Acuerdo N° 357 En la ciudad de Rosario, a los 14 días del mes de

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1
Acuerdo N° 357
14
En la ciudad de Rosario, a los
días del mes de
Setiembre
de dos mil diez,
se reunieron en acuerdo los señores miembros de la
Sala
Primera
de
la
Cámara
de
Apelación
Civil
y
Comercial de Rosario, doctores Ricardo A. Silvestri,
María Mercedes Serra y Ariel Carlos Ariza, para dictar
sentencia en los autos “MARTÍNEZ, Rosa contra ESCUELA
658
y
ots.
sobre
Daños
y
perjuicios”
(Expte.
Nro.
536/2008, venidos del Juzgado de Primera Instancia de
Distrito Civil y Comercial 7ma. Nominación de Rosario.
Realizado
el
estudio
de
la
causa,
se
resolvió
plantear las siguientes cuestiones:
Primera: ¿Es nula la sentencia recurrida?
Segunda: ¿Es justa la sentencia?
Tercera: En su caso, ¿Qué resolución corresponde
dictar?
A
la
primera
cuestión,
el
señor
nulidad
de
fs.258
vocal
doctor
Silvestri, dijo:
El
recurso
de
mantenido
en
la
detectan
vicios
sengunda
o
instancia;
irregularidades
no
ha
tampoco
sido
se
procesales
2
declarables
de
oficio,
por
lo
que
se
desestima
la
impugnación (arts.360 y 361 del CPCC).
Sobre la misma cuestión, la señora vocal doctora
Serra, a quien le correspondió votar en segundo lugar
dijo: Que adhiere a los fundamentos expuestos por el
señor
vocal
doctor
Silvestri,
y
vota
en
el
mismo
sentido.
Concedida la palabra al señor vocal doctor Ariza,
a quien le correspondió votar en tercer término, y a
esta cuestión dijo: Que coincide con lo manifestado
por el señor vocal doctor Silvestri y vota en igual
sentido.
A
la
segunda
cuestión,
el
señor
vocal
doctor
Silvestri, dijo:
1.
El
sentenciante
anterior
hizo
lugar
parcialmente a la demanda y condenó a la Provincia de
Santa Fe a pagar a la actora, en el término que fija,
la suma de $ 8.000.-, más los intereses que establece;
y distribuyendo las costas en un 70% a cargo de la
demandada y en 30% restante a la accionante (fs.242 a
253). Ambas partes apelaron: la actora a fs.255, de
3
modo parcial; la demandada a fs.258. En la Cámara,
expresó
agravios
la
demandante
a
fs.271
a
275;
contestados por la Provincia de Santa Fe, que al mismo
tiempo
expresó
los
propios
a
fs.277
a
283
vta.
Finalmente fue oída nuevamente la primera a fs.287 a
289 vta. Se denegó la apertura de la causa a prueba en
la
Alzada,
peticionada
por
la
actora,
según
provindencia de fs.290. Tal criterio denegatorio fue
mantenido por el Cuerpo a fs.300 a 302 vta., por no
darse los requisitos del art.369 del CPCC. En la Sala
dictaminó la Defensora General de Cámara a fs.291 en
defensa
de
los
intereses
del
menor
de
edad
Pablo
Samuel Martínez.
2) El presente caso refiere a una demanda en la
que la parte actora postula se condene a la demandada
al pago de una suma de dinero en concepto de daños y
perjuicios,
que
describe,
como
consecuencia
de
un
accidente producido en el establecimiento educacional
de la demandada del que resultó víctima el menor Pablo
Samuel Martínez. La actora le atribuye a la accionada
resposabilidad en los términos del art.1117 del CC,
4
con
la
reforma
de
la
ley
24.830,
sosteniendo
que
pesaba sobre ella el deber de seguridad o de garantía
consistente en que los alumanos deben retirarse sanos
y salvos del establecimiento, e imputa que tal deber
no ha sido cumplido en la especie (fs.61 a 67 vta.).
La demandada en su responde de demanda de fs.79 a 81
vta.
ensaya
cuestionó
dos
la
argumentos
legitimación
defensivos:
activa
de
por
Rosa
un
lado
Etelvina
Martínez para reclamar daño moral y daños psico-físico
que dice padecidos por su hijo Pabo S. Martínez. Sobre
el particular sostuvo la demandada que la actora no
especificó en el escrito de demanda que lo hacía en
representación
habría
de
demandado
su
por
hijo
menor
derecho
de
propio,
edad,
lo
sino
que
que
impide
pretender el resarcimiento por los rubros indicados ya
que se trataría de una damnificada indirecta; y por el
otro, la segunda línea argumental defensiva residió en
ensayar una cerrada negativa del hecho en sí mismo y
de
las
brindar
lesiones
mayores
afirmadas
en
explicaciones
motivan la presente causa.
la
demanda,
sobre
los
pero
cin
hechos
que
5
3) El juzgador, en un prolijo trabajo jurídico
aplicando
la
normativa
vigente
con
ajuste
a
las
constancias de la causa, analizó en primer orden la
cuestión
de
la
legitimación
de
la
actora
y
con
amplitud de argumentos jurídicos terminó por rechazar
las objeciones de la demandada (punto 2 del veredicto,
a
fs.245
vta.
a
247).
Luego
de
efectuar
algunas
precisiones acerca del desarrollo procesal de la causa
que consideró normal y regular, es decir sin vicios
procesales; pasó a considerar el hecho en sí mismo (la
caída del menor en el establecimiento, por empujón,
choque o cruce), la lesión o fractura sufrida en su
brazo
izquierdo
hospitalaria
y
que
la
determinó
realización
su
de
internación
intervenciones
quirúrgicas (este hecho en sí mismo ya no se debate en
autos
luego
de
producida
la
prueba;
punto
4
del
veredicto, de fs.248 a 249). Teniendo por probado el
hecho y la legitimación para reclamar, se adentró al
juicio
de
responsabilidad
función
del
art.1117
24.830,
concluyendo
del
en
civil
CC,
forma
de
la
demandada
reformado
afirmativa
por
en
la
ley
sobre
tal
6
cuestión,
sin
que
la
accionada
hubiere
demostrado
eximiente alguna (punto 5 del fallo; fs.249 a 250).
Finalmente,
analiza
los
daños
reclamados
y
su
cuantificación, condenando sólo por daño moral y por
daño
patrimonial,
rechazando
el
resto
del
reclamo
(punto 6 del veredicto; fs.250 a 253); y distribuyó
las costas (punto 7).
4)
del
La actora se agravia por el no resarcimiento
invocado
daño
físico
sufrido
por
Pablo
Samuel
Martínez y el daño psicológico que dice sufrido por el
menor y su madre, Rosa Etelvina Martínez. También se
queja por el monto por daño patrimonial que considera
bajo y finalmente por la distribución de las costas
procesales, postulando que se impongan totalmente a la
demandada. La Provincia de Santa Fe se agravia del
contenido del veredicto y reitera en la Alzada que
Rosa Etelvina Martínez demandó por derecho propio a su
parte y no en representación de su hijo menor, por lo
que
según
su
parecer
carece
de
legitimación
activa
para acceder a una idemnización como la peticionada
(si bien el fallo denegó la concesión de los rubros
7
por daño físico y psicológico, como hizo lugar al daño
moral,
ésta
interpretó
le
causa
agravio).
indebidamente
el
Indica
escrito
de
que
el
juez
demanda
de
fs.61 a 66 vta., ya que del análisis literal del mismo
no tiene dudas que la acción fue promovida por
E.
Martínez
por
representación
su
del
propio
hijo
menor
derecho
y
si
y
hubo
Rosa
no
en
error,
confusión o negligencia en las letradas que redactaron
la demanda no es cuestión de la demandada ya que se
habría cercenado la garantía de la defensa en juicio.
Señada que el magistrado por aplicación del iura novit
curiae pretendió una reconducción de la postulación,
lo debió hacer en el desarrollo del proceso, con la
sustanciación a la demandada, y no en la sentencia.
Afirma que la interpretación del escrito postulatorio
debió
ser
sometido
contraponiéndolo
con
a
un
otros
análisis
escritos
contextual,
del
proceso
provenientes de la misma parte. En tal sentido, aduce,
luego de que la Provincia de Santa Fe respondió a la
demanda alegando dicha cuestión, la actora hizo una
presentación a fs.89 expresando que “se ha omitido en
8
el
escrito
Etelvina
de
inicio
Martínez
reiterar
actúa
por
que
derecho
la
Sra.
propio
Rosa
y
en
representación -por el régimen de la patria potestadde
su
hijo
menor
de
edad
Pablo
Samuel
Martínez”.
Considera que tal escrito de fs.89 como una variación
o empliación de la demanda por fuera de los términos
del art.135 del CPCC, siendo que su parte efectuó el
responde sobre la base de los hechos afirmados a fs.61
a 66 vta., razón por la cual el a-quo no pudo avalar
jurídicamente una conducta que rompió el orden legal
de los actos procesales, sin que se le haya corrido
traslado.
Reitera
que
medió
una
ampliación
de
la
demanda a fs.89, sin estar consentida por su parte.
Agrega que la falencia de la falta de legitimación
activa también se trasunta del texto del poder de fs.1
del
juicio
de
pobreza,
N°
1.645-2002,
y
de
la
sentencia de fs.48 del citado expediente en el que se
vislumbra que el beneficio fue concedido sólo a Rosa
Etelvina
Martínez
(en
un
pedido
de
aclaratoria
de
fs.59 se intertó introducir en el beneficio de pobreza
al
menor
pero
el
a-quo
rechazó
la
aclaratoria
a
9
fs.61). Finalmente, expone que el juez no exigió al
menor que actuara por derecho propio y con patrocinio
de letrado “atento haber alcanzado la mayoría de edad”
(fs.6 del proceso de pobreza), ni el cumplimiento de
las obligaciones fiscales por los sellados adeudados
por él, todo ello en la inteligencia de que el a-quo
no
consideró
que
Pablo
Samuel
Martínez
accionó
por
daños y perjuicios, sino únicamente lo hizo su madre
en su propio nombre. Menciona que se ha reconocido el
acceso a la justicia a la parte actora pero su parte
no
debe
hacerse
“inadecuada
o
cargo
de
negligente”,
una
asistencia
siendo
éste
un
técnica
problema
contractual entre la actora y las apoderadas. Imputa
al juez haber violado el principio de congruencia, con
afectación a su defensa en juicio y haber obrado con
error
con
el
argumento
de
la
intervención
de
la
Defensora General, “ya que no es válido puesto que
ninguna
5)
comenzar
Defensora
intervino
en
la
causa
de
autos”.
Por razones de metodología expositiva se debe
con
el
análisis
de
los
agravios
de
la
Provincia de Santa Fe (al postular la revocación del
10
fallo de la primera instancia). Más allá del esfuerzo
argumental de su defensor en la expresión de agravios
en la defensa de los intereses de la accionada, del
análisis
de
las
constancias
de
la
causa
y
del
veredicto anterior, se debe arribar a la conclusión
que las quejas deben rechazarse.
6)
Es
que
lo
ha
manifestado,
con
ajuste
a
derecho, el sentenciante, a fs.245 vta., punto 2), en
orden a que se debe reconocer que el escrito inicial
de fs.61 a 66, no tiene la aclaración expresa de que
la
demanda
Etelvina
se
incoaba
Martínez
y
en
por
propio
derecho
representación
del
de
Rosa
menor
de
edad e hijo, Pablo Samuel Martínez, sin perjuicio de
que a fs.89 se presentó un escrito aclaratorio una vez
advertida
por
la
contestación
de
la
demanda.
En
efecto, la actora presentó una mera manifestación con
sentido de aclaración al sostener que “conforme surge
del Reclamo Administrativo Previo y Pronto Despacho, a
fs.9
nº 658
a
14 de los autos Martínez, Rosa E. c. Escuela
y
otros
s.
Declaratoria de Pobreza”, causa
nº 1.645-2002, que corren por cuerda al presente, y
11
que en original se acompañan para ser glosados a estos
autos en 6 fojas; la Sra. Rosa Etelvina Martínez se
presentó por propio derecho y en representación -por
el régimen de la patria potestad- de su hijo menor de
edad Pablo Samuel Martínez. Que se ha omitido en el
escrito de inicio reiterar que la Sra. Rosa Etelvina
Martínez, actúa por derecho propio y en representación
-por el régimen de la patria potestad- de su hijo
menor de edad Pablo S. Martínez” y pide “se tenga
presente
lo
manifestado”.
Dicho
escrito,
en
modo
alguno, puede considerarse, ni nunca se lo consideró,
una ampliación de la demanda (art.135 del CPCC); fue
una sola manifestación o aclaración sobre el punto que
mereció un decreto de fs.89 vta.: “téngase presente lo
manifestado y agréguense las constancias acompañadas”.
Providencia que nunca fue impugnada por la demandada
en el curso del proceso (fs.89 vta., 90, 91, 92, 92
vta. y s.s.). De todos modos, y a mayor exposición, el
juez no ha fundado su razonamiento en dicho escrito
aclaratorio de fs.89 y vta., el que bien puede ser
dejado
de
lado
sin
que
se
altere
la
suerte
de
la
12
litis,
toda
vez
que
la
construcción
argumental
del
judicante ha pasado por la adecuada interpretación que
ha realizado del tenor del escrito de demanda de fs.61
a 66 para rechazar la defensa de falta de legitimación
activa. Y en ese plano de análisis, el magistrado a
fs.245 vta. demuestra, con toda lógica jurídica, que
sólo
del
ha
mediado
escrito
un
error
postulatorio,
material o de redacción
elaborado
con
una
cierta
defectuosa técnica expositiva, pero que en el fondo le
ha permitido concluir, sin error, que la demanda se
instauraba por derecho propio y en representación de
los intereses del menor de edad. Así luego de que la
actora hiciera referencia al accidente sufrido por el
menor en el interior del establecimiento educativo, su
internación
por
intervenciones
una
fractura
quirúrgicas,
en
relata
un
brazo,
y
la
atribución
las
de
responsabilidad a la demandada teniendo en cuenta “la
causación
o
alumno”,
la
la
experimentación
“minoridad
del
de
un
alumno
daño
por
dañado”,
un
“la
producción del hecho lesivo cuando el alumno agente o
víctima se encontraba bajo el control de la autoridad”
13
(fs.61,
punto
III
y
62,
punto
IV
a
fs.63
vta.);
seguidamente, la actora a partir de fs.63 vta. a 65
vta., describe y reclama, desde su perspectiva, los
daños que dice sufridos (físico, moral, psicológico,
patrimonial). Del tenor del texto de demanda, en la
parte pretinente, se extrae, con lógica jurídica, que
el reclamo lo hace la madre del menor por derecho
propio y en representación del hijo menor de edad, y
así
puede
leerse
a
fs.63
vta.,
64
a
65,
que
la
accionante afirma que “en razón de lo ocurrido, Pablo
Samuel Martínez sufrió daños de consideración, tanto
de
índole
naturaleza
manifiesta
físico,
moral,
patrimonial”;
nuestra
psicológico,
agregando
mandante
su
hijo
que
como
de
“según
presenta
una
deformación importante del codo, en tres dedos y se
nota levemente que el brazo izquierdo es más corto que
el
derecho”.
Concluye
que
“debido
al
accidente
sufrido, Pablo Samuel Martínez ha padecido un estado
de shock emocional, lo que le ha ocasionado continuas
pesadillas,
además
por
lo
doloroso
de
la
situación
también la madre -nuestra mandante debió someterse a
14
tratamiento psicológico”. En suma, se describen los
supuestos
daños
sufridos
por
la
persona
del
menor
Pablo Samuel Martínez, se reclama por el aducido daño
físico, y se expone a fs.64 “asimismo se reclama por
el agravio moral sufrido por Pablo Samuel Martínez”
(punto V.2, primer párrafo), y por el alegado daño
psicológico del citado menor (V.3, fs.64 vta.), sin
perjuicio de adicionar que el daño psicológico también
lo reclama por derecho propio, Rosa E. Martínez al
afirmar
índole
que
debió
(fs.64
someterse
vta.,
V.3,
a
tratamiento
tercer
párrafo).
de
esa
También
demanda por derecho propio Rosa E. Martinez por los
daños patrimoniales de fs.65 (punto V.4) derivado de
los gastos de internación, medicamentos, descartables,
etc. Finalmente, se debe concluir que, del análisis
integral, contextual, y global del escrito de demanda
de fs.61 a 66, sin fragmentaciones, ni sin incurrir en
una
interpretación
formulista
o
con
ritualismo
excesivo (es decir, sin incurrir en arbitrariedad), la
actora Rosa E. Martínez, por apoderadas, ha reclamado
o demandado por derecho propio y en representación del
15
menor
de
edad
Pablo
Samuel
Martínez,
más
allá
de
alguna falencia técnica del escrito aludido. Bien lo
ha juzgado el magistrado anterior que interpretar lo
contrario,
en
función
de
la
omisión
del
escrito,
implicaría la consagración de un nítido supuesto de
excesivo rigor formal o exceso ritual manifiesto, con
grave afectación de un servicio adecuado de justicia,
ya
que
por
toda
evidencia,
de
los
propios
rubros
indemnizatorios reclamados, se alude a los daños que
dice sufridos por el menor (no pretendidos por derecho
propio por su madre) y ciertos otros daños alegados
por
Rosa
E.
Martínez,
en
su
persona,
obrando
por
derecho propio.
7)
Adicionalmente,
corresponde
concretar
otras
consideraciones: i) es totalmente cierto lo fundado
por
el
refuerza
juez
en
cuanto
a
poco
de
a
que
“esa
advertir
que
conclusión
la
se
Defensora
interviniente, ejerciendo la representación promiscua
que le atribuye el art.59 del Código Civil y normas
pertinentes
de
la
Ley
Orgánica
del
Poder
Judicial,
adhirió, naturalmente en el ámbito de su competencia,
16
a
los
términos
de
la
demanda;
pretensión
ésta
que
quedaría vacia de contenido de interpretarse que la
demanda no ha sido entablada también en representación
del
menor”
apelante
(fs.246,
expresó
a
segundo
párrafo).
fs.283,
primer
La
demandada
párrafo,
de
la
expresión de agravios que el argumento del a-quo no
era válido porque “que ninguna Defensora intervino en
la causa de autos”. El argumento apelatorio no se hace
cargo de que a fs.68 vta. la Defensora General, en la
defensa de los intereses del menor Martínez, adhiere
en
todos
sus
términos
a
la
demanda
de
daños
y
perjuicios de fs.61 a 66 (siendo por ello acertado la
justificación del juzgador). Sin perjuicio de ello, en
la Cámara también ratifica dicha postura la Defensora
de Cámara en su dictamen de fs.291 (en la defensa de
los derechos de Pablo Samuel Martínez); ii) tampoco es
un agravio audible la afirmación de la demandada a
fs.281 vta. in fine a 282 respecto de que no se habría
exigido
a
Pablo
propio
o
con
S.
Martínez
patrocinio
que
actúe
letrado
por
“atento
derecho
haber
alcanzado la mayoría de edad”. La compulsa del acta de
17
nacimiento
de
fs.6
del
expediente
Nº
1.645-2002
(declaratoria de pobreza), demuestra que Pablo Samuel
Martínez nació el 6 de Mayo de 1994, por lo que no ha
alcanzado la mayoría de edad; iii) no tiene entidad la
queja relativa a la aclaración de fs.89 (formulada por
la actora) y que su ponderación violó la defensa en
juicio
de
su
parte.
Ya
se
ha
expuesto
que
dicho
escrito no tiene relevancia para la correcta decisión
de la causa (al extremo que el juez sentenciante no se
basó en ella para rechazar la defensa de falta de
legitimación activa interpuesta por la Provincia de
Santa Fe). De todos modos, fue una mera aclaración y
no una ampliación de demanda, el decreto dictado por
el juez a fs.89 vta., fue consentido por la accionada;
y el argumento defensivo de la demandada (cuestionando
la
legitimación
debidamente,
con
activa
una
de
la
actora)
adecuada
fue
repelido,
interpretación
del
escrito de demanda de fs.61 a 66, sin que haya tenido
incidencia alguna para la causa el escrito meramente
aclaratorio de fs.89 (que al no ser una ampliación de
demanda o variación de la misma, tampoco ameritaba un
18
traslado
a
Provincia
la
de
demandada);
Santa
Fe,
a
iv)
por
fs.79
a
otra
81
parte,
vta.,
en
la
su
responde de demanda, ensayó dos líneas de defensa en
juicio:
en
primer
lugar
cuestionó
la
legitimación
activa de Rosa Etelvina Martínez para reclamar por el
daño
moral
y
los
daños
psico-físicos
que
dice
padecidos por el hijo; y en segundo lugar, expuso una
cerrada
negativa
sufridos
por
del
el
responsabilidad
hecho
ilícito,
y
E.
menor
civil.
Rosa
de
los
Martínez,
Especialmente
a
daños
de
fs.79
la
vta.
expuso que “negaba que el niño Pablo Samuel Martínez
haya
sufrido
psicológico
daño
alguno
patrimonial,
como
físico,
consecuencia
del
moral,
alegado
accidente ocurrido el 28 de Noviembre de 2001 en la
Escuela nº 658 de Rosario” y también negó “que la
lesión
física
también
negó
del
que
menor
sea
cierta”,
así
“Pablo
S.
Martínez
haya
como
que
sufrido
padecimientos que la accionante detalla en el ítem V.2
daño
moral”.
Finalmente
también
negó
que
Rosa
E.
Martínez y/o su hijo Pablo S. Martínez, “sufran y/o
hayan sufrido daño psicológico alguno o que los mismos
19
sean imputables a mi parte, y que se encuentren bajo
tratamiento
psicológico”;
procedencia
del
reclamo
de
por
igual
modo
daño
negó
patrimonial
la
por
ciertos gastos incurrido por la accionante (fs.79 vta.
a 80, números 6, 7, 8, 9, 10). Esto permite concluir
razonablemente que la misma Provincia de Santa Fe, al
defenderse de la pretesión, si bien alegó la falta de
legitimación activa de la actora, en un segundo nivel
defensivo estructuró toda su defensa partiendo de la
base de que el reclamo, en realidad, abarcaba a Rosa
E. Martínez, por derecho propio, y actuando, además,
en
representación
Ninguna
del
afectación
a
menor
la
Pablo
defensa
Samuel
en
Martinez.
juicio
se
ha
producido en la causa; v) más aún, carece de entidad
el agravio de la demandada si se repara que luego de
producida
la
prueba
en
el
proceso
en
primera
instancia, al alegar, ya no se cuestiona la existencia
del
hecho,
menor,
la
dentro
lesión
del
responsabilidad
ninguna
eximente
o
fractura
establecimiento
civil
de
del
sufrida
escolar,
Estado,
responsabilidad.
y
no
por
que
el
hay
concurre
Incluso
en
la
20
Cámara
el
Estado
procedencia
de
Provincial
los
daños
tampoco
(moral
cuestiona
y
la
patrimonial
reconocidos por el juez)[fs.237 a 241; fs.242 a 253;
277 a 283 vta.]. Por lo que de seguirse el criterio de
la
demandada
sentencia,
apelante,
para
que
la
consistente
madre
del
en
menor
revocar
la
inicie
una
nueva demanda en su representación, dejando constancia
expresamente que lo hace “en representación del hijo
menor de edad”, importaría un exceso ritual manifiesto
incompatible con el adecuado servicio de justicia (más
todavía cuando actualmente la Provincia, se reitera,
no
se
agravia
ni
cuestiona
el
hecho,
la
responsabilidad civil, los daños reconocidos a favor
del
menor
por
el
juez
sentenciante,
ni
los
montos
fijados, intereses y costas).
8)
En este contexto cobra particular relevancia
la doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la
Provincia de Santa Fe, en oportunidad de dicidir una
cuestión que en línea generales, guarda analogía con
el caso de autos, aunque el debate giró en torno de la
personería (fallo correspondiente a la causa Guzmán,
21
Acuerdos y Sentencias, T.155-421, acertada y fielmente
transcripto por el juzgador). La Sala no debe soslayar
tan
importante
leading-case
repercusión
de
relevancia
institucional
Alto
su
Tribunal
doctrina
que
provincial
aplicable
del
“es
a
mismo). Ha
deber
(por
autos
la
y
dicho
insoslayable
la
el
de
tutelar el acceso a la jurisdicción, derribando vallas
irrazonables que por su asistencia técnica inadecuada
o negligente llegan a colocar al justiciable en una
situación de auténtico desamparo. Sabido es que los
incapaces procesales absolutos carecen de toda aptitud
para actuar por sí mismos y válidamente en un proceso
debiendo
hacerlo
en
su
lugar
los
representantes
necesarios a que refiere el art.57 del Código Civil.
Así, los padres en ejercicio de la patria potestad son
los
representantes
legales
de
sus
hijos
menores
(art.57, inciso 2º, del CC). Consecuentemente con este
principio, el artículo 274 del citado cuerpo legal los
considera representantes judiciales y extrajudiciales
del menor en los siguientes términos: “los padres, sin
intervención alguna de sus hijos menores, pueden estar
22
en
y
en
juicio
a
por
nombre
los
ellos
de
ellos
límites
de
como
actores
celebrar
su
o
demandados,
cualquier
administración
contrato
señalados
en este Código”. Se trata, pues, de una representación
necesaria y universal. Necesaria porque los padres que
ejercen
la
patria
potestad
no
podrían
renunciar
a
asumirla, y porque el menor está sujeto forzosamente a
ella. Y universal porque, en principio, se extiende a
todos
los
actos
de
la
vida
del
hijo,
trátese
de
asuntos judiciales, extrajudiciales o administrativos,
y de las relaciones patrimoniales o extrapatrimoniales
(Belluscio,
Augusto
César,
Manual
de
Derecho
de
Familia, T.II-p.310, Depalma, año 1989; en idéntico
sentido,
Zannoni,
Eduardo
T.2-p.729
a
731,
recordar
que
el
ejecutar
personalmente
Astrea,
derecho
A.
año
de
todos
Derecho de Familia,
1993).
También
postulación
los
actos
(el
cabe
poder
procesales
inherentes a la calidad de parte) se encuentra harto
limitado en nuestro ordenamiento jurídico. En efecto:
el art.31 del CPCC dispone la obligatoriedad de que
aquella se haga representar en juicio (salvo que se
23
actúe
bajo
la
dirección
de
un
letrado
o
que
éste actúe en causa propia). Esta “obligatoriedad” de
la representación procesal se funda en la conveniencia
de
desplazar
profesionales
el
derecho
especializados,
intrínsecas
del
de
que
intervención
el
cumplimiento
la
proceso
de
extraordinariamente
judicial.
de
Por
y
de
los
el
supuesto,
postulación
dadas
en
las
la
de
ejercicio
esta
dificultades
circunstancia
personas
actos
hacia
técnicas
parte
de
facilita
la
limitación
en
no
función
atenta
contra el derecho de defensa: se trata, simplemente,
de asegurar al justiciable una correcta dirección de
su litigio por parte de quien -se supone- cuenta con
los medios técnicos y el conocimiento adecuado para
asumir la defensa de sus intereses (ver al respecto,
Guasp,
Jaime,
Derecho
Procesal
Prieto
Castro,
Derecho
Procesal
Tratándose
de
personas
Civil,
Civil,
físicas
T.I-p.189;
T.I-p.307).
procesalmente
incapaces, el derecho de postulación corresponde a sus
representantes legales. Estos, a su vez, puede delegar
el ejercicio del poder postulatorio en representante
24
convencionales.
el
rol
de
Escindir en la persona de la actora
cónyuge
del
occiso
del
de
madre
de
los
menores en el respectivo acto de otorgamiento de la
procura
importa
funciones
negar,
relevantes
en
de
los
la
hechos,
patria
una
de
las
potestad:
la
representación jurídica de los hijos menores. Siendo
que,
precisamente,
la
llevada
a
cabo
en
el
ámbito
judicial constituye uno de los aspectos en que aquella
se desenvuelve (iniciar la promoción de un proceso,
intervenir
debiendo
en
él
y
seguirse
la
cumplir
todo
tradicional
acto
procesal),
jurisprudencia
del
más Alto Tribunal de la Nación respecto de que el
proceso
civil
no
puede
ser
conducido
en
términos
estrictamente formales. No se trata ciertamente del
cumplimiento de ritos caprichosos, sino del desarrollo
de procedimientos destinados al establecimiento de la
verdad
jurídica
objetiva
que
es
su
norte”
(causa
Guzmán, Jorge A. y otros c. Pérez, Jorge R. y la Unión
Santafecina; Acuerdos y Sentencias, T.155-421 a 428,
del 19 de Mayo de 1999). En la misma línea de análisis
se ha expedido la Corte de la Nación (causa De la Cruz
25
Aquino, E.D. 100-183, con nota aprobatoria de Pedro J.
Bertolino, Para una doctrina de la interpretación de
los escritos judiciales).
9)
Del
mismo
modo,
se
ha
expedido
la
Corte
Suprema de Justicia de la Provincia de Santa Fe, con
el voto del Dr. Roberto O. Falistocco, en la causa
Battaglia c. Chevrocor, del 7 de Diciembre de 2005
(publicado en La Ley Litoral 2006, Junio 1º, p.654).
Ha dicho que “por lo demás, cabe señalar que este
Cuerpo
-con
juzgar
la
integración
causa
parcialmente
“Guzmán”
(Acuerdos
distintay
al
Sentencias,
T.155-421) en que se señaló que sabido es que los
incapaces procesales absolutos carecen de toda aptitud
para actuar por sí mismos y válidamente en un proceso,
debiendo
hacerlo
en
su
lugar
los
representantes
necesarios a que refiere el art.57 del C.Civil. Así
los
padres
en
ejercicio
de
la
patria
potestad
son los representantes legales de sus hijos menores
(art.57, inciso 2º, del CC). Consecuentemente con este
principio,
el
art.274
del
citado
cuerpo
legal
los
considera representantes judiciales y extrajudiciales
26
del menor, en los siguientes términos: “los padres,
sin intervención alguna de sus hijos menores, pueden
estar en juicio por ellos como actores o demandados, y
a nombre de ellos celebrar cualquier contrato en los
límites de su administración señalados en este Código.
Se
trata,
pues,
de
una
representación
necesaria
y
universal. Necesaria porque los padres que ejercen la
patria
potestad
no
porque
el
está
hijo
podrán
renunciar
sujeto
a
asumirla,
forzosamente
a
ella.
y
Y
universal porque, en principio, se extiende a todos
los actos de la vida del hijo, trátase de asuntos
judiciales,
las
relaciones
Tratándose
incapaces,
a
sus
pueden
en
extrajudiciales
patrimoniales
de
el
derecho
el
representantes
jurisprudencial,
se
de
administrativos,
o
personas
representantes
delegar
o
procesalmente
postulación
legales.
corresponde
Estos, a su vez,
del poder postulatorio
convencionales.
ha
de
extrapatrimoniales.
físicas
ejercicio
y
sostenido
que
Asimismo,
aún
cuando
vía
el
progenitor accionara sin invocar la representación del
hijo, se ha entendido que existe legitimación de obrar
27
en
representación
del
mismo;
conf.
Causa
Laitano,
CC0201 LP, B 85632 RSI 15297 I 9497; Arena del Prado,
Cámara
Nacional
en
lo
Civil,
Sala
J,
del
17
de
Diciembre de 1998, sent. C. J079940)”.
10)
Es preciso destacar que la representación de
los hijos por parte de sus padres, en ejercicio de la
patria potestad, posee como elementos identificadores,
siendo universal y necesaria. Por ello, no se puede
impedir la misma so pena de limitarla, exigiendo que
sea expresada en forma y términos sacramentales, en
tanto que sin duda se debe dar prioridad a la defensa
de
los
derechos
del
menor, tutelado y protegido
hoy no solo por la normativa nacional sino por la
internacional, con especial referencia a la Convención
Internacional de los Derechos del Niño, que ha sido
elevada a rango constitucional a partir de la reforma
de la Constitución Nacional y la incorporación a ella
de los Tratados Internacionales de Derechos Humanos.
Por ello, se ha sostenido que “aunque el padre o la
madre se haya presentado al juicio por derecho propio,
reclamando
daños
ocasionados
a
sus
hijos
menores,
28
habiendo
nace
acreditado
la
patria
debidamente
potestad
el
vínculo
que
del
ejerce,
que
aquella
circunstancia no obsta a la viabilidad del reclamo, y
el
ejercicio
de
la
acción
resarcitoria,
pues
dicha
representación no necesita ser expresada en términos
sacramentales por ser legal y necesaria conforme lo
disponen los arts.264 y 274 del CC” (cfr. Cámara Civil
y
Comercial
de
Formosa,
causa
Cabrera
c.
Matorras,
Revista de la Responsabilidad Civil y Seguros, T.2010II-68;
CCC,
Litoral
Paraná,
1998-II-85;
Entre
Rios,
CCCRosario,
Sala
Sala
II,
I,
La
Ley
Atencio
c.
Vitantonio, J.A. 1961-I.405; C.N.Civil, Sala J, Zainún
c.
Juárez,
Jorge
La
Ley
Gowland,
1991-C.107,
Patria
con
potestad.
nota
de
Alberto
Responsabilidad
del
menor adulto representado por sus padres).
11)
En concreto: todo escrito judicial debe ser
interpretado
en
ritualismo
formulismo,
vicio.
La
o
vinculación
con
para
no
la
doctrina
incurrir
en
del
éste
interpretación de los escritos judiciales
de
parte
no
es
más
los
actos
procesales.
que
Pero
una
no
interpretación
debe
confundirse
de
la
29
voluntad
externa
o
declarada
con
la
literal
del
escrito porque ello suprimiría al juez toda facultad
de interpretación de los actos jurídicos procesales,
pero para conocer la verdadera voluntad declarada debe
interpretarse el acto procesal en su realidad y evitar
que los errores en el uso de los términos o en la
redacción
del
intención
del
escrito
autor.
prevalezcan
Se
debe
sobre
adoptar
la
un
real
criterio
interpretativo amplio o extensivo, ello significa que
si
existe
discordancia
entre
un
elemento
literal
o
gramatical y el histórico (es decir, la voluntad de
quien
suscribe
el
escrito)
se
debe
llegar
a
la
conclusión de que el emisor del acto dijo menos o lo
dijo menos perfectamente que lo que quiso decir, y
debe
estarse
histórico
con
preferencia
(Bertolino,
Pedro
al
susodicho
J.
El
elemento
exceso
ritual
manifiesto, segunda edición, Platense, p.184 a 185;
Devis
Derecho
Echandia,
Procesal
Hernando,
Civil,
Nociones
Aguilar,
generales
Madrid,
año
de
1966,
p.454 a 456). Ya ha advertido Morello que los jueces
deben evitar interpretaciones rigoristas y formales de
30
los escritos judiciales, que por ser tan cerrada y
rígida, terminan por cancelar la idoneidad que en sí
tienen
o
potencialmente
parte,
a
los
que
se
pueden
tener
asfixia
y
los
actos
de
deja inoperantes
sin que puedan cumplir su cometido (Morello, Augusto
M.
El
exceso
ritual
manifiesto
y
la
doctrina
de la sentencia arbitraria. Cuestiones procesales de
derecho
comparado
español-argentino,
Platense,
1987, passim). No medió, pues, ninguna afectación
año
de
la garantía de la defensa en juicio a la demandada,
por el contrario ésta ejerció plenamente su derecho de
defensa, por lo que tampoco el juez ha violentado el
principio de igualdad, ni se inclinó a favor de una
parte. Por el contrario, el veredicto, analizando
al
agravio de la Provincia de Santa Fe, luce conforme al
derecho
vigente
y
con
ajuste
a
las
constancias
comprobadas de la causa, ni tampoco incurrió en vicio
alguno
de
cuestiones
incongruencia
planteadas
por
ya
que
las
decidió
partes
todas
dentro
de
las
los
límites de la litiscontestación (arts.243 del CPCC).
Además, por todo lo antes expuesto, carece de toda
31
relevancia para alterar la suerte del recurso el hecho
de que la declaratoria de pobreza haya sido otorgada
solamente a Rosa E. Martínez, y no al menor o que a
éste no se le haya exigido el pago del sellado, por
ser
cuestiones
superadas
por
los
argumentos
que
se
viene exponiendo en punto a la interpretación del acto
procesal
de
antecedentes
la
demandada
judiciales
de
de
la
fs.61
Corte
a
66
y
Suprema
los
de
Justicia de la Nación y de la Provincia de Santa Fe,
entre otros varios que fueron mencionados. Lo mismo
cabe decir del poder especial de fs.1 del expediente
de pobreza n° 1645-2002, en punto a que fue extendida
para que las letradas actuén en representación de la
poderdante en su propio nombre y no como representante
del menor (la cuestión no tiene entidad alguna ante la
doctrina de la Corte de la Provincia de Santa Fe,
causa Guzmán, Acuerdos y Sentencias, T.155-421 y el
fallo de la Corte de la Nación De la Cruz Aquino, E.D.
100-183, ya mencionadas a lo largo del acuerdo y a los
cuales cabe hacer remisión; adicionalmente, tampoco la
demandada
interpuso
ninguna
excepción
de
falta
de
32
personería; es decir, es inadmisible este argumento
expuesto por la accionada en que la actora ha otorgado
poder en el cual no se especifica que el mismo es
otorgado en representación legal del menor ya que los
padres
pueden
especificar
que
circunstancia
otorgar
poder
lo
en
esta
hacen
ultima
sin
necesidad
interés
que
de
queda
Morello
y
otros,
hijos,
implícitamente
entendida: C.C.C.Paraná, Entre Ríos, La
1998-2-85;
los
de
Códigos
Ley Litoral
Procesales
Comentados, T.II-A.894; C.N.Civil, La Ley 1976-C.433;
CCC, San Martín, E.D. 19-954; que es la misma doctrina
que surge de Guzmán y otros c. Pérez y otros de la
Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Santa Fe,
Acuerdos y Sentencias, T.155-421 a 428).
12)
Se ha dicho por la doctrina constitucional
que la doctrina de la verdad jurídico objetiva es una
variante del principio del exceso ritual manifiesto,
cuyos puntos básicos son: a) debe prevalecer en el
proceso la búsqueda de la verdad jurídica objetiva,
como
exigencia
garantizado
por
de
el
un
adecuado
artículo
18
servicio
de
la
de
justicia
Constitución
33
Nacional
(BERTOLINO,
Pedro
J.,
La
verdad
jurídica
objetiva, p.65, y la nota del mismo autor La renuncia
consciente
a
la
verdad
jurídico
objetiva
y
su
incompatibilidad con el adecuado servicio de justicia,
ED 99-660; MORELLO, Augusto Mario, El exceso ritual
manifiesto
como
obstáculo
jurídico
objetiva,
eficacia
del
en
proceso,
al
Recurso
T.III,
acceso
a
la
verdad
extraordinario
p.939);
b)
no
y
la
siendo
derivación razonada del derecho vigente una sentencia
que
importe
jurídico
una
renuncia
objetiva
(Corte
consciente
de
la
a
la
verdad
Nación,
Fallos,
310:3456, 310:709, 247:176, 288:55, 307:1984, 261:322,
240:99,
el
305:944,
juez
debe
entre
preservar
otros muchos). Por lo tanto,
y
establecer
dicha
verdad
material, real o sustancial y no puede renunciar a
ella,
según
surja
de
lo
actuado,
al
sentenciar.
El más Alto Tribunal de la Nación ha hecho aplicación
reiterada
objetiva
de
en
arbitrariedad
un
la
el
de
apartamiento
doctrina
de
la
verdad
cuadrante
de
la
doctrina
jurídica
de
la
sentencias cuando éstas importaron
voluntario
de
la
consideración
de
34
datos de hecho o de derecho, que apareciendo patentes,
resultan esenciales para la adecuada resolución de los
casos judiciales (Fallos, 292:418, 292:485, 238:550,
302:1611,
300:857,
303:1150,
303:1535,
303:1908,
303:1646,
302:674,
300:1143,
302:176,
300:414,
301:922,
302:416,
300:1192,
302:321,
302:431,
304:1002, 268:71, 262:459, 301:74, 301:725, 301:750,
302:131,
302:1430,
304:1740,
304:709,
306:142,
307:1430, entre otros muchos; de igual modo la Corte
Suprema de Justicia de la Provincia de Santa Fe, A y
S, 139-22, 98-92, 191-20, 101-211, 98-111, 159-494,
160-259, 101-300; Zeus 83-J-316, 65-J-198, entre otros
muchos).
Resulta oportuno recordar que es deber funcional
de los jueces ordinarios respetar el valor intrínseco
de
los
fallos
doctrina del
de
la
Corte,
ya
sea
por
la
sometimiento simple, o del deber moral
de seguimiento, o del sometimiento condicionado como
deber
institucional;
y
aquéllos
deben
adecuar
sus
decisiones a los antecedentes del Alto Tribunal por
razones de seguridad jurídica, como de respeto a la
35
Corte
Suprema
de
Justicia
de
la
Nación
(y
de
la
Provincia de Santa Fe), o de economía procesal (cfr.
los
diversos
criterios
253:253,
255:119,
212:253,
212:253,
10
de
en
12:152,
Septiembre
Fallos,
183:76,
247:700,
235:662,
212:59,
212:160,
192:414;
CCCRosario,
de
voto
1979,
del
Pleno,
Dr.
del
Alvarado
Velloso, citando a Iván Cullen, sobre el sometimiento
incondicionado
cuando
actuado
tribunal
como
la
Corte
de
la
institucional
Nación
ha
mediante
el
recurso extraordinario, Juris 60-190; SAGÜÉS, Néstor
P.,
Eficacia
vinculante
o
no
vinculante
de
la
jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación,
ED
93-891).
Asimismo,
la
Corte
Suprema
de
Justicia de la Provincia de Santa Fe ha establecido
que
es
arbitraria
o
inmotivada
la
sentencia
que
incursiona en apartamiento de los precedentes de la
Corte sin aportar nuevos argumentos que justifiquen
modificar
la
posición
adoptada
por
el
Tribunal.
Ha
afirmado que los jueces inferiores tienen el deber de
conformar
“toda
vez
sus
que
decisiones
por
a
los
disposición
fallos
de
de
Constitución
la
la
Corte
36
Nacional y la correspondiente ley reglamentaria, la
Corte Suprema tiene la autoridad definitiva para la
justicia de la República (art.100 de la CN; art.14 de
la ley 48; A y S, 165-226, 119-119, 123-272, 139-22,
112-334,
161-38,
187-171,
entre
otros
varios).
Corresponde el rechazo del recurso de apelación de la
demandada.
13)
No media un agravio concreto y autónomo de la
demandada sobre la procedencia y montos fijados por el
sentenciante sobre el daño moral y daño patrimonial
(fs.251 a 253, puntos 6.3 y 6.4 del veredicto), por lo
que se debe aplicar el art.365 del CPCC y firme a sus
respectos tales razonamientos judiciales.
14)
Corresponde, de seguido, el análisis de los
agravios
de
la
actora
apelante.
En
primer
lugar
por el rechazo del reclamo por daño físico-psicológico
sufrido
por
Pablo
Samuel
Martínez
y
por
daño
psicológico de Rosa E. Martínez. La queja se centra en
que
el
sentenciante
rechazó
los
rubros
indicados
aunque consideró que el evento dañoso ocurrió, en lo
que
cree
ver
una
contradicción.
Agrega
que
el
37
magistrado
fs.151
describió
a
atención
193,
donde
médica,
la
se
historia
encuentran
padecimiento
físico,
clínica
de
expresados
la
intervención
quirúrgica, las secuelas por las que debió pasar Pablo
Samuel Martínez. Se agravia por la no valoración de la
documental
aportada
desvirtuada
por
la
por
su
demandada
parte
en
y
el
que
no
fuera
responde.
Luego
aduce que ofreció la prueba pericial correspondiente
pero que no fueron proveídas, por lo que las mismas no
pudieron llevarse a cabo. También alude a que no se
tuvo
a
al
en
58,
cuenta
que
el
informe
demostraría
sentenciante
no
del
Dr. Grand, a fs.57
el daño reclamado. Enrostra
haber
dictado
medidas
para
mejor proveer previo al dictado de la sentencia. En
resumen: critica al juez por no haber considerado las
pruebas de fs.55 a 60 y 151 a 193, no haber proveído
en formas las pruebas periciales y no haber hecho uso
de las medidas para mejor proveer.
15)
La crítica no se hace cargo, en modo alguno,
de los extensos fundamentos y buenas razones brindadas
por el juzgador (fs.250 a 251, punto 6, 6.1 y 6.2 del
38
veredicto). Bien ha dicho éste, con cita de calificada
doctrina,
recordar
que
que
“en
no
materia
todo
de
ataque
incapacidad,
contra
la
cabe
integridad
física o la salud de una persona genera incapacidad
sobreviniente.
la
A
subsistencia
tal
de
efecto
secuelas
es
menester demostrar
que
el
tratamiento
o
asistencia prestados a la víctima no logran enmendar o
no lo consiguen totalmente” (cfr. Zavala de González,
Matilde,
a
las
Resarcimiento
Personas).
lesiones
que
Es
puede
de
que
daños, T.2-A-p.358, Daños
no
inferir
deben
un
confundirse
determinado
las
hecho
con el o los daños resarcibles que aquellas lesiones
pueden
producir.
La
lesión
entraña
la
afectación
a
determinada esfera de la persona. El daño versa sobre
las
concretas
consecuencias
o
efectos disvaliosos,
es decir, consiste en el producto o resultado negativo
de la violación del derecho, bien o interés de la
víctima”
(Zavala
de
González,
obra
citada,
p.73;
fs.250 vta., punto 6.1, primer y segundo párrafo del
veredicto).
Este
pensamiento
judicial
no
ha
sido
objeto de crítica puntual y concreta de parte de la
39
actora
hecho
apelante,
o
de
con
derecho
demostración
en
que
del
pudo
error
estar
de
incurso
el juez (art.365 del CPCC), por lo que deviene firme
tal
consideración
conceptual.
Igualmente,
a
mayor
exposición, la distinción entre lesión e incapacidad
está
claramente
fundada
en
una
diferenciación
conceptual bien explicitada por el juez, con apoyo de
la doctrina especializada pertinente. Más aún, se ha
dicho en la misma línea de análisis que “no siempre
surge un perjuicio resarcible a pesar de la causación
de
determinadas
daño
material
lesiones.
alguno,
a
Por
pesar
ejemplo, no existe
del
menoscabo
de
la
integridad sico-física, quien ha visto cubiertos sus
gastos terapéuticos por un ente mutual, no ha sufrido
la pérdida de ganancias durante el período de curación
y
no
ha
experimentado
secuelas
discapacitantes
o
aminorantes ulteriores (Zavala de González, Matilde,
Resarcimiento de daños. Daños a las personas, T.2 a,
p.73,
punto.13).
lesiones
Esto
subsanables
apunta
e
a
la
distinción
incapacitantes.
Las
entre
lesiones
subsanables son las que curan sin vestigios luego de
40
la
etapa
terapéutica
y/o
quirúrgica,
en
cambio
las
lesiones son incapacitantes cuando no puede corregirse
la
integridad
del
menoscabo
y
subsiste cualquier
tipo de aminoración con repercusión vital (Zavala de
González, Matilde, Resarcimiento de daños. Daños a las
personas, T.2 a, p.87 a 88). Es decir, siguiendo el
concepto explicitado por el magistrado anterior, no
todo ataque contra la salud o la integridad corporal
de una persona genera incapacidad. A tal efecto, es
menester la subsistencia de secuelas que la asistencia
y el tratamiento brindados a la víctima no han logrado
enmendar
o
no
lo
consiguen
totalmente
(Zavala
de
González, Matilde, en su nueva obra Tratado de Daños a
las
Personas.
Disminuciones
psicofísicas
T.2-p.69
a
70). De ahí que no corresponda otorgar indemnización
alguna
por
demostrado
incapacidad
que
la
sobreviniente
fractura
si
sufrida
no
haya
se
ha
dejado
secuelas discapacitantes, y ello debió ser objeto de
prueba pericial especializada, pues la capacidad de
recuperación y demás condiciones de la víctima pueden
determinar
una
evolución
diversa
en
cada
caso
41
particular, desde una total rehabilitación hasta una
disminución funcional irreversible (C.N.Civil, Sala B,
La Ley 1975-B.133; C.N.Civil, Sala K, Revista de la
Responsabilidad
Civil
y
Seguros,
T.2000-p.878),
sin
perjuicio de que el daño físico sin secuelas pueda,
como en el caso, dar lugar al resarcimiento por daño
moral (C.N.C.C. Federal, Sala I, La Ley 1984-A-83). La
prueba de la incapacidad, por medio fundamentalmente
de la pericial, es a cargo de quien la afirma como
hecho fundante de la pretensión basada en las normas
con
cuya
aplicación
aspira
a
beneficiarse(Palacio,
Lino E. Tratado de Derecho Procesal Civil, T.IV-p.368;
Arazi, Roland, La prueba en el proceso civil. Primera
edición,
p.102;
Rosemberg,
Leo,
procesal
civil,
traducción
de
Ejea,
T.II-p.22,
Matilde,
Tratado
Disminuciones
año
1955;
de
Ángela
Zavala
Daños
psicofísicas,
Tratado
a
T.2-p.71,
de
derecho
Romero
de
las
Vera,
González,
Personas.
destacando
la
necesidad de probar la incapacidad y por medio de la
idoneidad
del
contralor
de
peritaje
las
partes
a
practicar
en
el
con
el
debido
proceso;
si
no
se
42
acreditó la discapacidad sobreviniente con la prueba
pericial
debe
rechazarse
la
demanda
“sin
que
baste
para revestir esa situación el informe producido por
el Departamento Médico de la Secretaría de Trabajo que
examinó al reclamante” C.C.C.Tucumán, L.L.N.O.A. 2007764; autora y obra citada, p.72).
16)
En el caso de autos, se ha demostrado que
Pablo Samuel Martínez sufrió una fractura de codo (tal
como
lo
puntualizara
debidamente
el
juez a fs.248
a 249, punto 4 del fallo), con una herida cutánea
puntiforme
sangrante
con
poca
lesión
de
partes
blandas, tumefacción del codo izquierdo y actitud de
flexión de 20º de codo (fs.151 a 193 de la historia
clínica
del
sometido
a
Sanatorio
una
Británico
intervención
S.A.;
fs.154);
quirúrgica
de
fue
urgencia
(fs.158), con anestesia general, para intentar reducir
la
fractura,
y
al
no
poder
lograrlo,
se
colocó
tracción esquelética transoleocraneana y se colocó “en
mano balcánico” para efectuar en días subsiguientes
una
nueva
Diciembre
reducción
de
2001,
(fs.155).
es
Luego,
intervenido
el
10
nuevamente,
de
con
43
anestesia
fractura
general,
y
lográndose
colocándose
un
la
reducción
tutor
externo
de
la
(fs.159
y
179). El 11 de Diciembre de 2001 se le otorgó el alta
de internación (fs.170). El 5 de Febrero de 2002 es
nuevamente
internado
a
fin
de
retirar
el
material
osteosíntesis (tutor con alambres), recibiendo el alta
médica sanatorial ese mismo día (fs.186 a 193). Ahora
bien, concretado el tratamiento médico correspondiente
no
existe
prueba
concretas
alguna
consecuencias
eficaz
o
que
efectos
demuestre
las
disvaliosos
que
dicha lesión pudo traer aparejada y era carga de la
prueba
de
la
accionante
confirmar
la
incapacidad
sobreviniente.
17)
Entonces, el juez no ha razonado de modo
contradictorio
cuando
sostuvo
que
el
hecho
de
la
lesión física (fractura de codo) existió, pero no se
probó
discapacidad
disvaliosos
alguna
derivados
de
como
la
secuela
misma,
o
efectos
siendo
dos
conceptos diversos, tal como se explicara ut-supra.
Igualmente
cabe
decir
lo
siguiente
sobre
otras
consideraciones infundadas referidas en el memorial de
44
agravios: i) el supuesto informe del médico Roberto
Grand,
mencionado
por
la
actora
al
alegar
y
en
la Alzada (de fs.57 a 58), y como correctamente lo
descalifica
el
no
reconocido
el
proceso.
juez, es un mero instrumento privado
judicialmente,
El
instrumento
intervenido
en
su
tienen
sí
mismos
por
sin
formación
valor
privado,
un
ninguna
por
oficial
fuerza
alguno
no
en
haber
público,
no
probatoria,
ni
entre las partes, ni con relación a terceros y ello es
lógico porque carece de los recaudos que la ley exige
en los instrumentos públicos para que se presuma su
autenticidad, de los cuales deriva su eficacia como
medio de prueba. De la mera existencia de un documento
privado
nada
puede
inferirse
en
relación
a
su
autenticidad o falsedad, para establecerla se requiere
que
dicho
(art.1026
documento
sea
reconocido
del
en
relación
CC
por
a
su
firmante
los arts.1028,
1031 a 1035 del mismo texto; Bueres-Highton, Análisis
doctrinario
y
jurisprudencial
del
Código
Civil,
T.2-C.p.177 a 178); ii) lo mismo cabe decir de la
fotocopia
de
fs.55
supuestamente
proveniente
de
la
45
Psicóloga Mabel Rovetto, toda vez que es un documento
privado que no ha sido reconocido por su firmante; y
de
la
constancia
Psicóloga
Delorenzi,
judicialmente
acuerdo
de
a
por
las
la
fs.59
que
y
no
firmante;
constancias
151
atribuida
ha
sido
iii)
de
la
reconocida
asimismo,
la
a
causa,
y
de
todos
los hechos afirmados por la actora y los documentos
privados acompañados como documental fundante fueron
expresamente
negados
en
el
responde
de la demanda
a fs.80 especialmente la de fs.79 a 81 vta. y fs.80.
La constancia de fs.151 de Delorenzi no tiene valor
alguno porque ni siquiera se ha demostrado haya sido
firmada por la persona mencionada y a todo evento si
la actora pretendía demostrar algún daño psicológico
lo que correspondía era además de ofrecer la prueba
pericial de la lista oficial por sorteo del Juzgado,
producirla con el debido control de partes, lo que no
ha ocurrido.
de
fs.151,
En el mejor de los casos, la constancia
cuya
judicialmente,
autenticidad
sería
una
no
mera
está
opinión
demostrada
de
una
profesional privada contratada por la actora, pero en
46
modo alguno pudo suplir la necesaria prueba pericial
oficial
a
iv)
eso
por
practicarse
es
con
ajustado
a
control
de
las partes;
derecho
conforme
a
las
constancias del expediente el fundamento del a-quo a
fs.251, punto 6.2, primer párrafo cuando sostuviera
que
“igual
temperamento
se
impone
adoptar
con
los
informes psicológicos invocados por la actora en tanto
no
han
sido
pericial
incorporados
sino
como
a
travás
simples
de
la
documentos
prueba
privados
que tampoco fueron objeto de reconocimiento en sede
judicial y, en tales condiciones, ni siquiera alcanzan
para
constituir
una
presunción
favorable
al
interesado”; v) de la historia clínica de fs.151 a 193
surge la lesión, las intervenciones quirúrgicas, la
curación y el alta médica. No hay ninguna comprobación
de
que
la
lesión
física
haya
derivado
en
una
incapacidad sobreviniente. Tampoco acierta la apelante
a citar en qué parte de la documental del Hospital
Británico
surgiría
lo
contrario.
Nuevamente
la
recurrente no distingue entre la mera lesión física y
la
incapacidad.
De
todos
modos,
las
eventuales
e
47
hipotéticas
secuelas
de
una
fractura
debieron
ser
objeto de la prueba específica pericial.
18)
No
es
audible
el
argumento
apelatorio
respecto de que el juez, en su momento, no proveyó las
periciales ofrecidas. Esta cuestión ya ha sido objeto
de
resolución
por
la
Sala
por
auto
nº
55-2010
al
rechazar el pedido de apertura a prueba de la causa en
la Alzada al no concurrir la previsión del art.369 del
CPCC (inciso 2º, invocado; fs.300 a 302 vta.). En tal
oportunidad
hemos
dicho:
“...Expresa
el
solicitante
que la prueba pericial ofrecida a fs.97 vta., punto
III, el juzgado la proveyó de modo deficiente. Ello no
es así; se la tuvo por ofrecida a fs.98 el mismo día
de la presentación el 5 de Abril de 2005. Además, la
actora
recién
notifica
la
apertura
de
la
causa
a
prueba a la demandada el 14 de Abril de 2005 a fs.103
vta.;
y
promueve
un
incidente
de
extemporaneidad
contra la prueba ofrecida por la Provincia de Santa Fe
a fs.104 y que luego de la debida sustanciación se
resolvió a fs.108. La prueba fue proveída a fs.113 por
pedido de la actora a fs.112 el 2 de Febrero de 2006,
48
decreto
que
no
(fs.114).
A
probatorio
fue
Diciembre
plazo
de
fue
su
ni
turno
la
proveído
2005,
procesal
explicita
cuestionado
a
fs.111
estando
demuestra
la
clausura
y
cuál
demandante
del
vta.
largamente
correspondiente.
se
por
En
fue
término
el
20
de
cumplido
el
suma:
el
no
error
se
del
Juzgado en el proveimiento probatorio, más aún cuando
la
actora
ha
consentido
tal
decreto
sin
formular
ningún cuestionamiento. Menciona que reiteró el pedido
de producción de pruebas y que fue soslayado
por
el
a-quo. Tal afirmación se aparta de las constancias de
la causa toda vez que el proveimiento se realizó a
fs.113,
consentido
por
la
demandante
a
fs.114.
Lo
mismo cabe decir respecto a lo solicitado a fs.126 ya
que el Juzgado había proveído las pruebas a fs.113 y
no
correspondía
reiterar
tal
decreto.
Es
decir,
la
presentación en diligencia, sin firma certificada por
la actuaria, ha sido un acto írrito o innecesario ya
que no cabía reiterar la orden judicial de producción
de las pruebas ya que así estaba ordenada a fs.113 del
2 de Febrero de 2006. Incluso pese a haberse llamado
49
los
autos
para
sentencia
a
fs.128,
el
Juzgado
igualmente reiteró la producción probatoria designando
nuevas
fechas
de
audiencia
a
los
fines
indicados.
Varios elementos probatorios fueron incorporados a la
causa
a
impidió
partir
de
producir
fs.136
las
a
pericias
208,
todo
médica
lo
y
cual
no
psicológica
desde el momento de la apertura de la causa a prueba
el 10 de Febrero de 2005 (fs.95 vta.) hasta el dictado
de
la
sentencia
el
31
de
Agosto
de
2008
a
fs.242 a 253, salvo el desinterés evidenciado por la
accionante,
lo
cual
no
puede
ser
suplido
invocando
erróneamente el art.369, inciso 2º, del CPCCC. A la
misma conclusión corresponde arribar con relación a la
manifestación de fs.150 el 6 de Junio de 2006, la cual
no fue instada judicialmente por la parte interesada
teniendo en cuenta que el veredicto del juez data del
31
de
más
que
Agosto
de
suficiente
“...Consectariamente:
psicológica
fue
2008,
para
la
ofrecida
habiendo
lograr
prueba
y
su
tenido
tiempo
producción...”.
pericial
admitida
en
médica
y
primera
instancia, ahora se intenta instar en la Alzada, pero
50
se soslaya que su no producción ha sido por causas
imputables a la demandante y no al Juzgado. Del mismo
relato de los antecedentes de la causa se debe colegir
claramente que hubo desinterés probatorio de la actora
en tal sentido lo cual interdice el recurrimiento al
art.369,
inciso
2º,
del
CPCC.
Por
las
precedentes
razones se debe confirmar el decreto de fs.290 que no
hizo lugar al pedido de apertura de la causa a prueba
en la Alzada por no darse ninguno de los presupuestos
que la autoricen...”.
19)
Finalmente carece de toda razón la imputación
dirigida al magistrado porque no ordenó medidas para
mejor
proveer.
La
crítica,
tangencial
por
cierto
e
infundada, no rebate en forma alguna el razonamiento
del a-quo expuesto a fs.250, punto 6, in fine, del
veredicto.
principio
procesal
Ha
dicho,
en
dispositivo
confía
a
la
que
tesis
rige
compartible,
nuestro
iniciativa
de
que
“el
ordenamiento
las
partes
la
posibilidad de aportar prueba necesaria para acreditar
los
hechos
Procesal
controvertidos (Palacio, Lino E., Derecho
Civil,
T.I-p.261,
5ª.
Reimpresión),
51
incumbiéndoles primordialmente a aquéllas la actividad
probatoria y no debiendo el juez suplir oficiosamente
la inactividad confirmatoria de los interesados, a fin
de
mantener
la
igualdad
procesal
de
las
partes”
(Alvarado Velloso, Adolfo, Introducción al estudio del
derecho procesal, segunda parte, RC, año 1998, p.50).
En el mismo sentido se ha expuesto el resto de la
doctrina (Peyrano, Jorge W., Análisis doctrinario y
jurisprudencial del CPCC, T.I-p.132; Alvarado Velloso,
Adolfo, Estudio Jurisprudencial del CPCC, T.I-p.155;
Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Santa Fe,
Juris T.5-101; Peyrano, Jorge W., El proceso civil.
Principios y fundamentos, año 1978 p.76).
20)
En cuanto a la queja por el daño patrimonial
concedido, la actora apelante sostiene que es exiguo
($
2.000.-),
postulando
sea
elevado
a
$
4.000.-.
Afirma que se ha restado valor a los gastos que los
padres
del
mencionó
menor
que
debieron
ellos
realizar.
debieron
Indica
abandonar
sus
que
se
tareas
habituales, el padre perdió su trabajo y la madre días
del
sueldo,
sumado
a
los
gastos
de
transporte,
52
medicamentos, plus médico.
21)
Bajo la denominación de daño patrimonial, la
actora reclamó se indemnicen los gastos originados en
la internación, medicamentos, descartables, consultas
médicas
y
movilidad.
prudencial
necesario
rubros,
del
que
por
lo
El
juez,
art.245
se
del
acompañen
que
conforme
CPCC,
el
no
consideró
comprobantes
computando
con
un
criterio
de
esos
criterio
de
razonabilidad, ajustado a derecho y a las constancias
de la causa, supuso su efectiva realización ante las
complicaciones
derivadas
del
accidente
como
las
sucesivas internaciones e intervenciones a que debió
ser sometido el menor (fs.252 vta., punto 6.4. del
veredicto). La actora ensaya una mera discrepancia de
criterios
pero
autosuficiencia
Adicionalmente,
ello
no
recursiva
no
implica
del
cumplir
art.365
explicita
con
con
del
la
CPCC.
fundamentos
suficientes porqué razón la reparación adecuada sería
$ 4.000.- y no $ 2.000.-. Tampoco ha demostrado la
accionante que los padres hayan debido abandonar sus
labores
habituales,
o
que
el
padre
(que
no
inició
53
ninguna acción en autos) haya perdido el trabajo por
el accidente ni que la madre perdío días de sueldo. La
suma
concedida
luce
suficiente
y
prudente
en
los
términos del art.245 del CPCC.
22)
En
punto
primera
instancia
apliquen
de
existe
modo
declaración
a
la
total
las
costas
accionante
a
la
favorable
procesales
pretende
la
la
se
le
porque
“no
demandada
que
demandada
a
de
justifique la condena en costas del 30% a la actora”.
La demandada, a su vez, postula que se distribuya las
costas de modo diferente “por la recepción de la queja
postulada por el Estado Provincial” (fs.283).
23)
No se hará lugar a los agravios. En primer
orden de ideas: i) la apelación sobre las costas de la
Provincia de Santa Fe no tiene carácter autónomo sino
que está supeditada a la procedencia de su recurso de
apelación (fs.283). Y como su recurso no prospera, se
debe mantener el criterio de las costas de la primera
instancia. Por lo demás, no hay otro agravio fundado
sobre el tema costas por la demandada que demuestre la
injusticia de la distribución ordenada por el juez;
54
ii) con relación a las quejas de la actora, no son
procedentes
porque
responsabilidad
también
es
sido
cierto
rechazados
(daño
ha
si
que
varios
de
el
atribuido
a
la
rubros
psico-físico
psicológico
bien
de
Rosa
parte
la
actora
S.
ha
que
visto
reclamados
Martínez
Martínez,
de
demandada,
indebidamente
Pablo
E.
juicio
y
daño
tienen
su
importancia), y fueron concedidos otros (daño moral
para el menor y daño patrimonial para su madre; además
del
juicio
de
accionada).
costas
a
la
responsabilidad
En
debe
ser
Provincia
relevante
este
del
plano
aplicada,
de
Santa
juicio
de
civil
la
mayor
como
Fe,
atribuido
lo
por
a
la
imposición
de
hizo
la
el juez,
incidencia
responsabilidad
y
la
procedencia de los rubros indicados (CCCRosario, Sala
I, Acuerdo nº 28-2003, Martínez c. Banco de Crédito
Argentino;
esta
misma
Sala
I,
Acuerdo
nº
167-2008,
Zapata c. Banco de Galicia; CCCR, Sala II, Archilla c.
Citibank S.A. Acuerdo nº 78-2002; Zavala de González,
Matilde, Resarcimiento de daños. El proceso de daños,
T.3-p.397, primera edición). Pero el rechazo de los
55
rubros señalados importa una derrota objetiva de la
actora
en
la
pretensión
deducida
por
las
partidas
señaladas que fueron declaradas improcedentes. No se
trata de un problema de montos o de estimación del
mismo
sino
de
varias
partidas
que
no
han
sido
reconocidas en el juicio resarcitorio y es allí donde
obtuvo parcial éxito la defensa de la demandada. Tal
éxito
debe
reflejarse
en
las
costas
de
acuerdo
al
art.252 del CPCC, norma aplicable y vigente, y que no
se ha pedido ni declarado su inconstitucionalidad para
este tipo de juicio. Similar criterio se observa en la
jurisprudencia
Acuerdo
nº
Argentino
local
28-2003,
S.A,
antes
de
Martínez
CCCR,
ahora
c.
Sala I,
(CCCR,
Banco
Acuerdo
de
Sala
Crédito
nº 167-2008,
Zapata c. Banco de Galicia; CCCR, Sala II, Achille
Citibank,
en
el
integrado
mismo
Resarcimiento
por
sentido:
de
c.
cinco vocales, nº 78-2002;
Zavala
daños,
I,
de
González,
T.3-p.397
y
sus
Matilde,
amplias
referencias doctrinarias y jurisprudenciales que cita
en la obra a la que cabe formular remisión por ser
compartidas
bajo
el
título
de
“distribución
56
proporcional de
las
costas”; también la misma autora
repite el tema en la nueva obra; El proceso de daños y
estrategias
Superior
defensivas,
Tribunal
de
Juris,
2007,
Justicia
de
p.606
a
Córdoba,
616;
Revista
Semanario Jurídico del 8 de Febrero de 1990; Suprema
Corte de la Nación, E.D. 134-853, entre otros). El
hecho
que
estemos
ante
un
juicio
resarcitorio
contractual, no quita que en un caso como el de autos
(donde hubo varios rubros reclamados rechazados), el
éxito
parcial
de
la
defensa
de
la
accionada
debe
encuadrarse en el art.252 del CPCC vigente, que no
hace
el
criterio
distingo
que
desalienta
se
los
que
propone
viene
la
actora.
propiciando,
reclamos
excesivos
es
y
Además
justo
obliga
el
porque
a
una
actitud prudencial del litigante sabiendo que el éxito
parcial (y no total), tendrá su repercusión en materia
de costas procesales, sin escudarse en impunidades. La
aplicación de este criterio en función de los éxitos
parciales,
aunque
se
perjuicios,
también
doctrinarios
al
trate
tiene
margen
de
de
el
los
juicios
apoyo
de
de
mencionados
daños
y
otros
(Loutay
57
Ranea, Roberto, Condena en costas en el proceso civil,
Astrea,
año
198,
p.138
a
139;
Chiappini,
Julio
O.
Costas y Honorarios, Panamericana, p.37 a 40; PeyranoChiappini,
Comentarios
Procesales,
Panamericana,
año
1986, T.2-p.99 a 106, reproducción de los autores de
la
nota
publicada
en
la
Revista
Juris
T.77-315,
titulada: En torno a una nueva solución pretoriana que
se aparta del régimen objetivo de la distribución de
las costas impuestas por el CPCC; Vázquez Ferreyra,
Roberto,
Las
costas
en
el
proceso
por
daños
y
perjuicios y la necesidad de establecer el monto del
reclamo, Instituto del Derecho del Seguro del Colegio
de
Abogados
de
Rosario,
nº
12
del
año
1994,
especialmente p.77 en adelante). No es menos relevante
la doctrina constitucional de la Corte de la Nación,
en
su
actual
integración,
que
ha
descalificado
el
criterio de imposición de costas en su totalidad a la
demandada, fijada atendiendo a que hay que abstraerse
de las reclamaciones que no hayan progresado, a la
negativa global de la demandada a las pretensiones y a
que la noción de vencido ha de establecerse sin tomar
58
en cuenta los valores aritméticos de las pretensiones
y
sus
resultados.
importan
original
Estos
desconocer
fue
criterios,
que
rechazada
parte
(algunos
para
de
la
rubros
la
Corte,
pretensión
o
partidas
fueron desestimados y otros reconocidos), y que por lo
tanto la actora resultó parcialmente vencida en tal
sentido,
tornándose
aplicable
el
art.71
del
CPCN
(equivalente a nuestro art.252 del CPCC), en función
de los éxitos parciales. Se revocó por arbitraria la
sentencia de la Cámara Nacional en lo Comercial que
había impuesto las costas íntegramente a la empresa
demandada en un juicio de responsabilidad por daños
contractuales (Fallos T.328-758 a 772, especialmente
el considerando nº 5 y su remisión al dictamen del
Procurador General de la Corte, causa “Sontag c. Banco
de Galicia”). Conforme los
teniendo
en
procesales
estrictamente
parámetros
indicados
y
cuenta que la distribución de las costas
no
debe
concretarse
matemáticas,
sino
sobre
más
pautas
bien
en
consideraciones jurídicas; y en caso de vencimientos
recíprocos y parciales las costas deben distribuirse
59
proporcionalmente
al
éxito
obtenido
por
cada
parte
(Alvarado Velloso, Adolfo, Estudio Jurisprudencial del
CPCC,
T.II-p.942;
Peyrano,
Jorge
W.,
Análisis
doctrinario y jurisprudencial del CPCC, T.I-p.781
en
adelante),
de
luce
justo
el
criterio
del
a-quo
imponer el 70% de las costas a la demandada y el 30% a
la actora.
24)
también
En cuanto a las costas de Alzada corresponde
aplicar
el
art.252
del
CPCC,
teniendo
en
cuenta que los planteos recursivos de ambas partes son
rechazados; y considerando la pareja entidad jurídica
de lo discutido en la segunda instancia luce razonable
y prudente que las costas de Alzada se distribuyan por
su orden.
Así voto.
Sobre la misma cuestión la señora vocal doctora
Serra,
dijo:
Que
coincide
con
lo
propuesto
por
el
señor vocal doctor Silvestri, y vota en consecuencia.
Concedida la palabra al señor vocal doctor Ariza,
dijo:
Que
hace
suyas
las
razones
expuestas
por
el
señor vocal doctor Silvestri y vota en idéntica forma.
60
A
la
tercera
Silvestri
recurso
dijo
de
cuestión
que
nulidad;
el
señor
corresponde:
b)
Rechazar
a)
vocal
doctor
Desestimar
sendos
recursos
el
de
apelación; c) Costas de Alzada por su orden. Regular
los honorarios de los profesionales actuantes en la
sede
en
el
50%
de
lo
que
cupiere
regular
en
la
instancia de origen.
Así me expido.
Sobre la misma cuestión, la señora vocal doctora
Serra, dijo: Que coincide con la resolución propuesta
por el señor vocal preopinante, y vota en la misma
forma.
Concedida la palabra al señor vocal doctor Ariza,
a esta cuestión dijo: Que concuerda con lo expresado
por el señor vocal preopinante y vota de la misma
manera.
En
mérito
a
los
fundamentos
del
Acuerdo
que
antecede, la Sala Primera de la Cámara de Apelación
Civil y Comercial de Rosario, RESUELVE: a) Desestimar
el recurso de nulidad; b) Rechazar sendos recursos de
apelación; c) Costas de Alzada por su orden. Regular
61
los honorarios de los profesionales actuantes en la
sede
en
el
50%
de
lo
que
cupiere
regular
en
la
instancia de origen. Insértese, hágase saber y bajen.
(Expte. Nro. 536/2008).
mm.
SILVESTRI
SERRA
ARIZA
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