LA VIDA FILOSÓFICA COMO SUPREMA VIRTUD Jorge Enrique

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BARUCH DE SPINOZA
LA VIDA FILOSÓFICA COMO SUPREMA VIRTUD
Jorge Enrique Linares
Baruch de Spinoza (1632-1677) nació en el barrio judío de Amsterdam, en una familia originaria de Burgos, España, emigrada
primero a Portugal y luego a Holanda. Spinoza fue educado en la
tradición judía y obtuvo un amplio conocimiento del Antiguo Testamento y del Talmud. Sin embargo, en 1656 fue expulsado de la
Sinagoga y de la comunidad donde vivía por acusaciones de "herejías abominables" que, en opinión de los rabinos, Spinoza había
cometido por su constante espíritu de duda y racionalización de las
cosas sobrenaturales. Ante ese terrible acontecimiento en su vida,
se ve obligado a abandonar Amsterdam para instalarse en Rijnsburg. Por esta época redacta el Breve tratado sobre Dios, el hombre y
su felicidad (1661) y el Tratado sobre la reforma del entendimiento
(posiblemente de 1662); comienza también la redacción de la Ética. En 1663 publica Principios de la filosofía de Descartes, y en 1665,
su Tratado teológico-político (publicado en Hamburgo en 1670)
por el que recibiría acerbas críticas. Acabada la Ética, viaja a Amsterdam para publicarla, pero desiste de ello ante los rumores que
corren en el medio intelectual de que se trata de una obra atea.
Enfermo de tuberculosis, muere a los 44 años de edad, el 21 de febrero de 1677, dejando sin terminar un Tratado político, una Gramática hebraica y un Tratado sobre el arco iris.
La filosofía de Spinoza ha sido tradicionalmente considerada
como "panteísta". Aunque esta clasificación es inexacta, puesto
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Jorge Enrique Linares
que no se afirma que todas las cosas sean Dios, sino que todas las
cosas son en Dios, todas existen a causa de Dios y en razón de su
naturaleza. El orden de la divinidad no es una realidad trascendente, sino que Dios y la Naturaleza son uno y el mismo orden racional que se manifiesta en el mundo: Deus sive natura (Dios o la Naturaleza) es la sustancia infinita que se causa a sí misma y que existe
con eterna necesidad generando múltiples formas de existencia.
Así pues, todo lo que existe es en Dios y por Dios. La sustancia
divina es la causa inmanente de todos los entes. Por ello, según
Spinoza, el conocimiento filosófico tiene como fin la comprensión de los atributos (que expresan la esencia de la sustancia) y de
los modos de ser de la sustancia (que son los modos particulares
del ser o entes).
La obra central de Spinoza es la Ética demostrada según el orden
geométrico, redactada entre 1661 y 1675. Esta magna obra unifica
una metafísica, una antropología y una ética, en la que se encuentran valiosas reflexiones sobre los fines vitales de la filosofía y la
condición ética del filósofo, así como apasionadas discusiones,
principalmente con la filosofía cartesiana. La Ética es un libro que
conduce de la metafísica a la moral para enseñar al hombre cuál
es, de acuerdo con su naturaleza racional, la forma de vida más
elevada a la que se tiene acceso. Y ésta es precisamente una modalidad de vida entregada a la filosofía.
Así pues, en la vida es útil, ante todo, perfeccionar el entendimiento y la
razón en la medida de nuestras posibilidades, y en esto sólo consiste la
felicidad [felicitas] del hombre o beatitud [beatitudo]; pues la beatitud no es
otra cosa que la serenidad del ánimo que surge del conocimiento intuitivo
de Dios; pero perfeccionar el entendimiento tampoco es otra cosa que
entender a Dios, sus atributos y acciones que son consecuencia de la
necesidad de su propia naturaleza.
Baruch de Spinoza, La vida filosófica como suprema virtud
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Por lo cual, el fin último del hombre que se guía por la razón,
esto es, el sumo deseo con que procura gobernar a todos los
demás, es aquel que lo lleva a concebirse a sí mismo
adecuadamente y a concebir todas las cosas que pueden caer
bajo su propia inteligencia. No hay, pues, vida racional alguna
sin inteligencia [intelligen-tia], y las cosas sólo son buenas en
la medida en que ayudan al hombre a disfrutar de la vida del
alma que se define por la inteligencia. [... ]
Baruch de Spinoza, Ética. Trad. de Jose Gaos 4a parte, Apéndice, caps. 4 y 5.
La beatitud no es el premio de la virtud, sino la virtud misma; y
no gozamos de ella por reprimir las libidinosidades /libídines,
pasiones desenfrenadas], sino al contrario, porque gozamos de
ella podemos reprimir las libidinosidades.
Escolio. Con lo anterior he acabado con todo lo que había
querido mostrar acerca de la potencia del alma y de su propia
libertad [...] el sabio, en cuanto se considera como tal,
difícilmente se conmueve en su ánimo, sino que es consciente
de sí mismo, de Dios y de las cosas con cierta eterna necesidad,
nunca deja de existir, sino que siempre goza de una verdadera
serenidad del ánimo [animi acquiescentia). Si la vía que he
mostrado que conduce hasta aquí parece demasiado ardua, a
pesar de todo puede emprenderse. Y en verdad que debe ser
arduo lo que se encuentra rara vez. Pues ¿cómo sería posible, si
estuviera a nuestro alcance la salvación y si pudiera encontrarse
sin mayor esfuerzo /sine magno labore/, que casi todos la
descuiden? Pero todo lo excebo /omnia praeclara/ es tan difícil
como raro.
Baruch de Spinoza, Ética. Trad. de Jose Gaos 5a parte, proposición 42.
La filosofía de Spinoza plantea que el fin moral del hombre
consiste en vivir de acuerdo con la razón. Sólo una existencia de
acuerdo
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con la razón puede darle al ser humano la serenidad y la tranquilidad de ánimo necesarias para enfrentar las vicisitudes de la vida,
así como el continuo embate de las pasiones, por las cuales los
hombres son más bien esclavos que agentes libres. La Ética es un
libro sobre la liberación del hombre con respecto a las ataduras
"naturales" a las que está sometido. El mensaje es inequívoco: sólo
mediante la filosofía es posible alcanzar un estado de plenitud y
de verdadera felicidad.
Spinoza plantea, además, que la tarea de la filosofía es inherentemente una obra de amor por la naturaleza, por la divinidad y
por el hombre mismo. Si la filosofía lleva en sí misma el amor, el
amor racional que Spinoza postula (el "amor intelectual a Dios")
es la forma suprema del amor: una forma de amor puro por lo infinito y un conocimiento supremo que revela la participación del
alma humana en la naturaleza divina. La idea platónica de la filosofía como amor por el saber reaparece en Spinoza fundiendo el
amor (expresión del sentimiento) con el intelecto (expresión de la
racionalidad).
El fin ético de la filosofía es, pues, alcanzar lo que Spinoza denomina animi acquiescentia, "serenidad del ánimo", un estado de
equilibrio y armonía con el conjunto de la naturaleza que permita
experimentar una felicidad fundada en el conocimiento racional.
El "amor intelectual a Dios" es el conocimiento reflexivo sobre la
estructura íntima del mundo, por el cual el hombre alcanza un
grado superior de felicidad racional que lo reconcilia con la
naturaleza en su conjunto.
En esta idea se plasma el ideal ético del filósofo: el hombre se libera de lo que enajena su conciencia y, al comprender el orden total del mundo, puede experimentar una reconciliación con su
propio ser, finito y contingente. De esta manera, Spinoza considera
que el máximo grado de virtud moral coincide también con el
máximo nivel de desarrollo intelectual. La fusión de virtud y saber constituye la felicidad misma.
Baruch de Spinoza. La vida filosófica como suprema virtud
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Bibliografía sugerida
SPINOZA, BENEDICTUS DE, Éthique, texto original y traducción de Bernard
Pautrat, Éditionsdu Seuil, Paris, 1988.
(De la obra general de Spinoza existen diversas ediciones bilingües
en varias lenguas, sólo se indican las traducciones al castellano)
—, Cogitata metaphysica,
—, Principia philosophiae cartesianae,
—, Tractatus de intellectus emendatione, (Tratado de la reforma del entendimiento. Principios de filosofía de Descartes. Pensamientos metafísicas, Alianza, Madrid, 1988).
—, Ethica, (Ética demostrada según el orden geométrico, Trotta, Madrid,
2000), (Ética, UNAM, Nuestros clásicos, México, 1983).
—, Tractatus theologico-politicus, (Tratado teológico-político, Alianza,
Madrid, 1984).
—-, Tractatus politicus(Tratado político, Alianza,Madrid, 1986).
DELEUZE, GILLES, Spinoza y el problema de la expresión, Muchnik, Barcelona, 1975.
—, Spinoza: filosofía práctica, Tusquets, Barcelona, 1984.
GEBHARDT, CARL, Spinoza, Losada, Buenos Aires, 1940.
SPINOZA, BENEDICTUS DE, Éthique, texto original y traducción de Bernard
Pautrat, Éditions du Seuil, Paris, 1988.
WIENPAHL, PAUL, Por un Spinoza radical, FCE, México, 1990.
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