¿Qué se requiere para que una biblioteca pública promueva la información, la lectura, el saber y finalmente el conocimiento? Por Luis Bernardo Yepes “Antes que nada debo decirles que no hablo sino que escribo.” Medio pan y un libro. Discurso de inauguración de su biblioteca. Federico García Lorca Las bibliotecas públicas surgen como una manifestación de la cultura, son la respuesta material a necesidades intelectuales y de información de culturas ambiciosas e inconformes, de comunidades luchadoras y con aspiraciones universales. Con las bibliotecas en Colombia debemos responderle a una detestable guerra de más de 60 años. Así hay que responderle a la ignominia, es así como debe respondérsele a las crisis y a la adversidad, no de otra manera. Ante la barbarie y las vicisitudes, las bibliotecas, con su promoción de la lectura, son una tabla de salvación para generaciones colosales que de lo contrario serían absorbidas por lo atroz de las guerras y lo desvergonzado del consumismo. Suele ocurrir que ante las crisis se corten los recursos para la Cultura, así no debe ser, es nuestra obligación elegir gobernantes que piensen lo contrario: que ante las crisis invirtieran en la promoción de la lectura con avidez, con entusiasmo, con recursos tangibles y pertinentes, que se hagan bibliotecas dignas, no remedos. Ahora bien, para hablar de leer en la biblioteca pública, primero hay que entender cuál es el compromiso social de la biblioteca pública, irremediablemente hay que preguntarse por su atributo o esencia, aquella que determina su misión social de tal manera que pueda ser lo que la gente quiera sí, pero dentro del rango de su responsabilidad social. Entonces, sin duda se debe intentar, en primera instancia, comprender lo que podría ser su papel en la sociedad, cuál su “utilidad social”, si se quiere. Para determinar con mayor claridad el rol de la biblioteca pública en la sociedad, habría que reconocer qué es lo que esta hace que ninguna otra organización, corporación o institución pública haga por toda la población, y se puede afirmar, sin temor a equivocarnos, que su naturaleza o atributo singular tiene que ver, sin duda alguna, con la información. La pregunta sería: ¿qué tipo de información? Por ejemplo, los medios de comunicación tienen como punta de lanza la información, igual que las bibliotecas, pero con un elemento diferenciador, los medios de comunicación apoyan su acción, entre otras cosas, en la publicidad y esto los obliga a lo que podemos llamar servidumbres informativas. La biblioteca pública, a no ser que entregue su conciencia a una o varias editoriales o a intereses particulares, religiosos, politiqueros o que se yo, en teoría no está sometida ante ningún poder cuando brinda información a sus comunidades. En ese orden de ideas, la información de los medios de comunicación no es la misma información que proporciona la biblioteca pública. A lo anterior se le suma algo muy importante: en el mundo contemporáneo, a excepción de los medios alternativos, los grandes medios suelen ser parte de un engranaje que pertenece a los poderosos, personas e instituciones interesadas en mantener un estatus quo. Dueños que suelen gobernar desde la sombra a los países. En ese sentido no es una información limpia y universal, sino información tratada, filtrada desde la óptica de intereses particulares, en su mayoría sórdidos, económicos y pendencieros. Las bibliotecas públicas por el contrario, representan la estabilidad del saber. Es decir que en las bibliotecas están consignados los distintos soportes que comunican, mediante la palabra escrita, la imagen o el sonido, el cúmulo de conocimientos que la humanidad ha generado producto de un ejercicio cultural ininterrumpido, en una dialéctica en la cual individuos y colectivos se alimentan con informaciones diversas y luego las plasman en un soporte vigente en un periodo histórico. Este soporte ha tenido una denominación de acuerdo con la época y su materialidad: petroglifo, tableta de arcilla, papiro, pergamino, libro, libro digital y habrá otras denominaciones en la medida que la humanidad avanza…, o retrocede, eso ni se sabe. Entonces lo que se encuentra en las bibliotecas, y que suele ser entregado a nosotros a modo de información, son básicamente avances y creaciones humanas de carácter universal, pero también las creaciones cotidianas de hombres y mujeres que habitan un reducido territorio. He ahí su esencia: el gobierno de la información. Eso sí, en un contexto de sociedad red en el cual priman todo tipo de relaciones personales y virtuales, en un mundo eminentemente globalizado donde, a pesar de ello, lo local sigue siendo soberbiamente importante para la comprensión y la supervivencia en este mundo globalizado. Otro asunto a tener en cuenta del mundo globalizado, es que a pesar de que no toda la población puede acceder en la actualidad a Internet, es decir que existen zonas grises o de exclusión en el mundo, es una verdad de apuño que las tecnologías de información y comunicación son fundamentales y que la biblioteca pública debe jugar un papel estelar en la inclusión de las comunidades que se están quedando sin la información elemental para participar decorosamente en las decisiones del mundo. También es cierto que hay que llenar de contenidos esas herramientas tecnológicas, contenidos que comuniquen, que traduzcan la vida cotidiana comunitaria. Para ello, además del ejercicio de lectura permanente a las comunidades, será necesario estudiar los modos de leer que surgen a partir de los medios tecnológicos en continúo nacimiento. Es importante aprovechar que se generen en estos medios actos en doble vía, es decir, de lectura y de escritura. Con esto se privilegia el pensamiento, la búsqueda y la entrega razonada, pues la comunicación en estos medios prioriza la intuición y, además, no es sólo sensorial, es además pentasensorial en virtud de que recoge todos los sentidos, de hecho en un texto de esta generación, aparte de poder escuchar el canto de las sirenas, se pueden tener impresiones táctiles y gustativas, por ejemplo. La creación de contenidos para los medios tecnológicos ayuda sin duda a generar pensamiento, se propicia el paso de la receptividad contemplativa hacia la acción fundadora. Si se generan contendidos se soluciona el problema de la dependencia tecnológica, en otras palabras: se acaba con la servidumbre tecnológica y la biblioteca contribuye a la inclusión social y a la emancipación de los ciudadanos. Lo que promueve la biblioteca En ese orden de ideas, el compromiso de la biblioteca es con la información, y para que esta pueda salir de los anaqueles y de las pantallas, deberá ser promovida, por tanto, además de tener como propósito el de ser un Centro de información global para la ciudadanía, debe ser también un centro focal de promoción de la lectura, habida cuenta de que esa tarea no se cumple a cabalidad en el hogar y en la escuela. A su vez, cuando la biblioteca promueve la lectura de la información que allí tiene: literaria y documental y en los distintos soportes, se convierte en promotora del saber, de los distintos saberes producto de la dinámica cultural, científica, artística, comunitaria e individual de la humanidad. Y al promover el saber, está propiciando la generación de conocimiento, ya que el saber, inmerso en circuitos de socialización adecuados, se convierte en nuevo conocimiento para cualquiera de las disciplinas que lo genere y se lo apropie al permitir la conversación de saberes. Es decir que la biblioteca es también un centro que posibilita la generación de conocimiento, habida cuenta que tiene los insumos para conseguir que el conocimiento surja en cualquier instancia de la sociedad. En otras palabras, cuando la biblioteca propone el libre acceso a la información, y además a su promoción, está contribuyendo con la generación de capital social que se origina mediante intercambios de información que sumados a actividades de socialización con redes humanas, permite la producción de conocimiento. Ese capital social propicia la comprensión y el entendimiento entre las diversas culturas, es decir, entre los grupos locales y las redes humanas del mundo, porque cuando se genera capital social se trabaja además por la dignificación del ser humano debido a que le permite a los individuos reflexionar y hacerse dueños de sus propios destinos, y convivir en un territorio con posibilidad de participar en transformaciones argumentadas. Ese es un papel que desempeña la biblioteca pública en una polis que basa su sistema de producción en un minucioso trabajo en red. En una polis que ha tenido que dejar los individualismos atrás. ¿Qué se requiere para que en verdad una biblioteca promueva la información, la lectura, el saber y finalmente el conocimiento? 1. Un bibliotecario, bibliotecario Así como Alberto Mangel dice que el escritor debe ser sensible a los dictámenes de la experiencia, pienso que el bibliotecario también, pues su responsabilidad es política ya que su trabajo tiene que ver con esa polis de las redes sociales que habita y a la que debe encontrarle el sentido. Al decir de Mallarmé, el bibliotecario debe darle un nuevo sentido a las palabras de la tribu, copar de sentidos a los seres humanos y para ello, con su experiencia, debe observarlo todo. Tiene que mirar la importancia estratégica del espacio electrónico en la sociedad red, eso es cierto, pero también debe ser un perpetuo lector del mundo y los seres que lo habitan. Esto es algo que no puede ignorar, de lo que no se puede aislar. Estas lecturas permanentes le permiten al bibliotecario entender su compromiso social. 2. Colecciones reales para personas reales La razón de ser de las bibliotecas son los contenidos, que se encuentran bajo la figura de colecciones. Estas deberán ser fruto de una selección y evaluación permanente y que tiene que ver con la pertinencia de las mismas. En las colecciones priman los contenidos, pero deberán estar en todos los soportes y formatos: papel, digital, en línea. En periódicos, revistas, folletos, libros. En el transcurso del tiempo se podrán descartar si el momento lo amerita. Las colecciones quizá tendrán énfasis de acuerdo a la vocación de la población en la cual está inmersa la biblioteca: agraria, artesanal, deportiva, artística… ya se sabrá. Los contenidos deberán ser globales, pero también locales. Aquí cobra relevancia la información local, que les permite a sus usuarios presenciales y virtuales, tener insumos para una participación activa en el devenir de su barrio, vereda, corregimiento, departamento, ciudad, país. Información que a veces deberá ser recolectada por medios no convencionales, e igualmente, quizá organizada de una manera poco habitual pero, eso sí, deberá ser entregada al público de una manera irrebatible. 3. Una acción de animación a la lectura para cada público El bastión democrático más importante de una sociedad civilizada, la biblioteca pública, debe tener como mínimo una actividad de animación a la lectura para cada uno de los públicos que hacen parte de su radio de actuación. Sabrá su bibliotecario qué grupos conviven en su territorio, desde la primera infancia hasta la edad otoñal. Deberá tener programado con regularidad, en días de sol y de tormenta, y sin desfallecer, horas del cuento y clubes de lectura. Estas dos acciones deben hacer parte de los rituales de la biblioteca, deben ser, por siempre, actuaciones inherentes a la biblioteca. 4. El promotor de lectura parte indiscutible del equipo Todas las bibliotecas públicas latinoamericanas deben contar con un promotor de lectura que desarrolle actividades de animación a la lectura, pero que además cumpla con funciones relacionadas con la coordinación de acciones genéricas de fomento de la lectura que tengan que ver con la planeación, diseño y ejecución de proyectos que le permitan a la biblioteca ser un centro de promoción de lectura público. Siempre con la mira puesta en promover la literatura y las otras escrituras, como la documental y periodística, por ejemplo. 5. Llegar con acciones a lugares alejados de su territorio. La biblioteca pública debe llegar con acciones de circulación del libro a lugares donde sus paredes no alcanzan, no para perpetuarlas en ese formato, sino para buscar que sean mayores de tal manera que pueda brindarle a los habitantes que sirve, información y acciones de lectura más robustas, más de corte bibliotecario, como manda la contemporaneidad. De corte bibliotecario quiere decir que lo ideal es que los usuarios se beneficien de una infraestructura integral de servicios que inclusive les ofrezca libre acceso a la tecnología. Es fundamental entonces, en una lógica de desarrollo, trascender la caja viajera, pasar de esta al kiosco o punto de lectura, y del punto de lectura a la biblioteca pública en todo el sentido de la palabra. 6. Trabajo en red para ser potentes No es posible el desarrollo y crecimiento de un proyecto bibliotecario público sin un trabajo mancomunado con los distintos movimientos sociales, comunitarios, públicos y empresariales. Además el bibliotecario deberá echar mano de todas las propuestas organizativas habidas y por haber que ayuden a la biblioteca a ser más eficaz, verbi gracia el Servicio social del estudiantado, el voluntariado, las mesas de trabajo, los grupos de apoyo a la biblioteca, las bibliotecas escolares, y más. Hay más, por supuesto, pero ahora me pidieron esto. Se hace necesario un poco de claridad conceptual y unas acciones prioritarias para construir unos cimientos firmes, con ello no tendremos que mirarlas luego con desconsuelo al verlas desconfiguradas, traidoras de su misión real, en virtud de que los vacios dejados suelen ser copados con actuaciones que desvirtúan su razón de ser. Empecemos por eso, por tener bibliotecario, colecciones, promotor de lectura, actuaciones de animación a la lectura, confianza en el otro, en los otros. Luego vendrá lo demás, las otras maniobras, y eso será tema para una nueva conversación. Gracias, Luis Bernardo Yepes Osorio Jefe Departamento de Bibliotecas COMFENALCO Antioquia Bogotá, octubre 14 de 2014