1 Acuerdo N° 357 14 En la ciudad de Rosario, a los días del mes de Setiembre de dos mil diez, se reunieron en acuerdo los señores miembros de la Sala Primera de la Cámara de Apelación Civil y Comercial de Rosario, doctores Ricardo A. Silvestri, María Mercedes Serra y Ariel Carlos Ariza, para dictar sentencia en los autos “MARTÍNEZ, Rosa contra ESCUELA 658 y ots. sobre Daños y perjuicios” (Expte. Nro. 536/2008, venidos del Juzgado de Primera Instancia de Distrito Civil y Comercial 7ma. Nominación de Rosario. Realizado el estudio de la causa, se resolvió plantear las siguientes cuestiones: Primera: ¿Es nula la sentencia recurrida? Segunda: ¿Es justa la sentencia? Tercera: En su caso, ¿Qué resolución corresponde dictar? A la primera cuestión, el señor nulidad de fs.258 vocal doctor Silvestri, dijo: El recurso de mantenido en la detectan vicios sengunda o instancia; irregularidades no ha tampoco sido se procesales 2 declarables de oficio, por lo que se desestima la impugnación (arts.360 y 361 del CPCC). Sobre la misma cuestión, la señora vocal doctora Serra, a quien le correspondió votar en segundo lugar dijo: Que adhiere a los fundamentos expuestos por el señor vocal doctor Silvestri, y vota en el mismo sentido. Concedida la palabra al señor vocal doctor Ariza, a quien le correspondió votar en tercer término, y a esta cuestión dijo: Que coincide con lo manifestado por el señor vocal doctor Silvestri y vota en igual sentido. A la segunda cuestión, el señor vocal doctor Silvestri, dijo: 1. El sentenciante anterior hizo lugar parcialmente a la demanda y condenó a la Provincia de Santa Fe a pagar a la actora, en el término que fija, la suma de $ 8.000.-, más los intereses que establece; y distribuyendo las costas en un 70% a cargo de la demandada y en 30% restante a la accionante (fs.242 a 253). Ambas partes apelaron: la actora a fs.255, de 3 modo parcial; la demandada a fs.258. En la Cámara, expresó agravios la demandante a fs.271 a 275; contestados por la Provincia de Santa Fe, que al mismo tiempo expresó los propios a fs.277 a 283 vta. Finalmente fue oída nuevamente la primera a fs.287 a 289 vta. Se denegó la apertura de la causa a prueba en la Alzada, peticionada por la actora, según provindencia de fs.290. Tal criterio denegatorio fue mantenido por el Cuerpo a fs.300 a 302 vta., por no darse los requisitos del art.369 del CPCC. En la Sala dictaminó la Defensora General de Cámara a fs.291 en defensa de los intereses del menor de edad Pablo Samuel Martínez. 2) El presente caso refiere a una demanda en la que la parte actora postula se condene a la demandada al pago de una suma de dinero en concepto de daños y perjuicios, que describe, como consecuencia de un accidente producido en el establecimiento educacional de la demandada del que resultó víctima el menor Pablo Samuel Martínez. La actora le atribuye a la accionada resposabilidad en los términos del art.1117 del CC, 4 con la reforma de la ley 24.830, sosteniendo que pesaba sobre ella el deber de seguridad o de garantía consistente en que los alumanos deben retirarse sanos y salvos del establecimiento, e imputa que tal deber no ha sido cumplido en la especie (fs.61 a 67 vta.). La demandada en su responde de demanda de fs.79 a 81 vta. ensaya cuestionó dos la argumentos legitimación defensivos: activa de por Rosa un lado Etelvina Martínez para reclamar daño moral y daños psico-físico que dice padecidos por su hijo Pabo S. Martínez. Sobre el particular sostuvo la demandada que la actora no especificó en el escrito de demanda que lo hacía en representación habría de demandado su por hijo menor derecho de propio, edad, lo sino que que impide pretender el resarcimiento por los rubros indicados ya que se trataría de una damnificada indirecta; y por el otro, la segunda línea argumental defensiva residió en ensayar una cerrada negativa del hecho en sí mismo y de las brindar lesiones mayores afirmadas en explicaciones motivan la presente causa. la demanda, sobre los pero cin hechos que 5 3) El juzgador, en un prolijo trabajo jurídico aplicando la normativa vigente con ajuste a las constancias de la causa, analizó en primer orden la cuestión de la legitimación de la actora y con amplitud de argumentos jurídicos terminó por rechazar las objeciones de la demandada (punto 2 del veredicto, a fs.245 vta. a 247). Luego de efectuar algunas precisiones acerca del desarrollo procesal de la causa que consideró normal y regular, es decir sin vicios procesales; pasó a considerar el hecho en sí mismo (la caída del menor en el establecimiento, por empujón, choque o cruce), la lesión o fractura sufrida en su brazo izquierdo hospitalaria y que la determinó realización su de internación intervenciones quirúrgicas (este hecho en sí mismo ya no se debate en autos luego de producida la prueba; punto 4 del veredicto, de fs.248 a 249). Teniendo por probado el hecho y la legitimación para reclamar, se adentró al juicio de responsabilidad función del art.1117 24.830, concluyendo del en civil CC, forma de la demandada reformado afirmativa por en la ley sobre tal 6 cuestión, sin que la accionada hubiere demostrado eximiente alguna (punto 5 del fallo; fs.249 a 250). Finalmente, analiza los daños reclamados y su cuantificación, condenando sólo por daño moral y por daño patrimonial, rechazando el resto del reclamo (punto 6 del veredicto; fs.250 a 253); y distribuyó las costas (punto 7). 4) del La actora se agravia por el no resarcimiento invocado daño físico sufrido por Pablo Samuel Martínez y el daño psicológico que dice sufrido por el menor y su madre, Rosa Etelvina Martínez. También se queja por el monto por daño patrimonial que considera bajo y finalmente por la distribución de las costas procesales, postulando que se impongan totalmente a la demandada. La Provincia de Santa Fe se agravia del contenido del veredicto y reitera en la Alzada que Rosa Etelvina Martínez demandó por derecho propio a su parte y no en representación de su hijo menor, por lo que según su parecer carece de legitimación activa para acceder a una idemnización como la peticionada (si bien el fallo denegó la concesión de los rubros 7 por daño físico y psicológico, como hizo lugar al daño moral, ésta interpretó le causa agravio). indebidamente el Indica escrito de que el juez demanda de fs.61 a 66 vta., ya que del análisis literal del mismo no tiene dudas que la acción fue promovida por E. Martínez por representación su del propio hijo menor derecho y si y hubo Rosa no en error, confusión o negligencia en las letradas que redactaron la demanda no es cuestión de la demandada ya que se habría cercenado la garantía de la defensa en juicio. Señada que el magistrado por aplicación del iura novit curiae pretendió una reconducción de la postulación, lo debió hacer en el desarrollo del proceso, con la sustanciación a la demandada, y no en la sentencia. Afirma que la interpretación del escrito postulatorio debió ser sometido contraponiéndolo con a un otros análisis escritos contextual, del proceso provenientes de la misma parte. En tal sentido, aduce, luego de que la Provincia de Santa Fe respondió a la demanda alegando dicha cuestión, la actora hizo una presentación a fs.89 expresando que “se ha omitido en 8 el escrito Etelvina de inicio Martínez reiterar actúa por que derecho la Sra. propio Rosa y en representación -por el régimen de la patria potestadde su hijo menor de edad Pablo Samuel Martínez”. Considera que tal escrito de fs.89 como una variación o empliación de la demanda por fuera de los términos del art.135 del CPCC, siendo que su parte efectuó el responde sobre la base de los hechos afirmados a fs.61 a 66 vta., razón por la cual el a-quo no pudo avalar jurídicamente una conducta que rompió el orden legal de los actos procesales, sin que se le haya corrido traslado. Reitera que medió una ampliación de la demanda a fs.89, sin estar consentida por su parte. Agrega que la falencia de la falta de legitimación activa también se trasunta del texto del poder de fs.1 del juicio de pobreza, N° 1.645-2002, y de la sentencia de fs.48 del citado expediente en el que se vislumbra que el beneficio fue concedido sólo a Rosa Etelvina Martínez (en un pedido de aclaratoria de fs.59 se intertó introducir en el beneficio de pobreza al menor pero el a-quo rechazó la aclaratoria a 9 fs.61). Finalmente, expone que el juez no exigió al menor que actuara por derecho propio y con patrocinio de letrado “atento haber alcanzado la mayoría de edad” (fs.6 del proceso de pobreza), ni el cumplimiento de las obligaciones fiscales por los sellados adeudados por él, todo ello en la inteligencia de que el a-quo no consideró que Pablo Samuel Martínez accionó por daños y perjuicios, sino únicamente lo hizo su madre en su propio nombre. Menciona que se ha reconocido el acceso a la justicia a la parte actora pero su parte no debe hacerse “inadecuada o cargo de negligente”, una asistencia siendo éste un técnica problema contractual entre la actora y las apoderadas. Imputa al juez haber violado el principio de congruencia, con afectación a su defensa en juicio y haber obrado con error con el argumento de la intervención de la Defensora General, “ya que no es válido puesto que ninguna 5) comenzar Defensora intervino en la causa de autos”. Por razones de metodología expositiva se debe con el análisis de los agravios de la Provincia de Santa Fe (al postular la revocación del 10 fallo de la primera instancia). Más allá del esfuerzo argumental de su defensor en la expresión de agravios en la defensa de los intereses de la accionada, del análisis de las constancias de la causa y del veredicto anterior, se debe arribar a la conclusión que las quejas deben rechazarse. 6) Es que lo ha manifestado, con ajuste a derecho, el sentenciante, a fs.245 vta., punto 2), en orden a que se debe reconocer que el escrito inicial de fs.61 a 66, no tiene la aclaración expresa de que la demanda Etelvina se incoaba Martínez y en por propio derecho representación del de Rosa menor de edad e hijo, Pablo Samuel Martínez, sin perjuicio de que a fs.89 se presentó un escrito aclaratorio una vez advertida por la contestación de la demanda. En efecto, la actora presentó una mera manifestación con sentido de aclaración al sostener que “conforme surge del Reclamo Administrativo Previo y Pronto Despacho, a fs.9 nº 658 a 14 de los autos Martínez, Rosa E. c. Escuela y otros s. Declaratoria de Pobreza”, causa nº 1.645-2002, que corren por cuerda al presente, y 11 que en original se acompañan para ser glosados a estos autos en 6 fojas; la Sra. Rosa Etelvina Martínez se presentó por propio derecho y en representación -por el régimen de la patria potestad- de su hijo menor de edad Pablo Samuel Martínez. Que se ha omitido en el escrito de inicio reiterar que la Sra. Rosa Etelvina Martínez, actúa por derecho propio y en representación -por el régimen de la patria potestad- de su hijo menor de edad Pablo S. Martínez” y pide “se tenga presente lo manifestado”. Dicho escrito, en modo alguno, puede considerarse, ni nunca se lo consideró, una ampliación de la demanda (art.135 del CPCC); fue una sola manifestación o aclaración sobre el punto que mereció un decreto de fs.89 vta.: “téngase presente lo manifestado y agréguense las constancias acompañadas”. Providencia que nunca fue impugnada por la demandada en el curso del proceso (fs.89 vta., 90, 91, 92, 92 vta. y s.s.). De todos modos, y a mayor exposición, el juez no ha fundado su razonamiento en dicho escrito aclaratorio de fs.89 y vta., el que bien puede ser dejado de lado sin que se altere la suerte de la 12 litis, toda vez que la construcción argumental del judicante ha pasado por la adecuada interpretación que ha realizado del tenor del escrito de demanda de fs.61 a 66 para rechazar la defensa de falta de legitimación activa. Y en ese plano de análisis, el magistrado a fs.245 vta. demuestra, con toda lógica jurídica, que sólo del ha mediado escrito un error postulatorio, material o de redacción elaborado con una cierta defectuosa técnica expositiva, pero que en el fondo le ha permitido concluir, sin error, que la demanda se instauraba por derecho propio y en representación de los intereses del menor de edad. Así luego de que la actora hiciera referencia al accidente sufrido por el menor en el interior del establecimiento educativo, su internación por intervenciones una fractura quirúrgicas, en relata un brazo, y la atribución las de responsabilidad a la demandada teniendo en cuenta “la causación o alumno”, la la experimentación “minoridad del de un alumno daño por dañado”, un “la producción del hecho lesivo cuando el alumno agente o víctima se encontraba bajo el control de la autoridad” 13 (fs.61, punto III y 62, punto IV a fs.63 vta.); seguidamente, la actora a partir de fs.63 vta. a 65 vta., describe y reclama, desde su perspectiva, los daños que dice sufridos (físico, moral, psicológico, patrimonial). Del tenor del texto de demanda, en la parte pretinente, se extrae, con lógica jurídica, que el reclamo lo hace la madre del menor por derecho propio y en representación del hijo menor de edad, y así puede leerse a fs.63 vta., 64 a 65, que la accionante afirma que “en razón de lo ocurrido, Pablo Samuel Martínez sufrió daños de consideración, tanto de índole naturaleza manifiesta físico, moral, patrimonial”; nuestra psicológico, agregando mandante su hijo que como de “según presenta una deformación importante del codo, en tres dedos y se nota levemente que el brazo izquierdo es más corto que el derecho”. Concluye que “debido al accidente sufrido, Pablo Samuel Martínez ha padecido un estado de shock emocional, lo que le ha ocasionado continuas pesadillas, además por lo doloroso de la situación también la madre -nuestra mandante debió someterse a 14 tratamiento psicológico”. En suma, se describen los supuestos daños sufridos por la persona del menor Pablo Samuel Martínez, se reclama por el aducido daño físico, y se expone a fs.64 “asimismo se reclama por el agravio moral sufrido por Pablo Samuel Martínez” (punto V.2, primer párrafo), y por el alegado daño psicológico del citado menor (V.3, fs.64 vta.), sin perjuicio de adicionar que el daño psicológico también lo reclama por derecho propio, Rosa E. Martínez al afirmar índole que debió (fs.64 someterse vta., V.3, a tratamiento tercer párrafo). de esa También demanda por derecho propio Rosa E. Martinez por los daños patrimoniales de fs.65 (punto V.4) derivado de los gastos de internación, medicamentos, descartables, etc. Finalmente, se debe concluir que, del análisis integral, contextual, y global del escrito de demanda de fs.61 a 66, sin fragmentaciones, ni sin incurrir en una interpretación formulista o con ritualismo excesivo (es decir, sin incurrir en arbitrariedad), la actora Rosa E. Martínez, por apoderadas, ha reclamado o demandado por derecho propio y en representación del 15 menor de edad Pablo Samuel Martínez, más allá de alguna falencia técnica del escrito aludido. Bien lo ha juzgado el magistrado anterior que interpretar lo contrario, en función de la omisión del escrito, implicaría la consagración de un nítido supuesto de excesivo rigor formal o exceso ritual manifiesto, con grave afectación de un servicio adecuado de justicia, ya que por toda evidencia, de los propios rubros indemnizatorios reclamados, se alude a los daños que dice sufridos por el menor (no pretendidos por derecho propio por su madre) y ciertos otros daños alegados por Rosa E. Martínez, en su persona, obrando por derecho propio. 7) Adicionalmente, corresponde concretar otras consideraciones: i) es totalmente cierto lo fundado por el refuerza juez en cuanto a poco de a que “esa advertir que conclusión la se Defensora interviniente, ejerciendo la representación promiscua que le atribuye el art.59 del Código Civil y normas pertinentes de la Ley Orgánica del Poder Judicial, adhirió, naturalmente en el ámbito de su competencia, 16 a los términos de la demanda; pretensión ésta que quedaría vacia de contenido de interpretarse que la demanda no ha sido entablada también en representación del menor” apelante (fs.246, expresó a segundo párrafo). fs.283, primer La demandada párrafo, de la expresión de agravios que el argumento del a-quo no era válido porque “que ninguna Defensora intervino en la causa de autos”. El argumento apelatorio no se hace cargo de que a fs.68 vta. la Defensora General, en la defensa de los intereses del menor Martínez, adhiere en todos sus términos a la demanda de daños y perjuicios de fs.61 a 66 (siendo por ello acertado la justificación del juzgador). Sin perjuicio de ello, en la Cámara también ratifica dicha postura la Defensora de Cámara en su dictamen de fs.291 (en la defensa de los derechos de Pablo Samuel Martínez); ii) tampoco es un agravio audible la afirmación de la demandada a fs.281 vta. in fine a 282 respecto de que no se habría exigido a Pablo propio o con S. Martínez patrocinio que actúe letrado por “atento derecho haber alcanzado la mayoría de edad”. La compulsa del acta de 17 nacimiento de fs.6 del expediente Nº 1.645-2002 (declaratoria de pobreza), demuestra que Pablo Samuel Martínez nació el 6 de Mayo de 1994, por lo que no ha alcanzado la mayoría de edad; iii) no tiene entidad la queja relativa a la aclaración de fs.89 (formulada por la actora) y que su ponderación violó la defensa en juicio de su parte. Ya se ha expuesto que dicho escrito no tiene relevancia para la correcta decisión de la causa (al extremo que el juez sentenciante no se basó en ella para rechazar la defensa de falta de legitimación activa interpuesta por la Provincia de Santa Fe). De todos modos, fue una mera aclaración y no una ampliación de demanda, el decreto dictado por el juez a fs.89 vta., fue consentido por la accionada; y el argumento defensivo de la demandada (cuestionando la legitimación debidamente, con activa una de la actora) adecuada fue repelido, interpretación del escrito de demanda de fs.61 a 66, sin que haya tenido incidencia alguna para la causa el escrito meramente aclaratorio de fs.89 (que al no ser una ampliación de demanda o variación de la misma, tampoco ameritaba un 18 traslado a Provincia la de demandada); Santa Fe, a iv) por fs.79 a otra 81 parte, vta., en la su responde de demanda, ensayó dos líneas de defensa en juicio: en primer lugar cuestionó la legitimación activa de Rosa Etelvina Martínez para reclamar por el daño moral y los daños psico-físicos que dice padecidos por el hijo; y en segundo lugar, expuso una cerrada negativa sufridos por del el responsabilidad hecho ilícito, y E. menor civil. Rosa de los Martínez, Especialmente a daños de fs.79 la vta. expuso que “negaba que el niño Pablo Samuel Martínez haya sufrido psicológico daño alguno patrimonial, como físico, consecuencia del moral, alegado accidente ocurrido el 28 de Noviembre de 2001 en la Escuela nº 658 de Rosario” y también negó “que la lesión física también negó del que menor sea cierta”, así “Pablo S. Martínez haya como que sufrido padecimientos que la accionante detalla en el ítem V.2 daño moral”. Finalmente también negó que Rosa E. Martínez y/o su hijo Pablo S. Martínez, “sufran y/o hayan sufrido daño psicológico alguno o que los mismos 19 sean imputables a mi parte, y que se encuentren bajo tratamiento psicológico”; procedencia del reclamo de por igual modo daño negó patrimonial la por ciertos gastos incurrido por la accionante (fs.79 vta. a 80, números 6, 7, 8, 9, 10). Esto permite concluir razonablemente que la misma Provincia de Santa Fe, al defenderse de la pretesión, si bien alegó la falta de legitimación activa de la actora, en un segundo nivel defensivo estructuró toda su defensa partiendo de la base de que el reclamo, en realidad, abarcaba a Rosa E. Martínez, por derecho propio, y actuando, además, en representación Ninguna del afectación a menor la Pablo defensa Samuel en Martinez. juicio se ha producido en la causa; v) más aún, carece de entidad el agravio de la demandada si se repara que luego de producida la prueba en el proceso en primera instancia, al alegar, ya no se cuestiona la existencia del hecho, menor, la dentro lesión del responsabilidad ninguna eximente o fractura establecimiento civil de del sufrida escolar, Estado, responsabilidad. y no por que el hay concurre Incluso en la 20 Cámara el Estado procedencia de Provincial los daños tampoco (moral cuestiona y la patrimonial reconocidos por el juez)[fs.237 a 241; fs.242 a 253; 277 a 283 vta.]. Por lo que de seguirse el criterio de la demandada sentencia, apelante, para que la consistente madre del en menor revocar la inicie una nueva demanda en su representación, dejando constancia expresamente que lo hace “en representación del hijo menor de edad”, importaría un exceso ritual manifiesto incompatible con el adecuado servicio de justicia (más todavía cuando actualmente la Provincia, se reitera, no se agravia ni cuestiona el hecho, la responsabilidad civil, los daños reconocidos a favor del menor por el juez sentenciante, ni los montos fijados, intereses y costas). 8) En este contexto cobra particular relevancia la doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Santa Fe, en oportunidad de dicidir una cuestión que en línea generales, guarda analogía con el caso de autos, aunque el debate giró en torno de la personería (fallo correspondiente a la causa Guzmán, 21 Acuerdos y Sentencias, T.155-421, acertada y fielmente transcripto por el juzgador). La Sala no debe soslayar tan importante leading-case repercusión de relevancia institucional Alto su Tribunal doctrina que provincial aplicable del “es a mismo). Ha deber (por autos la y dicho insoslayable la el de tutelar el acceso a la jurisdicción, derribando vallas irrazonables que por su asistencia técnica inadecuada o negligente llegan a colocar al justiciable en una situación de auténtico desamparo. Sabido es que los incapaces procesales absolutos carecen de toda aptitud para actuar por sí mismos y válidamente en un proceso debiendo hacerlo en su lugar los representantes necesarios a que refiere el art.57 del Código Civil. Así, los padres en ejercicio de la patria potestad son los representantes legales de sus hijos menores (art.57, inciso 2º, del CC). Consecuentemente con este principio, el artículo 274 del citado cuerpo legal los considera representantes judiciales y extrajudiciales del menor en los siguientes términos: “los padres, sin intervención alguna de sus hijos menores, pueden estar 22 en y en juicio a por nombre los ellos de ellos límites de como actores celebrar su o demandados, cualquier administración contrato señalados en este Código”. Se trata, pues, de una representación necesaria y universal. Necesaria porque los padres que ejercen la patria potestad no podrían renunciar a asumirla, y porque el menor está sujeto forzosamente a ella. Y universal porque, en principio, se extiende a todos los actos de la vida del hijo, trátese de asuntos judiciales, extrajudiciales o administrativos, y de las relaciones patrimoniales o extrapatrimoniales (Belluscio, Augusto César, Manual de Derecho de Familia, T.II-p.310, Depalma, año 1989; en idéntico sentido, Zannoni, Eduardo T.2-p.729 a 731, recordar que el ejecutar personalmente Astrea, derecho A. año de todos Derecho de Familia, 1993). También postulación los actos (el cabe poder procesales inherentes a la calidad de parte) se encuentra harto limitado en nuestro ordenamiento jurídico. En efecto: el art.31 del CPCC dispone la obligatoriedad de que aquella se haga representar en juicio (salvo que se 23 actúe bajo la dirección de un letrado o que éste actúe en causa propia). Esta “obligatoriedad” de la representación procesal se funda en la conveniencia de desplazar profesionales el derecho especializados, intrínsecas del de que intervención el cumplimiento la proceso de extraordinariamente judicial. de Por y de los el supuesto, postulación dadas en las la de ejercicio esta dificultades circunstancia personas actos hacia técnicas parte de facilita la limitación en no función atenta contra el derecho de defensa: se trata, simplemente, de asegurar al justiciable una correcta dirección de su litigio por parte de quien -se supone- cuenta con los medios técnicos y el conocimiento adecuado para asumir la defensa de sus intereses (ver al respecto, Guasp, Jaime, Derecho Procesal Prieto Castro, Derecho Procesal Tratándose de personas Civil, Civil, físicas T.I-p.189; T.I-p.307). procesalmente incapaces, el derecho de postulación corresponde a sus representantes legales. Estos, a su vez, puede delegar el ejercicio del poder postulatorio en representante 24 convencionales. el rol de Escindir en la persona de la actora cónyuge del occiso del de madre de los menores en el respectivo acto de otorgamiento de la procura importa funciones negar, relevantes en de los la hechos, patria una de las potestad: la representación jurídica de los hijos menores. Siendo que, precisamente, la llevada a cabo en el ámbito judicial constituye uno de los aspectos en que aquella se desenvuelve (iniciar la promoción de un proceso, intervenir debiendo en él y seguirse la cumplir todo tradicional acto procesal), jurisprudencia del más Alto Tribunal de la Nación respecto de que el proceso civil no puede ser conducido en términos estrictamente formales. No se trata ciertamente del cumplimiento de ritos caprichosos, sino del desarrollo de procedimientos destinados al establecimiento de la verdad jurídica objetiva que es su norte” (causa Guzmán, Jorge A. y otros c. Pérez, Jorge R. y la Unión Santafecina; Acuerdos y Sentencias, T.155-421 a 428, del 19 de Mayo de 1999). En la misma línea de análisis se ha expedido la Corte de la Nación (causa De la Cruz 25 Aquino, E.D. 100-183, con nota aprobatoria de Pedro J. Bertolino, Para una doctrina de la interpretación de los escritos judiciales). 9) Del mismo modo, se ha expedido la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Santa Fe, con el voto del Dr. Roberto O. Falistocco, en la causa Battaglia c. Chevrocor, del 7 de Diciembre de 2005 (publicado en La Ley Litoral 2006, Junio 1º, p.654). Ha dicho que “por lo demás, cabe señalar que este Cuerpo -con juzgar la integración causa parcialmente “Guzmán” (Acuerdos distintay al Sentencias, T.155-421) en que se señaló que sabido es que los incapaces procesales absolutos carecen de toda aptitud para actuar por sí mismos y válidamente en un proceso, debiendo hacerlo en su lugar los representantes necesarios a que refiere el art.57 del C.Civil. Así los padres en ejercicio de la patria potestad son los representantes legales de sus hijos menores (art.57, inciso 2º, del CC). Consecuentemente con este principio, el art.274 del citado cuerpo legal los considera representantes judiciales y extrajudiciales 26 del menor, en los siguientes términos: “los padres, sin intervención alguna de sus hijos menores, pueden estar en juicio por ellos como actores o demandados, y a nombre de ellos celebrar cualquier contrato en los límites de su administración señalados en este Código. Se trata, pues, de una representación necesaria y universal. Necesaria porque los padres que ejercen la patria potestad no porque el está hijo podrán renunciar sujeto a asumirla, forzosamente a ella. y Y universal porque, en principio, se extiende a todos los actos de la vida del hijo, trátase de asuntos judiciales, las relaciones Tratándose incapaces, a sus pueden en extrajudiciales patrimoniales de el derecho el representantes jurisprudencial, se de administrativos, o personas representantes delegar o procesalmente postulación legales. corresponde Estos, a su vez, del poder postulatorio convencionales. ha de extrapatrimoniales. físicas ejercicio y sostenido que Asimismo, aún cuando vía el progenitor accionara sin invocar la representación del hijo, se ha entendido que existe legitimación de obrar 27 en representación del mismo; conf. Causa Laitano, CC0201 LP, B 85632 RSI 15297 I 9497; Arena del Prado, Cámara Nacional en lo Civil, Sala J, del 17 de Diciembre de 1998, sent. C. J079940)”. 10) Es preciso destacar que la representación de los hijos por parte de sus padres, en ejercicio de la patria potestad, posee como elementos identificadores, siendo universal y necesaria. Por ello, no se puede impedir la misma so pena de limitarla, exigiendo que sea expresada en forma y términos sacramentales, en tanto que sin duda se debe dar prioridad a la defensa de los derechos del menor, tutelado y protegido hoy no solo por la normativa nacional sino por la internacional, con especial referencia a la Convención Internacional de los Derechos del Niño, que ha sido elevada a rango constitucional a partir de la reforma de la Constitución Nacional y la incorporación a ella de los Tratados Internacionales de Derechos Humanos. Por ello, se ha sostenido que “aunque el padre o la madre se haya presentado al juicio por derecho propio, reclamando daños ocasionados a sus hijos menores, 28 habiendo nace acreditado la patria debidamente potestad el vínculo que del ejerce, que aquella circunstancia no obsta a la viabilidad del reclamo, y el ejercicio de la acción resarcitoria, pues dicha representación no necesita ser expresada en términos sacramentales por ser legal y necesaria conforme lo disponen los arts.264 y 274 del CC” (cfr. Cámara Civil y Comercial de Formosa, causa Cabrera c. Matorras, Revista de la Responsabilidad Civil y Seguros, T.2010II-68; CCC, Litoral Paraná, 1998-II-85; Entre Rios, CCCRosario, Sala Sala II, I, La Ley Atencio c. Vitantonio, J.A. 1961-I.405; C.N.Civil, Sala J, Zainún c. Juárez, Jorge La Ley Gowland, 1991-C.107, Patria con potestad. nota de Alberto Responsabilidad del menor adulto representado por sus padres). 11) En concreto: todo escrito judicial debe ser interpretado en ritualismo formulismo, vicio. La o vinculación con para no la doctrina incurrir en del éste interpretación de los escritos judiciales de parte no es más los actos procesales. que Pero una no interpretación debe confundirse de la 29 voluntad externa o declarada con la literal del escrito porque ello suprimiría al juez toda facultad de interpretación de los actos jurídicos procesales, pero para conocer la verdadera voluntad declarada debe interpretarse el acto procesal en su realidad y evitar que los errores en el uso de los términos o en la redacción del intención del escrito autor. prevalezcan Se debe sobre adoptar la un real criterio interpretativo amplio o extensivo, ello significa que si existe discordancia entre un elemento literal o gramatical y el histórico (es decir, la voluntad de quien suscribe el escrito) se debe llegar a la conclusión de que el emisor del acto dijo menos o lo dijo menos perfectamente que lo que quiso decir, y debe estarse histórico con preferencia (Bertolino, Pedro al susodicho J. El elemento exceso ritual manifiesto, segunda edición, Platense, p.184 a 185; Devis Derecho Echandia, Procesal Hernando, Civil, Nociones Aguilar, generales Madrid, año de 1966, p.454 a 456). Ya ha advertido Morello que los jueces deben evitar interpretaciones rigoristas y formales de 30 los escritos judiciales, que por ser tan cerrada y rígida, terminan por cancelar la idoneidad que en sí tienen o potencialmente parte, a los que se pueden tener asfixia y los actos de deja inoperantes sin que puedan cumplir su cometido (Morello, Augusto M. El exceso ritual manifiesto y la doctrina de la sentencia arbitraria. Cuestiones procesales de derecho comparado español-argentino, Platense, 1987, passim). No medió, pues, ninguna afectación año de la garantía de la defensa en juicio a la demandada, por el contrario ésta ejerció plenamente su derecho de defensa, por lo que tampoco el juez ha violentado el principio de igualdad, ni se inclinó a favor de una parte. Por el contrario, el veredicto, analizando al agravio de la Provincia de Santa Fe, luce conforme al derecho vigente y con ajuste a las constancias comprobadas de la causa, ni tampoco incurrió en vicio alguno de cuestiones incongruencia planteadas por ya que las decidió partes todas dentro de las los límites de la litiscontestación (arts.243 del CPCC). Además, por todo lo antes expuesto, carece de toda 31 relevancia para alterar la suerte del recurso el hecho de que la declaratoria de pobreza haya sido otorgada solamente a Rosa E. Martínez, y no al menor o que a éste no se le haya exigido el pago del sellado, por ser cuestiones superadas por los argumentos que se viene exponiendo en punto a la interpretación del acto procesal de antecedentes la demandada judiciales de de la fs.61 Corte a 66 y Suprema los de Justicia de la Nación y de la Provincia de Santa Fe, entre otros varios que fueron mencionados. Lo mismo cabe decir del poder especial de fs.1 del expediente de pobreza n° 1645-2002, en punto a que fue extendida para que las letradas actuén en representación de la poderdante en su propio nombre y no como representante del menor (la cuestión no tiene entidad alguna ante la doctrina de la Corte de la Provincia de Santa Fe, causa Guzmán, Acuerdos y Sentencias, T.155-421 y el fallo de la Corte de la Nación De la Cruz Aquino, E.D. 100-183, ya mencionadas a lo largo del acuerdo y a los cuales cabe hacer remisión; adicionalmente, tampoco la demandada interpuso ninguna excepción de falta de 32 personería; es decir, es inadmisible este argumento expuesto por la accionada en que la actora ha otorgado poder en el cual no se especifica que el mismo es otorgado en representación legal del menor ya que los padres pueden especificar que circunstancia otorgar poder lo en esta hacen ultima sin necesidad interés que de queda Morello y otros, hijos, implícitamente entendida: C.C.C.Paraná, Entre Ríos, La 1998-2-85; los de Códigos Ley Litoral Procesales Comentados, T.II-A.894; C.N.Civil, La Ley 1976-C.433; CCC, San Martín, E.D. 19-954; que es la misma doctrina que surge de Guzmán y otros c. Pérez y otros de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Santa Fe, Acuerdos y Sentencias, T.155-421 a 428). 12) Se ha dicho por la doctrina constitucional que la doctrina de la verdad jurídico objetiva es una variante del principio del exceso ritual manifiesto, cuyos puntos básicos son: a) debe prevalecer en el proceso la búsqueda de la verdad jurídica objetiva, como exigencia garantizado por de el un adecuado artículo 18 servicio de la de justicia Constitución 33 Nacional (BERTOLINO, Pedro J., La verdad jurídica objetiva, p.65, y la nota del mismo autor La renuncia consciente a la verdad jurídico objetiva y su incompatibilidad con el adecuado servicio de justicia, ED 99-660; MORELLO, Augusto Mario, El exceso ritual manifiesto como obstáculo jurídico objetiva, eficacia del en proceso, al Recurso T.III, acceso a la verdad extraordinario p.939); b) no y la siendo derivación razonada del derecho vigente una sentencia que importe jurídico una renuncia objetiva (Corte consciente de la a la verdad Nación, Fallos, 310:3456, 310:709, 247:176, 288:55, 307:1984, 261:322, 240:99, el 305:944, juez debe entre preservar otros muchos). Por lo tanto, y establecer dicha verdad material, real o sustancial y no puede renunciar a ella, según surja de lo actuado, al sentenciar. El más Alto Tribunal de la Nación ha hecho aplicación reiterada objetiva de en arbitrariedad un la el de apartamiento doctrina de la verdad cuadrante de la doctrina jurídica de la sentencias cuando éstas importaron voluntario de la consideración de 34 datos de hecho o de derecho, que apareciendo patentes, resultan esenciales para la adecuada resolución de los casos judiciales (Fallos, 292:418, 292:485, 238:550, 302:1611, 300:857, 303:1150, 303:1535, 303:1908, 303:1646, 302:674, 300:1143, 302:176, 300:414, 301:922, 302:416, 300:1192, 302:321, 302:431, 304:1002, 268:71, 262:459, 301:74, 301:725, 301:750, 302:131, 302:1430, 304:1740, 304:709, 306:142, 307:1430, entre otros muchos; de igual modo la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Santa Fe, A y S, 139-22, 98-92, 191-20, 101-211, 98-111, 159-494, 160-259, 101-300; Zeus 83-J-316, 65-J-198, entre otros muchos). Resulta oportuno recordar que es deber funcional de los jueces ordinarios respetar el valor intrínseco de los fallos doctrina del de la Corte, ya sea por la sometimiento simple, o del deber moral de seguimiento, o del sometimiento condicionado como deber institucional; y aquéllos deben adecuar sus decisiones a los antecedentes del Alto Tribunal por razones de seguridad jurídica, como de respeto a la 35 Corte Suprema de Justicia de la Nación (y de la Provincia de Santa Fe), o de economía procesal (cfr. los diversos criterios 253:253, 255:119, 212:253, 212:253, 10 de en 12:152, Septiembre Fallos, 183:76, 247:700, 235:662, 212:59, 212:160, 192:414; CCCRosario, de voto 1979, del Pleno, Dr. del Alvarado Velloso, citando a Iván Cullen, sobre el sometimiento incondicionado cuando actuado tribunal como la Corte de la institucional Nación ha mediante el recurso extraordinario, Juris 60-190; SAGÜÉS, Néstor P., Eficacia vinculante o no vinculante de la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, ED 93-891). Asimismo, la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Santa Fe ha establecido que es arbitraria o inmotivada la sentencia que incursiona en apartamiento de los precedentes de la Corte sin aportar nuevos argumentos que justifiquen modificar la posición adoptada por el Tribunal. Ha afirmado que los jueces inferiores tienen el deber de conformar “toda vez sus que decisiones por a los disposición fallos de de Constitución la la Corte 36 Nacional y la correspondiente ley reglamentaria, la Corte Suprema tiene la autoridad definitiva para la justicia de la República (art.100 de la CN; art.14 de la ley 48; A y S, 165-226, 119-119, 123-272, 139-22, 112-334, 161-38, 187-171, entre otros varios). Corresponde el rechazo del recurso de apelación de la demandada. 13) No media un agravio concreto y autónomo de la demandada sobre la procedencia y montos fijados por el sentenciante sobre el daño moral y daño patrimonial (fs.251 a 253, puntos 6.3 y 6.4 del veredicto), por lo que se debe aplicar el art.365 del CPCC y firme a sus respectos tales razonamientos judiciales. 14) Corresponde, de seguido, el análisis de los agravios de la actora apelante. En primer lugar por el rechazo del reclamo por daño físico-psicológico sufrido por Pablo Samuel Martínez y por daño psicológico de Rosa E. Martínez. La queja se centra en que el sentenciante rechazó los rubros indicados aunque consideró que el evento dañoso ocurrió, en lo que cree ver una contradicción. Agrega que el 37 magistrado fs.151 describió a atención 193, donde médica, la se historia encuentran padecimiento físico, clínica de expresados la intervención quirúrgica, las secuelas por las que debió pasar Pablo Samuel Martínez. Se agravia por la no valoración de la documental aportada desvirtuada por la por su demandada parte en y el que no fuera responde. Luego aduce que ofreció la prueba pericial correspondiente pero que no fueron proveídas, por lo que las mismas no pudieron llevarse a cabo. También alude a que no se tuvo a al en 58, cuenta que el informe demostraría sentenciante no del Dr. Grand, a fs.57 el daño reclamado. Enrostra haber dictado medidas para mejor proveer previo al dictado de la sentencia. En resumen: critica al juez por no haber considerado las pruebas de fs.55 a 60 y 151 a 193, no haber proveído en formas las pruebas periciales y no haber hecho uso de las medidas para mejor proveer. 15) La crítica no se hace cargo, en modo alguno, de los extensos fundamentos y buenas razones brindadas por el juzgador (fs.250 a 251, punto 6, 6.1 y 6.2 del 38 veredicto). Bien ha dicho éste, con cita de calificada doctrina, recordar que que “en no materia todo de ataque incapacidad, contra la cabe integridad física o la salud de una persona genera incapacidad sobreviniente. la A subsistencia tal de efecto secuelas es menester demostrar que el tratamiento o asistencia prestados a la víctima no logran enmendar o no lo consiguen totalmente” (cfr. Zavala de González, Matilde, a las Resarcimiento Personas). lesiones que Es puede de que daños, T.2-A-p.358, Daños no inferir deben un confundirse determinado las hecho con el o los daños resarcibles que aquellas lesiones pueden producir. La lesión entraña la afectación a determinada esfera de la persona. El daño versa sobre las concretas consecuencias o efectos disvaliosos, es decir, consiste en el producto o resultado negativo de la violación del derecho, bien o interés de la víctima” (Zavala de González, obra citada, p.73; fs.250 vta., punto 6.1, primer y segundo párrafo del veredicto). Este pensamiento judicial no ha sido objeto de crítica puntual y concreta de parte de la 39 actora hecho apelante, o de con derecho demostración en que del pudo error estar de incurso el juez (art.365 del CPCC), por lo que deviene firme tal consideración conceptual. Igualmente, a mayor exposición, la distinción entre lesión e incapacidad está claramente fundada en una diferenciación conceptual bien explicitada por el juez, con apoyo de la doctrina especializada pertinente. Más aún, se ha dicho en la misma línea de análisis que “no siempre surge un perjuicio resarcible a pesar de la causación de determinadas daño material lesiones. alguno, a Por pesar ejemplo, no existe del menoscabo de la integridad sico-física, quien ha visto cubiertos sus gastos terapéuticos por un ente mutual, no ha sufrido la pérdida de ganancias durante el período de curación y no ha experimentado secuelas discapacitantes o aminorantes ulteriores (Zavala de González, Matilde, Resarcimiento de daños. Daños a las personas, T.2 a, p.73, punto.13). lesiones Esto subsanables apunta e a la distinción incapacitantes. Las entre lesiones subsanables son las que curan sin vestigios luego de 40 la etapa terapéutica y/o quirúrgica, en cambio las lesiones son incapacitantes cuando no puede corregirse la integridad del menoscabo y subsiste cualquier tipo de aminoración con repercusión vital (Zavala de González, Matilde, Resarcimiento de daños. Daños a las personas, T.2 a, p.87 a 88). Es decir, siguiendo el concepto explicitado por el magistrado anterior, no todo ataque contra la salud o la integridad corporal de una persona genera incapacidad. A tal efecto, es menester la subsistencia de secuelas que la asistencia y el tratamiento brindados a la víctima no han logrado enmendar o no lo consiguen totalmente (Zavala de González, Matilde, en su nueva obra Tratado de Daños a las Personas. Disminuciones psicofísicas T.2-p.69 a 70). De ahí que no corresponda otorgar indemnización alguna por demostrado incapacidad que la sobreviniente fractura si sufrida no haya se ha dejado secuelas discapacitantes, y ello debió ser objeto de prueba pericial especializada, pues la capacidad de recuperación y demás condiciones de la víctima pueden determinar una evolución diversa en cada caso 41 particular, desde una total rehabilitación hasta una disminución funcional irreversible (C.N.Civil, Sala B, La Ley 1975-B.133; C.N.Civil, Sala K, Revista de la Responsabilidad Civil y Seguros, T.2000-p.878), sin perjuicio de que el daño físico sin secuelas pueda, como en el caso, dar lugar al resarcimiento por daño moral (C.N.C.C. Federal, Sala I, La Ley 1984-A-83). La prueba de la incapacidad, por medio fundamentalmente de la pericial, es a cargo de quien la afirma como hecho fundante de la pretensión basada en las normas con cuya aplicación aspira a beneficiarse(Palacio, Lino E. Tratado de Derecho Procesal Civil, T.IV-p.368; Arazi, Roland, La prueba en el proceso civil. Primera edición, p.102; Rosemberg, Leo, procesal civil, traducción de Ejea, T.II-p.22, Matilde, Tratado Disminuciones año 1955; de Ángela Zavala Daños psicofísicas, Tratado a T.2-p.71, de derecho Romero de las Vera, González, Personas. destacando la necesidad de probar la incapacidad y por medio de la idoneidad del contralor de peritaje las partes a practicar en el con el debido proceso; si no se 42 acreditó la discapacidad sobreviniente con la prueba pericial debe rechazarse la demanda “sin que baste para revestir esa situación el informe producido por el Departamento Médico de la Secretaría de Trabajo que examinó al reclamante” C.C.C.Tucumán, L.L.N.O.A. 2007764; autora y obra citada, p.72). 16) En el caso de autos, se ha demostrado que Pablo Samuel Martínez sufrió una fractura de codo (tal como lo puntualizara debidamente el juez a fs.248 a 249, punto 4 del fallo), con una herida cutánea puntiforme sangrante con poca lesión de partes blandas, tumefacción del codo izquierdo y actitud de flexión de 20º de codo (fs.151 a 193 de la historia clínica del sometido a Sanatorio una Británico intervención S.A.; fs.154); quirúrgica de fue urgencia (fs.158), con anestesia general, para intentar reducir la fractura, y al no poder lograrlo, se colocó tracción esquelética transoleocraneana y se colocó “en mano balcánico” para efectuar en días subsiguientes una nueva Diciembre reducción de 2001, (fs.155). es Luego, intervenido el 10 nuevamente, de con 43 anestesia fractura general, y lográndose colocándose un la reducción tutor externo de la (fs.159 y 179). El 11 de Diciembre de 2001 se le otorgó el alta de internación (fs.170). El 5 de Febrero de 2002 es nuevamente internado a fin de retirar el material osteosíntesis (tutor con alambres), recibiendo el alta médica sanatorial ese mismo día (fs.186 a 193). Ahora bien, concretado el tratamiento médico correspondiente no existe prueba concretas alguna consecuencias eficaz o que efectos demuestre las disvaliosos que dicha lesión pudo traer aparejada y era carga de la prueba de la accionante confirmar la incapacidad sobreviniente. 17) Entonces, el juez no ha razonado de modo contradictorio cuando sostuvo que el hecho de la lesión física (fractura de codo) existió, pero no se probó discapacidad disvaliosos alguna derivados de como la secuela misma, o efectos siendo dos conceptos diversos, tal como se explicara ut-supra. Igualmente cabe decir lo siguiente sobre otras consideraciones infundadas referidas en el memorial de 44 agravios: i) el supuesto informe del médico Roberto Grand, mencionado por la actora al alegar y en la Alzada (de fs.57 a 58), y como correctamente lo descalifica el no reconocido el proceso. juez, es un mero instrumento privado judicialmente, El instrumento intervenido en su tienen sí mismos por sin formación valor privado, un ninguna por oficial fuerza alguno no en haber público, no probatoria, ni entre las partes, ni con relación a terceros y ello es lógico porque carece de los recaudos que la ley exige en los instrumentos públicos para que se presuma su autenticidad, de los cuales deriva su eficacia como medio de prueba. De la mera existencia de un documento privado nada puede inferirse en relación a su autenticidad o falsedad, para establecerla se requiere que dicho (art.1026 documento sea reconocido del en relación CC por a su firmante los arts.1028, 1031 a 1035 del mismo texto; Bueres-Highton, Análisis doctrinario y jurisprudencial del Código Civil, T.2-C.p.177 a 178); ii) lo mismo cabe decir de la fotocopia de fs.55 supuestamente proveniente de la 45 Psicóloga Mabel Rovetto, toda vez que es un documento privado que no ha sido reconocido por su firmante; y de la constancia Psicóloga Delorenzi, judicialmente acuerdo de a por las la fs.59 que y no firmante; constancias 151 atribuida ha sido iii) de la reconocida asimismo, la a causa, y de todos los hechos afirmados por la actora y los documentos privados acompañados como documental fundante fueron expresamente negados en el responde de la demanda a fs.80 especialmente la de fs.79 a 81 vta. y fs.80. La constancia de fs.151 de Delorenzi no tiene valor alguno porque ni siquiera se ha demostrado haya sido firmada por la persona mencionada y a todo evento si la actora pretendía demostrar algún daño psicológico lo que correspondía era además de ofrecer la prueba pericial de la lista oficial por sorteo del Juzgado, producirla con el debido control de partes, lo que no ha ocurrido. de fs.151, En el mejor de los casos, la constancia cuya judicialmente, autenticidad sería una no mera está opinión demostrada de una profesional privada contratada por la actora, pero en 46 modo alguno pudo suplir la necesaria prueba pericial oficial a iv) eso por practicarse es con ajustado a control de las partes; derecho conforme a las constancias del expediente el fundamento del a-quo a fs.251, punto 6.2, primer párrafo cuando sostuviera que “igual temperamento se impone adoptar con los informes psicológicos invocados por la actora en tanto no han sido pericial incorporados sino como a travás simples de la documentos prueba privados que tampoco fueron objeto de reconocimiento en sede judicial y, en tales condiciones, ni siquiera alcanzan para constituir una presunción favorable al interesado”; v) de la historia clínica de fs.151 a 193 surge la lesión, las intervenciones quirúrgicas, la curación y el alta médica. No hay ninguna comprobación de que la lesión física haya derivado en una incapacidad sobreviniente. Tampoco acierta la apelante a citar en qué parte de la documental del Hospital Británico surgiría lo contrario. Nuevamente la recurrente no distingue entre la mera lesión física y la incapacidad. De todos modos, las eventuales e 47 hipotéticas secuelas de una fractura debieron ser objeto de la prueba específica pericial. 18) No es audible el argumento apelatorio respecto de que el juez, en su momento, no proveyó las periciales ofrecidas. Esta cuestión ya ha sido objeto de resolución por la Sala por auto nº 55-2010 al rechazar el pedido de apertura a prueba de la causa en la Alzada al no concurrir la previsión del art.369 del CPCC (inciso 2º, invocado; fs.300 a 302 vta.). En tal oportunidad hemos dicho: “...Expresa el solicitante que la prueba pericial ofrecida a fs.97 vta., punto III, el juzgado la proveyó de modo deficiente. Ello no es así; se la tuvo por ofrecida a fs.98 el mismo día de la presentación el 5 de Abril de 2005. Además, la actora recién notifica la apertura de la causa a prueba a la demandada el 14 de Abril de 2005 a fs.103 vta.; y promueve un incidente de extemporaneidad contra la prueba ofrecida por la Provincia de Santa Fe a fs.104 y que luego de la debida sustanciación se resolvió a fs.108. La prueba fue proveída a fs.113 por pedido de la actora a fs.112 el 2 de Febrero de 2006, 48 decreto que no (fs.114). A probatorio fue Diciembre plazo de fue su ni turno la proveído 2005, procesal explicita cuestionado a fs.111 estando demuestra la clausura y cuál demandante del vta. largamente correspondiente. se por En fue término el 20 de cumplido el suma: el no error se del Juzgado en el proveimiento probatorio, más aún cuando la actora ha consentido tal decreto sin formular ningún cuestionamiento. Menciona que reiteró el pedido de producción de pruebas y que fue soslayado por el a-quo. Tal afirmación se aparta de las constancias de la causa toda vez que el proveimiento se realizó a fs.113, consentido por la demandante a fs.114. Lo mismo cabe decir respecto a lo solicitado a fs.126 ya que el Juzgado había proveído las pruebas a fs.113 y no correspondía reiterar tal decreto. Es decir, la presentación en diligencia, sin firma certificada por la actuaria, ha sido un acto írrito o innecesario ya que no cabía reiterar la orden judicial de producción de las pruebas ya que así estaba ordenada a fs.113 del 2 de Febrero de 2006. Incluso pese a haberse llamado 49 los autos para sentencia a fs.128, el Juzgado igualmente reiteró la producción probatoria designando nuevas fechas de audiencia a los fines indicados. Varios elementos probatorios fueron incorporados a la causa a impidió partir de producir fs.136 las a pericias 208, todo médica lo y cual no psicológica desde el momento de la apertura de la causa a prueba el 10 de Febrero de 2005 (fs.95 vta.) hasta el dictado de la sentencia el 31 de Agosto de 2008 a fs.242 a 253, salvo el desinterés evidenciado por la accionante, lo cual no puede ser suplido invocando erróneamente el art.369, inciso 2º, del CPCCC. A la misma conclusión corresponde arribar con relación a la manifestación de fs.150 el 6 de Junio de 2006, la cual no fue instada judicialmente por la parte interesada teniendo en cuenta que el veredicto del juez data del 31 de más que Agosto de suficiente “...Consectariamente: psicológica fue 2008, para la ofrecida habiendo lograr prueba y su tenido tiempo producción...”. pericial admitida en médica y primera instancia, ahora se intenta instar en la Alzada, pero 50 se soslaya que su no producción ha sido por causas imputables a la demandante y no al Juzgado. Del mismo relato de los antecedentes de la causa se debe colegir claramente que hubo desinterés probatorio de la actora en tal sentido lo cual interdice el recurrimiento al art.369, inciso 2º, del CPCC. Por las precedentes razones se debe confirmar el decreto de fs.290 que no hizo lugar al pedido de apertura de la causa a prueba en la Alzada por no darse ninguno de los presupuestos que la autoricen...”. 19) Finalmente carece de toda razón la imputación dirigida al magistrado porque no ordenó medidas para mejor proveer. La crítica, tangencial por cierto e infundada, no rebate en forma alguna el razonamiento del a-quo expuesto a fs.250, punto 6, in fine, del veredicto. principio procesal Ha dicho, en dispositivo confía a la que tesis rige compartible, nuestro iniciativa de que “el ordenamiento las partes la posibilidad de aportar prueba necesaria para acreditar los hechos Procesal controvertidos (Palacio, Lino E., Derecho Civil, T.I-p.261, 5ª. Reimpresión), 51 incumbiéndoles primordialmente a aquéllas la actividad probatoria y no debiendo el juez suplir oficiosamente la inactividad confirmatoria de los interesados, a fin de mantener la igualdad procesal de las partes” (Alvarado Velloso, Adolfo, Introducción al estudio del derecho procesal, segunda parte, RC, año 1998, p.50). En el mismo sentido se ha expuesto el resto de la doctrina (Peyrano, Jorge W., Análisis doctrinario y jurisprudencial del CPCC, T.I-p.132; Alvarado Velloso, Adolfo, Estudio Jurisprudencial del CPCC, T.I-p.155; Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Santa Fe, Juris T.5-101; Peyrano, Jorge W., El proceso civil. Principios y fundamentos, año 1978 p.76). 20) En cuanto a la queja por el daño patrimonial concedido, la actora apelante sostiene que es exiguo ($ 2.000.-), postulando sea elevado a $ 4.000.-. Afirma que se ha restado valor a los gastos que los padres del mencionó menor que debieron ellos realizar. debieron Indica abandonar sus que se tareas habituales, el padre perdió su trabajo y la madre días del sueldo, sumado a los gastos de transporte, 52 medicamentos, plus médico. 21) Bajo la denominación de daño patrimonial, la actora reclamó se indemnicen los gastos originados en la internación, medicamentos, descartables, consultas médicas y movilidad. prudencial necesario rubros, del que por lo El juez, art.245 se del acompañen que conforme CPCC, el no consideró comprobantes computando con un criterio de esos criterio de razonabilidad, ajustado a derecho y a las constancias de la causa, supuso su efectiva realización ante las complicaciones derivadas del accidente como las sucesivas internaciones e intervenciones a que debió ser sometido el menor (fs.252 vta., punto 6.4. del veredicto). La actora ensaya una mera discrepancia de criterios pero autosuficiencia Adicionalmente, ello no recursiva no implica del cumplir art.365 explicita con con del la CPCC. fundamentos suficientes porqué razón la reparación adecuada sería $ 4.000.- y no $ 2.000.-. Tampoco ha demostrado la accionante que los padres hayan debido abandonar sus labores habituales, o que el padre (que no inició 53 ninguna acción en autos) haya perdido el trabajo por el accidente ni que la madre perdío días de sueldo. La suma concedida luce suficiente y prudente en los términos del art.245 del CPCC. 22) En punto primera instancia apliquen de existe modo declaración a la total las costas accionante a la favorable procesales pretende la la se le porque “no demandada que demandada a de justifique la condena en costas del 30% a la actora”. La demandada, a su vez, postula que se distribuya las costas de modo diferente “por la recepción de la queja postulada por el Estado Provincial” (fs.283). 23) No se hará lugar a los agravios. En primer orden de ideas: i) la apelación sobre las costas de la Provincia de Santa Fe no tiene carácter autónomo sino que está supeditada a la procedencia de su recurso de apelación (fs.283). Y como su recurso no prospera, se debe mantener el criterio de las costas de la primera instancia. Por lo demás, no hay otro agravio fundado sobre el tema costas por la demandada que demuestre la injusticia de la distribución ordenada por el juez; 54 ii) con relación a las quejas de la actora, no son procedentes porque responsabilidad también es sido cierto rechazados (daño ha si que varios de el atribuido a la rubros psico-físico psicológico bien de Rosa parte la actora S. ha que visto reclamados Martínez Martínez, de demandada, indebidamente Pablo E. juicio y daño tienen su importancia), y fueron concedidos otros (daño moral para el menor y daño patrimonial para su madre; además del juicio de accionada). costas a la responsabilidad En debe ser Provincia relevante este del plano aplicada, de Santa juicio de civil la mayor como Fe, atribuido lo por a la imposición de hizo la el juez, incidencia responsabilidad y la procedencia de los rubros indicados (CCCRosario, Sala I, Acuerdo nº 28-2003, Martínez c. Banco de Crédito Argentino; esta misma Sala I, Acuerdo nº 167-2008, Zapata c. Banco de Galicia; CCCR, Sala II, Archilla c. Citibank S.A. Acuerdo nº 78-2002; Zavala de González, Matilde, Resarcimiento de daños. El proceso de daños, T.3-p.397, primera edición). Pero el rechazo de los 55 rubros señalados importa una derrota objetiva de la actora en la pretensión deducida por las partidas señaladas que fueron declaradas improcedentes. No se trata de un problema de montos o de estimación del mismo sino de varias partidas que no han sido reconocidas en el juicio resarcitorio y es allí donde obtuvo parcial éxito la defensa de la demandada. Tal éxito debe reflejarse en las costas de acuerdo al art.252 del CPCC, norma aplicable y vigente, y que no se ha pedido ni declarado su inconstitucionalidad para este tipo de juicio. Similar criterio se observa en la jurisprudencia Acuerdo nº Argentino local 28-2003, S.A, antes de Martínez CCCR, ahora c. Sala I, (CCCR, Banco Acuerdo de Sala Crédito nº 167-2008, Zapata c. Banco de Galicia; CCCR, Sala II, Achille Citibank, en el integrado mismo Resarcimiento por sentido: de c. cinco vocales, nº 78-2002; Zavala daños, I, de González, T.3-p.397 y sus Matilde, amplias referencias doctrinarias y jurisprudenciales que cita en la obra a la que cabe formular remisión por ser compartidas bajo el título de “distribución 56 proporcional de las costas”; también la misma autora repite el tema en la nueva obra; El proceso de daños y estrategias Superior defensivas, Tribunal de Juris, 2007, Justicia de p.606 a Córdoba, 616; Revista Semanario Jurídico del 8 de Febrero de 1990; Suprema Corte de la Nación, E.D. 134-853, entre otros). El hecho que estemos ante un juicio resarcitorio contractual, no quita que en un caso como el de autos (donde hubo varios rubros reclamados rechazados), el éxito parcial de la defensa de la accionada debe encuadrarse en el art.252 del CPCC vigente, que no hace el criterio distingo que desalienta se los que propone viene la actora. propiciando, reclamos excesivos es y Además justo obliga el porque a una actitud prudencial del litigante sabiendo que el éxito parcial (y no total), tendrá su repercusión en materia de costas procesales, sin escudarse en impunidades. La aplicación de este criterio en función de los éxitos parciales, aunque se perjuicios, también doctrinarios al trate tiene margen de de el los juicios apoyo de de mencionados daños y otros (Loutay 57 Ranea, Roberto, Condena en costas en el proceso civil, Astrea, año 198, p.138 a 139; Chiappini, Julio O. Costas y Honorarios, Panamericana, p.37 a 40; PeyranoChiappini, Comentarios Procesales, Panamericana, año 1986, T.2-p.99 a 106, reproducción de los autores de la nota publicada en la Revista Juris T.77-315, titulada: En torno a una nueva solución pretoriana que se aparta del régimen objetivo de la distribución de las costas impuestas por el CPCC; Vázquez Ferreyra, Roberto, Las costas en el proceso por daños y perjuicios y la necesidad de establecer el monto del reclamo, Instituto del Derecho del Seguro del Colegio de Abogados de Rosario, nº 12 del año 1994, especialmente p.77 en adelante). No es menos relevante la doctrina constitucional de la Corte de la Nación, en su actual integración, que ha descalificado el criterio de imposición de costas en su totalidad a la demandada, fijada atendiendo a que hay que abstraerse de las reclamaciones que no hayan progresado, a la negativa global de la demandada a las pretensiones y a que la noción de vencido ha de establecerse sin tomar 58 en cuenta los valores aritméticos de las pretensiones y sus resultados. importan original Estos desconocer fue criterios, que rechazada parte (algunos para de la rubros la Corte, pretensión o partidas fueron desestimados y otros reconocidos), y que por lo tanto la actora resultó parcialmente vencida en tal sentido, tornándose aplicable el art.71 del CPCN (equivalente a nuestro art.252 del CPCC), en función de los éxitos parciales. Se revocó por arbitraria la sentencia de la Cámara Nacional en lo Comercial que había impuesto las costas íntegramente a la empresa demandada en un juicio de responsabilidad por daños contractuales (Fallos T.328-758 a 772, especialmente el considerando nº 5 y su remisión al dictamen del Procurador General de la Corte, causa “Sontag c. Banco de Galicia”). Conforme los teniendo en procesales estrictamente parámetros indicados y cuenta que la distribución de las costas no debe concretarse matemáticas, sino sobre más pautas bien en consideraciones jurídicas; y en caso de vencimientos recíprocos y parciales las costas deben distribuirse 59 proporcionalmente al éxito obtenido por cada parte (Alvarado Velloso, Adolfo, Estudio Jurisprudencial del CPCC, T.II-p.942; Peyrano, Jorge W., Análisis doctrinario y jurisprudencial del CPCC, T.I-p.781 en adelante), de luce justo el criterio del a-quo imponer el 70% de las costas a la demandada y el 30% a la actora. 24) también En cuanto a las costas de Alzada corresponde aplicar el art.252 del CPCC, teniendo en cuenta que los planteos recursivos de ambas partes son rechazados; y considerando la pareja entidad jurídica de lo discutido en la segunda instancia luce razonable y prudente que las costas de Alzada se distribuyan por su orden. Así voto. Sobre la misma cuestión la señora vocal doctora Serra, dijo: Que coincide con lo propuesto por el señor vocal doctor Silvestri, y vota en consecuencia. Concedida la palabra al señor vocal doctor Ariza, dijo: Que hace suyas las razones expuestas por el señor vocal doctor Silvestri y vota en idéntica forma. 60 A la tercera Silvestri recurso dijo de cuestión que nulidad; el señor corresponde: b) Rechazar a) vocal doctor Desestimar sendos recursos el de apelación; c) Costas de Alzada por su orden. Regular los honorarios de los profesionales actuantes en la sede en el 50% de lo que cupiere regular en la instancia de origen. Así me expido. Sobre la misma cuestión, la señora vocal doctora Serra, dijo: Que coincide con la resolución propuesta por el señor vocal preopinante, y vota en la misma forma. Concedida la palabra al señor vocal doctor Ariza, a esta cuestión dijo: Que concuerda con lo expresado por el señor vocal preopinante y vota de la misma manera. En mérito a los fundamentos del Acuerdo que antecede, la Sala Primera de la Cámara de Apelación Civil y Comercial de Rosario, RESUELVE: a) Desestimar el recurso de nulidad; b) Rechazar sendos recursos de apelación; c) Costas de Alzada por su orden. Regular 61 los honorarios de los profesionales actuantes en la sede en el 50% de lo que cupiere regular en la instancia de origen. Insértese, hágase saber y bajen. (Expte. Nro. 536/2008). mm. SILVESTRI SERRA ARIZA