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C O L E C C IO N
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D E D O C U M E N T O S IN T E R E S A N T E S ,
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QUE PUEDEN SERVIR DE APUNTES
5
PARA
LA
HISTORIA
DE
L A REVOLUCION
DE ESPAÑA.
^
PO R
UN AMANTE
DE LAS
GLORIAS
UACIONALES,
E Ñ V A L t N C lA :
EN L A IM PRENTA DE SALVADOR FAU LÍ,
AÍsO xSoí».
.
V
PRO LO G O .
; ( ^ u e quadro tan lastimoso
presentaba la España en los años
de i8 o ó y 1807 î [con que co­
lores tan negros , con que imá­
genes tan lugubres hubiera pin­
tado Tácito ia triste situación de
esta agonizante monarquía, si hu­
biese escrito la historia de sus
desastres ! D e la serie de hechos
que nos ofrece el reynado de
Carlos IV. , y principalmente de
los últimos años de la privanza
del Principe de la P a z , que for­
marán época en los fastos de la
historia, se pueden sacar practi­
cas y Utiles lecciones, políticas y
morales, para conocer hasta qué
punto llega el extravio humano,
quando las pasiones no tienen
■ nr
'
n o , y quando los gobiernos ro m -,
pen los pactos sagrados de las
constituciones que los deben re­
glar. Estos desordenes tan funes-;
tos producen las revoluciones de.
los imperios por una conseqüencia inevitable , y algunas veces
una regeneración saludable coro­
na al sufrimiento y a k virtud:
^1 modo que en las grandes tem ­
pestades se ve la atmosfera en
convulsión , luchando los meteo-]
ros , y contradiciéndose los ele­
mentos con estrepito y aun con
espanto ; pero repentinamente ve­
mos descargarse la nube , desapa-j
recer la obscuridad , purificarse
la atm osfera, quedando mas dia­
fana y mas hermosa que antes.
La ley constante que dispensa la
naturaleza á los cuerpos físicos de
descartarse de las substancias be-
terogeneas que alteran su textura,
mas que sea á costa de algún des­
orden , también obra en los cuer­
pos morales : la historia nos da
infinitos exemplos de esta ver­
dad , y la España estaba en es­
te caso en el 30 de Octubre del
año pasado , quando sentimos los
primeros sintomas de la funesta
enfermedad que amenazaba á es­
ta N ación, que habia resistido por
espacio de veinte años á toda es­
pecie de adversidades , á todas las
intemperies morales que sorda­
mente la fueron minando y d e­
bilitando , hasta que llegó la epo­
ca fatal de la explosion. Una con^
vulsion atro zja pone al riesgo de
su total destrucción ; sucesos gran­
des y repetidos anunciaban una
pronta crisis politica, que no tar­
dó en verificarse.
La condescendencia y den:iat
siada docilidad de Carlos iv. , 1¿
adhesión y ciega deferencia de sil
esposa hacia G odoy , dieron mo-ji
tivo á que este monstruo de ini-ü
quidad aspirase á la plenitud de
mando por los medios mas iniquos, compitiendo en perfidia con
el tirano Napoleon , que con mi­
ras de usurpación envió sus exercitos á España para agravar la trisr
te situación de la monarquía. La
vida del Principe heredero esta-j
ba amenazada , y al mismo tiem^
po formado el proyecto de una
fuga de los Soberanos , para de-|
xarnos si no en !a anarquía, en
las garras del que esclaviza la Eu-^
ropa : amenazadas nuestras vidaSj
nuestras propiedades en el ma­
yor peligro de ser arrebatadas,'
y todos envueltos en el horror y
C3o.
L-en el espanto de una revolución
!$angrienta, que precisamente deii)ia su ced er, y cuyos inminentes
idesastres llenaron de angustia y
-Sobresalto á todos los habitantes
:lde esta desgraciada N a c ió n ; pe-íro el cielo quiso darnos consuelio disponiendo un pronto desen-ilace. Todo lo compuso un m oívimiento popular poco aparatoso;
pues sin sangre y sin el mayor
I!desorden se logró la prisión del
i autor de todos los males , y la
■
abdicación del R ey padre en su
primogénito, sin embargo que n o
se pretendia. La escena se m u­
dó , todo fue jubilo y alegría ; pe­
ro no tardamos en ver marchitas
nuestras esperanzas : se principió
á conocer la politica criminal de
Bonaparte , se movieron sus exercitos , ocuparon la cap ital, y nos
vin
arrancaron nuestro amado Sobe* ;
rano y sus augustos hermanos con
la mas perfida simulación. Quiso
el usurpador corso consumar su
atreyido y execrable proyecto de
despojar á F e r n a n d o de su legitima corona, contribuyendo ¡que
dolor ! sus mismos padres á este
abominable atentado : la Nación
se estieraece , los españoles se,
reúnen , y corren indignados á
las armas , clamando venganza,
é implorando la protección del
Dios de los exercitos en tan jus-,
ta causa. La guerra se executaj
tan pronto como se piensa, y aun-¡
que faltan dinero , armas y mu­
niciones , la Providencia las pre­
para , el valor suple á la discipli- :
n a , el patriotismo se hace supe- ¡
rior al rigor y á los peligros con
que amenaza el exercito de- fo-^
ragidos que ha sujetado al mun­
do ; despreciando todos la muer­
te , se arrojan valerosos al exter­
minio de las huestes francesas;
los prodigios de valor se suceden
con una rapidez asombrosa en
nuestras provincias , y en breve
se ven los orgullosos soldados de
Bonaparte prisioneros ó muertos,
ó huyendo vergonzosa y precipi­
tadamente , humillados sus alta­
neros G en erales, y abandonada
la capital y las provincias que in­
tentaron conquistar ; dexan las ar­
mas , municiones, y aun sus equi­
pages, y llevando consigo el ter­
ror y el espanto, se retiran á las
provincias confinantes con la Fran­
cia , donde mas que el valor los
protege su localidad.
Estos hechos grandes y asom­
brosos, que admirarán todas las
naciones , se harán increíbles en
los siglos venideros, si la autenti-,
cidad de la historia no los inmor­
taliza; ¡ dichoso el español que los
transmita dignamente á la poste-1
ridad , y á la par de los Generales'
y soldados eternice nuestra gloria i¡
Pero si ha habido españoles que
han sabido imitar á los Aristides,'
á los Epamínondas, y á los Esci¡)iones para romper nuestras ca-|
denas , también sabrán imitar á
los Thucidides , á los Xenofon-|
tes , á los Titolivios , y á los Sa-i
lustios, pintando con vivos colo­
res nuestras hazañas y la atrocí-’
dad de nuestros opresores. He-|
mos visto en estos tiempos pro-|
clamas energicas, que han sabido
conmover y entusiasmar al pue-i
blo , y otros escritos que con una
fina ironia, y una dialéctica soli-
da y convincente han desvane­
cido errores , y fixado la opinion
publica, dando á conocer nues­
tros males , y los verdaderos in­
tereses de la Nación. También de­
bemos esperar que alguno de nues­
tros escritores dedique sus tareas
á escribir la historia d e nuestra
revolución, tan memorable como
extraordinaria. Ya veo á los sa­
bios , si no me engaño , preparar
sus plumas para tan gloriosa em­
presa ; su dificultad arredrará á
m uchos, pero todo lo vence el
patriotismo. El mismo me anima
á m í , no para escribir la histo­
ria , pues no me hallo con los ta­
lentos necesarios para tan digno
trabajo ; pero mi zelo por las glo­
rias nacionales me ha metido en
el empeño de recoger quantos do­
cumentos interesantes, papeles ine^
ditos, y otros escritos ut-iles pue­
dan dar á conocer los prodigio;
que ha executado nuestra Nacior
en pocos m eses; y al mismo tiem­
po los resortes que han tenido
las pasiones, las virtudes, y los
vicios de algunos hombres , y los
principios y miras politicas que
han conducido á los Gabinetes. |
*3
IN T R O D U C C IO N .
uando la E sp añ a en los últim os
anos ^del reyn ado de C a rlo s iir. p r in •' cipiaba á co n valecer de ios grand es m aI les que h abia sufrido en las gu erras de
I su cesió n , de los que ocasionaron las o cu r­
ridas al prin cip io del reyn ado de este z e loso P r ín c ip e , y de otros acontecitnienros
^fatales ; quando esta N a ció n com enzaba
acaso á reco brar con ventajas su an tigu o
e sp le n d o r, rodeado este M on arca de M i­
nistros sabios y z e lo s o s , escuch an do sus
d ictá m en e s, sus v o to s , y ocupándose con
ard or en o rg a n iza r la M a r in a , y poner­
la en el pie respetable que necesitábam os
para sostener nuestras vastas colonias y
su com ercio , y cuidan do igu alm en te d el
e x e r c ito , y que todos los gabinetes de E u ­
ropa respetasen su poder ; en fia , quan­
do princip iaban á protegerse las L e tra s
y las A rte s que las destructoras gu erras
tanto habian obácurecido ; y quando la
m ano benefica del Soberano se extendía
sobre rodos los ram os de felicid ad p u bli­
c a ; quando velam os abrirse can ales, cons-
3 ?.
truirse c a m in o s, form arse establecimìentos de instrucción y de industria ; quan
do se pensaba en u n a o rg a n iza ció n d(
R e n t a s , y en el a rreg lo de la legislacioí
a g ra ria que tan to necesitábam os p a ra e
fom ento de la a g ricu ltu ra y prosperidad
d e esta riq ueza te rrito ria l; y quando veia
m os nuestras relaciones com erciales enia*
zarse y extenderse asom brosam ente por to.
das las N a c io n e s , anu nciand o todo glo­
ria y prosperidad ; vin o la p arca f a t a l , j
nos arrebató á nuestro P ad re y á nues­
tro R e y : perdida funesta , porque nos pri^
v ó de un R e y justo y r e lig io s o , amante
d el orden y de la e x a c titu d , y zeloso pot
la felicidad de sus pueblos y p o r la gloria
n acional.
G ran d es esperanzas tenia toda la na­
ción en su hijo y su ce so r, m as por la no­
vedad que por las pruebas que hubiese da-i
do este P rin cip e ; aunque bien es verdad
que en su vid a p rivad a se ad vertían en éí
excelente indole y buenos principios de re­
ligión , que los desvelos de su P ad re le liaH
bian inspirado cuidadosam ente. N o le eran
enteram ente desconocidos otros ram os de
in stru cció n ; pero por una fatalidad , har-|
’
’
'
’
to lastim o sa, el plan de ed u cación de nues­
tros P rin cip es no ha sido hasra aqu i qua!
conviene á los augustos sucesores del p o ­
der suprem o : ¿ com o es posible que un
p rin cip e jo v e n lea en el g ra n libro del m un­
do , ni co n o zc a el co razon h u m a n o , si en
E spañ a han v iv id o los P rin cipes aislados y
rodeados por lo regu lar de cortesanos que
no conocen c tr o lengu age que la lisonja,
ni otras costum bres que la h ip o cre sía , la
astu cia y el e n g a ñ o , para m antenerse en el
favo r y p riva n za de sus señores ? E s cier­
to que algunas veces se han buscado para
la enseñanza de los P rin cipes maestros sa­
bios y virtuosos ; pero por lo regu lar sue­
len salir vanos todos sus c u id a d o s, sin d u ­
da porque á sus discípulos les falta la par­
te p r a c tic a , y h ay m uchos interesados en
m antener la ign oran cia en el trono.
L a esposa del P rin cipe de A stu rias for*
m aba tam bién las delicias del pueblo es­
pañol. Q u a n d o se celebró su casam iento
fue con sum a com placen cia de tod os, aun*
que conocían los políticos que este enlace
lo h acia C a rlo s i i l . por favo recer u n ica­
m ente á su m ism a fam ilia. T o d o el m undo
reconocía las ventaja» que hubiera traído
á la E spaña el d ar á su P rín cip e heredero
una com pañera de o tra casa mas poderosa,
adqu irien d o acaso por este m edio ía na­
ció n otros vinculos y otras rela cio n es, y
no las de una casa com o la de P a r m a , que
sostenida casi á expensas de nuestro era­
rio , no figuraba n i hacia otro pape! entre
las de E u ro p a que el de una co lo n ia es­
pañola ; pero la condicion honrada de los
españoles ha sido siem pre respetar y am ar
á sus S o b era n o s, y sacrificarse en su ob­
sequio. A u n mas tolerante fue el pueblo
d e sp u e s, porque adem as de que se en tre- '
veian en esta señora ciertas inclinaciones
que despues nos han sido tan fu n e sta s, y •
aunque sabíamos que se desterraban con '
freqiien cia algu nos fa v o r ito s , se atribuiaí'
m as á la severidad del R e y P ad re , qu e i ^
la d ebilidad de esta P rin c e s a ; y rodos que« ‘
rían v iv ir ilu sos, em peñándose mas y mas ‘
en ap lau dirla y obsequiarla.
• *
P rin cip ió el reyn ado de estos dos S o - ‘
b e r a n o s , quienes heredaron con el trono *
el excesivo am or que Íes profesaban sus I
vasallos , el buen orden y a rre g lo en que ^
estaba su m o n a rq u ía , una m arina y exer*'®
cito resp etable, una p a z ventajosa c o a .I n - ^
glaterra y con las dem as n a c io n e s, y un
M inistro de E stad o que se hacia respetar
de todos ios g a b in e te s, sosteniendo el de­
coro de la N a c ió n , la que cam inaba á m ar­
chas dobles para o cu p ar uno de los prim e­
ros lu g a res entre las dem as de E u ro p a ,
M u y en b reve se prin cip ió á m udar la
escena , y á conocer quan ilusorias eran
nuestras esperanza'^. L a sem illa del m al es­
taba o c u lt a , com o sin acción , pero luego
se desarrolló con una vehem encia y rapi­
dez asom brosa. P o r una d esgracia fatal,
nuestra constitución estaba y a vicia d a , y
am enazaba á lo lejos la funesta ruina de
esta herm osa m on arq u ía; y aunque es v e r ­
dad que en el reyn ado de C a rlo s i i i . no
hubo m ayores d eso rd en es, y en algú n m o 4do ta N a ció n prin cipió á rege n era rse, r e ^cibiendo m ejoras en varios ramos de adm ijn istracio n , fue sin duda por la justificación
jd e l R e y y honrad ez de sus M inistros. Pej ro siem pre se debe acusar á los que han
5 procurado reunir en el trono todos les po­
nderes , despojando á los cuerpos in term e..clios de la autorid ad que les correspondia,
extinguiendo las C ortes , y dism inuyendo
las facultades del Consejo de C a stilla , y
£
otras corporaciones de la N a ció n : y en
u na p a la b r a , d exan do al R e y y sus M i­
nistros en un despotism o absoluto para
fo rm a r le y e s , é im pon er contribuciones,
de m odo que la arbitraried ad podía execcerse sin freno.
L u e g o que se sentó en el trono C a r­
los I V . , ced ió la m itad del m ando á su
esposa , c u y a sagacid ad supo hacerse due.
ñ a tam bién de la o tra m itad ; solo le dexó
esta señora al R e y el m ando exclusivo de
los bosqu es, casas de r e c r e o , y todo lo
que pertenecía á la caza- U n o de los pri­
m eros decretos que se expidieron fue le­
v a n ta r el destierro d e D o n L u is Godoy,
G u a rd ia de C o r p s , que el R e y P ad re ha^
bia desterrado á Badajoz. E ste gallard o joJ
v e n tu v o toda la p rivan za de la R e y n a , i
in tr o d u x o , com o era r e g u la r , á su her­
m ano D o n M an u el en el quarto de esti
señora j pero por causas que nos son ea
teram ente desconocidas , se m udó en bre­
ve la e s c e n a , y advertim os que toda la
p riva n za y todos los favores eran pan
D o n M a n u e l, y á su herm ano solo se le
conservó cierta co n seq iien cia, que no pa­
saba de una fria amistad. Este depuesto
fa vo rito se casó á e s p u e s , pero no tardó
en p erd er su salud y la vid a de resulta
de sus males.
L a p riv a n za del jo v e n G o d o y p ro g re­
saba en térm inos que y a era objeto de con*
versación y de h a b lilla s , y aun de tem o­
res , siendo tan to mas chocante esta am is­
tad por la ed ad , g allard ía y dem as cir­
cunstancias que co n cu rría n en este G u a r ­
dia. Sin d ud a quiso ev ita r el C o n d e de
F loridablan ca los efectos funestos que to­
do buen español debía tem er , insinuando
acaso al R e y la separación del p riva d o ó
favorito de su esposa : lo cierto es que re­
pentinam ente vim os co n d u cir á una p ri­
sión y destierro al respetable M in istro , sin
que al pueblo se le dixese la causa ; pero
éste desde luego sospechó q u e solo una lo­
ca pasión ó una infernal in triga pudo der­
ribar con violencia del M inisterio á un hom ­
bre tan acreditado , y qu e m ereció pocos
meses antes que C arlo s n r . en los últim os
m om entos de su vid a le recom endase á su
h ijo , encargán dole que no se deshiciese de
tan buen Consejero. T o d o español sensible
se estrem eció con este a co n te cim ie n to , y
em pezó á h acer tristes vaticinios.
Se nom bró M in istro de E stado interi-.
n o al C o n d e de A ra n d a , porque se g u ar­
d ab a la propiedad sin d ud a para D o n M a­
nuel G o d o y ; y aunque escandalosam ente
se le concedía á éste cada sem ana un g ra ­
d o ó una g ra cia , no se atrevieron sin d u ­
d a los M on arcas á d ar de una vez á la
N a ció n el g o lp e fatal de la desconfianza.
E n tre tanto la R eyn a y su favo rito repar­
tía n los em pleos , y todo lo m andaban,
siendo el R e y y sus M inistros unas m eras
m aq uin as, que solo obraban á im pulsos de
las deliberaciones y ordenes que se com u­
nicaban desde el quarto de la R ey n a j y
si a lg o había que vencer con el R e y , á
esta señora no le faltaban m edios para alu­
cin arle , y su voto prevalecía siem pre. C o ­
m o el C o n d e de A ra n d a tenia caracter,
y por o tra parte sus grandes servicios á
la N a ció n , y m ucha p ractica en el m a­
nejo de los n e g o c io s, le autorizaban para
resistir y aun oponerse al despotismo de la
R e y n a y su p rivad o , se atrevió á co n trar e sta rle ; pero esta conducta patriótica, que
hará siem pre honor al C o n d e de A ran da,
d ió m otivo á que se maquinase su ruina,
ó mas bien la de la N ación . E l jo v en G uar-
á i a , y a condecorado con e! g ra d o de G e ­
n e ra l, se había en greído tan to con el m an­
do y el fa v o r , que se cre ía un g ra n d e hom ­
bre : su orgu llo le puso tan iluso que no
oía el dictam en de nadie ; y hasta llegó á
creer que era un gran m ilitar , y un con ­
sum ado p olítico. A si es qu e en u n a ju n ta
de M in istro s, en que se tratab a un asunto
g r a v e , se a tre v ió á contradeoio con desca­
ro el respetable vo to del C o n d e de A r a n da ; pero éste le h izo ver no solo quan in­
fundada era la replica , sino tam bién que
él no era voto en la m a te r ia , que su inex­
p eriencia y falta de instrucción le im posi­
bilitaban p a ra d ecid ir en asuntos ta n se­
rios, y que no debia abusar del fa vo r. E s­
ta justa repulsa le costó perder el em pleo
y la g ra cia de los R eyes. D ep osición y des­
tierro se d ecretó p a ra este g ran d e hom ­
bre , que en el reyn ado de C a rlo s i i i . des­
em peñó dignam ente los prim eros em pleos,
y disfrutó los m ayores honores.
C on ocien d o M a ria L u is a que los h o m ­
bres de g ra n m é r ito , que no faltaban en
la N a c ió n , podrían acaso torcer la in c li­
nación del R e y , el q u al cad a v e z iba to ­
m ando m as añcion á G o d o y , inspirada
cuidadosam ente p o r ella misma , no quiso
m as ancianos en el M inisterio j ni quien
hiciese som bra á su fa v o r ito , y asi se pro­
puso que solo oyese el R e y los consejos de
G o d o y . N atu ralm en te siem pre habrían de
ser e x c e le n te s, pues no haÍ3Ía o tr o s , y de
este m odo ia am istad y la confianza habia
d e crecer. E scarm entada con lo que habia
sucedido coii> F loridablan ca y A r a n d a , y
p a ra no exponer á M a n u el á una separa­
c i ó n , concibió el atrevid o y escandaloso
p royecto de h acerlo M inistro de Estado
■en unas circu nstancias en que la Europa
estaba am en azad a de una terrible crisis,
y en ^ue se necesitaba ia cabeza d e un
S u l l y , un C o lv e r t , ó un Cisneros & c . El
R e y , com o siem pre acostum brado á obe-ii
decer cie g a m e n te , subscribió á este pensa*^
m ien to , y D on M an u el G o d o y fue nom*
brado M inistro de Estado. ¡Q u e dolor ! su*
cesor de un F loridablan ca y un A r a n d a ,)
al frente de todos los negocios un joven
in e x p e rto , sin rñas educación cien tífica quí
la que pudo ad qu irir con el M aestro dé
prim eras letras ; ni mas carrera ni ser­
vicio s , que unos quantos meses de G u ar­
d ia d e C o rp S ) y otros tantos de confe-
(rencias en e l qu arto de la R e y n a : ;m a n ision funesta don de se trazaba el plan de
¡nuestra d e stru c ció n , y donde se ííxaban
, los d e cre to s, los proyectos escandalosos que
. nos d egradaban , que nos oprim ían , y que
^aniquilaban por m om entos la m on arqu ía
1 es p a ñ o la !
A tó n ita toda la N a ció n con este nom ­
bram ien to , luchaba el respeto tan ca ra cte­
rístico de los españoles hácia sus soberanos
con las quejas contra las condescendencias
de C arlo s iv . : m uchas veces o í exclam ar
á los hom bres sensatos en esta o ca sio n , pe­
netrados del v iv o d olor que causó este nom brám íento , y con el lengu age en erg ico del
patriotism o d irig ir la palabra y sus quejas
contra la R eyn a , mas para d esahogar su
corazon a fligid o , qu e p a ra cen su rar su
c o n d u c ta : ¿ Q u e ha hecho á esta señora la
E s p a ñ a , decían , para in clin ar al R e y en
obsequio de su fa v o r it o , á que firm ase ios
decretos de destrucción y desorden de esta
herm osa M on arqu ía ? ¿ no derram aron los
españoles su sangre y a go taro n sus teso­
ros para que su padre el Infante D o n F e­
lipe fuese Soberano de P a r m a , á p esar d e
la resistencia de la casa de A u stria ? L a
co rte de P a r m a , aunque era del mas in­
fe rio r orden en p o d e r , ¿ n o com petía en
la x o y profusion con las mas poderosas á
co sta del oro y la plata que venia de nues­
tras ü ra e rica s ? ¿ N o ha venido á España
nada m enos que á ser esposa del herede­
ro de la corona j sin traer a la N ació n la
m enor ventaja ? ¿ no la recibim os todos^
con la m ayor a legría ? ¿ no ha viv id o en-^
tre los aplausos , los vivas y las aclam a­
ciones hasta aqui ? E n hora buena.que á su
fa v o rito le llene de riquezas y de honores,!
¿ pero á que en tregar á su inibecilid:jd las^
riendas del G o b ie r n o , haciéndole el arb i­
tro de todos los destinos de la N a ció n , y
p o r consiguiente estableciendo el desorden
y la d estrucción ?
P ara gob ern ar una vasta N a ció n se,
necesita un conjunto de conocim ientos y |
virtud es de que no estaba dotado G o d o y ,
y m ucho menos versado en los negocios.
L a s m aquinas políticas se m ueven por unos
resortes m u y com plicados , y su manejo
está concedido únicam ente á los hombres
experim entados y diestros , y que conocen
perfectam cnre su m ecanism o , pues de lo
contrario están expuestos si no á destruir­
l a s , á lo m enos á en ervar y en torpecer
su i m ovim ientos. Solo la am bición , ó mas
bien la ign orancia y descaro del jo v e n ex­
tremeño se hubiera atrevid o á aceptar eí
m ando y gob iem o de E s p a ñ a , para ch o­
car y escandalizar en todos sentidos.
L a ign orancia y la inm oralidad suelen
unirse m u y freqüentem énte : de estas quaiid a d e s, y de uiia buena dosis de o rg u llo
estaba dotado nuestro M inistro de Estado;
el favo r y poder le prop orcion aban ad u ­
ladores que ensoberbecían su c o r a z o n , y
lisonjeaban su afición á la m olicie y al g a ­
lanteo , que era una de sus pasiones favo ­
ritas. Asi es que no adm itía o tra co n ver­
sación que la de la galan tería , prefirien­
do siem pre el len gu age obsceno y sensual,
y despreciando los discursos s e rio s , pues
solo ola con gusto sus elogios. N o m e de­
tengo mas en hacer la pintu ra de este de­
testable M inistro , porque se verá mas bien
trazad a en uno de los docum entos que se
insertarán mas adelante.
C o m o la C a m ara de C a stilla habia per­
dido sus principales atribuciones en este
R eyn ad o , y y a no consultaba los em pleos
al t r o n o , p orq ue la habian despojado m a­
lam ente de este honroso e n c a r g o , que potp;
espacio de tantos años la habían confia-|¿
do las leyes y la co n stitu ció n ; el repartiJi^
m iento de em pleos era escan d alo so : por ^
u n a casualidad recaían en hom bres de vir-^g
tud y ta le n to , porque estos no se prosti- g
tuian por lo regu lar á hacer la corte á un ^
hom bre que todo lo p o d ía , y cu yas eos- ]
tum bres eran tan groseras y chocantes á ■
ios hom bres de b ie n , que preferían m u - ,
chos v iv ir en la obscuridad ó en la indi­
gen cia , mas bien que sacrificar sus prin­
cipios de h o n rad ez : fu era de que no te­
nían m ucho partido los hom bres de m é­
r ito , pues no quería ju n to á sí quien le hi­
ciese so m b ra ; y si a lg ú n hom bre de luces
lograb a a lg u n a confianza , era á costa de
sufrir ei pedantism o , y no co n trad ecir los
discursos del im bécil M inistro. E l bello sexo
era el can al por donde se hacían las su­
p licas , ó mas bien por quien se negocia­
ban torpem ente los d e stin o s; otras veces
p o r la crim in al v e n a lid a d , que era bastan«
te com ún ; y con este infam e m anejo el
m é r it o , los servicios , y la virtu d misma
quedaba confun did a y postergada.
U n a g ra n porcion de em pleos se r e -
t partían tam bién en dòte á las C am aristas
i d e la R e y n a , cu yos casam ientos no se c e ■lebraban por m utuas relaciones de afición,
ni por los vin culos lisonjeros del am o r,
■ísino mas freqüentem ente por una a m b i\ ciosa especulación : á veces recalan en s u >1 getos dignos de los em pleos ; pero e s ta i ba abierta la pu erta con eí.ta costum bre
‘ perniciosa á que se ocupasen los puestos
■que exigen talentos y v ir tu d e s , por los
' ineptos y los m a lv a d o s, á costa de recibir
una esposa repugnante. Si la C a m a ra d e
C astilla h ubiera exercido sus funciones*
acaso se hubieran evita d o en parte estos
desordenes tan transcendentales ; pero en­
tonces no hubieran ni G o d o y ni la R ey n a
obrado co n la a rb itraried ad n i el d espo­
tismo que se necesitaba para form ar con ­
tra los votos de la N a ció n un coloso de
poder que subyugase á todas las clases d el
E stado , p a ra triu n far im punem ente de
los descuidos y docilidad del M on arca , y
de la bondad y honrad ez de sus fieles v a ­
sallos. D e este m odo tam bién obligaba á
los am biciosos y á los necesitados á que le
hiciesen una co rte que no m erecia , y m as
lucida que la del M o n arca mismo.
,
I
N o soto sufría ía E spañ a estos desorJ
denes , se encadenaban con ellos otros har-j
to funestos ; que conducían á la N a ció n a
m archas dobles á su precipicio : el erario
se resentía en orm em en te, tanto por ei a -'
sombroso gasto de la C asa R eal y los costo­
sísimos caprichos de luxo de la R e y n a , co- ‘
m o por ei continuo saqueo de la tesorería
p a ra su fa vo rito , c u y a sed ardiente del
o ro nunca se ha podido ap agar ; y a por
las pensiones exorbitantes que se repar-**
t ía n , y ya tambren con las cacerías y vía-*
ges dispendiosos que con tan ta fceqUenciaj
h acia el R ey. L a m arina se iba aniquilan­
d o , los departam éntos no recibían subsi­
dios ni aun p a ra |ràgar á los d ign o s em ­
pleados de este R eai C u erp o , y asi es que
las m aniobras de los arsenales casi estaban'
p a r a d a s , deteriorándose los buques , y sin
aum entarse el num ero de é sto s, dando lu­
g a r á la em igración de la m arinería poc
fa lta de paga. E l exercito sin fo m e n to , puess
velam os ocupado el g ra n M in istro fa v o ri- ¡
to unicam ente en m u dar á cad a paso los
u niform es , vexan d o enorm em ente á los '
oficiales con tan costosas m u d a n z a s , y
dan do ideas ei M in isterio m as de la f r i-
voHclad y !a ínconseqüencia , qu e deí cui­
dado de !a disciplina y la solida o rg a n i­
zación de los cuerpos m ilitares. L a s ren­
tas principiaban á experim entar desorden
y m enoscabo ; éstas y el com ercio se re­
sentían con los p rivilegio s exclusivos que
. se concedían con tan ta freqüencia á los in­
trigantes , y á los parientes y agentes ser­
viles de G o d o y j privilegios que llevan con­
sigo siem pre el sello de la violencia y la
in ju sticia : los canales y cam inos descui­
dados , al paso que se enterraban m illones
en las obras de los palacios de G o d o y , en
que el cap rich o mas que la necesidad sa­
crificaba enorm es sumas p a ra acarrearnos
la p o b r e z a : todo , todo iba conseqüente
para que no nos quedase o tra perspectiva
que nuestra perdición : no habla un ram o
de adm inistración publica que no se re­
sintiese y presagiase la funesta suerte que
nos esperaba.
D u eñ o G o d o y tam bién de la volun tad
del R e y com o de la de su esp o sa , le hizo
en trar en la g u e rra de F ran cia , que tan­
to reprobaron algunos buenos españoles,
que conocían m ejor que él lo im político
que era meterse en una g u e rra sin mas
p lan ni mas objeto ique el que Ik v a b a e
h eroe M an ch ego quando salía á buscai
aveoturas ; todos le aconsejaban la neutra,
lid a d a r m a d a , que era lo mas prudente
p e ro este im bécil M inistro se em peñó ej
d a r uno de los golpes mas funestos á esK
d esgraciada N a ció n , cu y a herida jam as a
h a podido cica triza r. L a g u e rra se emp r e n d ió j ¿ y quales fueron sus conseqüencias 1 las perdidas y el desorden , agotan,
dose las pocas riquezas que había perdo­
nado la am bición del M inistro , y las quí
prop orcion aron los generosos d o n a tiv i
que todas las clases del estado se apresu­
raron á o frecerle: nada b a s tó , se abrieroc
em p réstito s, la m oneda papel se aumenti
enorm em ente , se consum ieron los fondos
y depositos mas sa g ra d o s, y lleg ó la deuda nacional á térm in o s, que al reparar es
ella era preciso esperar una funesta ban­
carrota. P ero sin em bargo los gastos ex­
cesivos de la C asa R eal seguían , el am­
bicioso G o d o y continuaba saqueando sor­
dam ente la te so re ría , y no conten to aun
co n aglom erar todo el num erario en su
c a s a , dexando á la circu lació n la moneda
p a p e l, que por ser excesiva tenía mas des*
credito , se ap ro p ió la dehesa dé la A lc u ­
dia , el Soto de R o m a , y otras prop ieda­
des que el R e y no p odia e n a g e n a r , y con
las que se fundó la g ran d eza de España pa­
ra con d ecorar a! p r iv a d o , titulándole D u ­
que de la A lcu dia.
Q u an d o principiaba á ser útil la g u e r­
ra , que tan ta san gre y tantos sacrificios
nos había c o sta d o , y quando se podia de­
tener á la F ran cia revolucion aria en las
miras que llevaba al im perio u n ive rsal, in­
tentando d erribar todas las d in a stía s, y
produciendo una g u e rra eterna ; h izo este
iasensato P rivad o la vergon zosa paz de B a­
silea , m as im politica aun que la g u e rra
que p oco antes había declarado á la F ran­
cia , pues que era preciso em pren d erla de
nuevo con la In gla terra , siendo aun m as
destructora la de la G r a n B retaña á esta
M onarquía. P a ra cohonestar el bísoño M i­
nistro con los españoles y con sus verda­
deros y naturales aliados su im político pro­
ceder , sacrificó el honor del valeroso G e ­
neral C r e s p o , haciendo que huyesen ver­
gonzosam ente las tropas que m andaba,
siendo estas en m ayor num ero y mas agu er­
ridas. T o d o s los gabinetes de E u ro p a se re­
sintieron justam ente ele esta delibéracíotigi
exclu siva , tan co n traria á los buenos p rin f
cipios de arm onía y am istad reciprocaci'
que deben reyn ar entre los Soberanos. Es-il
te atentado sirvió de pretexto á G o d o y p a*
ra abrogarse el pom poso titu lo de Princi-ii
p e de la P az.
n
D esem barazada ia F ran cia de la tem i-e
ble diversión que le ocasionaba la guerra^
d e E spaña , pudo conseguir grandes ven-y
tajas sobre nuestros aliados. P ero m uy promy
to p agó á ésta los beneficios que le hablal
p ro p o rcio n a d o , contribuyendo no poco ác
sus triunfos^ estrechando á nuestro gabine-s
te á que hiciese el tratado de San lld e fo n -i
so en A gosto de 1 7 9 6 , y obligándole á fir-t
m ar una alianza ofensiva y defensiva coni
el desigual pacto : » Q u e si qualquiera dei
las dos N aciones tuviese g u e rra con otrai
tercera , podía , sin manifestar los motivoSfi
ex igir de la o tra i8© infan tes, 6 9 ca b a -i
Hos , y 1 5 navios de linea , todo á su dis- '
p o sic io n , y siem pre in te g r o , á pesar de
los accidentes de la g u e r r a , para emplear
los socorros según conviniese al que los re­
cibía , obligando tam bién á d eclarar ia
gu e rra á su e n e m ig o , si el aliado lo exí-
JO.
;gîa.« î H e aqu í el fru to de la ig n o ra n cia
y o rgu llo de G o d o y , y las conseqüencias
ia co b a rd ía y despotism o l ¿Q u ie n sino
11 h ubiera aconsejado a l R e y h acer una
¿iiu n za tan m o n stru o sa , ó m as bien un
4ributo tan ruinoso y v e r g o n z o s o , m as fu ­
nesto que ia m ism a g u e r r a ? M as va lia que
.el p rivad o se hubiese titu lad o P rin cip e de
lia G u e r r a , pues su p a z nos acarreó o tra,
-y con ella la perd id a de nuestra esquadra;
siendo esta u ltim a mas d estru cto ra que
Ja de F r a n c i a , porque faltándonos la r iliqueza de nuestras co lo n ia s, y teniendo qu e
ijsufrir adem as una g u e rra , se seguían dos
iales fu n e sto s, siendo asi que quando la
;niamos con F ra n cia no sufríam os mas que
¿ u n o , que d aba lu g a r á que nuestro c o sm ercio colon ial estuviese co rrien te , y que
nuestras m anufacturas no estuviesen para­
das , y los bellos frutos que form an n u es-
Ï
¡
iitra riq ueza territo rial no quedasen estan­
cad o s.
j
A p en as se habla co n clu id o la g u e rra
jco n F ra n cia , y quando nos resentíam os
• aun de sus funestos m ales, que la escasez
.e r a bien se n sib le , pues habia una im —
.¡posibilidad de p a g a r ios e m p r e s tiio s , los
c
réditos de los v ir a lic io s, deu da la m as % j,
g ra d a , y que recaía en la parte m as ia ^.
d ig en te y necesitada del estado ; se en> ^
p rend e en aqu ella m ism a epo ca un costo j
sisim o via g e á Badajoz y á Sevilla : ¿ quj ^
fu e ei objeto de este v ia g e ? Sondear si^j
d ud a hasta qué punto podían su frir los e$ ^
panoles j pues quando las viudas y los hue^ j
fanos no cobrab an el corto estipendio qu j
c! padre y el esposo les había dexad o ei j
h eren cia p a ra su preciso alim ento á cosii]
de su su d or ó de su s a n g r e , se expendi|]
e l p oco n u m erario que había en la N » ,
cion por los c.aminos, para co n d u cir el nu- ¡
m eroso exercito de cortesanos que acom pa-,
ñaban á los R eyes : la España gem ía , p e ,
ro sus lam entos no llegaban al trono ; ]
e l despotism o seguía á rienda suelta á li
p a r del desorden.
P a ra que no quedase nada que admi­
ra r , y que entre las historias de los pri­
vados la de D o n M an u el G o d o y presenti
se un quadro de hechos sin g u la re s, que
acaso no tendrán e x e m p lo , manifestandí
a l m undo de quanto son susceptibles la!
pasiones , si algú n freno no las m odera , J
com o estas dcbiruyen el orden y la opi*
nion , y trastornan los Im perios ; fue ne­
cesario que C arlo s i v . enlazase á G o d o y
nada menos que con una prim a herm a­
na suya : g olp e fatal para la N a ció n , con
el que este coloso del poder afianzaba mas
isu p r iv a n z a , á lo menos con el R e y , pues
! aunque advertim os que no era tan ta con
¡la R e y n a , dom inaba sin em bargo su co fazon , y triunfaba sobre el poder de otro
nuevo favo rito tam bién G u a r d ia , que so­
lo pudo ascender á M ay o rd o m o de Se­
m ana , sin que interviniese en los n ego­
cios p ú b lic o s , y sin que se hiciese visible,
, sino por lo en galan ado que se presentaba,
5con un tren m u y desproporcionado á su
i empleo. Este débil rival produxo no o b s j {ante algú n bien. Tem eroso G o d o y d e que
I algún d ia le d e rriv a se , y viéndose sin a p o í yo en el publico por el descrediro en que
I le habian puesto los males causados por su
j privan za , llam ó al M inisterio los hom bres
>1de mas opinion , y que se con ocian con
i mas talentos , para que el pu blico c o n c it biese esperanzas de a 'g u n a reform a. P ero
I todo fue en van o , pues estaba d ecretad a
(¡sin d ud a nuestra p erd ic ió n , y debia acom ’ p an am os e l desorden , hasta que una vio­
len ta crisis curase enteram ente tan arraygad os males.
E n e fe c t o , se nom braron por M inis­
tros á Saavedra y Jovellanos con aplauso
g en era l , y por G o b ern ad or del Consejo
á E zp eleta. Este nom bram iento en sugetos
tan d ig aos llenó de confianza á m uchos es­
pañoles , esperando que acaso los nuevo»
M inistros podrían restablecer el orden , y
arre g la r la desquadernada M onarquía. Se
redoblaron las esperanzas quando vimoi
separar á G o d o y del M in isterio de Estado,
y aun de la C o rte : los M inistros y aun el
n u evo favo rito de la R ey n a trabajaron sin
d u d a para esta justa separación j pero ó
no tu vieron toda la firm eza n e c e s a r ia , ó
no pudieron a p artar para siem pre á un
hom bre tan perjudicial cerca del trono ; lo
cierto es que fueron fugaces y m om entá­
neas nuestras lisonjeras esperanzas , pues
regresaron los R eyes á M a d r id , adonde se
h abia retirado G o d o y , y la conseqüencia
fu e renovarse la p riva n za con mas vehe­
m encia y poder. L o s m edios con que se
execu tó esta m udanza se conciben ; pero
n o es posible darlos á c o n o c e r , por faltar­
nos antecedentes y datos. E n tra furibundo
• de nuevo á m andar G o d o y , aun qu e sin
■ningún em pleo c iv il , hace deponer y e n ' cerrar en un castillo al eru d ito y b en em e' rito Jovellan os ; en van o clam a éste al
' trono p a ra que se le ju z g u e , pues el infa­
me p rivad o detiene sus su p lic a s , castiga á
los que las co nd u cen , y el d esg ra cia d o M i­
nistro gim e en una larg a y penosa prisión,
acrisolando su virtu d . Sa a ved ra y E z p e le ta fueron separados de sus em pleos ; lo fue
igualm ente despues U rq u ijo , que se había
adquirido a lg u n a confianza con el R e y , y
que había qu erido en a lg ú n m od o riv a li­
zar con G o d o y , y vin o tam bién á tierra.
M allo pagó con un destierro su riv a lid a d ,
y los favores que había m erecido de la
R eyn a. L ib re G o d o y de c o m p e tid o re s, y
dueño m as que nu n ca de la vo lu n tad del
R e y , se en treg ó este m onstruo desen fre­
nadam ente al despotism o t ir á n ic o , a ca ­
bando de trastornar á la N a ció n . L o s de­
cretos de destierro y deposicíon de em pleos
eran m u y fre q ü e n te s, y asi vim os con es­
cándalo exterm in ar tribun ales e n te ro s, no
tratando este abom inable M inistro mas qu e
de sostenerse con rig o r y con vio len cia .
Q u alqu iera que se opusiese á sus d esca b e -
Hados p r o y e c t o s , ó no le hiciese la corte,
ó que en su concepto no fuese ca p a z d;
ser p arcial s u y o , estaba seguro de su rui­
n a . E ste detestable sistem a llenó de opresion á los honrados españ oles, y abrió cam­
p o á los hom bres debiles y am biciosos parj
p rostituirse , incensando con una humilla*
cio n servil á un hom bre que todos cono­
cían estaba labrando nuestra desgracia. Lo
p eo r de todo e r a , que esta h um illan te con ­
d u cta se iba prop agan do com o un conta­
g io pestífero en todas las c la s e s , y excu ­
sándose m uchos con el tem or , fom enta­
ban la soberbia del tirano. L a N a ció n se
¡n m orallzaba sordam ente , y se iba acos­
tum brando á prem iar el v i c i o , y á imitar
Jas m alas co'^tumbres por lisonjear al cor­
ru p to r extrem eño, j Prelados de la Iglesia,
M inistros del a lt a r , G ran d es de España,
y todos los que habéis hecho hum illantes
servicios á un hom bre tan detestable ! ¿debereis contaros entre los hom bres honra­
dos y buenos españoles? V u estra conduc­
ta y vuestros servicios deberán siem pre ser
sospechosos ; com o dignos de com pasión
los que le hacian una co rte d e co ro sa , que
e ra en a lg ú n m odo necesaria.
I
.
.
. 3»
,
L o s negocios pú blicos no se m ejo ra J r o n i los desordenes seguían en una p r o jg re sio n cre sc e n te ; la am bición de G o d o y
J iba á par de los dem as excesos ; com o sos­
pechaba de to d o s , los negocios del E stad o
los despachaba por si y ante sí ; en tre él
y la R e y n a m anejaban el G a b in e te ; los
M inistros eran m eros am anuenses ; y así
vimos absurdos lam entables , y u n a con ­
d ucta débil y perniciosa.
N o conten to con haber hecho firm ar
al R e y una p a z y una a lian za tan ruino­
sa com o la de B a sile a , y de San Ild efo n ­
so ; en el año de 18 0 1 h izo o tro tra ta d o ,
en que la E spañ a ced ió á la R e p ú b lica
Francesa la L u isian a. E n eí mismo ano se
negoció el R ey n o de E tru r ia ; ¡ con que
dispendios I ; y en que epoca l P ero la R e y ­
na quería que su hija fuese Soberana , y
G o d o y no q u ería que el p rim o g en ito de
P a rm a , que tenia a lg ú n ta le n to , diese co n ­
sejos saludables á sus padres ; y m as que
se sacrificase la E sp añ a , y se diese á B o­
naparte alim ento p a ra su v o r a z a p etito d e
conquistar y sostener su sa n gu in a rio exer­
cito ; y m as que en cierto m odo se ap ro ­
base cOQ esta co m p ra la injusta u su r p a -
cion de la T o sca n a con daño del verdade E
r o Soberano , y con d etrim ento de las ra g
laciones de C arlo s i v . con sus augustos p aP
rien tes ios de la casa de A u stria .
e
T a m b ién en este m ism o a ñ o , memo- ii
rabie á ia v e rd a d por ias absurdidades 1 1
d esaciertos , se d eclaró la g u e rra á Portu. t
g a l , solo por com placer al G ab in ete di t
F r a n c ia , á quien habia ju ra d o G o d o y cié. i
g a obediencia : el pretexto fue que se cer- '
rasen los puertos á los in gleses; pero otras '
m iras con d u cían tam bién á Bonaparte : bien
p o d ia haber evitado el privado este rom ­
p im ie n to , y tam bién el via g e de los Re.
yes á B adajoz , tan Im prudente com o ia
ini-ima g u e r r a , pues estando la N a ció n tan
a n iq u ila d a , los dispendiosos gastos que te­
nia que h acer para ia form acion del exer­
cito y traslación de los R eyes á E x tre­
m ad u ra , debían em peorar aun m as la tris­
te situación en que estaba la España en a queiia epoca ; ì y que efectos produxo es­
ta g u e rra ? Q u e B onaparte hiciese una es­
pecu lación m ercan til , n egociando la paz
apenas se habia d eclarado la g u e r r a , por
m edio del tratad o que h izo su herm ano
L u c ia n o en B a d a jo z , que se hallaba de
^ E m basaáor cerca de nuestra co rre , e x ìgiendo algunos m illones de c ru za d o s á los
P ortu gu eses, y la E spañ a solo a d q u irió e a
este tratad o una p arte de terren o que apei ñas se distingue en el m apa. ;Q u e ocasion
f tan oportuna para haber hecho que lo s P o r I tugueses nos volviesen en este tratad o ei
f terreno que se les ced ió en M on tevid eo
. en otro tiem po , dexandoles pasar el rio
, G rand e ó P uerto de San P ed ro , que s e r i via de lim ites antigu am ente á las dos n a í cien es, cesión perjud icial á nuestra a g r i -
J
j cu ltu ra y nuestro co m ercio I ( i )
(r) Quando se cedió á los Portugueses este
terreno, hubo algunas razones para dexarles
pasar el rio Grande , pero la experiencia ha en­
señado despues, que siendo aquella perdón de
tierra cedida apta y muy á proposito para produ­
cir trigo , han logrado cultivándola un recurso
que antes no tenían en el Brasil, viéndose en­
tonces sus habitantes obligados á la alternativa,
ó de conducir dicha semilla de Europa , ó pro­
curarla en Buenos.ayres, y en este ultimo caso
se seguía á los españoles la ventaja de que por
medio del cultivo de este grano que incluía en
s í , entre otras ventajas » el que de un modo na­
tural y forzoso se iba extendiendo la poblacion
por aquellas inmensas y fertiles llanuras que lia-
C o n pretexto de esta m ism a g u e rra de
P o rtu g a l e a tró un exercito francés e a Es-|
paña , acaso á exp lorar com o tom arían el
trastorno del G o b iern o los esp añ o les, pues
man pampas, y por este medio estrechaban mas
á los Indios barbaros para que se alejasen. En
el día nuestros colonos no siembran mas que lo
que necesitan para su consumo , y para esto Ies
sobra terreno , y no tienen necesidad de (otmar nuevas poblaciones.
¡
Se sigue cambien de esta cesión la aniquila»!
cion del ganado vacuno que hay en los campoj
de Montevideo , pues siendo este ganado nume-[
rosisimo, y andando libre sín sujeción á pasto­
re o , y no habiendo poblacion por aquellas dila»j
tadas campiñas, entran los Portugueses, cortaa
las vacadas numerosas que vagan por ellas, y las
conducen sin dificultad á sus posesiones, donde
las matan, y benefician la carne , sebo y cueros,'
careciendo nuestros colonos y nuestro comerr|
ció de estos productos que le pertenecian , y su
venta en Europa no es ya exclusiva como era
antes.
i
Si el privado hubiera consultado los intere*
ses de la Nación, quando se hizo el tratado de
Badajoz , hubiera aun sacado otra ventaja mu-^
cho mas importante , y acaso con menos dispen­
dio que lo que cedieron los P ortugu és?, pues
estos no hubieran tenido inconveniente en dexarnos libre solo para la navegacloa la entrada
estas m iras estaban bien indicadas m u cho
tiempo antes en el G abinete de F ra n cia,
según lo daban á entender m uchas señales,
pero ia a lia n za aparen te no les p erm itía
del rio Marafion: ¡que ventajoso hubiera sido
para nuestro comercio ! entonces pudiéramos na­
cer nuestros viages mas breves y comodos para
Lima , pudiendo desembarcar como á unas se­
senta leguas de dicha capital, pues se ha descu­
bierto otro rio subalterno del Marañen , llama­
do Ucayale, que también es navegable , y faci­
lita infinito esta navegación, la q u e haciéndose
por estos ríos, no había necesidad de conducir
ni tantos víveres, ni tanta agua, ni leña , pues
los ríos mismos y sus fértiles margenes proveerían
de to d o , y en su lugar podrían conducirse etectos comerciales. Lograrían grandes ventajas lai
provincias interiores del R eyno del Santa re ,
principalmente la de Q u ito , pues estas sin po­
der dar salida á sus frutos por la larga distancia
«n que se hallan del mar, se conseguida tacilmente, trayendolos á las margenes del no Ma*
rañon por los caudalosos ríos Ñapo y otros que
descargan en el dicho Marañon. Pero Godoy se
contentó solo con añadir á su casa el titulo de
la mezquina conquista de Olívencia j y e^
perder una ocasíon que no es fácil se vuelva
á presentar para adquirir á poca costa lo que
UDca ucilidad nos traía.
h acer rom p im ien tos, y sí solo en sayos, re^ e
servándose la execucion de la a tro z usur-^ s
p a c ió n , quando su m ach íavelica política i
tuviese mas seguridad p a ra consum ar tan •
n egro atentado.
Se hizo la p a z de Am iens en 18 0 2 , en
la qual nuestro fiel aliado consiguió que I3
In gla terra le cediese las colonias que le ha­
bia con qu istado, á costa de la Isla de laTri, n idad que la E spaña ced ió á la In glater­
ra. A l año siguiente Bonaparte vendió á los
A n g loam erican os la L u isia n a por seis mi­
llones de d u r o s , faltando al tratado , pro­
mesa y condicion solem ne de no enagenarla. Bien sabían los franceses que un gabi­
nete tan d é b il, d irigid o por un hom bre de
tan pocos recursos , no se habia de opo­
n er á una infracción sem ejante y tan pro­
p ia de la conducta de B onaparte. E n el
año de 1803 se vo lvió á encender o tra vez
ia g u e rra de F ra n cia é In gla terra ; pi­
d ió la prim era los socorros estipulados en
San Ildefonso , se ofrecieron dificultades in­
superables , y por ultim o se convino Bo­
naparte en que se le diesen vein te y quatro m illones de reales mensuales por equi­
v a len te de las tropas y c a v ío s , los quales
exigió inhum anam ente , á pesar de la m i­
seria , el h a m b r e , las epidem ias desolado­
ras, los terrem otos y otras calam idades que
afligían á la E s p a ñ a , y las que habla oca­
sionado nuestro detestable gobierno. N o
dexaba por eso G o d o y de arrebatar de la
tesoreria general enorm es sum as; de suer­
te que la E spaña tenia y a dos tiranos que
la destrozasen , el P rin cip e de la P a z y
Bonaparte.
L a In gla terra que sabia los socorros
y subsidios exorbitantes con que co n tri­
buía la E spaña al tirano co rzo , preguntó
á nuestro G abin ete , protestó , am en azó ;
pero i quien estaba al frente de los nego­
cios para aquietar la In glaterra , y evitar
el rom pim iento que vim os despues ? E l im ­
bécil G o d o y , el asesino de la España , e l
que con su tim idez é ign orancia hizo !a
paz de B a sile a , el ruinoso tratado de alian­
za de San Ild efo n so , y por ultim o el que
á pesar del estado lam entable de la N a ­
ción d eclaró la g u e rra á la In gla ter­
ra , durante la qual los dos com bates , el
de San V icen te y el celebre de T r a f a lg a r , dexaron aniquilada nuestra m arina,
nuestros puertos b lo q u e a d o s, y por con­
siguiente arrum ado nuestro com ercio. ‘
Á pesar de la abom inable conducta po­
lítica que G o d o y había tenido en el depar-i
tam ento de negocios e x tra n g e ro s; y de la
m ala adm inistración de los n a cio n a le s; y
i pesar de conocer el R e y m ism o la penu­
ria publica , y que la m onarquía estaba
am enazando r u in a ; sin em bargo este Se-í
ñ o r le tenía la inclinación mas d ecidida: nad a h a c ia , n ada determ inaba sin su anuen*
cía ; en una palabra , era el a rb itro d e su
co ra zo n : la R eyn a sostenía y fomentaba
esta adhesión , á pesar de que tenía otros
fa v o rito i que por el orden regu lar debía
haber antepuesto ; pero el destino de Í3
E sp añ a era que G o d o y la sacrificase.
L a soberbia , la am bición de este hom«
bre progresaba en térm inos que al paso
que nos oprim ía y d e v a sta b a , nos anun-|
ciaba una pronta e x p lo sío n , que nos con­
solaba algú n tanto , aunque tem íam os sin
em bargo esta crisis política.
L a salud del R e y se veia bien deterio­
rada y a , y aun su vid a en peligro con al­
gunos ataques de a s m a : la idea de que pa*
la ría el cetro ú otras m a n o s, fu e un estí­
m ulo p a ra que G o d o y se p re cip íta s e , y
concibiese sia d u d a el sacrilego p ro y ecto
de la so b e ra n ía , indicado por tantos he­
chos com o verem os m as adelante. Sus re­
m ordim ientos le representarían vivam en te
la suerte que debia caberle si faltaba C a r­
los I V . , y asi es que rom pe de nuevo los
diques de la a m b ic ió n , que d egenera en
una negra p e r fid ia , d eclara abiertam ente
la g u e rra a l P rin cip e heredero , intenta
usurpar ó ven d er el trono ; pero no tiene
ni talentos ni va lor para consum ar el cri­
m inal p royecto que habia com enzado.
E ste bosquejo historico que ham os bre­
vemente t r a z a d o , nos d a á conocer qual
es el fru to de una constitución co rro m p i­
da , y de una arbitraried ad sin lim ires que
exercia , con tra los votos de la N a ció n , el
avaro , el im bécil y tirano G o d o y , opri­
miendo á once m illones de esp añ o les, y á
los que pueblan nuestras vastas colonias,
y poniéndonos á todos en la mas a flictiv a
situación : s í , españoles , nos robaron la
representación nacional , nuestras antiguas
Corres , que podían contener en algún m o ­
do al Soberano en sus augustos limites ; se
reasum ió todos los poderes el R e y , y lo
peor de todo fue que los ced ió ilim ita d a -
48
1
m ente al m onstruo E xtrem eñ o , y así he­
m os visto por desgracia prácticam ente de­
gen erar en despotism o y aun en tiran ía la
m on arquía. L o s hechos expuestos y los que
vam os á exponer pru eban la necesidad de
restablecer ó crea r algu n a representación
n a c io n a l, que estorbe que el Soberano se
ap arte de la constitución que j u r a , y esta
evite ios funestos m ales que hem os expe-j
rim en tado y aun estam os sufriendo ( i).
Si ia España ha podido soportar veiu-]
te años de opresíon y t ir a n ía , y la guerra
de un siglo sin interrupción ; dilapidada
por un gobierno p ro stitu id o , en tregad o á
la m olicie y al desenfreno , poniéndola en
el desorden que hemos m aniiestado ; si á
pesar de tantos desastres le han quedado
fu erzas para sacudir el y u g o de sus tira-j
n o s , ¿d e que no será capaz, quando la P ro­
vid en cia le con ceda a rreg la r su constitu-j
I
( r) Felizmente nos anuncia la Suprema Junta
Central del Reyno una grande y solemne reunictti
que crataiá de la reforma de nuestras institucio­
nes y leyes fundamentales , que deberán presen-^
tarse á 1.1 s3 !cion nacional’, ¡dichosa la Junta, y
feliz la Espnña quando realice tan magestuoso,
tan grande y necesario proyecto!
1
c i o n , sus c o d ig o s , sus r e n ta s , y los de­
más ram os de adm inistración p u b lica ? Sí
el cielo nos h a dado una situación g e o g ra ­
fica e n v id ia b le , un clim a a p a c ib le , un sue­
lo feraz , un ca racter noble , y la posesion
d e las m as ricas co lo n ia s, ¿que nos falta
sino saber aprovech arn os de tan ta fo rtu ­
na ? L a suerte nos acaba de prop orcion ar
también la ocaslon de fu n dar nuestra le­
gislación , y establecer nuestra reform a sin
em barazo sobre las ruinas del despotism o:
j habrá acaso .ea las historias un ex¿m plo
mas dichoso ì
C O L E C C IO N
DE DOCUMENTOS INTERESANTES , Ó A P ü í
TES PARA L A HISTORIA DE L A INVO­
LUCION DE ESPAÑA.
C A P I T U L O I.
Causa del 'Escorial.
'esde que nació nuestro amad
el v i l , siem pre fue desgríj
ciad o : las enferm edades atorm entaron lü
finito sus prim eros años , poniéndole e:
riesgo m uchas veces de perder su tieral
existencia ; la naturaleza tam bién le negt
las caricias que tanto prodigan la? madre
á sus h ijo s : y asi su educación no fue tac
lisonjera ni tan esm erada com o la de otr«
P r in c ip e s ; pero esto aca rreó acaso un biet
á nuestro desgraciado M o n a r c a , porqiK
acostum brado á s u t r ic , no le habrán sido
n
F ernando
tan m olestos los m ales que le preparaba
el d e stin o , y h a experhnentado despues.
A p en as tu vo uso de razón , apenas lle­
gó á aquella edad en que el ainor prop io
principia á lisonjearse de los obsequios y
los ap i.iu so s, y en que el heredero de la
C oron a debia brillar en la C o rte , y reci­
bir , si no los inciensos de los cortesanos,
á lo menos el reflexo de la luz de las teas
que se encendían cerca del T r ò n o ; ya e!
privado G o d o y , que tam bién se llam aba
P r in c ip e , y que tenia m ucho poder , lo
eclipsaba todo. E l jo v en P rin cipe v iv ía ais­
lado y sin va lim ien to , y aunque en el c o ­
razon de m uchos españoles ard ia un anioc
sincero' hácia su p e r so n a , no podian ex ­
presarlo con desem barazo. A si lo daban á
entender los palaciegos con la corte fría
que le hacían.
L a conducta que observaba el p riv a ­
do con el P rín cip e de A s tu r ia s , era tan
im politica com o inm oral , pues en lugar
de gan ar su co ra zo n y p rod igarle obsequios
para adqu irir su am istad , le trataba con
desprecio y opresio'n, inrentan.io siem pre
düscontepituarlo , principalm en te cou su
padre , poniendo todos los obstáculos que
p odía en su educación p a ra que no se ins­
tru yese , separandole los criados y amigos
d e mas confianza. N o conocía este teme­
ra rio que ia N a ció n ío observaba todo , que
ésta y el P rin cipe se Iwbian de resentir de
ta n injusto p roced er de un vasallo , y que
esta co n d u cta le podria acarrear funestas
conseqüencias en )o sucesivo. L a estolidez
d e G o d o y no solo causaba la ruina de la
N a c ió n , sino tam bién iba forjando la suya.
F u e preciso casar al P rin cipe de As­
turias , porque la ed ad y la conveniencia
d el Esrado lo exigían ; y se verificó la bo*
d a con una Princesa de Ñ apóles , su au ­
gusta prim a. Sus virtud es y talentos no se
p u d iero n co n o cer bastante , porque vino
esta señora á p artir las desgracias con su
am ado e s p o s o , vivien d o en la misma obs­
cu rid a d y opreaion que el P rin cip e : ¿que
no sufriría este señor al ver que á una es-'
posa que am aba tiern am en te, se la privaba
d e la lib e r ta d , se le escaseaba lo necesa­
r i o , y hasta se la cercen aban los obsequios,
quitándole los criados que m ejor la ser­
vía n , y hasta el E m baxad or de su padre?
jQ u ie n sino G o d o y habia de fom entar tan
escandalosa o p resio n !
ò^.
P a ra colm o à e la d esgracia He nues­
tro actual M o n arca no tard ó en ver á su
am ada esposa ¡r perdiendo su robustez , y
despues la salud , agravan d ose p rogresiva­
mente ios m ales que con d u cían ai sepul­
cro á tan am able Princesa. D espues de una
larga enferm edad term inó su ex isten cia,
dexando su tem pran a m uerte en el m a­
y o r desconsuelo á nuestro am ado P rín ci­
pe» con sentim iento g en eral de la nación.
T odos m iraban este acontecim iento com o
un resultado de la perfida opresion : y aun­
que quisieron deslum brarnos quando se a iiunció al publico la m uerte de esta P rin ­
cesa , pretendiendo hacernos creer que eí
germ en del m al le habia traído de Ñ a p ó ­
les ; no p udieron co n ven cer á tantos m i­
les de testigos que viero n liegar á esta se­
ñora á España síti nin gú n indicio de la su­
puesta disposición en ferm iza.
A u ti despues de la m uerte de la P rin ­
cesa de A stu rias con tin u ó la in trig a m a­
nifestando su im político proceder , y d a n ­
do á co n o cer que el sistem a era perseguir
á los herederos de la coron a de E spañ aA u n estaba hum eando el cad aver de S. A .|
y á ios criad o s que m as se h abian esmera-
d o en asistirla en su larg a enfermedad,
se les h izo salir con violencia de la Cor-*
t e , y hasta el venerable Confesor fue tra-*
tado con r ig o r , teniendo que sufrir núes«
t r o augusto F e r n a n d o todos estos ultra­
j e s , que se hacían no solo a las cenizas
de su esposa y sino taniblen á su R eal per­
sona , la que fue tratad a despues cotí toda
especie de opresion y vilipendio.
P ero observem os ah ora á Bonaparte,
quien despues de haber conclu ido la guer­
ra del Continen te con el tratad o de 1 íKIt^
le conduce su am bición á dar los primeros
pasos para la conquista de España y Por-'
tu gal ) rom piendo este usurpador los pac­
tos sagrados de una alianza que la Espa­
ña g u a rd ó desde 1a p a z de Basllea cou la
m ayo r religiosidad , sacrificando generosa-,
m ente sus intereses en obsequio de la Fran­
c ia ; pues esqu ad ras, ex ercito s, d in e ro , to­
d o se puso siem pre á disposición de Bonaparte. E l im bécil privado por ignorancia
ó por cobardía siguió constantem eate este
sisrema , condescendiendo servilm ente á la
insaciable exigencia del gabinete francés,
y prestándose con una indecente humilla­
ció n á quanto le iasiau ab a aquella Corte.
I
C onociend o el E m p erad o r de los fra n Jceses la debilidad de nuestro g o b ie rn o , p¡,de las tropas de España para en viarlas á,
, países re m o to s, y se le entregan hasta ió2>,
.hom bres de todas a r m a s , sin que en aque«,
jila época hubiese m as m otivo para ex igir
;de la E spaña esta extraord in aria y violen—
(ta p etición , sino el de desarm arla. T a n cie­
go com o débil el G en eralisim o fa v o rito , )e
da lo mas lucido de nuestro exercito. E o s
planes que foriaba entonces la perfidia de
Bonaparte , no es posible fig u r a rlo s , aun­
que su objeto está y a bastante manifiesto.
L o que sabemos es que G o d o y tenia uti
Em baxador e x c lu s iv o , que sin ser de la
carrera d ip lo m á tic a , y sin tener m as a u ­
toridad que la privan za de su p rotector ( i ) , .
negociaba y conferenciaba con N a p o le o a
(r) »»Es muy digno de notarse (dice el Ex­
celentísimo Señor Don Pedro Cevallos en su Ma­
nifiesto) que de ninguno de los pasos dados por
Don Eugenio Izquierdo en P arís, como ni de
su nombramiento , correspondencias, instruccio­
nes y demas manejos, se tenia la menor noticia
en el Ministerio de Estado:«« aqui se ve clara­
mente hasta donde llegó la arbitrariedad de G o­
doy en el maiKjo de los negocios de España*
y sus M in istro s, y que los correos que él
despachaba venían directam ente al Gene­
ralísim o A h iiir a n te , y com o tal daba laj
ordenes. V im o s dar perm iso al transito del
exercito num eroso que Bonaparte envíabi
á E spañ a : vim os m a s , en treg ar nuestras
p rincipales plazas fronterizas , pues aun­
q u e G o d o y aparentaba descuido de los Gobernadores , hemos sabido despues que las
ordenes de en trega las llevaron oficiales dt
sü estado m ayor. Q uería tam bién alucinar,
nos m anifestándose quejoso de la conducís
d e los fra n ceses, aunque se conocía quí
todo era sim u h cion .
N a d ie podía atin ar el objeto de tanta
trop a en España , ni quales eran las miras
de N apoleon , G o d o y , ni la R ey n a ; obsérvabam os sí que el casam iento del Prin­
cip e no se c e le b r a b a , á pesar de que la
razón de estado lo m andaba : se susurra­
ba que Izqu ierd o negociaba en París una
soberanía para su p rotector , porque éste
h abia dado de acuerdo con la R eyn a al­
gun os pasos para la R egen cia del Reyno
de E spaña : halló G o d o y algu n a resisten­
cia , y para ponerse á cubierto de tantos
crim ines y violencias tom ó dos partidos;
el de hacerse Soberano de los A lg a r b e s , y
si acaso iio lo lograba , casar al P rin cipe
de Asturias con la herm ana de su m u ger,
la hija del In fante D o n L u i s , y valerse de
este enlace para cu b rir las violencias que
había causado á la augusta persona dol he­
redero del trono , y al m ism o ti¿m po po­
derle quitar el m ando con algu n a intriga.
Esta conjetura no puede ser m u y a ven tu ­
rada , quando sabemos que pocos me^es
antes él y sus parciales intentaron desacre­
ditar al P rin cipe de Asturias nuestro S o - ‘
berano , queriendo prob ar que no era a p ­
to para o cu p ar el trono por fa lta de ta­
lento : i im postores crim inales I jn o habéis
visto que en los pocos dias que ha reynado
en E s p a ñ a , todas las providencias que d ic­
tó eran d irigid as a l bien de la N a ció n ,
proyectando establecim ientos y retorm as
saludables , llam ando á la C o rte hom bres
de luces y virtu d , y prestándose gustoso á
todo lo que pu d iera acarrear nuestra fe­
licid ad ?
L a R e y n a con h alagos arran có el sí
á su hijo el P rin cipe de A stu rias , para que
se verificase el casam iento proyectad o con
la cuñada de G o d o y , porque el respeto de
nuestro Soberano F e r n a n d o le em barazo ]
p a ra d ar ia negativa á su m a d re, que era .
lo que le dictaba su co razon ; pero e l te-,,
m or que la tenia por una parte , y el va - ,
lerse de su padre para deshacer lo que ha*b ia concedido con violencia , hicieron que
tomase la m edida prudente de no desagra­
d ar á su m a d re, concediéndola por enton­
ces su petición , en que tanto em peño ha­
bia tom ado. Consultando sobre este punto
nuestro Soberano con sus Consejeros , le
inspiraron el m edio de cortar la intriga,
acudiendo al R e y inm ediatam ente , para
lo qual se hizo el escrito que verem os mas
adelante : al mismo tiem po se habló al Em baxador de Francia , quien habia indicado r
en otro tiem po que podría enlazarse núes- ¡
tro P rín cip e heredero con una Princesa
francesa i cu ya noticia sirvió para pre­
gu n tar á este E m baxador , cóm o pensaría
la F ran cia en este p articu lar : y contestó
que si pensaba asi el P rín cipe de Asturias,
le era m uy lisonjero , y se prestó eficaz­
m ente á cooperar para que se efectuase es­
te casam iento con ia Princesa fra n cesa , que
tam bién era paríenta de dicho Em baxador;
pero com o dice el E zceleatísio io Señoc
D on Peclro C ev allo s en su M anifiesto (i):
»É:^te tal ve z sifi estíir iniciado en el g r a a
secreto <ie su am o , procuró seducir al P rla ícip e de Asturias , ahora nuestro R ey y Se­
ñor , y le sugerió la ¡dea de en lazarle cotí
una parienta del E m perador. L a opresion
que S. A . padecía por un conjunto de cir­
cunstancias tan lam entables com o notorias,
y el deseo de evitar otro enlace á que se le
quería obligar violentam ente con una se­
ñora de la eleccioti de su m ayor enem igo,
y repugnante por este solo respeto , ie
movieron á condescender con las sugestio­
nes del E m baxad or j pero con la m odifi­
cación de que se prestaría á ello siem pre
que fuese del agrad o de sus augustos pa­
d re s, una v e z que de este m odo se ase­
guraría mas y mas la am istad y alianza,
entonces subsistente entre las dos coronas.
Estim ulado S. A . de unas razones tan po­
derosas á los ojos de la política , y cedien-r
(i) Siempre que venga bien la nY^acIon del
Manifiesto del Consejo de Cascóla, ó a del Ex­
celentísimo Señor Don Pedro Cevallos, las preferirenr.os á U nuestra , porque la miramos co ­
mo un documento que deberá respetar la pos­
teridad.
do á las instancias del E m b a x a d o t, escw ^
bió en este concepto á S. M . 1.«
i*!
L u e g o que tuvieron noticia G o d o y j
Ja R e y n a p o r m edio del agente infernal ^
qu e tenían en P a rís, de esta c a r t a , abren ^
los diques á la p e r fid ia , y em plean todos ‘
quantos m edios caben en la iniquidad , pa* ^
ra oprim ir y atorm entar á nuestro amado ’
F e r n a n d o . E l m onstruo E xtrem eñ o ma­
quina ia perdición del P rin cipe de Astu.
rías y la de sus C o n sejero s, y p rin cipia U
o bra abortando el siguiente decreto : »fu*
nesto m o n u m e n to , com o dice el Consejo
d e C astilla , de la m alicia mas espantosa,
y cu ya triste m em oria d urará m ientras se
conserven las ideas de lo justo y de lo
recto.«
Decreto.
« D ios que vela sobre las c r ia tu ra s , no
perm ite la consum ación de heclios atroces
quando las víctim as son inocentes ; asi me
h a librado su om nipotencia de la mas in­
aud ita catastrofe : mi pueblo , mis vasallos,
todos conocen bien m i cristiandad y cos­
tum bres arregladas ; todos m e am an , y de
todos recibo pruebas de veneración , qual
exige el respeto de- un padre am an te de
sus hijos : v iv ía yo persuadido de esta fe­
licidad , y en tregad o al reposo de m i fa­
m ilia , q u a o d o una m ano desconocida ( i )
me enseña y descubre el m as enorm e , el
m a s in au d lto plan que se trazaba en m i
mismo palacio con tra m í persona : la vid a
isia que tantas veces ha estado en riesgo,
era ya una ca rg a para m i su ce so r, que
preocu p ad o, obcecado y enagenado de to­
dos ios principios de cristiandad que le en ­
senó m i patern al cu id ad o y a m o r , había
adm itido un pían para destronarm e : en­
tonces y o quise in d agar por m í ia verdad
del h e c h o , y sorprehendiendole en m í mis­
mo q u a r t o , hallé en su poder la cifra de
inteligencias é instrucciones que recibía de
los m alvados : convoqu é á exam en al m i
G obernador interino de! Consejo , para que
asociado con otros M inistros , practicasen
las d iligencias de ind agación : todo se h i(i) H ay vehementes indicios , dice el Sefior Cevallos en su Manifiesto, para creer que
la mano desconocida que hizo abortar aquella
supuesta conjuración , mese algún agente fran­
cés con el objeto de llevar adelante el plan que
Napoleón se habia propuesto..
6i
i
2 0 , y de ellas resultan: varios r e o s , cuyi
prisión he decretado , asi com o el arres»
d e m i hijo en su habitación : esta pena q»'
d a b a á Jas m uchas que m e afligen ; pere
asi com o es la mas dolorosa , es tambiec
Ja mas im portante de p u rg a r : é interic
m an do publicar el resultado , no quien
d ex ar de m aait’e star á mis vasallos un dis­
gu sto , qu e sera m enor con las mocstrai
d e su lealtad. Tendreiülo entendido pan
que se circu le en la fornja convenieDte. = Eli San L o re n z o .á 30 de Octubri
de i h o y . = A l G o bern ad or interino di:(
Conseio.«
A tó n ita toda la N a ció n escuchó esR
fa ta l d e c re to , viendo con dolor la pri^itni
del P rin cipe de A s tu r ia s , porque todos,
todos estaban m uy penstrudos de. su ino­
cen cia ; no hubo español algu no que r»
sospechase que esta era una calutnnia k
m as crim in al que han forjado los hombres,
fra gu a d a por G o d o y , tan absurda como
a trev id a , para sacrificar el unico ob'tacu lo que se le oppnia á sus m iras ambició-'
jsas y descabelladas. D esde los palacios has­
ta las chozas , en todas partes se pensaba
asi en E spaña : ío d a ia N a ció n estaba p«-
netrada de la buena índole y m oralidad
del P rín cipe de A stu rias , y conocían j[nuy
bien sus opresores , y tem ían no consu­
masen el crim en principiado. E n efecto,
se puso preso al heredero del trono , qui-»
tandoíe sus c r ia d o s , y poniéndole los mas
favorito!» de G o d o y para observarle.sin du­
da , y d ar cuenta d e sxis mas m iiilaios m o.
viniientos. S i á un crim inal le. con-iterna
ja prisión que en su im aginación debe re­
presentarse m uchas v e c e s , com o no la ha^
ya e x p erim e n tad o , ¿ q u e no sucedería 4
nuestro am ado F e r n a n d o al verse en una
situación tan poco com ún en los Principes,
y por co m ig u le n íe m ucho m as a flic tiv a ?
N o se descuidarían los agentes de G o d o y
en atem orizarlo p a ra que se hum íllase y
se prestase á las m iras perfldas de su tira**
n o , para añ adir este torm ento mas á su
triste situación.
L a prisión de nuestro am ado Sobera­
no , y principalm ente el escandaloso de­
creto que la d ic ta b a , produxeron efectos
jn u y contrarios á los que esperaba G o d o y
«n los se m b lan tes, en las acciones de to­
dos Jos e<:panoles ; a u n de sus parciales
veía la d esa p ro b a ció n ; sus rem ordim ien -
'64
. .
.
tos , Ó mas bien su cobardía inacta , le in­
tim idaron sia d ud a para no segu ir ade-.
Jante con e l proyecto ; pero concibió otro
no menos c r im in a l, ppes con apariencia
d e m ediador y socolor de reconciliar á los
p adres con el hijo , y en tre las amenazas
y los halagos arrancót la firm a del P rin­
cip e de A s tu r ia s , p a ra colo carla en dos
billetes que llevaba escritos ; y que tam­
bién le h izo copiarlos el ca p cio io Godoy;
nuestro oprim ido F e r n a n d o no tu vo in­
conveniente en prestar su firm a á e^tm
papeles p r iv a d o s , que aunque en ellos sel
m anifiesta cu lp ad o ( no del crim en que expresa el d e c r e to , s in o 'e n no haber con-,
tado con su pad re para escribir á Bona-:
p arte sobre esponsales con una Princesa de
su fam ilia ) quiso liacer este sa c rific io , porijue term inase su triste situación , y las
desavenencias con sus padres; F o r e s te me­
d io con que intentaron en gañ arle , logró
el inocente P rin cipe su aparen te libertad.
I P ero quan lejos estaba este señor de creer
que aquellos billetes se habian de estam­
p a r en el siguiente decreto para alucinar
a l p a b iic o , queriendo atro pellar la ino­
cen cia ! T o d o s conocieron e l dolo y el
en g a ñ o , y que el em peño era desacreditar
y hacer d añ o de todos m odos al herede­
ro del trono.
T)ecTeto.
« L a v o z de la n atu raleza desarm a el
brazo de la vengan za , y quando la inad­
vertencia reclam a la piedad , no puede ne­
garse á ella un padre am oroso. M i hijo ha
declarado y a los autores del plan horrible
que le habían hecho concebir unos m alva­
dos : todo lo ha m anifestado en form a de
d ere ch o , y rodo consta con la escrupulo­
sidad que exige la ley en tales pruebas : su
arrepentim iento y su asom bro le han d ic­
tado las representaciones que m e ha d iri­
gido , y siguen. = S e ñ o r: P apá m ió : he de­
linquido : he faltado á V . M . com o R e y y
como padre ; pero me arrepiento y o frez­
co á V . M . la obediencia mas h u m ild e: na­
da debia hacer sin noticia de V . M . ; pero
fui sorpr^hen-^ado : he delatado á los cu l­
pados , y pido á V . M . me p e r d o n e , per­
mitiendo besar sus Reales pies á su reco­
nocido h i i o = í^ERNANDO. = San L o r e n z o
5 de N o viem b re de 1 8 0 7 .= S e n o r a : M am á
m i a : estoy m u y arrepentido del g ra n d isi-
tno delito que he com etido contra m is Pa.
dres y R e y e s ; y asi con la m ayo r humiU '
d ad le pido á V . M . perdón de é l , cotLO
tam bién de la terquedad m ia en negar la
verd ad la otra n o c h e ; y asi de lo intimo
de m i corazon suplico á V . M . se digne in*
terceder con Papá para que perm ita ir i
besar sus Reales pies á su reconocido hi^
jo = FE R N A N D O .= San L o ren zo 5 de Noyiem bre de 1 8 0 7 .= E n vista de e lla s , y
ru ego de la R e y n a , mi am ada esposa , per^
dono á m i hijo , y lo volveré á mi gracia
quando su conducta me dé pruebas de una
verd adera reform a ea su frágil manejo t f
m ando que los mismos jueces que han en­
tendido en su causa desde su p rin cip io , li
sigan , perm itiendüles a so ciad o s, si los ne*
cesitasen ; y que conclu ida me consultea
la sentencia ajustada á la ley , según fue­
ren la graved ad de delitos y calidad de
personas en quienes recaygan : teniendose
p o r principio para la form acion de cargos
las respuestas dadas por el Principe á loi
que se le han hecho ; pues todas están ru­
bricadas y firm adas de su puño , asi corao
los papeles aprehendidos en sus m esas, es­
critos tam bién por su m a n o ; y esta pro-
TÌdencia se com unicará á mis Consejos y
Tribunales , circu lánd ola á mis pueblos pa­
ra que reconozcan en ella mí piedad y
justicia , y alivien la aflicción y cu idad o
en que les puso m i prim er decreto , pues
en él veian el riesgo de su Soberano y pa­
dre , que com o á hijos los am a , y asi me
corresponden. T en dreislo entendido para
• su cum plim iento. = E n San L o ren zo á 5
de N oviem bre de 18 0 7. = A 1 G o bern ad or
interino del Consejo.
L u e g o que se prom u lgó este decreto,
salió nuestro R ey de la prisión : es im pon­
derable la a legria que recibió el pueblo d<el
Escorial y sus inm ediaciones , y asi és qud
acudieron rodos com o á un espectáculo á’
manifestar su regocijo ia prim era vez que
salió S. M. de palacio : alii se oyeron las
mas tiernas aclam aciones , y las enhora­
buenas mas e x p re siv a s, y aun dixeron sin
temor repetidas veces viva el inocente. N o ­
ticiosa la R eyn a de esta dem ostración q u e’
acababa de hacer el p u eb lo , d ió orden pa­
ra que las patrullas no dexasen detener la
gente cerca de palacio , y de este modo'
no tuviese su hijo segundos aplausos. T o d a
la N a cio a se liallaba anim ada de ios m il--
raos sentimientos ; en todas partes se ma­
nifestaba alegria por la libertad del Prin­
cip e de A s tu r ia s , y se decia ubiertatnentc
que los decretos , las prisiones , todo era
una in vectiva crim in al forjada por el opre*
sor de la España , quieti abortó tam bién el
decreto que sigue : m onum ento por cierto
d e tirania y opresion , el qual desprecia-^
ron to d o s, pues era im poiible callar á tan­
tas injusticias.
Decreto.
D e xa n d o tom ar cu erpo al fuego voraz
de la traycion , son inextinguibles sus ce­
nizas : éste nunca se manifiL-sta , por des­
g ra cia , hasta haber echado profundas raí­
ces. Penetrado y o de estos scn iim ieu to s, y
que la asechanza conspira nada menos que
contra mi existencia , debo tom ar los me­
dios conducentes para conservar ésta , )
co rta r aquella. P or ta n to , quiero que el mi
Consejo , con la reserva co n v en ien te, en­
cargu e á los Jueces P rovin ciales de todos
niis dom inios observen y zelen con la ma­
y o r vigilan cia la sensación que cause ea
cad a uno de mis vasallos el decreto que
expedí en 30 de O ctu b re p ro x im o , vallen-
(sy
dose al efecto de su suficiencia y lealtad ,
no disim ulando calidad , cla se, ni fuero de
persona , sino procediendo inm ediatam en­
te al arresto por el mas leve m otivo de
sospecha , dand&me cuenta luego , lue­
go , luego por m edio de mi G obernadoc
interino del Consejo. TtMidráse entendido
& c. E n San L o ren zo á 3 d e . N o viem b re
de 18 0 7 .
C o n a rreglo á lo m andado en el pri­
mero y segundo decreto , el G obernadoc
interino del Consejo con otros tres M in is­
tros del mismo tribunal principiaron á for*
m ar el proceso , se puso en prisión al D u ­
que del In fa n ta d o , á D o n Juan E scoiquiz,
C onde de O r g a z , y demas sugetos que apa*
recen en la causa , cu yo extracto verem oj
mas adelante , y desearíam os poder pre­
sentar la o r ig in a l, y en ella se veria el t e xido de m aldades con que quiso aUicInac
el opresor á los íntegros ju e c e s , cu y a fir­
m eza h eroyca se etern izará en los fastos de
la h isto ria ; pero su prudencia no ha que­
rido que sepa el publico mas que los he­
chos que prueben la inocencia de nuestro
Soberano , y dem as sugetos que p artieron
la desgracia con S. M .
70
^
L u e g o que se co n clu yo la su m a rla , se
nom bró para Fiscal al mas antigu o del
C o n s e jo ; y para senfenciar la causa , des­
pues de haber pasado por todos los tram i­
tes del derecho , se aum entó el num ero de
Jueces , nom brando ocho M inistros mas
del Consejo. Enterados todos del procese
el dia 25 de E n ero de 1 8 0 8 , dieron la
sentencia que aparecerá mas adelante , que
debiera esculpirse en m arm oles, para que
adm iren los siglos venideros la rectitud y
fortaleza de los Jueces que la firm aron en
circunstancias en que la arbitraried ad y el
despotism o habían llegado á su colm o , y
que precisam ente se contrariaban con esta
sentencia á las m alvadas intenciones de los
que lo exercian.
Supo anticipadam ente G o d o y la sen­
tencia de los Jueces del E scorial m uy con­
traria á sus ideas; y com o vió que su atroz
atentado no salia com o acto de justicia,
que era á lo que habia a sp ir a d o , y que
quedaron burladas todas sus m aquinacio­
n e s, hizo que no se presentase al R e y la '
sentencia de los J u e c e s , y que decretase j
e! d estierra de los p re so s, quienes vimos i
cam inar cada uno á su destine 1 sin que s e ;
dixese ni á la N a c ió n , ni á la E u ro p a e!
resuirado de la c a u s a , com o se o freció en
el prim er decreto , quedando por d eclarar
la inocencia del P rin cipe de Asturias y de*
mas personas calum niadas , hasta que qui~
so el cielo que nuestro am ado F e r n a n d o
subiese al trono , y que la casualidad con­
servase el proceso o r ig in a l, cu yo extracto
se publicó en la G a ze ta extraordinaria de
M adrid del Jueves 31 de M arzo de 18 0 8 .
Reim prím ase:
Cano Manuel.
. En la Librería de Cabrerizo junto al Real
Colegio de Corpus C h risti, ademas de esta
C oleccion de D ocum entos interesan­
tes & c . , se hallarán los siguientes:
E logio del R e y nuestro Señor D on Fer—
|nando v ir . detenido y preso en el Palacio
de V alen cey en Francia.
Elogio de los buenos P atricio s que han
muerto en defensa de la patria con tra la
inju;ita invasioa de los Franceses.
*
^
E spañ a triu n fa n te , y áesengano á ío*
buenos Españoles que ign oran la perfidia
7
de los Franceses.
V id a publica del infam e G o d oy.
C o rreo del otro M u n d o , un tornito ; y
tus núm eros separados.
A la rm a española ó E le g ía , de Meiendez.
E spañ a encadenada por 1a perfidia fratic e s a , y restaurada por el va lor de sus hi­
jo s , Com edia.
i
N apoIeon , E scena trag ica unipersonal
E l sueño del T i c José', que quiso ser cabeza y quedó cola , Saynete.
i
V ia g e redondo .de ju s e p e I. á Españj
p o r el arte diabolico y poder irresistiblí
d e su herm ano N apoIeon.
E l asalto terrible que los ratones diero!
á la galleta de los Franceses en el Retir(^
P oem a serio.
[
N o ticia de lo ocu rrido el 2 de M ayo ei
el Parque de A rtille ría de M adrid.
M anifiesto hlstorico-politico sobre la
actuales circunstancias.
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A v iso á las Potencias de E u r o p a , k
20 octavas.
|
Com pendio historico que da una suciofa idea dd el porque se bailan los Francc'
ses en España.
!
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