Unidad 8: literatura España y el mundo. del siglo XX Introducción En esta unidad se aprende a reconocer y apreciar las principales características de la literatura del siglo XX en España. En Lengua se analiza la estructura de las diversas clases de subordinadas adverbiales. En Expresión se desarrolla la capacidad de participar en un debate y de desempeñar la función de moderador. Literatura Objetivos: Que el alumno o la alumna pueda: 1. Reconocer y diferenciar las principales características de la literatura española del siglo XX. 2. Crecer en hábito, sensibilidad y gusto por la lectura de obras de este período y descubrir cómo, además, son una vía para sensibilizarse frente a la realidad. 3. Crecer en la habilidad para analizar textos literarios del período y para sistematizar el producto en comentarios y composiciones elaborados con sentido de creatividad y buen uso del idioma.. Contenidos: 1. 2. 3. 4. Cultura y sociedad en la España del siglo XX. La generación del 98. La generación del 27. La literatura después de la guerra civil. 1. Cultura y sociedad en la España del siglo XX El surrealismo surge en España en 1919. Es un movimiento de vanguardia con tendencias sociopolíticas. Los surrealistas pretendían que tal movimiento debía estar al servicio del espíritu revolucionario. Se declararon marxistas y se convirtieron en críticos agudos de los problemas sociales que vivía Europa en aquella época. Para 1936 España entra en una guerra civil, que terminaría en 1939. Sin embargo, la floreciente cultura española no tiene ni siquiera una participación destacada en ella. Por el contrario, la guerra civil produce un corte brusco en la producción intelectual. Buena parte de los grandes creadores murieron en el desarrollo de dicha guerra; entre ellos, nada menos que García Lorca. Otros tuvieron mejor suerte y consiguieron exiliarse al finalizar. Con el inicio de la guerra civil se origina un régimen autoritario conducido por Francisco Franco (franquismo) y que finaliza con la muerte de este dictador, en 1975. Fueron casi cuarenta años de opresión a la cual intentaron hacerle frente algunos intelectuales. La obra literaria antifranquista se desarrolló desde el exilio, desde el extranjero, donde se ocultaban los escritores exiliados. Contamos entre éstos a Ramón Sender, Max Aub, Juan Ramón Jiménez, Jorge Guillén y Fernando Arrabal. Particularmente los novelistas exiliados, opositores al régimen de Franco, escribieron abundantemente sobre la guerra civil. Tales son los casos de Arturo Barrera, Max Aub, Sender y Francisco Ayala. Sin embargo, la incidencia en lo político de lo que escribían no es Juan ramón Jiménez determinante. 2. La generación del 98 La generación del 98 se conoce también como la generación del desastre, con lo que se alude la pérdida de Cuba por España. La generación del 98 alberga a un grupo de escritores españoles que irrumpieron en la vida intelectual de su país hacia finales del siglo XIX (1898) Todos ellos compartían ideas, metas y tendencias literarias. Entre las principales figuras de la generación del 98 se cuentan a Miguel de Unamuno, Ramón del Valle Inclán, Jacinto Benavente, Azorín, José Ortega y Gasset y Antonio Machado. El dramaturgo Jacinto Benavente, nacido en Madrid en 1886, fue galardonado con el Premio Nóbel de literatura en 1922. Benavente escribió numerosas comedias y tragedias, entre las que destaca Los intereses creados (1907) Antonio Machado es, probablemente, el poeta de su época que más se lee todavía. Cuando estalló la Guerra Civil española estaba en Madrid. Posteriormente se trasladó a Valencia, y Barcelona, y en enero de 1939 se exilió al pueblo francés de Colliure, donde murió en febrero. Su primer libro es Soledades, de 1903, unos poemas de carácter modernista, en los que destaca la emoción del momento y el sentido oculto de lo que le rodea. Campos de Castilla, de 1912, supone, aparte de una indagación sobre sí mismo, una consideración poética de un paisaje castellano humanizado de "la España que bosteza" junto con la emoción del amor perdido, y constituye uno de sus libros más conocidos y populares. A esta colección de poemas pertenece Retrato, un poema en la que Antonio machado recuerda a su tierra natal: Sevilla. Resumen de Los intereses creados. Conversan Leandro y el pícaro Crispín (que antes estuvo en galeras) frente a la hostería, a la que entrarán. Este le pide que se ponga en sus manos, que él lo llevará al éxito. El dice: Somos los hombres como mercancía, que valemos más o menos según la habilidad del mercader que nos presenta. Se hacen pasar por señor y criado: Leandro será el Señor y Crispín el criado. Poco después llegan a la hostería un capitán y Arlequín, un poeta. No les permite entrar el hostelero, pues van a pedir fiado; pero intervienen Leandro y Crispín. Este dice que su señor se encargará de los gastos. Pronto beben y comen en abundancia todos. Leandro le pregunta a su criado: ¿Qué locuras son éstas Crispín, y como saldremos de ellas? Le responde el criado: Como entramos, ya lo ves: la poesía y las armas son nuestras... ¡Adelante! ¡Sigamos la conquista del mundo! Aparecen en escena Sirena y Colombina, la criada, de quien está enamorada Arlequín. La primera fue una gran señora; pero ahora está arruinada y espera recuperarse económicamente relacionando la hija del acaudalado señor Polichinela con algún rico. Para esto organiza una fiesta, y le pide a su criada que invite a Arlequín para que la amenice. Mientras Colombina llama a Arlequín aparece Crispín, y le dice que son buenos amigos. Crispín lo ha averiguado todo. Conoce a Colombina, a su señora, sabe de la fiesta y del señor Polichinela y su hija única: Silvia. El dice con relación a la fiesta: Lo sé. Mi deber es averiguarlo todo. Sé que hubo inconvenientes que pudieron estorbarla; pero no habrá ninguno, todo está prevenido. Se compromete a celebrar la fiesta con gran pompa. Agrega: Mi señor ha de enamorarla (a Silvia), mi señor ha de casarse con ella y mi señor sabrá pagar como corresponde los buenos oficios de doña Sirena y los vuestros también si os prestáis a favorecerle. Aparece Leandro con músicos y poetas; también Arlequín y el capitán. Le envía una carta a Sirena en la que le ofrece cien mil escudos de presente y otros tanto a la muerte del señor Polichinela, si consigue casarse con su hija. Sirena se siente halagada y decide aprovechar la ocasión. Mientras tanto, ya se habla por todos lados de la llegada de un gran señor: Leandro. Poco después llega el señor Polichinela con su esposa e hija. Crispín lo aborda y le recuerda escenas desagradables. Le dice Crispín: ¿O harás conmigo como con tu primer amo en Nápoles, y con tu primera mujer en Bolonia, y con aquel mercader judío en Venecia... ? Entretanto, Leandro baila con Silvia, la hija de Polichinela. Este trata de impedirlo, pues Crispín le ha hablado mal del amo. Pretende Crispín que, oponiéndose el padre, su señora, por llevarle la contraria, propiciará la unión de Leandro con su hija. Silvia sale de la fiesta a buscar a Leandro, pues se ha enamorado de él. Silvia dice: La voz que suspira, y la voz que canta y la voz que dice palabras de amor, impiedad parecen en la noche santa, como una blasfemia entre una oración. ¡Alma del silencio que yo reverencio, tiene tu silencio la inefable voz de los que murieron amando en silencio, de los que callaron muriendo de amor, de los que en la vida, por amarnos mucho, talvez no supieron su amor expresar! ¿No es la voz acaso que en la noche escucho y cuando amor dice, dice eternidad? Crispín les cuenta al capitán y a Arlequín que Polichinela envió doce espadachines a agredir a su señor; pero en realidad fue él quien los envió. El desea que esto se divulgue. Silvia, por su parte, piensa no volver a casa de su padre, y casarse con Leandro. Mientras tanto, a Leandro comienza a preocuparle el alcance de los acontecimientos, ya que está enamorado de Silvia. Crispín lo persuade de seguir adelante con el plan, pues ya algunos esperan su paga: El hostelero, que nos albergó con toda esplendidez por muchos días, esperando que recibieras tus libranzas... El señor Pantalión... Mercaderes de todo género, que no dudaron en proveernos de todo, deslumbrados por tanta grandeza. Doña Sirena misma, que tan buenos oficios nos ha prestado en tus amores... Leandro propone huir, pero Crispín le dice: Piensa que hemos creado muchos intereses y es interés de todos el salvarnos. Doña Sirena aparece reclamando la mitad de lo prometido. Ella ya sospecha la farsa. Doña Sirena dice: Todos nos conocemos. Sabed que uno de los espadachines es pariente mío, y los otros me son también muy allegados... el señor Polichinela no se ha descuidado, y ya se murmura por la ciudad que ha dado aviso a la Justicia de quién sois y cómo puede perderos; dice también que hoy llegó a Bolonia un proceso... Llega Silvia a donde Leandro, pensando que se halla herido por culpa de su padre. Leandro es sincero con ella. Le dice: No, Silvia, no culpes a tu padre. No fue él; fue otro engaño más, otra mentira... Huye de mí, olvida a este miserable aventurero, sin nombre, perseguido por la justicia. Responde Silvia: ¡No, no es cierto! Es que la conducta de mi padre me hizo indigna de vuestro cariño... ¡Pobre de mí! Se acerca el señor Polichinela con la justicia; también el hostelero y Pantalión. Leandro esconde a Silvia para que su padre no la encuentre con él. El se marcha a traer a su madre. La farsa queda establecida. El capitán dice: ¿Qué se dirá de mí, que puse mi espada y mi valor al servicio de un aventurero? Arlequín dice: ¿Y de mí, que le dediqué soneto tras soneto como al más noble señor? Todos claman justicia, y que se les devuelva lo que les corresponde. Entonces Crispín intenta convencerlos de que perderán su dinero, a menos que se consiga unir en matrimonio a Leandro y Silvia. Incluso al señor Polichinela está a punto de convencerlo de que su hija es ya, ante los hombres y ante Dios, esposa de Leandro. Al descorrerse un tapiz, aparecen Silvia, Leandro, Sirena, Colombina y la señora de Polichinela. Leandro le pide a Polichinela que se lleve a su hija, pues él se entregará a la justicia. Silvia le pide a su padre que salve a Leandro, pues ella lo ama. Todos comienzan a gritar: ¡Casadlos! ¡Casadlos! Y le amenazan para que lleve a efecto el casamiento. Polichinela consciente la boda y dota a su hija, aunque ésta rehúsa la dote inicialmente. De esta manera quedan todos satisfechos: el capitán, Arlequín, Pantalión, el hostelero, Sirena... Dice al final Crispín: Para salir adelante con todo, mejor que crear afectos es crear intereses... ◩ Poemas de Antonio Machado RETRATO (Fragmento) Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, y un huerto claro donde madura el limonero; mi juventud, veinte años en tierra de Castilla, mi historia, algunos casos que recordar no quiero. Y al cabo, nada os debo; debeisme cuanto he escrito. A mi trabajo acudo, con mi dinero pago el traje que me cubre y la mansión que habito, el pan que me alimenta y el lecho donde yago. Y cuando llegue el día del último viaje, y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, me encontraréis a bordo, ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar. RECUERDOS (Fragmento) Oh, Soria, cuando miro los frescos naranjales cargados de perfume, y el campo enverdecido, abiertos los jazmines, maduros los trigales, azules las montañas y el olivar florido; Guadalquivir corriendo al mar entre vergeles; y al sol de abril los huertos colmados de azucenas, y los enjambres de oro, para libar sus mieles dispersos en los campos, huir de sus colmenas; yo sé la encina roja crujiendo en tus hogares, barriendo el cierzo helado tu campo empedernido; y en sierras agrias sueño ─¡Urbión, sobre pinares! ¡Moncayo blanco, al cielo aragonés, erguido!─ Y pienso: primavera, como un escalofrío irá a cruzar el alto solar del romancero, ya verdearán de chopos las márgenes del río. ¿Dará sus verdes hojas el olmo aquel del Duero? Tendrán los campanarios de Soria sus cigüeñas, y la roqueda parada más de un zarzal en flor; ya los rebaños blancos, por entre grises peñas, hacia los altos prados conducirá el pastor. PROVERBIOS Y CANTARES I Nunca perseguí la gloria ni dejar en la memoria de los hombres mi canción; yo amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles como pompas de jabón. Me gusta verlos pintarse de sol y grana, volar bajo el cielo azul, temblar súbitamente y quebrarse. XXIX Caminante, son tus huellas el camino, y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante, no hay camino, sino estelas en la mar. LII Discutiendo están dos mozos si a la fiesta del lugar irán por la carretera o a campo traviesa irán. Discutiendo y disputando empiezan a pelear. Ya con las trancas de pino furiosos golpes se dan; ya se tiran de las barbas que se las quieren pelar. Ha pasado un carretero, que va cantando un cantar: “romero, para ir a Roma, lo que importa es caminar; a Roma por todas partes, por todas partes se va”. XXI Ayer soñé que veía a Dios y que a Dios hablaba; y soñé que Dios me oía... Después soñé que soñaba. XXIII No extrañéis, dulces amigos, que esté mi frente arrugada; yo vivo en paz con los hombres y en guerra con mis entrañas. 3. La generación del 27 La generación del 27 aglutina a un grupo de escritores españoles ligados históricamente por el homenaje a Luis de Góngora, al cumplirse, en 1927, el tricentenario de su muerte. En la generación del 27 se produce un encuentro entre ciertos principios de las vanguardias literarias y la poesía española clásica, desde la lírica popular, Gonzalo de Berceo o Gil Vicente, hasta poetas barrocos. En efecto, como muy bien definiera al grupo del 27 uno de sus poetas representativos, Rafael Alberti (en la foto), ellos eran "vanguardistas de la tradición". Tienen incluso una actitud de reconocimiento hacia la generación del 98 aunque, más interesados por una literatura de alcance universal, no se ocuparon tanto de asuntos relacionados con las debilidades de la estructura social española. La generación del 27 tuvo especial admiración por Juan Ramón Jiménez, sobre todo por su idea de la poesía pura, que implicaba, en su afán de superar las formas del realismo, un culto de la imagen (que también realizó, a su manera, el ultraísmo) y una elaboración del sentimiento ajeno al desborde y a la emoción fácil. Al mismo tiempo proponían la pluralidad de estilos y de lenguajes, sin renunciar a las formas clásicas. Pero también se hizo visible la presencia del surrealismo, que permitió incorporar nuevos temas e imágenes a la poesía, desde el mundo de los sueños hasta otros lenguajes. Figuras muy importantes de la poesía de la generación del 27 son Pedro Salinas, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Rafael Alberti, Luis Cernuda y Federico García Lorca. Federico García Lorca nació en 1898, pero en 1936, durante los primeros días de la Guerra Civil española, es asesinado, convirtiéndose en una víctima especialmente notable del franquismo, lo que contribuyó a que se conociera su obra. Sin embargo, sesenta y seis años después del crimen, su valoración y su prestigio universal permanecen inalterados. ◩ Poemas de García Lorca EL LAGARTO ESTA LLORANDO El lagarto está llorando. La lagarta está llorando. El lagarto y la lagarta con delantalitos blancos. Han perdido sin querer su anillo de desposados. ¡Ay, su anillito de plomo, ay, su anillito plomado! Un cielo grande y sin gente monta en su globo los pájaros. El Sol, capitán redondo, lleva un chaleco de raso. ¡Miradlos qué viejos son! ¡Qué viejos son los lagartos! ¡Ay, cómo lloran y lloran, ay, ay, cómo están llorando! LA CASADA INFIEL Y que yo me la llevé al río creyendo que era mozuela, pero tenía marido. Fue la noche de Santiago y casi por compromiso se apagaron los faroles y se encendieron los grillos En las últimas esquinas toqué sus pechos dormidos, y se me abrieron de pronto como ramos de jacintos. El almidón de su enagua me sonaba en el oído como una pieza de seda rasgada por diez cuchillos. Sin luz de plata en sus cepas los árboles han crecido, y un horizonte de perros ladra muy lejos del río. Pasadas las zarzamoras, los juncos y los espinos, bajo su mata de pelo hice un hoyo sobre el limo. Yo me quité la corbata. Ella se quitó el vestido. Yo el cinturón con revólver. Ella sus cuatro corpiños. Ni nardos ni caracolas tienen el cutis tan fino, ni los cristales con luna relumbran con ese brillo. Sus muslos se me escapan como peces sorprendidos, la mitad llenos de lumbre, la mitad llenos de frío. Aquella noche corrí el mejor de los caminos, montado en potra de nácar sin bridas y sin estribos. No quiero decir, por hombre, las cosas que ella me dijo. La luz del entendimiento me hace ser muy comedido. Sucia de besos y arena, yo me la llevé al río. Con el aire se batían las espaldas de los lirios. Me porté como quien soy. Como un gitano legítimo. Le regalé un costurero grande, de raso pajizo, y no quise enamorarme porque teniendo marido me dijo que era mozuela cuando la llevaba al río. La sangre derramada ¡Que no quiero verla! Y a través de las ganaderías, hubo un aire de voces secretas que gritaban a toros celestes, mayorales de pálida niebla. No hubo príncipe en Sevilla que comparársele pueda, ni espada como su espada, ni corazón tan de veras. Como un río de leones su maravillosa fuerza, y como un torso de mármol su dibujada prudencia. Aire de Roma andaluza le doraba la cabeza donde su risa era un nardo de sal y de inteligencia. ¡Qué gran torero en la plaza! ¡Qué gran serrano en la sierra! ¡Qué blando con las espigas! ¡Qué duro con las espuelas! ¡Qué tierno con el rocío! ¡Qué deslumbrante en la feria! ¡Qué tremendo con las últimas banderillas de tiniebla! Pero ya duerme sin fin. Ya los musgos y la hierba abren con dedos seguros la flor de su calavera. Y su sangre ya viene cantando: cantando por marismas y praderas, resbalando por cuernos ateridos vacilando sin alma por la niebla, tropezando con miles de pezuñas como una larga, oscura, triste lengua, para formar un charco de agonía junto al Guadalquivir de las estrellas. ¡Oh blanco muro de España! ¡Oh negro toro de pena! ¡Oh sangre dura de Ignacio! ¡Oh ruiseñor de sus venas! No. Dile a la luna que venga, que no quiero ver la sangre de Ignacio sobre la arena. ¡Que no quiero verla! La luna de par en par, caballo de nubes quietas, y la plaza gris del sueño con sauces en las barreras ¡Que no quiero verla¡ Que mi recuerdo se quema. ¡Avisad a los jazmines con su blancura pequeña! ¡Que no quiero verla! La vaca del viejo mundo pasaba su triste lengua sobre un hocico de sangres derramadas en la arena, y los toros de Guisando, casi muerte y casi piedra, mugieron como dos siglos hartos de pisar la tierra. No. ¡Que no quiero verla! Por las gradas sube Ignacio con toda su muerte a cuestas. Buscaba el amanecer, y el amanecer no era. Busca su perfil seguro, y el sueño lo desorienta. Buscaba su hermoso cuerpo y encontró su sangre abierta. ¡No me digáis que la vea! No quiero sentir el chorro cada vez con menos fuerza; ese chorro que ilumina los tendidos y se vuelca sobre la pana y el cuero de muchedumbre sedienta. ¡Quién me grita que me asome! ¡No me digáis que la vea! No se cerraron sus ojos cuando vio los cuernos cerca, pero las madres terribles levantaron la cabeza. El teatro de García Lorca. Fue Lorca un gran !Que no quiero verla! Que no hay cáliz que la contenga, que no hay golondrinas que se la beban, no hay escarcha de luz que la enfríe, no hay canto ni diluvio de azucenas, no hay cristal que la cubra de plata. poeta, pero también un gran dramaturgo. El teatro de Lorca es, junto al de No. Valle-Inclán, el más !Yo no quiero verla! importante escrito en castellano durante el siglo XX. Se trata de un teatro de una gama muy variada con símbolos o personajes fantásticos como la muerte y la Luna, lírico, en ocasiones, con un sentido profundo de las fuerzas de la naturaleza y de la vida. Dos tragedias rurales de Lorca son Bodas de sangre, de 1933, y Yerma, de 1934, donde se aúnan mitología, mundos poéticos y realidad. Resumen de Bodas de sangre. Aparece el novio que va hacia el viñedo. Habla con su madre con relación a su pronta boda. Luego ella se queda conversando con una vecina. Esta le cuenta que antes, la novia de su hijo, tuvo por novio a Leonardo el de los Félix. Esto disgusta a la madre, pues ellos son sus enemigos, ya que le dieron muerte a su hijo. Aparece una muchacha que le cuenta a la suegra y a la mujer de Leonardo que el novio y la novia están haciendo compras de lujo para la boda que se celebrará dentro de un mes. Esto molesta a Leonardo. La madre pide la mano de la novia. Pero Leonardo ronda la casa de ésta (quien en un tiempo fue novia suya) En el día de la boda, Leonardo se presenta en la casa de la novia, a quien le dice: Dímelo. ¿Quién he sido yo para ti? Abre y refresca tu recuerdo. Pero dos bueyes y una mala choza son casi nada. Esa es la espina. Justo en el día de la boda, durante la fiesta, la novia se escapa con Leonardo. La madre le exige a su hijo que la persiga. Este lo hace a caballo. Llegan hasta una montaña en la cual aparece una mendiga, que es la muerte. Esta lo acompaña en la persecución. En un rincón de la montaña aparecen los fugitivos. Leonardo le dice a la novia: ¡Qué vidrios se me clavan en la lengua! Porque yo quise olvidar y puse un muro de piedra entre tu casa y la mía. Es verdad. ¿No lo recuerdas? Y cuando te vi de lejos me eché en los ojos arena. Pero montaba a caballo y el caballo iba a tu puerta. Con alfileres de plata mi sangre se puso negra, y el sueño me fue llenando las carnes de mala hierba. Que yo no tengo la culpa, que la culpa es de la tierra y de ese olor que te sale de los pechos y las trenzas. La novia responde: ¡Hay qué sinrazón! No quiero contigo cama ni cena. Y no hay minuto del día que estar contigo no quiera, porque me arrastras y voy, y me dices que me vuelva y te sigo por el aire como una brizna de hierba. He dejado a un hombre duro y a toda su descendencia y en la mitad de la boda y con la corona puesta. Para ti será el castigo y no quiero que lo sea. ¡Déjame sola! ¡Huye tú! No hay nadie que te defienda. El encuentro se efectúa. El novio y Leonardo mueren. La mendiga se encarga de llevar la noticia. La madre del novio afronta con valentía el hecho. Ella le dice a una vecina: ¿Te quieres callar? No quiero llantos en esta casa. Vuestras lágrimas son lágrimas de los ojos nada más, y las mías vendrán cuando yo esté sola, de las plantas de mis pies, de mis raíces, y serán más ardientes que la sangre. Mientras la madre platica con la vecina, 192 aparece la novia. La madre la golpea, y la vecina trata de impedirlo. La novia dice: ¡Déjala! Que quiero que sepa que yo soy limpia, que estaré loca, pero que me pueden enterrar sin que ningún hombre se haya mirado en la blancura de mis pechos. La novia continúa defendiendo su honradez. En esto se encuentran cuando se les anuncia que se aproxima la llegada de dos cadáveres. 4. La literatura después de la guerra civil Al establecerse el estado franquista se rompe la continuidad de la literatura española de la segunda mitad del siglo XX. Este es el fenómeno más llamativo de la literatura española de la posguerra, cuyas consecuencias se hacen sentir durante varias décadas. Figuras importantes de este período son Camilo José Cela, Miguel Delibes, Javier Marías, Antonio Muñoz Molina, etc. Camilo José Cela Nació en Iria Flavia (Galicia), estudió en la universidad de Madrid y luchó en el bando franquista durante la Guerra Civil española. Posteriormente rechazó la dictadura de Franco y mantuvo una actitud independiente y provocativa. Cela recibió el Premio Nóbel de Literatura en 1989, y el Premio Cervantes en 1995. Su estilo inicial, conocido con el término taurino de tremendismo, queda patente en su primera novela, La familia de Pascual Duarte (1942). Debido a problemas con la censura, La colmena (1951), una de sus novelas más celebradas, en la que presenta la vida miserable de unos seres en el Madrid de los años inmediatamente posteriores a la Guerra Civil española, tuvo que publicarse en Buenos Aires. La crítica ha señalado que supuso la incorporación española a la novelística moderna. Miguel Delibes retrató en sus obras el mundo rural y la vida provinciana de su Castilla natal. Se dio a conocer con La sombra del ciprés es alargada, novela con la que ganó el Premio Nadal en 1947. En sus obras finales, como Los santos inocentes, Delibes muestra con mayor énfasis la problemática social, la cual es patente en toda su narrativa. Lengua Objetivos: Que el alumno o la alumna pueda: Conocer y utilizar diferentes estructuras de las proposiciones subordinadas adverbiales. Estructura y función subordinadas adverbiales de las proposiciones Las proposiciones subordinadas adverbiales son las que desempeñan la función de un adverbio: de lugar, de tiempo, de modo, condicional... De lugar: Hemos comido donde nos conocimos. Subordinada Nos reuniremos por donde pasa el tren. Subordinada De tiempo: Nos veremos de nuevo cuando cumplas año. Se lo entregaré tan pronto como lo vea. De modo: Lo pintaré como tú quieres. Lo adornaremos según nos indiquen. Condicionales: Iré a la cancha si consigo pelota. Puedes llegar tarde con tal que termines. Concesivas: Oponen una dificultad al cumplimiento de la acción. Los nexos que se usan son: aunque, si bien, aun cuando, a pesar de que. Ejemplos: No iré a la fiesta aunque te empeñes. Me reprobaron a pesar de que merecía el puesto. Llegó a puerto aun cuando venía averiado. Finales: Indican la finalidad de la acción principal. Ejemplos: Voy a que me expliquen la lección. Lo publicaron a fin de que todos lo sepan. Lo hice para que todos se enterasen. Expresion Objetivos: Que el alumno o la alumna pueda: 1. Desarrollar su expresión oral y su capacidad de argumentar. 2. Conocer la organización de un debate y las funciones de moderador. 3. Expresarse con precisión, claridad y corrección idiomática. Contenidos: 1. El debate. 2. Ortografía. 1. El debate El debate es una discusión pública entre dos o más personas, en torno de un tema particular. Dicha discusión es regulada por normas previamente establecidas con el fin de establecer los diferentes aspectos y puntos de vista con relación al tema. En el campo del derecho y la política, el debate ha sido la herramienta predilecta. Algunas características del debate son: a. El tema es uno y de cierta importancia. El tema se anuncia con anterioridad para que los participantes se preparen debidamente. b. Los participantes son dos o tres personas. Teniendo cada uno puntos de vista diferentes, lo cual generará polémica. c. Hay un moderador y conductor del debate. Este se encarga de formular las preguntas y de evitar que los participantes se salgan del tema. d. Hacia el final del debate suele haber un espacio para preguntas del público. e. Al final del debate el moderador debe dar una síntesis de las ideas planteadas; sin embargo, no le corresponde asumir determinada postura, sino que es el público quien sacará sus propias conclusiones. 2. Ortografía Uso de la coma. La coma representa una pausa breve. Se utiliza para separar los elementos de una serie: En la granja hay cerdos, cabras, vacas y caballos. También se utiliza para separar elementos explicativos. Veamos un caso. Ese caballo, el más alto de todos, lo entrenaré para carreras. En la frase anterior se tiene que el más alto de todos, es un elemento explicativo; es decir, explica una característica del caballo. Otros ejemplos son los siguientes: Esa niña, la de pelo largo, es hija de mi hermana. Ese caballo, el que tiene un lucero, competirá mañana. Me llevaré un pavo, el más gordo, para el cumpleaños de Karla. 195 La coma también se utiliza para separar los verbos de un mismo sujeto. Veamos un caso. Fue Anita quien barrió la casa, pintó las paredes, lavó la ropa y preparó la comida. En la frase anterior los verbos barrió, pintó, lavó y preparó pertenecen al mismo sujeto: Anita. Otro ejemplo es el siguiente: Cuando visito el campo monto a caballo, me voy de pesca con mis amigos, subo a la montaña y corto muchas flores. Uso del punto y coma. El punto y coma representa una pausa más larga que la coma, pero más breve que el punto. Se utiliza para separar proposiciones. Veamos un caso: Por la mañana me dediqué a limpiar la granja; al medio día reparé el techo; por la noche ordené los documentos... También se utiliza antes de las conjunciones mas, pero, aunque, sin embargo… Le entregaré más de la mitad; pero debo asegurarme que lo invertirá en lo convenido. Se le vio amable; sin embargo, sé que está molesto. Uso del punto. El punto es la mayor pausa en la lectura. Se utiliza cuando se ha completado una idea. Después del punto se inicia con mayúscula. Lee el siguiente cuento y observa la colocación del punto. Cierto día, el reloj reflexionaba de la siguiente manera: “Dicen que el tiempo es oro. ¡Qué feliz soy!. Yo tengo todo el tiempo del mundo, por lo tanto tengo todo el oro del mundo. Puedo darme una vida llena de lujos y puedo descansar cuanto quiera. En cambio la pobre hormiga es infeliz. Ella nunca tiene tiempo para descansar o para divertirse. Ella tiene tan poco tiempo, que sólo le alcanza para trabajar y trabajar.” La hormiga, que escuchaba las palabras del reloj, le respondió: “¿De qué te sirve ser el dueño de todo el tiempo si no lo inviertes en algo productivo? Yo, ciertamente, tengo poco tiempo; pero el poco que tengo lo utilizo para trabajar y para ayudar a mis hermanas. Deberías sentirte avergonzada. Pasas las horas, los días, los meses y los años sin hacer algo productivo. ¡Levántate, holgazán! Entrega una pequeña parte del tiempo que te sobra en ayudar a tus semejantes”. Uso de los dos puntos. Se usan los dos puntos en casos como los siguientes: 1. Para explicar lo antes dicho. Ejemplos: Esta niña es muy activa: salta, corre, nada y baila. A la media noche lo despertó un ruido: fue la caída de una piedra. Lo cuido de 196la mejor manera: lo baño, lo alimento y lo saco a pasear. Encontraron tres caballos: una blanco, uno negro y uno colorado. 2. Antes de una cita textual. Ejemplos: Juan dijo: debes tener un poco de paciencia. La señora Osa le dijo al señor Oso: usted es celoso. Encontré en un libro la frase siguiente: El señor Baltasar afirma que en la desconfianza está su seguridad. El siguiente es un fragmento de un poema de Débora Orellana: Soñador de aguas marinas pescador de sueños muertos dibuja en mi alcoba sombras de amor y cuentos Un soneto inédito de Federico Hernández Aguilar, es el siguiente: Seamos imprecisos con la muerte: reconozcamos su tibieza…Es todo. Hallará en tu cadáver acomodo su sombra solamente. Poseerte es imposible para tal vacío. Lo que queda se queda junto a nada y se va lo preciso. Tolerada, la muerte no es el mar. (Tampoco un río). Merezcamos la noche tras el día. Respiremos con toda alevosía, con premeditación, ¡muy hondo y fuerte! Y cuando –como es obvio– nuestra suerte nos ponga ante su ambigua puntería, ¡perdonemos el fraude de la muerte! 3. Para dar continuidad a lo antes dicho. Veamos unos ejemplos: Irán las personas siguientes: Juan, Pedro y Toño. Los días libres son dos: sábado y domingo. 4. En las cartas después de frases como: Querido hermano: Estimado amigo: Muy señor mío: Uso de los paréntesis. El paréntesis es un signo auxiliar de puntuación que se usa para encerrar: 1. Una oración o frase incidental. Veamos. Estoy esperando que vuelvas (sé que lo harás) Eso no es suficiente (es una miseria); pero lo acepto. 2. Fechas importantes o datos de referencia. Veamos. Cuando el general viajó a Prusia (1812) la encontró en guerra. Los virus son una fase intermedia entre lo vivo y lo no vivo (véase pág. 123) 197 3. Notas aclaratorias. Veamos. Federico Hernández Aguilar (escritor salvadoreño), en su poema El mapa azul, expresa: El ingeniero Núñez (un talento salvadoreño), hablando de la energía calórica, afirma: Uso del guión. Las rayas pueden usarse en vez del paréntesis; pero su uso más particular es en los diálogos: cuentos, novelas, teatro… ▬ ▬ ▬ ▬ ▬ ▬ ¿Cómo te llamas? ─le preguntó el señor al niño. Pepe ─contestó el pequeño. ¿Y tu padre? ─volvió a preguntar. Popo ─respondió el niño. ¿Qué estás comiendo? ─siguió preguntando el señor. Papa ─dijo el niño. ▬ Estás mojado ─afirmó el señor al observar los pantaloncillos del pequeñín ▬ Pipí ─afirmó éste. ▬ Me largo. Mi hijo debe investigar cuál es el número irracional más conocido. Vete a tu casa ─le ordenó el señor. ▬ Pi ─contestó el niño. ▬ Niño tonto… Sólo conoces la letra pe… Se dice Sí ─y el señor se largó sin comprender al niño. Puedes observar que hemos usado dos tipos de guiones. Esto es posible gracias a las técnicas de computación.