1 Sociedad Cientifica Argentina. Seminario : Inmunopatología de la picadura de abejas. Editor Responsable : Prof. Dr. Angel Alonso. Los insectos comprenden el 80% del total del reino animal con más de 800.000 especies. A pesar de su pequeño tamaño, desempeñan un papel de gran importancia en la naturaleza, bien actuando como animales depredadores de parásitos, o como alimento a otros seres vivos. Algunos sirven al hombre, como los gusanos de seda o las abejas, que intervienen en la producción de miel y cera y en la polinización de los árboles frutales. Otras especies tienen valor para el hombre de forma indirecta, porque destruyen plagas, como algunos escarabajos, que controlan el crecimiento de parásitos de los vegetales. Sin embargo los insectos también las originan, destruyendo, según estudios, entre el 10 al 15% de las cosechas del mundo. También actúan como vectores de algunas enfermedades infecciosas. Además, los insectos pueden originar también enfermedades alérgicas. Sus cuerpos en putrefacción o sus heces, pueden causar alergia por inhalación, como asma bronquial o rinitis alérgica. Otros insectos pertenecientes al orden de los heterópteros y de los dípteros (pulgas y mosquitos) originan reacciones locales importantes por succión de la sangre del individuo picado y, además, la saliva contiene antígenos que pueden originar sensibilización. Entre los himenópteros de mayor importancia económica hay especies endémicas y especies introducidas, de estas últimas algunas fueron introducidas deliberadamente (la abeja melífera y varios parasitoides) y otras en forma inadvertida (varias hormigas domésticas y algunos parasitoides). Una de las invasiones biológicas más exitosas y sorprendentes que ocurrieron en el neotrópico es la de la abeja melífera africana, que se ha extendido prácticamente por toda la región (Schneider et al., 2004). Esta abeja es una excelente productora de miel y se adapta muy bien al clima tropical, pero podría constituir una amenaza para la fauna nativa. Las islas, en particular, son muy vulnerables a la introducción de especies. En Galápagos algunos de los insectos que llegaron en forma accidental y que más han afectado a la fauna originaria son los himenópteros; tal es el caso de la hormiga, Wasmannia auropunctata 2 (Lubin, 1984; Paiva en Williams, 1994; Causton et al., 2005) y de los véspidos, Polistes versicolor y Brachygastra lecheguana (Peck et al., 1998). En Chile y Argentina, el arribo de Vespula germanica (Vespidae) podría tener consecuencias ecológicas muy serias (Moller, 1996), como sucedió en Nueva Zelanda (Beggs en Austin y Dowton, 2000). Al mismo tiempo, cabe destacar que la introducción de parasitoides como mecanismo de control biológico ha resultado en ahorros millonarios (Jutsum, 1988). Así como la adición de especies puede tener repercusiones imprevisibles, la sustracción de especies nativas (extinción) también puede ser irreparable. Por ejemplo, unas especies nativas del neotrópico, unas “abejas de las orquídeas”, polinizan los árboles de nuez brasileña (Lecythidaceae: Bertholettia excelsa), pero cuando el árbol no está en flor (once meses al año), las abejas dependen del resto del bosque para encontrar otras fuentes de polen, los machos de las abejas dependen, además, de la presencia de orquídeas epífitas para obtener atrayentes sexuales. La deforestación arrasa con las orquídeas y con las otras fuentes de polen y con ellas acaba el polinizador; al acabar el polinizador acaba también la producción de nueces (Prance, 1987). La conservación de especies nativas, entonces, resulta esencial para mantener el rendimiento de frutos y para mantener la biodiversidad (Matheson et al., 1996; Allen-Wardell et al., 1998). Además, la tala arrasa con muchos posibles agentes de control biológico cuyo valor es difícil de precisar porque la mayoría de los parasitoides no han sido aún descubiertos por la ciencia. Es más, las especies parasíticas de Himenóptera podrían ser vitales para el funcionamiento de los ecosistemas naturales (LaSalle y Gauld, 1991, 1993). Solo cabe decir que no conocemos ni la velocidad a la que estamos perdiendo especies, ni las consecuencias de su pérdida. Las picaduras de los himenópteros (abejas y avispas) originan, en la mayoría de la población, reacciones cutáneas, consistentes en una pequeña tumefacción con los signos inflamatorios clásicos (calor, rubor, tumor y edema), que evolucionan espontáneamente en poco tiempo hacia la desaparición total. Sin embargo, en determinadas personas pueden producir síntomas graves y, ocasionalmente, reacciones alérgicas mortales. En un grupo más reducido de sujetos pueden originar grandes reacciones locales que pueden persistir durante varios días, y que habitualmente requieren tratamiento. La primera descripción de una reacción alérgica grave por picadura de himenóptero se remonta a una inscripción del suceso encontrada en la tumba del faraón egipcio Menes, 3 hace unos 5.000 años, y que significó su muerte tras ser picado por una gran avispa o avispón en la nariz, aunque recientes interpretaciones ponen en duda esta explicación. Mucho después, en 1765, Desbrest, médico de campo del rey de Francia, describe el colapso inmediato, rubor y muerte, de un sujeto después de la picadura de una abeja. En los últimos años, investigadores han descubierto que, incluso una única picadura, que para la mayoría de la gente es un hecho banal, puede originar una grave reacción o incluso llegar a ser mortal. La mayoría de las reacciones sistémicas graves y, en especial, las reacciones mortales, se producen entre los 30 y 60 minutos después de la picadura. Las abejas pican cuando se las provoca, tienen un aguijón con espículas laterales a manera de arpón que queda clavado, desprendiéndose del abdomen juntamente con el resto de las vísceras del insecto al levantar éste el vuelo. Los músculos del saco del veneno expulsan hasta 50µl de veneno en la zona de la picadura en 2 ó 3 minutos, provocando una característica reacción eritematosa, edematosa, dolorosa y pruriginosa. Tras la picadura se produce una sensación de ardor intenso que dura varios minutos, seguida de la formación gradual, alrededor de la picadura, de una zona blanca y un habón eritematoso cada vez mayor que persiste de dos a tres horas. Tras desaparecer el eritema, el prurito, la irritación y la sensación de calor pueden durar 24 horas. De entre los véspidos, los más agresivos son las Vespulas (yellow jackets), que pican sin provocación. También se puede sufrir una picadura al tocar un nido de avispones o un panal de avispas. A diferencia de las abejas, los véspidos no se desprenden de su aguijón, al no contener espículas laterales como las abejas. La reacción local producida por la picadura de los véspidos es similar o algo menor a la de la picadura de las abejas, especialmente la de Pollister dominulus, la avispa papelera. Los himenópteros pertenecen al grupo de los insectos, dentro de los artrópodos del reino animal. Como todos los insectos, tienen unas características comunes, que les han permitido vivir y desarrollarse como el grupo más importante en la naturaleza. Los insectos tienen: 1. Un esqueleto quitinoso. 2. Un tamaño relativamente pequeño (menor de 30cm). 3. Una ilimitada adaptabilidad, excepto en los mares. 4 4. Son capaces de volar. 5. Sufren una metamorfosis completa, con larvas, con patas, pupas con apéndices libres, no pegados al cuerpo y capullos. Los adultos tienen dos pares de alas, más grandes las anteriores que las posteriores. Generalmente tienen unas mandíbulas para morder, pero a veces están adaptadas para lamer (véspidos y hormigas) o chupar (abejas). La mayoría de los insectos que producen picaduras son insectos sociales, un amplio grupo que comprende todas las hormigas y muchas abejas, avispas y otros, que han desarrollado una división de trabajo, en la cual los diversos miembros realizan el trabajo requerido en el momento oportuno. Los cambios de conducta y desarrollo se inician por feromonas, que actúan como mensajeros químicos, que transmiten información de un individuo a otro de la colonia. Un notable medio de comunicación es el lenguaje de la danza de las abejas. ENTOMOLOGIA Los insectos responsables de las reacciones alérgicas pertenecen al orden de los himenópteros. Son casi exclusivamente de tipo social Aculeatae, y de las superfamilias Apidae (abejas), Vespidae (avispas) y Myrmicidae (hormigas), en los cuales el depósito de huevos, que no utilizan como tal, está adaptado como un arma asociado a la glándula del veneno. El aparato del veneno es usado por los insectos principalmente para paralizar a los animales que apresan. Contra el hombre lo utilizan como defensa exclusivamente. Los Aculeatae o insectos picadores se caracterizan por la típica “cintura de avispa”, localizada en el segundo segmento abdominal y que se visualiza mejor en los véspidos y hormigas que en las abejas. Pero, excepto los insectos sociales, la mayoría son solitarios y muy poco agresivos. 5 Taxonomía del orden Himenóptera Familia Subfamilia Apidae Nombre científico Nombre común Apis mellifera Abeja de la miel Bombus spp. Abejorro Megabombus spp. Halictus spp. Abeja del dulce Dialictus spp. Vespidae Vespinae Polistinae Formicidae Vespula spp. Yellow jacket Dolichovespula arenaria Avispón amarillo Dolichovespula maculate Avispón cara blanca Polistes spp. Avispa del papel Solenopsis invicta Hormiga de fuego Mymercia spp. Hormiga saltadora Pogonomyrmex spp. Hormiga cosechadora Pachycondyla spp. MORFOLOGIA La cabeza se compone de 6 segmentos sólidamente fusionados. Tienen 2 ojos compuestos (ommatidia) adaptados para detectar movimiento y colores, y presentan 3 ocelli simples para registrar la intensidad de la luz. El par de antenas, de entre 10 y 13 segmentos, les sirven como órgano de olfato y gusto. Las partes de la mandíbula están adaptadas para morder, sorber o chupar. El tórax se compone de 3 segmentos, cada uno de los cuales lleva un par de patas, pero el segundo y tercer segmento llevan también un par de alas. En las abejas, las patas constituyen unos importantes órganos de recolección y transporte de polen, además de un medio de locomoción. El abdomen se compone de 10 segmentos, con la típica “cintura fina o de avispa” en el segundo segmento. El aparato del veneno consiste en un estilete o punzón fino y largo, y dos lancetas que cubren el canal del veneno, que se puede mover hacia dentro y hacia afuera. El veneno es producido en una glándula ácida, se almacena en el saco y sale del 6 mismo a través del canal, inyectándose en la herida de la picadura. Dado que las lancetas contienen una especie de barbas, especialmente en las abejas, se van introduciendo más y más en la piel elástica humana, que impide su retracción; pero no ocurre igual en los cuerpos quitinosos de sus enemigos o víctimas naturales, de los cuales sí pueden ser retirados sin problemas. Los insectos sociales solo pican en defensa o cuando los humanos nos acercamos a una distancia crítica de sus nidos. El aparato del veneno de las abejas permanece en la piel y puede impulsar veneno hacia el cuerpo del paciente por contracciones peristálticas durante un largo periodo de tiempo. Si el aguijón no es apartado con mucho cuidado, se introduce más veneno en el cuerpo al comprimir el saco. Los véspidos normalmente no pierden su aguijón y pueden picar varias veces agarrados con sus mandíbulas a la piel, sin producirse daños en su aparato de veneno. Dependiendo de si lo ha usado previamente con otros insectos o incluso personas, la cantidad de veneno en su saco puede variar. En el caso de las abejas, se encuentran valores constantes, alrededor de 50 ± 7µg de proteína de veneno por picadura. Con los véspidos se observa significativamente menos cantidad de veneno, un promedio de alrededor de 1,7 a 5µg. Sin embargo, los véspidos pueden picar hasta 7 veces seguidas. La cantidad de veneno inyectado varía entre 0,5-2,5 ml, y hay también picaduras sin veneno inyectado. Después de las dos primeras picaduras, la cantidad de veneno liberado decrece significativamente. TAXONOMIA Apidae: La abeja europea (Apis mellifera), también conocida como abeja doméstica o abeja melífera, es una especie de himenóptero apócrito (las formas más avanzadas de los himenópteros) de la familia Apidae. Es la especie de abeja con mayor distribución en el mundo. Originaria de Europa, África y parte de Asia, fue introducida en América y Oceanía. Fue clasificada por Carolus Linnaeus en 1758. A partir de entonces numerosos taxónomos describieron variedades geográficas o subespecies que, en la actualidad, superan las 30 razas. Muchas son abejas sociales, especialmente las de la subfamilia Apidae, pero otras son abejas solitarias y algunas son parásitas, es decir que ponen sus huevos en los nidos de otras abejas. El comportamiento social parece haber evolucionado independientemente en más de 7 un grupo. En las sociedades de abejas hay distintas castas, con una reina que se dedica a la reproducción y numerosas obreras no reproductivas que hacen todas las tareas de mantenimiento del nido. Además están los machos o zánganos. Hay ejemplos de distintos grados de socialidad en diferentes especies. Apis mellifera es un ejemplo de eusocialidad es decir del grado más avanzado de socialidad con colonias permanentes. Otras, como los abejorros, presentan un grado de socialidad menos complejo con una reina iniciando anualmente una colonia nueva. Todas las especies no parásitas y en especial las eusociales son excelentes polinizadores porque visitan numerosas flores cuando colectan néctar y polen. Los Apidae se dividen en el género Apis mellifera o abeja de la miel, y el género Bombus sp. La especie más significativa que causa reacciones alérgicas es sin duda la domesticada Apis mellifera (honey bee o abeja de la miel), varias razas de las cuales son cultivadas por el hombre por todo el mundo para la producción de miel y la polinización de árboles frutales. Las diferentes razas son casi todas muy similares morfológicamente y en lo que respecta a sus venenos. Difieren en su capacidad de invernar y en su agresividad, como es el caso de la brasileña. Al contrario que el género Bombus (que tiene un tamaño mucho mayor y que se está utilizando recientemente en la polinización de plantas en los invernaderos) y los véspidos, la abeja de la miel o común sobrevive en su nido durante todo el invierno. El cuerpo de las abejas es peludo o plumoso, de color pardo, con bandas claras apenas perceptibles. Las picaduras ocurren excepcionalmente en verano, invierno o días soleados, y son más frecuentes en primavera e inicio del verano. En Europa, el género Apis y su especie Apis mellifera es la única responsable de las reacciones alérgicas, aunque el género Bombus está produciendo picaduras en los invernaderos. 8 VENENOS DE LOS HIMENOPTEROS El veneno de los himenópteros es una mezcla compleja de péptidos pequeños, aminas vasoactivas y proteínas. La apitoxina es el veneno secretado por las obreras de varias especies de abejas, que lo emplean como medio de defensa contra predadores y para el combate entre abejas. En las especies venenosas, el ovipositor de las obreras se ha modificado para transformarse en un aguijón barbado. La apitoxina no es una sustancia simple, sino una mezcla relativamente compleja. Aunque los efectos suelen atribuirse a la acidez del compuesto, en realidad el ácido fórmico apenas está presente, y sólo procede de una de las dos glándulas implicadas en la secreción del veneno. Una de estas secreciones es ácida. No obstante, la más activa de ellas aparece como un líquido fuertemente alcalino formado por una mezcla de proteínas, principalmente el polipéptido citotóxico melitina (fórmula química: C131H229N39O31). El veneno de las abejas contiene grandes cantidades de melitina, un péptido relativamente pequeño, muy tóxico y destructivo para las células. Contiene también una proteína, la fosfolipasa A2, que es su principal alérgeno, hialuronidasa y una fosfatasa ácida que también son alergénicas. Únicamente cerca de una tercera parte de los pacientes sensibles al veneno de las abejas tienen anticuerpos IgE específicos para la melitina. La apitoxina es segregada por los ejemplares hembra de varias especies de abeja, que utilizan el ovipositor para inocularla. No sólo las obreras disponen de ella, sino también las reinas, aunque es raro que éstas empleen su aguijón. La secreción proviene de varias glándulas ubicadas junto a la base del aguijón; éstas están compuestas de células dotadas de canalículos y morfológicamente recuerdan a dos sacos unidos a tubos cilíndricos, que conducen la secreción hasta el extremo del aguijón. La configuración exacta varía; en las Apinae, Andrenidae y Bombinae los tubos se unen cerca de su origen, mientras que en Vespinae, Polistinae y Eumeninae desembocan por separado. A su vez, en Sphecinae, Phylantinae y Cabroninae presentan ramificaciones. Una delgada cutícula aísla el veneno secretado de los tejidos sensibles. 9 Además de los tejidos secretores ubicados en la sección tubular, las abejas poseen un segundo grupo secretor, llamado glándulas sinuosas, que en algunas especies aparece morfológicamente integrado. Las glándulas principales secretan un líquido fuertemente alcalino, compuesto en un 52% por melitina; además de ésta, contiene apamina (una neurotoxina), adolapina (un analgésico), fosfolipasa (una enzima que destruye la membrana celular atacando los fosfolípidos que la componen, inactiva la tromboquinasa e inhibe la fosforilación oxidativa), hialuronidasa (un vasodilatador y hemolítico, que ayuda en la dispersión del veneno), histamina, dopamina y noradrenalina. El efecto fundamental del veneno es citotóxico, destruyendo las membranas celulares e induciendo a los receptores de dolor a percibir un daño mayor del que realmente se ha infligido. Las glándulas sinuosas, a su vez, producen una toxina ácida. En estado puro, la apitoxina es un líquido incoloro, amargo y ácido (pH 4,5 a 5,5), con un peso específico de 1,1313. Es hidro y ácidosoluble, pero insoluble en alcohol. Las toxinas liberadas por la abeja provocan dolor e irritación, pero no daño sustancial. Sin embargo, las pequeñas concentraciones de histamina pueden verse amplificadas por la secreción de la misma en las células afectadas del individuo atacado. Esto puede desencadenar un shock anafiláctico, sea instantáneamente o hasta 24 horas después de la picadura; los síntomas incluyen el ahogo, asma, taquicardia, cianosis y pérdida de conciencia. En individuos particularmente sensibles o afectados por numerosas picaduras puede provocar la muerte. Alrededor de un 2% de la población es sensible a la apitoxina, pero sólo un 0,05% se estima que sufre sensibilidad extrema. Las sustancias que contienen el veneno de los véspidos son similares, aunque defieren en cantidades relativas. Entre las principales proteínas sensibilizantes de los véspidos se encuentran la hialuronidasa, la fosfolipasa A1 y el antígeno 5. Existe una gran reactividad cruzada entre los venenos de Vespula, Vespa y Dolichovespula. La escasa reactividad cruzada existente entre los véspidos y las abejas parece deberse al componente glúcido de las glicoproteínas de los venenos, más que a la similitud de sus componentes proteicos, aunque la hialuronidasa también es responsable de la reactividad cruzada entre ambas especies. 10 El antígeno 5 se ha clonado y secuenciado, identificándose dos formas que son antigénicamente similares, pero que difieren en más del 15% de su secuencia entre los Polistes americanos, de donde se extraen los venenos para las vacunas actuales, y los Polistes europeos (P. dominulus y gallicus), que apenas difieren en su composición (98% de identidad en su secuencia proteica), además, el antígeno 5 comparte homología estructural con las proteínas de los tomates y de la hoja del tabaco. Alérgenos del veneno de himenópteros Especies Alérgeno Peso mol. (KD) Función Alergenicidad Abeja (Apis mellifera) Api m1 16 Fosfolipasa A2 ++++ Api m2 44 Hialuronidasa +++ Api m4 3 Melitina + Api m6 7-8 Bombus Bom p1 16 (B. pensylvanicus) Bom p4 Véspidos Grupo 1 (Dolichovespula sp, Grupo 2 Vespa sp, Vespula sp, Pol d4 Grupo 5 Polistes sp) Hormigas Proteasa 34-35 Fosfolipasa A1 +++ 44 Hialuronidasa +++ 32-34 Serin-proteasa ++ 23 Antígeno 5 +++ (Solelopsis Sol l 2 24 So l 4 13 invicta) Fosfolipasa Modificado de Weber RW. Lin Rev Allergy & Immunol 2001 Fosfolipasa A2: La fosfolipasa A2 pertenece a la superfamilia de enzimas responsables de hidrolizar los ácidos grasos sn-2 de la membrana fosfolipídica. Esta enzima es conocida por jugar múltiples papeles en el mantenimiento y también en la alteración de la homeostasis de la membrana fosfolipídica y por la producción de una variedad de mediadores lipídicos. 11 Más de 20 diferentes tipos de fosfolipasa A2 están presentes en las células de los mamíferos, en las serpientes y en las abejas. A pesar de tener funciones en común como hidrolizar los ácidos grasos de los fosfolípidos, tienen códigos diversos dados por genes y por expresión de proteínas que son regulados por diferentes mecanismos. La fosfolipasa A2 cataliza la hidrólisis en la posición sn-2 de la membrana glicerofoslipídica y libera ácido araquidónico, un precursor de eicosanoides incluidas las Prostaglandinas y los Leucotrienos. La misma reacción también produce lisofosfolípidos, los cuales representan otra clase de mediadores lipídicos. La familia secretora de la fosfolipasa A2, de la cual 10 isoenzimas han sido identificadas, presentan un peso molecular bajo, requieren Ca2+, las enzimas secretoras también han sido implicadas en un gran número de procesos biológicos como la modificación en la generación de eicosanoides, en la inflamación, en la defensa del huésped y en la aterosclerosis. La familia de la fosofolipasa A2 citosólica consiste en 3 enzimas, la fosfolipasa A2 citosólica alfa juega un papel esencial en la iniciación del metabolismo del ácido araquidónico. Por lo tanto, esta enzima, está presente en muchas de las reacciones inflamatorias, por la mediación de diversas funciones en las células humanas y su presencia en gran cantidad de insectos, como la abeja. 12 Hialuronidasa: El veneno de las abejas productoras de miel, Apis mellifera, contiene varios péptidos biológicamente activos y dos enzimas, una de ellas es la hialuronidasa. La cual degrada oligonucleótidos derivados de la cadena amino terminal, los clones codificados de este precursor enzimático pueden ser aislados del ADN citoplasmático liberado de las glándulas de veneno de las abejas obreras. Se deduce así, que la secuencia aminoacídica de la hialuronidasa mostrada por el veneno de abeja, es un polipéptido compuesto por 349 aminoácidos conteniendo cuatro cisteínas y tres sitios potenciales para la N-glicosilación. Diferentes tipos de hialuronidasa hidrolizan cadenas largas de unidades Nacetilglucosamina y D-ácido glucorónico, presente en el hiualurán (ácido hialurónico), el mucopolisacárido más abundante del tejido conectivo de los vertebrados. Estas enzimas se encuentran en forma abundante en la naturaleza; han sido aisladas en diferentes sustancias de los mamíferos, de las glándulas de las sanguijuelas y de diferentes bacterias. La hialuronidasa también está presente en el veneno de las serpientes, escorpiones, abejas y avispas. Esta enzima, en las abejas, originalmente fue descrita como “factor de propagación” que facilita la difusión de otros constituyentes del veneno, ha sido purificada y mostrada como una glicoproteína de peso molecular de alrededor de 43kDa. Melitina: La melitina es el principal componente tóxico en el veneno de la abeja Europea Apis mellifera, siendo un péptido catiónico y hemolítico. Es un pequeño péptido lineal de tan 13 solo 26 aminoácidos en la cual el aminoácido amino terminal es predominantemente hidrofóbico, mientras que la región carboxilo terminal es hidrofílica. Ha sido reportado que la melitina tiene múltiples efectos, incluidos el efecto antibacterial, antivirus, antiinflamatorio en varios tipos celulares. También se ha demostrado que la melitina induce el arresto del ciclo celular, inhibe el crecimiento y produce apoptosis en varios tipos celulares. Se ha descrito un efecto anticanceroso, sin embargo, el mecanismo no ha sido dilucidado aún. La melitina, péptido hidrosoluble derivado del veneno de las abejas Apis mellifera, puede ejercer un efecto tóxico o inhibitorio de muchos componentes celulares, incluyendo células tumorales. Se ha reportado que la melitina puede inducir apoptosis de las células del carcinoma hepatocelular por activación de la proteinkinasa Ca2+/calmodulin dependiente. 14 EPIDEMIOLOGIA En la actualidad se sabe que una única picadura de abeja puede desencadenar una reacción alérgica muy grave en un sujeto previamente sensibilizado, incluso en ocasiones, con consecuencias fatales. La prevalencia de las reacciones alérgicas por picaduras de himenópteros oscila entre el 3,5% y el 22% de la población general, las reacciones locales extensas son de 2 a 3 veces más frecuentes que las reacciones sistémicas. La prevalencia de la picadura por himenópteros y la distribución de las especies tienen variabilidad interregional, se produce con mayor frecuencia picaduras en áreas cálidas y secas, que en las zonas húmedas y frías. La probabilidad de desarrollar reacciones alérgicas aumenta con el número de picaduras que recibe una persona. Se puede esperar con mayor frecuencia en la población adulta que en la población joven, debido a que los sujetos adultos han tenido más tiempo para sensibilizarse. El grado de exposición viene determinado sobre todo, por la profesión que desarrolla cada individuo, así como factores sociales, culturales y climáticos. Se describe una proporción de los hombres con respecto a las mujeres, alrededor de 2:1, esto generalmente por el mayor grado de exposición de los hombres, quienes más frecuentemente trabajan al aire libre. Los estudios prospectivos han demostrado que algunos pacientes con historia clínica sugestiva de una reacción alérgica a picadura de abeja o himenópteros reaccionarán nuevamente si vuelven a ser picados, este hecho puede depender de una serie de factores de riesgo, tales como reacciones previas, la edad, la cantidad de veneno inyectado, el intervalo de tiempo, etc. Los estudios epidemiológicos sobre la historia natural de la alergia por picadura de himenópteros han demostrado que el riesgo de reacción desciende regularmente con el paso del tiempo, aunque no desaparece por completo, permaneciendo entre un 20 a un 30%, incluso 10 años después de la reacción. Los niños con alergia a la picadura de himenópteros tienen mejor pronóstico que los pacientes adultos. Solo un 16% de los niños con reacciones sistémicas leves (síntomas cutáneos) sufrieron otra reacción sistémica similar al ser picados de nuevo; en cambio, las personas mayores y sobre todo aquellas que tienen padecimientos crónicos, como 15 afectaciones cardiovasculares, tienen mayor tendencia a desarrollar lesiones isquémicas si sufren una reacción anafiláctica sistémica secundaria a la picadura. La cantidad de veneno inyectado durante la picadura no es constante. Depende de cada especie de insecto, de la duración de la picadura, que se mide por la cantidad de tiempo en que el aguijón permanece en el paciente; del modo por el cual el aguijón es retirado y finalmente de la cantidad de veneno que hubiera en el saco del veneno antes de la picadura. La cantidad de veneno inyectada por una abeja es mucho mayor y más constante que la procedente de los véspidos, por lo tanto se podría esperar que exista mayor riesgo de reexposición para aquellos pacientes alérgicos a las picaduras de abeja que aquellos alérgicos a los véspidos. El intervalo de tiempo entre dos picaduras refleja el grado de exposición y podría determinar el resultado de la siguiente picadura. Los sujetos que son picados de nuevo en un lapso de dos a o tres semanas después de la primera picadura con reacción alérgica, no reaccionan ante una nueva picadura, posiblemente a un periodo refractario o de anergia. Un estado refractario de pocas semanas de duración puede resultar por una amplia degranulación de los mastocitos, durante esta fase, las pruebas cutáneas pueden tener un resultado falsamente positivo. La picadura inicial probablemente inicie la respuesta IgE y de este modo, prepara al individuo para una reacción sistémica que aparecerá con la siguiente picadura. En estudios realizados, se ha determinado que la mayoría de los apicultores tienen niveles de IgG frente al veneno de abeja de moderados a elevados y que los niveles de IgE frente al veneno de este insecto variaban según poblaciones. El grado de sensibilización de los apicultores frente al veneno de abeja parece estar relacionado con el número de picaduras anuales. De acuerdo con esto, 50 picaduras por año parecen conferir un mínimo de protección; cuando los apicultores fueron picados más de 200 veces por año, el riesgo de alergia estuvo ausente. Los pacientes que reciben tratamiento con fármacos ß bloqueantes o con inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECAs) presentan mayor riesgo de sufrir una reacción alérgica, ya que estos fármacos pueden interferir con el metabolismo de la bradicinina, aumentando los niveles y favoreciendo la presencia de reacciones sistémicas. 16 En Norteamérica y Francia, las picaduras de insectos producen más muertes que las mordeduras de serpientes. En general, la mayoría de las personas que mueren por esta causa son adultos, aunque por lo general el grupo más expuesto es el de los menores de 20 años. El pico de incidencia ocurre en pacientes entre 35 y 55 años. Las muertes por picaduras pueden sobrevenir, tanto por reacciones alérgicas, como por reacciones tóxicas, aunque la mayoría se producen por hipersensibilidad al veneno (95%). Surge un problema, el identificar si la causa de muerte es alérgica o tóxica. La fase inicial de una reacción tóxica puede simular un shock anafiláctico y por otra parte, la incidencia de muertes por anafilaxia esta subestimada. Una reacción mortal puede ocurrir con la primera picadura aunque es más común la reacción mortal que sigue a una reacción previa más leve, generalmente la muerte suele acontecer en personas con historia previa. En las reacciones alérgicas a los venenos, el shock parece estar implicado en la causa de muerte, a diferencia de las reacciones mortales por otros agentes, como los alimentos, en los que en el 86% de los casos, se producen por dificultad respiratoria. Las causas de muerte por picadura descritas en Dinamarca son, en el 65 al 80% de los casos por shock anafiláctico, 15% por asfixia tras una picadura en la vía respiratoria (boca, lengua, nariz), y el 20% por enfermedad preexistente, especialmente arteriosclerótica. En el caso del shock, la muerte sobreviene rápidamente tras la picadura (unos 45 minutos), mientras que el intervalo entre la picadura y la muerte es mayor (30 minutos a 2 horas) cuando la muerte es por asfixia. Las muertes por toxicidad suponen un 5% de los casos y suelen deberse a picaduras múltiples que producen una afectación multiorgánica. Para que el veneno de abeja produzca la muerte por toxicidad directa se consideran necesarias 500 picaduras, aunque en los niños pueden ser suficientes de 30 a 50 picaduras. El envenenamiento masivo por abejas puede producir reacciones tóxicas inmediatas y retardadas. Las reacciones inmediatas consisten en náuseas, vómitos, hemólisis, fallo renal y coagulación intravascular diseminada. Las reacciones retardadas se refieren a reacciones en las que el paciente se encuentra inicialmente asintomático excepto por dolor de las picaduras, y se presenta fallo multiorgánico a las 18 horas del envenenamiento. La muerte sobreviene por fallo renal o complicaciones cardiacas por los efectos citotóxicos del veneno. 17 CLINICA Las manifestaciones clínicas por picadura de himenópteros son muy variadas, van desde pequeñas reacciones locales, pasando por reacciones locales extensas, hasta reacciones alérgicas generalizadas o sistémicas que comprenden los clásicos síntomas de la anafilaxia con mayor o menor gravedad. Con menos frecuencia se desencadenan reacciones inusuales o atípicas, generalmente de inicio tardío, sin mecanismo patogénico definido, algunas de las cuales podrían deberse a un mecanismo inmunológico no mediado por IgE, tóxico o ambos. Además, la propia toxicidad del veneno puede originar diversos síntomas como parestesias, prurito, vómitos, taquicardia, sobre todo en las picaduras múltiples. Se propone una clasificación de las reacciones en inmediatas, aquellas que aparecen hasta 4 horas después de la picadura y reacciones retardadas o tardías, que son aquellas que aparecen a partir de las 4 horas de producida la picadura. Reacciones locales La reacción más habitual tras la picadura de una abeja consiste en dolor, prurito, enrojecimiento y ligera hinchazón en la zona de la picadura, que por lo general, resuelve o cede en pocas horas. La reacción local extensa se define como aquella mayor de 10 centímetros de diámetro y de duración mayor de 24 horas, aunque también se acepta como reacción local extensa aquella que alcanza su máximo entre las 24 a 48 horas, con un diámetro superior a 8 centímetros y que persisten entre dos y siete días. Todos los signos y síntomas aparecen contiguos al sitio de la picadura y con frecuencia abarca dos articulaciones contiguas. Cuando la picadura se produce en el cabeza, especialmente en la zona ocular o periorbitaria, puede aparecer una inflamación desfigurante, con ojos cerrados por el importante edema palpebral. En ocasiones, las reacciones locales extensas de las extremidades se acompañan de tumefacción de ganglios linfáticos, signos de linfangitis y fiebre. No es frecuente la infección en el sitio de la picadura, debido a las propiedades bacteriostáticas del veneno de la abeja. En muy raras ocasiones una reacción local extensa puede ser amenaza para la vida, salvo está cuando se produce edema faríngeo o laríngeo tras una picadura en la región oral. 18 Actualmente se acepta que las reacciones locales extensas corresponden a una reacción tardía mediada por IgE, aunque algunos autores opinan que también pueden estar implicados mecanismos de inmunidad celular tipo IV, ya que en algunos casos se ha demostrado positividad en el test de transformación linfocitaria y positividad retardada en las pruebas cutáneas. Los pacientes que han presentado una reacción local extensa tienen una alta probabilidad de volver a presentar este tipo de reacción en caso de ser picados de nuevo, se estima que presentan un riesgo de un 5% de desarrollar una reacción anafiláctica en picaduras posteriores. Reacciones sistémicas Las reacciones sistémicas o generalizadas suelen aparecer en un periodo corto de tiempo tras la picadura, desde unos minutos hasta una hora y solo en forma muy excepcional el inicio es tardío. Las reacciones sistémicas comprenden los clásicos síntomas de la anafilaxia con mayor o menor gravedad. Müeller clasifica las reacciones sistémicas en cuatro grados: 19 Clasificación clínica de las reacciones sistémicas por himenópteros Grado I Urticaria generalizada, prurito, malestar, ansiedad Grado II Angioedema o cualquiera de las anteriores más dos de las siguientes: tirantez torácica, náuseas, vómitos, diarrea, mareo, dolor abdominal Grado III Disnea, broncoespasmo, estridor o cualquiera de las anteriores más dos de las siguientes: disfagia, confusión, sensación de muerte inminente Grado IV Cualquiera de las anteriores más dos de las siguientes: hipotensión, colapso, pérdida de conciencia, incontinencia de esfínteres, cianosis Aunque actualmente es más práctico clasificar las reacciones sistémicas en anafilaxia leve, moderada o grave, definidas de la siguiente manera: 1. Leve: prurito generalizado, eritema, urticaria. 2. Moderada: síntomas respiratorios leves (tos, sibilancias), síntomas digestivos (náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal), malestar general y angioedema con o sin síntomas cutáneos. 3. Grave: incontinencia de esfínteres, síntomas cardiorrespiratorios graves (edema de glotis, broncoespasmo, hipotensión cianosis, shock anafiláctico), con o sin síntomas incluidos en el apartado anterior. Síntomas cutáneos Los síntomas cutáneos son los más frecuentes y están presentes en el 80% de los casos, siendo la única manifestación en el 60% de los niños y en el 15% de los adultos. El cuadro cutáneo más frecuente es la urticaria generalizada, acompañada de prurito intenso y en ocasiones de angioedema. El angioedema puede aparecer solo, sin urticaria, en zonas alejadas del lugar de la picadura; por lo general tarda más tiempo en resolverse 20 que la urticaria, pudiendo persistir durante horas o días. Por lo general, el angioedema afecta con más frecuencia la cabeza, con menos frecuencia en la extremidades y rara vez es generalizado, puede comprometer la vida cuando afecta la cavidad oral, especialmente si afecta la laringe. En raras ocasiones se pueden producir episodios recurrentes de urticaria durante un tiempo variable. Esta descrito un caso de urticaria por frío recurrente, de varios meses de duración, aparecida a la semana de una picadura de abeja que produjo en su momento una reacción local extensa. Ocasionalmente sólo aparece eritema, restringido a la cabeza o en forma generalizada, con o sin prurito; con frecuencia el eritema se acompaña de conjuntivitis y rara vez se ve la aparición exantema máculopapuloso u otro de lesiones cutáneas. Síntomas respiratorios Un gran número de personas picadas por abejas sufren dificultad respiratoria, muchos de los casos se deben a obstrucción bronquial, que se manifiesta habitualmente como sibilancias. Esta dificultad respiratoria también puede ser debida a edema laríngeo, con posible aparición de estridor y disfonía. También pueden verse afectadas otras partes de la vía respiratoria superior, como la lengua, la epiglotis o la faringe y acompañarse de dificultad para tragar y para hablar; aparecer signos y síntomas de rinitis, como estornudos, rinorrea y obstrucción nasal. Se han descrito casos de edema pulmonar alérgico, neumotórax y hemorragia pulmonar aguda. Las alteraciones en la vía respiratoria y el edema laríngeo son la principal causa de muerte por picadura de himenópteros. Síntomas cardiovasculares Puede aparecer desde un ligero mareo o palpitaciones hasta shock anafiláctico con hipotensión, pérdida del conocimiento y relajación de esfínteres. La hipotensión puede ser resultado de varios mecanismos como pérdida de fluidos por aumento en la permeabilidad vascular o por pérdidas hacia el exterior como vómitos o diarreas importantes, disminución del gasto cardiaco por hipoxia y acidosis producidas por obstrucción de la vía respiratoria y por efecto directo de los mediadores liberados en la anafilaxia. 21 Se han descrito otras alteraciones cardiacas secundarias a la reacción sistémica producida por la picadura de abejas, tales como bradicardia, taquicardia, bloqueo de rama, angina con signos de isquemia e incluso infarto de miocardio. Los síntomas cardiovasculares se consideran responsables solo de una pequeña parte de las muertes producidas por picaduras de himenópteros. Síntomas gastrointestinales Un tercio de los pacientes presentan síntomas gastrointestinales, habitualmente en combinación con síntomas cutáneos, respiratorios y cardiovasculares. Los síntomas más frecuentes son las náuseas y el dolor abdominal, pudiendo aparecer también vómitos y diarrea. Estos síntomas son causados por una reacción tipo I en la pared del intestino con edema mucoso y espasmo del músculo liso. Reacciones atípicas Además de las reacciones de tipo inmediato que representan el 90% de todas las reacciones sistémicas, en ocasiones se observan reacciones que aparecen horas o incluso días después de la picadura. A estas reacciones se les denomina y clasifican como retardadas. Las abejas, avispas y hormigas, las producen con igual frecuencia y es probable que dependan más de factores propios y desconocidos del huésped que de los propios insectos. Se han descrito cuadros que recuerdan la sintomatología de la enfermedad del suero, con aparición de fiebre, artralgia, inflamación articular, linfadenopatía y urticaria-angioedema. Aunque la enfermedad del suero es consecuencia de una reacción de tipo III o mediada por inmunocomplejos, en la mayoría de estos casos no se ha podido demostrar y por otra parte la cantidad de veneno inyectado en una picadura se supone demasiado pequeña para producir una reacción de tipo III, es por eso, que se sugiere por algunos que se trataría de la fase tardía de una reacción mediada por IgE. También se ha descrito vasculitis necrotizante, púrpura de Schönlein-Henoch, anemia hemolítica, púrpura trombocitopénica y alteraciones de la coagulación como la coagulación intravascular diseminada en el seno de una reacción anafiláctica grave. A nivel del Sistema Nervioso Central se han descrito diferentes manifestaciones. La neuritis de nervios centrales o periféricos desencadenada probablemente por un mecanismo tóxico directo o como consecuencia de la presión ejercida por el edema. 22 Se han comunicado casos de Síndrome de Guillain-Barré, varios días o semanas tras la picadura de himenópteros. Otras manifestaciones neurológicas incluyen epilepsia, hemiplejía o accidentes cerebrovasculares isquémicos de tipo transitorio. También se han descrito casos de lesión renal tras la picadura de abeja, algunos con evidencia histopatológicas de glomerulonefritis, sospechándose la implicancia de la IgE en la patogénesis de la enfermedad; se han descrito varios casos de síndrome nefrótico en varios niños tras la picadura de abeja con un cuadro clínico superponible al de la glomerulonefritis de cambios mínimos. Reacciones por múltiples picaduras Cuando una persona sufre un número elevado de picaduras puede presentar diversas manifestaciones clínicas por los efectos tóxicos de la cantidad de veneno recibido, algunas de estas manifestaciones son similares a las de una reacción anafiláctica. Se ha estimado que los efectos tóxicos aparecen a partir de 50 picaduras y que la dosis letal para un niño serían 100 picaduras y 500 para un adulto. El daño tisular de la piel, músculos, hígado y hemólisis suceden como consecuencia directa de los componentes del veneno; se afirma que la fosfolipasa altera los fosfolípidos estructurales de la membrana del eritrocito, produciendo hemólisis que junto con la rabdomiolisis lleva a insuficiencia renal. Se puede producir deficiencia de factores de la coagulación por fallo hepático. También se ha aceptado que las lesiones encontradas en tejido cerebral, como edema y necrosis, están producidas por efecto tóxico de los componentes del veneno. En caso de picaduras múltiples la muerte suele ocurrir por insuficiencia renal, alteraciones de la coagulación o lesiones cerebrales y suele acontecer en los días siguientes a las picaduras. Además las picaduras múltiples pueden producir reacciones alérgicas graves en los pacientes sensibilizados al veneno. DIAGNOSTICO El diagnóstico de la alergia al veneno de las abejas o de otro himenóptero se basa en dos parámetros: una historia clínica sugerente de una reacción alérgica tras una picadura y la demostración de IgE específica frente al veneno del himenóptero sospechoso. Se debe de determinar los síntomas y la cronología de la reacción, además es importante conocer el tiempo de latencia entre la picadura y el inicio del cuadro, características, intensidad de los síntomas. También se debe de tener en cuenta patologías crónicas de los 23 pacientes con sintomatología de picadura de abeja, que puedan incrementar la gravedad del cuadro o bien que por el tratamiento agraven la reacción, como es el caso de los pacientes que utilizan ß-bloqueantes. En la actualidad se considera que las reacciones locales extensas no requieren más estudios diagnósticos y que son susceptibles al tratamiento sintomático. Por lo tanto las reacciones locales extensas no se consideran una indicación para la inmunoterapia. Se debe de tomar en cuenta a la hora de realizar la historia clínica, el lugar donde fue picado el paciente, la existencia de colmenas en las cercanías, la presencia de cultivos o alimentos y de agua, además es importante determinar la presencia de aguijón en la lesión, lo que orientaría a favor de una picadura de abeja. Cuando un paciente ha presentado una reacción generalizada después de una picadura de abeja, el riesgo global de presentar una reacción similar o más grave es aproximadamente del 60% La posibilidad de que una persona presente nuevas reacciones generalizadas está condicionada a diferentes aspectos, tales como: el grado de exposición a nuevas picaduras; gravedad de la reacción previa, cuanto más grave haya sido la reacción más probable q se repita en el futuro; la edad, los niños tienen menos posibilidad de desarrollar reacciones ante nuevas picaduras; enfermedades concomitantes, mayor riesgo en pacientes cardiópatas o asmáticos y a pacientes con tratamiento ß-bloqueante; lugar de la picadura e insecto picador. Una vez establecido que el paciente ha presentado una reacción generalizada tras la picadura de abeja y ante el riesgo de que ésta se repita, es imprescindible demostrar que esta sensibilizado ante este veneno. Las pruebas cutáneas es el método más rápido, sensible y barato para detectar IgE específica contra el veneno de abeja y en general contra todos los venenos de himenópteros. Por ahora se dispone de veneno purificado de abeja, de Vespula y de Polistes. Una prueba cutánea positiva y con historia clínica positiva es suficiente para el diagnóstico, pero con frecuencia existen datos discordantes, como pruebas negativas con historia de alergia al veneno, o bien, pruebas positivas para más de un veneno. En la actualidad se dispone de tres extractos purificados de venenos que corresponden a los himenópteros que causan mayoría de los problemas en nuestro entorno. Dos extractos 24 son de venenos de avispas: Vespula (mezcla de V. germanica y V. vulgaris) y Polistes y el tercero es veneno purificado de abeja. Fabricación de extractos de venenos: A lo largo del siglo XX se produjeron importantes avances clínicos en el tratamiento de la alergia a himenópteros. En un principio se utilizaron extractos de cuerpo completo de abeja como diagnóstico y tratamiento de pacientes sensibles a este insecto, más tarde se describió que la utilización de extractos de veneno de himenópteros era mucho más eficaz que los cuerpos completos y, por último, la aplicación de técnicas de biología molecular ha permitido ensayar nuevos tipos de tratamientos con proteínas recombinantes, cuyo perfil de seguridad y eficacia es similar al de los extractos de veneno. Todos estos avances clínicos han hecho cambiar de una manera significativa los criterios de fabricación de los extractos alergénicos en general y en particular el de los extractos de himenópteros, no solo por el ingrediente activo utilizado en la producción de extractos (cuerpo completo, veneno o proteína pura) o por los procesos de estandarización y de control de calidad empleados, sino también por la aplicación a los sistemas de producción de requerimientos farmacéuticos como las Normas de Correcta Fabricación (GMP’s), que garantizan el control de las instalaciones, equipos, documentación, validación de los procesos y, por tanto, la consistencia de los productos para uso clínico. Desde que a finales de los años 20, se publicaron los primeros métodos de diagnóstico e inmunoterapia utilizando extractos de cuerpo completo en pacientes alérgicos a picadura de abeja, numerosos pacientes fueron diagnosticados y tratados con estos extractos. Sin embargo, en 1978, Hunt y col. demostraron que los diagnósticos y la inmunoterapia con extracto de veneno de abeja eran más eficaces que con cuerpo completo, y capaces de prevenir posteriores reacciones sistémicas en caso de re-picadura. En esos primeros años de utilización de extractos de veneno de himenópteros surgieron numerosos interrogantes como, por ejemplo, la selección de venenos, procesos de fabricación, estandarización, pruebas cutáneas; y, específicamente, con respecto a la inmunoterapia: dosis, pautas y duración del tratamiento, etc. La mayor parte de estas preguntas se han ido respondiendo a lo largo de estos años. Más recientemente, el mejor conocimiento de los mecanismos de acción de la inmunoterapia ha permitido realizar un estudio clínico con los principales epitopos-T (sitios 25 de reconocimiento en la molécula alergénica por los linfocitos T) de la fosfolipasa A2, alérgeno mayoritario del veneno de abeja, cuyos resultados preliminares son similares al tratamiento convencional con veneno completo. En un principio, los extractos se fabricaban a partir de cuerpos completos, utilizándose como método de control el contenido proteico. Durante los años 70 y 80 se empezaron a comercializar los extractos de venenos de himenópteros, y al mismo tiempo se comenzaron a identificar los principales componentes alergénicos y a determinar la potencia biológica, mediante pruebas in vivo e in vitro que es lo que conocemos como estandarización de extractos alergénicos. Estandarización de extractos alergénicos de himenópteros: La estandarización de un extracto alergénico se puede definir como el mantenimiento constante de la actividad biológica, además de minimizar las variaciones en su composición lote a lote con el fin de conseguir diagnósticos y tratamientos de mayor calidad, más seguros y eficaces. Estos tres importantes objetivos de la estandarización se pueden definir como que la calidad depende, principalmente, de la composición de los extractos en términos de presencia o ausencia de los componentes individuales y de su concentración en el extracto. La caracterización bioquímica y la determinación de la potencia hacen a los tratamientos y diagnósticos más seguros. La eficacia viene avalada por los numerosos estudios publicados utilizando extractos estandarizados. Selección de la materia prima Uno de los principales requisitos para obtener un buen extracto es tener una buena materia prima. La identificación, caracterización y definición de las especificaciones, hacen que las materias primas seleccionadas sean mucho más homogéneas. Por todos estos motivos, la obtención de la materia prima de venenos de himenópteros es tan importante. En el caso del veneno de abeja se obtiene por estimulación eléctrica de los insectos vivos de Apis mellifera. El equipo colector, puesto en la entrada de una colmena, consiste en una malla de cobre o acero, electrificada que debajo tiene una membrana. Cuando la abeja entra o sale y se pone en contacto con la malla eléctrica recibe una electroestimulación que la hace picar la membrana, descargando el contenido del saco de veneno en un recipiente de cristal, evitando la penetración de otras partículas como heces, pelos, etc. Una media de 10 26 a 20 colmenas o alrededor de 10.000 a 20.000 insectos deben ser sometidos a este proceso para obtener 1 g de veneno de abeja. Esquema del equipo colector del veneno de abeja. Estandarización de los productos finales En el caso de los extractos de venenos de himenópteros, podemos hablar del máximo nivel de estandarización ya que conocemos el contenido y perfil proteico y se determina la actividad de los alérgenos mayoritarios como son la fosfolipasa A2 e hialuronidasa mediante ensayos en geles de agarosa referenciados por la FDA (Food & Drug Administration, USA). Pruebas: Las pruebas se realizan mediante intradermorreacciones seriadas, empezando por concentraciones de 0,001µg/ml hasta 0,1µg/ml para el veneno de abeja. Cuando el paciente refiere un cuadro de gravedad extrema si es recomendable empezar por la prueba intraepidérmica o bien comenzar con las intradermorreacciones por una concentración más baja, de 0,0001 µg/ml. Ante una historia sugerente de alergia y pruebas cutáneas negativas siempre hay que repetir las mismas pasadas unas semanas y si persistieran negativas, intentar demostrar la existencia de IgE por otras técnicas. 27 El riesgo principal, al igual que con cualquier prueba cutánea, es el inducir una reacción generalizada. En aquellos pacientes con historia clínica de síntomas graves o desencadenados por cantidades presumiblemente mínimas (picadura a través de la ropa) las pruebas deben comenzarse por concentraciones muy bajas (0,0001 µg/ml) o bien utilizar técnicas in vitro. Determinación de la IgE in vitro 1. RAST/CAP Hasta un tercio de los pacientes con historia compatible de alergia a venenos presentan pruebas cutáneas negativas. No obstante, la determinación de IgE específica por RAST (radioallergosorbent test) es aún menos sensible que las pruebas cutáneas; aproximadamente del 15 al 20% de los pacientes con pruebas cutáneas positivas presentan RAST negativo. Sin embargo, también es cierto que en un 5 o un 10% de los pacientes con pruebas cutáneas negativas e historia de alergia a las picaduras, con resultados del RAST positivos, es decir, en algunos casos la determinación de IgE específica por RAST si puede ser útil para el diagnóstico. Por lo tanto, las pruebas cutáneas y serológicas deben usarse de forma complementaria para poder diagnosticar al máximo número de pacientes. En la actualidad, el perfeccionamiento de las técnicas de determinación de IgE in vitro (CAP) ha conseguido aumentar el número de pacientes en los que se demuestra IgE específica. 2.- Técnicas de inhibición Imprescindibles para diferenciar la reactividad cruzada de la doble sensibilización. No está al alcance de la mayoría de centros. Las técnicas más frecuentes son la inhibición de RAST/CAP, aunque también se utiliza las técnicas de inhibición de la inmunodetección. 3.- IgG específica No es útil para el diagnóstico de la alergia al veneno de abeja, no sirve para predecir el riesgo de reacción frente a nuevas picaduras. 2. Inmunodetección (Western blot) 28 Determina la existencia de IgE específica para las diferentes proteínas contenidas en un extracto previamente separadas por electroforesis. Es un método de utilidad en investigación por su gran complejidad. Pruebas de provocación in vitro La respuesta alérgica inmediata se caracteriza por la activación de mastocitos inducida por el alérgeno con la consiguiente liberación inmediata de sustancias biológicamente activas almacenadas en los gránulos (histamina) o producidas rápidamente (leucotrienos). La cantidad de mediadores liberados se correlaciona con la gravedad de la reacción. Los mastocitos no son susceptibles de estudio in vitro, pero si los basófilos de sangre periférica. Liberación de histamina La liberación de histamina por los basófilos de sangre periférica es una prueba que tiene una sensibilidad y una especificidad bastante altas, pero no existe buena correlación entre los resultados de la liberación de histamina y la gravedad de la reacción presentada. Liberación de leucotrienos por basófilos Los resultados obtenidos por esta técnica se correlacionan bien con los resultados de la liberación de histamina, pero difieren cuando se comparan con las determinaciones de Ig E específica (pruebas cutáneas y CAP). Citometría de flujo Esta técnica permite cuantificar los cambios en la expresión de marcadores de superficie celular. Cuando los basófilos reconocen un alérgeno específico y se unen a él, liberan mediadores y modifican la expresión de diferentes marcadores (CD 45, CD63, CD69, CD203c), que pueden ser detectados por citometría utilizando anticuerpos monoclonales específicos. El marcador más utilizado es el CD63 y en menor medida el CD203c. El marcador CD63 lo expresan diferentes tipos celulares (basófilos, mastocitos, macrófagos y plaquetas). En el basófilo no activado, este marcador se encuentra en los gránulos citoplasmáticos y se expresa débilmente en la superficie celular de los pacientes alérgicos como no alérgicos. Cuando el gránulo se fusiona con la membrana plasmática, el marcador CD63 se expresa con alta densidad en la superficie de los basófilos activados, reflejando la liberación de 29 histamina. Cuando se estudian venenos de himenópteros, la correlación (sensibilidad y especificidad) entre los resultados obtenidos con citometría y la historia clínica es excelente, así como con los resultados de la liberación de histamina, demostrando el paralelismo existente entre la expresión de CD63 y la liberación de histamina. El marcador CD203c se expresa exclusivamente en basófilos, mastocitos y sus progenitores. Con esta técnica los resultados son similares a los obtenidos con CD63. Algoritmo diagnóstico ante picaduras de abejas Picadura de abeja Reacción generalizada Reacción local Pruebas cutáneas No requiere estudio Negativas Positivas Repetir pruebas Positivas Negativas IgE específica in vitro Positiva Negativa No alergia Alergia al veneno de abeja 30 PROFILAXIS Y TRATAMIENTO Es fundamental aconsejar al paciente evitar en la medida posible la exposición a las abejas de la manera más eficaz posible, cuando esto no se pueda lograr de forma absoluta, informar sobre los pasos a seguir en caso de reacción, adiestrándole en el empleo de medicación de rescate. Una adecuada y completa información permite reducir el riesgo de una nueva picadura y en caso de que ésta se produzca, actuar en forma rápida. El riesgo de picaduras aumenta en determinadas épocas del año y en ciertos entornos geográficos en los cuales deben extremarse las medidas preventivas. Las abejas son insectos sociables, cuya agresividad aumenta cuando se sienten amenazadas, por lo que debe de evitarse circunstancias que puedan hacer que se sientan en peligro. Son más agresivas los días de calor y si hay alimentos cerca, también se ven atraídas por colores vivos o por olores fuertes. Al paciente se le debe de indicar, que cuando salga a lugares que puedan presentar algún grado de exposición a las abejas, deberá de ir acompañado por alguna persona que conozca su situación y que esté adiestrada en la aplicación de la medicación en caso de presentarse una reacción alérgica. De la misma forma debe de poner en conocimiento al médico de nuevos tratamientos o enfermedades que puedan modificar el riesgo de una reacción, como es el caso del tratamiento con IECA o ß-bloqueantes en individuos con hipertensión arterial o patología cardiaca. La prevención debe de hacerse extensiva a los sujetos que presentaron reacciones sistémicas de naturaleza tóxica tras picaduras masivas, ya que en estos casos existe el riesgo de que dichas picaduras múltiples puedan haber sensibilizado al individuo presentando una reacción alérgica con la nueva picadura de una sola abeja. Medidas preventivas aconsejables a pacientes alérgicos al veneno de abeja 1. Evite acercarse a árboles frutales, flores, colmenas o proximidades de basura. 2. Evite movimientos bruscos cuando haya abejas cerca 3. Evite manipular colmenas, una persona diferente al paciente debe de removerlas. 4. Cuando la actividad laboral del paciente implique tareas de riesgo (jardinería, recolecta de basura, actividades al aire libre) se debe de indicar la conveniencia de 31 cambiar de actividad y si no es posible, extremar la precaución y contar con la medicación adecuada 5. Cubrir toda la superficie corporal con ropas de colores discretos, no usar perfumes con olores intensos y no llevar ropa holgada que permita el acceso del insecto. 6. Antes de subir al vehículo, comprobar que no hay ninguna abeja en su interior y conducir con las ventanillas cerradas. 7. Cuando se haya estado al aire libre, sacudir la ropa antes de volver a usarla. 8. Tapar correctamente los recipientes de basura y no dejar alimentos al aire libre. 9. Utilizar repelentes para insectos, aunque éstos no confieren una absoluta protección. 10. Los pacientes con reacciones graves deben de contar con medicación de emergencia y adiestrados en su empleo, además deben revisar de forma periódica su caducidad. Tratamiento Cuando la abeja pica, su aguijón continúa inyectando veneno en la zona de la picadura, es aconsejable indicar al paciente que procure la extracción del aguijón desprendiéndolo sin apretar, para evitar que penetre parte del veneno que persiste en la bolsa. El tratamiento de la picadura estará en función de las características de la reacción: Reacciones locales: pueden llegar a ser reacciones extensas que afecten a más de una articulación y de más de diez centímetros, con importante molestia para el paciente. La aplicación en esta zona de frío en los primeros minutos retrasa la absorción del veneno. El uso de antihistamínicos orales y corticoides tópicos u orales si la tumefacción es grande, puede aliviar la clínica. Reacción sistémica cutánea: son pacientes que presentan cuadros de urticaria o angioedema con importante prurito generalizado, pero sin afectar el aparato digestivo, respiratorio ni cardiovascular. Suele ser suficiente el uso de antihistamínicos orales o parenterales y corticoides. Se debe de controlar la progresión de la clínica hacia la aparición de síntomas extracutáneos. La aparición de prurito en palmas de manos, plantas 32 de pies y zona genital puede ser un síntoma prodrómico que anuncie una evolución a cuadros más graves. Anafilaxia: cursa con clínica multiorgánica, respiratoria (opresión torácica, disnea sibilante, tos, afectación de faringe), digestiva (dolor abdominal, náuseas y vómitos), cardiovascular (hipotensión o shock anafiláctico). Las manifestaciones cutáneas pueden retrasarse en las reacciones muy graves o estar ausentes. En la anafilaxia, la adrenalina es el fármaco de elección por su rápido efecto, su potencia y una vida media corta. Posee acciones α (vasoconstricción) y ß, con efecto ß1 (inotrópico y cronotrópico positivo) y ß2 (broncodilatador e inhibidor de la liberación de mediadores). La adrenalina se consigue en ampollas en solución 1/1000 y normalmente se administra por vía parenteral, especialmente intramuscular. Se ha probado que la vía intramuscular es superior a la subcutánea, la zona de elección es la cara anterolateral del muslo, aconsejando masajear posteriormente la zona para favorecer la absorción. La dosis inicial debe de ser de 0,3 a 0,5mg en el adulto y de 0,01mg/kg en niños, puede repetirse la dosis cada 5 a 20 minutos en caso de no controlar el cuadro clínico. Los preparados de adrenalina pueden contener metabisulfito sódico como conservante, lo que debe ser tenido en cuenta en sujetos con alergia a sulfitos. En los pacientes con cuadros de riesgo conocido de anafilaxia a la picadura de abejas, resulta práctico el adiestramiento en el uso del autoinyector de adrenalina, se dispensa por vía intramuscular con dosis pediátricas y para la población adulta, se coloca el autoinyector ejerciendo presión sobre la superficie externa del muslo, incluso a través de la ropa, una vez aplicada la dosis, el paciente debe de acudir a un centro de emergencias para valorar su situación, así como la necesidad de otros medicamentos. Otra acción prioritaria en toda anafilaxia consiste en la administración de fluidos intravenosos para mantener la presión arterial, iniciándose con solución fisiológica de uno a dos litros en la primera hora en los adultos y en los que no existen contraindicaciones o valorando con atención su función cardiaca para evitar posibles complicaciones por insuficiencia cardiaca; en los niños se inicia a 20ml/kg. Como segunda línea de tratamiento se encuentran los antihistamínicos y los corticoides. Los antihistamínicos son útiles en el control de la clínica cutánea; permiten bloquear la acción de las cantidades de histamina que han sido liberadas pero por si solos no son 33 suficientes para controlar los síntomas de la anafilaxia. En ambiente intrahospitalario es preferible su administración parenteral (intravenosa, intramuscular). Se suelen utilizar antihistamínicos de primera generación y mantener después durante varios días. La asociación de anti-H1 con los anti-H2 es controvertida, pero se admite que pueden ayudar a controlar los efectos cardiovasculares de la histamina. Los corticoides son parte importante del tratamiento de la anafilaxia, pero su acción no se ejerce sobre los síntomas iniciales, sino para prevenir el desarrollo de reacciones bifásicas o prolongadas, se deben de usar por vía parenteral, siendo los más empleados la prednisona, la metilprednisona y la hidrocortisona, esta última parecer tener un inicio de acción algo más rápido, aunque sin gran significancia clínica, menor potencia y más efectos secundarios. Tras una anafilaxia se debe tener siempre en cuenta la posibilidad bifásica, es decir, la reaparición de la clínica de 8 a 12 horas después de la picadura. Puede presentarse hasta en el 20% de los casos. En algunos casos, los pacientes tratados con ß-bloqueadores pueden hacerse refractarios al tratamiento de la anafilaxia, siendo preciso el uso de glucagón, que logra efectos ßadrenérgicos sin actuar sobre dicho receptor. Los pacientes en tratamiento con IECA presentan un mayor riesgo de reacciones graves o de menor respuesta al tratamiento médico habitual, en este caso por estar suprimido el efecto compensador del sistema reninaangiotensina. Inmunoterapia El mecanismo de acción de la inmunoterapia con veneno de abeja es similar al mecanismo inducido por aeroalérgenos. Durante las primeras semanas de administración se observa un incremento en los niveles de IgE, en el transcurso del tratamiento prolongado, estos niveles pueden disminuir. Los niveles de IgG, especialmente los de IgG4, aumentan sensiblemente en los primeros meses de tratamiento, permaneciendo con niveles altos durante el tratamiento. La IgG específica aumenta rápidamente, al principio a expensas de la IgG1, posteriormente el incremento se produce por la IgG4, siendo este incremento inversamente proporcional al descenso de la IgE. En este proceso se implica a la IL-10, que al parecer actúa como supresora de la IgE total y específica y reguladora de la IgG. La elevación de 34 la IgG4 se observa también en sujetos expuestos continuamente a picaduras, esto porque han desarrollado una tolerancia natural. La inmunoterapia con veneno de abejas es capaz de inducir un cambio de respuesta Th2 a una respuesta Th1, con un descenso en los niveles de citoquinas Th2 (IL-4, IL-5 e IL-13), con un incremento en la producción de IL-10, esta IL-10 participa de forma esencial en la regulación de las respuestas inflamatorias y ejerce una función inhibitoria sobre la proliferación y producción de citocinas, tanto de la población Th1 como Th2. Con la inmunoterapia al veneno de abeja se ha observado un descenso a partir del sexto día de tratamiento de las moléculas CD5 y CD32, así como de la CD54 (ICAM-1) y de las células B HLA-II-positivas, se demuestra así que este tratamiento es capaz de efectuar una modulación de las células B. Se ha demostrado que las preparaciones de veneno de abeja son superiores a los extractos de cuerpo entero. En la actualidad se pueden clasificar los extractos en cuatro tipos: acuosos, depot, modificados químicamente y genotecnológicos (recombinat). Los extractos acuosos de veneno puro son los más comúnmente utilizados, el grado de protección que confiere a los pacientes es del 75 al 80%; estos extractos pueden presentarse en forma acuosa o liofilizados para reconstituir en el momento de administrar. Un segundo tipo de extractos son los extractos depot, adsorbidos en hidróxido de aluminio, se ha demostrado que ambos extractos (acuoso y depot) presentan un perfil similar de eficacia, con una mejor tolerancia del extracto depot sobre el acuoso; se registraron menos reacciones locales con el extracto depot. Sin embargo no hay que olvidar la posibilidad de los extractos depot de producir reacciones tardías, así como la ventaja de los extractos acuosos de poder administrarlos en pautas rápidas. Los extractos modificados químicamente con monometoxi-polietilén-glicol (mPEG) son muy bien tolerados, produciendo una respuesta IgG comparable a la del extracto nativo, pero al realizar la prueba de provocación, los pacientes tratados con este extracto modificado presentaron reacciones más severas y frecuentes que los tratados con el extracto nativo. Los alérgenos genotecnológicos son una opción de futuro, podrán permitir una mayor especificidad en el diagnóstico por prueba cutánea, así como en la determinación de IgE, con la finalidad de poder elaborar mezclas de alérgenos a la medida de cada paciente, según su perfil de sensibilización. 35 El objetivo del tratamiento con la inmunoterapia al veneno de abeja es proteger al paciente de una nueva reacción sistémica en una futura picadura. El riesgo de recurrencia de una reacción que ponga en peligro la vida del paciente debe ser evaluado teniendo en cuenta dos aspectos: tipo de reacción que presentó y resultado de la prueba diagnóstica. Indicaciones de la inmunoterapia Tipo de reacción Sistémica grave (grados Positiva III/IV de Müller) Sistémica Negativa leve/moderada Positiva (adultos) (grados I/I de Müller) Local grande Prueba diagnóstica Indicación para IT Si No Si/No * Positiva (niños) No Negativa No Positiva/negativa No *La inmunoterapia puede estar especialmente indicada en personas muy expuestas, con reacciones repetidas o en aquellas en las cuales su calidad de vida puede empeorar por el miedo a sufrir una picadura. Existen casos especiales, tales como: a. Apicultores: tratamiento con inmunoterapia a todos aquellos que hayan sufrido una reacción anafiláctica y que desean que continuar con su actividad como apicultores, así como aquellos que han sufrido una reacción anafiláctica grave. En algunos casos es preciso emplear dosis más altas durante el mantenimiento, de 200µg de veneno para lograr la protección. El grado de sensibilización de los apicultores se considera inversamente proporcional al número de picaduras sufridas por año, así aquellos quienes son picados al menos 50 veces por año, tienen prácticamente siempre pruebas cutáneas positivas e IgE específica frente al veneno, pero solo una minoría experimenta reacciones anafilácticas tras una picadura. b. Embarazo: ningún tipo de inmunoterapia debe de iniciarse durante este periodo, pero una vez iniciada y siendo bien tolerada, puede mantenerse. c. Infancia: se debe de comenzar la inmunoterapia en casos de alto grado de exposición, como aquellos hijos de apicultores. 36 d. Ancianos: la inmunoterapia puede estar indicada en sujetos muy expuestos, con historia de reacciones sistémicas severas y pruebas diagnósticas positivas. La edad no es contraindicación, las patologías crónicas como las enfermedades cardiovasculares y respiratorias incrementan el riesgo de reacciones graves en futuras picaduras. Esquemas de tratamiento 1. Ultrarrápidas (ultra-rush): Se alcanza la dosis de mantenimiento de 100µg en un solo día. Se utiliza en pacientes de muy alto riesgo, siempre con el paciente hospitalizado y bajo la supervisión de un especialista. Una vez alcanzada la dosis de mantenimiento, a las dos semanas se administran dosis de 50µg con un intervalo de treinta minutos y se continúa una vez al mes con la dosis completa de mantenimiento. 2. Rápidas (rush): Consiste en la inyección diaria de varios dosis, administrando el tratamiento en días consecutivos. Por el riesgo de las reacciones adversas, solo debe de usarse en pacientes de alto riesgo, bajo la supervisión de un médico especialista. Esta pauta rápida es peor tolerada, pero alcanza la protección con mayor rapidez. 3. Agrupadas (cluster): Se inyectan varias dosis en un mismo día, con un intervalo semanal entre cada grupo de dosis. Su seguridad es mayor que en los esquemas anteriores, pero igualmente el paciente debe de estar controlado por un médico. 4. Convencional: Consiste en la administración única diaria, con un intervalo semanal entre cada dosis, de esta forma puede tardarse entre 14 y 20 semanas en llegar a las dosis de mantenimiento. Todas estas pautas de administración están en función de la rapidez con la que se alcanza el mantenimiento, establecido en forma habitual en 100µg. La prueba más confiable para valorar la eficacia de la inmunoterapia es la prueba de provocación. Una picadura espontánea bien tolerada puede informar sobre la eficacia del tratamiento. La prueba de provocación puede usarse para valorar el grado de protección una vez que se ha interrumpido el tratamiento. La tolerancia de una única provocación no 37 garantiza de forma absoluta la ausencia de respuesta de hipersensibilidad en una nueva picadura. Esta falta de reproductividad no es tan evidente en pacientes con alergia a abeja. La picadura controlada es una prueba que tiene utilidad para valorar protección en pacientes tratados con inmunoterapia o para identificar a aquellos que no están adecuadamente protegidos. Las pruebas cutáneas intradérmicas pueden llegar incluso a negativizarse en el transcurso del tratamiento, aunque su fiabilidad al igual que otras pruebas in vitro son inferiores a la prueba de provocación. La seguridad de la inmunoterapia depende fundamentalmente de dos factores: la pauta de inmunoterapia y el tipo de veneno, existen estudios que demuestran un mayor porcentaje de reacciones en los pacientes tratados con veneno de abeja, que los tratados con veneno de avispa; así mismo el mayor porcentaje de reacciones aparece durante la administración de las dosis comprendidas entre 1 y 50mg, así como durante la fase de mantenimiento. Reacciones sistémicas con inmunoterapia Iniciación Mantenimiento Abeja Avispa Total Abeja Avispa Total Nº RS 50 21 71 33 4 37 (%) (17) (3) (7,5) (7,8) (0,3) (2,1) Youlten LJF, Atkinson BA, Lee TH. The incidence and nature of adverse reactions to injection immunotherapy in bee and wasp venom allergy. Clin Exp Allergy 1995; 25:159-65. A pesar de sus efectos adversos y la posibilidad de reacciones adversas graves, la inmunoterapia con veneno de abeja es considerada como un tratamiento seguro y altamente efectivo en los pacientes alérgicos al veneno de abeja que han tenido reacciones sistémicas. La duración del tratamiento parece aún un tema controvertido, la EAAI describe los criterios para interrumpir el tratamiento con inmunoterapia: a. Tratamiento entre 3 a 5 años. b. No reacciones sistémicas en el curso de la inmunoterapia. c. Eficacia demostrada del tratamiento mediante pruebas de provocación o tras haber sido picado en forma espontanea. 38 d. Negativización de pruebas cutáneas y desaparición de la IgE específica (es necesario más datos clínicos). Se dice que de 2 a 3 años serían suficientes para aquellos pacientes que sufrieron una anafilaxia leve-moderada, independientemente del grado de reactividad cutánea o de los niveles de IgE. Para los pacientes con anafilaxia grave, la duración debería ser mayor, al menos mientras persistan signos de reactividad inmunológica. La inmunoterapia con veneno de abeja es un tratamiento efectivo, que permite lograr una buena protección en pacientes alérgicos que han presentado reacciones adversas mediadas por IgE, pero también es un tratamiento que mejora de forma significativa la calidad de vida de los pacientes.