Geología de Morón: la frontera entre la Depresión del Guadalquivir

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Sevilla
Geología de Morón:
la frontera entre la Depresión del
Guadalquivir y
los relieves de la Cordillera Bética
11 de Mayo 2014. Universidad Pablo de Olavide
J.C. Balanyá,
an á L.
L Barcos,
Barcos J.M.
J M Bruque,
Br q e M.
M Díaz-Azpiroz,
Día A piro
I. Expósito, A. Jiménez, F. Moral, M. Parra, M. Rodríguez.
1. INTRODUCCIÓN
Morón de la Frontera debe parte de su
nombre a la posición limítrofe que ocupó
durante los siglos XIII a XV entre la Corona
de Castilla y señoríos ligados a ella, y el
Reino de Granada.
Morón, desde el punto de vista geológico,
también es una localidad fronteriza. Se
sitúa en la zona límite entre dos provincias
geológicas bien definidas: la Cuenca del
Guadalquivir al Norte y los relieves
Subbéticos al Sur (conocidos en Sevilla
como Sierra Sur). Cada una de estas dos
provincias
geológicas
posee
rasgos
topográficos específicos y está formada por
rocas de edad y estructura muy diferentes.
Esta zona de cambio es también una región
sísmicamente activa en la que se tienen
identificados numerosos terremotos desde
que existe registro instrumental.
Hoy visitaremos los alrededores de Morón
de la Frontera en el marco de la quinta
edición del Geolodía en la provincia de
Sevilla.
Geolodía
es
una
iniciativa
promovida por la Sociedad Geológica de
España, la Asociación Española para la
Enseñanza de las Ciencias de la Tierra
(AEPECT) y el Instituto Geológico y Minero
de España (IGME) cuyo objetivo es divulgar
la Geología de las diferentes provincias
españolas a partir de visitas sobre el
terreno. Esta actividad se realiza una vez al
año de manera simultánea en todo el
territorio español.
Tras visitar en ediciones anteriores la
Sierra Norte y la geología urbana de Sevilla
capital, nos trasladamos este año a la
Sierra Sur de Sevilla.
Mapa topográfico de Morón de la
Frontera y Sierra de Esparteros en el
que se señala el itinerario propuesto.
En el itinerario que hoy proponemos
tendremos la ocasión de ver los contrates
del paisaje desde una atalaya privilegiada
(la Sierra de Esparteros), comentar las
peculiaridades de los ríos de la zona (curso
alto del Río Guadaíra) y adentrarnos en el
mundo de las calizas, una de las rocas más
representativas de la Geología Andaluza.
De la mano de las calizas y del Museo de la
Cal de Morón, además, tendremos la
ocasión de conocer el proceso tradicional
de obtención de la cal.
2. MORÓN DE LA FRONTERA: EL LÍMITE SUR DE LA CUENCA DEL GUADALQUIVIR
Las cadenas de montañas son la expresión
topográfica de las zonas de la litosfera
terrestre que han sufrido una deformación
intensa en tiempos relativamente recientes
(por lo general las últimas decenas de
millones años). A estas zonas deformadas
las llamamos cinturones orogénicos. En el
caso que nos ocupa el cinturón orogénico y
su cadena de montañas asociada es la
Cordillera Bética que se extiende desde
Cádiz hasta Alicante. En las grandes
cadenas de montañas la zona exterior,
todavía con relieve y sistemáticamente
deformada, está separada de la región
indeformada vecina por una cuenca
sedimentaria que se conoce como cuenca
de antepaís. En el caso de la cordillera
Bética esta cuenca es la del Guadalquivir
(al igual que en el Pirineo es la cuenca del
Ebro). Las cuencas de antepaís tienen una
edad (la edad de su relleno sedimentario)
coincidente en parte con la edad de
formación del cinturón orogénico. En el
caso de la cuenca del Guadalquivir esta
edad abarca desde el Mioceno Medio al
Cuaternario. La mayor parte de los
materiales sedimentarios que rellenan la
cuenca del Guadalquivir son de origen
marino y de edad Mioceno Medio (16 m.a.)
a Plioceno (5-2 m.a). En este periodo de
tiempo la cuenca era un brazo de mar que
conectaba con el Atlántico. Los materiales
depositados son en general margas (una
roca blanda compuesta por arcillas y
carbonato cálcico) y areniscas más o
menos ricas en carbonatos (calcarenitas,
localmente conocidas como “albero”).
También
existen
unos
materiales
particulares
compuestos
por
margas
silíceas muy ricas en diatomeas fósiles que
reciben el nombre local de “moronitas”. Los
materiales
miocenos
se
depositaron
inicialmente sobre las rocas que ahora
vemos aflorar en Sierra Morena, mucho
más antiguas (de edad Paleozoica, entre
540 y 250 m.a.). Para que nos hagamos
una idea, si hiciéramos un sondeo profundo
en la localidad de Carmona encontraríamos
las
rocas
de
Sierra
Morena
aproximadamente 1 km por debajo de la
superficie.
la cuenca del Guadalquivir emerge y se
transforma en una cuenca fluvial. Durante
el Cuaternario la cuenca se ha ido
acercando a su configuración actual en la
que el Río Guadaíra, cuyo trazado discurre
entre Morón de la Frontera y la Sierra de
Esparteros, se ha desarrollado como uno de
los afluentes del Río Guadalquivir por su
margen izquierda.
Mapa Geológico de Morón de La Frontera y
alrededores. Los materiales de colores
amarillos son Miocenos y forman parte del
relleno de la Cuenca del Guadalquivir. De
Morón hacia el Sur empiezan a aparecer
rocas mucho más antiguas: unas son
Triásicas (colores rosas ) y otras Jurásicas
(colores azules claros) como la de la Sierra
de Esparteros. Fuente: Instituto Geológico
y Minero de España (Hoja nº 1.021).
Mapa Geológico de la provincia de
Sevilla en el que se muestra la
localización de Morón de la Frontera en
el
límite
entre
la
Cuenca
del
Guadalquivir y la Cordillera Bética.
A partir del final del Plioceno y durante el
Cuaternario (últimos 2 millones de años),
Los terrenos compuestos por estratos
horizontales
(no
deformados)
pertenecientes al relleno de la cuenca del
Guadalquivir dan paso, a partir de la
localidad de Morón de la Frontera, a
terrenos deformados (plegados y fallados)
en los que encontramos rocas más antiguas
(Triásicas y Jurásicas; 250-200 m.a. y 100135
m.a,
respectivamente).
Aunque
algunas de ellas pudieron formar parte del
relleno inicial de la cuenca en forma de
deslizamientos
submarinos,
hoy
se
presentan estructuradas como parte del
orógeno que conocemos como Cordillera
Bética.
3. MORÓN DE LA FRONTERA: RELIEVES Y TERREMOTOS
De todos es conocido que Andalucía es una
región
donde
los
terremotos
son
frecuentes. Si miramos un mapa de
localización de epicentros veremos que los
terremotos en Andalucia son especialmente
frecuentes desde el borde meridional de la
Depresión del Guadalquivir hasta la costa
continuándose en el Mar de Alborán. Esto
es así porque la Depresión del Guadalquivir
constituye el límite Norte de la Cordillera
Bética, cinturón orogénico desarrollado en
las últimas decenas de millones de años y
todavía activo. Por el contrario al Norte de
la depresión del Guadalquivir encontramos
que la zona correspondiente a Sierra
Morena es un cinturón orogénico antiguo
cuya actividad tectónica cesó hacia el final
del Paleozoico. Dentro de la consideración
general de que la Cordillera Bética en su
conjunto es sísmica, hay zonas que
concentran en mayor o menor medida este
tipo de actividad. Una de las zonas de
mayor
concentración
de
terremotos
(aunque no los de mayor magnitud) es el
borde Sur de la Depresión del Guadalquivir
en el sector comprendido entre Montellano,
Morón y Pruna. La mayor parte de los
terremotos que se producen en la zona son
relativamente superficiales de modo que el
75% de sus focos sísmicos se sitúan dentro
los primeros 20 km de profundidad. Aun
siendo
relativamente
superficiales
(considerando que se pueden generar
terremotos hasta unos 600 km de
profundidad en determinadas regiones), las
fallas causantes de los mismos no tienen
por qué aflorar en superficie.
Mapa de epicentros de terremotos ocurridos entre los años 1984 y 2.004. Elaborado por F.
Torcal a partir de la base da datos del Instituto Andaluz de Geofísica. Observamos que los
terremotos son mucho más frecuentes a partir del límite sur de la Cuenca del Guadalquivir y
que la zona situada inmediatamente al Sur de Morón de la Frontera es una de las zonas con
mayor ocurrencia de terremotos.
Desde el punto de vista físico, un terremoto
es el paso de vibraciones por un punto
producidas por la perturbación súbita de las
rocas. Fue un físico, John Mitchel, quien
propuso por primera vez en 1760 que los
terremotos eran el producto del paso de
ondulaciones (ondas elásticas) propagadas
a través de los estratos de roca. No
obstante, en aquélla época no se conocía
qué tipo de situación o proceso las
producía. Hoy sabemos que la mayor parte
de los terremotos están producidos por
fallas (a estos les llamamos terremotos
tectónicos), aunque otros derivan de las
erupciones volcánicas u otras causas
(hundimiento del techo de algunas cuevas).
magnitud) o a los efectos y daños que
provocan (escala de intensidad). En la zona
próxima
a
Morón
de
la
Frontera,
afortunadamente, los terremotos son de
magnitud moderada (hasta magnitud 4 o
poco más). No obstante muchos de ellos
son
percibidos
en lugares
bastante
distantes. Los varios terremotos de grado 4
ocurridos en los últimos años en la zona de
Morón han sido sentidos por una gran parte
de la población de Sevilla capital.
Estratos de calizas Jurásicas en la
ladera
Norte
de
la
Sierra
de
Esparteros. Los estratos se encuentran
invertidos e intensamente fracturados.
Las
fallas
son
las
principales
productoras de terremotos. En la foto
vemos un plano de falla en el que se
observan estrías (líneas paralelas) que
nos indican la dirección en la que se ha
producido el movimiento.
Los terremotos se dividen en categorías
atendiendo a la energía que liberan (para
ello utilizamos una escala que llamamos de
Desde el punto de vista del relieve llama la
atención el contraste existente entre los
relieves aplanados de la zona de campiña
que se extienden entre Morón de la
Frontera y el Guadalquivir y los relieves
mucho más abruptos que se identifican al
Sur de esta localidad. Estos últimos relieves
forman parte de la Sierra Sur de Sevilla
que se desarrolla al Sur de una línea que
pasaría aproximadamente por Montellano,
Morón y Algámitas, y tiene su punto
culminante en la Sierra del Tablón (pico del
Terril a 1.129 m). Los desniveles entre el
Norte y Sur de esta línea alcanzan los 800
m. En el caso de Morón de La Frontera, el
primer
relieve
significativo
que
encontramos es la Sierra de Esparteros,
que visitaremos en el recorrido de hoy,
cuya altitud máxima es de 587 m. Si bien
su altitud es modesta, el desnivel respecto
de Morón y alrededores es notable (400 m)
y el cambio de relieve se realiza de manera
brusca. Estas y otras características (como
el grado de encajamiento de algunos de los
ríos de la zona) son indicativos de un
relieve joven.
Las rocas que afloran en este y otros
relieves vecinos tienen una edad variable
entre el Triásico y el Mioceno, y muestran
sistemáticamente indicios de deformación.
Así por ejemplo en la Sierra de Esparteros
los estratos de las calizas Jurásicas, lejos
de permanecer horizontales (su posición
original) se encuentran verticalizados o
invertidos. Por otra parte toda la sierra se
encuentra muy fracturada y su límite Norte
corresponde a una falla. La dirección
predominante de estas sierras es NE-SW o
ENE-WSW, coincidente con la dirección de
las estructuras de deformación dominantes
(pliegues y fallas principales). Parte de
estas estructuras de deformación son muy
recientes a escala geológica. Un ejemplo de
ello es que encontramos materiales
cuaternarios (de menos de 2 m.a.)
afectados por fallas en la ladera norte de la
Sierra de Esparteros.
4. LOS RÍOS DE MORÓN: LA CUENCA DEL ALTO GUADAIRA
La cuenca del río Guadaíra ocupa una
superficie de 1281 km2 en el sector
centromeridional de la provincia de Sevilla.
Se trata de un área de escasa altitud (la
cota máxima, de 587 m., se alcanza en la
Sierra de Esparteros) y suaves pendientes
(valores medios del 3,7 %), en la que
afloran mayoritariamente margas, arcillas y
materiales aluviales. Con la excepción de
las áreas urbanas de Sevilla, Alcalá de
Guadaíra, Mairena del Alcor, El Viso del
Alcor, Arahal, Paradas y Morón de la
Frontera, casi la totalidad del territorio está
dedicada a los usos agrícolas.
Los procesos de ladera que actúan sobre
los materiales arcillosos miocenos y
triásicos de la cuenca alta originan el típico
relieve alomado de la Campiña Andaluza.
Por otra parte, la presencia de arcillas y
evaporitas triásicas determinan algunas de
las
características
hidrológicas
más
peculiares de la Campiña, como son la
existencia de depresiones endorreicas que
albergan lagunas temporales, de ríos con
grandes crecidas y acusados estiajes, de
manantiales salinos, origen de antiguas
explotaciones salineras, o de cauces por los
que, en estiaje, circulan aguas salinas o
hipersalinas, razón por la que reciben el
nombre genérico de “salaos”.
La aportación media del río Guadaíra, cerca
de su desembocadura es de 170 hm3/año,
lo que representa una escorrentía media de
126 mm/año. Se observa una gran
variabilidad interanual (valor máximo de
750 hm3 en el año 1962-63 y un mínimo de
22 hm3 en el año 2005-06 e intraanual
(caudales medios próximos a 11000 L/s
entre diciembre y febrero y unos caudales
de estiaje, en gran parte procedentes de
los vertidos urbanos, de unos 1500 L/s).
El régimen de caudales, poco modificado,
es típicamente pluvial, con grandes
crecidas, que rápidamente decrecen cuando
cesan las lluvias, y largos estiajes. La baja
regulación natural del río Guadaíra pone de
manifiesto
la
escasa
importancia
cuantitativa de
los aportes hídricos
subterráneos.
La cuenca alta, aguas arriba de la Sierra de
Esparteros, presenta una superficie de unos
127 km2. En este sector predominan las
arcillas triásicas, que incluyen masas de
yeso y bloques de calizas y dolomías.
Presenta un relieve más abrupto, con
valores medios de las pendientes en torno
al 25 %. Los usos del territorio son más
extensivos, con una combinación de
actividades
agrícolas,
ganaderas
y
forestales. Precisamente, el mejor estado
de conservación natural de la cabecera del
río Guadaíra, en un contexto como el de la
Campiña sometido a una intensa presión
agrícola, ha sido el motivo por el que
diversos colectivos han propuesto la
declaración como Paisaje Protegido.
1000000
800000
Caudal (L/s)
En el marco de estos proyectos, la
Universidad Pablo de Olavide llevó a cabo
una
caracterización
hidrológica
y
limnológica general del alto Guadaíra
(Jiménez-Rodríguez et al., 2012). En la
cuenca alta se estima que la aportación
media es de unos 25 hm3/año (equivalente
a un caudal medio de 800 L/s). En febrero
de 2012, se midió un caudal de 30 L/s en
Venta de Esparteros y se estimó un caudal
de 8 L/s en la confluencia del río Guadaíra
y el arroyo de Gaena. En esta situación,
correspondiente a un prolongado estiaje,
los aportes del río proceden de los escasos
flujos subterráneos que se producen en las
masas de yeso, de calizas y de dolomías
presentes en el seno de las arcillas
triásicas.
600000
400000
200000
0
Hidrograma del río Guadaíra en la
estación
de
aforos
5057Encauzamiento, en las afueras de
Sevilla. Se registró un caudal máximo
de 763500 L/s en diciembre de 1958.
Mapa con la red de drenaje principal de la cuenca alta del río Guadaíra. Las fotos
corresponden a los puntos de muestreo, señalados en el mapa con círculos.
Una de las características físico-químicas
más destacables de las aguas de la cuenca
alta
del
río
Guadaíra
es
la
alta
concentración salina que presenta durante
el estiaje (valores de conductividad
eléctrica comprendidos entre 2 y 3
mS/cm). Los aniones mayoritarios son los
sulfatos, no existiendo una especie
catiónica predominante. Por tanto, la facies
hidroquímica es sulfatada mixta.
Las bruscas fluctuaciones de caudal y de
salinidad condicionan las comunidades de
macroinvertebrados y fauna en general,
que tienen que poseer ciclos de vida
adaptados al carácter pulsante del flujo
hídrico.
Los resultados del muestreo de febrero de
2012 indican que Las Caleras era el punto
que presentaba peor calidad del agua.
Poseia un elevado valor de turbidez (84
FTU) y valores ligeramente más altos de
oxidabilidad, nutrientes y sólidos en
suspensión volátiles. Lo más destacable era
el bajo valor del índice IBMWP (Biological
Monitoring Working Party), con sólo 5
familias de macroinvertebrados localizadas.
Los
restantes
puntos
muestreados
presentan óptimos resultados en las
variables físico-químicas del agua y, en
aquellos donde se pudo hacer el muestreo
biológico (Esparteros y Gaena-Baños), un
estado ecológico aceptable y bueno, con 11
y 15 familias de macroinvertebrados,
respectivamente.
5. LOS RECURSOS NATURALES: LAS ROCAS CALIZAS Y LA CAL
Entre
los
recursos
geológicos
más
destacables de Morón de la Frontera y
alrededores destacan las rocas industriales
(materiales rocosos que por el conjunto de
sus propiedades físicas y químicas se
utilizan en un determinado proceso
industrial). En particular, las canteras de
rocas calizas y de yesos son las
explotaciones más importantes de esta
zona. En el itinerario que tenemos previsto
realizar visitaremos una cantera de calizas
ubicada en la ladera Norte de la Sierra de
Esparteros. Veamos de qué roca estamos
hablando y qué tipo de información
contiene.
En principio, “caliza” sería un adjetivo
aplicable a cualquier roca de la que se
pudiera obtener cal, por ser el carbonato
cálcico su componente químico mayoritario.
En Geología, el término se usa solo para
rocas de carbonato cálcico formadas a
partir de un sedimento, es decir, de un
material depositado tras ser portado por
agua, viento, etc. Hay rocas muy distintas
que cumplen ambos requisitos, el de la
composición de carbonato cálcico y el del
origen sedimentario, y son todas calizas. La
que aquí nos atañe, la de la Sierra de
Esparteros,
tiene
unos
rasgos
muy
definidos, que pasamos a interpretar.
Al observarla, saltan a la vista dos
aspectos: su blancura y la presencia de
Cantera de rocas calizas abierta en la
ladera
Norte
de
la
Sierra
de
Esparteros.
“bolitas”. La blancura se debe a su pureza
química: es casi toda ella carbonato cálcico,
y, dado que esta sustancia es blanca, en
ausencia de impurezas la roca también es
blanca. Tal pureza la hace especialmente
apta para la producción de cal.
En cuanto a las “bolitas”, nos revelan el
proceso de formación de la roca. Se llaman
“oolitos” si tienen tamaño de huevas de
pescado (oo- viene del griego ᛡᛁν,
“huevo”), o “pisolitos” si son como
guisantes o más grandes (piso- del latín
pisum, “guisante”). Hoy aparecen pegadas
unas a otras, formando una roca
consolidada, pero hay que entender que al
principio estaban sueltas en un fondo
marino; fue el enterramiento posterior lo
que hizo que se apretaran entre sí, y que
parte del carbonato cálcico fuera disuelto y
redepositado en los huecos, haciendo de
cemento. Así que tenemos un antiguo
fondo marino lleno de bolitas de carbonato
cálcico, para el que buscamos explicación.
Y la encontramos en ambientes actuales
donde se forman bolitas similares: mares
tropicales, con aguas muy cálidas y fondo
muy somero y bastante plano, por ejemplo
el de la plataforma de las Bahamas.
envolturas
de
bacterias
azules
fotosintéticas, que favorecen el depósito de
carbonato cálcico y luego se descomponen
(en tal caso, se habla de “oncolitos”). Si el
fondo marino se hunde lentamente bajo el
nivel
del
mar,
y
las
condiciones
ambientales persisten, la acumulación de
los oolitos, pisolitos y oncolitos prosigue
hasta alcanzar grandes espesores. Y este
sería el origen del material que, tras su
consolidación, dio lugar a la mayor parte de
las calizas que se observan en la Sierra de
Esparteros.
Caliza oolítica vista al microscopio. El
diámetro de cada “oolito” tiene entre
0,5 y 1 mm.
En ambientes de este tipo la temperatura
hace que el agua no retenga bien el
carbonato cálcico en disolución. Por tanto,
tiende a depositarse sobre cualquier
superficie, de modo parecido al de la sal en
las salinas. Pero, dada la poca profundidad,
el viento agita el agua hasta el mismo
fondo, y el carbonato cálcico no se deposita
tranquilamente sobre ese fondo, sino sobre
cualquier partícula en suspensión. Se
acumula así alrededor de la partícula, en
capitas, dando lugar a las bolitas blancas.
Cuando la bola alcanza suficiente tamaño
cae al fondo, donde tal vez sigue siendo
volteada y creciendo. La adición de capitas
puede estar además mediada por finas
Caliza de la Sierra de Esparteros en la
que se observan discos y fragmentos
de tallos de crinoides. El fragmento
mayor mide 2 cm.
Algunas capas, no obstante, son distintas,
y contienen restos fósiles de lirios de mar
(crinoides). A pesar de su nombre no eran
plantas, sino animales, pero tenían una
“raíz”, un “tallo”, y un “cáliz” con
ramificaciones.
Lo
que
se
observa
mayoritariamente en la roca son trozos de
los tallos. Si estos trozos se ven por un
lado, salta a la vista que están formados
por la superposición de discos (de
carbonato cálcico); mientras que si se ven
desde un extremo, se aprecia el contorno
estrellado, pentagonal o circular, y la
finísima ornamentación allí donde cada
disco se unía con el siguiente. Como tal
unión
se
mantenía
en
parte
por
componentes orgánicos, a la muerte del
animal el tallo se fragmentaba, y los trozos
resultantes quedaban sobre el fondo, como
parte del material de la futura roca.
LA CAL DE MORÓN
Como rocas industriales, las calizas tienen
numerosas aplicaciones. Entre otros usos,
las calizas se explotan como rocas
ornamentales, para la obtención de áridos
y para la fabricación de cal. Es
precisamente la fabricación de cal una de
las industrias que desde hace siglos tiene
mayor tradición en la zona que hoy
visitamos. Las aplicaciones de la cal son
muy variadas (se han identificado 130
usos) y en Morón se conservan muchos de
los hornos que tradicionalmente se
utilizaban para su obtención. Todavía hoy
permanecen algunos hornos activos. La cal
(CaO) se obtiene de la combustión de la
caliza (CO3Ca) de acuerdo a la siguiente
reacción química:
CO3Ca ↔ CaO + CO2
denomina cal viva. Para muchos de sus
usos (blanquear las paredes de las casas,
por ejemplo) esta cal viva se mezcla con
agua y se obtiene la cal apagada. Esta
reacción, en la que se desprende mucho
calor, es la siguiente:
CaO + H2O ↔ Ca(OH)2
Una vez la cal apagada entra en contacto
con el aire (en nuestra pared recién
encalada, siguiendo con el mismo ejemplo)
ésta va fijando progresivamente el CO2 del
aire que reacciona con la cal y produce
CO3Ca. Esto explica el alto poder de
protección frente a la degradación que
aporta el encalado y porqué esta práctica
se ha mantenido hasta nuestros días.
Otro producto de interés derivado de la cal
es el mortero. Este se obtiene al mezclar
cal apagada con arena y agua, formando
una pasta que, en contacto con el aire,
fragua lentamente por pérdida de agua y
absorción de CO2, dando lugar a un
material poroso. En los dos ejemplos que
acabamos de comentar hemos cerrado un
ciclo que empezó con la formación de una
roca caliza de edad jurásica y concluye al
volver a generar carbonato cálcico a partir
de un producto intermedio: la cal. En
nuestro caso el ciclo ha durado entre 170 y
200 millones de años.
La cal que se obtiene directamente de los
hornos donde se quema la caliza se
6. BIBLIOGRAFÍA
- Consejería de Medio Ambiente – Junta de Andalucía. 2004. Inventario de Georrecursos Culturales.
- Instituto Geológico y Minero de España (1973). Mapa de rocas industriales a E:1:200.000. Hoja nº
82, Morón de la Frontera.
- Instituto Geológico y Minero de España (1986). Mapa Geológico de España a E:1:50.000. Hoja nº
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- WWW. museocaldemoron.com
- Vera J.A. (Ed). Geología de España. Sociedad Geológica de España e IGME, 1-900 p.
- Jiménez-Rodríguez A.M., Moral F., Fernández-Rodríguez M.J. y González-Pimentel J.L. (2012).
Caracterización hidrológica y limnológica de la cuenca alta del río Guadaíra (Cádiz y Sevilla). Congreso
sobre “El alto Guadaíra y el corredor verde Morón-Pozo Amargo-Coripe.
Tabla del tiempo geológico (Moreno et al., 2008)
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