Perfil de Antonio Tabucchi

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Número 3
Marzo 2002
1
En torno de Antonio Tabucchi
Roberto Ferro
(Universidad de Buenos Aires, Argentina)
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Antonio Tabucchi nació en Pisa en 1943, pasó sus años de infancia y
juventud en el vecino pueblo de Vecchiano, allí cursó la escuela elemental y
D i g i t a l
No creo que la vida sea comprensible, si no es en términos
narrativos. La vida es equívoca y subrepticia y nuestra narración,
por muy dotada que esté de voluntad de completarla, acabará
asumiendo la fisonomía del objeto narrado, se convertirá en
equívoca y subrepticia.
Antonio Tabucchi
T o n o s
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I – Una cartografía inestable
media, graduándose luego en el Liceo de Pisa. El relato de iniciación con el que
recuerda el momento en el que intuye su vocación tiene el tono de las historias
Universidad de Pisa, mi propósito inicial era el de licenciarme en
filología románica o incluso en literatura española, porque era una
literatura que me atraía mucho; por aquel entonces, en realidad,
a París, compré en un bouquiniste un pequeño libro que se titulaba
Bureau
de
tabac
de
Fernando
Pessoa,
es
decir,
el
poema
“Tabaquería”. Era una traducción francesa, sin el texto original, de
un poeta que era para mí desconocido. Leí el libro en el viaje de
tren que me llevó desde París de vuelta a mi casa y me entusiasmé
con aquella lectura. Después, acabado el verano, cuando comencé
el segundo año de universidad, decidí, cambiar la orientación de mis
estudios, al comprobar que en mi imaginación seguía presente el
reclamo y la idea de ese desconocido y curioso poeta portugués que
me había seducido.1
1
Carlos Gumpert. Conversaciones con Antonio Tabucchi, Barcelona, Anagrama, 1995.
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T o n o s
conocía bien poco de Portugal. Pero aquel verano, durante un viaje
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Cuando yo era estudiante de primer curso de Filosofía y Letras en la
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de Pequeños equívocos sin importancia:
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Tabucchi ha reconocido reiteradamente que ante todo le debe a Pessoa la
apertura hacia la novela, porque a través de su poesía inventó una serie de
personajes
creadores
urdiendo
entre
ellos
correspondencias,
amistades,
discrepancias polémicas y diversas posturas ante la vida y la literatura. Hay en el
inventario de lecturas que privilegia Tabucchi una red de vínculos que desde
Pessoa se expande a los autores apócrifos de Antonio Machado, el teatro de Luigi
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Borges, que reaparecen en su escritura como la huella indeclinable de su interés
por el proceso de configuración y emergencia del personaje literario, y que a la
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una gran importancia a sus primeros contactos con el espacio cultural de París,
e imaginación, diseminándose en el conjunto de su narrativa.
Cuando evoca la genealogía de su formación cultural, Tabucchi le otorga
en esos años descubre el cine de Renoir y de Buñuel, se acerca a Dalí, al
surrealismo francés, a Cocteau, a la vanguardia, lo que lo lleva a configurar una
diferente
para
la
interpretación
de
la
literatura
europea
Tras terminar la licenciatura cursa estudios de especialización en la Scuola
Normale Superiore de Pisa y luego en la Facultad de Letras; más tarde ha sido
profesor en las universidades de Bolonia, Roma y Génova. Entre 1987 y 1989
dirigió el Instituto Italiano de Cultura de Lisboa; actualmente es catedrático de
1 5 7 7 -
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contemporánea.
I S S N
competencia
Lengua y Literatura Portuguesas en la Universidad de Siena. Es también
reconocido como crítico literario y sus artículos periodísticos relacionados con
temas políticos y culturales de actualidad aparecen en importantes diarios y
revistas de Europa y América.
Un recorrido por la obra narrativa de Antonio Tabucchi abre a la mirada
lectora un territorio de variada topografía que se extiende a lo largo de sus
novelas, cuentos, relatos y ensayos; si se elige como eje de referencia la línea
cronológica de publicación, es posible distinguir tres períodos bien diferenciados
en su producción, con la salvedad de que siendo su narrativa una obra en curso,
este intento de parcelación apunta a diseñar un primer acercamiento, sin lugar a
dudas esquemático, que necesariamente debe ser completado desde otras
perspectivas para otorgar mayor densidad a la reflexión.
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T o n o s
D i g i t a l
doble, la búsqueda de la identidad, los bordes lábiles e inestables entre realidad
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manera de un principio constructivo dominante se relaciona con el tema del
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Pirandello, la novela Niebla de Miguel de Unamuno, los cuentos de Jorge Luis
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La primera etapa abarca dos novelas, Piazza d’Italia e Il piccolo naviglio,
que se desarrollan en torno de genealogías familiares, en las que el destino
trágico de los protagonistas se trama con un intenso escudriñamiento de la
historia italiana del siglo XX. Piazza d’Italia, publicada en 1975, se configura en
torno de tres generaciones de rebeldes, marcadas por la tradición familiar, con
personajes arquetípicos que llevan nombres como Garibaldino, Quarto, Volturno,
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desde su pueblo hacia viajes extraordinarios donde la guerra es una amenaza y
un desafío constantes. En Il piccolo naviglio, de 1978, la historia expande la
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realismo mágico que el llamado “boom de la literatura latinoamericana” había
perdido en la inmensidad del mar del tiempo y de la historia.
La ficción novelesca de Piazza d’Italia tiene algunos contactos con el
puesto en circulación en Europa, particularmente en Italia el impacto y la
aceptación de la novela Cien años de soledad de Gabriel García Márquez fueron
como Dido, evoca al Melquíades del escritor colombiano. De los dedos de
Esperia, la madre de Garibaldo, salen algunas llamitas y las ventanas suelen
volar agrupadas en bandadas; esas marcas serán el punto de partida de un
componente barroco de la poética de Tabucchi, que entrelaza y complica los
límites endebles de la realidad y la imaginación.
escritura de Antonio Tabucchi incorpora algunos componentes distintivos que
comienzan a diferenciar los nuevos textos de su obra anterior, desplegada como
un vasto friso centrado en el mundo campesino de la región de Toscana con sus
tradiciones y sus conflictos sociales. En el relato que da título al volumen se
traman ciertos motivos que Tabucchi había trabajado en sus primeras novelas,
pero el grado de elaboración y la complejidad de su urdimbre alcanzan un mayor
nivel de sutileza y refinamiento; la indagación de la memoria como búsqueda de
la identidad, los meandros del tiempo, la imposibilidad de llegar a una única
verdad, son construidos con una impronta propia, en la que el rigor intelectual, la
intensidad de la palabra poética y la agudeza para incursionar en los dilemas que
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Con la aparición del libro de relatos El juego del revés, en 1981, la
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por inercia, y escribe un folletín por entregas sobre una reina africana que muere
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notables. Melchiore, nacido sietemesino, que llega a ser ingeniero agrónomo casi
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pequeño navío, dramatizando la tensión ancestral entre el destino individual
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alegoría narrativa de un viaje peligroso en el que el hombre es el capitán de su
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cifras simbólicas antes que designaciones individuales; cada uno de ellos parte
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enfrenta el conocimiento en nuestra época configuran una estética que exhibe el
gesto inquisitivo como signo de una conciencia crítica, inquieta y reflexiva,
dispuesta a indagar las complejidades pero sin desembocar en respuestas
conciliadoras ni reduccionistas.
Dama de Porto Pim, de 1983, es un volumen compuesto de un conjunto
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novela de indagación de la identidad, situada en la India, Tabucchi rechaza la
fácil tentación del exotismo para centrarse en una existencia signada por el
encuentro del protagonista con personajes que como anuncios indescifrables lo
conmueven más intensamente que los extraños paisajes por los que se desplaza.
La narración rodea las acciones con el vacío de las elisiones y los cortes como si
cada interpretación de la otredad y de sus circunstancias constituyera una
peligrosa cercanía al abismo de la indeterminación. El relato progresa asediado
por fuerzas contrapuestas: el secreto, el fragmento, el dato vedado al
conocimiento del lector, parecen tener funciones ambiguas, por una parte,
interfiriendo todo cierre que implique la repetición de una fórmula cristalizada.
En 1985, aparece Pequeños equívocos sin importancia, un libro de relatos
en los que el azar, el equívoco y lo aleatorio intervienen construyendo redes de
relaciones en las que se agrava y se atenúa de modo ambivalente e incierto la
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emergen en movimientos de desnovelización que atraviesan la escritura
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contribuyen a la articulación del enigma y a la tensión del suspenso y, por otra,
responsabilidad de los personajes enfrentados a situaciones en las que son
arrojados inesperadamente. Al año siguiente publica, La línea del horizonte,
novela de marcado sesgo existencial, en la que emerge un clima de desazón ante
la incapacidad de vivir en plenitud; el asedio de la alegoría de la muerte y la
insistencia de un sentimiento de piedad sobre los restos mortales modelan el
relato en el cruce entre el género policial y la novela filosófica.
Los volátiles del Beato Angélico, de 1987, es también un volumen
misceláneo, que reúne relatos cruzados por una gran diversidad de motivos:
históricos, líricos, paródicos, fantásticos, todos ellos tejidos con alusiones
autobiográficas en las que asoman sus búsquedas personales más intensas.
Tanto en Los volátiles del Beato Angélico como en Dama de Porto Pim el
encuentro de materiales de origen diverso, a veces con evidentes alusiones
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diversidad de los materiales que los componen. En Nocturno hindú, de 1984,
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misceláneo de relatos que tienen al naufragio como hilo que entrelaza la
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metaliterarias, a veces abiertamente no literarias, y con marcadas disonancias
entre
sí,
cambiantes
constituyen
que
constelaciones
evocan
de
caleidoscopios
rasgos
en
reunidos
incesante
en
tránsito;
figuraciones
todo
ello
posibilitado por la impronta inesperada que las determinaciones insólitas de las
variaciones del azar provocan y expanden. Algunos de estos relatos dan a leer
micropoéticas en las que las estructuras abiertas parecen evocar el diseño de
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afirmación y madurez de su poética literaria, comienzan a traducirse al español a
mediados de la década del ochenta, período en el que se renueva el interés de
los lectores de habla hispana por la literatura italiana contemporánea, situación
generada en gran medida por la inmensa ola producida a partir de El nombre de
la rosa de Umberto Eco, publicada en 1979; atención que en otros ámbitos se
manifestaba a su vez por la alta valoración crítica que recibía la narrativa de Italo
Calvino. La obra de Tabucchi comienza a difundirse desbordando el primer círculo
de sus lectores que lo habían constituido en un autor de culto.
diálogo, finalmente trunco, con alguien ausente, aunque paradójicamente
presente en escena como cifra obsesiva del vacío. En “Señor Pirandello, le llaman
por teléfono”, un actor, que quiere representar a Fernando Pessoa, llama al
dramaturgo italiano para que lo guíe en su cometido. El personaje aparece
1 5 7 7 -
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teatrales, en los que el único protagonista en escena busca establecer un
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En 1988, aparece, I dialoghi mancati, que agrupa dos monólogos
construido como una metáfora del escritor: alguien que finge ser otro, que se
oculta en una multitud de máscaras diferentes, imaginando existencias ajenas
más intensas y complejas que su propia vida. Hay en esta simetría una alusión al
cambio de percepción de la figura del escritor en el imaginario social de los
últimos años, Tabucchi no lo concibe como una especie de demiurgo, sino, más
bien como un hombre desasosegado, carente de certezas, involucrado en una
búsqueda constante por entender las incertidumbres que lo acechan. En “El
tiempo apremia” el protagonista intenta afanosamente localizar a su hermano
para hablar con él, pero su intento es vano porque cuando consigue encontrarlo
ya es tarde porque ha muerto. Estas obras, que Tabucchi ha considerado como
ensayos experimentales, se constituyen alrededor de un motivo que la literatura
italiana ha abordado insistentemente en toda su tradición, el diálogo con los
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Los textos de este lapso, que pueden considerarse como un momento de
T o n o s
alguna de sus novelas.
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muertos, moldeando la escritura con la idea del más allá, la conjetura acerca de
ese no-lugar al que han ido a parar todos los que han pasado por esta tierra y la
han abandonado, es decir, los que permanecen en nuestra memoria como los
que ya han sido. I dialoghi mancati anticipa el núcleo que en Réquiem alcanza un
alto grado de sutileza y complejidad.
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ellos, se presenta como un mosaico en el que se revela un trazado de
recurrencias que les otorga unidad: el paso irremediable del tiempo y la mirada,
que se construye desde esa perspectiva, migran repetidamente tejiendo el
filamento textual que une todos los cuentos; y Réquiem, novela escrita
originalmente en portugués, es una especie de sonata en la que el protagonista
dialoga con vivos y con muertos en un mismo plano; la sombra de Fernando
Pessoa y su Lisboa contemporánea diseñan una historia en la que son
indiscernibles el homenaje al poeta y la perturbación por lo inexplicable. El ángel
negro y Réquiem abren una tercera etapa en la que la escritura de Tabucchi
poética; correlativamente, el componente lúdico abre el dilema de la reflexión
ontológica, en la que el laberinto es una alegoría que contiene y propaga la
conjunción indecible del orden y el caos.
Si en estos años Antonio Tabucchi ya no era tan solo un escritor de culto
1 5 7 7 -
D i g i t a l
narrativa asentada en la fragmentación temporal y la densidad de la palabra
I S S N
alcanza una dimensión constructiva rigurosa, constituyendo una economía
y su obra se leía en ámbitos más amplios, las circunstancias excepcionales que
rodearon la filmación de su novela Sostiene Pereira, de 1994, dirigida por
Roberto Faenza y protagonizada por Marcello Mastroianni, en su último papel
protagónico, tras el cual, poco tiempo después, iba a fallecer, abrieron su obra a
un conocimiento que excede con mucho la fama restringida y el prestigio que
había alcanzado para convertir la novela en un best-seller y correlativamente
generando un creciente interés sobre su narrativa anterior. Sostiene Pereira se
desarrolla en un período trágico de la historia europea, el del ascenso y
consolidación de los totalitarismos; el protagonista no lleva a cabo actos de
arrojo extraordinario, es un hombre común, asediado por el remordimiento y los
recuerdos, que en un momento de su vida asume el riesgo del compromiso
político.
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ángel negro, compuesto de relatos que más allá de la autonomía de cada uno de
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Después de varios años de silencio, en 1991 aparecen dos volúmenes, El
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En 1996 aparece en castellano Sueños de sueños seguido de Los tres
últimos días de Fernando Pessoa, que reúne dos textos publicados en 1992 y
1994 respectivamente. Tabucchi da una vuelta de tuerca a la metáfora borgeana
de la memoria ajena, en sus relatos imagina los sueños de otros, desde Dédalo
hasta Freud, pasando por Ovidio, Rabelais, Caravaggio, Debussy o García Lorca.
Escribir los sueños de otro es una variante del tema del doble pero es también
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incesante en la que se construye una memoria personal con experiencias y
recuerdos ajenos. Las escenas de los libros amados regresan como recuerdos
I S S N
sueño en que moran los recuerdos de los escritores muertos y que regresan en la
imaginación de una escritura que los inscribe en el futuro para ser leídos en la
perpetua fugacidad del presente. En estos relatos Antonio Tabucchi combina la
densidad de la imagen poética con la maestría de la narración breve.
En 1997, aparece La cabeza perdida de Damasceno Monteiro, centrada en
la resolución de un crimen que coloca al protagonista de la historia, el abogado
supuestos subyacentes a partir de los cuales se mide el valor de verdad de una
persona de acuerdo con el rango de prestigio social que ha alcanzado, por una
parte, con la actitud de Lotton que considera que el ser humano es respetable y
creíble más allá de la posición social que ocupa, por otra. En esta novela
Tabucchi, expone su concepción del intelectual como aquel que debe suscitar la
lo que implica afirmar que si se verifica una completa armonía entre el artista y
el orden constituido, el arte se convierte en algo inútil, falso y consolador.
Esa es el concepto de intelectual que Tabucchi expone en La gastritis de
Platón, publicada en 1998, respondiendo al artículo de Umberto Eco “El primer
deber de los intelectuales: permanecer callados cuando no sirven para nada”, en
el que restringe la tarea intelectual exclusivamente a la gestión de la cultura, es
decir un administrador de la tradición y dedicado casi exclusivamente a la
educación de los más jóvenes.
La réplica de Tabucchi comienza por advertir un llamativo olvido en el que
incurre Eco: no tiene en cuenta al escritor y/o poeta; a partir de ese
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duda, desmontando las seguridades elaboradas por los consensos mayoritarios;
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marginado. El nudo del conflicto se configura en la confrontación de los
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Lotton frente al dilema de la falta de credibilidad social que debe soportar un
T o n o s
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privados. Tabucchi parece alegar que la tradición literaria tiene el diseño de un
T o n o s
una magnífica alegoría de la experiencia literaria. La lectura es una tarea
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señalamiento argumenta que la tarea del intelectual es la de leer la realidad “al
revés”, trastrocando el eje causa-efecto, esa reversibilidad del tiempo se debe
trasladar a la historia social, para revelar las causas, que habitualmente están
enmarañadas, disimuladas en las consecuencias de los efectos. La función del
intelectual no es tanto la de crear la crisis, sino la de poner en crisis.
Internacional de Berlín, que había convocado a diez escritores para que
reflexionasen acerca de la realidad en el fin del milenio.
Tabucchi ha dicho que este libro debió llamarse “reportaje de un
reportaje”. Inicialmente es un conjunto de notas en forma de diario, escritas
mientras acompañaba a Liuba, una judía polaca a quien conoció en Lisboa, en
I S S N
1968, y cuyos padres emigraron a Portugal huyendo del nazismo. Liuba lo visita
en Florencia treinta años más tarde, cuando la ciudad se ha convertido en un
infierno mucho más degradado que el que describe Dante en su Divina Comedia.
Tabucchi la guía
por los alrededores de Florencia, en los que una comunidad
recluida en las afueras de la gran ciudad del Renacimiento italiano en condiciones
infrahumanas. Los campos de detención en los que han sido hacinados están
rodeados de alambres de púas con puertas rigurosamente vigiladas. Tabucchi
narra en el epílogo de su libro una historia de amor imposible y desesperada
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étnica instrumentada por Milosevic en complicidad con las fuerzas de la OTAN, es
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musulmana exiliada de Kosovo, Macedonia y Servia, perseguida por la limpieza
entre una mujer no-gitana y un gitano, finalmente destruida por la miseria, la
segregación y la indiferencia burocrática; esta parábola inevitable culmina con
un manifiesto en el que el escritor propone sustituir los prepotentes burócratas y
los turistas banales por gitanos para mejorar a Florencia.
Este año, Feltrinelli publica Si sta facendo sempre più tardi. La novela se
desarrolla en la sucesión de dieciocho cartas, de las cuales sólo la última está
escrita por una mujer, componiendo una red de remisiones y entrecruzamientos
en los que la tensión entre el deseo de un cambio y el denso lastre del pasado
asedian el presente de la escritura. Tabucchi trastorna la tradición de la narrativa
epistolar, perturbando los protocolos y renovando el género. La carta es un
yacimiento en el que se acumulan los rasgos distintivos de la escritura literaria;
se constituye, ante todo, como un diálogo diferido con lo que queda del otro, con
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T o n o s
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gitanos y el Renacimiento. El texto apareció en la revista alemana Lettre
T o n o s
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En 1999, la editorial Feltrinelli publica Gli Zingari e il Rinascimento, Los
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sus resonancias, cuando se ausenta. La carta impone al otro la desaparición, el
silencio, esa forma anticipada del mutismo mortuorio, para inscribirlo como
destinatario y lector. En toda carta se cruzan los significados del duelo, se lleva
al extremo las funciones de los destinadores-destinatarios, formando un
encadenamiento que puede extenderse indefinidamente a ambos lados, siempre
orientándose no sólo hacia lo que se escribe sino hacia la mirada ausente del
6 9 2 1
epistolar para escudriñar en los pliegues de las pasiones humanas: la ternura, la
sensualidad, la añoranza, la culpa, el abandono, la crueldad, entrecruzando
1 5 7 7 -
curso; la elección del eje cronológico, el proyecto de distinguir diferentes etapas
la última una voz femenina lejana e impiadosa.
Más arriba, señalé las dificultades de todo intento de ordenar una obra en
en la producción literaria de Antonio Tabucchi exhibe sus limitaciones al
reflexionar sobre la última de ellas, que llega hasta la actualidad, puesto que no
otorgan un cierto grado de consistencia a la caracterización de esa etapa, que
puede variar cuando se la revise desde una perspectiva temporal que permita
otro tipo de análisis.
La difusión de su obra en los medios masivos y el universo en expansión de
sus
lectores
le
han
otorgado
al
escritor
italiano
otra
visibilidad,
ese
el estado deplorable y la marginación que sufren los exiliados en Europa, el
creciente racismo que se manifiesta desaforadamente en los tiffosi cada domingo
en el fútbol italiano, su prédica para alertar y desenmascarar el totalitarismo que
implica la fusión del poder político y el poder mediático reunidos por Silvio
Berlusconi, o los peligrosos deslizamientos desde la información periodística
hacia la mera propaganda que se ha producido, en particular en las cadenas de
noticias norteamericanas, tras los atentados a las torres gemelas de Nueva York.
Pero esa intervención activa, ese rol del intelectual que cuestiona, que llama la
sobre
las
motivaciones
ocultas
que
organizan
los
consensos
globalizadores, no ha paralizado su escritura literaria, en su última novela
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reconocimiento lo ha habilitado para intervenir activamente en diversas causas:
atención
1 5 7 7 -
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creo que esas dificultades no impiden señalar algunas características que le
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hay suficiente distancia para elaborar una especulación crítica. De todos modos,
T o n o s
D i g i t a l
demandas amorosas que van tejiendo ansiosos y solitarios amantes responde en
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reclamos y nostalgias a lo largo de las primeras diecisiete cartas; a todas esas
T o n o s
otro que leerá la carta. Tabucchi aprovecha la riqueza significativa de la novela
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retoma y acentúa los motivos que articulan su poética narrativa, centrados en la
incertidumbre de la existencia que se desliza entre la invención, el recuerdo y la
fugacidad del presente, sin poder situar los límites precisos y sin saber si existe
posibilidad de distinguirlos o, si acaso, por el contrario, al parecer la ilusión
radica en la conjetura que pretende mantenerlos separados.
1 5 7 7 -
máscara e identidad, se explora la vida como si fuera una constelación incierta
de fragmentos perpetuamente movidos por el azar y la contingencia, por una
parte, y el gesto inquisitivo de un escritor que no renuncia a interrogarse sobre
las cuestiones más acuciantes de nuestra actualidad, por otra, es posible diseñar
el perfil intelectual del escritor italiano Antonio Tabucchi.
II – Una poética conjetural
D i g i t a l
Pier Paolo Passolini
perplejidad raigal: cada fragmento de realidad que sus narradores relatan y sus
personajes enfrentan e indagan a medida que es examinado tan sólo entrega
desvíos, digresiones, borrosos perfiles. De este modo, todos los gestos de
comprensión terminan enmarañados ante la desmesurada complejidad de la
existencia.
Las travesías que sus narraciones recorren tienen el diseño de una
encrucijada: cada intento de búsqueda de saber acerca del mundo alcanza la
forma de una suma inescrutable en la que cualquier interrogante tiene múltiples
posibilidades de resolución, las que, además de ser intercambiables entre sí,
aparecen como réplicas confusas y desvaídas de una totalidad inalcanzable para
los vanos intentos del descifrador, condenados irremediablemente al fracaso.
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La escritura de Antonio Tabucchi prolifera y se disemina a partir de una
1 5 7 7 -
Yo sé, porque soy un intelectual, un escritor que se esfuerza en
estar al tanto de todo lo que sucede, en conocer todo lo que escribe,
en imaginar todo lo que no se sabe o se calla, que coordina hechos
lejanos, que reúne las piezas desorganizadas y fragmentarias de un
coherente cuadro político, que restablece la lógica allá donde
parecen reinar la arbitrariedad, la locura y el misterio.
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bordes inciertos de realidad e imaginación, de ensoñación y memoria, de
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En la tensión entre una narrativa de ficción literaria en la que desde los
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Los relatos de Tabucchi aluden insistentemente a una única certeza
bifronte e indiscernible: la de la relatividad de los valores y la del naufragio de
los instrumentos de conocimiento que la modernidad fue forjando en su
desarrollo. Pero esa aporía no supone la clausura definitiva a todo intento, antes
bien es la cifra de una pasión por lo imposible que da a leer su escritura; la
nostalgia y el dolor son la fisura por la que se cuela la ilusión nunca abandonada
6 9 2 1
1 5 7 7 -
de la literatura.
Las cartografías de esas indagaciones paradójicas se desarrollan a partir
de algunas variaciones: los juegos indecidibles con el otro lado de las cosas en El
juego del revés, los estrechos pasajes que enlazan la maldad y la infelicidad en
El ángel negro, el cruce inextricable entre los vientos de la historia y el destino
individual en Sostiene Pereira, la exploración de las pruebas inalcanzables de la
identidad en La línea del horizonte, el íntimo encastre que articula contingencia y
error como causalidad dominante de nuestras existencias en Pequeños equívocos
sempre più tardi. Esas travesías, que se tejen en sus narraciones, tienen
principios constructivos recurrentes: la vida pensada como un viaje no sólo se
extiende a lo largo de un complejo laberinto, sino que también es una
representación teatral en la que cada escena forma parte de un rompecabezas
perpetuamente
desordenado,
que
hay
que
intentar
recomponer
a
cada
con matices cambiantes asediando la imaginación pensada como un núcleo
inenarrable. Las posibilidades que se presentan en cada opción son infinitas y no
hay un modelo predeterminado que asegure el porvenir, aunque tan solo sea el
pequeño porvenir del instante futuro; el mundo que nos da a leer Tabucchi es un
mundo ambiguo y plural, atrapado en los movimientos inesperados del azar y la
contingencia. Las certezas, entonces, aparecen como la línea del horizonte, un
juego del revés, que se alejan en la medida en que intentamos acercarnos.
Sus personajes, y por extensión sus lectores, deben asumir que sus
existencias no participan de universos racionales, predecibles y determinados, es
decir no hay absoluto ni orden que nos otorguen seguridad y amparo.
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momento; son historias contadas una y otra vez desde diferentes perspectivas
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perdida de Damasceno Monteiro, la pasión y el desencuentro en Si sta facendo
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sin importancia, las sinuosas relaciones entre ética y derecho en La cabeza
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posibilidades inexploradas que se refugian en los universos alternativos del yo y
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de lo que hubiera podido ser, es decir, la imaginación inasible de todas las
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En la narrativa de Antonio Tabucchi hay temáticas recurrentes que pueden
ser pensadas como modos de ingreso alegóricos a sus obsesiones literarias, dos
de ellas aparecen como artificios privilegiados por su insistencia: el viaje y la
temporalidad.
El viaje se inscribe como alegoría de la búsqueda existencial, diseminada
relatos. Las circunstancias concretas en las que ocurren las historias, sea en la
lejanía de la India o de la Lisboa atemporal de Pessoa, sea en la inminencia de la
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[...] todo era vivido como si fuese distinto y ocurriese muy lejos.
Africa era sólo un espacio del espíritu, algo imprevisible, un azar.2
ese es el espacio en que se mueve el auténtico viajero:
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ciudad en la que habitan sus personajes, es irrelevante:
T o n o s
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en múltiples ramificaciones que se entrelazan con los temas centrales de sus
Mi guía era un librito un poco excéntrico que daba consejos
perfectamente incongruentes, y yo lo estaba siguiendo al pie de la
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obligatorios como en los grandes museos visitados a toda prisa, sino
como un ser vagabundo e ilógico, disponible para el ocio y el error.3
narraciones, desde lugares remotos a la intimidad de la cercanía de las ciudades
italianas, pasando por su Lisboa entrañable, no hay en su escritura ninguna
concesión a la facilidad del pintoresquismo mimético, que introduciría la ilusión
referencial de una objetividad posible, al menos en la descripción de los
escenarios de las acciones vividas por los personajes.
La infancia y la muerte en tanto que puntos de partida y de llegada del
viaje existencial se inscriben como marcas emblemáticas en la obra de Antonio
2
El juego del revés, Barcelona, Anagrama, 1986. Las bastardillas de las citas son mías,
salvo observación en contrario.
3
“Los trenes que van a Madrás”, Pequeños equívocos sin importancia, Barcelona,
Anagrama, 1987.
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Esto también puede explicar que más allá de la ambientación de sus
estereotipadas al que se aconsejan tres o cuatro itinerarios
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No trataba al viajero como a un saqueador ávido de imágenes
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incongruente, así que aquel libro estaba hecho ex profeso para mí.
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letra. El hecho era que también mi viaje era perfectamente
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Tabucchi. La infancia aparece como un motivo de la temporalidad en el que se
entrelazan dos sentidos contradictorios; por una parte, la infancia y los primeros
años de la juventud emergen como épocas doradas, abiertas al futuro,
portadoras del inefable patrimonio de la virtualidad potencial, sin la carga pesada
de lo irremediablemente ocurrido, ese pasado es evocado con nostalgia en “Carta
desde Casablanca” de El juego del revés, en “Pequeños equívocos sin
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trucha que se agita entre las piedras me recuerda tu vida” de El ángel negro.
Pero, por otra, la infancia emerge como un espacio temporal inquietante, en la
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que esto trae consigo. De esta manera, el lugar común que une infancia y libre
imaginación creadora deriva a menudo en situaciones aberrantes como en “Las
tardes de los sábados” en El juego del revés, “Los hechizos” en Pequeños
equívocos sin importancia, “Nochevieja” en El ángel negro. Esa contradicción
constitutiva de la evocación de la infancia se erige en la narrativa de Tabucchi
como una constante que funda las diversas modalidades de representación del
negro, los procesos de aceleración en Piazza d’Italia, o de detención en Réquiem,
el trastorno de la lógica pasado-presente-futuro en “Pretérito compuesto. Tres
cartas” de Los volátiles del Beato Angélico.
Además de las derivas que diseñan las contradicciones, la temporalidad
tabucchiana exhibe, como los demás componentes de la existencia, una
su interpretación no podrá ser otra cosa que una empresa destinada a la
ambigüedad y al misterio.
La importancia de la muerte atraviesa la narrativa de Tabucchi desde su
primera novela, Piazza d’Italia, en la que su ominosa presencia abre y cierra el
relato, hasta una de las últimas, Sostiene Pereira, que articula obsesivamente las
vivencias del protagonista. Para Tabucchi “la muerte es la no presencia, la
ausencia de una persona que existía, es algo imposible de comprender”.4 La
muerte es concebida como la instancia que exhibe desaforadamente la finitud
temporal de la existencia, de la que la desaparición es tan sólo una consecuencia
4
“Equivoci senza importanza”, Mondo Operaio, 12, 1985.
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significación que relativiza toda univocidad, lo que implica que cualquier asedio a
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sinuosidad de avances y retrocesos en “Noche, mar o distancia” de El ángel
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tiempo: la circularidad de “Cine” de Pequeños equívocos sin importancia, la
T o n o s
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que ya está en ciernes la dificultad para entender el mundo y se vive la desazón
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importancia”, en “Los archivos de Macao” de Los volátiles del Beato Angélico, “La
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menor, algunos de sus personajes se rebelan ante lo inexorable y se
comprometen en búsquedas que a los ojos de quienes los rodean aparecen como
absurdas e inútiles: la investigación de Spino para conocer la identidad
desconocida de un muerto en una Génova fantasmal en La línea del horizonte; el
viaje de Roux que atraviesa la India persiguiendo los rastros de un amigo
perdido; la persistencia de Pereira en sostener un diálogo con su esposa fallecida
de Tabucchi:
¿Qué significa estar en contra de la muerte?[...] cada hombre es
absolutamente indispensable para los demás y todos los demás son
absolutamente indispensables para cada uno [...] y todos son
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entidades humanamente concomitantes a él, cada hombre es la raíz
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Damasceno Monteiro, sintetiza la idea de la muerte que se reitera en la narrativa
T o n o s
ya hace muchos años. La postura de Lotton, el abogado de La cabeza perdida de
del ser humano [...] repito, el ser humano es el punto de referencia
para el hombre [...] la afirmación deontológica está en su origen
dirigida contra la negación del hombre, por lo tanto, es propio del
tiene experiencia de su propia muerte, sino únicamente de la
condición infranqueable de toda ética humana.5
Estas pequeñas gestas utópicas nos acercan a otro de los motivos
dominantes de la narrativa de Tabucchi, el de la memoria que íntimamente unida
a la nostalgia, configura uno de los ejes nodales de su poética:
Las luces volvieron a apagarse, quedó tan sólo la bombilla azul, era
de noche, estaba entrando en Portugal como tantas otras veces en
mi vida, Maria do Carmo había muerto, notaba una sensación
extraña, como si desde lo alto me estuviese contemplando a mí
mismo que en una noche de julio, en un compartimiento de un tren
casi a oscuras, estaba entrando en un país extranjero para ir a ver a
5
La cabeza perdida de Damasceno Monteiro, Barcelona, Anagrama, 1997.
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temer la suya propia [...] y de todos es el fundamento último y la
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muerte ajena, a partir de la cual sólo por reflejo puede imaginar y
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hombre su estar contra la muerte, pero puesto que el hombre no
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una mujer que conocía bien y que había muerto. Era una sensación
inédita y se me ocurrió pensar que tenía algo que ver con el revés.6
Este fragmento da a leer la preocupación, compartida por casi todos los
personajes protagónicos de sus relatos por la inexorabilidad temporal y el
privilegiada para internarse en el mundo del revés, es el pasaje al otro lado,
inscripto como el itinerario obligado para comprender el presente. Este gesto
conduce casi irremediablemente a la imposibilidad de discernir la íntima fusión
asimismo, anuncia y conlleva otras contaminaciones:
I S S N
—la memoria que no puede distinguir entre lo vivido y lo imaginado:
También yo hablo de equívocos, pero no creo amarlos; soy más bien
propenso
a
descubrirlos.
Malentendidos,
dudas
comprensiones
tardías, inútiles lamentaciones, recuerdos tal vez engañosos, errores
una atracción irresistible, casi como si fuera una vocación, una
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especie de pobre estigma desprovisto de sublimidad. Saber que se
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tontos e irremediables: las cosas fuera de lugar ejercen sobre mí
trata de una atracción recíproca no me sirve precisamente de
consuelo. Podría consolarme la convicción de que la existencia es
equívoca por sí misma y que nos distribuye equívocos a todos, pero
creo que sería un axioma, tal vez presuntuoso, no muy distinto de la
1 5 7 7 -
metáfora barroca.7
—el pasado evocado por la memoria que reaparece configurado de acuerdo con
falsos materiales:
Por esos azares que tiene la vida, uno puede encontrarse durmiendo
en el hotel Zuari. Lo cual, en el momento mismo, podrá parecer una
experiencia no demasiado afortunada; pero en el recuerdo, como
siempre en los recuerdos, depurada de las sensaciones físicas
inmediatas, de los olores, del color, de la contemplación de aquel
6
El juego del revés, ob. cit.
7 La Dama de Porto Pim, Barcelona, Anagrama,1984.
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que en la memoria se produce entre el pasado y el presente, fusión que,
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desvelo por el pasado; la indagación en el tiempo, en tanto que fisura
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bichito bajo el lavabo, la circunstancia asume la vaguedad que
mejora la imagen. La realidad pasada es siempre menos mala de lo
que fue efectivamente: la memoria es una formidable falsaria. Se
producen contaminaciones, incluso sin querer. Hoteles así habitaban
ya nuestro universo imaginario: los hemos encontrado en los libros
de Conrad o de Maugham, en alguna película americana extraída de
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zanahorias y patatas de guarnición. Ella se sirvió con abundancia, él
I S S N
tomó un trozo pequeño. Eres una poetisa hambrienta, hermosa
rubia, pensó, eres una poetisa hambrienta. Estaba buena la trucha.
La saboreó y se sirvió otro trocito. Dios mío cuánto tiempo ha
pasado. Sintió todo el peso del tiempo. ¿Cuánto tiempo había
las piedras. Y ahora de todo aquello que había sido quedaba tan
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sólo una trucha hervida delante de él, y él sentía que era un buen
I S S N
pasado?, pero ¿desde cuándo? Desde que la trucha se agitaba entre
plato.9
A pesar de todas esas asechanzas hay en su narrativa una exigencia de
defensa y valoración de la memoria como último refugio de la identidad:
no sé por qué empiezo esta carta hablándote de una palmera,
después de dieciocho años sin saber nada de mí. Quizá porque aquí
hay muchas palmeras, las que veo desde la ventana de este
hospital bajo el viento tórrido meciendo sus largos brazos a lo largo
de los paseos ardientes que se pierden hacia el blanco, frente a
nuestra casa, cuando éramos niños, había una palmera. Quizá tú no
la recuerdes porque fue abatida, si la memoria no me engaña, el
8
Nocturno Hindú, Barcelona, Anagrama, 1985.
“La trucha que se agita entre las piedras me recuerda tu vida”, El ángel negro,
Barcelona, Anagrama, 1993.
9
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Lina,
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Rita llegó con la bandeja. Era una trucha asalmonada hervida, con
indiscernibles:
T o n o s
—a menudo los territorios del sueño y de la memoria se presentan como
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las novelas de Kipling o de Bromfield: nos parecen casi familiares.8
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año que ocurrió aquello, o sea el cincuenta y tres, creo que fue en
verano, yo tenía diez años. Nosotros tuvimos una infancia feliz,
Lina, tú no puedes recordarla y nadie ha podido contarte nada, la tía
con la que creciste no puede saberlo, sí, claro, puede decirte algo de
papá y mamá, pero no puede describirte una infancia que ella no
recuerdos que son constitutivos de la identidad de quien recibe el relato, es una
tarea ineludible y esencial que se configura como una respuesta laica a la
muerte, alternativa de la idea cristiana de resurrección del alma; esta idea es tan
fuerte en Tabucchi que alcanza a un católico convencido como Pereira que
saliendo del molde de su vida cómoda y reparada se anima a desafiar la brutal
I S S N
dictadura de Salazar con el objetivo de honrar la memoria de su amigo
asesinado.
D i g i t a l
1 5 7 7 -
Reponer la memoria del otro, deslizar desde las propias vivencias los
T o n o s
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conoció y que tú no recuerdas.10
De todos modos este aspecto positivo, el de la memoria en términos de
voluntad de rescate del pasado por el recuerdo, no siempre implica que las
D i g i t a l
ese
conocimiento
sean
las
mismas.
Algunos
de
los
protagonistas de los relatos de Tabucchi hacen el recuento de sus vidas movidos
por la insatisfacción o el remordimiento por alguna circunstancia como se va
entreviendo a medida que avanza la narración de La línea del horizonte y Spino
junto con la indagación de la identidad de Carlo Nobody descubre inquietantes
rugosidades en la piel de las máscaras con las que ha ido encubriendo su
otorga una remake de una película en la que se repite un encuentro con su
amada en la realidad y en el guión cinematográfico en “Cine” de Pequeños
equívocos sin importancia, el intento está tan cargado de retórica desgastada
que desde el primer momento tiene un destino inevitable de fracaso, el lector
asiste al doble deterioro de los personajes, el que es producto del paso de los
años y el de la grieta que escinde la realidad de la ficción que sólo tienen un
ilusorio punto de contacto en el denso maquillaje que recubre sus rostros.
10
El juego del revés, ob. cit.
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pasado; otros personajes intentan reconstruir lo vivido apelando al desvío que le
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de
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consecuencias
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La memoria también suele ir articulando formas de encierro que van
ciñendo sus muros hasta estrechar a los que quedan atrapados entre sus límites,
incluso aquéllos que en su existencia detentan el mayor grado de poder:
Don Pedro, como se ha visto, era hombre de avaras palabras y de
firme carácter: al día siguiente un bando austero anunciaba en todo
6 9 2 1
desde Coimbra hasta Alcobaça. Doña Inés fue exhumada de su
1 5 7 7 -
difundían a cada paso un sonido agudo. La multitud, como se había
colocada en la carroza real descubierta, a la derecha del rey. Los
conducía una pareja de caballos blancos con grandes penachos
coloreados. Cascabeles de plata en los hocicos de las bestias
ordenado, se dispuso en hilera a ambos lados del cortejo nupcial, y
conjugaba reverencias de súbditos y repugnancia. Soy propenso a
defendían, por otra parte, los resortes de su poderosa imaginación,
sino con ella de verdad, antes de que muriera. Se podría sostener
que él estaba sustancialmente loco, pero sería una evidente
simplificación.11
motivos: la memoria, el recuento existencial, la imposibilidad de distinguir los
límites entre el presente vívido y el pasado evocado en el recuerdo, el diálogo
con la permanencia de los muertos que han signado de alguna manera la vida de
los personajes. La novela es una travesía en la que se reflexiona sobre la
imposibilidad de conocer la realidad en términos de certezas firmes, nuestros
saberes aparecen cribados por fisuras por donde se cuelan lánguidamente todas
las certidumbres, el sujeto se desvanece en tanto que conciencia poseedora de la
capacidad de constituir una coherencia unificadora. Los interrogantes que se
abren ante la vacilación de las certezas quedan sin resolverse. Si en el relato se
11
“El amor de Don Pedro”, Los volátiles del beato Angélico, ob. cit.
6 9 2 1
Réquiem se teje en el entrecruzamiento insistente de varios de estos
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estuvo seguro de viajar no con el cadáver de su antigua amada,
I S S N
creer que don Pedro, indiferente a las apariencias, de las que lo
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todavía en descomposición. Fue vestida de blanco, coronada y
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tumba. El cronista no revela si era ya un esqueleto desnudo o
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el reino una gran fiesta popular, la coronación de una reina, un
solemne viaje de novios, entre dos hileras de multitud exultante,
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traspasan los límites más extremos de la temporalidad, los de la vida y de la
muerte, y a pesar de todo, no se pueden alcanzar respuestas, el lector se
enfrenta con la perplejidad de las carencias del conocimiento. Los enigmas que el
yo narrador va exponiendo se refieren a acontecimientos para él inexplicables, lo
que
exhibe
su
imposibilidad
de
encontrar
parámetros
que
le
permitan
comprender la realidad. Su inseguridad lo obliga a apelar al saber de los
6 9 2 1
interpretación vacilante, fragmentaria, subjetiva. Al no haber una versión
definitiva de la realidad ni siquiera los muertos pueden avalar ningún saber sobre
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Eran noches solitarias, la casa en invierno quedaba envuelta en la
ficción y realidad:
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cuando el narrador desmonta las convicciones en torno de las distinciones entre
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el mundo. A todo ello hay que sumarle otra vuelta de tuerca, que se expone
T o n o s
muertos, pero no obtiene ninguna explicación y queda apresado entonces en su
densa niebla, los amigos estaban en Lisboa y no venían, no había
nadie que apareciera o que llamara por teléfono, yo me dedicaba a
era una historia disparatada, una historia sin solución ¿cómo se me
escribiéndola? Peor aún, aquella historia estaba cambiando mi vida,
la había cambiado ya, después de haberla escrito mi vida no
volvería a ser la misma. Eso era lo que me decía a mí mismo,
encerrado allá arriba para escribir aquella historia disparatada, una
plano real: y yo no lo sabía pero me lo imaginaba, no sé por qué
suponía que no se deben escribir historias así, como aquélla, porque
siempre hay alguien que después imita la ficción, que consigue que
se haga verdadera. Y así fue, efectivamente. Aquel mismo año
alguien imitó mi historia, o mejor dicho, la historia se encarnó, se
transubstanció y yo tuve que vivir aquella disparatada historia una
segunda vez, pero esta vez en serio, esta vez las figuras que
atravesaban aquella historia no eran figuras de papel eran figuras
de carne y hueso, esta vez el desarrollo, la sucesión de mi historia,
se desenvolvía día tras día, yo iba siguiéndola en el calendario,
hasta podía preverla.12
12
Réquiem, Barcelona, Anagrama, 1994.
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historia que alguien después imitaría en la vida, transfiriéndola al
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había ocurrido escribir una historia así?, ¿cómo es que seguía
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escribir y me preguntaba a mí mismo por qué escribía, mi historia
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Si se trastrueca el paradigma que sostiene buena parte de nuestra
identidad, si la literatura no es una representación que copia a la vida, sino que
la vida copia a la literatura, sólo queda interrogarse sobre la entidad de lo
verdadero. Entonces el viaje, la alegoría existencial de Tabucchi, es una
1 5 7 7 -
que hace estallar las fáciles convicciones que discriminan rígidas tipologías en las
que se categoriza con urgencia la parcelación de la existencia en términos de
presente/pasado, imaginación/realidad, sueño/vigilia:
De
aquella
jornada
Firmino
habría
de
recordar
después
las
sensaciones físicas, concretas y a la vez casi extrañas, como si no le
concernieran, como si una película protectora lo aislara en una
especie de duermevela en la cual las informaciones de los sentidos
son registradas por la conciencia, pero el cerebro no es capaz de
En La gastritis de Platón, Tabucchi afirma que el acto de conocimiento
intelectual es también un acto creativo, todo el texto se elabora alrededor de una
pregunta —que como en toda polémica tiene una impronta retórica, puesto que
1 5 7 7 -
D i g i t a l
estados de ánimo [...]13
I S S N
elaborarlas racionalmente y permanecen fluctuando como vagos
apunta a una respuesta afirmativa— hasta qué punto los artistas y los escritores,
pese a sus fracasos y sus miserias, pueden aportar una contribución fundamental
a la tarea intelectual. El diseño de las posturas polémicas está nítidamente
delineado, Eco considera que la función del intelectual es la de trasmitir saber, la
de difundirlo y eventualmente la de gestionarlo, manteniéndolo tal y como es y
reduciéndolo a normativas institucionales; en cambio, Tabucchi, piensa que la
actividad del intelectual tiene como propósito producir novedad, para lo que
considera que es necesario apelar a otro tipo de lenguaje que permita mortificar
las argumentaciones lógicas, el lenguaje de la literatura, es decir, la ficción que
interpreta la realidad y le confiere sentidos, sin dejarse atrapar por la cárcel de
las lógicas dominantes.
6 9 2 1
T o n o s
D i g i t a l
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diseña una hoja de ruta que no reconoce los lugares comunes de la linealidad,
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navegación por los complicados meandros de la temporalidad, cada narración
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La poética de Antonio Tabucchi, poética que abarca todos los géneros que
recorre su escritura, parece configurarse en una contradicción progresiva entre la
unidad y la diversidad. Una historia que es el monograma de varias historias, un
injerto múltiple en el que se encastran unas en las otras, una inserción escondida
y revelada inscripta en un molinete imposible en el que todas las posiciones son
sucesivas y simultáneas a la vez. La escritura y cualquier otra forma de
6 9 2 1
última y unívoca de la realidad, sino al menos a las cercanías de alguna certeza,
tiene un único camino interminable, el de la lectura atenta de las formas que
1 5 7 7 -
preguntas acerca de la posibilidad y los límites del conocimiento humano; el
Creo que en la escritura de Antonio Tabucchi —tanto en el espacio de la
ficción literaria como en el del ensayo polémico— se plantean las mismas
punto de convergencia entre los dos registros reside en la exploración de
aquellos filtros que forman parte de nuestra percepción del mundo en el que
certeza de una percepción unívoca. Tabucchi se propone trastornar los
procedimientos con que los saberes dominantes recogen y ordenan los datos,
configuran los archivos canónicos y establecen la jerarquías del conocimiento,
perturbando las seguridades legitimadas con un modo de inquisición fundado en
la irreverencia de la imaginación creadora.
13
La cabeza perdida de Damasceno Monteiro, ob. cit.
6 9 2 1
Buenos Aires, Coghlan, diciembre de 2001.
1 5 7 7 -
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tiempo son portadores de opacidades y deformaciones que nos alejan de toda
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vivimos, filtros sin los cuáles nos resulta imposible la visión pero que al mismo
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precariedad y simpleza se autodenominan fieles a lo real.
I S S N
presentan sus simulacros, sin descartar ninguno, incluso aquellos que en su
T o n o s
representación, “parece decir” Tabucchi, para acercarnos ya no a la verdad
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