La regulación comunitaria en materia de blanqueo de capitales*

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La regulación comunitaria en materia de
blanqueo de capitales*
CRISTINA MADRIGAL DÍEZ
Agencia Estatal de Administración Tributaria
SUMARIO
1. INTRODUCCIÓN.—2. MEDIDAS ADOPTADAS POR EL CONSEJO DE EUROPA.—3. MEDIDAS A NIVEL DE LA UNIÓN EURO­
PEA. 3.1. Medidas del tercer pilar. 3.2. Medidas del primer pilar: las Directivas comunitarias.
Palabras clave: Fiscalidad financiera, Derecho Comunitario, blanqueo de capitales.
1. INTRODUCCIÓN
problemática que plantea el blanqueo de capitales.
En el estudio de las mismas, vamos a distinguir
entre las medidas adoptadas por el Consejo de
Europa y las de la Unión Europea.
El GAFI se refiere al blanqueo de capitales como
aquel consistente en el tratamiento de ingresos de
origen delictivo para disfrazar su origen criminal. La
preocupación por este fenómeno surge porque el
volumen de los fondos que se obtiene de actividades
delictivas como el tráfico de drogas, la venta ilegal
de armas, el contrabando y las actividades del cri­
men organizado son muy elevados. Los efectos de la
necesidad de blanquear estos fondos, en un contex­
to de dimensión internacional debido al proceso de
liberalización en los movimientos de capitales y en el
comercio, pueden ser enormemente negativos. En
todo este proceso resulta especialmente vulnerable
el sistema financiero y bancario para los que la inte­
gridad de sus mercados depende, en gran medida,
de la percepción por parte de sus clientes de que las
entidades que integran el sistema actúan de acuerdo
con unos estándares éticos y de profesionalidad.
Los esfuerzos en la lucha contra el mismo han
surgido a nivel internacional dado que una lucha
eficaz contra el mismo requiere medidas de coo­
peración internacional. Cabe destacar, entre otros,
el papel de la ONU a través de la adopción de una
serie de Convenciones, del GAFI o del Comité de
Supervisión Bancaria de Basilea. También a nivel
europeo, acompasándose a los acuerdos y medidas
adoptados a nivel internacional, se ha abordado la
2. MEDIDAS ADOPTADAS
CONSEJO DE EUROPA
POR EL
El 27 de junio de 1980, el Comité de Ministros
del Consejo de Europa aprobó la Recomendación
número 80 sobre “Medidas contra la transferencia
y la custodia de fondos de origen criminal”. Esta es
una de las primeras iniciativas con el objeto de
impedir que el sistema bancario sea utilizado para
la transferencia o el depósito de fondos de origen
ilícito. El conocido como Grupo Pompidou, formal­
mente establecido en 1980, desarrolló una aproxi­
mación común al decomiso de la propiedad de
origen delictiva, fundamentalmente en dos confe­
rencias desarrolladas en Estrasburgo en noviembre
de 1983 y marzo de 1985. Este Grupo impulsó la
creación de un Comité de Expertos con el encargo
de redactar el instrumento legal para hacer efecti­
va la cooperación internacional en materia de iden­
tificación y embargo de los beneficios derivados de
actividades delictivas.
El resultado fue la aprobación en 1990 de la
“Convención sobre el blanqueo, identificación,
*
Trabajo presentado al IV Curso de Alta Especialización en Fiscalidad Financiera celebrado en la Escuela de la Hacienda Pública del Ins­
tituto de Estudios Fiscales en el primer semestre de 2009.
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Cuadernos de Formación. Colaboración 4/10. Volumen 9/2010
embargo y decomiso de los beneficios económicos
derivados del delito”, conocida como la “Conven­
ción de Estrasburgo”.1 Los Estados parte se com­
prometen a adoptar aquellas medidas legislativas o
de otra clase que puedan ser necesarias para per­
mitir la confiscación del producto de un delito, o de
las propiedades cuyo valor corresponda a dichos
productos.
Esta Convención sigue el modelo de la Conven­
ción de Viena de 1988. Una diferencia importante
es que amplia el delito de blanqueo a actos delicti­
vos distintos del tráfico de drogas. En los tres pri­
meros apartados del artículo 6 se establece:
cer también como delitos en virtud de su derecho
interno todas o algunas de las acciones a que se
refiere el apartado 1 de este artículo, en todos o
algunos de los siguientes casos, cuando el delin­
cuente:
a) Debería haber presumido que la propie­
dad era producto de un delito.
b)
La Convención contempla, asimismo, la coope­
ración internacional. Requiere que las Partes adop­
ten aquellas medidas que puedan ser necesarias
para que los tribunales u otras autoridades puedan
ordenar que los archivos de un banco, financieros
o comerciales, sean puestos a su disposición o sean
embargados y que no se pueda oponer a este tipo
de medidas el secreto bancario.
Lo que empezó en 1998 como la elaboración
de un protocolo adicional a esta Convención, cul­
minó con la adopción, en el año 2005, por parte
del Consejo de Europa de la Convención sobre el
blanqueo, identificación, embargo y decomiso de
los beneficios económicos derivados del delito y la
financiación del terrorismo, también conocida
como Convención de Varsovia2. Esta convención
contempla que los fondos para la financiación del
terrorismo pueden también provenir de activida­
des no delictivas, recogiendo las revisiones de las
Recomendaciones del GAFI y la definición de finan­
ciación del terrorismo de la Convención de Nacio­
nes Unidas de 1999.
“1. Cada una de las Partes adoptará aquellas
medidas legislativas o de otra clase que puedan ser
necesarias para considerar como delitos en virtud
de su derecho interno, cuando sean cometidos de
forma intencionada:
a) La conversión o transmisión de propieda­
des, con conocimiento de que dichas propiedades
son producto de un delito, con el propósito de
ocultar o disfrazar el origen ilícito de las mismas o
de ayudar a cualquier persona que esté implicada
en la comisión del delito base a evadir las conse­
cuencias legales de sus acciones.
b) La ocultación o disfraz de la verdadera
naturaleza, origen, localización, disposición, movi­
miento, propiedad o derechos en relación con
propiedades, con conocimiento de que dichas
propiedades son producto de un delito; y, sujeta a
sus principios constitucionales y a los conceptos
básicos de su sistema jurídico.
c) La adquisición, posesión o uso de propie­
dades, con conocimiento de que, el momento de
su recepción, dichas propiedades eran producto
de un delito.
3.
d) La participación en, asociación o conspira­
ción para cometer, tentativa de cometer y ayudar,
inducir, facilitar y aconsejar para cometer cualquie­
ra de los delitos que se establezcan de acuerdo
con este artículo.
MEDIDAS
A NIVEL DE LA
UNIÓN EUROPEA
Dentro de estas medidas cabe distinguir entre las
Directivas y las medidas que se encuadran en el
marco del Primer pilar –el relativo a las tres comu­
nidades y constituido por los Tratados constituti­
vos–, y aquellas medidas que se enmarcan en el
Tercer pilar –relativo a la cooperación policial y judi­
cial en materia penal–.
Tradicionalmente ha existido acuerdo que la
Unión europea carece de competencias para legis­
lar en el ámbito penal. Las Directivas comunitarias
en materia de blanqueo de capitales han quedado
encuadradas en este primer pilar en base a preser­
var el mercado único. No obstante, este punto ha
sido objeto de controversia como se puso ya de
manifiesto en la tramitación de la Primera Directi­
2. A los fines de la puesta en práctica o aplica­
ción del apartado 1 del presente artículo:
a) Será irrelevante que el delito base esté
sometido o no a la jurisdicción criminal de la Parte.
b) Podrá disponerse que los delitos a que se
refiere aquel apartado no sean de aplicación a las
personas que cometieron el delito base.
c) El conocimiento, la intención o la finalidad
exigida como elemento de los delitos a que se
refiere aquel apartado pueden deducirse de cir­
cunstancias objetivas, basadas en hechos.
3. Cada una de las Partes podrá adoptar aque­
llas medidas que considere necesarias para estable­
1
Actuó con el móvil de obtener un beneficio.
c) Actuó con la finalidad de facilitar que se lle­
vasen a cabo más actuaciones delictivas.”
2
Al mismo tiempo se adoptaron el Convenio del Consejo de
Europa para la prevención del terrorismo y el Convenio del
Consejo de Europa sobre la lucha contra la trata de seres
humanos.
España lo ratificó el 6-8-1998.
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La regulación comunitaria en materia de blanqueo de capitales
C RISTINA M ADRIGAL D ÍEZ
contra la delincuencia organizada dado que no
existe un sistema de estas características para las
disposiciones vigentes referentes al tercer pilar.
Para luchar contra el blanqueo de capitales en par­
ticular, se señala que los convenios, acuerdos y
recomendaciones internacionales se aplican con
mayor o menor rigor. La acción de la Unión y sus
Estados miembros deben actuar con total rigor,
tanto a la hora de aplicar estos instrumentos inter­
nacionales, como a la hora de asegurar un máximo
nivel de cooperación y un intercambio de informa­
ción sobre una base de reciprocidad entre sus ins­
tituciones financieras y fiscales y sus autoridades
judiciales y encargadas del cumplimiento de la ley.
De entre las recomendaciones adoptadas des­
taca la importancia que se otorga a una coordina­
ción adecuada entre los organismos competentes a
nivel nacional o la necesidad de un estudio conjun­
to de los tres pilares sobre la delincuencia de alta
tecnología y sus vínculos con la delincuencia. Asi­
mismo se recoge una relación de Convenios que
deberían ser ratificados por todos los Estados y se
insta a que se concluyan los trabajos sobre el pro­
yecto de Convenio de asistencia judicial en materia
penal antes de que finalice 1997.
va de 1991, en cuyo artículo 2 se disponía que el
blanqueo de capitales debía ser calificado como
delito por las legislaciones nacionales. La solución
pasó por disponer en el artículo citado que los
Estados Miembros velarán porque el blanqueo de
capitales quede prohibido. Asimismo de los
Gobiernos de los Estados Miembros suscribieron
una Declaración, por la que se comprometían a
tomar, antes de 31 de diciembre de 1992, las medi­
das necesarias para poner en vigor una legislación
penal para cumplir con las obligaciones derivas de
la Convención de Viena y del Convenio del Conse­
jo de Europa, los cuales contemplan la tipificación
del delito de blanqueo. Esta Declaración se incor­
poró como un apéndice al texto de la Directiva.
El Tribunal de Justicia de las Comunidades Euro­
peas, en la Sentencia de 13-09-2005, dictada en el
asunto C 176/03 (Comisión vs. Consejo), y dictada
en materia de política medioambiental comunita­
ria, ha clarificado el reparto de competencias en
materia penal entre el Primer y Tercer pilar. En la
Comunicación de la Comisión al Parlamento Euro­
peo y al Consejo COM (2005) 583, sobre las con­
secuencias de dicha sentencia se señala:
“Ciertamente, se desprende de la sentencia que el
Derecho penal como tal no constituye una política
comunitaria. La acción de la Comunidad en mate­
ria penal sólo puede basarse en una competencia
implícita vinculada a una base jurídica específica.
Por tanto, la aprobación de medidas penales apro­
piadas sobre una base comunitaria sólo es posible
de manera sectorial, y siempre que se demuestre
la necesidad de luchar contra graves incumplimien­
tos de los objetivos de la Comunidad y de prever
medidas penales con el fin de garantizar la plena
eficacia de una política comunitaria o el buen fun­
cionamiento de una libertad.”
3.1.
Acción Común, de 3 de diciembre de 19983
El objeto de la misma es mejorar la coordina­
ción y cooperación entre las autoridades judiciales
de los Estados miembros. En su artículo 1, tiene
por objeto asegurar que los procedimiento sobre
confiscación de los productos del delito permitan
el decomiso de bienes cuyo valor corresponda a
dichos productos, entendiendo por delitos aque­
llos que lleven aparejada una pena de privación de
libertad o medida de seguridad de un máximo de
un año. No obstante quedaban excluidos los deli­
tos fiscales en base a las reservas que se hubiesen
formulado a la Convención de 1990. Asimismo
debería posibilitarse la identificación y seguimiento
del presunto producto de delito a petición de otro
Estado miembro.
En su artículo 2 se establece que en el marco
del funcionamiento de la red judicial europea, los
Estados miembros elaboren una guía de fácil con­
sulta para dar información sobre donde obtener la
identificación, el seguimiento, el embargo y el
decomiso del producto del delito, y en la que se
Medidas del tercer pilar
El conjunto de medidas que se encuadran en el
tercer pilar tienen como punto de partida el Plan
de Acción para luchar contra la delincuencia orga­
nizada, adoptado por el Consejo el 28 de abril de
1997. El Consejo Europeo en Dublín, el 13 y 14 de
diciembre de 1996, destacó su firme voluntad de
luchar contra la delincuencia organizada y puso de
relieve la necesidad de que la Unión adoptase un
enfoque coherente y coordinado. A estos efectos
se creó un Grupo de Alto Nivel que fue el encarga­
do elaborar el Plan de Acción con recomendacio­
nes específicas.
En el mismo se puso de manifiesto que era
necesario implantar un sistema eficaz para supervi­
sar la aplicación por parte de los Estados miembros
de todos los instrumentos de la Unión para luchar
3
Acción Común, de 3 de diciembre, adoptada por el Consejo
sobre la base del artículo K. 3 del Tratado de la Unión Europea,
relativa al blanqueo de capitales, identificación, seguimiento,
embargo, incautación y decomiso de los instrumentos y pro­
ductos del delito (98/699/JHA). Diario Oficial núm. L 333, de 9
de diciembre de 1998.
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Cuadernos de Formación. Colaboración 4/10. Volumen 9/2010
precise cualquier restricción importante o informa­
ción adicional que se considere necesaria.
Por otro lado en el artículo 4 se incentiva a los
Estados miembros a favorecer el contacto directo
entre los investigadores, magistrado y fiscales a tra­
vés de los arreglos de cooperación para asegurarse
de que las peticiones de asistencia a través de los
canales oficiales no se hacen sin necesidad. Por otra
parte se dispone que cuando no sea posible dar
curso a una solicitud de asistencia en la forma pre­
vista por el Estado requirente, el Estado requerido
hará lo posible por satisfacer la solicitud de alguna
forma alternativa.
Las solicitudes irán acompañadas de una sucin­
ta exposición de los hechos pertinentes indicando
el modo en que se utilizará la información que se
trata de obtener. Una UIF podrá negarse a difundir
información si ésta puede perjudicar a una investi­
gación penal que se esté llevando a cabo en el Esta­
do miembro requerido, o, en casos excepcionales,
cuando la divulgación de la información fuese des­
proporcionada en relación con los intereses legíti­
mos de una persona física o jurídica del Estado
miembro de que se trate o fuese contraria en algún
otro sentido a los principios fundamentales del
Derecho nacional. Cuando un Estado miembro
quiera utilizar información o documentos transmi­
tidos para una investigación o un proceso penal
sobre blanqueo de capitales el Estado miembro
transmisor no podrá, salvo en los casos excepcio­
nales previstos en la decisión, denegar su consenti­
miento a dicha utilización.
Decisión del Consejo, de 17 de octubre de 2000
Esta decisión4 responde a la recomendación del
Plan de acción de 1997 de mejorar de la coopera­
ción entre los puntos de contacto encargados de
recibir información sobre operaciones sospechosas
de blanqueo de capitales. Estos puntos de contac­
tos van a ser las Unidades de Información Financie­
ra (UIF). El Segundo Informe de la Comisión al
Parlamento Europeo y al Consejo sobre la aplica­
ción de la Directiva 91/308/CEE había puesto de
manifiesto la existencia de problemas que impedí­
an la comunicación y el intercambio de información
entre determinadas unidades que tienen regímenes
jurídicos diferentes. Los Estados miembros ya
habían establecido una cooperación en base al
memorándum de entendimiento propuesto por la
red internacional informal de UIF, conocida como
“Grupo Egmont”. La Decisión establece un marco
legal para la mejora de esta cooperación.
A estos efectos los Estados miembros velarán
por que las UIF cooperen para reunir, analizar e
investigar la información pertinente de que dispon­
gan las UIF sobre cualquier hecho que pudiera ser
indicio de blanqueo de capitales de conformidad
con sus competencias nacionales. Se recoge el
intercambio de información sobre las operaciones
o las personas implicadas en blanqueo de capitales
entre estas unidades. Este intercambio se puede
realizar por propia iniciativa o previa petición. Se
establecerá una única UIF, y en caso de existir
varias unidades se podrá establecer una unidad
central. El desempeño de las UIF en virtud de la
presente Decisión no debe resultar afectado por la
índole de su estatuto interno, ya sean autoridades
administrativas, policiales o judiciales.
Acto del Consejo, de 30 de noviembre de 2000
Por dicho Acto queda establecido un Protoco­
lo, que figura como anexo al mismo, por el que se
modifica el Convenio de creación de EUROPOL.
En aquel momento sus competencias se centraban
en el tráfico ilícito de estupefacientes, redes de
inmigración clandestinas, tráfico ilícito de material
nuclear y radioactivo, tráfico de seres humanos y el
tráfico de vehículos robados. Las mismas se amplí­
an al ámbito del blanqueo de dinero. Conforme a
la misma EUROPOL pasa a gestionar información
confidencial sobre aquellos delitos sobre los que
tiene competencia abarcando también los delitos
conexos.
Decisión marco del Consejo, de 16 de junio de 2001
Esta Decisión marco5, relativa al blanqueo de
capitales, la identificación, seguimiento, embargo,
incautación y decomiso de los instrumentos y pro­
ductos del delito, atiende a la constatación de que
la delincuencia económica grave incluye cada vez
más aspectos fiscales así como necesidad de una
mayor la aproximación del derecho penal y proce­
sal penal en materia de blanqueo de capitales.
En primer lugar restringe las reservas que pue­
den mantener los Estados Miembros en relación
con el artículo 2 de la Convención de Estrasburgo
respecto a los delitos fiscales. De forma que los
Estados miembros sólo pueden mantener reservas
sobre el artículo 2 del Convenio en lo referente al
decomiso de productos de delitos fiscales, con el
único objetivo de permitirles proceder al decomi­
4 Decisión del Consejo, de 17 de octubre de 2000, relativa a
las disposiciones de cooperación entre las unidades de informa­
ción financiera de los Estados miembros para el intercambio de
información (2000/642/JHA). DO núm. L 271, de 17 de octubre
de 2000.
5
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DO núm. L 182, de 5 de julio de 2001 (2001/500/JAI).
La regulación comunitaria en materia de blanqueo de capitales
C RISTINA M ADRIGAL D ÍEZ
so de dichos productos sobre la base de instru­
mentos de derecho nacional, comunitario e inter­
nacional en materia de cobro de créditos fiscales.
También se limitan las reservas de los Estados
miembros al artículo 6 de la Convención de 1990
en lo que a la definición de delito grave se refiere.
Por otro lado, los Estados Miembros tienen que
adaptar su delito penal para que el delito de blan­
queo sea sancionado con penas privativas de liber­
tad cuya duración máxima no puede ser inferior a
cuatro años. También ha de adaptar su legislación y
procedimientos sobre decomiso del producto del
delito para que también permitan el decomiso de
bienes cuyo valor corresponda al de los productos
incluso en procedimientos incoados a petición de
otro Estado miembro.
En su artículo 6 se requiere que los Estados
miembros adopten las medidas necesarias para
conformarse a las disposiciones de la Decisión
marco a más tardar el 31 de diciembre de 2002.
Entre las obligaciones que establece esta Direc­
tiva para los Estados miembros destacan:
a) La obligación de identificar a los clientes.
a) Las entidades de crédito y las instituciones
financieras tienen que identificar a sus clien­
tes en el momento de entablar relaciones
de negocios, en particular cuando abren
una cuenta o libreta u ofrecen los servicios
de custodia de activos, así como cuando se
realiza una transacción cuya cuantía exceda
de 15.000 € –ya sean individuales o varias
relacionadas7–. La obligación de identifica­
ción opera también cuando existan dudas o
se tenga la certeza de que los clientes no
actúan por cuenta propia. Asimismo, si exis­
ten sospechas de blanqueo, estas entidades
deberán proceder a la citada identificación
cualquiera que pueda ser el importe de la
transacción. La Directiva prevé que pueda
no exigirse la obligación de identificación,
para contratos de seguros por debajo de
escaso importe y contratos de seguro de
pensión suscritos en virtud de un contrato
de trabajo o de actividad profesional del
asegurado. Por otro lado se exonera de la
obligación de identificación cuando el clien­
te sea también una entidad de crédito o una
institución financiera de las contempladas
en la Directiva, o cuando se trate de una
transferencia de fondos desde otra entidad
financiera que ya ha cumplido con las obli­
gaciones de identificación.
b) La colaboración con las autoridades res­
ponsables de la lucha contra el blanqueo de
capitales.
b) La Directiva contempla la colaboración, de
estas entidades y de sus directivos y emple­
ados, con las autoridades responsables de la
lucha contra el blanqueo de capitales. Se
prevé tanto que se informe a dichas autori­
dades, por iniciativa propia, de cualquier
hecho que pudiera ser indicio de blanqueo
de capitales, como que se facilite informa­
ción a petición de las autoridades. En prin­
cipio esta información podrá utilizarse
únicamente para la lucha contra el blanqueo
de capitales, si bien los Estados miembros
podrán disponer que puedan ser igualmen­
te utilizadas para otros fines. No se permi­
te que se comunique al cliente que se está
3.2. Medidas del primer pilar:
las Directivas Comunitarias
La primera Directiva
La primera Directiva aprobada en este ámbito
es la Directiva 91/380/CEE del Consejo, de 10 de
junio de 1991, relativa a la prevención del sistema
financiero para el blanqueo de capitales6. Aunque
hoy no se encuentra en vigor, el estudio de la
misma nos ofrece la perspectiva para apreciar
como alrededor del blanqueo de capitales se ha
establecido un conjunto de normas y obligaciones
que afectan fundamentalmente a la prestación de
servicios financieros y bancarios. La Directiva pone
el énfasis en la necesidad de proteger los mercados
financieros en un contexto de mercado único más
que en los aspectos criminales, estando orientada a
la prevención del blanqueo.
La Directiva contempla una definición de blan­
queo de capitales extraída de la que figura en la
Convención de Viena y, por lo tanto, en función del
producto de delitos relacionados con el tráfico de
estupefacientes. En la misma se prevé que los Esta­
dos miembros puedan ampliarlo a otras actividades
delictivas (tales como la delincuencia organizada y
el terrorismo). Asimismo se atiende a la dimensión
internacional que tiene el blanqueo de capitales de
forma que este se producirá aun cuando las activi­
dades que generen los bienes que vayan a blan­
quearse se desarrollen en el territorio de otro
Estado miembro o en el de un país tercero.
6
8
Con ello se intenta evitar el problema que surge al estructu­
rar las transacciones de efectivo de forma que una única trans­
acción se fracciona en varias de importe inferior al umbral
establecido en la norma.
Diario Oficial núm. L 166, de 28-6-1991.
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Cuadernos de Formación. Colaboración 4/10. Volumen 9/2010
queo de capitales. Sin embargo, la definición de
“actividad criminal” que quedaba limitada al tráfico
de drogas, pasa a comprender cualquier tipo de par­
ticipación delictiva en la comisión de un delito grave.
Se considerarán delitos graves, como mínimo,
los siguientes:
— Cualquiera de los delitos contemplados en
la letra a) del apartado 1 del artículo 3 de
la Convención de Viena.
— Las actividades de las organizaciones delic­
tivas definidas en el artículo 1 de la Acción
común 98/733/JAI.
— El fraude según se define en el apartado 1
del artículo 1 y el artículo 2 del Convenio
relativo a la protección de los intereses
financieros de las Comunidades Europeas,
al menos en los casos graves.
— La corrupción.
— Los delitos que puedan generar beneficios
considerables y que sean sancionables con
pena grave de prisión de acuerdo con el
Derecho Penal del Estado miembro.
Dentro de las definiciones recogidas en dicho
precepto, destaca que si bien la definición de entidad
de crédito se actualiza a la Directiva 2000/12/EC, la
definición de institución financiera se amplia sustan­
cialmente, y en la misma se incluyen:
1) Toda empresa distinta de una entidad de
crédito cuya actividad principal consista en
efectuar una o varias de las operaciones
mencionadas en los puntos 2 a 12 y 14 de la
lista que figura en el anexo I de la Directiva
2000/12/CE; éstas incluyen las actividades
de las agencias de cambio y de las empresas
de transferencia o envío de dinero.
2) Toda empresa de seguros debidamente
autorizada con arreglo a la Directiva
79/267/CEE, en la medida en que realice
actividades contempladas en dicha Directiva.
3) Toda empresa de inversión tal como se
define en el artículo 1. 2 de la Directiva
93/22/CEE.
4) Toda empresa de inversión colectiva que
negocie sus participaciones o acciones.
El conjunto de instituciones cubiertas por la Direc­
tiva se amplia considerablemente. Para ello se intro­
duce un artículo 2 bis, en el que se establece que:
suministrando información a las autoridades
o que se está realizando una investigación
sobre blanqueo de capitales. Por otro lado,
este suministro de información sobre trans­
acciones sospechosas no constituirá viola­
ción de las restricciones sobre revelación
de información impuesta por vía contrac­
tual o por cualquier disposición legal, regla­
mentaria o administrativa y no implicará
para la entidad de crédito, la institución
financiera, sus directivos y empleados, nin­
gún tipo de responsabilidad.
c) El establecimiento de procedimientos de
control interno.
c) Las entidades de crédito y las instituciones
financieras han de establecer procedimien­
tos adecuados de control interno y de
comunicación a fin de prevenir e impedir la
realización de operaciones relacionadas
con el blanqueo de capitales. Asimismo han
de adoptar las medidas oportunas, como
puedan ser cursos de formación, para que
sus empleados tengan conocimiento de las
disposiciones que contiene la Directiva.
La segunda Directiva
Como señala el Preámbulo de la Directiva
2001/97/CE8, del Parlamento Europeo y del Con­
sejo de 4 de diciembre, su objeto es actualizar la
Directiva 91/308/CEE dado que es uno de los prin­
cipales instrumentos internacionales de lucha con­
tra el blanqueo de capitales9. Los trabajos del GAFI
sobre técnicas y tipología de blanqueo de capitales
habían señalado la tendencia a utilizar, cada vez
más frecuentemente, empresas no financieras para
estas actividades. Por ello la modificación amplia el
conjunto de instituciones y profesiones obligadas a
cumplir con las obligaciones que en la misma se
imponen. Entre estos sujetos se encuentran los
notarios y los abogados cuando participan en ope­
raciones financieras o empresariales, así como las
agencias de cambio y las empresas de envío de
dinero. También destaca que la modificación que
se aborda parte de una definición de blanqueo de
capitales que toma en consideración una gama
mucho más extensa de delitos subyacentes.
Se modifica el artículo 1 que recoge las definicio­
nes de diversos términos utilizados en la norma.
Dicha modificación mantiene la definición de blan­
8
“Los Estados miembros velarán por que las obli­
gaciones establecidas en la presente Directiva se
impongan a las siguientes entidades e instituciones:
Diario Oficial núm. L 344, de 28 diciembre de 2001.
9
Esta Directiva sustituye los artículos 1, 3, 6, 7, 9 y 11 de la
Directiva del año 1991: se añade el artículo 2 bis, y modifica los
artículos 4, 5, 8, 10 y 12.
1) Entidades de crédito, según se definen en
la letra A del artículo 1.
50
La regulación comunitaria en materia de blanqueo de capitales
C RISTINA M ADRIGAL D ÍEZ
en actividades de blanqueo de capitales, la finalidad
del asesoramiento jurídico sea el blanqueo, o cuan­
do el abogado sepa que el cliente busca el asesora­
miento jurídico para el blanqueo de capitales.
En su dictamen sobre la propuesta de la Comi­
sión, el Parlamento excluyó por completo que
pudieran quedar sometidos a estas obligaciones de
información los abogados o bufetes de abogados
independientes, o los miembros de profesiones
jurídicas reglamentadas, no sólo cuando actúan en
el marco de su función de representación ante los
órganos jurisdiccionales, sino también en el marco
de la asesoría jurídica independiente. Lo cierto es
que la cuestión no fue pacífica, manteniendo la
Comisión y el Consejo una postura distinta al Par­
lamento. Sin embargo, los atentados del 11-S en
EEUU cambiaron sustancialmente el planteamien­
to, y finalmente se llegó a un acuerdo que permitió
que la Directiva se aprobara tanto por el Parlamen­
to Europeo como por el Consejo.
El Tribunal de Justicia de las Comunidades Euro­
peas se pronunció sobre este aspecto de la Direc­
tiva en la Sentencia de 26 de junio de 2007 en la
petición de decisión prejudicial en el asunto entre
Ordre des barreux francophones et germanophones y
otros contra Conseil des Ministres (C-305-2005). El
Tribunal consideró que las obligaciones de informa­
ción y de cooperación con las autoridades respon­
sables de la lucha contra el blanqueo de capitales
que se imponen a los abogados no vulneran el
derecho a un proceso justo, tal como éste está
garantizado por el artículo 6 del Convenio para la
Protección de los Derechos Humanos y Libertades
Fundamentales.
Del artículo 2 bis, número 5, de la Directiva
91/308 se desprende que los abogados tan sólo
están sometidos a las obligaciones de información
y de cooperación en la medida en que asistan a sus
clientes en la concepción o realización de las trans­
acciones, esencialmente de orden financiero e
inmobiliario, contempladas en la letra a) de dicha
disposición, o cuando actúen en nombre de su
cliente y por cuenta del mismo en cualquier trans­
acción financiera o inmobiliaria. Por regla general,
tales actividades se sitúan, debido a su propia natu­
raleza, en un contexto que no tiene ninguna rela­
ción con un procedimiento judicial y, por lo tanto,
al margen del ámbito de aplicación del derecho a
un proceso justo. La dispensa de estas obligaciones
que establece la Directiva desde el momento en
que la asistencia del abogado en el marco de estas
transacciones se solicita para desempeñar una
misión de defensa o representación ante los tribu­
nales o para obtener asesoramiento sobre la inco­
ación o la forma de evitar un proceso, contribuye a
2) Instituciones financieras, según se definen
en la letra B del artículo 1, así como a las siguien­
tes personas físicas o jurídicas que actúen en el
ejercicio de su profesión.
3) Auditores, contables externos y asesores
fiscales.
4)
Agentes de la propiedad inmobiliaria.
5) Notarios y otros profesionales indepen­
dientes del Derecho cuando participen:
5)
a) Ya asistiendo en la concepción o reali­
zación de transacciones por cuenta de
su cliente relativas a:
5)
a)
viii. La compraventa de bienes inmue­
bles o entidades comerciales.
5)
a)
viii. La gestión de fondos, valores u
otros activos pertenecientes al
cliente.
5)
a)
viii. La apertura o gestión de cuentas
bancarias, cuentas de ahorros o
cuentas de valores.
5)
a)
iiiv. La organización de las aportacio­
nes necesarias para la creación, el
funcionamiento o la gestión de
empresas.
5)
a)
iiiv. La creación, el funcionamiento o la
gestión de sociedades fiduciarias,
empresas o estructuras análogas.
5)
b)
Ya actuando en nombre de su cliente y
por cuenta del mismo, en cualquier
transacción financiera o inmobiliaria.
6) Personas que comercian con artículos de
valor elevado, como piedras y metales preciosos,
u objetos de arte, subastadores, siempre que el
pago se realice en efectivo y su cuantía sea igual o
superior a 15.000 euros.
7)
Casinos.”
La inclusión de los profesionales independientes
del Derecho no ha estado exenta de polémica. El
motivo de su inclusión responde a que la mayor
parte de los esquemas que se diseñan para el blan­
queo de dinero requieren de la participación de
estos profesionales en algún momento, como
pueda ser para la constitución de compañías, trust,
y organizaciones similares o la adquisición de bien­
es inmuebles. Como limitación, no se impone la
obligación de notificar las sospechas de blanqueo
de capitales cuando miembros independientes de
profesiones legalmente reconocidas y controladas
que prestan asesoramiento jurídico –como los abo­
gados– estén determinando la situación jurídica de
sus clientes o ejerciendo la representación legal de
los mismos en acciones judiciales Así el asesora­
miento jurídico sigue estando sujeto a la obligación
de secreto profesional. Este no operará, sin
embargo cuando el asesor letrado esté implicado
51
Cuadernos de Formación. Colaboración 4/10. Volumen 9/2010
en un tercer país que imponga obligaciones equiva­
lentes a las prescritas por la Directiva.
El artículo 3 establece que los Estados miembros
velarán por que los sujetos obligados por la Directi­
va adopten las medidas específicas y adecuadas
necesarias para compensar el mayor riesgo de blan­
queo de dinero existente cuando se establecen rela­
ciones de negocios o se realizan transacciones con
clientes que no han estado físicamente presentes
para su identificación (“transacciones a distancia”).
En la nueva redacción que se da al artículo 6 se
permite que los Estados miembros puedan desig­
nar a un organismo autoregulador perteneciente a
la profesión de los notarios y otros profesionales
independientes del derecho como la autoridad a la
que se ha de informar acerca de las transacciones
sospechosas por parte de estos colectivos. En tal
caso se tienen que establecer formas apropiadas
de cooperación entre dicho organismo y las autori­
dades responsables de la lucha contra el blanqueo.
Como era de esperar, la Directiva procede a
extender diversas previsiones que se contenían en
su articulado a los nuevos sujetos afectados por sus
obligaciones. Este es el caso con las previsiones
para impedir que se ejecuten las transacciones sos­
pechosas hasta que no se haya informado a las
autoridades competentes, la exoneración de posi­
bles responsabilidades por la revelación, de buena
fe, de información sobre operaciones sospechosas
o todo lo relativo al establecimiento de procedi­
mientos adecuados de control interno y de comu­
nicación a fin de prevenir e impedir la realización
de operaciones relacionadas con el blanqueo de
capitales.
preservar el derecho del cliente a un proceso justo.
Cabe señalar que la Sentencia se limita a examinar
lo planteado en la cuestión prejudicial, no entrando
en cuestiones no planteadas en ella.
En Francia y Bélgica la cuestión se llevó ante sus
autoridades nacionales. El Tribunal Constitucional
Belga se pronunció sobre el tema en enero de
2008. En el mismo, el Tribunal considera que la
efectividad del derecho a una defensa justa presu­
pone necesariamente que pueda establecerse una
relación de confianza entre el acusado y el aboga­
do que le defiende y le da consejo. Por lo tanto
toda excepción al secreto profesional debe ser
interpretada estrictamente. Por lo tanto el aboga­
do quedaría exonerado de estas obligaciones en
sus actividades de defensa y representación ante la
justicia y en las de asesoramiento, actividades que
en Bélgica son lo esencial y específico de la profe­
sión de abogado. Asimismo considera que lo ante­
rior es aplicable a la información que obtenga en su
actividad de asesoramiento jurídico, aún cuando
sea fuera de un proceso judicial. Este asesoramien­
to sería aquel que tiene por objeto informar al
cliente de cuál es la legislación aplicable a su situa­
ción personal o a la operación que tiene proyecta­
do realizar, o bien aconsejarle sobre la manera de
realizar la operación en un marco legal. Es decir, es
una actividad de asesoramiento que tiene por obje­
to evitar que el cliente quede incurso en un proce­
so judicial como consecuencia de la susodicha
operación. También en Francia, en abril del 2008,
el Consejo de Estado anuló parcialmente el decre­
to de junio de 2006 por el que se adaptaba la nor­
mativa francesa en esta materia, realizando una
interpretación de las obligaciones impuestas a los
abogados por la normativa europea de lucha con­
tra el blanqueo de capitales en un sentido confor­
me al respeto del secreto profesional y siguiendo,
en relación con la actividad de asesoramiento jurí­
dico, el pronunciamiento del Tribunal Belga de 23
de enero de 2008
La segunda Directiva sustituye el artículo 3 de la
Directiva de 1991, relativo a las obligaciones de
identificación del cliente. De contenido similar, la
nueva redacción pasa a exigir también la identifica­
ción de los clientes de casinos que compren o ven­
dan fichas de juego por un valor igual o superior a
1.000 euros. Esta obligación se considera cumplida
cuando los casinos procedan a registrar e identifi­
car a sus clientes en el momento en el que accedan
al mismo.
Por otro lado, la exclusión de identificación res­
pecto de entidades de crédito o instituciones finan­
cieras contempladas en la Directiva, se extiende a
estas mismas entidades cuando están establecidas
La tercera Directiva
Siguiendo la Revisión de las 40 Recomendacio­
nes realizada por el GAFI, la Comisión presentó en
junio de 2004 una propuesta de una nueva Directi­
va con la finalidad de que las medidas comunitarias
sean compatibles con las que se emprendan en
otros foros internacionales, especialmente el GAFI,
garantizando con ello la necesaria coordinación y
cooperación en el ámbito internacional. El resulta­
do fue la aprobación de la Directiva 2005/60/CE10,
del Parlamento Europeo y del Consejo, de 26 de
octubre.
La Directiva tiene un Preámbulo o Parte expo­
sitiva, y siete capítulos en los que se estructuran sus
47 artículos. Se deroga la Directiva de 2001.El
plazo para su trasposición finalizaba el 15 de de
diciembre de 2007.
10
52
Diario Oficial núm. L 309, de 25 de noviembre de 2005.
La regulación comunitaria en materia de blanqueo de capitales
C RISTINA M ADRIGAL D ÍEZ
La Directiva extiende el objeto de la acción de la
Unión Europea en este ámbito desde el blanqueo
de capitales, siempre centrado en los fondos proce­
dentes de actividades delictivas, a la financiación del
terrorismo, financiación que precede al crimen.
De su Preámbulo son diversas la cuestiones que
cabe destacar. En él se reconoce como uno de los
principales objetivos ampliar el abanico de delitos
tomando la definición de delito grave recogida en
la Decisión marco 2001/500/JAI del Consejo, de 26
de junio de 2001, relativa al blanqueo de capitales,
la identificación, seguimiento, embargo, incauta­
ción y decomiso de los instrumentos y productos
del delito. Asimismo se manifiesta la necesidad de
avanzar en la configuración de la obligación de
identificación del cliente y en especial del “titular
real”.
Esta Directiva señala que las limitaciones al
cumplimiento de sus obligaciones que afectan a
abogados resultarán de aplicación a servicios direc­
tamente comparables, como puedan ser los reali­
zados por auditores, contables externos y asesores
fiscales que en determinados Estados miembros
pueden defender o representar a sus clientes en el
contexto de una acción judicial o determinar la
situación jurídica de sus clientes.
En su artículo 1 se mantiene la definición de
blanqueo de capitales al tiempo que se introduce el
concepto de financiación de terrorismo. Se va a
entender por tal el suministro o la recogida de fon­
dos, por cualquier medio, ya sea de forma directa
o indirecta, con la intención o con el conocimiento
de que serán utilizados, íntegramente o en parte,
para la comisión de cualquiera de los delitos con­
templados en los artículos 1 a 4 de la Decisión
marco 2002/475/JAI del Consejo, de 13 de junio de
2002, sobre la lucha contra el terrorismo.
En el artículo 2 se enumeran las personas y enti­
dades sujetas al cumplimiento de las obligaciones
impuestas por esta norma. Además de enumerar a
aquellos que ya quedaban sujetos por la Directiva
anterior, se amplía y también se incluye en la lista a
los proveedores de servicios de sociedades y fidei­
comisos, a los agentes de la propiedad inmobiliaria
y a otras personas físicas o jurídicas que comercien
con bienes únicamente en la medida en que los
pagos se efectúen al contado y por importe igual o
superior a 15.000 €.
Los Estados miembros podrán decidir excluir
de la provisiones de la Directiva a las personas físi­
cas o jurídicas que realicen actividades financieras
con carácter ocasional o de manera muy limitada y
cuando exista escaso riesgo de blanqueo de capita­
les o de financiación del terrorismo.
El artículo 3, comprende las definiciones de los
distintos términos utilizados en la Directiva. En
relación con las mismas destacar:
a) Se modifica la definición de “delito grave”.
El conjunto de actividades delictivas se amplía.
Pasan a incluirse los actos definidos en los artículos
1 a 4 de la Decisión marco 2002/475/JAI, y todos
los delitos que lleven aparejada una pena privativa
de libertad o medida de seguridad de duración
máxima superior a un año o, en los Estados en
cuyo sistema jurídico exista un umbral mínimo para
los delitos, todos los delitos que lleven aparejada
una pena privativa de libertad o medida de seguri­
dad de duración mínima superior a seis meses.
b) En el marco ce las definiciones se abordan
las de “titular real” y “proveedores de servicios a
sociedades y fideicomisos”.
Por “titular real” se va a entender a la persona o
personas físicas que posean o controlen en último
término al cliente y/o por cuenta de la cual se lleve
a cabo una transacción o actividad. El titular real
incluirá, como mínimo en el caso de las personas
jurídicas a las personas físicas que en último térmi­
no posean o controlen una entidad jurídica a través
de la propiedad o el control, directos o indirectos,
de un porcentaje suficiente de acciones o derechos
de voto. Para cumplir este criterio, se considerará
suficiente un porcentaje del 25 por 100 más una
acción. También se incluyen a las personas físicas
que ejerzan el control de la gestión de la persona
jurídica por otros medios. En el caso de las entida­
des jurídicas, como las fundaciones y los instrumen­
tos que administren y distribuyan fondos –como
puedan ser los fideicomisos–, el “titular real” serán
las personas físicas que sean titulares del 25 por
100 o más de los bienes de la misma. En los casos
en los que no se haya designado los futuros titula­
res será la categoría de personas en beneficio de la
cual se ha creado o actúa principalmente la entidad
o el instrumento jurídico. También considera titular
real a la persona o personas naturales que ejerzan
un control sobre el 25 por 100 o más de los bienes
de una entidad o un instrumento jurídicos.
En el término “proveedores de servicios a
sociedades y fideicomisos” se va a incluir a toda
persona física o jurídica que preste un conjunto de
servicios con carácter profesional. Estos servicios
comprenden la constitución de sociedades u otras
personas jurídicas; el ejercicio de funciones de
dirección o secretaría de una sociedad; facilitar un
domicilio social o una dirección comercial, postal,
administrativa y otros servicios afines a una socie­
dad o cualquier otra persona o instrumento jurídi­
cos; ejercer funciones de fideicomisario en un
53
Cuadernos de Formación. Colaboración 4/10. Volumen 9/2010
En segundo lugar, y si fuera necesario, la identifica­
ción del titular real. En tercer lugar obtendrán infor­
mación sobre el propósito e índole prevista de la
relación de negocios. En cuarto lugar, aplicará medi­
das de seguimiento continuo a las relaciones de
negocios y de las transacciones de las mismas para
garantizar que las transacciones que se realizan son
consistentes con el conocimiento que se tiene del
cliente y de su perfil empresarial y de riesgo.
La comprobación de la identidad del cliente y
del titular real ha de efectuarse, con carácter gene­
ral, antes de que se establezca una relación de
negocios o de que se realice una transacción.
Cuando los requerimientos de identificación no se
puedan cumplir se exigirá que se ponga fin a la rela­
ción de negocios y se estudie el envío de una
comunicación sobre el cliente a la unidad de inteli­
gencia financiera (UIF).
Las medidas de diligencia simplificadas se regu­
lan en los artículos 11 y 12 de la Directiva. Las mis­
mas permiten que los sujetos obligados por la
Directiva no apliquen estas medidas respecto de
ciertos clientes. Uno de estos supuestos es cuando
el cliente es otra entidad de crédito o institución
financiera. También se encuentran las sociedades
cuyos valores se admitan a negociación en un mer­
cado regulado a efectos de la Directiva 2004/39/CE
y los titulares reales de cuentas agrupadas pertene­
cientes a notarios y demás profesionales indepen­
dientes del Derecho. La norma contempla ciertas
operaciones concretas respecto de las cuales pro­
cede aplicar las medidas simplificadas. Algunas ya
estaban previstas en las Directivas anteriores
–determinados seguros y planes de pensiones–, y
como novedad el dinero electrónico cuando el
importe máximo almacenado en el soporte elec­
trónico, no exceda de 150 € si no puede recargar­
se, o 2.500 € anuales si puede recargarse. Aunque
ubicado en otro capítulo de la Directiva, cabe
hacer mención aquí a lo previsto en el artículo
40.1. b). En virtud del mismo la Comisión podría
establecer criterios técnicos con vistas a evaluar si
ciertas situaciones planteen escaso riesgo a efectos
de aplicar las medidas simplificadas.
El artículo 13 aborda las medidas reforzadas de
diligencia debida respecto del cliente. Los casos a
los que se aplicarán serán aquellos que por su natu­
raleza planteen un mayor riesgo, aquellas con un
alto riesgo de blanqueo en las que se cumplan los
criterios técnicos establecidos de conformidad con
el artículo 40.1. c), y las situaciones que se definen
en el propio artículo, como son: cuando el cliente
no haya estado físicamente presente para su identi­
ficación; las relaciones de corresponsalía bancaria
transfronteriza con clientes de terceros países; y las
fideicomiso expreso o instrumento jurídico similar
o disponer que otra persona ejerza dichas funcio­
nes; o ejercer funciones de accionista nominal por
cuenta de otra persona, exceptuando las socieda­
des que coticen en un mercado regulado o dispo­
ner que otra persona ejerza dichas funciones.
Asimismo, en este artículo se incluyen definicio­
nes de nuevos conceptos que se utilizan en la nor­
mativa preventiva del blanqueo. Así, se define
“personas del medio político” como aquellas per­
sonas físicas que desempeñen funciones públicas
importantes, incluyendo a sus familiares más próxi­
mos y personas reconocidas como allegados. Tam­
bién se aborda la definición de “banco pantalla”
como entidad de crédito o que desarrolla una acti­
vidad similar, constituida en un país en el que no
tenga una presencia física que permita ejercer una
verdadera gestión y dirección y que no sea filial de
un grupo financiero regulado.
El artículo 4 de la Directiva requiere que los
Estados miembros velen por extender sus disposi­
ciones a aquellas profesiones y categorías de
empresas distintas de las contempladas en la
misma que ejerzan actividades particularmente
susceptibles de ser utilizadas para el blanqueo de
capitales o la financiación del terrorismo, en cuyo
caso se informará a la Comisión. Asimismo se
prevé, en el artículo 5 que se puedan adoptar dis­
posiciones más estrictas para impedir el blanqueo y
la financiación del terrorismo.
El capítulo II le da un nuevo enfoque a las obli­
gaciones de diligencia debida respecto al cliente. Se
establecen unas disposiciones de carácter general y
junto a estas dos nuevas categorías, un conjunto de
medidas simplificadas y un conjunto de medidas
reforzadas. Las disposiciones generales se estable­
cen en los artículos 6 a 10, introduciéndose un con­
junto de medidas significativas. Se requiere que los
Estados miembros prohíban a sus entidades de
crédito y financieras mantener cuentas y libretas de
ahorros anónimas. También se viene a exigir la apli­
cación de diligencia debida con respecto al cliente
en los siguientes en cuatro casos: al establecer una
relación de negocios; al efectuar transacciones oca­
sionales por un valor igual o superior a 15.000 €;
cuando existan sospechas de blanqueo o de finan­
ciación del terrorismo; cuando existan dudas sobre
la veracidad de los datos de identificación del clien­
te obtenidos con anterioridad.
El artículo 8, especifica qué medidas concretas
incluyen las medidas de diligencia debida con res­
pecto al cliente. En primer lugar está la identifica­
ción del cliente y la comprobación de su identidad
sobre la base de documentos, datos o informacio­
nes obtenidas de fuentes fiables e independientes.
54
La regulación comunitaria en materia de blanqueo de capitales
C RISTINA M ADRIGAL D ÍEZ
gidas durante un período mínimo de cinco años
desde que hayan finalizado las relaciones de nego­
cios con su cliente. En los casos de las relaciones de
negocios y transacciones, los justificantes y registros
han de conservarse durante un período mínimo de
cinco años a partir de la ejecución de las transaccio­
nes o la finalización de la relación de negocios.
Las entidades de crédito y financieras deberán
aplicar medidas al menos equivalentes a las de la
Directiva en materia de diligencia debida con res­
pecto al cliente y conservación de documentos, en
sus sucursales y filiales con participación mayorita­
ria situadas en terceros países. Cuando el Derecho
del tercer país no lo permita quedan obligadas a
informar a las autoridades competentes del Estado
miembro de origen y deberán adoptar medidas
adicionales para hacer frente eficazmente al riesgo
de blanqueo.
Como novedad, se establece en el artículo 32 la
obligación de los Estados miembros de elaborar
estadísticas para evaluar la eficacia de sus sistemas
de lucha contra el blanqueo de capitales y la finan­
ciación del terrorismo, estableciendo la Directiva
el contenido mínimo de estas estadísticas.
El capítulo V se titula “Medidas de ejecución”.
En primer lugar, en los artículos 34 y 35, se estable­
cen los procedimientos internos, de formación y
comunicación de observaciones, que se endure­
cen, respecto de los establecidos en las Directiva
anteriores en la medida en que los Estados miem­
bros pasan de “velar” por el establecimiento de
estos procedimientos a “exigirlo”. La supervisión
se aborda en los artículos 36 y 37, se prevé que los
establecimientos de cambio y los proveedores de
servicios a sociedades y fideicomisos estén sujetos
a la obligación de obtener autorización o registro,
y los casinos, a la de obtener licencia, a fin de ejer­
cer legalmente sus actividades. En el caso de enti­
dades de crédito, entidades financieras y casinos,
las autoridades competentes tendrán facultades de
supervisión reforzadas, en particular la posibilidad
de realizar inspecciones in situ. En su artículo 39 la
Directiva aborda la imposición de sanciones por
incumplimiento de la misma. Según este precepto
se podrá imputar responsabilidad a los sujetos obli­
gados cuando infrinjan las disposiciones por las que
esta se traspone al Derecho nacional. Las sancio­
nes serán eficaces, proporcionadas y disuasorias.
El capítulo VI de la Directiva regula lo que se
han denominado “medidas de aplicación”. De algu­
na forma, en el Preámbulo, se reconoce que la
Directiva es un trabajo que aún inacabado y que
puede resultar necesario clarificar aspectos técni­
cos de las disposiciones de la misma para garantizar
una aplicación eficaz y suficientemente coherente
transacciones o negocios con personas del medio
político que residen en otro Estado miembro o en
un tercer país. Asimismo, se prohíbe a las entidades
de crédito establecer o mantener relaciones de
corresponsalía bancaria con un banco pantalla.
En los artículos 14 a 19 se establecen diversas
disposiciones para permitir que los sujetos obligados
por la Directiva puedan recurrir a terceros, también
obligados, para el cumplimiento de estas obligacio­
nes. Con ello se evita que se repitan los procesos de
identificación. No obstante, se deja claro que el res­
ponsable último será de la entidad o persona sujeta
a la Directiva y que recurra al tercero.
El capítulo III de la Directiva establece las obliga­
ciones de información. Conforme a los mismos los
Estados miembros exigirán a las entidades y perso­
nas sujetas a la Directiva otorguen especial atención
a cualquier actividad que, por su naturaleza, consi­
deren particularmente probable que esté relaciona­
da con el blanqueo de capitales o la financiación del
terrorismo y, en particular, las transacciones com­
plejas o de un importe extraordinariamente eleva­
do, así como toda pauta de transacción no habitual
que no presente un propósito económico aparente
o visiblemente lícito. Asimismo los Estados miem­
bros establecerán una Unidad de Inteligencia Finan­
ciera o UIF para analizar y comunicar a las
autoridades competentes la información que guar­
de relación con el potencial blanqueo o financiación
del terrorismo. Estas Unidades ya estaban creadas
en la mayoría de los países de forma que la Directi­
va formaliza su creación. Los sujetos obligados por
la Directiva deben cooperar plenamente con las
mismas. Como novedad, el artículo 27 exige de los
Estados miembros que adopten todas las medidas
apropiadas a fin de proteger frente a toda amenaza
o acción hostil a los empleados, de las entidades
sujetas a la Directiva, que comuniquen sus sospe­
chas de blanqueo de capitales o de financiación del
terrorismo, ya sea por vía interna o a la UIF. Por
otra parte el artículo 28 se extiende la prohibición
de revelar información al cliente para cubrir tam­
bién las situaciones en las que se está realizando o
puede realizarse una investigación sobre blanqueo
de capitales o financiación del terrorismo.
El capítulo IV, sobre la conservación de docu­
mentos y datos estadísticos comprende los artícu­
los 30 a 33. Se va a exigir a las entidades y personas
obligadas por la Directiva que conserven diversos
documentos y datos para su uso por parte de la UIF
o de cualquier otra autoridad competente en inves­
tigaciones o en posibles casos de blanqueo de capi­
tales o de financiación del terrorismo. En los casos
de diligencia debida con respecto al cliente, han de
conservarse copia o referencias de las pruebas exi­
55
Cuadernos de Formación. Colaboración 4/10. Volumen 9/2010
de la misma, teniendo en cuenta las diferencias
entre Estados y los avances técnicos en la lucha
contra el blanqueo. Los artículos 40 a 41 dotan a la
Comisión de la facultad de adoptar ciertas medidas
de aplicación, como establecer determinados cri­
terios para la identificación de situaciones de bajo y
alto riesgo respecto de las obligaciones de diligen­
cia debida respecto del cliente.
Desde la aprobación de la Directiva de 2005 se
han aprobado dos directivas conexas con la misma:
a) La Directiva 2006/70/CE, de 1 de agosto,
por la que se aplica la Directiva 2005/60/CE, en lo
relativo a la definición de personas del medio polí­
tico y los criterios técnicos aplicables en los proce­
dimientos simplificados de diligencia debida con
respecto al cliente así como en lo que atañe a la
exención por razones de actividad financiera oca­
sional o muy limitada.
b) Directiva 2008/20/CE, de 11 de marzo,
Modifica la Directiva 2005/60/CE, relativa a la pre­
vención de la utilización del sistema financiero para
el blanqueo de capitales y para la financiación del
terrorismo, por lo que se refiere a las competen­
cias de ejecución atribuidas a la Comisión.
un control del dinero en efectivo que entre o salga
de la comunidad. Se establece la obligatoriedad de
informar, por parte de las personas físicas, de la
entrada y salida de dinero en efectivo del territorio
de la comunidad cuando se trate de movimientos
de importe igual o superior a 10.000 €, establecién­
dose una normativa común respecto de la informa­
ción que ha de facilitarse.
La obligación de información recae sobre la
persona física que lleve el efectivo, y ello con inde­
pendencia de que sea o no el propietario o del
dinero. Por “dinero efectivo” se va a entender:
a) Efectos negociables al portador, incluidos
instrumentos monetarios como los cheques de
viaje, instrumentos negociables (incluidos cheques,
pagarés y órdenes de pago) ya sean extendidos al
portador, endosados sin restricción, extendidos a
la orden de un beneficiario ficticio o en otra forma
en virtud de la cual la titularidad de los mismos se
transmita a la entrega y los instrumentos incomple­
tos (incluidos cheques, pagarés y órdenes de pago)
firmados pero con omisión del nombre del benefi­
ciario.
b) El dinero en metálico (billetes de banco y
monedas que estén en circulación como instru­
mento de cambio).
El Reglamento exige que la declaración conten­
ga datos relativos al declarante, el propietario y el
destinatario del dinero, así como del importe, la
naturaleza, la procedencia y el uso previsto del
dinero efectivo. También contendrá datos del itine­
rario y del modo de transporte. El Reglamento
contempla el intercambio de información entre las
autoridades competentes de los Estados miembros
cuando existan indicios de que los fondos están
siendo utilizados en una actividad ilegal.
El Reglamento 2005/1889/CE
El 26 de octubre, se aprobó el Reglamento
2005/1889/CE11 sobre controles de la entrada o
salida de dinero efectivo de la Comunidad. El
mismo responde a la preocupación de que las
medidas preventivas contra el blanqueo de capitales
incrementan los movimientos de dinero en efectivo
para fines ilícitos, lo cual, conlleva la necesidad de
11
Diario Oficial núm. L 309, de 25 de noviembre de 2005.
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