Documento descargado de http://www.elsevier.es el 01/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. PARAGANGLIOMAS CERVICOCEFÁLICOS Diagnóstico y control evolutivo de los paragangliomas cervicocefálicos. Manifestaciones clínicas y biológicas Ana Isabel Sánchez Marcosa, Pablo Santos Gorjónb, Fernando Sánchez Gonzálezb y Ángel Muñoz Herrerab a Servicio de Endocrinología y Nutrición. Hospital Universitario de Salamanca. Salamanca. España. Servicio de Otorrinolaringología y Patología Cérvico-Facial. Hospital Universitario de Salamanca. Salamanca. España. b Los paragangliomas cervicocefálicos son tumores de crecimiento lento y clínica inicial a veces muy inespecífica, lo que dificulta y retrasa su diagnóstico en muchas ocasiones. Pueden ser asintomáticos, incluso cuando ya alcanzan tamaños considerables. La semiología es muy variada en función de su localización anatómica y su estadio evolutivo (grado de invasión, compromiso local y existencia de metástasis) y de su capacidad para secretar catecolaminas (feocromocitoma), lo cual no sólo producirá una serie de manifestaciones sistémicas, sino que nos orientará en la búsqueda de determinadas enfermedades genéticas de las que estos tumores pueden ser un componente más. Así pues, además del diagnóstico de localización, estos tumores entrañan la dificultad de descartar previamente a su intervención el exceso de producción de catecolaminas y completar el diagnóstico genético en caso de sospecha. Diagnosis and evaluation of head and neck paragangliomas. Clinical and biological manifestations Palabras clave: Paragangliomas cervicocefálicos. Feocromocitoma. Catecolaminas. Enfermedades genéticas. Key words: Head and neck paragangliomas. Pheochromocytoma. Catecholamines. Genetic diseases. INTRODUCCIÓN tumores raros que derivan de las células productoras de catecolaminas de la médula adrenal, reservándose el término de paragangliomas (Pg) para todos los tumores derivados de las células cromafines extrasuprarrenales (productores o no de catecolaminas). Existe otra terminología según su forma de manifestación clínica que denomina feocromocitomas a los tumores que se originan en el sistema neuroendocrino simpático (que pueden estar situados en la médula suprarrenal o en localizaciones extrasuprarrenales) y Pg a los tumores derivados del sistema parasimpático situados en cabeza y cuello (PgCC). Según esta terminología, los Pg difieren de los feocromocitomas en que suelen ser no funcionantes (es decir, no producen un exceso de catecolaminas)1,2. La sintomatología clínica de los PgCC responde a 2 tipos de causas: manifestaciones motivadas por la localización anatómica donde asientan y estadio evolutivo (grado de invasión, compromiso local y existencia de metástasis), y manifestaciones sistémicas secundarias a su carácter secretor de catecolaminas3. La médula adrenal y los ganglios del sistema nervioso vegetativo derivan embriológicamente de las células de la cresta neural. Estas células tienen la capacidad de sintetizar y secretar catecolaminas y presentan una tinción característica en la tinción histoquímica con agentes oxidantes (cromafines)1. De acuerdo con la clasificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2004, los feocromocitomas son Correspondencia: Dra. A.I. Sánchez Marcos. Servicio de Endocrinología y Nutrición. Hospital Clínico Universitario de Salamanca. Paseo de San Vicente, 58-182. 37007 Salamanca. España. Correo electrónico: [email protected] 34 Acta Otorrinolaringol Esp. 2009;60 Supl. 1:34-44 Head and neck paragangliomas are slow-growing tumors and the initial symptoms are sometimes non-specific, often hampering and delaying diagnosis. These tumors may be asymptomatic, even when they have reached a considerable size. Symptomatology is highly varied in terms of anatomical location, stage (degree of invasion, local involvement and the presence of metastasis) and catecholamine secretion (pheochromocytoma), which not only produces a series of systemic manifestations but also serves as a guide to the search for specific genetic diseases, of which these tumors may be a component. Thus, in addition to identifying their anatomical location, excess catecholamine production must be assessed and genetic diagnosis must be completed before surgery is performed. Documento descargado de http://www.elsevier.es el 01/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Sánchez Marcos AI et al. Diagnóstico y control evolutivo de los paragangliomas cervicocefálicos. Manifestaciones clínicas y biológicas Figura 1. Paraganglioma timpánico. MANIFESTACIONES CLÍNICAS LOCORREGIONALES El primer paso para llegar al diagnóstico correcto de un Pg es tener en cuenta su existencia y sospechar su presencia, ya que las manifestaciones clínicas iniciales a veces son muy poco específicas. Son tumores de crecimiento lento (< 2 cm en 5 años)4, en ocasiones permanecen asintomáticos a pesar de alcanzar tamaños relativamente grandes y esporádicamente son diagnosticados de forma casual. Poner énfasis en los síntomas y signos presentes es imprescindible para evitar que pasen inadvertidos e iniciar una estrategia diagnóstica eficaz. Los PgCC aparecen en edades medias y avanzadas de la vida, son más frecuentes en mujeres (5/1) y aunque son habitualmente benignos, existen casos malignos, sobre todo en los funcionantes5 y familiares, que se diferencian de los demás no por sus características histológicas, sino por su capacidad de producir metástasis locales, regionales o a distancia6,7, sin sobrepasar el 10% de los casos, según algunos autores, a pesar de la alta capacidad destructiva local en alguno de ellos8. Cuando en los PgCC se alcanza el diagnóstico de malignidad, el 65% es por la presencia de tumoraciones cervicales metastásicas, el 25% por metástasis a distancia y en un 10% por ambas9. Paragangliomas temporales Los Pg temporales (yugulares y timpánicos) suelen tener una lenta evolución. Pueden presentar un período silente, seguido de una fase con manifestaciones o síntomas sutiles, hasta la aparición de una clínica florida, expresión de la existencia de un compromiso local. Los Pg timpánicos, inicialmente sobre el promontorio, evolucionan hacia la ocupación del oído medio, desplazando la membrana timpánica, propagándose por la trompa y, posteriormente, expandiéndose fuera del temporal. Los Pg yugulares crecen por los orificios y cisuras de la base de cráneo, las vainas vasculares y las trabéculas óseas del hueso temporal10. Los primeros, con origen en el promontorio y el hipotímpano, presentan los síntomas otológicos antes que los yugulares. En fases más evolucionadas, aparecen los síntomas neurológicos y cervicales. Síntomas y signos otológicos El primer síntoma suele ser un “acúfeno pulsátil” unilateral, sincrónico con el latido cardíaco, en ocasiones objetivable mediante otoauscultación11,12. Cuando el paciente no presenta otras manifestaciones clínicas y no muestra en la otoscopia ninguna imagen que lo sugiera, este síntoma en ocasiones puede no ser suficientemente valorado. Cuando el Pg es puramente timpánico (originado en el nervio de Jacobson) se sitúa a nivel promontorial, hacia el hemitímpano anterior, no relacionado con la vena yugular interna, separado del hipotímpano, como una lesión vascular retrotimpánica o polipoidea de color rojo cereza. En Pg timpánicos evolucionados y yugulares (figs. 1 y 2) otra manifestación frecuente es la “hipoacusia”, que en la exploración funcional auditiva se reconoce como conductiva al englobar el tumor la cadena de huesecillos o bloquear la trompa de Eustaquio, impidiendo la ventilación del oído medio y, en ocasiones, asociándose una otitis seromucosa. En estos enfermos, al realizar la otoscopia suele verse ya un abombamiento timpánico, a veces con una imagen seudopolipoidea, en casos extremos ocupando todo el conducto auditivo externo (CAE), o una formación rojiza y pulsátil que ocupa el hemitímpano inferior, pudiéndose extender al suelo del CAE. Sólo un 3% de los pacientes presenta una otoscopia normal11. Si se actúa sobre el CAE con un espéculo de Siegle, cuando la presión aplicada sobre la deformación supera la preActa Otorrinolaringol Esp. 2009;60 Supl. 1:34-44 35 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 01/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Sánchez Marcos AI et al. Diagnóstico y control evolutivo de los paragangliomas cervicocefálicos. Manifestaciones clínicas y biológicas Figura 2. Paragangliomas yugulares. Síntomas y signos neurológicos Figura 3. Paraganglioma yugular con invasión del ángulo pontocerebeloso. sión sistólica, se produce un blanqueado o palidez brusca de la masa tumoral (signo de Brown). Si se realizan manipulaciones no cuidadosas sobre estas lesiones puede desencadenarse una otorragia en ocasiones intensa, hecho infrecuente de forma espontánea. En ocasiones, puede aparecer una sobreinfección del tejido mucoperióstico y óseo, necrosado por la infiltración tumoral, que se manifiesta como una “otorrea unilateral”11. Cuando el Pg alcanza la cóclea o el VIII par a nivel endocraneal, la hipoacusia sería neurosensorial y generalmente profunda, aunque este hecho es poco frecuente11,12. Si el Pg alcanza la cápsula ótica o el ángulo pontocerebeloso (fig. 3), puede expresarse clínicamente como un “vértigo rotatorio o sensación de inestabilidad”. Esta manifestación es inusual. Habitualmente, en la exploración vestibular se detecta un nistagmo deficitario horizontal. La compensación central se establece de forma temprana10,12. 36 Acta Otorrinolaringol Esp. 2009;60 Supl. 1:34-44 La “parálisis facial” se apreciará en los Pg temporales con invasión mastoidea que afecten al canal de Falopio, en los segmentos timpánico y mastoideo, y es menos frecuente la lesión del segmento laberíntico o en el conducto auditivo externo. El déficit de motilidad facial suele ser un síntoma tardío en la evolución tumoral, y su inicio puede ser brusco o gradual10 (fig. 4). Además del nervio facial, podremos apreciar afectaciones aisladas o asociadas de “pares craneales bajos”, como el IX, el X y el XI, principalmente en el agujero rasgado posterior, del XII a nivel del agujero condíleo anterior, y en ocasiones con el simpático cervical. Se producen principalmente por compresión tumoral, en casos de Pg yugulares o tímpano-mastoideos muy evolucionados. Su expresión clínica se realiza en forma de parálisis aisladas o en síndromes asociados, como los de Vernet (IX, X y XI), Collet-Sicard (IX, X, XI y XII), Villaret (IX, X, XI, XII y simpático cervical), Horner (ptosis, miosis y enoftalmos), Tapia (X y XII), etc. Una disminución del reflejo nauseoso y la asimetría del velo de paladar sugerirá una parálisis del IX par; la inmovilidad de una cuerda vocal, un X par lesionado; una debilidad de los músculos trapecio y esternocleidomastoideo, la afectación del XI par; una parálisis ipsolateral de la lengua, la lesión del XII par; la ptosis, la miosis y el enoftalmos la afectación del simpático cervical, etc. No es frecuente la propagación tumoral por el peñasco, con deterioro de los pares craneales V y VI, o que alcance la fosa craneal posterior, originando un síndrome cerebeloso con dismetría, adiadococinesia y ataxia13. Síntomas y signos cervicales El crecimiento del Pg puede expresarse en forma de tumoraciones “yúgulo-digástricas” si se expande hacia el cuello; “parotídea” si se propaga hacia delante por la pared anterior del CAE; “parafaríngea”, protruyendo la pared la- Documento descargado de http://www.elsevier.es el 01/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Sánchez Marcos AI et al. Diagnóstico y control evolutivo de los paragangliomas cervicocefálicos. Manifestaciones clínicas y biológicas A B Figura 4. A: tomografía computarizada que muestra un paraganglioma yugular. B: parálisis facial. teral faríngea, en forma de masa paraamigdalina –en estos casos, se debe descartar un paraganglioma vagal–, y rinofaríngea si la extensión se realiza hacia el cavum10,11. Paraganglioma del cuerpo carotídeo En el territorio cervicocefálico los Pg carotídeos son los más frecuentes. Su crecimiento es lento y progresivo; unos permanecen asintomáticos al diagnóstico y otros presentan unas manifestaciones de larga evolución4, y se aprecian intervalos de meses a varios años entre el primer signo y el diagnóstico. Su forma de presentación más habitual es con una masa laterocervical aislada, detrás del ángulo mandibular (nivel II), que puede extenderse hacia la región mastoidea (fig. 5 A y B), a lo largo del borde anterior del esternocleidomastoideo14 y a veces hacia dentro a espacio parafaríngeo em- A pujando medialmente la pared laterofaríngea de la orofaringe15, desplazando la amígdala hacia la línea media por el efecto masa, en muchas ocasiones asintomática. Clásicamente, se describe una tumoración depresible, de consistencia firme, elástica, sin síntomas inflamatorios, que transmite el pulso, sin expansión sistólica, generalmente indolora, aunque puede ser dolorosa a la palpación en algún caso, a raíz de una modificación reciente de la masa cervical descubierta por autopalpación; se desplaza en el plano lateral, no en sentido vertical (signo de Fontaine), y debe buscarse su prolongación parafaríngea mediante la palpación mixta endobucal-cervical. En algún caso se ha descrito una leve reducción de volumen a la compresión, que se recupera a los pocos segundos (signo de Chevassu) y a la auscultación podemos detectar un soplo sistólico, sin frémito pero con un retorno en el sal- B Figura 5. Paraganglioma carotídeo. Masas subangulomandibulares derecha (6B) e izquierda (6B). Tres tiempos exéresis (6C, 6D y 6E). C D E Acta Otorrinolaringol Esp. 2009;60 Supl. 1:34-44 37 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 01/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Sánchez Marcos AI et al. Diagnóstico y control evolutivo de los paragangliomas cervicocefálicos. Manifestaciones clínicas y biológicas Tabla I. Tabla comparativa de paragangliomas cervicales (carotídeo y vagal) Tipo de tumor Carotídeo Vagal +++ + Masa laterocervical en área II-III, pulsátil e indolora Masa parafaríngea que desplaza la amígdala, pulsátil e indolora 4 mm/año 1 mm/año 4,2 años 4-7 años Malignización + +++ (hasta 19%) Tumores funcionantes ++ + Frecuencia Semiología característica Crecimiento Tiempo en que doblan su tamaño Síntomas Tos irritativa + ++ Odinofagia + ++++ Disfagia orofaríngea ++ +++ Cefalea, dolor cervical, neuralgias ++ + Síncopes +++ + Fasciculación lingual o amiotrofia + + Disfonía + +++ Hombro caído + ++ Signo cortina en paladar + ++ Otalgia refleja + +++ Síndrome de Horner + ++ to del tumor después de compresión carotídea, hechos que orientan el diagnóstico hacia una patología con importante componente vascular. En su crecimiento pueden alcanzar la base del cráneo, desplazan en sentido posterolateral la arteria carótida interna, abren la bifurcación carotídea, en ocasiones engloban los vasos carotídeos y, ocasionalmente, pueden tener un componente intracraneal. Cuando su comportamiento local es agresivo, afecta a la base del cráneo y a los pares craneales bajos, como el vago e hipogloso16. Este comportamiento nos permite apreciar la siguiente semiología clínica (tabla I): – Tos irritativa: la compresión laríngea puede originar una tos espontánea, inducida por la palpación cervical o desencadenada por el giro o la contracción cervical. – Disfonía o disnea. Rara vez existen por efecto masa, aunque pueden presentarse en tumores voluminosos por afectación del X par, alcanzar la base del cráneo o por coexistencia de otros Pg asociados. – Odinofagia y disfagia orofaríngea favorecida por el efecto masa sobre la faringe, o por afectación de los pares X y XII, principalmente con parálisis faringolaríngea y fasciculaciones y amiotrofia homolaterales. – Otalgia refleja, cefaleas y, en ocasiones, en casos agresivos carotidinias. Dolores cervicales simples o neuralgias y tortícolis, por compresión de vena yugular interna y plexo cervical, e incluso cuadros sincopales o vasovagales si se comprime el seno carotídeo. 38 Acta Otorrinolaringol Esp. 2009;60 Supl. 1:34-44 Es rara la infiltración y su comportamiento maligno desde el punto de vista local (6%). En estos casos, pueden apreciarse: alteración del reflejo nauseoso y parálisis del velo del paladar (par IX), caídas del hombro (XI par), síndrome de Claude-Bernard-Horner (ptosis, miosis y enoftalmos), etc. En caso de aparición de metástasis a distancia (2-9%), las manifestaciones y los signos secundarios dependerán de su localización. El paciente, en muy pocos casos, puede además presentar, a lo largo de su historia natural, manifestaciones de isquemia cerebral transitoria (crisis de amnesia, parestesia o paresias) o síntomas de carácter neurosecretor17. Paraganglioma vagal Los Pg vagales, más frecuentes en mujeres entre 30 y 60 años, son de más lento crecimiento que los carotídeos4. Se localizan en el espacio parafaríngeo, en el compartimiento retroestíleo, por detrás de la carótida interna. Sin embargo, su punto de crecimiento en el ganglio nudoso está localizado justo por debajo de la base del cráneo, por lo que el tumor en algunas ocasiones se extiende a la fosa posterior a través del agujero rasgado posterior (fig. 6). Hay una hipótesis en la que se expone que los tumores que progresan a la fosa yugular o intracraneal se originarían en el ganglio superior del vago. Si alcanzan o sobrepasan los 3 cm, producen un desplazamiento anterointerno de la amígdala, abombando el pilar posterior, sin dolor ni síntomas inflamatorios, que permiten su diferencia con procesos infecciosos. Otras ocasiones Documento descargado de http://www.elsevier.es el 01/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Sánchez Marcos AI et al. Diagnóstico y control evolutivo de los paragangliomas cervicocefálicos. Manifestaciones clínicas y biológicas Figura 6. Paragangliomas vagales. Figura 7. Paraganglioma vagal. Inmovilidad cordal derecha. se manifiestan como una tumefacción cervical alta que eleva la parte inferior de la parótida. Permanecen asintomáticos durante un largo período y con frecuencia se diagnostican en un examen rutinario. Los síntomas más característicos en el momento del diagnóstico son la voz engolada y hasta en un 30% de los casos disfonía y/o disfagia18. Lenta y progresivamente, con el crecimiento tumoral, se establece una inmovilidad hemilaríngea (fig. 7), antes de presentar una clínica otológica (acúfeno, hipoacusia) o ser visible como una masa vascular en oído medio en la otoscopia, al contrario que los glomus temporales19. Los síntomas observados por su crecimiento (tabla I) son: disfonía, motivo de su diagnóstico en 30% de casos, por afectación progresiva de las fibras motoras del vago; disfagia orofaríngea alta con voz engolada, por las alteraciones motoras faríngeas y el efecto de masa de la tumoración, y en ocasiones otalgia refleja. Algún caso ha presentado una clínica de comienzo poco habitual, como un síndrome de apnea-hipopnea obstructiva20 secundaria a la importante protrusión del espacio parafaríngeo, o una tos irritativa por compresión laríngea o elongación de la rama auricular del vago, como en uno de nuestros pacientes, que padecía una tos irritativa, espasmódica, de más de 2 años de evolución, valorada por distintos especialistas en este tiempo y refractaria a todo tipo de tratamiento, que se desencadenaba cuando realizaba un giro y extensión del cuello hacia el lado contrario de la tumoración, irritando al vago anclado en el agujero rasgado posterior, y no es diagnosticado hasta la aparición de la inmovilidad cordal. El crecimiento tumoral puede originar afectación de los pares IX, X, XI, XII y simpático cervical empeorando la disfagia oral y faríngea, la articulación de la palabra, apareciendo un síndrome de Claude-Bernard-Horner, etc., al instaurarse de forma progresiva los síndromes de Vernet21, Collet-Sicard, Villaret, e incluso invasión intracraneal. Teniendo en cuenta que Netterville et al17, en 46 pacientes con Pg vagales, el 22% fue diagnosticado con invasión intracraneal, aunque sólo la mitad presentaba clínica, que la incidencia de parálisis de pares bajos es del 40-50%, sin relación con el tamaño del tumor y que el 10-20% de los Pg vagales son malignos, ante un tumor parafaríngeo con parálisis asociadas de pares craneales bajos, pensaremos en primer lugar en un tumor maligno o en un Pg vagal agresivo como segunda posibilidad diagnóstica, ya que el resto de los tumores, incluidos los neurinomas vagales, no suelen producirlos. La aparición de metástasis ganglionares o a distancia en Pg malignos (fig. 8), manifestaciones sistémicas, como crisis hipertensivas por su carácter secretor (< 5%), accidentes cerebrales transitorios por compresión o espasmo de las carótidas22, aunque infrecuentes, pueden provocar una morbilidad importante asociada, sin una mortalidad significativa. Incluso en los Pg malignos, la tasa de supervivencia a los 5 años es del 60-70%23. Otros paragangliomas Paragangliomas laríngeos La presentación laríngea es muy infrecuente, encontrándose 50 casos descritos en la literatura científica. Suelen afectar más a las ramas del nervio laríngeo superior (glomus laríngeo de Watzka) o inferior (glomus laríngeo de Kleinsasser). El examen encuentra una masa bajo mucosa normal azulada o rojiza, en una localización, sobre todo supraglótica, en la zona del repliegue aritenoepiglótico24, rara vez subglótica (localización recurrencial), y puede ser un hallazgo casual al realizar la exploración radiológica por otro motivo11. Los síntomas comienzan con voz más grave y parestesias laríngeas o hipofaringolaríngeas, y puede completarse el cuadro con disfonía severa, disnea, tos dolorosa o expectoración hemoptoica25,26. Acta Otorrinolaringol Esp. 2009;60 Supl. 1:34-44 39 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 01/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Sánchez Marcos AI et al. Diagnóstico y control evolutivo de los paragangliomas cervicocefálicos. Manifestaciones clínicas y biológicas A B C Figura 8. Paraganglioma maligno. A: estudio de imagen. B y C: tiempo quirúrgico. Paragangliomas nasosinusales Son tumoraciones de muy baja incidencia. Las series publicadas son testimoniales27. Se ha descrito recientemente un caso de un glomus de localización esfenoidal, que producía clínica inespecífica de sinusitis de repetición28. Otras veces se localizan en mucosa nasal y originan epistaxis de repetición y obstrucción nasal progresiva, hasta insuficiencia ventilatoria nasal unilateral si son muy grandes. Suelen ser masas indoloras. La exploración nasal suele revelar una formación polipoidea de tamaño variable, desde unos milímetros hasta varios centímetros, indolora, que se localizan en cualquier parte de las fosas y senos paranasales. El crecimiento lento y progresivo de la tumoración puede ocupar espacio, afectar a la órbita destruyendo el globo ocular, dando lugar a deformidades faciales y síntomas locales. Paraganglioma localizado en seno cavernoso Se ha descrito un caso de un paciente que presentaba como clínica una masa paraselar, que producía una disminución de la agudeza visual, parálisis oculomotora, cefaleas retroorbitarias y disfunción endocrina múltiple29. MANIFESTACIONES CLÍNICAS Y BIOLÓGICAS SISTÉMICAS un 9 y un 23% de los casos, el tumor deriva de tejido cromafín extrasuprarrenal (Pg) y sólo un 3-5% de los PgCC segrega catecolaminas en exceso, peculiaridad biológica que motiva la expresión clínica sistémica que puede presentar30-32. Se ha observado una frecuencia del 24% de mutaciones de la línea germinal en pacientes con feocromocitoma o Pg33, que se ha corroborado posteriormente en otros trabajos; en consecuencia, ha dejado de ser válida la “regla de los dieces”, establecida históricamente, que afirmaba que un 10% de los feocromocitomas eran hereditarios, un 10% eran malignos, un 10% bilaterales, un 10% extrasuprarrenales, un 10% no asociaban hipertensión y un 10% se daban en niños34. Aproximadamente, un 10% de los feocromocitomas son tumores bilaterales; generalmente se observan en niños y pacientes con tumores familiares. Solamente un 10-15% de ellos son malignos. Sin embargo, en los feocromocitomas extrasuprarrenales y Pg el riesgo de enfermedad maligna es mayor (29-40%) que el que indica la regla de los dieces. Se observa también un mayor riesgo en las mujeres, a una edad temprana y en los tumores de más de 5 cm de tamaño. En la mayoría de los síndromes genéticos asociados a feocromocitomas, los tumores malignos son infrecuentes, salvo en el síndrome feocromocitoma-Pg SDHB (tasa de malignidad 35%) y en la neurofibromatosis de tipo 1 (NF1) (10% de tumores malignos)2. Presentación clínica La mayoría de los feocromocitomas son esporádicos y derivan de las células cromafines de la médula adrenal. Entre 40 Acta Otorrinolaringol Esp. 2009;60 Supl. 1:34-44 La tríada típica de síntomas en un paciente con feocromocitoma consiste en episodios de cefalea, sudoración y ta- Documento descargado de http://www.elsevier.es el 01/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Sánchez Marcos AI et al. Diagnóstico y control evolutivo de los paragangliomas cervicocefálicos. Manifestaciones clínicas y biológicas quicardia35. Aproximadamente, la mitad presenta hipertensión paroxística y el resto presenta lo que parece ser hipertensión esencial. No todos los pacientes tienen los 3 síntomas típicos36 y pacientes con hipertensión esencial pueden tener los mismos síntomas. La hipertensión arterial mantenida o paroxística es el signo más común de feocromocitoma, pero un 5-15% de los pacientes permanecen normotensos (generalmente esto ocurre entre los que aparecen como incidentaloma adrenal o en el cribado de feocromocitoma familiar)35. La cefalea, que suele ser moderada o grave y de duración variable, ocurre prácticamente en el 90% de los pacientes sintomáticos37. Entre el 60-70% de los pacientes presentan sudoración generalizada. Otros síntomas habituales son palpitaciones, disnea, debilidad generalizada y cuadros del tipo “ataque de pánico”, especialmente en los tumores que producen predominantemente adrenalina38. Además, síntomas y signos posibles son palidez, hipotensión ortostática (que refleja la depleción de volumen), visión borrosa, papiledema, pérdida de peso, poliuria y polidipsia, estreñimiento, velocidad de sedimentación aumentada, hiperglucemia, leucocitosis, trastornos psiquiátricos, disfunción cardiopulmonar no explicable (especialmente al inicio del uso de bloqueadores beta), cardiomiopatía dilatada (que refleja el efecto tóxico del exceso de catecolaminas) y, raramente, policitemia secundaria al exceso de producción de eritropoyetina35. Las anomalías en el metabolismo hidrocarbonado que pueden aparecer (insulinorresistencia, glucemia basal anómala, diabetes mellitus de tipo 2) están directamente relacionadas con el incremento en la producción de catecolaminas (son hormonas contrainsulares) y desaparecen tras la resección tumoral39. Deberían pensar en evaluar la presencia de feocromocitoma en los pacientes con crisis hipertensivas paroxísticas (hipertensión, taquicardia o arritmia) durante procedimientos diagnósticos (colostomía, etc.), inducción anestésica, cirugía, tratamientos farmacológicos como inhibidores de la monoaminooxidasa o ingesta de ciertos alimentos que contengan tiramina. La sintomatología de los feocromocitomas está causada por la hipersecreción tumoral de noradrenalina, adrenalina y dopamina, aunque existe también un incremento en la actividad simpática central que también contribuye a la clínica (explica en parte las crisis hipertensivas con valores normales de catecolaminas y metanefrinas en algunos pacientes)35. Existen dos presentaciones poco frecuentes del feocromocitoma: pacientes cuyo tumor segrega exclusivamente adrenalina y que pueden presentar episodios de hipotensión40 y pacientes que, por un mecanismo aún no aclarado, presentan fluctuaciones rápidas de hiper e hipotensión (cada 7-15 min)41 y que mejoran con reposición de fluidos y bloqueadores alfaadrenérgicos. En algunos pacientes se descubre el feocromocitoma de forma incidental en la autopsia35. Actualmente, dado el aumento del número de exploraciones radiológicas por otros motivos y el cribado en familiares portadores de formas genéticas, está aumentando el número de feocromocitomas asintomáticos al diagnóstico. Feocromocitomas y paragangliomas en enfermedades genéticas La mayoría de los tumores secretores de catecolaminas son esporádicos; sin embargo, existe casi un 25%, como ya hemos dicho, que forma parte de alguna enfermedad genética. Con más frecuencia que los esporádicos, aparecen de forma bilateral y a edades más tempranas33. Enfermedad de von Hippel-Lindau (VHL) Enfermedad autosómica dominante, con una incidencia de 1/3.600 nacimientos. Desarrolla feocromocitoma un 20% de los pacientes (generalmente, adrenales y productores de noradrenalina) y la edad de inicio de media es la segunda década de la vida. La causa es una mutación en un gen supresor tumoral localizado en el gen 3p25-26, cuya pérdida predispone a desarrollar tumores benignos y malignos en múltiples órganos. El fenotipo incluye feocromocitoma (generalmente bilateral), Pg (raramente), angiomas retinianos, hemangioblastoma cerebeloso, quistes y cistoadenomas epididimarios, del ligamento ancho, del saco endolinfático, renales y pancreáticos, tumores pancreáticos neuroendocrinos y carcinoma de células renales. La causa más frecuente de muerte son las metástasis del carcinoma renal y las complicaciones neurológicas de los hemangioblastomas cerebelosos (cuando éstos están presentes)1. Existe una clara relación genotipo-fenotipo en este trastorno y, en función del tipo de mutación, se han descrito patrones específicos de desarrollo tumoral (el subtipo VHL-C únicamente desarrolla feocromocitoma), por lo que cono- Tabla II. Paragangliomas simpáticos (SPg) y parasimpáticos (PPg), respectivamente Historia familiar Edad < 35 años RET Adrenal bilateral Extraadrenal Malignidad Feocromocitoma/paraganglioma – – Feo + + ++ VHL + ++ +++ + ± Feo/SPg SDHD + ± + +++ ± Feo/SPg/PPg SDHB + ± + +++ +++ Feo/SPg/PPg NF1 + ± ± Criterios clínicos NF1 Criterios clínicos NF1 Feo/SPg/PPg Tomada de Karagiannis et al . Feo: feocromocitoma; NF1: neurofibromatosis de tipo 1. 1 Acta Otorrinolaringol Esp. 2009;60 Supl. 1:34-44 41 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 01/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Sánchez Marcos AI et al. Diagnóstico y control evolutivo de los paragangliomas cervicocefálicos. Manifestaciones clínicas y biológicas Tabla III. Diagnóstico diferencial de feocromocitoma Endocrinológicas Crisis hiperadrenérgicas Tirotoxicosis Síndrome menopáusico/hipogonadismo primario Carcinoma medular de tiroides Tumores pancreáticos (p. ej., insulinoma) Hipoglucemia Intolerancia hidrocarbonada Cardiovasculares HTA esencial lábil Edema pulmonar Síncope Hipotensión ortostática Arritmia paroxística Angina Enfermedad renovascular Psicológicas Ansiedad y ataques de pánico Trastorno de somatización Hiperventilación Facticio (fármacos, Valsalva) Farmacológicas Retirada de bloqueadotes alfa IMAO + ingesta de alimentos ricos en tiramina Simpaticomiméticos, descongestivos nasales Drogas (cocaína, LSD, etc.) Rubor alcohol-clorpropamida Vancomicina (síndrome hombre rojo) Neurológicas Síndrome de neoplasia endocrina múltiple (MEN) tipo 2 Enfermedad autosómica dominante, causada por mutaciones activadoras en el protooncogén RET, localizado en el cromosoma 10q11.2, que codifica el receptor transmembrana de la tirosincinasa, que regula la proliferación celular y la apoptosis. En consecuencia, proliferan las células C parafoliculares del tiroides productoras de calcitonina y las células cromafines de la médula adrenal, dando lugar a hiperplasias y posteriormente a neoplasias de éstas (el feocromocitoma se asocia frecuentemente con mutaciones en el codón 634 [MEN2A]) o 918 [MEN2B] en el exón 11)1. El MEN2A se caracteriza por carcinoma medular de tiroides, feocromocitoma e hiperparatiroidismo primario. El MEN2B, por carcinoma medular de tiroides, feocromocitoma (casi siempre bilateral), ganglioneuromas mucosos e intestinales y hábito marfanoide. El feocromocitoma aparece en prácticamente el 50% de los portadores de la mutación y casi siempre es de localización adrenal. El patrón de producción de catecolaminas difiere de otras formas de presentación familiar, ya que existe un claro predominio de adrenalina (a diferencia de VHL en que predomina la noradrenalina), por lo que los síntomas adrenérgicos suelen ser muy manifiestos (palpitaciones, nerviosismo, ansiedad, cefalea) desde el inicio del cuadro1. Neurofibromatosis de tipo 1 Enfermedad autosómica dominante causada por mutaciones de la neurofibromina, un gen de supresión tumoral que participa en la inhibición del protooncogén Ras. El gen NF-1 se localiza en el cromosoma 17q11.2. La enfermedad se caracteriza por neurofibromas, manchas café con leche, pecas axilares e inguinales, hamartomas de iris (nódulos de Lish), gliomas del nervio óptico y displasia esfenoidea. Al menos un 2% de los pacientes presenta tumores secretores de catecolaminas (generalmente únicos, benignos y adrenales)42. Generalmente, aparecen en adultos y son productores de noradrenalina. Síndrome taquicardia-hipotensión ortostática Paraganglioma familiar Neuropatía autonómica Enfermedad autosómica dominante caracterizada por tumores de crecimiento lento derivados del tejido paraganglionar de cabeza y cuello, tórax, abdomen y pelvis. La frecuencia de producción de catecolaminas depende de la localización (5% en cabeza y cuello, pero más del 50% en abdomen)30. La mayoría de los casos se trata de mutaciones en los genes que codifican las subunidades de la succinatodeshidrogenasa (SDHB, SDHC, SDHD), parte fundamental del complejo mitocondrial II (con un papel importante en el ciclo de Krebs y la cadena respiratoria mitocondrial), como ya se ha descrito en el capítulo dedicado a la genética. La importancia de detectar la mutación estriba fundamentalmente en que los tipos SDHC y SDHD presentan Pg de cabeza y cuello clínicamente silentes, mientras que el SDHB condiciona Pg abdominales, torácicos y pélvicos secretores de catecolaminas y son más propensos a malignizarse y desarrollar otras neoplasias, como el carcinoma renal43. Migraña Epilepsia diencefálica (crisis autonómicas) Accidente cerebrovascular Insuficiencia cerebrovascular Otras Mastocitosis Síndrome carcinoide Anafilaxia recurrente idiopática Crisis inexplicables de rubor Adaptada de Young Jr45. HTA: hipertensión arterial; IMAO: inhibidores de la monoaminooxidasa. cer el tipo de mutación puede ser una gran ayuda de cara a plantear el seguimiento clínico. 42 Acta Otorrinolaringol Esp. 2009;60 Supl. 1:34-44 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 01/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Sánchez Marcos AI et al. Diagnóstico y control evolutivo de los paragangliomas cervicocefálicos. Manifestaciones clínicas y biológicas Diagnóstico genético sensible (86%), aunque poco específica. Sin embargo, combinada con catecolaminas plasmáticas elevadas su especificidad es del 98% (siempre que el aclaramiento de creatinina sea > 80 ml/min)1. Teniendo en cuenta el coste considerable que suponen las pruebas genéticas, conviene hacer una aproximación escalonada en cada paciente en función del cuadro clínico, y si aparece una mutación en algún punto del algoritmo no se harán más pruebas44 (tabla II). Falsos positivos en los valores de catecolaminas y sus metabolitos Diagnóstico diferencial de crisis “feocromocitoma-like” Situaciones clínicas. Infarto o isquemia miocárdica aguda, accidente cerebrovascular agudo, insuficiencia cardíaca congestiva, apnea obstructiva del sueño. La actividad simpática también puede estar aumentada en otras patologías distintas del feocromocitoma, así como en la presentación clínica de algunas entidades en “crisis”, con síntomas similares a los del feocromocitoma, que pueden complicar el diagnóstico diferencial45 (tabla III). Fármacos y drogas. Cocaína, anfetaminas, vasodilatadores puros (hidralazina, minoxidil), IMAO y antidepresivos tricíclicos, fenoxibenzamina, levodopa, teofilina, diuréticos a dosis altas, labetalol, alfaadrenérgicos (descongestivos nasales), buspirona, reserpina, proclorperacina, retirada brusca de clonidina o de alcohol, paracetamol. Se recomienda un tiempo de lavado de 2 semanas tras la suspensión de estos fármacos antes de la recogida de la muestra. Diagnóstico bioquímico La disponibilidad de un gran número de técnicas para medir las hormonas y la necesidad de excluir con certeza una enfermedad potencialmente letal y de curso incierto han llevado a sugerir distintos protocolos diagnósticos para el feocromocitoma32. Puesto que son un grupo de tumores heterogéneo, ninguna prueba presenta un 100% de seguridad diagnóstica. Actualmente, disponemos de medición de catecolaminas (adrenalina y noradrenalina) y metanefrinas (metanefrina y normetanefrina) fraccionadas en orina de 24 h, valores de ácido vanilmandélico (metabolito de las catecolaminas) en orina de 24 h y valores plasmáticos mediante HPLC de catecolaminas (noradrenalina y adrenalina) y metanefrinas libres en plasma. En la tabla IV se recogen la sensibilidad y especificidad de las distintas pruebas46 (tabla IV). Dada la heterogeneidad de este tipo de tumores, la mejor opción suele ser combinar varias pruebas, que establece el diagnóstico en más del 95% de los casos5. Por ejemplo, la combinación de catecolaminas plasmáticas en reposo de al menos 2.000 pg/ml, junto con metanefrinas urinarias de 24 h de al menos 1,8 mg/24 h, tiene una seguridad diagnóstica del 98%, tanto en casos esporádicos como familiares. El ácido vanilmandélico no puede ser útil en casos de cribado por su alta tasa de falsos negativos (41%); sin embargo, tiene una alta especificidad cuando está elevado32. La cromogranina A, como marcador de tumor neuroendocrino, también puede estar elevada y es relativamente Mala recogida de la muestra. Dado que las catecolaminas son más estables a temperatura y pH bajos, se recomienda que las muestras de orina para determinación de catecolaminas se mantengan refrigeradas (4º C) y acidificadas con ácido clorhídrico (pH < 3). Debe determinarse al mismo tiempo la creatinina en orina de 24 h para detectar recogidas de orina inadecuadas2. Dieta. Afecta sobre todo a la determinación de ácido vanilmandélico dando falsos positivos, y aunque en la actualidad los métodos para la medición de catecolaminas y metanefrinas son más específicos, sigue siendo recomendable excluir de la alimentación (los 3 días previos a la recogida de orina y el día de la recogida) aquellos alimentos que, por tener en su composición catecolaminas, ácidos fenólicos o vainillina, pueden afectar la determinación (plátanos, café y té, incluidos descafeinados, refrescos que contengan cafeína, chocolate, alimentos que contengan vainilla o vainillina como aromatizantes [helados, flanes, natillas, galletas, repostería, pastelería, jaleas, mermeladas], cereales integrales y sus derivados, legumbres, nueces)47. Tabla IV. Comparación de pruebas bioquímicas Sensibilidad Especificidad Hereditario, % Esporádico, % Hereditario, % Esporádico, % Metanefrinas libres 97 99 96 82 Catecolaminas 69 92 89 7 Determinación en plasma Determinación en orina Metanefrinas fraccionadas 96 97 82 45 Catecolaminas 79 91 96 75 Metanefrinas totales 60 88 97 89 Ácido vanilmandélico 46 77 99 86 Acta Otorrinolaringol Esp. 2009;60 Supl. 1:34-44 43 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 01/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Sánchez Marcos AI et al. Diagnóstico y control evolutivo de los paragangliomas cervicocefálicos. Manifestaciones clínicas y biológicas Prueba de provocación e inhibición Las pruebas de estímulo actualmente están en desuso, dada su peligrosidad y falta de utilidad en las formas familiares. Ante clínica altamente sugestiva y valores de catecolaminas plasmáticas de entre 500-1.000 pg/ml, la administración de glucagón debe provocar un aumento de al menos 3 veces el valor basal y/o un total de > 2.000 pg/ml para ser diagnóstico de feocromocitoma48. Los test de supresión, más fisiológicos y seguros, pretenden resolver el problema de los falsos positivos1. En pacientes con/sin hipertensión, con cifras de catecolaminas plasmáticas de entre 1.000-2.000 pg/ml, la respuesta normal 3 h después de una dosis única oral de clonidina (0,3 mg/70 kg, ajustar por peso corporal) es un descenso de al menos el 50% respecto al nivel basal o un total < 500 pg/ml40. Una vez hecho el diagnóstico sindrómico de feocromocitoma, procederemos a su localización mediante técnicas radiológicas o de medicina nuclear para su tratamiento quirúrgico, poniendo especial atención en la preparación preanestésica. Declaración de conflicto de intereses Los autores han declarado no tener ningún conflicto de intereses. BIBLIOGRAFÍA 1. Karagiannis A, Mikhailidis DP, Athyros VG y Harsoulis F. Pheochromocytoma: an update on genetics and management. Endocrine Related Cancer. 2007;14:935-56. 2. Reisch N, Peczkowska M, Januszewicz A, Neumann HPH. Feocromocitoma: forma de presentación, diagnóstico y tratamiento. J Hipert. 2006;24:2331-9. 3. Somasundar P, Krouse R, Hostetter R, Vaughan R, Covey T. Paragangliomas, a decade of clinical experience. J Surg Oncol. 2000;74:286-90. 4. Jansen JC, Van der Berg R, Kuiper A, et al. Estimation of growth rate in patients with head and neck paragangliomas influences the treatment proposal. Cancer. 2000;88:2811-6. 5. Rinaldo A, Ferlito A, Myssiorek D, Devaney KO. Which paragangliomas of the head and neck have a higher rate of malignancy? Oral Oncology. 2004; 40:458-60. 6. Davidovic LB, Djukic VB, Vasic DM, Sindjelic RP, Duvnjak SN. Diagnosis and treatment of carotid body paragangliomas: 21 years of experience at a clinical center of Serbia. World J Surg Oncol. 2005;3:10. 7. Patetsios P, Gable DR, Garret WV, Lamont JP, Kuhn JA, Shutze WP. Management of carotid body paragangliomas and review of a 30-year experience. Ann Vasc Surg. 2002;16:331-8. 8. Gerber B, Caversaccio M, Häusler R. Diagnosis and treatment of temporal paragangliomas: an analysis of 21 cases treated in Bern between 1992 and 1999. Schweiz Med Wochenschr. 2000; Suppl 125:62S-6. 9. Sniezek JC, Netterville JL, Sabri AN. Vagal paragangliomas in paragangliomas of the head and neck. Otolaryngol Clin North Am. 2001;925-39. 10. Suárez C, Sevilla MA, Llorente JL. Temporal paragangliomas. Eur Arch Otorhinolaryngol. 2007;264:719-31. 11. Pellitteri PK, Rinaldo A, Myssiorek D, Gary Jackson C, Bradley PJ, Devaney KO, et al. Paragangliomas of the head and neck. Oral Oncol. 2004;40:563-75. 12. Cosetti M, Linstrom C, Alexiades G, Tessema B, Parisier S. Glomus tumors in patients of advanced age: a conservative approach. Laryngoscope. 2008: 118:270-4. 13. Sen Ch, Hague K, Kachara R, Jenkins A, Das S, Catalano P. Yugular for men. Microscopic anatomic features and implications for neural preservation with referente to glomus tumor involving the temporal bone. Neurosurgery. 2001;48:838-47. 14. Gil-Carcedo E, Gil-Carcedo LM, Vallejo LA, Herrero D, Ortega C. Diagnóstico y tratamiento de los paragangliomas carotídeos. Presentación de nueve casos y revisión de la literatura. Acta Otorrinolaringol Esp. 2006;57:412-8. 15. Shah JP. Tumores neurógenos y paragangliomas. Cirugía y oncología de cabeza y cuello. Madrid: Elsevier; 2004. p. 485-7. 44 Acta Otorrinolaringol Esp. 2009;60 Supl. 1:34-44 16. Antonitsis P, Saratzis N, Velissaris I, et al. Management of cervical paragangliomas: review of a 15-year experience. Langenbecks Arch Surg. 2006;391: 396-402. 17. Netterville JL, Reilly KM, Robertson D, Reiber ME, Armstrong WB, Childs P. Carotid body tumors: a review of 30 patients with 46 tumors. Laryngoscope. 1995;105:115-26. 18. Olsen KD. Tumors and surgery of the parapahryngeal space. Laryngoscope. 1994;104:1-28. 19. Leonetti JP, Brackmann DE. Glomus vagale tumors: the significance of early vocal cord paralysis. Otolaryngol Head Neck Surg. 1989;100:533-7. 20. Desuter G, Castelein S, De Toeuf C, Rombaux P, Hamoir M. Parapharyngeal causes of sleep apnea syndrome: two case reports and review of the literature. Acta Otorhinolaryngol Belg. 2002;56:189-94. 21. Dqbrowska A, Jałowi ski R, Tarnowska C, Stankiewicz J, Deptuła-Jarosz M. Paralysis of vocal fold as the first symptom of Vernet's syndrome in the course of jugular chemodectoma. Otolaryngol Pol. 2006;60:773-7. 22. Torres-Carranza E, Infante-Cossío P, García-Perla A, Belmonte R, Menéndez J, Gutiérrez-Pérez JL. Paraganglioma of the vagus nerve. Neurocirugia (Astur). 2006;17:255-60. 23. Myssiorek D. Head and neck paragangliomas: an overview. Otolaryngol Clin North Am. 2001;34:829-36. 24. Brown SM, Myssiorek D. Lateral thyrotomy for excision of laryngeal paragangliomas. Laryngoscope. 2006;116:157-9. 25. Myssiorek D, Rinaldo A, Barnes L, Ferlito A. Laryngeal paraganglioma: an updated critical review. Acta Otolaryngol. 2004;124:995-9. 26. Del Gaudio JM, Muller S. Diagnosis and treatment of supraglottic laryngeal paraganglioma: report of a case. Head Neck. 2004;26:94-8. 27. Rocha MP, Campagnolo AM, Macedo VS, Scarton FB, Rocha HP, Kuhl G. Nasal paraganglioma: a case report. Rev Bras Otorrinolaringol (engl ed). 2005;71:237-40. 28. Liess BD, Horst JA, Zitsch RP 3rd. Sphenoid sinus paraganglioma: first reported case. Am J Otolaryngol. 2007;28:347-9. 29. Peltier J, Fichten A, Lefranc M, et al. Paraganglioma of the cavernous sinus. Case report. Neurochirurgie. 2007;53:391-4. 30. Bravo EL, Tagle R. Pheochromocytoma: state-of-the-art and future prospects. Endocrine Reviews. 2003;24:539-53. 31. Schwaber MK, Glasscock ME, Nissen AJ, Jackson CG, Smith PG. Diagnosis and management of catecolamine secreting glomus tumors. Laryngoscope. 1984;94:1008-15. 32. Erickson D, Kudva YC, Ebersold MJ, et al. Benign paragangliomas: clinical presentation and treatment outcomes in 236 patients. J Clin Endocrinol Metab. 2001;86:5210-6. 33. Neumann HP, Bausch B, Mc Whinney SR, et al. Germ-line mutations in nonsyndromic pheochromocytoma. N Engl J Med. 2002;346:1459-66. 34. Dluhy RG. Pheochromocytoma-death of an axiom. N Engl J Med. 2002;346: 1486-8. 35. Bravo EL. Pheochromocytoma: new concepts and future trends. Kidney Int. 40:554-6. 36. Baguet JP, Hammer L, Mazzuco TL, et al. Circumstances of discovery of pheochromocytoma: a retrospective study of 41 consecutive patients. Eur J Endocrinol. 2004;150:681-6. 37. Manger WM, Gifford RW. Pheochromocytoma. J Clin Hypertens (Greenwich). 1991;4:62-72. 38. Bravo EL, Gifford RW Jr. Pheochromocytoma. Endocrinol Metab Clin North Am. 1993;22:329-41. 39. Wiesner TD, Bluher M, Windgassen M, Paschke R. Improvement of insulin sensivity after adrenalectomy in patients with pheochromocytoma. J Clin Endocrinol Metab. 2003;88:3632-6. 40. Bravo EL. Evolving concepts in the patophysiology, diagnosis, and treatment of pheochromocytoma. Endocrine Reviews. 1994;15:356-68. 41. Ganguly A, Grim CE, Weinberger MH, Henry DP. Rapid cyclic fluctuations on blood pressure associated with an adrenal pheochromocytoma. Hypertension. 1984;6:281-4. 42. Gutmann DH, Aylsworth A, Carey JC, et al. The diagnostic evaluation and multidisciplinary management of neurofibromatosis type 1 and neurofibromatosis type 2. JAMA. 1997;278:51-7. 43. Young WF Jr, Abboud AL. Editorial: paraganglioma -all in the family. J Clin Endocrinol Metab. 2006;91:790-3. 44. Young WF, Kaplan NM, Lacroix A, Raby BA, Martin KA. Pheochromocytoma in genetic disorders. 2008. Up to Date version 16.2. 45. Young WF Jr. Pheochromocytoma and primary aldosteronism. Cancer Treat Res. 1997;89:239-61. 46. Lenders JW, Pacak K, Walther MM, et al. Biochemical diagnosis of pheochromocytoma . Which is the best test? JAMA. 2002;287:1427-34. 47. Martínez Faedo C, Gómez Enterría P, Laborda González L. Dieta y test diagnósticos. En: Bellido Guerrero D, De Luis Román D, editores. Manual de nutrición y metabolismo. Madrid. Ediciones Díaz de Santos; 2006. p. 491-8. 48. Bravo EL, Gifford RW Jr. Pheochromocytoma: diagnosis, localization and management. N Engl J Med. 1984;311:1298-303.