Renovación teatral europea-Ibsen y Strindberg

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Prof. José Antonio García Fernández
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DPTO. LENGUA Y LITERATURA- IES Avempace
C/ Islas Canarias, 5 - 50015 ZARAGOZA - Telf.: 976 5186 66 - Fax: 976 73 01 69
LA RENOVACIÓN DEL TEATRO EN EUROPA DESDE EL FIN DE SIGLO
http://www.avempace.com/personal/jose-antonio-garcia-fernandez
En el programa establecido por la Universidad de Zaragoza para la optativa de Literatura Universal, se
dedica el tema 5 a la renovación teatral en Europa y América. En el caso americano, es evidente la
importancia y relevancia de autores como Arthur Miller, Tennesse Williams, Edward Albee, William Inge
(y como precursor, Eugene O’Neill).
Pero de lo que nos vamos a ocupar aquí es de la renovación del teatro europeo desde finales del
siglo XIX. Siguiendo el programa oficial de la Universidad, podríamos titular este apartado: “El teatro
europeo: entre el naturalismo y la modernidad”. Las cuestiones que deberían tratarse son las siguientes:
1. Modos de entender el hecho teatral. Los cambios en las infraestructuras. Los géneros.
2. Un punto de partida: Antón Chéjov, Henrik Ibsen y August Strindberg.
3. Luigi Pirandello (Seis personajes en busca de autor) y la renovación de la escena.
4. El teatro de compromiso: Bertolt Brecht.
5. El teatro del absurdo: Alfred Jarry (iniciador del vanguardismo, autor de Ubú, rey), Ionesco (La
cantante calva, La lección, Rinoceronte), Samuel Beckett (Esperando a Godot, Fin de partida), Genet,
Harold Pinter (+ el norteamericano E. Albee).
En este documento solo vamos a ocuparnos de la cuestión 2, los precursores de la renovación:
Antón Chéjov, Henrik Ibsen y August Strindberg, y especialmente del tercero de ellos.
Un punto de partida: Antón Chéjov, Henrik Ibsen y August Strindberg,
precursores de la renovación teatral en Europa
En primer lugar, hay que decir que el teatro naturalista llegó a la escena cuando ya la novela
naturalista (la escuela de Émile Zola y sus seguidores) está en decadencia. En lugar de ser tan sociológico
como la novela, el teatro naturalista es más psicológico, ahonda en las razones de los personajes, explica
su comportamiento y sentimientos, sus emociones e ideología. Los autores más destacados fueron los
escandinavos Ibsen y Strindberg y el ruso Antón Chéjov.
 Antón Chéjov (1860-1904)
Ver el documento: “Antón Chéjov, sembrador de inquietudes, y La gaviota”
http://www.avempace.com/file_download/3149/Ant%C3%B3n+Ch%C3%A9jov+y+La+gaviota.pdf
 Henrik Ibsen (1828-1906)
Henrik Ibsen (1828-1906), noruego, trata el tema de la realización del individuo frente a la
sociedad, cuyas normas coartan la libertad individual y la autenticidad personal. Su teatro casi no tiene
acción externa y es sobre todo psicológico, de conflictos anímicos o interrelacionales.
En su obra más famosa, Casa de muñecas, escrita en 1789 y estrenada un año después, una mujer,
Nora Helmer, acaba abandonando a su marido, Torvald, y a sus hijos, al margen del qué dirán, porque se
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siente tratada como una “muñeca”, un ser inferior al que se niega capacidad. Nora verá como su mundo
idílico puede venirse abajo si ella no toma medidas para hacerse dueña de su propia existencia, más allá
del rol encorsetado que le asigna la sociedad. Ella es una auténtica heroína, una mujer capaz de
sacrificarse, pero que opta por un grito de inconformismo. Casa de muñecas es uno de los textos teatrales
que ha propiciado más estudios críticos. Su protagonista, Nora, se ha convertido en un icono absoluto del
teatro. Ibsen presenta la descomposición de las estructuras de la organización familiar tradicional,
producida porque una mujer de verdad se niega a seguir jugando el papel que se le asigna: ella ya no
quiere ser una muñeca, un ser desvalido y perpetuamente menor de edad. Nora coge las riendas de su
destino.
En El enemigo del pueblo, el protagonista es tenido como tal porque se opone a la corrupción, el
interés y el egoísmo.
Ibsen es tenido como un adelantado del feminismo, pues comprendió que la sociedad se regía por
unas normas y patrones exclusivamente masculinos, según los cuales se juzgaba la conducta de las
mujeres de una manera y desde una perspectiva absolutamente unilateral. El autor noruego reflexiona
sobre la alienación del individuo en una sociedad costumbrista más bien de corte dictatorial, que niega la
libertad de realización, de pensamiento y acción a la persona.
Más información:



“Henrik Ibsen: Hedda Gabler”, http://www.avempace.com/file_download/4971/Henrik+Ibsen-HeddaGabler-cuaderno+CDN.pdf
“Henrik Ibsen: Un enemigo del pueblo”,
http://www.avempace.com/file_download/3702/Henirk+Ibsen-UN-ENEMIGO-DEL-PUEBLOcuaderno+pedag%C3%B3gico+CDN.pdf.
“La renovación del teatro”, http://www.avempace.com/file_download/3194/LA-RENOVACION-DELTEATRO-javlangar.pdf
 August Strindberg (1849-1912)
El caso del sueco August Strindberg (1849-1912) es similar al de Ibsen, pero a la vez
completamente distinto, pues Strindberg, cuyas ideas fueron absorbidas también por el movimiento
feminista, acabó siendo un militante convencido del anti-feminismo. Socialista radical en su juventud, más
moderado luego, sus temas principales son: la rebeldía contra las instituciones y el análisis psicológico de
los personajes. Su obra más famosa es La señorita Julia, donde se plantea un conflicto amoroso entre un
criado arribista y seductor y su ama, la joven y bella Julia, de clase alta, que, avergonzada de su
comportamiento lascivo, acaba suicidándose.
Strindberg nació en Estocolmo en 1849, hijo de un comerciante, Carl Oscar, y su antigua ama de
llaves y amante, Ulrika Eleanora. Su infancia y primera juventud fue bastante desahogada, aunque él la
describió como sombría por la severidad de su padre y la religiosidad estrecha de su madre. Estudió en
Upsala primero Medicina y luego Letras. No terminó los estudios, trabajó como maestro de primaria,
preceptor de jóvenes de origen noble, como periodista y vivió la bohemia literaria.
En 1870 estrenó su primera obra, A Roma.
En 1872, con 26 años, se representó su primera obra maestra, Maese Olof, donde se habla del
conflicto entre el rey Gustav Vasa y un revolucionario, ambos utilizan a un reformador religioso débil e
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inconsecuente, Olof. En esta obra abandonó el verso y usó un lenguaje directo y cotidiano; la composición
de los cuadros hacía pensar en Shakespeare.
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Se convirtió en ayudante bibliotecario en la Biblioteca Nacional sueca y se enamoró de la esposa
del barón Wrangel, Siri von Essen, finlandesa de la alta sociedad que quería ser actriz. Ella se divorció del
barón y se casó con Strindberg en 1877.
En 1879 publicó la novela El salón rojo, que inicia el realismo y la prosa moderna en Suecia y lo
convierte, a los treinta años, en el escritor más polémico y famoso del país. Siri no tiene gran talento como
actriz y no triunfa. El matrimonio con August se va deteriorando.
En 1882 publica el libro satírico El nuevo reino, donde ataca a políticos, santones culturales y
literatos de su país, lo que provoca una gran polémica. En 1883 se marcha a Suiza y comienza un largo
exilio voluntario, pues tiene muchos enemigos poderosos en su propio país.
En 1884 publica las novelas cortas Casados. Doce historias de matrimonios con entrevista y
prólogo, una obra que comienza con una declaración de los derechos de la mujer de carácter feminista y
donde se critican las relaciones hipócritas dentro del matrimonio burgués. La obra fue procesada por su
ataque a la familia con la excusa de que el autor blasfemaba contra la religión. Strindberg ganó el proceso,
pero le quedó fama de maldito. Su relación con Siri aún se deterioró más y se volvió anti-feminista,
enemigo de las mujeres y escéptico ante el amor y la vida de pareja.
En 1885 publicó Utopías en la realidad, donde habla de una sociedad justa, utópica y anarquista.
En 1886 publicó una autobiografía muy interesada, titulada El hijo de la criada, donde se presenta como
miembro de la clase obrera, aunque su familia, como hemos dicho, fue de hecho burguesa y de clase
media. También publicó la segunda parte de Casados. Dieciocho historias de matrimonios con prólogo,
rabiosamente anti-feminista. Escribe Gentes de Hemsö, El viaje de Pedro el afortunado y, a fines de 1887,
Alegato de un loco, libro básico para estudiar su posible locura.
En esos años se obsesiona con los temas psiquiátricos: las neurosis, la sugestión, el hipnotismo,
Nietzsche, Bernheim, Charcot, la lucha de cerebros, el asesinato psíquico…, y con la idea del lesbianismo
de su mujer Siri, con la que cada vez se lleva peor.
En 1888 se establece en Dinamarca y empieza a escribir La señorita Julia.
En 1891 se divorcia de Siri. Se exilia en Berlín.
En 1893 se casa con la periodista austriaca Frida Uhl. Dejan de verse al año siguiente y se divorcian
en 1897.
En 1894 va a París y sufre una crisis de soledad muy fuerte, que él mismo llamó “crisis de Inferno”.
Vive en la miseria, el novelista noruego Knut Hamsun y otros amigos escritores hicieron una colecta para
él; se entrega a la alquimia y el ocultismo, a la búsqueda de la piedra filosofal; teme que las ligas feministas
quieran matarlo.
En 1896 estrena en París El padre, que aplaudió Zola, y también La señorita Julia. Vaga de hotel en
hotel, acaba haciendo una cura de salud en Lund, en el sur de Suecia. Se vuelve casi místico, se acerca al
catolicismo primero y luego al budismo.
Escribe Inferno en 1899 y después Camino de Damasco, donde anuncia el expresionismo y el
surrealismo y se aferra a una fe que dé sentido a la existencia. Vuelve a Estocolmo. Escribe dramas
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históricos sobre los reyes suecos como Gustav Vasa, y un nuevo ataque al matrimonio: La danza de la
muerte.
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En 1890 se casa con la joven actriz Harriet Bosse, con la que pronto tiene problemas que aparecen
en su obra El sueño, estrenada en 1902, muy moderna.
En 1907 publica la novela Banderas negras, que cayó mal en los círculos literarios, pues critica
nuevamente a todos los escritores e intelectuales patrios. Funda con August Falck el Intima Teatern, cuyo
lema es: “Una mesa y dos sillas. El ideal”. Falck escribió un intereante libro titulado Cinco años con
Strindberg.
En 1909 recibe un homenaje nacional por su sesenta cumpleaños. El Nobel lo gana Selma
Lagerlöf, aunque él esperaba conseguirlo.
En 1910 escribe un artículo polémico, “El culto de los faraones”, donde critica al rey Carlos XII y
propone olvidar el culto al panteón real.
En 1912 una manifestación obrera se paró ante su casa para homenajear a “su” escritor. Poco
después, moría. Está enterrado en el cementerio del Norte, en Estocolmo.
 La señorita Julia (Fröken Julie)
En 1887, Strindberg lleva cuatro años de exilio voluntario por Europa, se establece en
Copenhague, donde se representa su obra El padre. Hacía tiempo que no tenía que ver con el teatro,
porque el proceso en Suecia de su obra Casados había producido el boicot de los editores y una situación
personal de penuria económica, además del agravamiento de su relación matrimonial con Siri. Pero ahora,
con el estreno teatral, regresan su optimismo y creatividad.
Para pasar el verano de 1888 alquiló una mansión en Skovlyst, a 20 km al norte de Copenhague,
propiedad de la señorita Frankenau, aristócrata venida a menos. Allí vivían la propietaria, el administrador
Ludvig Hansen y la hermanastra de éste, Martha, una joven menor de edad con la que Strindberg tuvo
relaciones, lo que produjo problemas judiciales entre él y el señor Hansen, a quien Strindberg no tenía
simpatía y de quien pensaba que estaba liado con la propietaria. Este episodio autobiográfico tiene que
ver con el argumento de La señorita Julia, la obra más internacionalmente reconocida del escritor,
estrenada en 1888. Julia tiene rasgos de la señorita Frankenau y el criado Juan, arribista y ambicioso,
recuerda al señor Hansen. El argumento es, más o menos, el siguiente:
Durante la noche de San Juan, noche mágica y loca, la hija de un conde, en ausencia de su padre,
seduce a su criado y decide fugarse con él, roban al conde y la joven, al darse cuenta de lo que ha hecho y
de la vida que le espera con el lacayo, prefiere suicidarse.
La obra se inspira en el caso real de una aristócrata enamorada de su criado, la señorita Rudbeck,
cuya historia salió en los periódicos de la época, quien, tras liarse con un hombre de posición inferior,
acabó de camarera en Hasselbacken, alejada de la clase social a la que por nacimiento pertenecía.
Igualmente, los problemas conyugales del escritor, preocupado porque él y su esposa no
pertenecían a la misma clase y porque ella había estado casada antes (Strindberg no era el primer hombre
que había conocido), aparecen reflejados en el drama.
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La reacción de asco de Julia, tras haber amado a su criado, es la misma que confesaba Strindberg
después de haber tenido relaciones con la joven Martha.
En cuanto al suicidio final de Julia, está inspirado en el suicidio de la escritora Victoria
Benedictsson, que sabemos que impresionó mucho a Strindberg, realizado con una navaja de afeitar.
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El editor de la obra, Seligman, hizo muchos cambios en el manuscrito original de Strindberg para
hacerlo más aceptable para el gusto de la época, y ello indignó al autor y ha dado lugar a múltiples
discusiones críticas sobre hasta dónde llegó la corrección del editor y qué se debe realmente al autor.
La primera Julia fue la esposa de Strindberg, Siri von Essen, pero su actuación no tuvo críticas
demasiado halagadoras (“fría y distante”, dijo un crítico). La adaptación cinematográfica de Alf Sjöberg en
1951 ganó la Palma de Oro en Cannes y convirtió a la joven actriz Anita Björk en la Julia más famosa de
todos los tiempos. En 1981 Ingmar Bergman hizo una adaptación teatral para el Festival de Munich y
explicó que incluía una líneas tachadas por el autor en el manuscrito original porque eran fundamentales
en la obra:
“JUAN: … Él saltó dos veces y cada vez recibió un fustazo; pero a la tercera le quitó la fusta de la
mano y se la dejó marcada en la mejilla izquierda. Y se marchó.
CRISTINA: ¡Pero qué me dices! ¡Así que es por eso por lo que va tan empolvada de blanco!”
Bergman explicaba que, según creía, el autor había suprimido estas líneas tan importantes porque
la actriz que iba a representar a Julia era su esposa Siri y debería salir a escena con un aire bastante raro,
empolvada como un payaso; así que optó por suprimir un texto fundamental. La presencia-ausencia de la
famosa cicatriz ha dado lugar a una intensa polémica crítica, entre seguidores y detractores del montaje de
Bergman.
Strindberg, muy al día del teatro europeo de su tiempo, calificó su obra como “la primera tragedia
naturalista de la dramaturgia sueca” y puso al frente de ella un prólogo muy interesante de justificación
teórica del naturalismo, que nos permite conocer sus ideas teatrales.
La obra se desarrolla conforme al lema del Intima Teatern: “Una mesa y dos sillas. El ideal”, pues
el decorado es austero y solo intervienen tres personajes: Julia, de 25 años; Juan, el criado, de 30 años; y
Cristina, la cocinera, de 35 años, que actúa como la voz del orden social establecido, condenando la
relación “contra natura” de la aristócrata y el siervo.
 Fragmentos de La señorita Julia
(Tomados de August Strindberg, La señorita Julia, trad. de Francisco J. Uriz, Madrid, Alianza,
reimpr., 2004)
 Función del teatro
“Prólogo
Durante largo tiempo he tenido al teatro, como al arte en general, por una Biblia pauperum, una
biblia en imágenes para los que no saben leer la letra impresa, y al dramaturgo por un predicador laico que
va ofreciendo las ideas de su tiempo en forma popular, lo suficientemente popular para que la clase media,
que es la que llena los teatros, pueda entenderlas sin demasiados quebraderos de cabeza. Por eso el teatro
ha sido siempre una escuela para la juventud, las personas medianamente cultas y las mujeres, es decir, para
aquellos que todavía conservan la capacidad primitiva de engañarse a sí mismos y de dejarse engañar, o, en
otras palabras, de aceptar la ilusión o sugestión que les presenta el autor.” (p. 31)
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 El teatro nuevo
“el nuevo vino ha hecho reventar los viejos odres.” (p. 32)
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 Temas eternos del teatro
“En el drama que aquí presento no he intentado hacer nada nuevo -porque eso es imposible-, sino,
simplemente, modernizar la forma de acuerdo con las exigencias que he creído que los hombres de nuestro
tiempo deben plantearle al arte del teatro. Y con este fin he elegido un tema -o quizá me haya dejado
seducir por él- que puede decirse que está al margen de las luchas partidistas actuales, ya que el problema
del ascenso o la caída social, del conflicto entré superior e inferior, mejor y peor, hombre y mujer, es, ha sido
y será de permanente interés. Al recoger este tema de la vida misma, tal como me lo contaron hace unos
años, cuando el suceso me impresionó profundamente, pensé que era un buen material para una tragedia,
ya que si todavía produce una trágica impresión ver el hundimiento de un individuo favorecido por la
fortuna, mucho más lo hará la desaparición de toda una familia.” (p. 32)
 Sonrisas y lágrimas
“El que la heroína despierte compasión se debe únicamente a nuestra debilidad, a nuestra
incapacidad de dominar la sensación de miedo a que pueda abatirse sobre nosotros el mismo destino. Sin
embargo, el espectador de gran sensibilidad quizá no se contente con esa compasión y el hombre con fe en
el futuro quizá exija algunas proposiciones tendentes a remediar el mal, en otras palabras, un programa.
Pero, en primer lugar, el mal absoluto no existe, ya que el hundimiento de una familia es la felicidad de otra,
que tiene entonces la posibilidad de ascender, y las fluctuaciones de ascensos y descensos constituyen uno
de los mayores encantos de la vida, pues la felicidad reside únicamente en la comparación. Y al hombre que
me pida el programa, que quiera remediar la desagradable circunstancia de que el ave de rapiña se coma a la
paloma y el piojo se coma al ave de rapiña, me gustaría hacerle esta pregunta: ¿por qué hay que remediarlo?
La vida no es tan matemáticamente idiota como para que sólo los grandes se coman a los pequeños, sino
que también ocurre, con la misma frecuencia, que la abeja mate al león o que, al menos, lo enloquezca.” (p.
33)
 Naturalismo: el tema de la herencia biológica
“He motivado el trágico destino de la señorita Julia con un buen número de circunstancias: el «mal»
carácter de la madre; la equivocada educación que le da su padre, su propia manera de ser y la influencia del
novio en un cerebro débil y degenerado. Hay, además, otros motivos más próximos: el ambiente festivo de
la noche de San Juan; la ausencia del padre; su indisposición mensual; sus ocupaciones con los animales; la
excitación del baile; el crepúsculo vespertino; la fuerte influencia afrodisíaca de las flores, y, finalmente, la
casualidad que lleva a la pareja a una habitación solitaria, amén del atrevimiento del hombre excitado.
No he procedido, pues, de una manera exclusivamente fisiológica, ni tampoco psicológica. No le he
echado la culpa únicamente a la herencia materna, ni tampoco a la indisposición mensual, ni he
recomendado exclusivamente «inmoralidad». Tampoco me he dedicado sólo a predicar moral, y, a falta de
cura, he puesto el sermón en boca de la cocinera.” (pp. 34 y 35)
 Los personajes o caracteres
“Un personaje de carácter era un señor invariable, definitivo, que se presentaba invariablemente
borracho, bromeando lastimosamente, y al que, para caracterizarlo, bastaba adornarlo con una deformidad
física, ya fuese un pie contrahecho, una pata de palo, una nariz roja, o hacerle repetir una determinada
expresión, como: «A Barkis le encantaría», «Muy amable», o algo parecido. Esta manera simplista de
presentar a los seres humanos la encontramos hasta en el gran Moliere. Harpagon no es más que un avaro,
aunque bien hubiese podido ser avaro y al mismo tiempo un notable financiero, un excelente padre de
familia y un buen consejero municipal, y, lo que es peor, su «vicio» es extraordinariamente provechoso para
su yerno y su hija, que son sus herederos, y que, por lo tanto, no deberían criticarlo aunque tuviesen que
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esperar un poco para acostarse juntos. Por eso no creo en caracteres teatrales simples, de una pieza. Y luego
esos juicios sumarios de los autores sobre sus personajes: ése es estúpido, ése es brutal, ése celoso, ése
tacaño. Eso sí que debería ser impugnado por los científicos que conocen la riqueza y complejidad del alma
humana y saben que el «vicio» tiene un reverso que se parece muchísimo a la virtud.” (p. 36)
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 La señorita Julia: anti-feminismo, nobles y plebeyos
“La señorita Julia es un personaje, un carácter, moderno no porque la mujer a medias, la que odia al
hombre, no haya existido en todas las épocas, sino porque es ahora cuando ha sido descubierta, cuando ha
salido a la luz y ha empezado a meter ruido. Víctima de la herejía (que ha conquistado también mentes muy
lúcidas) de que la mujer, esa forma raquítica del ser humano que está entre el niño y el hombre, el señor de
la creación, el creador de la cultura, era igual al hombre, o podía llegar a serlo, se lanza ella a la búsqueda de
una meta insensata, lo que provoca su caída. Insensata porque una forma raquítica, regida por las leyes de
propagación de la especie, siempre seguirá naciendo raquítica y nunca podrá alcanzar al que tiene ventaja
según la fórmula: A (el hombre) y B (la mujer) parten ahora del mismo punto C; A (el hombre) a una
velocidad de 100 kilómetros por hora, por ejemplo, B (la mujer) de 60. ¿Cuándo, pregunto ahora, alcanzará B
a A? Respuesta: ¡Nunca! Ni por medio de la igualdad en la enseñanza, igualdad de voto, o desarme, o
temperancia, de la misma manera que dos líneas paralelas no llegan a encontrarse nunca.
La mujer a medias es un tipo de mujer que se abre paso a codazos, que se vende ahora por el poder,
medallas, condecoraciones o diplomas, como antes lo hacía por el dinero, lo que denota una cierta
degeneración. No es una buena especie, pues se va a extinguir, pero desgraciadamente transmite su miseria
a la siguiente generación; y los hombres degenerados eligen inconscientemente entre ellas, de manera que
se reproducen, dando a luz seres de sexo incierto a los que la vida martiriza. Afortunadamente sucumben,
bien sea por grave desavenencia con la realidad, bien por la desenfrenada irrupción de los instintos
reprimidos, bien por la frustración de las esperanzas de alcanzar el nivel del hombre. El tipo es trágico y nos
ofrece el espectáculo de una desesperada lucha contra la naturaleza, trágico como una herencia del
romanticismo que ahora está dilapidando el naturalismo, que sólo busca la felicidad; y la felicidad no es de
estas especies, sino de las fuertes y sanas.
Pero la señorita Julia es, también, un resto de la antigua nobleza de las armas, que ahora debe dejar
paso al avance de la nueva aristocracia de la energía y la inteligencia. Una víctima, también, de la
desavenencia que el «crimen» de una madre provoca en una familia; una víctima de los errores y la
confusión de la época, de las circunstancias, de su frágil constitución, lo que, todo junto, equivale al Destino
o la Ley Universal de épocas pasadas. El científico ha abolido el sentimiento de culpa junto con la idea de
Dios, pero lo que no puede borrar son las consecuencias de la acción (el castigo, la cárcel o el miedo que eso
conlleva) por la sencilla razón de que siguen existiendo independientemente de que él otorgue el perdón o
no, ya que los prójimos ofendidos no pueden permitirse el lujo de ser tan bondadosos como aquellos que
están al margen del asunto y que, por tanto, no han sido perjudicados. Aunque el padre se viese obligado, a
regañadientes, a suspender la venganza, la hija se vengaría en sí misma, como lo hace en la pieza, movida
por ese sentido del honor, congénito o adquirido, que las clases dominantes heredan... ¿de dónde?
Probablemente, de la barbarie, de los antepasados arios, de los caballeros medievales. Es un sentimiento
muy hermoso, pero, en la actualidad, nefasto para la conservación de la especie. Es el haraquiri del noble, la
ley de conciencia del japonés que le obliga a abrirse el vientre cuando alguien lo ha ofendido, ley que,
aunque con ciertas modificaciones, perdura en el duelo, privilegio de la nobleza. Por eso puede seguir
viviendo Juan, pero la señorita Julia no puede vivir sin honor. Es ésta la superioridad que sobre el noble tiene
el siervo: carecer de ese fatal prejuicio del honor. Nosotros, los arios, tenemos siempre algo de caballeresco,
algo de Quijotes, algo que nos hace simpatizar con la persona que se suicida por haber perdido el honor al
cometer una acción innoble” (pp. 37-40)
 El criado Juan
“Juan se encuentra en un momento ascendente, pero no es por eso sólo por lo que es superior a la
señorita Julia, sino también porque es hombre. Por su sexo es un aristócrata. Es su fuerza masculina, su
virilidad, sus sentidos finamente desarrollados y su capacidad de tomar la iniciativa lo que le dan ese título.
Su inferioridad reside, sobre todo, en el entorno social en que se encuentra y que probablemente podrá
abandonar cuando deje la librea de criado.
Su mentalidad de esclavo se expresa en la veneración por el conde (las botas) y su fe de carbonero
en materia religiosa. Pero venera al conde como detentar de una alta posición, a la que él aspira. Y esta
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veneración persiste aún después de haber conquistado a la hija de la casa y haber visto lo hueca que estaba
todo detrás de la bella fachada.
No creo que pueda existir una relación amorosa, en el sentido «superior» de la palabra, entre dos
almas de tan diferente calidad. Por eso he permitido a la señorita Julia fantasear su amor y disminuir así su
sentimiento de culpa, y a Juan lo dejo suponer que el amor podría surgir de cambiar suposición social.” (pp.
41-42)
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 La cocinera Cristina
“Finalmente, Cristina es una esclava, rebosante de servilismo, de indolencia adquirida ante el fogón,
animalmente inconsciente en su hipocresía, atiborrada de moral y religión que le sirven de camuflaje y de
chivo expiatorio, ¡lo que el fuerte no necesita hacer puesto que puede asumir su culpa o justificarla con su
razonamiento! Va a la iglesia para descargar sobre Jesucristo, con rapidez y facilidad, sus robos domésticos y
procurarse una buena dosis de perdón.” (p. 42)
 El diálogo
“En lo que respecta al diálogo, he roto un poco con la tradición al no pintar a mis personajes como
catequistas que hacen preguntas estúpidas para provocar una brillante réplica. He intentado eludir el
modelo de diálogo francés con su construcción simétrica, matemática, y para ello he dejado que las mentes
trabajasen de una manera irregular tal como ocurre en la realidad, donde, en una conversación, nunca se
llega a agotar un tema, sino que cada uno de los cerebros actúa como una rueda dentada en la que el otro se
engrana a la buena de Dios. Por eso el diálogo anda sin rumbo, se provee en las primeras escenas de un
abundante material que luego se elabora, se trabaja, se repite, se amplía y se desarrolla de la misma manera
que el tema en una composición musical.” (pp. 42 y 43)
 Lo que el público quiere
“El argumento está preñado de acontecimientos, y como en realidad sólo concierne a dos personas,
a ellas me he ceñido, incorporando únicamente un personaje secundario, la cocinera, y dejando el espíritu
malhadado del padre flotar sobre lo que ocurre. La razón de ello es que he creído observar que a los
hombres de nuestro tiempo lo que más les interesa es el proceso psicológico de la acción y que nuestras
almas inquisitivas no se satisfacen con ver que algo pasa, sino que exigen saber cómo pasa. Queremos ver los
hilos, la maquinaria, escudriñar el cajón de doble fondo, tocar el anillo mágico para encontrar la juntura,
mirar las cartas para ver cómo están marcadas.” (p. 43)
 El monólogo
“En la actualidad, nuestros realistas han excomulgado el monólogo por considerarlo inverosímil;
pero si yo lo justifico, entonces lo hago verosímil y puedo utilizarlo con provecho. Es absolutamente
verosímil el que un orador ande paseando por su casa mientras lee en voz alta su discurso; verosímil también
que un actor ensaye de la misma manera su papel; que una criada hable al gato, que una madre parlotee a
su hiño, que una solterona charle con su papagayo, que una persona dormida hable en sueños. Y para darle,
por una vez, al actor la posibilidad de hacer un trabajo independiente y liberarlo, aunque sea por un instante,
de la férula del autor, es preferible no escribir el monólogo, sino simplemente indicarlo, ya que por ser
relativamente indiferente lo que se habla en sueños, o se le dice al papagayo o al gato, y no influir en el
desarrollo de la acción, un actor de talento, envuelto en un determinado ambiente, tiene la posibilidad de
improvisar mejor que el autor, el cual no puede calcular de antemano el tiempo que se puede hablar sin
sacar al público de la ilusión en que se encuentra.” (pp. 44 y 45)
 Arriba y abajo
“JUAN
¿Sabe que es usted muy extraña?
LA SEÑORITA
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Prof. José Antonio García Fernández
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DPTO. LENGUA Y LITERATURA- IES Avempace
C/ Islas Canarias, 5 - 50015 ZARAGOZA - Telf.: 976 5186 66 - Fax: 976 73 01 69
¡Quizá! ¡Pero usted también lo es! ¡Y además todo es extraño! La vida, las personas, todo... es como esa
nieve sucia que flota en el agua, que arrastran los ríos hasta que se hunde, se hunde... Me acuerdo ahora de
un sueño que tengo de vez en cuando. Estoy sentada en lo alto de una columna a la que he trepado y no veo
posibilidad alguna de bajar. Cuando miro abajo siento vértigo. Tengo que bajar, pero no me atrevo a saltar.
No puedo seguir sujetándome allí arriba y deseo vehementemente caer, pero no caigo. Y, sin embargo, sé
que no tendré paz ni descanso hasta que no llegue abajo, hasta que no me vea en el suelo. Y una vez en el
suelo deseo hundirme en la tierra... ¿Ha tenido usted alguna vez una sensación parecida?
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JUAN
¡No! Yo suelo soñar que estoy tumbado bajo un árbol muy alto en un bosque oscuro. Quiero subir, subir
hasta la copa para contemplar desde allí el hermoso paisaje donde brilla el sol y para saquear el nido que hay
allí arriba donde están los huevos de oro. Y trepo sin descanso, pero el tronco es muy grueso y escurridizo...
y la primera rama está tan alta. Pero sé que me bastaría con alcanzar esa primera rama para subir luego
hasta la copa como por una escalera. Todavía no la he alcanzado, pero la alcanzaré..., ¡aunque sólo sea en
sueños!
LA SEÑORITA
¡Y yo aquí hablando de sueños con usted! ¡Venga! ¡Vamos a salir! ¡Aunque sólo sea al parque! (Ella le ofrece
el brazo y van hacia la puerta.)
JUAN
¡Esta noche dormiremos con las nueve florecillas de San Juan bajo la almohada, así nuestros sueños se harán
realidad!” (pp. 69-70)
 Señores y criados
LA SEÑORITA
¿Crees que me voy a quedar bajo este techo como amante tuya? ¿Crees que voy a consentir que la gente me
señale con el dedo? ¿Crees que después de esto voy a poder mirar a mi padre a la cara? ¡No! ¡Sácame de
aquí! ¡Líbrame de la vergüenza y de la humillación! Oh, Dios mío, ¿qué he hecho? ¡Dios mío! ¡Dios mío! (Se
echa a llorar.)
JUAN
¡Vaya, ya tenemos la misma canción! ¿Que qué ha hecho? Lo mismo que tantas otras antes que usted.
LA SEÑORITA (Grita como en un ataque de histeria.)
¡Y ahora me desprecias! ¡Me caigo! ¡Me siento caer, caer!
JUAN
¡Caiga usted hasta donde estoy yo y la levantaré!
LA SEÑORITA
¿Qué terrible fuerza me arrastra hacia ti? ¿La atracción que siente el débil por el fuerte? ¿El que cae hacia el
que sube? ¿O era amor? Amor... ¿eso? ¿Sabes tú lo que es amor?
JUAN
¿Yo? ¡Que si lo sé! No creerá usted que ha sido la primera vez...
LA SEÑORITA
¡Qué manera de hablar! ¡Y qué ideas se te ocurren!
JUAN
¡Las que me han enseñado! ¡Y así soy yo! ¡No se ponga nerviosa, ni se haga la finolis, porque ahora ya somos
de la misma calaña! ¡Tranquila, chiquilla, y ven aquí que te voy a invitar a una copita de algo excepcional!
(Abre el cajón de la mesa y saca la botella de vino. Llena dos de los vasos ya usados que hay en la mesa.)
LA SEÑORITA
¿De dónde has sacado ese vino?
JUAN
¡De la bodega!
LA SEÑORITA
¡El borgoña de mi padre!
JUAN
Tampoco está mal para el yerno.
LA SEÑORITA
¡Y yo aquí bebiendo cerveza! ¡Yo!
JUAN
Eso demuestra simplemente que tiene peor gusto que yo.
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LA SEÑORITA
¡Ladrón!
JUAN
¿Piensa delatarme?
LA SEÑORITA
¡Oh, Dios mío! ¡Cómplice de un ladronzuelo! ¿Estaba borracha? ¿He andado como una sonámbula esta
noche? ¡Noche de San Juan! Fiesta de juegos inocentes...
JUAN
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¿Inocentes, eh?
LA SEÑORITA (Yendo y viniendo por la habitación.)
¿Habrá en todo el mundo algún ser más desgraciado que yo en este mismo instante?
JUAN
¿Desgraciada? ¿Por qué? ¡Después de una conquista así! ¡Piense en Cristina! ¿No cree que también tiene
corazón?
LA SEÑORITA
Eso es lo que pensaba hace un instante, pero ya no lo creo! ¡No! Un criado será siempre un criado...
JUAN
¡Y una puta será siempre una puta!
LA SEÑORITA (De rodillas, con las manos juntas.)
¡Oh, Dios mío! ¡Pon fin a mi vida miserable! ¡Sácame de este fango en el que me estoy hundiendo! ¡Sálvame!
¡Sálvame!
JUAN
¡No puedo negar que me da pena! Cuando aquel día, tumbado entre los cardos, la vi en la rosaleda,
entonces..., ahora ya lo puedo decir..., ¡tuve los mismos pensamientos sucios que los demás chicos!
LA SEÑORITA
¡Y tú eras el que quería morir por mí!
JUAN
¿En el arcón de avena? No era más que palabrería...
LA SEÑORITA
Es decir..., ¡mentira!
JUAN (Comienza a sentirse somnoliento.)
¡Casi! Yo había leído en un periódico la historia de un deshollinador que se había metido en una leñera llena
de lilas, porque lo habían procesado por un asunto de reconocimiento de paternidad de un hijo natural...
LA SEÑORITA Así es que eres un...
JUAN
No se me ocurrió otra cosa... y algo tenía que contar, porque a las mujeres siempre se las conquista con
palabrería.
LA SEÑORITA ¡Canalla!
JUAN Merde!
LA SEÑORITA Y ahora ya le has visto el lomo al halcón...
JUAN
Precisamente el lomo no...
LA SEÑORITA
Y yo iba a ser la primera rama...
JUAN
Pero la rama estaba podrida...
LA SEÑORITA
Yo iba a ser el letrero...
JUAN
Y yo el hotel...
LA SEÑORITA
Sentada en la recepción, embaucando a los clientes.
JUAN
Eso era cosa mía...
LA SEÑORITA
¡Cómo puede albergar un alma humana tal suciedad!
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Prof. José Antonio García Fernández
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JUAN
¡Pues lávela!
LA SEÑORITA
¡Lacayo! ¡Criado! ¡De pie cuando yo hablo!
JUAN
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¡Puta de lacayos! ¡Furcia de criados! ¡Cierra el pico y lárgate! Pero ¿quién eres tú para echarme en cara mi
conducta? ¡Jamás se ha comportado nadie de mi clase con la ordinariez que tú lo has hecho esta noche!
¿Crees que alguna de tus criadas provoca a los hombres como tú? ¿Has visto a alguna chica de mi clase
ofrecerse con semejante desvergüenza? Así no se entregan más que las perras y las prostitutas.” (pp. 88-93)
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