Biogr afía San Leandro, arzobispo hispalense, nació en Cartagena en el año 534, en el seno de una familia hispanorromana. Su padre era Severiano, y su madre Túrtura. Sobre el año 550 se trasladó con su familia a Híspalis. Sus hermanos fueron San Fulgencio, obispo de Écija; Santa Florentina, abadesa y fundadora de varios monasterios; y San Isidoro, que sucedió a Leandro en la Sede de Sevilla. Escribió contra la herejía arriana y un tratado sobre la vida consagrada. San Leandro patrón de la diócesis de Huelva Leandro fue el catequista de Hermenegildo, para convertirlo del arrianismo al catolicismo, lo que le valió que el rey Leovigildo le desterrara. En el destierro trabó amistad con el papa San Gregorio Magno, cuya obra dio a conocer en la Península Ibérica, y que tuvo gran influencia en la religiosidad medieval española. Su intervención en la conversión al catolicismo de los visigodos y, concretamente la del rey Recaredo, marcó la unidad católica de la nación en el III Concilio de Toledo, en el año 589, en cuya preparación y celebración tuvo un papel importantísimo. A él se debe la introducción de la recitación del Credo en la liturgia hispana, para destacar que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son un solo Dios verdadero. La santidad de su vida, su contribución a la restauración de la liturgia hispano-visigoda, su gran pasión por la unidad de la Iglesia, hacen de Leandro una figura eminente en nuestra historia y en el discurrir de la Iglesia de Cristo que peregrina en España. Murió hacia el año 600, el 13 de marzo, siendo trasladado su cuerpo a la catedral hispalense. El papa Pío XII, por la bula Ut recens sati, de 14 de junio de 1954, declaró a San Leandro Patrón Principal de la Diócesis de Huelva, junto con la Bienaventurada Virgen María en el misterio de su Inmaculada Concepción. k Fiesta litúrgica, 13 de noviembre h concilio iii toledo omilía de Reproducimos un fragmento de la homilía pronunciada por San Leandro en la clausura del III Concilio de Toledo, pieza de gran interés eclesiológico conocida por los historiadores como “la hermosa desconocida”. “Regocíjate y alégrate, Iglesia de Dios, gózate porque formas un solo cuerpo para Cristo. Ármate de fortaleza y llénate de júbilo. Tus aflicciones se han convertido en gozo. Tu traje de tristeza se cambiará por el de alegría. Ya queda atrás tu esterilidad y pobreza. En un solo parto diste a Cristo innumerables pueblos. Grande es tu Esposo, por cuyo imperio eres gobernada. Él convierte en gozo tus sufrimientos y te devuelve a tus enemigos convertidos en amigos. No llores ni te apenes, porque algunos de tus hijos se hayan separado de ti temporalmente. Ahora vuelven a tu seno gozosos y enriquecidos. Fíate de tu cabeza, que es Cristo. Afiánzate en la fe. Se han cumplido las antiguas promesas. Sabes cuál es la dulzura de la caridad y el deleite de la unidad. No predicas sino la unión de las naciones. No aspiras más que a la unidad de los pueblos. No siembras más que semillas de paz y caridad. Alégrate en el Señor, porque no has sido defraudada en tus sentimientos. Pasados los hielos invernales y el rigor de las nieves, has dado a luz, como fruto delicioso, como suaves flores de primavera, a aquellos que concebiste entre gemidos y oraciones ininterrumpidas.” Fíate Cristo « de tu cabeza, que es . Afiánzate en la “Leandro, hijo de Severiano, natural de Cartagena, fue, primeramente, monje y, después, metropolitano de la Bética. Era hombre de condición apacible, de extraordinaria inteligencia y de preclarísima moralidad y doctrina. La conversión de los visigodos, de la herejía arriana a la fe católica, fue fruto de su constancia y prudencia. Antes había sufido destierro, y aprovechó este tiempo para redactar dos volúmenes contra los arrianos y una exhortación,a su hermana Florentina, sobre la vida consagrada y el desprecio del mundo. Trabajó asiduamente en la restauración litúrgica, arregló el Salterio y compuso sentidas melodías para la santa misa, Laudes y salmos. Escribió variedad de cartas al papa Gregorio, a su propio hermano y a varios prelados. Gobernó su diócesis en tiempos del rey Recaredo”. Así lo describía su hermano, San Isidoro, en el libro sobre los ilustres varones fe » Oh Dios, que por medio de tu obispo san Leandro mantuviste en tu Iglesia la integridad de la fe, concede a tu pueblo permanecer siempre libre de todos los errores. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad el Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.