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FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES
SEDE ACADÉMICA DE MÉXICO
Maestría en Derechos Humanos y Democracia
VI (sexta) promoción
2012-2014
NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES MIGRANTES NO ACOMPAÑADOS
Y SU DERECHO A LA GARANTÍA AL DEBIDO PROESO. LA REALIDAD EN
LA FRONTERA SUR DE MÉXICO.
Tesis para obtener el grado de Maestra en Derechos Humanos y Democracia
Presenta:
Chantal Lucero Vargas
Director de Tesis: Leonel G. Rivero Rodríguez
Línea de Investigación: Estado, democracia y derechos humanos.
México, D.F., Noviembre de 2014
Esta tesis fue posible gracias al apoyo brindado por el Consejo de la Judicatura Federal.
Resumen
El presente trabajo analiza si la legislación mexicana en materia migratoria, es
acorde a los estándares internacionales de derechos humanos a la hora de garantizar el
derecho al debido proceso de toda niña, niño y adolescente migrante no acompañado
cuya situación migratoria en el país es irregular. La investigación es con base a una
armonización de leyes, haciendo un análisis entre la Ley de Migración y su Reglamento y
el Derecho Internacional de los Derechos Humanos en lo referente a la garantía al debido
proceso de niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados detenidos en la
frontera sur y que enfrentan un proceso migratorio de retorno asistido o regularización de
su situación migratoria.
Palabras clave: Niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados, debido
proceso, garantías básicas, retorno asistido, regularización migratoria, frontera sur de
México
Abstract
The present research examines whether mexican law on migration, is consistent
with international human rights standards in ensuring the due process rights of any
unaccompanied migrant children or adolescent whose situation in the country is irregular.
The research is based on a harmonization of laws, with analysis from the Migration Act
and Regulations and the International Law of Human Rights with regard to the guarantee
of due process of unaccompanied migrant children and adolescent detained in the
mexican southern border and facing an immigration process of assisted return or
regularization of their immigration status.
Key Words: Unaccompanied migrant children and adolescents, due process,
basic guarantees, assisted return, migration regularization, mexican southern border.
!
ii
A Ruth …
Un agradecimiento especial a mi
Director de Tesis Leonel G. Rivera, por su
paciencia y su guía a lo largo de este trabajo.
Toda persona tiene derecho a salir libremente de cualquier país,
inclusive del propio ….
y a regresar a su país.
Artículo 13.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
!
iii
Agradecimientos ……………………………………………………………………………………
!
iii
Introducción ………………………………………………………………………………..............
7
Capítulo I
Migración infantil en la frontera sur. El Estado Mexicano como garante de los derechos de
las niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados.
13
I. 1. México y el fenómeno de la migración de niñas, niños y adolescentes migrantes no
acompañados …………………………………………………………………………………..
13
I. 1. 1. Frontera sur. Principal puerta de entrada de niñas, niños y adolescentes migrantes no
acompañados …………………………………………………………………………….
16
I. 2. Concepto de menor vs. niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados………………
19
I. 2. 1. La vulnerabilidad de las niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados cuya
situación migratoria es irregular………………………………………………………...
23
I. 3. El Estado mexicano como garante de los derechos de las niñas, niños y adolescentes
migrantes no acompañados que se encuentran bajo su jurisdicción…………………………..
24
Capítulo II
Niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados y su derecho a la garantía al debido
proceso.
II. 1. El derecho a la garantía al debido proceso que involucre niñas, niños y adolescentes migrantes
no acompañados …………………………………………………………………..................
30
30
II. 1. 1. Principio de no detención ………………………………………………………………..
33
II. 1. 2. Principio de no devolución ……………………………………………………………….
35
II. 2. Del procedimiento migratorio para el retorno asistido o regularización migratoria en relación
a las niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados en situación
irregular…………………………………………………………………………………………
37
II. 3. Garantías en relación al derecho al debido proceso dentro de los procedimientos migratorios
en los que son parte niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados …………………
42
II. 3. 1. Derecho de notificación ………………………………………………………………….
45
II. 3. 2. Derecho de asistencia consular …………………………………………………………..
47
II. 3. 3. Derecho a un tutor, asesor o representante legal …………………………………………
48
II. 3. 4. Derecho a expresarse y a ser oído ………………………………………………………..
51
!
iv
II. 3. 5. Derecho a la asistencia jurídica gratuita ………………………………………….............
53
II. 3. 6. Derecho a un recurso judicial efectivo …………………………………………………...
55
II. 3. 7. Derecho a una segunda instancia ………………………………………………………...
57
Capítulo III
Niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados y su derecho a la garantía al debido
proceso. Una visión más acorde a los estándares internacionales de derechos humanos.
61
III. 1. México y la garantía al debido proceso. La realidad a la que se enfrentan las niñas, niños y
adolescentes
migrantes
no
acompañados
cuya
situación
migratoria
es
irregular…………………………………………………………………………………………
61
III. 2. Propuestas para una política migratoria que involucre niñas, niños y adolescentes migrantes
no acompañados en situación migratoria irregular más acorde a los estándares internacionales
de derechos humanos……………………………………………………………………………
69
III. 2. 1. Protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados
que
no
impliquen
restricciones
a
la
libertad
personal………………………………………………………………………………….
69
III. 2. 2. Estándares para la aplicación de medidas cautelares…………………………...............
70
III. 2. 3. Garantías en relación al derecho al debido proceso dentro de un procedimiento
migratorio………………………………………………………..............................
71
III. 2. 4. El interés superior del menor dentro del procedimiento de retorno asistido o de
regularización migratoria de niñas, niños y adolescentes migrantes no
acompañados…………………………………………………………………………...
76
III. 2. 5. Capacitación y sensibilización de toda aquella persona que esté en contacto con una
niña, niño o adolescente migrante que enfrenta un procedimiento
migratorio………………………………………………………………………………
77
Reflexiones finales ……………………………………………………………………………………
79
Fuentes bibliográficas …………………………………………………………………………….......
84
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!
v
Índice de cuadros
Tabla 1. Cuadro comparativo de las garantías mínimas que forman el derecho al
debido proceso y su fundamentación dentro del Derecho Internacional
de lo Derechos Humanos y la legislación mexicana en matera
migratoria.……………………………………………………………….
Tabla 2. Detención y repatriación desde México de niños, niñas y adolescentes
centroamericanos no acompañados……………………………………...
Tabla 3. Estudio sobre los derechos humanos durante el proceso de verificación
migratoria, detención, deportación y recepción de adolescentes
migrantes no acompañados ……………………………………………..
!
vi
43
66
67
Introducción
Los movimientos migratorios se producen cuando en determinados lugares las
condiciones para el desarrollo de vida resultan extremadamente adversas, ya sea por
circunstancias económicas, políticas, bélicas, religiosas, o simplemente naturales1. Este
fenómeno supone para los países de acogida, entre otros impactos, un rejuvenecimiento
de la población, más mano de obra (con frecuencia de bajo costo), aumento de consumo,
crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) y el sostenimiento de sectores económicos
vitales para el desarrollo de la economía de los países receptores. Empero, la inmigración
ha sido objeto no de regulación y control, sino mas bien de restricción, persecución y
estigmatización. Así, el derecho de emigrar se enfrenta a la prevalencia del derecho del
Estado receptor por encima del derecho individual (Turán, 2000:192).
Es un hecho reconocido que no pueden estar en igualdad de condiciones quien
entra a un determinado país con todos los permisos legales para ello que quien entra sin
las debidas autorizaciones, pero de este incumplimiento no puede deducirse la exclusión
sobrevenida o privación de cualquier derecho, y menos aún si son fundamentales
(Revenga, 2005:105), en este sentido, los más afectados en sus derechos siempre serán
aquellas personas que se encuentran en un país sin los permisos correspondientes, es
decir, los comúnmente llamados migrantes irregulares2.
En lo que respecta a la migración infantil irregular, en los últimos años se ha
venido incrementando la migración de niñas, niños y adolescentes no acompañados. La
Organización Internacional del Trabajo ha señalado que a nivel mundial, una de cada
ocho personas es un migrante; cerca de un tercio del flujo migratorio provenientes de
todos los países en desarrollo tienen entre 12 y 24 años, en este grupo se encuentran
millones de niños menores de 18 años que migran internamente o que cruzan las
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1
La División de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas (DESA), ha
señalado que, la mayor parte de estos desplazamientos (alrededor de 232 millones de personas, el 3.2% de la
población mundial) se producen entre países limítrofes, esto es, en las últimas décadas ha empezado a tomar fuerza la
inmigración de un continente a otro.
2
No consideramos, como muchos autores señalan, que el término ilegal para referirse a un extranjero que se encuentra
en el país sin la documentación correspondiente es el adecuado, ya que, a nuestro punto de vista, ningún ser humano
es ilegal, su situación migratoria es irregular por lo que, al no ostentar la nacionalidad del país donde se encuentra y al
estar en él sin la documentación exigida para ello, será jurídicamente un extranjero irregular.
!
7
fronteras, con o sin sus padres, los cuales por sus características son considerados como
sujetos de vulnerabilidad. (ILO, 2013).
En este sentido, según cálculos recientes de la Comisión Económica Para América
Latina (CEPAL), una de cada cinco personas que emigra es un niño, niña o adolescente
que, generalmente, emigra solo y por vías irregulares, sin una protección social o legal y
sin ser conscientes de sus derechos como emigrante cuando viajan a través de diferentes
países. Estas niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados muchas veces sufren
abusos y violencia durante su viaje, aunado a la falta de normas, reglamentaciones y
políticas públicas que estén dirigidas a proteger a la migración infantil, especialmente en
el contexto de la migración irregular (CEPAL, 2010).
México tiene ratificados distintos instrumentos internacionales en materia de
Derechos Humanos, entre ellos la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), esta
se aplica a todos los menores sin discriminación alguna, independientemente de su
nacionalidad o situación migratoria. El Estado mexicano debe garantizar estos derechos a
toda niña, niño y adolescente migrante que se encuentre bajo su jurisdicción pues son un
grupo vulnerable y, por lo tanto, se debe de tener especial cuidado en respetar y no
violentar sus derechos, en particular el derecho al debido proceso, el cual la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH), ha reiterado en varias ocasiones, que
los requisitos que deben ser observados en las instancias procesales para que pueda
hablarse de verdaderas y propias garantías judiciales es que éstas sirvan para proteger,
asegurar o hacer valer la titularidad o el ejercicio de un derecho, siendo condiciones que
deben cumplirse para asegurar la adecuada defensa de aquellos cuyos derechos u
obligaciones están bajo consideración judicial. (Caso Velez Loor vs. Panamá)
El Estado mexicano tiene la obligación de adoptar los principios estipulados en la
Convención y de aplicarlos a todos los menores que estén dentro de su jurisdicción sin
importar su situación migratoria, a manera de garantizar todos los derechos de la infancia,
entre ellos el derecho al debido proceso. Por lo anterior, siendo las niñas, niños y
adolescentes migrantes no acompañados un grupo vulnerable, se debe tener especial
!
8
cuidado a la hora de aplicar los marcos normativos en materia migratoria, mismos que
deben estar sustentados en el respeto a los derechos humanos.
En este sentido, Organismos No Gubernamentales tales como Amnistía
Internacional, así como instituciones internacionales tales como UNICEF y CEPAL, por
mencionar algunas, están poniendo especial énfasis para que el derecho a la garantía al
debido proceso no se vea vulnerado en el momento en que los Estados apliquen su
legislación y políticas públicas en materia migratoria. En el caso de México, éstas
organizaciones han denotado que, si bien la ley garantiza el derecho al debido proceso a
toda niña, niño y adolescente migrante no acompañado cuya situación migratoria en el
país es irregular, los mismos sufren de abusos y violaciones de sus derechos en los
procesos migratorios (Ceriani et al., 2012).
Es un hecho que México ha realizado un gran avance en la protección de derechos
humanos de los migrantes que transitan por su territorio, sobre todo en relación a la
garantía al debido proceso en relación a las personas en situación de vulnerabilidad como
lo son las niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados, sin embargo, no basta
que la ley prevea el derecho a la garantía a debido proceso para este grupo en específico
si en la práctica no se respeta ni aplica dicha normatividad o si la misma no es acorde con
el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, ya que siendo las niñas, niños y
adolescentes migrantes no acompañados sujetos de vulnerabilidad, debe tenerse especial
cuidado a la hora de aplicar los marcos normativos en materia migratoria y que los
mismos estén sustentados en el respeto a los Derechos Humanos.
De esta forma se pretende contestar: ¿Cómo integra la legislación mexicana en
materia migratoria los estándares internacionales en materia de derechos humanos para
garantizar el derecho al debido proceso de toda niña, niño y adolescente migrante no
acompañado cuya situación en el país es irregular?
El objetivo principal de este trabajo de investigación es analizar si la legislación
mexicana en materia migratoria, es acorde a los estándares internacionales en materia de
derechos humanos a la hora de garantizar el derecho al debido proceso de toda niña, niño
!
9
y adolescente migrante no acompañado cuya situación migratoria en el país es irregular y
si es así, cómo aplica los mismos.
En el caso de que la legislación mexicana en materia migratoria no sea acorde a
los estándares internacionales en materia de derechos humanos a la hora de garantizar el
derecho al debido proceso de toda niña, niño y adolescente migrante no acompañado
cuya situación migratoria en el país es irregular, se pretende:
- Identificar los aspectos legislativos en materia migratoria que son ineficaces
y que van en contra de los estándares internacionales en materia de derechos
humanos a la hora de garantizar el derecho al debido proceso de las niñas, niños y
adolescentes migrantes no acompañados que enfrentan un proceso migratorio de
retorno asistido o regularización de su situación migratoria, según sea el caso.
- Proponer alternativas para que no se vea vulnerado el derecho al debido
proceso de estas niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados cuya situación
migratoria en el país es irregular y que se encuentran bajo custodia del Estado mexicano
mientras enfrentan un procedimiento migratorio.
El presente trabajo tiene como sujetos a las niñas, niños y adolescentes migrantes
no acompañados cuya situación migratoria en el país es irregular. Se eligió a este grupo
en particular debido a su vulnerabilidad en relación a su edad y porque su estancia en
el país se da en una forma irregular, aunado a su condición de migrante; también, se
eligió el derecho a la garantía al debido proceso porque, una vez detenido la niña, niño o
adolescente migrante no acompañado cuya situación migratoria en el país es irregular, lo
procedente es ponerlo inmediatamente a disposición del Instituto Nacional de Migración
(INM) e iniciar un procedimiento de retorno asistido o regularización de su situación
migratoria. Sin embargo, aunque los mismos se encuentren en el país en forma irregular,
los Estados Partes tienen la obligación de respetar todos los derechos enunciados en la
CDN, asegurando su aplicación a cada niño sujeto a su jurisdicción, sin distinción alguna.
También se centra en la frontera sur porque ésta es la principal puerta de entrada de estas
niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados.
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10
En lo que es materia de derechos de las niñas, niños y adolescentes migrantes no
acompañados, el análisis de este estudio es importante porque: en primer lugar, cada día
son más las niñas, niños y adolescentes migrantes extranjeros que viajan solos y que en
su mayoría entran al país por vías irregulares; en segundo lugar, porque el Estado
mexicano al tener ratificados distintos instrumentos internacionales en materia de
derechos humanos, debe garantizar estos derechos a toda niña, niño y adolescente
migrante no acompañado que se encuentre bajo su jurisdicción, sin distinción alguna,
teniendo cuidado en respetar y no violentar los mismos.
El momento de análisis será a partir de la entrada en vigor de la Ley de Migración
y su Reglamento (2011), centrándose en la población de niñas, niños y adolescentes
migrantes no acompañados que se encuentran en el país de forma irregular y que son
detenidos en la frontera sur, por ser este el punto de entrada a territorio mexicano. La
metodología de investigación aplicada fue el análisis de armonización de leyes,
haciendo un análisis entre la Ley de Migración y su Reglamento y el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos en lo referente a la garantía del debido proceso
de niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados que enfrentan un proceso
migratorio de retorno asistido o regularización de su situación migratoria.
Se apoyará en reportes y trabajos estadísticos en relación al debido proceso de las
niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados que se encuentran en el país en
forma irregular y que enfrentan un procedimiento migratorio de retorno asistido o
regularización de su situación migratoria, emitidos por diversas Organizaciones No
Gubernamentales y por el Instituto Nacional de Migración, así como en reportes de
asociaciones civiles en relación a la niñez migrante.
La presente tesis estará distribuida en tres capítulos:
En el primer capítulo se aborda el fenómeno de la migración en la frontera sur de
México, haciéndose una distinción entre el concepto de menor con el de niña, niño y
adolescente; asimismo la situación de vulnerabilidad de estas niñas niños y adolescentes
!
11
migrantes no acompañados y el papel del Estado mexicano como garante de sus
derechos.
El segundo capítulo analiza el derecho a la garantía al debido proceso de toda niña,
niño y adolescente migrante no acompañado que enfrentan un proceso migratorio de
retorno asistido o regularización de su situación migratoria, haciéndose un análisis
comparativo entre las garantías del debido proceso a la luz de los estándares
internacionales de derechos humanos y su relación con los procedimientos migratorios
que enfrentan las niñas, niños y adolescentes migrantes que son detenidos en territorio
mexicano cuya situación migratoria en el país es irregular.
Finalmente el tercer capítulo aborda cómo el Estado mexicano actúa como garante
del derecho a la garantía del debido proceso de las niñas, niños y adolescentes migrantes
no acompañados en situación migratoria irregular que enfrentan un proceso migratorio.
En este apartado se abordan las propuestas para una política migratoria que involucre a
niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados más acorde a los estándares
internacionales de derechos humanos.
!
12
Capítulo I
Migración infantil en la frontera sur. El Estado mexicano como garante de los
derechos de las niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados.
I. 1. México y el fenómeno de la migración de niñas, niños y adolescentes migrantes no
acompañados.
El fenómeno de la migración en México no es algo nuevo. Históricamente la
migración ha sido vista como el derecho a la libertad de tránsito, así lo señala el artículo
13.2 de la Declaración Universal de Derechos Humanos al manifestar que toda persona
tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y regresar a su país; pero
también se ve como la decisión de búsqueda de mejores oportunidades y condiciones de
vida. Es un fenómeno social derivado de la existencia de extranjeros en un país con la
finalidad concreta de prestar servicios, trabajar por cuenta ajena o propia, ante la
imposibilidad de hacerlo en el país de origen, que le permita alcanzar un nivel de
subsistencia digna para ellos y sus familias (Sánchez-Urán, 2006: 254).
En los últimos años el tema de la migración ha cobrado relevancia en las agendas
públicas de los países, incrementado el conocimiento público de las condiciones en que
ocurren las migraciones y de las situaciones que enfrentan las y los migrantes durante su
travesía, incluyendo mayor conocimiento sobre el perfil de la población y de las causas
que originan sus salidas (Sin Fronteras I.A.P, 2011).
En base a lo anterior, Sottoli señala que la migración tiene efectos positivos tanto
en las personas que migran como en los países de acogida, pero también, tiene muchos
efectos desfavorables, los cuales los padecen particularmente los migrantes irregulares,
especialmente las niñas, niños y adolescentes migrantes quienes, en todo proceso
migratorio, se enfrentan a una serie de situaciones y escenarios que vulneran sus derechos
y afectan su desarrollo (UNICEF, 2011:5).
En lo que respecta a la migración infantil, en los últimos años se ha venido
incrementando la migración de niñas, niños y adolescentes no acompañados. Son
distintos los motivos por los cuales este grupo en específico decide migrar, entre ellos se
encuentra la reunificación familiar y la migración por motivos laborales, sin embargo,
!
13
también muchos de estos niñas, niños y adolescentes deciden migrar para huir de
situaciones de violencia y persecuciones en sus países de origen.
En este sentido, la oficina regional de UNICEF para América Latina y el Caribe,
ha señalado que grandes cantidades de niñas, niños y adolescentes emigran solos todos
los años con la esperanza de reunirse con sus padres o para escapar de la violencia y la
explotación que viven en sus países de origen, aunado a la falta de oportunidades en
éstos, lleva a que cada vez más niñas, niños y adolescentes emigren por vías irregulares,
sin una protección social o legal y sin ser conscientes de sus derechos como emigrantes3
cuando viajan a través de diferentes países, son especialmente vulnerables al caer
víctimas de cargas de trabajo pesadas, tráfico de personas con propósitos laborales o
sexuales, así como abuso físico o sexual. (UNICEF, 2010).
El Estado mexicano ha creado, rediseñado y puesto en practica medidas
emergentes de atención en materia de políticas públicas y de acuerdos entre países para
garantizar la protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes, básicamente en su
calidad de ciudadanos migrantes y repatriados (Ramírez et al., 2009). En los últimos años
México ha venido haciendo una serie de modificaciones a su legislación en busca de un
mejor trato hacia la niñez migrante, en especial en lo referente a niñas, niños y
adolescentes no acompañados; en el año 2000 promulgó la Ley para la Protección de
Niñas, Niños y Adolescentes, con el objeto de garantizar a éste grupo la tutela y el
respeto de los derechos fundamentales reconocidos en la Constitución.
Otro avance es la Mesa de Diálogo Interinstitucional sobre Niñas, Niños y
Adolescentes No Acompañados y Mujeres Migrantes, instaurada el treinta de marzo de
dos mil siete, con el fin de discutir sobre políticas y responsabilidades sobre niñas y niños
migrantes no acompañados y así tomar las medidas pertinentes para garantizar los
derechos y la protección de las niñas, niños y adolescentes migrantes y mujeres que
entren o salgan del territorio nacional.
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3
La CorteIDH en su Opinión Consultiva 21/2014 en relación a los Derechos y Garantías de Niñas y Niños en el
Contexto de la Migración y/o en Necesidad de Protección Internacional, ha señalado que se entenderá por emigrante
aquélla persona que deja un estado con el propósito de trasladarse a otro y establecerse en él.
!
14
Uno de los resultados más relevante de esta Mesa ha sido el diseño y puesta en
marcha del modelo de protección de derechos de niñas, niños y adolescentes migrantes y
repatriados no acompañados; también el veinticinco de mayo de dos mil once, se
promulgó la Ley de Migración, misma que sustituyó a la Ley General de Población, la
cual tiene una visión más proteccionista, sobre todo de las niñas, niños y adolescentes no
acompañados.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en su informe sobre la
situación general de los derechos de los migrantes y sus familias señala que las prácticas
de control y regularización migratoria en México, han acrecentado la condición de
irregularidad de los migrantes, lo anterior haciendo alusión a que la misma CorteIDH ha
afirmado que el derecho internacional reconoce que los países pueden establecer
mecanismos para controlar el ingreso y la salida de extranjeros en su territorio, siempre y
cuando éstos se realicen dentro del pleno respeto a los derechos de las personas afectadas
y que la observancia de principios fundamentales como la discriminación y los derechos
a la libertad e integridad personal no pueden subordinarse a la implementación de los
objetivos de las políticas públicas. (CIDH, 2011).
Así, es un principio jurídico aceptado que todo país tiene derecho soberano de
controlar sus fronteras y de decidir quién puede entrar y quien no a su territorio, sin
embargo, también, si un país ha aceptado en ejercicio de su soberanía un compromiso
jurídico derivado de su adhesión de un instrumento de derecho internacional en virtud del
cual acepta como su obligación respetar los derechos humanos sin distinción de orígenes
nacionales, las medidas que tome como parte de su política migratoria tienen que llevarse
a la práctica en absoluto respeto de los derechos humanos (Bustamante, 2002).
La CIDH ha reiterado que las políticas, leyes y prácticas migratorias que
criminalizan la migración o aquellas que evidencian un enfoque dual que reconoce a los
migrantes como sujetos de derechos humanos, a la vez que se les considera como una
amenaza para la soberanía de los Estados o para la seguridad nacional, son contrarias a lo
que realmente debe ser una política migratoria con enfoque de derechos humanos. La
asunción, prima facie, de que las personas migrantes representan per se una amenaza
!
15
para la soberanía y la seguridad nacional de los Estados implica partir de una base que
prejuzga como criminales a las personas migrantes y que desconoce el derecho de todas
las personas a salir libremente de sus países, así como las múltiples aportaciones positivas
que dan los migrantes a los países de destino. (CIDH, 2013:174).
En la actualidad, la política migratoria en relación a los migrantes que se
encuentran en el país en situación irregular, contempla la misma con una sanción
administrativa y no como una sanción penal, esto es, si bien, el Estado mexicano no
criminaliza la migración irregular, sí la sanciona administrativamente a través de un
procedimiento migratorio en el cual debe de garantizase el derecho al debido proceso de
toda persona que enfrenta el mismo, así como velar que durante el procedimiento no se
vulneren sus demás derechos humanos.
I. 1. 1. Frontera sur. Principal puerta de entrada de niños, niñas y adolescentes
migrantes no acompañados.
Por su situación geográfica, México es un país de origen, tránsito y destino de
migrantes, limitando al norte con Estados Unidos de América y al Sur con Belice y
Guatemala. Por lo anterior, México cobra un relieve particular por ser un eslabón
geográfico, es decir, es la ruta natural para el cruce de la frontera de todos aquellos
migrantes irregulares que provienen no sólo de América Central y de Sudamérica, sino
también de varias partes del mundo y que tiene como destino final cruzar la frontera
norteamericana (transmigrantes 4 ); en este contexto, la frontera sur juega un papel
geopolítico importante en las migraciones por ser ésta la puerta de entrada de todo aquél
migrante, regular o irregular, proveniente de Centro América y América del Sur.
En lo que se refiere a migración infantil, la frontera sur de México es importante
debido a que en esta área se registra una presencia sostenida de dos tipos de flujos de
niñas, niños y adolescentes migrantes: los que migran para trabajar en el Estado de
Chiapas (principalmente en las zonas cafetaleras) y los que transitan por esta frontera con
el objetivo ulterior de llegar a los Estados Unidos de América y en menor medida a
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
4
La derogada Ley General de Población en su artículo 42 define como transmigrante a toda persona extranjera que se
encuentra en transito hacia otro país y que podrá permanecer en territorio nacional hasta por treinta días.
!
16
Canadá; en este punto muchas Organizaciones No Gubernamentales, entre ellas el Centro
de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova así como Organismos Internacionales
tales como la CEPAL y UNICEF para América Latina y el Caribe, han denunciado
abiertamente la problemática de los niñas, niños y adolescentes migrantes no
acompañados en esta frontera en específico.
Dichas Organizaciones han manifestado que hay una gran cantidad de niñas,
niños y adolescentes migrantes que se encuentran en esta franja fronteriza y cuya
situación migratoria en el país es irregular; muchos de éstos se dedican a la venta
callejera de dulces, al boleo de zapatos (los conocidos boleritos), a limpiar parabrisas en
los cruceros, viviendo en la calle y mendigando sin ninguna protección; no obstante lo
anterior, lo verdaderamente alarmante es que también, muchos de estas niñas, niños y
adolescentes migrantes no acompañados, son victimas de prostitución y explotación
infantil (Ceriani et al. 2012).
En relación a la garantía al derecho al debido proceso, en esta frontera se observa
con claridad los efectos que tiene la política mexicana en lo que es materia de detención
de niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados. Lo anterior es así porque en
esta región se concentran un número importante de dispositivos de control migratorio y,
en particular, porque todas las niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados en
situación migratoria irregular que son identificados a lo largo del territorio mexicano, son
conducidos a los centros establecidos en la ciudad de Tapachula, como paso previo a su
repatriación (Abramovich, 2013).
Según datos del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, se estima que
anualmente ingresan de manera irregular por la frontera sur de México unos 140,000
migrantes, mismos que provienen principalmente de Centroamérica; lo anterior lo hacen
a lo largo de esta franja fronteriza de 1139 kilómetros conformada por los Estados de
Chiapas, Campeche, Tabasco y Quintana Roo. Solamente en el Estado de Chiapas se
encuentran ubicadas quince estaciones migratorias y numerosas instancias provisionales
para el aseguramiento de personas migrantes indocumentadas que viven en México
(CIDH, 2011:13). Los migrantes que transitan en esta frontera, aparte de los riesgos a la
!
17
vida y a la integridad que implica el trayecto desde sus lugares de origen, enfrentan serios
abusos hacia sus derechos humanos; por desgracia los más propensos a sufrir estas
violaciones son las niñas, niños y adolescentes migrantes y las mujeres (Lothar et al.
2011: 10).
En relación a lo anterior, el discurso de gobierno mexicano ha sido siempre el
respeto a los derechos humanos, sin embargo, desde hace veinte años, la política
migratoria del Estado mexicano ha sido diseñada e implementada, no con base a la
regularización de la migración irregular y el respeto de sus derechos, sino con base a la
seguridad nacional (seguridad del Estado), lo anterior se vio más acentuado en el año
2005 cuando se acordó integrar al Instituto Nacional de Migración al Gabinete de
Seguridad, lo que condujo a una serie de cambios en materia de documentación,
procedimientos de control y verificación de la situación migratoria de las personas,
operativos articulados con otros organismos púbicos encargados de la implementación de
políticas de seguridad pública y nacional y profundización de los controles de ingresos en
la frontera sur, entre otros, implicando también que la base de datos del Instituto Nacional
de Migración y los sistemas de información migratoria sean parte de la Red Nacional de
Información establecida en la Ley de Seguridad Nacional (Ceriani et al, 2012:103) lo
anterior sin contar la asociación de México con Guatemala y Belice para fortalecer la
seguridad en sus fronteras al crear el Grupo de Alto Nivel de Seguridad MéxicoGuatemala y el Grupo de Alto Nivel de Seguridad Fronteriza México-Belice, dichas
asociaciones tienen como objetivo la cooperación en materia de seguridad regional y en
fortalecimiento de la seguridad en dichas fronteras (Rodríguez 2013:18).
Actualmente se han impuesto en la frontera sur un esquema en el cual el concepto
de seguridad ha adquirido una relevancia cada vez mayor; las políticas adoptadas para el
tema están sustentadas en una política de contención de la inmigración irregular, sin que
se tomen las medidas para regularla (Sin Fronteras IAP, 2008:14). Se puede afirmar que
la actual política migratoria del Estado mexicano se encuentra en una tensión permanente
entre el derecho soberano de controlar y regular la admisión, permanencia y tránsito de
!
18
extranjeros, y la necesidad de no vulnerar los derechos humanos de estos transmigrantes
o inmigrantes5 que se encuentran dentro de territorio mexicano.
I. 2. Concepto de menor vs. niñas, niños y adolescentes no acompañados.
Para efectos de este trabajo, es importante hacer una distinción entre menor y
niña, niño y adolescente. La Real Academia Española define el término menor como un
adjetivo comparativo de pequeño, que es inferior a otra cosa en cantidad, intensidad o
calidad. Para muchos estudiosos defensores de la infancia, el término menor se ha
interpretado como un sello para marcar la condición social de niños, niñas y adolescentes,
aduciendo que, por esa razón, se insiste cada vez más en hablar de niñas, niños y
adolescentes en lugar de usar el término menor para referirse a los mismos (Castillejos,
2011).
Gómez Plata citando a Salinas Beristaín señala que a fines del siglo XIX se
negaron a los niños la mayoría de los derechos derivados de ese ser persona, dándoles un
carácter de menores o incapaces, a la vez que otorgaron a los adultos un poder casi
ilimitado sobre ellos, así durante la última década del siglo XX surge una doctrina que va
a servir de base a nuevas demandas sociales y servirá como fundamento de la redacción,
firma y ratificación en todo el mundo de la Convención sobre los Derechos del Niño,
llegando así a lo que se conoce como la doctrina de la protección integral de los
derechos de niños, niñas y adolescentes, la cual constituye una construcción teórica
interdisciplinaria, que busca las formas como puede darse respuesta a las demandas
hechas por diversos actores sociales –entre los que también están los menores de edad–
en el sentido de que se modifiquen las estructuras institucionales con base en las nuevas
concepciones de la infancia y en las nuevas formas adoptadas por muchos adultos de
relacionarse con la misma (Gómez et al. 2010).
Para González Contró el concepto menor deriva de la posición de menor de edad,
pero con el uso se ha convertido en una forma de designar a las niñas, niños y
adolescentes, especialmente en el ámbito del derecho privado (materia familiar) y penal
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
5
Según la CorteIDH en su Opinión Consultiva 21/2014 en relación a los Derechos y Garantías de Niñas y Niños en el
Contexto de la Migración y/o en Necesidad de Protección Internacional, define inmigrante como la persona que llega
a otro Estado con el propósito de residir en él.
!
19
(menores infractores). (González Contró, 2011:36). Así, el término menor es utilizado
desde el punto de vista jurídico el cual, siempre es delimitado en términos numéricos
(menor de dieciocho años) por el derecho positivo a fin de otorgar a las personas que lo
cumplen, determinados derechos y obligaciones (Vestri et al. 2012).
Primeramente, ya que este trabajo aborda el derecho a la garantía al debido
proceso en México de niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados, debemos
hacer esta distinción entre el concepto menor y el de niña, niño y adolescente migrante,
considerando que este último término es más conveniente que el término menor por
varios factores.
Se considera que el término niña, niño y adolescente migrante es el más correcto
de usar, lo anterior es así, porque a la hora de que estas niñas, niños y adolescentes
migrantes enfrentan un procedimiento migratorio no son tratados de la misma forma las
niñas y niños (de cero a doce años incompletos) y los adolescente (de doce años
cumplidos hasta los dieciocho incumplidos); a la hora de la detención los primeros son
llevados al DIF, mientras que los segundos son llevados a estaciones migratorias.
También es importante hacer esta distinción porque a la hora de las entrevistas
realizadas para determinar el interés superior del menor, no se pueden entrevistar de la
misma forma a un niño de cuatro años o que a un adolescente de diecisiete años, los
primeros requieren de más atención especializada acorde a su edad, personal capacitado
en el trato con menores para conducir la entrevista en un lenguaje que la niña o niño lo
entienda (tal sería el uso de dibujos, marionetas, juegos, etcétera) por lo que se considera
que con base a nuestro sujetos de estudio no nos podemos conformar con sólo generalizar
el uso del término menor sino que en efecto, es importante hacer una distinción entre niña
y niño, por una parte, y adolescente, por la otra.
Así, las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la Administración de la
Justicia de Menores (Reglas de Beijing) adoptadas por la Asamblea General de las
Naciones Unidas el 28 de noviembre de 1895, en su artículo 2.2, apartado a), señala que
!
20
menor es todo niño o joven que, con arreglo al sistema jurídico respectivo, puede ser
castigado por cometer un delito en forma diferente a un adulto.
En este contexto, la Opinión Consultiva 17/2002 de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, en relación a la Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño,
señala que la mayoría de edad conlleva la posibilidad de ejercicio pleno de los derechos,
también conocida como capacidad de actuar; esto significa que la persona puede ejercitar
en forma personal y directa sus derechos subjetivos, así como asumir plenamente
obligaciones jurídicas y realizar otros actos de naturaleza personal o patrimonial. No
todos poseen esta capacidad: carecen de ésta, en gran medida, los niños y los incapaces
que se hallan sujetos a la autoridad parental, o en su defecto, a la tutela o representación;
pero todos son sujetos de derechos, titulares de derechos inalienables e inherentes a la
persona humana.
La Convención sobre de los Derechos del Niño adoptada por la Asamblea General
de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1979 y ratificada por México en 1990, en
su artículo primero señala que, para los efectos de la misma se entenderá por niño todo
ser humano menor de dieciocho años de edad, salvo que, en virtud de la ley que le sea
aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad. Así, la CDN no distingue género, si
es niño o niña, sólo hace distinción en relación a la edad, esto es, niño es todo aquel
menor de dieciocho años; la legislación mexicana va un poco más allá pues en el artículo
segundo de la Ley para la Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes,
publicada en el Diario Oficial de la Federación el veintinueve de mayo del año dos mil
señala que son niñas y niños las personas de hasta doce años incompletos, y adolescentes
los que tienen entre 12 años cumplidos y 18 años incumplidos. En razón de lo anterior,
niña o niño será toda persona de cero a doce años incompletos y adolescente de doce
años cumplidos hasta los dieciocho incumplidos.
Por otra parte, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados
(ACNUR), hace una distinción entre niños y niñas no acompañados o separados,
señalado que un niño o niña no acompañado es una persona menor de dieciocho años que
se encuentra separada de ambos padres u otros parientes y que no está bajo el cuidado de
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21
ningún adulto, que por ley o costumbre esté a su cargo; por otra parte señala que un niño
o niña separado es una persona menor de dieciocho años que no se encuentra bajo el
cuidado o protección de sus padres, o de un adulto que, de acuerdo a la ley o por
costumbre, sea su cuidador habitual, pero puede esta acompañado de otras personas.
De igual forma, el Comité de los Derechos de los Niños en su Observación
General número 6, en relación al Trato de los Menores No Acompañados y Separados de
su Familia fuera de su País de Origen, también hace una distinción entre niños no
acompañados y niños separados, señalando que los primeros, niños no acompañados
(llamados también menores no acompañados), son los menores que están separados de
ambos padres y otros parientes y no están al cuidado de un adulto al que, por ley o
costumbre, incumbe esa responsabilidad; señalando, por otro lado, que serán niños
separados, los menores separados de ambos padres o de sus tutores legales o habituales,
pero no necesariamente de otros parientes, por lo cual, puede tratarse de menores
acompañados por otros miembros adultos de la familia.
La declaración de Buenas Prácticas de la Alianza Internacional Save The Children
y ACNUR6 (2004) definen como menores no acompañados a los niños, menores de
dieciocho años, que se encuentran fuera de su país de origen, separados de su padre y de
su madre o de su principal tutor legal/habitual. En la misma declaración se señala que
algunos menores se encuentran completamente solos, mientras que otros, pueden estar
viviendo con parientes lejanos, haciendo hincapié que todos estos menores tienen
consideración de menores no acompañados y gozarán, como tales, de protección
internacional al amparo de una serie de acuerdos internacionales y regionales.
Por todo lo anterior y en relación a la normativa a estudiar, utilizaremos el
término conceptual niña, niño y adolescente no acompañado, tal como lo señala la Ley
de Migración en su artículo 3, fracción XVIII, en la cual se entiende por niña, niño y
adolescente no acompañado a todo migrante nacional o extranjero, niña, niño o
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6
En el mismo documento, pero en su redacción en inglés, se hace una distinción entre “menores no acompañados” y
“menores separados”, señalando que este ultimo término “define mejor el principal problema que están afrontando
esos menores, es decir, se encuentran sin los cuidados y la protección de sus padres y de su tutor legal y, como
consecuencia, sufren, a nivel social y psicológico, los efectos de esa separación.”
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22
adolescente menor de dieciocho años de edad, que se encuentre en territorio nacional y
que no esté acompañado de un familiar consanguíneo 7 o persona que tenga su
representación legal.
I. 2. 1. La vulnerabilidad de las niñas, niños y adolescentes migrantes no
acompañados cuya situación migratoria es irregular.
La Real Academia Española define el término vulnerabilidad como calidad de
vulnerable, definiendo vulnerable (del latín vulnerabĭlis) como un adjetivo, que puede ser
herido o recibir lesión, física o moralmente. En relación a la vulnerabilidad de los
migrantes, Bustamante señala que el término vulnerabilidad se entiende como una
condición de carencia de poder que le es impuesta al migrante desde que entra en una
relación social con los nacionales del país donde se encuentre, a partir de la definición,
que la mayor parte de las Constituciones del mundo hacen de quien es un nacional y
quien no lo es, por consiguiente, los extranjeros e inmigrantes caen en esta categoría.
(Bustamante, 2013:54).
Así, Calderón señala que la falta de respuestas, mecanismos y estrategias
institucionales de un Estado o de un contexto internacional, maximizan la condición de
un sujeto o de un colectivo, esto es, la vulnerabilidad no es una condición que un sujeto o
que un colectivo tengan por sí mismos, sino que su construcción se da en función del
lugar que ocupan para un Estado en su esquema de protección frente al riesgo (Calderón,
2013:326). En base a lo anterior, todo inmigrante o extranjero es sujeto de vulnerabilidad,
en mayor medida los que entrar a un país por las vías irregulares ya que son más
propensos a sufrir violaciones, tanto en su persona como en sus derechos, durante su
viaje.
En relación a la niñez migrante, la Plataforma para la Cooperación Internacional
sobre Migrantes Indocumentados (PICUM), ha señalado que los niños indocumentados
se encuentran en una situación de triple vulnerabilidad: primero como niños, luego como
migrantes y, por último, como indocumentados, lo que constituye su principal
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7
La Circular 001/2010, por la que se instruye e procedimiento para la atención de los niños, niñas y adolescentes
migrantes no acompañados, señala en su artículo 2 que dicho familiar consanguíneo debe de ser en primer grado.
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23
vulnerabilidad. (PICUM, 2008:6); esta triple situación de vulnerabilidad los hace
víctimas potenciales de delitos como el secuestro y la trata de personas, así como de
violaciones a sus derechos humanos por parte de las autoridades migratorias. En este
sentido la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) ha señalado que la
mayoría de las violaciones a los derechos fundamentales de las niñas, niños y
adolescentes migrantes no acompañados se cometen mientras se encuentran en tránsito o
en el momento en que son aprehendidos.
UNICEF México ha señalado que las niñas, niños y adolescentes migrantes que
deciden cruzar la frontera sin compañía, pueden sufrir graves violaciones a su integridad
física y a sus derechos humanos, tales como accidentes (asfixia, deshidratación, heridas);
ser enganchados a redes del crimen organizado; ser sometidos a explotación sexual o
laboral; sufrir maltrato institucional en el momento de la repatriación o perder la vida en
el momento del transito y cruce, entre muchas otras cosas, señalando que estos niños se
encuentran en un estado permanente de violación de derechos ya que, además de los
riesgos que enfrentan, interrumpen sus estudios regulares, lo cual frena sus posibilidades
de desarrollo y, por supuesto, no disfrutan de derechos básicos como el derecho a la
alimentación, a la salud, a vivir en familia, entre otros. (UNICEF México, 2014).
Por lo anterior, por sus circunstancias particulares y por ser un grupo vulnerable,
las niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados son sujetos de una protección
y cuidado especial, ya que son titulares de todos los derechos que garantiza la
Declaración Universal de Derechos Humanos, así como de diferentes tratados y
convenciones internacionales en materia de protección de la niñez.
1. 3. El Estado mexicano como garante de los derechos de las niñas, niños y
adolescentes migrantes no acompañados que se encuentran bajo su
jurisdicción.
El Derecho Internacional de los Derechos Humanos es el sistema de principios y
normas que regulan un sector de las relaciones entre los Estados; su objeto es el fomento
del respeto de lo derechos humanos y las libertades fundamentales universalmente
reconocidas; el mismo está compuesto por más de ciento cincuenta tratados
!
24
internacionales y protocolos, así como otras normas de derecho internacional general y se
centra en la relación entre los Estados y las personas sometidas a su jurisdicción, sin
importar si son nacionales o extranjeros, ni su situación migratoria en el país. En este
sentido, los Estados en el ejercicio de su soberanía, tienen competencia absoluta para
definir sus políticas migratorias y para definir los términos de la admisión y presencia de
nacionales de otros países dentro de su territorio.
La regulación del derecho a entrar en un país determinado queda a la decisión y
regulación de cada Estado, sin embargo, México ha reconocido claramente la
aplicabilidad de los tratados de derechos humanos en las cuestiones relativas a los
refugiados, los solicitantes de asilo y los inmigrantes, así el DIDH es un medio para el
establecimiento de un orden público internacional común cuyos destinatarios son los
seres humanos que se encuentran bajo la jurisdicción de los Estados. Por lo anterior, los
instrumentos internacionales se encuentran claramente delimitados y dotados de validez
una vez que un Estado ha aceptado ser parte del mismo, éste se obliga a cumplir con las
disposiciones de los mismos so pena de incurrir en responsabilidad internacional y sufrir
la imposición de las sanciones previstas o impuestas por el mismo tratado (Santos, 2008).
La reforma constitucional de 10 de junio de dos mil once, modificó y adicionó
varios artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
relacionados con la protección de los derechos humanos, determinando que los tratados
internacionales ratificados por el México poseen jerarquía constitucional así, toda
persona bajo su jurisdicción, goza de todos y cada uno de los derechos consagrados en los
distintos instrumentos internacionales ratificados por el Estado mexicano, sin importar su
nacionalidad, favoreciendo el principio pro personae, tal como lo señala el artículo
primero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en sus párrafos
primero, segundo y tercero, a saber:
“Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos
humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano
sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni
suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece.
Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta
Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas
la protección más amplia.
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25
Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover,
respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad,
interdependencia, invisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar,
sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley…”
En lo que se refiere a la protección de los derechos de los niños, el Estado
mexicano ha firmado varios Tratados y Convenciones internacionales que aluden a los
derechos del niño y que específicamente son materia de ellos, tal como la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, la cual en su artículo 19 señala que todo niño tiene
derecho a las medidas de protección que su condición de menor requieren por parte de su
familia, de la sociedad y del Estado.
Derivada de la misma Convención, la Observación General Número 6 en relación
al Trato de los Menores No Acompañados y Separados de su Familia Fuera de su País de
Origen, señala que las obligaciones de los Estados firmantes de la Convención se aplican
con referencia a todos los menores, señalando que el disfrute de los derechos estipulados
en la Convención no está limitado a los menores que sean nacionales del Estado Parte, de
modo que, los mismos, serán también aplicables a todos los menores que se encuentren
bajo la jurisdicción del Estado mexicano, con independencia de su nacionalidad o
apátrida, y situación en términos de inmigración.
Las anteriores obligaciones jurídicas tienen carácter tanto negativo como positivo,
pues obligan a los Estados no sólo a abstenerse de medidas que infrinjan los derechos del
menor, sino también a tomar todas las medidas necesarias que garanticen el disfrute de
estos derechos sin discriminación alguna.
Por lo anterior, el Estado mexicano tiene la obligación de garantizar todos los
derechos estipulados en los distintos instrumentos de derechos humanos que ha
ratificado, sin discriminación alguna, pensando siempre en el interés superior del menor,
tal como está establecido en el párrafo sexto del artículo 4º Constitucional, el cual señala:
“En todas las decisiones y actuaciones del Estado se velará y cumplirá con el principio del
interés superior de la niñez, garantizando de manera plena sus derechos. Los niños y las niñas tienen
derecho a la satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud, educación y sano esparcimiento para
su desarrollo integral. Este principio deberá guiar el diseño, ejecución, seguimiento y evaluación de las
políticas públicas dirigidas a la niñez”.
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Especial importancia es que, constitucionalmente, este principio debe guiar el
modelo de políticas públicas dirigidas a la niñez, en especial a la niñez que se encuentra
en situación de vulnerabilidad como lo son las niñas, niños y adolescentes migrantes no
acompañados cuya situación migratoria es irregular, tal como lo señala la CDN en base a
los cuatro principios a seguir en relación a los niños, los mismos son:
a). El interés superior del niño. Este principio se encuentra estipulado en el
artículo 3.1 de la CDN, el cual señala que en todas las medidas concernientes a los niños
que tomen las instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las
autoridades administrativas o los órganos legislativos, una consideración primordial a la
que se atenderá será el interés superior del niño. La misma CorteIDH, en relación al
interés superior del niño, ha establecido que el mismo se funda en la dignidad misma del
ser humano, en las características propias de los niños y en la necesidad de propiciar el
desarrollo de éstos, con pleno aprovechamiento de sus potencialidades (Caso Bulacio vs.
Argentina); señalando también que la prevalencia del interés superior del niño debe ser
entendida como la necesidad de satisfacción de todos los derechos de los menores, que
obliga al Estado e irradia efectos en la interpretación de todos los demás derechos de la
CDN cuando el caso se refiera a menores de edad (Caso de las niñas Yean y Bosico Vs.
República Dominicana).
El Comité de los Derechos del Niño, en su Observación Número 5, en relación a
las Medidas Generales de Aplicación de la misma Convención, ha señalado que este
principio exige que todos los órganos o instituciones legislativas, administrativas y
judiciales (de un Estado) han de aplicar el mismo, estudiando sistemáticamente cómo los
derechos y los intereses del niño se ven afectados o se verán afectados por las decisiones
y las medidas que adopten, así, el interés superior del niño, es el principio esencial en que
se deben de basar todos los Estados al momento de tomar decisiones que afecten a toda
persona menor de dieciocho años.
b). Igualdad y no discriminación. Este principio estipulado en el artículo 2º de la
CDN, señala que los Estados Partes respetarán los derechos enunciados en la misma y
asegurarán su aplicación a cada niño sujeto a su jurisdicción, sin distinción alguna,
!
27
independientemente de la raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra
índole, el origen nacional, étnico o social, la posición económica, los impedimentos
físicos, el nacimiento o cualquier otra condición del niño, de sus padres o de sus
representantes legales. De igual forma, los Estados Partes tomaran todas las medidas
apropiadas para garantizar que el niño se vea protegido contra toda forma de
discriminación o castigo por causa de la condición, las actividades, las opiniones
expresadas o las creencias de sus padres, o sus tutores o de sus familiares.
En relación a los migrantes en situación irregular, la Corte Interamericana de
Derechos Humanos ha señalado de manera enfática que los Estados deben respetar y
garantizar los derechos humanos a la luz del principio general y básico de la igualdad y
no discriminación. Todo tratamiento discriminatorio respecto de la protección y ejercicio
de los derechos humanos generan la responsabilidad internacional de los Estados (CIDH,
2013:155).
La Declaración de Buenas Prácticas del Programa de Menores no acompañados
en Europa, en base a este principio y en relación a las niñas, niños y adolescentes
migrantes no acompañados señala que éstos tienen derecho a recibir el mismo tratamiento
y a disfrutar de los mismos derechos que los menores nacionales o residentes en el
territorio, en primer lugar, deberán de ser tratados como niños, cualquier consideración
relativa a su condición de inmigrante deberá ser secundaria.
Así, este principio contiene tres aspectos importantes: el primero se circunscribe a
toda la protección de niñas, niños y adolescentes contra las formas generales de
discriminación; el segundo, va encaminado directamente hacia la distinción positiva de la
calidad de niña, niño o adolescente el cual atiende principalmente a sus actividades
concretas y al interés superior del niño con el fin de hacer valer cabalmente todos los
derechos de los que son acreedores y, el tercer aspecto, se refiere que la corta edad de una
persona por sí sola, no puede ser una razón preponderante ni aceptable para descartar su
testimonio (SCJN, 2012).
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28
c). El derecho de expresar su opinión y a ser escuchado. Todo niño tiene el
derecho a expresarse y a ser escuchado, así lo estipula el artículo 12 de la CDN, al señalar
que los Estados Partes garantizarán al niño que esté en condiciones de formarse un juicio
propio el derecho de expresar su opinión libremente en todos los asuntos que le afecten,
teniendo debidamente en cuenta las opiniones del niño en función de su edad y madurez,
con tal fin, se dará al niño la oportunidad de ser escuchado en todo procedimiento judicial
o administrativo que le afecte, ya sea directamente o por medio de un representante o de
un órgano apropiado, en consonancia con las normas de procedimiento de la ley nacional.
d). El derecho a la vida. En relación con este principio, los Estados Partes
reconocen que todo niño tiene el derecho intrínseco a la vida, garantizando así, en la
máxima medida posible, la supervivencia y el desarrollo del niño, tal como lo señala el
artículo 6º de la CDN. Así, el Estado debe de garantizar todos los derechos necesarios
para ello, a saber, el derecho a la alimentación, a la salud, a la educación, entre otros
derechos indispensables para una vida digna.
Con base a lo anterior, los Estados deben proteger a todo niño bajo su
jurisdicción de cualquier abuso, explotación, trato negligente, así como la importancia de
garantizar su pleno desarrollo, tanto físico como intelectualmente y garantizar, basados
en estos cuatros principios, todos los derechos reconocidos en la Convención sobre los
Derechos del Niño, entre ellos, su derecho a la garantía al debido proceso.
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29
Capítulo II
Niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados y su derecho a la garantía al
debido proceso.
II. 1. El derecho a la garantía al debido proceso que involucre niñas, niños y
adolescentes migrantes no acompañados.
De acuerdo con la CorteIDH en la Opinión Consultiva 18/2003 solicitado por el
Estado mexicano en relación a la Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes
Indocumentados, el debido proceso legal es:
“… el conjunto de requisitos que deben de respetarse en las instancias procesales a fin de que las
personas estén en condiciones de defender sus derechos frente a cualquier acto del Estado que pueda
afectarlos, se trate de un procedimiento administrativo o jurisdiccional, entre estos procesos deben
incluirse todos aquellos que resuelvan acerca del ingreso, la permanencia o la salida del país de las
personas migrantes; la misma opinión consultiva señala que éste derecho debe de ser garantizado a toda
persona, independientemente de su estatus migratorio.”
Así, el derecho a la garantía al debido proceso se encuentra consagrado en distintos
instrumentos internacionales tales como la Declaración Universal de Derechos Humanos
y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; en la CADH se encuentra
consagrado en el artículo 8.1, el cual señala respecto a las garantías judiciales que:
“… toda persona tiene derecho a ser oída con las debidas garantías y dentro de un plazo
razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial establecido con anterioridad por
la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de
sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter…” .
De igual forma el artículo 25.1 de la propia Convención señala, respeto a la
Protección Judicial que:
“…toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo
ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos
fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente convención, aun cuando tal violación
sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales…”.
En México, este derecho encuentra sustento en el artículo 14 constitucional el cual
señala que:“…Nadie puede ser privado de la libertad o de sus propiedades, posesiones o derechos, sino
mediante juicio seguido ante los Tribunales previamente establecidos, en las que se cumplan las
formalidades esenciales el procedimiento y conforme a las Leyes expedidas con anterioridad al hecho…”.
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Continuando con la Opinión Consultiva 18/2003 en relación con la Condición
Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados, la misma señala que si bien, los
Estados pueden establecer mecanismos de control de ingresos y salidas de migrantes
indocumentados en su territorio, los mismos deben siempre aplicarse con apego estricto a
las garantías del debido proceso y el respeto a la dignidad humana; el mismo debe de ser
reconocido en el marco de las garantías mínimas que se deben brindar a todo migrante,
independientemente de su estatus migratorio, señalando como ya lo ha indicado la
CorteIDH en el caso Baena Ricardo y otros vs. Panamá, el elenco de garantías mínimas
del debido proceso legal se aplica en la determinación de derechos y obligaciones de
orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter, manifestando que el debido
proceso legal incide sobre todos estos órdenes y no sólo sobre la materia penal.
Las reglas del debido proceso en relación a los menores de edad, se hallan
establecidas, principal pero no exclusivamente, en la Convención sobre los Derechos del
Niño, las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la Administración de Justicia de
Menores (Reglas de Beijing), las Reglas de Tokio y las Directrices de Riad, las cuales
salvaguardan los derechos de los niños sometidos a diferentes actuaciones por parte del
Estado, tal como lo señala la Opinión Consultiva 17/2002 en relación a la Condición
Jurídica y Derechos Humanos del Niño, de igual forma señala que las reglas del debido
proceso y las garantías judiciales deben de aplicarse no sólo en los procesos judiciales,
sino a cualquier otro proceso que siga el Estado, o bien que estén bajo la supervisión del
mismo.
En relación con los niños, niñas y adolescentes y su derecho a la garantía al
debido proceso, el mismo está estipulado en el artículo 37, inciso d) de la CDN, el cual
señala:
“… d) Todo niño privado de su libertad tendrá derecho a un pronto acceso a la asistencia
jurídica y otra asistencia adecuada, así como derecho a impugnar la legalidad de la privación de su
libertad ante un tribunal u otra autoridad competente, independiente e imparcial y a una pronta decisión
sobre dicha acción.”
En este sentido la CorteIDH en su Opinión Consultiva 17/2002, a la que hemos
venido haciendo referencia, ha señalado que la salvaguarda de los niños, tanto por su
condición de seres humanos y la dignidad inherente a ellos, como por la situación
!
31
especial en que se encuentran en relación a su inmadurez y vulnerabilidad, requieren de
protección que garantice el ejercicio de sus derechos, señalando que estas
consideraciones se deben de proyectar sobre la regulación de los procedimientos
judiciales y administrativos en los que se resuelva acerca de los derechos de los niños,
manifestando que las condiciones en las que participan los niños en un proceso no son las
mismas que las de un adulto, por lo tanto, se requiere la adopción de ciertas medidas
específicas con el propósito de que gocen, efectivamente, de dichos derechos y garantías.
Entre estas garantías se encuentran las garantías mínimas al debido proceso, la
cuales la Corte ha señalado que las mismas no sólo se aplican a los casos de índole penal,
sino también a la determinación de derechos y obligaciones de orden -civil, laboral, fiscal
o de cualquier otro carácter- por esta razón, no puede la administración dictar actos
administrativos sancionatorios sin otorgar también a las personas sometidas a dichos
procesos las referidas garantías mínimas, las cuales se aplican mutatis mutandis en lo que
corresponda (Caso Vélez Loor vs. Panamá).
Por lo anterior, las garantías mínimas que deben de prevalecer en relación al
derecho al debido proceso se encuentran enumeradas en el artículo 8.2 de la CADH, entre
las que se encuentran el derecho de ser asistido gratuitamente por el traductor o
intérprete, si no comprende o no habla el idioma del juzgado o tribunal; comunicación
previa y detallada al inculpado de la acusación formulada; derecho del inculpado de
defenderse personalmente o de ser asistido por un defensor de su elección y de
comunicarse libre y privadamente con su defensor; el derecho irrenunciable de ser
asistido por un defensor proporcionado por el Estado, remunerado o no según la
legislación interna, si el inculpado no se defendiere por sí mismo ni nombrare defensor
dentro del plazo establecido por la ley; el derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal
superior, entre otros; aunado a estos requisitos, cuando se trate de una persona extranjera,
tendrá derecho a la asistencia consular en relación al artículo 36 de la Convención de
Viena sobre Relaciones Consulares.
Aparte de estas medidas y con base siempre al interés superior del menor, hay dos
principios básicos que deben de ser tomados en cuenta al momento de iniciar un
!
32
procedimiento de retorno de cualquier niña, niño y adolescente migrante no acompañado;
los mismos son: el principio de no detención y el principio de no devolución.
II. 1. 1. Principio de no detención
La detención en materia migratoria se puede definir como la privación de libertad
o la custodia de las personas migrantes por parte de las autoridades estatales, la cual sigue
al momento de la verificación del estatus migratorio, misma que se inicia con la
expedición de una orden de detención por parte de la autoridad competente y termina
cuando la persona es dejada en libertad o es deportada a otro país. (Vertiz, 2011).
En este sentido, los estándares internacionales establecen que la privación de la
libertad de un niño sólo podrá ser adoptada como medida de último recurso, por el
período más breve que proceda y sólo en casos excepcionales, tal como lo menciona el
artículo 37, apartado b) de la Convención sobre los Derechos del Niño el cual señala:
“Artículo 37. Los Estados Partes velarán por que:
a) Ningún niño sea sometido a torturas ni a otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.
No se impondrá la pena capital ni la de prisión perpetua sin posibilidad de excarcelación por delitos
cometidos por menores de 18 años de edad;
b) Ningún niño sea privado de su libertad ilegal o arbitrariamente. La detención, el
encarcelamiento o la prisión de un niño se llevará a cabo de conformidad con la ley y se utilizará tan sólo
como medida de último recurso y durante el período más breve que proceda;
c) Todo niño privado de libertad sea tratado con la humanidad y el respeto que merece la dignidad
inherente a la persona humana, y de manera que se tengan en cuenta las necesidades de las personas de su
edad. En particular, todo niño privado de libertad estará separado de los adultos, a menos que ello se
considere contrario al interés superior del niño, y tendrá derecho a mantener contacto con su familia por
medio de correspondencia y de visitas, salvo en circunstancias excepcionales…”
En relación con las niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados, el
Comité de los Derechos del Niño en su Observación General Número 6 en relación al
Trato de los Menores No Acompañados y Separados de su Familia Fuera de su País de
Origen, ha manifestado que, en aplicación al artículo 37 de la Convención y en relación
al principio del interés superior del menor, no deberá privarse de libertad, por regla
general, a los menores no acompañados o separados de su familia. La privación de
libertad no podrá justificarse solamente porque el menor esté solo o separado de su
familia, ni por su condición de inmigrante o residente, señalando que cuando la misma
proceda como último recurso, deberá hacerse todo lo posible, incluso acelerar los
!
33
procesos pertinentes, con objeto de que los menores no acompañados o separados de su
familia sean puestos en libertad y colocados en otras instituciones de alojamiento; el
mismo Comité ha señalando que las condiciones de la privación de libertad, si se llegara
al caso excepcionalmente, se regirán por el interés superior del menor y se atendrán en
todo momento a lo previsto en los apartados a) y c) del artículo 37 de la Convención y
otros instrumentos internacionales.
En relación a las Instituciones de alojamiento, el Comité de los Derechos del Niño
ha señalado, en la misma Observación General número 6, que las mismos deben de
contar con las siguientes características tales como:
a) Disponer lo necesario para que el alojamiento sea adecuado para los menores y
esté separado del de los adultos, a menos que lo contrario se considere conveniente en
interés superior del menor, teniendo como fundamento la atención y no la privación de
libertad.
b) Los centros de detención no deberán localizarse en zonas aisladas donde no
pueda accederse a recursos comunitarios adecuados desde el punto de vista cultural ni a
asesoramiento jurídico.
c) Los menores deberán tener oportunidad de establecer contactos periódicos con
amigos y parientes y con su tutor y recibir la visita de éstos, así como asistencia
espiritual, religiosa, social y jurídica.
d) Podrán recibir productos de primera necesidad y, de ser necesario, tratamiento
médico adecuado y ayuda psicológica.
e) Durante el periodo de privación de libertad, los menores tendrán derecho a
recibir enseñanza, de ser posible fuera del lugar de detención, a fin de facilitarles la
continuación de su educación una vez en libertad.
f) Tendrán derecho al esparcimiento y el juego.
g) Para garantizar eficazmente los derechos previstos en el apartado d) del artículo
37 de la Convención, deber darse a los menores no acompañados o separados de su
familia privados de libertad, acceso rápido y gratuito a asistencia jurídica y de otra índole,
y especialmente debe nombrárseles un representante legal.
!
34
La CorteIDH en la Opinión Consultiva 21/14 en relación a los Derechos y
Garantías de Niñas y Niños en el Contexto de la Migración y/o Necesidad de Protección
Internacional, ha señalado que los Estados no pueden recurrir a la privación de libertad de
niñas o niños que se encuentran no acompañados o separados por sus progenitores para
cautelar los fines de un proceso migratorio ni tampoco pueden fundamentar tal medida en
el incumplimiento de los requisitos para ingresar o permanecer en un país en el hecho de
que la niña o niño se encuentre solo o separado de su familia, toda vez que pueden y
deben e disponer de alternativas menos lesivas y, al mismo tiempo, proteger de forma
prioritaria e integral los derechos de la niña o el niño.
De igual forma, la CorteIDH en la misma opinión consultiva a la que hemos
venido haciendo referencia considera que, a la luz del Derecho Internacional de los
Derechos Humanos, la privación de libertad resulta improcedente cuando las niñas o los
niños se encuentren no acompañados o separados de su familia, pues bajo esta óptica, el
Estado se encuentra obligado a promover en forma prioritaria las medidas de protección
especial orientadas en el principio del interés superior de la niña o del niño. (Opinión
Consultiva 21/14. Derechos y Garantías de Niñas y Niños en el Contexto de la Migración
y/o Necesidad de Protección Internacional).
Con base a lo anterior, siguiendo los lineamientos del Comité, cualquier medida
privativa de libertad que involucre niñas, niños y adolescentes migrantes no
acompañados, debe de estar acompañada por una serie de políticas públicas que aseguren
que tanto la determinación de los espacios como las condiciones de detención, así como
la causa que justifica tal decisión, se oriente por el principio de atención y no por el de
privación de libertad (Abramovich, 2009:22).
II. 1. 2. Principio de no devolución
El principio de no devolución o non-refoulement se encuentra consagrado en
distintos instrumentos internacionales de Derechos Humanos tales como en la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (artículo 22.8), Convención
Interamericana para Prevenir la Tortura (artículos 3 y 13) y de manera muy especial en el
!
35
artículo 33 de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, el cual señala
que “… Ningún Estado Contratante podrá, por expulsión o devolución, poner en modo
alguno a un refugiado en las fronteras de los territorios donde su vida o su libertad
peligre por causa de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo
social, o de sus opiniones políticas…”.
El Comité de los Derechos del Niño también se ha pronunciado al respecto en su
Observación General No. 6 a la que hemos venido haciendo referencia, en relación a que
el retorno al país de origen no entra en consideración si se produce un riesgo razonable de
traducirse en la violación de los derechos humanos fundamentales del menor y, en
particular, señala que el retorno al país de origen sólo podrá contemplarse, en principio, si
redunda en el interés superior del menor, tomando en cuenta, entre otras cosas, la
seguridad personal y pública, en particular la situación socioeconómica que encontrará el
niño a su regreso, para lo cual se deberá realizar un estudio de las condiciones del país,
así como las opiniones del menor manifestadas al amparo a su derecho de expresar su
opinión libremente.
En la misma Observación General, el Comité de los Derechos del Niño ha
señalado que, los argumentos no fundados en derechos basados en la limitación general
de la inmigración, no pueden prevalecer sobre las condiciones fundadas en el interés
superior del menor, manifestando de manera muy especial que el reclutamiento y la
participación de menores en las hostilidades conlleva un grave riesgo de violaciones
irreparables de los derechos humanos fundamentales, sobre todo el derecho a la vida; las
obligaciones que imponen a los Estados sobre la participación de los niños en conflictos
armados, tienen efectos extraterritoriales, por lo que los Estados se abstendrán
absolutamente de trasladar a un menor a las fronteras de un Estado donde exista un
peligro verdadero de reclutamiento de menores o de participación directa o indirecta de
éstos en operaciones militares.
Así, en relación a este principio, la CorteIDH en su Opinión Consultiva 21/2014
en relación a los Derechos y Garantías de Niñas y Niños en el contexto de la migración
y/o en Necesidad de Protección Internacional, ha determinado que cualquier decisión
!
36
sobre la devolución de una niña o niño a país de origen o a un tercer país, sólo podrá
basarse en los requerimientos de su interés superior, teniendo en cuenta que el riesgo de
vulneración de sus derechos puede adquirir manifestaciones particulares y especificas en
razón de la edad.
II. 2. Del procedimiento migratorio para el retorno asistido o regularización
migratoria en relación a las niñas, niños y adolescentes migrantes no
acompañados en situación irregular.
En relación a los procedimientos migratorios que involucran niñas, niños y
adolescentes migrantes no acompañados cuya situación migratoria en el país es irregular,
las políticas migratorias del Estado mexicano señalan que los mismos son personas en
situación de vulnerabilidad; así, una vez que una niña, niño o adolescente migrante no
acompañado es sorprendido en territorio nacional y se comprueba que su situación
migratoria es irregular, es detenido y puesto a disposición del Instituto Nacional de
Migración para que se le inicie un procedimiento migratorio bajo la figura de retorno
asistido, o en su defecto, solicitar asilo político o reconocimiento de la condición de
refugiado.
En relación al procedimiento de retorno asistido, el mismo está definido en el
artículo 3, inciso XXIV, de la Ley de Migración como el procedimiento por el que el
Instituto Nacional de Migración hace abandonar el territorio nacional a un extranjero,
remitiéndolo a su país de origen o residencia habitual.
De igual forma la figura de asilado político está definida en el mismo artículo en
comento, en la fracción III como la persona que solicita el ingreso a territorio nacional
para proteger su libertad o su vida de persecuciones políticas.
Así mismo la figura de refugiado la contempla la fracción XXII del mismo
artículo en comento como todo aquél extranjero que se encuentre en territorio nacional y
que sea reconocido como refugiado; éstas dos ultimas condiciones (asilado político o
refugiado) serán conforme a los tratados o convenios internacionales de que es parte el
Estado mexicano y de la legislación vigente.
!
37
En este sentido, la CorteIDH en su Opinión Consultiva 17/2002, solicitada por la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos en relación a la Condición Jurídica y
Derechos Humanos del Niño, ha señalado que las condiciones en las que participa un
niño en un proceso, no son las mismas en que lo hace un adulto, por lo tanto, es
indispensable reconocer y respetar las diferencias de trato que corresponden a diferencias
de situación entre quienes participan en un procedimiento de este tipo, en este caso,
niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados cuya situación migratoria en el
país es irregular.
En relación al procedimiento migratorio de este grupo en específico, cualquier
procedimiento del que sea parte empieza desde el momento en que son detenidos por
alguna autoridad migratoria, la cual los tendrá que presentar inmediatamente al Instituto
Nacional de Migración (INM), en donde, en primer lugar, se deberá identificar que se
trata de un menor de dieciocho años y como menor de edad, se le tiene que dar un trato
acorde a su situación de vulnerabilidad.
Dicha protección está contemplada en el artículo 185 del Reglamento a la Ley de
Migración el cual señala que se instrumentarán acciones que permitan identificar y
brindar una atención adecuada a los migrantes que enfrentan situaciones de
vulnerabilidad como niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados. De igual
forma, la Ley de Migración no prevé su deportación en sí, sino que lo trata como un
retorno asistido, tal como lo señala el artículo 120 de la Ley en comento:
“Artículo 120. En el procedimiento de retorno asistido se privilegiarán los principios de
preservación de la unidad familiar y de especial atención a personas en situación de vulnerabilidad,
procurando que los integrantes de la misma familia viajen juntos.
En el caso de niñas, niños y adolescentes no acompañados, mujeres embarazadas, víctimas o
testigos de delitos cometidos en territorio nacional, personas con discapacidad y adultos mayores, se
aplicará el procedimiento de retorno asistido con la intervención de los funcionarios consulares o
migratorios del país receptor. Asimismo, se deberán tomar en consideración:
I. El interés superior de estas personas para garantizar su mayor protección, y
II. Su situación de vulnerabilidad para establecer la forma y términos en que serán trasladados a
su país de origen.
En el caso de niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados y el de víctimas o testigos de
delitos cometidos en territorio nacional, no serán deportados y atendiendo a su voluntad o al interés
superior para garantizar su mayor protección, podrán sujetarse al procedimiento de retorno asistido o de
regularización de su situación migratoria.”
!
38
Por otra parte, el procedimiento para la atención de personas en situación de
vulnerabilidad, en este caso, niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados, está
estipulado en el artículo 112 de la Ley de Migración, a saber:
“Artículo 112. Cuando alguna niña, niño o adolescente migrante no acompañado, sea puesto a
disposición del Instituto quedará bajo la responsabilidad y se deberá garantizar el respeto a sus derechos
humanos, sujetándose particularmente a lo siguiente:
I. El Instituto procederá a canalizar de manera inmediata a la niña, niño o adolescente migrante
no acompañado al Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, a los Sistemas Estatales
DIF y del Distrito Federal, con objeto de privilegiar su estancia en lugares donde se les proporcione la
atención adecuada, mientras se resuelve su situación migratoria y dará aviso al consulado de su país.
Cuando por alguna circunstancia excepcional las niñas, niños y adolescentes migrantes
extranjeros no acompañados lleguen a ser alojados en una estación migratoria, en tanto se les traslada a
las instalaciones del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, a los Sistemas Estatales
DIF y del Distrito Federal, deberá asignárseles en dicha estación un espacio específico para su estadía
distinto al del alojamiento de los adultos. La autoridad deberá respetar en todo momento los derechos de
los niños, niñas y adolescentes migrantes no acompañados previstos en el presente ordenamiento y la
legislación aplicables, dándose aviso inmediato a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y a las
comisiones estatales de derechos humanos, así como al Comité Estatal del Sistema Nacional de
Seguimiento y Vigilancia de la Aplicación de los Derechos del Niño en la entidad que corresponda, a
efecto de que coadyuven en la garantía y protección de sus derechos.
II. Se le informará a la niña, niño y adolescente del motivo de su presentación, de sus derechos
dentro del procedimiento migratorio, de los servicios a que tiene acceso y se le pondrá en contacto con el
consulado de su país, salvo que a juicio del Instituto o a solicitud del niño, niña o adolescente pudiera
acceder al asilo político o al reconocimiento de la condición de refugiado, en cuyo caso no se entablará
contacto con la representación consular;
III. Se notificará al consulado del país de nacionalidad o residencia del niño, niña o adolescente,
la ubicación de las instalaciones del Sistema Nacional o Sistemas Estatales para el Desarrollo Integral de
la Familia o estación migratoria a la cual se le canalizó y las condiciones en las que se encuentre, salvo
que a juicio del Instituto o a solicitud del niño, niña o adolescente pudiera acceder al asilo político o al
reconocimiento de la condición de refugiado, en cuyo caso no se entablará contacto con la representación
consular;
IV. Personal del Instituto, especializado en la protección de la infancia, capacitado en los
derechos de niñas, niños y adolescentes, entrevistará al niño, niña o adolescente con el objeto de conocer
su identidad, su país de nacionalidad o residencia, su situación migratoria, el paradero de sus familiares y
sus necesidades particulares de protección, de atención médica y psicológica.
Un representante de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos podrá estar presente en
estas entrevistas, sin perjuicio de las facultades que le corresponden al representante legal o persona de
confianza del niño, niña o adolescente;
V. En coordinación con el consulado del país de nacionalidad o residencia del niño, niña o
adolescente o de la institución de asistencia del niño, niña o adolescente del país de que se trate se
procederá a la búsqueda de sus familiares adultos, salvo a juicio del Instituto o a solicitud del niño, niña o
adolescente pudiera acceder al asilo político o al reconocimiento de la condición de refugiado, en cuyo
caso no se entablará contacto con la representación consular.
En el caso de que el niño, niña o adolescente se ubique en los supuestos establecidos en los
artículos 132, 133 y 134 de esta Ley, tendrá derecho a la regularización de su situación migratoria, y
VI. Una vez resuelta la situación migratoria del niño, niña o adolescente y en caso de resolverse
la conveniencia de su retorno asistido se notificará de esta situación al consulado correspondiente, con
tiempo suficiente para la recepción del niño, niña o adolescente en su país de nacionalidad o residencia.
El retorno asistido de la niña, niño o adolescente migrante a su país de nacionalidad o residencia
se realizará atendiendo al interés superior de la niña, niño y adolescente y su situación de vulnerabilidad,
con pleno respeto a sus derechos humanos y con la intervención de la autoridad competente del país de
nacionalidad o residencia.….”
!
39
En este sentido, una vez que una niña, niño o adolescente migrante es
detenido y puesto a disposición del Instituto Nacional de Migración y se le inicia un
procedimiento migratorio sólo tiene dos opciones: o regresar a su país de origen
bajo la figura de retorno asistido, o solicitar asilo político o reconocimiento de la
condición de refugiado, para esto último el INM deberá dar aviso de inmediato a la
Coordinación General de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) para
que se proceda en términos de dispuesto por la Ley y el Reglamento de la materia; lo
mismo sucederá si derivado de la entrevista realizada por el INM y en atención al interés
superior del niño, el personal del Instituto especializado en la protección de la infancia
identifica que la niña, niño o adolescente entrevistado requiere protección internacional,
lo anterior en atención a los artículos 172 y 174 de la Ley de la materia, por lo que en
base al artículo 52, fracción V, inciso b) en relación con el artículo 74, ambos de la Ley
de Migración, cuando así convenga el interés superior del niño, niña o adolescente
migrante no acompañado, el mismo será documentado como visitante por razones
humanitarias, lo anterior en tanto la Secretaría de Gobernación ofrece alternativas
jurídicas o humanitarias temporales o permanentes al retorno asistido.
Es importante señalar que la prioridad de la salvaguarda de los derechos de todos
los niños que enfrentan un procedimiento migratorio, en especial de aquellos niños en
situación de vulnerabilidad, debe de hacerse velar siempre por personal capacitado en
atención a la niñez. La Observación General número 6 del Comité de los Derechos de
Niño en relación al Trato de los Menores No Acompañados y Separados de su Familia
Fuera de su País de Origen, dispone en relación al personal que se ocupa de los menores
no acompañados y separados, que debe de prestarse especial atención a la formación de
dicho personal, la misma observación manifiesta que esta formación debe adaptarse
específicamente a las necesidades y los derechos de los grupos interesados; no obstante,
en todos los programas de formación deben figurar ciertos elementos esenciales y, en
particular: los principios y las disposiciones de la Convención; el conocimiento del país
de origen de los menores separados y no acompañados; técnicas apropiadas de entrevista;
desarrollo y psicología infantiles y sensibilidad cultural y comunicación intercultural.
!
40
Respecto a este punto, en el año 2009 fue creada en México la figura de los
Oficiales de Protección a la Infancia (OPIS), los mismos son Agentes Federales de
Migración dedicados a garantizar el respeto de los derechos de las niñas, niños y
adolescentes migrantes, en especial aquellos no acompañados.
Está figura se encuentra regulada en la Circular No. 001/2010, por la que se
instruye el procedimiento para la atención de los niños, niñas y adolescentes migrantes no
acompañados, la cual señala que los mismos tienen la encomienda principal de orientar y
proteger los derechos de las niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados con
estricto apego a las disposiciones legales y administrativas aplicables; los mismos deben
de acompañar a las niñas, niños y adolescentes migrantes durante todo su proceso
migratorio hasta que son retornados a sus países de origen. Su objetivo es garantizar que
durante el proceso de repatriación no se vulneren los derechos de estas niñas, niños y
adolescentes migrantes (Ririki Intervención Social et al, 2012), para esto los mismos
reciben capacitación continua y especializada a través de organismos internacionales,
sociedad civil y otras dependencias de gobierno en temas como asilo, trata, género y
violencia, así como en la realización de entrevistas para la identificación de niños que se
encuentren en situación de vulnerabilidad (Observaciones del Gobierno de México en
relación a la Opinión Consultiva número 21 en relación a los derechos de los niños y
niñas migrantes).
A lo largo del presente trabajo hemos venido haciendo referencia en relación a
que el Estado mexicano tiene suscritos varios tratados internacionales en materia de
Derechos Humanos que se consideran parte del orden jurídico nacional y se encuentran
por encima de las leyes federales y locales, sin embargo, el tema migratorio se encuentra
regulado principalmente por la Ley de Migración y su Reglamento, así como, por una
serie de disposiciones administrativas internas del INM. Entre las principales
disposiciones administrativas de este Instituto se encuentran las normas para el
funcionamiento de las estaciones migratorias, lugar donde las niñas, niños y adolescentes
migrantes no acompañados se encuentran internos mientras enfrentan un proceso
migratorio de retorno asistido o regularización de su situación migratoria.
!
41
En este marco
jurídico y administrativo, uno de los principales desafíos es
asegurar el respeto continuo de los derechos básicos a lo largo del proceso migratorio de
todos las niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados. Garantizar en derecho
de acceso a la justicia de las personas extranjeras se torna necesario por parte del Estado
mexicano desde la ratificación de la Convención Internacional sobre la Protección de los
Derechos de todos los Trabajadores Migratorios y sus Familiares (1990) y la adhesión a
la Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados (2000); recientemente con la
Ley de Migración que sustituyó a la Ley General de Población, se concedió el acceso a la
justicia a todas las personas migrantes independientemente de su situación migratoria, así
como el reconocimiento de la posibilidad de proponer quejas ante organismos públicos de
derechos humanos.
Sin embargo, a pesar de lo anterior y en relación a la garantía al debido proceso,
hay ciertas garantías mínimas que se deben de cumplir en orden de no vulnerar este
derecho a cualquier migrante, independientemente de su situación migratoria en el país,
sobre todos a las niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados por su situación
de vulnerabilidad.
II. 3. Garantías en relación al derecho al debido proceso dentro de los
procedimientos migratorios en la que son partes niñas, niños y adolescentes
migrantes no acompañados.
En relación a la garantía al debido proceso Gozaíni señala que el concepto de
debido proceso es confuso en muchas legislaciones; algunas lo relacionan con el derecho
de defensa; otras lo relacionan con las garantías judiciales y, la tendencia más actual, es
completar el diseño de qué significa tener un debido proceso con las condiciones que
surgen de los tratados y convenciones que suman requisitos de validez y eficacia; así el
mismo Gozaíni señala que el debido proceso, en líneas generales, responde al
concepto formal de cómo debe sustanciarse un procedimiento (Mac-Gregor et al.,
2014: 297), para ello deben reunirse ciertos requisitos que deben de respetarse en las
instancias procesales para que se hable de un debido proceso, los mismos están
estipulados en distintos instrumentos de derechos humanos; a continuación se expone un
cuadro comparativo de estos distintos derechos y su fundamentación dentro del Derecho
!
42
Internacional de lo Derechos Humanos y la legislación mexicana en matera migratoria
para posteriormente exponerse cada uno por separado.
Tabla 1. Cuadro comparativo de las garantías mínimas que forman el derecho
al debido proceso y su fundamentación dentro del Derecho Internacional de lo
Derechos Humanos y la legislación mexicana en matera migratoria.
a) Derecho de
notificación
b) Derecho asistencia
consular
c) Derecho a un tutor,
asesor o representante
legal
d) Derecho a expresarse
o a ser oído
Derecho Internacional de
los Derechos Humanos
Ley de Migración y su
Reglamento
Artículo 8.2 Convención
Americana Sobre
Derechos Humanos.
Artículo 36 de la
Convención de Viena
Sobre Relaciones
Consulares.
Artículo 10.1 Reglas de
Beijing.
Artículo 69 de la Ley de
Migración.
Artículo 8.1 de la
Convención Americana
sobre Derechos Humanos
y Artículo 12
Convención de los
Derechos del Niño.
Artículo 109, fracción III,
Ley de Migración.
Artículo 70 de la Ley de
Migración y 174 del
Reglamento de la Ley de
Migración.
Procedimiento de
retorno asistido o
regularización
migratoria de niñas,
niños, y
adolescentes
migrantes.
Artículo 112,
fracción II de la Ley
de Migración.
Artículo 112,
fracción II y 119 de
la Ley de
Migración.
No está
contemplado como
tal en el
procedimiento de
retorno asistido o
regularización
migratoria de niñas,
niños, y
adolescentes
migrantes8.
No está
contemplado como
tal en el capítulo en
relación a las
personas en
situación de
vulnerabilidad, sin
embargo sí está
contemplada una
entrevista en forma
personal en el
artículo 23 de la
Ley Sobre
Refugiados y
Protección
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
8
Al mencionar que un respectivo derecho no está contemplado como tal en relación al procedimiento de retorno
asistido o regularización migratoria de niñas, niños, y adolescentes migrantes, sólo hacemos referencia a que no se
menciona específicamente en los capítulos relativos al procedimiento en cuestión (de retorno asistido o de
regularización de su situación migratoria), con independencia de que se mencionen en otros aparados de las leyes en
comento.
!
43
e) Derecho a la asistencia
jurídica gratuita.
f) Derecho a un recurso
judicial efectivo
e) Derecho a una segunda
instancia
Artículo 8.2 de la
Convención Americana
Sobre Derechos
Humanos, Artículo 7.1
Reglas de Beijing,
Artículo 14.2, inciso d)
del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y
Políticos y Artículo 37,
inciso d) de la
Convención Sobre los
Derechos de los Niños.
Artículo 8.2 y 25.1 de la
Convención Americana
Sobre Derechos
Humanos.
Artículo 20, apartado b),
fracción VIII de la
CPEUM y en el Artículo
70 de la Ley de Migración.
Artículo 8.2 de a
Convención Americana
Sobre Derechos
Humanos.
Artículo 109, fracción II de
la Ley de Migración.
Artículo 70 Ley de
Migración.
Complementaria en
relación a la
regularización de la
situación migratoria
de niñas, niños y
adolescentes
migrantes.
No está
contemplado como
tal en el
procedimiento de
retorno asistido o
regularización
migratoria de niñas,
niños, y
adolescentes
migrantes.
No está
contemplado como
tal en el
procedimiento de
retorno asistido o
regularización
migratoria de niñas,
niños, y
adolescentes
migrantes.
Este derecho no
aplica en relación al
retorno asistido. Por
lo que hace a la
regularización de la
situación migratoria
de alguna niña, niño
o adolescentes
migrante el mismo
está estipulado en el
artículo 25 de la
Ley Sobre
Refugiados y
Protección
Complementaria.
Fuente: Elaboración propia
En el caso de México, en relación a las niñas, niños y adolescentes migrantes no
acompañados por ser éste un grupo vulnerable, su situación migratoria se va a regir por el
capítulo VII de la Ley de Migración relativo a del procedimiento a la atención de
personas en situación de vulnerabilidad, en donde la devolución al país de origen o
residencia de estas niñas, niños y adolescentes, no se contempla como deportación sino
!
44
como retorno asistido, en donde los mismos deben de estar de acurdo firmando un
documento en el que se acogen a dicho retorno, por lo tanto, ya no es un procedimiento
migratorio en sí, perdiendo con ello muchos de los derechos inherentes al debido proceso
como se verá más adelante.
II. 3. 1. Derecho de notificación.
El derecho a la notificación se encuentra consagrado en el inciso b) del artículo
8.2, de la CADH, en relación a la comunicación previa y detallada al inculpado de la
acusación formulada. De igual formal, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, en relación a las garantías mínimas del procedimiento, en su artículo 14.3,
inciso a) señala: “El derecho de toda persona de ser informada sin demora, en un idioma
que comprenda y en forma detalla, de la naturaleza y causa de la acusación formulada
contra ella.”
Así, la CorteIDH ha señalado que todo migrante tiene derecho a que se le
notifique la existencia de un proceso en su contra, pues de lo contrario, no se podría
garantizar su derecho de defensa, en el caso de niñas y niños migrantes, ello se extiende a
todo tipo de procedimiento que los involucre. Sin embargo la CorteIDH no se limita sólo
a la notificación de la existencia de un proceso en contra de la niña o niño migrante, sino
que va mas allá destacando la importancia de la decisión final a fin de ejercer el derecho
de recurrir a la misma, señalando la corte que la falta de notificación en sí misma es
violatoria al artículo 8 de la CADH, pues coloca al extranjero en un estado de
incertidumbre respecto de la situación jurídica y torna impracticable el ejercicio del
derecho a recurrir del fallo sancionatorio. (Opinión Consultiva 21/14 en relación a los
Derechos y Garantías de Niñas y Niños en el contexto de la Migración y/o Necesidad de
Protección Internacional).
Por lo anterior, este derecho debe de estar garantizado a lo largo de todo el
procedimiento migratorio para que conozcan el por qué de su detención, cuál es su
situación jurídica, las posibilidades legales de su caso, la participación que tendrían en él,
el tipo de apoyo complementario que podrían recibir del Estado, los servicios de atención
psicológica disponibles, las alternativas para obtener un documento migratorio, los
!
45
recursos que pueden imponer en contra de las resoluciones de primera instancia, entre
otras (SCJN, 2013:67).
En la legislación mexicana, el derecho a la notificación de toda niña, niño o
adolescente migrante no acompañado, se encentra regulado por el artículo 112, fracción
II, de la Ley de Migración, el cual señala que se le informará a la niña, niño o
adolescente del motivo de su presentación, de sus derechos dentro del procedimiento
migratorio, de los servicios a que tiene acceso, entre otros derechos; sin embargo, no
hace relación a la notificación de la decisión adoptada en el marco del procedimiento
migratorio.
El artículo 69 de la Ley antes precitada, señala con más claridad la información
que debe de proporcionarse a todo migrante que se encuentre en situación irregular, a
saber:
“Artículo 69. Los migrantes que se encuentren en situación migratoria irregular en el país
tendrán derecho a que las autoridades migratorias, al momento de su presentación, les proporcionen
información acerca de:
I. Sus derechos y garantías de acuerdo con lo establecido en la legislación aplicable y en los
tratados y convenios internacionales de los cuales sea parte el Estado mexicano;
II. El motivo de su presentación;
III. Los requisitos establecidos para su admisión, sus derechos y obligaciones de acuerdo con lo
establecido por la legislación aplicable;
IV. La notificación inmediata de su presentación por parte de la autoridad migratoria, al
consulado del país del cual manifiesta ser nacional, excepto en el caso de que el extranjero pudiera
acceder al asilo político o al reconocimiento de la condición de refugiado;
V. La posibilidad de regularizar su situación migratoria, en términos de lo dispuesto por los
artículos 132, 133 y 134 de esta Ley, y
VI. La posibilidad de constituir garantía en los términos del artículo 102 de esta Ley.”
Es importante señalar que, en el caso de niñas, niños y adolescentes migrantes,
por su situación de vulnerabilidad, es fundamental procurar el uso de un lenguaje llano y
correcto, en presencia de traductores o intérpretes cuando no se domine el idioma
español, con términos y estructuras gramaticales simples y comprensibles, así como
evitar el uso de expresiones o elementos que puedan parecer intimidatorios, lo anterior
también aplica cuando las actuaciones consten por escrito (SCJN, 2013: 67).
!
46
II. 3. 2 Derecho de asistencia consular.
El derecho a la asistencia consular en los procedimientos migratorios que
involucren a una persona extranjera, constituye una condición esencial para que cobre
eficacia el derecho al debido proceso, la vigencia de este derecho implica para la persona
bajo custodia del Estado, la posibilidad de comunicarse con el funcionario consular en su
país, así, el Estado en cuyo territorio ocurre la detención, debe de informar al extranjero
sobre dicho derecho y asegurar los medios para su defensa efectiva (Opinión Consultiva
21/14 en relación a los Derechos y Garantías de Niñas y Niños en el contexto de la
Migración y/o Necesidad de Protección Internacional); el mismo está reconocido en el
artículo 36 de la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, el cual en su
apartado b) señala:
“b) si el interesado lo solicita, las autoridades competentes del Estado receptor deberán informar
sin retraso alguno a la oficina consular competente en ese Estado cuando, en su circunscripción, un
nacional del Estado que envía sea arrestado de cualquier forma, detenido o puesto en prisión preventiva.
Cualquier comunicación dirigida a la oficina consular por la persona arrestada, detenida o puesta en
prisión preventiva, le será asimismo transmitida sin demora por dichas autoridades, las cuales habrán de
informar sin dilación a la persona interesada acerca de los derechos que se le reconocen en este
apartado”
En México la Ley de Migración prevé el derecho a la asistencia consular en su
artículo 112, fracción II y 119 del ordenamiento en comento, así también en el caso de
niñas, niños y adolescentes migrantes que enfrenten un proceso migratorio en el país, el
párrafo segundo del artículo 174 del Reglamento a la Ley de Migración señala que,
previo a la valoración del interés superior del niño, se notificará al consulado del país de
nacionalidad o residencia del niño, niña o adolescente migrante para que éste lo
represente legalmente durante el procedimiento administrativo migratorio, sin perjuicio
de que la niña, niño o adolescente no acompañado de ser asistido por la persona que el
mismo designe durante el mismo.
La CorteIDH, en su opinión consultiva 16/1999, solicitada por el Estado
mexicano en relación al Derecho a la Información Sobre la Asistencia Consular en el
Marco de la Garantías del Debido Proceso Legal, ha señalado que el mismo constituye
una condición esencial para que cobre eficacia el derecho al debido proceso, señalando
que la representación consular contribuye a mejorar considerablemente las posibilidades
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de defensa y que los actos procesales realizados se apeguen a la ley, al respeto y a la
dignidad de las personas. También la misma CorteIDH ha determinado que la falta de
información a un migrante sobre su derecho de comunicarse con el consulado de su país
y la falta de acceso efectivo a la asistencia consular como un componente del derecho a la
defensa y el debido proceso, resulta contraria a las obligaciones contenidas en los
artículos 7.4, 8.1 y 8.2 inciso d) en relación con el artículo 1.1 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (Caso Vélez Loor vs. Panamá).
Es importante señalar que el derecho a la asistencia consular encuentra una
excepción en el caso de las personas solicitantes de asilo o refugiadas, lo anterior se da
por el temor de una persecución en el que su vida, libertad, seguridad o integridad corren
peligro (SCJN, 2013:68).
II. 3. 3. Derecho a un tutor, asesor o representante legal.
Las Reglas mínimas de las Naciones Unidas para la administración de la justicia
de menores (Reglas de Beijing), en su artículo 10.1 señala: “Cada vez que un menor sea
detenido, la detención se notificará inmediatamente a sus padres o su tutor, y cuando no
sea posible dicha notificación inmediata, se notificará a los padres o al tutor en el más
breve plazo posible.”
Respecto a este punto, la declaración de buenas prácticas del Programa de
Menores No Acompañados en Europa, manifiesta que en cuanto un menor no
acompañado sea identificado como tal, se le deberá asignar un tutor o asesor
independiente para que asesore y proteja al menor no acompañado, independientemente
de su estatus legal, mismos que tendrán como responsabilidades estarán:
a) Garantizar que todas las decisiones sean tomadas en base al respeto del interés
superior del niño;
b) Asegurar que el menor no acompañado reciba los cuidados adecuados, así
como alojamiento, educación, apoyo lingüístico y asistencia sanitaria;
c) Garantizar que el menor disponga de una representación legal adecuada a la
hora de tramitar su estatus de inmigración o solicitud de asilo;
!
48
d) Consultar las opiniones de menor y asesorarlo;
e) Contribuir a encontrar una solución duradera en el interés superior del menor;
f) Establecer vínculos entre el menor y otras organizaciones que puedan prestar
servicios al menor;
g) Actuar, en caso necesario, en nombre del menor para defender sus intereses.
Una vez que se haya identificado a un migrante como menor de edad y el mismo
no se encuentre acompañado, el Estado tiene la obligación de designarle, inmediatamente
un tutor o representante legal, esto significa que toda niña, niño y adolescente migrante
no acompañado que enfrente un procedimiento administrativo migratorio, debe de ser
representado por un adulto que pueda ayudarlo durante el procedimiento y ser quien
pueda tener la capacidad de obrar que, como niño, niña y adolescente migrante puede
tener restringida.
En México, este derecho está consagrado en el artículo 70, párrafo primero, de la
Ley de Migración, el cual señala que todo migrante tiene derecho a ser asistido o
representado legalmente por la persona que designe durante el procedimiento
administrativo migratorio.
Respecto a los tutores o representantes legales de las niñas, niños y adolescentes
migrantes no acompañados que enfrentan un procedimiento migratorio de retorno
asistido, los mismos pueden ser
el personal que designe el consulado del país de
nacionalidad o residencia del niño, a excepción de la niña, niño o adolescente migrante
que enfrenta un procedimiento administrativo de regularización de su situación
migratoria, puesto que su representante o tutor no puede ser personal de un consulado, ya
que en estos casos en específico, en relación a que recibirán un estatus de asilo político o
reconocimiento de la condición de refugiado, no se notifica al consulado de su país de
nacionalidad o residencia.
Es importante hacer una distinción en relación a la más reciente opinión
consultiva 21/2014 en relación a los Derechos y Garantías de Niñas y Niños en el
Contexto de la Migración y/o en Necesidad de Protección Internacional, ya que la misma
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49
separa el derecho de ser asistido por un representante legal y a comunicarse libremente
con dicho representante y por otro lado señala el deber de designar a un tutor en caso de
niñas y niños no acompañados o separados.
En relación al segundo punto (el deber de designar un tutor en caso de niñas y
niños no acompañados o separados), la CorteIDH ha recalcado de sobremanera que los
procedimientos administrativos o judiciales, que involucren a niñas o niños no
acompañados o separados de sus familias, no podrán ser iniciados hasta tanto no haya
sido nombrado un tutor, lo anterior con el fin de garantizar eficazmente el derecho a la
libertad personal, el acceso rápido y gratuito a la asistencia jurídica o de otra índole, así
como de defender sus intereses y asegurar su bienestar. (Opinión Consultiva 21/14 en
relación a los Derechos y Garantías de Niñas y Niños en el Contexto de la Migración y/o
Necesidad de Protección Internacional).
También es de especial importancia señalar que la Observación General número 6
en relación al Trato de los Menores No Acompañados y Separados de sus Familias Fuera
de su País de Origen, se ha pronunciado sobre el nombramiento de un tutor, asesor o
representante legal, señalando que los Estados deben crear un marco jurídico de base y
adoptar las medidas necesarias para que el interés superior del menor no acompañado o
separado de su familia esté debidamente representado, manifestando que, tan pronto
como se determine la condición de menor no acompañado o separado de su familia, se
nombrará un tutor o asesor que desempeñe sus funciones hasta que el menor llegue a la
mayoría de edad o abandone permanentemente el territorio o la jurisdicción del Estado de
conformidad con la Convención u otras obligaciones internacionales; el tutor o asesor
tendrá los conocimientos necesarios especializados en atención de la infancia, para que
los intereses del menor estén protegidos y sus necesidades en materia jurídica, social,
sanitaria, psicológica, material, educativa, entre otras, queden debidamente satisfechas.
La designación oportuna de un tutor o un representante legal en relación a un
niño, niña o adolescente migrante no acompañado, es de vital importancia a fin de
brindarle la protección que precisa desde el mismo momento que se enfrenta a un
procedimiento migratorio de retorno asistido o regularización de su situación migratoria,
!
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ya que con ello se posibilitará la representación de los intereses del niño y la defensa de
sus derechos desde la primera oportunidad en que se analiza su situación migratoria.
II. 3. 4. Derecho a expresarse y a ser oído.
La Asamblea General del Consejo de Europa en su recomendación número 1286
sobre una estrategia europea para la infancia, señala que el derecho a ser oído es un
derecho fundamental que se constituye en un mecanismo integrador en base al interés
superior, el cual se garantiza no sólo con preguntarle al niño o a la niña su opinión, sino
que incluye además, la materialización de otros derechos igualmente importantes tales
como el ser informado sobre sus derechos, la circunstancias en que se encuentra, las
decisiones que respecto a él pueden ser acordadas y sobre los medios y las vías del
recurso con las que cuenta, supone además, la necesidad de ofrecerle al menor la
oportunidad de manifestar libremente su opinión, la cual deberá ser respetada y sopesada
con seriedad en cualquier procedimiento de tipo judicial o administrativo que le afecte
(UNICEF, 2011).
Este derecho está consagrado en el artículo 12 de la Convención sobre los
derechos del niño, a saber:
“1. Los Estados Partes garantizarán al niño que esté en condiciones de formarse un juicio propio
el derecho de expresar su opinión libremente en todos los asuntos que afectan al niño, teniéndose
debidamente en cuenta las opiniones del niño, en función de la edad y madurez del niño.
2. Con tal fin, se dará en particular al niño oportunidad de ser escuchado, en todo procedimiento
judicial o administrativo que afecte al niño, ya sea directamente o por medio de un representante o de un
órgano apropiado, en consonancia con las normas de procedimiento de la ley nacional.”
El derecho a ser oído está ligado al derecho de expresarse y recibir información,
por lo que si la niña, niño o adolescente migrante que enfrenta un procedimiento
migratorio no hablara o no entendiera bien el español, el Estado está obligado a
proporcionarle, de forma gratuita, un interprete en el idioma en el que el menor se sienta
cómodo para expresar su opinión y ser oído.
De igual forma, tal como lo señalan las directrices de la ACNUR para la
determinación del interés superior del menor, los intérpretes, además de sus habilidades
!
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lingüísticas, deben ser conscientes de la imparcialidad de su papel, respetar la
confidencialidad y poseer la capacidad de mostrar sensibilidad en materia de género,
edad y cuestiones culturales (ACNUR, 2008:54). La CorteIDH en su Observación
General Número 6 a la que hemos venido haciendo referencia,
en relación a la
evaluación hecha a toda niña o niño, exige que la misma sea clara y a fondo para saber la
identidad de los mismos, en particular, su nacionalidad, crianza, antecedentes étnicos,
culturales y lingüísticos, así como las vulnerabilidades y necesidades especiales de
protección; este proceso de evaluación inicial, debe efectuarse en un ambiente de amistad
y seguridad a cargo de profesionales competentes formados en técnicas de entrevistas que
tengan en cuenta la edad y el género.
En el ámbito mexicano, en relación a las niñas, niños y adolescentes migrantes no
acompañados que enfrentan un procedimiento migratorio, el mismo no se encuentra
consagrado como tal, sino que está inmerso en el artículo 112, fracción IV de la Ley de
Migración, el cual señala lo siguiente: “IV. Personal del Instituto, especializado en la
protección de la infancia, capacitado en los derechos de niñas, niños y adolescentes,
entrevistará al niño, niña o adolescente con el objeto de conocer su identidad, su país de
nacionalidad o residencia, su situación migratoria, el paradero de sus familiares y sus
necesidades particulares de protección, de atención médica y psicológica.”; en este
aspecto es importante señalar que el derecho a ser oído, más que una herramienta para
acceder a información en relación a la identificación de la niña, niño y adolescente
migrante, es una herramienta esencial para evitar la vulneración de otros derechos, y más
en relación a las niñas, niños y adolescentes migrantes que enfrentan un proceso
migratorio, ya que es fundamental escuchar a los mismos para evitar la afectación del
principio de no devolución, para evaluar su grado de integración en la sociedad de
destino o los efectos que su repatriación podría acarrear en el goce de los derechos como
la salud, la educación y la vida familiar (Abramovich, 2009:53).
En relación con las niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados que
enfrentan un proceso de regularización de su situación migratoria, la Ley Sobre
Refugiados y Protección Complementaria en su artículo 23 señala que realizará una
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entrevista de forma personal a cada solicitante del reconocimiento de la condición de
refugiado para allegarse de elementos para el análisis de su solicitud tomando en cuenta
su contexto social y cultural de donde provenga el solicitante, así como su edad, género y
otras circunstancias particulares.
En relación a este derecho la CorteIDH ha manifestado que los Estados deben de
garantizar que toda niña o niño sea asistido por un traductor o intérprete en el caso de que
no comprendiera o no hablara el idioma del ente decisor, así, la asistencia de un traductor
o intérprete se considera una garantía procesal mínima y esencial para que se cumpla el
derecho de la niña o del niño a ser oído y para que su interés superior sea una
consideración primordial, de otra manera, la participación efectiva de la niña o del niño
se tornaría ilusoria. (Opinión Consultiva 21/14 en relación a los Derechos y Garantías de
Niñas y Niños en el Contexto de la Migración y/o Necesidad de Protección
Internacional).
II. 3. 5 Derecho a la asistencia jurídica gratuita.
Dentro de las garantías mínimas de todo debido proceso se encuentra el derecho
de contar con una asistencia jurídica gratuita; el mismo está consagrado dentro de las
garantías mínimas del artículo 8.2 de la Convención Americana sobre derechos
Humanos, así como en el artículo 7.1 de Reglas mínimas de las Naciones Unidas para la
administración de la justicia de menores (Reglas de Beijing), artículo 14.2, inciso d) del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; artículo 37, inciso d) de la
Convención sobre los Derechos del Niño y, de igual forma, en el ordenamiento jurídico
nacional en el artículo 20 apartado B, fracción VIII de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos; así todos estos instrumentos jurídicos tienen en común que
toda persona que enfrenta un proceso, independientemente de la materia que lo regule,
tiene derecho a la asistencia jurídica adecuada.
La CorteIDH, ya se ha pronunciado al respecto señalando que la asistencia
jurídica, cuando se trata de una persona extranjera que puede no conocer el sistema legal
del país y que se encuentra en una situación agravada de vulnerabilidad al encontrarse
privada de libertad es de vital importancia, por lo cual, requiere que el Estado receptor
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tome en cuenta las particularidades de su situación para que goce de un acceso efectivo a
la justicia en términos igualitarios, señalando que impedir a ésta contar con la asistencia
de su abogado defensor es limitar severamente el derecho a la defensa, lo que ocasionaría
un desequilibrio procesal y dejaría al individuo sin tutela frente al ejercicio del poder
punitivo. (Caso Vélez Loor vs. Panamá).
En la misma sentencia, en relación a que dicha asistencia jurídica sea gratuita, la
Corte refirió que en los procedimientos administrativos o judiciales en los cuales se
pueda adoptar una decisión que implique la deportación, expulsión o privación de la
libertad, la prestación de un servicio público gratuito de defensa legal a favor de éstas es
necesario para evitar la vulneración del derecho a las garantías del debido proceso (Caso
Vélez Loor vs. Panamá).
En relación al derecho de ser asistido por un representante legal y a comunicarse
libremente con dicho representante, la CorteIDH ha señalado que los Estados tienen la
obligación de garantizar a toda niña o niño involucrado en un proceso migratorio la
asistencia jurídica a través del ofrecimiento de servicios estatales gratuitos de
representación legal, señalando que este tipo de asistencia jurídica debe de estar
especializada, tanto en los derechos que asisten al migrante, como en atención específica
en relación con la edad de forma tal que permita garantizar un efectivo acceso a la justicia
a la niña o niño migrante y velar porque su interés superior sea una consideración
primordial en toda decisión que lo afecte. (Opinión Consultiva 21/14 en relación a los
Derechos y Garantías de Niñas y Niños en el Contexto de la Migración y/o Necesidad de
Protección Internacional).
Por lo anterior, resulta de vital importancia que la persona que se encuentra dentro
de un proceso administrativo migratorio, sea asistida por un abogado defensor desde el
momento en que es presentado ante la autoridad y acompañado durante su declaración a
fin de que pueda recibir la debida asesoría jurídica sobre sus derechos y deberes durante
el procedimiento, esta representación legal debe de ser imparcial, por lo tanto, se debe de
desarrollar de una manera independiente del Instituto Nacional de Migración (Rodríguez,
2009: 35).
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Si bien es cierto la Ley de Migración reconoce en su artículo 70 el derecho a ser
asistido o representado legalmente por la persona que designe durante el procedimiento
administrativo migratorio en el que se es parte, en el caso de las niñas, niños y
adolescentes migrantes que enfrentan un procedimiento migratorio de retorno asistido, ni
la Ley de Migración ni su Reglamento especifican el mecanismo ni el procedimiento para
que, efectivamente esta representación legal sea llevada conforme lo estipulan todos los
tratados internacionales en la materia, así como la propia constitución.
En el caso de niñas, niños y adolescentes que enfrentan un proceso de
regularización de su situación migratoria, la Ley Sobre Refugiados y Protección
Complementaria, así como su Reglamento, sí prevé el derecho de audiencia, sin embargo,
tampoco especifican el mecanismo y el procedimiento para acceder a la protección
jurídica gratuita.
II. 3. 6. Derecho a un recurso judicial efectivo.
El derecho a un recurso judicial efectivo está consagrado en el artículo 25.1 de la
CADH, el cual señala que toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a
cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que lo ampare
contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la
ley o la presente convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que
actúen en ejercicio de sus funciones oficiales; así, los Estados, antes de adoptar una
decisión respecto a la situación de una persona, deberán garantizar a éstas todas las
garantías mínimas consagradas en el artículo 8.2 de la CADH tales como el derecho de
notificación, la preparación de su defensa, derecho de ser asistido por un defensor de su
selección, derecho a ser oído, entre otras (Abramovich, 2009: 58)
En México, este derecho se encuentra consagrado en el artículo 70, párrafo
segundo de la Ley de Migración el cual señala que durante el procedimiento
administrativo migratorio los migrantes tendrán derecho al debido proceso que consiste
en que el procedimiento sea sustanciado por autoridad competente; el derecho a ofrecer
pruebas y alegar lo que a su derecho convenga, a tener acceso a las constancias del
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expediente administrativo migratorio; a contar con un traductor o intérprete para
facilitar la comunicación, en caso de que no hable o no entienda el español y a que las
resoluciones de la autoridad estén debidamente fundadas y motivadas.
Sin embargo para que exista un verdadero derecho a un recurso judicial efectivo,
los Estados tienen la obligación de crear los mecanismos para hacerlos posibles, no basta
con que estén consagrados en el derecho positivo de los mismos, sino que, deben de
haber un recurso real que lo haga efectivo en orden a la protección de los derechos
(Rodríguez, 2009:35).
De igual forma, la CorteIDH ha señalado que para que el Estado cumpla con lo
dispuesto en el artículo 25 de la Convención, no basta con que los recursos existan
formalmente, sino que es preciso que tengan efectividad en los términos de aquél
precepto. La misma Corte ha reiterado que dicha obligación implica que el recurso sea
idóneo para combatir la violación y que sea efectiva su aplicación por la autoridad
competente. (Caso Radilla Pacheco vs. México).
En el caso de las niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados, por ser
éste un grupo vulnerable que requiere de especial atención, la CorteIDH ha señalado en la
Opinión Consultiva 17/2002 en relación a la Condición Jurídica y Derechos Humanos del
Niño, que se requieren juzgados especiales que atiendan a sus características y que
respeten su situación de vulnerabilidad, así los procedimientos administrativos que
involucren a niñas, niños o adolescentes migrantes, deben se der desarrollados por
personas capacitadas en el trato con niños.
En relación al derecho a un recurso judicial efectivo que involucre niñas, niños y
adolescentes migrantes, la CorteIDH también ya se ha pronunciado al respecto señalando
que tratándose de procesos en los que se ven involucrados migrantes menores de edad,
las decisiones en materia migratoria no pueden ser delegadas a funcionarios no
especializados, por lo anterior, los Estados deben de garantizar que las personas que
intervengan en los mismos se encuentren debidamente capacitadas de forma que puedan
identificar las necesidades especiales de protección de la niña o niño, de conformidad con
!
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el interés superior de los mismos. (Opinión Consultiva 21/14. Derechos y Garantías de
Niñas y Niños en el Contexto de la Migración y/o Necesidad de Protección
Internacional).
En la misma opinión consultiva 21/2014 la CorteIDH ha manifestado en relación
al derecho a que la decisión que se adopte evalué el interés superior de la niña o del niño
y sea debidamente fundamentada, que resulta esencial que todas las decisiones adoptadas
en el marco de un proceso migratorio que involucre a niñas o niños estén debidamente
motivadas, es decir, posean la exteriorización de la justificación razonada que permita
llegar a una conclusión ya que el deber de motivación es una de las debidas garantías para
salvaguardar el derecho a un debido proceso; señalando también que para que un recurso
judicial sea verdaderamente efectivo, aparte de lo que ya hemos visto con anterioridad,
que la duración del proceso hasta la adopción de la decisión final debe de respetar un
plazo razonable, lo que implica que los procesos administrativos o judiciales que
conciernen a la protección de derechos humanos de niñas y niños deben se der manejados
con una diligencia y celeridad excepcional por parte de las autoridades, sin embargo la
duración debe de extenderse lo suficiente como para garantizar que la niña o el niño sea
adecuadamente oído.
En relación a este derecho, si bien está consagrado en el artículo 70 de la Ley de
Migración, el mismo no es aplicable en el procedimiento en atención en situación de
vulnerabilidad como lo serían las niñas, niños y adolescentes migrantes que enfrentan un
procedimiento de retorno asistido o regularización de su situación migratoria.
II. 3. 7. Derecho a una segunda instancia.
Este derecho se encuentra consagrado en el artículo 8.2 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, el cual señala, en su inciso h), el derecho de
recurrir del fallo ante juez o tribunal superior; de igual forma, el artículo 37 de la
Convención sobre los Derechos del Niño, en su apartado d) señala que todo niño privado
de su libertad tendrá derecho a impugnar la legalidad de la privación de su libertad ante
un tribunal u otra autoridad competente, independiente e imparcial y a una pronta
decisión sobre dicha acción; de igual forma se pronuncia el artículo 40, inciso V, de la
!
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misma Convención y el artículo 7.1 de las Reglas de Beijing en relación a que todo
menor que esté involucrado en un procedimiento, cualquiera que sea la materia, tiene
derecho a someter la resolución dictada en dicho procedimiento ante una autoridad
superior.
En este sentido, la Corte en su Opinión Consultiva 17/2002 en relación a la
Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño, ha señalado que en los
procedimientos judiciales o administrativos en que se resuelvan derechos de los niños, se
deben de observar los principios y las normas del debido proceso legal. Esto abarca las
reglas correspondientes a juez natural –competente, independiente e imparcial-, doble
instancia, presunción de inocencia contradicción y audiencia y defensa, atendiendo las
particularidades que se deriven de la situación específica en que se encuentran los niños y
que se proyectan razonablemente, entre otras materias, sobre la intervención personal de
dichos procedimientos y las medidas de protección que sean indispensables adoptar en el
desarrollo de éstos.
De igual forma, la CorteIDH, ha señalado que toda persona tiene derecho a
recurrir a todas aquellas decisiones finales que se adopten en el marco de procesos
migratorios y que las mismas deben de tener efectos suspensivos así sean de carácter
administrativo o judicial, especialmente de aquéllas que ordenan la expulsión o
deportación de un país o denieguen un permiso de acceso o permanencia, señalando
también que en caso de que la decisión fuera adoptada por una autoridad administrativa,
la revisión por parte de un juez o tribunal es un requisito fundamental para garantizar un
adecuado control y escrutinio de los actos de administración que afecten los derechos
fundamentales (Opinión Consultiva 21/14. Derechos y Garantías de Niñas y Niños en el
Contexto de la Migración y/o Necesidad de Protección Internacional).
Si bien, el derecho a una segunda instancia está consagrados en diversos
instrumentos internacionales de derechos humanos, todos ratificados por el Estado
mexicano, así como dentro del derecho positivo interno, en relación a las niñas, niños y
adolescentes migrantes no acompañados que enfrentan un procedimiento migratorio de
retorno asistido, éste derecho, si bien, está estipulado en la fracción II del artículo 109 de
!
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la Ley de Migración sólo menciona que todo presentado tendrá derecho a “… interponer
un recurso efectivo contra las resoluciones del instituto”, sin embargo, ni la Ley de
Migración ni su Reglamento especifican el mecanismo ni el procedimiento para que se
cumpla.
En relación al procedimiento de retorno asistido, la devolución al país de origen o
residencia de la niña, niño o adolescente migrante en cuestión, no se contempla como
deportación sino como retorno asistido, para lo cual el menor debe de estar de acuerdo,
firmando un documento en el que se acoge a dicho retorno; por lo anterior, el
procedimiento de retorno asistido ya no es una resolución recaída dentro del
procedimiento migratorio, sino que es algo con el que el menor debe de estar conforme,
perdiendo así su derecho a una segunda instancia, vulnerando con ello este derecho a
todo niña, niño o adolescente migrante que enfrente dicho procedimiento (de retorno
asistido).
De igual manera, la Ley es omisa en relación a impugnación de las entrevistas
realizadas para valorar el interés superior del menor, a saber si el niño, niña o adolescente
migrante valorado sufriría alguna vulneración a sus derechos si regresara a su país de
origen o residencia, cuando éstas valoraciones señalan que no hay un motivo sustentable
para que el mismo pueda acceder al asilo político o al reconocimiento de la condición de
refugiado.
Por otro lado, tratándose de niñas, niños y adolescentes migrantes no
acompañados que solicitan el reconocimiento de la condición de refugiado, la Ley de
Refugiados y Protección Complementaria, sí contempla presentar un recurso de revisión
en contra de la resolución recaída en el procedimiento administrativo para obtener la
calidad de refugiado. La citada Ley señala en su artículo 25 que en contra de la
resolución que niegue el reconocimiento de la condición de refugiado se podrá interponer
recurso de revisión dentro de los 15 días hábiles contados a partir de la notificación
respectiva, de conformidad con lo establecido en el reglamento; de igual forma el
extranjero podrá interponer los medios de defensa que estime pertinentes de conformidad
con las disposiciones aplicables. No obstante lo anterior, ni la Ley de Refugiados y
!
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Protección Complementaria, ni si Reglamento, señalan los mecanismos para que,
efectivamente, este derecho se haga efectivo.
Por lo anterior, y con base a las garantías mínimas derivadas del debido proceso
aplicables a toda niña, niño y adolescente mirante que enfrente cualquier procedimiento
migratorio, debemos recodar que cada día son más las niñas, niños y adolescentes
migrantes extranjeros no acompañados que entran al país por vías irregulares; los
gobiernos están obligados a garantizar y satisfacer las necesidades básicas de estas niñas,
niños y adolescentes migrantes no acompañados, favoreciendo su desarrollo,
protegiéndolos contra todo abuso, maltrato, discriminación o explotación (Ramírez et al,
2009).
No debemos olvidar que el Estado mexicano tiene ratificados distintos
instrumentos internacionales en materia de derechos humanos, por lo que el pleno goce
de estos derechos debe de estar garantizado a todas las niñas, niños y adolescentes
migrantes que se encuentren bajo su jurisdicción, sin importar su situación migratoria; el
mismo debe de tener especial cuidado en respetar y no violentar éstos derechos, en
especial el derecho al debido proceso, el cual, la CorteIDH ha reiterado en varias
ocasiones, que los requisitos que deben ser observados en las instancias procesales para
que pueda hablarse de verdaderas y propias garantías judiciales, es que éstas sirvan para
proteger, asegurar o hacer valer la titularidad o el ejercicio de un derecho y son
condiciones que deben cumplirse para asegurar la adecuada defensa de aquéllos cuyos
derechos u obligaciones están bajo consideración judicial. (Opinión Consultiva 17/2002.
Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño).
!
60
Capítulo III
Niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados y su derecho a la garantía al
debido proceso. Una visión más acorde a los estándares internacionales de derechos
humanos.
III. 1. México y el derecho a la garantía al debido proceso. La realidad a la que se
enfrentan las niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados cuya
situación migratoria es irregular.
Es una realidad que el Estado mexicano ha efectuado avances para promover el
respeto de los derechos humanos de todas las personas bajo su jurisdicción, la reforma
constitucional de 10 de junio de 2011 constituye un hito en relación a la protección de
estos derechos. En lo que es materia migratoria, la actual Ley de Migración representan
un avance hacia el cumplimiento de los derechos humanos de las personas migrantes; sin
embargo, también es una realidad que se siguen vulnerando sistemáticamente los
derechos de los extranjeros que se encuentran en un país de forma irregular.
En relación a las niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados, el
Comité de los Derechos del Niño en su Observación General Número 6 en relación al
Trato de los Menores No acompañados y Separados de su Familia Fuera de su País de
Origen, ha señalado que la privación de libertad no podrá justificarse por el sólo hecho de
que el menor esté solo o separado de su familia, ni por su condición de inmigrante o
residente, manifestando que cuando la misma proceda será como último recurso, siempre
en base al interés superior del niño; si bien la Ley de Migración incluye este principio, el
mismo pierde carácter operativo al conservar un enfoque tutelar y no garante, empezando
por la detención de los menores, contradiciendo con esto el principio de no detención y
todos los estándares internacionales que señalan que la detención tiene que ser la
excepción y no la regla, continuando con que no hay un registro único de lugares que
efectivamente cuenten con lo mínimo necesario para alojar y proteger a la niñez migrante
no acompañada y garantizar sus derechos humanos tales como educación, salud,
recreación, entre otros; recordando que el alojamiento de las niñas, niños y adolescentes
migrantes, debe de tener como fundamento la atención y no la privación de la libertad; así
mismo, no se prevé un mecanismo que garantice su acceso a la justicia (CIDH, 2011:15).
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61
La legislación mexicana en materia migratoria no prohíbe la detención de los
niños, niñas y adolescentes migrantes no acompañados que se encuentran en el país,
haciendo con ello víctimas a estos menores de detenciones arbitrarias y, por lo tanto,
vulnerado el Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Estas niñas, niños y
adolescentes migrantes no acompañados, en muchos casos, son detenidos por autoridades
que no están facultadas para ello. Hay que tener presente que al momento de la detención
los niños, niñas y adolescentes migrantes no acompañados, los mismos pueden ser
víctimas de xenofobia, discriminación y acoso policiaco, por mencionar algunas
(UNICEF 2010:21),
lo anterior debido a la violencia motivada por su situación
migratoria irregular.
En este sentido, la Ley de Migración en su artículo 112, fracción I, en relación al
procedimiento en la atención de personas en situación de vulnerabilidad, como lo son los
niños, niñas y adolescentes migrantes no acompañados, señala que una vez detenidos se
procederá a canalizarlos de manera inmediata al Sistema Nacional para el Desarrollo
Integral de la Familia, a los Sistemas Estatales DIF y del Distrito Federal, con objeto de
privilegiar sus estancia en lugares donde se les proporcione la atención adecuada mientras
se resuelve su situación migratoria, señalando de igual forma que, cuando por alguna
circunstancia excepcional las niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados
lleguen a ser alojados en una estación migratoria, en tanto se les traslada a las
instalaciones del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, a los
Sistemas Estatales DIF y del Distrito Federal, deberá asignárseles en dicha institución un
espacio específico para su estadía distinto al del alojamiento de los adultos.
Contrario a lo anterior, los sistemas Estatales DIF no quieren aceptar a niñas y
niños mayores de doce años o adolescentes embarazadas, por lo que en la práctica, las
niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados que son detenidos, si son menores
de doce años, son llevados al Sistema Estatal DIF y, los mayores de esa edad y menores
de dieciocho años, así como las adolescentes embarazadas, son llevadas a estaciones
migratorias (Ceriani et al. 2012), sin embargo, lo anterior contradice el artículo primero
de la Convención de los Derechos del Niño en relación a que niño es toda persona menor
!
62
de dieciocho años de edad (salvo que en virtud de la ley que sea aplicable hayan
alcanzado antes la mayoría de edad), y como tales, los mismos deben de estar en una
estancia apropiada y no en estaciones migratorias y privados de su libertad hasta que no
se resuelva su situación migratoria, independientemente que la legislación maneje esta
detención como alojamiento.
En relación con las estaciones migratorias, éstas carecen de las condiciones
mínimas necesarias para asegurar la integridad y el goce de los derechos fundamentales
de los niños, niñas y adolescentes migrantes no acompañados detenidos en las mismas, ya
que en la mayoría de los casos los niños duermen en el piso, amontonados, sobre
colchonetas los que alcanzaron y los que no en el piso y no siempre cuentan con
asistencia médica (CRS, 2010).
Estas niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados mientras están
detenidos, lavan su ropa en cubetas porque no se les proporciona ropa, no tienen
actividades recreativas, muchas veces no tienen personal suficiente capacitado en
asistencia al menor por lo que se sustituyen con personal que muestra actitudes de
autoritarismo, lo que genera estrés a los menores (Valdez, 2011:97).
La Comisión Nacional de Derechos Humanos, ha señalado abiertamente que entre
las situaciones documentadas, se encuentra que, en dichas estaciones migratorias, no se
aplica un cuestionario a las niñas, niños y adolescentes migrantes detenidos, para
determinar el interés superior del niño, así como tampoco se les explica su situación
migratoria ni la razón por qué están presentados ante el Instituto Nacional de Migración,
además de que se les mantiene en aseguramiento con la población adulta, entre otras
violaciones (CNDH, 2013).
En este mismo sentido Sin Fronteras IAP, el Centro de Derechos Humanos “Fray
Matías de Córdoba” e International Detention Coalition, han señalado que las niñas,
niños y adolescentes migrantes no acompañados que son detenidos en la frontera sur y
llevados a la Estación Migratoria Siglo XXI, son mantenidos dentro de rejas y con
candados (Sin Fronteras, 2011), exponiendo prácticas de castigo como el llamado
!
63
“calabozo”9, además carecen de actividades recreativas y deportivas hasta en tanto son
retornados a sus países de origen, vulnerando con ello sus derechos humanos. No
debemos olvidar que de acuerdo con el Derecho Internacional de los Derechos Humanos
y los estándares interamericanos sobre el derecho a la libertad personal, las llamadas
figuras de la presentación y alojamiento, al ser medidas que le impiden a los migrantes
en situación irregular disponer de su libertad de movimiento, constituyen formas de
privación de la libertad personal. (CIDH, 2013:185).
Por otra parte, entre las garantías mínimas que deben de prevalecer en relación al
derecho al debido proceso, se encuentra el derecho de ser asistido gratuitamente por el
traductor o intérprete, si no comprende o no habla el idioma del juzgado o tribunal;
comunicación previa y detallada al inculpado de la acusación formulada; derecho del
inculpado de defenderse personalmente o de ser asistido por un defensor de su elección y
de comunicarse libre y privadamente con su defensor; el derecho irrenunciable de ser
asistido por un defensor proporcionado por el Estado, remunerado o no según la
legislación interna, si el inculpado no se defendiere por sí mismo ni nombrare defensor
dentro del plazo establecido por la ley; el derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal
superior, entre otros; aunado a estos requisitos, cuando se trate de una persona extranjera,
tendrá derecho a la asistencia consular en relación al artículo 36 de la Convención de
Viena sobre Relaciones Consulares.
Acorde con artículo 112 de la legislación migratoria, una vez que el niño, niña o
adolescente migrante es detenido y entregado al Instituto Nacional de Migración, se le
debe de informar el motivo de su presentación, sus derechos, los servicios a los que tiene
acceso (se debe de procurar un lenguaje llano y correcto, en presencia de traductores o
intérpretes cuando no se domine el idioma español) y se le notificará al consulado de su
país, salvo que los mismos puedan acceder a asilo político o al reconocimiento de la
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
9
En el Segundo informe sobre derechos humanos y condiciones de vida de las personas migrantes en el centro de
detención de la Ciudad de Tapachula Chiapas, realizado por el Centro de Derechos Humanos Fray Matías de
Córdova, A.C., se expusieron dos casos de adolescentes migrantes no acompañados que fueron llevados como
sanción a lo que se conoce como “el calabozo” el cual es un cuarto de separación en condiciones antihigiénicas, sin
colchonetas, sin sábanas para contrarrestar el frío ni utensilios para el aseo personal, aparte de que el acceso al agua
potable está muy restringido. Como consecuencias a estas prácticas de encierro, algunos de los jóvenes señalaron
haber sufrido depresión y ansiedad suficientes para desistir de la solicitud de condición de refugiado y solicitar su
retorno asistido en contra de su voluntad.
!
64
condición de refugiado, a lo anterior se debe de sumar el derecho a un tutor, asesor o
representante, el derecho a la asistencia jurídica gratuita, el derecho a un recurso judicial
efectivo y el derecho a una segunda instancia.
Con base a lo anterior, la realidad es que en relación con las niñas, niños y
adolescentes migrantes no acompañados que son detenidos y enfrentan un procedimiento
migratorio de retorno asistido o de regularización de su situación migratoria, se violan
sistemáticamente su derecho a la garantía al debido proceso, empezando con que no
existen alternativas a la detención de este grupo vulnerable, en la mayoría de los casos no
se le informan a los menores sus derechos, el Estado no brinda un servicio de asistencia
jurídica gratuita a niñas, niños y adolescentes detenidos en estaciones migratorias, ni
cuentan con un servicio de tutores que efectivamente hagan todo lo posible en relación al
interés superior del niño. (CIDH, 2013).
En relación a la asistencia consular, si bien los cónsules de los distintos países sí
son avisados de la detenciones de este grupo vulnerable, los mismos sólo van una o dos
veces por semana, en el mejor de los casos, y sólo se limitan a corroborar si el menor es
en efecto un connacional de su país para programar su repatriación, sin embargo, no se
preocupan por lo más mínimo en el interés superior del menor y si dicha repatriación va
a ser en perjuicio del mismo, tampoco existe un procedimiento formal por parte del
Estado mexicano destinado a determinar, caso por caso, si la medida de repatriación de
niños no acompañados al país de origen persigue el interés superior del niño (CIDH,
2013)
La organización Catholic Relief Services (2012) en el estudio titulado “Niñez
migrante: Detención y repatriación desde México de niños, niñas y adolescentes
centroamericanos no acompañados”, en la que entrevistó a niñas, niños y adolescentes
centroamericanos no acompañados de entre doce y diecisiete años de edad, los cuales
buscaban llegar a Estados Unidos de América, detalla los abusos experimentados por los
niños, niñas y adolescentes migrantes en su viaje y durante las etapas de aprehensión,
detención, deportación y recepción en México. En base a distintas entrevistas realizadas
!
65
para dicho estudio, se presenta un cuadro comparativo en relación a algunas garantías
mínimas aplicables en relación al
debido proceso de niñas, niños ya adolescentes
migrantes no acompañados cuando los mismos se encuentran en detención:
Tabla 2. Detención y repatriación desde México de niñas, niños y adolescentes
centroamericanos no acompañados
No
Si
¿Al estar detenido, fue informado de su derecho a solicitar la
calidad de refugiado?
80%
20%
¿Al momento de realizar tu examen médico, algún Oficial de
Protección a la Infancia estuvo presente?
¿Al ingresar a la Estación migratoria, el personal del INM te
informó por escrito sobre tus derechos y obligaciones?
¿Durante tu detención, los agentes del INM te informaron de
tu derecho a realizar una llamada telefónica nacional?
¿Durante tu detención, se te informó el derecho a la
asistencia y protección consular?
¿En el interior de la estación migratoria, fuiste informado por
el personal del INM del derecho a recibir asistencia y
representación legal?
48%
52%
91%
9%
81%
19%
93%
7%
91%
9%
Fuente: Catholic Relief Services (2012) en el estudio titulado “Niñez migrante: Detención y repatriación
desde México de niños, niñas y adolescentes centroamericanos no acompañados”
Lo anterior demuestra que en las estaciones migratorias, sistemáticamente son
vulnerados los derechos de las niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados;
debemos recordar que toda persona bajo tutela del Estado debe de ser informada sobre el
proceso por el cual se encuentra privada de su libertad, las etapas del procedimiento, el
tiempo estimado a permanecer en detención y los derechos que tienen durante ésta,
incluso el derecho a solicitar y recibir asilo.
También es importante mencionar el estudio realizado por Sin Fronteras IAP y el
Instituto Centroamericanos de Estudios Sociales y Desarrollo (INCEDES) sobre los
derechos humanos durante el proceso de verificación migratoria, detención, deportación
y recepción de adolescentes migrantes no acompañados, realizada a niñas, niños y
adolescentes migrantes no acompañados entre doce y diecisiete año de edad, en el cual se
concluyó lo siguiente:
!
66
Tabla 3. Estudio sobre los derechos humanos durante el proceso de verificación
migratoria, detención, deportación y recepción de adolescentes migrantes no
acompañados
¿Al momento de la detención,
contaban con una copia escrita de
la comparecencia entregada por la
autoridad migratoria?
¿Conocías en contenido de la
comparecencia y te explicaron el
mismo?
¿Contaste con asesoría legal o
con un tutor o una persona de
confianza que defendiera tus
intereses
dentro
del
procedimiento?
¿Tuviste conocimientos de tus
derechos
durante
el
procedimiento?
No
Si
94%
6%
61.7%
38.3%
96.7%
3.3%
70.3%
29.7%
Fuente: Sin Fronteras IAP y el Instituto Centroamericanos de Estudios Sociales y Desarrollo (INCEDES) sobre los
derechos humanos durante el proceso de verificación migratoria, detención, deportación y recepción de adolescentes
migrantes no acompañados
Los anteriores estudios se robustecen con la Investigación llevada a cabo por el
Centro de Derechos Humanos “Fray Matías de Córdoba” en conjunto con la Universidad
de Lanús, en relación con los derechos humanos de niños, niñas y adolescentes migrantes
en la frontera México-Guatemala, el cual reveló que en relación a los niños que eran
parte de un procedimiento de retorno asistido, ninguno de los entrevistados contó con
asistencia legal, con un tutor, o con información sobre el trámite y sobre el derecho de ser
asistidos por un representante legal (Ceriani et al, 2011:23).
Por todo lo anterior se puede concluir que la realidad en relación con la garantía al
derecho al debido proceso de las niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados
que enfrentan un procedimiento migratorio es que no existen mecanismos concretos que
garanticen el derecho de una asistencia jurídica gratuita o incluso durante la participación
de los mismos durante el proceso, ni sus deseos son tomados en cuenta (vulnerado con
ello su derecho a ser oído), ni las decisiones de las autoridades administrativas son
tomadas en base al interés superior del niño tal como los marcan los estándares
internacionales.
!
67
Es importante señalar que todas las niñas, niños y adolescentes migrantes no
acompañados que se encuentren en un país en situación irregular, tienen el derecho de
solicitar asilo o, en su defecto, la calidad de refugiado; para ello deben de recibir
información clara, oportuna y gratuita sobre dichos procedimientos y sobre los derechos
inherentes a los mismos, así como los recursos que la ley en la materia les concede.
En relación a la regularización migratoria de las niñas, niños y adolescentes
migrantes no acompañados bajo la figura de asilo político o el reconocimiento de la
condición de refugiado, dejando al lado el hecho de que muchos de estas niñas, niños y
adolescentes migrantes no son informados del derecho que tienen de pedir asilo en
relación a su situación de vulnerabilidad, una vez que los mismos solicitan la
regularización de su situación migratoria bajo alguna de estas dos figuras, se les inicia el
procedimiento administrativo migratorio respectivo, sin embargo, son detenidos durante
todo el tiempo que dure el mismos; esta detención, que puede extenderse durante varios
meses sin que exista una medida alternativa no privativa de libertad como lo marca la
legislación migratoria en el país y como lo marca los estándares internacionales,
desemboca en que muchos de estas niñas, niños y adolescentes migrantes no
acompañados opten por desistir de su petición de asilo y se acojan al retorno asistido,
para una vez concretado este último, volver a ingresar a territorio mexicano (Ceriani et al.
2012:24).
Aunado a lo anterior, los mismos no son informados de sus derechos, ni tienen
información de su procedimiento; en este sentido la Ley es omisa en base a qué criterios
la autoridad emite las resoluciones tomadas en caso de una negativa; y si bien, la Ley
prevé el recurso de revisión sobre dicha negativa, el ordenamiento no es claro respecto
del procedimiento que debe seguirse en relación a esta medida.
La actual Ley de Migración sí es más proteccionista en relación a los derechos de
este grupo vulnerable, sin embargo, la realidad es que la protección de estos derechos es
meramente declarativa ya que a la hora de poner en práctica esta normativa, es totalmente
distinta y esto lo demuestran las 917 quejas recibidas por migrantes menores de edad ante
la CNDH, de enero de dos mil diez al veintitrés de octubre de dos mil trece, mismas que
!
68
son por presuntas violaciones de derechos humanos en relación a la seguridad jurídica,
trato digno, integridad, igualdad y salud. (Notimex, 2014).
III. 2. Propuestas para una política migratoria que involucre niñas, niños y
adolescentes migrantes no acompañados en situación migratoria irregular
más acorde a los estándares internacionales de derechos humanos.
Como se ha observado dentro del presente trabajo, dentro de los obstáculos que
enfrentan los migrantes en materia de acceso a la justicia se encuentra el desconocimiento
de sus derechos y de los procedimientos, aunado a la falta de información sobre los
mecanismos y las instancias de protección de sus derechos humanos.
Por lo anterior, son varios los temas a tratar con base a una política migratoria por
parte del Estado mexicano basada en el respeto a los derechos humanos. A continuación
se presentan una serie de propuestas con relación a la garantía al derecho al debido
proceso dentro de los procedimientos migratorios que involucre niñas, niños y
adolescentes migrantes no acompañados en situación migratoria irregular más acorde a
los estándares internacionales de derechos humanos.
III. 2. 1 Protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes migrantes no
acompañados que no impliquen restricciones a la libertad personal.
Las niñas, niños y adolescentes no acompañados, por regla general y con base al
interés superior del niño, no deben de ser privados de su libertad, ni la misma puede
justificarse por el hecho de que el menor esté solo y separado de su familia, ni por su
condición de inmigrante, aunado a que, en base a su situación migratoria y su condición
de vulnerabilidad, no debería de ser detenidos con el único fin de deportarlos bajo la
figura del retorno asistido, sino que se tiene que valorar el interés superior del niño antes
que nada y, si no fuera lo más óptimo para el menor, regularizar la situación migratoria
del mismo dándole el estatus de refugiado.
La mayoría de las niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados que
entran a territorio nacional lo hacen por varios motivos tales como la reunificación
familiar, buscando un mejor nivel de vida o en muchos casos huyendo de la violencia
!
69
relacionada con organizaciones criminales o violencia intrafamiliar (WOLA, 2014: 27),
por lo tanto, la repatriación a sus países de origen bajo la figura de retorno asistido no es
la más idónea.
Si bien la Ley de Migración dice que se tomará en cuenta el interés del niño, la
realidad es que no es así, la simple entrevista no es suficiente, en muchos casos sólo se
limita a saber las generales del menor para saber a qué país lo van a repatriar y muchas
veces son llevadas a cabo por personal no capacitado; deben de crearse un procedimiento
especial para determinar el interés superior del niño y si, en su caso, el retorno asistido es
lo más conveniente, lo anterior mediante dictámenes psicológicos, entrevistas e
información sobre el contexto de vida que tenía en el país de origen el menor, el
procedimiento debe ser diseñado he implementado por un organismo integrado por
instituciones gubernamentales y Organizaciones No Gubernamentales especializadas en
temas de migración.
III. 2. 2. Estándares para la aplicación de medidas cautelares.
La política migratoria del estado mexicano contempla la detención de toda niña,
niño o adolescente migrante no acompañado que se encuentre en el país en situación
irregular, lo anterior, por principio, no debería de ocurrir, sin embargo, diariamente son
detenidos estos menores alojándolos en albergues o estaciones migratorias (dependiendo
de la edad) mientras son regresados a sus países de origen o mientras se regulariza su
situación migratoria en caso que hayan pedido asilo.
México no cuenta con medidas cautelares para la detención de este grupo
vulnerable. En principio, todos las niñas, niños y adolescentes migrantes deben de ser
alojados en albergues propicios para su sano desarrollo, en donde cuenten con actividades
recreativas, atención de salud las veinticuatro horas, camas suficientes para cada uno de
las niñas, niños y adolescentes albergados, y que los mismos cumplan con todas las
normas de higiene y servicios básicos; contrario a lo anterior, es que en la realidad lo
anterior no sucede.
!
70
Mientras que el Estado mexicano no cree medidas alternativas como albergues
especiales donde toda niña, niño o adolescente migrante que enfrenta un procedimiento
migratorio pueda disfrutar efectivamente de un alojamiento apropiado, la decisión del
DIF de no aceptar a niñas y niños mayores de doce años o adolescentes embarazadas
seguirá vulnerando el derecho de este grupo en específico; a raíz de lo anterior México
debe de obligar a las distintas estancias estatales del DIF para que acepte a todo menor de
dieciocho años, sin discriminación alguna, tal como lo marca la ley de la materia.
Por otra parte, se deben de crear alternativas de medidas cautelares teniendo como
punto central la atención de este grupo vulnerable y no su detención mientras enfrentan
un procedimiento administrativo migratorio. Así, estas niñas, niños y adolescentes no
deben de estar privados de su libertad sino en un ambiente propicio para su sano
desarrollo tal como lo marca el artículo 20 de la CDN, a saber, la designación de tutores o
la colocación en hogares de guarda o en casas hogares manejadas por el gobierno,
asociaciones civiles y sociedad, en conjunto, para velar que, efectivamente, no sea
violado ningún derecho de estas niñas, niños y adolescentes migrantes mientras enfrentan
un procedimiento migratorio.
III. 2. 3. Garantías en relación al derecho al debido proceso dentro de un
procedimiento migratorio.
En relación al derecho a la garantía al debido proceso, si bien la Ley de Migración
consagra el derecho al debido proceso de todo aquél extranjero que enfrenta un
procedimiento migratorio en el país, en la práctica, como ha quedado evidenciado, aún
hay mucho por hacer. La Opinión Consultiva 18/2003, en relación a la Condición
Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados, ha señalado el conjunto de
requisitos que deben de respetarse en las instancias procesales a fin de que las personas
estén en condiciones de defender sus derechos frente a cualquier acto del Estado que
pueda afectarlos, se trate de u procedimiento administrativo o jurisdiccional; entre estos
requisitos se encuentran:
- Derecho de notificación. Se les debe de notificar a los menores de edad
detenidos, de una manera clara, sencilla, en un lenguaje en el que entiendan y auxiliados
!
71
de intérpretes o traductores cuando sea el caso, el motivo de su detención, señalándoles
que la misma es una cuestión administrativa, así como los derechos que les asisten,
pensando primeramente en el interés superior del niño. De igual forma se les debe de
notificar de la decisión que se adopte en el marco del proceso administrativo migratorio.
- Derecho de asistencia consular. Si bien, el derecho a la asistencia consular
constituye una condición esencial para que cobre eficacia el derecho al debido proceso, la
realidad es que en los procedimientos migratorios en que se ven involucrados niños, niñas
y adolescentes migrantes no acompañados, los distintos cónsules sólo se limitan a recabar
información para verificar la nacionalidad del menor, sin coadyuvar con la defensa del
menor para que el interés superior del niño esté respetado en todo momento.
Por lo anterior deben de crearse acciones conjuntas tanto de los consulados de los
distintos países como del Instituto Nacional de Migración y representantes de distintas
Organizaciones No Gubernamentales para velar, que en efecto, este derecho se cumpla,
salvo que la niña, niño o adolescente migrante no acompañado detenido solicite asilo en
el país.
- Derecho a un tutor, asesor o representante legal. Se deben crear mecanismos
específicos para que, en la práctica, toda niña, niño o adolescente sujeto un procedimiento
migratorio se encuentre representado por un adulto; si bien, los tutores o representantes
de niñas, niños o adolescentes migrantes no acompañados pueden ser el personal que
designe el consulado del país o residencia del menor siempre que se trate de un retorno
asistido, se considera que lo anterior no es lo mejor para estas niñas, niños y adolescentes
migrantes que se encuentran enfrentando un procedimiento migratorio.
Como se ha visto, el personal de los consulados sólo se limita a recabar
información para ver si el menor es connacional o no y así poder regresarlo a su país,
dejando siempre del lado el interés superior del niño.
Así, se debe de crear una figura jurídica que vele por los intereses del menor, sea
cual sea el procedimiento al que se enfrente el mismo (regularización de su situación
migratorio o de retorno asistido) y que esté fuera del Instituto Nacional de Migración para
!
72
que realice todo los trámites con el fin proteger y garantizar que se tomen las medidas
necesarias con el objeto de que la resolución que recaigan sobre dichos procedimientos
migratorios sean en base interés superior del niño.
- Derecho a expresarse y a ser oído. Este derecho debe de ser consagrado como
tal en la Legislación Migratoria de la materia, ya que el mismo está inmerso en la
entrevista para conocer las generales del menor, sin embargo, el mismo debe de ser un
derecho que se funde en encontrar el por qué de su decisión de migrar y de qué viene
huyendo de su país, y lo más importante, conocer los deseos del menor y tenerlos en
cuenta a la hora de tomar la decisión de otorgarle el asilo o negárselo.
Este derecho de expresarse debe de ir de la mano pero debe de ser distinto a los
exámenes realizados en relación a determinar el interés superior del niño. En este sentido
la CIDH ha señalado que en relación a las niñas, niños y adolescentes migrantes no
acompañados, se deben de adoptar medidas de protección con base a su condición de
menor, lo que implica necesariamente que cualquier procedimiento para determinar el
interés superior del niño debe ser dirigido por un organismo técnico especializado,
independiente de la autoridad migratoria, que realice un evaluación considerando las
características particulares de cada caso. La decisión final adoptada respecto de una niña,
niño o adolescente migrante no acompañado debe de satisfacer, en primer lugar, su
interés superior y posteriormente el interés del Estado en materia migratoria. (CIDH,
2013: 231).
- Derecho a la asistencia jurídica gratuita. En lo que concierne a este derecho,
la Ley de Migración, si bien, en su artículo 70 señala el derecho de todo extranjero a ser
asistido o representado legalmente por la persona que designe durante el procedimiento
administrativo migratorio en el que se es parte, la legislación en la materia no prevé la
obligación de proporcionar asistencia jurídica integral y especializada a todo aquél niño,
niña o adolescente migrante no acompañado que esté enfrentando un procedimiento
migratorio.
!
73
Ni la Ley de Migración ni su Reglamento especifican el mecanismo ni el
procedimiento para que, efectivamente, esta representación legal sea llevada conforme lo
estipulan todos los tratados internacionales en la materia, así como la propia constitución;
en el caso de niños, niñas y adolescentes migrantes no acompañados que enfrentan un
proceso de regularización de su situación migratoria; la Ley Sobre Refugiados y
Protección Complementaria, así como su Reglamento, sí prevé el derecho de audiencia,
sin embargo, tampoco especifican el mecanismo y el procedimiento para acceder a la
protección jurídica gratuita.
Con base a lo anterior se deben de crear mecanismos para que este derecho no se
vea vulnerado, como lo sería crear, por parte del Estado, una Defensoría Especializada en
Asistencia Jurídica al Menor, en especial a aquéllos en situación de vulnerabilidad,
mientras tanto, se debe garantizar que toda niña, niño o adolescente migrante no
acompañado que enfrente un procedimiento migratorio, tenga acceso a un directorio de
defensores de derechos humanos que trabajen gratuitamente esta materia para que el
derecho a la asistencia jurídica gratuita no le sea vulnerado a ninguna niña, niño o
adolescentes migrante no acompañado que enfrente un procedimiento migratorio.
- Derecho a un recurso judicial efectivo. Para que un recurso judicial sea
efectivo, el mismo debe de ser sencillo, rápido, ante los jueces y tribunales competentes
que lo amparen contra actos que violen sus derechos fundamentales.
En este sentido, el estado debe de garantizar que todo procedimiento
administrativo migratorio en el que sea parte alguna niña, niño y adolescente migrante no
acompañado, el se realice en el menor tiempo posible y que cumpla con todos los
requisitos en relación a la garantía al debido proceso.
Si bien es un procedimiento administrativo migratorio, el mismo se debería llevar
a cabo por jueces o tribunales competentes en materia migratoria, no tratándose sólo
como algo administrativo, sino viéndolo desde el punto de vista en que lo que está en
riesgo es el interés superior del niño y, en caso muy extremos, la integridad física de los
mismos.
!
74
En este sentido, se debe de trabajar en conjunto con el Poder Judicial de la
Federación para crear verdaderos tribunales que garanticen este derecho; lo anterior
también favorecería que se pudiera impugnar inmediatamente las resoluciones que
recaigan a dichos procedimientos migratorios con lo cual se garantizaría el derecho a una
segunda instancia.
- Derecho a una segunda instancia. Si bien el derecho a una segunda instancia
está estipulado en Ley de Migración la cual menciona que todo presentado tendrá
derecho a interponer un recurso efectivo contra las resoluciones del INM, la realidad es
que en relación a los niños, niñas y adolescentes migrantes no acompañados, como ya
dijimos, la devolución al país de origen o residencia de los mismos, no se contempla
como deportación sino como retorno asistido, por lo que el menor debe de estar de acurdo
firmando un documento en el que se acoge a dicho retorno, con lo cual, el mismo ya no
es una resolución recaída dentro del procedimiento migratorio, sino que es algo con el
que el menor debe de estar conforme, perdiendo así su derecho a una segunda instancia.
Por otro lado en lo que concierne a la Ley de Migración, se debe de crear un
mecanismo para la impugnación de la entrevista realizada para valorar el interés superior
del niño cuando las mismas señalen que el mismo no se vería afectado si la niña, niño o
adolescente migrante no acompañado, sujeto de dicha entrevista, regresara a su país de
origen o residencia y no haya algún otro motivo sustentable para que no se pueda acceder
al asilo político o al reconocimiento de la condición de refugiado; en la actualidad, no hay
ningún recurso para la impugnación de la misma.
En relación a los niños, niñas y adolescentes no acompañados que enfrentan un
procedimiento de regularización migratoria, la Ley de Refugiados y Protección
complementaria sí contempla un procedimiento de revisión en contra de negativa del
reconocimiento de la condición de refugiado, sin embargo, éste no es un recurso efectivo
ya que la misma COMAR es la institución encargada de otorgar el reconocimiento de la
condición de refugiado, y si ésta deniega el reconocimiento de dicha condición, la misma
Ley prevé que le corresponde a la Coordinación General de la COMAR resolver los
!
75
recursos de revisión interpuestos en contra de las resoluciones que deniegan este
reconocimiento, lo que conlleva a que la COMAR desempeñe un rol de autoridad
decisoria y de parte en el procedimiento y que, por ende, suela defender sus resoluciones
(CIDH, 2013:241).
Si bien es cierto que además del recurso de revisión en contra de las resoluciones
que niegan el reconocimiento de la condición de refugiado se puede interponer un juicio
contencioso administrativo y, ante cualquier acto de autoridad está la posibilidad de
interponer un juicio de amparo, la CIDH considera que se requiere que la autoridad
encargada de llevar a cabo dicha revisión cuente con la independencia y autonomía
suficiente para la toma de decisiones, así como acceso a conocimientos especializados y
los medios para que toda decisión esté fundamentada. A su vez, debe garantizarse que los
solicitantes de la condición de refugiados tengan acceso efectivo a protección judicial
cuyo alcance dependerá de la naturaleza de la revisión en méritos del caso que se
establezca (CIDH, 2013:243).
III. 2. 4. El interés superior del menor dentro del procedimiento de retorno asistido
o de regularización migratoria de niñas, niños y adolescentes migrantes no
acompañados.
Todas las determinaciones tomadas en los procedimientos administrativos
migratorios en los que sean parte niñas, niños o adolescentes migrantes no acompañados
deben de estar basadas en el interés superior del niño, para ello se debe de implementar
un mecanismo efectivo para evaluar y determinar este interés.
La entrevista estipulada en la Ley de Migración no es suficiente, se deben aplicar
dictámenes psicológicos, conocer las causas del por qué emigran, conocer el contexto de
cómo vivía el menor en su país de origen, si tiene familiares en el mismo; también es
importante saber el contexto de los países de origen, si vienen huyendo de violencia
intrafamiliar, abuso y explotación infantil y reclutamiento forzoso de pandillas callejeras,
entre otros.
!
76
Es importante crear un procedimiento en conjunto con los países de origen que, si
se decidió no otorgarle la calidad de refugiado a la niña, niño o adolescente migrante no
acompañado en cuestión y se ejecute el procedimiento de retorno asistido, efectivamente
éste garantice que la niña, niño o adolescente migrante no acompañado que regresa a su
país de origen, tenga garantizados todos sus derechos; también es importante que
verifique que el mismo cuenta con familiares que le puedan proporcionar los cuidados
adecuados y que, efectivamente los mismos se reintegren completamente a sus
comunidades de origen.
En este sentido se considera fundamental la creación de procedimientos para que,
antes de canalizar a los niños, niñas y adolescentes migrantes no acompañados e iniciarse
su procedimiento de retorno asistido, se inicie, como condición prima facie, el
procedimiento de regularización migratoria, sea bajo la figura de asilo o protección
complementaria y, si después de todo los exámenes el relación al interés superior del
niño, se concluya que el procedimiento de retorno asistido no afecta este interés, iniciar el
mismo.
III. 2. 5. Capacitación y sensibilización de toda aquella persona que esté en contacto
con una niña, niños o adolescente migrante durante su el procedimiento
migratorio.
Con base al principio del interés superior del niño, se deben capacitar y
sensibilizar en materia de derechos humanos a todo aquél servidor público que
desempeñe funciones relacionadas con la migración, principalmente a aquéllos que estén
en contacto directo con personas en situación de vulnerabilidad.
En relación a los Oficiales de Protección a la Infancia (OPIS), se debe de
capacitar a los mismos para que efectivamente tengan el perfil de un especialista en
infancia y no sólo el de un agente migratorio, además que se deben de capacitar a más
oficiales en está índole10, los que hay actualmente no son suficientes para cubrir, como
marca la Ley, las necesidades de toda la población de niños, niñas y adolescentes
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
10
Según datos del Instituto Nacional de Migración, México cuenta con 543 OPIS en las 32 Delegaciones Federales.
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77
migrantes detenidos, estén acompañados o no, y con esto se sigue vulnerado los derechos
de esta población migrante.
No debemos olvidar que la CIDH en su informe sobre la Seguridad Ciudadana y
Derechos Humanos (2009), ha señalado que de conformidad con el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos, la responsabilidad internacional del Estado se
funda en actos u omisiones de cualquier poder u órgano de éste, independientemente de
su jerarquía, que violen la CADH.
En estos supuestos, para establecer que se ha producido una violación de los
derechos consagrados en la CADH no se requiere determinar, como ocurre en el derecho
penal interno, la culpabilidad de sus autores o su intencionalidad y tampoco es preciso
identificar individualmente a los agentes a los cuales se atribuyen los hechos violatorios,
tan sólo es suficiente que exista una obligación del Estado que haya sido incumplida por
éste (CIDH, 2009:15).
!
78
Reflexiones finales
Cada vez son más las niñas, niños y adolescentes migrantes que salen de sus
países de origen y emprenden la travesía de migrar a otro país por vías irregulares,
exponiéndose así a los peligros que ello implica. Recientemente la Oficina en
Washington para América Latina (WOLA) informó que de octubre de 2013 a mayo de
2014, 46 mil 188 menores de 18 años fueron detenidos por la Patrulla Fronteriza de los
Estados Unidos de América, de los mismos 34,611 eran originarios de El Salvador,
Guatemala y Honduras, todos ellos viajaban solos.
México si bien, emana un discurso de una política migratoria basada en el respeto
a los derechos humanos, lo cierto es que esta afirmación dista mucho de la realidad.
Actualmente México ha endurecido sus fronteras y ampliado la vigilancia de la Frontera
Sur para impedir el paso a toda aquella persona que quisiera entrar de una forma
irregular, lo que incluye niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados11.
Recientemente, dentro de las políticas migratorias aplicadas por el Estado
mexicano, se ha implementado lo que se ha denominado: estrategia gubernamental para
controlar el flujo de indocumentados en la frontera sur, con el fin de controlar la
migración irregular. Lo anterior lejos de controlarla, sólo ha hecho que aumente el flujo
de migrantes por la vía marítima, principalmente por el lado de Tecún Uman (Guatemala)
hacia Salina Cruz (Oaxaca) y por Tenosique (Tabasco), ruta que es más peligrosa;
también ha aumento las redadas para identificar a los migrantes que se encuentran en el
país de manera irregular para proceder a su deportación y ha aumentado la vigilancia en
el tren conocido como “La Bestia” para impedir la estancia en el país a cualquier persona
que no cuente con los permisos correspondientes (Heriquez, 2014).
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11
Actualmente, el endurecimiento de vigilancia en la Frontera Sur de México surgió a raíz del reporte de la Oficina de
Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de Estados Unidos de América el pasado tres de junio del presente año, en
donde se dio a conocer que 71,000 menores de edad habrían sido detenidos del primero de octubre de dos mil doce al
treinta y uno de mayo de dos mil catorce, al querer ingresar a los Estados Unidos de América, los cuales viajaban
solos y eran provenientes de El Salvador, Guatemala, Honduras y México, lo que llevó al presidente Barak Obama
de los Estados Unidos de América decretar la situación de estos niños, niñas y adolescentes migrantes que viajan
solos hacia ese país como una emergencia humanitaria. (Notimex, 2014).
!
79
El Estado mexicano ve el reforzamiento de la frontera sur, las redadas y la
negativa de entrada de todo aquél migrante que no cuente con los permisos necesarios,
como una medida de salvaguardar la integridad de los mismos, sin embargo, con esta
medida sólo exponen a los migrantes a mayores riesgos durante su travesía al buscar rutas
alternativas más peligrosas para entrar al país, en donde los más afectados serán las niñas,
niños y adolescentes no acompañados y las mujeres embarazadas.
Así, aunque la política migratoria mexicana es la de no criminalización de la
migración irregular, con las anteriores acciones están haciendo todo lo contrario,
criminalizando a los migrantes que se encuentran en el país de manera irregular,
estigmatizándolos y convirtiendo su estadía en el país en una verdadera cacería de brujas.
La realidad es que la política migratoria del Estado mexicano está sustentada más
en procurar a seguridad nacional que el respeto a los derechos humanos de los migrantes,
principalmente de aquéllos migrantes que entran por vías irregulares al país, poniendo al
discurso del respeto a los derechos humanos por parte del Estado mexicano en eso, un
discurso.
La actual Ley de Migración y su Reglamento sí son más proteccionistas en
relación a la protección de los derechos de toda persona extranjera bajo jurisdicción del
Estado mexicano, principalmente de las personas en situación de vulnerabilidad, entre
ellos, las niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados, sin embargo, si bien ha
habido un gran avance en la legislación mexicana al consagrar constitucionalmente los
derechos humanos a toda persona sin distinción alguna, tal como lo marca el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos, así como creado instrumentos como el Modelo
de Protección de Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes Migrantes y Repatriados
No acompañados; el Estado Mexicano a la hora de llevar del papel a la práctica aún tiene
mucho por hacer.
Uno de los principales temas de la agenda pública del país debe de ser el fomento
al respeto de los derechos humanos en todas las instancias, buscando crear una política
migratoria, no sólo más acorde a los derechos humanos, sino teniendo en cuenta las
!
80
recomendaciones de los Organismos Internacionales en materia de migración, las
Organizaciones No Gubernamentales, las Asociaciones Civiles en pro de los Derechos
Humanos y de la Sociedad Civil.
Si bien, el Estado mexicano tiene todo derecho de proteger sus fronteras en base a
la soberanía nacional, también debe de cumplir con los tratados internacionales de
derechos humanos que ha firmado, creando no sólo normas más acordes a estos, sino
implementando los mecanismos que hagan efectivas dichas normas, buscando siempre
respetar en todo momento los derechos de todo aquél extranjero que entre al país. Éste es
precisamente el principal desafío de la política migratoria actual, dejar de actuar como un
país proteccionista de sus fronteras donde se vea al inmigrante irregular como una
amenaza y un problema en donde la única solución que se presenta sea la deportación de
los mismos.
Es importante que el Estado mexicano en marco de sus políticas migratorias,
implemente mecanismos de cooperación internacional, regional y bilateral para
desarrollar programas más eficaces de los que ya son aplicados, y que los mismos
aborden íntegramente éste fenómeno migratorio, protegiendo siempre los derechos
humanos y velando siempre por el interés superior del niño. Asimismo es de vital
importancia que se informe en los países de origen los peligros que corren durante todo el
viaje lo niños, niñas y adolescentes migrantes no acompañados.
En relación a las niñas, niños y adolescentes migrantes y su derecho a la garantía al
debido proceso, la Ley de Migración no prohíbe la detención de los mismos ni incluye
garantías fundamentales del debido proceso tales como el derecho a un tutor o el derecho
a la asistencia jurídica gratuita, lo que denota de una manera sobresaliente que la
legislación aplicada por el Estado mexicano está fallando e incumpliendo con estándares
internacionales en materia de derechos humanos a la hora de garantizar el derecho al
debido proceso de este grupo vulnerable.
Si bien, la ley prevé la protección de este grupo vulnerable buscando siempre el
interés superior del niño, en la realidad, al momento de su detención y al empezar el
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81
procedimiento migratorio de retorno asistido o regularización de su situación migratoria,
según sea el caso, las niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados detenidos
cuya situación migratoria en el país es irregular, son tratados como delincuentes,
encerrándolos, no explicándoles los motivos de su detención, no poniéndoles
inmediatamente un tutor ni en contacto con personal capacitado para que les den atención
psicológica, pernoctando en las instancias migratorias con adultos, no poniéndolos
inmediatamente a disposición del DIF como prevé la ley, entre otras.
No debemos olvidar que el Estado mexicano tiene una serie de responsabilidades
internacionales en lo que se refiere a materia migratoria, al haber ratificado diversos
instrumentos internacionales en materia d e derechos humanos, los cuales incluyen la no
discriminación, asilo, garantías procesales en áreas de detención y expulsión, entre otras.
Recapitulando, el fenómeno de la migración infantil no acompañada es una realidad
que va en aumento. A través de este trabajo, y en base a nuestra pregunta de investigación
se concluye: que la legislación mexicana en materia migratoria, primeramente, no es
acorde a los estándares internacionales en materia de derechos humanos; segundo, por
consiguiente no aplica correctamente estos estándares internacionales de derechos
humanos a la hora de garantizar el derecho al debido proceso de toda niña, niño y
adolescente migrante no acompañado cuya situación migratoria en el país es irregular.
Así, la legislación aplicada por el Estado mexicano, no garantiza eficazmente el
derecho al debido proceso en relación a los niños, niñas y adolescentes migrantes no
acompañados a la hora de su detención y durante la etapa de retorno asistido o
regularización de su situación migratoria; en este sentido, la política migratoria del
Estado mexicano no sólo debe de ser enunciativa en la legislación de la materia y en los
distintos programas creado para ellos, sino que debe de cumplir efectivamente con las
obligaciones generales de respetar, proteger, garantizar y promover los derechos
humanos de toda persona que se encuentre en territorio mexicano, independientemente de
su situación migratoria; para ello se debe de actuar conjuntamente con todos los niveles
de gobierno (Federal, Estatal y Local), para la creación de programas que concienticen a
toda la población en relación a los derechos humanos de los migrantes, capacitar a todo el
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82
personal del Instituto Nacional de Migración en materia de derechos humanos y crear un
organismo que supervise que efectivamente se está aplicando la legislación en materia
migratoria con el debido respeto a la integridad y a los derechos humanos de las personas
migrantes, así como subsanar las laguna legales que hay en la actual Ley de Migración y
su Reglamento para que, efectivamente, las mismas sean acordes con el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos y con ello se garantice el derecho a la garantía al
debido proceso, no sólo a las niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados, sino
a todo aquél migrante que su situación migratoria en el país sea irregular y este
enfrentando un procedimiento migratorio, cualquiera que sea su índole.
También es importante la creación de una base de datos reales en la frontera sur
que nos lleve a saber la cantidad de niñas, niños y adolescentes migrantes que entran al
país por dicha frontera, junto con programas que ayuden a dar una mayor comprensión de
este fenómeno migratorio tales como la cantidad de niños que hay en situación migratoria
irregular en el país, el por qué emigran, a qué se dedican los mismos una vez que están
dentro de territorio mexicano, cuales son realmente los peligros que están expuestos, cuál
es su principal motivo para cruzar la frontera, entre otros.
Lo anterior ayudaría a tener una mejor comprensión del fenómeno migratorio de
niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados en la frontera sur para tratar el
problema del derecho a la garantía al debido proceso y así crear mejores alterativas para
la protección de los mismos, sobre todo para que no sólo este derecho, sino ninguno de
sus derechos se vean vulnerados.
Así, la máxima del Estado mexicano, debe de ser no sólo garantizar efectivamente
el derecho al debido proceso, sino todos los derechos consagrados en el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos a toda persona bajo su jurisdicción, tal como lo
marca la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos.
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