Del conocimiento didáctico al conocimiento práctico para la lectura comprensiva / 1 2 / Luis Alberto Díaz A. Del conocimiento didáctico al conocimiento práctico para la lectura comprensiva / 3 “El que lee mucho y anda mucho ve mucho y sabe mucho” Don Quijote de la Mancha Del conocimiento didáctico al conocimiento práctico para la lectura comprensiva Luis Alberto Díaz A. 4 / Luis Alberto Díaz A. Del conocimiento didáctico al conocimiento práctico para la lectura comprensiva / 5 ÍNDICE Agradecimientos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Pág. 7 Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 Diálogo para escribir tu nombre, Pedagogía Exordio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23 Capítulo Primero: Del Conocimiento Didáctico. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29 Capítulo Segundo: Al Conocimiento Práctico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65 Anexos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99 © Luis Alberto Díaz Arancibia, 2014 Registro de Propiedad Intelectual Nº 243.191 ISBN: 978-956-17-0605-7 Derechos Reservados Tirada de 300 ejemplares Ediciones Universitarias de Valparaíso Pontificia Universidad Católica de Valparaíso Calle 12 de Febrero 187, Valparaíso Mail: [email protected] www.euv.cl Impresión: Litografía Garín, Valparaíso HECHO EN CHILE Glosario de términos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113 Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133 6 / Luis Alberto Díaz A. Del conocimiento didáctico al conocimiento práctico para la lectura comprensiva / 7 AGRADECIMIENTOS Deseo expresar mis gratitudes a: Dra. Ivonne Elizabeth Fuentes Román Por su presentación del texto y por sus atinadas observaciones lingüísticas Dra. María Angélica Oliva Ureta Por su fundamentado Exordio Dra. Mónica Adriana Toledo Pereira Por sus sugerencias de evaluación Dr. Javier Enrique Vergara Núñez Por sus pertinentes comentarios curriculares Mg. Luis Alberto Guzmán Palacios Por sus atingentes y fundamentadas observaciones Mg. Pamela Carola Ruiz Cárdenas Mi querida exalumna y exayudante, por su gentileza para brindarme desinteresadamente sus acertadas acotaciones Profesora Carolina Cabezas Araya Mi exalumna, por las hermosas ilustraciones que embellecen esta obra Mis alumnos y alumnas de las Carreras de Pedagogía en Castellano y Pedagogía en Educación Básica de la Universidad de Playa Ancha, con quienes he trabajado este material A mi cónyuge Gloria A mis hijos Pamela, Soledad y Rodrigo A mis nietos Constanza, Sebastián y Felipe 8 / Luis Alberto Díaz A. Del conocimiento didáctico al conocimiento práctico para la lectura comprensiva / 9 PRESENTACIÓN La comprensión lectora es un tema vigente y preocupante para todos, especialmente, para aquellos que nos desenvolvemos en el mundo de la docencia. Una de las interrogantes es cómo conciliar la didáctica con la práctica de la lectura para obtener mejores resultados en el ámbito de la comprensión. El Dr. Luis Alberto Díaz a través de su obra, nos muestra de una manera amena y sencilla, las diversas estrategias que se pueden poner en práctica a propósito de la lectura, convirtiéndose estas páginas en un aporte para el docente y para los estudiantes de pedagogía en su práctica profesional. “Del conocimiento didáctico al conocimiento práctico para la lectura comprensiva” nos presenta el texto como objeto de lectura desde distintos planos, lo que permite hacer un análisis integrado, considerando tanto elementos fonortográficos como aquellos de corte pragmático y semántico-estilístico. Además, plantea el uso de la palabra como vehículo del pensamiento, puesto que desde la perspectiva de Vigotsky, asumida por el autor, es esta mancomunión la que permite admitir cuán relevante es la construcción de significado. En este contexto, vale la pena destacar la concepción del lector como persona a quien deben respetársele sus intereses, motivaciones y conocimientos previos, pues no es lo mismo abrir el mundo de la lectura para un niño de siete años que para un adolescente de quince. El Dr. Díaz concibe la lectura como una habilidad comunicativa que requiere considerar, no solo aspectos lingüísticos, sino también, factores pragmáticos, como el contexto y las características del lector, como agente activo que debe poner en práctica distintos procedimientos para transformarse en un lector autónomo y experto, en un ambiente adecuado que promueva la creatividad y el aprendizaje, valorando el error como parte del procedimiento didáctico que se pone en juego al enfrentar la tarea de leer. 10 / Luis Alberto Díaz A. Del conocimiento didáctico al conocimiento práctico para la lectura comprensiva / 11 La presente obra nos lleva en una transición que no necesariamente debe ser secuencial, de lo didáctico a lo práctico o de lo práctico a lo didáctico, permitiendo al docente y al estudiante de pedagogía, contar con herramientas concretas para trabajar la lectura de manera comprensiva. Se trabaja un texto literario como modelo, lo que aporta una experiencia concreta, facilitada por su presentación a través del diálogo analógico creativo; Diálogo para escribir tu nombre, Pedagogía pero el trabajo no se agota en el cuento presentado, puesto que puede y debe ser reemplazado por otros, de acuerdo a las características de los estudiantes y a las directrices de los planes y programas, siendo su valor agregado la flexibilidad y adecuación. Exordio1 Dra. María Angélica Oliva URETA El hecho de entregar orientaciones respecto de las estrategias que subyacen a las preguntas y a las actividades para cada momento de la lectura, es un excelente aporte para Libertad ayudar a quien tiene a su cargo desarrollar, en otros, la habilidad de leer comprensivaLos anexos se constituyen en una contribución por sí sola, pues ofrecen la posibilidad de Sobre mis cuadernos de escolar sobre mi pupitre y los árboles sobre la arena de nieve escribo tu nombre. acceder a una síntesis de aquellos conceptos trabajados desde el enfoque comunicativo, Paul Eluard mente, incorporando aspectos sociales que son claves para obtener buenos resultados. integrando la competencia lingüística y comunicativa con los niveles de la lengua. Debo rescatar el valor de un Glosario pertinente, completo y actualizado que permite, de forma sencilla, adentrarse en un nuevo paradigma que otorga herramientas al educador para trabajar en el desarrollo de la competencia lectora comprensiva, con un sustento teórico, claro y pertinente. Finalmente, van mis más sinceras felicitaciones al Dr. Luis Alberto Díaz: profesor, colega y amigo, por su aporte a la Didáctica con un compromiso comprobado a través de su trayectoria, con los educadores, los futuros profesores, los niños y jóvenes de nuestro país, que requieren herramientas y estrategias exitosas para crecer en la lectura y la escritura, como habilidades propias de la competencia comunicativa que cada individuo necesita desarrollar en la sociedad actual. Primeras Palabras: Avistar - Avisar Un sentimiento de libertad me ha alcanzado con la lectura de la obra de Luis Alberto Díaz que tengo la fortuna de prologar, al descubrir un libro de Pedagogía. Su discurso, está fundado y es fundante de una Pedagogía, donde la novedad sólo adquiere carta de ciudadanía al trasluz del acervo de esa disciplina. Baste observar, cómo el libro gira en torno a un Diálogo, cuyos interlocutores son un Profesor en Formación y un Profesor Universitario. El Diálogo, tan querido por Sócrates, leitmotiv de su existencia y, a su través, de sus conciudadanos, a quienes incita al ejercicio de un pensamiento crítico y provocativo (Giannini, 2005) es, también, caro al autor de este libro. Parece posible, entonces, pensar que esta Playa podría ser más Ancha e inquirir, con Sócrates, la pregunta principal de la Pedagogía como praxis política: ¿Qué es la virtud? ¿Se puede enseñar la virtud?2, y vivificar el desideratum de la Universidad, Dra. Ivonne Elizabeth Fuentes Román Académica del Departamento de Lingüística Facultad de Humanidades Universidad de Playa Ancha “Fomentar y alimentar cada vez más un saber libre y creador, una serie de conocimientos que arrancados de la mejor tradición, lleguen a esa frontera de ebu- 1 Agradezco la hospitalidad y alegría de Luis Alberto Díaz, que propició el clima de libertad, confianza, aceptación y respeto, necesario para la creación de este exordio. 2 Para Sócrates la virtud corresponde a su concepto de areté; sin embargo, modernamente es más adecuado traducirla como valor. 12 / Luis Alberto Díaz A. Del conocimiento didáctico al conocimiento práctico para la lectura comprensiva / 13 llición donde surge lo nuevo. Junto a este principio general, la universidad ha de ¿De qué manera, sobre sus páginas escritas y sobre sus páginas en blanco, este libro, preocuparse de formar no sólo buenos profesionales sino sobre todo hombres hace Pedagogía?5. El estudio de la pregunta, recala en Platón que aproxima el pensa- que profesen saberes y que se sumerjan en las venas del pueblo mismo del que miento a la forma en que éste despunta en el diálogo, espacio del lenguaje y de la vida. han salido” (LLedó, 1998: 199). En la obra de Luis Alberto Díaz, el pensamiento germina en el lenguaje didáctico, espacio Luis Alberto Díaz, contribuye a ese saber libre y creador, al renovar la pregunta socrática emplazada, ahora, en la Lectura Comprensiva y, en su Didáctica que hace posible la enseñanza de esa virtud. Diálogo, Comprensión y Transposición, constituye la trilogía germinal de este exordium, que adquiere plenitud al situarlo en los trabajos y los días del conmovedor paraje de Playa Ancha, salobre, ventoso y turbulento; marina que alienta toda esta palabra: J’écris ton nom Liberté, en el verso de Paul Eluard3, J’écris ton nom pédagogie, en nuestro verso4. de la relación enseñanza-aprendizaje, tal como acontece en las aulas y en la comunidad como extensión de las aulas. Sin embargo, no se trata de una mayéutica que, a la manera socrática, pretenda cumplir con el rito de iluminar el alma del alumno para extraer, por medio de preguntas, lo que el alma ya sabía, bien por un saber oscuro e incierto, y que permite llegar al alumbramiento de la verdad. Esa travesía, mediante la cual puede “verdaderamente enseñarse la virtud; imponer la virtud mediante la ley, mostrarla mediante el ejemplo son cosas recomendables, y aun necesarias, pero no suficientes: la virtud debe aparecer como resultado de una búsqueda racional infatigable en el curso de la cual el hombre se va adentrando en sí mismo a medida que va desechando toda vana curiosidad” (Ferrater Mora, 1958: 1.263 y 1.264). ¿Cuál es, entonces, la extravagancia I. Diálogo “Pero, con Platón, la filosofía presenta su radical instalación en el lenguaje; en el lenguaje propiedad de una comunidad, objeto de controversia y de análisis. Los diálogos de Platón constituyen, por ello, una de las formas más originales, a través de la que nos ha llegado la filosofía. Platón aproximó lo que suele denominarse pensamiento a la forma misma en que el pensamiento surge: el diálogo. Pero no el diálogo como posible género literario, sino como manifestación de un espacio mental en el que concurría el lenguaje, de la misma manera que en el espacio de la Polis concurría la vida” Emilio LLedó del Diálogo que habita en esta obra? o, lo que es lo mismo, ¿qué es lo que aquí se ha avistado y debe ser avisado? Su Diálogo, también, pretende iluminar el alma del alumno, mas, cuando ese alumno detenta la condición de ‘Profesor en Formación’, el propósito es desplegar su virtud de enseñante. Esta virtud, que puede ser avistada en el texto, puede pensarse en un locus, cuya exacta posición está en la intersección entre la vocación y la profesionalidad docente. Esto es lo que amerita ser comunicado. Luis Alberto Díaz, asume el imperativo de acompañar a este novel profesor, en una de las transiciones más difíciles que pueda dar cuenta una biografía en nuestra civilización: de alumno a profesional, coincidente con la de joven a adulto joven; rito de paso signado con la realización de la Práctica Profesional, preludio habitual del ingreso a la vida laboral. Sin duda, su talante de Maestro, le provee el coraje necesario para una empresa fundacional de esta naturaleza. Para ello, se instala en su disciplina la Didáctica de la 3 La obra de Paul Eluard, Liberté, ha inspirado este prólogo, especialmente, su versión libre, musicalizada por Gian Franco Pagliaro, titulada Yo te nombro libertad, que transforma los versos en una denuncia al debilitamiento de la vida democrática. La llamada a la libertad es, precisamente, para reparar esa malograda situación y vigorizar el espacio público, cuya óptima forma de organización es la democracia. 4 El giro al pronombre posesivo en la primera persona del plural en esta parte del texto, constituye un guiño de complicidad hacia el autor, y, a su través, hacia los integrantes de la comunidad educativa, para acomunarnos en el verso J’écris ton nom pédagogie, ante los embates de la gubernamentalidad neoliberal, en el sentido foucaultiano (1979), y que impacta en la institución educativa diezmando las posibilidades para la configuración del lado iluminado de la disciplina. Se trata, en suma, que este lenguaje sea propiedad de la comunidad según la aspiración de Platón. Lengua Castellana, desde donde se aventura en el diseño de un modelo didáctico de Lectura Comprensiva, estructurado en un Decálogo, que cumple la misión de efectuar la transposición didáctica. 5 Ciertamente, en una inspiración eluardiana que permite subrayar la dimensión implícita u oculta de la vida en las aulas (Jackson, 1998). La palabra texto, en su etimología, refiere a textum, del latín tejido (Larousse, 2007), parece posible, entonces, hurgar en el envés de su trama, en el sonido del silencio, para descubrir el multiverso de lo oculto, por ejemplo, aquello que subyace al currículum oficial o prescrito. 14 / Luis Alberto Díaz A. Del conocimiento didáctico al conocimiento práctico para la lectura comprensiva / 15 Al examinar esa propuesta, salta a la vista su emplazamiento en el clásico triángulo di- subyacen exigencias para la política educativa y, en su seno, por vía ejemplar, para la es- dáctico, donde aparecen convocados: contenidos, enseñanza y aprendizaje, y cuyo perí- tructura del puesto laboral docente, porque la práctica pedagógica depende no sólo del metro es la disciplina. Es dable reiterar, que, aquí, lo clásico, corresponde al patrimonio profesor que la practica, sino que está condicionada histórica, ideológica, política, en fin, de la disciplina, aquello que permite aquilatar la cuantía de la novedad. Porque la nove- socialmente. Esta comprensión debe ocupar un puesto central en la caja de herramientas dad sólo es buena si está en función de la tarea educativa, a ello hemos de prestar espe- de quien osa enseñar (Freire, 2009, Oliva, 2012); saber de las posibilidades, condicionan- cial atención en la vida institucional . Volvamos, pues, al clásico triángulo didáctico, sus tes y limitaciones de su práctica, para prevenir la frustración profesional, caldo de cultivo componentes aparecen presentados en un orden de prelación. En efecto, los contenidos de la desprofesionalización docente, que malogra no sólo una profesión sino, también, de la enseñanza ocupan el puesto central, baste atender al hecho que las instituciones varias vidas: la del mismo profesor, de sus alumnos y de sus familias. Porque un profesor educativas poseen la función principal de transmitir y transformar la cultura, lo que es debe ser un apasionado de la vida, para encantarse y encantar al conocimiento necesario lo mismo que traducir, reproducir y transformar el orden social. Entonces, los conteni- para desplegar la virtud. Tal como sugiere el quinto precepto, relativo a la relación entre dos de la enseñanza corresponden a ese conocimiento que se distribuye, circula y se Pensamiento y Palabra; ello, con el propósito definido, dirá José Antonio Marina (2003), evalúa en la institución educativa (Lundgren, 1997). Llámese asignatura, curso, materia en El vuelo de la inteligencia, de transformar la realidad, pues, el gran proyecto de la de enseñanza, disciplina escolar, entre otros, corresponde al conocimiento escolarizado Humanidad es alcanzar la dignidad, para ello el hombre posee su gran recurso, su gran para efectos de enseñanza y aprendizaje. Donde lo escolarizado significa que ha sido riesgo y su gran esperanza, la inteligencia, aquella que avanza con resolución, es decir, sometido a las leyes de producción de conocimiento escolar, al control disciplinario, y a inventa soluciones y marcha con decisión. 6 las relaciones de poder que subyacen a todo lo anterior. En la arquitectura de su Diálogo, Luis Alberto Díaz, encara la pregunta: ¿Cómo realizar las clases para desarrollar el proceso de enseñanza-aprendizaje de la lectura comprensiva y creativa de los educandos? Su Decálogo, de aparente simplicidad, deja ver una complejidad por desvelar. Repárese en el primer precepto, Contextualización sociocultural de la información, que no sólo se sitúa en el paradigma de la complejidad, sino que lo plantea como un imperativo, para la fascinación del gran Morin, que subraya la necesidad de pensar el problema de la enseñanza a partir de “la consideración de que la aptitud para contextualizar e integrar es una cualidad fundamental del pensamiento humano que hay que desarrollar antes que atrofiar”(1999: 16). Por su parte, el precepto décimo reza, Creación de un ambiente favorecedor de los aprendizajes. Adviértase que el Decálogo en su conjunto aparece adjetivado de analógicocreativo, lo que acentúa, en grado superlativo, la exigencia de creatividad en el maestro, quien debe ser artífice de un hábitat para un aprendizaje sugerente7. En este precepto En el triángulo didáctico, los contenidos adquieren su sentido hermanados en la relación de enseñanza-aprendizaje, de modo que pueda devenir en un triángulo virtuoso que, el autor, lo escribe en la Valoración de los aprendizajes, juicio ético contenido en el noveno precepto de su Diálogo. Esta obra reivindica el valor irreemplazable de la enseñanza, así como en su momento lo hiciese George Steiner (2003), en Lecciones de los Maestros. Esto, más que un discurso, es una práctica; el libro despunta con el Diálogo en el cual el Profesor en Formación formula una pregunta, que coincide con un precepto del Decálogo, la cual es contestada ampliamente por el Profesor Universitario. Al otorgar este papel protagónico al Profesor, el autor subraya el papel neurálgico de la enseñanza. No obstante, en un recodo del texto, ose alterar el orden de la relación, al referirse a la relación aprendizaje-enseñanza, acepción vinculada al ascenso de las corrientes psicologistas y tecnicistas que, a menudo, se desmarcan del acervo disciplinar de la Pedagogía. Paradojalmente, todo su libro es dominio de la relación enseñanza-aprendizaje en su hábitat, el triángulo didáctico, cuna de la transposición didáctica. El Profesor en Formación es, en realidad, un alumno 6 Cuestión que sería una perogrullada, si en nuestro país y en Latinoamérica, en general, no existiese la creencia que la innovación constituye una suerte de panacea universal, desestimado la complejidad de la institución educativa y, especialmente, la ideología subyacente a su Pedagogía. No hay que ser demasiado perspicaz para advertir que, a menudo, se trata de una pseudopedagogía. de Pedagogía, lo que permite rescatar la figura del alumno como una construcción socio- 7 Las posibilidades de creación de ese hábitat, que anima a Luis Alberto Díaz, las abordé en La institución educativa. ¿Hábitat para el desarrollo de la vocación? La inspiración cartesiana del epígrafe da una pista de por qué, esa carta, ocupa el despuntar del texto Profesar una vocación por la educación. Tres cartas en forma de escargot (Oliva, 2010). 16 / Luis Alberto Díaz A. Del conocimiento didáctico al conocimiento práctico para la lectura comprensiva / 17 histórica, una categoría gestada al calor de la escolarización; bastante más compleja que es, la competencia profesional, el compromiso moral y la vinculación con el medio. He, su reducción etimológica, o la suplantación a instancias de la categoría de estudiante, aquí, pues, el locus de la práctica pedagógica. Nótese que una lectura comprensiva es que puede naturalizar y, a su paso, reificar el discurso pedagógico, obstaculizando las indispensable para la construcción de la humanidad, baste observar que la enseñanza posibilidades de transformación de lo escolar . para la comprensión constituye uno de Los Siete Saberes Necesarios para la Educación 8 Emplazado, así, en el triángulo didáctico, desde donde renueva su compromiso con la Didáctica Comprensiva, este libro hace Pedagogía. del Futuro, para Edgar Morin (1999b). Esta comprensión alcanza una dimensión intelectual u objetiva y, otra, intersubjetiva. Por ello, la inteligibilidad, aparece acompañada de la empatía, apertura, generosidad y simpatía hacia el otro (Morin, 1999b), originando una ética de la comprensión fundada en la alteridad. Por consiguiente, es tan esperable como sorprendente –y la paradoja se justifica con propiedad–, que en un lugar recatado II. Comprensión “Es imposible enseñar sin ese coraje de querer bien, sin la valentía de los que insisten mil veces antes de desistir. Es imposible enseñar sin la capacidad forjada, inventada, bien cuidada de amar” Paulo Freire del texto, Luis Alberto Díaz escriba un Credo Pedagógico, señalando su compromiso con una educación democrática, que lo enlaza con la tradición pedagógica inaugurada por John Dewey en Mi Credo Pedagógico y que constituye, desde entonces, una fuente de ilustración, inspiración y esperanza (Mckenzie, en Beltrán, F., 1997), lo que avizora un tiempo auspicioso para el presente libro. En el contexto de la Didáctica para la Lectura Comprensiva, es necesario que el Profesor en Formación inquiera ¿cuál es el lugar de la práctica pedagógica? ¿Ese saber ocupa lugar o, al contrario, no ocupa lugar, como sostiene el aforismo? En cierto sentido, el autor lo esclarece al plantear que su modelo cumple la misión de hacer la transposición de los conocimientos didácticos a los conocimientos prácticos en el aula; cuestión que es necesario matizar. En la Didáctica, así como en la Pedagogía, ámbito disciplinar que la anida, teoría y práctica son mutuamente constitutivas y están dialécticamente relacionadas, en un movimiento que va de la acción a la reflexión y de la reflexión sobre la acción a una nueva acción. Tal como lo deja ver el octavo precepto del Decálogo, El error como procedimiento didáctico, donde tras una experiencia, en cierto sentido, fallida, el proceso de deliberación permite arribar al aprendizaje lingüístico. El lugar de la práctica pedagógica es, entonces, aquél donde el ejercicio de la vocación permite el desarrollo de la profesionalidad docente. De tal suerte que en las dimensiones de la vocación, a saber, ética, estética, de la libertad y creatividad, está la condición de posibilidad para el desarrollo de las dimensiones de la profesionalidad docente, esto III. Transposición “Enseñar con seriedad es poner las manos en lo que tiene de más vital el ser humano. Es buscar acceso a la carne viva, a lo más íntimo de la integridad de un niño o de un adulto. Un Maestro invade, irrumpe, puede arrasar con el fin de limpiar y reconstruir. Una enseñanza deficiente, una rutina pedagógica, un estilo de instrucción que, conscientemente o no, sea cínico en sus metas meramente utilitarias, son destructivas. Arrancan de raíz la esperanza. La mala enseñanza es, casi literalmente, asesina y metafóricamente, un pecado (...). Los buenos profesores, los que prenden fuego en las almas nacientes de sus alumnos, son tal vez más escasos que los artistas virtuosos o los sabios. Los maestros de escuela que forman el alma y el cuerpo, que saben lo que está en juego, que son conscientes de la interrelación de confianza y vulnerabilidad, de la fusión orgánica de responsabilidad y respuesta (lo que yo llamaría “respuestabilidad” (answerability) son alarmantemente pocos”. George Steiner 8 Existe una amplia literatura que aborda la constitución y el significado de la condición de alumno, categoría fundamental del discurso pedagógico, por ejemplo, puede verse el Capítulo IX El alumno, ¿centro del sistema educativo?, de la obra de Francisco Beltrán (2000), Hacer pública la escuela y la obra de Gimeno Sacristán, José (2003), El alumno como invención.