El Documento “El aborto no es sólo un problema de las mujeres, es

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El Documento
“El aborto no es sólo un problema de las mujeres, es de toda la sociedad”
Como varones y ciudadanos comprometidos con la defensa de los derechos humanos y
trabajando en la promoción del pleno ejercicio de los derechos humanos, nos
aproximamos desde esa perspectiva para reflexionar y compartir pensamientos y
acciones con todas y todos los ciudadanos.
Asumimos que el cuerpo de todas las personas es el primer espacio en el cual esos
derechos se ejercen y consideramos a la persona en su dimensión física e intelectual
como una unidad indivisible y toda ella, en su diversidad, plena de dignidad y respeto.
En esa perspectiva de derechos humanos y garantías es que reconocemos la diversidad
de posiciones existente y la tomamos en serio y por ello queremos dialogar y debatir
para construir una sociedad más equitativa.
El tema de la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo evoca
convicciones fuertes y variadas que comprende el área de la responsabilidad social, la
inequidad de género que afecta gravemente a las mujeres, la situación económica, las
estadísticas que nos muestran que la prohibición del aborto continua provocando muerte
y desolación.
Esta situación nos llama a buscar, construir y proponer nuevos caminos que ponga fin a
tal mortalidad relacionada con abortos realizados en la clandestinidad y que coloca a las
ciudadanas de nuestro país en situación de vulnerabilidad.
Hay un discurso muy fuerte desde distintos sectores, que intentan reducir el debate
sobre el aborto a una cuestión religiosa, a un delito o a un capricho del “feminismo”.
Las mujeres, niñas y jóvenes que llegan a optar por interrumpir voluntariamente un
embarazo, pueden ser nuestra hija, nuestra hermana, nuestra madre, nuestra novia,
nuestra amiga, nuestra compañera de trabajo, de estudio o nuestra vecina.
Entre otros factores, muchas mujeres, llegan a tomar esta decisión porque es un
embarazo no deseado, por falta de educación e información, por no acceder a
anticonceptivos o porque fueron víctima de algún abuso.
Sea cual fuera, todas ellas tienen que interrumpir su embarazo clandestinamente, las que
tienen dinero lo hacen en condiciones sanitarias adecuadas, las que no tienen el dinero,
lo hacen expuestas a condiciones que las llevan a engrosar las listas de miles de mujeres
hospitalizadas o es una de las 100 mujeres que mueren por año en nuestro país, por un
aborto clandestino mal practicado.
Entendemos que el problema no es religioso, la mayoría de las 500.000 mujeres que se
practican un aborto, son católicas, evangélicas, judías o profesan algún credo, también
lo fueron aquellas que murieron por esta causa.
Que se legalice el aborto, no implica que todas las mujeres vayan a abortar.
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La legalización permitiría que aquella mujer que necesite interrumpir su embarazo
pueda hacerlo en condiciones de salud seguras, esta decisión sería tomada por la mujer
en base a sus derechos y sus convicciones religiosas.
La mayoría de las mujeres que tienen que tomar una decisión de este tipo, no lo hace
con liviandad o por gusto, es un dilema ético y psíquico y que la marca profundamente;
la penalización del aborto solo la empuja hacia más clandestinidad y la expone a
realizarlo en condiciones inadecuadas, con riesgos de complicaciones, incluyendo la
muerte.
La justicia y la protección de sus derechos no llegan nunca para ellas. La ilegalidad
también refuerza la condena social, la culpa y la estigmatización. Son las mujeres más
pobres quienes tienen que cargar con todo esto.
Uno de los principales obstáculos en nuestro país para avanzar a la despenalización y
legalización de la interrupción voluntaria del embarazo, es el poder económico de un
negocio ilegal organizado que mueve mil doscientos millones de pesos por año en
nuestro país.
Como varones reconocemos que la realidad del embarazo y del aborto es un tema
eminentemente complejo y que compete a la libertad tanto ciudadana como religiosa y
de profundo respeto a la libertad de conciencia como espacio sagrado.
La penalización del aborto, hace que los derechos a la libertad y a la dignidad de las
mujeres se encuentren cercenados en nuestro país.
Coincidimos con las recomendaciones de Amnistía Internacional y con la decisión de
las Universidades Nacionales de Buenos Aires, Córdoba, La Plata, Comahue y Mar del
Plata que se manifestaron a favor de que se legalice la interrupción voluntaria del
embarazo.
En función de estas consideraciones como varones planteamos:
* Nuestra exigencia para que el Estado garantice y lleve adelante el cumplimiento de la
Educación Sexual en las Instituciones Educativas y en aquellas instituciones que lo
requieran.
* El libre acceso a Anticonceptivos para todas las personas.
* Nuestro apoyo a todas las iniciativas que legalicen el aborto.
* Educación Sexual para decidir, Anticonceptivos para no abortar y Aborto legal seguro
y gratuito para no morir.
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