.-_r .... -~. ~ ~ ~ ~ ~ _ ¡Grande y hermosa es la Bolsa! Sin ella • no humearían las locomotoras en Africa, no ardería el gas en la cocina del obrero, no refulgirían los brillantes sobre la piel de las damas de los usureros. Sin ella, ni liberales rumanos, ni tranvías en Lisboa, ni automóviles, ni progreso, ni cultura. IIya Ehrenhurg: CITROEIO HP EDUARDO GALEANO/ La pasión de decir Aproximaciones: Para eer a Bufalino t olítica autoritaria, presos políticos, co trabando, nepotismo, olvido y silencio: el Paragua}'. de Stroessner E ste reportaje, realizado en una nación donde . prevalece una extraña y siniestra dictadura militar, e producto de un viaje que recogió los detalle más releval.les de la existencia de quien ha sido eje y círculo existencial del Paraguay en los últimos treinta añ08: Alfredo Stroessner. Política autoritaria, presos políticos, contrabando, nepotismo, olvido y silencio son lo ingredientes principales del trabajo periodístico que publicamos para dar a conocer la realidad de la PaZ de los sepulcros impuesta el 1S de agosto de 1954, en nombre tk la libertad, el órden fJ el progreso; pero sin pueblo ni instituciones democrátiCas, en mpera, de una séptima autoelección de quien, merecidamente, ha sido calificado como el último tiranosaurio del r : - - - - : : - = - - - - - - - , continente. Entrevista con ]ulieta EgufToia úm 1350 México D.F 17 de febrero de 1988 '\ __EDUA GALEA O: textos para su "pasión de decir" .... _ A lo largo de algo más de 200 páginas, la mayoría de ellas pobladas de relatos de corta extensión -con aquellos elementos que dan cuenta de un gran poder de síntesis y de un no menos envidiable toque conciso y concreto-, Eduardo Galeano obtuvo hace diez .años el Premio Casa de las Américas en el rubro de testimonio, con su obra Días y noche. de amor y de guerTa. Algunas de las características que se desprendían de dichos escritos -dramatismo, humor, ironía, ajustada descripción de lo que sucedía bajo el tutelaje de dictaduras militares y mil 'Ultima cerveza con CaldweU Era el anochecer de un domingo de abril. Al cabo de una semana de mucho trabajo. yo estaba bebiendo cerveza en una taberna de Amsterdam. EStaba con Annelies. una compañera de la editorial Van Gennep. que me había ayudado con santa paciencia en mis vueltas y revueltas por Holanda. Yo me sentía biel1. pero no sé por qué. tirando a triste. y me puse a hablar de las novelas de Erskine CaldweU. Eso empezó con un chiste bobo. Yo di. . je algo así como que el baño está al final del camino de la cerveza. de la misma manera que el cenicero está al final del camino del tabaco; y entonces empecé a hablar de Caldwell y de sus esperpentos del sur de Estados Unidos, y ya no pude parar. Hacla más de 20 años que yo no hablaba de él. Yo no hablaba de Cadwell desde los tiempos en que me juntaba en Jos cafés y las cantinas con Horacio Petit. un paraguayo amigo, y con él condimentos anecdóticos más de variadas especies, dignos de ser puestos al alcance de sus lectores y seguidores-, parecieran tener continuidad en una serie de textos sueltos que, reunidos bajo el título genérico de La pasión de decir han sido publicados en el Río de la Plata, en los meses finales del año pasado. Hacen juego, todos ellos, con aquella tónica exhibida en el libro distinguido en Cuba y antes mencionado: no tiene desperdicio, pese a su diferenciada temática. Los une en su contenido la talentosa capacidad naN"ativa de Galeano, con base en una sencillez de escritu- • ra que 8trve para emparentar, sin distingos que remitan a lo habitualmente considerado importante, a los hechos de mayor trascendencia con aquellos otros que parecieran destilar (aparentemente) una mayor cuota de intrascendencia anecdótica. A través del muestrario que se transcribe a continuación, el lector podrá apreciar esa ligazón que los une cualitativamente, producto de la experta y diestra escritura que Galeano maneja con excepcional habilidad y maestría literaria. compartíamos los libros y los vinos y todo muy. Ahora, mientras hablaba. mientras dejaba que me brotara de la boca aquel torrente imparable. yo veía a Caldwell, lo veía como lo imaginaba, bajo un deshilachado sombrero de paja, meciéndose en una veranda. feliz por los ataques de las ligas de moral y los críticos literarios, mascando tabaco y rumiando nuevas cochinadas y desventuras para sus miserables personajes. Yo veía a Caldwell y escuchaba a mi amigo paraguayo, volvía a escuchar la perdida voz de mi viejo amigo en medio de algunas de nuestras borracheras alucinantes. Al día siguiente. el diario me trajo la noticia de la muerte de Caldwell. Entonces supe que Caldwel1 se estaba muriendo. en algún lugar del sur de Estados Unidos. mientras yo había sentido -aquella tremenda necesidad de evocarlo en una taberna de Amsterdam. sia. la educación nos descuartiza: nos enseña a divorciar el alma del cuerpO y la razón del cora- Celebración de las bodas de la razón y el corazón ¿Para qué escribe uno. si no es para juntar sus pedazos? Desde que entramos en la escuela o la igle- (Presentación y sekcción: Me) mn. . Sabios doctores en Etica y Moral han de ser los pescadores de la CO$ta colombiana. que inventaron la palabra aentipenltJne, para definir el lenguaje que dice la verdad. Una lección de dignidad En América Latina. la policía mata mucha gente, pero más gente mata la eoonomfa. Los precios prohíben más libros que la censura. Yo escribo para quienes no pueden leerme. Los _'" de abajo los deveras. los que esperan desde hace siglos en la cola de la historia, no saben leer o no tienen con qué. Y sin embargo.•• Aunque fuera para una sola persona, para unita nomás, valdria 1. pena. Cuando me viene el desánimo, me hace bien recordar una lección de dignidad del arte. que recibí hace ai'os, en un teatro de AsIs. en Italia. Habíamos ido con Helena a ver un espectáculo de pantomima. y no había nadie. Ella y yo éramos los únicos espectadores. Cuando se apagó la luz. se nos sumaron el acomodador y la boletera. Y sin embargo. los actores, más numerosos que el público. trabajaron aquella noche como si estuvieran viviendo la gloria de un estreno a sala repleta. Hicieron su tarea entregándose enteros. con todo. con alma y vida; Y fue una maravilla. Nuestros aplausos retumbaron en la soledad de la sala. Nosotros aplaudimos hasta despellejamos las manos. Rascando donde pica Uno quisiera escribir palabras que de algún modo coincidan con una necesidad colectiva. que es como decir que uno quisiera escribir rascando donde pica. El pastor Bron me contó que hace algunos años estuvo con los indios del Chaco paraguayo. El formaba parte de una misión evangelizadora. Los misioneros visitaron a un cacique que tenía prestigio de muy sabio. El cacique, un gordo quieto y call do, escuchó sin pestañear la propaganda cristiana que uno de los pastores le leyó en lengua de los indios. Cuando la lectura terminó. los misioneros se quedaron esperando. El cacique se tomó su tiempo y después pesta. ñeó y comentó: -Eso rasca. Y rasca mucho, y rasca muy bien. Pero rasca donde no pica. CeJebraclOO de las bodas del pasado y el presente Un sistema de desvinculos para los callados no se hagan preguntones. para los opinados no se vuelvan opinadores.Para que cada personita, rota por dentro, no pueda nunca juntar sus propios pedazos, ni pueda nunca reconocerse en otras personitas también dolidas de roturas y desparramos: para que las minúsculas islas nunca formen, juntas. una vasta tierra firme. Un sistema de desvínculos, que nos condena a la mutilación y a la soledad. El mundo oficial, usurpador del mundo real, divorcia la emoción y el pensamiento, como divorcia el sexo y el amor, la vida privada y la vida pública, el placer y el trabajo, el lenguaje escrito y el lenguaje hablado. También divorcia el pasado y el presente, para que la historia no joda, para que se queda quietecita en los museos, presa o muerta. A los enemigos de la amnesia, el sistema nos acusa de tener qLos nuca. Y nosotros decimos: sí y a mucha hóDii. Tenemos ojos en la nuca, además de tenerlos en la cara, para no volver a tropezar con piedras mn veces tropezadas ni caer nuevamente en las trampas de siempre, en los errores y los horrores de siempre: para que la historia deje de girar como una calesita siniestra. ,......P6rque en América Latina, la tragedia no se repite como farsa: se repite como trag~Jia. Arte de resurrecciones . Contar la vida que fue, me gustaría; y hacerlo de tal manera que la vida sea mientras yo la cuento. Eradio Zepeda hizo el papel de Pancho Villa en México insurgente, la película de Paul Leduc y lo hizo tan bien que desde entonces hay quien cree que Eraelio Zepeda es el nombre que Pancho Villa usa para trabajar en cine. Estaban en plena filmación de esa película, en un pueblito cualquiera, y la gente participaba en todo lo que ocurrla, de muy natural manera, sin que el director tuviera arte ni parte. Hacla medio siglo Pancho Villa babia muerto, pero a nadie le sorprendió que se apareciera por alli. Una noche, después de una intensa jornada de trabajo, unas cuantas mujeres se reunieron ante la casa donde Eraclio dormía, y le pidieron que intercediera por los presos. A la mañana siguiente, bien tempranito, él fue a hablar con el alcalde, y los presos fueron liberados. - Tenía que venir el general Villa, para que se hiciera justicia- comentó la gente. Desde Arguedas, hacia Onetti Yo estaba regresando a Montevideo, al cabo de un viaje. No sé de dónde venía, pero sí sé que en el viaje había leído el libro final de José María Arguedas, El zorro de amoa y el zorro de abajo. El libro, recién publicado, era un adiós a la vida, que Arguedas había empezado a escribir el día que decidió matarse. Era el digno y desgarrado testamento de un hombre que decía la verdad. Yo le creí. Desde la primera palabra le creí todo, aunque no lo conocía, como si lo conociera de siempre. Juan Carlos Onetti si lo conocía. En El zorro. Arguedas había dedicado a Onetti el más alto elogio que un escritor pueda brindar a otro e;critor: había escrito que estaba en Santiago de Chile, pero que en realidad quería estar en Montevideo, para encontraser con Onet· ti u y apretarle la mano con que escribe". En casa de Onetti, se lo comenté. El no sabía. Ni siquiera sabía que el libro se había publicado. Se lo comenté y quedó callado. Hacía bien poco que Arguedas se había partido la cabeza de un balazo. Los dos estuvimos mucho tiempo, minutos o años, en silencio. Después yo dije algo, pregunté algo, y Onetti no contestó. Entonces alcé los ojos y le vi aquel tajo de humedad que le atravesaba la cara. La realidad corrige a García Márquez Si la tía de mi amigo Dámaso Murúa hubiera contado su historia a Carda Márquez, quizá la Crónica de una muerte anunciada hubiera tenido otro final. Susana Conueras, que así se llama la tía de Dámaso, tuvo en sus buenos tiempos el culo más incendiario de cuantos se hayan visto llamear en el pueblo de Escuinapa y en todas las comarcas del goUo de California. Hace muchos años, Susana se casó con uno de los numerosos galanes que sucumbieron a sus meneos. En la noche de bodas, el marido descubrió que ella no era virgen. Entonces se desprendió de la ardiente Susana como si contagiara la peste, dio un portazo y se marchó para siempre. El despechado se metió a beber en las cantinas, donde los invitados de su fiesta estaban siguiendo la juerga. Abrazado a sus amigotes, se puso a mascullar rencores y a proferir amenazas, pero nadie se tomaba en serio su espantoso tormento. Con benevolencia lo escuchaban, mientras él se tragaba a lo macho las lágrimas que a borbotones pujaban por salir, pero después. le decían que chocolate por la noticia, que claro que Susana no era virgen. que todo el pueblo sabía menos él, y que al fin y al cabo ése era un detalle que no tenía la menor importancia, y que no seas pendejo, mano, que nomás se vive una vez. El insistía, y en lugar de gestos de solidaridad recibía bostezos. y así fue avanzando la noche, a los tumbos. en triste bebedera cada vez más solitario. hacia el amanecer. Uno tras otro, los invitados Se fueron yendo a donnír. El alba encontró al ofendido sentado en la acera, completamente solo y bastante fatigado de tanto quejarse sin que nadie le llevará el apunte. Ya el hombre estaba aburriéndose de su propia tragedia, y las primeras luces las ganas de sufrir y de vengarse. A media maña- na se dio un buen baño v '.e tomó un café bien caliente y al mediodia v' lvio. arrep ntido, a los brazos de la repudiada. Volvió desfilando, a paso de gran ceremonia, desde la otra punta de la calle principal. Iba cargando una enorme ramo de rosas. y encabfzaba una larga procesión de amigos, parientes y público en general. La orquesta de serenatas cerraba la marcha. La orquesta sonaba a todo dar, tocando para Susana, a modo de desagravio, Negra consentida y 'Vereda tropical. Con esas músicas, tiempo atrás, él se le había :Ieclarado. Celebración del nacer incesante Miguel Mármol sirvió otra vuelta de ron Matusalén y me dijo que estaba conmemorando, bebemorando, los 55 años de su fusilamiento. En 1932, un pelotón de soldados habia acabado con él, por orden del dictador Martínez. -De edad, ya llevo 82 me dijo Miguelito- pero ni yo me doy cuenta. Tengo muchas novias. Me las recetó el médico. Me contó que tenía la costumbre de despertarse antes del amanecer, y que ni bien abría los ojos se ponía a cantar, a bailar y a zapatear, y que los vecinos de abajo no les gustaba nada. Yo había idO a llevarle el tomo final de Memoria del fuego. La historia de Miguelito funciona como eje de ese libro: la historia de sus "muertes y sus resurrecciones", todo a lo largo de su lucha incesant contra el capitalismo. Desde que nació por primera vez en 110pangQ, n El Salvador. Miguelito es la más certera metMora de América Latina. Como él, América Latina ha muerto y ha nacido muchas veces. Como él, sigue naciendo. -Pero de todo eso -me dijo- más vale ni hablar. Los católicos me dicen que todo ha ido por la pura Providencia. Y los comunistas, mis camaradas, me dicen que ha sido por la pura coincidencia. Le propuse que fundáramos juntos el marxismo mágico: mitad razón, mitad pasión, y una tercera mitad de misterio. -No sería mala idea -J?e dijo. Gelman y su anciana furiosa Juan Ge1man me contó que una vieja señora $e había batido a paraguaros, en una calle de Parls, contra toda una brigada de obreros municipales. Los obreros estaban cazando palomas cuando ella emergió de un Ford a bigotes, blandiendo su paraguas, y se lanzó al ataque. A mandobles se abrió paso y desató las redes donde las palomas habían sido atrapadas. Mientras las palomas se echaban a volar, la señora la emprendió contra los obreros, que no atinaron más que a protegerse, como pudieron. con los brazos. Los obreros balbuceaban disculpas que ella se negaba a escuchar: no se lo tome así, que son órdenes superiores, que las palomas están arruinan· do la ciudad, que son terrible plaga... Cuando a la furiosa señora se le cansó el brazo, y se apoyó en una pared para tomar aliento, los obreros se animaron a pedir alguna explicación. Y ella dijo: -Mi hijo murió. y se convirtió en paloma. Entonces los obreros le propusieron: -Señora, ¿por qué no se lleva a su hijo y nos deja trabajar en paz? Los obreros dijeron que tenían mucho que hacer, que había que atrapar millones de palomas que andan sueltas por todo Paris. -¡Ah. nol -dijo ella-o ¡Eso sí que nol Y perdiendo la mirada en el vacío, lejos de ellos, lejos de todo. dijo: -Yo no sé cuál de las palomas es mi hijo. Y si supiera, tampoco me lo llevaría. Porque ¿qué derecho tengo yo a separarlo de sus amigos? 37 1 e itroen' 1 11... Es la Acrópolis y es an Pedro de Roma. Aquí se adora a un Dial> único: se llama el Inefable. honran aquí tres mil santos. u nombres, sonoros y enigmáticos. cubr n las altas arcadas, se derraman sobre la plll7.a, se deslizan por las estrechas calles de París. Sumergen las oficinas de los bancos, dominio de la contabilidad tremolante, de la tristeza de los empleados, del ci~arro a medio fumar en el cristal del mostrador. Por todas partes se filtran estos nombres: en las alas de redacción de los periódicos, en los despachos de los ministros, en las alcobas de las rortesanas, derram,ndo sobre la alfombra los polvos o las perlas. V llelan air amente hasta la torre Eiffel, en donde se convierten en la onda del .ter que envuelve la granja de orrnandía, el puente del trasatlántico, el automóvil Citroen en las arena d I Sabara. ombres rimbombantes. un espeso sudor de sándalo v de almizcle, la viscosidad de la sa~gre. el ahogo de los sueños, el recu rdo. la desesperación saludable: Royal Dutch, Ríotinto, Thomson Bouston, Canadian Pacific. Malopolska. Santa Fe... No, no e; el cobre, no es el petróleo, no es la carne ~roseru del Universo: son los nombres d los santos, la oscilación de las cifras. de las ondas, la palpitación devota de la Humanidad. En algún lejano punto, seres anónimos mueren tristemente sin adivinar iqtúera que aquí, en este templo de las columna.s inevitables, todos los días. d doce de la mañana a las tres de la tard , los fieles imploran por ello. con fervor. Rumania. Suelo negro. i un árbol, ni una brizna de hierba. lada más que los pozos de petróleo, el sol de plomo y la fetidez. Los fieles súbdito de sir Henry bullen entre las tuberías y las cisternas. Están tristes, sucios y d piden un olor de gasolina ... Aquí, nada más que un tierno nombre: -A 376 tengo Astra-Romanas. Alredroores de Penang. Los Iteve· as siguen sangrando. La savia lechosa hiede al coagularse. Mr. Davies se agita entre sus húmedas sábana... Se halla rendido por un acceso de fiebre. Los cooUes revolotean y caen como mosquitos. -Tomo Malacas a 311. En el Cabo los negros buscan los diamantes: De Beers, 1.140. En el puerto de Salimica se cargan las tier· nas hojas de t baca: Tabacos de Salónica, 1,117. En Indochina, el fosfato: 310. Sentimentales yanquis y sus esposas se apresuran a visitar Europa: Wagonslits, 674... Cerillas suecas, 2,895. ¿Quién puede pasarse sin cerillas?.. Los médicos ordenan las aguas minerales a los enfermos del hígado: Vichy, 2,645. Los enfermos elel hígado degu.stan licores a escondidas: Cusenier, 2,850. Los picos de-los mineros golpean el suelo de Galftzia: Dombrowa, 1,948. He aqui elegantes recién casados que llegan al hoteL Seis arr02antes criados 31 ___ CIT OE lOHP I1ya Ehrenburg - - - - - - - - - - - - Contando la saga del automóvil, el escritor soviético logró un fascinante documentoharrativo acerca de la civilización de entreguerras (que, con justa ambición, subtituló eró ·ca de nuestro tiempo). De esta obra excepcional, escrita en Paris entre febrero y junio de 1929 (y publicada al año siguiente en España), hemos seleccionado el capítulo La Bolsa. arrastran (.'on esfuerzo sus largas maletas, plagadas de letreros, abigarradas como un globo terráqueo: Hotel Continental, 645. En Ginebra se condena la guerra de los gases; pero quedan los abonos minerales y queda toda la imperfección de la naturaleza humana: 1 itratos, 323. En Montparnasse los turistas acuden al cnfÉ' a observar un poco cómo viven los grandes artistas. Por supuesto, los turistas beben cerveza y guiñan el ojo a las cortesana'! que no cuestan mucho: Rotonda, 189. Los feligreses del inmenso templo no \'en el petróleo, ni las cortesanas. ni el cobre. Ni siquiera ven los preciosos papeles verdes en los que se hallan grabados heveas, pozos de petróleo, negros desnudos, chimenea..., campos de trigo. Los preciosos papeles permanecen en la negrura de una caja de caudales incombustible. Aquí la gente no se vende nada más que cifras, un sonido, un éter imponderable. Estos hombres tienen el oído fino. Oyen de qué habla la tierra. Que estalle un incendio en Transilvania o que nazca un nuevo general mexicano, e instantáneamente las columnas de cifras se ponen a temblar. F.n 0ruega los conservadores han sido derrotados en las elecciones. ¡Se han ( descubierto nuevos yacimientos de platal Las cifras tiemblan. La voz tiembla también: yo tengo, yo tengo, yo tengo. . En mayo, la exportación de caucho de las colonias inglesas ha bajado de 49.800 toneladas a 43,960. Ford ha vuelto a abrir sus fábricas. Las acciones Padang suben. En China la revolución se calma. se pueden introducir mereaneias en el pais... Por el carnina se tropieza con una barrera: "¡Capitán, sírvase usted entregarnos ochocientas libras'" En el curso del último ejercicio, 6,084 barcos. Las acciones de Soez suben: 1,264. ¡Tomo! Nueva York acusa una superpr~ ducción de llZúcar. 14.'5.000 toneladas de excedente. Los que poseen acciones de Azucareras suspiran afligidos:. Pofnte-a-Pitre baja: 2,68.5. Se ha descubierto un nuevo procedimiento de reproducción gráfica: el neograbado, Es por el bien de la Humanidad, pero no por ello las acciones de las Publicaciones Periódicas dejan de bajar: 635. Dentro de quince días, ele<..-ciones en Sudáfrica: ¿General Smith?... ¿O general Herzog?.. Las probabilidades on equivalentes. La'! acciones de las mínas de oro Golfields y Bralcpan suben y bajan. ¿General Smith? ¿General Herzog? .. Mas he aquí que todo queda olvidado: el cobre victorioso de Ríotinto, el malestar del azúcar. los generales africanos. Olvidado queda incluso el escándalo de cierta "Colomb on", en la que al parecer no había ni petróleo. ni dinero, ni siquiera hombres a los que se pudiera encar· celar para desahogarse un poco. Ahora todo ha quedado olvidado. Ahora, bajo el peristilo, un sólo nombre: Citr~n. -ICit~n, 1,8401 -ll,845! Tomo. -1,860. , Como siempre, en las fábricas de Clichy, de LevaUois ). de }avel, la cinta de hierro gira tristemente. Camo siempre, Pierre Chardin fija sus estribos. Las mecanógrafas teclean. Un cliente emocionado espera en el salón de las entregas. M. André Citr~n da los últimos toques a un informe sobre las barreras aduaneras. ¡La industria del automóvil está ahogada!... La prensa "Toledo" estampa el metal y la carne. Allí es martes, dia de labor: se trabaja. Aquí es el rugido, el entusiasmo, lá desesperación, la catástrofe: ¡Citroenl ¡Compren Citroen, nada más que Citr~nl ¡Prontol ¡Ya ven, 1,8651 ¡Es inauditollPara rehacer su posición 1 ¡Para haCf.>r fortunal ¡Para salir del apurol ¡En seguidal 11,8801 En las minúsculas cabinas telefónicas. sudorosos empleados lanzan pequeños gritos: -¡Alól Citroen. 60, 65, 70, 65. 70,80. En el dominio de la colillas de cigarro sobre el cristal de los mostradores y del tremolar de la contabilidad, el director de un pequeño banco no suelta la bocina del teléfono. Se calla. Oye: 65, 70... Luego se enjuga la frente con la manga y gime: -Eso es e "'indieato... ¡Michaud, aló, Michaud, comprel Hasta 90... Los jugadores corren a las ventanillas. De los rostros de las mujeres se desprenden los polvos. Hace calor. Los hombres apagan sus colillas en los tinteros. Se toman las órdenes apresuradamente. Las manos tielftblan. danzan las letras. las siete letras sagradas: Citroen. Un joven empleado se levanta de un brinco; tiene calambres en el estómago. Corre al café próximo; pero no se hace servir nada. Lo único que hace es telefonear a su tío, que es portero retirado del Liceo Michelet: -Puedes comprar diez Cltroen. Es absolutamente seguro. Yo he visto la.~ órdenes de Collot. Por lo tanto, no hay peligro... ¡Sólo que date prisa! Los golfillos corren con sus periódicos gri . que se pegan a los dedos. Los periódicos. naturalmente, tienen muchas páginas y dan muchas noticias. En Crenoble, por ejemplo, un adolescente ha degollado a una anciana. Hoy, el rey de Espnfl q ha tenido una entrevista sum<lm~~te fría con Primo de Rivera. Los peritos se toman vaL'aciones. En Cheeoeslovaquia se juzga a los gitanos antropófagos. Pero todo esto se pasa por alto. La verdadera vida empieza más lejos: "En la Bolsa se registra una fuerte demanda de Citroen. En los medios competentes se asegura que este movimiento es debido al proyecto formado por un potente trust norteamericano que desearía adquirir todas las acciones del negocio" . Articulo: "El peligro norteamericano." Información: "La General Motors progresa en Europa." Ecos: "Corre el rumor de que Citroen está en negociaciones con la General Motors." Telegrama de Moscú, vía Ríga. Esta vez no se trata ni del hambre Di de una sublevación en Georgia: "Citr~n organiza una expedición al Turquestán. Citroen ne~ocia un acuerdo con los So\'iets:' Sección industrial: "Pre,,-iendo la extensión de us e. portacionE'S Citroen va a intensificar su producción. Pretende llegar ense~uida al ritmo de mil coches por dia." Sección deportiva: "Se dice que Cítroen sacará enseguida un nuevo modelo que tendrá todo. los méritos del antiguo, pero que costar' todavía má~ barato." Sección financiera: "1,860. 1.875." La cadena emite su grito estridente. Las prensas tienen su estrépito de trueno. En Javel yen Levallois... Chauvet, el tenedor de la cartilla de ahorros, se desliza a todo correr por la calle Vivienne. o ve nada. Se halla imbuido de abnegación. Tiene un bigote rojizo y unos ojos de bacante. Derriba a una pequeña vieja. Ni siquiera se entretiene a pedirle perdón. Como un pájaro vuela a la escalinata del templo. Grita. Lanza el antiguo "evohé". -¡851 ¡Tomol • • • El mattre d'Mtel cree piadosamente en el podería de monsieur Aubert y lanza miradas entusiasmadas hacia la mesita del rincón: M. Aubert chupa un espárrago y mira a lo lejos con indiferenci . Difícil sería decir si está contento o tri te, si juega al alza o a la baja, en fin, lo que tiene en la cabeza, si el cobre o el carbón. En este momento. en todas las mesas no se habla nada más que de Citroen. Clientes que han oido el jadeo del recadero vierten sobre el mantel el vino, sombrío como sangre de toro. He aquí uno que ha vendido ochenta Citroon hace dos horas. ¿Cómo quieren que mordisquee tranquilamente sus hojas de alcachofa? Unicamente M. Aubert permanece impasible. El no tiene nada que ver con Citroen. ¿Acaso está en lo de "Salónica"? IQuién sabel M. Aubert chupa melancólicamente su espárrago. Mas he aquí que un recadero, con el cuaderno de notas en la mano, se aproxima a su mesa y le enseña algo a M. Aubert. El otro, sin dejar de comer, murmura: En una pequeña calle, muy eerca de la Bol & hav un restaurante de no -Bien; que se continúe. mu)' buena' .apariencia, pero que El maitre d'hótel, al tiempo que ciertamente es digno de nota. Ostensopla en el sombrero hongo para ta el rótulo de "El Pato de Oro". En quitarle una motas de polvo, suél almuerzan los grandes bolsistas. surra: Estos ensalzan allí la carne en con-¿Qué opina usted de lo de Ciserva y el Mexican Eagle, degustan traen. M. Aubcrt? M. Aubert se enla "Shell" a la mayonesa y rocían el coge de hombro: derrumbamiento de los fosfatos con -No opino absolutamente nada. Pomard 21. De cuando en cuando, Haga llamar mi coche. jadeantes recaderos penetran Los negocios de M. Aubert con la corriendo en el restaurante. Los que potasa le han procurado un beneficio están almorzando miran las hojas del cuaderno de notas y, sin acabar de tragarse el bocado, mascullan: "Continuar hasta 425:' Los recaderos salen al galope. Tambíén ellos esperan sin duda beneficiarse con el golpecito dado a la Bralepan. Ya les llegará su hora. También ellos comerán aquí. Y entre dos tragos de. champaña brut darán graves instrucciones. ¡Paren, compren, stop a 701 • • • Innecesario es decir que el maítre dñOtel conoce muy bien a sus clientes. Tampoco a él le disgusta un poco de especulación. Al pasarle el abrigo a M. Leblois le pregunta respetuosamente, pero con el tono de un hombre entendido: -¿Qué, M. Leblois, cree usted que el cobre subirá más todavía? M. Leblois, acalorado por el pavo trufado y el Pomard, tiene una risa campechana: -¡Como pasta de galleta, amigo mío, como pasta de galletal ¡Puede estar usted segurol El maUre d110tel sabe quién bebe simple Burdeos y quien bebe Laffitte 78, quién juega con menudencias y quién constituye poderosas alianzas. La propina que le da M. Aubert no tiene nada de extraordinario. Con eso no se \'a a ninguna parte. Pero M. Aubert maneja grand negocios. El ha sido quien últimamente ha producido la baja del ""ali '. Dejó correr el rumor de que se habían descubierto nuevos yacimiento de potasa en Persia v asimismo en la región del mar M'uerto, y con ello hizo perd('r ocho enteros a las acciones. lo bastante redondo para permitirse adquirir un precioso Buiclc. Su coche le lleva entre un balanceo perezoso. M. Aubert no mira a los otros automóviles por la ventanilla. . o lee el listín de la Bolsa. Tranquilamente hace girar el picaporte dt: una puerta, sobre la cual se lee en una pequeña placa de cobre: "El financiero republicano. Redacción". M. Aubert hace en silencio una señal con la cabeza. El director balbucea: -Bueno... ¿qué? .. El director lleva un chaleco de lana. Sus bigotes saltan de modo e~tra­ ño. Parece una gallina clueca. Monsieur Aubert empieza por sacar un cigarro y lo golpea contra su cigarrera. Luego lo enciende, se sienta en una silla desvencijada y dice arrastrando perezosamente las palabras: -Está arreglado. 480 en cierre. Y ahora le toca a usted. Lo de más efecto será lo del Consorcio. El director, después de limpiarse la vieja pluma en el chaleco, traza letras enormes salpicadas de lujosos .floreos: "Nos hemos enterado de que Citr~n se halla en negociaciones con la General Motors y también con las fábricas Opel y Fiat. El alza de las acciones es, pues, absolutamente normal y nosotros no podemos menos que recomendar a nuestros..... La vieja pluma cruje. El director exhala un profundo suspiro. No hay que decirlo: está emocionado. 11 M. Aubert lee a Mareel Proust. Vive nero. ¡Pues bien, amigo PauI vamos en medio de gatos siameses, de paisa'es de Van Gogh y de una coleccción a ganar billetesl de globos terráqueos antiguos. Vive Sin embargo. Paul no pudo dessolo, con Luis, un ayuda de cámara prenderse de sus inclinaciones literasucio y presumido. Nadie podría firias. Se convirtió en el modesto redactor de un periódico financiero. gurarse que aquélla es la vivienda de pero mientras escribía el panegírico un bolsista. Las actas de las asamde un banco sospechoso "Hoodkons bleas generales. los listines, los recorand CO.", o ensalzaba las acciones tes de periódicos. todo ello está salpide la fantástica sociedad "Guai.emacado de poemas surrealistas, de fotola". se repetía a menudo las palabras grafías de los tugurios de Marsella y de Chamfort que tanto le gustaban: de la ceniza de plata de los cigarros. "Viviendo y viendo vivir a los M. Aubert no se ha ocupado siemhombres es menester que el corazón pre de los fosfatos y del cobre. En otro tiempo fue hombre de letras y se rompa o se haga de bronce." Desde el momento en que había guardahasta socialista. En aquel entonces quería eclipsar a Emilio lola y do su frasquito en el armario debía luchar por la Justicia. Entonces hacer aceptar ahora a los cándidos despreciaba el lujo y la flor de lis, la provincianos estos títulos de minas carrera de M. Millerand y el aullido inexistentes. ¡La elección estaba de chacal que se oye alrededor de la hechal Bolsa. Era joven e irreductible. Transcurrieron dos años. El peVivía en una habitación minúscula riodista Paul Aubert se había converde la calle Monge y viajaba en segtm- tido en M. Aubert, el cliente de MEl Pato de Oro", el invitado de las casas da clase en el tranvía. Transcurrieron los años. De un más selectas de París. Con valores de libro de Paul Aubert, La novela de petróleo fue con lo que consiguió poun niño encontrado, editado con las nerse viento en popa. Jugó a la baja economías de una anciana tía del y ganó. Su semblante descolorido y autor se vendieron catorce ejempla- melancólico llegó a convertirse en un res. Nadie escribió una linea de barómetro en el que centenares de crítica. Y no es que la novela fuera gentes consultaban todos los días los tan ,mala; pero en París no pasa dia pronósticos: M. Aubert ¿está hoy sin que se publiquen docenas de nue- triste o alegre? .. Un día se encontró con Luciana y vas novelas, y los críticos sólo tienen dos manos y un estómago. Aubert se le propuso ir a dar un paseo por el disgustó y malquist6se por ello, no bosque de Bologñe. Lucíana lanzó a sólo con los críticos, sino también hurtadillas una mirada hacia el Buick y sonrió tímidamente: su macon la Humanidad. Escribía en los periódicos de iz- rido sólo soñaba con un pequeño quierda artículos fogosos. En ellos Citroen. Aubert podia haberla toreclamaba la Revolución: únicamen- mado, pero no ]a tomó. ¿Fue timite la Revolución -era capaz de desin- dez, q resColdos de un viejo sentifectar a Europa. Pero en cuestión de mienJb, o simplemente pereza? .. revolución llegó la hora de las elec- Soliéito. la ayudó a bajar del autociones municipales y el partido so- móvil y leyendo el asombro en los . cialista festejó ruidosamente su vic- ojos azules sonrió: - Mire usted, Luciana, ya no toria. En Blois había ganado 68 votos. El ciudadano Aubert se SUQler- escribo novelas. Ahora estoy muy gió sin remedio en la tristeza. Enton- ocupado y lo que me ocupa es una ces fue cuando conoció a Luclana. cuestión prosaica: juego a la Bolsa. Luciana era una vulgar toqui-meco En otro términos, mi corazón se ha de ojos azules. Después de informar- hecho de bronce... No era por meTa casualidad por lo se delicadamente de los recursos de su nuevo adorador. cenó una vez con que M. Aubert se había encariñado él en un pequeño restaurante nada con los valores Citroen. Lo había escaro. coqueteó un poco. lanzó algu- tudiado todo: la animación del mernos suspiros -por algo tenía los ojos cado del automóvil, el alza de los vaazules- y después se casó con la ma- lores que no tenía nada de artificial. yor tranquilidad del mundo con un los rumores de negociaciones con agente de seguros. Entonces Paul le Norteamérica. el acuerdo-con Polodijo a un amigo suyo, estudiante de nia. la proximidad, por último, de la medicina, que tenía un viejo perro asamblea general. El trabajo prepaciego y que no tenía más remedio ratorio lo había hecho el propio M. Citroon por él. Ahora le faltaba que procurarse estricnina. Aubert hubiera podido morir. yen concluir el negocio. Las acciones estal caso MEl Pato de Oro" no hubiese taban a 1.560. Era fácil hacerlas suconocido tan magnífico cliente... Pe- bir hasta 2.200. Vendiendo hábilro no murió. Tal vez aquella maña- mente no perderían más de 100 franna de septiembre hiciera un tiempo cos. De este modo se podría ganar demasiado hermoso y fuera el sol unos 500 francos por título. Para esta quien pronunciara la última pa- operación ha~a falta disponer de un labra. Acaso nuestro misántropo sin- capital de millón y medio de francos. tiera miedo de pronto a los ca- Por lo tanto habria que formar una lambres de estómago. Estuvo todo el pequeña coalición: M. Poulaille, M. día vagando por las calles. Luego se Cressillon, el director de El finondurmió. A la mañana siguiente se le- ciero republicono y, por último. él, vantó con una sensación de lan- Aubert. Quinientos mil a la prensa. guidez. Se desperezó. No habia re- Después de la compra del primer pamedio: era menester vivir. La Justi- quete, M. Poulaille percibe un anticia ¡qué Nunca habría revolu- cipo sobre títulos. Se hace subir hasción. L y todas las Lucíanas ta 2,000. No hay que exagerar la Do.. tao Cada participante puede contar eran fáciles co~ir teniendo di- con un beneficio neto de eiscientos a setecientos mil francos. La coalición quedó formada en un reservado del restaurante Normandy, consagrado por un cordero "Rothschild 93", digno en todos respectos del acontecimiento. • • • Una buena mañana. M. André Citroon se quedó asombrado al leer en todos los periódicos bien informados que estaba derrotando a todos sus competidores y que el provenir le pertenecía. Ello le asombró, pero no le disgustó. M. Citroen sabe lo que es una broma y sabe asimismo lo que es una coalición de Bolsa. En principio, no tenia nada que decir contra el alza... la condición de que aquellos desconocidos que tan bien le querían supieran detenerse a tiempo\... Si apretaban demasiado podría sobrevenir un derrumbamiento. lo que asestaría un golpe sensible al crédito de M. Citroen. Lo principal es saber pasar la mano a tiempo. M. Citroon suspira. Comprende muy bien que es imposible retirarse. ·'¡Tomol.. ... M. Citroen coge el receptor del teléfono: -¿Cuánto? M. Citroon se ve arrastrado por el frenesí de los otros. Abara ya no es el presidente del consejo de administración; no: es sólo un jugador. Su corazón palpita. Del aparato ale un ruido confuso como de un caracol marino: es el ruido del tiempo. Por fin: 1751 M. Citroen sonríe: 1Esa gente tiene suertel Un nueve más... • • • En París hay cerca de tres mil periódicos y revistas consagrados a la Bolsa. Elli8t{n de DesfO&'lés. El Pro y el contro. El pequeño ctlpitolisttJ. El dinero, El correo de III Bollo, Lo hoRCO J,Q1ICQt1, El pequeño listín. Lo tendencia, Lo ,evisto de 101 0010re3, Lo cortero del froncés. LiJ voz de los finonuu. El ctlpítol. Lo outoridtJd finonciero. Argus. A prDpÓ$ito... La coalición formada por M. Aubert no había reservado nada más que 500.000 francos a la prensa. Por consiguiente había que limitarse a unos cuantos raros elegidos. El financiero republibano, el que tiene intereses en la coalición. es el que inicia el movimiento. Inmediatamente otros treinta y seis periódicos le sostienen. Los otros se callan. Se callan porque todo el mundo es optimista y con mucho mayor motivo los redactores de las hojas financieras: esperan que su cortés silencio les valga algo. ¡Aló! ¡Alól Mr. Sloan, presidente de la General Motors. ha llegado a París. El viaje de Mr. Sloan ejercerá una influencia capital sobre el porvenir de las fábricas Citroen. De paso, hagamos notar que la General Motors es mucho más fuerte y más expeditiva que Ford: durante 1928, la General Motors ha vendido 1'842.443 coches, lo que representa el 42 % de la producción total de Estados Unidos. Las fábricas Ci~n acaban de ser reorganizadas nuevamente de arriba abajo. Se hallan en condiciones de realizar una producción intensiva. La campaña que empieza promete ser singularmente brillante. Desde el mes de enero, la curva de los pedidos s bruscamente: el 52 % de los automóviles parisienses son Citroen; en Madrid, los taxis son Citroen. En el Japón ha sido abierta una primera filial... La gestión financiera de la Sociedad André Citroen merece la confianza universal. Detrás de Citroen se encuentra, como es sabido, el más potente de los bancos, el Banco Lazard. El pasado año, el dividendo fue fijado en 24.85. Este año se espera un aumento tanto del dividendo como del volumen de operaciones. Los periódicos publican artículos significativos y poéticos. Aluden al interés nacional y al triunfo de la organización. El tío del astuto empleado, el portero retirado, no ha podido contenerse. El hombre disfruta de una pensión minúscula. No tiene para tomar una copa de ron ni para comprar un poco de tabaco. Se ha decidido a buscarse un pequeño suplemento. Todo el mundo lucra con esos valores, ¿por qué ha de ser él peor que los demás? Ha comprado diez acciones Citroen. Desde entonces no duerme. Se pasa las noches de pie bajo la lámpara hojeando por centésima vez el listín de la Bolsa. Citroen sube, pero hay palabras incomprensibles que desconciertan al buen hombre: "La tendencia general es un tanto indecisa a causa del aplazamiento de las decisiones de peritos y también de la,Proximidad de las elecciones en Inglaterra." El buen hombre lanza un profundo suspiro de tristeza: "¡Dios miol ¿Qué tiene que ver Inglaterra con todo esto? .. Vamos, las fábricas Citraen no están en Londres, sino aquí, muy cerca, en el muelle de Javel... ¿Qué ocurrirá mañana con esos peritos?" Otro billete de cien por acción y las vende. Al fin y al cabo está uno más tranquilo sin ellas. • • • M. Aubert continúa impasible. Lee a Paul Valéry para dormirse. Luego bebe a sorbitos un vaso de agua de Vichy, da cuerda a su reloj y se sumerge en un sueño pesado y ardiente. Sueña con un bolsista, con un pisapapeles. con un vestido de Luciana abundantemente descotado y con loros chillon(;:S y abigarrados. Todos estos sueños son rápidos y no guardan co~xión. Se acerca la noche, ya DO ve nada; pero de pronto se alza un so) enorme, que daña )a vista. Es de cobre, brilla como el perol de la cocina. Le obliga a M. Aubert. taparse los ojos. ¡Ah, síl Es muy sencillo: ¡se había olvidado de apagar la luzl Ahora puede dormir tranquilo; pero su último sueño le deja preocupado: el sol era de cobre... Hoy en la ~lsa, nadie ha querido oír hablar de Citroen. Todo el mundo la había tomado con "Anaconda" o con "Fields Dod"e". ¡Que se vaya al diablo este so) te: algUIen juega a la baja, y, por lo tanto, todo puede terminar con el desastre habitual. ¿El café? ¡Ufl ¡El cochel ¡Prontol Sólo queda un medio: aplastar- al otro. De lo contrario saltará uno mismo. Los versos de Paul Valéry caen al suelo. ID ¡Grande y hermosa es la Bolsal Sin ella no humearían las locomotoras en Africa, no ardería el gas en la cocina del obrero, no refulgirían los brillantes sobre la piel de las damas de los usureros. Sin ella, ni liberales rumanos, ni tranvías en Lisboa, ni automóviles, ni progreso, ni cultura. Jean Régnier, el empleado, no piensa sin embargo en la grandeza del mundo que le rodea. Dócilmente inscribe en libros enormes la denominación de los valores, los nombres de los clientes y cifras. Algunos de estos nombres se enriquecen, otros se . arruinan. Tienen automóviles, hijos. revólveres o lágrimas. Para Jean Régnier no son nada más que nombres. El piensa que su m1!jer tiene una pleuresía y que el doCtor le ha recomendado una sobrealimentación. El doctor ha pronunciado esta palabra simplemente, como si Jean Régnier no fuera un modesto empleado del banco Raymond Barré y Cía., sino uno de los grand nombres, como si fuera M. Crésillon, deJante de cuyo nombre se lee: "3,000 Citroen al cambio del día". ¿Adonde irá a buscar Régnier esta sobrealimentación? .. La mano del empleado tiembla. Ha estado a punto de echar un borrón sobre la octava orden de M. Mathieu: "425 Ríotinto." Ayer, en la Bolsa de París, han sido negociados 2'980,008 títulos, que representaban una suma de . 1,621'864,425 francos. Mil seiscientos millones. Jean Régnier gana setecientos cincuenta &ancos al mes, veinticinco francos diarios. Los dueños del Banco Raymond Barré y Cía., han ganado en el curso del pasado año más de cuatro millones. El banco ha tomado parte en numerosas coaliciones: ha provocado la baja del Nitrógeno Noruego y esta operación le ha producido un millón en quince días. M. Raymond Barré ha comprado una quinta en los alrededores de Niza. Padece de reuma y le gusta el calor. Pero no ha subido el sueldo a sus empleados. ¿Quién puede saber lo que reserva el porvenir? ¿Y si saltara por un golpe de Bolsa? ¡Ha}' que ser ahorrativo! Una quinta en Niza constituye un capital y los sueldos de los empleados es dinero perdido. Por lo demás, hay bancos que no pagan ni siquiera seiscientos francos al mes. ¿Por qué iba él a ocuparse de obras de beneficiencia? Algunos colegas de Régnier se dan buena vida: pasean ~n automóvil, van al Moulin Rouge y se permiten corbatas caras. o ganan más que él: setecientos cincuenta francos: pero no inscriben estúpidamente nombres y cifras como Régnier, no: ellos procuran romprender por qué M. Barré .. I~ !!. " --- • vende sus Nitrógenos de Nor__ ~a y por qué M. Cresillon ha dado orden de que se le compren tantas Citroen. Conocen la influencia y la importanci.a de cada cliente. Sin llamar la atención, haciendo chirriar su pluma mohosa, penetran en el santuario. Empiezan a jugar. Ora se ponen de acuerdo con pequeños jugadores, ora venden, por unos centenares de Erancos, algún informe lucrativo. Su sueldo mensual se lo meten negligentemente en el bolsillo del chaleco: ¡esto es para los cigarrillosl . Pero Régnier es honrado y tonto. Sólo conoce su trabajo: limpiar su pluma con un trapo, ladear la cabeza e inscribir cuidadosamente el nombre del cliente, luego el nombre del títu. lo y por último la cifra, todo ello con una letra menuda y meticulosa, sin tachaduras. Cuando se le pide algún informe se encoge de hombros con aire perplejo. El no es un jugador: no '. es más que un vulgar empleado... • • • He aqlÚ cómo había sucedido la rosal primeramente' el médico había hablado de sobreal mentación, luego Luisa había dejadO de comer, hasta se negaba a tomar caldo de gallina. Había sido at1lCada por-una fuerte fiebre. El médico acudió y agitó flemáticamente un pequeño instrumento. Luego ordenó una medicina. La fiebre cedió \' Luisa volvió al trabajo: era modista en un taller de la calle Pépinif~re. Pero seguía ·tosiendo y continuamente se quejaba de que no tenía fuerzas. Por la noche le daban escaloEríos de fiebre. Régnier volvió a mandarla al médico. Luisa volvió a casa con una lar~a receta y 42 1 , .'. cc,>n los ojos llenos de lágrimas. El m~co le habia dicho que estaba tubereulosa y que era absolutamente necesario que fuera a un sanatorio del Mediodía. Entonces fue cuando Jean Régnier le susurró a uno de los pequeños clientes: -Conozco un asunto se~uro. Las Lisboas tienen que subir. Compre acciones y déme usted la cuarta parte del beneficio. Yo no me ocupo nunca 'de estas cosas, pero mi mujer ha caído enferma... Aún cuando llevara once años trabajando en el Banco Raymond Barré y Cía., a Régnier le costaba gran trabajo entender las combinaciones de Bolsa. Había dado al cliente un consejo a tontas y a locas. Cierto es que M. Caldot había dado una orden importante para que se adquirieran Lisboas, y M. Caldot era un cliente de importancia: no se podía negar. Pero Régnier no había comprendido el ardid del juego: M. Caldot formaba parte de la coalición que jugaba a la baja con las Lisboas. La compra había sido efectuada por cubrir las apariencias. Unos días depués las Lisboas se venían abajo. El cliente armó un escándalo. Go:pcando con el puño del bastón en el cristal del mostrador le gritó a Régnier: -¡Es usted un granuja! M. Barré hizo llamar a Régnier: -Está usted quebrantando la reputación de nuestro banco. Si esto vuelve a suceder me veré en la necesidad de despedirle inmediatamente. Todavía transcurrieron unas cuantas semanas. LI~ó el m6mento del hielo y del balón de oxígeno. Luisa murió al amanecer. Estaba cobre acabará por ceder. ¡Pero ese empleadol... IJa. jal ¿Qué me dice usted de toda esa hi loria? -No me gustaií la'! anécdotas de Bolsa. En cuanto al cobre. puede que tenga ll.'tteri razón; pero hay que contar con ciertas complicaciones. Fíjese lo qr.e dicen aquí. .. Esto es roa de Fauch,lTd o del bando Delaunay... Ambos conversan en "El Pato de Oro". M. AUbert se ha dejado ya de disimulos. Incluso ha aconsejado al ma;fre d'hOtel que juegue con Citraen. Da al asunto el apoyo de su autoridad. Se acerca un recadero. M. Aubert examina unas cifra'!. Al tiempo que se limpia la boca, le dice al maítre d1Wtel: -..De nada sirve qUE' tenga usted un pato en el rótulo: ¡no sabe usted servir el pato a la ruanesal., r Luego le dice tranquilamente a M. Cresillon: --La campaña ha empezado. Citraen pierde sesenta francos. En este preciso instante, lean Régoier camina humildemente detrás de un coche fúnebre. No llora. Sólo de vez en cuando se suena tristemente. Encima de la caja va una pequeña corona de flores. En la casa le espera la inmensa cama solitaria. Y eso es todo. Por supuesto, Jean Régnier ha sido d~pedido del Banco Raymond Barré y Cía., Luisa ha muerto. Dentro de un momento Jean Régnier acostada, con la boca abierta como _ volverá solo a su reducida vivienda. Sin nada, incluso sin el féretro. ¿Y un pez. Había muerto asfixiada, por falta de aire. El aire se encontraba después? .. En la cabeza de Régnier allá, en algún punto lejano, tal vez las ideas se entremezclan como caen Niza... bellos enmarañados. Esto no es ya una vida, sino un nudo inextricable. ¿Resignarse quizás?,.. La Iglesia... Entonces fue cuando en el honoLa confesión... El cielo... Volver a rable Banco Raymond Barré y Cia., ver a Luisa.. ' O bien inscribirse en el se produjo un acontecimiento inaupartido comunista para gritar por dito, del que hablaron mucho tiemencima de los tejados con voz amarpo todos los empleados bancarios del ga y desgarrada: "¡Enemigos!... barrio: como siempre, Jean Régnier ¡Enemigos!... ¡Enemigos!.. ," ¿O se hallaba sentado y, con la cabeza bien, por último, procurarse un reladeada, escribía. Pero delante de los vólver e introducirse de noche en la ojos tenía la boca abierta de Luisa. residencia de M. CFesinon? Allí hay Lo embrolló todo: M. Cresillon acciones, diamantes, dinero... Deshabía dado una urden de compra de pués... , únicamente comer y dormir. acciones Citraen. Régnier lo anotó en la columna de ventas. Y lo que es Dormir mucho p'ara no acordarse de peor, se guardó en el bolsillo, a.la nada, Para no acordarse de Luisa. vez que el pañuelo, la orden de M. Para olvidar por completo... totalmente... Cresillon. Con ello había impedido El guárdián, bostezando perezosaque M. Cresillon adquiriera 3,200 mente, a)jre las puertas del cementeacciones: Tal vez hubiera retrasado un día el alza de los títulos. Sin si-' rio. -A la derecha, a la izquierda y quiera saberlo, Jean Régnier se había'visto de pronto mezclado en la otra vez a la derecha. Décimasexta avenida... vida del santuario. Régnier se suena. Es que entierra M. Cresillon clamaba: -¡Este empleado está v~dídol... a su mujer. Por lo demás, esto no le Seguramente le han dado algunos interesa a nadie. Ni siquiera es ya un empleado. Ahora se halla al margen billetes... ¡Jamás hubiera podido fi· de la Bolsa y al margen de la vida: gurarme, M. Barré, que pudiera enLo mejor es morir. En la décimasexcontrarse entre sus empleados persota avenida todavía quedan vacantes nas a sueldo de tal o cual coalimuchos sitios. ción! ... He perdido once mil hancos, 1Y menos mal que me he dado cuenta a tiempo! • ·IV M. CresiUon refirió a M. Aubert el tropiezo que babía tenido; pero M. M. Aubert no había podido adi\inar Aubert ni siquiera se sonrió. -¿Qué ocurre. Auhert? ¿Por qué pronto quiénes eran sus enemigos. Cierto es que el Banco Delaunay antiene usted ese aÍl:e tan preocupadaba mezclado en la cuestión; pero do? ... Yo creo que esa fiebrt" del Please note: An unrelated section of four colored pages was not scanned. Although there is a break in pagination, no text is missing. Atención: Una sección adicional de cuatro páginas de publicidad en colores no ha sido escaneada. Aunque hay un lapso en la paginación, no falta ningún texto. había sido monsieur Servoux el que había formado la coalición, aún cuando todo el mundo dijera que M. Servoux no 'se hallaba siquiera en Pads, sino :que se había marchado hacia quince días a descansar a Biarritl:. M. Servoux trabajaba secretamente. Se pasaba el dia al teléfono. Había sacrificado a la prensa más dinero que M. Aubert, y los periódicos que se habían callado cortésmente abora se ponian a hablar: "Ut gestión financiera de la Sociedad A. Citroen no ofrece todas las garantías deseables. Todo el mundo recuerda las recientes dificultades de M. Citroen. Es peligroso comprometer capitales en un negocio sujeto a caprichos individuales tan frecuentes. . "Los especialistas afirman que los automóviles Citrnen dejan mucho que desear desde el punto de vista de la solidez, en tanto que los pequeños coches Renau!t y Peugeol resisten a las pruebas más difíciles. "A propósito de la agitación ad· vertida en la Bolsa alrededor de los valores Citreen, podemos recordar a nuestros lectores la crónica escanda· losa del casino de Deauville. Un ÍDdustrial parisiense, M.A.C., ha perdido allí doce millones en una noche. "Corre el rumor de que Ford ha llegado a un acuerdo con las fábricas Peugeot. "Se nos comunica que Ford ha empezado la construcción de su fábrica en Francia. Se propone hacer bajar el costo del automóvil al mismo . tiempo que aumentar los salarios. Es ésta una experiencia que indiscutiblemente ofrece grandísimo interés. uLa industria automovilistica francesa debe resolver el problema amenazador que plantean la saturación del mercado y la superproducción. Las dificultades experimentadas por una de las más importantes fábricas parisienses son un indicio de una crisis cercana." M. Servoux leyó los periódicos con una indiferencia indolente. Sabía muy bien a quién se había comprado, cuánto se había pagado y quién escribiría esto o aquello... Personalmente él no creía ni en Ford ni en la crisis. Una vez seguro de tener buenas cartas en la mano, se había puesto a jugar. Su gran carta era la enfermedad de M. Fiot. M. Fiot tenía un cáncer en el hígado. Una consulta de médicos le había pronosticado una o dos semanas de vida. Además de su cáncer en el hígado, M. Fiot tenía también 90.000 acciones Citrnen y un cretino de hijo al que le faltaba tiempo de ver morir a su padre para jugarse toda su heren· cia en las carreras de caballos. No entendía una palabra de títulos y vatores v sólo admitía una cosa: las carreras. Después de muerto M. Fiot, su hijo tomaría inmediatamente las medidas necesaria.~ para vender todos sus valores. Su primer cuidado seria vender las Citroen pa· ra realizar hasta el último céntimo. De todo esto está absolutamente seguro M. Servoux. El no lee a Paul Valéry ni piensa en los aforismos de o Chamfort. Se entrega por entero a su n~gocio. Tiene auxiliares en todas· partes. Pronto serán lanzadas al mercado 90,000 acciones. Es necesario organizarlo todo: la prensa, una cierta vacilación, la venta de los pe. queDOS paquetes.. . Entonces será cuando las acciones de M. Fiot vendrán a asestar el golpe de gracia. La campaña fue acometida feliz- . mente. Los cambios empezaron a bajar. M. Aubert dio a los periódicos 200,000 francos suplementarios. Pero M. Servoux disponía de un capital muchísimo más importante. Gracias al nefasto cobre, Jos alcistas habían dejado pasar el momento oportuno. Citr~n perdía tan pronto veinte francos como recuperaba diez. Pero en cuanto a un alza vertiginosa, M. Aubert no veía más que pequeños saltos para arriba y para abajo. M. Servoux. de acuerdo con el Banco Delaunay, lanzó al mercado algunos mües de títulos más. Citroen perdió 80 enteros. M. Cresi1lon empezaba a alborotarse: a fin de cuentas. Aubert le había arrastrado a una combinación sin ventajas. Podia haberse lanzado al ca1l money y tener buenos intereses. ¡Cuánto más seguro y más fructuoso hubiera sido eso! De repente, el redactor en jefe de Lo. &l.sa democrática exigió a M. Aubert la suma inaudita de cincuenta mil fra~. Al no recibirla se pasó al enemigo y se puso a publicar articulos sobre "la especulación". . ',', . ~ M. Aubert intentó conseguir un anticipo sobre títulos en un banco importante. Pero el banco se negó: fambién aquí se manifestaba todo el poderío de M. Servoux. Los fondos de la coalición se habían agotado. Las compras cesaron. Las acciones empezaron a di· luirse como azúcar en té caliente. Al igual que antes, la cadena lanzaba su grito estridente. Al igual que antes, los clientes impaciel1tes se atropellaban junto a las puertas. Al igual que antes, los flamantes automóviles tenían un jadeo provocativo. M. André Citroen buScaba la"manera de conquistar los mercados de Oriente. Ni una sola de sus fábricas se había prendido fuego. Pero M .. Aubert había dejado de leer a Marcel Proust. Hasta había dejado de almonar en "El Pato de Oro": había perdido el apetito y sufría atroces jaquecas. Todavía se esforzaba por sonreír al encontrarse con la. gente; pero al ver su enflaquecido rostro los bolsistas decían: -¿Han visto a Aubert? .. Pueden jugar sin cuidado a la baja...· El portero retirado, después de una noche de pesadillas en las que ya se veía tendiendo la gorra por los cafés- "¡Un pedazo de pan a un pobre anciano. por favor'"- , había vendido sus diez acciones. Perdia 1,360 francos. ¿Qué otra cosa podía hacer? ¡Hay quien se contenta con oler el tabaco y beber una copa de aguardiente el domingo! De pronto toda la Bolsa vaciló. Habia surgido un contratiempo en )a conferencia de los peritos. Estos no se ponian de acuerdo, ni ello era posible. Se estaba en visperas de una crisis prolongada. Pánico en Nueva York. Pánico también en París. Todo el mundo lanza al mercado titulos por docenas de miles. ¡Dinero! ¡Nada más que dinerol En torno al templo se alza un rugido 16gubre: -¡Tengol ¡Tengo! ¡Tengol Las acciones Citroen, débilitadas por la campaña de M. Se..voux, cedieron. Ante los ojos de M. Aubert danzan las cifras: pero no puede contar. Ya no piensa en nada. Se ha equivocado al figurarse que era un fínanci~ro experto. En resumidas cuentas no era más que un literato fracasado de mediocre imaginación y de nervios débiles. Al oscurecer, M. Aubert llamó a Luis: -Puede usted marcharse al cine o al teatro. No 10 necesito. Luis le dio las gracias respetuosamente. Por lo demás, en la cocina tuvo una sonrisa sarcástica. ¡Mal marchan nuestros asuntosl Está en un apuro y no quiere ver a nadie... Está en un apuro porque es tonto. Si Luis hubiera tenido dinero no hubiera tardado mucho en llegar al millón. ¡No hay que leer vérsos: hay r 'Y': .~ --=-..-----... . -_._----. ~~~----'~.' 1:::::':: .---------------. -------_. --~--------- ....... ~~---_ -- .. -;¡;;.: -- - - _. .- .7 :.10. -BA K Aubert con interés a la vez que con desprecio. La boca estaba llena de baba ... No pudo contener la satisfacd6n de un pequeño placer. Con la punta del zapato asest6 desdeñosamente un golpe en la cabeza de M. Aubert. Lanzó una mirada de envidia a la corbata de pintas: ¡que se pierda esol ¡Por lo demás. se va a perder todol ¡Para los gatosl ¡Ah. qué idiotal Luis exhal6 un suspiro y corrió a la comisaría más cercana. v "Los peritos I}an reanudado ayer sus trabajos. Al fin, han quedado de • que mover las meningesl ... Luis no fue al cine ni al teatro: se fue al bade. AlU balló toda la noche con dos modistillas que se apretaban entusiasmadas contra su pechera. Una de ellas lleg6 a decirle: -Seguramente el perfume que usted lleva está muy de moda... Luis sonri6 condescendiente: -Se hace de encargo... Es mucho mejor que Houbigant y otros... Luis hubiera podido llevarse a una de ellas -morena gentil y alegreal hotel; pero para eso hubiera hecho falta dinero: una botella de añejo para que la muchacha no hiciera ascos: veinte francos. El cuarto: trein· ta francos. Un taxi. las propinas; en una palabra, no saldria por menos de un billete de cien. En su fuero interno. Luis puso verde a M. Aubert: ¡los idiotas como ése son los que tienen suertel ¡Cien francosl ¿Qué es eso para él? .. En cambio Luis debía abstenerse de las cosas m6s indispensables. No tenia más que dos corbatas y las dos de rayas, cuando ahora se llevaban de pil)tas..• ¿Cuándo haría al fin fortuna? .. A pesar de sus éxitos. Luis volvió a casa sombrío. Después de quitarse los zapatos se deslizó' cautelosamente hasta el comedor para coger en el aparador una botella de Oporto. De paso. 1~nz6 una mirada por el ojo de la cerradura para ver si M. Aubert estaba trabajando. Lo que vio le 41 intrig6. M. Aubert se hallaba tendido en la alfombra; alIado de su mesa. No era posible que se hubiera emborrachado hasta tal punto... Luis entr6 prudentemente en el despacho e interrog6 con servilismo a M. Aubert: -¿Desea el señor que le desnude? .. ¿Quiere el señor un vasito de agua de Vichy? M. Aubert no contest6. No obstante. sin prescindir de su sonrisa servil. Luis se puso a examinar la estancia: ¿en d6nde estaban las botellas? .. Encima de la mesa descubrió un frasquito y una carta empezada. La curiosidad había sido siempre el pecado predilecto de Luis. Con una mirada de soslayo leyó: "Que no se culpe a nadie de mi muerte. Lo que quede después de la liquidaci6n de mis deudas lo lego para fundar un hospital de gatos. Pongo en conocimiento del señor comisario de policía que Chamfort no ha previsto la tercera salida: el coraz6n puede primero hacerse de bronce y sin embargo romperse después." Luis no se par6 a reflexionar acerca del sentido de estas últimas palabr~. Lo primero que se le ocurri6 fue correr a su cuarto a ponerse los zapatos. Le pareció que seria sospechoso que le encontraran de.<iealzo a pesar de la carta y de la firma. ¡Cualquiera sabe lo que puede ocurrfrs(!les a los de la rondal ... Después volvió al despacho. Contempló a M. acuerdo sobre un compromiso. Ni qué decir tiene que en la Bolsa ha tenido repercusiones el afortunado acontecimiento. Se ha registrado un alza sostenida de todos los valores..... Así. pues. M. Aubert no había visto la victoria: le había faltado dinero y le h bian faltado nervios. Monsieur Cresillon había sido mucho más afortunado: recuperaba el capital que había comprometido y la operación le dejaba un beneficio respetable. Las acciones Citroen registran un alza de 120 francos. Y M. Cresillon sonríe mientras saborea una trucha en "El pato de oro". ¡Ja. jal Se han rendido... Pero M. Ser· voux no tiene ganas de.reir. Los últi· mas acontecimientos le han sacado de su pseudo Biarritz como a una fiera de su cubil. Todo el mundo está aquí contra él: la tendencia del mercado. la prensaique inserta los últimos comunicados de M. Citroen y. por último. hasta la Naturaleza: M. Fiot. en lugar de un cáncer. no tenía nada más que un tumor benigno. ¿Pueden creer que los médicos se h bian equivocado? ¡Asesinosl M. Fiot entra en la convalescencia y dentro de uno o dos meses podrá volver a ocuparse de sus negocios. Citroen está remozado y dispuesto. Citroen continúa su ascensi6n momentáneamente interrumpida. Las fábricas de M. Citroen. ya es 'sabido. no se han incendiado. Los pedidos no han disminuido. Pierre Chardin sigue fijando sus estribos y el Banco Lazard Hermanos V Cia.• sigue inquebrantable y todoPoderoso. ¿Qué puede importarle a éste el ingenio barato del redactor de La Bolsa democrática? el redactor no tiene nada más que una mala pluma mohosa y cuatro hijos. y el Banco Lazard dispone de su capital y de la justicia. . M. Servoux ha perdido la partida. Ha vendido 120.000 acciones a la cotizaci6n más baja. Ahora tiene que devolver los titulos que ha vendido y tiene que comprarlos a una cotización elevadisima. M. Servoux no tiene dinero para saldar. En su casa le espera su mujer. Lleva un vestido de noche. Es hermosa y joven. Verdad es que esta juventud no es t tuita. Pero, sin embargo. todos los amigos de M. Servoux repiten envidiosamente: "¡Fíjense en la señora Servouxl ¡Ahi tienea una mujer que no envejece!" La señora Servoux tiene una risa vivaracha. Hoyes la primera representación de los ballet rusos. Todo París acudirá a presenciarla. Ellos tienen un palco. Todo el mundo verá qué maravilloso vestido lleva. La señora Servoux le pregunta a su esposo: -¿Estás fatigado, amigo mío? Aún cuando lleven catorce años viviendo juntos, ella coquetea todavía con su esposo. M. Servoux no contesta nada. Entonces ella le mira. e inmediatamente desaparece la sonrisa de su rostro. -¿Qué ha sucedido? .. ¿La Bolsa? .. M. Servoux se calla. Entra en su despacho sin proferir una palabra y cierra la puerta con llave por dentro. La señora Servoux se queda junto a la puerta y pregunta con tono suplicante: -¡Dime lo que ha pasado! ... ¡Pierre. querido mío, abre la puerta, abre sólo un minuto! ¡En seguida me irél Tengo miedo. Pero, t. Servoux se calla. Ella pega el oído alojo de la cerradura. Escucha. Le parece que su marido ha abierto un caj6n. Cae de rodillas: -¡Pierre, por favor!. .. Ahora, cremas. polvos. maquillaje. carmín. todo ha desaparecido de su semblante. En este momento nadie diría que la señor., Servoux es joven. El tiempo ha reconquistado sus derechos. quiérase o no: la señora Servoux tiene cuarenta y tres años. Llora. Grita". Su marido se ha levantado... ¡Dios mío: ¿Qué líace?... Una mujer vieja y ft'a. con vestido de baile. demasiado empolvados los brazos y el rostro gesticulante y surcado por negras lágrimas. gime camo un perro delante de la puerta de doble batiente. • • • Citroen. 1.960. ¡Tamal ¡Tomol Los poseedores de libretas de aborros gritan. El gis rechina. En las oficinas rechinan también las plumas de los empleados bancarios. La gente sigue arruinándose y enriqueciéndose. Los que han abandonado el juego han sido olvidados hace ya mucho tiempo. Y es que aquí no hay hombres. aquí no hay más que nombres y cifras. los grandes, los tiernos nombres de estos tres md v&lores: Royal Dutch. Ríotinto. MaJaca.... el petr61eQ. el caucho. nombres y cifras. Las cifras revolotean. giran, zumban como saltamontes. Las cifras lo deciden todo aquí. En la Bolsa no hay hombres. Por lo demás. no los hay en ninguna parte. Citroen no es más que acciones. las bombillas eléctricas de la torre Eiffel. las prensas. los ácidos, los neumáticos Michelín. la gasolina de Deterding. Es. sobre la carretera rectilínea. el rugido y el polvo. el temblor de una aguja. la palpitación del motor. Hombres no los hay en ninguna parte. Los hombres no son más que una ficción .• [De Lya Ehrenburg, Citrot!D 10 HP. Crónica de nuestro tiempo. traducción de M. Pumarega. Ediciones Hoy. Madrid 1930, pp. 189-224] _______Para leer a Bufalino Francisco Pérez Arce • • • • • 1 En 1946, Gesula1do Bufalino tenía 26 años y era tuberculoso. Internado en un sanatorio de su Sicilia natal, conoció la vida rodeada de muerte, no sólo de la que suena tras las paredes del cuarto de hospital, sino de la muerte propia. De esa experiencia nació la novela que en 1981 puso a Bufalino en la lista (sorprendente) de escritores sicilianos destacados. Perorata del apestado (título de la versión española publicada en 1983; Diceria deU'unlore, en el original italiano), traza un mundo de vida apremiante. El fin se acerca por todos los rincones, pasillos, noticias. "Se había convertido realmente en un juego querer o no querer morir en aquel verano del4T'. La novela cdñstruye personajes entrañables, se desata una historia de amor desesperado entre el narrador y una tuberculosa desahuciada, bailarina, hermosa, aferrada a la vida improbable. cargando un pasado contradictorio. oscuro. inescrutable. El triángulo se cierra con el médico, "el Gran Flaco". amigo agrio, lúcido, terrible. El Gran Flaco aparece en escena dando grandes zancadas como "Napoleón entre los apestados de Jala", imagen grandiosa pero no heroica, brutal. que irradia un rencor interminable: "Mira -me mostraba con un gesto circular el univ~ ¡mira qué mierda'''. Escupía luego la peor metáfora posible: "Quizá nosotros, digo la tierra, Casiopea Alpha Tauri. aquella estrella fugaz. todos los otros cuerpos que ves y no ves. todos nosotros, zodiacos y naturaleza. seamos sólo miles de millones de cálculos en el riñón de un animal corpulento, su cólico sin fin, sus cuajos pétre<ls [..•] y flotamos en un eter y orín que se le encharca y 10 hace gritar de dolor en el silencio de los espacios eternos. Eso es lo que llaman la armonía de las esferas". El protagonista, definido pOr el propio Bufalino: "perplejo entre una muerte sublime y una salvación mediocre. Sensual. hipócrita, retórico. A fin de cuentas un muchacho conmovedor, ..... 2 Me encuentro con Joaquín Jordá, traductor de BufaliDo. en un lugar de jaz:z y comida medí- terránea, acompañados de amigas. amigos y cervezas. Quiero saber de Bufalino, quién es. ¿Por qué demoro tantos años en publicar una novela que tiene que haber empezado en los cincuentas. con la memoria fresca, quizá, del amor de una Marta real. de otros muertos, de la propia enfermedad? En el penúltimo capítulo escribe una fecha: "También esta noche, cinco de noviembre de 1971, vigésimo quinto aniversario de mi salida de La Rocea. me desperté a medio sueño con el sabor de la sangre en la garganta. Encendí la lampara. escupí como antes. toscamente. en la palma de la mano. para inspeccionar rápido y de cerca cualquier mínima gota. Qué va, nada. Sólo blanquísima, milagrosa, bienhechora saliva. Es cierto pues que estoy curado, aunque cueste darme cuenta y la memoria terca todavía me suscite en el galadar. después de tantos años, la amenaza de aquel sabor dulzón y fatal... ¿En 1971 la reescn"bía? ¿La terminaba? -Bufalino es un gran viejo -dice Joáquin-, galante con las mujeres y amigo generoso. Pueblerino. Siempre ha vivido en Comiso. su pueblo natal, enseñando francés y escribiendo en silencio. J..a forma en la que al 6n publicó su Di· ceña es elocuente. Fue la casualidad o la fortuna: el editor siciliano SeDerío (el editor de Sciascia) quiso publicar un álbum de dos fotógrafos de Co. miso: eran fotos de época del pueblo y su gente. María Luisa Sellerio, esposa del editor y en la práctica a cargo de la editorial, pensó acompañarlas de un texto. Alguien dijo: "en el pueblo hay un señor que escribe muy bien". La editora tembló, pero, aquí la fortuna, corrió el riesgo. El escrito 'llegó y era estupendo: su autor. claro. Bufalino. La señora supuso que tendría algún manuscrito publicable. Bufalino lo negó: que nada había escrito. dijo. Ante la insistenc;a de la señora, Bufalino aceptó tener traducciones de poesía francesa (Contrerimes de Toulet.y Les 8eurs du mal de Baudelaire) que habían sido publicadas. Pero siguió negando su obra propia. Ella no podía creerlo: un hombre de 60 años que escribe tan bien debe tener por lo menos un manuscrito en el cajón. Bufalino negaba. -Una noche -sigue Joaquín-, el viejo recibió una sorpresiva llamada; el diálogo pudo haber sido este: "Buenas noches Gesualdo" dice la editora. "le llamo desde mi casa, tenemos una cena (imaginen pasta, buen vino siciliano y fruta) con amigos y hemos hecho una apuesta en la que usted debe intervenir: aposté a que usted tiene el manuscrito de un libro terminado. ellos dicen lo / ~ contranoj us es el'JUez" . Bufal·100. que como tengo dich galante con las mujeres, responde: "señora, gana". Así salió del cajón su Diceria, La anécdota es buena, y por lo tanto no importa (a mí no me importa y creo que tampoco a Joaquín ni a Bufalino) que sea exacta. Lo cierto es que su novela es obra depurada. Escrita en los cincuentas, reescrita quién sabe cuántas veces. Publicada en 1981, de inmediato encontró TesOnáncia y muchos lectores. Obtuvo el premio Campiello. Enzo Siciliano y Leonardo Sciascia escribieron comentarios elogiosos. En los años siguientes salieron del cajón otras sOrpresas: Di· zionario del personaggi, Museo d'ombre, L'amaro miele. 3 Casi al final de la novela, el narrador reflexiona: "Ya me había escapado. por quién sabe qué descuido o jugada afortunada de los dados, pero, aunque a salvo, mAs náufrago y más triste. Semejante a un cristal arañado. a un parabrisas quebrado por una piedra; rico, pero con una riqueza furtiva e inservible. moneda falsa; la mitad joven, y viejísimo la otra mítad, descendería ahora entre los hombres. Me esperaba una vida desnuda, un cero de días previstos, sin una brasa pi un grito. Me correspondía salir del ojo de la aguja del individuo para ser uno de tantos de la calle, de los que administran humanamente su menuda savia de aliento y de años", 4 en En un texto posterior (incluido como apéndice la edición de Anagrama: "Instrucciones para el uso de Perorata del apestado"), Bufalino expone su idea del libro: "El ardor de tu cólera arruine sus ejércitos y sus héroes se conviertan en excremento en los huertos de la Conea d'Oro", del poeta árabe Ibn Zafar. Pues bien. tal vez el libro ha nacido del recuerdo de estos versos. en los que se mezclaba una imagen de ruina y una de fulgor; tal vez del recuerdo del Trioofo della molte, abo-- 49 ra en el palacio AbateUis, en Palermo, salvado mUagrosamente bajo las bombas de 1944. Pero sobre todo por una exigencia expresiva: había un nudo de palabras que quería liberarse y que roagulé en tomo a acontecimientos de muerte y de verano. y bajo el signo. metafórico y real, del contagio. El contagio, en efecto, involuntario o querido, es la estupenda connotación de cualquier peste de la sangre y de la historia. Gracias a él. una enfermedad individual tien.? el poder de convertirse en calamidad colectiv¡: cualquier in· fección es una seducción. Por enc~ma de11ibro aparece. en cualquier caso, una experiencia: el descubrimiento del sentimiento de la muerte, desvirgamiento lacerante, pero también adquisición arcana y privilegio celoso..." 5 Pregunto qué idea del frabajo de escritor puede tener alguien que guarda celosamente, reescribe.. . piensa. durante 30 años, un obra sin publicarla. Joaquín dice (no son las palabras exactas) que hay quien cree, sinceramente. y quizá con razón, que el único lector justo. el únko lector posible, el único en llegar al fondo del relato, al verdadero fondo, es el autor. Puede ser una verdad enorme. Pero finalm~nte, cuando la obra llega a publicarse y encuentra otros lectores logra trans· mitir, unque sea, un poco de aquella emoción, de aquella experiencia intransmisible. La punta del iceberg también es elocuente. El contagio existe. L'untore del título de la novela no es el contagiado. sino el que lleva el contagio. Gesualdo Bufalino: Diceria de1J'untore, Sellerio, PaleTroo 1981; versión en español de Joaquín Jordá: Perorata del patado, Anagrama, Barcelon 1983. GESUALDO BUFAUNO Perorata del apestado 50 _ _ _... ."Trabajar un personaje es conocer a otro ser humano" Carolina Velázquez • • • • • • • • • • • • • • • • •_ entrevista a ulieta Egurrola actúa en Querida Lalú, obra que dirige Ludwik Mugules y escenifica el equipo del Centro de Experimentación Teatral (CET) del INBA, al cual pertenece la actriz des· de 1985. A los 34 años. lleva más de diez de trabajo constante en los escenarios. Su trabajo ..mario en el teatro es un hilo que hilvana y construye una personalidad que todos los días camina a través de distintas emociones y vivencias. El teatro invade su vida cotidiana, sus relaciones personales y su manera de relacionarse con el mundo: "es un trabajo de tiempo completo, una manera de vivir". Con el CET ha participado en cuatro obras, donde ha ido madurando y enriqueciendo su trabajo teatral. El personaje que más le ha gustado interpretar fue el de "Lotte" en Grande y pequeño, del autor alemán Botho Strauss, dirigida por Luis de Tavira. Alrededor de Lotte giraba toda la historia, "cs el papel que me ha costado más trabajo, fue una respon abilidad muy grande, era un personaje muy d garrador y me identifiqué mucho con éL La obra trata de la historia de un1l mujer, su bÚSQueda, la ruptura con su pareja, su transcurrir por la vida, su soledad; habla de los desencuentTos de los seres humanos y de la falta de comunicación. Lo cual no es nada nuevo, sólo que el autor lo trata de una manera muy cruda y directa". ¿Cómo desarrolla Julieta Egurrola sus personajes? ¿Cómo se acerca y encuentia con ellos? Para la actriz, un personaje es un ser vivo. "Es adentrarse y conocer otro r humano". El acercamiento ron n personaje requiere un trabajo previo de anál°is para saber quién es, qué historia cuenta. Hay que conocer al autor y la obra en su conjunto. Sin este requisito "no hay manera de hacerlo emocionalmente. Conforme lo haces, te vas involucrando. En el camino puedes ir en· contrando lo que tiene de agradable o desagra. dable, vas entendiendo cuál es su trayectoria, sus circunstancias y lo vas asimilando. Teniendo todos estos elementos en la mano, ahora ya puedo saber qué es lo q e me emociona en ese persona· je. o parto nunca de ver en qué se me puece; al contrario, es más atrayente entre menos se me parezca. Aunque el marco de referencia siempre seré yo". Después de este trabajo previo de conocimiento, el siguiente paso es sentarse en la mesa con el director, los demás actores >' si es po ible con todos los que participan en la puesta en escena para realizar un análisis de conjunto. Además se de· ben buscar referencias pictóricas, bibliogiaficas y todas aqueUas que puedan enriquecer la obra, para que el "trabajo de mesa" vaya adquiriendo profundidad y complejidad. Al terminar esta etapa, se inician los ensayos. "Conforme éstos se desarrollan la entrega del actor va creciendo, pasas por distintos momentos en los que se va adquiriendo seguridad y se encuentran cosas junto con los compañeros y el director, todos avanzamos. Hay momentos en que uno se estanca o se regresa; como en cualquier obra, siempre hay etapas de obscuridad". JULIETA EGURROLA En el CET acostumbran ensayar con público las dos últimas semanas anteriores al estreno. Consideran importante la opinión de amigos, de gente que conoce de teatro o que no sabe nada, porque "enriquece el montaje de la obra" y les permite medir cuáles son sus reacciones. "Lo que un actor encuentra ya estrenada la pieza teatral es muy distinto a lo que vive en los ensayos. Cada noche Uega un público diferente. Con las siguientes presentaciones comienza el gozo. que se va encontrando día con día en cada función; si no hay un gozo de por medio no hay manera de ir creciendo". Aunque en el CET el trabajo nunca acaba, presentan una obra e inician el estudio y los ensa-, yos de la siguiente. Las obras tienen un términ~' "el final siempre es triste, doloroso; el teatro es eso, no te quedan más que foquitos y nada más. Por lo menos en mi caso -explica Julieta Egurrola- me da una etapa depresiva que dura varios días, te acostumbras a eso. El teatro es efímero, es un arte del presente, lo que una noche se da no se vuelve a repetir jamás". ¿Cuánto trabajo le cuesta a esta actriz despegllJ'se de cada personaje?" ormalmente bastan. te. Siempre hay secuelas. En los primeros ensayos de la siguiente obra hay como una igualdad, en cuanto al tipo de actuación o de ser de la anterior. Si te pasas seis meses ensayando, después otros seis con funciones diarias de jueves a domingo, todavía no terminas y ya empiezas otra obra, sin tener un tiempo intermedio de distancia, hay un acercamiento lógico y ahí está el reto: con un tema, autor y director distintos uno tiene también que aprovechar esa oportunidad para ha(.'Cr un trabajo distinto". La actuación integra su vida, no tiene un horario fijo, ni checa tarjeta; sin embargo, la intensidad del trabajo le absorbe casi todo el tiempo aun después de los ensayos y de las presentaciones. "Un burócrata sale de su trabajo y se olvida. en cambio un actor no se desprende de su actividad para nada, a los ensayos se llega con un trabajo de información mental previo hecho en casa, no a ver qué sale. Yo so)' una mezcla de todo eso, cuando estoy con mis hijos no dejo de ser pua convertirme". Julieta Egurrola no es sólo una actriz de teatro, también trabaja para la televisión. Reconoce que el teatro es más difícil y absorbente que otros medios. "Me ha dado todo y gratis, he tenido la suerte de trabaju con la mejor gente. En teatro he aprendido todo lo que sé de actuación y lo he aplicado en la televisión. Lo mara illoso de la televisión es que tienes el video, por medio de él puedes checar tu actuación en unos minutos, si sale mal te cortan dt' inmediato, en el momento que termina la escena te dicen si funciori8'O no. En ocasiones puedo hacer lo que se me ocurre en complicidad con mis compañeros y en un rato verme". Combinar los dos trabajos le permite tener un campo de acción más amplio y llegar a más público. "El teatro es elitista, asiste poca gente y más si haces un trabajo experimental; en cambio en la televisjón tienes la posibilidad de que te vean más personas". o PARAGUAY: la de Alfredo Stroessner l general Alfredo Stroess. DeI', presidente de Paraguay, detenta el poder desde el 15 de agosto de 1954 y es, en pocas palabras, el decano de los dictadores latinoamericanos. Surgió a la vida política como consecuencia de la guerra del Chaco, protagonizada por Paraguay y Boli· via entre 1932 y 1935, cuando los gobiernos de ambas naciones lucharon manipulados por los intereses de la Standard Oil y la Royal Dutch, bajo el supuesto de que' había grandes mantos petrolíferos en la zona fronteriza de los dos paises. Allí perdieron la vida entre alrededor de ciento cincuenta mil hombres. Ambos países ret..<lCedieron muchos años en su desarrolle y hItesultados fueron nulos. t .a di<cusión limítrofe fue el origen de un ~ha sórdida y sanguinaria. Tras los bastidores se movían los capitales de las trasnacionales del petróleo. Paraguay ganó la guern: :-~ro quedó en las condiciones dE un náufrago que se aferra a una tabla, contribuyendo enormemente a la ddintegraclón política del país que ya en 1870 había sufrido el dolor de un espantoso conflicto bélico, donde fue exterminada casi toda la población masculina, diezmada por las tropas de Brasil, Argentina y Uruguayen la llamada guerra de la Triple Alianza. El héroe del enfrentamiento de 1932 fue e! general José Félix Estigarribia. Uno de sus más aguerridos oficiales era el capitán Alfredo Stroessner, cuya vocación militar fue decidida por su padre, inmigrante alemán, contador de una fábrica de cerveza. El futuro presidente vitalicio de Paraguay nació en la ciudad de Encamación, en 1912, producto de la amistad del contador y una india guarani. Heredó ·el disciplinado espíritu que su progenitor había dejado en Munich. Por decisión suya, e! joven Alfredo entró en una academia militar. Si hubiera nacido en Alemania el cadete podria haber sido miembro de las selectas tropas especiales hiUerianas... La cuarta década del siglo XX fue difícil para los paraguayos como consecuencia de la guerra chaqueña. Estigarribia fue llevado a la presidencia, pero murió en un accidente de aviación el 7 de septiembre de 1940. El ministro de guerra, general Hi¡¡nio Morínigo, asumió el poder y expulsó a los colaboradores del" di· funto. Comenzó un periodo de implacables persecusiones politicas, co- E • prusiana Luis Alberto García mo no se habia conooido desde la época del dictador José Gaspar Rodrfguez de Francia, el Supremo, quien gobernó aislando al país entre 1814 y 1840. En 1941 se abrieron campos de concentración y se estableció la pena de muerte sin más requisitos que la "íntima convicción" de los jueces. Uno de los más distinguidos represo-res, durante los ocho años que se mantuvo Morinigo en el palacio preidencial, fue el capitán Stroessner, ascendido a coronel por su eficiente participación en el aplastamiento de los movimientos opuestos a la dictadura, de tal suerte que fue citado "~r su brillante comportamiento en la' reprdión de sublevados y comunistas". En agosto de 1947 hubo un alzamiento militar que estuvo a punto de triunfar. La violencia oficial no se dejó esperar. StrQessner estaba al frente de ella. El arzobispo de la capital paraguaya exclamó: "En los largos años de vida que Dios me ha concedido, nunca había presenciado hechos semejantes, lo que de verdad condeno". Tomó coñsiderable impulso e! éxodo de opositores, que en poco tiempo llevó a 400 mil paraguayos a salir al extranjero. El caos imperó entre 194&y 1949. Se multiplicaron los motines y los intentos golpistas. Como Higinio Morínigo parecía no querer entregar, el poder, fue depuesto el 3 de junio de 1948. En poco más de un año hubo cuatro presidentes: Juan Manuel Frutos, Natalicio González, Raymundo RoIón y Felipe Molas L6pez. Finalmente se afirmó en e! poder Federico Chávez. La habUidad politica del coronel Stroessner, así como su energía castrense, hizo que Chávez lo ascendiera a general en jefe de las fuerzas armadas. La anarquía prevaleciente fue caldo de cultivo para que subieran a puestos importantes muchos oportunistas. Asimismo, la situación internacional revivió la antigua pugna entre Argentina y Brasil, que se inmiscuyeron en los cambios prtlSidenciales anteriores de Paraguay. El momento de Stroessner se acer aba. Asalto al poder En mayo de 1954, en vfsperas de una visita del general Juan Domingo Peron, presidente de Argentina, para entregar los trofeos de guerra de la Triple Alianza en un gesto de buena voluntad, una asonada militar dirigida por Stroessner depuso a Federi- 51 ... Dhc_ CINraI: J- Pa¡és LIe.... Ditwlon Peco . . . . Taiho U j.¡. #1, .......,c46A: de la T..... ~ Beatria MIra Ce"'" ~ FrudIco Péra Arce. Maurido Cierhanower. lIopIio ViacaiM, EmiUano Nra era. Luk Hernánda, Colme Omelu, Jo... Be"nnIao Femándea Tomú. JeIÚI Anaya Rodque. Andrés Rub. OrlaDdo Ortfz. VIctor Roaqulllo. JUIlII PayAn. lUctor B. v.... CarIoI Pui¡, Aqel Valtim'a. Pilar V"un. Armando CadIII C1ro G4mea Leyva. Mlpel Eduardo Montevenle. AIa1a DeIbn . ae .. 52 Mu_ co Chávez y afirmó el poder del ejército. Un acuerdo de los mUitares triunfantes con el Partido Colorado llevó a Tomás Romero Pereira a la presidencia provisional, con el compromiso obligado de dejar la primera magistratura definitiva a Stroessner, que asumió el poder el 15 de agosto de 1954. El Paraguay actual es gobernado por un dictador de viejo cuño, perteneciente a una estirpe extinguida en América Latina. Quedan en el recuerdo los nombres de Juan Vicente Górnez, Manuel Sánchez Cerro, Rafael Leónidas Trujillo, Marcos Pérez Jiménez, Enrique Estrada Cabrera, Jorge Ubico, Gerardo Machado. MaximUilUlo Hernández Martinez f Arnulfo Carías, Francois Duvalier y los Somoza, todos representantes y prototipos del poder unipersonal. El último sobreviviente de _aquellos tragicómicos sátrapas es el general Alfredo Stroessner, gober- bas", comentó hace unos meses a un nante de mano muy dura que en reportero del diario ABC-Color, de cierta ocasión dijo tranquUamente: Asunción. "Nada sucede en Paraguay... todo continúa". Su indudable fuente de poder es la identificación política con el Partido Siete elecciones Colorado y con el ejército. Las ideas progresistas no le gustan al general En Paraguay hay cuatro partidos y, para decirlo de una vez. el Partido polí~cos tolerados y uno oficial, el Comunista Paraguayo está fuera de Colorado. Al principio todavía se la ley desde 1936. Stroessner es reflediscutia si fue Stroessner quien lo dojo de las medievales estructuras sominó o si fue éste el que lo utilizó. La ciales y políticas del país. misión del tirano. supuestamente, No se deja ver con facUidad. Hay era convertir el caos en estabUidad, y tres tipos de personas a las que desprecia especialmente: los pe- para guardar las apariencias se ha riodistas en general. los corresponsa- autopostulado como candidato a la les extranjeros y los reporteros esta- presidencia desde 1958 hasta 1983. y dounidenses. pretende repetir su capricho en Sobre la personalidad de Stroess- 1988. en una séptima elección con ner hay un chiste que dice que el se- triunfador predestinado. ñor supera a sus compatriotas en Así. será reelegido como presidencuanto se refiere a empezar temprate para el periodo 1988-93. en virtud no el dia. de un acuerdo entre los tres partidos Han surgido múltiples anécdotas que participarán en las elecciones de que lo atestiguan. En alguna oca- febrero próximo. sión. llamó por teléfono a un miEl Movimiento Popular para el nistro a las cinco de la mañana para Cambio. rama interna del Partido preguntarle por qué no contestaba. Liberal Radical Auténtico (pLRA), El general es un hombre alto. de afirmó que el oficialista Partido Cosólida constitución. Se peina hacia lorado y los opositores Partido Libeatrás el pelo castafto y lacio. Usa biral Radical y Partido Liber~ "llegagote fino y rojizo. Tiene ojos aceraron a un acuerdo" mediante el cual dos y manos enormes. Es metódico y fueron establecidos los resultados vigoroso. fánatico lespecto a las ideas •que tendrán los comicios generales. que tiene sobre Paraguay. Por este acuerdo ha quedado estableLas fotogra(ias que se ven en el cida'!la distribución de los cargos y aeropuerto que lleva su nombre y en los porcentajes de los votos", afirmó las oficinas burocráticas lo muestran Miguel Abdón Saguier. líder del Mode uniforme de gala. cargado de vimiento Popular para el Cambio. condecora.ciones, incluida una Según la denuncia, rnientrasel Partiestrella llena de joyas que parece una do Colorado. soporte civil de Stroessrueda giratoria a punto de ponerse ner. tendrá entre el 90 y 91 por cienen movimiento. Vestido de civil da to de votos, el Partido Liberál Radila impresión de ser un hombre de necal (PLR) mantendrá la primera migocios. Así asistió a un encuentro de noría legislativa con el 5 y 5.5 por presidentes latinoamericanos con Jaciento de votos y el Partido Liberal mes Carter, en Washington, para no (PL) tendrá entre cl3 y 3.5 por ciendesentonar, al firmarse los tratados to. del canal de Panamá en la sede de la En el resultado de las próximas OEA. elecciones "figurarán los que votaron Las pocos periodistas que han loen blanco o nulo: entre el 0.75 y 1.25 grado entrevistarlo coinciden en que por ciento. El índice de participaStroessner habla en tono muy alto, ción se situará entre el 89 yel 91 por como un disco fonográfico que gira a ciento". De los 72 diputados titulavelocidad regular, pasando por encires. el Partido Liberal Radical obma de todas las preguntas. Hace potendrá 15 escaños, el Partido Liberal co caso a sus interlocutores y resulta 9. correspondiendo los restantes 48 diHcU interrogarlo. interrumpirlo o escaños al partido oficialista. En el contradecirlo. Tiene preferencia por Senado. los aolorados obtendrán 24 escaños. los liberales radicales 8 y los un tema: su amor por tría. Adliberales 4. mite que hay pobreza en ella. pero En todos 105 comicios ha sido penuria "digna", no miseria. "vencedor absoluto". Manda con Una de sus frases señala: "La gen"estilo" y Paraguay sigue en estado te de aquí palpa la gloria de su historia y vive en paz, armoDÍa y de sitio, ininterrumpidamente. deslibertad". En el despacho presidende 1940. tras la muerte del general . clal hay una fila de banderas de toEstigarribia. dos los países del cOntinente. con exHacia fines de la década de 1950, cepción de Cuba y Nicaragua. "Aquí Stroessner se dio cuenta que el país no hay barbas. Las comunistas travivía graves tensiopes internas. Decibajan dentro de los esquemas dedió buscar una válvula de escape y mocdticos hasta que tienen fuerza en 1958 permitió que la oposición liberal se reuniera por primera vez en suficiente para enviar a la gente al paredón. Durante mi administradiez allos. Anunció un plan para llegar a la "normalización constitu· ción. Paraguay jamás caed en macional" tal como Augusto Pinochet nos de ellos. No se permiten las bar- .......=-- en Chile con un "plebiscito". Jorgtf Videla en Argentina a través de un "proceso", y Aparicio Méndez, en Uruguay, por medio de un "cronograma". En 1959 se declar6 una amnistía política. Hubo un intento de levan· tamiento del estado de sitio, pero en seguida surgieron las inquietudes públicas y la posibilidad quedó cancelada. Uegó 1963. Stroessner se sentía lo bastante seguro como para aflojar un poco las riendas y mejorú su imagen. Invitó a los liberales y a otros dos partidos de oposición a participar en elecciones. Accedieron, pero pusieron como condición que (ueran liberados los presos polfticos y se levantara el estado de sitio, permitiendo el regreso de los exiliados. El ge-. neral se negó y los comicios fueron boicoteados. Stroessner ganó de todos modos. La oposici6n se dividió y el llamado Directorio Revolucionario decidió aceptar los términos de la lucha electoral. En otras palabras. el dictador se las arregló para conseguir que alguien se le opusiera. Ast, justificó una democracia a su modo y pudo declarar que su régimen no es una dictadura "completa". Su objetivo en 1963 era encontrar .un candidato respetable al que pudiera derrotar. Los "hombres de paja" eligieron para el sacrificio al doctor Ernesto Gavilán. Obtuvo cuarenta y cinco mil votos, contra medio millón de Stroessner. Al final de la contienda se le recompensó con la embajada paraguaya en Inglaterra. Todo esto parece digno de Alicia en el país de las maravil1M, pero sigue en pie el hecho de que Paraguay tuvo la primera elección en treinta años en que participaron candidatos y una "oposición" que actualmente, e incluso con cierta vehemencia, se sienta tOOavia en el parlamento. Otra novedad fue que las muj~ votaron por primera vez en la historia de la nación guaranf. El total de los votos, por cierto, fue menos que el número de exiliadw. teera: el ministerio de defensa, el club de oficiales y el cuartel general del ejército. Hasta antes de la ejecución de Anastasio Somoza, llegaba a su casa en un gran automóvil blindado, al que seguían dos más llenos de guardaespaldas armados. En otras apariciones públicas se mostraba menos cauteloso. Al atardecer le gustaba pasear. dando una especie de vuelta de inspección por la ciudad. Usual· mente conducia un antiguo auto americano, acompañado de su hijo Alfredo, cuyos hermanos son Gustavo Adolfo, pUoto y oficial de reserva, y Graciela Concepción, casada con el periodista Humberto Dominguez Dibb, director del diario oficial Hoy. Entre las aficiones de Stroessner está la pesca de "dorados" en el río Paraguay. Suele también ir al aeropuerto "Presidente Stroessner", para observar el aterrizaje de los aviones a reacción. Por otro lado, tiene la Uuslón de ser mariscal. Por supuesto que puede ascendene cuando quiera. Hace algunos años hubo una propuesta que pedia a la Cámara de Di· putados su ascenso al mariscalato. Esta lo hizo y el presidente declinó el honor. El general es rico, pero vive mo~ente, según sus allegados. Es católico practicante. Estudió inglés, .pero no le gusta hablarlo. Estuvo en Estados Unidos en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. También ha ido a BrasU y durante julio de 1973 pudo ver cumplida una de sus más caras ambiciones: viajar a Europa Occidental. El viaje comenzó en Madrid, donde fue recibido cordialme~ por Francisco Franco. Continuó por la República Federal de Alemania donde no pudo ver satisfechos sus sueftos de ser recibido por el canciller WUy Brandt. Debió limitarse a cOnocer Baviera, la tierra de su pac1re. Acabó en Italia y Francia. Este pais, cuando era más celoso de su diplolnacia, se negó a recibirlo en 1965. El' viaje, a excepción de Madrid, se caracterizó por la frialdad protocolaria y fue causa de frieciones entre los miembros de la Com~dad Económica Europea. dianoche: los PY"tlg6a ("geÍlte de pie desnudo", en guaranf) de la policla politica funcionan tan eficazmente como los "Escuadr6es da Morte" brasUeños, la "Mano Blanca" guatemalteca, o los "Tonton Macoutes" haitianos. Resulta imposible calcular el número de prisioneros politicos, que se encuentran entre los más antiguos del hemisferio, como fueron los casos de Antonio Y Ananias Maidana, Alfredo Alcorta, Julio Rojas y Domingo Laino, quien guarda arresto domiciliario con su familia. Muchos de ellos han permanecido más de veinte años sin proceso. Al norte del país, en la mntera con Brasil, eDsten campos de concentración. Las cámaras de tortura han sido puestas en actividad por el jefe de la policla, Pastor Coronel. El ~odista John Gunther 10 definió Co~"recto y anticuado déspota que está. ~nvencido de que sólo él Un miembro de la guardia personal puede daro~ estabilidad. y progreso a Paraguay. En suma, no es de Stroessner narró, iDdiIcretamente, algunos aspectos rutinarios de la ni avenlUrero pintoresco ni advenedizo caMchoso". Sin embargo, hay vida cotidiana del general. Termina opinioDetG contrario, que aseveran de trabajar a la una de la tarde y ,e que no le imP'fttta e~ costo ni las bruva a su casa a comer. Vive en la avt"talidades a que'~ obligar su pernida mariscal Antonio Solano 1.6manencia en el pOOer. pez, una de las principales de la El c:Ua qlM\ el dictador desaparezciudad. Frente a su mansión están ca, muchos ~aguayos retornarán. las embajadas de España, Francia, Lógicamente, ~quiera que se alArgentina, Italia y Estados Unidos. zara hoy en púbtJh.o en QDa plaza y 10 En la parte trasera de la casa presidencial hay cuatro edificios que no . denuociara, co~a una larga ocupan un radio mayor de cien me- . condena. Las ~ mantienen Siempre a la ciuda4ania en tras. Forman el· órgano central del existe la posib~d de escuchar golpoder militar. Son los cuarteles del pes en la puerta de la casa a me- Los acontecimientos ocurridos tras la Batallón de Escolta, genuina guarVida y milagros f!encio. muerte de Somoza fueron un scelente pretexto para llevar a cabo una represi6n selectiva contra la oposición. La Federación Latinoamericana de Periodistas denunció que el régimen militar de Jorge Rafael Videla envió a muchos "desaparecidos" de Argentina a Paraguay, para que a1li fueran eliminados sin más trúnite, ya que se asegura que quienes acabaron con "Tachito" Somoza fueron miembros de alguna ~ revolucionarla opuesta a la j ta militar de Buenos Aires. La justificación que Stroessner utiliza para mantener la aplicación de la mano de hierro consiste en que está haciendo todo lo posible para que el pais se desarrolle arm6nicamente, "dentro de normas de segw1dad nacional adecuadas". . Hay, además, una cuestión inquietante: los refugiados nazis que entraron a Paraguaya principios del régimen dictatorial. Las simpatias que tuvo StroessDer por el nacionalsoclalismo fueron manifiestas. Su origen semialemán permiti6 que muchos criminales de guerra llega53 ran fácilmente a América del Sur, entre ellos el doctor Josef Mengele, médico que experimentaba con prisioneros en los campos de concentración de Polonia. Otro asilado célebre fue Eduard Roschmann, el ·'Carnicero de rtiga", a quien seculpa del exterminio de cuarenta mil personas en ese puerto del mar Báltico. Asimismo, hasta hace poco se hablaba con guridad de que Martin Bormano, alto jefe hitleriano, vivía en algún sitio selvático fronterizo con Brasil,.. como lo ha demostrado el cazador de nazis Simón Wiesental, quien afirma tener pruebas irrebatibles de que esos siniestros personajes fueron recibidos cortésmente por Stroessner. En 1977 se filmó una película basada en el libro de Ira Levin que narra pasajes de la vida de Mengele en Paraguay. Se llamó Los niños de Brasil y fue protagonizada por Gregory Peck y Laurence OUvier. Otra preocupación es el contrabando institucionalizado, que forma parte del modUl vivendi de cientos de funcionarios del régimen, del que forman parte militares inmiscuidos en negocios a gran escala. que van desd el tráfico de drogas - Latín Conn~tion- hasta el de cigarros y whisky escocés, que son mucho más . baratos en las calles de Asunción que en ueva York o Edimburgo, relojes Rolex y estereofónicos Embassy, de menor costo que en Suiza o Japón. la que disfruta del contrabando, que se da en diversas modalidades. Una serie de vuelos van y vienen a Miami. También a México en directo, con una extraña escala en Acapulco. Los aviones van llenos hasta el techo y se las arreglan para aterrizar y hacer que los productos lleguen sanos y salvos a manos de Jos especuladores locales. Por otra parte, hay multitud de cosas que se transportan por el río desde Argentina. Esto ha sucedido históricamente desde tiempos de la colonización española. cuando Asunción fue bautizada como ·'madre de ciudades·'. E) 15 de agos· to de 1987 -coincidiendo con el trigésimo tercer año de Stroessner en el poder- la capital cumplió 450 años, celebrados con una fastuosa parada mUltar, en la que participaron las fuezas armadas chilenas como invitadas especiales. El precio de la paz El contrabando data de la época en que los jesuitas fundaron cientos de misiones en todo el territorio guaraní. Algún observador extranjero señaló que no se podía condenar ese comercio ilegal, ya que debía tomarse en cuenta la frase paraguaya que dice que "el contrabando humaniza la ley"; pero el ciudadano medio de la capital no puede estar con~ forme cuando se ve obligado a pagar tres veces el precio normal ae diversos productos textiles o el equivalente a más de quince dólares por una medicina importada, producida por laboratorios transnacionales estadunidenses. suizos o alemanes. La clase dorada del stroessnerismo es El periodista francés Charles Vannecke -de Le Monde, a quien cono- 54 cimos en el viaje fantástico a Paraguay- DOS dijo que el contrabando y la opresión, el silencio y la cárcel, son el precio de la paz prusiana impuesta por Stroessner en 1954. Del otro contrabando. el de estupefacientes, se puede decir demasiado: entre los funcionarios involucrados desde años atrás, con permiso del supremo jefe de la miUcla paraguaya, están Pastor Coronel y Hugo González. quienes tienen contactos directos con los grandes traficantes de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, y con el zar de la cocaína, Roberto Suárez Cómez, todos. patrocinadores del golpe de los • coca· dólares" del 17 de julio de 1980 en Bolivia. Los familiares y allegados de Stroessner también tienen jugosas ganancias. Humberto Domínguez Dibb distribuye todos los artículos eléctricos de uso en el país. Gustavo Adolfo Stroessner -heredero del dictador, según todas las evidencias recabadas- tiene a su cargo la importación y la e. portación de carne vacuna, con extensos lazos y relaciones en la provincia brasileña de Mato Grosso. También es concesio~o de importante lín a aérea local. Alfredo Jr. es presidente d 1 .ub Olimpia de Asunción, cuyos colores, oro y negro, son la felicidad de la fa~ naticada nacional, que está orgullosa de que su equipo haya obtenido en varias ocasiones la·Copa Libertadores de América. tarcial Matianda, otro pariente, fue gratificado con todos los puestos aduanales existentes en las riberas paraguayas del quieto río que separa al país de Argentina. Sin embargo, la paz aparente fue rota en Paraguay a fines de octubre último, cuando el régimen miUtar más antiguo de América Latina enfrentó la más nutrida manifesta· ción desde el lejano 54, promovida por la iglesia católica: más de treinta mil personas participaron en la "procesión del silencio·', que partió de la capilla de an Roque hasta la catedral. . Stroessner, el caudillo que exhorta a luchar contra las fuerzas del mal en cuanta oportunidad se le presenta, es hasta el momento la única "sobera· nía" de Paraguay, donde los derechos humanos han sido reiteradamente violados por l~ dictadura megalómana, protagonista desde hace más de tres decenios de ooa situación sumamente grave, en medio de una indiferencia generalizada. El himno nacional se llama URepública o Muerte". La república ya .se perdió. La muerte llega todos los días bajo el patrocinio de una monarquía dictatorial que, ante la oposición, redobla sus esfuerzos para vencerla; Pero el objetivo popular es minar las bases del régimen feudal militarizado. La resistencia se ha fortalecido en los últimos meses, y la frase Unada 'ucede en Paraguay... todo continúa·' se irá desvaneciendo, porque la realidad y los conflictos ya no pueden ser evadidos por el hombre que ha creído, durante años, que una nación puede y debe ser go~r­ nada como propiedad únicá yexclusiva, como quiso hacerlo Anastasio Somoza Debayle, amigo íntimo de Alfredo StrOOS$ller, el.:último tirano de la América nuestra.