Contradicciones Ausencia gubernamental

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fundam ental para poder com enzar
con una vida m edianam ente racional,
es el anhelo p olítico que les impulsa.
Se da la co in cide ncia en esa necesi­
dad, en la transform ación política, en
Instituciones, de rentabilidad no du­
dosa en su proceso explotador, cuales
han sido los Sindicatos, que ya no
resultan válidos, porque no garan­
tizan esa llam ada paz social que per­
m ita la fija ció n de unos planes econó­
m icos sin los sobresaltos que la conflictlvid a d espontánea, o salvaje, por
u tiliza r term inologías al uso, produce
en sus program as.
Esa necesidad del cam bio p olítico es
sentida tam bién por las o rganizacio­
nes obreras y por los m ovim ientos
pupulares, con el doble fin de a d q u irir
una cota de libertad que perm ita de­
fender lim pia, frontal y públicam ente
sus intereses y que tam bién dé satis­
facción a ese sentido de titu larid a d
y soberanía, enm udecido y apagado
a lo largo de cuarenta años de d icta ­
dura, pero no extirpado, que hace el
que una mayoría im portante de nues­
tros ciudadanos reclam e la respon­
sabilidad de sus propios destinos, a
través de la protagonización política
autentificada y sin selectivism os.
Contradicciones
De ese se ntir generalizado sobre la
necesidad de determ inadas transfor­
maciones, en cuyo alcance o exten­
sión se producen discrepancias, se
están haciendo eco im portantes insti­
tuciones que llam aríam os más que
de la sociedad española, del Estado
como tal, porque Institución del
Estado ha de ser considerada la
Iglesia actual y que al ser más anali­
zada, por unos y por otros quizás
sea la que menos atención deba
m erecernos hoy en este aspecto, pues
aún quedando claram ente constancia
de un enfrentam iento Iglesia-Estado,
matizado, m anipulado, deform ado, en
su presentación al público, puede
resolverse en cualquier form a según
convenga a los intereses del Vaticano
más que a los de su propia base.
Hechos im portantes han ocurrid o en
las Instituciones Armadas, por fa cto ­
res externos e internos, que permiten
asegurar que tam poco esta institu ­
ción, por escaso que sea todavía el
reflejo que en ella tengan los proble­
mas nacionales, es insensible o inde­
form able en cuanto a su puesta al
servicio de la situación actual.
Sus problem as Internos, y co n tra d ic ­
ciones, entre la concepción de una
antigua m ilicia medieval y pretoriana
y la necesidad de un e je rcito mo­
derno, la situación del Sahara, su
reacción frente a la corrup ción de
sus élites responsables y su enfrenta­
m iento con el pueblo, le hacen hoy
un sector en que el fa c to r sorpresa e
ignorancia juega papeles decisivos.
Si la Iglesia y el E jercito merecen
siem pre atención en este panorama,
podríam os d ecir que quizás lo me­
rezca más la A dm inistración, cuya
contem plación es realm ente sorpren­
dente.
Ausencia gubernam ental
La A dm inistración no tiene hoy pro­
gramas p olíticos que cum plir, vive
una vida vegetativa y nominal en el
sentido de nómina, y pude decirse de
ella que está empezando a notar tam ­
bién esa inseguridad política del fu­
turo, a la que ha de deberse el que
cualquier clase de iniciativas de or­
den polítíco com prom etedor, em pie­
cen a encontrar acogida en su seno,
bien sea en la m ovilización simple
de profesionales ó bien sean las cam ­
pañas de creación de Sindicatos fun­
c io n a ría is , libres, que realm ente dan
unos resultados sorpendentes, aún
dentro del clasism o con que fu ncio ­
nan habitualm ente estos sectores, que
se muestran coincidentes en el c ri­
terio de que los problem as que pesan
sobre el país no van a poderiser
solucionados con m edidas de carác­
te r puram ente paralizador o super­
fic ia l y que exigen soluciones radi­
cales.
La tesis evolucionista, que en algunas
capas sociales pudiera encontrar
eco, como vía del mal menor, va per­
diendo, a lo largo de los meses;
desde el fam oso discurso del 12 de
Febrero, im portancia y adhesión, y la
cla rific a c ió n de campos hacia el inm ovilism o defensor de privile g io s y
situaciones, que son incom patibles
con el sentir dem ocrático, se perfila
frente a la tesis del cam bio co nstitu ­
yente, aún cuando tam bién en este
cam po se pueda d ecir que existe la
d ivisión entre los que desearían
realizar ese cam bio de constitucionalidad desde el poder, y con m ecanis­
mos ya establecidos en el periodo
d ictato ria l, y los que preferirían que,
com o más auténtico y lógico, esa
co nstitu cion alida d
surgiera de la
expresión libre y soberana de nues­
tros pueblos.
Pero unos y otros, inm ovílistas y
constitucionalistas, por la cúspide o
por la base, saben que la acum ula­
ción de problem as existentes en el
país va a transcender, al nivel más
traum ático en nuestra existencia, ya
que dichos problem as van adq uirie n ­
do una situación de encono que no
perm ite la existencia de posiciones
tibias, y si no podemos afirm ar que
hay un auténtico vacío de poder sí
podem os afirm ar que hay una abso­
luta ausencia de gobierno.
La Universidad y la educación cam iEXPRÉS ESPAÑOL / Septiem bre 1975
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