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REVISTA
DE
SANIDAD MILITAR
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Y GENERAL
DE CIENCIAS MÉDICAS
PERIÓDICO OFICIAL DEL CUERPO DE SANIDAD MILITAR.
AMlll.
Núm. 60. = 2 5 de Junio de 1866.
MADRID.
Administración, Plaza del Progreso , núm. 5.
1866.
;•
MOVIMIENTO DEL PERSONAL.
BBAIiES
1.° Junio 1866.
ORDElVe».
Concediendo tres meses de Real licencia al primer Ayudante farmacéutico
D. Ignacio Vives y Noguer, para restablecer su salud con el uso de las aguas minero-medicinales
de Vicby en Francia, y de Katb en Alemania.
i.° Junio.
Mandando que el expresado D. Ignacio Vives y Nnguer se encargue de la botica
del H. M. de Figueras, y promoviéndole al empleo de Farmacéutico mayor en la vacante por retiro de D. Joaquín Steva y Alegre!.
i.° Junio.
Confirmando el nombramiento de segundo Ayudante médico y primere supernume-
rario del Ejército de Cuba, hecho por el Capitán general i favor de D. Ramón Cordovés y de la
Pai, procedente del último concurso de oposiciones,
t.° Junio.
Nombrando Subayudante de la segunda Compañía sanitaria al practicante D Rafael
Gómez Molina, y mandando que los Subayudantes D. Serafín García y Trelles y D Domingo Llórente y Vázquez pasen respectivamente á la primera y cuarta Compañía.
5 Junio.
Concediendo Real licencia ai primer Ayudante médico D. Benito Sola y Vidal para
casarse con Doña Dominica Huerta y Fernandez, de estado soltera, con opción á pensión de viudedad.
6 Junio.
Concediendo la Cruz de Isabel la Católica al primer Ayudante médico del Regimiento
Lanceros de Montesa, sexto de caballería, D. Alejandro Teixidó y Martínez, en recompensa de los
servicios que prestó en la columna de Despeñaperros durante los acontecimientos de Enero último, y por haber resultado agraciado con dicha condecoración en el sorteo celebrado al efecto.
12 Junio.
Mandando se signifique al ministerio de Estado para la Encomienda de Carlos III al
Subinspector médico de primera clase D. Fernando Weyler y Lavíña, para la de Itabel la Católica
al de segunda D. Francisco Suñol y Domenech, para la Cruz de Carlos III al Farmacéutico mayor D. Vicente Moya y Scardini y al primer Ayudante médico D. Juan Gutiérrez y Serantes, y
para la de Isabel la Católica al Mélico interino D. José Enseñal y Rapali, al auxiliar D. José H o rey y Bisbal y al Subayudante D. José Granche y Mallagaray, y concediendo al propio tiempo la
Cruz sencilla de María Isabel Luisa al practicante de primera clase Antonio Orrea Rubio, y á los
de tercera Ruperto Jurado Rabadán y Juan Garrido Isidro, en recompensa de los servicios que
prestaron durante la epidemia colérica en las islas Baleares.
13 Junio.
Mandando se signifique al propio Ministerio la conveniencia de que se conceda al
Médico mayor D. Andrés Girona y Vallverdú la Cruz de Carlos III para recompensar Iguales
(ervicios.
12 Junio.
Mandando se den las gracias á los individuos de Sanidad , Administración y Clero
castrense, que por su buen proceder se han distinguido durante el cólera en ta plaza de
Santona.
12 Junio.
Aprobando el permiso concedido por seis meses al Médico mayor del Ejército de
Cuba D. Benito Losada y Astray, por el Capitán general, para pasar á la Península á restablecer
su salud.
12 Junio.
Concediendo por gracia especial el empleo de Médico mayor supernumerario al pri-
mer Ayudante del Ejército de Filipinas D. Pedro Peñuelas y Fornesa, en conmutación de la Cruz
de IsabeLla Católica, que le fué otorgada por los servicios que prestó en Mindanao.
12 Junio.
Concediendo abono del haber correspondiente a Noviembre de 1865 al priiner Ayu-
dante médica D. Francisco González y Fernandez, por la nómina de reemplazo del distrito de Ca-
taluiia, en la que debió ingresar balUndose esperando colocación, con arreglo i la regla primera
de la Real orden circular de 31 de Diciembre de U 4 9 .
ti lunio.
Concediendo abono de babores, correspondientes al mes de Agosta de 1864 , al sé-
fundo Ayudante médico del H. M ^^ l>s Islas Canarias D. Eduardo Dominguei y AUonso, desde
el 4 5 del mismo, en que pasó la revista de embarque para su deslino al ser nombrado de primera
entrada en el Cuerpo de Sanidad mlliUr.
<2 Junio.
Mandando se den las gracias al Farmacéutica de ValladoUd D. Domingo Llórente y
Balanzategui, segundo Ayudante bonorario del Cueriio, por su generoso desprendimiento de haber
surtido de medicamentos los botiquines del batallón Cazadores de Llerena, sin baber querido ad•oitir cantidad alguna.
<2 Junio.
Concediendo dos meses de Real licencia para restablecer su salud en Abdalagil, pro-
vincia de Milaga, al Subayudante de la tercera CompaBia sanitaria D. Juan Sevillano y González.
42 Junio.
Mandando se aumente con un Sargento primero la plantilla de U tercera Compafiia
Sanitaria para cubrir la vacante ocurrida en el H. M. del Peüon.
12 Junio.
Aprobando la disposición del Capitán general de Cuba de quedar en espectacion de
retiro los Jefes y Oficiales que s'e expresan en la relación que sigue, debiendo disfralar los sueldos que en la misma se señalan , Ínterin se obtiene el retiro deGnitivo, y autorizando al Subinspector médico D. José Pina y PeSuela para esperar la resolución en Málaga.
RELACIÓN QUE SE CITA.
NOMBRES.
CLASES.
PUNTOS
que han elegido
para
su retiro 6 jubilación.
m
lili
Esc. MU.
Inspector médico
D. Ramón de Pifia y Peñuela. ...'Habana.
333,333
Subinspector méd. de 1.'' el.
D. José de Pina y Peñuela
307,333
4.°' Ayudantes médicos.
p.
D
D
D
\."
Andrés Alegre y Eguido
Lucas Girón y Poiicc de León.
Jos^ Larralde y Somoza..,
Juan {loig y Molina
,
Ayudante farmacéutico | D. Francisco Javalera y Gofti.
13 Junio.
Milaga.
¡Guanabacoa
Ninguno.
Santiac[o de Cuba.
80 >
VillacUra
Ninguno.
Santiago de las Vegas, 200 •
Trinidad.
Ninguno,
Concediéndolos honores de segundo Ayudante médico al Licenciado en Medicina ]r
Cirugía, residente en Vigo, 0 . Vicenlc Fernandez Dios.
18 Junio,
Disponiendo se signifique al Ministerio de Estado para que se consulte para la Cruz
de Isabel la Católica, al primer Ayudante médico del Regimiento Infantería de Toledo D. Antonio
Bobillo y Junquera, en recompensa de los servicios que prestó en los acontecimientos del mes de
Enero último.
48 Junio.
Id. ni segundo Ayudante médica del batallan Cazadores de Madrid D. Juan Fernan-
dez y Martínez en recompensa de iguales servicios.
NOTICIA.
Heridot en el ejércilo del Sur (imériea).
El número de lesiones producidas por armas de
fuego durante los afios de 4861 al 62 han sido: En lasambulancias 29 569 casos, 1.623 muertos
j 493 salidos. En los hospitales 47 734 casos, 2.61» muertos y 742 salidos. Muertos en el campo
de batalla 8.087. [Richmond Medieai Journal, Febrero, 1866.)
SUMARIO.
—
De la extirpación de los pólipos de la glotis con auxilio del laringoscopio—por
elDr. lUttscher
Estudios sobre los condromas — por el Sr. Losada.
FHÍNCISCO VALLES DE CoViUKUBiAS, apellidado el Divino. Memoria blogríificobibliograflca, premiada con accésit por la Real Academia de Medicina de Madrid en el concurso de 1801—por el Sr Oliver
Del ISudano liquido de Sydenham resultante de algunos opios del comercio—
por el Sr. Uenlenera
Movimiento del personal.—Noticia. —Boletín oOcial del Cuerpo de Sanidad
militar
P>CIS«S.
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378
cubierta
BASES DE LA PUBLICACIÓN.
La REVISTA »K SAKIDAD MILITAR Y GENERAL DE CIENCIAS MÉDICAS se
publica dos veces al nies, los dias 10 y 25. Consta cada numero de 32
páginas en 4.°, papel superior y tipos nuevos de elegante forma inglesa , con cubierta sencilla 6 doble, según la extensión de las materias á que se halla destinada. Los níimeros de un año forman un tomo
que lleva portada , índice y cubierta. Da láminas y grabados en el
texto siempre que los asuntos lo reclaman.
PBECIOS DE LA SUSCEICION.
Kn la Península é Islas adyacentes, 24 rs. vn. por semestre.
En Cuba, Puerto Rico, Filipinas, Fernando POo y naciones ultramarinas, ISO rs. vn. por
UB abo.
En el Extranjero, 60 rs. vn. por un año.
Mo se admiten suscrlciones en la Península é Islas adyacentes por menos de un semestre, en Ultramar y el Extranjero por menos de un abo.
TRATADO CLÍNICO Y PRÁCTICO
DE LAS ENFERMEDADES DE LOS NIÑOS.
POR F. RILLIÉT Y E. BARTHEZ,
Obra coronada por la Academia de Ciencias y por la de Medicina,
y autorizada por el Consejo de Instrucción pública para las facultades y las escuelas preparatorias de Medicina; traducido de la ultima
edición francesa por D. JOAQUÍN GOISZALEZ HIDALGO.
Para facilitarla adquisición de tan importante obra, se publicará
en nueve entregas, una cada mes á contar desde el 20 de Febrero de
1866. Precios: las ocho primeras entregas, 13 rs. en Madrid y 17y
medio en provincias, franco de porte , y la novena y ultima, gratü.
Se ha repartido la entrega 7."
Se suscribe á esta obra en laiibreria de D. Carlos Bailly-Bailliére, plaza
del Principe U. Alfünso, núm. 8.
Imp. de D. A. Gómez Fuentenebro, colegiata, 6.
REVISTA DE SASIDAO MILITAR \ GE.^ERAL DE ClEJiClAS MEDICAS.
Madrid 25 de Junio de 1866.
DE LA EXTIRPACIÓN DE LOS PÓLIPOS DE LA GLOTIS
CON AUXILIO BEL LARINGOSCOPIO.
Víctor von Bruns tiene el gran mérito de haber sido el primero que se
ha atrevido á penetrar en la glotis con el instrumento cortante para escindir las vegetaciones que se producen en olla. El buen sentido ha bastado
ya, por si solo, para legitimar una operación, que tiene por objeto combatir
una afección cuya existencia altera considerablemente la fonación, y que
puede llegar hasta producir la asfixia. Las dos operaciones practicadas por
el Dr. Von Bruns han tenido un excelente resulta'do.
Como es deber de todo médico, que ha seguido la senda trazada por el
sabio operador, hacer conocer el resultado de sus experiencias , me he decidido á publicar las observaciones siguientes, que por más de un titulo
ofrecen bastante interés.
Primer caso. Mr. A., mercader de cueros en Magdebourg, suft-ia hacia
seis meses una ronquera que atribula á un resfriado. El mal se aumentó de
tal manera, que cada vea le era más difícil la emisión de la voz, habiendo
puesto en uso las medicaciones más variadas sin ningún resultado. El Doctor
Jacoby examinó entonces al enfermo con el laringoscopio y reconoció la
existencia de un pólipo.
Poco tiempo después Mr A, acompañó á su familia á Lauterberg para
seguir el tratamiento hidroterápico, y entonces (Junio 1863) fué cuando le
vi por primera vez.
El paciente, que era de una complexión fuerte, gozaba de excelente salud : la ronquera era muy marcada, observándose que cuando se disponía á hablar se producía un sonido precursor oscuro, luego una especie
de ronquido, y en fin, después de estos preliminares, emitia la palabra. El
examen por medio del laringoscopio me hizo descubrir al lado izquierdo
un pólipo del tamaño de un guisante, con un pedículo grueso que se dirigía
horizontalmente hacíala glotis; la epiglotis, á causa de su longitud y de su
fuerte inclinación hacia atrás, ocultaba la parte anterior del pólipo, visible
solo cuando el individuo respiraba con fuerza. El pólipo se encontraba distante de las cuerdas vocales como un tercio de la longitud de dichas
cuerdas.
Tres semanas después Mr. A. consintió dejarse operar por mí. Los dos
casos operados por Von Bruns tenían, á mí parecer, bastante analogía cou
Touo m.
23
-354este; escribí desde luego para adquirir los instrumentos que él había empleado , y entre tanto empecé á hacer las operaciones preparatorias con
alambres encorvados. Bien pronto logré llegar á agarrar el pólipo y levantarlo con uno de estos alambres, doblado en forma de gancho; me pareció entonces que el cuchillo de Von Bruns no seria bastante largo, y esta
opinión se confirmó el dia que recibí el instrumento.
Hice aplicar el abatidor de la lengua y tirar esta fuertemente hacia adelante, á fin de poder llegar al pólipo con el cuchillo de Von Bruns; pero el
paciente no pudo soportar esta tracción, y tuve que aplazarla operación:
después de hacer alargar el mango del instrumento volví á empezarla de
nuevo. Desde la primera sesión logré hacer una incisión en el pólipo en el
punto en que se adhería el pedículo á la cuerda vocal, produciéndose una
ligera hemorragia. A la tarde se empezó á formar un absceso en el fondo de
la boca cerca de la muela del juicio; me fué imposible, pues, aplicar el espejo reflector del laringoscopio, y aconsejé al enfermo que volviese á verme
cuando el absceso hubiese desaparecido.
El 7 de Setiembre volvió Mr. A. Ya habia yo modificado el cuchillo tal
como está, representado en las figuras 1.' y 2.", encorvada la parte de corte
en forma de hoz. Esta modificación me pareció necesaria, á fin de poder
Fig. 1.'
Fig. 2.a
Klg. 3.'
atacar el pólipo por su base. Al examinar la garganta vi que el pólipo se habia desarrollado ligeramente , tomando el volumen de un guisante grueso,
y adherídose á la mucosa de la cuerda vocal (fig. 3.'), Traté de operarle, aunque en vano, pues cada vez que introducía el instrumento sobrevenían golpes de tos pertinaz.
El 9 de Setiembre llegué á hacer una incisión bastante grande en la
unión del pedículo del pólipo con la cuerda vocal; pero se produjo al instante un golpe de tos, que me obligó á separar el instrumento: la hemorragia
volvió á producirse.
- 353 El 10 de Setiembre por la mañana, dos incisiones hechas en la dirección
de la primera determinaron una hemorragia más fuerte que las anteriores.
Cada vez que el cuchillo cortaba la raíz del pólipo se producía la tos.
En la tarde del mismo dia hice una incisión bastante fuerte para dividir
hasta lamitad del grueso el pedículo, que era muy resistente.
A consecuencia de la fuerte tracción hacia adelante, herí ligeramente la
mucosa de la laringe. No me atreví á hacer nuevas incisiones de abajo arriba por temor de lisiar más esta región, y desde entonces recurrí á las incisiones de atrás á adelante, para lo cual tuve que hacer alargar aún media
pulgada el mango de mi cuchillo.
Poco tiempo después de la incisión, la parte posterior del pólipo tomó
una coloración azulada, extendiéndose casi al grueso de la parte incindida.
El dia siguiente, 12 de Setiembre , estaba reblandecido el tejido, y habiendo hecho una incisión en la antigua herida siguiendo la linea media, se
separó sin esfuerzo y fué arrojada al exterior en un acceso de tos la parte
mortificada, cuyo volumen era como el de una lenteja. La voz se hizo
más clara. Por la tarde se practicaron sucesivamente cuatro incisiones en
la misma dirección que las precedentes, y la hemorragia que sobrevino
duró dos horas.
El 13 de Setiembre por la mañana, el pólipo tenia una coloración gris
y negra en ciertos puntos; hacia adelante y arriba había una porción de un
color rojo subido, y su forma era la de la cabeza de un alfiler grueso: hice
tres pequeñas incisiones, habiendo llegado ligeramente con la última á la
mucosa de la laringe al retirar el instrumento. Por la tarde el pólipo estaba
pendiente de la ranura, y en las inspiraciones fuertes se colocaba sobre las
cuerdas vocales; parecía entonces más bien plano que esférico: se hicieron
otras dos pequeñas incisiones.
En la tarde del 14 el pólipo estaba replegado sobre sí mismo: se hizo otra
pequeña incisión, que fué la última, y no dio ya sangre. La voz estaba algo
tomada.
Fig. 4 .»
P'6- 5*
El 15 y 16 no se hicieron incisiones Era evidente que el pólipo, retenido
solo por un ligero filamento del pedículo, no podria resistir mucho tiempo
(flg. 4.').
-356
-
El 17 de Setiembre, después de un golpe de tos, fué expectorado el pólipo bajo la forma de una lenteja pequeña; el pedículo estaba bastante destruido. Examinado con un lente que aumentaba su tamaño veinticinco veces,
tenia el cuerpo una forma octógona y presentaba una cintura en el centro.
Por falta de tiempo no pude examinarlo con el microscopio.
Hecha minuciosamente la inspección de la ranura, se descubrió en el sitio en que se hallaba inserto el pólipo una excavación de 5 milímetros de
largo, de fondo blanquizco y bordes un poco alabeados (fig. 5."); en la extremidad anterior se notaba una pequeña elevación blanquizca delgada,
que apenas tenia el grueso de una aguja de coser: este era el sitio donde
habia sido arrancada la última parto del pedículo. Desde este punto no se
distinguía más que el pliegue de la mucosa, que en forma de velo se levantaba á cada inspiración fuerte.
Inmediatamente después de la elitainacion del pólipo, la voz era muy
clara; tres horas más tarde, que volví á ver al paciente, estaba algo tomada;
pero se vio perfectamente que el obstáculo que habia alterado la fonación
habia desaparecido.
La modificación que se efectuó en la voz es mucho más notable aíin en la
segunda observación que voy á referir.
En el segundo caso el pólipo habia invadido casi las tres cuartas partes de toda la ranura. Desde que desapareció la vegetación, la voz se tomó fuertemente á consecuencia de la supuración de la herida, pero no por
eso dejó de ser menos libre.
La inspección, que se continuó hasta el 22 de Setiembre, demostró que
la supuración habia disminuido de una manera notable; la parte de pedículo que quedaba desapareció completamente, y lo mismo sucedió con
la de la mucosa, que formaba una especie de velo. Sin embargo, la última vez que lo examiné, la herida no estaba aún cicatrizada completamente , ni la voz era perfectamente clara.
Tres semanas después de su marcha M. A. me escribió que su voz habia
vuelto á ser clara y que podia sostener, sin trabajo, una conversación larga , pronunciando perfectamente las palabras y haciéndolas oir á larga
distancia, notando solo que habia bajado algo su timbre.
Caso segundo. La viuda O. de Barbis, avecindada cerca de Lauterberg,
tenia la voz ronca hacia cinco años. Varios médicos y otras personas la
hablan tratado creyendo que el padecimiento era una tisis laríngea, debida á una laringitis sifilítica (de la cual no existia síntoma alguno). En el
verano de 1863 se me ocurrió la idea de examinarla con el laringoscopio , y
descubrí un pólipo de la glotis, que presentaba los caracteres siguientes: figura de una ciruela cuyas dos extremidades estaban engruesadas; una de
ellas, la que estaba colocada hacia atrás más voluminosa ¡—longitud aproximada 2 centímetros ¡—diámetro de la extremidad engrosada 1 centímetro;
-357altura hacia la extremidad posterior 7 á 8 milímetros; á la extremidad
anterior 4 á 5 milímetros;--hacia la cuerda vocal derecha existia insertándose en las tres cuartas partes del pólipo, una membrana, enferma de velo,
partiendo de la parte inferior de este (flg. 6 y 7 Í). Esta membrana se veia
igualmente en la cuerda vocal izquierda en una extensión de cerca de la
cuarta parte (ñg. 7 á). Eu el punto de unión de las cuerdas vocales no habia
nada anormal; la extremidad anterior del pólipo ocultaba esta región de
a.
FiB. 1 .
manera que el ángulo de unión do las cuerdas vocales no podia examinarse.
El grueso de la membrana parecía como de 3 á 4 milimetros en el lado posterior libre, en donde se veia un pliegue (ñg. 6 y 7 e) como si en la ranura no
hubiese bastante sitio para alojar el pólipo y esta membrana. El pólipo descansaba en el lado izquierdo, y según la respiración era más ó menos fuerte,
sobre las falsas cuerdas vocales ó entre las falsas y las verdaderas cuerdas;
en las inspiraciones violentas se colocaba entre las dos cuerdas vocales, y á
veces hasta quedaba enganchado en la ranura. La mayor parte de la cuerda vocal izquierda estaba libre, y la membrana de inserción del pólipo de
que se ha hablado abrazaba dicha cuerda en la cuarta parte de su extensión.
Toda la glotis estaba dilatada por esto cuerpo voluminoso , de tal manera que la parte posterior de ella no invadida por el pólipo tenia los cartílagos aritenoides más de un centímetro adelante , sin que la respiración
fuera más fuerte que de ordinario.
El velo membranoso presentaba un hueco y rodeaba las tres cuartas
partes de la cuerda vocal derecha hasta el punto de unión de ellas. El
pólipo tenia un color rojo intenso y el velo membranoso era de un color
más lívido. La cuarta parte posterior de la cuerda vocal derecha era de
un azul amarillento brillante. La voz estaba considerablemente tomada
y presentaba grande analogía con la de los coléricos en el último periodo
de la enfermedad.
La enferma, aunque delgada, no presentaba más desórdenes que una
tos persistente y disnea, pero no habia trazas siquiera de tubérculos : como
-358
-
estaba en la indigencia, no pudo someterse inmediatamente al tratamiento por tener que trabajar en la recolección de la cosecha.
El 25 de Setiembre logré introducir un alambre encorvado, y toqué con
él varias veces el pólipo produciendo siempre tos.
El 27 pude tocar más tiempo el pólipo sin ocasionar tos ni sofocación; el
pólipo parecía mucho más sensible que la membrana.
El 29 recorrí con el alambre el hueco de que se ha hablado al rededor del
lado derecho del pólipo, soportando una fuerte presión hasta el momento
en que la irritación produjo un poco de sangre, que se mostró bajo la forma
de una línea roja en el fondo del hueco hasta el ángulo de unión de las
cuerdas vocales.
Por espacio de cuatro dias seguí introduciendo aún los alambres para
tener conocimiento del grado de resistencia del pólipo.
En la octava sesión, el 10 de Octubre, me serví del cuchillo de Yon Bruns.
El plan de la operación era el sig úente: 1.° perforar con el cuchillo de Von
Bruns un poco hacia adelante la parte posterior libre de la membrana
inmediatamente al lado de la cuerda vocal derecha (flg. 6/j, y tirar de ella
en seguida hacia adelante hasta el ángulo de unión de las cuerdas. 2.°
Perforar la membrana entre el pólip > y la cuerda izquierda, extendiendo la herida hasta la punción anteriormente indicada, y separar con el
dorso del cuchillo el punto restante del borde posterior de esta membrana.
3.° En el caso de que esto hubiera sido imposible, agrandar la herida á izquierda y derecha hasta el ángulo de unión de las cuerdas vocales; perforar en seguida con el cuchillo puntiagudo, precisamente en el ángulo
de uuion de las cuerdas, y separar los restos que quedaran aún en la inserción á ambos lados de la extremidad anterior del pólipo por medio de
incisiones practicadas posteriormente. 4." El cuchillo encorvado, como el de
Bruns, pero solo en la parte posterior de la hoja , en una de cuj-^as caras y
cerca de la punta tiene adaptados dos ganchos (flgs lOyll), debia introducirse en el punto incindido {e), agarrar el pólipo con los ganchos, cortar
el punto persistente de detrás entre la cuerda vocal derecha y el pólipo, y
extraerlo.
Al adoptar este plan no ignoraba las dificultades con que tenia que luchar ; sobre todo por el éxito diñcil de la incisión en la unión de las cu ei-das vocales, y por la probabilidad de la sofocación en el momento de introducir los ganchos para destruir la brida. Los resultados me hicieron conocer
que mis sospechas eran fundadas.
La punción fué señalada en el sitio que se calculó (flg. 6/) perfectamente, pero el tejido de la membrana de inserción opuso tal resistencia ala
punta del cuchillo, que ni aun con una fuerte presión pude perforarle: tal
vez lo hubiera conseguido haciendo una presión enérgica, pero me hubiera
arriesgado entonces á herir la pared anterior de la laringe. Renuncié
— 359pues por el momento á perforar la membrana, y atraje el cuchillo con la
punta fija en la sustancia de la membrana de inserción ligeramente hacia
la parte anterior al lado de la cuerda vocal derecha. Después de detenida la hemorragia reconocí una herida de un centímetro de longitud, que se
ahria en la proximidad de la cuerda vocal derecha, paralela á esta.
La paciente sufrió tan poco que al dia siguiente pude volver á emprender
la operación. Volví á colocar la punta del cuchillo en la herida de la víspera , logré hacer la perforación, pero me fué imposible retirar el cuchillo
adelante á causa de un acceso violento de sofocación. Así que cesó de salir
la sangre, puse de nuevo el cuchillo en el mismo punto. Felizmente la enferma pudo respirar bien , excepto cuando llegué al ángulo de unión de las
cuerdas vocales. Salió muy poca sangre mezclada con pus por medio de
la expectoración.
La inspección hizo descubrir una herida ancha, que se extendía desde el
punto de la incisión hasta la comisura de las cuerdas vocales, y una disminución del volumen del pólipo en su parte más estrecha. Las inspiraciones
fuertes hacían descender el pólipo sobre las cuerdas vocales, quedando fijo
aún á la del lado izquierdo al nivel de la comisura y al punto dejado á propósito en la parte posterior de su inserción á la cuerda vocal derecha.
El 12 de Octubre, en vista de la poca molestia que habia sufrido, volvió
la paciente suplicándome continuase la operación. Reconocí al examinar
la garganta que el pólipo estaba reducido á casi la mitad en el sentido de
la altura y del grueso; solo la parte anterior, que no presentaba cambio alguno, cubría aún la comisura. Hice una punción con el cuchillo (fig. 8 y 9)
Fig. 8.
Fig. 9.
Fig. 10.
Fig. U.
delante de la extremidad del pólipo en el lado derecho; un acceso de tos
me obligó á retirar el instrumento. Dos veces volví á insistir, y pude en fin
conducir la punta del cuchillo detrás de la extremidad anterior de la gran-
-360 —
de incisión sobre el lado derecho. Entonces hice una punción con el cuchillo delante de la extremidad anterior del pólipo, y separé la atadura de este
con la cuerda vocal por medio de incisiones he "has hacia atrás. Tres veces
tuve que maniobrar para lleg'ar á conseguir el fln.
Quedaba aún un punto del pólipo bastante ancho y grueso en la comisura de las cuerdas vocales, que la ocultaba completamente. La resistencia
de este punto, al cual no llegaba bien la hoz; la dificultad que encontré de
dirigir hacia él el instrumento; el temor de incindif muy profundamente y
llegar á la comisura, me obligó á renunciar á la ejecución del plan primitivo.
Incindí con elcucliillo de Von Bruns el punto que habia dejado ¿propósito al ha^^er la primera incisión entre la parte posterior del pólipo y la
cuerda vocal derecha, esperando que la herida que quedaba delante entre
la parte anterior del pólipo y la comisura, no tuviese bastante consistencia para soportar el pólipo, y que esta brida se atrofiarla al mismo tiempo
que el pólipo.
Bl 13 de Octubre se observó un cambio notable en el timbre de la voz;
algunas palabras las pronunciaba de una manera clara, pero en general
la voz estaba aun tomada. La inspección demostró que la brida que no
se habia podido cortar, tenia aún bastante consistencia, y que el resto
del pólipo que sostenía flotando, del grueso de una nuez pequeña, era aún
consistente en su parte superior y en el punto de unión; en vista de todo
lo cual traté de reducir más este punto. Al efecto hice cuatro incisiones
pequeñas con el cuchillo (flg. 8 y 9), que terminaban todas delante de la
comisura, con lo cual conseguí el objeto que me habia propuesto.
La comisura no estaba aún bien visible, pero la brida que existia entre ella y el pólipo era solo comparable á un hilo. Al ver el pólipo elevarse
bastante en las inspiraciones fuertes, adquirí la certeza de que se atrofiarla
muy pronto.
El 14 de Octubre las incisiones de la víspera habían causado una ronquera muy marcada: el examen de la región enferma hizo descubrir en los
puntos de, las cuerdas vocales unidos al pólipo pequeñas manchas (flg. 12
g) de un color blanco amarillento, así como una herida que contenia pus.
En la comisura se veia una masa de un blanco gris algo aplanada; durante las inspiraciones fuertes esta masa venía á colocarse entre las cuerdas vocales, y parecía formar el resto inflamado del pólipo (fig. 12 h).
Este pendía de un filamento blanco tenue (flg. 12 i), quenacia de un cuerpo
cubierto de exuda^-iones de un color rojo subido , presentando la forma de
un guisante aplastado, que ínvadia el ángulo de unión de las cuerdas vocales , quedaba allí fijo y se extendía sobre la cuerda derecha un poco hacia
atrás (fig. 12 ?)•
La parte del pólipo que permanecía adherida se encontraba en muy mal
-361sitio en el ángulo de unión. Rl separarla debia ser muy difícil, porque es
imposible hacer semejante operación sin lastimar las cuerdas vocales en
sus extremidades anteriores; fué pues necesario esperar algún tiempo áfln
de asegurarse de si esta parte no se atrofiarla por sí misma.
Fig. l í .
fig 13.
El 18 de Octubre, el resto del pólipo que estaba sobre la comisura tenia
un color rojo subido.
El pólipo se mostraba aun con tanta vida, que era de temer no fuese el
punto de partida de nuevas vegetaciones, que exigirían ser operadas.
Concebí la esperanza, que en caso de tener que hacer semejante operación no llegarla sino muy superficialmente ala comisura, creyendo que
una pequeña solución de continuidad podia cicatrizarse prontamente como
las que se hablan hecho en las cuerdas vocales.
En fin, el vivo deseo de la enferma de sufrir la operación completa, me
decidió á escindir el resto del pólipo. Tal resultado lo obtuve al cabo de ocho
sesiones con bastantes dias de intervalo. Esta parte de la operación fué
muy difícil: á fin de no llegar muy adelante y de no lastimar muy profundamente la comisura, las incisiones de las primeras sesiones fueron muy
superfleiales é insuficientes en la parte anterior. La parte del pólipo que
quedaba se arrugaba cada vez más.
El 24 de Noviembre pude llegar á hacer la incisión completa; á estafecha
el pólipo no estaba sujeto más que por un filamento delgadísimo á la extremidad anterior de la cuerda vocal derecha. Todas las incisiones fueron
hechas con el cuchillo, representado en las figs. 8 y 9.
Entonces se pudo reconocer que efectivamente habia sido lisiada la comisura de las cuerdas vocales; existia una herida triangular entre las extremidades anteriores de dichas cuerdas, que se extendía oblicuamente
de delante á atrás (flg. 13 k).
El 29 de Noviembre la voz era mejor; la repetición de las incisiones en
la comisura la habia apagado un poco. Pude observar que el ultimo vestigio del pólipo habia sido eliminado, y que la herida triangular se habia reducido considerablemente.
El 8 de Diciembre la enferma vino á verme, la voz habia experimentado
una mejoría notable; los últimos restos de las vegetaciones se atrofiaban y la herida estaba casi completamente cicatrizada.
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362
-
Tercer caso. El Señor cura C. de D. hacia seis meses que sufría una ronquera con opresión que hacia sin cesar grandes progresos Cuando predicaba , sentía después un dolor vivo en la laringe, que le obligó á renunciar á
la predicación. Se sometió al tratamiento general aconsejado para los catarros crónicos de la laringe sin obtener el menor alivio. Lo mismo sucedió
con el tratamiento local, que consistió en toques con un pincel empapado en
una solución de nitrato de plata.
El 18 de Noviembre de 1863 vi al enfermo por primera vez : era de una
constitución robusta, de buen temperamento y poseía todas las señales de
una excelente salud, solo tenia la voz ronca.
El examen con el laringoscopio hizo ver un pólipo de un color rojo subido, del grosor de una lenteja pequeña, desviado menos de dos milímetros
déla extremidad anterior de la cuerda vocal izquierda (íig. 14 a). La proximidad del pólipo á la comisura y la grande inclinación hacia atrás de la
epiglotis no permitía ver claramente el pólipo sino en las fuertes inspiraciones , tales como las provocadas por la risa, etc.: de otro modo era imposible observar la menor anomalía.
Aquella misma tarde, y aprovechando un bostezo, logré tocar el pólipo
con el alambre encorvado é introduje el cuchillo destinado á hacer las incisiones , pero no me pude servir de él.
Fig. 14.
Fig. 15.
Al dia siguiente 19 introduje el cuchillo de Von Bruns, modificado de
manera que era más larga la parte inferior y más ancha la hoja. Llegué
á la parte posterior de la atadura del pólipo, á la cuerda vocal, y haciendo
un pequeño movimiento adelante, separé ligeramente la vegetación produciéndose una pequeña hemorragia. Observé que el pólipo estaba poco adherido y solo por su extremidad posterior á la cuerda vocal izquierda. La voz
se habia vuelto más clara.
Las dificultades que se presentaron en el acto de la operación fueron
el gran volumen de la lengua, que temblaba durante la operación, y la posición del pólipo oculto por la epiglotis.
Difícilmente podía el enfermo soportar el abatídor de la-lengua, y cada
vez que se quería tirar esta hacía adelante, la base se echaba atrás y arriba, de tal manera que ocultaba la bóveda palatina.
-363Al dia siguiente M. C. me trajo el pólipo, que habia expectorado al despertar ; tenia casi el tamaño de la cuarta parte de una lenteja, del cual salía un filamento muy tenue, que tenia el aspecto de un cabello. La voz estaba naturalmente un pooo tomada, efecto de la supuración de la herida.
El examen con el laringoscopio hizo descubrir en la cuerda vocal izquierda una herida de color blanco amarillento, con ligera hinchazón de sus
dos extremidades (fig. 15 í y e). El enfermo, que no habia sentido dolor
cuando la incisión, se quejaba de incomodidad en la laringe.
La inspección de la garganta se continuó ha^-iendo todos los dias hasta
el 24 de Noviembre, en que observé que la herida estaba cicatrizada, y que
la mejoría de la voz hacia notables progresos.
El 8 de Diciembre recibí del enfermo la buena noticia de que habia podido
volver á ejercer sus funciones sin experimentar la menor dificultad. Sus feligreses no le habían oído jamás con mejor voz.
CONCLUSIONES.
1." Cuando se trata de extirpar las vegetaciones de la glotis es necesario
siempre dar la preferencia al cuchillo, coa el cual sé extirpan perfectamente los pólipos y no sobrevienen recaídas.
Los cáusticos no pueden aplicarse de una manera conveniente para destruir las partes del pólipo, y á veces atacan las partes sanas produciendo
una cicatriz inútil, que impide la perfecta función de las cuerdas vocales
y altera por consiguiente la voz.
2.' La elección del cuchillo debe hacerse teniendo en cuenta la situación del pólipo, su forma, grado de consistencia y grueso del pedículo.
Con el nombre de pedículo designo la parte que une el pólipo á los tejidos orgánicos , ya sea esta parte membranosa ó cilindrica.
Cuando el pedículo es cilindrico y muy resistente, sobre todo si el pólipo se encuentra cerca de la comisura de las cuerdas vocales, será necesario renunciar á perforarlo. El esfuerzo, que necesariamente debe ser grande para incindirla mitad del pedículo, ocasionaría inevitablemente la separación en la pared anterior de la laringe, ó si la incisión tuviere lugar en
el punto que se desea, la presión demasiado fuerte podría aumentar los inconvenientes que acabamos de enumerar.
En semejante caso se operará con más seguridad haciendo una ligera
incisión de atrás á adelante , dejando subsistir una pequeña porción de la
superficie anterior á fin de que la vegetación pueda mortificarse.
Si el pedículo es membranoso, será necesario perforarlo- con el cuchillo
de Von Bruns, y continuar la incisión hasta que no quede más que una
porción muy delgada y de la cual pueda colgar el pólipo.
Si la excrecencia es muy voluminosa, y hay lugar á temer que en caso
-36ide desprendimiento espontáneo renga á caer en los bronquios, y pueda
ocasionar accidentes, entonces será preferible atacar la incisión con el
cuchillo i'flg. 10 y 11), y sujetar el pólipo con los ganchos de que está provisto este cuchillo; separar por medio de una incisión, hechacoaipr'miendo
hacia la parte posterior, el punto que ha queda lo en el lado posterior , sirviéndose al efecto de la parte delgada de la hoja, y tratar de sacar fuera
el pólipo con el cuchillo.
Si el pedículo es muy membranoso, será necesario hacer una incisión
con el cuchillo de Yon Bruns, y separar por una Incisión de atrás á adelante
la inserción hasta que no quede más que la parte de la cual se ha de dejar
suspendido el pólipo.
Sí el pólipo es pequeño y de pedículo delgado, y existe próximo á la comisura de las cuerdas vocales, será necesario también servirse del cuchillo
de Von Bruns por punción y escisión.
Los pólipos que por el contrario tienen adherencias fuertes con la comisura , deben ser extraídos sin hacer una punción muy profunda con el cuchillo representado en las figs. 8 y 9, y escindieiido el pólipo cerca del pediculo por medio de pequeñas incisiones repetidas.
Si, como sucede con frecuencia, el pólipo en el momento de la respiración no so deja ver suficientemente por estar situado próximo á la comisura 6 atravesado sobre ella, será necesario obligar al enfermo á hacer
de manera que la epiglotís se eleve hacia adelante, lo cual se produce con
el bostezo ó la risa fuerte.
3." Cuando el operador es prudente y reflexivo, y el paciente tiene confianza, la operación no presenta peligro alguno. Las ligeras heridas hechas
en la epiglotis y en la región aritenoidea al retirar el cuchillo, se curan
con prontitud y no producen molestia alguna al enfermo.
La operación propiauíente dicha no es peligrosa; la ligera hemorragia
y la atrofia lenta del pólipo no pueden causar incomodidad alguna al paciente. El estado general se resiente poco de la operación. La enferma de
que he hecho mención en el segundo caso, venia á mi casa después de haber andado una legua, atrave ando montañas, y se volvía á la tarde sin
inconveniente después de haber sido operada. Como la región en que se
operó está situada profundamente, el aire frío no tenia sobre ella influencia
alguna nociva.
4.* En cuanto á lo que concierne é. la operación, los instrumentos indispensables son el laringoscopio y el cuchillo. El abatidor de la lengua no es
tan indispensable, y presenta inconvenientes provocando la elevación de
la base de la lengua sobre el paladar.
5.' El laringoscopio de Tobold, construido por Windeer de Berlín, es el
que yo he usado. Este instrumento se fija á un reverbero. He obtenido una
luz muy cómoda introduciendo con la mano izquierda en la boca el espejo
- 3 6 H reflector del lado opuesto á la luz; de esta manera el mango del cuchillo se
encuentra entre el espejo y el foco luminoso.
Los cuchillos que he usado son del fabricante Conrad Bortfeld de Magdebourg, y estoy completamente satisfecho de ellos.
6-' Cuando examino un enfermo con el laringoscopio, lo coloco de manera que el espejo reflector proyecte un poco la luz de arriba abajo sobre la
pared de la laringe, que se alumbra asi mejor. De este modo el operador ve
por encima de la convexidad de la lengua, y la mano opera con más facilidad, salvando los obstáculos.
T.' Es esencial distraer al enfermo, persuadirle de la sencillez de la operación , y recomendarle la inmovilidad ae la cabeza si tuviera que toser.
Cuando se manifieste un acceso de tos ó de sofocación, el operador debe
retirar el cuchillo inmediatamente de la laringe. Tomando esta precaución
no podrá causar el instrumento más que accidentes sin ninguna gravedad
aun en los casos más desgraciados.
8" Los dias de operación deberá el enfermo abstenerse rigorosamente
de todo lo que pueda irritar las cuerdas vocales ; como hablar demasiado,
fumar, etc.
9.* Los preparativos deberán ser muy cortos, porque ellos contribuyen á
tener sobreexcitado al enfermo.
10. Después de la operación es necesario prohibir las conversaciones largas y el tabaco, pero un vaso de cerveza ó de vino no pueden hacer mal
alguno. Es también necesario recomendar el aire libre, pero proscribir los
movimientos violentos. Un paseo antes y después de la operación no pueden menos de ser saludables.
DR. D . RITTSCHER ,
Jefe médico del establecimiento hldruterapico de Lauterterg (Eannoter.)
ESTUDIOS SOBRE LOS CONDROMAS.
III.
Etiología y Patogenia.
La investigación de las causas de los condromas, lo mismo que las de
otros seudoplasmas, asi homeomorfos como heteromorfos, va unida intimamente al estudio de la formación de los productos morfológicos accidentales, al de losblastemos y al de las diátesis; cuestiones todas de la
mayor importancia en patología quirúrgica, y que tanto han ocupado durante estos últimos años á los micrógrafos y á los clínicos.
Los límites reducidos de este trabajo, y su misma índole, nos vedan
tratar con detalles estos puntos, aún bastante litigiosos en la actualidad,
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366 -
ó, pesar de los grandes progresos que uno y otro dia vienen haciendo la
anatomía y la fisiología patológicas; mas esto sin embargo no nos excusará de poner de relieve esos mismos adelantamientos, para dar á nuestros
estudios sobre la etiología y la patogenia de los condromas, objeto de este
artículo, el giro más conveniente.
Las influencias causales que motivan la genesia y el desarrollo ulterior
de los seudoplasmas son generales ó circunscritas, ó uno y otro á la vez.
En este ultimo caso es predisponente la causa general, y determinante la
local. La realidad de esos elementos etiológicos se comprende al primer
golpe de vista, con solo tener presente que hay ocasiones, y de ello nos da
testimonio fehaciente la historia de muchos tumores, en'que esos productos morbosos se presentan múltiples, ya á la vez, ya sucesivamente,
en diferentes regiones del cuerpo, mientras que en otros casos se circunscriben ó localizan en uno ó en varios puntos de un sistema de tejidos determinado. La multiplicidad de los seudoplasmas es indicio positivo de
cierta disposición morbosa, generalizada en la economía ó en uno de sus
sistemas orgánicos , y por lo tanto dependiente , no de un trastorno nutritivo puramente local, sino de una aptitud patológica del organismo, á que
se da el nombre de diátesis. La predisposición morbosa de la primera categoría constituye la diátesis general sostenida por una discrasia de la sangre;
la de la segunda, la diátesis parcial ó de uno de los sistemas anatómicos.
Como tipo de seudoplasmas dependiente de una diátesis constitucional,
están el cáncer y el tubérculo, cuyos productos heterólogos invaden indiferentemente los tejidos de más opuesta estructura; y déla parcial, los
fibromas mültiples, los lipomas múltiples y los condromas igualmente múltiples, que no tienen otra localizacion que la de los sistemas anatómicos
de textura morfológica similar á la de estos tejidos accidentales homomorfos. No quiere esto decir, sin embargo, que ciertos productos homoplásticos dependan siempre de diátesis, y por lo tanto lleven en sí el sello
de una reproducción más ó menos factible. La historia clínica de los tumores homólogos nos presenta muchísimos casos en que, siendo circunscritos , no se han reproducido después de operarlos , ni en el sitio de su primitivo asiento, ni en otros más lejanos; por cuyo motivo la causa que les
ha dado origen era pura y simplemente local, como acontece en gran número de condromas. Esta diferencia en el modo de manifestarse los seudoplasmas guarda estrecha relación con la manera de ser de los blastemas,
que así sostienen el desarrollo ordenado fisiológico de los tejidos y órganos de la economía, como producen el desenvolvimiento preternatural de
los productos orgánicos accidentales. La sustancia generadora que presta
tanto á los elementos anatómicos normales, cuanto á los de formación morbosa , sus medios de sostenimiento, no es ni única ni exclusiva:' si así lo
fuera, nos veríamos precisados á admitir que todos los tejidos tienen la
-367
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misma composición química, están formados por sustancias isoméricas, y
encierran los mismos cuerpos simples combinados en proporciones diferentes. El blastema que preside á la nutrición de los tejidos normales y al desenvolvimiento de los productos patológicos, contiene en sí todos los elementos propios de esos tejidos, y el desarrollo de estos depende de su
misma composición atomística y de la propiedad que tienen de atraer el
blastema nutritivo que les sea afine á ellos y á los sobre que descansan ó
les están próximos. En esta última propiedad se funda la ley de la analogía
d'^ formación de los ¿ejidos , formulada por Vogel, y que constituye uno de
los timbres más brillantes de la anatomía fisiológica y patológica modernas.
El condroma como producto orgánico homomorfo nos revela en au genesia y en su crecimiento la verdad de loa principios que quedan consignados. Producido en la Inmensa mayoría de casos por una perturbación nutritiva local, circunscrita, del sistema óseo, recorre todos los períodos de
su evolución en el mismo sitio donde ha nacido, sin que se observen otros
trastornos en la economía que los puramente mecánicos de los órganos
más próximos al neoplasma. Bajo este concepto son considerados, y con razón, los tumores cartilaginosos como benignos. En otras ocasiones no se
limítala trasformacion cartilaginosa á un punto solo del esqueleto', sino
que invade, ya al mismo tiempo, ya sucesivamente, otros más ó menos distantes, y á veces similares á los de su primera localizacion. Lo mismo en
este último caso que en aquellos en que los condromas, dejando su asiento
ordinario en el tejido óseo, invaden otros órganos en cuya textura entra
como elemento esencial el tejido conectivo, originario como se sabe del
óseo, la benignidad de estos tumores es ya tanto más dudosa cuanto más
distantes y diferentes son las regiones donde se desarrollan. La historia de
esta enfermedad nos presenta numerosos hechos de unos y otros casos, en
los que el sitio del mal y el resultado obtenido por medio de operaciones
cruentas están en perfecta armonía con lo que dejamos dicho.
Casi siempre la causa determinante de los condromas, sobre todo si son
únicos ó circunscritos á un solo punto del esqueleto, es el traumatismo: en
otros casos los determinan ciertas flegmasías del órgano afecto ó de los
contiguos á él, y por último se desarrollan espontáneamente si en el individuo que los padece existe esta predisposición ó diátesis especial.
Una vez iniciado el processus morboso de formación del condroma, su
marcha es generalmente muy lenta y poco dada á trastornos de calidad
tal, que determinen fenómenos de importancia. El órgano ó tejido afecto
se metamorfosea, pierde sus cualidades propias, y va dejando casi de un
modo pasivo su sitio al nuevo producto morboso. En esta oscura trasformacion , apenas perceptible bastante tiempo después de haberse inaugurado, los elementos anatómicos antiguos que constituyen el órgano ó tejido
-368iüvadido se atrofian, se disuelven y desaparecen .sin dejar de su textura
propia más que algunos restos informes perdidos en el campo del nuevo
seudoplasma, ó si no desaparecen, quedan al menos relegados esos tejidos
á un rincón de su localidad, comprimidos y dislocados por los accidentales. La trasformacion de unos tejidos en otros no implica, como á
primera vista parece creerse, la conversión por medio de actos morfológicos íntimos de un tejido ya existente en otro de nueva creación, sino la
sustitución de aquellos por estos, que germinan, crecen y se multiplican
tomando en los vasos sanguíneos capilares del tejido ü órgano sustituido,
los elementos de su desarrollo presentados por blastemos apropiados.
El tejido cartilaginoso de nueva formación está constituido por células
y sustancia fundamental. Las células tienen formas variables, contornos
bien deslindados, y en su interior numerosos núcleos redondos, nucléolos
y una ó dos gotas adiposas. Se distinguen además por una segunda cápsula, tan íntimamente adherida á veces á la primera y tan fina, que es dificilísimo percibirla, mientras que en otras ocasiones se ve claramente por
ser gruesa y estar aislada de la principal. En algunos casos parece que se
funden las células cartilaginosas en la sustancia fundamental. Cuando estas células se multiplican por división, las jóvenes permanecen dentro de
la cápsula, y el todo presenta el aspecto de una célula madre, si bien de
poca importancia. La sustancia fundamental del seudocartílago, lo mismo
que la del fisiológico es homogénea, y á beneficio de su semitrasparencia
se pueden ver distintamente las células. Tratada con el ácido acético no da
reacción. Algunas veces adquiere esta sustancia cierta aptitud á dividirse
en fibrillas rígidas, de tal manera dispuestas, que remedan el aspecto del
tejido elástico.
El desarrollo de los condromas emana las más de las veces del tejido
conectivo, otras del cartilaginoso mismo, y otras, en fin, del óseo. Cuando
proceden del tejido conectivo se inicia el processus morfológico por una
división continua de sus células, las cuales forman capas ó estratos sin
carácter alguno especial por el pronto, mientras que con el tiempo adquieren los del cartílago. Las células al principio están en reciproco contacto
por sus bordes sin intermedio de sustancia intercelular, mas al cabo de
algún tiempo se presenta en su alrededor un círculo claro de masa cartilaginosa homogénea, en la que se mantienen dichas células á cierta distancia unas de otras. Cuanto más antigua es esta masa intercelular, tanto más
crece y separa entre sí las células. Algunas veces parece que el neocartílago sale directamente del tejido conectivo, en cuyo caso las células de
este se transforman en células cartilaginosas, á la vez que la sustancia
fundamental, ó pasa á ser con sus principios químicos y morfológicos,
sustancia cartilaginosa, ó conserva sus propios caracteres.
Cuando el condroma procede del cartílago normal, las células de este
-869se proliferan dividiéndose, y entre ellas se desarrolla á la par sustancia
•fundamental.
La neoformacion del tejido cartilaginoso en el óseo se verifica multiplicándose las células óseas, y convirtiéndose eu células cartilaginosas
aisladas por sustancia intercelular, que á su vez es reemplazada por el
mismo tejido cartilaginoso.
El condroma crece de dos modos : ó multiplicándose por división las células, á cuyo alrededor se genera también sustancia fundamental, ó convirtiéndose el tejido conjuntivo periférico al condroma en condroma verdadero. El tejido cartilaginoso de nueva formación puede sufrir varias metamorfosis , que deben tenerse en cuenta para no caer fácilmente en errores
de diagnóstico. Los condromas experimentan en algunos casos la trasformacion cretácea, depositándose sales calcáreas en los espacios huecos que
existen en tanto número en el neocartilago, trasformacion que también
alcanza ala sustancia fundamental. En otros casos la metamorfosis es ósea,
y esto tiene lugar de dos modos; ó la sustancia cretácea depositada tanto
en las células como en la sustancia fundamental del condroma adquiere el
aspecto estrellado propio del tejido óseo, ó las células cartilaginosas, multiplicándose por división en un sitio determinado, adquieren el aspecto de
las del tejido conjuntivo, y estas (y lo mismo la sustancia fundamental) se
impregnan á su vez de sales calcáreas para constituir el nuevo tejido óseo.
Por último, el neocartilago se reblandece á consecuencia de metamorfosearse en una masa mucosa la sustancia fundamental, y disociarse las células por trasformacion adiposa. Algunas veces depende principalmente el
reblandecimiento de la multiplicación de las células verificada á expensas
de la sustancia fundamental, cuyas lagunas se llenan de células blandas
de nueva creación; esta misma sustancia en otros casos se hiende formando
fibras, y así contribuye á su completo reblandecimiento.
El condroma, como tal, se presenta bajo la forma de una masa circunscrita, lisa, cubierta generalmente con una membrana celulosa que se
identifica más ó menos con los tejidos circunvecinos con quienes está en
contacto. Ya simple, ya lobulado, se encuentran sus granulos reunidos entre si por medio de un estroma de tejido conectivo que recorre toda su
masa de un modo uniforme, rodeándolos por todas partes y sirviendo al
mismo tiempo de sosten á los vasos sanguíneos que surcan dicho tumor. El
seudoplama condromatoso, encuéntrese ó no sobre tejidos que le sean similares, presenta diferente aspecto según las condiciones especiales en que
se halle el tejido conjuntivo que le sirve de estroma. Como la falta de conocimiento de estas condiciones puede conducir á ciertas dudas de diagnóstico de la mayor importancia, puesto que juzgando á simple vista por el
aspecto del tumor, pudiera creerse en la existencia de fibromas, por ejemplo , allí donde realmente no hay más que condromas, se debe fijar escruTOMO HI.
21
- 3 7 0 pulosamente la atención en las referidas condiciones del tejido conectivo
para no caer en error. Este tejido es unas veces compacto y fibroso, otras
blando, rico en células y muy poco ó nada ñbrilar. Hi á, la par de estas mutaciones de las células conjuntivas, las neocartilaginosas aumentan ó disminuyen proporcionalmente en número, tendrán los condromas las apariencias ó del verdadero cartílago, ó del fibroma, ó de uno y otro á la vez,
no solo por su aspecto exterior y por su consistencia, sino también por el
de los cortes hechos en varias direcciones en su espesor. Hay casos también en que , según Wirchow, adquieren los condromas la forma osteoides y
la cistoides, correspondiente la primera al neocartilago de la piel, del
callo, etc., y la segunda á sitio indeterminado. En aquella depende su
aspecto de la metamorfosis ósea del tejido conectivo, y en esta del reblandecimiento mucoso y gran proliferación .le las células, por cuyo medio se
forman en la masa del condroma multitud de cavidades ciáticas, que unidas entre si llegan á constituir verdaderas lioquedades, ya vacías, ya llenas de Sustancias de diferente naturaleza y consistencia. Los condromas
que contienen bastante cantidad de tejido mucoso unido al cartilaginoso
formando un seudoplasma misto, se desarrollan con preterencia en las
glándulas parótidas.
Los condromas parten siempre de puntos donde se encuentra tejido conectivo , y con preferencia del periostio, del endostio o de la sustancia
misma de los huesos. Se desarrollan también en el tejido celular intermuscular, en el visceral, etc.; en el estronia fibroso de la mayor parte de los
órganos glandulares, como las parótidas, testículos, mamas, ovarios y
pulmones, y por último en la armadura fibrosa de otras neoformaciones,
como los tumores cistoides, cánceres, sarcomas, etc.
La conformación exterior y la textura de Jos condromas, lo mismo que
las de los demás seudoplasmas, debo ser objeto de un examen muy detenido antes de fijar su diagnóstico, para evitar cuanto sea posible errores
que si siempre son de importancia, mucho más lo han de ser en estos casos,
donde con la clasificación del tumor va implícitamente envuelta su inocuidad ó su malignidad. Las bases, que por lo general han servido para estas
clasificaciones, fundadas en el homeomorflsmo y heteromorfismo de los elementos anatómicos de los tumores, la homo y heterologia de ellos, su reproductibilidad ó no reproductibilidad puesta de manifiesto por la observación
clínica, aunque útilísimas, son insuficientes si á su estudio no preside
cierto criterio positivo, que fije de un modo exacto y concreto los principios
sobre que se ha de cimentar el carácter anatómico y clínico culminantes
de estos productos orgánicos accidentales.
Los adelantos que con extraordinaria rapidez se han hecho en histología
normal y patológica de algunos años á esta parte, el giro que han tomado
nuestros estudios clínicos, poderosamente auxiliados con los medios de in-
-
371 ^
vestigacion que los progresos de las ciencias f isico-quimicas nos proporcionan, imprimiendo todo nuevo rumbo á la anatomía y fisiología patológicas
y & la clínica quirúrgica, hacen hoy hasta cierto punto claro lo que, á.un
en los tratados más clásicos, aparecía confuso y controvertible relativamente á la naturaleza de los seudoplasmas, á su marcha y al lugar que deben ocupar en el grupo de los productos morfológicos morbosos. Por esto
vemos unos mismos tumores tenidos como benignos por unos, clasificados
entre los malignos por otros; vemos figurar lesiones de caracteres bien definidos , de naturaleza clara, de marcha conocida, ya en uno ya en otro de
los diferentes grupos en que se dividen los seudoplasmas; vemos por fin
tumores mistos, que aunque en su fondo son siempre iguales, así se les
asigna un carácter ú otro, según predomine en ellos uno de sus elementos
componentes. Los productos morbosos que desarrollándose de cierta manera llegan á formar tumores, se los debe subordinar, para clasiñcarlos, á
la naturaleza de sus elementos constituyentes; mas esto, que á primera
vista es tan lógico y conveniente, ofrece en la práctica serias dificultades.
Si los seudoplasmas no estuviesen formados más que por elementos anatómicos de una sola clase, su clasificación sería sencillísima; pero estos tumores libres de toda mezcla existen en muy escaso número, estando la
mayor parte de ellos constituidos por otros de muy diferentes y aun opuestos caracteres. Así se observa que tumores de una misma naturaleza por
tener entre sus elementos fundamentales, elementos fibrosos, ñbropiásticos, pigmentosos etc., presentan un aspecto y una textura sumamente
variable, que ha dado lugar en más de una ocasión á errores de diagnóstico y de tratamiento trascendentales.
En estos casos complexos existe siempre un elemento anatómico homeomorfo'ó heteromorfo fundamental, endógeno, que es el que debe imponer el
nombre al tumor, determinando su especie; y otros accesorios ó adventicios, que sirven á lo más para caracterizar sus variedades. Por lo general,
el elemento autógeno es el que predomina, y en este caso no puede haber
dudas para determinar la especie del tumor, mas en otras circunstancias
sucede lo contrario, como acontece en los cánceres eseirrosos, cuyos núcleos y células, elemento fundamental de ellos, están en proporción mínima
relativamente ala cantidad de fibras del tejido fibroso, que son aquí la parte accesoria. Como se ve no es la anatomía sola quien guia nuestro criterio en este deslinde di caracteres, sino también la fisiología patológica y
la observación clínica, con cuyos auxilios se evidencia cuál de los elementos constitutivos de los seudoplasmas debe dar la índole de su naturaleza,
sin atender con preferencia al predominio de unos sobre otros de dichos
elementos. La distinción de estos elementos como base de clasificación de
los tumores, está en cierto modo relacionada con la patogenia y ley es de su
desarrollo. Así se observa que dependiendo en general los seudoplasmas
- . 372
-
de determinadas predisposiciones del organismo ó de uno de sus sistemas,
y su desarrollo de la acción de contacto ó influencia de los tejidos sobre que
tienen asiento, esto es, de un blastemo especial y de la analogía de formación orgánica, se observa que la naturaleza é índole del tumor se subordina
siempre á la naturaleza é índole del blastemo patológico que lo produce, mientras que su aspecto, su textura y su evolución dependen
de la iníluencia que en el desarrollo de los productos accidentales de
dicho blastemo ejercen los tejidos bajo cuya esfera de actividad se desenvuelve. No quiere decir esto que los elementos adventicios de los tumores no tengan influencia alguna en su modo de ser, no; los cánceres encefaloideos, escirrosos, coloideos, melánicos y otros, no se diferencian anatómicamente más que por sus elementos adventicios, y sin embargo presentan bajo el puntode vista de su marcha clínica, notables diferencias, pues
según es la forma de estos seudoplasmas, así varia su consistencia, su vascularidad, su tendencia acrecer, propagarse, ulcerarse, etc. Iguales consideraciones son aplicables á los tumores homeomorfos condromatosos,
los cuales, según la mutua relación de sus elementos constitutivos, asi
pueden presentar el aspecto de fibromas ó de otras neoplasias más ó menos
distintas de las condiciones inherentes al cartílago de nueva formación
morbosa.
•
CESÁREO F . LOS.ÍDA.
FRANCISCO VALLES DE COVARRUBIAS,
APELLIDADO « EL DIVINO. »
Memoria biográflco-bibliográfica, premisdacon «accésit» por la Real
Academia de Medicina de Madrid en el concurso de 1864.
(Continuación.)
VALLES expone las ideas de los filósofos antiguos sobre la naturaleza del
alma, y después de haber probado su espiritualidad ó inmortalidad, concluye resolviendo la cuestión de si el alma es ó no anterior al cuerpo, y
creada según pensaba Platón antes que este, y luego infundida en él. VAILBS no considera probable, sino contrario á la razón , que el alma sea anterior al cuerpo. « Nam anima, dice, gwi a/tima forma est.» «La forma, añade,
no existe en el acto, sino en la materia, luego no existe antes de hallarse en
la materia, sino que se crea en esta misma.» Según el orden natural, prosigue , la potencia es anterior al acto, porque la potencia conduce al acto:
ápotentia via est ad actum ; » y siéndola materia potencia y la forma acto, resulta que la materia en general es anterior ala forma, y el cuerpo al,alma.»
De todo lo que antecede resulta que VALLES no profesaba el animismo
- 3 7 3 absoluto, el animismo de los que consideran al cuerpo como un producto
del alma, y á esta como una faerza é inteligenciaála vez, que construye el cuerpo, provoca y dirige todos los movimientos del organismo.
El fondo del pensamiento de VALLES era, al parecer, señalar bien la distinción sustancial entre la naturaleza universal y el alma humana, concediendo á aquella la virtud de producir la vida, cierto grado de vida,
remontado después á vida humana por la presencia del alma espiritual. Si comofilósofoVALLES parece que admite como dos principios distintos de vida en el hombre, á lo menos para su formación, como médico se
pronuncia claramente en favor de la uuidad, en el libro segundo de sus
Controversias médicas y fllosóflcas. Hé aquí en resumen su doctrina:
Las diversas virtudes ó facultades se revelan « por la diversidad de acciones. Hay tres géneros de acciones en el organismo. 1.' La que poseen
las plantas y todos los vivientes que no sienten, á sabor, la nutrición y
la generación. 2." La que pertenece ya á seres más perfectos, como la sensación y locomoción. 3." La acción voluntaria, la cual no se encuentra jamás sino acomp iñada de las dos primeras. De esta dependen el calor animal , la acción y los movimientos voluntarios. Las facultades son tres como
las almas de Platón, racional, irascible y concupiscente: la primera reside en el cerebro; la segunda en el corazón , y la tercera en el hígado. Son
las almas nutritiva, sensitiva y racional de Aristóteles; a l a primera de
las cuales, la nutritiva, alentem, llamaron los estoicos natwram. Los médicos
no deben referir la pluralidad de almas de Platón, sino á un número determinado de órganos principales, y no admitir por eso tres almas distintas.
Nada impide la unidad del alma con las tres diversas potencias , manifestándose en los tres órganos citados. Rsa multiplicidad de almas imaginada
por Platón carece de tida probabilidad.» Ista animarum miltitudo, quam
Plato inoexit, et muUi censent theorermtis niedicis con¡;ruere, mihi videtur carere
omni probabilitate.»
En est 3 mismo libro segundo de las Controversias aparecen otros dos
notables capítulos, el XX, que trata de numerofaoultatum. animaliwm que rectrices dicuntur, y el XXI, Distingantur nehaispotentim animales rectrices. Respecto al número de facultades, después de haber examinado las opiniones
de los aristotélicos, de Galeno y de Avicena, admite solamente como fundamentales ó principales [rectrices) la razón, la imaginación y la memoria,
siguiendo en esto á Galeno, y demuestra que las cinco propuestas por los
aristotélicos y Avicena [sensus communis, ratio, imaginatio autphantasia , memoria el vis remitiiscenit) pueden reducirse y se reducen á las tres indicadas.
Tocante á lalocalizacion de las facultades, combate la teoría de los que fijaban la imaginar-ion en la parte anterior del cerebro, la razón en el medio, y
en el posterior la memoria. Después de citar los pasajes de Galeno relativos á este punto, para demostrar que nunca se declara por la localizaciou
-374particular de las facultades, pregunta VALLES : ¿ Qwe, quaso, tanta diversitas
est in modo suislanlia ipsius cerebrif ¿aut qum tam diversa temperamental ¿Quoe,
hanc facultatum differentiam persuadeant 1 En conclusión, dice que Galeno
(Deusupartium) da la preferencia al ventrículo posterior sobre los demás, y
al medio sobre los anteriores, relativamente á la importancia de las funciones ; pero que esto no debe entenderse en el concepto de fijar en cada ventrículo una facultad determinada. <'Sed omnesfacvltates in toto cerebro operari,
minimé vero in anterioribus ventriculis, máxime in postremo »
Es digno de atención lo que al tratar de los elementos escribió VALLES
en su Sacra PMIosophia, acerca del fuego, y con justicia dice Hernández
Morejon : «El fué el primero que penetró en las entrañas de los seres físicos,
vio el fuego insinuado en todos ellos, y atribuyó k su actividad las grandes
operaciones de la naturaleza.» En efecto, la teoría de VALLES de la naturaleza del fuego, es una especie de anuncio de los descubrimientos físicoquímicos hechos en los siglos XVII y XVIII.
VALLES consideraba al fuego como una sustancia semiespiritual, que lo
llena todo y no ocupa espacio determinado: la materia en movimiento
y la luz, de la que brota naturalmente, le desprenden y dejan libre: viene
á ser «como el alma del cuerpo de este mundo, que todo lo llena, introduciéndose en todas partes para fecundar todas las cosas y vivificarlas en
cierto modo, velut qumdam, mundaui hujus corporis anima, totum occupat, permeans per omnia, at omniafascundet et quodammodo viviflcet. El agua y el fuego
son los dos principios necesarios de la generación, pues sin ellos no hay fecundación posible: el agua, por la crasa humedad en que abunda, es como
la madre, es decir, la materia, la masa de toda generación; y el fuego, el
calor, es el padre, el activador de ella. Aqm, oh kumiditatem crassam qua
abundat, sit velut mater omnis generatioiis: ignis cero pater per calorem. Rerum
ergo generationes maxims adscribí debent aquce ab igne fmcundatce: ita sil ut nisi
haec diio adMbeantprincipia, omnia steriliscant.
Cita VALLES en apoyo de estas ideas la opinión de Hipócrates, que atribuyó al calor la fluidez, movimiento y fecundidad del agua, y á la acción
combinada del fuego y el agua todas las generaciones. En igual sentido
interpreta el sagrado texto; pues según él las palabras Spiritus Dominiferebatur super a/uas, sinónimas en hebreo de insubabat aquas, significan que
el calor fecundaba las agías. Con razón, añade, es llamado espíritu, porque el fuego se aproxima al parecer á la naturaleza de las sustancias espirituales. Bst enim tenuissimus et visum ac omnino sensum fugiens, non enim
ob materim quam occupat dcnsitatem, apparet, ut in Ígnito carbone et fumx) ardente ^
In his enim ipsis cum rarescunt disparet, ni cum disíipMur fumus. Contra, cum
ejus ignis, qui intra nubem inoisibüis contineiatitr, circunstanti frígore densatur
materia, isemicat, abiens in fulgv.r, aut etiam fulmén.
-375«E» en efecto tenuísimo y escapa totalmente á los sentidos, pues no
aparece por causa de la densidad de la materia que ocupa, como se ve en el
carbón encendido y la llama. En estos mismos, cuando se enrarecen, desaparece , como cuando se disipa el humo. Por lo contrario, cuando el fuego
que está invisible en lo interior de la nube se condensa en la materia con
el frío circunstante, brilla, saliendo en forma de relámpago ó también de
rayo.uHé aquí en estas pocas palabras enunciadas teorías que todavía tardaron bastante tiempo en ser conocidas y aceptadas de la mayoría de los
sabios.
El objeto especial de esta memoria y el deseo de no hacerla en demasía
extensa, me obligan k prescindir de otras cuestiones, y entrar desde luege
en la exposición de la doctrina médica de "VALLES.
El historiador Renouard, al examinar las teorías y sistemas del período
denominado por él erudito, que corresponde al siglo XVI, se expresa en
estos términos. «La teoría dominante en este período histórico era una
mezcla de galenismo y arabismo. No se profesaba otra en las universidades
de Italia, Francia, Alemania, Inglaterra y España. Los primeros hombres
así de la ciencia como de la enseñanza, empleaban toda su sagacidad en
fundir juntamente las doctrinas antiguas, en poner de acuerdo á Platón y á
Aristóteles, á Hipócrates y k Galeno, á Razhes y Avicena. Se les puede
colocar á todos, con cortas excep-iones, en la clase de los conciliadores, y
entre ellos ocupa Fernel el primer lugar, y reclama especial mención de
nuestra parte.»
Indudablemente Renouard se ha dejado arrastrar del espíritu nacional,
pues de otro modo no hubiera concedido áFerneluna importancia que en
el terreno délos hechos es insostenible. En efecto , prescindiendo del valor
de su ingenio, de la extensión de sus conocimientos, del número y calidad
de los escritos de cada cual (cuya comparación es ociosa en este momento),
puestas frente á frente la doctrina médica de Juan Fernel y la de FRANCISCO
VALLES, la superioridad de la segunda os á todas luces evidente.Muy justamente fué llamado Fernel el moderno Galeno, y VALLES el Hipócrates
español; pues si la doctrina del primero es genuinamente galénica, la del
segundo es genuinamente hipocrática. Los trabajos de VALLES sobre Galeno no son tanto de absorción como de erudición: sus ideas médicas son verdaderamente hijas de Hipócrates y de la observación clínica.
La exposición de las doctrinas de Fernol, hecha por el mismo Renouard,
puede servir de comprobante de estas aflnuaciones , si se la compara con
la doctrina de VALLES. Me limitaré ahora á mencionar dos solos puntos,
aunque esenciaUsimos, de una y otra doctrina. El primero se refiere al
conocimiento de la enfermedad, el según lo á la ley terapéutica. Fernel
decía: «Por mi parte no creeré nunca poseer el conocimiento profundo de
-376Una enfermedad cualquiera, si no sé positivamente y como si lo viera con
mis propíos ojos, en qué parte del cuerpo humano está su asiento primitivo, qué especie de lesión orgánica le constituye, de dónde proviene, si
existe idiopática ó simpáticamente, si está sostenida por la presencia de
una causa interior. El que pretenda hacer una medicina racional, debe sondear cada una de estas cosas y discernirlas por medio de signos inequívocos, n (V. Renouard.) La definición de la enfermedad, dada por VALLES, demostrará bien pronto cuánto distaba de aceptar una proposición tan absoluta, tan contraria alo que enseña la experiencia.
Fernel, esclavo de Aristóteles y de Galeno, sienta la terapéutica en la
ley de los contrarios y dice : «Toda enfermedad debe ser combatida con
remedios contrarios; porque se llama remedio lo que disipa ó ahuyenta una
enfermedad: es asi que lo que disipa y ahuyenta hace violencia, y lo que
hace violencia es opuesto; luego el remedio es siempre opuesto á la enfermedad , y no se obtiene curación alguna sino en virtud de la ley de los
contrarios.»
El mismo Renouard combate esta argumentación, calificándola de escolástica en la forma y de viciosa en el fondo por encerrar una petición de
principio. VALLES se aparta de esa fórmula, de esa ley absoluta de los contrarios, en que Fernel y todos los galenistas sentaban la terapéutica, y
sigue en este punto la doctrina hipocrática del tratado Be veteri medicina.
«Las enfermedades se curan unas veces por sus contrarios, y otras por sus
semejantes, otras por remedios cuya acción no es contraria ni semejante,
pero que no se sabe cómo obran. No hay en este punto regla fija. »
Este ligero parangón de VALLES con Fernel, que es tenido como el más
notable entre los médicos conciliadores, galenistas y peripatéticos, sirve
para poner en claro la gran superioridad que sobre todos ellos tiene FRANCISCO VALLES, cuyo lugar verdadero en la historia de la medicina está al
nivel de Sydenham, de Baglivioy de Baillou.
Por vía de introducción véase las cualidades y los conocimientos que
considera necesarios en el médico. «Son tantas, dice, las condiciones que Galeno exige en el médico verdadero imitador de Hipócrates,
que aun cuando nos dediquemos exclusivamente al estudio de la verdad,
y despreciemos las riquezas y la vanagloria, parece cosa insuperable el
llegar á reunirías. Exige, en efecto, la cosmografía y la astronomía, para
que se tomen de los lugares y los tiempos las indicaciones necesarias para
a^ prescripciones médicas; la filosofía llamada natural; la ciencia anatómica , como la única que puede indicar el sitio del padecimiento. Exige
además otra filosofía llamada ética , pues esta sirve para calmar las perturbaciones del ánimo, que son, como sabemos, causas tan poderosas de
enfermedad. Exige, por ultimo, la retórica, quce maisíos agrotanks sola,ñ, tiVALLES
~ 317 mentes animare, iraiosplacare, furentes coerceré possit. A estos conocimientos,
concluye VALLES , debe añadirse el de los idiomas, muy necesario en nuestros tiempos, pues no tenemos en la lengua materna los monumentos escritos de los más insignes médicos, sino la mayor parte en griego, otros en
árabe y algunos en latin.
Quisiera, dice en el prefacio sexto délas Controversias , que el médico
estuviera versado en la lógica y la filosofía que llamamos natural: el alma
y el cuerpo se comunican ó trasmiten fácilmente sus enfermedades, y por
esa razón es útilísimo el estudio de esas ciencias. Anima etcorpus tuos morbos
in se mutud facillimé transfv.ndunt.i>
Las consideraciones que dedica en el lib. VIH (Proefat.) á la edad
como condición del buen médico, son también dignas de especial mención. Partiendo del principio de que el arte de curar reposa sobre dos
bases, la experiencia y la razón (Ars medica d-uobus guasi cruriius incedit),
niega VALLES que la juventud sea edad impropia para constituir al buen
práctico, y que solo las canas puedan dar ciencia y experiencia. « El que
envejece forjando sofismas, dice , es el más Inútil de los mortales para el
arte médica. Asi hay hombres que son jóvenes siempre, es decir, inaxpertos á pesar de sus canas. No se puede ser buen médico sin el saber, la reflexión y la prudencia; y todas estas cualidades no van unidas á las canas:
algunos las poseen antes, y otros ni aún después de encanecer. Itaque non
suntin canis hwc omnia, contiugmt noiindlis ante canos, mnnuUis ne post
canos guidem.»
Cuando escribía esto en la introducción ó prefacio del libro VIII de sus
Controversias, que trata de la terapéutica, VALLES era joven todavía, y no
queriendo sin duda pasar por presuntuoso, hace la advertencia siguiente,
«t Aunque he tratado con latitud las demás partes de la madicina, hubiera
dejado esta para la edad avanzada fí.» decUnanlemcetatem) si la comenzada obra
no exigiese de mi quedar íntegra y perfecta, y si no hubiese controversias
en la terapéutica que en algún modo son especulativas. Sin embargo, ya
que el orden de la obra no permite suprimir toda esta parte, omitiré muchas cosas para escribirlas en la vejez, y aun las que ahora escriba quiero
someterlas á la censura de los mayores en edad. Dimütam pleraque, si Deus
concesserat, albicaiUibus capillis scripturus, atq%e inlerim Ateo ipsa qum scribam
sub correctione seniorum scripta voló.
(Se concluirá.)
OLIVER.
- 378 DEL LÁUDANO LÍQUIDO DE SYDENHAM
RESULTANTE DE ALGUNOS OPIOS DEL COMERCIO.
El láudano, que Quercetano, médico de Enrique IV rey de Francia,
hace derivar de laudando, remedio laudable, y que era una de las diferentes
preparaciones que por sí mismo elaboraba y que llegaron á enriquecerle,
fué conocido muchos años antes, aunque con algunas ligeras modificaciones en su preparación, perlas celebridades médicas de otras épocas. El
reformador Paracelso, el terrible impugnador de los galenistas, que floreció á principios del siglo XVI, nos dejó entre las numerosas preparaciones
con que enriqueciera el arte de curar las enfermedades, un láudano, que
sus discípulos apellidaron el REMEDIO POR EXCELENCIA.
Ciento cincuenta años más tarde, á la mitad del siglo XVII, lacia sus
talentos el célebre Sydenham, una de las glorias médicas de la Gran Bretaña , el cual elogió tanto su láudano que solia decir, felicitaba al género
humano por la merced de que era deudor al Todopoderoso, por un remedio tan conveniente en multitud de circunstancias , que excedía a todos en
virtudes medicinales, y sin el cual dejaría de existir la medicina atendidas las curaciones milagrosas de aquel poderoso cardíaco , único en la naturaleza.
Doscientos años han pasado, y á pesar de los grandes adelantos de la
ciencia, especialmente de la química orgánica, cuando hemos visto relegarse al olvido la mayor parte de los co.upuestos galénicos para dar paso á
los preparados químicos, llega sin embargo á nuestros dias este heroico
remedio, que ocupa lugar tan distinguido en las páginas de nuestras modernas farmacopeas, y un sitio preferente en nuestras oficinas farmacéuticas , cual si le alcanzaran todavía las alabauzas con que nos legara su
fórmula el sabio médico inglés. Mas el espíritu observador, característico
del estado actual de la ciencia, y los grandi's medios analíticos que tiene á
su disposición , han venido á poner de manifiesto .los vicios que presiden á
la preparación de este medicamento, de modo que si el autor viviera, dice
oportunamente Mr. Bihot, distinguido farmacéutico militar de Malinas,
es muy probable hubiera variado el excipiente empleado, no solo por su
diferente capacidad disolvente, hija da su variada fuerza alcohólica, si
que también por su composición, reemplazándole por otro menstruo más
conveniente y capaz no solo de apurar los principios activos del opio , sino
de mantener en disolución de un modo psrmanente estáis bases vegetales.
Resulta, pues, de una manera incuestionable que la diversa composición
de los vinos que sirven de excipiente es por sí sola un grave inconveniente
que no se puede fácilmente evitar, dificultad que se complica todavía más
- 379 si tenemos en cuenta que el opio no siempre es igualmente rico en morfina; resultando de aquí un medicamento tan variable en sus propiedades
físico-químicas, que habiendo comprado la comisión sanitaria de Londres
láudano líquido en veintiuna droguerías de las más afamadas, ni uno solo,
dice Chevalier, presentó un conjunto de los caracteres correspondientes al
láudano del Codex inglés.
El vino de Málaga recomendado como vehículo en esta preparación, lo
mismo que el azafrán, productos de nuestro suelo, aunque no enteramente
libres de adulteración, fácil nos será adquirirlos en estado de pureza; pero
el opio, base de este preparado, es y ha sido en todo tiempo objeto de la especulación de los falsificadores que incitados por el elevado precio que alcanza en el mercado, y efecto délas muchas manos porque necesariamente
ha de pasar, está sujeto á fraudes tanto más abominables cuanto que
convierten en sustancia inerte uno de los medicamentos más enérgicos que
usa la medicina , reputado como el sedante por excelencia del sistema nervioso.
Hoy que la sofisticacion de las sustancias medicinales alcanza un grado increíble de perfección, pudiendo casi de',-ir que ha llegado á todo su apogeo , especialmente en aquellas que más seguro lucro ofrecen á los defraudadores , la preparación del láudano de Sydenham, cuya base más poderosa
es el opio, constituye uu verdadero co-npromiso para los farmacéuticos no
tan solo porque el producto resultante apenas posee en muchas ocasiones
algunas de las virtudes médicas que le corresponden, si que también por
las dificultades materiales que tanto embarazan aquella manipulación.
Opios cargados de materia gomosa y feculenta, desprovistos los más de
sus principios activos y reemplazados por sustancias Inertes; adulterados
en fin , con la mayor superchería, hacen vacilar al más práctico si al examinarlos solo tiene en cuenta sus caracteres físicos. De algún tiempo á
esta parte, los opios que demandábamos al comercio con el repetido encargo de selectos, y que nos vendían como de Esmirna, destinados á la
preparación del láudano nos daban por la maceraclon con el vino de Málaga un líquido tan denso, que á los quince dias, á modo de un magma ó mucílago espeso , era absolutamente imposible no solo filtrar, sino hasta decantar , en términos de haber llegado el caso de no poder obtener de una
fórmula (50) gramos de vino de Málaga) sino 120 gramos de láudano,
parte decantado y otra porción sacado con el auxilio de una pipeta, el
cual ensayado por el agua amoniacal, dio un precipitado tan escaso que
vino á poner bien de manifiesto la mala calidad del opio empleado. Decididos á averiguar su riqueza en morfina, pedímos nuevas muestras al comercio, y pagadas á elevado precio en concepto de superiores, pasamos á un
ligero examen químico después de haber apreciado las propiedades fislcas
siguientes.
- 3 8 0 1." suerte. Panes aplastados de tres á seis onzas de peso, envueltos en
una hoja al parecer de adormideras, consistencia algo blanda, pero buena fractura heterogénea, color interior rojo-leonado, que se oscurece algún tanto por la aocion del aire, perdiendo un poco de su blandura, olor
viroso, sabor amargo un pof^o acre, arde regularmente á la llama, y cuando se desgaja la masa ofrece en su interior muchas impurezas, no tan
perceptibles si se corta con el cuchillo.
Macerado en el vino con las demás sustancias que requiere la formula,
á fin de obtener el láudano, ha dado un producto de buen aspecto, que
después de colar fácilmente por un lienzo, hemos filtrado sin dificultad, el
cual da un abundante precipitado con el amoniaco liquido.
Ensayado este opio según el método propuesto por M. Guilliermond,
para nosotros el más aceptable, nos ha dado cristales gruesos de morfina,
bastante coloreados, que después de las convenientes lociones con ag-ua
destilada para privarlos del mecoaato de amoniaco, y de un tratamiento
análogo con éter sulfúrico, según aconseja Mialhe para separarla narcotina, hemos obtenido un producto aún bastante coloreado, que averiguado
su peso, resulta contenia el opio en cuestión un 3,75 por 100 de morfina;
debiendo consignar aquí, que en el comercio nos aseguraban era de un 10.
Al hacer la disolución del opio en el alcohol dj 71° quedó un residuo
que representaba un 25 por 100 del opio empleado, compuesto enteramente
por hojas del vegetal y raspaduras de la cápsula groseramente trituradas.
2.' suerte. Masas deformes, de seis á doce onzas de peso, con vestigios
de hojas que sirvieron de envoltura, color negruzco con algunos puntos rojizos en su interior, fractura lustrosa con bastantes poros, consistencia
más dura que la suerte anterior, olor viroso menos pronunciado, corte pardo amarillento que se oscurece al aire, arde con dificultad á la llama. El
láudano resultante de este producto es muy análogo por sus caracteres
físicos al anterior, puede filtrarse fácilmente, pero tratado por el amoniaco
líquido nos dio un escaso precipitado.
Sometido el opio al tratamiento de Guilliermond, mencionado anteriormente, nos ha suministrado morfina en cantidad de 3,50 por 100.
El residuo resultante al disolver el opio en el alcohol de 71° representaba
un 43 por 100 de su peso, tenia un aspecto pulposo, constituido en gran
parte por arena y una materia extractiva de color negruzco, sabor mucilaginoso ligeramente amargo, soluble en parte en el agua, á la que comunicaba cierta densidad, y de la que precipitaba por el subacetato de plomo
líquido á modo de una basorina, careciendo de las hojas y raspaduras que
tanto abundaban en la suerte anterior.
3.' suerte. Pedazos de color y aspecto hepático, sin envoltura de hojas,
corte mate, sabor apenas amargo nada acre, se embotan los dientes al
masticarles, dejando en la boca una sensación como de cautchout, olor vi-
— 381 roso muy confuso, más bien de moho, conslstenciablanda y elástica, aspecto
interior de sangre cocida; es muy higrométrico. se hincha y carboniza á la
llama, pero no arde, con algunas lágrimas rojizas intercaladas en la masa,
que aisladas se ve son duras, frágiles y se pegan fuertemente á los dientes. El láudano obtenido resulta tan mucilaginiso, que parece formado de
alquitira, no siendo posible filtrarle, ni pasarle al travos de un lienzo claro, pudiendo solo y mediante una pipeta separar la sexta parte del vehícu-.
lo empleado, la que ensayada por el amoniaco liquido no da precipitado alguno ó es apenas sensible.
Habiéndole sometido al mismo procedimiento que las suerte; precedentes , no hemos podido hallar más que ligeros indicios de morfina, cuya cantidad no llegamos á poder determinar.
El residuo resultante de los tratamientos alcohólicos fué tan considerable
que componía las tres cuartas partes del opio empleado; tenia color rojo
negruzco incrustado de arenillas, consistencia elástica al principio, que
después perdió por la desecación hacíéndosa frágil, era insípido y mucilaginoso, se adhería á los dientes, en el agua produjo un soluto denso de
color pardo amarillento, en el que fluctuaban en suspensión algunos granitos hinchados por la hidratacion ; tratado por el agua yodada no daba
coloración azul, ó esta era inapreciable y muy fugaz, precipitando abundantemente en copos blanquecinos por el subacetato de plomo líquido, lo
cual nos hizo sospechar fuera un opio artificial compuesto de goma roja y
un extracto vegetal, habiendo observado también en los solutos alguna
mancha grasicnta, caracteres todos que nos hicieron recordar el opio de
que nos habla Guibourt, falsificado engrande escala en Inglaterra por los
años 36 al 37.
Renunciamos á describir una 4 ' suerte más inferior que la 3.* y cuya
falsificación era tan evidente, tan grosera, que á nadie ni áuná la simple vista hubiera engañado; era extraordinariamente blanda y no contenia indicio alguno de niorflna.
Después del resultado Obtenido en el ligero ensayo que de algunos
opios del comercio a"abamos de apuntar, cualquiera comprenderá la
urgente necesidad de poner término á abusos de tanta trascendencia
para la humanidad y que tan profundamente afectan al honor del farmacéutico que emplea diariamente en sus manipulaciones aquella sustancia,
como al médico á quien se arrebata uno de los recursos más preciosos
con que cuenta á la cabecera del doliente, privándole del arma más poderosa del arsenal de la materia médica para devolver al desvalido una vida
comprometida, y cuya existencia es el más inefable placer, el consuelo y
la paz de su atribulada familia
La adulteración de las sustancias medicinales ba ocupado la atención
4e los hombres más eminentes de la ciencia, sin que sus avisos hayan po-
- 5 8 2 dido atajar un mal tan trascendental para la sociedad como para la higiene páblica. De remotos tiempos data aquella superchería, pues registrando los fastos de la noble ciencia de Esculapio, veremos á Dioscórides y Punió declamar contra la falsificación de las drogas y medicamentos de su
época. Pero el opio, una de las sustancias que primero ha figurado en la
materia médica antigua; conocido ya desde los tiempos fabulosos, atribuyendo algunos á Hormós, el gran legislador de Egipto, las primeras reglas para su extracción, y que formando parte del Nejtenthes, según creencia de Diodoro, Borriquio y el inglés James, usaron los antiguos egipcios
é inspiró divinos cantos al gran poeta Homero en loor á su virtud, propia
para olvidar todos los males; y que el principe de la medicina, el gran genio de Cos, apuntado habia en su Materia médica entre los somníferos;
siendo para Heráclito de Tárente laio de sus remedios favoritos, al que Nicandro concede un honroso lugar en supoema Alexipharmaca, Musa aconseja
en la agonía y Amuleyo contra la rabia, ha gozado del triste privilegio de
ser sofisticado en todas las edades, llamando ya mucho la atención á Andrés de Caristia, que 300 años antes de J. C. indicó las repetidas alteracioneis que le hacían sufrir los comerciantes de Alejandría.
Dioscórides, que floreció antes de la era cristiana, y que describe la obtención del opio de la manera más completa y conforme al modo de practicarla en nuestros dias, nos habla de su falsificación con goma, extracto de
lechuga y otro extracto sacado por expresión de toda la planta y hasta
de la decocción de la misma, según Plinio, adulteraciones no muy fáciles
entonces de apreciar, atendida la falta de seguros medios de investigación
é ignorancia de los poderosos recursos que debemos á la química, y que
Paracelso, su encomiador, tan gráficamente nos retratara cuando repetía
que, el arte de preparar los medicamentos y las ciencias médicas nada
eran sin los conocimientos químicos, únicos que pueden resolver sus problemas.
Hoy, que gracias al privilegiado talento de químicos tan eminentes como Sertuerner, Pelletier y Robiquet, descubridores de la mayor parte de
los alcaloides del opio, á los medios analíticos tan seguros como simplificados con que podemos mediante cortos dispendios y escasos sacrificios patentizar el odioso fraude, estamos en el sagrado deber de no preparar compuesto alguno farmacéutico sin asegurarnos previamente, como aconseja
el sabio Chevalíer, de la verdadera graduación de los opios del comercio,
eludiendo la terrible responsabilidad que sobre nosotros pesaría y los males que acarreará á la hamanidad el uso de esta sustancia adulterada, que
constituye la base de multitud de medicamentos de uso diario en la practica médica, y que tan nobles como bellas frases arrancara á los ilustres químicos franceses OUivier d' Angers, Labarraque y Gaultier de Claubry,
nombrados en 1838 para examinar un opio, que semejante al de Esmirna
— 383 —
y en grandes cantidades corría en el mercado de drogas de París, del que
habla recibido un gran surtido la farmacia central de los hospitales, en
cuyo elocuente informe decían: «Las alteraciones por que se hace pasar
á un medicamento son tauto más peligrosas, cuanto mayores propiedades
activas tenga este en su estado natural y más enérgicos y constantes sean
sus efectos, en cuyo caso se halla el opio; y habiendo enfermedades muy
graves, cuya curación no se puede obtener sin el auxilio de este agente
terapéutico, los enfermos se ven condenados ordinariamente á una muerte
segura, si no se les administra el opio para contener los progresos del mal,
como sucede en el tétanos, y sobre todo en el delirio nervioso.........
Después de lo expuesto, cualquiera comprenderá la desconfianza que en
ciertos casos debe inspirarnos el uso del láudano de Sydenham, que como
todos los medicamentos de composición indefinida, tan varia é inconstante
es su acción m'dicamentosa, sin olvidar además que, siendo aquella algún
tanto complicada, el producto adolece también del defecto de abandonar
con la luz y el transcurso del tiempo un depósito, que Dorvault cree formado de ijolicroita ; Henryd' pura materia colorante; pero Soubeirand y
Lecanu, dándole más importancia, consideran como una verdadera combinación química del tanino, que contiene el clavillo y la canela con las bases
más enérgicas del opio, la cual se precipita en estado de tanato insoIuble^
especialmente de narcotina, según los últimos experimentos del citado
M. Bihot.
Inútil fuera encarecer la conveniencia del cultivo en Europa de la adormidera , introduciendo en la práctica el uso del opio indígena, seguro medio de acabar en parte con el fraude de tan interesante producto. Repetidos
ensayos se han verificado con este objeto en Francia, Italia é Inglaterra,
y aun en España, entre otros, un laborioso farmacéutico del Puente del
Arzobispo; sin que atinemos la causa de no haberse propagado esta Industria toda vez que el opio cosechado gozaba de excelentes cualidades, y era
preferible en todos casos al que abunda en el mercado. Nosotros, que en el
año anterior hicimos un pequeño ensayo, el resultado colmó nuestras esperanzas; no asi ciertamente en el actual, que perdimos enteramente la
siembra de adormideras, como hubieron perdido su cosecha los desgraciados labradores de esta Isla ÍMenorca), agostada por una prolongada sequía
y el soplo abrasador del S.
No concluiremos sin manifestar nuestra más profunda adhesión al levantado pensamiento del Centro directivo farmacéutico de Cataluña, al
proyectar la instalación de una droguería farmacéutica. Su realización sería un grandioso acontecimiento, altamente beneficioso para la sociedad
y honroso para la ciencia^
Nosotros abrigamos el convencimiento de que mientras el comercio de
drogas medicinales no esté en manos de personas revestidas de los bue-
-384nos Conocimientos científicos, dignidad y amor á la ciencia que únicamente residen en los que militan en sus filas, los añejos males que hemos
lamentado, subsistirán eternamente. Crear un centro, dicen los farmacéuticos catalanes, que procure de primera mano y buena procedencia las
sustancias medicamentosas exóticas y reúna las indígenas, para evitar
la inseguridad que tiene el Farmacéutico de poder procurarse drogas que
sean una verdad, será el objeto del establecimiento; pues si se recorren
una por una todas las droguerías, dudamos se halle una sola cuyas sustancias estén exentas de falsificación; y no permitiendo el corto consumo
de una botica que el farmacéutico haga los pedidos de sustancias exóticas
á los puntos de producción, vese precisado á acudir á las droguerías, cuyos dueños, escudados en la ignorancia, atienden al precio con preferencia á la calidad.
Unimos nuestro humilde voto al de los dignos profesores catalanes animados de tan ütil pensamiento, y en cuyo enunciado proyecto consignan
conceptos tan sublimes como delicados.
R. CENTENERA.
Los sangrientos y dolorosos sucesos que el dia 22 han alterado la capital de la Monarquía, han sido nueva ocasión para que la clase médica en
general, y particularmente las instituciones oficiales de Sanidad y Beneficencia, hayan dado generoso ejemplo de sus irreemplazables servicios.
Ño cabe dentro de las particulares condiciones de nuestro periódico la
exposición detallada de los auxilios que han prestado las Casas de socorro,
ejemplar institución indígena que no tiene igual en las naciones más cultas de Europa; de la celosa é inteligente asistencia, que se ha prestado en
los hospitales, lo mismo militares que civiles, á cuantos han sido conducidos á ellos pidiendo curación para sus heridas; y de la incansable actividad
con que se han hecho las primeras curas en los sitios próximos al combate.
Nuestro instituto se ha visto colmado por todas partes, lo mismo en Palacio
que en el Principal, en Caballerizas que en la calle de las Veneras, en la
de la Cruz Verde que en el Ministerio de Marina, puntos donde se han establecido hospitales de sangre, de lágrimas de gratitud y de frases de admiración por la serenidad y i)or la inteligencia con que ha cumplido sus
deberes. Nuestro hospital militar ha recibido 269 heridos, muchos de ellos
con lesiones gravísimas que han tenido desde el primer instante la asistencia más completa y esmerada; nuestra compañía sanitaria se ha hecho superior átodo elogio por su brillante comportamiento, ora ayudando en las
curaciones, ora recogiendo y conduciendo los heridos con grande maestría. De todo creemos que tiene extensa noticia el Gobierno de S. M. como
la tiene el Ejército y el pueblo de Madrid que lo ha presenciado.
Por lo nofirmado,el Srio. de la Redacción,
BONIFACIO MOKTEJO.
Editor responsable, D. Cesáreo Fernandez de Losada.
MADRID: 1866.—Imp. de D. Alejandro GómezFuentenebro,
Colegiala, 6.
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