MEDICINA DE URGENCIAS PRIMER NIVEL DE ATENCION Colecistolitiasis SECCION 4.- APARATO DIGESTIVO • ¿Qué es la colecistolitiasis? • ¿Cuál es la frecuencia de casos de la colecistolitiasis en México ? • ¿Cuál es su patogenia? • ¿Cuáles son las características clínicas? • ¿Cómo se realiza el diagnóstico? • ¿Cuál es el tratamiento médico y quirúrgico de la colecistolitiasis? • ¿Cuáles son las complicaciones? 22. Colecistolitiasis Junio 15, 2004. CONTENIDO 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. Introducción Frecuencia Patogenia Características clínicas Diagnóstico Tratamiento Complicaciones Referencias bibliográfícas 1. Introducción Las urgencias relacionadas con los conductos biliares se deben principalmente a la obstrucción ocasionada por cálculos o “piedras” biliares (litiasis) en la vesícula y el conducto biliar. Las cuatro urgencias principales de los conductos biliares relacionados con cálculos son colelitiasis sintomática (cólico biliar o la presencia sintomática de cálculos), colecistitis (inflamación aguda de la vesícula biliar por obstrucción de su orificio de salida), pancreatitis por cálculos (obstrucción de la ampolla de Vater por cálculos, con reflujo de la bilis hacia el páncreas), y colangitis ascendente (inflamación retrógrada aguda de los conductos biliares ocasionada por obstrucción biliar completa). La colelitiasis sintomática y la colecistitis aguda son los dos síndromes clínicos que se observan con mayor frecuencia en relación con los cálculos biliares atendidos por el médico de urgencias1. El proceso inflamatorio puede progresar hasta la gangrena de la pared de la vesícula biliar, con perforación o sin ella. 2. Frecuencia Su distribución mundial varía de manera notable, de ser casi desconocido o poco frecuente en los países orientales y africanos, en los países de occidente (industrializados) su prevalencia es del 10 %. En México la prevalencia global de litiasis biliar es del 14.3 %, ligeramente mayor a la observada en países desarrollados como Japón y Estados Unidos, pero inferior a Chile, que tiene la más alta incidencia de litiasis biliar en el mundo (cerca del 44 % de las mujeres y 25 % de los hombres mayores de 20 años de edad)2. Con la formación de cálculos de colesterol se relacionan factores de riesgo como edad avanzada, sexo femenino, multiparidad, obesidad, pérdida grave de peso, ayuno prolongado, fibrosis quística, síndrome de malabsorción intestinal, diversos medicamentos (en especial anticonceptivos orales y clofibrato) y tendencia familiar. Asimismo, el consumo excesivo de carbohidratos, las dietas de reducción bajas en calorías y las ricas en grasas y colesterol facilitan la formación de bilis litogénica1 3. Patogenia La patogenia de la colelitiasis sintomática incluye la migración de los cálculos que se encuentran en la vesícula hacia el conducto biliar, y la obstrucción final de éste. Cuando el cálculo queda alojado en el conducto cístico o en el conducto biliar común, produce presión intraluminal y distensión de víscera hueca que da lugar a dolor, náusea y vómito. Las contracciones fuertes y repetitivas de todo el sistema biliar pueden aliviar la obstrucción. En caso de que ésta persista, en particular en el conducto cístico o en el infundíbulo de la vesícula, puede desarrollarse colecistitis aguda. La reacción inflamatoria que provoca la colecistitis aguda se debe a una combinación de tres factores: mecánica, químicos e infecciosos. El factor mecánico produce un aumento de presión intraluminal y distensión de la víscera, que culmina en isquemia visceral. La inflamación química ocurre cuando se liberan diversos mediadores (lisolecitina, fosfolipasa A y prostglandinas) que producen lesiones directas a la mucosa. La contribución de agentes bacterianos a la reacción inflamatoria es variable y ocurre en 50 a 80 % de los pacientes con colecistitis aguda. Los patógenos bacterianos incluyen enterobacterias (70 %, en particular especies de Escherichia coli y Klebisella), enterococos (15 %), bacteroides (10 %), especies de Clostridium (10 %), Streptococcus del grupo D y especies de Staphylococcus. 2 La vesícula biliar tiene la función de regular la cantidad de bilis y el momento en que pasa al duodeno para que pueda formarse una mezcla adecuada con el quimo y se facilite la digestión. Excepcionalmente, en virtud de su tamaño, los cálculos pequeños pueden desaparecer de modo espontáneo de la vesícula debido a que logran migrar hacia el colédoco y duodeno. La contracción vesicular brusca provoca la impacción de cálculos a nivel del antro vesicular o del conducto cístico en un intento por expulsarlos, lo cual origina dolor de tipo visceral, transmitido por fibras simpáticas. Cuando los cálculos no logran ser arrojados fuera de la vesícula pueden impactarse repetidamente en el conducto cístico, causando cólico vesicular y obstrucción parcial o completa del cístico, que a su vez da lugar a la proliferación bacteriana en la bilis y a la inflamación de la pared vesicular. 4. Características clínicas Los pacientes con cálculos biliares tienen diversas presentaciones. Estos pueden observarse incidentalmente en radiografías simples o por ultrasonografía en pacientes asintomáticos que se someten a evaluación para otros fines médicos. El cólico biliar, la manifestación más frecuente de colelitiasis, se caracteriza por dolor abdominal epigástrico o en el cuadrante superior derecho, que se irradia a la parte posterior del hombro derecho o a la espalda, y concurre con náusea y vómito. Los pacientes pueden tener antecedentes de episodios similares, y se observa incremento en la frecuencia e intensidad de las exacerbaciones en el pasado reciente. El dolor se produce de manera repentina entre 30 y 60 minutos después de la ingestión de alimentos, que puede ser normal, o abundante luego de un periodo de ayuno, o bien, comida que contenga grasa. El dolor varía de leve a grave y dura de 1 a 6 horas. Aunque el relacionado con cálculos biliares en ocasiones es constante, a menudo se caracteriza por exacerbaciones intermitentes, seguidas de reducción del dolor sin alivio total, como implica el nombre de “cólico”. Más tarde desaparece, en forma gradual o con rapidez. Los pacientes en ocasiones experimentan un dolor abdominal leve o incomodidad durante un lapso de uno a dos días, tras la resolución del ataque. Los antecedentes de escalofrío o fiebre sugieren la presencia de colecistitis, colangitis o pancreatitis. El examen físico demuestra sensibilidad en el cuadrante superior derecho de grado leve, sin signos de irritación del peritoneo, así como disminución del volumen a causa de emesis prolongada. En general, la colecistitis aguda se inicia con un dolor semejante al cólico biliar, que persiste más allá de las 6 horas características. Se observan náusea, vómito y anorexia asociados; es común que el paciente haya experimentado fiebre o escalofrío. El paciente puede tener antecedentes de ataques similares en el pasado o cálculos documentados. Al avanzar el proceso inflamatorio, el dolor aumenta, y cambia de características y ubicación; de ser visceral (sordo y mal delimitado en la región media y superior del abdomen), pasa a ser parietal (penetrante y circunscrito al cuadrante superior derecho). El examen revela que el paciente se encuentra moderada o gravemente incómodo, con signos de toxicosis sistémica, que incluyen taquicardia y fiebre. El abdomen está sensible en el cuadrante superior derecho y en ocasiones hay signos de irritación peritoneal delimitada, distensión y sonidos intestinales hipoactivos. La peritonitis generalizada, con rigidez, es poco frecuente y cuando se encuentra sugiere perforación. En ciertos casos se presenta el signo de Murphy, es decir, agravamiento del dolor o paro inspiratorio a la palpación subcostal profunda durante la inspiración. A menudo se observa disminución del volumen. La ictericia, que no es común, puede resultar evidente en pacientes con obstrucción biliar prolongada, inicio tardío de inflamación, o de hemólisis intravascular crónica. 5. Diagnóstico Se elabora mediante la anamnesis completa y la exploración física integral del paciente. En pacientes con cólico biliar se llevan a cabo estudios adicionales para poyar el diagnóstico y descartar otras causas de náuseas y dolor en la región superior del abdomen. Las radiografías simples del abdomen indican la presencia de cálculos sólo en 10 a 20 % de los casos. En su mayor parte son de colesterol, de modo que son radiolúcidos. Los cálculos pigmentados y mixtos, cuando contienen por lo menos 4 % d calcio en peso, son radioopacos. Las placas abdominales son más útiles para excluir otras causas de dolor. Se obtiene una placa torácica para descartar neumonía en el lóbulo inferior derecho o derrame pleural, que en ocasiones se encuentran en pacientes con pancreatitis. En la actualidad el estudio de elección para corroborar el diagnóstico es el ultrasonido de vesícula y vías biliares, que es un método no invasivo y proporciona una certeza diagnóstica del 97 %. Con este estudio se puede apreciar la forma y tamaño de la vesícula biliar y la presencia de “sombra acústica”, que indica la existencia de cálculos. El “lodo biliar” es un material que produce menos ecos y forma un estrato en la zona más declive de la vesícula, que se modifica con los cambios de posición, pero que no produce sombra acústica (esto lo diferencia de los cálculos vesiculares). Sonográficamente la pared vesicular normal debe medir 3 mm o menos; una pared mayor de 3 mm indica un proceso agudo. 6. Tratamiento Las personas con diagnóstico de colelitiasis sintomática no complicada no necesariamente requieren intervención quirúrgica inmediata. Los cuadros vesiculares dolorosos reaccionan al tratamiento médico en 75 a 90 % de los casos; la terapéutica debe incluir ayuno, sonda nasogástrica, cuidado del desequilibrio hidroelectrolítico y acidobásico, así como la administración de antiespasmódicos y antibióticos. El paciente con colelitiasis sintomática no complicada tiene varias opciones para tratamiento definitivo, incluida colecistectomía abierta o laparoscópica, tratamiento de disolución médica y litotripsia calculosa. 6.1. Quirúrgico.- Los episodios recurrentes de dolor abdominal en los cuadrantes superiores son la indicación más frecuentes de colecistectomía, que es una de las operaciones más comunes, siendo sus ventajas que es una intervención segura, suprime los síntomas, evita la progresión de la enfermedad calculosa y, por tanto, sus complicaciones, y tiene una mortalidad menor del 1 por ciento. La colecistectomía puede practicarse por vía abierta o laparoscópica. En el caso de ésta última la recuperación es temprana y evita el dolor secundario a la incisión habitual, además de tener mejores efectos cosméticos. 6.2. Tratamiento médico.- El desarrollo de un tratamiento médico eficaz para la disolución farmacológica de cálculos de colesterol en la vesícula no ha sido posible aún pero la investigación de la fisiopatología ha ayudado a enfocar mejor la cuestión, en especial el conocimiento de los factores determinantes de la solubilidad del colesterol en la bilis. Como el colesterol biliar puede precipitarse sólo cuando existe en exceso, en relación con las proporciones de otros lípidos biliares (ácidos biliares y lecitina), parecería lógico que si se enriquece la bilis con ácidos biliares se incrementaría la solubilidad micelar del colesterol. Pero también se infiere que haya un mecanismo de inhibición de la síntesis de colesterol. La disolución farmacológica sólo es posible en los cálculos de colesterol. Se ha demostrado que la cantidad de ácidos biliares se encuentra reducida en los pacientes con litiasis vesicular por cálculos de colesterol. Para expandir la poza y así disolver los cálculos se elaboraron estudios cuyas conclusiones comprueban la hipótesis. 3 Paradójicamente los ácidos biliares no actúan porque aumente su cantidad, sino porque su administración induce una menor excreción de colesterol. El tratamiento con ácidos biliares tiene limitaciones, pues el grado de instauración biliar conseguido es bajo y la disolución es lenta. Existe una proporción de pacientes cuyo tratamiento es inútil y está por demostrarse si la disolución farmacológica evita la colecistectomía a largo plazo, puesto que los cálculos tienden a recidivar al interrumpir el tratamiento ya que habitualmente persisten las causas de su formación: bilis sobresaturada y tendencia a la precipitación del colesterol. Existen en el mercado dos sales biliares, el ácido quenodesoxicólico (AQDC) y el ácido ursodesoxicólico (AUDC)3. Estudios de investigación clínica han demostrado la disolución de cálculos vesiculares de colesterol con instilación de metil-terbutil-éter; para esta técnica se requiere un catéter nasobiliar guiado endoscópicamente o un catéter hepático percutáneo. Los efectos colaterales informados son cambios inflamatorios agudos a nivel de la mucosa vesicular, contacto con la mucosa duodenal que ocasiona irritación grave y absorción del fármaco que puede causar sedación. 6.3. Litotripsia.- La litotripsia extracorpórea de los cálculos vesiculares utiliza ondas sónicas de alta amplitud que fragmentan los cálculos; sin embargo, es necesario un buen funcionamiento vesicular para eliminar los cálculos fragmentados a través del colédoco hacia el intestino y los fragmentos pueden producir síntomas si son mayores de 3 mm. Las ondas de choque pueden lesionar los tejidos blandos del pulmón y riñón y ocasionar hematuria macroscópica. El porcentaje de recurrencia es mayor del 11 % y los análisis costobeneficio indican que la litotripsia no reduce costos respecto del tratamiento quirúrgico. 7. Complicaciones La colecistitis aguda secundaria al bloqueo del conducto cístico es resultado de litiasis vesicular en 97 % de los casos; la inflamación de la pared vesicular causa dolor abdominal grave, sobre todo en el hipocondrio derecho, y se acompaña de náusea, vómito, fiebre y leucocitosis; éstos síntomas pueden desaparecer con tratamiento médico o progresar hacia peores complicaciones. Este bloqueo provoca distensión vesicular, que si se prolonga, la bilis acumulada y la reducción del flujo sanguíneo propician la colonización bacteriana, que con los otros dos factores (químico y mecánicos) se conjuntan para provocar piocolecisto, que se distingue por gangrena y necrosis de la pared vesicular, con perforación de la misma hacia la cavidad peritoneal. La coledocolitiasis ocurre al pasar un cálculo a través del cístico hacia el colédoco, sin alcanzar el duodeno, y al quedar alojado en la vía biliar; esto provoca éstasis, dilatación del colédoco, dolor, síndrome ictérico obstructivo, elevación de las bilirrubinas a expensas de la bilirrubina directa y elevación de la fosfatasa alcalina. 4 La colangitis constituye una de las complicaciones más graves; se trata de una afección secundaria a coledocolitiasis, ya que es un proceso infeccioso de las vías biliares que puede originarse a partir de la vía hematógena o del tubo digestivo en forma de infección ascendente por la vía biliar. 8. Referencias bibliográfícas: 1. Aufderheide TP, Brady WJ. Colecistitis y cólico biliar. En: Tintinalli JE, Krome RL, Ruiz E. Medicina de Urgencias. 4ª edición. 1998. Interamericana McGrawHill. México. 2. Vázquez Enríquez RS. Colecistopatías. En: Vargas Domínguez A. Gastroenterología. 2ª edición. 1998. Mc Graw-Hill Interamericana. México. 3. Farca Soffer Sion. Tratamiento no quirúrgico de la litiasis vesicular. Rev Fac Med UNAM. 2000. 43(4):140142. DIRECTORIO Dr. Enrique Gómez Bravo Topete Secretario de Salud y Director General del ISEM M. en C.B. Alberto Ernesto Hardy Pérez Coordinador de Salud Dr. Luis Esteban Hoyo García de Alva Director de Servicios de Salud Dra. Olga Magdalena Flores Bringas Subdirectora de Enseñanza e Investigación C. D. Agustín Benjamín Canseco Rojano Jefe del Departamento de Información en Salud Dr. Jorge Sánchez Zárate, M. S. P. Centro Estatal de Información en Salud (recopilación, revisión, diseño y elaboración) Para mayor información: Centro Estatal de Información en Salud Independencia Ote. 903, Planta Baja. Col. Reforma Toluca, México. Tels: 01 (722) 2 15 52 44 y 2 14 86 80 Tel Directo: 01 (722) 2 13 53 55 e-mail: [email protected]