo, qué hago por Cristo, qué debo hacer por Cristo?”. Aquí nos encontramos con que el sentir se convierte en un hacer, ¡en una tarea!. Es decir, la experiencia fundamental de la primera semana es la del(a) pecador(a) perdonado(a) a quien el perdón se le convierte en misión, pues no es a pesar de ser pecadores(as), sino precisamente por ello (1 Cor. 1, 25 ss) por lo que se nos invita a seguir a Jesús, para ser puestos(as) con Él, en la tarea de construir el Reino. A continuación, se tiene la experiencia de la contemplación del Reino que introduce de lleno a una modalidad del hacer. Es hacerlo todo al modo de Jesús. Y es hacer también nosotros(as) 96 el Reino. Un hacer que es también “dejarse hacer”, dejarse afectar –ser puesto(a), ser elegido(a)-, dejar actuar a la Espíritu (la gracia). En la Segunda Semana se comienza prosiguiendo el diálogo con el Señor que invita a realizar el Reino como tarea de ese perdón. Aunque no es obvio hacerlo, Ignacio lo propone fomentando la emulación de grandes hazañas históricas. Después, la contemplación de la Encarnación nos va a hacer sentir lo que experimenta la Trinidad, viendo con ella, para luego percatarnos de la extrema solidaridad suya al formular la frase de hagamos redención del género humano. La contemplación del nacimiento nos invita a ello también: nos hace nacer con Cristo, para luego irlo acompañando por todos los principales sucesos de su vida pública. Los Ejercicios hacen que nos percatemos de que el mejor modo de hacer el Reino, de llevar adelante su Misión es aprender a conocer a Cristo para más amarle y seguirle, pero reproduciendo su vida en la propia vida. La contemplación de toda la vida oculta es un camino para aprender a sentir y proceder al modo de Jesús. El método de la contemplación nos invita a tener sus mismos sentimientos y su mismo modo de proceder. Mediada esta semana, presenta Ignacio tres ejercicios que, antes de la elección, verifican nuestro grado de lucidez, de libertad y de amor. Por una parte, el ejercicio llamado de “Dos Banderas” pretende medir nuestro grado de lucidez: hasta qué punto estoy claro respecto a lo que comporta seguir a Jesús como camino de vida (test sobre mi inteligencia consciente del Evangelio y sus exigencias). Por otra, el ejercicio llamado “Tres Binarios” pretende medir nuestro grado de libertad: hasta qué punto estoy (soy) libre de todo aquello que me impide decirle sí al Señor y realizar aquello que me pide (test sobre mi voluntad). Y por fin, la consideración de los “Tres grados de humildad”: verificar hasta qué punto estoy afectado/a por su amor que me lleve a querer identificarme con el Señor Jesús y su camino de muerte y resurrección (test sobre mi afectividad). De esta manera Ignacio nos introduce más inmediatamente en la experiencia de la Elección, que se va a ir realizando a través de la contemplación de los misterios de la vida pública de Cristo, Palabra viva de Dios. Experimentar la pasión –tercera semana- es la invitación por excelencia a la solidaridad como consecuencia del amor. Se nos invita a hacer y padecer: qué debo yo hacer y padecer por él. Por tanto, la Tercera Semana no es simplemente proseguir la vida de Jesús hasta su pasión y muerte; sino también, hacer conciencia de que todavía la muerte de Jesús se da en la humanidad que sufre actualmente, por una parte, y que, además, el pecado personal, mi pecado, tiene íntima conexión con esta muerte. Muerte que es tal en Jesús que se esconde, se obscurece totalmente su divinidad. Finalmente, la resurrección –cuarta semana- es experimentar la esperanza y la alegría de la nueva vida de Jesús: ...queriéndome afectar y alegrar de tanto gozo y alegría de Cristo nuestro Señor. Allí lo que ayuda a experimentar es la alegría por el triunfo del amigo, del compañero querido, al experimentarlo en su oficio de consolador. La cuarta Semana, es la más delicada. Supone haber vivenciado no sólo la muerte individual, sino cómo Cristo padece en la humanidad. Sin esta perspectiva no se llega a la experiencia de la Resurrección, que por esencia es un fenómeno colectivo: es aprender a hacer esperanza en nosotros(as) y en los(as) demás, sabiendo también, que es gracia para pedir. Culminan los Ejercicios con la contemplación para alcanzar amor, que es la gran síntesis de todo. Es experimentar que es el amor lo que debe regir, y también que el amor se expresa concretándolo en acciones. Esta contemplación deja la clave de la relación con Dios: de amante a amado, de amado a amante. La Contemplación para alcanzar amor es como el cierre agradecido de tantos beneficios recibidos, es como quien sólo encuentra en toda la creación los cariños tiernos de la Trinidad. Enseña a ver toda la creación como algo elocuente. Aquí los 97 Ejercicios hacen que experimentemos eso que el mismo Ignacio repetía frecuentemente en la vida cotidiana cuando contemplaba las flores: Callad, callad, que ya sé de quién me habláis En síntesis, siguiendo la experiencia de los Ejercicios, encontraremos personas que se han formado en una escuela fundamental que abre al sentir profundo, al hacer como tarea recibida, como don, y a ser capaz de padecer por ese Jesús encontrado en el sufrimiento de la humanidad, para vivenciar también su gloria en el contexto del Reino en donde lo del servicio a los(as) más necesitados(as), a los(as) empobrecidos(as), a los desahuciados(as), y a los(as) pecadores(as) se hace crucial. 4.- Ahora nos preguntamos, ¿dónde está la genialidad de los Ejercicios Espirituales? La genialidad de los Ejercicios reside, en primer lugar, en que Ignacio logró convertir en método la gracia que él recibió: cómo vivir el seguimiento de Jesús desde una manera concreta. Esa es la agudeza de los Ejercicios, que un carisma se vuelva método, que el Evangelio se vuelva espiritualidad, pero no porque se aprenda teología, sino porque propone una metodología para encontrar la espiritualidad. Metodología, etimológicamente, significa tratado hacia el camino... Esto significa que Ignacio plasmó su experiencia de gracia en un tratado para encontrar el camino de amar y seguir a Jesús. Por esto, en los Ejercicios todo lleva una finalidad, nada se desperdicia, se vuelven escuela de vida, escuela de oración. Es un método de conversión que modifica el inconsciente e invierte el patrón de comportamiento: entro a Ejercicios como me comportaba en la vida, y luego me puedo comportar en la vida como me comporté en Ejercicios. Por otra parte, esta metodología hace que la vivencia del evangelio desde una perspectiva concreta -experimentar el amor que redime, la pasión por la persona de Jesús, y la centralidad del Reino hasta las últimas consecuencias- se convierta en espiritualidad pujante. Otras escuelas espirituales privilegian, por ejemplo, un modo de oración, pero pocas estructuran un camino para enseñar a practicarla. Lo interesante de los Ejercicios es que son, de una vez, escuela de oración, pero de una oración muy específica: de petición, contextuada en un esquema, evaluada y cotejada con el esquema mismo, con un sistema de discernimiento muy trabajado y por el acompañamiento de alguna persona experta. Ignacio tenía una gran desconfianza en las personas dadas a muchas oraciones, pues el noventa y tantos por ciento de esas personas, -decía- son ilusas. De ahí que diera tanta importancia a la necesidad de evaluar, cotejar y, sobre todo, hacer historia la oración -¿qué he hecho, qué hago, qué debo hacer por Cristo? Esta oración se ofrece con varias modalidades: meditación, contemplación –y aplicación de sentidos-, con el compás de la respiración, la oración vocal, etc. Los Ejercicios también son una escuela para aprender a cambiar, para aprender a vivir desde otras dimensiones, desde otros criterios. Aprovechan una gran cantidad de herramientas psicológicas para propiciar que se implemente el cambio: la culpa fecunda, la emulación, los deseos más profundos, el apasionamiento por la persona de Jesús, la atracción por la tarea, el heroísmo, el darle sentido al dolor, el gusto por la alegría y por el sentido, por el placer –de tanto gozo del Resucitado-. En este sentido los Ejercicios son escuela para vivir ya de manera diferente, no según las reglas del mundo, sino en la onda de la Espíritu. La genialidad de los Ejercicios reside también en que, a fuerza de ir examinando -en ese laboratorio espiritual que ellos son-, se van detectando los pasos fundamentales por donde Dios nos lleva -la consigna-, su modo para con cada uno(a). Es también genial en los Ejercicios la captación que hacen de toda la persona: toma los aspectos más racionales volitivos –toda nuestra parte masculina- pero luego para los temas más trascendentales nos hace realizarlo desde la contemplación, desde la experiencia de meter el cuerpo, de dejarse llevar, de la pasividad –toda nuestra parte femenina-. Siempre con el 98 referente principal del cuerpo, no tanto porque así lo explicite, sino porque en la práctica nos lo hace meter todo entero. Es lo que cuida de modo muy detallista con las adiciones. Todo esto nos lleva a verificar otra gran genialidad: nos enseñan que a partir del cuerpo, lo más importante es sentir –más que racionalizar- ...porque no el mucho saber harta y satisface… sino el gustar de las cosas internamente-. En los Ejercicios, “experimentar” es fundamental, determinante. Tres verbos ejes son cruciales en el camino de experimentar en los Ejercicios: “sentir” –dejar que mi sensibilidad vibre de la misma manera que vibra la de Jesús-, “hacer” -hacer con Jesús y como Él, en el horizonte de que venga el Reino- y “padecer” -consecuencia lógica de pretender el Reino a la manera de Jesús, frente al poder de este mundo que lo ahoga-. Por eso, lo básico de la espiritualidad ignaciana es experimentar, sentir... Sentir que es experimentar, amar, gozar, padecer... es experimentar la culpa fecunda, es aborrecer el pecado hasta producir “hartura y fastidio”; es dejarse invitar y apasionarse por la invitación de jalonar el Reino, es desear profundamente, es amor, es querer padecer por quien amo, es alegrarse profundamente de la alegría de Jesús que ya ha vencido al mundo y a la muerte. Sentir que es, finalmente, experimentarse como una pareja de personas amantes, donde sólo toca en todo amar y servir. Para hacer posible este experimentar, Ignacio –gran conocedor de la persona- aprovecha mecanismos psicológicos que posibilitan la experiencia. Por ejemplo, capta el papel de la culpa sana como resorte para vivir la experiencia de la conversión, emplea el mecanismo de la emulación para disponer al compromiso con el Reino desde el seguimiento de Jesús, utiliza la sensibilidad, la inmersión total de la persona en la contemplación y la aplicación de sentidos ver, oír, gustar...- para posibilitar el conocimiento de Jesús que lleva al seguimiento, “...conocimiento interno del Señor... para que más le ame y le siga”, etc. Es insistente Ignacio en que la experiencia de Ejercicios se vive sintiendo no pensando y sin embargo, paradójicamente es un método super racional, pero reubicando la racionalidad. Se privilegia el sentir: el proceso se hace con la razón, pero se recorre con la sensación del cuerpo. Es decir, hay que seguir el método, la hora de oración, los exámenes, la secuencia, el entreverado de las peticiones... ¡pero desde la totalidad de la persona –corazón, entrañas, mente, cuerpo- y movidos(as) por la gracia! 5.- Y concluimos con este apartado. ¿Cuáles serían los requisitos para sacar fruto de los Ejercicios Espirituales? Partamos de una afirmación que es obvia y, por tanto, de innecesaria demostración: que cualquier forma de espiritualidad genera un determinado y concreto estilo de vida. Pero, a la vez, podemos afirmar algo más: que el estilo de vida que alguien vive condiciona radicalmente la posibilidad de una vivencia espiritual. Puede facilitarla o puede impedirla. Una determinada forma de vivir puede llegar a hacer imposible la experiencia de Dios, mientras que otro género de vida distinto puede ponernos en la pista de acceso a la experiencia de Dios. O, sin ir tan al extremo, hay modos y situaciones de vida que hacen más fácil la experiencia de Dios y otros que la dificultan. Por diversos autores se ha señalado que la experiencia de Dios requiere unas “estructuras de posibilidad” (Libanio), o unas “estructuras antropológicas” (García Monge). Ignacio pretende con los Ejercicios Espirituales convertir la vida toda en experiencia de Dios. Pero esto tiene sus propias condiciones de posibilidad, referidas no sólo a la interioridad, sino a la vida entera de la persona: habrá modos de vida que faciliten el “buscar y hallar a Dios en todas las cosas”, y otros modos de vida que, a pesar de los esfuerzos “interiores” que se hagan, lo limitan o impiden. Todo ello, por supuesto, sin caer en determinismos que ignoren que, al final, es el Criador el que “inmediate” obra con la criatura [15], muchas veces más allá de lo que aparentemente dan de sí las posibilidades humanas. 99 Algo de todo esto es lo que expresa Ignacio con su concepto de “subiecto”. La noción de “subiecto” ignaciano hace referencia, básicamente, a la idoneidad para una determinada experiencia espiritual, y específicamente para la experiencia de los Ejercicios Espirituales. Idoneidad que no es sólo capacidad intelectual o personal, sino el conjunto más amplio de condiciones personales y vitales que facilitan/dificultan la experiencia del encuentro con Dios, en el tiempo de los ejercicios y también en la vida fuera de los mismos. Concepto éste de “subiecto” que, además, hay que entender dinámicamente: en positivo, nos vamos haciendo “subiectos”; en negativo, alguien que lo ha sido se puede ir deteriorando como tal. El irnos haciendo “subiectos” para la experiencia espiritual del encontrarnos con Dios en la vida es el objetivo final del que quiere conducirnos toda la pedagogía espiritual ignaciana. Vamos, pues, a preguntarnos qué persona y qué modo de vida capacitan para la vivencia espiritual que Ignacio propone y a la que a nosotras/os nos gustaría acceder. Y, evidentemente, qué persona y qué actitudes capacitan para la experiencia de los Ejercicios Espirituales, esencia de la experiencia espiritual y pedagogía para llegar a la plenitud de la misma. Situados en esta dinámica, nos encontramos al comienzo del proceso de los ejercicios, en las “Annotaciones” [1-20], con un retrato-robot del ejercitante ideal que es, al mismo tiempo, punto de partida y punto de llegada. Las actitudes y trazos que en ese retrato se dibujan son el mínimo que Ignacio exige para adentrarse en la aventura; esas mismas actitudes, consolidadas y llevadas a plenitud, son también el resultado del proceso y las que permitirán vivir fuera de los ejercicios la experiencia mística del encuentro permanente con Dios. Las actitudes de fondo del ejercitante ideal, hechas cotidianas, son también las del cristiano ideal Por todo ello, al describir, interpretando las “Annotaciones”, al ejercitante con “subiecto” para hacer los ejercicios, describimos también a la persona con “subiecto” para “en todo amar y servir a su divina majestad” [233]. a) Este “subiecto” es alguien que ya ha tomado la decisión de situar su vida en la dinámica de la búsqueda y el cumplimiento de la voluntad de Dios: “… entrar en ellos… (los Ejercicios) ofreciéndole todo su querer y libertad, para que su divina majestad, así de su persona como de todo lo que tiene, se sirva conforme a su sanctísima voluntad [5], .... de manera que la causa de desear o tener una cosa o otra, sea sólo servicio, honra y gloria de la su divina majestad” [16]. En este sentido es una persona “magnánima”, tal como lo define Santo Tomás de Aquino: “aquel que tiene el coraje de comprometer toda su persona en una empresa importante que decide sustancialmente su vida”. Nos encontramos, pues, ante una persona que ha hecho en su vida una opción de fondo por Dios, y que busca vivir de acuerdo con ella. b) La persona que quiera encontrarse con Dios ha de ser también una persona humilde, capaz de reconocer que se adentra en un terreno donde, con sus solas fuerzas, nada es posible y todo es concedido: “… quando hablamos vocalmente o mentalmente con Dios nuestro Señor o con sus santos, se requiere de nuestra parte mayor reverencia que quando usamos del entendimiento entendiendo” [3]; “… un paso o dos antes del lugar donde tengo de contemplar o meditar me pondré en pie… considerando cómo Dios nuestro Señor me mira, etc, y hacer reverencia o humillación”. Se trata, pues, de alguien que es bien consciente de que tanto la postura inicial de búsqueda, como la capacidad de encontrar y hallar, son dones que se reciben y que escapan de las posibilidades humanas. c) Supuesto que Dios se manifiesta y comunica muchas veces a través de mediaciones humanas, que no son siempre las inicialmente previstas o esperadas, sino en muchas ocasiones muy sorprendentes, es necesario que la persona que quiere encontrarse con Dios sea abierta al otro como mediación de Dios, capaz de comunicación, de decir y de dejarse 100 d) e) f) g) decir: “… todo buen christiano ha de ser más pronto a salvar la proposición del próximo que a condenarla…” [22]. Nunca ha sido fácil la experiencia del encuentro con Dios. Ya en el Antiguo Testamento se nos describía como lucha agotadora (Gn. 32, 26-33). Es una experiencia combatida desde dentro y desde fuera. Por eso la persona que se arriesga a ella ha de ser alguien con capacidad de resistencia y lucha: “… vencer las tentaciones…; resistir al adversario, más aún… derrocalle” [13]; de dominio sobre sí mismo: “… poniendo todas sus fuerzas para venir al contrario de lo que está mal afectada…” [16]; de austeridad y distanciamiento afectivos: “… quanto más se apartare de todos amigos y conocidos y de toda solicitud terrena…” [20]. Ignacio pide asimismo que sea una persona comprometida con su vida y con el presente de su vida y sus circunstancias concretas, realista, que no se escape ni hacia atrás (con nostalgias) ni huyendo hacia delante: “… tomando el fundamento verdadero de la historia…” [2], “… al que toma ejercicios en la 1 semana aprovecha que no sepa cosa alguna de lo que ha de hacer en la 2 semana…” [11]; personas capaces de la “ascética del presente”, de “sentir y gustar” lo que en cada momento es la experiencia de su vida, sin falsas pretensiones ni escapatorias. Entre estos rasgos encontramos también el que postula una persona unificada afectiva y vitalmente, donde los afectos y las cosas se sitúan en su lugar adecuado, en orden: “... no teniendo el entendimiento partido en muchas cosas, aprovechar a su propia ánima…” [20]. Todo ello constituye y caracteriza, finalmente una persona libre, capaz de “… discurrir y raciocinar por sí mismo…” [2], de “… usar de sus potencias naturales más libremente para buscar con diligencia lo que tanto desea…” [20]. No podemos dejar de mencionar algo que Ignacio no lo explicita, pero en nuestra realidad latinoamericana cae de su peso. La persona que quiere vivir la experiencia de Dios en la dinámica de los Ejercicios Espirituales, de alguna manera, debería ser alguien capaz de una vinculación orgánica al mundo de los empobrecidos. Persona que sea capaz de asumir los desafíos que esta realidad le plantea. Hay, pues, y siguiendo a Ignacio, una “estructura antropológica” posibilitante de la experiencia de los Ejercicios, de la experiencia de sentir a Dios en la propia vida y en la propia historia. En la medida en que esa estructura se dé, y se dé más plenamente, será más posible experimentar a Dios en la vida; por el contrario, una carencia radical en esta estructura, limitará o, incluso, llegará a imposibilitar la experiencia. Lo cual nos hace concluir que “lo que verdaderamente impide sacar fruto de los Ejercicios es la falta de ciertos requisitos sin los cuales no se puede hacer nada”. La espiritualidad ignaciana postula como condición de posibilidad para realizarse personas sujetos de opción personal, humildes, abiertas al otro, capaces de resistencia y lucha, arraigadas en la historia, unificadas interiormente, libres. ¿Es esto el comienzo o el fin? Las dos cosas: en alguna medida debe darse todo esto al comienzo, o, al menos, sin carencias sustanciales; la pedagogía ignaciana, fielmente seguida, nos consolidará cada vez más sobre ese fundamento. Ahora ya está en manos de cada uno/a la decisión de tomar la determinación de “echarse al agua”, es decir, de implicarme de una manera seria y auténtica en vivir esa oportunidad de los Ejercicios Espirituales, que se me regala como gracia. Para esto sería conveniente recapitular aquí, a modo de síntesis, los aspectos más importantes para valorar la conveniencia y el momento oportuno de practicarlos: • La determinación de realizar tal experiencia debe ser asumida libremente. Aunque forma parte del proceso de formación que estamos realizando, debe ser asumido personalmente de una forma total y profundamente libre. Sin esta libertad, el runruneo interno de que me 101 • • • • • • han sido impuestos y de que no hay más remedio que hacerlos, provocará que sean realizados sin aquel “ánimo y liberalidad para con su Creador y Señor” (EE, 5). En este caso, no se harán los Ejercicios; a lo sumo, se padecerán. Piden su momento adecuado. Y ello viene dado, sobre todo, por el hecho de que uno se encuentre ante un momento de cambio en su vida o ante algo importante que debe decidir. De hecho, los Ejercicios fueron concebidos fundamentalmente como un instrumento de discernimiento. No es en absoluto conveniente hacerlos en momentos de depresión, o de inestabilidad psicológica. Los Ejercicios requieren un estado de ánimo equilibrado y libre. Tampoco puede hacer los Ejercicios completos quien tiene una gran dificultad para una oración prolongada, ya que el método prevé momentos fuertes de oración que se mantengan con constancia y decisión. Tampoco son adecuados para quien es incapaz de soledad y de silencio y no puede vivir sin distraerse. Requieren una preparación que aquiete el espíritu. No es posible cortar de repente las preocupaciones y tensiones propias de una vida ajetreada en exceso. Sería todo esto un lastre difícil de superar. El recuerdo vivo de mis obligaciones, de cosas que han quedado a medio hacer, puede ser una fuente de distracciones difícil de superar. Ha de ser del todo posible el retirarse de todas las cosas (eso en el caso de que se hagan durante un mes en completo retiro) y ello requiere preparación. Para los que no se pueden liberarse de sus obligaciones, Ignacio contempla la modalidad de los Ejercicios en la vida ordinaria (EE, 19). Quizás en otra ocasión se puede ampliar lo que implica esta modalidad. Los Ejercicios no son un tiempo para leer, aunque una cierta lectura sí puede ser conveniente (EE, 100). Tampoco son una ocasión para ponerse al día en Espiritualidad, Biblia o Teología. Para eso existen los cursillos y otras propuestas. No debo esperar tampoco indoctrinación magistral, sino que lo que se busca es “sentir y gustar internamente” (EE, 2), mediante la presencia del Espíritu Santo, maestro interior que guía con firmeza y suavidad. Con estas advertencias no quisiéramos que se sacara la impresión de que los Ejercicios son tan difíciles, que están reservados para una élite. Lo único que se ha pretendido ha sido tomar conciencia del tipo de experiencia espiritual que proponen, distinguiéndola de otras, que no son ni peores ni mejores, para que no hayan malos entendidos una vez iniciados. Pero en ningún momento quisiéramos olvidar que todo este camino está posibilitado por Aquel que revela los misterios a los sencillos: “Te bendigo, Padre, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los sencillos” Mt. 11, 25). Guía de reflexión personal 1. ¿Cuál es mi experiencia espiritual? ¿Cómo establezco la vinculación con la espiritualidad ignaciana y específicamente con el aporte de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola? 2. ¿Qué me hace pensar o sentir que la espiritualidad ignaciana tiene una respuesta al momento histórico actual? ¿Qué es lo que más me hace sentido de la espiritualidad ignaciana respecto a la vinculación con la realidad y momento histórico que se vive? 3. Al estudiar el tema del mes ¿Qué resalto de la seriedad, profundidad, método y mística que hay en todo el recorrido que San Ignacio de Loyola plantea para la vivencia de los Ejercicios Espirituales en mi compromiso de vivir mi cristianismo de forma madura y coherente? 102 Guía de reflexión grupal 1. ¿Cómo se vive en mi obra la espiritualidad ignaciana, pero específicamente cuál es la experiencia de haber hecho los Ejercicios Espirituales en sus diversas modalidades, en mi persona y en los-as compañeros? 2. ¿Cómo los Ejercicios Espirituales son una respuesta concreta y profunda a la búsqueda y deseo de vida “en espíritu” y es una manera de profundizar en mi identidad como cristiano-a dentro de la obra en la que participo? 3. ¿Cómo hacer posible la vivencia de las distintas etapas de los Ejercicios Espirituales en todos los miembros de mi obra para poder sacar un fruto grupal que se manifieste en actitudes y valores concretos; con lo cual la obra pueda reflejar a las demás personas en todos y cada uno de sus miembros, el rostro del Dios de Jesús de Nazaret? FORMACIÓN DE LAICOS-AS Y JESUITAS PROVINCIA CENTROAMERICANA DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS Comisión de Espiritualidad. Eje 3: Compromiso Histórico Tema: 3.2. El comportamiento ético de la persona en plenitud EL COMPORTAMIENTO ETICO DE LA PERSONA EN PLENITUD Tema organizado por el P. Carlos R. Cabarrús, sj Texto tomado del artículo “Experimentarlo todo y quedarse con lo mejor” 1. Hacia una definición operativa del valor Sin querer entrar en una discusión de corte más filosófico axiológico, lo que te ofrezco es partir de una definición “operativa” que nos ayude a entendernos en la tarea de “formarnos” en estos valores. Tomando del mundo económico entendemos por valor algo que le ponemos precio; que nos parece, a nivel intelectual, que nos suena; que nos atrae y gusta, a nivel de la sensibilidad. Este sería el rasgo inicial de algo que tomemos como valor. Un segundo rasgo de este concepto operativo, es que estamos proponiendo entender como valor, lo que ayuda al propio crecimiento, a ser más tú; que te nutre, alimenta y fortalece tu profunda identidad. De ahí lo importante de comenzar por lo del manantial y los regalos que éste nos ofrece… La contraparte de ello, es que lo que destruye tu ser psicológico, tu salud, tu vida – aunque te agrade- no lo estamos considerando como valor. Muy ligado a esto, está el tercer rasgo de que si algo es valor no vale sólo para ti, para mí, sino para todos nuestros semejantes y para la misma vida de la tierra. De nuevo estamos aludiendo al regalo de la identidad del que ya te hable; de esa identidad con nuestra mismísima realidad pero también con la de todo viviente y de la naturaleza. La actual situación climática, el deterioro causado por el sistema imperante que se rige únicamente por la productividad, sin tener en cuenta las necesidades y el estado de los recursos de la tierra, nos puede concitar a que tengamos que tener en cuenta nuestra responsabilidad como seres humanos. A que entiendas que lo que te guste y te atrae no puede ir en contra de las consecuencias de lo que estás procurando. Esto nos lleva a señalar el aspecto colectivo del valor. Sólo lo es, si toma en cuenta el bienestar del género humano y de la tierra. 103 Un cuarto rasgo es que para hablar de valor, suponemos que es algo que no se queda en una frase, en un eslogan, sino que ya ha entrado a formar parte de tu interioridad, de tu inconsciente. Es una cosa que ya pertenece, por decirlo así, a tu “disco duro”. Pero para que situaciones humanas entren así en lo más profundo tuyo tiene que lograrse de dos maneras. Por una parte por medio de experiencias significativas –de lo cual te hablaré más tarde- y por otra, lo logrado en esas experiencias, debe llevar a una serie de acciones, de actos, que poco a poco generan hábitos y actitudes…. Así se va introduciendo en el inconsciente y seguro que podrás, en tus sueños, encontrar sus rastros. Todo ello para llegar, en un quinto rasgo, a lo más dirimente de lo que entendemos por valor. El valor es algo por lo que estarías en la disposición de arriesgar cosas importantes, y esto, bueno, ¡hasta la misma vida!, y también no siendo tan dramáticos, estar en la disponibilidad de renunciar a bienes legítimos en beneficio de ese valor. El sexto elemento es tener claro que sólo es valor si se actúa. Si nunca has realizado algo de lo que tú llamas tus valores, es evidente que no los vives. Si te fijas bien, la fundamentación de los valores está en los Derechos de la Humanidad, pero la presentación que te propongo está desde la perspectiva de los deberes nuestros para con la humanidad, en primer lugar, y desde ahí la conquista de los derechos. Desde los valores se deben, por tanto hacer traducciones hacia las diversas éticas y hacia el compromiso para hacer la tierra morada de habitantes en dignidad, justicia, tolerancia y solidaridad. 1.1. Cómo hacer atractivos los valores Todavía no te he expuesto de qué valores estamos hablando. Pero te puedes imaginar que no te van a ser tan a simple vista llamativos y “seductores”. No son propiamente material que llenara nuestras pantallas televisivas ni de muchos sitios de Internet. Como podrás intuir dentro de ellos estará algo que tenga que ver con la dignidad de la vida; con el cuidado de la tierra. En ese sentido, el respeto hacia las demás personas, la justicia y la solidaridad, deberán ser ejes... Por ahí van. De allí que la clave para formar en valores es vincularlos a ciertas dimensiones que puedes detectar y encontrar en la manera de ser de las personas. Son ciertos dinamismos que han acompañado los procesos humanos de todos los tiempos y desde el mismo comienzo de lo que llamamos civilización. En todos los ámbitos, lo más típico de quienes somos personas es que procuramos la felicidad. Muchas veces, a toda costa. Pegado a esta búsqueda, está el deseo de ser amada, amado, y de amar. Por otra parte, desde muy temprano en la prehistoria, en las personas humanas se ha encontrado la capacidad de conocer, como algo específico. Muy ligada a ella, se dio la habilidad para transformar. De alguna manera el impulso que llevaba al conocimiento y a la transformación ha sido siempre un impulso a buscar, a comprender, a querer solucionar los problemas. El último dinamismo sería el que en el ser humano existe la necesidad de hacerse preguntas fundamentales: todo lo que tiene que ver con el sentido de la existencia, del dolor, de la muerte; de la misma vida. Para los que tenemos un caminar creyente, la pregunta de Dios quizás no es la más difícil sino la justificación de Dios en un mundo sufriente y desigual… La habilidad de quien acompaña personas, sobre todo en la juventud, reside en ayudar a que se vivan eso que llamamos los valores, ligándolos a esas dimensiones vitales: encontrar la felicidad, encontrar el amor, conocer, transformar y buscar siempre; todo ello frente a la pregunta sobre el sentido de las cosas y de la persona misma. Como ya te dije, para formar en 104 esos valores es preciso tener experiencias que te impliquen y te toquen, pero para que peguen en tu corazón es necesario que se amarren a esos impulsos de toda persona humana. 1.2. La importancia de las experiencias significativas vividas con método. Los valores no son algo que se aprende en un aula. Hay espacios que tradicionalmente estaban considerados como “cuna” de valores. La familia, por mucho tiempo, fungía como eso. Cada vez es menor el papel, debido a muchos factores, entre otros, a la falta de presencia de los padres en el día- día, de los hijos e hijas. Espacio muy determinante en la formación es el papel de los amigos y amigas en la juventud. Para bien o para mal, influyen de manera fuerte. Ahora bien, si se trata de valores, las instituciones religiosas, o educativas en general, podrían aportar espacios inspiradores para esos valores. Déjame que ya te enuncie, por lo menos, lo que nos parecen los valores más universales, humanos y de trascendencia: La dignidad de la persona y de la tierra, la tolerancia, la justicia y la solidaridad. Lo curioso es que para formarse en esos valores, la mayoría de las veces se tiene que hacer experimentando lo que produce el contra- valor. Así pues, la dignidad de la persona humana, se capta mejor en las condiciones infra- humanas a que sometemos a más de la mitad de la población de la tierra; la dignidad de la tierra se comprenderá con los daños que se le están causando precisamente por no respetar sus procesos. La falta de tolerancia, es decir, el racismo, el etno- centrismo, el sexismo, el machismo y los fanatismos políticos y religiosos con todo lo que implican y a lo que llevan, puede ser un “lugar” para experimentar el valor de la tolerancia, como ingrediente fundamental de la convivencia humana. Esto es muy parecido con lo que puede ocurrir con la justicia. Viviendo situaciones de injusticia se puede apreciar lo que sería vivir en un ambiente justo. Quizás es la solidaridad, el único valor que puede aprenderse desde lo positivo, es decir, saboreando la belleza y el regalo que recibes cuando eres persona solidaria… Esas experiencias axiológicas, no se miden necesariamente por el tiempo, sino por la densidad de esas experiencias. Para lograr esa densidad, tienen que ofrecerse con una metodología muy concreta. Un primer momento sería algún tipo de inducción a lo que se va a vivir; brindando todos los datos para que pueda comprenderse a cabalidad lo que se va a experimentar. También es capital poder ofrecer un marco interpretativo previo de todos los elementos. No descuidar dimensiones a cuestionarse y a explicar lo que se quiere experimentar. Por ejemplo, nunca descuidar los aspectos subjetivos de quienes están viviendo los espacios que se van a experimentar. Además, considerar cómo todo en la vida humana es estructura. Por eso sólo si se capta esa estructura se puede incidir en ello. No hay que olvidar, sin embargo, que las estructuras sociales son fluidas y no estáticas. Dentro del análisis es muy importante que quienes vayan a hacer la experiencia se percaten con que ideología van y qué ideologías se encuentran. En ese sentido no puede desdeñarse el que capten todo desde la perspectiva femenina y ecológica. Dado que estamos en un contexto donde para ti lo cristiano es significativo, no sería despreciable ver la fuerza que tiene el aspecto de la fe en las personas que viven las experiencias. Estos aspectos se tienen que cubrir, pero también haciendo lo mismo con quienes están en el proceso de vivir las experiencias. Todo ello para generar a la corta o a la larga una acción que si es humana, por definición debería ser una acción transformadora. Un segundo momento es la experiencia misma. Debe de acompañarse con algún sistema de monitoreo, donde esos datos, análisis previos, y cuestionamientos, se vayan realizando, criticando, añadiendo… Donde constantemente también se estén cotejando todas 105 las vivencias interiores. Aquí vinculándolas con las cuatro dimensiones humanas de las que te hable no hace mucho. El tercer momento es el de la evaluación- síntesis. Es el momento de hacer una repetición en clave de reconsideración de dónde se fue encontrando más consolación humana en la experiencia; porque eso hay que potenciarlo. Como también dónde se dieron mayores desolaciones que son la otra cara de las resistencias y los desafíos. Al terminar se debe hacer una honda reflexión y síntesis que no puede prescindir de la sistematización en clave de los valores. Con esa síntesis intelectual, subjetiva y de fe, se puede hacer una presentación donde quien ha hecho la experiencia, se adueñe y defienda lo que ha conocido. Fíjate la necesidad imperativa de poder contar, por tanto, con ese tipo de experiencias para poder formar con los valores más universales, para poder, entonces hablar, en cristiano de hacer un camino creyente… 1.3. Formación en un clima de anti- valores, ahí está el reto. Lo que nunca puedes olvidar es que todo lo que hemos dicho, es justo lo contrario de lo que “el mundo este”, como diría el evangelista Juan, nos propone. Las dimensiones o anclas humanas se tergiversan y se adulteran por el consumismo, el erotismo y el individualismo. El poder de este des- orden establecido reside precisamente en presentarlo desde la felicidad descartable y “Express”, desde la atracción por los componentes descomprometidos del amor humano, centrándose en el placer y el erotismo vinculado al individualismo y la fantasía. Desde la violencia como clima natural. Se vive en un ambiente de la impunidad, del delito en todas sus formas. Hay constantemente, como tú bien lo sabes, un conjunto de imaginarios sociales y culturales que fomentan los antivalores. Vivir desde los valores es algo que lógicamente no se puede imaginar que se haga de manera masiva y en totalidad. Lo que sí es que en la medida en que más personas nos acerquemos a vivir los postulados de los valores, como valor –según los rasgos que te expuseel mundo podría ser un poco más viable. Son precisamente esos valores los que pueden iluminar, inspirar e institucionalizar –por decirlo de alguna manera- formas de convivencia humanas elementales, con su cuerpo de normativos y legislaciones que los hagan viable, y con sanciones claras y educativas. Todo ello para ir cambiando las culturas imperantes (injusticias, erotismo, consumismo, violencia, individualismo, destrucción de la tierra) en culturas de respeto a los derechos humanos y de la tierra, en culturas inclusivas, cultura de paz y dialogo, cultura de honestidad de responsabilidad ciudadana, y de solidaridad y ecología. Ahora bien, los valores se forman en base a experiencias que provoquen esos valores universales. Sin embargo, la formación no queda ahí. Con ellos debe irse bajando como en cascada a los valores más específicos, los de la propia nación, los de la identidad étnica o racial, los de las diversas cosmovisiones religiosas; los de la familia. Por ejemplo, es necesario generar una conciencia ciudadana; donde se incluya la perspectiva de nación en un mundo que tira hacia la globalización no saludable. Los valores deben iluminar no sólo las legislaciones de una convivencia humana sino también todos los factores que creen identidad en los diversos estamentos. 1.4. Los énfasis de los valores de los que estamos hablando Te decía que el primero de los valores lo presentamos doble: La persona es el valor, y la tierra es el necesario valor para que se de la vida.. La dignidad da la vida se expresa en lo inalienable del ser 106 humano, por una parte y en su condición de libertad, como emblema. La apuesta por el restablecimiento y cuidado de la bio- diversidad es insoslayable. El segundo es la Tolerancia, cuya fuerza etimológica reside precisamente en la capacidad de retomar lo del otro que es diferente pero que lo transformo en riqueza personal y social, es la base de todo. La metáfora de la tierra que necesita de la bio- diversidad para que no se pierdan las especies de la flora y de la fauna -con el papel que cada uno de ellas tiene para que haya vida- es algo que sirve de telón de fondo explicativo. El tercer valor es la justicia. La preocupación del bien de todas las personas; la defensa de no “cada quien lo suyo”, únicamente, sino también y principalmente que cada quien pueda tener de acuerdo a sus necesidades. Esto va a suponer, obviamente, un Estado de derecho, leyes, y el fomento de aspectos vitales en la convivencia como la honestidad, el pago de impuestos, entre otras cosas. El cuarto valor es la solidaridad, que nos recuerda que somos todas y todos –tú y yo- partes de un solo y gran cuerpo compacto. Algunos miembros muchas veces están padeciendo de sufrimientos y dolores inhumanos. Allí el llamado a la salvación de quien está en desventaja, es recordarte también que en quien está en esas situaciones te encuentras también tú; me encuentro yo. Que lo que le pasa a mis hermanas y hermanos en el mundo es como si me estuviera pasando a mí. Pero eso sólo se puede catar cuando has llegado a expresar esa solidaridad con un gesto de tu cuerpo que tiene dos momentos: vas a entregar algo, pero ahí te comienzas a entregar, tus brazos van abriéndose. Todo ello para que se de el segundo momento de la solidaridad. Cuando te animas a abrazar al herido en las cunetas de la historia, éste te devuelve el abrazo apretado, con lágrimas de dolor y de agradecimiento, que te cautiva y regresas con mucha más riqueza de la que creíste que dabas. Ahora bien, estos valores están presentados a partir de los “deberes” que tenemos y eso constituye los “derechos” de los demás. Estos valores deben traducirse en principios éticos en los diversos campos. De aquí debe surgir una ética política, económica, social, sexual. Todos estos códigos éticos deben estar apoyados, tal y como presentamos los valores, surgidos desde la fuerza del manantial, desde la identidad más personal, pero también en estrecha relación con las demás personas y la naturaleza. Estas fuerzas deben llevar finalmente todos ellos, a un compromiso político para hacer más viable la humanidad y la tierra, donde la solidaridad deba reinar por excelencia. 1.5. La dificultad de reconocer los valores más universales: su ideologización En el mundo actual, sobre todo en las naciones con poder sobre los destinos de las realidades globales de pobreza, se suele escuchar argumentos sobre la casi imposibilidad de hablar de valores universales. Todo está en discusión, en este sentido. Por otra parte, en los foros internacionales –no sin muchas luchas, discusiones y relativizaciones- sí se postulan ciertos principios generales por los que nos debemos regir las personas humanas en las relaciones entre nosotras y nosotros y con la naturaleza. Todo lo que vamos diciendo sobre la fuerza de los valores, no lo podemos hacer con ingenuidad; como si hablar de valores fuera evidente en sí mismo. Pensadores serios ponen en tela de juicio la posibilidad de valores universales. Paradójicamente al mismo tiempo, en la actualidad, ha comenzando un auge de la necesidad de valores, ante “la crisis de los valores antiguos”. Recuerda, sin embargo que toda época ha puesto en cuestión los valores antiguos intentando postular unos nuevos que justificaran a los detentadores del poder. Y es que tienes que darte cuenta que con supuestos valores se ha justificado cualquier cosa, hasta las situaciones más aberrantes: se 107 han bendecido guerras de conquista, se han mandado a la hoguera a los disidentes sean estos por razones de fe o de supuesta lealtad a las naciones. En nuestros días, lo habrás visto, los debates de las campañas electorales en todos los países, sacan a relucir la mentada crisis de los valores. Los ataques entre los contendientes tienen mucho que ver con comportamientos morales –sobre todo en lo sexual o religioso; en ámbitos privados- con una moral puritana y farisea muchas veces. La moralización de la vida pública es algo cada vez más llamativa… Es decir, nos movemos en este tema entre una falta de las dimensiones básicas para sobrevivir como humanos –que es lo que constituye para nosotros la base del valor- , y un interés, por otra parte, de esgrimir una gama y una lista de un sin número de supuestos valores que suelen ser muy conservadores: patria, orden, autoridad, seguridad. En el fondo son bastiones del des- orden del mundo. Aun el mismo concepto de familia suele postularse como lo primero y básico, pero muchas veces detrás hay intereses en mantener situaciones de poder, donde el machismo no puede dejarse a un lado. Hay que poner siempre en tela de juicio lo que está detrás de ciertos catálogos de “valores”, por tanto. Es decir que formar en valores se hace en un clima de anti- valores y con conjunto de falsos valores que tienen detrás el ansia de detentar un poder en cualquier ámbito. La presentación de estos valores que yo te propongo nacen de un extractar las diversas generaciones de derechos humanos, que tenderían en principio a establecer una convivencia más humana entre las personas y con la tierra. Es decir, de los derechos fundamentales de la humanidad extraemos lo que sería un valor. Derechos, que además, como se sabe, costaron muchas luchas para ser aceptados precisamente por la defensa no de “valores” sino de los intereses de los diversos países representados en los foros mundiales. De ahí que postulemos básicamente cuatro y toda otra serie de valores más específicos, la invitamos a ser colocada dentro de esos cuatro valores básicos. Hay que tener cuidado de la proliferación de supuestos valores. Muchas veces se contraponen. La presentación compendiada que te ofrezco, quiere estar cimentada en los Derechos Universales, y las especificaciones más concretas de esos cuatro fundamentales, pueden ser asumidas en ellos. No podemos olvidar que frente a cada derecho, surge un deber. Sin embargo, la intención de hacer la presentación en clave de valores en vez de derechos, es que, con las dimensiones que te he presentado de lo constitutivo de un valor, se pueden asimilar mejor a la vida personal y colectiva de la humanidad. Los valores tal y como te los presento están redactados en clave de “deberes” y no tanto en clave de derechos. Los deberes bien vividos generaran la posibilidad de derechos para quienes siempre han quedado en la exclusión. Es un recurso que creo válido aunque pudiera parecer que puede ser torcido y que finalmente se cae en la trampa de elevar a valor lo que “nos interesa” –y el nosotros tendría que ver con el poder y el dinero- De ahí la necesidad de un discernimiento humano y político continuo, en torno a ellos. Formar en valores, en el fondo es intentar que la vida de los salmones fuera la gran metáfora para por lo menos núcleos significativos de la humanidad. El salmón nace en manantiales pequeños, y comienza su vida recorriendo kilómetros en los mares y océanos. Cuando quieren, con todo, engendrar y procrear, nadan de vuelta – a veces hasta cinco mil kilómetros- remontan los ríos, riachuelos hasta llegar a su manantial de origen. Allí engendran y en esa tarea mueren. Formar en valores es pensar que algunos de nosotros, -sobre todo los que somos cristianos y cristianas estemos dispuestos a nadar en contra corriente para ser fieles a lo que nos da identidad profunda. Es una buena imagen del caminar creyente, que como verás necesita del discernimiento para encontrar lo que da vida, viviendo en fidelidad al propio ser, a las personas, y a los designios que Dios tiene para todas y todos; para que cuidemos de nuestra casa común y la hagamos morada digna para futuras generaciones. 108 Guía de reflexión personal • • • ¿Qué es lo nuevo en este concepto de valor? ¿Qué es lo que te reta más? Pon 3 aspectos. Con esa definición ¿Cuál es la dificultad principal de vivir los valores? ¿Cuál es el camino que tu crees para vivirlos? ¿En qué sentido se dice que los valores de convivencia son andamio y son escalera? Pon ejemplos. Guía de reflexión grupal • • • • ¿Qué añade y cómo se engrana lo cristiano en estos valores? Resalta que lo cristiano debe vivirse en grupo. ¿Qué le añade y qué le imprime lo ignaciano a estos valores? ¿Cómo entonces, miembros de la familia ignaciana, deben constituirse en una especie de comunidad de salmones? ¿Cómo esta comunidad tiene como tarea principal humanizar la humanidad? Ponga ejemplos, ponga desafíos para su grupo.