El Tren

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RR.HH. DE CINE
El Tren
JAVIER FERNÁNDEZ AGUADO, socio director MindValue
Durante las magnas celebraciones
nazis en Nuremberg, Hitler llegó a
afirmar: “es un milagro de nuestro
tiempo que me hayáis encontrado…,
entre millones y millones de hombres.
Y que yo os haya encontrado, es la
felicidad de Alemania”.
Aquella megalómana afirmación, y
muchas otras tan demenciales como
ésa, fueron aplaudidas por millares
de alemanes, a la vez que millones
entregaban sus votos a aquel personaje que, entre otras muchas locuras,
creó e impulsó el programa Aktion
T41 desarrollado fundamentalmente
desde 1939 a 1941. Esa iniciativa estuvo orientada a asesinar a personas
calificadas como enfermos incurables,
niños con minusvalías o adultos considerados improductivos.
Tras aquellas preparaciones, llegó el
momento a los judíos. Después de los
sucesos de la Kristallnacht, o Noche
de los Cristales Rotos (noviembre de
1938), exhaustivamente descrita por
Martin Gilbert en su reciente obra
“Kristallnacht. Prelude to Destruction”
(editorial Harper), se incrementó la sistemática persecución contra los miembros de la raza judía y, en general, contra cualquiera (gitanos, homosexuales,
católicos, protestantes…) que no entrasen en las previsiones del Reich de
los 1.000 años, o que plantease que
lo que se estaba llevando a cabo era
una enajenación criminal.
Anna (Romy Schneider) es una judía
de origen alemán que huye de la sistemática destrucción que se ha instaurado en Alemania contra su raza.
Pero los alemanes invaden Francia y
ella, junto a muchos otros, procura
huir hacia el Sur, lo más lejos posible
del frente de guerra y de las secuelas
canallescas que traía en todos los países que invadían.
Julien (Jean-Louis Trintignat) es un reparador de radios que opta también
por escapar del avance nazi con su
mujer y su hija. Por sucesos del destino, son separados en el tren que los
aleja del peligro. Y en su vagón, Julien
conoce a Anna. En esa situación de
tensión, los pocos hombres alojados
en el vagón intentan que no suban
otros que desean también huir del
imparable avance nazi.
De la sintonía inicial surge el trato carnal. Julien y Anna procuran momentos
de satisfacción en medio de aquella
orgía de devastación comenzada por
aquel que siempre deseaba contar con
gente poco válida a su alrededor. Así
describe uno de sus ayudantes el pensamiento de Hitler: “siempre es una
ventaja que los colaboradores tengan
defectos y sepan que tales defectos
son conocidos por su superior. Ésta
es la razón de que el Führer cambie
tan raramente de colaboradores, pues
con ellos le resulta sencillísimo trabajar. Casi cada uno de éstos presenta
alguna que otra deficiencia, y ello ayuda a mantenerlos sujetos”.
Rodeado de gente de baja ralea, que
gobernaban mirando siempre hacia
arriba, para ser más despiadados que
otros, y así ganar puntos ante el superior, Hitler puso en marcha una de
las mayores máquinas de exterminar
que en el mundo han sido (solo superadas por los comunistas Stalin y
Mao, aunque curiosamente siempre
que quiere insultarse a alguien se le
denomine nazi y no comunista: esto forma parte de la sorprendente,
irracional y antihistórica superioridad
moral de la izquierda…)
En medio de la desolación creada por
una persecución cruel y sinsentido,
Anna pregunta a Julien:
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—¿Qué haremos cuando lleguemos?
La respuesta es tan sencilla como
aplastante:
—¡No lo sé!
Julien y Anna se vieron separados tras
el breve idilio.
Una mañana, tres años más tarde,
la Gestapo (acrónimo de Geheime
Staatspolizei: “policía secreta del estado”) convoca a Julien para que reconozca a Anna, detenida por trabajar
con los partisanos.
Julien duda, sabe que si admite conocerla, también su condena está cerca.
Luego, sin embargo, al verla, se siente incapaz de renegar de aquella en
la que encontró refugio, siquiera por
unos días. El final, no narrado explícitamente en la película (como sucede
con frecuencia en el buen cine) no es
difícil de adivinar.
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Aseguraba Hitler de sí mismo: “yo era
tan solo un desconocido soldado de la
Primera Guerra Mundial. No contaba
con nada para comenzar. Y empecé
cuando fracasaron todos los que parecían mucho más aptos que yo para
ejercer una jefatura. Disponía únicamente de mi voluntad y por medio
de ella me he impuesto. Todo el camino de mi vida demuestra que jamás
capitulo. Los problemas de la guerra
tienen que ser solucionados. Y repito:
la palabra imposible no existe para mí.
¡Esta palabra no existe para mí!”
Como propuesta técnica de comportamiento está bien. ¡Lástima que, como sucede en ocasiones, incluso en
organizaciones con fines positivos,
se olvide que la ética es esencial! La
Responsabilidad Social Corporativa no
es un plus gracioso que algunas organizaciones se plantean, es una característica imprescindible de cualquier
organización que no quiera dañar a
quienes la componen. \
FICHA TÉCNICA
Título: El Tren
Director: Pierre-Deferre
Intérpretes: Romy Schneider y JeanLouis Trintignat
Año: 1973
Temas: Dirección por temor-DPT. Dictadura. Ética y técnica. Grandezas y
miserias. Inercias organizativas. Locuras colectivas. Pensamiento grupal.
Sentido común. Sentido de la vida.
NOTAS
1 A título de curiosidad, el nombre T4 procede
de la calle en que se encontraban los cuarteles generales de la organización encargada
de estos planes, Tiergartenstrasse 4 (calle del
Jardín Zoológico, 4).
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