Concepción del tiempo en los primeros años de escolaridad Y UN ASTRÓNOMO dijo: Maestro, ¿qué nos dices del tiempo? Y él respondió: Quisierais medir el tiempo, lo ilimitado y lo inconmensurable. Quisierais ajustar vuestro comportamiento y hasta regir el curso de vuestras almas de acuerdo con las horas y las estaciones. Del tiempo quisierais hacer un río, a cuyo margen os sentaríais a observar correr las aguas. Sin embargo, lo que en vosotros escapa al tiempo sabe que la vida también escapa al tiempo. Y sabe que el hoy no es más que el recuerdo del ayer y el mañana, el sueño de hoy. ¿Quién, entre vosotros, no siente que su poder de amar es ilimitado? ¿Y, sin embargo, quién no siente ese amor, aunque ilimitado, circunscrito dentro de su propio ser, y no yendo de un pensamiento amoroso a otro, ni de un acto de amor a otro? ¿Y no es el tiempo, exactamente como el amor, indivisible e insondable? Sin embargo, si en vuestros pensamientos debéis dividir el tiempo en estaciones, que cada estación envuelva a las otras estaciones. Y que vuestro presente abrace al pasado con nostalgia y al futuro con ansía y cariño. Gibran Khalil Gibran1 Este artículo se ocupa de la noción de tiempo y de las dificultades que para los escolares conlleva su comprensión. La magnitud, Tiempo, además de constituir uno de los parámetros que enmarca, configura y casi determina nuestra vida, es, sin embargo, uno de los conceptos fundamentales para la ciencia (velocidad, aceleración...) y en particular para la matemática (estudio de funciones que relacionen el espacio y el tiempo, o la velocidad y el tiempo...). No obstante, captar la noción de tiempo no es fácil y los escolares la elaboran muy lentamente ya que requiere, el concurso de ciertas relaciones fundamentales. El camino que se desarrolla en este trabajo es el siguiente: • Se reflexiona sobre el concepto de Medida y su significado. • Se observa el proceso de la comprensión de la noción de tiempo. • Se formulan algunas propuestas metodológicas, para la captación del concepto de tiempo, en el aula de Infantil y Primaria. 1 Este poema pertenece al libro: El Profeta escrito por G. K. Gibran en el año 1923. 1 Evidentemente, por la etapa educativa a la que va dirigida la reflexión didáctica de este trabajo, voy a tratar aspectos de Medida elementales, pero creo que hace falta presentar en estas edades los conceptos matemáticos con toda claridad y seriedad. La sociedad de hoy exige que la escuela asegure a todos los estudiantes la oportunidad de poseer una cultura matemática no solo teórica sino también práctica y así de esta manera, educar ciudadanos bien informados capaces de conocer las cuestiones propias de una sociedad especializada (NCTM, 1991; MEC, 1989). Hay que ayudar a los escolares a desarrollar su pensamiento lógico-matemático, fundamentalmente, a través de actividades significativas tanto “manipulativas” como “mentales”. ALGUNAS IDEAS PREVIAS SOBRE EL SIGNIFICADO DE LA MEDIDA El estudio de la medida, tiene una importancia esencial en el currículo educativo de Infantil y Primaria ya que, al mismo tiempo que desarrolla muchos conceptos y destrezas matemáticas en el campo numérico y geométrico, pretende ayudar a los niños a entender la utilidad de las matemáticas a través de realizaciones prácticas. El aprendizaje no discurre únicamente en el ámbito escolar, puesto que los niños aprenden muchos conceptos, de forma intuitiva, fuera de la escuela, y este debe reforzarse con experiencias apropiadas en el entorno escolar. Las actividades de medición deben conllevar una interacción dinámica entre los escolares y su entorno físico ya que la medida debe constituir una exploración activa del mundo real. La medida es una parte integral de nuestro quehacer cotidiano, aunque muchas veces no nos damos cuenta de ello. Diariamente, empleamos una gran variedad de medidas, algunas muy precisas (“4 litros de gasolina”, “½ litro de agua”, “1 vaso de leche”...) y otras estimadas (“5 minutos de viaje”, “en un 2 minuto”, “una taza de cereal”, “alrededor de 20 hojas”, etc.). Con frecuencia utilizamos unidades no convencionales como “1 taza de cereales”, “2 bolsas de cemento”, “2 cucharas soperas de azúcar”; medidas que son comparativas tales como “1 coche económico”; manejamos medidas promedio como “el consumo de combustible de 10 litros cada 100 Km.”, y otras medidas que son razones como “kilómetros por hora” o “litros por hora”. Veamos un ejemplo de aula. Imaginémonos una situación en la que una maestra pide a sus alumnos la medida de “una pecera”. Es evidentemente una propuesta ambigua, ya que lo primero que tienen que pensar los escolares, es qué cosas de la pecera son mensurables. Observan que, en la pecera se pueden realizar varias medidas como la altura, la anchura, la longitud; el perímetro y el área de cada cara, el volumen, el peso, el tiempo que tarda en llenarse, en vaciarse.... Cada cosa que puede medirse es una cualidad o un atributo.2 Después de haber decidido qué cualidad quieren medir, tienen que elegir una unidad de medida adecuada, que tenga la misma cualidad de la magnitud que se quiere medir. Cada cualidad tiene sus propias unidades, porque no se puede medir una longitud con una unidad de peso. Una medida es una comparación entre la cualidad que queremos medir en un objeto y la misma cualidad en la unidad de medida. A simple vista, podemos decir sí la cualidad a medir en el objeto es mayor o menor, más larga o más corta, más pesada o más ligera, ... que en la unidad de medida. No obstante, se necesita una medida o comparación más precisa si se quiere determinar cuántas veces más o menos, más pesado o más ligero, más largo o más corto..., es el objeto con relación a la unidad. El número que resulta de esa comparación es la medida de la cualidad estudiada. En este trabajo hablaremos de cualidades, concretamente haremos referencia a aquéllas, que ante la adición, se comportan de modo similar a los números. Excluiremos, pues, cualidades como el color, la sensibilidad, la dulzura, etc. 2 3 El proceso de medición es el mismo para cada cualidad: elegir una unidad, comparar esa unidad con el objeto y decir el número de unidades que “caben” en el objeto. Resumiendo, para medir necesitamos: 1. Decidir qué cualidad del objeto queremos medir. 2. Elegir una unidad que tenga esta cualidad. 3. Comparar la unidad con el objeto a medir. (rellenándolo, completándolo, cubriéndolo o con cualquier otro método). CÓMO DESARROLLAR LOS CONCEPTOS Y LAS HABILIDADES DE MEDIDA Volvamos a la situación en la que un grupo de niños tienen qué decidir medir una cualidad de la pecera e imaginemos que deciden medir la longitud de la base, con tiras de un decímetro de longitud. ¿Los niños entenderán el concepto de longitud como una cualidad de la pecera? ¿Entenderán que cada tira de un decímetro tiene la cualidad de la longitud? ¿Entenderán la tarea a realizar como “cubrir” una longitud con longitudes más pequeñas? Lo que probablemente entenderán es que se les pide colocar una línea de tiras de un vértice a otro consecutivo de la base de la pecera. En este caso, puede que muchos estudiantes realicen un procedimiento instrumental, pero sin una base conceptual. La siguiente tabla sugiere una secuencia didáctica para ayudar a los escolares a adquirir un conocimiento conceptual de la medida. Concepto a desarrollar Actividades de aula Comprender la cualidad a medir. Hacer comparaciones basadas en la cualidad. Entender qué “cubrir” o “llenar” una cualidad con Emplear patrones de unidades de medida. unidades produce una medida. Conocer la técnica de utilizar instrumentos de medida. Hacer y manejar instrumentos de medida. 4 Veamos con más detenimiento en las siguiente secciones, las actividades de aula para desarrollar los conceptos citados. ¿QUÉ SIGNIFICA HACER COMPARACIONES? Cuando los escolares comparan objetos en base a alguna cualidad mensurable, ésta (la cualidad) llega a ser el centro de la actividad. Por ejemplo, ¿es el volumen de una pecera mayor, menor o igual que al de otra pecera? Para contestar a esta cuestión puede ser que no necesite medir, sino comparar un volumen con otro. Muchas cualidades pueden ser comparadas directamente. Así, por ejemplo, colocar dos segmentos paralelos ayude a verificar la mayor o menor longitud de ambos. En el caso del volumen o la capacidad necesitamos, en ocasiones, algún método indirecto, como por ejemplo llenar un recipiente con agua y luego vaciar el agua en el otro. Utilizar una cuerda para comparar la altura de una caja, con el perímetro de la base, es otro ejemplo de una medida indirecta; la cuerda nos permite comparar las dos longitudes antes citadas. Otro tipo de actividad de comparación es construir un objeto “igual” a otro, en base a una cualidad medible, por ejemplo, construir gráficamente un rectángulo que tenga la misma área, que un triángulo determinado. EMPLEAR PATRONES DE UNIDADES DE MEDIDA Para la mayoría de las cualidades que se pueden medir en la escuela elemental, disponemos de modelos físicos para las unidades de medida, sean éstas convencionales o no, por ejemplo, como patrones de unidad de longitud, se puede recurrir a pajitas para beber, palos de polo, palmos,...(no convencionales) o metro o submúltiplos (convencionales). 5 La unidad de medida se puede utilizar de dos formas diferentes: la más fácil de entender consiste en valerse de tantas copias de la unidad de medida como sea necesario hasta completar la cualidad a medir; por ejemplo, para medir la superficie del tablero de un pupitre, con una ficha del tangram, podemos recubrir la superficie con tantas fichas como necesitemos y, posteriormente, contar el número de ellas. Otra manera, en cierto modo más difícil para los niños pequeños, consiste en utilizar una sola ficha y realizar un proceso repetitivo. Esto es, la misma superficie se puede medir con una sola ficha, moviéndola de una posición a otra, sin perder de vista la superficie ya cubierta. Otra actividad que ayuda a que los niños se aproximen a conceptos de medida es haciendo, o construyendo, objetos que tengan la misma medida que un objeto determinado. Hacer (dibujar, construir, encontrar...) un objeto, que tenga la misma medida que otro dado, es una actividad diferente de la medir unos objetos y escribir el resultado de la medición. También se puede aprovechar las unidades para hablar de la diferencia numérica entre las medidas de dos objetos. Por ejemplo, se puede decir “la capacidad de este cubo es 2 litros mayor que la capacidad de esta pecera”. Puede resultar útil medir la misma magnitud con diferentes unidades y discutir los resultados. Esto ayudará a entender que la unidad de medida es tan importante como la magnitud a medir. No tiene sentido decir: este estuche pesa 45 a menos que se especifique la unidad de medida. El hecho de que unidades pequeñas den medidas numéricas mayores y viceversa, puede causar sorpresa a los escolares. Ofrecer experiencias con unidades de distintos tamaños, ayuda a descubrir la relación inversa entre el tamaño de la unidad y la medida de la cualidad. 6 UNIDADES NO CONVENCIONALES Y UNIDADES CONVENCIONALES: RAZONES PARA UTILIZAR CADA UNA. Es habitual en los primeros niveles valerse de unidades no convencionales para medir longitudes e incluso áreas. Desafortunadamente, en niveles superiores, donde se miden otras magnitudes, no se comienza utilizando unidades no convencionales. Hay algunas razones, para emplear unidades no convencionales, al emprender las actividades de medida, en todos los niveles: 1. Las unidades no convencionales pueden, posiblemente, centrar la atención en la cualidad a medir. Por ejemplo, el empleo de distintas unidades, algunas no cuadradas, puede ayudar a entender las características primordiales del concepto de superficie y de su unidad de medida. 2. La selección de unidades apropiadas puede hacer que aparezcan números asequibles. Las medidas de longitud para los niños de educación infantil pueden mantenerse menores que 20, incluso cuando medimos distancias grandes. Una unidad de medida mayor que un grado, puede ser significativamente más fácil de entender para un niño de primaria que un grado, ya que un grado es muy pequeño y es difícil y no operativo disponer de copias individuales. 3. Las unidades no convencionales proporcionan una buena razón para introducir las convencionales. Una discusión sobre la necesidad de introducir unidades convencionales resulta significativa después de que cada grupo, en una clase ha medido los mismos objetos con diferentes unidades no convencionales. 4. Las medidas con unidades no convencionales resultan divertidas y motivantes. 7 La utilización de unidades convencionales es también importante en un programa de instrucción, en cualquier nivel, ya que uno de los objetivos prioritarios del estudio de la medida es qué los estudiantes incrementen su seguridad en el manejo de las unidades convencionales y reconozcan las ventajas de su uso frente a las no convencionales. Los estudiantes no solo deben familiarizarse con las unidades convencionales sino que también deben aprender las interrelaciones que hay en ellas. No hay una regla sencilla que nos diga cuándo o dónde emplear unidades convencionales o no convencionales. La medida de cualquier cualidad podría iniciarse con unidades no convencionales y continuar con unidades e instrumentos convencionales. El tiempo que se tendría que dedicar a cada cosa depende de los niños y de la cualidad a medir. Por ejemplo, los niños de primero de Primaria necesitan muchas experiencias con varias unidades no convencionales de longitud, peso y capacidad. Las unidades no convencionales pueden usarse, en este nivel, todo el año. Por otra parte, en los niveles superiores, la utilización de unidades de medidas no convencionales pueden reducirse a dos o tres días. HACER Y MANEJAR INSTRUMENTOS DE MEDIDA Si los estudiantes construyen instrumentos sencillos de medida, utilizando el mismo modelo de unidad con el que han medido, entenderán cómo actúa el mismo. Una regla es un buen ejemplo. Si dibujan las unidades a lo largo de un trozo de cartón y las marcan, se dan cuenta de que los espacios, en la regla, son importantes. Es conveniente que los escolares comparen la medida de una cualidad tanto con unidades reales como con un instrumento de medida. Sin esta comparación, los estudiantes pueden no entender que estas dos medidas tienen la misma finalidad. 8 LA ESTIMACIÓN COMO RECURSO DE APRENDIZAJE DE LA MEDIDA En todas las actividades de medida es importante trabajar la estimación y emplear un lenguaje aproximado, ya que teóricamente, ninguna medida es absolutamente exacta. Con los niños pequeños, que miden con unidades grandes, es recomendable la utilización de un lenguaje que resalte la idea de aproximación; por ejemplo, podemos decir: “la longitud del pupitre es alrededor de 15 regletas naranja”, “la altura de la silla es un poco menos que 4 palmos”, etc. Los niños mayores, que utilizan unidades más pequeñas e incluso fracciones de la unidad, pueden intentar “medir con más exactitud”, pero es importante introducir la idea de que toda medida es inexacta. Es claro que al utilizar unidades más pequeñas, el grado de precisión en la medida es mayor. La idea de la precisión de la medida es importante. Hay veces dónde se requiere precisión y otras en las que no. En las primeras se hacen necesarias submúltiplos de unidad. Por ejemplo, medir un cristal para una ventana, exige distinta precisión que medir una pared para decidir cuánto papel necesitamos para empapelarla. Es muy útil que los alumnos hagan estimaciones antes de medir, por varias razones: 1. La estimación ayuda a que el escolar se centre en el proceso de medir. Por ejemplo, una actividad en la que se propone estimar el área de la portada del libro de matemáticas con cartas de baraja, necesita pensar en lo que significa el área y en la manera de colocar las cartas para cubrir la portada. 2. La estimación proporciona una motivación intrínseca. Añade diversión e interés a las actividades de medida. Es divertido observar como uno se acerca a la medida o si mi equipo puede hacer una mejor estimación que otro equipo. 9 3. La estimación ayuda a familiarizarse con las unidades de medida convencionales. Si estimamos la altura de la puerta en metros, antes de medir tenemos que imaginar el tamaño de un metro. RESUMEN Sintetizando los apartados anteriores, podemos identificar tres tipos de actividades para cada magnitud que queramos que los niños midan: actividades de comparación, empleo de unidades e instrumentos de medida. Cada actividad podría tener una componente de estimación. Dentro de cada una de estas actividades hay también una secuencia de progresión que puede resumirse en la siguiente tabla: Secuencia para las actividades de medida ↓ Comparación directa → indirecta ↓ Empleo de unidades no convencional → convencional ↓ Manejo de instrumentos no convencional → convencional En los apartados anteriores hemos reflexionado sobre el concepto de medida aplicado a cualquier cualidad mensurable. Hemos presentado una secuencia didáctica que ayude a adquirir un conocimiento conceptual de la medida. En los siguientes apartados hablaremos del Tiempo y su medida. Reflexionaremos sobre algunos obstáculos que tienen los niños con la adquisición del concepto de tiempo y propondremos algunas sugerencias metodológicas para su enseñanza. Finalizaremos este trabajo considerando las dificultades que plantea la lectura del reloj y presentando un plan de trabajo para enseñar a los escolares a “leer la hora”. 10 CONCEPTO DE TIEMPO La enciclopedia Larousse (1991) establece diferentes acepciones del tiempo. Tomaré una de ellas: noción fundamental concebida como un medio infinito en el cual se suceden los acontecimientos; pero, en este trabajo podemos hablar del tiempo como la duración de un suceso o de una acción desde que empieza hasta que termina. ¿QUÉ DIFICULTADES TIENEN LOS NIÑOS CON LA NOCIÓN DE TIEMPO? Según Piaget (1969), antes de que el niño adquiera la noción de tiempo, ha de distinguir que hay series de sucesos que se realizan en un orden temporal y que entre dos sucesos median intervalos, cuya duración hay que valorar. Llevó a cabo experimentos relativos a la ordenación de acontecimientos y a la duración de intervalos. Indicó que la ordenación de una secuencia temporal demanda invertir una operación, es decir, requiere un proceso de reversibilidad que no se alcanza hasta que se inicia el periodo de las operaciones concretas. En cuanto a la duración de espacios temporales, el niño tiende a juzgar la duración del tiempo, de acuerdo a la percepción visual (aunque dos personas inicien y suspendan el movimiento a la vez, invierte más tiempo la que recorre más distancia, o dos grifos que manan con la misma fuerza pero en botellas de diferente capacidad y que se abren y cierran al mismo tiempo, se invierte más tiempo en la que tiene más capacidad) o con percepciones motoras (el tiempo depende de la velocidad con qué se recorre un espacio aunque las dos personas inicien y suspendan el movimiento, al mismo tiempo). Amés (citado en Lovell, 1984) realizó un estudio entre niños pequeños “talentosos” norteamericanos y encontró que la comprensión y el empleo de 11 las palabras con sentido temporal, tienen un proceso enteramente similar entre los niños. En su estudio encontró que los niños pueden utilizar las palabras mañana y tarde hacia los cuatro años de edad, saben qué día de la semana es hacia los cinco años y pueden decir la hora hacia los siete años. El vocabulario va siendo elaborado por un proceso de asociación. Si juega y hay luz ⇒ “ es de día” Cuando se levanta de la cama ⇒ “es por la mañana” Hace frío ⇒ “es invierno” Como comenta Lovell (1984), la comprensión de asociaciones adecuadas y el empleo de palabras relacionadas con la concepción de temporalidad contribuye a que el niño adquiera el concepto de tiempo, pero no garantiza que el niño lo integre. Es esencial ayudar al niño de Infantil a elaborar su vocabulario de expresiones temporales de una manera que sea significativa y real. Su propio ritmo diario es lo que más le ayuda a formar su concepto de tiempo. Seguir una rutina diaria (tanto en el aula como en su casa) puede facilitar el que relacione la sucesión de acontecimientos diarios con los intervalos de tiempo que los separan. PROPUESTAS METODOLÓGICAS PARA ADQUIRIR LA NOCIÓN DE TIEMPO Como han resaltado algunos de los autores mencionados en este trabajo, no sabemos en qué medida podemos ayudar a los escolares a elaborar el concepto de tiempo, ni conocemos los medios más convenientes de cómo hacerlo. Es posible que, subrayar el comienzo y el final de cada actividad, midiendo la duración de forma clara, pueda favorecer las situaciones de aprendizaje respecto al mismo. 12 Siguiendo la secuencia didáctica, presentada en apartados anteriores, para la enseñanza de cualquier cualidad medible, podemos empezar comparando la temporalidad de ciertas actividades (leer, correr, jugar, cantar, escuchar, etc.). Aunque el concepto de tiempo esté bien desarrollado por el niño, la exactitud de la estimación puede variar con el interés o la disposición de ánimo, de tal manera que puede considerar diez minutos en los que ha estado realizando un tarea dinámica y entregado a una labor productora como mucho más breves que otros tantos en los que se ha estado aburriendo. Lo mismo ocurre a las personas adultas. Para medir el tiempo, hay que tener un medio adecuado para hacerlo, y se puede aprovechar la ocasión para contar a los niños que los relojes no han estado siempre. Para instruirles en el empleo de unidades no convencionales, la maestra puede presentarles una vela dividida en secciones, por medio de círculos de colores, próximos unos a otros, para que la unidad de tiempo sea suficientemente breve. Se encarga a un grupo que mire la vela, mientras otro realiza una actividad. Los que observan tienen que contar cuántas señales se consumen mientras se realiza el trabajo. Otras unidades no convencionales para la medida del tiempo podrían ser: golpear el suelo rítmicamente y contar el número de golpes, número de palmadas, la duración del balanceo de un péndulo, el goteo constante de un grifo, o el movimiento de la sombra del sol entre dos puntos fijos (como en un reloj de sol), un reloj de arena... Las unidades de tiempo comienzan al unísono que la actividad que se quiere medir y se contabiliza cuando termina la misma. A los niños de Educación Infantil les gusta determinar la duración de sucesos con unidades no convencionales. Los niños mayores pueden emplear unidades convencionales (hora, minuto,...). En un apartado posterior reflexionaremos sobre los problemas que, para el escolar, plantea la lectura 13 de la hora. Finalizaremos la secuencia didáctica con actividades en las que emplearemos, para conocer su duración, instrumentos como relojes, cronómetros, metrónomos... . La secuencia en las actividades lleva a apreciar la medida del tiempo como un proceso similar a la medida de otras magnitudes, y así darse cuenta de las semejanzas y relaciones entre todas ellas. UN EJEMPLO DE ACTIVIDAD La siguiente actividad consiste en la elaboración de un almanaque y se desarrolla a lo largo de todo el curso escolar. Se pretende que los escolares de Infantil y primer ciclo de Primaria capten la relación entre los distintos periodos de tiempo, registrando acontecimientos que sean significativos para ellos. Además los niños de Primaria pueden utilizarlo, al mismo tiempo, para descubrir algunos patrones numéricos. Actividad: PATRONES EN EL ALMANAQUE Objetivos: Comprender las relaciones entre los días, las semanas y los meses y observar patrones numéricos en los almanaques. Materiales: Rotuladores o ceras, regla o metro, papel autoadhesivo transparente, cartulina. Procedimientos: 1. En la cartulina preparar una tabla con siete casillas verticales y cinco horizontales. Explica a los niños que entre todos vamos a hacer un almanaque dónde anotar y tomar conciencia de las cosas importantes que nos sucedan, cada día. Sobre la tabla, explica que las casillas horizontales representan los días de la semana. Haga que los niños 14 digan qué días hay que escribir, en la parte de arriba de la primera fila de casillas, empezando por el “lunes”. 2. Recubra la tabla con papel autoadhesivo para que los niños puedan pegar números e imágenes sin estropearla. Pida a un grupo que recorte números de cartulina, desde el 1 hasta el 31, ambos inclusive. 3. El primer día de cada mes, los niños pueden quitar los números y ponerlos en el orden correspondiente en el mes que se inicia. Pueden pegar ilustraciones, hechas en cartulina para señalar acontecimientos especiales, como vacaciones, cumpleaños, excursiones, incidentes en la clase, etc. Pueden utilizar el almanaque para registrar el tiempo meteorológico o los acontecimientos de la semana (clase de música el viernes; gimnasia el martes). 4. Practique con los alumnos la utilización del almanaque, haciendo preguntas como: • Si miras de arriba abajo cada columna, ¿qué tienen en común? • ¿cuántos días tiene un mes? ¿cuántas semanas? • Si hoy es miércoles, ¿cuántos días faltan para el viernes? • Si el miércoles es día 20, ¿qué día es el viernes? • Haz una lista con los números de los martes, los miércoles y los sábados de este mes. ¿Observas alguna pauta repetida en esos números?, ¿Por qué es así?, ¿Qué otros pautas observas? Da a cada niño una pequeña tabla del almanaque, pídeles que pongan todos los números y diles que encuentren la casilla con el número 2 y la coloreen de rojo. Dígales que sumen 2 y coloreen de rojo la casilla correspondiente; que sumen 2 de nuevo y pinten de rojo la casilla indicada; que añadan otros dos y pinten de rojo la casilla que corresponda y así sucesivamente, hasta completar el almanaque. A continuación, deben buscar la casilla del número 3 y colorearla de azul. Después, han de sumar 3 y 15 colorear de azul la casilla correspondiente y así hasta terminar el almanaque (pueden colorearse algunas casillas de rojo y de azul), ¿qué pautas descubres? Da a cada niño una tabla de 100 casillas (10 horizontales por 10 verticales con los números del 1 al 100), ¿qué patrón surge si se colorean todas las casillas pares? ¿Y se colorean con otro color todas las que son múltiplos de 3? Puedes hacer una gran tabla para toda la clase, con el fin de mostrar las pautas que resultan cuando los niños cuenten de dos en dos, de tres en tres, de cinco en cinco, etc. Si se colorean los números 9, 18, 27, 36, 45, 54, 63, 72, 81, 90, 99, ¿por qué crees que los números forman una diagonal? Si se extiende el tablero hasta 200 y se colorean los diez números siguientes del patrón, ¿dónde estarían colocados? Explica el razonamiento que hagas. ¿Cómo se puede comprobar la respuesta? ¿Qué sucesión de números que empezara por 9 daría una columna en el tablero de cien casillas? Utilizar la tabla como almanaque y celebrar los 100 días de clase. Anima a los niños a que construyan sus propias tablas. OBSTÁCULOS QUE PLANTEA LA LECTURA DE LA HORA Conceptualmente es diferente “decir la hora” de medir el tiempo. La habilidad de leer el reloj está relacionada con la habilidad de leer cualquier esfera graduada y podemos leer una esfera sin haber determinado los conceptos registrados en ella. El niño tiene que aprender a decir la hora, pero la esfera del reloj no dice si es por la mañana o por la tarde, a veces no dice el día qué es, la fecha... haría falta algo que indique el flujo del tiempo. También necesita, comprender la naturaleza continua del tiempo, la fugacidad del instante 16 presente ya que cuando pensamos en un determinado momento ya no está ahí, ha pasado y estamos en otro momento, y así sucesivamente. No obstante, para algunos alumnos con ciertas dificultades se les crea otros problemas añadidos a la hora de la lectura de la hora, como por ejemplo: • hay niños con problemas espaciales que confunden la dirección en qué avanzan las manecillas, • otros tienen dificultad de reconocimiento de los números, como puede ser entre el 6 y el 9, el 2 y el 11, • otros tienden a leer la hora con la manecilla grande (minutero), • o leen bien la hora pero mal los minutos, • cuentan incorrectamente, • los relojes con esferas en números romanos3 plantean serias dificultades para la adquisición de la lectura del tiempo. Uno de los instrumentos para enseñar el flujo del tiempo son los relojes, bien analógicos o bien digitales. Aunque los relojes digitales nos pueden dar la secuencia de las 24 horas del día, con la división del mediodía (AM o PM) muchos niños que pueden leer, fácilmente, en un reloj digital 7:00 o 2:30 no tienen idea de qué significa 6:58 o 2:33; los relojes digitales no permiten establecer muy bien, las relaciones entre las unidades de tiempo, pues hay que saber leer y comprender números hasta 60, saber que hay 60 minutos en una hora..., por ejemplo, para darse cuenta de que 6:58 está cerca de las 7 en punto, el escolar tiene que conocer algunos conceptos como: una hora tiene 60 minutos, 58 está cerca de 60, y que 2 minutos es Algunas como la del reloj de la Iglesia de la Concepción, del Excelentísimo Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna, recientemente colocado, en el cuál el número cuatro se representa con cuatro I, en lugar de un I y una V, como se acostumbra a enseñar en clase el número aludido. 3 17 poco tiempo. Estos conceptos pueden no estar bien consolidados en los primeros niveles educativos. En contraste, los relojes analógicos pueden expresar “cercanías” entre tiempos sin necesidad de dominar números grandes o incluso de conocer, cuántos minutos hay en una hora. Pero, en estos relojes hay que tener en cuenta que las dos manecillas tienen funciones diferentes, se mueven a ritmos distintos sobre una misma escala graduada con las cifras 1-12. La manecilla pequeña muestra el tiempo aproximado (más cercano a la hora), mientras que la grande indica el tiempo en minutos (antes o después de la hora). Cuando miramos la manecilla pequeña nos fijamos en el número al cual se acerca su puntero, pero al observar la grande ponemos la atención en la cantidad de minutos que ha recorrido o le falta por recorrer para llegar al punto superior, que determina la hora. SUGERENCIAS PARA UN PLAN DE TRABAJO SOBRE LA ENSEÑANZA DE LA LECTURA DE LA HORA. 1. Se puede comenzar con un reloj que tenga, solamente, la manecilla de las horas, lo que permite que pueda leerse la hora con facilidad; es conveniente emplear aproximaciones, como por ejemplo: es cerca de las ocho en punto, es casi las nueve, está entre las seis y las siete. 2. En una etapa posterior introducimos un reloj con la dos manecillas y observamos que hace la aguja grande cuando la pequeña va de una hora a la siguiente. Por ejemplo, cuando la aguja grande está en las doce, ¿la pequeña señala a un número o un intervalo entre números? Si la pequeña está señalando la mitad entre dos números, ¿qué nos señala la grande?, etc. 3. Seguidamente empleamos dos relojes, uno con las dos manecillas y otro con sólo la manecilla de las horas. Cubrimos los dos relojes y 18 periódicamente, a lo largo del día, se lee la hora aproximada en el reloj que tiene una sola manecilla, pidiéndoles a los escolares que conjeturen dónde estará la otra manecilla, y a continuación, destapamos el otro reloj para comprobar las soluciones. 4. Después de la hora, se enseña el tiempo contando intervalos de cinco minutos. Se anima, a los estudiantes a decir que han pasado veinte minutos de la hora, en lugar de decir que la aguja grande señala al número cuatro. Se les sugiere mirar en primer lugar la manecilla pequeña para tener idea de que hora es, más o menos, y después, a dirigir la atención a la manecilla de los minutos para precisar la hora. 5. Con dos relojes, uno analógico y otro digital, hecha la lectura del analógico compararla con la del digital y viceversa, en otro tiempo distinto y leyendo primero el digital. REFERENCIAS BRIGHT, G.; HOEFFNER, K. (1992). Measurement, Probability, Statistics, and Graphing. 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