La Familia Cristiana – “La comunicación” (Parte 2) Introducción

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La Familia Cristiana – “La comunicación” (Parte 2)
“Más que hablar, comunicarse”
Introducción
Para continuar con el tema de la semana pasada, hoy vamos a profundizar más acerca de la
importancia de la comunicación en la familia y sobre todo consejos prácticos para poder
llevarlo a nuestra vida cotidiana.
1. Características de la mujer en la comunicación
a. Es espontánea: Se comunica con facilidad y es más fácil que abra su corazón
ante cualquier situación.
b. Es impulsiva: Es activa a veces que reflexiva. Se maneja con lo que siente en el
momento.
c. Puede costarle mantenerse dentro de un solo tema: Como tiene la capacidad
de poder pensar en varias cuestiones a la vez, puede intentar hablar de varias
cosas al mismo tiempo y tal vez puede llegar a ser poco clara.
d. Generalmente es más propensa a hablar que a escuchar: Esto tiene que ver con
que le resulta más fácil transmitir sus emociones y pensamientos.
e. Es intuitiva: Es capaz de captar situaciones antes de conocerlas en profundidad.
f. Es maternal: Tiene una predisposición innata a demostrar comprensión ante un
problema difícil en su familia.
Aquí vemos entonces, rasgos positivos y también negativos. La familia cristiana tiene como
punto de referencia al Señor y a su relación a través del vínculo perfecto del amor. Él es
quien nos ayudará siempre a que podamos limar las diferencias para que la comunicación
en nuestra familia sea efectiva.
2. Lo que la mujer necesita
a. La mujer necesita sentirse valorada
b. Poder comunicarse de una manera respetuosa
c. Aprovechar al menos un momento del día para tener una buena comunicación
primeramente con su esposo, así también con sus hijos.
3. Características del hombre en la comunicación
a. Puede que le cueste ser comunicativo de su vida interior.
b. Es reservado, aunque el resto de su familia lo puede considerar como falta de
amor o confianza, si recibe presión, esta reserva se agudiza aún más.
c. No llora fácilmente; pero cuando lo hace es porque han sido tocadas sus fibras
más íntimas.
d. Es directo; lo que transmite es lo que ha pensado previamente. No se basa en
sus sentimientos sino en sus razonamientos. Necesita que le hablen de igual
manera, directa.
e. No es intuitivo. Generalmente es práctico y juzga por los hechos y
comportamientos.
f. Cuando pregunta algo, no es para hablar a través de indirectas, sino más bien
para informarse de un tema puntual.
4. Lo que el hombre necesita
a. La ayuda de su esposa para que a través del diálogo le permita exponer su ser
interior.
b. Sentirse amado y respetado por su esposa.
c. Una esposa dispuesta a comprender y escuchar sin criticar.
d. Una mención directa de lo que se espera de él.
e. Que no lo prejuzguen
f. Poder hablar temas sin sentimentalismos.
Aclaremos que algunas actitudes del esposo que no son correctas, algunas necesitan
corrección, otras comprensión y varias deben ser aceptadas como propias y valederas del
varón.
La bendición es la forma más preciosa y poderosa para comunicarse que Dios ha puesto en
nuestras manos. El esposo, la esposa y Dios, forman un triángulo sagrado. Si se interrumpe
la comunicación entre el esposo o la esposa esto afecta su relación con Dios (1 Pedro 3:7) y
si la comunicación con el cielo se interrumpe también quedará afectada la comunicación
entre cónyuges.
Una persona no puede abrirse a Dios y cerrarse a su familia.
Si hay una comunicación genuina se aliviará la tensión emocional, se aclararán los
pensamientos y permitirá allanar el camino para que se establezca una relación íntima
entre el esposo, la esposa y Dios.
5. Hay una verdadera comunicación cuando se dan dos aspectos: HABLAR Y
ESCUCHAR
a. ¿Cuándo hablar y cuándo escuchar?
Una mujer muy conversadora dijo: “Yo no tengo problemas para comunicarme”.
En realidad debería haber dicho: “Yo no tengo problemas para hablar…” Ella hacia
toda la conversación y rara vez permitía que su esposo emitiera sus propias
opiniones. Por no saber escuchar perdía todo aquello que su marido y sus
semejantes podían aportarle. Debemos orar para que nuestra lengua esté
controlada por el Espíritu Santo, de tal manera que sepamos cuándo hablar y
cuando callar.
El libro de Proverbios 15:23, 25:11 y 15:1
De la misma manera un silencio en el momento apropiado habla de buena
comunicación. Claro está que hay silencios amargos, resentidos e indiferentes,
que no están en la Voluntad de Dios.
b. Cuidando nuestros comentarios
Cuando nuestra comunicación no va llena de amor y hacemos comentarios
negativos o criticamos a terceros, podemos influir perjudicialmente en las ideas
de nuestra familia y causar así un grave daño. El mandamiento de Dios es: “…no
murmuréis los unos de los otros” Santiago 4:11
No podemos con la misma boca bendecir a Dios y luego juzgar al prójimo
(Santiago 3:9-10)
c. A veces es mejor hablar con Dios
En algunas ocasiones es mejor comunicarnos directamente con Dios y dejar que Él
hable a nuestra familia. Hay temas que pareciera que cuando queremos
abordarlos, todo se convierte en desastre. Mejor es entonces dejarlo en las manos
de Dios y esperar en Él para que sea Dios quien prepare las circunstancias
adecuadas para volver a tratar el tema.
d. Comunicación dentro de la relación correcta
Si hay una relación correcta de autoridad y reconocimiento hacia el otro, habrá sin
duda buena comunicación. Como contracara si no se respeta y reconoce, los
problemas fácilmente comenzarán a aparecer. Para relacionarnos de buena
manera, podemos imitar a Cristo en su obediencia y actitud sumisa hacia el Padre
(Filipenses 2:5-8), para ubicarnos en el lugar asignado por Dios.
Si permites que el Espíritu Santo sea quien te guíe y te llene de su presencia, sin
duda no será problema buscar la felicidad de tu familia.
Asimismo, es necesario que seamos detallistas y más comunicativos mostrando
respeto y cariño.
6. Ingrediente básico en la comunicación
En 1 Corintios 13 se nos da una descripción del amor, que si la aplicamos a nuestra
comunicación, la llenará de sabiduría:
El amor es benigno,
El amor es sufrido,
El amor no tiene envidia,
El amor no es jactancioso,
El amor no se envanece,
El amor no hace nada indebido,
El amor no busca lo suyo,
El amor no se irrita,
El amor no guarda rencor,
El amor no se goza de la injusticia,
El amor se goza de la verdad,
El amor todo lo sufre,
El amor todo lo espera,
El amor todo lo soporta,
El amor nunca deja de ser.
7. Ejemplificamos aquí una ilustración de lo que podría ocurrir en cualquier hogar
conocido pero con problemas de comunicación:
Indirectas. Un día cualquiera en el hogar, cada uno aprovechando lo mejor posible el
tiempo y de repente, la esposa expresa repetidamente lo cansada que está, mientras
continúa sus quehaceres. El esposo cree entender el mensaje así como: “Ella me está
intentando decir que hoy se va a dormir más temprano de lo habitual” mientras que la
esposa está esperando, sin fruto, la ayuda desinteresada del marido. Llega el final del
día y ella exclama: “Todo el día estuve diciéndote lo cansada que estaba y no fuiste
capaz de ayudarme!” A lo que él se queda paralizado por el reproche, sintiéndose
injustamente atacado y responde: “¿Y por qué no me lo has pedido?”
Conclusión:
Cada uno tiene una personalidad y una forma de comunicarse. Es por eso que debemos
animarnos a salir de nuestra esfera de conocimiento para observar con atención las
necesidades de nuestra familia. Por tanto, no esperemos cosechar mucho fruto si nos
manejamos con indirectas o reproches.. sino más bien busquemos la comprensión y la mejor
manera de comunicarnos. Para ello es necesario tanto saber cuando hablar (y cómo hacerlo)
así como también entender cuando es el momento oportuno para callar y sobre todas las
cosas, comunicarse con amor.
Año 2016
Iglesia “Rey de Reyes”
Pastores Claudio y Betty Freidzon
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