Ser mujer en los países donde no se legisla sobre... salud, es ser el claro ejemplo de la desigualdad de...

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El derecho a abortar o el derecho a la igualdad
Sábado, 07 de Abril de 2012 21:45
Ser mujer en los países donde no se legisla sobre el aborto no es solo estar en peligro de
salud, es ser el claro ejemplo de la desigualdad de género. Por Mónica Peña Ochoa, Doctora en Ciencias de la Educación y académica del Departamento
de Psicología de la Universidad Diego Portales. En De la República
Asumamos que no es lo mismo pero es parecido: estamos de acuerdo con que la
educación chilena no funciona y es injusta hasta la médula porque si naces pobre
mueres pobre, lo que significa en pocas palabras, no tener ninguna otra oportunidad, no
tener la opción de elegir. La pobreza en Chile denuncia la desigualdad en los recursos,
pero también en las oportunidades.
Ser mujer en los países donde no se legisla sobre el aborto no es solo estar en peligro de
salud, es ser el claro ejemplo de la desigualdad de género. Mujeres que han quedado
embarazadas sin desearlo tienen que rendirse a la evidencia que las circunstancias les
imponen, sin posibilidad alguna de elegir: deben alienarse a un destino que no escogieron.
Casi todo organismo femenino permite el embarazo, pero sólo algunas mujeres escogen ser
madres, de manera planeada o espontánea. Consciente o inconscientemente se acomodan a
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El derecho a abortar o el derecho a la igualdad
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la idea y se preparan para eso: algunas solas, otras habiendo sido incluso violentadas, otras en
pareja, otras con fetos inviables. Otras, simplemente, no desean un embarazo -normal o
enfermo- en ese momento de sus vidas.
La legislación debe guiarse por la capacidad de las mujeres de ser sujetos autónomos y
soberanos antes de hacerlo en el "caso por caso": una mujer violada puede desear llevar a
término un embarazo mientras otra, que ha quedado embarazada por una causa menos
traumática, puede verse emocionalmente incapacitada de seguir adelante. Por eso no es
suficiente legislar sobre el aborto "con apellido": la vida sexual de muchas mujeres, como para
muchos hombres, no siempre tiene que ver con el embarazo y la maternidad. Esas brechas
deben ser aceptadas por la sociedad, por lo tanto no es posible que obliguemos a las mujeres
por decreto a ser madres.
Un cuerpo autónomo es un cuerpo social que depende de convenciones y que necesita
derechos que deben ser respetados. El embarazo debe ser leído en este campo de
posibilidades, no como un destino sino como una elección autónoma que debe ser garantizada
y respetada. Un estado que garantiza a las mujeres la posibilidad de aborto en conciencia
durante el primer trimestre no es un estado "asesino", es un estado que permite que hombres y
mujeres se desarrollen en igualdad, equilibrando delicados intereses en juego, protegiendo a la
larga la maternidad como un derecho que se ejerce en soberanía, y protegiendo también a las
mujeres de que sus embarazos se transformen en un linchamiento por no cumplir las normas
sexuales del pope de turno.
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